REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 01
Editor responsable Haro, Agustin
Organismo(s) / Persona(s) responsable de la publicación //Chaile, Facundo Ezequiel //Córdoba, Julio Javier //Haro, Agustin
Ciudad/Localidad
Correo electrónico
//San Salvador de Jujuy
//facu_chaile@hotmail.com
//El Siambón
//juliodelsiambon@gmail.com
//San Miguel de Tucumán
//agustin_haro@hotmail.com
Provincia
Dirección
//Jujuy
//La Amapola 751
//Tucumán
//Ruta 341, km 27 ½ y Juan Vicente S/N
//Tucumán
//Provincia de Córdoba 276
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 03
Director Agustín Haro, licenciado en historia por la Universidad Nacional de Tucumán Co – Directores Facundo Chaile, estudiante avanzado de la carrera de historia por la Universidad Nacional de Tucumán. Julio Javier Córdoba, estudiante avanzado de la carrera de historia por la Universidad Nacional de Tucumán. Evaluadores que formaron parte de este número Andrea Navarro, doctora en historia por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Georgina Abbate, licenciada en historia por la Universidad Nacional de Tucumán Gustavo Chalier, licenciado en historia por la Universidad Nacional del Sur, Argentina. Israel Sanmartín, departamento de historia medieval y moderna de la Universidad de Santiago de Compostela Lissette Ruminot, profesora de historia, geografía y educación cívica por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación de Chile Manuel Fernández, Magíster en Historia del Mundo Hispanoamericano, CSIC Instituto de Historia, Madrid, España. Marc Farre, licenciado en historia por la Universidad de Lleida María del Carmen Valverde, doctora en estudios mesoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México María Lelia García Calderón, doctora en ciencias sociales (con orientación en historia) por la Universidad Nacional de Tucumán María Magdalena Flores Padilla, doctora en historia por la Unidad Académica de Historia de la Universidad Autónoma de Zacatecas Miranda Lida, doctora en historia por la Universidad Torcuato di Tella Sergio Carrizo, licenciado en historia por la Universidad Nacional de Tucumán Olga Sulca, magíster en ciencias sociales con especialidad en antropología e historia de los Andes por la Escuela Andina de Postgrado Bartolomé de las Casas (Cusco, Perú) y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador). Verónica Vázquez López, candidata a doctor en estudios mesoamericanos por la Universidad Autónoma de México Diseño gráfico
DOT Estudio, Tucumán, Argentina
www.dotestudiografico.com
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ÍNDICE HISTORIA GENERAL 11 | Un acercamiento al estudio de la Estructura III (EIII) de Calakmul, Campeche, México. Víctor Barrera Alarcón 19 | Derribando mitos fundacionales: Mantzikert y Myrio Kephalon. Guilhem Walter Liberali Martin 29 | Ser y Parecer. La Construcción de una Identidad a través de imágenes y semejanzas. Francisca Carocca Peñailillo 37 | “A Punta Alta cantemos un himno”: reproducción del discurso histórico hegemónico en la historia aaaalocal de una ciudad bonaerense. Gustavo Marcelo Chalier 43 | La Nueva Canción Chilena: “De Canción rebelde a Canción disciplinada, una Historia de Transaaaagresiones y Subordinaciones”, 1960-1973. Gabriel Sebastián Veas Román
HISTORIA DE TUCUMÁN 55 | “Vir gravis et prudens et in negotiis magni momenti expertus, magnus concionator: Julián de aaaaCortázar al servicio de Dios y del Rey en el Tucumán (1616-1621)” Daniela Alejandra Carrasco 67 | Revolución y conflicto institucional. Jurisdicción y competencia en las disputas entre el Cabildo y la Junta Subordinada en San Miguel de Tucumán (1811-1812) Vanesa Alejandra Balcarce 75 | El Tucumán “antiguo” en el presente: intersecciones de calles en dos momentos (1935 y 2015). Agustín Haro
SECCIÓN RESEÑAS 76 | Villaroel González, Oscar / Los Borgia, Iglesia y poder entre los siglos XV y XVI Sílex, Madrid, 2005, 361 pp. / ISBN 84-7737144-X. Ruben Almarza González 80 | Sara Peña de Bascary / “Jesuitas en Tucumán al filo de la expulsión” Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán, número 6, 1994, pp. 113 – 138 Julio Javier Córdoba
PALABRAS PRELIMINARES Hay que utilizar los textos, sin duda. Pero todos los
misa de abrir espacios para la difusión histórica. Así nace Revista
textos. Y no solamente los documentos de archivo en
Historia para Todos: claves para comprender nuestro tiempo.
favor de los cuales se ha creado un privilegio […] Tam-
Desde el inicio de este proceso, buscamos conformar un comité
bién un poema, un cuadro, un drama son para nosotros
evaluador heterogéneo que nos permitiera enriquecer y expandir
documentos, testimonios de una historia viva y huma-
los horizontes de la revista. Es así que a éste, lo integran un gru-
na, saturados de pensamiento y de acción en potencia.
po de profesores e investigadores expertos en áreas diversas que
Lucien Febvre1
van, desde estudios portuarios a estudios sobre la Belle époque (1870 – 1914); de la historia antigua a la historia contemporánea,
Empezar una presentación puede ser un proceso complicado,
pasando por los estudios latinoamericanos, historia Argentina, de
es por ello que decidimos comenzar con una breve cronología.
Chile, y muchas temáticas más.
Mi nombre es Agustin Haro y junto a Facundo Chaile, en no-
Queremos agradecerles a ellos por ser parte del equipo, a aque-
viembre de 2014, comenzamos a idear la posibilidad de crear
llos que evaluaron los artículos que lamentablemente no fueron
un espacio en el cual, estudiantes, profesores, licenciados,
aprobados en este número y también a los evaluadores externos.
magíster, doctores en historia y disciplinas afines, pudieran
Gracias por su apoyo, por sus consejos, por la maravillosa predis-
participar en la conformación de una revista que le brindara
posición a tomarse un tiempo y analizar con claridad la variedad
igualdad de posibilidades a cada uno de ellos. Este proyecto
de artículos que llegaron, permitiéndole a cada participante co-
llevaría la impronta de crear y consolidar un lugar en donde,
nocer la experiencia de la evaluación y posibilitarle la oportunidad
a base de artículos cortos, todo aquel que desee pudiera ser
de ir aprendiendo y perfeccionándose.
parte. Esto, ante el hecho de que muchas revistas de la dis-
Retornando a la revista, este número que están por leer está
ciplina histórica se exige a los autores una extensión que en
dividido en tres secciones:
ocasiones puede resultar difícil de cumplir por parte de estudiantes que recién comienzan en esta labor.
historia general. Dentro de nuestra idea de divulgación se instau-
Con la adhesión de Julio Javier Córdoba terminamos de confor-
ra la posibilidad de englobar un espacio que no se centre en una
mar una serie de normas editoriales sencillas, siguiendo la pre-
temática fija, sino que brinde la posibilidad de abarcar diversos espacios y marcos temporales. Es así que encontrarán artículos
1 Febvre, Lucien, Combates por la historia, Ariel, Barcelona, 1974, pp. 29 - 30
de arqueología mesoamericana, historia colonial y contemporánea de Chile, historia regional e historia de Turquía.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 07
historia de Tucumán. Siguiendo la misma premisa, en es-
mador para todos aquellos estudiantes o nuevos investigado-
ta sección se abordarán artículos que comprendan un arco
res que deseen comenzar con la escritura.
temporal y espacial amplio. Buscamos comprender desde la
No podemos finalizar esta presentación sin dejar de agrade-
época colonial, para llegar a problemáticas contemporáneas
cerles, a ustedes, que se suscribieron a nuestra web, la visi-
de estudios de historia de Tucumán: el azúcar, la criminalidad,
taron y ahora van a leer el primer número de un proyecto que
el movimiento obrero , el radicalismo, el peronismo, para men-
comenzó de manera utópica el año pasado, pero que paso a
cionar sólo algunas posibilidades.
paso fue consolidándose para llegar a este punto de partida.
2
3
Esperamos que con el correr del tiempo, Revista Historia para Reseñas. Un apartado, de menor extensión que los anteriores,
Todos, vaya creciendo y afianzándose como un espacio de
pero igual de importante. Reseñas críticas de libros de la dis-
divulgación de la disciplina, en el que todos puedan enviar sus
ciplina que le permitan, tanto al autor como al lector, entender
artículos, y al cual todos puedan acceder, ya sea como autores
acerca de las posibilidades que un texto científico particular
o como lectores.
puede llegar a brindar. La portada (El hijo del hombre de René Magritte), con su base surrealista, simboliza un nexo que para ciertas escuelas puede sonar transgresor: divulgación – rigor científico – lectura para todo público. Una tríada de elementos que creemos, son la base de una profundización y mayor apertura de la disciplina histórica. A su vez, la manzana verde simboliza este primer número, el inicio de la maduración de este espacio como for-
2 Hablar en la época colonial “del Tucumán” es hacer referencia a un espacio vasto que comprendió a Salta, Santiago del Estero, Córdoba, entre otras provincias 3 Nos referimos en estas categorías tanto al siglo XIX como al s. XX.
Agustin haro // Director facundo Ezequiel Chaile // Co – director julio javier Córdoba // Co – director Junio/15
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HISTORIA
GENERAL
Un acercamiento al estudio de la Estructura III (EIII) de Calakmul, Campeche, México. Víctor Barrera Alarcón Fecha de recepción · 12/01/2015 // Fecha de aprobación · 12/04/2015
El presente artículo tiene como objetivo compilar brevemente la información relativa a la Estructura III de Calakmul, intentando realizar un breve estudio por separado de varios elementos que la conforman: su estructura, su registro material y su ubicación y simbología. Una vez expuesta la información se tratará de poner en común las conclusiones de los tres apartados, tratando de demostrar así que los tres están relacionados y que el correcto estudio de uno de los elementos ayuda a comprender el resto. Palabras Clave: Mesoamérica, Cultura Maya, Arqueología Antropológica.
1. Introducción
En las siguientes páginas se ensaya un análisis de la organi-
La Estructura III de Calakmul (también conocida como el
zación espacial de la Estructura III mediante una contextua-
edificio de las 12 salas) se encuentra ubicada al este de la
lización progresiva del uso y significado de sus cuartos y del
gigantesca Estructura II, en el centro ceremonial del sitio ar-
conjunto. Se parte de las cualidades que pueden inferirse del
queológico de Calakmul, Campeche, México. Se trata de una
plano arquitectónico de la estructura misma; posteriormente
construcción de pequeñas dimensiones, apenas sobrepasa
se complementarán esas inferencias con las que se derivan
los 20 metros de ancho y los 15 metros de largo, situada sobre
de los restos obtenidos en su excavación y, por último, se revi-
una plataforma estucada de aproximadamente 5 metros de
sarán los atributos simbólicos que pudieron expresarse en ella
altura, decorado en su día con grandes mascarones de estuco
tanto a través de su propia posición y ubicación como a través
en los que se han hallado restos de policromía, y coronado
de la distribución de algunos restos materiales seleccionados.
por tres cresterías huecas a modo de patrón triádico (Fig. 1).
Tal y como se detallará en el apartado de las conclusiones, es
1
la conjunción de estas diversas observaciones lo que puede conducir a una interpretación completa de la estructura. 2. Análisis estructural El hecho de poder trabajar directamente con el plano de un edificio nos permite obtener una buena parte de la información de un simple vistazo; no obstante, el dibujo de un plano arquitectónico se trata de una herramienta bastante incompleta si lo que se pretende es analizar los usos del espacio ya que, tal y como apunta Adánez,2 las pautas de circulación en una vivienda no sólo estarían delimitadas por los elementos tangibles que, en definitiva, son los representados en los dibujos, si no que existe toda una gama de elementos intangibles que regulan el espacio del mismo modo o incluso mejor, pudiendo darse así zonas con un Fig. 1: Plano de la plaza central de Calakmul según J.S. Bolles en el que se ha destacado la ubicación de la E.III 1 Marcus, Joyce, The Inscriptions of Calakmul, royal marriage at a maya city, Campeche, México, University of Michigan, Michigan, 1987.
régimen de exclusividad que no quedasen reflejadas en el plano.
2 Adanez, Jesús, “Una conceptuación de la organización espacial doméstica: morfología y dinámica”, en Revista Española de Antropología Americana, Madrid, Volumen extraordinario, 2003, pp. 37 – 49.
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Tal y como ya se ha mencionado en el apartado anterior, la Es-
Sin embargo, pese a esta aparente simetría en la estructura-
tructura III de Calakmul (en adelante EIII) es una construcción
ción y distribución de los espacios, si observamos más deteni-
de pequeñas dimensiones erigida durante el Clásico tempra-
damente la imagen de la planta de EIII podemos apreciar que
no que presenta un amplio período de ocupación, está colo-
ese equilibrio no se cumple realmente: el sector izquierdo de
cada sobre una plataforma a la que se accede mediante una
la estructura4 presenta un carácter mucho más abierto que
escalinata y que la eleva un total de cinco metros sobre el
el sector derecho. Para realizar esta afirmación se ha tenido
suelo (Fig. 2).
en cuenta la conectividad interna entre los diferentes cuartos,
3
perceptible en los denominados como “espacios de transición” que serían, siguiendo las definiciones de Alexander Parmington5, aquellos pasillos y pasajes que actúan como elementos intermediarios entre las diferentes salas, pudiéndose contar así un total de ocho de estos espacios en el sector izquierdo frente a los seis del otro lado. De esta manera, si realizásemos un esquema donde se reflejasen las diferentes posibilidades de tránsito, veríamos que éstas son mucho mayores en el sector izquierdo, tal y como podemos apreciar en la siguiente imagen (Fig. 4):
Fig. 2: Reconstrucción de la estructura III de Calakmul según Luis F. Álvarez (Folan 1991: 13)
A simple vista, observando su fachada o la propia planta del edificio podemos ver que presenta una fuerte simetría, por lo menos en lo que a la estructura se refiere, tal y como podemos apreciar en la imagen (Fig. 3).
Fig. 4: Planta de EIII en la que se ha reflejado un esquema de tránsito. Dibujo de Joyce Marcus, redibujada de Ruppert y Denison 1943. (Marcus 1987: 30). Editado por el autor.
Teniendo en cuenta lo anterior observamos en el plano una interesante dicotomía: el sector izquierdo posee las dos salas con mayor número de accesos posibles de toda la estructura (las salas 1 y 3, con cuatro accesos cada una), y por lo tanto se encuentra internamente más conectada: los cuartos 2, 3 y 4 tienen acceso entre sí, pero también acceso independiente con el cuarto 1; mientras que el sector derecho posee un diagrama más jerárquico, sólo se puede atravesar siguiendo un Fig. 3: Dibujo de la planta de EIII según Joyce Marcus, redibujada de Ruppert y Denison 1943. (Marcus 1987: 30)
3 La periodización que se ha empleado en este artículo es la usada en la obra de Simon Martin y Nikolai Grube, a saber: Preclásico (2000a.C. – 250d.C.), Clásico temprano (250d.C. – 600d.C.), Clásico tardío (600d.C. – 800d.C.) y Clásico terminal (800d.C. – 900d.C.). En: Martin, Simon & Grube, Nikolai, Crónicas de los reyes y reinas mayas, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 8 – 9.
itinerario (Fig. 5).
4 Para diferenciar el sector izquierdo y derecho del edificio hemos trazado una línea imaginaria que atravesase las salas 6 y 7, en sentido Este-Oeste. 5 Parmington, Alexander, Space and sculpture in the Classic Maya City, Cambridge University Press, New York, 2011, pp. 33 – 34.
Su excavación sacó a la luz una gran cantidad de registro material que evidenció tanto la prolongada ocupación de la estructura como la gran variedad de labores llevadas a cabo entre sus muros: desde actividades domésticas hasta funciones rituales, pasando por funciones de representación o administración como las desarrolladas en el cuarto 6, ocupado por una gran banca y bajo el cual se habilitó una tumba abovedada que contenía los restos de un posible gobernante de Calakmul del siglo V d.C.8 En base a los datos obtenidos podemos afirmar que EIII fue construido en sus orígenes como un palacio residencial destinado a las élites de la ciudad, no obstante, y pese a este uso, vemos en él una importante función conmemorativa represenFig. 5: Diagrama de transición de los sectores izquierdo y derecho de EIII
tada en el culto a los antepasados que explicaría en primer lugar el notable número de enterramientos asociados a la estructura hallados y fechados para el momento, y en segundo
Esta conectividad interna que caracteriza al sector izquierdo
lugar, las evidencias materiales de la realización de ceremo-
del edificio reduce la profundidad de sus cuartos respecto al
nias en las que se mataron determinados objetos,9 tales como
exterior (siempre es sentido topológico, no métrico), volvién-
piezas cerámicas o figurillas votivas con especial intensidad
dolos en cierta medida más públicos en comparación con los
en períodos tardíos.10
cuartos del sector derecho.
Junto a estos elementos relacionados con el ámbito religioso y
La única idea clara que podemos extraer de este estudio es que
ritual se encontraron otras evidencias que apoyarían la idea de
existe una circulación delimitada por elementos tangibles que
que, en estos períodos tardíos, el edificio no perdió su función
dividirían el edificio en dos sectores, uno con un carácter más
residencial11, afirmación sustentada por los diversos materia-
abierto que el otro. No podemos establecer conclusiones más
les asociados con todo tipo de actividades cotidianas como
puntuales con sólo el dibujo de la planta, es bastante probable
pueden ser: la manipulación, el preparado y el consumo de
que existiesen otros criterios de distinción de espacios en el Clásico temprano y en el Clásico tardío tal y como describen los ya clásicos escritos etnográficos sobre sociedades mayas del siglo XX6 y que entrarían dentro de la categoría de elementos intangibles reguladores de las pautas de circulación. Podemos finalizar el apartado retomando la idea con la que se ha comenzado: el estudio de los espacios por medio de un análisis puramente estructural resulta poco fructífero por sí solo; no obstante, puede sernos de gran utilidad si lo apoyamos con otros estudios que lo maticen y lo complementen, tal y como veremos más adelante. 3. Registro material Si bien atendiendo a la estructura del edificio somos capaces de retrotraernos hasta el período mismo en que comenzó su construcción en el Clásico temprano, los estudios del registro material a los que hemos tenido acceso arrojan muchísima información sobre etapas posteriores, más concretamente del Clásico tardío y el Clásico terminal.7 6 Véase por ejemplo: Ivanoff, Pierre, En el país de los mayas, Plaza y Janés Editores, Barcelona, 1979 y Peissel, Michel, El mundo perdido de los mayas, exploraciones y aventuras en Quintana Roo, Editorial Juventud, Barcelona, 1981. 7 Folan, William J. & Gunn, Joel D. & Domínguez, Mª del Rosario, “Triadic Temples, Central Plazas, and Dynastic Palaces: A Diachronic
Analysis of the Royal Court Complex, Calakmul, Campeche, México”, en Inomata, Takeshi & Houston, Stephen D. (eds.), Royal courts of the ancient maya, Westview Press, Colorado, 2001, pp. 223 – 265. Nieves, Lucía & Esparza, Lourdes & Nieto, Paco, “Trabajos arqueológicos en la plaza central de Calakmul, Campeche, México”, en Varela, Carmen & Bonor, Juan Luis & Fernández, Mª Yolanda (Coords.), Religión y sociedad en el área maya, Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid, 1995, pp. 93 – 108. 8 Ciudad, Andrés, “Los palacios residenciales del Clásico temprano en las ciudades del sur de las tierras bajas mayas”, en Ciudad, A. & Iglesias, M.J. & Martínez, Mª C., (Coords.), Reconstruyendo la ciudad maya: el urbanismo en las sociedades antiguas, Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid, 2001, pp. 305 – 340. 9 Los “artículos matados” son aquellos destruidos ritualmente. No implica una destrucción absoluta del mismo, simplemente bastaría con evitar que se pudiesen realizar las acciones para las que está diseñado el objeto, así por ejemplo un plato cerámico matado sería aquel que, bien se ha fragmentado o bien se ha perforado (más común), realizándose una perforación en su centro. Así, al no poder ser empleado para la acción a la que estaba destinado, el objeto moriría ritualmente. 10 Tiesler, Vera & Domínguez, Mª del Rosario & Folan, William J., “Los restos humanos de contextos funerarios y extrafunerarios de Calakmul, Campeche, México.”, en Laporte, Juan Pablo & Escobedo, H (eds.), XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala, 1999, pp. 647 – 670. 11 Folan, William J. et al, “Triadic Temples”, Ibídem, pp. 234 – 244.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 13
alimentos (huesos, escamas, cerámica tosca de cocina…) o la
Observando la imagen anterior (Fig. 6) es posible apreciar có-
producción lítica (lascas y puntas de pedernal) muy similar a
mo los artefactos se distribuyen en cuatro espacios muy bien
la registrada por Inomata13 y Aoyama14 en otros centros mayas.
diferenciados: en rojo se han marcado los espacios destina-
12
dos a la producción lítica, en amarillo los espacios con una función ritual, en azul la zona de dormitorio y por último en verde las estancias destinadas a la manipulación, la cocción y el consumo de alimentos. No es de extrañar que los diferentes materiales (y por lo tanto las diversas funciones con las que se los relaciona) queden perfectamente delimitados por la propia estructura del edificio. Si bien en el apartado anterior se mencionó que la propia planimetría de EIII diferenciaba como mínimo dos sectores: uno de carácter más abierto (a la izquierda de la zona central) y Tabla 1: Registro material y su distribución espacial
otro de carácter privado (a la derecha de la misma), gracias
Como hemos podido apreciar en la tabla anterior (Tabla 1) lo
do afirmando que las actividades realizadas en ellos, y por
realmente interesante de estos hallazgos no es su variedad, si-
lo tanto las funciones de los mismos, difieren enormemen-
no la disposición espacial de los mismos: no los encontramos
te: las actividades que podríamos considerar de un carácter
mezclados en las diversas estancias de EIII, lo cual indica un
más privado (como podrían ser comer, cocinar, dormir…) se
uso especializado de los espacios basado en determinados
realizaban en la zona más íntima del edificio, mientras que
criterios que analizaremos más adelante, cuando se pongan
el sector izquierdo de EIII se utilizaba para la realización de
en común los diferentes apartados en la conclusión final.
otras actividades no tan íntimas necesariamente como sería
Teniendo en cuenta los datos anteriores podemos ubicar los
la elaboración de herramientas y útiles líticos.
al estudio del registro material podemos concluir el aparta-
hallazgos en el propio plano del edificio de la siguiente manera: 4. Simbolismo Respecto a las características simbólicas del edificio hemos de señalar que, observando el plano y el mapa del área central de Calakmul, podemos apreciar claramente la fuerte correlación existente entre la orientación de EIII, la astronomía y la cosmovisión maya en general. Se trata de una construcción con una enorme carga simbólica que, a juzgar por los hallazgos en ella encontrados, se ha vinculado con la memoria del antepasado y su homenaje.15 El primer elemento cuyo simbolismo merece la pena analizar un poco en detalle es la propia orientación siguiendo un eje oeste-este. No es casual que una construcción donde la veneración de los antepasados es tan fuerte oriente su fachada Fig. 6: Distribución espacial del registro material. Dibujo de Joyce Marcus, redibujada de Ruppert y Denison 1943. (Marcus 1987: 30). Editado por el autor. 12 Domínguez, Mª del Rosario & Gunn, Joel D. & Folan, William J., “La cerámica y lítica de Calakmul, Campeche, México: un análisis contextual de las estructuras I, II, III y VII”; en Laporte, J.P & Escobedo, H., (eds.), XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala; Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Guatemala, 1998, pp. 705 – 726. 13 Inomata, Takeshi, “The power and ideology of artistic creation: elite craft specialist in Clasic Maya societi”, en Current Anthropology, California, 42, 2001, pp. 321 – 349. 14 Aoyama, Kazuo, “La guerra y las armas de los mayas clásicos: puntas de lanza y flecha de Aguateca y Copán”, en Estudios de Cultura Maya, México, 28, 2006, pp. 27 – 49.
principal hacia el oeste16 ya que, según Rivera Dorado, representa el camino que el espíritu ha de recorrer después de la muerte hacia el lugar por el que se pone el sol siguiendo su trayectoria hacia el Xibalbá, el inframundo maya en el que habitan los antepasados, lugar por el que recorrerá los nueve niveles correspondientes hasta abandonarlo, volviendo a salir por el este con un nuevo amanecer17. 15 Tiesler, Vera, “Vida y muerte”; en Martínez, Regina (Coord.), Calakmul, patrimonio de la humanidad, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2012, pp. 141 – 149. 16 Rivera, Miguel, La ciudad maya, Editorial Complutense, Madrid, 2001. 17 Rivera, Miguel, El pensamiento religioso de los antiguos mayas,
Lo primero que hemos de señalar de los enterramientos del edificio es que buena parte de ellos se han datado para el Clásico temprano, lo cual indicaría si bien no un abandono, sí una disminución de las prácticas mortuorias en el lugar con el paso del tiempo, no así de las prácticas rituales relacionadas con los difuntos, tal y como veremos más adelante. Para facilitar el estudio de los enterramientos se ha realizado una tabla con las características básicas de los mismos basándonos en los datos aportados por Vera Tiesler21 (Tabla 2):
Fig. 7: Representación del universo maya mediante capas yuxtapuestas en forma de estratos y el recorrido del Sol. Tomado de Rivera 1986: 45
Tabla 2: Enterramientos hallados en EIII
Otra característica que no se ha mencionado anteriormente
Los datos aparentemente escasos que han sido reflejados
es la presencia de tres extrañas salas en EIII: tres pequeñas
en la tabla anterior nos aportan una importante información.
estancias ubicadas en los extremos norte, este y sur del edi-
En primer lugar podemos ver que los enterramientos están
ficio
cuyos muros exteriores orientados hacia los puntos
concentrados en las salas 4, 6, 7, 9 y 12, es decir, en la zona
cardinales muestran un total de nueve ventanas cada uno.
central y las salas inmediatamente aledañas de ésta. También
A día de hoy sabemos que el nueve es un número de gran
es interesante destacar los casos de enterramientos dobles
importancia entre los antiguos mayas ya que representaba
en una misma habitación, tal y como sucede en las salas 4, 7
los diferentes niveles horizontales que, a modo de estratos,
y 12, si nos fijamos en la tabla podremos comprobar cómo en
componían el inframundo19.
estos casos son inhumados sujetos de ambos sexos22. Todos
Por último es interesante destacar el juego de luces que se
los individuos enterrados muestran elementos que los defi-
produce deliberadamente en el edificio: los primeros rayos del
nirían como miembros de la élite: deformaciones craneales,
Sol entran en él a través de las nueve ventanas ubicadas en
mutilaciones dentarias, pigmento rojizo…
la habitación más oriental (la sala 7), así mismo, durante el
Destacaremos y profundizaremos en el estudio de T. 5, el en-
atardecer, los últimos rayos del Sol entrarían por la fachada
terramiento más importante y posiblemente el más antiguo
principal. Este juego de luces que se reproduce cada día con-
del lugar23 (Fig. 8). Se encuentra ubicado bajo la sala 6, el lu-
vierte a la sala 6 en la habitación más iluminada del conjunto,
gar más simbólico de todo EIII ya que se trata de una sala en
hecho interesante ya que es en esa misma estancia donde, al
la que como ya hemos mencionado anteriormente, entrarían
margen de las ya destacadas actividades de administración o
en conjunción dos funciones del espacio: una claramente
representación que en ella se pudieron dar, se ha encontrado
representativa con una gran bancada presidiendo la sala, y
uno de los enterramientos más antiguos del edificio, posible-
otra simbólica, como sala sobre la que se encuentra el ente-
mente de un antiguo gobernante de Calakmul fechado para el
rramiento principal y en la que, gracias al interesante juego
18
siglo V d.C., acompañado por un importante ajuar funerario .
de luces que en ella se produce, el difunto y el Sol podríamos
Por otro lado, atendiendo a los enterramientos de la estructu-
afirmar que, en cierta manera, llegan a interactuar simbólica-
ra, podría ser conveniente incluir éstos, así como el ajuar que
mente. Tal y como veremos más adelante, los enterramientos
los acompaña en este apartado más que en el destinado al
y las ofrendas posteriores se distribuyen claramente en torno
estudio del registro material por su estrecha relación con el
a esta habitación.
20
simbolismo del edificio. Editorial Trotta, Madrid, 2006, pp. 38 – 40. 18 Es decir: la sala 2, la sala 7 y la sala 11 respectivamente. 19 Freidel, David & Schele, Linda & Parker, Joy, El cosmos maya, Fondo de Cultura Económica, México, 1999. 20 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Ibídem, pp. 648 – 649. Vidal, Carlos & Domínguez, Marylin, Calakmul, antología, Centro INAH Campeche y Universidad Autónoma de Campeche, México, 2003.
21 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Op Cit., pp. 647 – 670. 22 Quizás con la excepción de la Sala 12 que al tratarse de un individuo de menos de un año de edad es imposible determinar correctamente su sexo, no obstante, si los enterramientos de la sala 12 siguieran el mismo patrón que en los casos de las salas 4 y 7 podríamos aventurar a decir que el neonato se trató de un varón. 23 Tiesler, Vera et al., “Los restos humanos”, Op Cit., pp. 648 – 649.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 15
mo de la función ritual: tal y como hemos podido comprobar, el fin último del edificio como lugar simbólico y de ritual ligado a la muerte, al culto de los antepasados y al inframundo perduró en el tiempo. 5. Conclusiones Una vez que se ha analizado la estructura atendiendo a diferentes puntos de vista se puede proceder a poner en común los datos aportados, ya que la conjunción de las conclusiones obtenidas de las diversas observaciones nos puede conducir a una interpretación completa de la estructura. Así, por ejemplo, podríamos establecer las siguientes conclusiones respecto a EIII basándonos en el análisis conjunto de los datos aportados Fig. 8: T.5 según Sophía Pincemin (1994). Imagen obtenida de Tiesler, Domínguez y Folan 1999: 655
por su estudio estructural, el estudio de su registro material y de su interpretación simbólica: En primer lugar cabría destacar que se trató de un edificio
Se trata de un individuo varón, de edad adulta indeterminada
construido durante el Clásico temprano y del que los datos
y de estatura elevada (rondando los 170 cm.) que muestra
arqueológicos revelaron que apenas sufrió modificaciones
áreas aplanadas en el hueso frontal de la bóveda craneal y en
importantes en su estructura en períodos más tardíos. Desde
la zona parietal de la misma, con especial incidencia en torno
su etapa inicial la estructura fue pensada y empleada como
a la sutura coronal, lo cual evidenciaría una modificación in-
lugar de habitación, lamentablemente los datos aportados por
tencionada del cráneo.
los diversos estudios consultados no pueden esclarecer si se
Respecto al rico ajuar que acompaña a T.5 hemos de destacar
trató de una ocupación cronológicamente dilatada y continua
tres máscaras (una de tipo facial, otra pectoral y otra inserta
o si, por el contrario, se trató de una ocupación esporádica.
en el cinturón) de jade y concha, dos pares de orejeras, tres
Simultáneamente a esta función ocupacional hemos podido
placas incisas con glifos, varias cuentas de piedra caliza, con-
constatar un importante uso ritual de los espacios donde el
chas Spondylus, vasijas cerámicas tanto polícromas como
culto a los antepasados está muy presente, tanto con enterra-
monocromas y artículos rituales relacionados con el auto-
mientos como con ofrendas relacionadas. Es más, esta fun-
sacrificio y el derramamiento de sangre como varias espinas
ción no desapareció en etapas posteriores, aunque es cierto
de mantarraya.
que asistió a una serie de interesantes modificaciones como
Estaríamos hablando por lo tanto, del enterramiento más lujo-
la disminución de los enterramientos asociados a la estructu-
so y preparado de todos los que tenemos constancia en EIII y
ra frente al aumento de determinados rituales que supusieron
en torno al cual parecen distribuirse tanto el resto de enterra-
un aumento de materiales ofrendados (cerámica matada y
mientos como las actividades rituales que se celebrarían con
enterrada principalmente).
posterioridad en el edificio.
Gracias a los datos aportados por los estudios de los enterra-
24
mientos y de los del registro material se puede apreciar que, apaComo último punto a destacar señalaremos las ofrendas ha-
rentemente, aquellos individuos que habitaron EIII eran cons-
lladas en el edificio que se corresponden con una etapa pos-
cientes no sólo de la importancia de determinadas salas del
terior a los enterramientos (más concretamente al Clásico tar-
edificio (recordemos que los materiales dedicados a actividades
dío y terminal). Los artículos ceremoniales encontrados están
rituales estaban ubicados en las estancias centrales del mismo)
ubicados en la zona central del edificio, es decir, en la sala
si no que, parecían conocer la ubicación de los enterramientos,
oeste contigua a la sala 6 y en la subsiguiente. En la mayor
tal y como podemos apreciar en la siguiente imagen (Fig. 9):
parte estaríamos hablando de cerámica anaranjada típica del
En la imagen se han remarcado en rojo las salas donde se
período, tal y como hemos destacado con anterioridad, toda
hallaron los enterramientos y rodeadas por un círculo azul las
ella matada y enterrada.
salas donde se encontraron ofrendas y objetos de índole ritual
A modo de conclusión podemos decir que si bien la función
que se han datado para el Clásico tardío/terminal. Tal y como
funeraria del edificio disminuyó en algún momento entre el
podemos comprobar, si bien las ofrendas de época posterior
Clásico temprano y el Clásico tardío no podemos decir lo mis-
a los enterramientos no se colocaron en las salas donde se hallaban los mismos, sí se colocaron en las estancias cen-
24 Campillo, Dòmenec & Subirà, Eulàlia, Antropología física para arqueólogos, Ariel, Barcelona, 2010, pp. 85 – 123.
trales, es decir, se ubicaron las ofrendas en salas vacías de enterramientos pero rodeadas por éstos.
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Bate, Luis Felipe, Comunidades primitivas de Patagonia, Escuela
Dentro de la privacidad que supone el habitar un edificio, la
Campillo, Dòmenec & Subirà, Mª Eulàlia, Antropología física pa-
diferenciación marcada por los elementos arquitectónicos
ra arqueólogos, Ariel, Barcelona, 2010.
Nacional de Antropología e Historia, 1982.
es importante, siendo éstos los responsables de una relativa mitigación de la misma en algunos casos (lo que hemos de-
Ciudad, Andrés, “Los palacios residenciales del Clásico tem-
nominado anteriormente el “ámbito público” del edificio o el
prano en las ciudades del sur de las tierras bajas mayas”, en
sector izquierdo) o de un reforzamiento de ella (denominado
Ciudad, A. & Iglesias, M.J. & Martínez, Mª C., (Coords.), Recons-
anteriormente como el “ámbito privado” del edificio o el sec-
truyendo la ciudad maya: el urbanismo en las sociedades anti-
tor derecho). Esta diferenciación de espacios, que supuso la
guas, Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid, 2001,
demarcación de determinadas actividades a determinadas zo-
pp. 305 – 340.
25
nas del edificio, fue crucial a la hora de realizar las diferentes tareas que se llevaron a cabo a lo largo de toda la fase habi-
Domínguez, Mª del Rosario & Gunn, Joel & Folan, William, “La
tacional de EIII, así por ejemplo hemos visto que las activida-
cerámica y lítica de Calakmul, Campeche, México: un análisis
des relacionadas con el ámbito más íntimo de la vida privada
contextual de las estructuras I, II, III y VII”, en Laporte, & Es-
(como puede ser la propia convivencia y mantenimiento del
cobedo, (eds.), XI Simposio de Investigaciones Arqueológicas en
núcleo familiar) se realizaba en los espacios donde el carácter
Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, Gua-
privado de la estructura se veía reforzado.
temala, 1998, pp. 705 – 726.
Podemos afirmar a modo de conclusión final que, tal y como se ha podido comprobar, un edificio es capaz aportar una
Folan, William, “Calakmul, Campeche: un resumen”, en Mayab,
enorme cantidad de información sobre la gente que lo cons-
Madrid, 7, 1991, pp. 10 – 14.
truyó y lo habitó si se realiza un análisis basado en diferentes criterios. Los resultados obtenidos de estas observaciones
Folan, William & Gunn, Joel, & Domínguez, Mª del Rosario
pueden ser estudiados de manera aislada, pero estaríamos
“Triadic Temples, Central Plazas, and Dynastic Palaces: A Dia-
realizando un análisis incompleto: sólo poniendo en común y
chronic Analysis of the Royal Court Complex, Calakmul, Campe-
contrastando entre sí las diferentes conclusiones se realiza-
che, México”, en Inomata, Takeshi & Houston, Stephen D. (eds.),
rá una investigación plena que nos permita insertar nuestro
Royal courts of the ancient maya, Westview Press, Colorado,
objeto de estudio de una manera acertada en el discurso (en-
2001, pp. 223 – 265.
tendido como conjunto de reglas sobre la forma de escribir y razonar específico para cada disciplina26) histórico y antropo-
Freidel, David & Schele, Linda & Parker, Joy, El cosmos maya,
lógico de la sociedad y el contexto que lo envolvieron.
Fondo de Cultura Económica, México, 1999. Garza, Mercedes de la & Nájera, Martha Ilia, (eds.), Religión maya, Editorial Trotta, Madrid, 2002.
25 Parmington, Alexander, Space and sculpture, Op Cit., pp. 21 – 29. 26 Johnson, Matthew, Teoría arqueológica, Ariel Historia, Barcelona, 2010, pp. 234.
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REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 17
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& Escobedo, Héctor, (eds.), XII Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y
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Víctor Barrera Alarcón
Estudiante de ciclo superior (último curso) en Historia por la Universidad Complutense de Madrid con especialidad en Antropología de América, 2015; con el trabajo para la postulación del título de Grado: Entre la paz y la guerra, el sistema de alianzas del reino de Kanu’l durante el Clásico Tardío, dirigido por el Dr. Alfonso Lacadena García-Gallo de la Universidad Complutense de Madrid. victorbarreraalarcon@gmail.com
Derribando mitos fundacionales: Mantzikert y Myrio Kephalon. Guilhem Walter Liberali Martin Fecha de recepción · 23/03/2015 // Fecha de aprobación · 21/04/2015
Es bien conocida la propensión de los estados en general y de los líderes políticos y religiosos en particular a construir y cimentar ideologías nacionalistas y patrióticas sobre la base de mitos fundacionales relacionados con un pasado grandioso que, rayando lo épico, muy pocas veces se ajusta a los hechos. Las grandes batallas de Mantzikert (1071) y Myrio Kephalon (1176), donde se batieron en singular duelo bizantinos y turcos, constituyen un caso paradigmático en ese sentido. El objetivo general que guía a la presente investigación es precisamente corroborar cuánto hay de cierto y cuánto de invento respecto a las consecuencias de ambos enfrentamientos en relación con los orígenes de la actual Turquía. Palabras Clave: Mantzikert, Myrio Kephalon, Turquía.
Introducción:
de una acabó siendo convalidado por el de la otra: los selyúcidas
La batalla de Mantzikert tuvo lugar entre el 19 y el 26 de agos-
se llevaron los laureles en ambos casos.
to de 1071 , al noroeste del lago Van, cerca de una fortaleza de
No obstante, si por algo se han hecho famosos ambos en-
donde el evento tomó su nombre; en ella se enfrentaron el ejér-
frentamientos es por el valor y la significación que tradicio-
cito imperial bizantino, comandado por el emperador Romano
nalmente se les ha asignado; se dice (especialmente el turco
IV Diógenes (1068-1071), y las tropas turcas del segundo sultán
promedio lo cree4) que gracias a Mantzikert los turcos abrie-
selyúcida Alp Arslan (1063-1072). Myrio Kephalon , por su parte,
ron las puertas de Asia Menor, puertas que cerraron tras de sí
fue un choque que se produjo al oeste de la antigua ciudad de
con Myrio Kephalon para ya no volver a abrir luego. En otras
Iconium (moderna Konya), unos cien años después de Mantzi-
palabras, la creencia generalizada tanto de los habitantes de
kert, el 17 de septiembre de 1176. En esta segunda batalla se ba-
Turquía como de algunos historiadores medievalistas de los
tieron en singular duelo las tropas del basileo bizantino Manuel
siglos XIX y XX es que el mito fundacional del estado turco hay
I Comneno (1143-1180) con las huestes del sultán Kilj Arslan II
que buscarlo entre los estertores, el sonido de los címbalos y
(1156-1192), líder de los turcos rumí. ¿Qué tuvieron en común
atabales y el clamor de las espadas y cimitarras que produje-
ambas batallas? En primer lugar, los bandos contendientes fue-
ron los protagonistas de Mantzikert y Myrio Kephalon.
ron los mismos: bizantinos y turcos; en segundo término el con-
El párrafo anterior tiene su explicación en la propensión de
texto geográfico no varió: Asia Menor; y finalmente el resultado
los estados en general y de los líderes políticos y religiosos
1
2
3
en particular a construir y cimentar ideologías nacionalistas y 1 La fecha no ha sido debidamente precisada: algunos historiadores como Georg Ostrogorsky y Steven Runciman sostienen que Mantzikert tuvo lugar el 19 de agosto; otros, como John Julius Norwich, la ubican en torno al 20 de dicho mes, mientras que un tercer grupo (Joseph M. Walker y el propio historiador bizantino Michael Attaleiates) lo hace el 26 de agosto. 2 He preferido usar las denominaciones empleadas por Georg Ostrogorsky para cada batalla: Mantzikert en lugar de Manzikert o Manzicerta, y Myrio Kephalon (en griego, miríada de cabezas) en lugar de Miriocéfalo, Myriokefalon, Tzivritze o Cibrilcima. A tal efecto, véase Ostrogorsky, Georg, Historia del Estado Bizantino, Akal Editor, Madrid, España, 1984, p. 338 y p. 386. 3 Rey supremo, jefe máximo o rey de reyes. El cargo equivale al de césar o emperador y proviene de los tiempos de la Grecia oscura (siglos XII al VIII a.C.).
patrióticas sobre la base de mitos fundacionales relacionados con un pasado grandioso que, rayando lo épico, muy pocas veces se ajusta a los hechos. En otras palabras, el ser humano tiene la tendencia natural a contar las historias tantas veces que, al cabo, él mismo se termina convirtiendo en esas historias. Luego, ellas siguen viviendo y, de ese modo, tanto esas historias como los propios protagonistas se hacen inmortales. Es el caso de Alp Arslan5, segundo sultán selyúcida, y de Kilij 4 Basta con caminar cualquier calle de Estambul, Ankara, Trabzon o Esmirna para constatarlo. 5 León Valiente, en turco. El nombre real era Muhammad ibn Da´ud Chagri.
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Arslan II, sultán de Rum, en relación con el mito fundacional
herramientas administrativas comúnmente manejadas por la
del estado turco, engastado tradicional y concienzudamente
burocracia imperial son indispensables a la hora de conocer
en las “decisivas” batallas de Mantzikert y Myrio Kephalon.
el desempeño del ejército central, la diplomacia y el comercio.
Como último recurso, el uso de semejante parafernalia estaría
Junto con la historiadora ateniense Helen Ahrweiler, los cita-
hasta justificado al momento de elaborar un relato destinado a
dos autores han trabajado a fondo sobre el original sistema
lograr la solidaridad y la cohesión entre los habitantes de una
bizantino de la pronoia, que permitió a Constantinopla repo-
nación en pos de alcanzar uno de los atributos de estatidad:
nerse del desastroso revés de Mantzikert y erigirse como la
la internalización de una identidad colectiva. Y qué mejor si tal
mayor potencia del siglo XII6.
relato se construye sobre la base de grandes acontecimientos
Con respecto a la metodología empleada se consignan las
como enfrentamientos militares que, además, tienen el con-
siguientes precisiones: en referencia a las fuentes editadas y
dimento especial de poner cara a cara a dos de las religiones
por tanto secundarias, procedentes de trabajos de cronistas,
más determinantes de todos los tiempos: el cristianismo y el
historiadores y funcionarios imperiales medievales (bizantinos
islamismo. Sin embargo, la importancia del tema exige un es-
y francos), el objetivo propuesto será determinar primeramen-
fuerzo superlativo de investigación a los fines de no avanzar a
te la filiación del autor y, a continuación, tratar de inferir el sig-
tientas y sobre la base de preconceptos, que es lo que hasta
nificado de los silencios voluntarios y de las manifestaciones
el día de hoy ha alimentado el encono entre griegos y turcos.
tendenciosas. Tras lo cual procederé a contrastar mi hipótesis con la información así recabada. La precaución adoptada
Enfoque teórico:
respecto a los datos provistos por este tipo de fuentes tiene
El objetivo general que guía a la presente investigación es co-
como finalidad cumplir con los lineamientos propuestos por
rroborar cuánto hay de cierto y cuánto de invento respecto
Jacques Le Goff en su obra “El orden de la memoria: el tiem-
a las consecuencias de Mantzikert y Myrio Kephalon en re-
po como imaginario”. Según dicho historiador, el documento
lación con los orígenes de Turquía. Como objetivos especí-
a ser consultado (y que se transformará en fuente durante el
ficos se plantean los siguientes: a) Exponer las opiniones de
proceso de interrogación) no es un documento inocuo sino el
los principales especialistas del tema. b) Ofrecer una somera
resultado ante todo de un montaje, consciente o inconsciente,
descripción de los “vistos y considerandos” de cada batalla
de la historia, de la época, de los grupos que lo han producido7.
y, c) Analizar el desarrollo y la evolución de ambos enfrenta-
Acto seguido, de la comparación y contrastación de las opinio-
mientos a los fines de corroborar la situación de los bandos
nes de destacados historiadores se intentará inferir qué ele-
contendientes al término de cada duelo.
mentos pueden aportar información sin perjuicio de subyacer
Como consecuencia del análisis documental y bibliográfi-
en un segundo plano. La bibliografía propuesta, por otra parte,
co, se ha podido trazar el siguiente supuesto básico: que ni
será empleada complementariamente para aclarar ciertos as-
Mantzikert ni Myrio Kephalon (ni aún el efecto combinado de
pectos que pudieren ofrecer algún tipo de confusión.
ambas) habrían podido doblegar por sí solas la resistencia bizantina frente al avance turco. Y, a raíz de tal observación es
Antecedentes:
que se presenta la hipótesis del presente trabajo: que la su-
Los estudios afines pertenecen en su gran mayoría a historia-
puesta trascendencia de dichas batallas solo refleja el deseo
dores procedentes de diversas escuelas historiográficas co-
de reconstruir un pasado glorioso sobre la base de un mito
mo el materialismo histórico soviético, el marxismo británico
fundacional que solo es verdadero en parte.
o la historia social. Se destacan especialmente los trabajos
El marco teórico establecido para el presente proyecto ha surgido a partir de las preferencias historiográficas y de las alternativas ideológicas consideradas convenientes para trabajar la hipótesis. Por otro lado, recurriré a algunas categorías, axiomas y conceptos marxistas a fin de conducir la línea de investigación, siendo los más importantes, modo de producción, formación económico-social, superestructura, relaciones sociales de producción, fuerzas productivas y medios de producción. En cuanto al marco conceptual, se tendrán en cuenta como marco referencial los trabajos pioneros de autores procedentes de la escuela historiográfica soviética que tanto han contribuido con sus estudios al conocimiento de Bizancio y los Balcanes: George Ostrogorsky, Z. V. Udaltsova y E. V. Gudnova. Sus valiosos aportes referidos a las instituciones y a las
6 Véase Ostrogorsky, Georg, Para una historia del feudalismo bizantino, Bruselas, 1954, pp. 181-202; Udaltsova, Z. V., “A propósito de la génesis del feudalismo en Bizancio (cómo se plantea el problema)”, publicado en Vizantiskie otcherki, Moscú, 1971, y en Recherches internacionales à la lumière du marxismo, Féodalisme à Byzance, nº 79, París, 1974, pp.217-240; Udaltzova, Z. V. & Gudnova, E.V., La génesis del feudalismo en los países de Europa, ponencia presentada al XIII Congreso Internacional de Ciencias Históricas, celebrado en Moscú del 16 al 25 de agosto de 1970, publicada en Ediciones Nauka, Dirección de la Literatura Oriental, Moscú, 1970, pp. 195-220, y Aheweiler, Helen, La Pronoia en Bizancio, Estructuras feudales y feudalismo en el mundo mediterráneo (siglos X-XIII), Universidad de París, Francia, 1984, pp. 273-291. 7 Jacques Le Goff se muestra categórico al aseverar que no existe un documento-verdad y que corresponde al historiador no hacerse el ingenuo al interrogarlos.
pertenecientes a Georg Ostrogorsky, Steven Runciman, Clau-
Las opiniones de otros prestigiosos historiadores, uniformes
de Cahen, Franz Georg Maier, Colin Imber, Warren Treadgold,
en general, abundan aunque por motivos de espacio he de
Michael F. Hendy8 y otras tantas prestigiosas personalidades.
referirme ahora al caso de Myrio Kephalon. Veamos qué dicen
No obstante, tales trabajos no tienen como tema de investi-
los mismos autores al respecto de esta segunda batalla:
gación el que guía al presente proyecto ni tampoco el mismo
Empecemos nuevamente por Cahen:
problema, aunque ello no obsta que puedan ser empleados como fuente permanente de consulta y/o referencia.
… y el año 1176 el emperador Manuel Comnenos, que
Siguiendo con nuestro tema de investigación, cabría pregun-
disponía de una relativa fuerza, creyó que al fin podría
tarse qué tratamiento han dado los historiadores medievalis-
reconquistar el territorio arrebatado a Bizancio: la aven-
tas a una y otra batalla. Veamos algunos ejemplos para cada
tura terminó con el desastre de Myriokefalon, que venía
caso, empezando por la batalla de 1071:
a probar, a un siglo de distancia, que la historia abierta
Para Claude Cahen, a resultas de Mantzikert,
en Mantzikert era irreversible e irrevocable12.
… en pocos años fue ocupada toda Asia Menor y, si no
Ahora el turno de Ostrogorsky:
fue organizado un nuevo estado, cosa que los turcomanos todavía no eran capaces, al menos se destruyó
Pero en los pasos montañosos Myrio Kephalon, en
el antiguo y se sentaron las bases de una población,
Frigia, le sobrevino el 17 de septiembre de 1176 una
de un modo de vida, nuevos, que serían el origen de la
terrible catástrofe: el ejército bizantino fue rodeado por
posterior Turquía9.
los turcos y masacrado. El mismo Manuel comparó esta catástrofe con la derrota que Bizancio había sufrido
Por su parte, Ostrogorsky nos dice:
ciento cinco años antes en Mantzikert13.
El 19 de agosto de 1071, cerca de la ciudad armenia de
Finalmente, Sir Steven Runciman agrega sobre la segunda
Mantzikert, no lejos del lago Van, el ejército mercenario,
gran batalla lo siguiente:
numéricamente superior pero heterogéneo e indisciplinado, sufrió una derrota aplastante frente a las tropas
Manuel aceptó agradecido las condiciones del sultán.
de Alp Arslan. El emperador mismo cayó prisionero10.
Su vanguardia, intacta, regresó libremente por el desfiladero y se unió a los tristes restos que Manuel llevaba
A su vez, Sir Steven Runciman declama:
ahora a la patria, hostigado por los turcos, que no podían comprender la clemencia de Kilij Arslan14.
Romano se batió valerosamente; pero Andrónico Ducas, comprendiendo que la causa estaba perdida y suponien-
Existen, pues, algunas coincidencias entre las opiniones de los
do que el acto siguiente del drama se representaría en
historiadores antes mencionados: la trascendencia de ambas
Constantinopla, alejó del campo de batalla a las tropas de
batallas y sus concluyentes resultados parecen ser las más
reserva, que estaban bajo su mando, y marchó con ellas
evidentes. Pero también casi todos ellos dejan entrever en
en dirección oeste, abandonando al Emperador a su suer-
sus trabajos algunas pistas que podrían hacernos replantar
te. Al atardecer, el ejército bizantino se hallaba destruido, y
los fundamentos del mito fundacional turco. Y, a decir verdad,
Romano, herido, había caído prisionero .
en las obras de los cronistas bizantinos contemporáneos po-
11
demos encontrar las mejores. 8 Michael F. Hendy, en su obra Studies in the Byzantine Monetary Economy, C.350-1450, Cambridge University Press, Nueva York, EEUU, 1985, pp. 125-138, destina un capítulo completo a situar el controversial emplazamiento de la batalla de Myrio Kephalon. William Mitchell Ramsay también ofrece en Historical Geography of Asia Minor, Princeton University, Londres, Inglaterra, 1890, p. 359, un pormenorizado pasaje sobre el probable itinerario seguido por el emperador Manuel I Comneno en su derrotero hacia Konya, en 1176.
Árboles que no dejan ver el bosque: Tal como lo indica el presente acápite, ambas batallas son precisamente detalles que nos impiden apreciar una situación en forma cabal. ¿Y cuál es la situación a la que aludimos? A continuación trataremos de develarla recurriendo a testimonios de primera mano ofrecidos por los cronistas de la época.
9 Cahen, Claude, El Islam, I. Desde los orígenes hasta el comienzo del Imperio Otomano, Siglo XXI, Madrid, España, 1973, p. 278.
12 Cahen, Claude, El Islam, op. cit., p. 291.
10 Ostrogorsky, Georg, Historia, op. cit., p. 338.
13 Ostrogorsky, Georg, Historia, op. cit., p. 386.
11 Runciman, Steven, Historia de las Cruzadas, Alianza Universidad, Madrid, España, 1973, p. 73, Vol. I.
14 Runciman, Steven, Historia de las Cruzadas, Alianza Universidad, Madrid, España, 1973, p. 374, Vol. II.
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En relación con Manzikert, las principales fuentes primarias
Si bien todos los cronistas de la época tomaron nota del epi-
son Miguel Psellos , Miguel Attaleiates y el armenio Aristakes
sodio, los detalles proceden principalmente de Aristakes, que
Lastivertsi; la Sinopsis de Juan Skylitzes apenas llega a la an-
vivió en carne propia la arremetida imperial contra su patria.
tesala de la batalla, mientras que la Alexíada de Ana Comne-
Bajo Basilio II (976-1025) y sus sucesores, los reinos armenios
na16 es muy útil para conocer el estado de cosas tras 1071.
independientes ubicados entre Georgia, al Norte, y los lagos
Psellos, un alto funcionario administrativo nos da una versión
Van y Urmia, al Sur, fueron incorporados al Imperio de manera
matizada de Mantzikert en apenas una página de su obra; At-
sistemática, ya sea por la diplomacia, por la traición o por la
taleiates, un historiador que acompañó a Romano Diógenes
vía militar. En 1045, el católicos18 de Armenia cedió la última
en la campaña de 1071, se explaya un poco más poniendo én-
capital a Constantino IX Monómaco (1042-1055), la ciudad de
fasis en aspectos más sustanciosos, mientras que Lastivertsi
Ani, al este de Kars. Lo que pareció ser un gran éxito fue sin
ofrece el punto de vista armenio del asunto. Pero no es tanto
embargo un yerro de enormes proporciones, ya que la irrup-
de los pasajes relacionados con la batalla sino de aquéllos
ción griega desorganizó la resistencia armenia justo cuando
referidos a la corte y a la administración cotidiana del Imperio
los turcos, venciendo en Dandanqan (1040) a los raznevíes, se
Bizantino de donde se pueden extraer las mejores precisiones
aprestaban para asaltar el Oeste.
15
al respecto de la situación que vivía Bizancio promediando la segunda mitad del siglo XI.
b) En segundo término habría que destacar la falta de visión
Con respecto a Myrio Kephalon, las fuentes primarias por ex-
del gran emperador Basilio II con respecto a la sucesión al
celencia corresponden a Nicetas Choniates y Juan Cinnamus,
trono. El basileo partió al otro mundo sin dejar herederos que
mientras que la obra de Jorge Akropolites cumpliría un papel
consolidaran su obra; lo que es más, ni siquiera se preocupó
similar a la de Ana Comnena para Mantzikert. Nos valdremos
por buscar uno idóneo entre su selecto grupo de colaborado-
pues de tales autores para tratar de establecer la trascenden-
res, de modo que el trono pasó a manos de su remilgado y
cia real de esta segunda batalla.
licencioso hermano, Constantino VIII (1025-1028). Constantino, sin herederos varones, fue sucedido a su vez por una saga
Impugnando el mito de Mantzikert:
de emperadores ineptos que solo alcanzaron el poder gracias
Mantzikert, sin duda alguna, fue un choque de enorme tras-
a sus respectivos casamientos con una de las hijas de aquél,
cendencia aunque enmarcado en un contexto específico que
Zoe, ejerciendo Miguel Psellos la función de seleccionador de
resultó ser mucho más determinante que la propia batalla. A
posibles candidatos al trono. Esta desafortunada cadena de
continuación trataré de explicar por qué ese contexto condujo
pésimos soberanos recién se interrumpiría en 1081 con la en-
a Bizancio a perder casi todos sus dominios asiáticos.
tronización de la dinastía de los Comnenos (1081-1185), una familia de aristócratas militares que harían grandes esfuerzos,
a) El primer error estratégico cometido por los bizantinos
aunque vanos, por recuperar Asia Menor de manos turcas.
frente al avance selyúcidas fue no seguir a pie juntillas una de las premisas castrenses que los romanos siempre habían
c) A partir de las obras de Psellos, Skylitzes y Attaleiates tam-
implementado en Oriente: el mantenimiento de estados tribu-
bién puede inferirse el estado de guerra civil latente que vivía
tarios a la manera de estados tapón para proteger las propias
Bizancio en vísperas de Mantzikert y que estallaría nomás lle-
fronteras frente a los imperios rivales (Persia, por ejemplo) .
gadas a Constantinopla las primeras noticias de la derrota.
17
Dos partidos se disputaban entonces el poder en la capital 15 Véase Psellos, Miguel, Vida de los emperadores de Bizancio, Editorial Gredos S.A., Madrid, España, 2005, pp. 447-448. Psellos apenas dedica un par de páginas a Mantzikert, pese a que fue contemporáneo de ella. Más completo es el relato de Attaliates, Miguel, The History, Dumbarton Oaks, Londres, Inglaterra, 2012, pp. 261-304. 16 Ana era hija del emperador Alejo I Comneno (1081-1118) y hermana de Juan II (1118 -1143). Casada con Nicéforo Brienio llegó a conspirar contra Juan con el objetivo de colocar a su esposo en el trono a la muerte de Alejo. La intentona finalmente fracasó por lo que, frustrada, se retiró a la soledad de su escritorio para escribir una de las obras cumbres de la literatura bizantina: la Alexíada. Para la trayectoria vital de Ana Comnena véase el estudio preliminar realizado por Emilio Díaz Rolando en Comnena, Ana, La Alexíada, Editorial de la Universidad de Sevilla, España, 1986, pp. 11-23. 17 Véase Alem, Jean Pierre, Armenia, Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba), Buenos Aires, Argentina, 1963, pp. 28.
imperial: el de los funcionarios civiles y el de la aristocracia militar. Uno y otro personificaban los dos modos de producción que, disputándose el control de las fuerzas productivas, buscaban imponer su impronta en la formación económico-social bizantina de la época: el modo de producción tributario (vigente desde los tiempos de Heraclio19), dominante aunque 18 El catolicós armenio es un cargo eclesiástico equivalente al patriarca ortodoxo. 19 Emperador entre 610 y 641. Bajo el reinado de Heraclio se produjo la irrupción del Islam desde Arabia. Los bizantinos cedieron primeramente en Yarmuk (636) y, desde entonces, no pararon de perder terreno ante las tropas califales. Recién al promediar el siglo IX el Imperio Romano de Oriente pudo estabilizar las fronteras orientales y, a partir de mediados del siglo X, pasar a la contraofensiva en Siria,
en franco repliegue, y el modo de producción feudal, en franco
es fácil comprender por qué bajo la dinastía Macedónica (867-
desarrollo como consecuencia de la acción latifundista.
1057) la balanza se inclinó contra las aspiraciones de la gran
Desde el reinado de Basilio II la burocracia civil había impuesto
propiedad, condicionando enormemente el perfeccionamiento
sus candidatos al trono. El propio Miguel Psellos era un funcio-
de relaciones serviles20.
nario que se había destacado en ese sentido, manipulando las
Luego, la falta de previsión de Basilio II respecto a la sucesión
designaciones a su antojo. Cónsul de los filósofos y secretario
y los desaciertos administrativos del partido civilista encum-
imperial bajo Miguel V (1041-1042), confidente de Constantino
brado en el gobierno tras Miguel V llevaron a la decadencia
IX Monómaco, consejero de las emperatrices hermanas Zoe
del sistema de themas y de los stratiotas. Ello se hizo patente
y Teodora (1042 y 1055-1056), elector, asesor y embajador
sobre todo en la composición de la hueste que Romano IV
de Miguel VI (1056-1057), hypertimos de Constantino X Du-
Diógenes condujo hacia la catástrofe de Mantzikert: la mayor
cas (1059-1067) y nuevamente asesor de Miguel VII Ducas
parte de los efectivos eran mercenarios de diferentes naciona-
(1071-1078), Psellos representaba el gobierno de la retórica,
lidades. Desde las sombras, entretanto, la pronoia, un sistema
de la filosofía y de la erudición. Ello puede corroborarse en el
cuasi feudal basado en la cesión de derechos a título vitalicio,
siguiente pasaje de su Cronografía (2005): “como destacado
hacía su aparición para recién hallar su mejor versión a me-
estudioso de nuestras letras (Constantino X Ducas) solía decir
diados del siglo XII con la stratiotikè pronoia o pronoia militar.
ojala se me reconociese por esto y no por mi condición de
En suma, el colapso del sistema de soldados campesinos
emperador” (p. 433).
signó la suerte de los bizantinos en el campo sangriento de
Frente al partido civil que solo se preocupaba por la mejor ma-
Mantzikert: el gran ejército de Romano, mal equipado y peor
nera de reducir, desorganizar y desarticular al ejército imperial
preparado, era una mescolanza de hordas carentes de disci-
con tal de asegurarse mandos dóciles y fácilmente maneja-
plina y temple. Ello se evidenció tan pronto como la batalla dio
bles, el partido de los aristócratas militares buscaba la opor-
inicio: muchos desertaron al bando turco (fue el caso de los
tunidad de recuperar su antiguo ascendiente para restablecer
auxiliares uzos y pechenegos), mientras que otros se alejaron
las fronteras del Imperio. Su principal portavoz era otro fun-
convenientemente buscando crear sus propios estados sobre
cionario, Miguel Attaleiates, enemigo inveterado de Psellos.
las exequias bizantinas. Este último fue el caso de los genera-
Circunstancialmente dueño del poder en 1068 gracias a la
les bizantinos, Roussel de Bailleul, normando de nacimiento,
exaltación al trono del general Romano Diógenes, el bando
y del armenio Jorge Tarchaniotes.
militar volvería a caer en desgracia a causa de la derrota de 1071 y de la consecuente destitución de aquél en beneficio
e) Siguiendo un orden cronológico de análisis, corresponde
del civilista Miguel VII Ducas. Lo que seguiría a continuación
ahora indagar sobre la batalla propiamente dicha. La conside-
sería una sangrienta y desastrosa guerra civil que tomaría diez
ración de una serie de atenuantes se impone a la hora de ca-
largos años en resolverse (tema al que me referiré en uno de
ratular el revés bizantino como una derrota decisiva. En primer
los acápites siguientes).
lugar, la mitad del ejército imperial (bajo las órdenes de Bailleul y Tarchaniotes) enviado para guarnecer el flanco occidental
d) La crisis política, manifestada a través de la tensión existen-
nunca regresó a tiempo para tomar parte en la lucha. De modo
te entre los bandos civil y militar, en el campo socio-económico
que el emperador entró en combate con una fuerza numéri-
tenía su correlato en las fricciones que se producían entre los
camente similar a la de los turcos. Condujo bajo el calor de la
modos de producción que integraban la formación económi-
canícula a la caballería pesada hasta el propio campamento
co-social bizantina, a la que intentaban imponer su sello distin-
selyúcida, cuando la sed y una oportuna maniobra envolvente
tivo. El sistema de soldados campesinos basado en la figura de
del enemigo le pusieron en retirada. La jornada aún se podría
los stratiotas había dado sus mejores días de gloria al Imperio
haber salvado de no mediar la traición de un miembro del
durante los siglos IX y X. El éxito de la nueva reformulación ad-
partido civilista: Andrónico Ducas, comandante de la reserva,
ministrativa del estado bizantino, los themas, que fue evolucionando hasta alcanzar su máxima expresión bajo Basilio II, se vio también plasmado en el plano social. El favorable estatuto del stratiota, determinó la migración de los mejores elementos de las ciudades y de las villas señoriales hacia el campo. La perspectiva de trabajar la tierra propia, de disponer enteramente del tiempo y de percibir una soldada y un mejor tratamiento fiscal alentó la proliferación de los soldados campesinos. En estas condiciones Mesopotamia, Armenia, Cilicia, Chipre y Creta.
20 Con el fin de frenar el ascenso del latifundio, los propios emperadores macedónicos adoptaron una verdadera batería de medidas legales tendientes a imposibilitar el avasallamiento de la pequeña propiedad. La legislación adoptada a este efecto ha sido tratada por numerosos historiadores, entre ellos Ostrogorsky, Georg, Historia, op. cit., p. 274 y siguientes; Norwich, John Julius, Breve Historia de Bizancio, Cátedra Historia Serie Mayor, 1997, pp. 208-229; Platagean, E. & Ducellier, A. & Asdracha, C. & Mantran, N., Historia de Bizancio, Crítica, Barcelona, España, 2001, pp. 160-163, y Maier, Franz Georg, Bizancio, Siglo XXI, 6º edición, volumen 13, Madrid, España, 1973, pp. 202-203 y 210-212.
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considerando que el siguiente acto del drama tendría lugar en
Impugnando el mito de Myrio Kephalon:
la propia corte de Constantinopla, decidió dar media vuelta y
El 17 de septiembre de 1176 el ejército imperial, al intentar la
abandonar a su soberano.
captura de la capital turca de Konya, fue emboscado en los
A continuación, gracias a Miguel Attaleiates, que fue el úni-
desfiladeros de Tzivritze y obligado a retirarse. El propio Ma-
co testigo ocular de la batalla, sabemos que el emperador
nuel Comneno que le conducía personalmente no pudo me-
continuó luchando con fiereza, montado sobre su destrero, y
nos que comparar su derrota con aquel terrible día de 1071.
flanqueado por la temible y legendaria guardia varega. Psellos
Acorde con las fuentes de la época, la impresión fue tan fuerte
(2005) describe su captura en los siguientes términos: “Pero
que el basileo ya no volvería a sonreír hasta su muerte, cua-
después, cuando los que le hacían frente se dieron cuenta de
tro años después. La batalla, aunque truculenta y pletórica
quién era, se vio rodeado por un círculo de enemigos, cayó del
de escenas heroicas, no obstante, no se pareció ni de lejos
caballo al ser herido y fue capturado” (p. 448).
a la que el propio emperador, en su imaginario, usaba de re-
Si se asume que la fuerza original reclutada por Romano al-
ferencia (Mantzikert). Como veremos a renglón seguido, fue
canzaba las sesenta mil almas y que el número de bajas al
más la decepción por los objetivos malogrados que las reales
término de la batalla cifró unas diez mil, entonces habría que
consecuencias del enfrentamiento las que hicieron mella en
concluir que Bizancio perdió una sexta parte de su armada.
la personalidad de Manuel. Pasemos a considerar el contexto
¿Por qué entonces considerar a Mantzikert como una derrota
de Myrio Kephalon.
decisiva? Es lo que veremos a continuación.
Las principales fuentes para el siglo XII en general y para la contienda de 1176 en particular son Nicetas Choniates21, Juan
f) Las condiciones que Alp Arslan impuso al emperador cautivo
Cinnamus y el propio emperador22. Choniates, por haber pa-
no fueron, sin embargo, gravosas para el Imperio, ya que solo
decido en carne propia el saco de Constantinopla a manos
contemplaban el pago de un rescate y la acostumbrada cesión
de la Cruzada de 1204, es un anti-Comneno declarado: espe-
de prisioneros. Sin haber tenido que sacrificar territorios, un afor-
cialmente atribuye la caída de su amada capital a la amistad
tunado Romano inició su regreso a Bizancio pensando que había
entablada por Manuel I con los latinos. Juan Cinnamus, por el
salvado la ropa mediante la mejor arma bizantina de todos los
contrario, siendo un cronista cortesano se ubica en las antí-
tiempos: la diplomacia. Pero en el camino se enteró que había
podas de Choniates y, por tanto, incurre en el error de perder
sido depuesto a instigación de Miguel Psellos, en beneficio de
objetividad al analizar los reinados de Juan II (1118-1143)
Eudocia (esposa de Constantino X Ducas) y de Miguel Ducas.
y Manuel I, a quien considera un héroe. En relación con la
Estalló en consecuencia la guerra civil, mientras Alp Arslan con-
carta del emperador, podría pensarse que la misma peca de
sideraba papel mojado el tratado firmado con el emperador des-
subjetividad y autocomplacencia, y sin embargo es la obra de
poseído. Fue entonces cuando Mantzikert reveló todas sus con-
un hombre inmolándose en un acto de sinceridad brutal en
secuencias negativas, ya que los turcos se vieron con las manos
busca de paz mental.
libres para accionar a voluntad en las provincias orientales del Imperio, apenas defendidas.
a) La guerra de 1176 entre bizantinos y selyúcidas estuvo enmarcada en un entorno caracterizado por la hostilidad
g) Por último, el enfrentamiento subsiguiente entre civilistas y
de Occidente respecto a Bizancio. Dicho en otras palabras,
militares que se extendió hasta 1081 fue especialmente apro-
el Imperio Romano de Oriente, a la vez que debía lidiar con
vechado por los normandos para arrebatar al Imperio sus
las avanzadas del Islam tenía que soportar a sus espaldas
últimas posesiones en Italia meridional e invadir el tema de
la artera agresión de los normandos, acaudillados por Roger
Dirraquio. Sin flota debido a la crisis y con el ejército imperial
II, Guillermo I y Guillermo II, y de los alemanes de Federico I
enfrascado en una sangrienta guerra civil, a los bizantinos no les quedó más remedio que acudir a la naval veneciana para detener el avance normando. La alianza fue confirmada por la crisóbula o bula de oro de 1082 que concedía a los venecianos una serie de privilegios comerciales y exenciones impositivas. A la postre, semejante yerro acabaría hipotecando las finanzas del Imperio, imposibilitando cualquier intento serio y duradero de reconquista en Asia. Así, pues, habiendo reconstruido el trasfondo histórico de Mantzikert, parece poco probable que los turcos hubieran podido capturar Anatolia de no mediar la torpeza mayúscula exhibida por los bizantinos antes, durante y después de la batalla.
21 Llamado así por haber nacido en la ciudad frigia de Chonae o Coni, la antigua ciudad bíblica de Colosas. Para los detalles vitales de Nicetas Choniates véase la introducción de Harry J. Magoulias en Choniates, Nicetas, O city of Bizantium, Annals of Niketas Choniates, Wayne State University Press, Detroit, Michigan, Estados Unidos de América, 1984, pp. 9-28. 22 En una carta enviada a su aliado, el rey Enrique II de Inglaterra, padre de Ricardo I Corazón de León, Manuel I Comneno describe con lujo de detalles su derrota en Myrio Kephalon. La carta se encuentra contenida en la obra de Roger de Hoveden: The Annals of Roger de Hoveden comprising the History of England and of other countries of Europe from A.D. 732 to A.D. 1204, Vol. I, traducida del latín por Henry T. Riley, Londres, Inglaterra, 1853, pp. 419-422
Barbarroja. Ya en 1146 el propio Manuel I, habiendo puesto si-
En Myrio Kephalon el ejército imperial cayó en una emboscada
tio a Konya, se había visto obligado a levantarlo para regresar
hábilmente dispuesta por Kilij Arslan II, quien aprovechando
precipitadamente a Europa ante la noticia de que una nueva
la estrechez del desfiladero de Tzivritze, quitó a sus enemigos
cruzada, la Segunda, estaba ingresando al Imperio a través de
todas las ventajas tácticas y estratégicas. Inclusive el mismo
Branitchevo y Belgrado.
emperador debió pelear por su vida acorde con Choniates:
b) Gracias al trabajo de Choniates y a la carta de Manuel I
Manuel salió del puño de hierro que aferraba la falange
sabemos que una epidemia de disentería se abatió sobre las
como si se tratase de una trampa tendida a una coma-
filas bizantinas ni bien éstas ingresaron en Frigia. Choniates
dreja. Sufrió numerosos cortes y contusiones a causa
se refiere al hecho con las siguientes palabras:
de las espadas y mazas esgrimidas por los turcos: su cuerpo entero estaba cubierto de heridas, su escudo
No obstante, los turcos, que aparecían con intermiten-
había sido traspasado por una treintena de flechas se-
cia para enzarzarse en escaramuzas ligeras, iban de-
dientas de sangre y no podía llevar recto su casco, que
lante del ejército, poniendo fuego a los pastizales para
había sido golpeado y torcido25.
evitar que los romanos dieran de comer a sus animales, y envenenando las fuentes para impedir a sus ene-
Al cabo, los bizantinos fueron obligados a retirarse, pero como
migos abastecerse de agua pura. A poco, los romanos
en Mantzikert, sus bajas estuvieron lejos de ser considerables.
se vieron gravemente afectados por una enfermedad
Lo que es más, los selyúcidas debieron enfrentar a cada sec-
en los intestinos, que acabó por diezmarles23.
ción del ejército bizantino como si se tratase de un cuerpo diferente, ya que vanguardia, ala derecha, ala izquierda, cuer-
Manuel, por su parte, apunta en su carta a Enrique II:
po central y retaguardia actuaron según los cánones bélicos adoptados por los Comnenos, es decir, con total autosufi-
Para colmo de males, cuando el ejército estaba aún
ciencia e independencia. Solo el ala derecha, conducida por
atravesando su propio país, y antes de que nuestros
Balduino de Antioquía, fue completamente exterminada. Pero
enemigos bárbaros nos hubieran involucrado en la
la retirada bizantina no fue decidida por ello sino porque los
guerra, la más perversa peste nos atacó desde el in-
vagones de agua, maquinaria de asedio y forraje se habían
terior de las entrañas. Y desparramándose entre las
perdido en el fragor de la lucha.
tropas de nuestro imperio, hizo su camino entre ellas
A diferencia de lo que nos dicen los libros de Historia, el resultado
y, actuando como el más peligroso antagonista que
incierto de la batalla nos lo revela el siguiente pasaje de Choniates:
cualquier guerrero pudiera ser, destruyó vastos números. Esta enfermedad debilitó nuestras fuerzas de una
Las víctimas tenían el cuero cabelludo arrancado de
manera formidable .
sus cabezas y los falos de muchos habían sido corta-
24
dos. Se decía que los turcos habían tomado esa meLa consideración de los efectos de la disentería sobre la tropa
dida para que los circuncisos no pudieran ser distin-
es relevante desde el momento en que la irrupción de la peste
guidos de los incircuncisos y, por ende, que su victoria
obligó al emperador a elegir entre continuar la marcha o volver
no pareciera tan disputada y controversial, dado que
grupas y regresar a Constantinopla, lo que equivalía a echar
habían caído muchos por ambos bandos26.
por la borda todos los esfuerzos de logística. Manuel escogió proseguir y, al hacerlo, supo que debía tomar el camino más
d) Los efectos de la derrota de Myrio Kephalon fueron además
directo, ya que sus reservas de agua estaban comprometidas.
atemperados gracias a una línea de fortificaciones que Ma-
No fue entonces por capricho sino por necesidad que optó por
nuel I Comneno había mandado a construir en Asia para cerrar
el paso de Tzivritze, un desfiladero ideal para las emboscadas.
el paso a las hordas de turcomanos que solían asolar los valles occidentales con el beneplácito de los sultanes de Konya.
c) Avanzando en una secuencia cronológica de análisis tal
Dicho limes defensivo erigido entre 1144 y 1165, comprendía
cual se hizo con Mantzikert, corresponde a continuación eva-
de norte a sur los siguientes baluartes: Arcia y Pylae, en Nico-
luar el desarrollo y desenlace de la batalla propiamente dicha.
media; Phitecas y Malagina, en Optimates; Dorileo y Subleo, en Neokastra; Adramecio y Pérgamo, en Opsikión, y Attalia, en
23 Choniates, Nicetas, O city of Bizantium, Annals of Niketas Choniates, Wayne State University Press, Detroit, Michigan, Estados Unidos de América, 1984, p. 179. 24 Roger de Hoveden, The Annals, op. cit., p. 420.
Cibirra. Su efectividad quedó ampliamente demostrada en los 25 Choniates, Nicetas, O city, op. cit., p. 183. 26 Choniates, Nicetas, O city, op.cit., p. 190.
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hechos: los turcos selyúcidas no consiguieron ninguna con-
virtudes exhibidas por los ejércitos selyúcidas desde los días
quista territorial y los límites entre ambos estados ya no se
de Dandanqan: su gran movilidad frente a la caballería pesada
moverían hasta 120427.
clásica (Mantzikert) y el hecho de haber sabido aprovechar en el momento justo las ventajas de un terreno accidentado,
e) Pero no solo merced a fortalezas se contuvo el avance tur-
pletórico de desfiladeros y precipicios, para neutralizar la su-
co: Manuel venció a Kilij Arslan en las batallas del Meandro
perioridad técnica de los bizantinos (Myrio Kephalon).
(1177) y en la de Claudiópolis de Bitinia (1179). Tales victorias vienen a certificar que la maquinaria bélica romana, lejos de
Fuentes éditas:
haber sido aniquilada en 1176, conservaba todo su poder de
Akropolites, Jorge, La Historia, Oxford University Press, Nueva
choque y un envidiable don de ubicuidad.
York, EEUU, 2007, traducción de Ruth Macrides.
f) Más que la controversial victoria de Myrio Kephalon fueron
Attaliates, Miguel, The History, Dumbarton Oaks, Londres, In-
los ineptos soberanos de la dinastía Ángel (1185-1204) y la
glaterra, 2012.
Cuarta Cruzada (1203-1204) los factores que posibilitaron no solo la supervivencia turca en el corazón de Anatolia sino tam-
Cinnamus, Juan, Deeds of John and Manuel Comnenus, Colum-
bién su ulterior proyección en todas las direcciones (Armenia,
bia University Press, Oriental Records, Nueva York, Estados
Trebizonda, Cilicia y el Egeo). Los basileos Ángel fueron in-
Unidos de América, 1976.
capaces de administrar el Imperio dejado por los Comnenos, y la Cuarta Cruzada, predicada para marchar contra Egipto,
Comnena, Ana, La Alexíada, Editorial de la Universidad de Sevilla,
acabó conquistando Constantinopla, veintiocho años después
España, 1986. Traducción de Emilio Díaz Rolando.
de Myrio Kephalon. Posteriormente, las tentativas bizantinas por recuperar la capital (siglo XIII) y una inoportuna guerra civil
Choniates, Nicetas, O city of Bizantium, Annals of Niketas Cho-
(siglo XIV) sellaron el destino de Asia Menor. Desde el siglo
niates, Wayne State University Press, Detroit, Michigan, Estados
XIII comenzaron a florecer los caravasares selyúcidas, signo
Unidos de América, 1984. Traducción de Harry J. Magoulias.
evidente del profundo cambio que se estaba produciendo socialmente al este del Egeo. En otras palabras, ya nunca más
Lastivertsi, Aristakes, History, traducido por Robert Bedrosian,
Bizancio volvería a intentar recuperar las provincias asiáticas.
Nueva York, 1985, on line: http://rbedrosian.com/Downloads/ Aristakes.pdf
Palabras finales: Aunque varias líneas de trabajo quedan abiertas, por mi parte
Psellos, Miguel, Vida de los emperadores de Bizancio, Editorial
creo haber demostrado cómo a lo largo del tiempo y hasta
Gredos S.A., Madrid, España, 2005, traducción de Juan Signes
el presente se ha sobredimensionado el resultado, las con-
Codonier.
secuencias y el impacto tanto de Mantzikert como de Myrio Kephalon. Está claro que ambas batallas fueron victorias tur-
Roger de Hoveden, The Annals of Roger de Hoveden comprising
cas y ello es indiscutible: Turquía debe en gran parte su exis-
the History of England and of other countries of Europe from A.D.
tencia gracias a que los selyúcidas se alzaron con los laureles
732 to A.D. 1204, Vol. I, traducida del latín por Henry T. Riley,
en ambas confrontaciones. Pero la confirmación de la pose-
Londres, Inglaterra, 1853.
sión territorial no procedió de dichos enfrentamientos sino del contexto en el que ambos se vieron inmersos. En todo caso
Skyltzes, Juan, A Synopsis of Byzantine History 811 - 1057, Cam-
sería más atinado ubicar el mito fundacional de la Turquía
bridge University Press, Nueva York, EEUU, 2010, traducido
moderna en la guerra civil bizantina que se desató tras la des-
por John Wortley.
titución de Romano IV Diógenes, por un lado, y en la Cuarta Cruzada, por el otro. Sin desmerecer, claro está, las grandes
Zonaras, Juan, Libro de los emperadores, Larumbe, clásicos aragoneses, versión aragonesa, Prensas Universitaria de Za-
27 En relación con las pérdidas territoriales sufridas por el Imperio como consecuencia de la derrota de 1176 véase Treadgold, Warren, Breve Historia de Bizancio, Paidós, Madrid, España, 2001, p. 213. En realidad, una de las pocas concesiones que Manuel hizo a Kilij Arslan como resultado de su derrota fue desmantelar la fortaleza de Subleo o Choma, ubicada al norte de Ciboto, entre Sozópolis y Coni. En cuanto a la línea defensiva erigida por Manuel I Comneno véase Michael F. Hendy, Studies in, op. cit., pp. 125-138.
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Guilhem Walter Liberali Martin
Estudiante de quinto año del profesorado y licenciatura en Historia por la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) liberalimartin@gmail.com
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 27
Ser y Parecer. La Construcción de una Identidad a través de imágenes y semejanzas Francisca Carocca Peñailillo Fecha de recepción · 01/04/2015 // Fecha de aprobación · 05/05/2015
En este articulo se realiza una introducción al estudio de la vestimenta como mecanismo de transgresión social utilizado por la sociedad chilena colonial de fines del siglo XVIII. Rompiendo con la jerarquía impuesta desde la metrópoli y las normas sociales de la cotidianidad de los sujetos, las calidades serán develadas y/o cubiertas por los usos y abusos que los cambios en las apariencias permiten, reactualizando y complejizando la configuración socio- racial colonial por medio del vestido. Palabras Clave: Vestimenta, Apariencia, Calidad.
Introducción
jerarquías de preeminencia preservan y reactualizan imagina-
Al tiempo de su llegada a América, los europeos codificaron
rios señoriales medievales, buscando así objetivar –en territo-
como color los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo
rio americano- las esferas de poder y las fronteras que existían
asumieron como la característica emblemática de la catego-
al interior del cuerpo social2.
ría racial y en consecuencia, los dominantes se llamaron a sí
De este proceso de relaciones interétnicas brotarán tipos híbri-
mismos, blancos. De este modo, en América, la idea de raza
dos que se ubicarán como miembros marginales del complejo
fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de do-
social, mientras que, a su vez, se constituirá una ‘aristocracia’
minación impuestas por la conquista, al tiempo que elaboró
sustentada en la conciencia de que su posición de dominio
una perspectiva eurocéntrica de conocimiento y con ella la
provenía de un imaginario de poder de larga tradición, a lo que
teoría de la idea de raza como naturalización de esas relacio-
se suma la persistencia de la idea de la limpieza de sangre
nes coloniales de dominación entre europeos y no- europeos.
como el signo ostensible de su prestigio social. Por tanto, al
Así, raza, se convirtió en el primer criterio fundamental para la
tener en cuenta el factor del origen, se constataba que un re-
distribución de la población mundial en los rangos, lugares y
ducido grupo de la sociedad colonial estaba, en teoría, habili-
roles en la estructura de poder de la nueva sociedad. Dicho de
tado para gozar de los privilegios que la cúspide de la jerarquía
otro modo, en la manera básica de clasificación.
social, otorgaba. Las elites actuarán no sólo como un núcleo
Para el caso de Chile, la situación fue aún más compleja, su
de poder y riqueza, sino también como un referente cultural y
lejanía y su subordinación al virreinato peruano agudizaban su
un modelo permanente para el resto del universo humano que
condición de inferioridad frente a la metrópoli e intensificaban
buscaba una mejor ubicación en la sociedad3.
las relaciones de dominación entre europeos y americanos.
Ahora bien, centrándonos específicamente en Santiago de fi-
Sin embargo, producto de un largo proceso de influencias recíprocas entre pueblos y culturas, lentamente las costumbres y las instituciones se fueron adecuando a las necesidades de la evolución social. No obstante, esto no significó en ningún caso, que el color de la piel dejara de ser el factor determinante en la constitución del grupo dominante y a partir de este, el de los demás grupos que forman la jerarquía socio-racial imperante. El bagaje mental del español seguía siendo un conjunto de nociones clásicas de la Europa post medieval1, donde las 1 Grubessich Sandoval, Arturo, “Caracterización socio racial en el
período colonial tardío” en Actas Jornadas de Estudios Historiográficos, Universidad de La Serena, 2010, pp. 417- 420 2 De acuerdo a lo que nos propone Alejandra Araya, el tratamiento entre los sujetos esta determinado por relaciones de dominación- sumisión, con el fin de ‘reforzar constantemente las jerarquías’. Araya, Alejandra, Sobre los gestos de cortesía y descortesía en Nueva España, véase Lipsett- Rivera, 2005 3 Valenzuela, Jaime, ‘Afán de prestigio y movilidad social: los espejos de la apariencia’, en Sagredo, Rafael & Gazmuri, Cristián, Historia de la vida privada en Chile. Tomo I: El Chile tradicional: de la conquista 1840, Taurus, Santiago, 2005, pp. 71-93
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 29
nes del siglo XVIII, las prácticas cotidianas, a pesar de estar ya
ciendo que la vestimenta fue el medio a través del cual se
asentadas, estarán mediadas tanto por la identidad y la cali-
hizo posible alcanzar valores y significaciones sociales que
dad del sujeto. De acuerdo a los estudios culturales latinoame-
se exteriorizaban en honores y prestigios. El traje como tal
ricanos, entendemos por identidad las asociaciones, por una
(objeto) se convierte entonces, en un medio de comunicación
parte, con los rasgos que caracterizan a los miembros de una
tangible que posicionará a los sujetos dentro de categorías
coletividad frente a los otros que no pertenecen a la misma y,
sociales y raciales, delimitando las fronteras entre un grupo
por otra, a la conciencia que un individuo tiene de ser él mismo
y otro. Será la apariencia, la que comunicará las funciones y
y, por otra, a la conciencia que un individuo tiene de ser él mis-
posiciones que ocuparán los individuos dentro de la sociedad
mo y, entonces, distinto a los demás4. Esta categoría, por ende
colonial, convirtiéndose en el trampolín hacia el ascenso so-
nos invita al análisis de la producción de subjetividades tanto
cial aparente, pues permitirá ocultar el origen tras el cambio
colectivas como individuales, que emergen en las prácticas
de imagen y así acceder a una nueva identidad y posición al
cotidianas de lo social y la experiencia material de los cuerpos,
interior de la jerarquía social6. De esta manera, las condiciones
lo que nos permite comprender comportamientos y conflictos
materiales, estéticas y culturales que se generaron dentro de
plurales y cotidianos que abarcan los ámbitos tanto de pro-
esta sociedad fragmentada y sectorizada, establecerán una
ducción como de representación social, pues articulándose
simbología y un conjunto de significados en los trajes, que
en torno a categorías de raza y etnicidad, cuestionan tanto a
complejizarán el entramado social de la época, difuminando
niveles materiales como simbólicos el status quo.
límites y permeando reglas.
A esto, añadimos la noción de calidad, concepto en directa relación con lo dicho anteriormente, pues para definirlo debe-
Ser y Parecer. La Construcción de una Identidad a
mos tener en consideración tanto el color de la piel como la
través de imágenes y semejanzas.
pureza del sujeto. Afirmamos por tanto que el color es una ca-
Estableciendo un diálogo entre la antropología y la historia, es
tegoría socio- cultural que obedece a un subjetivismo grupal,
posible considerar a los objetos como fuentes primarias para
construido discursiva y socialmente, cuyo significado y em-
el estudio de la vida material de los sujetos en un contexto so-
pleo, varía de acuerdo al contexto en el que se sitúe al sujeto
cial y cultural determinado. De manera concreta, lo que digan
en cuestión5. A partir del color, se pretende conocer al sujeto
las cosas no se refiere únicamente a ellas, sino que también
y por ello se convierte en una lógica de significación, la que
nos hablan de quienes las producen y consumen. Pues los ob-
garantizaría la pureza de sangre; idea íntimamente relaciona-
jetos se convierten en categorías de conocimiento, que repre-
da con el imaginario de aquel entonces, el que permitía dife-
sentan formas sociales y culturales. Frente a lo cual, conocer
renciar y construir argumentos de superioridad e inferioridad
la historia vital de un objeto y las redes que la sustentan, hará
basandose en criterios de blancura en la piel.
posible conocer las subjetividades de los sujetos sobre dichos
Visto así, es que se puede afirmar que el cuerpo se evidencia
objetos y por ende, los regímenes de valor que se construyen
como objeto del discurso y objeto de la representación, en el
en torno a ellos7.
cual se adscriben significados reguladores de la interacción
De acuerdo a lo anterios, es que el vestido no sólo fue un
social, mediante la articulación del color de la piel, la limpieza
elemento clave en cubrir el cuerpo, protegiéndolo del frio y la
de sangre y la raza de cada sujeto. Esta tríada tuvo un gran
polución, sino que además, desde un primer momento, sirvió
significado por cuanto, la calidad de una persona podía de-
para marcar diferencias entre los distintos miembros que
pender de ella, pues esta valoración, clasificación e inscripción
componen la sociedad, marcando los límites existentes entre
del cuerpo de un individuo dentro de una jerarquía, no sólo
un grupo y otro. Sin embargo, a lo largo del período colonial,
debía ser custodiada, sino también puesta en escena. De este
el vestido y la identidad no siempre se correspondieron. Las
modo, la calidad de las personas para el período, tenía una
múltiples connotaciones de tipo social, moral y simbólico que
dimensión más amplia, que no sólo se ligaba al color de la piel,
unos y otros atribuyeron al vestido se pone de manifiesto no
sino también al comportamiento público y la performatividad
sólo en los intentos por imponer normas y leyes al respecto,
social.
sino que además hubo castigos reformistas y/o moralistas
De manera concreta, nuestro objetivo principal será por tanto, complejizar la composición socio-racial de Santiago, estable4 Szurmuk, Mónica & Mckee Irwin, Robert, Diccionario de Estudios Culturales latinoamericanos, Siglo XXI Editores: Instituto Mor, México, 2009, p. 140 5 Herring Torres, Max S, “Color Pureza, Raza: la calidad de los sujetos coloniales”, en Bonilla, Heraclio (Editor), La Cuestión Colonial, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2011, pp. 451- 470
6 Más un reclamo relacional que un hecho dado en sí, la identidad como categoría invita al análisis de la producción de subjetividades tanto colectivas como individuales que emergen, o pueden ser percibidas, en los ámbitos de las prácticas cotidianas de lo social y experiencia material de los cuerpos. Szurmuk, Mónica & Mckee Irwin, Robert, Diccionario de Estudios Culturales, Op.Cit., p. 140 7 Appadurai, Arjun. La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las cosas. Grijalbo, México, 1986, pp. 60- 73
que buscaron impedir su uso deslegitimado8. De manera con-
El ideal social que encontramos presente desde el comienzo
creta entonces, los vestidos fueron la forma de marcar los
de la conquista nos da cuenta de una realidad tan profunda
límites de manera visible, pues este se asociaba al prestigio
como generalizada en cuanto a los comportamientos de los
social, al poder y su legitimación.
integrantes del Nuevo Mundo, por lo que serían estas tácticas
Pese a esto, algunas prendas habían sufrido modificaciones,
sociales las que permitirían sentar las bases para la construc-
no sólo en su producción, sino también en su consumo. De es-
ción de un modelo sin parangón; donde las jerarquizaciones,
te modo a algunos individuos les sería posible hacerse pasar
los mestizajes y las transgresiones de todo tipo generaron
por lo que no eran, perturbando así el orden que debía imperar.
costumbres, comportamientos y mentalidades desarrolladas
El cambio en la imagen individual no se limitaba únicamente al
en medio de un contexto en el que la moda traspasaría las
cambio de indumentaria, sino que muchas veces este cambio
fronteras entre un grupo social y otro, y haría de lo ajeno lo
iba acompañado con un corte de cabello o bien un cambio en
propio en la búsqueda del honor, la hermosura, la nobleza, la
la forma de comportarse, con el fin de profundizar aquel cam-
virtud y la solvencia económica. Estas cualidades entonces,
bio sin dejar evidencias de este mismo. Con esto, la definición
precisan de un reconocimiento comunitario que les permita
de un sujeto, su apariencia y su autodefinición son reflejo de
constituirse como tal, por lo que la importancia de la aparien-
la complejidad y diversidad social existente al interior de una
cia se legitimará en las dinámicas establecidas en “espacios
sociedad pensada y estructurada a partir de un orden esta-
públicos”, lo que le dará a muchos la posibilidad de sustentar
blecido con categorías fijas para la población. El vestido era
materialmente una “apariencia de honor”9.
sin dudas, una referencia esencial, que permitía adscribir a un
El traje entonces se convierte en la marca que situará a las
individuo a un determinado grupo y atribuirla una identidad a
personas dentro de categorías sociales; será la apariencia, la
partir de códigos supuestamente compartidos.
que indicará las funciones y posiciones que desempeñarán los
El vestido, a la vez que permitía la adscripción, permite tam-
individuos dentro de la sociedad; lo que vendría a alterar más
bién expresar la voluntad o intensión de auto-adscripción por
aún el espectro de quienes conformaron este mundo. El traje,
parte del individuo que lo posee. En definitiva, el cuerpo se
un medio de comunicación no verbal que revela la calidad de
fue convirtiendo en el portador del valor social, transmitien-
una persona, que delimita y marca las fronteras entre un gru-
do información sobre la persona y su posición al interior del
po social y otro, se convertirá en el trampolín hacia el ascenso
complejo entramado social colonial, lo que permitió cierta
social aparente, pues permitirá muchas veces ocultar el origen
movilidad para quien fuese capaz de controlar su imagen. De
tras el cambio de imagen y así acceder a una nueva identidad
esto, surgieron nuevas relaciones entre la ropa, el aspecto y la
y posición de superioridad dentro de la sociedad.
identidad, provocándo que el hábito de vestir lujosamente fue-
Ser y parecer, el título de este ensayo sintetiza este fenómeno,
ra en aumento y cada vez más accesible a distintas personas
pues a pesar de imitar un modelo supuestamente superior,
de diferentes calidades.
no habrá una modificación verdadera de la calidad del sujeto
Cuando nos referimos a los estudios sobre la vestimenta y los
que cambia su traje, sino simplemente una transformación de
trajes utilizados por la sociedad colonial americana nos estamos
su aspecto, que no será profunda ni efectiva. Ser y parecer, le
adentrando en un mundo muy complejo, pues las funciones y ne-
otorga a la vestimenta y a las apariencias un lugar central en
cesidades a que estos respondieron, establecieron una simbolo-
este camino hacía el ascenso social de los marginados que
gía y un conjunto de significados muy difíciles de desentrañar. Y
buscaban su identidad asemejándose y pareciendo algo que
como si esto fuese poco, se deben considerar también las diver-
no eran a través de una falsa imagen.
gencias que existieron entre la praxis y el discurso, o bien, entre
Quienes vinieron a América, vieron en esta aventura la opor-
las preferencias y las limitaciones impuestas por esta sociedad,
tunidad perfecta para replantearse como nuevos sujetos y
que podríamos traducir en el ser y el parecer. Para aclarar esto, se
construir en estas tierras una imagen de sí mismos que no
debe considerar que lo público y lo privado se confundían, y el
correspondía a lo que eran realmente. El pasado podía ahora
individuo se encontraba inmerso en solidaridades colectivas, ha-
ocultarse gracias a la ostentación de nuevas riquezas y hono-
biendo una continuidad entre lo público y lo íntimo. La vecindad
res que elevaban y ennoblecían el vivir, sustentando la aparien-
era uno de los primeros vínculos interpersonales que la ciudad
cia que se definía progresivamente en el espacio social que
propiciaba, a la vez que el primer reducto de definición identitaria
ocupaban las nuevas elites y al mismo tiempo, las llevaba a
para los individuos y sus familias.
ser percibidas por el resto de la sociedad como el grupo domi-
8 Ares Queija, Berta, “Mestizos en hábito de indios: ¿Estrategias transgresoras o identidades difusas?”, en Mediadores Culturales, en Loureiro, R. M. & Gruzinski, Serge, Pasar as fronteiras. Il coloquio internacional sobre mediadores culturais, séculos XV a XVIII, Lagos, Centro de Estudios Gil Eanes, 1999, pp. 133-146
9 Undurraga, Verónica. Los Rostros del Honor. Normas culturales y estrategias de promoción social en Chile colonial, siglo XVIII, Editorial Universitaria/ DIBAM, Santiago, 2012, pp. 53-60
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 31
nante por excelencia, como un modelo a seguir10. Esto hacía
supuestamente compartidos. Sin embargo, en la práctica la
que practicaran ciertos patrones de comportamiento, donde
línea imaginaria por él trazada como demarcador de las dife-
el modo de vida noble era la característica común a todos y,
rencias era sumamente sinuosa y equívoca”11.
el cual debía reflejar la hidalguía que se quería proyectar, su
No obstante, a comienzos del siglo XVIII, con el cambio de di-
prestigio y su conversión en un espejo de hábitos y formas
nastía en la corona española; la que ahora es asumida por los
para el resto de la sociedad, constituyéndose como un ideal
franceses de la casa de Borbón; comenzará una nueva etapa
de integración y éxito que propiciaba la adopción de una iden-
en el gobierno del Nuevo Mundo pues se realizarán una serie
tidad diferente para dejar de parecer lo que se era realmente y
de reformas inspiradas en la Ilustración que buscarán sacar
desde allí optar a otro status en el escenario colonial.
de las tinieblas a la población y al gobierno para acercarlos
Estas prácticas culturales pasaron a formar parte del univer-
hacia la luz de la razón. Se intentará por sobre todas la cosas
so de referentes identitarios y mentales para el conjunto de
frenar el poder de las elites americanas y aumentar el control
la sociedad colonial al momento de consolidar una posición
directo de la burocracia imperial sobre la economía. El nuevo
o de elaborar estrategias de movilidad y ascenso; entendien-
rey, bajo el influjo del despotismo ilustrado, impulsará trans-
do que en este contexto, nos referimos a identidad como las
formaciones que buscarán redefinir la relación entre España
asociaciones que se crean entre los rasgos que caracterizan
y sus colonias, y en efecto controlar una serie de situaciones
a los miembros de una colectividad frente a los otros que no
que poco a poco se habían ido desbordando.
pertenecen a la misma. Entre lo otro y lo mismo, se abre así, el
Una de estas muchas materias sin control, fue la riqueza exu-
territorio material y simbólico de la identidad, abriendo al mis-
berante en el uso del traje, la ostentación y el intercambio de
mo tiempo el análisis sobre la producción de subjetividades
apariencias entre distintos grupos sociales respondiendo a
tanto colectivas como individuales que emergen, o pueden ser
la barroca tendencia de ser- otro. A esto debemos sumar la
percibidas en los ámbitos de las prácticas cotidianas de lo
dualidad que existía en torno al cuerpo pues el desprecio y la
social y la experiencia material de los cuerpos.
exaltación convivieron en el discurso identificando la fealdad
En este marco de cambios de identidad, la vestimenta jugó
con el pecado y la belleza con la gracia. Es así como la moda
un papel fundamental pues ligó lo estético, lo económico, lo
será otro signo de aquella preocupación por el cuerpo duran-
social y lo político en las estrategias de ambiciones que permi-
te la España barroca, ya que el cuerpo vestido se transformó
tieron a los inmigrantes acrecentar su patrimonio, llevándolos
en una metáfora que produjo la identificación del término real
desde sus modestos orígenes al pináculo de los privilegios, o
con la imagen; del soporte corporal con la apariencia vestida12.
bien, a quienes pertenecían a grupos inferiores, anhelar ase-
Las reformas borbónicas, orientadas por las nuevas nociones
mejarse a ellos, lo que muchas veces simplemente consistía
de gobierno y sociedad propugnadas por el despotismo ilus-
en intentar engañar al sistema haciendo uso de mecanismos
trado, reposaban en ciertos principios de orden social y moral
externos de la apariencia, del parecer.
pública. Los llamados “bandos de buen gobierno” tenían como
Todo lo anterior, nos demuestra como el vestido y la identidad
objetivo incrementar la vigilancia, controlando de esta manera
no siempre se correspondían, poniendo de manifiesto una rup-
la vida y decencia de los habitantes, al tiempo que imponían,
tura de cánones y normas que caracterizaron el caótico mun-
entre otras cosas, restricciones sobre la vestimenta de las
do al que dio lugar la conquista y la posterior colonización, en
castas. Las pragmáticas dictadas por la corona, estuvieron
el cual nadie sabía quien era quien. Las conductas transgre-
destinadas a regular el vestuario de la población y puso el foco
soras, el uso impropio y deslegitimado del vestido, permitía a
de atención en señalar que tipo de telas, accesorios, adornos,
algunos individuos hacerse pasar por lo que no eran, aparen-
vestidos, encajes y colores estaban prohibidos y cuáles po-
tando o asumiendo identidades cambiadas al tiempo que se
drán ser utilizados por la gente común. La legislación indiana
perturbaba el buen orden social que debía imperar, imponién-
resguardaba celosamente el atuendo reservado para el grupo
dose la realidad al discurso que proponía categorías inamovi-
dominante y, en consecuencia, prohibía a las castas el uso de
bles e inmutables.
ciertas prendas.
Esto da lugar a que entre la descripción que la oficialidad tiene de un determinado individuo, su verdadera apariencia física y
…de que habiéndose publicado a su instancia un ban-
su propia autodefinición, haya una compleja y diversa gama
do para moderar el escandaloso exceso de los trajes
de variantes, que no son sino el reflejo de una sociedad con-
que vestían los negros, mulatos, indios y mestizos de
fusa y heterogénea. “El vestido era, sin duda, una referencia
ambos sexos, de que resultaban los frecuentes hurtos
esencial, que permitía adscribir a un individuo a un determinado grupo y atribuirle una identidad a partir de unos códigos
11 Ares Queija, Berta, Mestizos en Hábitos de Indios, Op. Cit., p. 145
10 Ares Queija, Berta, Mestizos en Hábitos de Indios, Ibídem, pp. 133- 146
12 Cruz, Isabel, El Traje: Transformaciones de una Segunda Piel, Santiago, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1996, p. 37
que se comedian para mantener tan costosas galas,
su vestir, ya que al interior de los hogares no había control-
fue muy escaso el efecto que produjo esta providencia,
vistiendo trajes que no les correspondían a su calidad, pues
por que dentro de pocos días se volvió a introducer el
eran hábitos de español sumamente pomposos.
mismo abuso…
Este acontecimiento nos demuestra como el discurso no se
13
condice con la realidad, pues pese a los esfuerzos que existen La moda barroca, divulgada entre la aristocracia europea, de
de parte de la oficialidad por controlar y ordenar a la sociedad
las cuales España por su posición política destacada marcó
y su auto representación dentro del escenario colonial, las
la pauta hasta fines del XVII, traspasó los límites y llegó a
personas no acatan las pragmáticas y desvirtúan su imagen
América no sólo expresando una estética sino también una
personal utilizando elementos impropios a su condición con
cosmovisión. Este ropaje metafórico cumplió una doble fun-
el fin de asemejarse a la clase superior, en búsqueda de la le-
ción: hizo la apoteosis visual de un grupo social, mostró las
gitimación dentro del espectro social. Con esta referencia, se
diferencias de categoría y veló sus cuerpos en pos de crear a
pone de manifiesto la recurrente paradoja del ser y el parecer,
su alrededor un enigma que impresionara a la vista y dificulta-
pues la adopción de otro traje por parte de los “marginados”
ra penetrar en su identidad .
que buscaban un reconocimiento dentro del imaginario social
El cuerpo identificado con el traje entonces, sustrae su forma
durante la colonia, fue la tónica en un época en que la autenti-
para identificarse con su aspecto exterior, en especial en el
ficación de un individuo dependía netamente de la superficia-
caso de las damas y caballeros, ya que el pueblo simplemente
lidad de su apariencia.
hacía gala de su naturalidad dejando traslucir su cuerpo tras
Por otro lado, se debe mencionar que es tal el abuso que hubo
la vestimenta. Sin embargo “vestir a la española” era lo que
de la moda y de los elementos que ella ofrece, que las leyes y
todos querían pues era la máxima distinción. Como dice Berta
normativas trascenderán este aspecto, y buscarán reglamen-
Ares, el hábito de español dotaba de prestigio social, de poder
tar incluso ámbitos económicos, políticos y jurídicos de la vida
y legitimación a quienes lo trajeran –fueran o no españoles-
colonial. Es decir, estas alteraciones provocarán tantos tras-
borrando las fronteras y creando confusiones al interior de la
tornos, que incluso estas esferas se verán afectadas por los
sociedad. No obstante, con la decadencia del imperio el traje
cambios de apariencia e identidad. En la “Pragmática Contra el
sufrirá también una devaluación pues seguirá apegado a la
Abuso de Trajes y Otros Gastos Superfluos”, se puede apreciar
tradición y comenzará a depender crecientemente de la moda
como la corona pretende poner atajo al uso de otras vestimen-
francesa.
tas no sólo por una cuestión de desorden social sino también
Bajo el nuevo gobierno, entonces, se tomarán una serie de
por controlar la economía peninsular.
medidas que pretenderán controlar la forma de vestir y la
Vale decir entonces, que las pragmáticas publicadas tenían
apariencia de cada individuo de acuerdo a su categoría, para
como trasfondo la reconquista del Nuevo Mundo, haciendo el
que se respeten así las fronteras que entre cada uno de ellos
esfuerzo por contrarrestar los efectos del Barroco en España e
debía existir. A partir de 1716, se buscó prohibir que hombres
instalar en el imaginario los preceptos ilustrados. Esto se verá
y mujeres vistieran y trajeran ropas con oro, plata y elementos
reflejado en el rol económico que tales publicaciones tuvieron,
suntuosos, al tiempo que se norma como han de usar los tra-
ya que, se pretendía evitar la compra de distintos bienes a la
jes los criados, sirvientes, mestizos, mulatos e indios.
competencia inglesa, que poco a poco le iba quitando terreno
Un ejemplo que sintetiza de muy buena forma todo lo ante-
al monopolio hispano. “Y solamente se puedan hacer de ter-
riormente expuesto, es decir de como el traje se convertirá en
ciopelos, damascos o de otras cualesquiera telas de sedas de
el vehículo de cambio tanto de la apariencia como de la iden-
las fabricadas en estos reinos y sus dominios o en provincias
tidad y la posición dentro de la jerarquía social, además de la
amigas, con quien se tuviere comercio16”. Es así como se dis-
suntuosidad que hubo en ellos a modo de ostentar la riqueza;
tingue que tales normativas pretendían tanto el control social
fue el caso de dos esclavas negras, propiedad del Conde de
como el buen gobierno público de los reinos, el cual se pertur-
las Torres, que quebrantaron las leyes sólo veinticuatro horas
baría si no se impusiera el castigo para tales faltas. “Y así lo
después de publicadas15. Ambas mujeres osaron salir a la vía
tendréis entendido para su más puntual observancia y para
pública –de no haber sido así no hubiese habido alarma por
castigar, sin distinción de personas, a todos lo que faltaren al
14
cumplimiento de lo expresado17”. 13 Cedulario de Ayala, Tomo 51, fol 64, número 36. (San Idelfonso, 7 de Septiembre de 1725). R. C. Aprobando un bando del Virrey del Perú para moderar el exceso en los trajes que vestían los negros, mulatos, indios y mestizos. 14 Cruz, Isabel, El Traje: Transformaciones, Op. Cit., p. 39 15 Cruz, Isabel, El Traje: Transformaciones, Op. Cit., p. 39
A la luz de la mentalidad de la época entonces, es que la 16 Cruz, Isabel, El Traje: Transformaciones, Op. Cit., p. 128 17 Konetzke, Richard, Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica: 1493-1810, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid 1962, p. 187
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noción de cuerpo vestido constituyó una de las acepciones
obligación del sujeto, llevar los trajes y modelos del momento.
corporales más significativas y socialmente aceptadas, la im-
De acuerdo a esto, es que ciertos vestidos serán símbolo de
portancia del traje radicó en la fascinación por la apariencia y
poder, imponiéndose desde arriba hacia abajo, reforzando a su
la ornamentación del cuerpo, al tiempo que adquiría un claro
vez, el concepto del atuendo como reflejo singular del gusto
sentido político de regulación social, pues no le estaba permiti-
y las predilecciones de gobernantes y grupos de mayor poder
do a cualquiera utilizarlos. Este celo en cuanto a la vestimenta,
y prestigio.
nos señala una vez más que el vestuario desempeñaba un pa-
Por estas razones, el vestuario se convirtió rápidamente en un
pel fundamental en cuanto a la representación social de cada
símbolo donde los anhelos de la vida privada se unían a la vida
individuo. La posesión de trajes y accesorios que lo acompa-
pública del sujeto, permitiéndoles exteriorizar con atavíos y
ñaron, establecieron regímenes de valor que le daban poder y
ornatos una apariencia determinada, al tiempo que transmitir
estatus a quienes los utilizaban
un mensaje sobre su status. Esta alternativa fue un camino
Los españoles se vestían y comportaban, más o menos, de
factible para dejar de ser ‘inferior’, pues pasaba pos negar el
acuerdo con el estilo europeo; este grupo conformaba la “aris-
propio origen y dejar de parecer lo que se era realmente. El
tocracia” social y era propietario de tierras, haciendas y sola-
‘emblanquecimiento’ a través del uso transgresor de prendas y
res, cuyo mayor bien radicaba en una pretendida limpieza de
accesorios, lograba ocultar el origen verdadero, haciendo que
sangre, valor que sus miembros se esmeraban en ostentar.
se produjeran dinámicas de reconocimiento, al menos desde
Estos, quienes detentaban el poder político y económico y,
el exterior, de otras categorías y calidades. Así, la ambigüedad
por ende, el poder social, se jactaban de ser los descendien-
de las apariencias chocaba con el espíritu estamental predo-
tes de los fundadores de la ciudad, y su hidalguía se basaba,
minante19.
en muchos casos, más en una elaboración social que en sus
De acuerdo a lo que hemos dicho hasta ahora, el vestido no
concretos antecedentes peninsulares de nobleza. Sin embar-
sólo fue un elemento clave en cubrir el cuerpo, protegiéndo-
go la jerarquización social en Hispanoamérica, en general, y
lo del frio y la polución, sino que además, desde un primer
en Santiago, en particular, era sumamente compleja. Más allá
momento, sirvió para marcar diferencias entre los distintos
de los intercambios entre los distintos grupos sociales, la per-
miembros que componen la sociedad, marcando los límites
tenencia al sector de españoles o castas era de cierto modo
existentes entre un grupo y otro. Sin embargo, a lo largo del
flexible y permeable.
período colonial, el vestido y la identidad no siempre se corres-
En vista y considerando lo mencionado, es que el vestuario,
pondieron. Las múltiples connotaciones de tipo social, moral
desde los origenes de la vida colonial americana, fue un sím-
y simbólico que unos y otros atribuyeron al vestido se pone
bolo de las apariencias. No sólo de los españoles y criollos
de manifiesto no sólo en los intentos por imponer normas y
–ubicados en la cúspide de la pirámide social- sino también
leyes al respecto, sino que además hubo castigos reformistas
de otras capas de la sociedad, a lo que se deben añadir cri-
y/o moralistas que buscaron impedir su uso deslegitimado20.
terios como el sexo y la edad de cada sujeto al momento de
De manera concreta entonces, los vestidos fueron la forma
portar una prenda determinada. Para cada grupo, el vestuario,
de marcar los límites de manera visible, pues este se asocia-
se convirtió entonces en un medio para exteriorizar una iden-
ba al prestigio social, al poder y su legitimación. Pese a esto,
tidad y una calidad, es decir una pertenencia determinada a
algunas prendas habían sufrido modificaciones, no sólo en su
un grupo específico, haciendo de este modo, más evidente
confección sino también en su uso, de este modo a algunos
la flexibilidad entre los límites de los grupos que formaban la
individuos les sería posible hacerse pasar por lo que no eran,
sociedad colonial santiaguina. Con esto, el individuo no era
perturbando así el orden que debía imperar. El cambio en la
lo que era, sino lo que aparentaba, o más bien, lo que pudiera
imagen individual no se limitaba únicamente al cambio de in-
aparentar . Por ello, es que debían vestirse de acuerdo con su
dumentaria, sino que muchas veces este cambio iba acom-
condición y lucir su atuendo frente al resto del conjunto social.
pañado con un corte de cabello o bien un cambio en la forma
Los hombres y mujeres de élite utilizaban sus prendas de ves-
de comportarse, con el fin de profundizar el cambio sin dejar
tir no sólo para cubrir su cuerpo, sino para exhibir su riqueza y
evidencias de este mismo.
estatus, ‘ya que parecer noble, rico y/o poderoso, era casi tan
Con esto, la definición de un sujeto, su apariencia y su au-
importante como serlo en realidad’.
todefinición son reflejo de la complejidad y diversidad social
18
Como objeto de comunicación social, el vestido descansa sobre códigos y convenciones culturales, provocando que es-
19 Valenzuela, Jaime, “Afán de prestigio y movilidad social”, Op. Cit., p. 90
tuviera regido a una norma e implicando que fuera casi una
20 Ares Queija, Berta, “Mestizos en hábito de indios: ¿Estrategias transgresoras o identidades difusas? en Mediadores Culturales, en Loureiro, R. M. & Gruzinski, Serge. Pasar as fronteiras. Il coloquio internacional sobre mediadores culturais, séculos XV a XVIII, Lagos, Centro de Estudios Gil Eanes, 1999, pp. 133-135
18 Aries, Phillippe, “Para una Historia de la Vida Privada”, en Historia de la Vida Privada, Tomo V, Taurus Ediciones, Madrid, 1992, p. 2
existente al interior de una sociedad pensada y estructurada
marginado. Dentro del amplio espectro de la cultura material
a partir de un orden establecido y categorías fijas de la po-
que conformaba la experiencia ordinaria de hombres y muje-
blación. El vestido era sin dudas, una referencia esencial, que
res, nos concentramos, ahora de lleno en la vestimenta, enten-
permitía adscribir a un individuo a un determinado grupo y
dida como el apartado más íntimo dentro de la vida material
atribuirla una identidad a partir de códigos supuestamente
de las personas, pues cubría y protegía el cuerpo. No obstante,
compartidos.
era a su vez, también el más público, ya que proyectaba en
El vestido, a la vez que permitía la adscripción, permite tam-
el mundo exterior de la ciudad, una imagen determinada. De
bién expresar la voluntad o intención de auto-adscripción por
esta manera, en el amplio espectro de objetos que podemos
parte del individuo que lo posee. En definitiva, el cuerpo se
encontrar a lo largo de la vida de un sujeto, la vestimenta ocu-
fue convirtiendo en el portador del valor social, transmitiendo
pará un lugar especial, pues será a través de esta que será
información sobre la persona y su posición, lo que permitió
posible crear estrategias y mecanismos de transgresión so-
cierta movilidad social para quien controlara su imagen. De
cial. Gracias a la vestimenta surgirán espacios de negociación,
esto, surgieron nuevas relaciones entre la ropa, el aspecto y la
donde sujetos de los más diversos orígenes sociales podrán
identidad, provocando que el hábito de vestir lujosamente fue-
jugar con su apariencia y de esta manera tranzar así su lugar
ra en aumento y cada vez más accesible a distintas personas
en la jerarquía social.
de diferentes calidades.
Entendiendo entonces, los trajes como objetos que nos comunican algo es que será posible atribuirle un valor y al mismo
ConclusiOnes
tiempo, una significación a la externalización de los honores
Corolario, podemos decir que la importancia en la definición
y prestigios que eran posibles de alcanzar por medio del uso
del otro ha jugado un importante papel en la definición del yo,
de estos. El traje, se convierte así en un vehículo para el posi-
pues a partir de esa imagen se construirá la apariencia que ca-
cionamiento de los individuos dentro de categorías sociales
da uno de ellos tenga, influenciando, claro está, la imagen que
y raciales, pues al tiempo que delimita las fronteras entre un
cada uno proyecte de sí mismo. Es por esto, que en medio del
grupo y otro, comunica también las funciones y roles que una
confuso mundo colonial, el mimetismo cultural -intercambio
imagen atribuye a un sujeto.
de aspectos e imágenes exteriores- será de suma importancia y lo que, al mismo tiempo, erija a la sociedad en pos de cimentar identidades nuevas, las cuales simplemente respondieron
Bibliografía
al nuevo mundo que se configurará en América. Por otro lado pero en directa relación, se debe destacar la
Fuentes:
concepción que hubo del cuerpo, la cual será el resultado de
Cedulario de Ayala. Tomo 51, fol 64, número 36. (San Idelfon-
un proceso político relacionado con dispositivos de poder
so, 7 de Septiembre de 1725). R. C. Aprobando un bando del
que reconstruyeron en América una realidad social, donde el
Virrey del Perú para moderar el exceso en los trajes que ves-
elemento mestizo tendrá una preponderancia significativa en
tían los negros, mulatos, indios y mestizos.
la formación de la identidad de este pueblo; siendo la degeneración versus la integración, los factores clave que el traje
Libros:
pondrá en conflicto, pues deformará apariencias con el fin de
Appadurai, Arjun. La vida social de las cosas. Perspectiva cultu-
incluirlas –forzosa y falsamente- en el enmarañado espectro
ral de las cosas. Grijalbo, México, 1986
social. Cuestiones de género, sexualidad, raza, religión, cultura e in-
Araya, Alejandra, “Sobre los gestos de cortesía y descortesía
corporación jerárquica de minorías étnicas entorno a discur-
en Nueva España”, en Lipsett- Rivera, Sonya, Gender and the
sos oficiales que no se armonizaban con la realidad darán pa-
negociation of daily life in México: 1750- 1856, Lincoln: University
so a que las creencias y las formas de actuar de los individuos
of Nebraska Press, 2012
sean cada vez más distorsionadas, y tengan su manifestación en los recurrentes cambios de hábito como símbolo de las
Ares Queija, Berta, “Mestizos en Hábitos de Indios: ¿Estrate-
ambiciones sociales: borrar al menos en la apariencia el ver-
gias transgresoras o identidades difusas?”, en Loureiro, R. M.
dadero origen.
& Gruzinski, Serge. Pasar as fronteiras. Il coloquio internacional
Finalmente, la ambigüedad de las apariencias no hará más
sobre mediadores culturais, séculos XV a XVIII, Lagos, Centro de
que trastornar la realidad social del mundo colonial, sin em-
Estudios Gil Eanes, 1999
bargo será la respuesta a la desestructuración a la que se debieron enfrentar tanto conquistadores como conquistados.
Cruz, Isabel, El Traje: Transformaciones de una Segunda Piel,
Ser y parecer, será entonces, el único camino para dejar de ser
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1996
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 35
Grubessich Sandoval, Arturo, “Caracterización socio racial en el período colonial tardío” en Actas Jornadas de Estudios Historiográficos, Ediciones Universidad de La Serena, La Serena, 2010 Herring Torres, Max S, “Color Pureza, Raza: la calidad de los sujetos coloniales”, en Bonilla, Heraclio (Editor), La Cuestión Colonial, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2011 Konetzke, Richard, Colección de documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica: 1493-1810, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1962 Szurmuk, Mónica & Mckee Irwin, Robert, Diccionario de Estudios Culturales latinoamericanos, Siglo XXI Editores: Instituto Mor, México, 2009 Undurraga, Verónica. Los Rostros del Honor. Normas culturales y estrategias de promoción social en Chile colonial, siglo XVIII, Editorial Universitaria/ DIBAM, Santiago, 2012 Valenzuela, Jaime, “Afán de prestigio y movilidad social: los espejos de la apariencia”, en Sagredo, Rafael & Gazmuri, Cristián, Historia de la vida privada en Chile. Tomo I: El Chile tradicional: de la conquista 1840, Taurus, Santiago, 2005
Francisca Carocca Peñailillo
Licenciada en Historia por la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudiante de Magister en Historia en la misma unidad académica. Becaria del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS). Actualmente ayudante de cátedra “El Islam” y “España: Bases Culturales” en la Universidad Adolfo Ibañez; ayudante de la cátedra “Imperios y Encuentros. El mundo Atlántico en los siglos XIV- XVI” y Monografía Abierta: “Mundo Andino” en la Pontificia Universidad Católica de Chile. facarocc@uc.cl
“A Punta Alta cantemos un himno”: reproducción del discurso histórico hegemónico en la historia local de una ciudad bonaerense Gustavo Marcelo Chalier Fecha de recepción · 03/03/2015 // Fecha de aprobación · 23/04/2015
El artículo desarrolla el papel que le cabe al himno de la ciudad de Punta Alta (provincia de Buenos Aires) en la reproducción y afianzamiento de un relato del pasado histórico que responde a consignas derivadas de los intereses del poder. Este relato, a la vez de conferir identidad a la sociedad puntaltense, sirve para anclar un pasado que se torna monolítico y que cancela otros relatos posibles de la historia. Para efectuar el análisis, se utilizan los conceptos gramscianos de hegemonía e intelectual orgánico, que arrojan un poco de luz a los procesos reseñados. Palabras Clave: Identidad, Discurso hegemónico, Himno “Si los que están en la cima del Estado tocan una música, ¿no es natural que los que estén abajo bailen?” (Karl Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, p.64)
Introducción
gadores, genera trabajos propios que desde hace casi quince
El presente trabajo se inscribe en la línea de investigación sus-
años enriquecen la historiografía de la ciudad.
citada desde el Proyecto Grupal de Investigación (PGI) titulado
Dicho esto, ¿por qué estudiar la letra de un himno como el de
Bahía Blanca: Poder, representaciones y proceso de construc-
Punta Alta? ¿Qué podemos sacar de ella más que una retórica
ción de la identidad urbana, de la Secretaría de Ciencia y Tec-
previsible, llena de figuras que exaltan a la comunidad, pla-
nología de la Universidad Nacional del Sur, dirigido por la Mg.
gada de palabras como “gloria”, “honor” y tantas otras de las
Fabiana Tolcachier. Por tanto, forma parte de la labor colectiva
que abusan los letristas? Más allá del análisis literario formal
de un grupo de investigadores que exploran diferentes ámbi-
del texto que por cuestiones de formación académica no es-
tos para develar el sistema de representaciones que opera en
tamos en condiciones de hacer, creemos necesario destacar
Bahía Blanca y su zona cercana. La ponencia, también, conti-
que el himno constituye, en sí, una pequeña epopeya y, como
núa la línea investigativa presentada en las IV Jornadas de Hu-
tal, cumple la misma función que éstas en las sociedades anti-
manidades Historia del Arte 2011 organizadas por la UNS, con
guas: confiere identidad y reproduce un relato del pasado y del
el paper titulado “El himno a Punta Alta y la reproducción del
presente que se ajusta a los postulados de las clases hegemó-
relato histórico hegemónico” y posteriormente publicado en
nicas de la sociedad, como ya lo explicamos oportunamente.
las Actas de dicho encuentro1. Por último (last but not least) debe consignarse que su elaboración hubiera sido imposible
Punta Alta y su historia
sin la existencia del Archivo Histórico Municipal de la ciudad
La ciudad de Punta Alta está ubicada en la provincia de Buenos
de Punta Alta. En efecto, esta institución, además de colocar
Aires, a unos 27 km al sureste de Bahía Blanca, a orillas del Atlán-
su rico acervo documental a total disposición de los investi-
tico. Con una población actual de 60.000 habitantes, es el segundo conglomerado urbano del sudoeste bonaerense.
1 Chalier, Gustavo, “El himno a Punta Alta y la reproducción del relato histórico hegemónico” en Ribas, Diana I., Agesta, María de las Nieves, Heredia, Carolina, López Pascual, Juliana & Vidal, Ana María (coordinadoras), Actas IV Jornadas de Humanidades Historia del Arte 2011, 1º edición, Universidad Nacional del Sur/Departamento de Humanidades, Bahía Blanca, 2011, CD Rom
Tradicionalmente, su origen se mezcla y confunde con el origen de la Base Naval de Puerto Belgrano, en sus orígenes denominado Puerto Militar y construido por cuenta del estado por el ingeniero genovés Luigi Luiggi entre 1897 y 1905. En
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 37
otro lado ya hemos señalado la construcción de este relato2.
“Dentro de una población mayoritariamente compuesta
Solamente diremos que la fecha fundacional de Punta Alta
por inmigrantes europeos (entre los que españoles e
(celebrada el 2 de julio de 1898, día en que se clavó el primer
italianos constituían la mayoría), los comerciantes pun-
pilote en el muelle del Puerto Militar) es una determinación
taltenses de principios del siglo XX no eran la excep-
arbitraria ocurrida en 1928. A instancias de la Sociedad de
ción (...) Como la economía de la ciudad era de peque-
Fomento local una asamblea popular se abocó a establecer
ña escala, aunque dinámica y en expansión, también
una fecha en la que celebrar la fundación del poblado, cuyo
las firmas lo eran. Faltaban aquí las grandes tiendas,
nacimiento espontáneo lo privó de un acta o de una intención
sucursales de las de Buenos Aires o los amplios loca-
deliberada de fundación.
les generados por el capital vernáculo y que eran típi-
Lo cierto es que el origen de la ciudad obedeció a múltiples
cos de otros centros poblados. Aquí descollaban los
factores conjugados: la decisión política de establecer una Ba-
proveedores de la Base (mayoristas de alimentos, ves-
se Naval, pero también los ferrocarriles y el puerto comercial
tidos o materiales varios) y los propietarios de hoteles,
(de capitales franceses), que otorgaron a la flamante pobla-
fondas, restaurantes y los grandes salones de billares
ción un crecimiento y dinamismo envidiables a comienzos del
y cinematógrafos. Además, existían multitud de locales
siglo XX.
más pequeños para atender las múltiples necesidades de la población”. 4
“La construcción de la ciudad no fue planificada, de manera que el desarrollo del pueblo quedó definido por
Estos comerciantes constituyeron lo principal de la dirigencia
un vínculo fortuito entre el conjunto ferroviario y el nú-
combativa de ese entonces, la que originó los movimientos
cleo poblacional.
sociales que dieron fruto en mutuales y cooperativas. Si uno
La estación de trenes actuó como una especie de vór-
se pone a estudiar las biografías de los principales comercian-
tice que terminó por absorber y congregar en su centro
tes puntaltenses de la década de 1920, descubre que muchos
a todos los obreros. Y como tantas otras localidades
de ellos diez o quince años atrás eran obreros ferroviarios o
argentinas que tuvieron más o menos el mismo origen,
de la Base Naval.5
el pueblo que, espontáneamente surgió a la vera de las vías, tomó el nombre de la estación ferroviaria, que a
La historia del himno
su vez tomó su nombre del paraje donde se ubicaba:
Durante la cuarta década del siglo pasado hay dos hechos
Punta Alta.
importantes en la historia de la ciudad. El primero es cuando el
Las primeras casillas que se construyeron cerca de las
12 de mayo de 1945 Punta Alta logró su autonomía respecto
vías y de la estación dieron origen a un centro urbano
de Bahía Blanca y se constituyó en ciudad cabecera de un
que creció de golpe, a la manera de un hongo: de los
municipio propio: Coronel Rosales6. Unos años más tarde, en
790 habitantes contabilizados en 1901, se pasó a 7500
1948, Punta Alta celebró su cincuentenario. Se designó enton-
en 1906, a 9626 en 1914 y a 12903 en 1930.” 3
ces a una Comisión ad hoc encargada de organizar los festejos y dentro de ella surgió la idea de realizar un concurso para
En una publicación del Archivo Histórico Municipal de Punta
dotar a la población de un himno. Debidamente publicitado
Alta consignamos que la conjunción entre los sectores estatal
el certamen, se presentaron trabajos provenientes de toda la
(representado por la Base Naval) y privado (mayoritariamente las empresas extranjeras) originó una sociedad variopinta y ascendente, obrera, de pequeños propietarios urbanos y comerciantes. 2 Chalier, Gustavo, “Historia, poder e identidad. En torno de la fecha fundacional de Punta Alta” en Cuadernos del Sur, N° 37 Historia, Departamento de Humanidades/Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, 2010, pp.51-68. Del mismo autor, vide: La Punta de la historia (Punta Alta y su historia), Colección Cuadernos de historias del sur Bonaerense, Bahía Blanca, Ediuns, 2010 3 Izarra, Luciano y Chalier, Gustavo, Historia de la Cooperativa Obrera Económica de Consumos Ltda. de Punta Alta, Gabinete Universitario de Investigación, Docencia y Extensión sobre Cooperativas y otras entidades de la Economía Social (GIDECOOP), del Departamento de Ciencias, Administración de la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, , 2013, p.9
4 Chalier, Gustavo, Las Ligas Comerciales en Punta Alta y el desarrollo económico de la ciudad (1916-1930), Archivo Histórico Municipal, Punta Alta, 2007,p. 32 5 Izarra, Luciano y Chalier, Gustavo, Historia de la Cooperativa Obrera,Ibidem., p. 12 6 “El partido es el territorio de tamaño menor dentro de las divisiones político-institucionales del país (...) solamente en la Provincia de Buenos Aires recibe esta denominación. (...) La municipalidad ejerce la administración de la ciudad, del partido y de las localidades que se encuentran dentro del mismo (...) Los componentes esenciales del municipio son: la base territorial, la población, la descentralización política y autonomía municipal, la organización gubernativa, el ordenamiento jurídico, las facultades de normación, la autosuficiencia económica...” Bróndolo, Margarita y Bazán, Sandra (coord.), Geografía de Punta Alta y Partido de Coronel Rosales, Ediuns, Bahía Blanca, 2000, pp. 15 y 18.
zona y de otras provincias. Finalmente el jurado, conformado
Era Arroyo Pareja tu puerto,
por especialistas de La Plata, proclamó vencedor al poema
Avanzada en los mares del sur,
enviado por el padre Luis Carlos Montero denominado “Letra
Que nació bajo el signo sagrado
canción de base para el concurso de Himno o Marcha dedi-
De una noche clavada en la cruz.
cado a Punta Alta”. Publicado por la Comisión de Cultura del Cincuentenario y editado por la imprenta Cecchini & Cía, fue
Tú Punta Alta, naciste a la vida,
presentado el 28 de marzo de 1948.7 Contaba con dos partes,
Cual sirena que surge del mar;
una cantada, con cinco cuartetas y otra recitada, de la misma
Y es “Rosales” tu nombre de pila.
extensión y decasílabas en ambos casos. A continuación se
Al llegar a mayor en edad.
transcribe el poema tal como actualmente está en vigencia: ¡Puntaltenses! Marchemos unidos, A Punta Alta cantemos un himno
en procura de un noble ideal.
En honor del trabajo y la paz
¡Rosaleños! Cantemos un himno
¡Viva, viva! ¡Punta Alta!, gritemos
a Punta Alta y la Base Naval!
al compás de las ondas del mar. La historia en el himno Era el Indio el señor del desierto
Como puede apreciarse, la letra de este himno cifra una historia,
En las dunas y las Pampas del sur,
la de Punta Alta y su desarrollo. Y lo hace de un modo que coloca
Cuando tú te elevaste en la costa
a la Base Naval en el centro de todo, soslayando otros actores
Entre rizos de arena y azul.
que fueron igualmente importantes para el crecimiento de la población. En efecto, a poco de indagar en la historia puntaltense,
La unión es tu fuerza y bandera
uno echa de menos en la letra ausencias significativas.
El progreso es tu norte y tu fin
El himno a Punta Alta muestra a la Armada como único ele-
El trabajo es tu pan y tu vida,
mento germinal de la ciudad, como mater genetrix y como
Que hoy tu nombre remonta el cenit.
mater nutritia también. Es el epítome y la cristalización casi definitiva de un relato fundacional. La canción está totalmente
Las sirenas martillos y yunques
imbuida del espíritu del relato histórico hegemónico y simpli-
De la Base y Escuadra de Mar
ficador del pasado. En efecto, el poema insiste ad nausean en
Hoy tu nombre a porfía repiten
el hecho de ser Punta Alta ciudad costera, nacida como una
Y proclaman tu Gloria sin par.
suerte de apéndice de la Base Naval, que con impulso civilizador, domó el arenal y la pampa. En cuanto al pasado aborigen,
¡Puntaltenses! Marchemos unidos,
obrero o ferroviario de la localidad, casi ni una palabra.
en procura de un noble ideal.
Solamente una mención en el recitado al Puerto de Arroyo
¡Rosaleños! Cantemos un himno
Pareja (hoy Puerto Rosales), mencionado en tiempo pretérito,
a Punta Alta y la Base Naval!
pues en ese entonces, 1947, había pasado a jurisdicción naval y prolijamente desactivado para funciones comerciales. Pero
Recitado
en la práctica, ni siquiera eso, puesto que, cuando se ejecuta el
A Punta Alta cantemos un himno
himno, se omiten las estrofas recitadas y prácticamente nadie
En honor del trabajo y la paz
en la ciudad las conoce o saben que existen.
¡Viva, viva! ¡Punta Alta!, gritemos,
De este modo, se constituye un relato de élite, prestigioso8 y
al compás de las ondas del mar.
que viene a reafirmar una línea historiográfica que se impuso, desde el vamos, en la ciudad. Es, en cierto modo, un relato
Cuando el mago Ingeniero Luiggi
épico a su manera (la Armada participa algo de la épica, en la
Una Base Naval ideó,
gesta civilizadora; la civilización se impone a la Barbarie y al
Cual su hermana gemela naciste;
Desierto), vinculado a la hora de la Espada y a la militarización
Bendecida del dedo de Dios.
de las ceremonias tan caros al ideal patriótico de la época
7 “El Himno a Punta Alta y su verdadera historia” en La Nueva Provincia, 2 de julio de 2007 http://www.lanueva.com/punta-alta-impresa/570068/-el-himno-a-punta-alta-y-su-verdadera-historia-.html
8 Bourdieu, Pierre y Boltanski, Luc, “La production de l’idéologie dominante” en Actes de la recherche en sciences sociales, volúmen 2, numéro 2, 1976, pp. 3-73.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 39
posyrigoyenista9. Sobre este mito establecido se escribió la
desierto no era desierto.12 Toda esta gente fue oportunamente
letra del himno. Letra que reproduce, legitima y reafirma las
desalojada por el estado a partir de 1896, cuando comenzaron
líneas directrices hasta aquí esbozadas.10 Podemos definir es-
las obras del Puerto Militar: algunos, fueron convenientemente
te discurso, con Gramsci, como hegemónico, cuidadosamente
indemnizados; a otros, se adivinará quienes, se los expulsó sin
articulado desde lo textual y lo simbólico desde principios del
mayores miramientos.
siglo XX por una serie de intelectuales que podríamos llamar
Luego, el tema de las inversiones extranjeras. Casi al mismo
orgánicos11, e interesados en poner de manifiesto las mani-
tiempo que el estado construyó la Base, empresas extranjeras
festaciones del poder establecido por sobre las expresiones
(la británica Ferrocarril del Sud, las francesas Ferrocarril Rosario
de clases subalternas, que por otra parte, eran de suyo con-
a Puerto Belgrano y Puerto Comercial Belgrano) constituyeron
flictiva (hay mucho que decir, pero también hay mucho por
sendos emprendimientos que diversificaron la matriz de empleo
explicar: mejor, guardar silencio o silenciar).
y producción de la incipiente ciudad, que incluso debe su nombre
Tal como más arriba se dijo, la génesis y el impulso ciudad
al de la primera estación ferroviaria, la del Ferrocarril del Sud, in-
obedece a muchos factores concomitantes que no tienen
augurada en septiembre de 1898: Estación Punta Alta.
mención en la letra del padre Montero.
Finalmente, los obreros. Miles y miles trabajaron en los obra-
Por comenzar, los aborígenes. Ese “indio señor del desierto”
dores del Puerto Militar, en su Arsenal y en los proyectos de
entonado con aires marciales. Durante mucho tiempo evitada
infraestructura de las compañías extranjeras. Casi no hay
por las parcialidades de tehuelches y mapuches que pobla-
memoria de una ciudad obrera. Parafraseando a Berthold
ban el sur de la provincia en razón de su clima, la abundancia
Brecht en su conocido poema, parece que el ingeniero Luiggi
de salitrales y carencia de pastos y aguadas, la costa de la
construyó la Base Naval él solo, sin ayuda de nadie se tendie-
bahía Blanca fue poblada tardíamente por esos pueblos. Fue-
ron las vías y se hincaron los muelles. Y que el camino fue
ron atraídos a estos lares por la construcción de la llamada
sin conflictos, en una visión idealizada e irénica del pasado.
Fortaleza Protectora Argentina en 1828. “Tribus amigas”, de-
¿Acaso no hubo huelgas, no hubo luchas? ¿Esos obreros ita-
fensoras del asentamiento blanco. Poco quedaba, en realidad,
lianos, españoles, alemanes, no eran anarquistas, socialistas?
de aborígenes campeando la desolada llanura: “Conquista al
¿Jamás hubo represiones?
Desierto” mediante (ocurrida veinte años antes del estableci-
El himno a Punta Alta, más allá de la grandielocuencia propia
miento de la Base) y dos generaciones al menos de estrechos
del género, es una mistificación, un cuento estereotipado; y que
contactos con la Fortaleza Protectora Argentina, convirtieron
replica el relato historiográfico hegemónico articulado por quien,
a los afamados loncos en estancieros, con un número consi-
para nosotros, es el primer historiador oficioso de la ciudad, Jo-
derable de hacienda y tierras otorgadas por el gobierno. Y aún
sé Pedro Varela. Martillero, concejal conservador, había nacido
en esa época, pese a la población rural dispersa, había otras
en Montevideo en 1875, pero desde niño se trasladó a Buenos
actividades económicas: un criadero de ostras, una envasa-
Aires. Desde su adolescencia fue telegrafista en el Correo y a
dora de pescado, explotaciones de piquillín para leña, etc. El
principios de 1896 fue designado por el Estado Mayor de la Armada para tender la línea telegráfica militar que comunicaría
9 Buch, Esteban, ¡O juremos con gloria morir! Historia de una épica de Estado, Sudamericana, Buenos Aires, 1994, p.118 y ss. y Cataruzza, Alejandro, Los usos del pasado. La historia y la política argentinas en discusión, 1910-1945, Sudamericana, Buenos Aires, 2007.
Arroyo Pareja, a unos tres kilómetros de Punta Alta, con Buenos Aires. Esta llegada tan temprana a la región (antes incluso que se celebraran los primeros trabajos en el Puerto Militar), lo hizo testigo presencial del nacimiento y de buena parte del desarro-
10 Los vínculos existentes entre expresión literaria y poder político, son antiquísimos. Parece ser que siempre los estados vieron en la poiesis un elemento legitimador de sus funciones, además de un vehículo de propaganda avant la letre. Véase, entre otros, el hermoso libro de Loupac, Annic, Virgile, Auguste et Apollon. Mythes et politique à Rome. Le’Arc et la Lyre, L’Harmattan, Paris, 1999.
llo de la ciudad. Luego de cumplir funciones de jefatura de telé-
11 “Se han formado grupos que tradicionalmente «producen» intelectuales y son esos mismos grupos los que con frecuencia se especializan en el «ahorro», es decir, la pequeña y mediana burguesía terrateniente y algunos estratos de la pequeña burguesía de las ciudades.” Gramsci, Antonio, Los intelectuales y la organización de la cultura, Nueva Visión, Buenos Aires, 2004 p.15. La división que realiza Gramsci entre intellettuali tradizionali o “rurales” y los intellettuali organici , ligados al a innovación tecnológica y la fábrica, no es aplicable sin crítica a contextos como Punta Alta, donde estos últimos están más ligados al sector burocrático. Habría que repensar la teoría gramsciana desde la praxis concreta de la situación local.
comercial como social. Fue uno de los primeros rematadores de
grafos en Punta Alta, en 1903 solicitó la baja del estado militar. A partir de allí se desempeñó como ecónomo del Hospital Naval, hasta su jubilación en 1927. Pronto llegó a escalar posiciones en el ámbito social. Desarrolló una intensa actividad tanto la localidad y presidió varias asociaciones. Toda esta actividad lo convirtió en una figura destacada y (re)conocida dentro del 12 “... pero nosotros sabemos que el desierto no es sólo aquello que nuestra mente se acostumbró a mostrarnos cuando leemos u oímos la palabra, una extensión enorme de arena, un mar de dunas ardientes, desiertos, tal como aquí los entienden [...], es decir. Dejará de serlo cuando allá estemos.” Saramago, José, El Evangelio según Jesucristo, Seix Barral, Buenos Aires, 1993, pp. 110- 111.
panorama social de la pequeña población. A todo esto se le
Identidad para un partido nuevo
debe sumar el hecho de haber llegado a Punta Alta antes de
Concretada la autonomía de Punta Alta de Bahía Blanca y la
la urbanización, para convertirlo en un referente insoslayable a
consecuente creación del nuevo partido de Coronel Rosales,
la hora de aportar datos sobre el pasado. Esta circunstancia lo
el 12 de mayo de 1945, una colección de símbolos identita-
tornó en la figura rectora que toda publicación convocaba cuan-
rios hizo su aparición con el sentido de otorgar una (nueva)
do era menester realizar una reseña de los años iniciales de la
identidad política a los habitantes del flamante distrito. Esta
población. Así, el relato de Varela se torna fundante 13 y él mismo
operación incluyó el escudo comunal y concomitanente del
se erige voz autorizada en lo atinente al pasado puntaltense, es
gentilicio “rosaleño”, curioso neologismo que se abrió paso
decir en un “enunciador consagrado”, según la terminología de
casi de inmediato y que está incluido en el himno.
ambos investigadores franceses. La ligazón entre poder y me-
Puede considerarse que el himno de Punta Alta se impone
moria es evidente: el que recuerda, tiene poder y el poder mismo
tardíamente en ese espacio simbólico. Pese a que la letra es
se basa en esta capacidad de recordar Varela historiza la (su)
de 1948, hubo que esperar hasta 1952 para que un joven com-
memoria y como tal la vuelve patrimonio colectivo. Y desde es-
positor puntaltense, Rubén Lasdica, le ponga música y lo haga
te, su relato, también legitima su condición de primer poblador,
cantable. Pero recién por la Ordenanza Nº 655 del H. Concejo
al hacer de su llegada anterior a la fundación de la ciudad. La
Deliberante de Coronel Rosales, el día 4 de junio de 1965, se
visión de Varela, para mediados de los años ’30 del siglo pasado,
oficializó el Himno a Punta Alta. Según la norma, la composi-
se hallaba cristalizado en sus líneas fundamentales. Las otras
ción consta de dos partes: recitado y canto. Pese a ello, como
voces, las que pudieron ofrecer un contrarrelato desde su alte-
se ha dicho, rara vez se declama la segunda parte del poema.
ridad (la de indígenas, las de obreros), no fueron escuchadas.
En homenaje al 67º aniversario de Punta Alta realizado en la
“En definitiva, en la tribuna, solamente habla quien detenta el
Escuela Nº 2, el día 3 de Julio de 1965 fue cantado por Atilio
derecho de hablar y de ser escuchado”14
Dapsich, recitado por Antonio Bermejo y el piano a cargo del
Tal es así que un hombre como Montero, con poco contacto
propio profesor Lasdica.
con la ciudad, pudo reproducirlo y hacerlo palabras en su pluma. El sacerdote era español, nacido en La Coruña en 1916
Conclusión
y se ordenó sacerdote Bahía Blanca en 1942. En ese mismo
Hablando del Himno Nacional Argentino, Esteban Buch ha
año fue designado vicario de la parroquia María Auxiliadora de
dicho: “La historiografía de la organización nacional describi-
Punta Alta. Cumplió sus funciones durante aproximadamente
ría las circunstancias de la creación del himno, es decir hará
cinco años, pues en 1947 se lo nombró rector del Seminario
el relato de los orígenes del relato de origen”15. En Punta Alta
Menor de González Chaves (distante unos 220 km.) y aban-
sucede todo lo contrario a lo que escribió Buch: no existe me-
donó definitivamente la ciudad. Desde allí remitió su poema.
tarrelato o, de existir, está en el himno y no en la historiografía.
Vale decir que pese a su estancia de un lustro en la ciudad,
Pues aquí primero se prefigura el relato de origen.
internalizó en buena medida el discurso historiográfico he-
Como se ha visto hasta aquí, el relato fundacional de Punta
gemónico, el que vincula estrechamente a Punta Alta con la
Alta, es reproducido y legitimado por himno. También es parte
Base Naval y cada uno de sus tópicos principales. Discurso
de una operación vasta de forjado de una identidad, por un
que utilizó y utiliza para perpetuarse de la prensa periódica y
lado; y por el otro, de naturalizar e imponer una visión de la his-
radial, de los escritos y poemas de historiadores y escritores
toria y colocarla en los más recónditos intersticios del cuerpo
locales, de los actos escolares, del nombre de las calles y de
social, ideología que se derrama en el torrente vital puntalten-
las estatuas que ornan los espacios públicos.
se y llega hasta los últimos vasos capilares: el himno se canta en las escuelas, adoctrinando mentes y voluntades. En suma, impone una visión de la historia que era común a comienzos del siglo XX y funcional a ciertos grupos hegemónicos. Tam-
13 Sigo aquí el concepto de “discurso constituyente” tal como lo expresan Maingueneau, Dominique y Cossutta, Frédéric, “L’analyse des discours constituents”, en Langages, Año 1995, Volumen 29, Numéro 117, pp. 112-113: “Les discours constituents mettent en œuvre une même fonction dans la production symbolique d’une société, une function que nous porrions dire d’archéion (…) L’archéion associe ainsi intimement le travail de fondation dans et par le discours, la détermination de un lieu associé à un corps d’enonciateurs consacrés et une élaboration de la mémoire” 14 Chalier, Gustavo : La Punta de la historia (Punta Alta y su historia), Ibidem., p. 40.
bién, encubre una disputa ideológica, de largos alcances. Se refuerza la imagen del desierto primigenio (el desierto sarmientino, como oposición a civilización) a la par de afianzar la concepción de la Armada como elemento que contribuyó al poblamiento, esto es, al Progreso y la Civilización. Igualmente afianza el vínculo entre la población civil de Punta Alta y la Base Naval de Puerto Belgrano, al hacer la historia de aquella subordinada de la segunda. 15 Buch, Esteban, ¡O juremos con gloria morir! , Ibidem., p. 84
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Gustavo Marcelo Chalier
Profesor y Licenciado en Historia por la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca). En esa casa de estudios, es profesor asistente en la cátedra Introducción al Estudio de las Ciencias Sociales”. Integra el Proyecto Grupal de Investigación (PGI) titulado “Bahía Blanca: Poder, representaciones y proceso de construcción de la identidad urbana”, de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNS. En el Archivo Histórico Municipal de Punta Alta es personal de planta e investiga sobre temas de historia local, en particular sobre ferrocarriles y puertos puntaltenses. Ha participado en calidad de expositor en jornadas y congresos académicos y ha publicado artículos en numerosas revistas especializadas de la Argentina y del extranjero. Departamento de Humanidades, UNS/Archivo Histórico Municipal de Punta Alta. gmchalier@yahoo.com.ar
La Nueva Canción Chilena: “De Canción rebelde a Canción disciplinada, una Historia de Transgresiones y Subordinaciones”, 1960-1973. Gabriel Sebastián Veas Román Fecha de recepción · 24/02/2015 // Fecha de aprobación · 23/04/2015
La Nueva Canción Chilena (NCCh), ha sido analizada desde diversas ciencias, empero, no se han desarrollado estudios que aborden la transformación que sufrió el movimiento musical, y cuáles son los motivos de estas. Proponemos un análisis de cómo una manifestación cultural como la NCCh, alberga dentro de sí dos tipos de discursos, agrupados en dos conceptos claves “Transgresión” y “Subordinación”, los que actúan como marcos operacionalizadores de los distintos discursos contenidos en la NCCh. Éstos permiten comprender la transformación experimentada por el movimiento, desde una expresión “Transgresora”, con una lógica ‘desde abajo’, vale decir, emergida por la convivencia de ‘lo popular’, hasta otro tipo de expresión con un sello de “Subordinación” por una lógica ‘desde arriba’, instrumentalizada por cúpulas políticas. Palabras Clave: Música Popular, Transgresión, Subordinación.
Introducción
alternativas, sino que han logrado reconstruir la propia percep-
La historiografía tradicional chilena ha levantado toda una
ción de sí mismos, cuando desde sus bases, se han sacudido
mitología en torno al Estado “Portaliano”, una idea sin contra-
de las concepciones4 que pretenden operacionalizar o negar
pesos encumbrada por numerosos autores y políticos como
‘lo popular’ para contribuir con lógicas sistémicas. Un caso
el “Estado en forma”, un ejemplo institucional para la alicaída
ilustrativo en este sentido es la Nueva Canción Chilena (en
y caótica historia política latinoamericana. La historia subal-
adelante NCCh), una manifestación cultural reconocida como
terna, la que no se mueve dentro del marco institucional, de-
una forma de música popular con raíces folklóricas, que al
muestra que constantemente se han levantado alternativas,
contrario de otras expresiones musicales de su época, tiene
desafíos a esa idea dominante, que han aprendido a ser aho-
la particularidad que se dirigió a la denuncia de las injusticias
gadas con reiterativas sumisiones históricas.
sociales presentes en el país.
Estas transgresiones han tenido las más diversas formas, ya
La trayectoria histórica de la NCCh, tiene un quiebre que no ha
sea levantando procesos de construcción política alternativas
sido estudiado exhaustivamente por la literatura disponible, pues
al poder hegemónico dominante , formando iniciativas de em-
dentro de sus años de desempeño activo, 1960-1973, existieron
prendimiento económico disociadas frente a los paradigmas
cambios en la forma de comprender y hacer la canción, en nues-
existentes , o simplemente creando en chinganas y espacios
tra interpretación, el discurso de la NCCh varía sustancialmente.
de esparcimiento popular un lenguaje subalterno, otra identi-
En el presente artículo, proponemos una diferenciación interna
dad como forma de resistir la penetración del proyecto impe-
de la Nueva Canción, comenzando desde sus primeras mani-
rante3. Los sectores populares con ello no solo han levantado
festaciones, las que tienen lugar con la aparición en la escena
1
2
1 Salazar, Gabriel, Del poder popular constituyente de asalariados e intelectuales. Chile, Siglos XIX y XX”. Editorial LOM, Santiago, 2009. 2 Salazar, Gabriel, Labradores, peones y proletarios, Editorial LOM, Santiago, 1999. 3 Para Jorge Larraín, existiría una clave unificadora vital de ‘lo popular’, “su impulso a humanizar la vida social en todos sus aspectos, que apuntan así hacia un proyecto de sociedad alternativa”. Larraín, Jorge, Identidad Chilena, Editorial LOM, Santiago, 2001, p, 174.
histórica de Violeta Parra, quien a fines de los cincuenta crea la “Canción Denuncia”, una expresión transgresora y con una lógica ‘desde abajo’, vale decir, emergida por la convivencia de ‘lo popular’, en base a su experiencia cotidiana, la cual ha expresado
4 Venidas desde las ciencias sociales como la sociología funcionalista, el marxismo clásico, la izquierda intelectual y política, así como la historiografía tradicional.
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un proyecto histórico de sociedad alternativo5 al dominante. Esta
sin su aporte personal, es ella quien entregó los pilares que van
forma expresiva varió a un segundo tipo de discurso, una “Can-
a conducir a la expresión. Todo comienza a mediados de los cin-
ción Institucionalizada”, forma discusiva plegada bajo un sello
cuenta cuando es instigada por su hermano Nicanor Parra, para
de subordinación por una lógica ‘desde arriba’, operacionalizada
comenzar a recorrer nuestro país, emprendiendo en esta ruta un
por cúpulas y vanguardias políticas propias de los movimientos
exhaustivo trabajo de recopilación de las tradiciones culturales
de masa. Estas categorizaciones no son absolutas, pues están
y folklóricas de la nación, internándose en aquel mundo desco-
abiertas a las parcializaciones, debemos entender que no toda
nocido por la ciudad y la modernidad, encontrándose con expre-
la producción musical comprendida entre 1960 y 1968 se con-
siones como el “Canto a lo Humano y a lo Divino”, la música de
dice con una “Canción Denuncia”, ni cada una de las canciones
campesinos, mineros, mapuches, pescadores, y aquellos actores
entregadas por el movimiento entre 1969-1973 es una manifes-
que vivían en los espacios recónditos del país, reproduciendo las
tación de la “Canción Institucionalizada”, puesto que en ambos
mismas pautas culturales que mostraban sus generaciones an-
casos existen claros contrapuntos, así como continuidades que
teriores8, es por ello la relevancia de esta etapa de recopilación
difuminan las categorías, empero, sostenemos que en un térmi-
pues estas expresiones se enfrentaban al inminente momento
no macro y general, estas categorías ayudan a comprender los
de su extinción como manifestaciones musicales vigentes, per-
marcos de acción y regulación que tuvo el movimiento musical.
mitiendo su vitalidad histórica9.
Serían estas diferencias las que nos permitirían develar, cómo
Los viajes incesantes de Violeta Parra a lo largo del país, co-
dos lógicas contrapuestas tienen convergencia en un Movi-
menzaron a forjar una serie de inquietudes en la cantautora,
miento musical, cómo las estructuras de ‘lo social’ moldearon
pues compartir experiencias personales con distintos actores
una expresión que había sido predominantemente transgreso-
de nuestra sociedad, si bien significó un activo proceso de
ra, hasta constituirla en un mero instrumento de la lucha po-
rescate cultural, dejó en la oriunda de San Carlos un sabor
lítica del período 1970-1973, con el habitual resultado para ‘lo
amargo, los sinsabores de esa vida alejada de todo lujo y co-
popular’, una sumisión a planos políticamente vanguardistas.
modidad, la experiencia de vida del mundo popular. Violeta Parra comenzó a crear canciones que exhibían un fuer-
“Y su conciencia dijo al fin, cántele al hombre en
te descontento con las condiciones de vida que debía soportar
su dolor”. Transgresiones 1958-1968.
lo que ella entendiera como ‘el pueblo’. Canciones de denuncia
En los años cincuenta habían comenzado los primeros sínto-
acerca del clima social del país; la pobreza, la marginalidad,
mas que revelaban que el modelo de sustitución de importa-
las injusticias históricas, y el cuestionamiento de las grandes
ciones, no estaba generando el anhelado desarrollo nacional,
instituciones que regían el país. La misma cantautora afirmó:
la crisis anti-inflacionaria de 19576, que paralizó al gobierno de Ibáñez (1952-1958), mermó la confianza en la capacidad po-
“La obligación de cada artista es la de poner su poder
lítica para dar soluciones a una sociedad con grandes proble-
creador al servicio de los hombres. Ya está añejo el
mas internos, estancamiento, inflación, la nula modernización
cantar a los arroyitos y a las florcitas. Hoy la vida es
de la agricultura, una migración campo-ciudad sin soluciones
más dura y el sufrimiento del pueblo no puede quedar
habitacionales, pobreza y marginalidad, pequeños pelusas en
desentendido por el artista”10.
los bordes del Cachapoal, ensombrecían la fotografía del Chile de mediados de siglo XX.
La “Canción Denuncia” que crea Violeta Parra en los años se-
Dentro de éste criadero social encontramos a la decisiva Violeta
senta, consiste en la construcción de lo que denominamos
Parra (1917-1967), pues no se puede comprender a la NCCh,
“Jardines Humanos”, descripciones del paisaje social de nues-
7
5 Salazar, Gabriel & Pinto, Julio, Historia Contemporánea de Chile II, Actores, Identidad y Movimiento, Editorial LOM, Santiago, 1999, p. 98-99. 6 Salazar, Gabriel & Pinto, Julio, Historia Contemporánea de Chile I, Estado, Legitimidad, Ciudadanía, Editorial LOM, Santiago, 1999, p, 159. 7 Nacida en la provincia agrícola de Ñuble en 1917, es hija de un profesor de educación básica y de una campesina de orígenes étnicos mapuches, integrante más de una numerosa familia, muchos ligados a la escena cultural chilena, como Nicanor, Hilda y Roberto Parra. A partir de los años cincuenta, comienza a recorrer el territorio nacional, en la que será una de las vetas de Violeta, su trabajo de recopilación, a los que sumará la creación musical, poética y plástica (que incluyó pequeñas esculturas, máscaras, arpilleras y cuadros). Esta última expresión, la llevo a tener el privilegio de ser la primera artista individual
latinoamericana en dicho museo. Su obra le permitió recorrer diversos países, a los cuales llevó como carta de presentación, el folklor chileno en sus diversas manifestaciones. Madre de Ángel, Isabel y Carmen Luisa Parra, se suicida en su carpa de la Reina en 1967, producto de una grave depresión, motivada por una personalidad en constante límite emocional. 8 Salas, Fabio, La primavera terrestre: cartografías del rock chileno y la nueva canción chilena, Editorial Cuarto Propio, Santiago, 2003, p. 59. 9 Torres, Rodrigo, “Cantar a la Diferencia. Violeta Parra y la Canción Chilena”, en Revista Musical Chilena, Santiago, v. 58, 2004, p, 58. 10 Cita Extraída de: Torres, Rodrigo, Perfil de la creación musical en la nueva canción chilena desde sus orígenes hasta 1973, CENECA, Santiago, 1980, p. 15.
tro país, cargadas con crítica y funcionales a la vivencia histó-
anticipa décadas13 a la propia Historia por ejemplo, así como
rica del sujeto popular chileno.
gran parte de las Ciencias Sociales, quienes no se mostraron
Ejemplos de estos “Jardines Humanos” son por ejemplo, “Arri-
capaces de comprender de manera sustancial el mundo popu-
ba quemando el sol” cuando retrata la vida de las familias
lar de nuestro país, siempre atendiéndolo como sujeto históri-
dependientes del mineral del norte, “Las hileras de casuchas/
co en la medida que se adecuaba a las lógicas estructurales.
frente a frente, sí, señor;/ las hileras de mujeres / frente al único
Violeta Parra, al igual que la Historia social de hoy en día, bus-
pilón, / cada una con su balde / y con su cara de aflicción./ Y
có ampliar la mirada y conocer a todos los elementos que
arriba quemando el sol”. Al pescador de la Isla de Chiloé, dedicó
componen la vida popular. Compiló aquellas experiencias de
“Según el favor del viento”, en la que nuevamente en base a
distintos elementos de nuestra sociedad, pescadores, mine-
conceptos y costumbres locales, nos acerca a la dimensión
ros, campesinos, pueblos originarios y otros, la artista realiza
humana de sus protagonistas, “No es vida la del chilote, / no tie-
con ello “el milagro de lanzar todos estos elementos diferencian-
ne letra ni pleito. / Tamango llevan sus pies, / milcao y ají su cuer-
tes y segregantes, como un elemento unificador”14. Los funde
po; / pellín para calentarse / del frío de los gobiernos / –llorando
en una producción discursiva y artística que fue un concepto
estoy– / que le quebrantan los huesos / –me voy, me voy–”. Para
revolucionario para la canción y la forma de entender ‘lo popu-
el mapuche, escribió versos que nos hablan de problemas tan
lar’, logrando constituirse como una expresión funcional para
antiguos como incorregibles, la poca integración que ha teni-
estos sujetos, identificando los lazos sociológicos que unifi-
do el pueblo mapuche de parte de las instituciones estatales
can su experiencia. Logra al fin y al cabo interpretar su histori-
en suelo nacional y su respectivo choque cultural permanente,
cidad, con un mensaje que transgrede, que desnuda a Chile y
“Ya rugen las votaciones, / se escuchan por no dejar, / pero el que-
que reivindica a estos personajes que carecían de espacios de
jido del indio, / ¿por qué no se escuchará? / Aunque resuene en la
expresividad, anonadados por las generaciones de la izquier-
tumba / la voz de Caupolicán: / «¡Levántate, Callupán!”.
da política e intelectual chilena que veían sólo en el lenguaje
Lo que realiza Violeta Parra a través de estas y otras obras es
politizado el signo de la verdadera y válida consigna popular
una inter-construcción desde abajo, dialogante, desde lo pura-
(las demás expresiones serían parte de una etapa germinal,
mente social o experiencial, que pretende emerger ante el es-
un mero sustento inicial para esa consolidación de carácter
cenario nacional, siempre desde ‘lo popular’11, recreando una
‘político’ que faculta la acción histórica genuina). Por tanto,
concepción más cabal y real del bajo pueblo chileno, superan-
Violeta Parra se constituye en una representación ideológica
do todos los convencionalismos intelectuales de la época, sin
(no de una ideología en particular), política (no funcionaria de
una esquematización que respondiera a los rígidos objetivos
un partido o doctrina específica) y cultural de la práctica mar-
políticos clásicos, ya no sólo comprendiendo ‘lo popular’ como
ginal del sujeto popular.
el sujeto (el característico obrero ilustrado) llamado a hacer
La cantautora del “Gracias a la vida” entrega un nuevo para-
la revolución porque la ideología y el partido lo dicta, como
digma para el cantautor y su labor en la sociedad, atento al
lo fueron las representaciones existentes de ‘lo popular’ an-
panorama nacional, crítico del mundo que le rodea, con lo cual
tes de la Nueva Canción12, sino que esta nueva interpretación
propone además una nueva forma de convivencia social pero
respondía simple y complejamente a una conceptualización
sin recurrir en ello a paradigmas políticos o ideológicos.
sociocultural del bajo pueblo chileno, con ello Violeta Parra se “Sigamos cantando juntos a toda la humanidad”. 11 Para Torres (1980), ella es “como un perfil colectivo, un gran fresco del alma popular chilena que ofrece una versión veraz de nosotros mismos. (…) Llega a confundirse de la manera más total y profunda con el mensaje del folklore. Expresándose a sí misma, expresó un sentimiento general de un amplio grupo social”. p. 13. Para Rodríguez Musso (1988), “Violeta viene a ser el resumen de una forma de vivir lo popular y re-crear un arte con paciencia, amor y sensibilidad, el producto culminante de una cultura”. p. 59. 12 Los precursores de la historiografía obrera en Chile (Hernán Ramírez Necochea, Julio César Jobet, Marcelo Sagall, Jorge Barría y Luis Vitale) fueron los primeros en centrar su atención en los pobres como sujeto histórico, pero en los pobres proletarios, los que laboraban en un ambiente modernizado, o en vías de modernizarse, y que tomaban conciencia de pertenecer a una clase que aspiraba al poder. (…) En las últimas décadas, este enfoque estructural ha sido objeto de variadas críticas. Se le ha cuestionado su incapacidad para reconocer la diversidad cultural al interior de los sectores populares. Salazar, Gabriel; Pinto, Julio. 1999. Op. Cit. pp. 112-113.
La generación rebelde de los sesenta. Los años 60’ son el decenio en el que observamos el fortalecimiento en la escena histórica de los actores juveniles, pues según el historiador Eric Hobsbawm, “los estudiantes se habían convertido, tanto a nivel político como social, en una fuerza mu-
13 Para Salazar y Pinto, Las manifestaciones musicales de los años 60’ era una “anticipación de una eventual revolución científica que, en Chile, en el ámbito de las Ciencias Sociales, sólo tendría lugar a partir de los 80’, cuándo se produjo la fragmentación de los paradigmas cognitivos”. En este sentido, “la NCCh precedió por más de dos décadas a las expresiones de la “nueva historia social” chilena por ejemplo”. Historia contemporánea de Chile, Tomo V: Niñez y Juventud, Editorial LOM, Santiago, 2004, pp. 163-164. 14 Torres, Rodrigo, Perfil de la creación musical, Op. Cit. p. 14.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 45
cho más importante que nunca”15, desplegando toda su fuer-
“peña” comenzó a ser replicado, “se organizaron peñas en sindi-
za catalizadora de cambios y transformaciones. Como todo
catos, centros estudiantiles, juntas vecinales y locales comercia-
elemento social en resistencia con el canon establecido, la
les, imponiéndose como el lugar natural para la presentación de
juventud buscó modelos de expresión que fueran funcionales
música folklórica”, sólo en 1966, “surgieron “entre 15 y 20 peñas
a las concepciones que guiaban sus expectativas culturales
nuevas sumando unas 30 a lo largo del país”19. Por ejemplo en
y sociopolíticas . Este espíritu rebelde tuvo ciertas especifi-
Valparaíso en Agosto de 1965, un restaurant llamado “La Por-
caciones en la realidad latinoamericana, y en nuestro país
teñita”, cedió su segundo piso para albergar su propia peña,
en concreto, pues involucró la recepción por una parte de la
donde dieron sus primeros pasos artistas como Gonzalo “Pa-
juventud de los trabajos y propuestas de artistas como Ata-
yo” Grondona (1945-2014), Osvaldo “Gitano” Rodríguez (1943-
hualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, los uruguayos Zitarrosa y
1996), Marta Contreras (1951- ), entre otros. Estos ambientes
Viglieti, y la propia Violeta Parra17. Estos artistas poseían pro-
florecieron también en los espacios universitarios, por ejemplo
puestas que avanzaban en un sentido reivindicativo y popular,
en la escuela de arquitectura de la Universidad de Chile de
tendientes a la reafirmación de los valores auténticamente
Valparaíso, hecho que se refrenda con una peña homóloga
nacionales y latinoamericanos frente a lo extranjerizante, así
en la Universidad Técnica del Estado que fundó la peña de la
fue posible la explosión de una “masa de jóvenes músicos aficio-
U.T.E., donde nacieron nada menos que los grupos Inti Illimani
nados que cantaban canciones de raigambre folklórica” .
y Quilapayún20.
Con este paso, nuevos bríos se sumaron a los esfuerzos por
Con esta renovación, los artistas herederos de la NCCh, asu-
construir un nuevo tipo de canción con contundente crítica
men el legado de Violeta Parra y lo eclosionan en la escena
social. En el ambiente de las peñas, la NCCh creció como Mo-
cultural chilena. Víctor Jara afirmó en este sentido:
16
18
vimiento musical, cantautores venidos por ejemplo desde la tribuna del Neofolklore, como Patricio Manns (1937- ), Rolando
“Partimos de Fuentes muy específicas, de lo que es el
Alarcón (1929-1973) y Víctor Jara (1932 - 1973) se sumaron a
canto y lo que es el instrumento que utiliza el pueblo
una segunda generación que iniciaron los hijos de Violeta, Ángel
para expresarse, (…).El trabajador, campesino, el obre-
(1943- ) e Isabel (1939- ). Todos abrieron nuevas vetas para el
ro, tienen una manifestación cultural que le es propia,
desarrollo de la “Canción Denuncia”, transformando, criticando
que los identifica con su trabajo, con su tierra, con
y aglutinando otras experiencias históricas, pero siempre con el
su ambiente. El pueblo crea melodías, instrumentos y
acento en ‘lo popular’, Con ello rompían definitivamente el vínculo
ritmos que le son útiles para subsistir en medio de las
con otras expresiones musicales de la época, como el Neofolklo-
limitaciones en que se desenvuelve”21.
re; de esta manera la continuidad del paradigma de Violeta Parra creó una nueva ruta cultural en Chile.
Lo que aglutinaba a todos estos artistas, eran los afanes de
Las peñas causaron gran impacto, pues las audiencias reple-
renovación, una rebeldía creciente, el descontento frente a ‘lo
taban los pequeños espacios que disponían para sus visitan-
social’ y las ganas de inmiscuirse, vale decir, jugar un papel
tes, una prueba de ello es observar como este fenómeno de la
cultural en esa disyuntiva. Los primeros sucesores, Isabel y Ángel Parra afirmarían en 1965, que su propuesta artística era:
15 Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, Editorial Crítica, Buenos Aires, 2011, p, 298.
“Una respuesta concreta de poder expresar diferentes cosas que
16 Durante los dorados sesenta, desde diversas veredas comenzaron a abrirse espacios de difusión para música con contenidos críticos a los cánones de la conservadora sociedad occidental de los cincuenta. Desde Estados Unidos las propuestas de Bob Dylan, Joan Baez o Phil Ochs (Salas, Fabio, La primavera Terrestre, Op. Cit., p.64-65), se cuadraron con una nueva impronta musical que encontraría múltiples ecos. Desde España Joan Manuel Serrat alzó la Nueva Canción Catalana, en Cuba pocos años después tres jóvenes críticos (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola) cantarían la Nueva Trova Cubana, por lo que estábamos en presencia de una creciente actividad musical a nivel Occidental que podríamos aglutinar en torno al concepto “rebelde”.
Nuestro ideal es poder cantar a todo lo más bello que existe”22. Es-
17 “Mientras el neofolklore seguía adelante con sus pompas de jabón y sus multicolores fantasías, a nosotros nos empezaron a buscar los estudiantes universitarios (…) y comenzamos a causar polémica.” Víctor Jara en: Rodríguez, Osvaldo, Cantores que Reflexionan, Editorial ELLR., Madrid, 1984, p. 49 18 Torres, Rodrigo, Perfil de la, Op. Cit. p. 21.
pasan. Es una rebeldía y no una politiquería como dicen muchos… to se expresó por ejemplo en el “Oratorio para el Pueblo” de Ángel Parra, un esfuerzo por recrear los ritos litúrgicos de la misa católica utilizando géneros que estaban en boga como efecto del boom del Neofolklore; trotes, cachimbos, rin y parabienes, todo acompañado por la impronta instrumental propia de la 19 González, Juan Pablo. Ohlsen, Oscar & Rolle, Claudio, “Historia Social de la Música Popular en Chile, 1950-1970”, Ediciones UC, Santiago, 2009, p. 231. 20 Salas, Fabio, La primavera Terrestre, Op. Cit., p. 66. 21 Rodríguez, Osvaldo, Cantores que Reflexionan, op. Cit. p. 50. La negrita es nuestra. 22 Entrevista a los Hermanos Parra, en Revista RITMO, Santiago, Año I, N° 32, 1965, p, 12.
NCCh, con abundantes guitarras, charangos, bombos y cajas.
“Aprendí a acercarme más a la gente (…), aprendí a
Su intencionalidad fue retratada por el propio autor: “pensé que
conocer a mi pueblo tan de cerca que lo siento en mi
había que hablar con Dios de otro modo. En un lenguaje claro,
piel el castigo cruel que suele dársele (…) la valentía de
directo y realista. (…) Así lo hice, y esta pieza es hoy un patrimonio
la obrera y del muchacho que corren al trabajo diario
para el pueblo”23.
luchando por la vida, el anhelo de paz que corre por el
Patricio Manns por su parte inicia su camino como un críti-
mundo joven repudiando guerras y masacres, y tantas
co frente a los paradigmas musicales de su época, cuando
cosas que quisiera poder cantar”27.
afirmaba que “Los autores nacionales pecaron de mal gusto en el trato de los textos. Menospreciaban al público y consideraban
Es clave en la vida de los artistas de la NCCh, la conmoción
que era suficiente rellenar un tema melódico o folklórico con pa-
que produce en ellos las cotidianeidades de la vida del sujeto
labras sin significado”24. Contra ello propone en cambio orien-
popular en Chile, pues todos ellos han teniendo como deno-
tar la creación musical a tratar “los temas que nos ofrece la
minador común, experimentar de cerca esta vida popular, ya
vida alrededor nuestro, cantar las cosas de Chile, definir poco
que desde ésta experiencia iniciaron una nueva veta creativa,
a poco las raíces de nuestra nacionalidad, hundir las manos
que proponía otra forma de interpretar y exponer la realidad.
creadoras en el mar y la tierra, en los llanos y en la cordillera”.
Víctor Jara cerraría este espíritu cuando afirmó: “En nuestras
Se constituye así como uno de los precursores del camino de
canciones decíamos una verdad no dicha. Denunciábamos la mi-
la NCCh, cuando llama a los autores nacionales a “vincularse
seria y las causas de la miseria. Le decíamos al campesino que
a la vida, al trabajo, a la realidad de las herramientas” asumiendo
la tierra debía ser de él; hablábamos en fin, de la injusticia y de la
con ello las directrices valóricas que guían los esquemas com-
explotación”28.
positivos de la NCCh, su compromiso profundo con ‘lo social’, y la adopción de ello a la entrega artística, con el objetivo de
“Todos juntos haremos la Historia, ¡A cumplir, a
que “nuestras manos tengan en la realidad su lugar de batalla, día
cumplir!”. Subordinación 1968-1973.
a día, para todos los días del futuro”25.
A finales de la década de los sesenta los artistas del Movi-
Su producción más importante llegó en el año 1966, con “El
miento comenzaron a ser influidos directamente por el mundo
sueño Americano”, una producción de largo aliento, entendida
partidario circundante, de esta manera se comenzó a trasfor-
solo en su contexto general, realizada junto al conjunto “Vo-
mar esta mediación de la música desde un plano eminenten-
ces Andinas”. La obra buscaba hacer una historia de la nación
te social y experiencial hacia una definición y mediación más
americana desde el “descubrimiento y conquista del continen-
ideologizante, en ello varios hechos son relevantes para com-
te hasta las esperanzas de la liberación definitiva”26, todo a tra-
prender esta mutación. En 1967 se realiza el “Encuentro de la
vés de la utilización de los distintos ritmos que componen la
Canción Protesta” en Cuba, donde variados artistas latinoame-
realidad cultural latinoamericana, siendo por ende un modo de
ricanos en general, se propusieron llegar a un concepto defini-
representar colectivamente una historia unificadora. La obra
do sobre ¿Qué es la “Canción Protesta”?. Pese a no encontrar
relata a través de sus canciones, los distintos episodios y eta-
una definición clara, si se tuvo una proyección firme del lugar
pas de la historia americana desde tiempos precolombinos,
y función que iba a tener la música desde ese entonces, des-
poniendo énfasis en lo que se podría denominar una leyenda
crito de la siguiente manera:
negra del proceso de conquista por parte de los europeos llegados al continente.
“Los trabajadores de la canción protesta deben tener
La Nueva Canción avanzaba en su compromiso con ‘lo social’, en
conciencia de que la canción, por su particular natura-
sus definiciones hacia un carácter más político, otro autor apor-
leza, posee una enorme fuerza de comunicación con
taría con sus obras a acelerar estas mediaciones. Rolando Alar-
las masas, en consecuencia la canción debe ser un ar-
cón, autor identificado con el auge del Neofolklore, se percataría a
ma al servicio de los pueblos, no un producto de con-
lo largo de su vida de las contradicciones del desarrollo nacional,
sumo utilizado por el capitalismo para enajenarlos”29.
ante lo cual vuelca el propósito de su quehacer artístico, hacia la denuncia social tal como sus nacientes pares:
La expresión musical se hizo explícita en contenidos que venían siendo medianamente implícitos en su quehacer artístico,
23 González, Ohsen & Rolle, Historia social de la Música, Op. cit. p, 300. 24 Entrevista Patricio Manns, en Revista “Ritmo”, Santiago, Año I, N° 6, 1965, p, 4.
27 Largo, René, La Nueva Canción Chilena, Cuadernos de Casa de Chile, México D.F, 1977, p. 34.
25 Entrevista Patricio Manns, Íbídem, p. 4.
28 Largo, René, La Nueva Canción, Ibídem, p. 44, Declaraciones de Víctor Jara en entrevista publicada en La Habana.
26 González, Ohsen & Rolle, Historia social de la Música, Op. cit. p, 289-290.
29 Largo, Rene, La Nueva Canción, Op. Cit., p.32, La negrita es nuestra.
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su abierta lucha contra la enajenación extranjera, la defensa
lapayún debió presentar las letras de su disco “Por Vietnam” al
de las naciones y valores americanos. A partir de allí el lengua-
partido, “siendo revisadas por el propio Luis Corvalán, para ver si
je debía ser contundente, identificando las posibilidades polí-
se ajustaban al ideario del partido y no pecaban de ultraizquier-
ticas que ofrece la canción social. “La tarea de los trabajadores
dismo”33, Víctor Jara (miembro del partido Comunista), por su
de la canción de protesta debe desarrollarse a partir de una toma
parte habría sido amonestado por jerarcas del partido Comu-
de posición definida junto a su pueblo frente a los problemas de la
nista por sus canciones a rupturistas como Camilo Torres y
sociedad en que vive”30, el cantor popular, no sólo debe denun-
Ernesto Guevara34.
ciar, defender los valores nacionales y rescatar las tradiciones,
Si los años 1967 y 1968 fueron decisivos en la definición y
sino que se debía mover hacia una posición absolutamente
politización del movimiento musical, 1969 y 1970 fueron los
definida dentro del esquema político, concepción que había
pasos claves en la institucionalización y cristalización de la
estado ausente, pues la Nueva Canción se había movido como
transformación final de la NCCh. Ante la convocatoria que es-
hemos descrito anteriormente desde la denuncia social, a la
taba despertando la naciente Unidad Popular, la Nueva Can-
proposición de nuevos valores y esquemas sociales (funda-
ción detectó tres posibilidades, (1) la posibilidad de enfrentar
mentalmente filosóficos, no políticos), como elementos más
todas esas condiciones sociales adversas para el sujeto po-
vanguardistas de la expresión.
pular que habían denunciado arduamente, (2) la posibilidad de
En el congreso en Cuba, los artistas definieron una posición de
jugar un papel definido políticamente como se habían compro-
lleno más militante. Los cambios que se requerían llegarían a
metido en Cuba, (3) por último ver en la U.P. la posibilidad de
través de la toma clara de conciencia, y de ocupar el lugar po-
que el “pueblo” accediera a una plataforma política superior.
lítico que requerían esos cambios, y en esa labor servir como
Gracias a esta alianza, la creatividad floreció bajo un nuevo
un enlace entre ‘lo popular’ y las planificaciones ideológicas,
matiz para la NCCh, y múltiples canciones nacieron buscando
basándose en las posibilidades estratégicas que ofrece la can-
hacer un llamado a la sociedad para votar por el candidato
ción a los movimientos de masas. Firmaron 45 representantes
de la U.P., “el tono de denuncia de sus canciones de los años
en el congreso, provenientes de 18 países, entre ellos tres chi-
precedentes pasó a ser el de invitación a la construcción de un
lenos, Isabel y Ángel Parra junto a Rolando Alarcón.
Chile nuevo”35. Nacía la “Canción Institucionalizada” que dejaba
Sumado a ello, el año 1968 es solucionado el problema de la
el sello testimonial que había sido el matiz dominante en la
plataforma productiva, puesto que la NCCh había tenido per-
NCCh, para proponerse ser una conexión entre las necesida-
manentes obstáculos para llegar a las grandes audiencias, ya
des y objetivos políticos con las masas sociales, asumiendo
que la industria musical prefirió las expresiones innocuas del
con ello parte de las formas de comunicación que ejercían los
Neofolklore, así como la Nueva Ola, pues la presencia de una
partidos obreros con sus adherentes, hablamos de la lógica de
canción con crítica social e instigadora de la polémica no era
partidos de masa, que articulan discursos en base a grandes
bienvenida en las discográficas31. Tempranamente el Partido
frases y proyectos, por lo cual algunas de las expresiones de
Comunista chileno a través de sus juventudes, se percataron
la Nueva Canción, adoptan una forma ideologizante crecien-
de las posibilidades políticas que ofrecía esta expresión como
te. El mejor ejemplo de ello fue el “Canto al Programa” de Inti
arma de lucha y comenzaron a financiar las producciones de
Illimani, o “Las cuarenta medidas cantadas” de Richard Rojas
la NCCh, creando el sello DICAP32. De esta manera, la música
(1934-2007) y el grupo Lonqui, una serie de canciones que
con crítica social tenía su espacio de difusión personalizada,
explicaban las propuestas políticas de la Izquierda chilena de
con una identidad y propuestas propias que ampliaron el im-
una manera distinta a lo habitual en el panorama nacional con
pacto efectivo de la NCCh en la sociedad chilena, sin embar-
canciones de explicaciones simples y claras.
go, comenzaron los primeros síntomas de una subyugación
El disco usó expresiones discursivas como por ejemplo: “A de
a la que el movimiento musical no se había enfrentado an-
ser buena medida / hacer que el viejo congreso / vaya cedien-
teriormente, ya que los contenidos discursivos no podían ir
do lugar / a la asamblea del pueblo” (“El rin de la nueva Cons-
en contra de las planificaciones ideológicas, lo que trajo como consecuencia un proceso de operacionalización de los contenidos musicales, en función de los requerimientos del esquema ideológico. Ejemplos de ello hay varios; el grupo Qui30 Largo, Rene, La Nueva Canción, Op. Cit., p. 32. La negrita es nuestra. 31 González, Ohsen & Rolle, Historia social de la Música, Op. cit. p, 110. 32 Rodríguez, Osvaldo, La Nueva canción chilena: continuidad y reflejo. Casa de las Américas, La Habana, 1988, p. 78. Salas Zúñiga, Fabio, La primavera terrestre, Op.Cit., p. 80.
33 Goecke, Ximena, Nuestra sierra es la elección. Juventudes revolucionarias en Chile. 1964-1973. Tesis (licenciatura en historia) Pontificia Universidad Católica de Chile, 1997, p, 214. 34 García, Marisol, Canción Valiente, 1960-1989 Tres décadas de Canto Social y Político en Chile, Ediciones B Chile S.A, Santiago, 2013, p. 124. 35 Rolle, Claudio, Del Cielito Lindo a Gana la Gente: Música popular, campañas electorales y uso político de la música popular en Chile. en Asociación Internacional para el estudio de la Música Popular (IASPM), (2013) Disponible en http://www.iaspmal.net/wp-content/ uploads/2011/12/Rolle.pdf, Consultado el 06/08/2013, 20:40 pm. p. 13.
titución”), cuando se refiere a la promesa de crear una nueva
La Nueva Canción en su afán por colaborar con la lucha políti-
Asamblea del Pueblo en la que se “expresará nacionalmente
ca del momento histórico, renunció a las libertades creativas y
la soberanía popular (…) suprimiendo la raíz de los vicios que ha
discursivas que habían sido su sello estético, debido a lo cual,
adolecido Chile tanto del presidencialismo dictatorial, como del
su mensaje pasó a ser más representativo del mundo político
parlamentarismo corrompido”36.
y sus necesidades, que del sentir y experiencia popular, y ello
En la obra “Canción de la propiedad social y privada” se refieren
tuvo incidencias pesarosas para su desarrollo histórico. La
a su lectura y pretensiones económicas sobre el país, “Nacio-
música pasó a ser un mero instrumento del conflicto político
nalizaremos / muchas riquezas, / sistemas financieros, / grandes
del período 1970-1973, el discurso se empobreció, la trascen-
empresas. / Con esta economía / será el Estado / quien domine el
dencia perdió terreno frente a lo cotidiano y circunstancial.
control / de los mercados”. Con ello logran en pocas palabras re-
Son variadas las señales al respecto, un contemporáneo Fer-
sumir de manera simple, parte de las medidas económicas de la
nando Barraza afirmó:
U.P., programa basado en fortalecer el control del Estado sobre los sectores claves de la economía, como “el cobre, hierro, salitre
“La mayoría de los buenos compositores nacionales,
y otras que están en poder de capitales extranjeros y monopolios
cultores de la Nueva Canción, no dan demasiadas se-
internos”37. Un Aspecto fundamental del programa de gobierno
ñales de vida. Y el tercer festival de la Nueva Canción
de Allende, explicado en consignas simples y de fácil memoriza-
Chilena, efectuado a fines de 1971, evidenció una crisis
ción, se estaba sacando provecho de aquellas posibilidades que
temática y una pobre asistencia de público. Otros auto-
hemos mencionado de la Canción Institucionalizada.
res, con sus mensajes reiterativos y panfletarios, han
Al plegarse bajo el alero del proyecto político de la U.P., la ex-
terminado por cerrarle la puerta a la NCCh”40.
presión debió adecuarse a los pilares conductivos de la proyección ideológica, por tanto la canción se enfrentó a una con-
Con ello, demostraba que había un cambio sustancial en la na-
cepción política (cuya base tenía un acento en construir desde
turaleza de la NCCh, la lógica de una canción dirigida hacia las
el Estado, ‘desde arriba’38) que la obligó a una operacionaliza-
masas, no fructificó ni tuvo la huella como lo hicieran otras expre-
ción de ‘lo popular’ (para insertarse y adecuarse a la lógica
siones anteriores que emergían precisamente desde ‘lo popular’
estructural), por tanto la canción del movimiento comenzó a
y no desde una imagen cultural preconstruida, con ello la NCCh
cambiar sus objetivos extrínsecos. Esta transformación tuvo
veía amenazada la representatividad que tuvo en su momen-
consecuencias para el desempeño cultural del movimiento,
to como expresión de ‘lo popular’. Ricardo García (1929-1990),
su operacionalización a rígidos esquemas políticos, pareció
constante colaborador con el Movimiento dejó ver su percepción
estrechar una forma cultural que no había conocido límites te-
crítica con respecto al quehacer de las expresiones:
máticos, Michele Mattelart afirmó sobre este tipo de canción: “Observando la producción del año 71’ puede advertirTodos sabemos en efecto que una canción que se ca-
se que la mayor parte de los compositores eligió cami-
racteriza por divulgar un mensaje de naturaleza pro-
nos que no eran sino repetición de otros. Fueron de la
pagandística, corre todos los riesgos de ser una muy
exaltación panfletaria de la nacionalización del cobre,
mala canción, dogmática, burdamente manipulada por
por ejemplo, a la evocación de hechos o personajes
una ideología que fuerza su valor de expresión” .
ajenos al momento mismo. Una manera de escapar de
39
la realidad. Y es 1ógico tiene que ocurrir, porque debe 36 Farías, Víctor, La Izquierda Chilena, [1969-1973], Documentos para el estudio de su línea estratégica. Tomo I. Centro de Estudios Públicos, Berlín, 2000, “Unidad Popular, Programa Básico de Gobierno (1969) p. 120. 37 Farías, Víctor, La Izquierda Chilena, Ibídem, p. 123. 38 “Todo sucedía como si la hegemonía residiese y se resolviese efectivamente solo en y desde el Estado, (…). -El marxismo se entendía preferentemente en aquellos años como “aplicación” de enseñanzas o experiencias anteriores-, revelando la ausencia de historización con que eran asumidos nuestros problemas. Se trataba más bien de llevar la fuerza del pueblo organizado a copar el aparato del Estado para desde allí construir la sociedad socialista”. Massardo, Jaime, Gramsci en Chile, Apuntes para el estudio crítico de una experiencia de difusión cultural, LOM Ediciones, Santiago, 2012, p-p. 53, 54. La negrita es nuestra. 39 Barraza, Fernando, La Nueva Canción Chilena, Editorial Quimantú, Santiago, 1972, p. 62.
existir también un periodo de adaptación a las nuevas circunstancias. Y sobre todo debe existir una severa AUTOCRITICA, reconocer que no todo lo que se hace es de calidad. Que no todo debe ser aplaudido y elogiado por el sólo hecho de ser “comprometido” con el proceso de cambios. Es preciso que muchos de nuestros compositores reconozcan que la canción popular, para llegar a la gran masa de oyentes, a través de la radio o el disco, deben cumplir con ciertas normas elementales. Que no se pueden hacer bellos poemas con una música detestable, o que no se puede hacer una buena música para agregarle pésimos versos. La canción de40 Barraza, Fernando, La Nueva Canción Chilena, Ibídem, p. 14.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 49
be responder a un equilibrio lógico que muchas veces
El obrero ha sido privado tradicionalmente de la cultura,
es olvidado. NO basta con mencionar la palabra “REVO-
lo cual encierra una característica típica de la discrimina-
LUCIÓN” para que esa canción sea revolucionaria”41.
ción generalizada que se extiende a todos los niveles del régimen de clase”46.
Fernando Barraza, sentenció en 1972: “La creatividad parece agotada. La canción francamente propagandística e incluso panfle-
Con ello se comenzaba a olvidar que ‘lo popular’ (como había
taria reemplaza a menudo al tema de real calidad”42, por su par-
demostrado Violeta Parra junto a muchos otros esfuerzos), te-
te el conjunto Inti Illimani ahondó en estas críticas en la revista
nía sus propias formas de expresión cultural disociadas de los
“Quinta Rueda” en los inicios del año 1973 de la siguiente manera:
patrones tradicionales de la sociedad burguesa, una cultura no hegemónica pero existente, es decir con sus propias prácticas
“¿Será finalmente el destino de la Nueva Canción Chi-
sociales de comunidad, sus propias formas de comprenderse a
lena recurrir a lo fácil o simplemente grosero? ¿Es ésa
sí mismos, de interrelacionarse, crecidas todas en un largo siglo
la herencia de Violeta Parra? ¿No se estará dando un
de evolución histórica que no debía ser desdeñado.
respaldo muy importante al populismo? (…). El arte re-
Por lo tanto, la revolución que se quería construir (para el mun-
bajado para las masas está largamente superado, y a
do político) se levantaba desde una perspectiva de piso político/
las claras es el peor de los paternalismos” .
ideológico, obviando las posibilidades culturales de ‘lo popular’;
43
las manifestaciones que de ellos se desprendían y que necesaVíctor Jara profundizó en esta línea, afirmando que había que
riamente debían ser fundamentales para construir el Socialismo
“ascender al pueblo y entregarle lo que le pertenecía y en ningún caso
en Chile. Pero el sello de este proceso político no iba en esa línea:
tener la impresión de estar descendiendo a él” . Con ello, parte de 44
los artistas del movimiento identificaron un problema ideológico
“Nuestra Revolución Cultural, en consecuencia, es una
profundo en la planificación cultural y las expresiones que esta-
revolución múltiple que tiene que empezar en la propia
ban creando para contribuir con la U.P. que es básicamente la
base. La base de la revolución cultural se afirma, por
concepción de ‘lo popular’ y su llegada a él, de una manera pater-
cierto, en la revolución política y la revolución econó-
nalista como la fuente de instrucción45, o como el componente
mica, que arrebata el poder a las antiguas clases do-
orgánico de la revolución que se quería construir.
minantes y lo entrega al pueblo”47.
Sin embargo, desde la cúpula política, la posición fue una sola, Volodia Teitelboim, afirmó en 1971, en el marco de la Asam-
Un crítico del quehacer cultural de la U.P. habló de “una polí-
blea de artistas e intelectuales del Partido Comunista:
tica cultural errónea, paternalista, inspirada en la noción general de que bastaría culturizar al ‘desposeído’ entendiéndolo en cam-
“Si el poder pasa a manos de los trabajadores, (…), el cen-
bio como el protagonista del proceso de culturización”48, pese a
tro de gravedad se desplaza a la cultura, a la necesidad de
que habían voces que afirmaron que “el pueblo no es ni ha sido
crear autoconciencia del pueblo mismo, de desarrollar su
nunca ajeno a este quehacer. Posee sus propias manifestaciones
capacidad de dirigir la sociedad y también aprender a tra-
culturales que debe enriquecer y desarrollar”49.
bajar. (…) Esto es lo que está aconteciendo precisamente
Una de las últimas canciones que entregó la NCCh, fue una
en Chile, como sucede en el comienzo de toda revolución.
que marcó el período posterior al gobierno de la derrocada
41 García, Ricardo, en Revista Ramona, Quimantú, Santiago, 2 v., n° 18, 1972, p. 13. 42 Barraza, Fernando, La Nueva Canción. Op. Cit., p. 59.
U.P., Sergio Ortega (1938-2003), permanente colaborador del movimiento, rescata una expresión de la calle para crear una de las canciones políticas más significativas y recordadas, “El Pueblo Unido jamás será vencido”, canción que reflejaba el
43 Cita extraída de: García, Marisol, Canción Valiente…, Op. Cit. 138.
ambiente de tensión y defensa acérrima que hacían los ad-
44 Rodríguez, Osvaldo, La Nueva canción chilena…, Op. cit. p. 90.
herentes de la U.P. al gobierno de Salvador Allende, “De pie,
45 Véase por ejemplo, “La fiesta del domingo” y “No volveremos atrás”, así como las “Canciones Contingentes” de Quilapayún pertenecientes al disco “La Fragua” (1973), “Es notable como se desarrolla una estrategia de cierta trivialización de la música con el propósito de llegar a un público más amplio y captar la atención de los jóvenes colonizados musicalmente por la música extranjera”, la que incluyó la adopción de ritmos y lenguajes que habían sido por completo ajenos a la NCCh, como el pop argentino. Rolle, Claudio. “La Nueva Canción Chilena, El proyecto cultural popular, la campaña presidencial y el gobierno de Salvador Allende”. En Revista electrónica Pensamiento crítico, N°2, 2002.
luchar / el pueblo va a triunfar. / Será mejor / la vida que vendrá 46 Maldonado, Carlos, La Revolución chilena y los problemas de la Cultura, Horizonte, Santiago, 1971, p. 31. 47 Maldonado, Carlos, La Revolución chilena, Ibídem, p. 32. La negrita es nuestra. 48 Pinto, Julio (Coor.), Cuando hicimos historia, La experiencia de la Unidad Popular, Editorial LOM, Santiago, 2005, p. 163. 49 Pinto, Julio (Coor.), Cuando hicimos historia, Ibídem. p, 172.
/ a conquistar / nuestra felicidad / y en un clamor / mil voces de
esta visión) se juega en la oficialidad, no en la “calle”53, no en
combate se alzarán, / dirán / canción de libertad, / con decisión /
los límites de su legitimidad “legal”.
la patria vencerá”, terminando con la frase iconográfica que la
Su conjugación con ‘lo político’ como hemos podido observar
izquierda chilena levantó durante su oscuro período posterior
terminó por cambiar a la NCCh, porque habían dos lógicas
a 1973, “Y ahora el pueblo / que se alza en la lucha / con voz de
detrás, sus enfoques ‘desde abajo’ y ‘desde arriba’. La primera
gigante / gritando: ¡adelante! / El pueblo unido, jamás será venci-
de ellas es la inter-construcción dialogante y experiencial que
do, / el pueblo unido jamás será vencido”.
realiza Violeta Parra, redefiniendo ‘lo popular’ sin una matriz ideológica, y la concepción ‘desde arriba’, que operacionaliza
Conclusiones:
‘lo popular’ en base a lo que dictamina la ideología y las cúpu-
La NCCh que poseía su propio sustento fundado en la tradi-
las vanguardistas, que actúan bajo un prisma culturalmente
ción y experiencia popular, asumió los sustentos ideológicos
paternalista. El esquema propuesto demuestra tener continui-
que ofreció la Unidad Popular, y se unió tras esos lineamien-
dades también, intentos como el de Víctor Jara en 1972, con
tos. Este paso hacia la politización de la NCCh, ha sido visto
su disco “La Población” y “Cuando amanece el día” (1973) de
por la bibliografía como una obviedad, una evolución lógica
Ángel Parra junto a otros esfuerzos, demuestran que no toda
e históricamente acorde al macroproceso político de los se-
la producción se empapó de la tendencia panfletaria. Sin em-
senta y setenta, e incluso como un paso necesario en el des-
bargo, la voz de sus protagonistas anunció la crisis endógena
empeño de la manifestación. Sin embargo, esta idea encierra
del movimiento, cuyas causas están en el cercenamiento te-
una forma de subordinación que han vivido permanentemente
mático que sufrió la NCCh.
los actores sociales en Chile, pues los sujetos sociales se han
Los errores del proceso del socialismo en Chile, afectaron por la
enfrentado a:
NCCh, debido a su conjugación politizada, estos fueron: (1) replicar el pecado original de los partidos obreros (Partido Comunista
“Un tipo de dominación unilateral que establece un
y Partido Socialista) de pretender copar un Estado abiertamente
Estado hegemónico, (…) la dominación hegemónica
Liberal, para desde su seno, construir una Revolución de carácter
del Estado somete a los ‘prisioneros’ a grandes estruc-
Marxista, vinculado al anterior, (2) la perspectiva estructuralista
turas disciplinantes (agencias estatales, ideologías y
del marxismo chileno cegó y no permitió repensar (historizar) el
partidos políticos, sobre todo) que regulan y restringen
proceso revolucionario, en razón de que no se deben negar o ig-
su autonomía y libertad de acción”50.
norar lo avances propios de los sujetos populares (necesarios para construir una revolución) en pos de avanzar en la agenda
Esta dominación unilateral ha deformado la percepción his-
política de la ‘Vanguardia Revolucionaria’.
tórica de las actuaciones de los sujetos sociales, cuando sus
La Nueva Canción tenía impregnada una inusitada fuerza y vigor
acciones pre-”institucionales” o no politizadas, es decir, llana-
revolucionarios, devenidos de su surgimiento y nutrición popular,
mente apartadas de la política convencional, han sido vistas
sin embargo, su bautismo ‘politizado’, restó su ímpetu rebelde,
como un elemento germinal (en el mejor de los casos51) o
para constituirse como una expresión que por momentos pare-
subversiva (en los peores ), pues la acción ‘política’ se ejerce-
ció propagandística, hecho criticado por sus propios integrantes,
ría “efectivamente” en los espacios del Estado, en ‘la política’
y explicativo de su crisis endógena, misma crisis que sufrieran
convencional, no fuera de ella. La “Historia” y la “Política” (bajo
los partidos obreros. La Unidad Popular se vio asfixiada por sus
52
propias proposiciones, incapaz de aplicar su planteamiento teóri50 Salazar, Gabriel, Del poder popular…, Op. Cit, pp. 228-229. 51 Por ejemplo el movimiento obrero de los siglos XIX y principios del XX, con sus mutuales, mancomunales y sociedades de resistencia, fue visto como un proceso de preparación para la verdadera y efectiva lucha popular, que encontró su “consolidación” con la creación de la F.O.CH. y el P.O.S. Angell, Alan, Partidos políticos y movimiento obrero en Chile, Ediciones Era, México D.F., 1974, p. 23. 52 La “política de la calle”, ha sido constantemente despreciada por los políticos convencionales, como cuando Salvador Allende en el año 1972, obliga al cierre de la “Asamblea del Pueblo de Concepción”, pues “Pensar en un “doble poder” en Chile en estos momentos, no sólo es absurdo, sino crasa ignorancia e irresponsabilidad (...) Si alguien así lo hiciera, no podemos sino considerarlo un contrarrevolucionario”. Harnecker, Marta, “Cronología (…) de gobierno de Salvador Allende en Chile”. en Revista Chilena: Encuentro XXI Nº 3, (pp. 169-175); Nº 4, (pp. pp. 131-140) y Nº 5 (pp.131-40), 1995, p. 29-30.
co, cercenada por una institucionalidad liberal que no le daba los márgenes necesarios, la izquierda política oficialista comenzó a pagar el costo de su error compositivo, para Salazar el “Izquierdismo parlamentario no podía, al parecer, tener otro destino histórico que ser un cándido chivo emisario, por un ‘pecado original’ que no cometió, pero cuya ‘constricción’ si expió”54. 53 Un ejemplo actual y expresivo de esta lógica son las recriminaciones que ha recibido el partido comunista, cuando se le dice que: “no puede estar en el gobierno y en la calle al mismo tiempo” (Soledad Alvear, 2013). Más relevante que el desacuerdo logístico entre partidos gubernamentales, es la animadversión que despierta en los políticos convencionales la ‘política de la calle’. Diario “La Segunda” (Online), lunes, 07 de octubre de 2013. 54 Salazar, Gabriel & Pinto, Julio, Historia Contemporánea, Op. Cit. p. 251.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 51
La canción que se transformó para colaborar con la U.P., debió sufrir el mismo destino aquella mañana del 11 de septiembre de 1973. Para la Historia quedaron sus descubrimientos sociales, el traducir las diversas identidades albergadas en nuestro país y crear una nueva manifestación cultural funcional a
crítico de una experiencia de difusión cultural, LOM Ediciones, Santiago, 2012. Pinto, Julio (Coor.), Cuando hicimos Historia, La experiencia de la Unidad Popular, Editorial LOM, Santiago, 2005.
esas vivencias, redefiniendo ‘lo popular’. Los artistas serían
Rodríguez, Osvaldo, Cantores que Reflexionan, Editorial ELLR,
violentamente acallados y la música comprometida perdería
Madrid, 1984.
durante mucho tiempo el espacio privilegiado que logró ocupar, sus protagonistas debieron probar el sabor del exilio, y ver como uno de los íconos y líderes del movimiento, Víctor
Rodríguez, Osvaldo, La Nueva canción chilena: continuidad y reflejo, Casa de las Américas, La Habana, 1988.
Jara, caía como una de las víctimas más emblemáticas de
Rolle, Claudio, La Nueva Canción Chilena, El proyecto cultural po-
la dictadura, sin embargo, lentamente comenzarían a abrirse
pular, la campaña presidencial y el gobierno de Salvador Allende.
pequeños espacios para las expresiones con contenido social,
En Revista electrónica Pensamiento crítico, N°2, 2002.
la hija de la NCCh, el “Canto Nuevo”, junto a otras expresiones venidas del Rock y el Punk, abrirían la puerta para mantener activa la lucha, ahora con otros objetivos, combatir culturalmente a la dictadura militar.
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Gabriel Sebastián Veas Román
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gsveas@historia.ucsc.cl
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HISTORIA DE
TUCUMÁN
“Vir gravis et prudens et in negotiis magni momenti expertus, magnus concionator: Julián de Cortázar al servicio de Dios y del Rey en el Tucumán (1616-1621)” Daniela Alejandra Carrasco Fecha de recepción · 01/04/2015 // Fecha de aprobación · 21/05/2015
El trabajo pretende exponer en qué consistió el servicio real y a Dios mencionado constantemente por actores temporales y espirituales en el Tucumán de la Monarquía Hispana. En particular, y dentro de este marco, nos proponemos delinear el proyecto político-espiritual del nuevo obispo Julián de Cortázar enfocando la mirada sobre los conflictos que tuvo con el gobernador Alonso de Vera y Zárate en torno a la disputa por el poder, advirtiendo asimismo, los respectivos entramados relacionales que establecieron ambos para lograr sus propósitos. Así, la intención general es mostrar algunos de los mecanismos no institucionales de los cuales se valió la corona para mantener la cohesión y controlar el sistema político-religioso en uno de sus diversos reinos tan alejado de la Corte madrileña. Palabras Clave: Servicio, patronazgo, Monarquía Hispana.
Introducción.
por la que atravesaba la Corte madrileña en esos momentos. A
En este trabajo tomamos como ejemplo la acción y participa-
su vez, resulta significativo expresar las condiciones en las que
ción política de Don Julián de Cortázar al mando del obispado
se encontraba la diócesis y las medidas que el nuevo obispo fue
del Tucumán. Uno de los propósitos de observar su desempeño
tomando desde su llegada, dando forma así, a un proyecto políti-
es comprender cómo operó el renombrado servicio real y a Dios
co-espiritual que ganó adeptos y contrarios.
- asociado al concepto de obediencia2 – que dicho obispo, el cle-
Desde la llegada de Cortázar, la relación con el por entonces
ro y demás agentes políticos monárquicos mencionaban en sus
gobernador Don Alonso de Vera y Zárate se tornó conflictiva,
argumentos para dar cuenta de sus acciones al rey o al Consejo
ello permite percibir el entrecruzamiento entre lo político y es-
de Indias. De este modo, iniciaremos el análisis con una breve
piritual del poder y, así también, una evidente vinculación entre
referencia al nombramiento de Cortázar y a la situación política
dichos agentes locales con las autoridades residentes de la
1
corte en Madrid (presidente del Consejo de Indias y rey.), a 1 Para el concepto de servicio al rey véase Jiménez Estrella, Antonio, “Los nuevos bellatores de Su Majestad. Reflexiones en torno al servicio militar al rey en los siglos XVI y XVII”, en Esteban Estríngana, Alicia (ed.), Servir al Rey en la Monarquía de los Austrias. Medios, fines y logros del servicio al soberano en los siglos XVI y XVII, Sílex ediciones S.L., Madrid, 2012, pp. 387-413; Esteban Estríngana, Alicia, El servicio: paradigma de relación política en los siglos XVI y XVII, en Servir al Rey en la Monarquía de los Austrias. Medios, fines y logros del servicio al soberano en los siglos XVI y XVII, Sílex ediciones S.L., Madrid, 2012, pp. 11-45. 2 Muchos debieron ser los factores que influenciaron en el decidir y configurar la conducta política – a veces cambiante – de los dirigentes que se encontraban en ámbitos locales y provinciales, que se resumían en un difícil equilibrio entre obediencia al rey y el interés propio. Para profundizar sobre el concepto de obediencia ver Gil Pujol, Francisco Xavier, “Notas sobre el estudio del poder como nueva valoración de la historia política”, en Tiempo de Política: perspectivas historiográficas sobre la Europa Moderna, Publicacions i Edicions Universitat de Barcelona, Barcelona-España, 2005, p. 95.
quienes mantuvieron informados sobre los sucesivos “enfrentamientos” y disputas en la diócesis. El aporte, entonces, radica en realizar un estudio desde un marco integrador del sistema político de la Monarquía Hispánica a la luz de una renovada historia política, ya que, al momento de explorar dicho sistema en el Tucumán y en la América Hispana en general, se registra que existe aún una tendencia a hacer un análisis por separado – o aislado – de la realidad americana por un lado y de la peninsular por el otro, sin advertir el carácter agregativo de la Monarquía3. Al mis3 Frente al concepto de Monarquía Compuesta acuñado por John Elliott, quien presuponía que en la edad moderna ya existía un Estado moderno racional y burocrático, tomamos la tesis de Esteban Estríngana, que considera a la Monarquía de los Austrias como una agregación de comunidades políticas que compartían el mismo soberano.
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mo tiempo, y, complejizando aún más este planteo, debemos
Es por ello que el método “cortesano” – la Corte entendida
sumar lo que Manuel Rivero Rodríguez expresó sobre el fun-
como sistema político – nos ofrece un cuadro interpretativo
cionamiento de la Monarquía de los Austrias, y es que ésta
adecuado para estudiar la realidad que nos interesa. Es de-
fue analizada por la historiografía tradicional desde un punto
cir, teniendo en cuenta los estudios realizados por el grupo
de vista centralista, desde la lógica de centro y periferia en
de investigación del IULCE (Instituto Universitario la Corte en
tensión – Madrid como centro y los diversos reinos mientras
Europa) sobre la Monarquía Hispana durante los reinados de
más alejados geográficamente, más periféricos y pasivos–.
Carlos V, Felipe II, Felipe III y sus respectivos virreyes, ya pu-
En efecto, resultaría adecuado hablar de una Monarquía poli-
blicados7, se ha podido comprobar que el sistema que regía el
céntrica, donde existen múltiples centros interconectados que
funcionamiento político de las sociedades en la Edad Moderna
negocian y se relacionan constantemente .
era cortesano, reticular y personal, no institucional.
Por otra parte, los sucesivos trabajos sobre el Tucumán del si-
Gracias a la vasta documentación disponible podemos realizar
glo XVII se enfocaron mayormente en temáticas referentes a las
lecturas desde los diversos frentes en conflicto y desde los dos
cuestiones económicas y sociales “perdiendo” de vista la dimen-
escenarios – Corte real y Tucumán –. Por un lado, disponemos
sión política de la realidad histórica . No obstante, existen estu-
de las fuentes epistolares (obispo-rey, obispo-Consejo de Indias,
dios realizados por americanistas locales o extranjeros que atien-
gobernador-Consejo de Indias, gobernador-rey, gobernador-Au-
den a la cuestión política de los siglos XVI y XVII, pero lo hacen en
diencia de Charcas y sus respectivas respuestas), y por otro,
4
5
términos excesivamente institucionales, racionales, burocráticos y oligárquicos, cayendo en planteamientos anacrónicos6. Las relaciones entre el soberano y sus territorios estaba cimentada por la fidelidad, cuyos vínculos suponían una reciprocidad – basada en obligaciones mutuas y derechos bilaterales – que alimentaba la noción de comportamiento político correcto y permitía evaluar las acciones de las dos partes implicadas. Véase Esteban Estríngana, Alicia (ed.), Servir al Rey en la Monarquía de los Austrias… Op. Cit., p. 11. 4 Rivero Rodríguez, Manuel, “La reconstrucción de la Monarquía Hispánica: la nueva relación con los reinos (1648-1680)”, Revista Escuela de Historia, 2013, vol. 12, nº1. 5 Palomeque, Silvia, “El mundo indígena. Siglos XVI-XVIII”, en Tandeter, Enrique (Dir.), Nueva Historia Argentina. La sociedad colonial, ed. Sudamericana, Buenos Aires, pp. 88-141; Doucet, Gastón, “En torno a la población aborigen y a las encomiendas de indios del antiguo Tucumán”, en Revista de Indias, 47(179), 1987, pp. 253-313; Doucet, Gastón, “La encomienda de servicio personal en el Tucumán, bajo régimen legal: comentarios a las Ordenanzas de Gonzalo de Abreu”, en Levaggi, Abelardo (ed.), El aborigen y el derecho en el pasado y el presente, Buenos Aires, 1990, pp. 141-244; González Rodríguez, Adolfo, La encomienda en el Tucumán, Diputación de Sevilla, Sevilla, 1984; Lorandi, Ana María (Coord.), El Tucumán colonial y Charcas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires, 1997; Lorandi, Ana María, “El servicio personal como agente de desestructuración en el Tucumán colonial”, en Revista Andina, Cuzco, año 6, Nº 1, Cuzco, 1988, pp. 135-173; Solveira, Beatriz Rosario, “Encomiendas de indios y distribución de la tierra”, en Nueva Historia de la Nación Argentina Segunda Parte: La Argentina de los siglos XVII y XVIII, Academia Nacional de la Historia, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1999, pp. 477-507; Solveira, Beatriz Rosario, “Desarrollo general de la encomienda en Córdoba”, en Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán, Nº 4, Tucumán, 1974, pp. 213-238; Segreti, Carlos S. A., “Contribución al estudio de la condición aborigen en Córdoba de la Nueva Andalucía hasta las Ordenanzas del visitador Francisco de Alfaro”, en Investigaciones y Ensayos, Nº 19, Buenos Aires, 1975, pp. 181-258; Piana de Cuestas, Josefina, Los indígenas de Córdoba bajo el Régimen colonial (1570-1620), Córdoba, 1992; Mayo, Carlos, “Los pobleros del Tucumán colonial. Contribución al estudio de los mayordomos y administradores de encomienda en América”, en Revista de Historia de América, Nº 85, México, 1978, pp. 27-57. 6 La lectura que realizaron los diversos investigadores se hizo partiendo de la base que el sistema político dependía de un Estado abs-
tracto y trascendente a la sociedad, en vez de una “administración” dependiente del monarca. En este sentido, es viable una concepción corporativa de la monarquía, donde se daba una articulación política de la sociedad a través de unas relaciones “no institucionalizadas” y de fuerte impronta personal: véase Martínez Millán, José, “Las investigaciones sobre patronazgo y clientelismo en la administración de la Monarquía Hispana durante la Edad Moderna”, Estudia Historica. Historia Moderna, vol. 15, 2009, p. 83-106 [p. 92-94]. Dentro de la concepción “tradicional” ubicamos a Freyre, Ricardo J., El Tucumán del siglo XVI. Bajo el gobierno de Juan de Ramírez de Velasco, Imprenta y Editora de Coni Hermanos, Buenos Aires, 1914; Freyre, Ricardo J., Historia de la República del Tucumán, Imprenta y Editora de Coni Hermanos, Buenos Aires, 1911; Lizondo Borda, Manuel, Historia del Tucumán siglo XVI, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán-Argentina, 1942; Lizondo Borda, Manuel, Historia de la Gobernación del Tucumán, siglo XVI, Imprenta y Editora de Coni Hermanos, Buenos Aires, 1928; Levillier, Ricardo, Chile y el Tucumán en el siglo XVI (el conflicto Villagra-Nuñes de Prado): refutación de las inexactitudes del señor don T. Thayer Ojeda en su análisis crítico de la Nueva crónica de la conquista del Tucumán, Le livre libre, París, 1928; Fortuny, Pablo, Nueva Historia del Norte Argentino, Ediciones Theoría, Buenos Aires, 1966; Lobos, Héctor, “Conquista y fundaciones del Tucumán y el Río de la Plata”, en Nueva Historia de la Nación Argentina Segunda Parte: La Argentina de los siglos XVII y XVIII, Academia Nacional de la Historia, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1999, pp. 411-475; Sierra, Vicente, Historia de la Argentina. Consolidación de la labor pobladora (16001700), Libro Primero: Bajo el reinado de Felipe III, Editorial Científica, Buenos Aires 1957; García Bernal, Manuela, “Las élites capitulares indianas y sus mecanismos de poder en el siglo XVII”, en Anuario de Estudios Americanos, 57 (1), 2000, pp. 89-110, [en línea] URL: http// estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/ article/view/260/265, consultado en sep. 2013. 7 Martínez Millán, José, La Corte de Felipe II, Alianza Editorial, Madrid, 1999; Martínez Millán, José (Coord.), La Corte de Carlos V, Editores de Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 2000; Martínez Millán, José y Visceglia, María Antonieta (Dirs.), La Monarquía de Felipe III: La Corte, vol. I, II y III, Fundación MAPFRE – Instituto de Cultura, Madrid, 2008; Rivero Rodríguez, Manuel, La España de Don Quijote. Un viaje al siglo de Oro, Alianza Editorial, Madrid, 2005; Rivero Rodríguez, Manuel, La edad de oro de los virreyes. El virreinato en la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII, Ediciones Akal, S. A., Madrid, 2011.
las visitas pastorales8 que realizó Cortázar en las ciudades del
cargo de obispo del Rio de la Plata en 161211. Sin embargo, Cor-
obispado permiten observar el estado material y espiritual de la
tázar no obtuvo dicho nombramiento debido a la vacancia del
región y cuáles fueron sus intereses en cada una de ellas.
mismo puesto en el obispado del Tucumán tras la muerte de Trejo. El obispo tenía en ese momento cuarenta años de edad
Los cambios en la Corte de Madrid:
y gozaba de un gran prestigio tal como lo expresaba el proceso
contexto para el nombramiento de Cortázar y sus
consistorial, que lo llamó “vir gravis et prudens et in negotiis magni
primeras peticiones.
momenti expertus, magnus concionator”12 (hombre serio y sabio
A la muerte de fray Fernando de Trejo y Sanabria, miembro de
en los negocios importantes, gran predicador)13.
la Orden de San Francisco y Obispo del Tucumán, el Consejo de
La Real Cédula de presentación está fechada en Madrid el 5
Indias propuso a Felipe III nombrar al Doctor Julián de Cortázar
de diciembre de 1616. El 10 de abril de 1617 Paulo V le otorgó
como su sucesor en julio de 1616. Éste era natural de Vizcaya,
al nuevo obispo la investidura canónica en el Consistorio Se-
hijo de Juan Martínez de Cortázar y Ana de Ysundegui. Luego
creto celebrado en el Palacio del Quirinal. Fue recién en 1618
de graduarse de doctor en teología por la Universidad de Oñate,
cuando Cortázar arribó al Puerto de Buenos Aires para recibir
Cortázar se desempeñó como catedrático de Artes y Teología
la consagración por parte del obispo local y emprender viaje
en la misma Universidad9 y luego en el Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid10. Rápidamente fue propuesto para ocupar el 8 La realización de las visitas pastorales quedaron definidas por el Concilio de Trento en el Decreto de Reforma de la Sesión 24 (11 de noviembre de 1563), cap. 3. El prelado debía recorrer las parroquias de su obispado, ya sea personalmente o a través de un visitador, debía contar con un plan de trabajo claro, cuyos resultados debían quedar registrados en el libro del visitador, y también en el libro de mandatos de visita que debe custodiarse en el archivo de la parroquia. Véase García Hourcade, José Jesús & Irigoyen López, Antonio, “Las visitas pastorales, una fuente fundamental para la historia de la Iglesia en la Edad Moderna”, en AHIg, vol. 15, 2006, pp. 293-301. 9 La Universidad de Oñate fue fundada por el obispo y humanista oñatiarra Don Rodrigo Sáez de Mercado de Zuazola en 1540 bajo el nombre de Universidad del Sancti Spiritus y mediante una bula del Papa Pablo III. En un principio estuvo ubicada en Hernani, pero en 1548 se trasladó a Oñate. Las especialidades que impartía eran Teología, Leyes, Cánones, Artes y Medicina. Véase Ayerbe Iabar, M. R., “Universidad de Sancti Spiritus de Oñate. Fuentes y líneas de investigación”, en Rodríguez, L. E., San Pedro-Bezares, J. L. (eds.) & Rodríguez, P., Universidades hispánicas. Modelos territoriales de la Edad Moderna (II): Valencia, Valladolid, Oñate, Oviedo y Granada, Miscelánea Alfonso IX, Centro de Historia Universitaria, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2007, pp. 97-162. 10 Este Colegio fue fundado por el cardenal Pedro González de Mendoza el 21 de Noviembre de 1483 bajo el auspicio de los Reyes Católicos. Fue un centro de formación de élites político-administrativas ya que en este Colegio se alojaban los hijos de familias influyentes que estudiaban en la Universidad de Valladolid. El funcionamiento del Colegio de Santa Cruz estaba en principio regulado por unas Constituciones o normas fundamentales aprobadas en 1494, meses antes de la muerte del cardenal; hasta entonces se habían aplicado provisionalmente los reglamentos del San Bartolomé de Salamanca. Para ser estudiante se exigía una edad mínima (21 años), celibato, renta familiar, no coincidencia de parentesco o procedencia geográfica con alguno de los colegiales y superación de ciertos grados académicos (era imprescindible tener el título de bachiller). Pero los severos requisitos de acceso se fueron modificando con el tiempo, permitiendo el ingreso de personas que no cumplieran alguno de ellos, con la aquiescencia de los colegiales. A pesar de no figurar en las Constituciones, en todo momento el Colegio Mayor investigó y exigió la limpieza de sangre de los aspirantes. Esta institucionalización de la segregación hacia los judíos es una de las más tempranas de la Universidad española, y corresponde a una actitud que caló con fuerza en la sociedad de los
siglos XV y XVI. Véase Torremochea Hernández, Margarita, “Universidad de Valladolid. Fuentes documentales y líneas de investigación”, en Rodríguez, L. E., San Pedro-Bézares, J. L. (eds.) & Rodríguez, P., Universidades Hispánicas… Ibídem., pp. 41-70. 11 Levillier, Ricardo, “Relación de los prelados propuestos por el Consejo de Indias a S. M., para el Obispado de Tucumán, por muerte de fray Fernando de Trejo, su propietario. Es elegido el Doctor Julián de Cortázar. Madrid, 16 de Julio de 1616”, en Papeles eclesiásticos del Tucumán. Documentos originales del Archivo de Indias, vol. 1, Imprenta de Juan Pueyo, Madrid, 1926, p. 148. 12 Bruno, Cayetano, Historia de la Iglesia en Argentina, vol. I, ed. Don Bosco, Buenos Aires, 1966, p. 493. 13 Este obispado formaba parte de aquellos considerados alejados y paupérrimos en comparación con los grandes obispados opulentos de Castilla y Aragón, aquellos que constituían el estrado más elevado de la Iglesia española. Sin embargo, la reorganización eclesiástica filipina trató de suprimir estas diferencias y asegurar una mayor eficacia en la vigilancia espiritual, sobre todo en estas regiones alejadas. En cuanto a la elección del obispo, primero se realizaba una consulta en el Consejo de Indias, quien era el encargado de elevar al rey las propuestas (para el caso de los obispados en América). Las fuentes de información de que se valía el rey para saber los méritos de los posibles candidatos eran, ante todo, las noticias que daban los prelados. En algunas ocasiones el rey aceptaba la propuesta, pero no siempre elegía al primero de la terna. Incluso, excepcionalmente, prescindió de ella a favor de un candidato propio, aunque, no siempre se pudo saber si la iniciativa del cambio partía del rey, del favorito o del confesor real, quienes tenían gran influencia en los nombramientos eclesiásticos. Luego, la propuesta real pasaba a Roma, donde se abría un proceso para averiguar la calidad del futuro prelado mediante cuestionarios que se sometían a personas que podían dar informes de él. Todo este trabajo era casi siempre superfluo, pues rara vez rechazó el Papa una propuesta del rey español. Cf. Domínguez Ortíz, Antonio, “El clero Secular. Obispados y Cabildos”, en Las clases privilegiadas en la España del Antiguo Régimen, ISTMO, Madrid, 1973, pp. 215-250. Existen otros autores que estudiaron los mecanismos para el nombramiento y provisión de los obispos en la Monarquía Hispana, véase Barrio Gozalo, Maximiliano, El Real Patronato y los obispos españoles del Antiguo Régimen (1556-1834), Centro de estudios políticos y constitucionales, 2004; Terricabras, Ignasi Fernández, Felipe II y el clero secular: la aplicación del Concilio de Trento, Museo del Prado, 2000; en el ámbito hispanoamericano ver Aguirre Salvador, Rodolfo, “El mérito y la estrategia”, en Clérigos, juristas y médicos en Nueva España, México: UNAM Centro de Estudios sobre la Universidad, 2003.
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hacia la sede de su obispado en Santiago del Estero. El 30 de
Pero, en el periodo que nos ocupa, se produjo el ascenso de
abril de 1618 tomó posesión de la diócesis .
un nuevo privado en la Corte filipina, el duque de Uceda (hijo
Su breve estancia en Buenos Aires supuso la observación de
de Lerma), apoyado por el confesor real Luis de Aliaga. Así, la
la situación en la que se encontraba esa Provincia, que por
situación política comenzó a cambiar – efectivamente hacia
entonces se llamaba Gobernación del Paraguay. Así fue que
1611 con la muerte de la reina Margarita se inició la quiebra
14
escribió al presidente del Consejo de Indias informando que
de la facción lermista y la alianza entre Uceda y Aliaga –, y
su gobernador, Hernando Arias de Saavedra, era “muy fiel mi-
fueron otros los personajes que comenzaron a monopolizar
nistro de su magestad y recto en grande manera (que por ser-
el favor regio y controlar todas las vías de consejo al rey. No
lo tanto, y executar con tanta rectitud las ordenanças que su
obstante, los oponentes de Lerma necesitaron varios años
magestad tiene en este puerto) no esta tan bien recebido, ni
para ser capaces de imponer sus propios candidatos a algu-
tan acepto”, por tanto solicitó que “vuestra señoría le honre y
nos de los oficios más importantes de la monarquía, que sólo
proponga su persona a su Magestad para que le aga merced
podían quedar vacantes por muerte de sus titulares y que en
y le ocupe en maiores lugares” 16. Luego pidió la “promoción”
la mayoría de los casos eran aliados o clientes de Lerma20.
de religiosos como ser fray Juan de Vergara , del convento
Empero, no fue el ejemplo de los presidentes del Consejo de
de San Francisco, fray Pedro Gutiérrez y el licenciado y padre
Indias Acuña y Carrillo21, quienes, pese a haber ascendido bajo
Francisco Caballero de Bazán. En la solicitud pretendía que se
la privanza del cardenal-duque, sus conexiones con la facción
les otorgase algún cargo de obispo en alguna región en donde
lermista estaban fundamentalmente establecidas con el du-
dicho puesto se encontrara vacante .
que de Uceda22.
Indudablemente, en esas condiciones, una de las primeras
Desde 1618 a 1621, lo que se presenció fue a una “verdadera
estrategias adoptadas por Cortázar al llegar al obispado fue
guerra de todos contra todos [en la Corte], que permitió el in-
la de situar a sus aliados, hechuras y familiares en la mayor
cremento de escritos y debates sobre la situación del reino y
cantidad posible de cargos eclesiásticos, a toda escala jerár-
la gobernación de la monarquía”23. Los ataques y maniobras
quica y en todo lugar. Así estableció lazos de fidelidad con
entre las facciones cortesanas mostraban un incremento de
los diversos clérigos. Pedir la promoción y cesión de cargos o
la inestabilidad política, que se desarrollaron asimismo, en un
dignidades al rey le permitió ganarse aquellas lealtades inelu-
marco creciente de debate ideológico24.
dibles para el cumplimiento de los servicios solicitados.
Ciertamente, es éste el contexto general que se debe tomar
Hay que decir que esta táctica fue una práctica política ha-
en consideración para poder comprender la lógica desarro-
bitual utilizada no tan sólo por los obispos, sino también por
llada en los reinos americanos. La administración de Felipe
todas las autoridades de la monarquía. De hecho, Felipe III
III fue constantemente cuestionada por la crisis fiscal de la
instrumentalizó su red de patronazgo a través del duque de
monarquía. La política de “liberalidad” permitió que el monarca
Lerma (desde 1598 hasta 1618), tanto en el ámbito peninsular
y sus ministros concediesen demasiadas mercedes económi-
como en el americano, que supo ganarse la fidelidad de los
cas que afectaron las arcas reales. Por tanto, la solución no
15
17
18
virreyes hasta el momento de su caída19. 14 Bruno, Cayetano, Historia de la Iglesia Argentina… Op. Cit., p. 493. 15 Entre las funciones que debía cumplir un obispo, además de residir en el lugar y gastar las rentas dentro de ella, era la de informar al rey sobre cada detalle de la diócesis mediante informes periódicos. Ver Domínguez Ortíz, Antonio, “El clero secular. Cabildos y Obispos…”, Ibídem, p. 228. 16 Levillier, Ricardo, “Carta al Presidente del Consejo de Indias del Dr. Don Julián de Cortázar, Obispo de Tucumán, con noticias de su viaje; recomienda las excelentes prendas de Hernando Arias Saavedra y de algunos religiosos que halló en Buenos Aires. Buenos Aires, 20 de mayo de 1618”, en Papeles eclesiásticos… Ibídem, p. 151. 17 Fray Juan de Vergara luego obtuvo el cargo de Regidor Perpetuo del Cabildo, notario del Santo Oficio y tesorero de la Santa Cruzada, lo que lo constituyó en una figura principal de la sociedad porteña. No obstante, dichos cargos se atribuyen a los servicios prestados al rey, como así lo constan los diversos documentos sobre sus “méritos” en el Archivo General de Indias. AGI/23.15.156//INDIFERENTE,161,N.602. 18 Levillier, Ricardo, “Carta al Presidente del Consejo de Indias…” Op. Cit., p. 152. 19 Un ejemplo de ello fue el virrey del Perú, el marqués de Mon-
tesclaros (1607-1615), quien fue uno de los hombres más leales al servicio de Lerma, cumpliendo con el proyecto político que pretendía el duque (otro ejemplo de fidelidad a Lerma, fue el conde de Lemos, presidente del Consejo de Indias hasta 1609). Sobre la red de Lerma en el Virreinato del Perú véase Villarreal Brasca, Amorina, “Gestión política indiana en tiempos de Felipe III: a propósito del patronazgo del duque de Lerma (1598-1618)”, en Naveg@mérica, Revista electrónica editada por la Asociación Española de Americanistas, 2013, n. 11, pp. 6-7, [en línea] URL: http://revistas.um.es/navegamerica, Consultado en Octubre de 2014, ISSN 1989-211X. 20 Feros, Antonio, El duque de Lerma. Realeza y privanza en la España de Felipe III, Marcial Pons, Madrid, 2002, pp. 377-378. 21 Luego de Lemos asumió como presidente del Consejo Juan de Acuña, entre 1609 a 1610. Consecutivamente, el turno fue de Luis de Velasco y Castilla, marqués de Salinas, ex virrey de Nueva España y de Perú. Entre agosto de 1617 y abril de 1622 se destacó Fernando Carrillo Muñíz de Godoy y Valenzuela, quien murió en el cargo. 22 Feros, Antonio, El duque de Lerma… Op. Cit., p. 396. 23 Feros, Antonio, El duque de Lerma… Ibídem, p. 378. 24 Feros, Antonio, El duque de Lerma… Ibídem, p. 398.
era acabar con ésta política, sino sustituir las mercedes eco-
Licenciado don Francisco de Lugones; al Licenciado Francisco
nómicas por las de honor para evitar que el endeudamiento
Alcaraz de la Cerda; a don Pedro de Sierra y Ron, tesorero de
fiscal creciera25. La situación era, sin embargo, mucho más
la Catedral; al padre Francisco Caballero de Bazán; y al Licen-
compleja. No se podía prescindir del otorgamiento de merce-
ciado Martin de Cortázar, su hermano; al Licenciado Antonio
des y gracias para los reinos alejados ya que se perdería la
Rosillo, comisario del Santo Oficio y abogado de la Real Au-
adhesión política. Fue por ello que Felipe debió cumplir, en la
diencia de Lima, cura y vicario de Córdoba; al padre Pedro de
mayor medida posible, con las peticiones realizadas por Cor-
Sueldo Chaves, hijo y nieto de conquistadores; al padre Gaspar
tázar y sin dejar de lado también, como se verá más adelante,
de Medina, hijo y nieto de conquistadores; y al padre Diego
las realizadas por el gobernador del Tucumán.
Rodríguez de Ruesgas28. Estas relaciones que entabló el obispo abarcaron el orden mo-
La situación de la diócesis.
ral (clérigos, frailes y obispos), el poder económico (comer-
En abril de 1619, Cortázar envió una carta a Fernando Carrillo
ciantes y encomenderos; un ejemplo fue Fray Juan de Verga-
para informar la situación material y espiritual de la Goberna-
ra, importante contrabandista del puerto de Bs. As.) y el poder
ción del Tucumán. En ella expresó que había hallado en total
político (miembros de los cabildos de las diversas ciudades de
ignorancia a todos los clérigos, viéndose obligado a suspen-
la diócesis), y solicitó mercedes repartidas en distintos niveles
derlos del ejercicio de sus órdenes. Si bien comunicó sobre
de cargos, de funciones y de espacios. En este sentido, fue im-
la situación especial de Santiago del Estero, luego lo hizo de
portante tejer redes que funcionen vertical y horizontalmente
manera general ya que emprendió una visita por todas las ciu-
y en la mayor escala espacial posible, ya que estos vínculos
dades de la jurisdicción.
eran los generadores de solidaridades y actitudes comunes
En ésta visita proporcionó los sacramentos a españoles e indios;
en momentos necesarios. El obispo al “recomendar” al rey a
visitó a los curas doctrineros e intentó poner orden en los asun-
una persona para un cargo en particular – lo obtuviese o no
tos que así lo requerían. En cuanto a la enseñanza de la doctrina
–, ya se ganaba el favor de ésta integrándose en una relación
cristiana, el culto divino, y la fe católica, encontró gran descuido
de reciprocidad, basada en obligaciones mutuas y bilaterales
por parte de los visitadores anteriores. La primera ciudad visitada
que debían demostrarse con actitudes concretas.
fue la de Córdoba, y expresó que la parroquia estaba en mal esta-
Asimismo, el obispo informó al rey que publicó la Real Cédula
do, obligándolo a realizar el culto en el convento de San Francisco
de 1617, poniendo lo que manda en ejecución, como así tam-
con incomodidad. También halló un monasterio de monjas (las
bién el Breve mandado por el Papa sobre la Purísima Concep-
Catalinas), donde tuvo que modificar algunas cuestiones que no
ción de la Virgen Santísima, cumpliendo de esta manera, con
fueron bien recibidas por ellas26. Asimismo, enunció que los cu-
los servicios solicitados por ambas autoridades.
ras de naturales no podían cumplir con sus funciones debido a la
Felipe III agradeció al obispo el haber cumplido con todo lo man-
lejanía de dichos sujetos, por lo que éstos morían muchas veces
dado y le expresó que esperaba que continuase con esa puntua-
sin acceder a los sacramentos, ni haberse instruido en la doctrina
lidad y celo que se le había confiado. Con respecto al adoctrina-
cristiana para su salvación. Por tanto, solicitó al rey –alegando
miento de los naturales, el monarca requirió que tanto Cortázar
que es lo mejor para el servicio de Dios y de su Majestad – que
como el gobernador acordaran de colocar las reducciones de
mandase reducir a los indios, como se estaba haciendo en otros
manera conveniente y que se consiguiese el mayor bien para los
territorios en el Perú .
indios, como lo desea el servicio de Dios. En cuanto a las digni-
Una vez más, Cortázar enumeró los cargos vacantes y solicitó
dades vacantes, expresó que se otorgasen a las personas virtuo-
al monarca que por Real Patronazgo nombrase a determina-
sas, letradas y ejemplares que Cortázar había señalado, y pedía
dos hombres para ocupar algunas dignidades: mencionó al ar-
que siguiesen actuando siempre de la misma forma29.
cediano Dr. Fernando Franco de Ribadaneira, para el deanato;
Observando esta situación desde un aspecto formal, la “legisla-
al Licenciado Juan Ruiz de Longa, provisor y vicario general; al
ción”30 indiana establecía que, para dar lugar a las provisiones so-
25 Feros, Antonio, El duque de Lerma… Ibídem, p. 401.
28 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo de Tucumán…” Ibídem, pp.166-167.
27
26 Para estar al tanto sobre el Monasterio de las Catalinas en Córdoba véase Nieva Ocampo, Guillermo, “Crisis económica e identidad religiosa de un monasterio femenino en época de los Austrias: Santa Catalina de Córdoba del Tucumán (1613-1700)”, en Hispania Sacra, LX, 122, julio-diciembre 2008, 423-443, ISSN: 0018-215-X. 27 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo de Tucumán, Dr. Don Julián de Cortázar, a S. M., referente al estado en que halló su iglesia, fabrica y hacienda, y visita que hizo a su Obispado. Respuesta a la misma. Córdoba, 30 de enero 1620”, en Papeles eclesiásticos… Op. Cit., p. 165.
29 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo de Tucumán…” Op. Cit., pp. 168-171. 30 Al hablar de legislación, no debemos incurrir en el error de otorgarle el mismo significado del que se tiene actualmente en la cultura jurídica. En ese contexto histórico era toda normatividad acumulada [y desorganizada] durante años y por autoridades de diversos rangos. Cf. Agüero, Alejandro “Formas de continuidad del orden jurídico. Algunas reflexiones a partir de la justicia criminal de Córdoba (Argentina) primera mitad del
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 59
licitadas, primero se debía informar al Consejo de Indias quiénes
Gracias al recaudo de información por parte de Cortázar, se
eran pretendientes o recomendados a los cargos vacantes, luego
supo cuantos clérigos estuvieron destinados a la instrucción
se procedía a examinar los méritos y servicios que hayan efectua-
religiosa de los indígenas. Los doctrineros fueron solamente
do dichos pretendientes – la “calidad” del servicio determinaba la
cinco: el padre fray Bartolomé de Saldaña de la Orden de la
jerarquía merecedora –, y por último, era el rey quien daba paso a
Merced, el cual tenía doctrina en la ciudad de La Rioja; el padre
la elección de la persona más competente . Ahora, si ponemos la
fray Juan de los Ríos de la Orden de la Merced, con doctrina
lente desde la dimensión práctica, y dado que los asuntos de Es-
en Santiago del Estero; el padre fray Pedro de Soto de la Or-
tado de los cuales debía ocuparse el monarca, lógicamente, eran
den de la Merced, con doctrina en San Miguel de Tucumán;
innumerables, podemos referir que aquí residía la importancia de
el padre fray Antonio Vela de la Orden de San Francisco, con
la cercanía a su persona. Es decir, eran sus favoritos – o los pri-
doctrina en Chiquiligasta en San Miguel de Tucumán; y el pa-
vados de los privados – quienes, desde su influencia, ostentaban
dre fray Gerónimo Luxan de Medina de la Orden de la Merced,
el monopolio de las mercedes. En este caso, el rey depositó su
con doctrina en Guachipas en Salta. En el Valle Calchaquí sólo
confianza en el criterio de Cortázar para la elección de los que él
había cuatro padres de la Compañía de Jesús, siendo éste un
creyera más aptos a los cargos, lo que da cuenta de las aptitudes
lugar donde habitaban muchos indios infieles y en guerra, se
de un obispo “bueno” para los asuntos políticos.
necesitaron más clérigos para la doctrina. Por tanto, Cortázar
Las visitas a las ciudades de la diócesis continuaron. El próxi-
expresó al rey,
31
mo destino de Cortázar fue La Rioja. Allí encontró la Iglesia en pésimas condiciones, tanto en la construcción como en lo
[…] los encomenderos de los yndios deste valle, me han
referente al culto divino. Es por ello que el obispo solicitó que
pedido les de clérigos doctrinantes y que los padres se
tanto el rey como el Consejo cumplieran lo prometido en cuan-
recojan a sus collegios dándome para ello sus razones
to a las mercedes que se esperaban para mejorar la situación.
que por no dar crédito a ellas no lo he echo hasta vello
Además, esperó contar con alguna suma de la Caja Real de
ocularmente en la visita que he de hazer del dicho valle
la provincia, ya que La Rioja se encontraba apartada del co-
a donde yre a administrar a los baptizados, el Santo Sa-
mercio con el Perú y del puerto de Buenos Aires, dejándola en
cramento de la Confirmacion, aunque el biaje es largo,
extrema pobreza. Con la ayuda recibida se mejoraron algunos
penoso y peligroso por ser yndios de guerra, pero con
ornamentos y el Santísimo Sacramento .
todo se deue atropellar por cumplir con la obligación
Tras el desempeño del obispo desde su llegada al Tucumán, fue-
del oficio pastoral y visto ordenare lo que mas conben-
ron numerosos los elogios sobre él que las ciudades de Talave-
ga al seruicio de Dios nuestro Señor, al vuestro bien de
ra y Salta expresaron al rey, en noviembre y diciembre de 1620
las almas, de que dare quenta a Vuestra Magestad […]34
32
respectivamente. A su vez, a medida que Cortázar visitó las ciudades del obispado, continuó su labor informativa al presidente
De este modo, el obispo trató de mejorar todas las cuestiones
del Consejo de Indias sobre la situación en la que estas se halla-
espirituales del obispado, remediando los errores cometidos por
ban. Efectivamente, informó que en la ciudad de Tucumán no se
clérigos incapaces o insuficientes, atendiendo además a las ne-
cumplía con las Ordenanzas de Alfaro en cuanto al trabajo de los
cesidades coyunturales en cada ciudad, y siempre considerando
indígenas, que los encomenderos no los proveían de lo necesario,
lo que fuera en beneficio de la monarquía. De todas formas, es
alimentos y vestimenta; en lo espiritual, los curas y doctrineros
indudable que el afán del obispo por optimizar cada rincón de
no cumplían con la obligación de sus oficios por la extensión del
la diócesis e informar a la Corte real sobre cada detalle, estaba
obispado, por lo que muchos indígenas morían sin recibir los sa-
cargado de sentido, es decir, argumentando servicio y obedien-
cramentos. Por dichas razones, insistió en la solicitud de reducir
cia, acumulaba méritos, elemento clave para dar cumplimiento
a los indios como en el Perú y el Paraguay .
al cursus honorum tan habitual – y ambicionado – en la época35.
33
siglo XIX”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 2010, [en línea], consultado en agosto 2013, URL: http://nuevomundo.revues.org/59351 31 Pinelo, León, Autos, acuerdos i decretos de govierno del Real i Supremo Consejo de las Indias, por Diego Díaz de la Carrera Impresor del Reyno, Madrid, 1658.
la visita que ha hecho a su obispado; acompaña testimonios de las actas, capítulos y actos hechos para el buen gobierno de la Catedral y demás iglesias de su diócesis. San Miguel de Tucumán, 26 de enero de 1621”, en Papeles eclesiásticos… Op. Cit., pp. 194-195.
32 Levillier, Ricardo, “Carta a S. M. de la ciudad de Nueva Rioja, referente a la virtud, cristiandad, vida ejemplar y demás partes que concurren en el Obispo, Dr. Don Julián de Cortázar. Nueva Rioja, 13 de Septiembre de 1620”, en Papeles eclesiásticos… Op. Cit., pp. 188-189.
34 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo del Tucumán, Dr. Don Julián de Cortázar, con noticias de las rogativas y acción de gracias que se hicieron por la salud de S. M., y asimismo del estado de su obispado y doctrinas. San Miguel de Tucumán, 10 de Febrero de 1621”, en Papeles eclesiásticos…, Op. Cit., pp. 237-238.
33 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo del Tucumán, Dr. Don Julián de Cortázar, al presidente del Consejo de Indias, con larga elación de
35 La intervención real no terminaba con el nombramiento del candidato; en adelante, todo el tiempo que durase su cargo no cesaría
Hacia diciembre de 1620, el Cabildo eclesiástico del Tucumán
cumán. De Córdoba pasó a Santiago del Estero, donde Luis
envió una carta al rey donde se expresó que el nuevo obispo
de Quiñones de Osorio le entregó la gobernación. El nuevo
encargado había mostrado un buen proceder,
gobernador designó como teniente de San Salvador de Jujuy a su pariente Juan Ochoa de Zárate, siendo este un evidente
[…] que está mostrando muy bien con el gran celo que
ejemplo del nepotismo y entronque relacional que se tornaba
acude a las cosas de esta santa yglesia cathedral y
necesario para controlar la gobernación.
reformacion de costumbres en sus súbditos pues pa-
El problema del gobernador Alonso de Vera y Zárate fue ver al
ra que todo tenga buen principio a puesto la honra de
obispo como una figura de mayor poder. Es decir, Zárate no
Dios nuestro Señor en primer lugar y a sentado que se
toleraba que “no tienen los obispos ni arzobispos juez en estas
canten las horas en esta yglesia cosa que asta agora
partes, ni esperan [juicio de] residencia, como lo tienen y han
no se a hecho y como la tenuidad de las rentas son tan
de esperar los gobernadores para mal de sus pecados”. De lo
cortas no a podido asentarse esto hasta que con la
que resulta que “si Dios no los tiene de su mano, se salen [los
buena llegada del obispo y su buen govierno lo a senta-
obispos] con todo, muy a costa de la autoridad y estimación
do todo con general consuelo de este cabildo y ciudad
de la jurisdicción real”. Por otra parte, “los gobernadores y co-
porque se sirue esta yglesia como otra cualquiera de
rregidores son temporales, y al cabo de cuatro o cinco años
las yndias y se cantan todos los días de fiesta y ferias
se les acaban sus oficios, padecen mil desaires”. Don Juan
las misas que todo eso se debe al agradecimiento y
Alonso continuaba exponiendo,
estimación al obispo y aver puesto en punto el collegio seminario de esta ciudad y estudios de el cosa de
[…] se ha visto siempre, que el obispo u oidor que se ha
tanta ymportancia para que los sacerdotes sean lo
hecho muchos exesos, habiendo de ser castigados y
que deben en virtud y letras y a todo acude como buen
corregidos, son premiados y acrecentados en mejores
prelado y ha hecho una visita general asi en la yglesia
dignidades y plazas; y los pobres caballeros de capa y
cathedral como en la ciudad reformando en todos es-
espada, que proceden con limpieza y entereza, ejecu-
tados los vicios y pecados públicos .
tando las órdenes de Vuestra Magestad, no solo [no]
36
son premiados, sino que los dichos obispos y oidores Evidentemente una vez más Cortázar supo ganar lealtades,
se agavillan y juntan contra ellos, y los destruyen, no
ya no en el ámbito espiritual, sino también en el temporal. El
solo en sus haciendas, pero en sus honras, y de mila-
Cabildo representaba un resorte institucional importante en
gro escapan las vidas; questo obliga no solo a desear
esa época, ya que funcionaba como un organismo de control
otros oficios, pero pedir a Dios y Vuestra Magestad dis-
político local. El obispo tenía consciencia que si quería llevar a
ponga de los que administran37.
cabo su proyecto debía ganarse la mayor cantidad posible de aliados, sobre todo si el escenario se presentaba conflictivo
En este periodo los gobernadores acumulaban amplios pode-
tanto en el centro político como en el ámbito local.
res, de justicia y guerra, pero encontraban limitaciones que no les permitían proceder a su arbitrio, ya que las funciones de
Enfrentamientos entre Zárate y Cortázar.
gobierno y justicia eran compartidas con cabildos y alcaldes.
En mayo de 1619 Juan Alonso de Vera y Zárate llegó a Cór-
Asimismo, los obispos y otros eclesiásticos, mediante infor-
doba siendo el primer criollo en ocupar la gobernación del Tu-
mes y memoriales, se ocupaban de la acción de los gobernadores, sumado a esto existía un control por parte de las visitas
de pesar sobre él la vigilancia, la tutela estatal, blanda y paternal de ordinario, rígida y aun dura en ocasiones. Aparte del agradecimiento debido a quien le había proporcionado tan alta dignidad, el nuevo prelado no podía olvidar que el rey podía esperar mucho. Sobre todo, la esperanza del ascenso fue uno de los motivos de más peso para tratar de mantenerse en la gracia de la Corte. La carrera episcopal se había convertido en un cursus honorum en el que se ingresaba por una diócesis pobre y se ascendía, por antigüedad y meritos, a las más ricas. Solo las personas de alta cuna comenzaban por una de las primeras mitras; los demás ascendían a ellas después de varias traslaciones. Véase Domínguez Ortíz, Antonio, en “El clero secular. Cabildos y Obispos…”, Op. Cit., pp. 226-227. 36 Levillier, Ricardo, “Carta a S. M. del Cabildo eclesiástico de Santiago del Estero sobre el buen proceder y orden del obispo Dr. Don Julián de Cortázar. Santiago del Estero, 12 de diciembre de 1618”, en Papeles eclesiásticos... op. Cit., p. 153.
y los juicios de residencia, surgiendo de este modo una red de restricciones que en teoría la Corona “imponía” para encauzar la labor de las autoridades locales y reducir su poder efectivo. Como organismo de control superior estaba el virrey, la Audiencia y el Consejo de Indias – en ese orden ascendente –, quienes debían actuar ante las denuncias recibidas. No obstante, los actores analizados en ocasiones no “respetaron” el orden de dichas instituciones, enviando informes, reclamos, peticiones y denuncias – que en primera instancia debían dirigirse a la Audiencia de Charcas – de manera directa al rey 37 BRUNO, Cayetano, Historia de la Iglesia Argentina…, Op. Cit., pp. 514-515.
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o al Consejo de Indias. Estos ejemplos demuestran que las
del año siguiente, y el 8 se puso de acuerdo con el gobernador
instituciones locales hacían valer su poder según situaciones
para realizar la misa pontifical de sufragio y de conmemora-
y posibilidades.
ción. Cuando todo parecía marchar normalmente, el 14 del
Alonso de Vera traía consigo un discutido titulo de adelantado
mismo mes le comunicaba Zárate al obispo que, el día del
del Rio de la Plata. Él sostuvo haberlo heredado de su padre
funeral, debía pasar con el Cabildo y el clero a su casa, para
que lo había obtenido por real concesión. Con este título pre-
acompañar las insignias reales40. Cortázar se negó y surgió
tendía diversos honores, uno de ellos “tener sitial en la catedral
por ello un nuevo problema. Tres días después el gobernador
y en las demás [iglesias] del obispado, diciendo competerle
envió al Prelado
como a adelantado que dice ser del rio de la Plata”. Luego de dichas peticiones, el gobernador acabó excomulgado y pues-
[…] un auto exhortatorio para que la misa pontifical no
to en tablilla pública en las puertas de las Iglesias38. De esta
tuviese sitial, ni aparato ninguno de obispo, según lo
manera el gobernador cayó en desgracia tras sus insistentes
dispuesto por el Ceremonial Romano, dando color a es-
intentos de ser reconocido como el defensor del Real Patrona-
to, que no era lícito que delante de las insignias reales
to y de la Real Autoridad, por el contrario, esto le trajo consigo
[no] hubiese sitial ni aparato ninguno pontifical41.
un constante conflicto con la Corte, debiendo salvar su reputación en varias ocasiones.
Las reacciones entre ambas autoridades eran tirantes y en
De acuerdo con el Patronato, los gobernadores, en calidad
constante antagonismo, empeoraron cuando Zárate negó al
de vicepratronos de la Iglesia, intervenían en la designación
obispo jurisdicción sobre su persona. Se pasaba a una cues-
de clérigos para las doctrinas y curatos. El diocesano debía
tión de principios en el orden espiritual. Cortázar no se man-
poner edictos en los templos llamando a examen a quienes
tuvo silencioso y expresó respecto a Zárate, “palabras mal
aspiran a cubrir tales vacantes y presentar al gobernador una
sonantes e indignas de quien profesa cristiandad y gobierna
terna de tres aprobados, para que éste señalase cuál debía
en nombre de S. M.” Sin embargo, Zárate contó con el apoyo
ser nombrado. Como los aspirantes eran pocos, las ternas no
de los dominicos, mal dispuestos estos con el Diocesano, en-
podían llenarse y durante algún tiempo sólo se presentó al
viaron una carta a la Audiencia en diciembre de 1622 diciendo:
gobernador un candidato. Vera y Zárate se dirigió a la Audiencia para denunciar lo que ocurría, pero no dijo que al proceder
Porque el Obispo no parece sino que se quiere alzar
así el obispo lo hacía por falta de clérigos, de manera que el
con la tierra; y en orden a esto ha procurado y procura
tribunal ordenó (9 de julio de 1621) que se procediera como
impedir con descomuniones y visitas la prosecución
estaba dispuesto. Cortázar respondió que la información del
de la justicia, procurando en todo y por todo aniquilar y
gobernador era siniestra, pues de conformidad con el Real
disminuir a vuestro gobernador42.
Patronazgo y la Cédula del 7 de abril de 1609, había puesto edictos por sesenta días, a pesar de que sus antecesores se
Continuaban,
habían limitado a hacerlo por nueve; que los aspirantes habían sido examinados en su presencia por el P. Francisco Vázquez,
[…] desde el primer dia que entró aquí [el obispo] vino pu-
de la Compañía de Jesús, el P. fray Pedro Guerra, provincial
blicando una llamada visita, y obligando por censuras
de la Merced, y el P. Luis Chacón; que los aprobados habían
que todos dispusiesen, de cincuenta años a esta parte,
sido presentados a Vera y Zárate, y si no se habían preparado
de las vidas de muertos y vivos; de que hasta agora han
ternas con tres candidatos, había sido por no haber tantos
quedado rencillas entre los ciudadanos bien asentadas
postulantes. Se refirió a la falta de clérigos y a que la mayoría
[…] Despues acá no han hecho mas que armar pleitos, po-
se negaban a asistir a las doctrinas de indios, porque no obte-
ner discordias, hacer gastar haciendas, no cumplir cédula
nían ni lo imprescindible para sustentarse39.
ni provision de Vuestra Real Persona, así de patronazgo
Mientras continuaban las discusiones en torno a la adminis-
como de jurisdicción real, desvales las justicias y hacer
tración de los derechos patronales, se realizaron las exequias
poca estimación dellas […] Es calumnia y fuerza de pasión
de Felipe III y del advenimiento de su hijo Felipe IV. La Real Cédula de Madrid del 1 de abril de 1621 comunicó la muerte del rey. El obispo la recibió en Santiago del Estero el 4 de febrero
40 SIERRA, V., Historia de la Argentina. Consolidación de la labor pobladora (1600-1700)…, Ibídem, p.187.
38 BRUNO, Cayetano, Historia de la Iglesia Argentina…, Ibídem, p. 516.
41 Levillier, Ricardo, “Carta del Obispo Julián Cortázar a S. M., Talavera de Madrid, 2 de febrero de 1623”, en Papeles eclesiásticos…, Op. Cit., p. 289.
39 SIERRA, V., “Historia de la Argentina. Consolidación de la labor pobladora (1600-1700)…”, Op. Cit., p.183.
42 BRUNO, Cayetano, Historia de la Iglesia Argentina…, Op. Cit., p. 519.
cuanto achaca el Mitrado a un caballero que, como Zára-
obispo e inventaron cuantas situaciones se les ocurriese para
te, vive con tanta justificación. El Obispo es enemigo del
desprestigiarlo ante la corte madrileña como hemos observa-
Gobernador [y] de las justicias conocidamente, porque él
do en las cartas enviadas al rey por parte de estos.
quiere ejercerlo todo .
En efecto, se puede advertir que el poder excedía los ámbi-
43
tos institucionales, de hecho se yuxtaponía – poder religioso Ciertamente encontramos dos opiniones contrapuestas con
y temporal –, e incluso es lícito mencionar que no se puede
respecto a la actuación de Cortázar. Por un lado, los elogios
determinar una frontera clara entre los deberes de un clérigo
que emitían los cabildos de las diversas ciudades de la dióce-
y gobernador, siendo éste un factor que llevó al conflicto entre
sis, y por el otro, las opiniones del gobernador y sus aliados,
Cortázar y Zárate.
dominicos y jesuitas, quienes vieron en el obispo una amena-
Muchas veces no se recibían fallos claros desde el Consejo
za a sus poderes. Lo que resulta importante observar es que el
de Indias, de hecho la Corte madrileña ante las situaciones
obispo contó con el apoyo de Felipe III y el Consejo de Indias,
confusas optó por no dar explícitamente apoyo a un persona-
quienes siempre lo mantuvieron en su cargo a pesar de las re-
je en particular, sino mas bien, sus agentes – presidente del
iteradas denuncias, como así también contó con el apoyo del
Consejo y consejeros – intentaron mantener la mayor canti-
papado. Esto le valió un ascenso en 1624, cuando el Consejo
dad posible de adeptos fieles a las políticas reales y así lograr
de Indias le propuso al monarca enviar a Cortázar a ocupar
un cierto control en este reino tan alejado del centro político.
el cargo de arzobispo en el Nuevo Reino de Granada. El 9 de
No obstante, la materialización de una “elección partidaria” en
enero de 1625, por Real Cédula emitida en Madrid por Felipe
retribución a los servicios prestados al rey, fue el otorgamiento
IV se ordenó al duque de Pastrana que iniciara las tramitacio-
de una merced o favor, esto es, alguna promoción hacia un
nes. En 1625 la noticia llegó al Tucumán y en el Consistorio
cargo de mayor importancia o el traslado hacia un lugar más
Secreto del 7 de abril, Urbano VIII le otorgó al nuevo arzobispo
propicio – tal como ocurrió con Cortázar –. Y es que, si la
la investidura canónica.
corte no reconoce los méritos de sus servidores este vínculo
El trasfondo del conflicto residía en que el gobernador “preten-
se podía quebrar.
día hacer sentir su autoridad sobre el obispo”. Vera y Zárate
Por su parte, el obispo al ser consciente de la existencia de
fue excomulgado y nunca pidió perdón al diocesano. Dicho
sus rivales, usó estratégicamente la herramienta del Patrona-
suceso tenía un profundo sentido político. Si por Real Patro-
to, intentando colocar en todas las ciudades personas de su
nazgo los gobernadores vigilaban la marcha de la Iglesia, los
confianza para llevar a cabo sus propósitos sin intervencio-
obispos estaban autorizados a vigilar a los gobernadores. Este
nes. En este trabajo sólo se han mencionado los pedidos de
equilibrio de fuerzas servía de contención de los abusos de
mercedes a Felipe III, pero hacia el final de su reinado no se
poder tanto de unos como de los otros, por lo general fueron
conoce hasta qué punto se ha cumplido con todas sus peti-
los obispos quienes frenaron la tendencia al despotismo de
ciones. Queda por analizar la segunda parte del obispado de
los gobernadores y por esa razón el choque entre ambos po-
Cortázar durante el reinado de Felipe IV, en donde se puede ad-
deres fue una constante. Vera y Zárate gobernó hasta 1627, y
vertir un gran cambio con respecto a las políticas de su padre
Cortázar permaneció en el Tucumán hasta 1626.
y el proceso de reconfiguración de la Monarquía Hispánica. Analizando la complejidad local y la vinculación con la corte
Conclusiones.
de Madrid, se puede tener un acercamiento a la dinámica ad-
Servir al rey tenía un valor importante en las actuaciones del
ministrativa, en materia espiritual y por tanto política, de una
obispo. La actividad eclesiástica desplegada por Cortázar te-
región periférica de la Monarquía. Este panorama complejo
nía una doble labor, por un lado no descuidar los intereses
no se presentaba en términos de ordenes reales-acatamiento
monárquicos, y por el otro, la fidelidad hacia su investidura.
local, sino en términos de intereses, favores, fidelidades, clien-
Muchas veces ambos intereses entraban en puja y por ello
telismo, negociaciones, consenso, acuerdos-desacuerdos, re-
nos encontramos con dos visiones respecto a sus acciones.
ciprocidad, servicios y obediencia, y el factor determinante fue
De un bando tenemos la opinión positiva, quienes afirmaron
la capacidad que tuvo cada personaje para lograr persuadir
que éste no pudo administrar de mejor manera los asuntos del
a los que los rodeaban y lograr acaparar la mayor cantidad
rey y de Dios – Cabildos y ciudades – ya que se ocupó de las
posible de poder y por tanto obtener el favor real.
emergencias y necesidades espirituales de la diócesis, y del otro bando, tenemos la opinión del gobernador y sus aliados dominicos, quienes se vieron amenazados por el poder del 43 BRUNO, Cayetano, Historia de la Iglesia Argentina…, Ibídem, p. 521.
REVISTA HISTORIA PARA TODOS | 63
FUENTES: Levillier, Roberto, Papeles Eclesiásticos del Tucumán. Documentos originales del Archivo de Indias, vol. I, Imprenta de Juan Pueyo, Madrid, 1926. Pinelo, León, Autos, acuerdos i decretos de govierno del Real i Supremo Consejo de las Indias, por Diego Díaz de la Carrera Impresor del Reyno, Madrid, 1658.
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Daniela Alejandra Carrasco
Estudiante de grado avanzado del profesorado en Historia por la Universidad Nacional de Salta. Adscripciones a: Historia de América II. A cargo de la Lic. María Cecilia Mercado Herrera. Marzo 2014, continúa. Historia Medieval. A cargo del Dr. Guillermo Nieva Ocampo. Marzo 2014, continúa. Materia Optativa Historia Moderna de España. A cargo del Dr. Guillermo Nieva Ocampo. Marzo de 2014, continúa. Participaciones en diversos Congresos, Jornadas y Encuentros de la disciplina histórica. danicarrasco90@hotmail.com
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Revolución y conflicto institucional. Jurisdicción y competencia en las disputas entre el Cabildo y la Junta Subordinada en San Miguel de Tucumán (1811-1812) Vanesa Alejandra Balcarce Fecha de recepción · 04/04/2015 // Fecha de aprobación · 29/05/2015
La Revolución de Mayo de 1810 imprimió en los territorios del Plata una singular dinámica institucional. La construcción de un nuevo orden fue un sinuoso camino que se dio a través de distintos procesos institucionales que no fueron uniformes y tomaron distintas características según las localidades (regiones y ciudades) que consideremos. Desde esta perspectiva, a partir de bibliografía y fuentes, analizaremos los conflictos entre la Junta Subordinada (institución revolucionaria) y el cabildo de Tucumán (institución de régimen colonial), desde la instalación de aquella en mayo de 1811 y hasta su disolución en marzo de 1812. Estos enfrentamientos fueron delimitando, en la práctica, la jurisdicción y la competencia de estas dos instituciones a través de distintos mecanismos que posibilitaron su coexistencia. Palabras Clave: Junta Subordinada, cabildo, jurisdicción y competencia
Introducción
Los actores políticos ensayaron distintas respuestas en la
La construcción de un nuevo orden político iniciado por la
búsqueda de establecer el orden y asegurar la gobernabilidad
Revolución de Mayo de 1810 en los territorios del Plata fue
de estos territorios, de allí la importancia del estudio de las ins-
un sinuoso camino en el que tomaron protagonismo las ins-
tituciones desde el punto de vista del funcionamiento práctico
tituciones a través de procesos de creación, de integración y
más que de la idealidad de la prefiguración de las mismas. La
de desintegración que de ningún modo fue uniforme en estos
primera respuesta fue el Movimiento Juntista1, que se dio con
territorios, por el contrario en cada localidad tomó sus propias
singulares características en Hispanoamérica y con particu-
características.
laridades propias en el Río de la Plata debido a su ubicación
Tucumán no fue ajeno a este proceso, siendo una ciudad me-
geográfica, a las características de su población, a su econo-
diterránea y subordinada a Salta (ciudad cabecera de inten-
mía y principalmente a la potencialización del debate político
dencia), el nuevo reparto de Jurisdicción y de competencia
que esta le dio.
institucional planteado por la Revolución tuvo en ella singula-
Con la Revolución de Mayo de 1810 los territorios del Plata
res características. Así la instalación de la Junta Subalterna en
hacen su entrada a este movimiento. El revuelo causado por
mayo de 1811 en esta ciudad dio lugar a una serie de enfren-
las noticias que llegaron a Buenos Aires desde el puerto de
tamientos y tensiones, cada vez más variados y violentos que
Montevideo, sin que pasaran por el tamiz de las autoridades
mostraron claramente que en la praxis había un nuevo reparto de competencias que posibilitó la coexistencia de estas dos instituciones. Las instituciones locales y la Revolución: Jurisdicción y competencia La crisis abierta en el mundo hispano en 1808 por la caída de la monarquía española en manos de Napoleón Bonaparte originó la proliferación de nuevas instituciones políticas- en la península y en América- llegando hasta la disgregación de Hispanoamérica en distintas naciones y repúblicas independientes.
1 El Movimiento Juntista fue la primera respuesta que se dio a la crisis de 1808 de la monarquía española. Se desarrolló con notables diferencias en la península y en América, en general, consistió en la proliferación de juntas locales con carácter provisional que buscaron atender los problemas de su comunidad y de la región buscando asegurar el orden y la gobernabilidad legitimándose como depositarias de la soberanía de Fernando VII. En la península las juntas locales se formaron antes que la Junta Central de Sevilla que se compuso de dos representantes de las anteriores. En cambio en América la elite urbana de la capital virreinal constituyó una “Junta central” e invitaba a las ciudades de su jurisdicción a que formen parte de ella legitimando así su representación.
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españolas que desde 1808 controlaban el Virreinato del Río
En este período que se inicia con la Revolución de Mayo, el
de la Plata conllevó a que en los días sucesivos el grupo de los
marco institucional es preponderante y uno de sus aspectos
patriotas presionan al Virrey para que convoque a un cabildo
más relevantes es el análisis de la Jurisdicción y competencia
abierto, el que se llevó a cabo el 22 de Mayo. Las exposiciones
como construcción práctica a partir de este hecho. Durante el
que tuvieron lugar en él dan cuenta de la variedad de posiciones
régimen colonial, las instituciones cumplían funciones fun-
y proyectos de orden de ese momento. Finalmente se impuso
dadas en las cuatro causas: Justicia, hacienda, gobierno y
la facción partidaria de la destitución del Virrey y el depósito de
guerra , por esta división en funciones podía ocurrir la acumu-
la soberanía en el cabildo de Buenos Aires quien debía nombrar
lación de funciones en una sola de ellas o en un funcionario,
una Junta de gobierno provisional. Esta coyuntura se impuso
por ejemplo la audiencia cuya función propia era la Justicia,
gracias al consenso circunstancial de grupos que perseguían
podía ocurrir que se le incorpore la función gobierno. Por ello
la destitución de la autoridad virreinal, para establecer un go-
decimos que el análisis de jurisdicción y competencia en una
bierno local, ya sea autónomo o independiente. Pero la Junta
medida práctica, es posible de la Revolución de Mayo. Estos
designada por el cabildo daba continuidad y mayor potestad
dos términos son propios, actualmente, de nuestro sistema ju-
a la autoridad destituida, por lo que el 25 de Mayo se nombró
dicial, también son aplicable a todos los órganos del Estado de
una nueva Junta Provisional Gubernativa a instancia del grupo
que se trate, puesto que ambos se refieren a la organización
patriota. Esta se caracterizó por los enfrentamientos internos,
y funcionamiento de las instituciones estatales. Así, hacien-
pues los proyectos de los distintos grupos que la integraban te-
do una adaptación de la definición de ambos términos dados
nían una sólida fundamentación es lo que hizo que este órgano
por Lino Enrique Palacios en su Manual de Derecho Procesal
central de depósito vaya mutando conforme se iban imponien-
podemos decir que llamaremos Jurisdicción al límite territo-
do alguno de ellos – aunque mantenga su carácter provisional
rial y potestad sobre los “ciudadanos” que tienen los órganos
y se legitimen como depositarios de la soberanía Fernando VII-
específicos del Estado para ejercer las funciones que le son
pasando de Junta Provisional Gubernativa ( 25 de Mayo de
propias.2 Por su parte, competencia es la aptitud para el ejer-
1810 hasta diciembre de 1810) a Junta Grande a partir de la
ció de la jurisdicción en una determinada medida conforme a
inclusión de los diputados del interior (diciembre de 1810 hasta
la organización de las funciones institucionales.3
el 22 de septiembre de 1811) una de sus primeras gestiones se-
Los revolucionarios de mayo influyeron en la delimitación de la
rá la sanción del decreto del 10 de febrero de 1811 o Decreto de
Jurisdicción y la competencia institucional de todo el territorio
Juntas Provinciales del que analizamos algunos de sus aspectos
del Río de la Plata puesto que al quedar depuesto el Virrey la
en este trabajo, Primer Triunvirato (septiembre de 1811 hasta
primera institución que necesitó legitimarse y con ella la Revo-
octubre de 1812) disolverá el sistema de Juntas Provinciales y
lución fue la Primera Junta de Gobierno, tratando de conservar
Subordinadas, será depuesto por el Segundo Triunvirato que
para sí la jurisdicción del antes Virreinato del Río de la Plata y
si bien reconoce ser provisional no menciona al Rey prisione-
asumir para sí todas las competencias de la institución virreinal
ro para legitimarse y a diferencia del anterior surge a partir de
que desintegraba y sustituía. Esto provocó en las distintas re-
la revolución del 8 de octubre de 1812 y estuvo integrado por
giones la toma de una decisión respecto a la adhesión o no al
miembros de la Logia Lautaro.
nuevo gobierno metropolitano, lo que necesariamente repercute
Si bien existe el planteo de si la Revolución de Mayo es o no
en el ejercicio de la Jurisdicción y competencia tanto del gobier-
una “verdadera” revolución – lo que en el imaginario colectivo
no central como en la de las instituciones locales de cada una
está fuera de discusión- es innegable que institucionalmente
de las localidades del interior, se sumen o no a la Revolución.
constituye el inicio de un camino sin retorno. Este aconteci-
Las instituciones del régimen colonial, las ya existentes, como el
miento, imprimió al reparto jurisdiccional de las instituciones
cabildo se adaptaron o integraron al nuevo orden institucional mar-
del régimen colonial en el Río de la Plata una dinámica propia que fue determinando el establecimiento de un nuevo régimen político institucional , distintos procesos podemos observar en ella: procesos de desintegración institucional, de adaptación e integración institucional mediante superposición, ampliación y cesión de jurisdicción y competencia (como el cabildo), de creación institucional ( Asambleas constituyentes, juntas de gobierno especiales), que confluyen dentro de un marco de caducidad de Antiguo Régimen y creación de un Nuevo Régimen inscripto en un singular juego de legalidad y legitimidad institucional marcado por la injerencia de las nuevas autoridades metropolitanas en las localidades del interior.
2 “El lenguaje jurídico acuerda a la palabra jurisdicción diversos significados. Se la utiliza, en primer lugar, para denotar los límites territoriales dentro de los cuales ejercen sus funciones específicas los órganos del Estado, sean ellos judiciales o administrativos. Tal ocurre cuando se habla de la jurisdicción territorial de los jueces, y cuando se identifica el concepto con el de la circunscripción espacial asignada a alguna repartición pública.” Palacio, Lino Enrique, Manual de Derecho Procesal Civil, Vigésima Edición, Buenos Aires, Abeledo Perrot, pp. 67 - 68 3 Competencia es “la capacidad o aptitud que la ley reconoce a un juez o tribunal para ejercer sus funciones con respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una determinada etapa del proceso.” Palacio, Lino Enrique, Manual de Derecho, Ibídem, p.160.
cado por los revolucionarios puesto que la creación de nuevas
tos era una práctica frecuente durante los últimos años de la
instituciones creaba conflictos interinstitucionales, entre la ya
colonia, en ellos se discutían cuestiones que afectaban a todos
existente y la ahora creada al resultar, muchas veces, una su-
los vecinos, principalmente cuando ellas eran de carácter eco-
perposición jurisdiccional que era resuelto generalmente con un
nómico, por ello tenía una participación directa; en los prime-
reparto de competencia entre dichas instituciones como veremos
ros meses de la revolución estas se acrecentaron con finalidad
en el caso particular que a continuación desarrollaremos de la
electoral o para reconocer o jurar nuevas autoridades5
Junta Subalterna en Tucumán. Es interesante también considerar
Desde el punto de vista político-administrativo Tucumán desde
quienes son los actores que van ocupando estos cargos institu-
la Real Ordenanza de Intendencias de 1782, era una ciudad
cionales, puesto que ellos también le darán una dinámica y un
subordinada dentro del territorio de la Intendencia de Salta del
viraje singular de estas a favor de la causa revolucionaria.
Tucumán, cuya ciudad cabecera era Salta donde residía la prin-
Cuanto más fructífero es el análisis del Congreso de 1816 re-
cipal autoridad de la región: el Gobernador Intendente.
unido en Tucumán, que al intervenir en las “cuestiones genera-
El gobierno colonial tucumano al estallar la Revolución estaba
les” asume el papel de árbitro supremo, creando una comisión
constituido por el Cabildo; los funcionarios de las Reales Ren-
dedicada a “asuntos generales” en 1818 y manteniéndose en
tas de tabaco, papel, naipes y de correo; el Diputado o Cónsul
este rol hasta su disolución en 1820. Este rol tiene que ver con
de Comercio; un Comandante en Armas; un Ayudante Mayor
el reconocimiento que le hacen las ciudades como su repre-
de Milicia; y las Autoridades Eclesiásticas (Vicario Foráneo, Cu-
sentante supremo, el Cabildo de Mendoza gestiona ante este
ra de la Catedral, Guardián de San Francisco, Comendador de
Congreso la confirmación de San Martín al mando de la pro-
la Merced y Prior. de Santo Domingo).6
vincia y del ejército, potestad del Director Supremo, por tratar
La principal autoridad de la ciudad y sus jurisdicciones de cam-
aquí el ejemplo tomado por Genevieve Verdo.
paña era el Cabildo, Justicia y Regimiento desempeñaba funciones
4
municipales, administrativas, judiciales y políticas. Es decir, tenía El cabildo de Tucumán, una institución colonial en
desde la potestad de crear, administrar, recaudar y disponer de
la Revolución
impuestos como el SISA hasta decidir en casos de petición de
A partir de Mayo de 1810 los Cabildos tuvieron un activo rol
particulares referente a cuestiones puntuales como por ejem-
y se mostraron como las instituciones más estables hasta el
plo aprobar las licencias de los funcionarios, el otorgamiento de
inicio de su decadencia en la década de 1820. En particular el
subsidios o, ya en otro extremo, mandar a detener personas por
Cabildo de Buenos Aires fue considerado como el deposita-
mora en el pago de impuestos o por comisión de delitos.
rio de la soberanía del pueblo- representación que fue tomada
Hacia 1810, siguiendo en este punto a Manuel Lizondo Borda
durante todo el periodo, por ejemplo en la revolución del 8 de
(1948)7, estaba integrado por dos alcaldes, uno de primer voto y
octubre de 1812 esta fue invocada al deponer al Primer Triun-
uno de segundo voto, cinco regidores: un fiel ejecutor, un alcalde
virato y legitimar el establecimiento del segundo Triunvirato- y
mayor provincial, regidor veinticuatro, Defensor de menores y
representante del mismo, con ello extendió su jurisdicción al
pobres, el Alférez real al que luego se llamara Alférez de la pa-
comprender también a los territorios del interior y no sólo a
tria. Autoridad inmediata fue el Síndico Procurador de la ciudad
Buenos Aires y su campaña como en el período colonial.
lleva el título de caballero y tiene las facultades de presidir las
En general, en todo el territorio del Virreinato del Río de la Pla-
elecciones y opinar respecto de ellas. Con respecto a su ju-
ta los Cabildos fueron para sus ciudades el único órgano de
risdicción de campaña, desempeñaban la autoridad judicial y
consenso y representante de la “voluntad del pueblo”, puesto
policial ocho Alcaldes de Hermandades, dos del Curato Rectoral y
que allí se discutían y se decidía las cuestiones de interés para
los demás correspondían a los seis Curatos Rurales: Monteros,
los vecinos, aunque sólo se trató de la elite urbana, de cada
Chicligasta , Río Chico, Los Juárez, Las Trancas y Burruyaco.
ciudad; estaban fuertemente arraigados territorial, política y
Desde 1803, refiere Manuel Lizondo Borda (1948), tuvo como
socialmente puesto que contaban con doscientos años de existencia colonial pero aproximadamente treinta años desde la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y de la Real Ordenanza de Intendencias en 1782 , ambas correspondientes a las Reformas Borbónicas político- administrativas que tuvieron por objeto la centralización del poder real y el mayor control de este territorio austral. La reunión de cabildos abier4 Verdo, Genevieve, “El precio del poder: formas y usos políticos de la representación en la independencia argentina (1810-1821)” en Revista de Indias, 2002, Vol. LXII, número 225, pp. 398-399. ISSN: 0034-8341
5 Tío Vallejo, Gabriela, Antiguo Régimen y liberalismo. Tucumán, 1770-1830. Tucumán. Cuaderno de HUMANITAS, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, 2001, pp. 219 - 220. 6 Esta integración institucional es presentada por: Ávila, Julio P. La ciudad arribeña. Tucumán 1810-1816. Reconstrucción histórica,1920 7 Ver también Documentos Tucumanos. Actas del cabildo, Volumen I – 1810-1816, Universidad Nacional de Tucumán, Departamento de Investigaciones Regionales, Instituto de Historia, lingüística y Folklore, Tucumán, Argentina, publicación 261, 1939, pp. 8 - 9.
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práctica el Cabildo elegir a sus sucesores, los demás “oficios
quedaron integradas por el Comandante de Armas y dos co-
concejiles” y funcionarios de menor rango cada primero de
legas designados a través de voto indirecto, todas estas bajo
octubre, los resultados de estas elecciones eran elevados al
el control de la primera. Como vemos, este sistema de Juntas
Gobernador Intendente (quien residía en la ciudad cabecera de
reproducía – teóricamente- la jerarquía establecida en la Real
intendencia, Salta) para que las aprobara, y cada primero de
Ordenanza de Intendencias de 1782.
enero asumían y prestaban juramento las nuevas autoridades.
En general, la historiografía Nacional ha abordado este decre-
Tucumán entra en la Revolución el 11 de junio de 1810, cuando
to desde distintas perspectivas, para Gorriti atenta a las auto-
los cabildantes tucumanos reciben el oficio de la Junta Provi-
nomías de la ciudades, para Mitre en cambio, no hay asomo
sional y del Cabildo de Buenos Aires comunicándoles la deposi-
alguno de federalismo, para la Academia Nacional de la Histo-
ción del Virrey, su sustitución por aquella nueva institución y el
ria este reglamento seria el origen de nuestro sistema federal
pedido de la elección de un diputado para que represente a esta
y hasta del sufragio universal, puesto que amplía la base elec-
ciudad, lo que equivalía a guardar obediencia al nuevo gobierno.
toral al establecer las elecciones en los cuarteles. Así, Emilio
Ante la sorpresa de este oficio y la incertidumbre política que
Ravignani opinó que fue nuestro primer ensayo constitucional10,
este provoca, se informa y consulta al Gobernador Intendente .
Ricardo Levene ve en él el origen de nuestro federalismo y que
El 25 de junio sesiona en cabildo abierto para tratar el comuni-
las juntas llevaron el “gobierno representativo” a las ciudades11.
cado del Gobernador Intendente de Salta del Tucumán – a favor
Para Marcela Ternavasio el sistema de Juntas se creó para ganar
del nuevo gobierno- y el oficio recibido el 17 de junio del Go-
adhesiones, neutralizar a los cabildos como únicos órganos de
bernador Intendente de Córdoba del Tucumán – manifestando
consenso y organizar gobiernos territoriales bajo el control de la
una postura contraria a la del gobernador intendente de Salta
Junta de Buenos Aires con la jerarquía establecida en 178212. En
del Tucumán-, se resolvió de conformidad a lo solicitado por el
cuanto a la historiografía local, las cuestiones respecto al decreto
Cabildo y la nueva junta Provisional de Buenos Aires. En sesión
del sistema de juntas fue abordado por Ramón Leoni Pinto, quien
del 27 de junio se procede a elegir el diputado representante de
analiza a partir de la conflictiva relación entre las juntas y los ca-
Tucumán ante la Junta Gubernativa de Buenos Aires: Dr. Ma-
bildos en la región la problemática social y económica a la vez
nuel Felipe Molina al que se le imparte instrucciones.
que muestra el avance del gobierno central- revolucionario sobre
En general el cabildo de Tucumán sigue las indicaciones y so-
la autonomía de las ciudades13. Por su parte, Georgina Abbate
licitudes del gobierno central, aunque sigue siendo una ciudad
ve en el reglamento la introducción de la novedad del sufragio
subordinada. Así, presta juramento a ellas por sí o a través de
indirecto y la ampliación de la representación para la designación
su representante, recibe y convive a las nuevas instituciones re-
de las autoridades locales.14 Y, Gabriela Tío Vallejo considera que
volucionarias creadas para el interior, como lo es la Junta Sub-
este reglamento fue la primera norma en dejar de lado al cabildo
alterna, es que la elite tucumana desde el principio se manifestó
abierto y establecer la más importante innovación en el régimen
a favor de la Revolución.
electoral al establecer un sistema representativo con elecciones
Nuestro cabildo permaneció por más de dos siglos, el fin de su
indirectas15. Lo cierto es que en la historiografía no se ha anali-
existencia quedó documentado al firmarse su última acta el 21
zado en profundidad la praxis de las instituciones en cada loca-
de abril de 1824, no por el cabildo en pleno, sino por sus dos
lidad abandonando el relato uniforme de la historia nacional y la
Alcaldes ordinarios. Fue reemplazado por la sala de Represen-
interpretación amplia y no circunstanciada de los términos tales
8
tantes. Así, dice Manuel Lizondo Borda (1939): “… el Cabildo murió cuando morir debía, después de haber cumplido su alta misión histórica… nuestro cabildo, por dos siglos y medio, fue en todos los instantes la expresión del sentir, del pensar y el querer, esto es el alma misma, del pueblo de San Miguel de Tucumán y su jurisdicción, o sea nuestra provincia.”9 La junta subalterna y la nueva jurisdicción revolucionaria En febrero de 1811 la Junta de Buenos Aires o Junta Superior extendió a las provincias el sistema de Juntas en la capital de intendencia, una Junta Principal o Provincial y en cada ciudad dependiente una Junta subordinada o subalterna, las que 8 Documentos Tucumanos. Acta ,Ibídem, p. 41 9 Documentos Tucumanos. Acta, Op. Cit., p. 14
10 Ravignani, Emilio, Historia Constitucional Argentina, Tomo I, Buenos Aires, Argentina, p. 172 11 Levene, Ricardo, “Las Juntas Provinciales creadas por el reglamento del 10 de febrero de 1811 y los orígenes del federalismo”, en Historia Nacional Argentina, Academia Nacional de la Historia, Volumen V, 2da Sección, Buenos Aires, Argentina,1967, p. 326 12 Ternavasio, Marcela, Historia de la Argentina. 1806-1852, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, Argentina, 2009, pp. 79 - 80. 13 Leoni Pinto, Ramón, Tucumán y la Región del Noroeste. Periodo (1810-1825), 1°ed. Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, Tucumán, Argentina, 2007, pp. 96 - 98. 14 López, Cristina del Carmen (Directora), Orden y conflicto, Tucumán de la colonia a la organización nacional, Prohistoria, Rosario, Argentina, 2013, pp. 72 15 Tío Vallejo, Gabriela. Antiguo Régimen y liberalismo Op. Cit. pp. 222 - 225.
como federalismo, régimen representativo, electorado de base
Cabildo aprovecha la oportunidad de que el depositario de las
amplia. Por ello, con este trabajo pretendemos aproximarnos al
potestades de esta junta en disolución se niega a asumir el
análisis del impacto institucional local en la praxis a partir de ma-
cargo para hacer una jugada política que lo lleve a recuperar
yo de 1810 en el Río de la Plata desde el análisis de los conflictos
las competencias que la junta le fue tomando. Este “proceso
entre el cabildo y la Junta Subalterna en Tucumán.
de desintegración de la junta subalterna” lo trataremos más
Tucumán, como ciudad subordinada que era, tuvo su Junta
adelante, aquí sólo dejamos sentado que su desintegración
Subalterna, instituida – como ya dijimos- por el decreto del
también fue conflictiva.
10 de febrero de 1811 y quedó instalada en Tucumán el 9 de mayo de 181116. Según el Reglamento, estas juntas se integra-
Conflictos entre el cabildo y la Junta subalterna
ban con el Comandante en Armas de la ciudad y dos colegas
de Tucumán
electos por voto indirecto por los cuarteles que conformaban
Los roces entre la Junta Subordinada y el Cabildo de Tucu-
la ciudad y su jurisdicción en la campaña. El 4 de marzo de
mán fuero múltiples y se fueron intensificando en campos y
1811 se llaman y se realizan las elecciones en los cuarteles de
violencia durante la efímera vida de la primera en esta ciudad.
los miembros de la Junta Subalterna . Al Comandante en Ar-
Carlos Páez de la Torre (h) explicando el fundamento de estos
mas, se sumaron sus dos Colegas electos Domingo Villafañe
enfrentamientos y siguiendo a Leoni Pinto dice que la Junta
y Francisco Ugarte y Figueroa, luego de reacciones, impugna-
significaba el nuevo orden de cosas, mientras que el cabildo
ciones electorales y protestas, el 8 de abril de 1811 el Cabildo
representaba el antiguo, sin que ello equivalga a afirmar que
tomó juramento a los integrantes de esta nueva institución.
este último fuera enemigo de la Revolución.21
Según el reglamento que legislaba estas juntas, en su artículo 2°
Estos enfrentamientos se debieron a que por un lado, la Junta
establecía que en la Junta provincial residía toda la autoridad del
tomó una actitud abiertamente revolucionaria y siempre fue
Gobierno provincial pero en plena sujeción al gobierno central,
apoyada por la Junta Superior o de Buenos Aires o por el Pri-
esto es a la Junta Grande y luego al Primer Triunvirato.
mer Triunvirato (en su momento), y por el otro el Cabildo –
El artículo 6° del mismo Reglamento establece la creación de
institución local fuerte y expresión de autonomía - se vio ame-
juntas representativas (Juntas Subalternas o Subordinadas)
nazado su poder político, administrativo, municipal y judicial
en cada ciudad o villa integradas por tres miembros: el Co-
por la anterior. Tan es así que su amplia competencia se vio
mandante de Armas de la ciudad y dos de sus “colegas” elegi-
disminuida con la presencia de la Junta. Así, ejemplo de estos
dos en los cuarteles. Respecto de estas Juntas dice el artículo
enfrentamientos es el que protagonizaron el 14 de mayo de
7°: “Que a esta Junta corresponderá el conocimiento de todo
1811– sólo a días de haber asumido la Junta-, dentro de la po-
aquello en que entendían los subdelegados de la Real Hacien-
testad municipal del Cabildo, el otorgamiento de licencias a los
da…” . Como vemos, esta Junta actúa contemporáneamente
troperos y vecinos fue una atribución que los regidores recla-
con el cabildo en su misma jurisdicción lo que va generando
maron como propia, frente a las pretensiones de la Junta, pero
conflictos institucionales cada vez mayores entre estas dos
esta fue apoyada, finalmente, por la Superior de Buenos Aires,
instituciones durante la efímera vida de esta Junta desde ma-
que decidió que esa facultad era necesaria a la Subalterna ( 4
yo de 1811 hasta el 24 de marzo de 1812, cuando es disuelta
de julio de 1811), “para proteger las rentas, evitar fraudes, consoli-
por el Primer Triunvirato como único modo de terminar con
dar la unión y tranquilidad de los pueblos con el atajo de personas
“El estado violento a que han llegado en esa ciudad los odios y
sospechosas y para que finalmente los ejércitos se mantengan
desavenencias que han mortificado tanto a este gobierno…”20
con la misma fuerza en la prisión de los desertores”.22 El 4 de no-
Pero la disolución de esta junta resultará tanto o más con-
viembre de 1811, se atribuye la facultad de crear, recaudar, ad-
flictiva que su fugaz paso por nuestra ciudad, puesto que el
ministrar y dispones de impuestos cuando se dirige al Juez de
17
18
19
Comercio a fin de que realice una reunión de mercaderes euro16 Así lo informan sus integrantes, ver Archivo General de la Nación, X-5-10-3,9 de mayo de 1811. 17 Archivo Histórico de Tucumán. Sección Administrativa. Volumen 21. pp. 160ª 162; 167. 18 Leoni Pinto, Ramón. Tucumán y la Región del Noroeste, Op. Cit., pp. 97 - 98 19 Tomado de Varela, Luis V., Historia Constitucional de la República Argentina, Tomo: I, Talleres de Impresiones Oficiales, Buenos AiresLa Plata, Argentina, 1910, pp. 392. 20 Archivo General de la Nación, X-5-10-3. Buenos Aires, 7 de febrero de 1812.
peos para prorratear $ 40.000 para cubrir urgencias actuales, si estos se negaban el juez de Comercio debía informarlo individualmente a fin de que la Junta tome las medidas del caso23. En los festejos del 24 y 25 de mayo de 1811 organizados por el Cabildo, los miembros del Junta Subalterna no se sentaron 21 Páez de la Torre, Carlos (h), Historia Ilustrada de Tucumán, S.A Ediciones Síntesis, Buenos Aires, 1994, p. 106. 22 Páez de la Torre, Carlos (h), Historia Ilustrada, Ibídem, p106. 23 Archivo Histórico de Tucumán. Sección Administrativa, Volumen 21, p 352.
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en los lugares de honor, lo hicieron entre los vecinos. Mientras
Primer Triunvirato del 7 de febrero de 1812, donde analizaba
que el cabildo si privilegió en estos festejos a Julián Gregorio
la situación nacional y la tucumana en particular diciendo:
Zegada ex cabildante de Jujuy y transeúnte de Tucumán por esos días. Esta representación simbólica del poder del Cabildo
“El estado violento a que han llegado en esa ciudad
y el desmedro que este profesó hacia la Junta fue llevada
los odios y desavenencias que han mortificado tanto
a conocimiento de la Junta Central y fue encuadrado por la
a este gobierno, exige por ahora una medida que a un
Junta tucumana en los enfrentamientos entre el Presidente
tiempo conduzca a su bien y guarde consonancia con
de la Junta salteña y los Cabildos como autoridades locales.
la forma de gobierno establecida en esta capital y no
También las facultades administrativas del Cabildo de remover
de otro modo puede conciliarse que nombrando un
titulares de cargos y sancionarlos se vieron trastocadas por el
jefe, que puesto a la cabeza de ese gobierno, cesando
accionar de la junta subordinada. El Regidor Veinticuatro y Alcal-
en sus funciones la Junta que lo constituía27, no sólo
de de Primer Voto en turno, Miguel Pérez Padilla destituye a un
consulte aquel importante objeto, sino la tranquilidad
aprendiz de tambor y recusa a “Colegas” para accionar contar
general , cuyo grave cargo por las cualidades que reúne
el por su carácter de funcionario. La Junta considera que no es
y en clase de Teniente Gobernador se le ha confiado a
así más allá de los honores que posee. Este conflicto también
don Clemente Zavaleta”28.
lo dirime la Junta Central o superior y Miguel Pérez Padilla es apercibido por sus escandalosos procedimientos.
Pero Zavaleta no puede asumir el nuevo cargo por estar en-
En enero de 1812 la Junta hace una dura crítica a la adminis-
cargado de la labores de la fábrica de fusiles, por lo que la
tración de justica por parte de los Alcaldes, acusándolos de
Junta subordinada oficia al Cabildo y este a su vez a Zavaleta
déspotas. Y a los defensores de pobres los acusa de ser per-
para que asuma el cargo. Zavaleta dio la misma respuesta al
sonas sin carácter en espera de la merced de los Alcaldes y re-
Cabildo que a la Junta Subalterna por lo que el Cabildo deci-
gidores para seguir en el cargo el año siguiente, hacen perder
de asumir las funciones que correspondían al cargo para el
al vecino la confianza en la ley y los funcionarios públicos24.
que fue designado Zavaleta por el Primer Triunvirato, es decir
El 1° de febrero de 1812 la Junta se dirige al Cabildo dicien-
las de la Junta Subalterna en definitiva, y se lo comunica a la
do que su “jurisdicción abraza distintos ramos en los cuales se
Junta Subordinada a través de un oficio. Los miembros de la
hallan comprendidos según los casos, indistintamente todos los
Junta se dan cuenta de la maniobra político- administrativa
vecinos estantes y habitantes, por más condecorados que sean,
del Cabildo y de lo que esto representa y envían el día 23 de
con solo sujeción al gobierno” . Ya desafiando abiertamente el
febrero del mismo año un oficio al Primer Triunvirato comu-
poder administrativo, municipal y político del Cabildo.
nicado esto- recurriendo como lo había hecho hasta entonces
El 8 de febrero de 1812 se inició un conflicto entre la Junta
a la autoridad central para que dirima el conflicto local - y pon-
Subalterna y el Cabildo, a raíz de que la primera había ordena-
derando su eficiente y expedito servicio a la revolución y por
do al segundo que el producido del SISA sea puesto a disposi-
ende a las disposiciones y necesidades del gobierno central
ción de la Junta para urgencias del Estado, puesto que había
en contraposición al cabildo.
cesado el motivo que había obligado a que el Superior Gobier-
Denunciando la caducidad de la Junta Subalterna y pidiendo
no autorizara su inversión en el pago de la dieta del Diputado
se obligue a Zavaleta a asumir su cargo, veintiún vecinos de
Dr. Molina. El Cabildo desconoce esta facultad de la Junta y
Tucumán elevan este petitorio al gobierno central.
exige al gobierno central que confirme esta medida, al tiempo
El Primer Triunvirato dirime esta cuestión con el oficio del 11
de para no entorpecer la causa confirma la libranza de dichos
de marzo de 1812 remitido al Cabildo.
fondos por la cantidad reclamada por la Junta subalterna. Es-
Dice el Primer Triunvirato:
25
ta es apoyada nuevamente por la Junta Superior y el conflicto se soluciona cuando el Cabildo renuncia a sus pretensiones.26
“Instruido plenamente el gobierno de los procedimien-
La disolución de la Junta Subalterna
tos de ese Cabildo con motivo de la renuncia de don
Tanto o más conflictivo en cuanto a la jurisdicción y compe-
Clemente Zavaleta, los ha mirado como un atentado
tencia entre el Cabildo y la Junta Subalterna fue el proceso de
y exceso escandaloso. Jamás debió V.S. abrogarse o
disolución de esta última en Tucumán. Este comenzó cuando
pretender un mando que no había caducado. V.S. no
el 22 de febrero de 1812 la Junta Subalterna trató el oficio del
debió ignorar que mientras no se recibiese el Teniente
24 Ver Archivo General de la Nación X-3-6-5. 25 Archivo Histórico de Tucumán. Sección Administrativa, Volumen 22, p. 28. 26 Ver en Ávila, Julio P. La ciudad arribeña, Op. Cit.
27 Lo resaltado es nuestro 28 Archivo General de la Nación, X-5-10-3. Buenos Aires, 7 de febrero de 1812.
Gobernador sólo a Junta debía subsistir desempeñan-
del Estado Argentino en el Río de la Plata no fue una construc-
do las funciones que sólo podrán cesar subrogándole
ción lineal o llana y en cada región o localidad de los territorios
aquel. Si el espíritu de la disposición de este Superiori-
del Plata tuvo singulares características.
dad hubiese sido el que ese Cabildo ha pretendido, se
La dinámica impuesta por la Revolución de Mayo de 1810 en el
lo hubiera comunicado a V.S. de antemano…”29 .
Río de la Plata a las instituciones del régimen colonial se desarrolló en diferentes procesos institucionales como vimos: proce-
Este oficio termina con la designación de don Francisco Ugar-
sos de desintegración institucional , procesos de adaptación e
te y Figueroa como Teniente Gobernador de la ciudad, quien
integración institucional mediante superposición, ampliación y
asume este cargo y presta juramento ante el Cabildo el 24 de
cesión de jurisdicción y competencia (como el cabildo), proce-
marzo de 1812, poniendo fin – con esto- a la Junta Subalterna
sos de creación institucional ( Asambleas constituyentes, juntas
y con ella a los enconados enfrentamientos de esta y el Cabil-
de gobierno especiales, nuevas jurisdicciones territoriales), que
do de Tucumán.
se conjugaron dentro de un marco de caducidad de Antiguo Ré-
Si bien la Junta Subalterna fue disuelta, esto no significó un
gimen y creación de un Nuevo Régimen inscripto en un singu-
triunfo político para el Cabildo, por el contrario la maniobra
lar juego de legalidad y legitimidad institucional. Que llevó a la
política intentada fracasa en cuanto intenta reasumir las com-
autoridad central a intervenir en el reparto de Jurisdicción y de
petencias de la junta en disolución y no lo deja bien visto por
competencias de las autoridades locales de gobierno, no sólo
el poder central, quien además designa un nuevo Teniente
a través de la creación de nuevas autoridades locales sino tam-
Gobernador, Ugarte y Figueroa. La reinstalación de este fun-
bién decidiendo sobre las instituciones coloniales y dirimiendo
cionario no implicó la reconstrucción del orden colonial, pues
los conflictos que se sucintaban entre estas y las nuevas institu-
asumió en la misma espera que le correspondía a la Junta
ciones revolucionarias.
subalterna que reemplazaba, son más amplias sus funciones
Como vimos, en el caso puntual que aquí tratamos, los conflictos
y competencias que la institución colonial del mismo nombre,
entre la Junta Subalterna y el Cabildo de Tucumán, terminaban
además de continuar las funciones específicas que el gobier-
en la cesión de alguna de las competencias de este a favor de
no revolucionario le asignó originariamente a las Juntas.
aquella determinando en la praxis un nuevo reparto de compe-
Como vemos, en la praxis la jerarquía de juntas no se respetó,
tencia institucional gracias al intervencionismo del gobierno cen-
pues todas las controversias planteadas entre la Junta y el cabil-
tral, primero la Junta Central y luego el Primer Triunvirato. Pero
do fueron dirimidas por el gobierno de Buenos Aires, sin interven-
que de ningún modo esto desprestigió el poder fuerte que deten-
ción de la Junta Provincial de Salta. Las juntas se manejaron en
taba el Cabildo en esta localidad. Por eso ante la desintegración
un plano horizontal- al menos en nuestra región- y todas subor-
de la autoridad virreinal y la creación de nuevas instituciones
dinadas a la Junta de Buenos Aires, pues ante los conflictos que
tendientes a expandir la revolución al interior asegurando la ju-
se plantearon entre las juntas de la Intendencia de Salta del Tu-
risdicción del hasta entonces Virreinato del Río de la Plata y de la
cumán: Santiago del Estero, Catamarca, Jujuy , Salta y Tucumán
institución virreinal, nuestro Cabildo supo adaptarse a esta reali-
; fueron resueltos también por la autoridad central. Leoni pinto ve
dad, para tratar de retomar en pleno sus potestades una vez des-
en ellos aflorar los intereses de cada una, principalmente fueron
integrada la Junta Subordinada, aunque la maniobra política que
de corte económico, la junta de Salta intervino en Catamarca y
intentó para esto no le resultó acertada. Puesto que, como vimos,
Tucumán para terminar con la competencia en la producción del
la disolución de la Junta Subordinada no significó la recuperación
tabaco mandando quemar estos plantíos, ante la queja de Cata-
en pleno de las potestades del Cabildo, la Junta es reemplazada
marca que desobedeció esta orden la cuestión fue resuelta en
por otra institución revolucionaria, el Teniente Gobernador y el
Buenos Aires30. Los conflictos excedieron el orden institucional
Cabildo es amonestado y queda mal visto por el poder central.
y la sociedad también participo en ellos. Con todo, los conflicto
Es interesante tratar en profundidad y en cada región o locali-
en este período, irán reforzando la autonomía de las ciudades
dad del Plata este tema, la complejidad del mismo hace que
y delimitando los territorios de las que más adelante serán las
aquí y sólo como un caso particular hayamos tratado las ten-
provincias del Noroeste Argentino.
siones que marcaron la nueva distribución de competencias a partir de un nuevo reparto jurisdiccional revolucionario como
Conclusión
resultado de las tensiones interinstitucionales.
La transición del orden colonial al nuevo orden que tuvo inicio
En el caso particular de las tensiones entre el Cabildo de Tu-
con la Revolución de Mayo y que concluyó con la formación
cumán y la Junta Subordinada de esta ciudad hemos visto cómo los distintos procesos institucionales que mencionamos al
29 Archivo Histórico de Tucumán. Sección Administrativa, Volumen 22, p 90.
principio imprimen una singular dinámica a la localidad de que
30 Leoni Pinto, Ramón. Tucumán y la Región, Op. Cit., pp. 106
vará a la postre a la constitución de las provincias argentinas.
se trate más allá de sus instituciones propias, pues esto lle-
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Vanesa Alejandra Balcarce
Estudiante de 3° año de Lic./Prof. en Historia en Facultad de Filosofía y Letras de Universidad Nacional de Tucumán. dravanesabalcarce@gmail.com
El Tucumán “antiguo” en el presente: intersecciones de calles en dos momentos (1935 y 2015) Agustin Haro
Esta es una pequeña sección de divulgación dentro de la revista,
de San Miguel de Tucumán. Brevemente puede desarrollarse
que llevará por objeto retratar aquellos espacios públicos o edifi-
un contexto de época, siguiendo a María Ullivarri quien afirma
cios con arquitectura particular, que al día de hoy se encuentran
que a principios de 1935 la provincia se recuperaba institucio-
presentes en la estructura urbana de la provincia de Tucumán.
nalmente luego de una intervención federal “que puso fin a un
Así, buscaré entender el contexto del momento y la pervivencia
gobierno sumido en una insalvable crisis política y económi-
de cierto patrimonio que sin estar expresamente catalogado co-
ca”.2 La intervención había llegado luego de una caótica gober-
mo tal, sigue diciendo presente en las calles de la ciudad.
nación del ala reformista de los conservadores de la mano de
Esta sección surge de la pregunta compartida con otros inves-
Juan Luis Nougués.
tigadores sobre si se puede hacer historia a partir del análisis
En éste ámbito de apaciguamiento, se suscitaron nuevas
de imágenes, entendida esta pregunta no como una historia
elecciones a gobernador, y en ellas salió electo Miguel Mario
del arte, que para Tomás Pérez Vejo significa “historia de un
Campero, quien ya había sido gobernador entre 1924 y 1928.
concepto filosófico”, donde el objeto de estudio implica “al-
La Unión Cívica Radical, su partido, enfrentando las órdenes
go así como la historia del espíritu humano plasmada en las
del Comité Nacional, se había presentado a elecciones y eso
obras de arte”.
le valió la denominación de “concurrencistas”.3
1
Como dice el dicho “una imagen vale más que mil palabras” y
Su gobierno finalizó en 1939, brindando una serie de posibili-
si bien las fotografías, o como en este caso también las pos-
dades para el “progreso” en la provincia. Este era un proceso
tales, pueden presentar un carácter meramente estético, hoy
que venía gestándose desde la década de 1920 con un cre-
en día existen estudios que nos sugieren la posibilidad de que
cimiento urbanístico que fue expandiendo el casco céntrico
las mismas puedan ser usadas a manera de fuentes docu-
de San Miguel de Tucumán y alejando cada vez más a los
mentales permitiendo crear una historia desde las imágenes.
suburbios. Obras como el Palacio de Tribunales, los inicios del Dique Escaba, mejoras sociales como la “copa de leche” o
Intersecciones de calles Santiago del Estero y
el “índice sanitario”, buscaron ser una continuidad a lo que se
Virgen de la Merced (1935 – 2015)
había gestado durante su primera gobernación.
Tal como fue mencionado, tomaré imágenes del casco urba-
Un común denominador en las construcciones de la época es
no, en este caso de San Miguel de Tucumán, intentando anali-
la búsqueda de la modernización con el uso del Art Déco, esti-
zar primero el contexto de una postal de una estructura arqui-
lo artístico que surgió a comienzos del siglo XX y en el cual se
tectónica, para luego mostrar en una fotografía, la pervivencia
utilizaron “las líneas rectas, formas geométricas y compactas
de la misma dentro del contexto de edificación acelerada que
[con motivos] que comprendían zigzags, triángulos, rayas, cír-
se vive en la capital de la provincia. En este primer número, deseo mostrarles una postal extraída de la página web de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, su editor es Raúl Castillo y de acuerdo a la información suministrada por el portal la misma data de 1935. La misma corresponde a la intersección de las calles Santiago del Estero y Bernardino Rivadavia, dentro del casco céntrico
1 Pérez Vejo, Tomás, “¿Se puede escribir historias a partir de imágenes? El historiador y las fuentes icónicas” en Memoria y Sociedad, volumen 16, número 32, 2012, p. 21.
2 Ullivarri, María, “Política, antifascismo y movimiento obrero. Tucumán 1935 – 1936” en Población y Sociedad, vol. 16, nº 2, San Miguel de Tucumán, julio/diciembre, 2009, http://www.scielo.org.ar/scielo. php?pid=S1852-85622009000200003&script=sci_arttext , consultado el 13 de mayo de 2015 3 Ullivarri, María, “Política, antifascismo y movimiento obrero”, Ibídem, h t t p : // w w w. s c i e l o . o r g . a r / s c i e l o . p h p ? p i d=S1852-85622009000200003&script=sci_arttext, consultado el 13 de mayo de 2015
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culos segmentados y espirales”.4 Estas líneas de las construcciones llevaron una impronta clara de lo que se buscó mostrar, sirviéndonos hoy para “reconstruir el universo mental en que los hombres de una determinada época vivieron”.5 De esta manera se configuraron una serie de imaginarios sociales que interpelaron a la sociedad en el avance de un proceso de modernización en Tucumán, con el objeto de provocar un cambio en las mentalidades para propiciar un acercamiento a un estilo particular que dé cuenta del progreso. Una clara muestra de ello, es la estructura ubicada en la esquina anteriormente mencionada; simplemente con observar las casas aledañas podemos darnos una idea de la intencionalidad que conllevó esta construcción y seguramente, el asombro de los ciudadanos al observar el trabajo final. Bibliografía Diario La Gaceta, 18 de septiembre de 2012, http://www.lagaceta.com.ar/nota/511511/politica/cambiaron-cartel-rivadavia-virgen-merced.html, consultado el 13 de mayo de 2015 Ledesma Gómez, Rodrigo, “¿Qué es el Art Déco?” http://www. laberintos.com.mx/artdeco2.html, consultado el 13 de mayo de 2015 Pérez Vejo, Tomás, “¿Se puede escribir historias a partir de imágenes? El historiador y las fuentes icónicas” en Memoria y Sociedad, volumen 16, número 32, 2012. Ullivarri, María, “Política, antifascismo y movimiento obrero. Tucumán - Calles Santiago y Rivadavia. Raul Castillo (1935). Biblioteca Nacional, Sección fotografías, http://200.69.147.119:8080/jspui/handle/123456789/992
Tucumán 1935 – 1936” en Población y Sociedad, vol. 16, nº 2, San Miguel de Tucumán, julio/diciembre, 2009, http://www. scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1852-85622009000200003&script=sci_arttext , consultado el 13 de mayo de 2015.
Este proceso de modernización urbanístico siguió su curso normal para una gran ciudad, el crecimiento del número de habitantes fue corriendo aún más el límite céntrico, y los suburbios fueron alejándose cada vez más. Sin embargo, ochenta años después de esa postal, la esquina de Santiago del Estero y Virgen de la Merced6 sigue prácticamente intacta, ciertos comercios ocuparon la estructura, pero las líneas de Art Déco siguen presentes en la fachada que ya da cuenta del paso del tiempo.
4 Ledesma Gómez, Rodrigo, “¿Qué es el Art Déco?”, http://www.laberintos.com.mx/artdeco2.html, consultado el 13 de mayo de 2015 5 Pérez Vejo, Tomás, “¿Se puede escribir historias a partir de imágenes?, Op. Cit., p. 28 6 La calle Rivadavia cambió su denominación por Virgen de la Merced en septiembre de 2012. Ver diario La Gaceta, 18 de septiembre de 2012, http://www.lagaceta.com.ar/nota/511511/politica/cambiaron-cartel-rivadavia-virgen-merced.html, consultado el 13 de mayo de 2015
Agustín Haro
Licenciado en historia por la Universidad Nacional de Tucumán. Integrante del proyecto “Identidad, cultura y ciudadanía local: sus prácticas y representaciones”. Proyecto de Investigación de la Universidad Nacional de Tucumán (PIUNT), Secretaría de Ciencia y Técnica. 2014 – 2018, dirigido por Mg. Alicia del Carmen Ugarte. Código PIUNT 26H545. agustin_haro@hotmail.com
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SECCIÓN
RESEÑAS
Villaroel González, Oscar
Los Borgia, Iglesia y poder entre los siglos XV y XVI Sílex, Madrid, 2005, 361 pp. ISBN 84-7737144-X.
Estudiante del grado de Historia en la Universidad complutense de Madrid, en su último año, en el itinerario de Historia Moderna. Miembro del programa mentorías de la facultad de Historia en el año 2014/15, dirigiendo al grupo de musicología. Participante en el Curso de digitalización de patrimonio cultural, convocado por la UNED, entre octubre de 2014 y enero de 2015, superado con una nota de 9’05. Ruben.almagon@gmail.com
Ruben Almarza González Fecha de recepción · 17/03/2015 Fecha de aprobación · 10/04/2015
Desde que en 1999 publicara Aspectos demográficos, sociales y económicos de la vida sefardí en la antigua diócesis de Osma, Óscar Villarroel ha publicado numerosos trabajos centrados en los años que abarcan del S.XIV al XV. Siempre centrado en las relaciones entre Iglesia y Corona, en 2005 publicó este libro, para enfocar su estudio en torno a lo acontecido a una de las familias más influyentes del S.XV. Sin descuidar otros aspectos como la Leyenda Negra o los orígenes de esta familia, Óscar Villarroel tratará con sumo cuidado los dos pontificados de Calixto III y Alejandro VI. En 2006 se doctoró con su tesis: Las relaciones monarquía-Iglesia en época de Juan II de Castilla (1406-1454), dirigida por José Manuel Nieto Soria. Este libro se centra en lo acontecido durante los pontificados de Calixto III y de Alejandro VI, analizando desde el génesis incierto de la familia, situado en Játiva por el propio autor. El título, Iglesia y poder en los siglos XV y XVI, es una declaración de intenciones en toda regla. Trata de estudiar la historia de la rama italiana de la familia Borgia desde Calixto III, su primer Papa, en el marco de una institución muy debilitada tras el Cisma de Occidente (1378-1417)1 con las monarquías reinantes tomando parcelas del poder pontífice, y cómo tratará de hacerse fuerte el papado de nuevo en el marco de confusión que reina en la Italia del momento. Por tanto, este libro no es un estudio de asesinatos truculentos o llenos de misterio, sino el estudio de una familia que llega desde la Península Ibérica con la intención de acaparar el poder político mediante la Iglesia. Ya desde la introducción se le ve decidido a acabar con la leyenda negra Borgia, todo lo que se ha hablado sobre el incesto entre padre e hija, los pocos escrúpulos a la hora de acabar con enemigos o el uso del veneno como principal arma de Alejandro VI. Villarroel critica, al entender que es mucho más atractiva la leyenda que el estudio riguroso de los hechos. A lo largo de todo el libro se ven muy claras sus intenciones: no busca favorecer a la Leyenda Negra, ni dar la razón a los genealogistas. Son 361 páginas documentadas que se encargan de desmontar poco a poco todos los mitos que se han ido creando en torno a la rama italiana de la familia Borgia, con los dos pontificados como principal atractivo en la aplicación de estas calumnias o rumores. La historia de Calixto III está rodeada de hechos que Villarroel se limita a tomar con mucho escepticismo debido a la falta de documentos o al cariz novelista que tienen. Se apoya en los textos de la historiografía clásica para abordar los primeros años de Alonso de Borgia, Calixto III, de los cuales no 1 Salembier, Louis, “Cisma de Occidente” en Enciclopedia Católica, URL: http://ec.aciprensa.com/ wiki/Cisma_de_Occidente, consultado el 9 de abril de 2015
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hay nada claro. Trata los conflictos en la Iglesia entre las grandes familias como algo bastante cotidiano en aquella época, destacando el existente entre la facción Colonna y la Orsini, que es el que precipita a la elección de Calixto III como Papa. El autor trata con mucho respeto y con suma delicadeza los motivos por los que ambos papas, Calixto III y Alejandro VI consiguen llegar al poder, todo enmarcado dentro de la cantidad de favores y de beneficios que van otorgando a los cardenales para obtener sus votos2. Al tratar el ascenso de Rodrigo Borgia dentro de la carrera eclesiástica, Villarroel le presenta como un integrador de la moral eclesiástica a pesar de todo, parando por completo durante el papado de Pablo II el intento de reforma de la cancillería que había intentado Pío II, con la compra de cargos. El trato que le da a Rodrigo Borgia dista en parte del que le da a Alonso. Tal es el calado en su investigación, que introduce un apartado de contexto histórico antes de su papado para introducir las acciones que llevará a cabo en él. Da escasa información, en mi opinión, en cuanto a las ciudades-estado italianas, como Florencia o Milán, limitándose a nombrar los conflictos que había en cada zona y su posición política en cuanto al papado. Desmiente la parte de la Leyenda que dice que fue el propio Rodrigo el que llamó a los turcos para acabar con el poder de la República de Venecia, apoyándose en las investigaciones de autores como Miquel Batllori3 o Roberto Gervaso.4 Es remarcable el hecho de que, sin llegar a ocultar hechos truculentos y violentos, como por ejemplo la muerte de Juan Borgia(acribillado a navajazos y con la cabeza casi separada del cuerpo), trata de mostrar las acciones de ambos Papas que llevaron a tratar de restablecer la autoridad pontificia en un momento en el que ésta necesitaba de una fuerte personalidad para seguir el juego político en el territorio italiano junto a las coronas francesa y castellano-aragonesa En el caso de Calixto III habla sobre todo del intento de cruzada contra los turcos, sin demasiado éxito. No olvida el hecho de que es un pontífice marcado por la caída de Constantinopla, ciudad que marcaba el principio del fin del cristianismo, y que regulaba las relaciones comerciales entre Europa y Asia. En el 2 Esta situación se ve especialmente en el caso de Calixto III, y de forma más tímida en el caso de Rodrigo Borgia, al que presenta como un reintegrador de la Iglesia que se beneficia del apoyo que le da su tío para ir subiendo en el escalafón eclesiástico, algo que criticará cuando llegue al solio papal. 3 Batllori, Miquel, “La correspondencia d’Alexandre VI amb els seus familiars i amb els Reis Catolics”, en V Congreso de Historia de la Corona de Aragón, vol. II, 1956. 4 Gervaso, Roberto, Los Borgia: Alejandro VI, el Valentino, Lucrecia, Ediciones Península, Barcelona, 1996.
caso de Alejandro VI, el tema central de su papado es la relación que tiene primero con Castilla y Aragón para proteger a la rama Borgia en España, aunque sus relaciones se rompen con la política matrimonial que sigue en Nápoles: Lucrecia Borgia se casa con Alfonso de Aragón, hijo ilegítimo de Alfonso II de Nápoles, aliándose así Nápoles y los Estados pontificios, con la esperanza de asegurar un legado laico Borgia. A partir de ahí Villarroel centra el acercamiento del papado a Francia en la figura de César Borgia, que acabaría siendo duque de Valentinois y de Romaña. Hablando de historiografía, se apoya en numerosos escritos de la época y en el testimonio de figuras como Buckhard5, al cual desmiente sistemáticamente en el apartado dedicado a la Leyenda Negra), aunque también se apoya en obras historiográficas de autores como Sussan Schuller-Piroli6 (que apoya en parte la Leyenda Negra y a la cual Villarroel no deja de desmentir) o Hermann-Röttgen7 (que desmiente la leyenda). Se apoya en mapas históricos que ilustran de forma clara y concisa momentos como las campañas de César o la situación de las Ciudades-Estado italianas previa a la llegada de Alejandro VI. También incorpora cantidad de retratos, como el que aparece en la portada de la Tapa de la edición “Silex” del libro
edición: César Borgia por Altobello Melone. Incorpora además tablas a modo de árbol genealógico desde los comienzos de la familia que se tienen documentados, hasta la siguiente generación a Juan, César, Lucrecia y JofréBorgia. El autor trata de abordar el tema desde la mayor objetividad posible. Desmiente a lo largo del libro todos los aspectos que van apareciendo concernientes a la Leyenda Negra. Es impecable el trato que da a las dos figuras centrales del libro, los dos Papas, y como ilustra principalmente a Alejandro VI como una persona inteligente con la mente de un dignatario moderno. Se trata de una investigación seria pero que, como el propio autor dice en el prólogo, intenta salirse del círculo académico y llegar a la mayor cantidad de público posible para desmentir muchos de los aspectos que rondan en torno a la rama italiana de esta familia. Con el planteamiento de “dilucidar la verdad” se sale de la gran cantidad de obras que contribuyen a la Leyenda Negra, sumándose a la corriente escéptica en torno a esta familia. Como contrapunto, explica de forma somera la situación política de la Italia del momento: no explica, por ejemplo, por qué Florencia, ciudad que César Borgia intenta tomar a posteriori, no tiene relaciones con Roma. Es un libro muy recomendable para aquellos que quieran tratar de investigar acerca del tema sin involucrarse demasiado en los círculos universitarios, porque, añadido a la claridad del libro, hay que reconocer que se hace ameno a la hora de leerlo.
5 Johannes Buckhard fue un religioso y escritor de crónicas. En ellas, anotaba todos los rumores, excesos y escándalos que giraban en torno a la familia. 6 Para más información, Schüller - Piroli, Susanne, Los Borgia: Leyenda e historia de una familia, Barcelona, Luis de Caralt, Barcelona, 1967. 7 Hermann - Röttgen, Marion, La familia Borja: historia de una leyenda, Edicions Alfonso el Magnanim, Valencia, 1994.
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Sara Peña de Bascary,
“Jesuitas en Tucumán al filo de la expulsión”
en Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán, número 6, 1994, pp. 113 – 138
Julio Javier Córdoba Fecha de recepción · 20/02/2015 Fecha de aprobación · 10/04/2015
Estudiante de grado avanzado de la carrera de historia de la Universidad Nacional de Tucumán. Forma parte del proyecto universitario de inclusión educativa Ñampi Cuscas (Caminar Juntos) a cargo de la Mg. Olga Sulca. juliodelsiambon@gmail.com
Sara Peña de Bascary nos introduce en el mundo jesuítico, haciendo hincapié desde su “llegada” a Tucumán en 1585 hasta la expulsión ordenada por Carlos III en 1767. Este artículo resulta interesante de ser reseñado ya que nos muestra con claridad lo que sucedió antes y después de la expulsión de la Compañía de Jesús, haciendo mención a la generosidad de los terratenientes en donarles tierras fértiles, lo que les permitió a los jesuitas un incremento en el número de sus actividades. La autora analizó el libro de consulta de la Compañía de Jesúslo que le ayudó a conocer todo lo referente a las cuestiones económicas: los precios utilizados, las ventas realizadas, los productos, entre otras cosas. Es interesante la aseveración que realiza Peña de Bascary en lo que implicó la llegada de la Orden a Tucumán, y el contacto que los jesuitas tomaron con las comunidades nativas. Esta relación se profundizó a través de las reducciones, ámbito que les permitió crear una fuerza de trabajo para obtener excedentes de la agricultura y la ganadería. La autora utilizó a Juan Carlos Garavaglia para profundizar su análisis de las reducciones. Es así que plantea, que la concepción de “reducir” a los nativos está basada en la incapacidad de los colonos de comprender el tipo de organización que reinó en esos ámbitos. Otro punto que remarca Peña de Bascary es el tema de la expulsión, y algunos aspectos de sus actividades comerciales en Tucumán. Con respecto a lo primero resulta importante resaltar cómo se basa en documentos encontrados en el Archivo General de la Nación (AGN). Sección Colonia. Tribunales 22-2-1. Leg 2-28 fojas, para argumentar el “rumor” que en 1767, algunos padres jesuitas ya habían sido advertidos de lo que podía ocurrir. En otro expediente, ubicado también en el Archivo, la autora comprueba cómo numerosos testigos, menores de edad, mencionaron haber visto y oído por bocas de otros como los jesuitas en Tucumán quemaron libros, cartas, y otros documentos.1 Al no existir demasiada documentación, en referencia a las actividades comerciales de la Compañía de Jesús en la provincia durante los siglos XVII y XVIII,se hace necesario tener en cuenta las fuentes posteriores a la expulsión de la Orden para poder entender estas cuestiones discutidas constantemente y, de las cuales la autora no escapa. Así se conoce que hacia 1760 tanto el Gobernador Cevallos como el Obispo de Buenos Aires, Manuel Antonio Latorre, protegieron a los Jesuitas por una causa particular, que se 1 Es importante resaltar, que si bien la autora se inscribe dentro de una escuela historiográfica particularmente en desuso, la categoría “rumor” es muy bien aplicada a la manera de los estudios subalternos para permitirnos entender el contexto que se corría en esos días. 2Esto hace referencia a lo que el gobernador Ceballos tenía depositado por haber ayudado y protegido a los Jesuitas y fue retribuido con $160.000 y el mismo fue realizado por la misma Orden Jesuita y se los puede constatar en las cuentas de Oficios de Buenos Aires.
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conoce a partir de una insinuación realizada al secretario de Indias:“los jesuitas eran depósitos de su corazón, siendo depositarios de su dinero”2. Lo cierto es que en el periodo comprendido entre 1760 y 1767, la Compañía de Jesús comenzó a desprenderse de la participación directa en la comercialización de sus productos a favor de comerciantes seculares, ideas que resultan mejor expuestas por Magnus Mörner en su libro Actividades políticas y económicas de los Jesuitas en el Rio de la Plata (1968). Sara Peña de Bascary, finalmente, explica que los grandes compradores estaban en el Alto Perú, y esto se lo puede corroborar en los “Documentos Coloniales relativo a San Miguel de Tucumán” Vol. IV, V y VI, que se encuentran en el Archivo Histórico de Tucumán, donde se analiza el funcionamiento de los potreros durante los siglos XVII y XVIII. Los padres de la Compañía de Jesús durante estos tiempos, inclusive cercanos a la expulsión, compraron ganado a los comerciantes, lo invernaron y lo vendíeron en las provincias del Norte a personas influyentes de solida fortuna. Como aporte de esta pequeña investigación, además de la utilización del “rumor”, es el afirmar que con esta actividad se produjo el afianzamiento del norte argentino como una unidad regional de producción y de desarrollo comercial durante estos siglos. “Jesuitas en Tucumán al filo de la expulsión”, resulta un artículo valioso para poder comenzar a entender el contexto de los últimos tiempos de la Orden en la provincia, sobre todo teniendo en cuenta aspectos utilizados por Peña de Bascary, como ser el “rumor” para graficar los últimos años antes de la expulsión y el rol en la economía del norte argentino como un factor cohesionador que ayudó a un importante proceso comercializador. Algo que realiza la autora, afín a sus estudios, es centrarse en el papel de muchos actores, cuestión que sí puede ser criticada, ya que ello no le permite profundizar la investigación. Sin embargo, para todo aquel que desee comenzar a entender el contexto que rondaba a los siglos XVII y XVIII de la Compañía de Jesús, resulta una base indispensable para dar inicio a un proceso de investigación.
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