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Sí Mamá: Cabezas de familia, trabajadoras independientes
Afianzando nuevas oportunidades
En el mes de las madres, en el cual homenajeamos a las mujeres que decidieron asumir un rol más en sus vidas —el de nutrir y acompañar a otro (u otros) ser humano—, decidimos abocarnos a visibilizar una problemática en torno a la maternidad y el ser mujer en Paraguay: la discriminación que sufren a la hora de conseguir trabajo. El proyecto Sí Mamá nació a raíz de esa problemática, y acá te contamos más acerca de su trabajo y visión.
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Por Nadia Gómez
Giselle Arce y Simón Maidana están al frente de Sí Mamá, un proyecto de la Fundación Surgente en el que trabajan y sueñan para que las madres solteras del país puedan acceder a más y mejores oportunidades laborales. ¿Cómo se logra esto? Desde este espacio, ofrecen talleres y capacitaciones en diferentes áreas para obtener mejores oportunidades de trabajo de forma independiente.
La campaña nació de varios cuestionamientos y experiencias personales de muchas mujeres, situaciones que vivieron a la hora de conseguir trabajo, como, por ejemplo, no quedar seleccionada para un puesto laboral por encontrarse en edad fértil.
Acompañada de una amiga, empezaron a investigar y a leer sobre la situación de las madres en Paraguay, las estadísticas a las que accedieron fueron impactantes: “Ella me comentó que la organización AIESEC estaba llevando adelante un proyecto con mujeres alrededor de Latinoamérica que trabajaba empoderamiento económico, y que sería genial implementar un proyecto así en Paraguay, específicamente para trabajar con mujeres que no consiguen trabajo por su condición de madres. Este es el motivo por el cual empezamos a trabajar en esto”.
Este ángulo les pareció mejor aún ya que muchas mujeres son víctimas de violencia, y esta sería una ayuda significativa para que puedan salir de la situación en la que se encuentran. Así nació oficialmente Sí Mamá, en agosto de 2018. De agosto a diciembre buscaron firmar convenios y recursos; y en enero ya empezaron a implementar el proyecto: recibieron a los primeros voluntarios, formaron equipos y empezaron a realizar relevamientos en una zona de Ypané.
Si bien podrían haber empezado la recolección de datos en cualquier parte del país, Ypané fue el lugar donde decidieron empezar. “Nos fijamos en los datos de varias ciudades, y justamente ese fue uno de los problemas que tuvimos, que no hay datos actualizados en cuanto a estadísticas en el país; utilizamos datos del Centro Paraguayo de Estudios de Población (Cepep) de 2008 más o menos, que habla sobre la situación de la mujer en diferentes áreas del Paraguay, y ahí decidimos empezar por Ypané”, menciona Giselle.
Todos necesitamos un impulso
En un principio, fueron casa por casa para hablar con las mujeres que residían en la zona, y se encontraron con la realidad detrás de los datos. Al terminar el relevamiento, comenzaron las convocatorias para el desarrollo de los talleres, que son tres. El primero se basa en un trabajo más personal, sobre la autoestima. Allí, ellas hablan sobre lo que quieren, y realizan un ejercicio diseñado para que puedan descubrir si les apasiona algo, si hay algo que les motiva, para luego usar esta información como insumo para el próximo taller, que gira en torno a lo que ellas quieren o querrían hacer, desde planear un emprendimiento o emplearse.
El segundo taller es de planificación financiera, y en medio de eso también tocan temas relacionados a planificación familiar. Aquí, como ejercicio, las participantes anotan todos sus gastos para visualizar el monto real de su costo de vida y el de su familia; también anotan y piensan en gastos con los que, generalmente, solo las mujeres cargan, como toallitas femeninas, anticonceptivos, etc., todo para aprender que estos y otros gastos tienen que ser planificados porque deben ser cubiertos todos los meses. “En este taller podemos percatarnos de cómo ellas hacen sus cuentas, si las hacen solas, si cuentan con ingresos propios, o si dependen financieramente de otras personas. Es importante para ver el control que tienen sobre el dinero del hogar”, agrega.
Es durante ese ejercicio en el cual se nota un despertar por parte de las participantes, algunas caen en la revelación de que el dinero de su hogar no pasa por sus manos, o que no cuentan con un dinero propio para darse un gusto, o cubrir una necesidad básica. Es aquí cuando se empiezan a preguntar “¿cómo puedo hacer?”. El taller final es de canvas, un taller para idear el negocio que les gustaría emprender. Giselle comenta que una de ellas quiere preparar bollos y vender al por mayor, y a otras dos chicas les gustaría tener un taller de motocicletas. Ya hay muchas ideas que empezaron a surgir en el grupo.
Continuidad, no cantidad
El grupo con el que empezaron a trabajar estaba compuesto por 50 mujeres y este año planean llegar a un máximo de 200 mujeres. “En las ONG normalmente se suelen medir los proyectos sociales en cantidad de personas a las que se llega, nosotros no buscamos eso. Con que de esto salgan dos chicas que puedan viabilizar sus emprendimientos, voy a estar contenta”, dice Giselle.
Para ellas, no es tan importante el hecho de llegar a más personas, como sí lo es el seguir con las mismas mujeres que empezaron y poder notar cambios y avances en las beneficiadas. La idea de Sí Mamá no es ser proveedores de talleres, sino que las mujeres que participan puedan empezar y mantener sus propios proyectos, y darles un soporte a largo plazo. Según Giselle, quieren empezar chiquito pero seguro, y que esto no pasa por armar un gran taller multitudinario donde al final las ideas queden ahí sin ponerse en práctica, sino que, el día de mañana, el taller de motos de Margarita en Ypané, va a hablar mucho mejor del trabajo que realiza el proyecto que cualquier tipo de taller que puedan realizar.
Para estos profesionales, el logro más significativo está en llegar a las mujeres con las que lograron contactar. El poder conectar y haber tenido una buena y linda recepción de parte de ellas. “Vimos también que tener un grupo de mujeres donde ellas pudiesen sentir un apoyo o un impulso, y sentir esa fuerza de grupo, es algo que les ayudó un montón. De repente viven en la misma ciudad y ni siquiera se conocen, al final muchas de ellas terminaron siendo compinches, y algunas probablemente vayan a ser compañeras de emprendimiento”, señala Giselle.
¿Cómo ayudar?
El proyecto ahora mismo se encuentra buscando alianzas con empresas que puedan aportar o trabajar a través de canje. También reciben donaciones y ayuda de voluntarios. El número de contacto del proyecto, para datos, información o aportes, es (0981) 224-894.