Criminología Etiquetamiento Labeling Approach Número 2- Año 0 // Agosto 2020 Jurídico La Importancia del Perito Accidentológico en la A.V.C por el Dr. Daniel L. Iglesias Criminalística Lugar del Hecho o Escena del Crimen ROTURA DE VIDRIOS Acoso Escolar (Bullying) Opinión
Índice
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La palabra forense viene del adjetivo latino forensis, que significa “perteneciente o relativo al foro”. En la Antigua Roma, una imputación por crimen suponía presentar el caso ante un grupo de personas notables en el foro. Tanto la persona que se la acusaba por haber cometido el crimen como el denunciante tenían que explicar su versión de los hechos. La argumentación, las pruebas y el comportamiento de cada persona determinaba el veredicto o sentencia del caso.
Carta del Editor
Estimados Amigos:
Seguir el crecimiento de algo que nació, cómo está revista, en la inquietud de ilustrar sobre temáticas especializadas y quehaceres específicos, es para nosotros una tarea tan gratificante como emocionante, a través de las distintas entregas iremos editando material de alto contenido académico que abarca diversas esferas del conocimiento jurídico y forense.
La Revista Gnosis Forense, tiene como fin ilustrar o informar conceptualmente a sus lectores, entregándoles material seleccionado con el deseo amenizar las Ciencias Jurídica y Forenses y adecuar su textura pedagógica haciendo de su lectura algo útil y aprovechable.-
Una revista se hace con notas, artículos, conceptos y pensamientos volcados en palabras, y sólo es realizable y efectiva cuando estos temas abordan el interés y el espectro global de cuestionamientos, inquietudes, y requerimientos de quienes son el receptáculo, y en última instancia el objetivo y fundamento de toda publicación; sus lectores.-
Con la sola pretensión de que cada entrega refleje lo dicho y sirva a los fines de su creación, ofrecemos a Uds. este nuevo número con las más grandes expectativas.-
Saludos y Agradecimientos de todo corazón.
Publicación mensual Año 0 - Número 2 - Agosto 2020 Registro DNDA en trámite Roturas de vidrios 3 Lugar del hecho o escena del crimen 6 La importancia del Perito Accidentologico en la A.V.C. (Por el Dr. Daniel L. Iglesias) 8 Etiquetamiento 11 Acoso escolar (Bullying) 14 “Mateocho” 17
ROTURAS DE VIDRIOS
Estudio Físico
El estudio físico de las características de los fragmentos de vidrio, provenientes de un hecho delictivo, y de la forma de las fracturas, permite en oportunidades obtener importante información respecto de la etiología del factor causante de la rotura, dirección de la fuerza, sentido de la misma, su intensidad, cronología de roturas varias, etc.
El estudio se facilita si el vidrio fracturado a permanecido en mayor o menor proporción, armado en su posición normal. Esto es frecuente cuando se trata de vidrios planos que han sido rotos por la acción de un objeto pequeño dotado de alta velocidad (proyectil disparado por arma), los cuales, pese a sufrir importantes fracturas, permanecen arma-
dos gracias al marco que los sostiene.
No es fácil determinar la dirección de la fuerza rompedora cuando ella ha sido aplicada mediante un objeto romo, o de tamaño apreciable, o de baja velocidad (piedra o puñetazo)
Si el daño fue causado por un proyectil de alta velocidad, el impacto se caracteriza por un orificio neto, en forma de cráter, cuyo diámetro mayor se encuentra en el lado de salida, detalle de sumo interés para la determinación del sentido de la fuerza productora de la rotura.
Si el proyectil es esférico y pequeño, puede producir una perforación neta de vidrio, casi perfectamente circular, de menor tamaño que el proyectil, lo que se debe a que el impacto produce
el desprendimiento del trozo de vidrio sin que aquel lo atraviese.
Si el objeto que produce la rotura está dotado de baja velocidad, se produce en la lámina de vidrio una serie de roturas que asumen una disposición caracterizado por dos clases de líneas, llamadas Primarias y Secundarias, por su secuencia en el tiempo, su estudio se ve facilitado si el vidrio ha permanecido armado; de lo contrario, será preciso armarlo, como las piezas de un rompecabezas, sobre una base horizontal adecuada. Teniendo el vidrio armado, se procede al estudio de las líneas de rotura, las cuales presentan en general una disposición características: desde el punto de impacto emergen una serie de fracturas radiales (líneas primarias), unidas entre si por fracturas concéntricas (líneas
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secundarias), que dividen el vidrio en una serie de triángulos con centro en el punto de impacto.-
“Cabe insistir sobre el detalle criminalístico interesante. Cuando se efectúa una fuerza sobre una de las caras de un vidrio plano, y éste se curva hasta romperse, de la zona de rotura son expedidos a gran velocidad pequeños trozos de vidrio, en sentido opuesto a la fuerza que produjo la rotura, estos vidrios son los que aparecen insertados en la ropa, piel, arma etc. del agresor”
Sentido de la Fuerza de Rotura:
Para determinar el sentido de la fuerza causante de la rotura del vidrio, deben estudiarse los bordes de los fragmentos producidos; es decir, las superficies de rotura más o menos perpendiculares a las caras del vidrio, se observan dos clases de marcas en ellas:
a) Marca Costilla: se trata de líneas curvadas, con uno de sus extremos perpendicular a una cara, y, el otro, aproximadamente asintótico a la opuesta. El extremo recto es perpendicular a la cara en la que se inició la rotura (debe recordarse que la rotura empieza en la cara del vidrio opuesta a la que recibe el impacto). Por eso en las fracturas radiales las Marcas Costilla son perpendiculares a la cara del vidrio opuesta a la que recibió el golpe, y asintóticas a la que lo recibió. En cambio, en las fracturas concéntricas, las marcas costillas son perpendiculares a la cara del vidrio que recibió el impacto. Debe consignarse que, en las roturas concéntricas, estas marcas muchas veces no son claramente detectables. Conviene aclarar también que las Marcas Costillas en un vidrio plano son solamente claras y definitorias en su porción inicial, por cuanto se acon-
seja restringir su estudio a la primera serie de trozos; vale decir, a los triángulos obrantes entre el punto de impacto y la primera serie de fracturas concéntricas, esto se debe a la influencia que ejerce el marco, que en la mayoría de los casos sostiene a un vidrio plano, al producirse el impacto, las fracturas radiales originadas por el mismo, se dirigen hacia el mencionado marco, las vibraciones producidas por el vidrio se reflejan en el marco, lo que muchas veces origina nuevas líneas de rotura, tipo costilla, de estructura anómala y difícil interpretación.-
b) Marca Rastrillo: se observan en ciertas partes de la superficie fracturada, sobre la cual ha actuado una fuerza muy intensa; indican que la rotura ha sido súbita. Estas marcas son rectas, están ubicadas en la dirección del movimiento de la fuerza, y forman ángulos rectos con las Marcas Costilla, todo esto
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ofrece una evidencia adicional para establecer la superficie del vidrio sobre la que se efectuó el impacto, sobre todo, en los casos en que las Marcas Costilla no aparecen.-
Sentido del Impacto (cuando el vidrio haya quedado armado):
En el caso de vidrieras de comercios u otras, rotos por la acción de un proyectil pequeño y veloz, es probable que los trozos de vidrios hayan quedado en su lugar, esto se observa con frecuencia en los vidrios de seguridad de los automóviles, en los cuales la capa plástica intermedia mantiene en posición a los fragmentos producidos por la rotura, en tales casos puede ocurrir que la fractura no sea total; es decir, que no pase de lado a lado del vidrio.
En estos casos, antes del estudio de las marcas, debe procederse a efectuar la pro-
lija observación de las fracturas radiales y concéntricas, bastará pasar suavemente la yema de los dedos sobre la rotura, si las marcas radiales son perceptibles sólo del lado que se efectúa este ensayo, y las concéntricas del otro, la fuerza rompedora ha sido aplicada en el lado donde se perciben las concéntricas, pues, como ya se ha establecido, las roturas concéntricas son posteriores a las radiales, y éstas se inician del lado opuesto al del impacto. Si se observan las roturas radiales de un solo lado, y no hay roturas concéntricas, el impacto se realizó del lado opuesto a aquel en que aparecen las radiales.
Respecto de los vidrios de seguridad, en caso que permanezcan armados luego de la rotura, debe observarse su forma, pues lógicamente la superficie, originalmente plana, se ha tornado más o menos cóncava por el golpe, del lado de éste, y convexa del
otro, esto es apreciable mediante el auxilio de una regla de longitud apropiada, sencillo ensayo que permite establecer el sentido del golpe.-
Cronología de Fracturas producidas en un mismo vidrio:
Cuando en un mismo vidrio se observan varias perforaciones, es posible establecer la secuencia de las mismas mediante una prolija observación de las marcas radiales y concéntricas, especialmente las radiales; se determina que las líneas radiales de una rotura se interrumpen al alcanzar las de otra preexistente, lo que permite deducir el orden de los respectivos impactos.-
Bibliografía Consultada:
- Eduardo J. Gobbi – Tratado de Criminalística – T II – Ed. Policial –
- María José Anadón Baselga y María del Mar Robledo Acinas - MANUAL DE CRIMINALÍSTICA Y CIENCIAS FORENSES
Técnicas Forenses aplicadas a la Investigación Criminal - EDITORIAL TEBAR, S.L. - 2010
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LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN
Protección y aseguramiento
Este es un tema tan sabido, enseñado, repetido, trillado y hasta de público conocimiento por la divulgación que las series televisivas y películas realizan que, la no aplicación por parte de las autoridades es claramente un delito de Violación de los Deberes de Funcionario Público.
El LUGAR DEL HECHO es el espacio físico en el que se ha producido un acontecimiento susceptible de una investigación científica criminal con el propósito de establecer su naturaleza y quiénes intervinieron. Puede estar integrado por uno o varios espacios físicos interrelacionados por los actos del acontecimiento investigado, se caracteriza por la presencia de elementos, rastros y/o indicios que puedan develar las circuns-
tancias o características de lo allí ocurrido. Se denomina ESCENA DEL CRIMEN cuando la naturaleza, circunstancias y características del acontecimiento permitan sospechar la comisión de un delito, siempre será considerado potencial Escena del Crimen hasta que se determine lo contrario. Verificada la existencia del Lugar del Hecho o Escena del Crimen corresponde inmediatamente su preservación para garantizar la intangibilidad de los elementos, rastros o indicios que puedan existir y para evitar cualquier pérdida, alteración o contaminación.
PROTECCIÓN: la protección inicial del Lugar del Hecho o Escena del Crimen implica mantener de inmediato la intangibilidad del espacio físico en el que pudieran hallarse elemen-
tos, rastros y/o indicios vinculados con el suceso, rigiéndose por un criterio de delimitación amplio, a fin de evitar cualquier omisión, alteración o contaminación. La protección Lugar del Hecho o Escena del Crimen, en primer término, exige establecer el perímetro dentro del cual se presume la existencia de la
“Siempre existe un Lugar del Hecho pero no así una Escena del Crimen. Para que esto ocurra se debe demostrar, a través del análisis científico de los elementos recogidos, la comisión de un delito, condición fundamental para la aplicación correcta de esta expresión”
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Criminalística
mayor cantidad de elementos, rastros y/o indicios. La secuencia de los actos investigados puede determinar la necesidad de extender los perímetros más allá de los límites a los cuales se les atribuyó la más alta prioridad. El funcionario policial o de la fuerza de seguridad que primero arribe al Lugar, sea por iniciativa propia, por denuncia o por orden de autoridad competente, es el responsable de la protección inicial del espacio físico y de los elementos, rastros y/o indicios que allí se encuentren, para lo cual debe:
a) Registrar la hora de arribo al LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN.
b) Permanecer en continuo estado de alerta partiendo de la premisa que podría estar en curso un delito.
c) OBSERVAR globalmente el Lugar del Hecho o Escena del Crimen a fin de EVALUAR la escena, con carácter previo al desarrollo del procedimiento en sí.
d) Despejar el Lugar del Hecho o Escena del Crimen desalojando a los curiosos y restringiendo el acceso al lugar.
e) Observar y registrar la presencia de personas, de vehículos o de cualquier otro elemento o circunstancia que, en principio, pudiere relacionarse con el acontecimiento.
f) Resguardar la integridad de víctimas, presuntos autores y/o partícipes, testigos, agentes de las fuerzas de seguridad y público en general, tanto frente a derivaciones del hecho acaecido como a la posibilidad de explosiones, emanaciones tóxicas, derrumbes, descargas eléctricas, etc.
g) Tomar todas las previsiones
ante peligros inminentes para reducir al mínimo la posibilidad de que bienes materiales puedan resultar dañados.
h) Comunicar el conjunto de lo observado y actuado -por la vía más rápida- a la superioridad, la que será responsable de solicitar refuerzos, auxilios sani-
Algunos autores diferencian el Lugar del Hecho de la Escena del Crimen por la existencia o no de un cadáver, esta premisa es totalmente aceptada y respetada, pero esta publicación toma a la palabra crimen como internacionalmente se considera al delito, o sea a todas las acciones tipificadas y reprochadas en nuestro Código Penal y no solamente al delito de homicidio.
tarios, servicios públicos, etc.
i) Relatar las características del hecho a la Policía Científica, a fin de determinar la dotación de especialistas periciales a intervenir.
La protección inicial del LUGAR DEL HECHO o ESCENA DEL CRIMEN debe mantenerse hasta que, habiendo finalizado la tarea los peritos, la autoridad
competente disponga lo contrario.
ASEGURAMIENTO: el aseguramiento del LUGAR DEL HECHO requiere conservar en forma original el espacio físico en el que aconteció el hecho con la finalidad de evitar cualquier alteración, manipulación, contaminación, destrucción, pérdida o sustracción de los elementos, rastros y/o indicios que allí se encontraren. El funcionario policial o de la fuerza de seguridad al que se le designe la responsabilidad del aseguramiento del Lugar del Hecho o Escena del Crimen debe actuar como Observador Coordinador en el lugar, llevando a cabo la inspección ocular y la selección de las áreas por las que estará permitido transitar.
El Primer Respondiente es el que debe extremar los cuidados en la Protección y Aseguramiento del Lugar del Hecho o Escena del Crimen, siendo el primer eslabón en la Cadena Investigativa.-
Bibliografía Consultada:
”Manual de procedimiento para la preservación del lugar del hecho y la escena del crimen (Programa Nacional de Criminalística) Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación”; Infojus
Morris Grodsky, en su artículo “Gestión en el lugar del delito y metas de investigación”.
-O´Hara, C. & Thomas, C. C. (1956). “Fundamentals of Criminal Investigation. s/d: Publishing Co.”
Torales, Eloy Emiliano y otros. “Manual de Procedimiento para la Preservación del Lugar del Hecho y la Escena del Crimen”
Salvador Carlos Bustamante “Criminalística manual: manejo del lugar de los hechos”
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LA IMPORTANCIA DEL PERITO ACCIDENTOLOGICO EN LA A.V.C.*
Por: Daniel Lorenzo Iglesias.
Dentro de los auxiliares con los que cuenta el Juzgador para reunir las herramientas necesarias para arribar a un pronunciamiento lo más ajustado a derecho posible, el perito accidentológico cuenta con un rol de vital importancia en el proceso. Tomando en cuenta que el 90 por ciento de las Audiencias de Vista de la Causa en el fuero Civil versan sobre daños y perjuicios derivados de accidentes de tránsito, dimensionamos la magnitud e importancia del trabajo de ésta clase de peritos. Tan importante es esta tarea, que el Protocolo de Oralidad en los Procesos Civiles prevee pautas de trabajo dentro del Juzgado para facilitar la tarea de los peritos y el interés de éstos por sumarse al plan de oralidad civil (Punto 5, pág. 93/94).
El Código ritual establece en su Art. 463 referido a la procedencia de este medio confirmatorio que “Será admisible la prueba pericial cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiera conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, industria o actividad
*Audiencia
técnica especializada”. De esta forma, traslada al perito especializado la responsabilidad de que esa “apreciación de los hechos” que él hará en primera instancia para el proceso, sea de tal claridad y especificidad que al Juzgador le sea imprescindible a la hora de emitir el fallo.
Doctrinariamente (Alvarado Velloso, Adolfo. Introducción al estudio del derecho procesal, III parte, Ed. Rubinzal Culzoni, 2008, pág.52) se sostiene que en el proceso, la comprobación -del hecho controvertido- sólo se logra por medio del trabajo estrictamente científico o técnico que hace un tercero ajeno al pleito respecto de un tema litigioso que es susceptible de ser comprobado indubitablemente por la ciencia que es base de su conocimiento o especialidad. El peritaje científico es tal, porque en toda persona, tiempo y lugar existe la certeza de la verificabilidad de las reglas empleadas para hacer la verificación.
También se dijo que “es el auxiliar de la justicia que, en el ejercicio de una función pública o de su actividad privada, es llamado a emitir parecer o dictamen sobre pun-
tos relativos a su ciencia, arte o práctica, asesorando a los jueces en las materias ajenas a las competencias de estos.” (Osorio y Florit, Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales, 1992, pág. 28, referenciada en Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Tomo VIII, Ed. Hammurabi, Pág. 457).
En este punto, resulta necesario recordar que la labor del perito accidentológico puede ser desarrollada -y de hecho sucede así- mucho tiempo después de sucedido el hecho. Entonces: ¿cómo estamos seguros que el dictamen pericial se ajusta a la realidad? ¿cómo nos cercioramos de que el perito cuente con toda la información necesaria para llevar a cabo su cometido? No es ocioso señalar que el Art. 478 del citado plexo normativo señala que el informe del perito “contendrá la explicación detallada de las operaciones técnicas realizadas y de los principios científicos en que funde.”
El informe pericial debe hallarse redactado de forma clara, sencilla y explícita. El experto debe intentar explicar en lenguaje vulgar las cuestiones científicas. (Código Civil…, ob. Citada, pág. 487). Como detalla Falcón (Falcón, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Anotado, concordado y comentado, 1989, Tomo III, pág. 401) el peritaje contendrá un análisis, una experimentación, unos resultados,
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JURÍDICO
de Vista de la Causa
una elaboración, una síntesis y un resultado.
Dentro de este contexto, es donde entra en juego la importantísima labor que se realiza en los instantes inmediatamente posteriores a la producción del siniestro, por parte de la División Criminalística de la Policía de la Provincia. Sabido es que son los primeros en arribar a la escena del accidente, y son quienes captan las fotografías que luego los peritos designados judicialmente utilizarán para elaborar su dictamen.
También elaboran informes planimétricos que son la base del trabajo pericial, juntamente con las muestras fotográficas tomadas en la escena. Hasta la implementación de la oralidad civil, esta valiosa colaboración no era siempre solicitada en ocasión de trabajar en el informe pericial. Pero desde que se fijaron las nuevas pautas y protocolos en materia de oralidad, previéndose que en la Audiencia de Vista de la Causa los peritos pueden ser requeridos a brindar oralmente las explicaciones o aclaraciones que tanto las partes como el juez pudieren requerirle, este panorama cambió radicalmente. (Nueva gestión judicial. Oralidad en los procesos Civiles. Punto 3.1.11, Pág, 71 y Punto 4.4, Pág. 72.).
Claro está que esta colaboración no releva al perito de practicar-personalmente- los
estudios básicos que posibiliten la emisión de su dictamen (Alvarado Velloso A., ob. Citada. Pág.93). En este sentido la jurisprudencia ha dicho que “en todos los casos, los peritos, como únicos responsables del dictamen, deben actuar activamente en todos los pasos de la pericia y no limitarse a volcar conclusiones de diversos estudios llevados a cabo por terceros.” (CTrab. Rosario (S.F.), sala 3, 10/2/95, Ayala Valentín c/ Swift Armour SA s/ coro de australes. Zeus, T. 72, R-23, N° 17.157; R. 8, pág. 1027.)
Y esto no podría ser de otra manera, ya que tomemos en cuenta que la labor científico-policial tiene miras diferentes al del peritaje técnico judicial.
Antes del inicio de la feria extraordinaria por la pandemia de Covid 19, las A.V.C. con presencia de los peritos eran tan esclarecedoras, que ni las partes ni el Juzgador abrigaban dudas acerca de puntos de suma importancia para la causa: velocidad de los rodados intervinientes, prioridad de paso, cumplimiento (o no) de las normas de tránsito vigentes, calidad de vehículo embistente y todo punto controvertido que fuera sometido a análisis científico y técnico para el caso concreto.
En muchas ocasiones sucedió que -observando los asistentes a la audiencia las fotografías tomadas por División
Criminalística en la pantalla gigante de la sala- el perito pudo explicar o aclarar las razones y argumentaciones de su dictamen, apoyándose en evidencia que tal vez al momento del informe habían desaparecido como ser por ejemplo arreglar las abolladuras del rodado, el cambio de sentido de circulación de la vía o la desaparición de las huellas de frenado por el transcurso del tiempo.
Además de la ventaja apuntada, la presencia de los peritos en la A.V.C. a los fines de evacuar explicaciones, ha contribuido a menguar los plazos de tramitación del juicio, ya que evita los traslados escritos con cumplimiento de plazos otorgados, como se hacía en el sistema escritural. Próximamente, y como una herramienta más que la Pandemia de Covid 19 ha obligado a implementar, se permitirá a los peritos presentar vía electrónica sus dictámenes, lo que agilizará los traslados y evitará el envío de cédulas de notificación.
En las condiciones que venimos apuntando, el dictamen pericial suficientemente explicado por el perito logra la convicción necesaria para arribar al resultado del litigio, adquiriendo en principio la fuerza probatoria contenida en el Art. 483 del C.P.C y C.-
Claro que todas estas consideraciones se aplican a los casos en que los dictámenes periciales realmente sean
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concluyentes -en un sentido u otro- y no dejen margen de duda en la convicción interna del Sentenciante. Pero existen casos -los menos, pero los hay- en que por diversos motivos el dictamen no puede alcanzar el grado de precisión ideal.
En doctrina se conoce como requisitos de eficacia de la pericia -entre otrosque sus conclusiones sean claras, asertivas, firmes (no dubitativas) y que guarden coherencia lógica con sus fundamentos; que sean convincentes y no aparezcan como improbables, absurdos o imposibles; sin exceder los límites del encargo judicial; no debe existir otro medio probatorio convincente que desvirtúe el dictamen o lo haga dudoso o incierto.
Devis Echandía (LL, 1993-E, 622) refiere que el dictamen esté debidamente fundado, que las conclusiones del dictamen sean claras, firmes y consecuencia lógica de sus fundamentos.
También jurisprudencialmente se ha dilucidado este punto, al decir que “en los dictámenes periciales las conclusiones deben ser claras, para que aparezcan exactas y sin vacilaciones, a fin de que sean convincentes; y deben ser la consecuencia lógica de sus fundamentos, ya que si unos buenos fundamentos van acompañados de unas malas conclusiones, o si no existe armonía entre estos y aqué-
llos, o si el perito no aparece seguro de sus conceptos, el dictamen no puede tener eficacia probatoria.” (CCiv., Com. y Lab., Venado Tuerto (S.F.), 30/11/95, M. de H., I.D. c/ S., E.C. s/ exclusión de herencia, T. 69, J-401).
Se dice que no puede aceptarse que las conclusiones de los peritos obliguen al juez, ya que esto equivaldría a sustituir a éste en el indelegable deber de declarar el derecho de las partes. Personalmente creo que la jurisprudencia que avala esta postura parte de bases erróneas: en primer lugar, el peritaje científico no declara o admite derechos controvertidos, sino que su objeto es la comprobación –o no- de hechos en los que eventualmente se fundará o no la declaración de un derecho. Por otra parte, considero que existe una “obligación” o “deber moral” por parte del juzgador en incorporar las conclusiones periciales a su razonamiento jurídico, ya que justamente el Juez es perito en su ciencia (el derecho) pero no lo es en la ciencia que motivó la designación de aquél, y por ende mal puede formar opinión o convicción propia de una ciencia a la cual su conocimiento es ajeno.
Empero, se ha sostenido que para apartarse y rechazar las conclusiones de los peritos, el juez debe dar una explicación razonable de los motivos que lo impulsan, fundándose en razones muy serias de fondo
científico incontrovertible; por ello, separarse del dictamen sin fundamentos serios puede hacerlo incurrir en arbitrariedad, no siendo el juez experto en la ciencia que se trate, debe atenerse a las conclusiones fundadas, aunque examinando su motivación, pues de lo contrario abdicaría de su facultad de juzgar. (Franklin Zarco Pérez, Manual de Peritajes Judiciales, Ed.Cathedra Jurídica, 2006, Pág. 114).
Como vemos, no es tarea sencilla apartarse de las conclusiones periciales, y mucho menos en los casos en que analizamos en el presente trabajo.
Con este breve repaso se pretende resaltar la importancia de los auxiliares de la justicia, en este caso los peritos accidentológicos quienes con su rol colaboran activamente en el servicio de justicia.
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Daniel Lorenzo Iglesias, Magister en Derecho Procesal por la Universidad Nacional de Rosario. Abogado por la Universidad Católica de Santiago del Estero. Secretario de Audiencias del Colegio de Jueces N° 2, Circunscripción Capital del Poder Judicial de Santiago del Estero. Doctorando en Doctorado de Derecho por la Universidad Nacional de Rosario. Ex Docente Universitario.
ETIQUETAMIENTO
Labeling approach
La teoría del etiquetamiento (“Labeling Approach”), nace en Estados Unidos a mediados de los años 60’, casi como una réplica al excesivo empirismo de las teorías criminológicas de la época, preocupadas por dar respuestas a los Estados a cerca de las causas que originan el delito, las formas para mantener y reproducir el orden y el logro de las mejores estrategias para la prevención de las conductas desviadas.
Los principales referentes del “LABELING APROACH” son Howard Becker y Edwin Lemert. La Teoría sostiene que la desviación no es una cualidad del acto ejecutado por una persona, sino una consecuencia de la aplicación de normas y sanciones a un llamado “delincuente” por parte de otros. El desviado es una persona a quien
el etiquetamiento le ha sido aplicado con éxito, por lo que el comportamiento desviado es el que se etiqueta como tal. Becker analizó los mecanismos sociales de estigmatización, que consolidan los status y determinan “carreras” criminales. (mecanismos estigmatizantes, los estereotipos, el chivo expiatorio, etcétera).
Como dice Rüther, para este enfoque, “no hay criminalidad como existe un trozo de hierro, pues éste se presenta como un objeto físico independiente de la valoración y descripción que los humanos le pueden dar. Como tal, ese hierro no se transforma, aun cuando se alterara su misma valoración y descripción. La criminalidad, en cambio, existe preponderantemente en los presupuestos normativos y valorativos de
los miembros de la sociedad [...] La criminalidad que realmente existe en una sociedad es aquella cuya imagen puede ser transportada a la realidad en virtud de una fijación concreta (establecimiento) y aplicación (imposición) de normas”. Este autor recuerda el famoso “teorema de Thomas”, según el cual, “si se definen ciertas situaciones como reales, serán reales en sus consecuencias”; algo semejante al planteo de García Márquez en Crónica de una Muerte Anunciada: si se insiste en que algo puede ocurrir, finalmente mucha gente lo toma en serio y reacciona como si el suceso hubiere acontecido, o lo desencadena. Es el fenómeno que se verifica con las llamadas “corridas cambiarías” o en el “síndrome del viernes negro”, cuando todos los ahorristas, por temor
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y sin acuerdo previo, retiran repentinamente sus ahorros de los institutos de crédito, haciendo quebrar, realmente, a la banca. De modo parecido, un niño con malos antecedentes escolares, que luego es internado en un reformatorio y finalmente detenido por un delito, habría caído en esa situación como consecuencia del proceso de etiquetamiento que le predisponía y conducía a alcanzar el rol delincuencial que le será asignado fatalmente.
Si el sujeto asume el rol atribuido (“delincuente”) puede llegar a hacer un ejercicio habitual el cometer delitos, con lo que habrá iniciado una carrera criminal. Merton también publicó, en 1957 un libro que llevaba por título The self-fulfilling prophecy (La profecía que se autorrealiza), en el cual desarrollaba un principio
La teoría del etiquetado estudia cómo la autoidentidad y el comportamiento de los individuos pueden ser determinados o influenciados por los términos que se usan para describirlos o clasificarlos
parecido al teorema de Thomas, por el cual la previsión de un hecho hace que todos condicionen sus comportamientos a la eventualidad de que ocurra, logrando que se produzca el efecto sin que exista la causa. Esta teoría dirige su interés a la gestación de normas, por ser el primer paso en los procesos de etiquetamiento: establecer una definición (ley vigente) que estipula las condiciones que debe reunir una conducta para ser delito. Luego sigue el proceso de aplicación, que es la atribución a un sujeto del carácter de delincuente. Complementando el juego de los dos procesos anteriores, también intervienen agentes que interactúan con el sujeto, y lo etiquetan como criminal, incluso antes de que una sentencia le imponga una definición oficial.
Si se recuerda lo dicho respecto al delito de cuello blanco, puede reiterarse que las normas son resultado de los conflictos y relaciones de poder que se desarrollan en la sociedad, y que, en consecuencia, los grupos con ma-
yor poder establecen normas que les favorecen, perjudicando más a otros, que, aún siendo mayoritarios, tienen menos o ningún poder social. Por lo tanto, la existencia de una criminalidad es necesaria para el mantenimiento de las relaciones de poder establecidas. Cabe recordar que Durkheim había causado gran conmoción, cuando afirmó que el delito es un fenómeno típico de una sociedad sana, que necesita de una cierta proporción de delito para legitimarse, siempre que esa cantidad permanezca constante en ciertos límites; lo enfermo sería, en consecuencia, una sociedad sin delito.
En cuanto al proceso de transformación individual en delincuente, los mayores teóricos de ese aspecto fueron Becker y Lemert, con explicaciones características del interaccionismo simbólico, según las cuales, como ya se dijo, los sujetos en interacción se valen de símbolos para relacionarse recíprocamente. De este modo, “producen iguales definiciones” de cada situación que van experimentando. Ese caudal cultural de definiciones es adquirido por aprendizaje, a lo largo de la vida, durante la cual formamos nuestras personalidades bajo la influencia educativa de los padres, la escuela, la familia, etc. Esto implica que las personas son entrenadas en la atribución de roles a los demás, y se acostumbran a
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El estigma se convierte en un rol dominante del individuo y todos los actos pasados empiezan a reinterpretarse bajo la perspectiva del nuevo estigma, en un proceso de distorsión biográfica conocido como etiquetaje retrospectivo. Goffman desarrolló la posibilidad de que al estigmatizar a alguien con mayor o menor motivo se activasen una serie de mecanismos, como el rechazo social, que le impulsaran a buscar compañía entre quienes no le censuran otros estigmatizados reforzando así la identidad desviada e impulsándolo a continuar su carrera delictiva. De este modo la desviación podría ser una de esas profecías autorealizadas que Robert K. Merton elaboró basándose en el Teorema de Thomas.
relacionarse valiéndose de los roles atribuidos. Es aquí donde, tal como vimos, ocupan su lugar los prejuicios y los estereotipos.
La atribución de condiciones negativas conduce, finalmente a la estigmatización (“tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe”, “dime con quién andas y te diré quién eres”, “la cara es el espejo del alma”, “el que mal anda, mal acaba”, etcétera) Llegar a ser estigmatizado como delincuente implica recibir un status social negativo, que condiciona y limita las posibilidades futuras de desempeño de la persona, forzándola muchas veces a aceptar el rol, a conformarse e incluso enorgullecerse de él y asu-
mir la personalidad que se le asignó, iniciando una carrera criminal. Como vemos, se trata de una teoría social de la criminalidad, donde el sujeto es afectado, pero no afecta. El poder definicional aparece como todopoderoso y fatal, lo que constituye una de las críticas que se le han
dirigido. También se le objeta que en todas las sociedades hay definiciones que gozan de consensos muy altos, o todo lo contrario; que hay comportamientos criminales sin que intervengan las instancias del control; que la desigualdad está presente en todos los aspectos de la sociedad, etc. Esta última objeción encierra, en gran medida, el eje crítico de los sociólogos de izquierda, que produjeron la recepción europea de este enfoque, complementándola con teorías sociales que condujeron a la aparición de la criminología crítica.-
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
Elbert, Carlos: “Manual Básico de Criminología”, Eudeba, Cuarta Edición, 2004.
García-Pablos de Molina, Antonio: “Tratado de criminología”, Tirant lo blanch, Valencia, 1999
Santiago Redondo Illescas y Vicente Garrido Genovés: “Principios de Criminología”, Tirant lo Blanch, Cuarta Edición, 2013
Wael Sarwat Hikal Carrerón: “Introducción al Estudio de la Criminología”, Porrua, Tercera Edición Corregida, 2013
Zaffaroni, Eugenio Raúl; Bailone, Matías: “La Cuestión Criminal”, Ed. Planeta
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ACOSO ESCOLAR (BULLYING)
El bullying es el fenómeno social del acoso escolar, que en algunos casos ha alcanzado proporciones de escándalo. A lo largo de la historia se han conocido y examinado casos de violencia escolar; actualmente el tema de interés para los especialistas es el fenómeno bullying, conocido como el conjunto de actos de maltrato físico, psicológico y social entre escolares (menores de edad). Estas actitudes poseen un patrón de frecuencia e intensidad, pueden presentarse como apodos, marginación, exclusión, amenazas, golpes e insultos, aspectos que tienen en común la intencionalidad, la persistencia en el tiempo y el abuso de poder. Un alto porcentaje de los niños y niñas en edad escolar lo han sufrido.
El bullying o acoso escolar se refiere a todas las formas de conductas agresivas, intencionadas y repetidas que
ocurren sin una razón clara y son adoptadas por uno o más estudiantes en contra de otro. Es molestar a alguien sin importar lo que haga, solo por el gusto de hacerlo. La constancia en los ataques aumenta la gravedad del acoso, que ya es un problema de salud mental a nivel mundial. Este fenómeno no distingue raza, religión, posición social, estructura física ni edad, y se genera cada vez a más temprana edad y ningún sector de la sociedad está libre de él, aunque su forma si varía según la edad, el género, el entorno, la reacción de los demás y la condición socioeconómica de los involucrados.
Participantes de la Dinámica del Bullying
Tal como lo describe Pilar Vecina Navarro y José Antonio Molina del Peral en su libro “ Bullying, Ciberbullying y Sexting” al ser el bullying una
conducta de agresión, dada y recibida, existen tres actores principales: la acosado, acosador y el o los espectadores.
Acosado: es la persona que recibe la agresión, siempre debe existir y puede tratarse de un niño o niña, de una o más personas. Las víctimas de acoso regularmente conviven en un clima escolar negativo y con el tiempo muestran resignación y adaptación a esa forma de vida. Esta adaptación no debe confundirse con tolerancia o placer; por el contrario, el sujeto entra en una dinámica silenciosa de dominio–sumisión, que es característica de este tipo de violencia. Ante este silencio, muchos menores recurren a las drogas con el propósito de mitigar la presión o estrés, dependiendo del significado que el alumno le dé a la sustancia; algunos consumen drogas como medio de enfrentar las situaciones o conductas que viven con el victimario, porque de esta manera sienten seguridad o energía para hacerlo; otros pueden consumir sustancias para encubrir y calmar el dolor físico y emocional provocado por la violencia o como instrumento defensivo para buscar el distanciamiento o la aceptación en grupos de pares. Los resultados en cualquiera de los casos serán los mismos en cuanto a la sintomatología particular de las sustancias que consumía.
Acosador: también llamado victimario, al igual que la víctima es el actor principal del bullying. Los victimarios
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Opinión
pueden ser personas que sufrieron o sufren violencia y repiten el patrón de conducta, también pueden ser alumnos que por características familiares, sociales o físicas se han convertido en personas que atentan contra la integridad de otro sujeto. En cualquiera de los casos, las drogas pueden fungir como motivadores o incentivadores de la conducta agresiva, es decir, muchos utilizan las drogas para violentar a otros compañeros (no todos los victimarios son adictos). Si las personas combinan sustancias o actúan bajo los efectos de estas, por consecuencia muchos pueden ser más agresivos y violentos, con lo cual los daños generados serían mayores. La drogadicción en victimarios y víctimas del bullying se hace sin distinción alguna, esto no significa que todos los partícipes sean adictos o usuarios de alguna sustancia. Aunque es importante aclarar que este tipo de violencia escolar puede ser un factor que fomente el uso de sustancias psicoactivas.
Los espectadores, también llamados cómplices o mirones, son los que observan sin participar en el acoso. Su actuación se limita a avisar si alguna autoridad se acerca, normalmente no hacen nada para detener el episodio agresivo por temor a convertirse en víctimas, lo que los convierte en cómplices pasivos de los agresores. Esta figura puede o no existir, es decir, no altera al bullying, aunque existen casos en que el agresor ne-
cesita del público espectador para cometer su acto y carece de motivación al no tenerlo.
Aunque el bullying es un problema que suele enmarcarse en la preadolescencia o adolescencia, expertos aseguran que se perfila e incluso se puede manifestar desde edades más tempranas. De
familiares donde, las faltas de respeto, entre otras prácticas abusivas, forman parte de la cotidianidad. Los perfiles y las entrevistas muestran que, los niños victimarios presentan una autoestima dañada, ya que, al haber sufrido algún tipo de abuso por par-
hecho, se observa en pequeños de cinco y seis años, a esta edad el bullying se caracteriza por agresiones físicas. Es decir, por ser más irreflexivos, los victimarios más pequeños golpean, empujan y arrebatan, a diferencia de los hostigadores de grados escolares más avanzados, quienes hacen uso de recursos hostiles más elaborados, como los insultos, las burlas y la manipulación para aislar socialmente a la víctima.
Es importante conocer las características o los rasgos más destacados de los implicados en una situación de acoso, para ayudarnos a identificar perfiles que forman parte de la problemática y así realizar una buena praxis para solucionarla.
Este fenómeno agresivo tiene su origen en ambientes
te de sus seres cercanos, han aprendido a ser sumisos en unos ambientes. Por ejemplo, en su casa son sumisos y víctimas de agresiones mientras que en la escuela son violentos. Esto nos indica que es en la escuela donde ejercen la misma agresión de la que han sido objeto en contra de quienes perciben más débiles que ellos. A tan corta edad, el bullying podría parecer una pequeñez propia de la infancia, cuando en realidad es una bomba de tiempo. El acoso escolar es un problema en el que todos hemos participado de alguna manera: como víctimas, como agresores o como simples espectadores. Pero no por habitual debe ignorarse, pues puede llevar a las comunidades afectadas a un precipicio de profundidades insospechadas. El bullying es causa
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de cuadros psiquiátricos tales como depresión y trastornos de ansiedad, aun en niños de edad preescolar. Para detener este gran problema social, debemos brindar a niños y jóvenes programas que les ofrezcan espacios adecuados para que convivan, se ejerciten o se distraigan, pues solo así las estrategias públicas amplias e integrales en la materia podrán erradicar las agresiones entre los niños.
Para los que pertenecemos a la Generación X, esto es los nacidos entre 1960 – 1980, e incluso los de la Generación Y, o Millennials como les gusta decirse, consideramos que es un fenómeno que siempre existió, indudablemente el acoso, la humillación y la intimidación con abuso de poder siempre han existido, nunca le dimos un “nombre” nos tenían de punto, y no era mucho más que eso, era algo común, salvo aislados casos que conjugaban cierta gravedad, el tema no era tomado tan en serio como actualmente, recuerdo bien que los niños solamente eran llevados a la Dirección, se les llamaba la atención y tema terminado.-
A partir de la década del 90`empezamos a escuchar y usar el anglicismo bullying y de esta manera le dimos nombre y entidad, la diferencia de “antes y ahora” es que las consecuencias se han convertido en desgracias fatales por diferentes causas, cada vez de forma más frecuente, situación que antes era poco común. La personalidad de
los niños y adolescentes ha cambiado, los abusadores, los que intimidan, son más crueles que “antes” porque están más expuestos a la violencia, que los vuelven insensibles, indolentes. Ahora crecen solos y la comunicación con los padres y maestros es mínima o nula.
Desde hace un tiempo me pregunto, si éramos consciente del bullying en el siglo XX, o si tal vez tomamos conciencia del tema en el siglo XXI porque comenzaron los suicidios de niños o los brutales ataques armados de los “cansados”. Al hablar de estas manifestaciones y explosiones emocionales, me pregunto si tal vez estamos criando niños más débiles en la actualidad o niños que se sienten inseguros al adaptarse a una sociedad más consumista y materialista. Quizás la falta del contacto personal por el avance de la tecnología, todo se maneja con un celular o computadora, los padres ya no tienen un papel importante en la vida de los hijos, y no proporcionan valores de fortaleza, de igualdad, y los orientan para seguir el camino correcto, y les enseñan lo bueno y malo; como se hacía en el siglo pasado.
Pienso que es importante reconocer desde la experiencia de cada uno y desde las escuelas, las diferencias del “antes y ahora”.
¿Cuáles son las diferencias entre los papás de antes y los de ahora?
¿Qué jugaban los niños antes, y qué juegan ahora?
¿Qué responsabilidades tenían los maestros de antes y qué responsabilidades tienen los de ahora?
¿Cómo aplicaban la disciplina, padres en casa y maestros en la escuela, y cómo se aplica ahora?
¿Qué canales de comunicación se utilizaban antes, y cuáles se usan ahora?
¿Qué tipo de información se tenía al alcance antes y, qué información se recibe ahora?
El Acoso Escolar es un problema social, y no basta con decir que siempre ha existido, porque los alcances no son los de siempre, y no es una excusa válida para no trabajar en buscar las causas y encontrar soluciones para prevenirlo, controlarlo y disminuirlo. El bullying deja cicatrices muy profundas, que a veces son imposibles de borrar y conlleva muchos problemas emocionales y psicológicos.
El primer paso es reconocerlo, en el caso de las escuelas, actuar y buscar apoyos para implementar programas que ayuden a solucionarlo.
Creo que el papel principal en todo este contexto, es el de los padres conjuntamente con las escuelas, trabajando para el desarrollo de niños fuertes que sepan enfrentar las adversidades de la vida, que aprendan a diferenciar el bien del mal, a tomar lo positivo de todo lo negativo de la vida.-
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Historias
“MATEOCHO”
El primer asesino múltiple de la historia penal argentina
Mateo Banks y Keena, nacido en Estancia El Trébol, Chascomús, Provincia de Buenos Aires, el 18 de noviembre de 1878, fue un propietario de alquería, argentino de origen irlandés Mateo, o “Mateocho” como lo apodaban irónicamente cuando se conoció el caso, se había casado con Martina Gainza y había tenido cuatro hijos. Vivía en una elegante residencia del centro de Azul, donde integraba el Jockey Club y participaba de varias instituciones de beneficencia. Era, en cierta medida, un claro ejemplo de la inmigración que se ha-
bía enriquecido en aquella Argentina agro-exportadora. Tenía seis hermanos, pero no todos estaban en Azul. Una mujer se había ido a vivir a Irlanda, mientras que otros habían fallecido. Los Banks eran propietarios, por entonces, de dos estancias: La Buena Suerte y El Trébol, en cercanías de la localidad azuleña de Parish. Pero nada era lo que parecía. Mateo, en 1922, era un hombre de 44 años que había perdido todo, aunque lo ocultaba. Jugaba fuerte y pedía plata. Para pagar esas deudas, le había ido vendiendo su ha-
cienda y su participación en los campos a sus propios hermanos. El 18 de abril de 1922, poco después del mediodía, fue al campo de Dionisio, La Buena Suerte, y le disparó sin mediar amenaza con una carabina Winchester calibre 12. Primero fue un tiro en la espalda y después un segundo de gracia. Sara, su sobrina de 12 años, salió corriendo, pero recibió un culatazo en la cabeza para luego ser arrojada en una zanja, donde recibió dos disparos. La mamá de la nena, para entonces, estaba recluida en un manicomio. Mateo esperó hasta que cayó la tarde, cuando regresó el peón del campo, Juan Gaitán, que había viajado al pueblo de Parish a realizar unas compras. Cuando llegó, lo mató de un escopetazo mientras guardaba el sulky, de inmediato, el asesino se subió a ese carro y marchó unos 5 kilómetros hasta El Trébol, donde continuaría con la masacre. En El Trébol se cruzó con Claudio Loiza, el otro peón de la familia, a quien le dijo que lo acompañara a La Buena Suerte porque Dionisio estaba enfermo, le ordenó que subiera al sulky, que no había tiempo para perder. A unos dos kilómetros, el estanciero paró porque se le había caído el rebenque y, cuando el peón bajó a buscarlo, recibió un escopetazo en el cuello. El cadáver fue arrojado en un pajonal de la zona. Esa mañana, de acuerdo con la investigación posterior, Mateo había estado en El Trébol y
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había intentado envenenar a todos, arrojando veneno para ratas en una olla con puchero. Pero las mujeres percibieron el mal olor y tiraron la comida. Ni se dieron cuenta del peligro que corrían. Por la noche lo habían invitado a cenar en la estancia, pero Banks dijo que no se sentía bien, que se iba a acostar en su habitación. Poco después de las 23:00hs, Mateo golpeó la ventana de la habitación de su hermana María Ana, que era soltera. Le dijo que Dionisio estaba mal, que tenían que ir a ayudarlo. La mujer se subió al sulky y emprendió el viaje, corriendo la misma suerte que el peón Loiza. De regreso, golpeó en la habitación de su hermano Miguel y despertó a su cuñada, Juana Dillon, a quien le pidió si le podía hacer un té porque no se sentía bien. Ahí la mató de un escopetazo. Miguel, al escuchar la detonación, salió de su cuarto y tuvo el mismo final. Cecilia, la hija de 15 años
del matrimonio, también fue asesinada de un tiro. Sólo dos se salvaron: Anita, de 5 años y hermana de Cecilia, y María Ercilia, de 4, hija de uno de los peones. Ambas nenas fueron encerradas en una habitación. En horas de la madrugada del día siguiente, Mateo Banks se presentó en la casa del médico de la familia, el doctor Rafael Marquestau, a quien le contó que había matado a uno de los peones y el otro había escapado porque habían asesinado a sus hermanos, cuñada y sobrinas. Dijo que él mismo había recibido un balazo, pero que éste había impactado en su bota, sin herirlo. Fue el médico el que llamó al jefe de la Policía de Azul, el comisario Bidonde. El velatorio y posterior entierro de las víctimas conmovieron a ese distrito bonaerense, que por entonces tenía casi treinta mil habitantes. Mateo Banks era, hasta ese momento, el único sobreviviente de una brutal e inexplicable masacre. A los pocos días, los investigadores ya habían encontrado los restos del peón Gaitán y además habían probado que el orificio en la bota de Mateo había sido hecho con un punzón, no con un balazo. También habían determinado que las municiones usadas para matar tanto a los peones como a los familiares habían partido de la misma escopeta. Mateo Banks terminó confesando ante los policías de Azul y La Plata que trabajaban en el caso, aunque en la primera
jornada del juicio el acusado denunció que había firmado una declaración bajo tortura y que no era cierta la mencionada confesión. Y sostuvo la versión de los peones asesinos. El juicio oral se realizó en la sede del Sport Club de Azul, y finalizó un año después de los crímenes. Allí fue condenado a perpetua, pero el defensor planteó una nulidad, por lo que se realizó, un año más tarde, un segundo juicio en la ciudad de La Plata, con el mismo resultado. Condenado, Mateo Banks fue llevado a la cárcel de Ushuaia, en 1949 recuperó la libertad y quiso volver a Azul, pero no lo pudo hacer porque no era bien recibido en una sociedad aún conmovida por la brutal masacre. Por eso consiguió un documento falso, a nombre de Eduardo Morgan, y se fue sólo a una pensión en el porteño barrio de Flores. En la primera noche en ese lugar, cuentan que tomó un jabón y una toalla y se encerró en el baño para darse una ducha. Pisó el jabón, se cayó, su cabeza golpeó el borde de la bañera y murió en el acto. Tenía 77 años.
Fue tanta la notoriedad que tomó este acontecimiento criminal que hasta compusieron un tango en referencia.-
“Don Mateo, don Mateo, Que Dios te salve, no lo creo...”
Tango: DON MATE8
Letra: José Ponzio
Música : Domingo Cristino Recopilación
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