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Finanzas personales posmaternidad
Cuando mis hijos crezcan...
Por Adriana Bock, economista
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Mas allá de los estereotipos y clichés que nos definen cada vez menos, desde la experiencia es difícil no admitir que, a partir del momento en que las mujeres nos convertimos en madres, ocurren cambios en nuestro orden de prioridades, tanto en el empleo del tiempo como del dinero.
No es que las madres, necesariamente, tengamos que ponernos en último lugar —y por cierto, no veo ningún mérito en ello—, pero lo que sí pasa es que, al ser mamás, nuestra fuente de felicidad se amplía, pasando a abarcar no solo la propia satisfacción, sino abriendo paso a la búsqueda permanente del bienestar de nuestros hijos.
Si bien es cierto que ciertas etapas de la maternidad pueden parecer interminables, sobre todo las más agotadoras, es un hecho de que se trata de un rol dinámico, cambiante según el desarrollo que van experimentando los hijos. Nos guste o no, los hijos parecen crecer a un ritmo más rápido que al que logramos adaptarnos las mamás. Por lo tanto, es sano que seamos conscientes de que, más temprano que tarde, todas las madres enfrentaremos cambios en nuestro ciclo de vida, cuando las demandas de nuestros hijos cambien, sea que disminuyan en ciertos aspectos o aumenten en otros.
No obstante, ante estos cambios se abrirán nuevas posibilidades y necesidades, incluso la de replantearnos, una vez más, el orden de nuestras prioridades. Y estos cambios, inevitablemente se reflejarán en nuestras finanzas.
Y surge la pregunta casi obligada: ¿serán positivos o negativos estos cambios? La respuesta, casi obvia, es que depende. Las finanzas posmaternidad pueden ser más o menos felices, dependiendo de la claridad con que definamos nuestras metas para dicha etapa, y de la efectividad de las acciones concretas que realicemos para lograrlas.
Aunque las metas son personales —y cada quien tiene las suyas—, del mismo modo que cada realidad financiera es diferente, vos podés prepararte desde hoy para vivir el futuro con la máxima satisfacción posible. Estos son algunos aspectos clave a tener en cuenta para disfrutar de esa etapa maravillosa de tu vida, en la que vos volvés a ser la prioridad número uno.
Más de una fuente de ingresos
Tal vez sea la primera vez en mucho tiempo que puedas dedicarte de lleno a aquello que te apasiona y te hace sentir viva, más allá de la crianza de tus hijos. No permitas que las urgencias económicas te roben esa posibilidad. Invertí desde ahora en activos que te generen ingresos, aunque no trabajes, como inmuebles que puedas alquilar, instrumentos financieros e incluso un buen plan de jubilación privada.
Salud integral
Evitá caer en el engaño de que es caro acudir a un terapeuta que te ayude a gestionar emociones, liberarte de miedos o sanar sentimientos de culpa. Aquello que no resolvés a nivel emocional terminará afectando mucho más tu bolsillo, no solo por las posibles repercusiones en tu salud física, sino porque serán obstáculos para que fluya tu creatividad, e impedimentos para que florezca lo mejor de vos.
Desafíos intelectuales
Tener tu mente activa es clave para mantenerte productiva. Destiná recursos a seguir cultivando el hábito de la lectura, seguir asistiendo a cursos, conferencias y seminarios, etc. O, por qué no, iniciar una nueva carrera profesional.
Vida social activa
Uno de los aspectos más importantes que no debés descuidar es el tiempo que destines a pasarlo en compañía de tus amigos. Reservar algo de dinero para este propósito es indispensable para una buena calidad de vida.
Viajar y otros gustitos
Tal vez, circunstancialmente, tu instinto maternal te impulse a querer ayudar económicamente a tus hijos, quienes en ese momento estén dando sus primeros pasos para encarar su vida adulta (pareja, familia, trabajo o estudios). No obstante, no debés sentirte culpable por elegir gastar también en vos, sobre todo en esas cosas que siempre quisiste y tal vez no pudiste (por el tema de las prioridades).
Tiempo con la familia
Aunque la relación con tus hijos ya no será la misma, no quiere decir que no vaya a ser buena ¡o incluso mejor! Aprovechá para renovar tus lazos con ellos y otros familiares, como hermanos y tus propios padres. Porque no olvides que hay cosas tan valiosas que, simplemente, no se pueden pagar con dinero.
¡Feliz Día de la Madre, que lo disfrutes al máximo hoy y siempre!
Para más información y consultas, escribí a abock@superarte.com.py