Revista Gratitud Junio/ Edición 6

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EDICIÓN NO. 6 // JUNIO 2017 ISSN: 2590-7506

REVISTA GRATITUD


DIRECTOR Danilo Garcia Ramirez

CONTRIBUCIONES: http://es.catholic.net/ https://www.religionenlibertad.com/ https://www.aciprensa.com/

AUTORES:

BIENVENIDO Cool to see you again in this issue.

P. Fernando Pascual Victoria Mijares Maleni Grider Cristina Valverde Juan Rafael Pacheco P. Fernando Pascual LC P. Eusebio Gómez Navarro Mons. Enrique Diaz P Mariano de Blas Hno. Carlos Agustín Cazares Martínez

CONTACTO Revista Gratitud es una revista de circulación gratuita que mensualmente publica diferentes temas relacionados con la persona humana dentro de un contexto social, familiar y cultural bajo fundamentos católicos. En cada publicación colabora con diferentes fuentes y autores con el fin de divulga al mayor número de personas posibles textos que fortalezcan al individuo en su formación católica, generando un acercamiento del mensaje apostólico a las familias.

Anyway, we hope you enjoy this one.

ISSN: 2590-7506

MEDELLIN-COLOMBIA revistagratitud@outlook.com


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Familia Con cariño 4 La deconstrucción del matrimonio y la Familia 5 La familia como embajadora de la gracia 7 La familia y la formación de la personalidad 9

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Sociedad Ecología humana 100 Relación existente entre justicia y misericordia 11

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Reflexiones ¿Cómo puedo encontrar a Dios? 13 ¿La fe es amor o normas? 14 Orar desde la adversidad 15 ¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea 18

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Cultivando la fe ¿Tienes fe para repartir? 19 Confío en Ti 20

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Cultura El cáncer de la cultura light 22

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Vidas ejemplares Luis de Trelles y Noguerol 24


CON CARIÑO EL CARIÑO ES LA BASE Y EL ACOMPAÑAMIENTO. POR: P. FERNANDO PASCUAL

Un collar, una rosa, un libro. Regalos. Lo más importante, el cariño que los acompañaba. Limpieza en el cuarto de baño. Orden en el armario. Ropa bien planchada. En todo, cariño. Más que los gestos, las acciones, los objetos, lo que importa es el cariño que ponemos en cada cosa. Quizá nos equivocaremos. Ese libro no era el adecuado. Aquel cuadro desentona en la pared. Pero si hubo cariño, valió la pena. Ciertamente, el cariño lleva a buscar con atención aquello que será mejor para el ser amado. Si fallamos, con gusto repararemos con una caricia o con palabras de ternura. También el cariño ilumina nuestras relaciones con Dios. Porque nuestro Padre de los cielos tiene un amor infinito y desea corazones que amen plenamente. El cariño divino explica la belleza de un clavel, la frescura de un manantial, la fascinación de unos copos de nieve, la solemnidad de un bosque de hayas. Ese cariño está en el origen de la sonrisa de un hijo de pocos meses, en la alegría desbordante de un niño, en la mirada enamorada de un joven, en la serenidad de un adulto o un anciano. En el camino de la vida, recibir y dar cariño permiten encontrar el sentido de cada cosa que hacemos, embellece el mundo con un toque particular de cercanía enamorada. Hoy puedo abrir los ojos del alma para descubrir qué señales de cariño me ofrecen Dios y muchos corazones buenos, y para ver cómo puedo responder con cariño a tanto amor que llega gratis a las puertas de mi vida...


LA DECONSTRUCCIÓN DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA La familia tiene como misión custodiar y comunicar el amor. Por: Victoria Mijares Puede parecer paradójico que, al hablar de matrimonio, tengamos que especificar que éste, sea la unión de un hombre y una mujer. Sin embargo, por las ideologías y practicas difundidas en la sociedad actual, esta puntualización es más necesaria que nunca, pues hoy, a cualquier tipo de unión se le pretende llamar llamar matrimonio.

La igualdad ante la ley debe estar presidida por el principio de la justicia, lo que significa tratar lo igual como igual, y lo diferente como diferente; es decir, dar a cada uno lo que le es debido en justicia: principio de justicia que se quebraría si se diera a las uniones de hecho un tratamiento jurídico semejante o equivalente al que corresponde a la familia de fundación matrimonial. Si la familia matrimonial y las uniones de hecho no son semejantes ni equivalentes en sus deberes, funciones y servicios a la sociedad, no pueden ser semejantes ni equivalentes en el estatuto jurídico. El ser humano fue creado para ser feliz, para que, con su inteligencia, descubra el sentido de la vida, quien es y adonde va; con su inteligencia, conciencia y voluntad, sepa elegir, y elegir bien.

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Sin duda el matrimonio y la familia natural se encuentran ante un “nuevo” paradigma; las ideologías surgidas en los siglos XVII, XVIII y XIX dieron inicio a la “revolución sexual”. Voltaire, Montesquieu, y Rousseau precursores del iluminismo en Europa, a las “luces” de la razón, no de la fe y de la revelación; comenzaron a gestar una idolología anticristiana. Karl Marx y de Frederick Engels, padres del marxismo deseaban el surgimiento de una “sociedad igualitaria”, en la que desapareciese la “lucha de clases” y la “lucha de sexos”. En el libro “El Origen de la Familia, la Propiedad y el Estado” F. Engels refiere: “El primer antagonismo de clases coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por la otra, con la del sexo femenino por el masculino.” Después de la IV Conferencia Mundial de la ONU (1895), en Beijing sobre la Mujer, el movimiento que defiende la “Ideología de género” y la” liberación femenina”, han ido logrando imponer como “derechos” la ideología de género, la anticoncepción y el aborto, mismas que son contrarias al matrimonio natural y a la familia.

En su inicio el querer buscar tener mejores condiciones de vida, equidad, dignidad, y emancipación de la mujer; fue sensato y justo, tuvo la desgracia de ser "adoptado" por un grupo de "intelectuales", hombres y mujeres, que hicieron de él. Buscando el bienestar el desarrollo y la evolución, involucionó. En la búsqueda de sentido, el hombre se ha perdido, ha perdido el fin por los medios. En la búsqueda de derechos a perdido su esencia y su dignidad de persona humana. Cuando la persona humana pierde su sentido trascendente pierde la conciencia, pierde la brújula que le orienta hacia dónde ir.


Los católicos sabemos que el matrimonio no es un “paradigma”; Sacramento, que la familia es una comunidad de vida, es una Institución que antecede al Estado, que la fe no nos aleja de la razón, que la verdad es evidente, creemos y defendemos la doctrina católica. Juan Pablo II de septiembre de 1979 a noviembre de 1984, en las 129 catequesis llamadas “TEOLOGIA del CUERPO”; nos muestra en una visión renovada la sexualidad humana y el matrimonio, una visión renovada del hombre y de la mujer como imagen de Dios, una visión renovada de la doctrina católica completa. En este sentido es urgente redescubrir y difundir el Evangelio de Dios sobre el amor conyugal, la sexualidad humana y la vida que surge del matrimonio, es decir, de la familia, transmitir a las nuevas generaciones un respeto profundo hacia todo lo que se refiere a la sexualidad, el pudor y la castidad, el valor de la fidelidad conyugal, el respeto a la apertura a la vida, la responsabilidad de los esposos en todo lo que se refiere al mantenimiento y a la educación de los hijos. Tengo la convicción de que la familia es el núcleo de la sociedad, donde se gestan los individuos, donde la persona humana adquiere los valores fundamentales. La familia tiene como misión custodiar y comunicar el amor. El amor de los esposos para formar la personalidad sana y equilibrada de los hijos. Defendiendo la familia defiendes la humanidad.


LA FAMILIA COMO EMBAJADORA DE LA GRACIA El mundo puede distinguir a una familia cristiana cuando mira el amor que se prodigan unos a otros Por: Maleni Grider

Porque hemos oído y recibido el mensaje redentor de la gracia de Dios, hemos al mismo tiempo adquirido el gafete de embajadores de ésta. ¿Qué hace un embajador? Representa a un país. De modo que somos representantes del nombre de Cristo. “Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la reconciliación. Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la reconciliación. Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios!” 2 Corintios 5:18-20. Comenzando por la salvación, como criaturas nuevas, separadas para el amor de Dios, nuestra principal misión es aprender a vivir en el amor de Cristo, perdonando de manera constante, en una actitud de arrepentimiento cada día, buscando la humildad y renunciando al desenfreno, a fin de consagrar nuestra vida a las cosas del Reino.Cuando nuestra familia es una familia cristocéntrica, los dones se manifiestan inmediatamente en nuestros hijos y podemos alimentar las prácticas de la piedad para testimonio al mundo. Una familia que ama a Cristo guarda la unidad, obedece los mandamientos, asiste a la iglesia regularmente, practica la oración en el hogar, y donde quiera que vaya lleva alegría a los corazones de otras familias. Una familia que sigue las pisadas del nazareno se convierte en una pequeña Iglesia que adora a Dios. El mundo puede distinguir a una familia cristiana cuando mira el amor que se prodigan unos a otros. Hoy en día, las familias llevan en sí una carga de disfuncionalidad dolorosa, pero cuando Jesús entra en un hogar todo puede ser reestructurado, sanado y bendecido en los miembros de la familia, para la gloria de Dios.


Nuestra tarea como creyentes, como familias cristianas, es ser ejemplo, luz del mundo, es llevar el mensaje de la reconciliación al mundo. Nuestra fuerza reside en Cristo, nuestro equilibrio viene de lo alto. La convivencia con otras familias que amen a Dios y asistan a la iglesia promoverá un mejor desarrollo en nuestros hijos.Nuestro matrimonio podrá contar con la amistad de otros matrimonios cuyos valores cristianos imperen en su hogar, como en el nuestro. Al igual que el embajador de un país, cuya responsabilidad es enorme pues aboga por toda una nación, nosotros tenemos la gran comisión de anunciar el Evangelio y predicar a otros con el ejemplo. Si no reflejamos el amor de Cristo, algo tiene que ser vigilado y modificado en nuestro hogar. La consejería de un superior dentro de la Iglesia puede ser de gran ayuda en ese caso. Jesús quiere familias llenas de gracia, listas para ofrecer su servicio a otros que lo necesiten. Además del propósito principal de la familia, que es una vida llena de felicidad, no hay misión más grande para ésta que la de ser portadora del mensaje de la fe.

"No hay misión mas grande que la de ser portadora del mensaje de la fe"


LA FAMILIA Y LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD

Una familia bien constituida es el ambiente más propicio para el desarrollo de personalidades individuales definidas, ricas y fuertes

Una familia bien constituida es el ambiente más propicio para el desarrollo de personalidades individuales definidas, ricas y fuertes. Hay en el temperamento y en la mentalidad de los miembros de una misma familia trazos comunes a todos ellos, que después, por las misteriosas leyes de la herencia, se reproducen de algún modo en sus descendientes y contribuyen en gran medida a modelar su carácter. Es un patrimonio psicológico y moral mucho más valioso que el patrimonio material familiar que le sirve de complemento. Este patrimonio psicológico y moral permite a cada nueva generación enfrentar la vida en sociedad, puesto que viene apoyada y protegida por el afecto, el calor y la experiencia de su ambiente familiar, como una planta que antes de soportar la intemperie, creció en las condiciones climatológicas adecuadas de un invernadero. Todo este desarrollo admirable no sería duradero ni posible sin la confianza mutua de los cónyuges, que brota del carácter indisoluble del vínculo matrimonial y es favorecida por las gracias sobrenaturales del sacramento. La familia católica ha sido así la natural propagadora de una concepción orgánica y jerárquicamente armónica de la sociedad y de las relaciones humanas, y santuario difusor de una moralidad que es, a su vez, condición de su propia existencia. Evidentemente, los espíritus formados en el seno de una familia genuinamente católica no serán propensos a aceptar los devaneos igualitarios y libertarios del socialismo, que les parecerán arbitrarios, errados y chocantes: en suma, contrarios al orden natural de las cosas. Esto continúa válido en nuestros días, pues a pesar de la gran decadencia de la vida cristiana en el Occidente contemporáneo, los trazos de autoridad, compostura y tradición todavía difusos en las familias, constituyen un freno al avance de la revolución anárquica e igualitaria.


Ecología humana La familia es el mejor antídoto para combatir los problemas sociales Por: Cristina Valverde El ser humano es un ser familiar: es hijo, padre, cónyuge, hermano, tío, sobrino.. por lo tanto, no basta con el reconocimiento fragmentado de derechos individuales (derecho del niño, de la mujer, del adulto mayor..) porque las personas no son seres aislados, sino seres sociales cuya primera y mejor escuela es la familia, el lugar que potenciará o no su desarrollo como persona. Lógicamente, un hogar estable y sólido ayudará a las personas a alcanzar su máximo desarrollo, es por ello, que los derechos humanos deben estar concebidos como derechos de un ser familiar, no de un individuo aislado. Ecología humana, es un término acuñado por San Juan Pablo II, en su Encíclica “Centessimus Annus” (1991). Ecología es el conocimiento y cuidado de la casa, en este caso de la persona. Juan Pablo II señala que además de la destrucción del ambiente natural debemos tener presente la destrucción del ambiente humano. Así como nos preocupamos por cuidar el hábitat de las diversas especies también debemos garantizar el hábitat de las personas que es la familia.

El cuidado del planeta es fundamental para la sobrevivencia no solo de las plantas y los animales, pero de la misma raza humana. Así mismo, el cuidado de la familia es necesario para la sobrevivencia de la raza humana y el cuidado del planeta. Porque solo en la familia se ama a la persona por quien es y no por lo que tiene. Es en la familia donde se forma integralmente a la persona, al satisfacer sus necesidades biológicas, intelectuales, afectivas, sociales y espirituales, lo que permitirá a las personas convertirse en individuos que aporten a la sociedad, potenciando sus habilidades para emprender, para desenvolverse con los demás, y ser capaces de amar. Invertir en la familia es invertir en el presente y futuro de una nación, porque la familia hace a la persona y la persona a la sociedad. La familia es así el mejor antídoto para combatir los problemas sociales como la violencia, el abuso, la delincuencia, la pobreza, la soledad, la corrupción, los trastornos psicológicos, las adicciones…en última instancia invertir en la familia es invertir en la felicidad de cada persona y, por tanto, de la sociedad.


Relación existente entre justicia y misericordia En la Sagrada Escritura la justicia es concebida esencialmente como un abandonarse confiado en la voluntad de Dios La misma llamada llegue también a todas las Estamos convencidos que el tema de la Misericordia con el que el Papa ha querido introducir a la Iglesia en el camino jubilar podrá ser un momento de verdadera gracia para todos los cristianos y un renacimiento para proseguir en el camino de la nueva evangelización y de la conversión pastoral que el Papa Francisco nos ha indicado. Como él mismo ha escrito: “En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos»”

personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder. Es una obra de las tinieblas, sostenida por la sospecha y la intriga. Corruptio optimi pessima, decía con razón san Gregorio Magno, para indicar que ninguno puede sentirse inmune de esta tentación. Para erradicarla de la vida personal y social son necesarias prudencia, vigilancia, lealtad, transparencia, unidas al coraje de

Relación existente entre justicia y misericordia No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos, tarde o temprano, llega el juicio de Dios al cual ninguno puede escapar.

la denuncia. Si no se la combate abiertamente, tarde o temprano busca cómplices y destruye la existencia. ¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Delante a tantos crímenes cometidos, escuchad el llanto de todas las personas depredadas por vosotros de la vida, de la familia, de los afectos y de la dignidad. Seguir como estáis es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora pensáis. El Papa os tiende la mano. Está dispuesto a escucharos. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia.


No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia. No son dos momentos contrastantes entre sí, sino un solo momento que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor. La justicia es un concepto fundamental para la sociedad civil cuando, normalmente, se hace referencia a un orden jurídico a través del cual se aplica la ley. Con la justicia se entiende también que a cada uno debe ser dado lo que le es debido. En la Biblia, muchas veces se hace referencia a la justicia divina y a Dios como juez. Generalmente es entendida como la observación integral de la ley y como el comportamiento de todo buen israelita conforme a los mandamientos dados por Dios. Esta visión, sin embargo, ha conducido no pocas veces a caer en el legalismo, falsificando su sentido originario y oscureciendo el profundo valor que la justicia tiene. Para superar la perspectiva legalista, sería necesario recordar que en la Sagrada Escritura la justicia es concebida esencialmente como un abandonarse confiado en la voluntad de Dios. Por su parte, Jesús habla muchas veces de la importancia de la fe, más bien que de la observancia de la ley. Es en este sentido que debemos comprender sus palabras cuando estando a la mesa con Mateo y sus amigos dice a los fariseos que lo contestaban porque comía con los publicanos y pecadores: « Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores » (Mt 9,13). Ante la visión de una justicia como mera observancia de la ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina a mostrar el gran de don de la misericordia que busca a los pecadores para ofrecerles el perdón y la salvación. Se comprende porque en presencia de una perspectiva tan liberadora y fuente de renovación, Jesús haya sido rechazado por los fariseos y por los doctores de la ley. Estos, para ser fieles a la ley, ponían solo pesos sobre las espaldas de las persona, pero así frustraban la misericordia del Padre. El reclamo a observar la ley no puede obstaculizar la atención por las necesidades que tocan la dignidad de las personas.

Al respecto es muy significativa la referencia que Jesús hace al profeta Oseas -« yo quiero amor, no sacrificio ». Jesús afirma que de ahora en adelante la regla de vida de sus discípulos deberá ser la que da el primado a la misericordia, como Él mismo testimonia compartiendo la mesa con los pecadores. La misericordia, una vez más, se revela como dimensión fundamental de la misión de Jesús. Ella es un verdadero reto para sus interlocutores que se detienen en el respeto formal de la ley. Jesús, en cambio, va más allá de la ley; su compartir con aquellos que la ley consideraba pecadores permite comprender hasta dónde llega su misericordia. También el Apóstol Pablo hizo un recorrido parecido. Antes de encontrar a Jesús en el camino a Damasco, su vida estaba dedicada a perseguir de manera irreprensible la justicia de la ley (cfr Flp 3,6). La conversión a Cristo lo condujo a ampliar su visión precedente al punto que en la carta a los Gálatas afirma: « Hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley » (2,16). Parece que su comprensión de la justicia ha cambiado ahora radicalmente. Pablo pone en primer lugar la fe y no más la ley. El juicio de Dios no lo constituye la observancia o no de la ley, sino la fe en Jesucristo, que con su muerte y resurrección trae la salvación junto con la misericordia que justifica. La justicia de Dios se convierte ahora en liberación para cuantos están oprimidos por la esclavitud del pecado y sus consecuencias. La justicia de Dios es su perdón (cfr Sal 51,11-16).


Dice el Señor que el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. (Jn 4, 14). Y más adelante añade: Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí.(Jn 7, 37b). Y más aún: El que tenga sed, que se acerque, y el que quiera, reciba gratis agua de vida. (Ap 22, 17c). Y ahora otro cuentito, el del profesor que fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph, quien encontró a Dios sirviendo a sus semejantes.

¿Cómo puedo encontrar a Dios? Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, y nuestra vida sería como una película que ya vimos. Por: Juan Rafael Pacheco Cuenta la historia de un hombre muy rico y orgulloso que quería encontrar a Dios. Un día se acercó a un ermitaño que vivía en las afueras del pueblo, hombre sabio y prudente, quien lo llevó a lo alto de la montaña. Allí lo dejó durante dos días, sin permitirle beber agua. Luego fueron donde nacía el río del pueblo, y le dijo: En este momento, para sobrevivir necesitas agua. ¿Cómo lo harías? El hombre se arrodilló, y bajando su cabeza bebió del cañito de agua que brotaba del suelo. Díjole el sabio: Eso es lo que harás para encontrar a Dios. Deja a un lado tu orgullo y reconoce tu necesidad de Dios, la fuente de agua viva, arrodillándote hasta tocar el suelo. Es la única forma de beber el agua que te salvaría de morir de sed. Asimismo, para salvar tu alma, debes reconocer que sin Dios no tienes salvación.

Recogiendo las maletas, Ralph ayudó a una anciana con su equipaje, cargó dos niños para que vieran a Santa Claus, y orientó a una persona, mientras sonreía alegremente. ¿Dónde aprendió a comportarse así? -preguntó el profesor. En la guerra, contestó Ralph. En Vietnam su misión había sido limpiar campos minados, viendo como varios amigos encontraban una muerte prematura. Me acostumbré a vivir paso a paso. Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último, y por eso tenía que sacar el mayor provecho del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo. Cada paso era toda una vida. Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, y nuestra vida sería como una película que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es, una gran y emocionante aventura. Y en ese trajinar, Ralph observó que al final no importará quién haya acumulado más riquezas, ni quién haya llegado más lejos, sino que lo único que importará es quien haya amado más. Ralph se dio cuenta que más ama quien más ha servido, porque aprecia su vida y la vida de los demás, y como dice el Señor, al referirse a los pobres, los ancianos, los niños, los necesitados y desvalidos: En verdad os digo, que cuanto hagan a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicieron. (Mt 25, 40).


¿La fe es amor o normas? Ser cristiano es un modo de pensar y de vivir que comprende al hombre en su totalidad. Por: P. Fernando Pascual LC

Muchos católicos piensan su fe cristiana en clave dicotómica. Por un lado, encuentran en ella una espiritualidad bellísima, un mensaje maravilloso, una esperanza y un proyecto para vivir sólo en el amor. Por otro, ven una serie de mandamientos y de "normas" que sienten como una camisa de fuerza o como tijeras que cortan las alas de sus sueños y que impiden vivir según el progreso de la sociedad. En realidad, los mandamientos que Dios nos ha dado y las normas que la Iglesia nos ofrece no son obstáculos, sino parte misma de la respuesta de amor que nace de la fe en el Evangelio. Porque ser cristiano no es sólo creer que Dios nos ama, que Cristo nos ofrece la salvación con su entrega en la cruz. Ni es sólo rezar en los momentos de dificultad para pedir ayuda, o en los momentos de alegría para reconocer que los dones vienen de Dios. Ni es sólo entrar en una iglesia para las “grandes ocasiones”: un bautizo, un matrimonio, un funeral... Ser cristiano es un modo de pensar y de vivir que comprende al hombre en su totalidad. Desde que suena el despertador o alguien nos grita que nos levantemos, hasta el momento de acostarnos, cuando apenas tenemos fuerzas para colocar la camisa en el armario. Es, por lo tanto, falsa la dicotomía que lleva a muchos a aceptar algunos aspectos espirituales de su fe cristiana y a dejar de lado las exigencias concretas de esa misma fe. Porque la fe en Dios llega a todos los ámbitos de la vida: lo que uno piensa ante el espejo, lo que uno dice en el teléfono, lo que uno hace con el poco o mucho dinero de su cuenta bancaria, lo que uno comenta ante un amigo, lo que uno hace o no hace en el trabajo, lo que uno ve y piensa ante la televisión, lo que uno come o deja de comer.

Sería triste caminar en la vida con la falsa idea de que podemos declararnos católicos sólo porque así lo creemos y lo decimos ante una encuesta pública. Porque un católico lo es de verdad cuando, desde su fe, esperanza y caridad, lucha día a día para poner en práctica el Evangelio y para acoger las enseñanzas que nos vienen del Papa y de los obispos, es decir, de los sucesores de los Apóstoles y defensores del gran tesoro de nuestra fe. Por eso mismo también es incoherencia y falsificación de la fe cristiana el cumplir escrupulosamente normas y reglas, mandamientos y Derecho canónico, con un corazón frío, con un espíritu fariseo, con faltas enormes al mandamiento del amor. Las obras valen sólo cuando están sumergidas en una fe profunda y en una caridad auténtica. De lo contrario, caemos en formalismos que poco a poco marchitan el alma y nos llevan a caminar sin la alegría profunda de quien vive en un continuo trato de intimidad con un Dios que nos mira, de verdad, como hijos muy amados. Hay que superar la esquizofrenia del espíritu que separa la fe y las obras, la piedad y el trabajo, la espiritualidad y el compromiso serio por el Evangelio. No basta decir “Señor, Señor” para ser sarmientos fecundos. Ni sirve para nada hacer mil acrobacias formalistas sin un corazón lleno de amor hacia nuestro Padre de los cielos y hacia cada compañero de camino. Hoy podemos, con sencillez, con humildad, con la valentía del cristiano, decirle a Cristo: acojo tu Amor, Jesús. Quiero vivir según el Evangelio, quiero escuchar la voz de tus pastores, quiero que la caridad sea la luz que guíe cada uno de mis pasos, en lo grande y en lo pequeño...


ORAR DESDE LA ADVERSIDAD CRISTO SUFRIÓ Y ASUMIÓ EL SUFRIMIENTO COMO INSTRUMENTO DE SALVACIÓN ¿PODREMOS SEGUIR SU EJEMPLO?

POR: P. EUSEBIO GÓMEZ NAVARRO

Un rayó cayó en un frutal y rompió la mayor parte de las ramas. Sin embargo, una de ellas quedaba sujeta al tronco por unas pocas fibras y por la corteza, gracias a lo cual daba todavía frutos. La adversidad, el sufrimiento, forma parte de nuestra existencia. Una infinita gama de dolor, de sufrimiento acosan al ser humano. El mal, el sufrimiento, no entraba en los planes de Dios, el pecado nos lo trajo y desde entonces se pasea entre nosotros. Para el cristiano la enfermedad, el dolor, tiene que ser una escuela de santificación, “signo de predilección divina”, oportunidad de crecimiento. “¿Puede engendrar felicidad la adversidad?”, pregunta José Luis Martín Descalzo. Él mismo da esta respuesta: “Puede engendrar, al menos, muchas cosas: Hondura de alma, plenitud de condición humana, nuevos caminos para descubrir más luz, para acercarnos a Dios. Por eso no hay que tenerle miedo al dolor. Lo mismo que no le tenemos miedo a la noche. Sabemos que el sol sigue saliendo aunque no lo veamos. Sabemos que volverá. Dios no desaparece cuando sufrimos. Esta ahí, de otro modo, como está el sol, cuando se ha ido de nuestros ojos”.

Cristo sintió el amargor del cáliz y el abandono del Padre. Sufrió y asumió el sufrimiento como instrumento de salvación. El vino para salvar siempre. “Decidle a Juan lo que habéis visto y oído; los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen y a los pobres se les anuncia el Evangelio” (Lc 7, 22). Según el Evangelio, Cristo recorría toda Galilea enseñando y curando toda enfermedad y dolencia…Y se extendía su fama. y le traían a todos los que padecían algún mal: a los atacados de diferentes enfermedades y dolores y a los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los curaba (Mt 40, 23-25). Cristo se acerca al que sufre y con él usa gestos de amor: palabras, silencios... A él le oye, le ve, le toca, le toma de la mano y camina con él (Jn 9, 1). Como siente compasión por el que sufre, a todos sana. Cristo sigue acercándose a cada uno de los que sufren. Será bueno tener fe en él y poner los ojos en él, no estar sin su presencia y amistad. El Dios que se nos revela en Jesús es un Dios que comparte con el ser humano su situación, la de caminante y peregrino, la de un ser débil como el barro. Sentirse débil, cansado, perdido y rezar a Dios, es disipar dudas, temores, reponer fuerzas para seguir en el camino.


En los momentos de dificultad, hay que doblar la rodilla y levantar el corazón y la mirada al cielo. Louis Veuillot, tras la muerte de su mujer y de sus tres hijos, pasaba mucho tiempo orando. A un amigo que le miraba, le dijo: “No estoy derribado en tierra; estoy sencillamente de rodillas”. Ramón Font cuenta cómo a una joven le ayudó la oración durante 9 horas que estuvo encaramada en un árbol en medio del río Segre. Aquella mucha rezaba continuamente. “Me impresionó comprobar que en momentos difíciles, aquél en concreto para la chica, lo único que la sostenía y daba fuerzas era ese Dios que está al lado de quienes sufren, de quienes le reclaman y de quienes le quieren”. Leonard Cohen, escritor, compositor y cantante, nacido en Montreal, Canadá, que ha actuado en casi todos los países del mundo, afirma: “Si me siento flácido, hago ejercicio. Si me siento perezoso mentalmente, procuro meditar. Si me siento perdido, rezo”. “A voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor; desahogo ante él mis afanes, expongo ante él mi angustia” (Sal 141, 2). El itinerario de la oración pasa por noches que son pruebas de angustia y desesperación. “Cuando nos veamos cubiertos de tinieblas, sobre todo si no somos nosotros la causa, no temblemos. Considera que estas tinieblas que te cubren te las ha enviado la providencia de Dios, por razones que solo él conoce, pues nuestra alma, a veces se ahoga y es engullida por las olas. Entonces, aunque nos dediquemos a la lectura de las Escrituras o a la oración, hagamos lo que hagamos nos encerramos cada vez más en las tinieblas (…). Son unos momentos llenos de desesperación y temor, porque la esperanza en Dios y el consuelo de la fe han abandonado totalmente al alma, que está llena de dudas y angustia.

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Aquellos a quienes la confusión ha puesto a prueba, en un momento determinado, sabrán que al final se producirá un cambio. Dios no nos abandona jamás en ese estado, pues eso destruiría la esperanza (…) sino que la permite salir rápidamente de esta situación. Bienaventurado el que soporte estas tentaciones... Después de la gracia viene la prueba. Hay un tiempo para la prueba. Y hay también un tiempo para el consuelo” (Isaac El Sirio) El sufrimiento purifica. Ante cualquier tragedia o cruz, sobran todas las explicaciones. Sólo la fe, el silencio y el misterio tienen la respuesta acertada. Cuando el dolor aprieta, cuando las calamidades públicas azotan sin compasión, en momentos de dificultad la gente eleva los ojos a Dios. Así rezan estos versos: “En un pueblo de la costa, cuando el mar da poca pesca, a la iglesia van los hombres. Cuando mucha, a la taberna”. El Maestro invita a ser sus discípulos, a seguirle, a cargar con la cruz, a dar la vida por los demás. En la historia ha habido testimonios elocuentes de entrega como el P. Damián, Madre Teresa, Maximiliano Kolbe... Muchos otros, sin ser tan famosos, donan órganos para que otros puedan aprovecharse de ellos. Es bueno pedir, sin dudar. El Pastor de Hermas, decía: “Pídele sin titubear y conocerás que su gran misericordia no te abandona, sino que dará cumplimiento a la petición de tu alma”. Es bien conocida la oración: “Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar aquellas cosas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia”.


Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5: “Recuerda de dónde has caído, y arrepiéntete” Salmo 1 “El Señor protege al justo” San Lucas 18, 35-43 “¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea” Uno de los modos de meditar la palabra de Dios es poniéndonos nosotros mismos en el lugar de alguno de los personajes que el pasaje nos presenta. Hoy quisiera que nos colocáramos en los zapatos del ciego. Así, sintamos la inseguridad que provoca la oscuridad, la turbación que provocan los ruidos desconocidos, el miedo que da el avanzar en tinieblas. ¿Qué se siente estar ciego?

¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI? SEÑOR, QUE VEA By Joyce Wright Photographs by Mark Halberg

Hay quienes llevan su ceguera con mucha dignidad y hasta optimismo. Conozco personas que nos adelantan en superación, servicios y atención, a pesar de su ceguera. Pero con frecuencia la ceguera produce dependencia, imposibilidad y marginación. Desde allí, junto con el ciego, preguntemos qué es el ruido que se oye, por qué los pasos de tanta gente. “Es Jesús”. ¿Qué sentimos en nuestro corazón cuando escuchamos que Jesús pasa a nuestro lado y estamos sumidos en la oscuridad? ¿Por qué no nos unimos al grito de angustia que profiere aquel ciego?“Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”. Estoy ciego, estoy perdido en mis oscuridades, no encuentro el camino y las personas que deberían apoyarme, me piden que calle, que no hable, que no exija mis derechos, que no estorbe. “Jesús, tú ten compasión de mí”. Tú no puedes callarme, tú me escuchas y atiendes, tú me permites acercarme. Oigo tus palabras: “¿Qué quieres que haga por ti?” Señor, tengo una larga lista de cosas que quisiera pedirte. Hay muchas cosas que no entiendo: el mal, el pecado, la injusticia, la violencia… pero lo que más me duele es mi propia oscuridad, mi propio pecado y mi propia maldad. Señor, que vea. Señor, que haya luz en mi interior que me permita tener esperanza y fortaleza para la lucha de cada día. Señor ilumina mis tinieblas para descubrir tu camino de fraternidad y de amor. Señor rompe las barreras que me impiden descubrir en cada rostro un hermano, y en cada hombre y mujer tu propio rostro. Señor, que vea.


¿Tienes fe para repartir? ¿Puedes dar a otros esa fe, esa visión de la vida, ese amor a Dios que tú tienes? Por: P Mariano de Blas ¿Tienes fe para repartir, es decir, tienes tanta abundancia que te sobra, y, por consiguiente, puedes dar a otros esa fe, esa visión de la vida, ese amor a Dios que tú tienes? ¿O es una fe que apenas te alcanza? Como cuando uno va a comprar en el mercado, y se le antoja llevarse muchas cosas; pero, a la hora de sacar la cartera, se da cuenta de que no le alcanza, y empieza a dejar un objeto aquí, y luego otro, y luego otro, y se lleva solamente unas cuantas cosas porque no le alcanza el dinero. ¿Eres tú de ésos? ¿De los que son católicos a ratos? Quizás el domingo un momento. Quizás en algún evento especial de la vida. Pero luego hay horas, días y meses en que parece que ya no crees. Parece que no tienes un fuerte sostén espiritual. Parece que andas sin brújula en la vida. Se necesita hoy gente que esté llena, llena de esa fe, llena de ese amor, llena de esperanza para repartir; porque hay más pobres, más mendigos del espíritu que mendigos de un pedazo de pan. Hay mucha hambre de fe, mucha hambre de Dios, y se requiere gente que la tenga en abundancia para repartirla. Cuando el nivel de fe baja en el mundo, sube el nivel de la desesperación. ¿Por qué habrá hoy tantos desesperados?


CONFÍO EN TI

LA FE NO CONSTATA, SE FÍA DE UN SER OMNIPOTENTE E INFINITAMENTE MISERICORDIOSO Y ELIGE CONFIAR A PESAR DE TODAS LAS EVIDENCIAS.

POR: P. MARIANO DE BLAS

Confío en Ti, porque eres completamente de fiar.

Jesús dice: No os preocupéis... Nuestro refrigerador vacío,

Eres la misericordia sin orillas ni fronteras.

la tarjeta vencida, los pagos de la casa sin hacer, la falta de

Misericordia que ha perdonado, perdona y seguirá

trabajo, no tienes remedio...

perdonando.

La mente y los ojos ven, constatan y deciden en consecuencia. No hay remedio. La fe no constata, se fía de

Cuanto necesito de esa misericordia y bondad, yo

un ser omnipotente e infinitamente misericordioso y elige

que soy tan pecador. Espero en Ti porque eres la

confiar a pesar de todas las evidencias.

misericordia infinita. Si yo supiera, si yo creyera que tu bondad y misericordia no tienen medida, me

Realmente para Dios el resolver mis problemas es de risa.

sentiría para siempre seguro y tranquilo. Si eres la

No le cuesta nada, nada. Y pensar que sólo depende de que

misericordia infinita, haz que sea también infinita

yo haga un acto de fe y confianza. Jesús en Ti confío.

mi confianza.

Todo lo obtendréis... Reto a cada uno de mis lectores a que tengan esta clase de fe que mueve montañas. La fe mueve

Todo lo perdonas, aun los más horrendos pecados,

montañas, sí, pero solo las que uno se atreve a mover.

si hay un poco de arrepentimiento y humildad. No

Les decía que para los que no tienen trabajo, y sí muchas

cabe desesperanza en el corazón de los más grandes

deudas empiecen a dar algo de lo que todavía tienen, que

pecadores. El perdón de Dios siempre es mayor.

pidan por los más necesitados que ellos. Y se llevarán la gran sorpresa, Pero esto sólo lo harán los que tienen

Espero en Ti porque eres fiel a tus promesas. Tú

confianza en Dios.

cumples siempre. El hombre casi nunca. Por eso tengo la certeza de tus promesas. Un día las

Problemas de un esposo, hijo o hija que está tercamente

disfrutaré de seguro. Mientras alimento mi

alejado de Dios...Oren con confianza inquebrantable de que

esperanza.

Dios les concederá la gracia pedida. Pero deben superar la gran prueba: el no ver resultados durante un tiempo o

La confianza tan necesaria...Las penas son grandes a

incluso el ver que la situación empeora. Confiar significa

veces y la esperanza no alcanza. Él nos ha dicho:

continuar orando con la misma seguridad. Y el milagro

Confiad totalmente en Mí. Nuestra mente nos dice:

llegará. Ha llegado ya para muchos y muchas que han orado

No saldrás del hoyo. Así piensan los que se suicidan.

con esa confianza.


En el evangelio no hay ni un caso de enfermedad o necesidad que no haya sido atendido cuando Cristo

Hay, además, una fórmula secreta para obtener

encontró una fe como ésa. La siro fenicia, el

cosas que uno necesita: y consiste en dar. Parece

Centurión y su siervo, la hemorroísa, el leproso...

contradictoria pues, si no tengo, qué voy a dar. Siempre el más pobre puede dar algo de lo que

Problemas duros: Mi hijo está en la cárcel, estoy en

tiene. Al dar algo parece empobrecerse de

quiebra económica, mi matrimonio anda

momento, pero hay una ley que se cumple siempre:

naufragando...alguien de mi familia se fue a otra

el que da, recibe. Claro, al que no está acostumbrado

religión, o anda muy alejado de Dios... Esas personas

a ese modo de proceder o no lo ha experimentado,

tienen un reto magnífico, valiente: La confianza

le cuesta creerlo. Pero yo le reto a que haga la

mayor que el problema.

prueba.

La misma confianza que tienes en Dios, tenla en

Muchos y muchas de ustedes han dado un ejemplo

María Santísima. "Si vosotros que sois malos dais

de esto: comprometerse con una ofrenda de amor

buenas cosas a vuestros hijos.. cuanto más vuestro

mensual sin saber si van tener. Pueden estar

padre celestial..."

seguros que se cumplirá lo del profeta Elías con la

¿Crees que Ella no puede, crees que Ella no quiere?

viuda de Sarepta: No faltará la harina ni el aceite en

El amor que Ella te tiene es como para darte todas

tu casa hasta que Dios mande la lluvia del cielo...Y

las cosas del mundo, con más razón la pequeña cosa

así sucedió. Los que han hecho anteriormente la

que le pides. Problema de confianza, siempre es

experiencia, lo saben.

problema de confianza. Dejo en tus manos, Señor, mi vida entera: Mi ¿Cómo se adquiere la confianza?

pasado, mi presente y mi futuro. También el día de

Pidiéndosela a Dios y a María Santísima y

mi muerte. Yo no sé cuándo será ni cómo pero no

ejercitándola en pequeños y repetidos actos de

importa. Me importa que lo sepan las dos personas

confianza. Confío en que me ayudarás a tener hoy

que más me aman en este mundo, Tú y tu Madre

qué comer, cómo pagar mis deudas, como conseguir

santísima que es también mía. Por eso no tengo

trabajo, cómo lograr que mi hijo o hija regrese al

miedo a la muerte.

buen camino...


El cáncer de la cultura light Estamos bombardeados por una mentalidad que nos invita a la notrascendencia, a no-complicación y a el no-pensar Por: Hno. Carlos Agustín Cazares Martínez

El mundo contemporáneo se ha visto bombardeado por las diferentes ideologías que le incitan a vivir de una manera despreocupada, es decir, sumergirse en una dimensión donde todo se presenta de una manera ligera, la comida, bebidas , golosinas etc., además con esta serie de productos “Light”, la vida, la convivencia social, los roles de trabajo e incluso las diversiones se realizan sin esfuerzo. Dicho de otra manera, es la invitación a la notrascendencia, a no-complicarse y a no-pensar. Este tipo de mentalidad tiene un origen especifico ya que, desde hace algún tiempo, los poderosos de este mundo han hecho creer a muchos jóvenes que para alcanzar la felicidad solo se necesita poseer riquezas y disfrutar de los placeres que les ofrece una vida sin complicaciones elevando el egoísmo y promoviendo leyes antimorales que aparentemente consiguen un reconocimiento y un alto “status” social. Esta cultura, si así se le puede llamar, a tenido un gran auge en el comportamiento de muchos jóvenes que incluso se le denominado “cultura Light” ya que como un cáncer se ha infiltrado en la personalidad de muchos que han optado por un individualismo exagerado, una búsqueda inmediata de satisfacción, el desprecio del prójimo, una escasa profundidad en el abordamiento de un tema, superficialidad, falta de compromiso social o incluso humano, banalidad y liviandad (Marcelo Colussi). Ahora bien, este “cáncer”, que ataca inmensurablemente el corazón de tantos jóvenes, ha generado que éstos vivan en un sinsentido y solo se dejen llevar por lo más fácil y cómodo y que simplemente no encuentren un por que y un para que.


Otro slogan de esta “cultura” es: “haz lo que quieras” una frase que desemboca en un libertinaje que asfixia la esperanza y se proyecta a un “nihilismo”, es decir, a la nada. Se trata de un “nada te preocupe”, “nada vale la pena”, “nada tiene sentido” etc., tantas consignas que solo orillan a la muerte de los ideales y de la trascendencia. Esta “onda Light” ha ganado ya varios ambientes de la sociedad, tornándose una subjetividad donde todo es permitido sin importar el Bien Común. Además el aceptar todo con resignación han hecho caer al hombre en un consumismo exacerbado, es decir, buscar la felicidad y la realización solo en lo material como si eso fuera lo perdurable. Es por eso que en este contexto de ideologías negativas que pisotean la dignidad de la persona humana, los jóvenes no podemos quedarnos con los brazos cruzados, sino, siempre caminar con ideales firmes, metas altas y sobre todo la convicción de que hemos sido creados por Dios para cumplir una misión. El reto de encontrar la autentica felicidad a base de esfuerzo, lucha constante, trabajo y sobre todo la confianza en Él. Los jóvenes no debemos dejarnos llevar por la mentalidad egocéntrica de unos cuantos y contrarrestar esa cultura opresora de los valores llevando como estandarte la civilización del amor. Civilización que implica un enriquecimiento en la vida espiritual y permite que la inteligencia de la cual fue dotada cada persona alcance sus potencialidades y logre encontrar la verdad expresada en los sentimientos de amistad y amor que se demuestran en la donación diaria a sabiendas que la relación humana es la vocación primera y de allí asimilar las responsabilidades propias como son: la participación en los deberes políticos, el bien común, la justicia social, el respeto de la persona humana, el fomento de valores y la defensa de la vida.


Luis de Trelles y Noguerol Un laico ejemplar del siglo XIX

Don Luis de Trelles nació el 20 de agosto de 1819 en el seno de una familia profundamente católica y de noble tradición. Fueron sus padres: D. Ramón María Vicente de Trelles y Cora, y Dña. María Josefa Noguerol y Leis. Fue el tercero de tres hermanos y convivieron en el hogar en armonía, bajo la amorosa protección del padre y el solícito cuidado de la madre. Los abuelos paternos y el abuelo materno habían fallecido. Solo conoció a la abuela materna, a la que profesó un tierno afecto.

La Iglesia promueve el culto de los santos porque su ejemplo es un estímulo para sus fieles, que ante el modelo de personas que han vivido en un ambiente y en unas condiciones semejantes a las que vive el común de los mortales, han sabido dar testimonio de su fe y su fidelidad al Evangelio de Jesucristo. Y porque su vida ejemplar es motivo de glorificar al Señor que con su gracia manifiesta que es la fuerza de los que confían en El. Ellos no necesitan de nuestro reconocimiento, porque ya gozan de la gloria, somos nosotros, los fieles, que tenemos necesidad de que la Iglesia siga proponiendo continuamente nuevos modelos de santidad, capaces de ayudarnos a interpretar, en cualquier condición de vida, el mensaje evangélico.

En nuestros días necesitamos ejemplos que nos estimulen a vivir el Evangelio en las condiciones actuales, en que parece se oscurece la luz que irradia el Evangelio; y la vida de don Luis de Trelles, es como una luz que ilumina en las distintas facetas de la vida civil, profesional y social. Él se adelantó al Concilio Vaticano II que propone: “que El reino de Cristo se implanta… por medio de los laicos a quienes constituye en testigos y les ilumina con el sentido de la fe y la gracia de la palabra…para que la virtud del Evangelio brille en la vida cotidiana, familiar y social” (LG, 35). El siervo de Dios practicó heroicamente las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, hasta el punto de estar dispuesto a entregar su vida por el bien de los hermanos, como consta en sus escritos: “Dichoso sería (pues soy cristiano devoto) si mi gastada vida pudiese salvar una sola de mis amigos o de mis adversarios, que vale más que la mía” (despacho de don Luis para don Marcelo Azcárraga Palmero, Subsecretario de guerra. (Madrid, 24.08.1875) Archivo Histórico Militar. Archivo de la Fundación Trelles) El testimonio de don Luis de Trelles es de una gran actualidad, pues las circunstancias en que se desarrolló su vida y su condición de seglar comprometido, nos muestra que es posible ser fiel al Evangelio en cualesquiera eventualidades, como ya nos animó el Concilio: “Los fieles cristianos, por estar incorporados a Cristo mediante el Bautismo, constituidos en pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, ejercen, por su parte, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” (LG,31) Es gloria de la Iglesia el reconocer las virtudes de los santos, porque ellos son como estrellas en el firmamento que reflejan la luz, Cristo Jesús, y contribuyen a fortalecer y acrecentar la unión existente entre la Iglesia triunfante y la Iglesia peregrinante, que somos nosotros. Los santos son una expresión de esa mística unión, una manifestación viva de la vitalidad de la Iglesia, un signo de la acción santificante del Espíritu. El proceso de canonización de don Luis de Trelles está en marcha.


"Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados… tener a todos por mejores que nosotros…" -Santa Teresa de Jesús



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