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Un pesebre y una corona: Nace el Salvador
Llegó Navidad, una época en la que recordamos con alegría que Jesús vino a salvarnos.
Es tiempo de celebrar en familia, de compartir con alegría y dar con generosidad, pero también es el tiempo de disponer nuestros corazones para reflexionar en la importancia de la llegada de Jesús. Hechos&Crónicas te invita a que apartes un rato en familia durante los próximos nueve días, para que Dios hable a tu corazón a través de este calendario y puedas celebrar el nacimiento de Jesús en la tierra. Aunque conozcas las historias, date la oportunidad de verlas con una mirada diferente. Tal vez
Será un tiempo maravilloso de intimidad y celebración.
Día 1
Una declaración de amor
Seguramente te has preguntado qué significa realmente la Navidad. Claro, todos sabemos que es la conmemoración el nacimiento de Jesús, pero también sabemos que la Navidad ha perdido su verdadero valor. Muchas personas se concentran en hacer grandes celebraciones y fiestas, en comprar costosos regalos, en viajar y disfrutar sus vacaciones, todo esto está bien, pero por lo general, han perdido el verdadero enfoque.
La Navidad significa tanto porque es el recordatorio del amor más grande que existe: el amor de Dios. Porque cuando vio que nosotros, por nuestros pecados, pasaríamos la eternidad lejos de Él, decidió enviar a su hijo para salvarnos. La Navidad es una declaración de amor.
Reflexionemos en cuántas veces hemos perdido nuestra identidad poniendo como eje central lo que dicen los hombres y no lo que Dios nos ha dicho. Nuestro valor está dado en esta declaración de amor, en que Dios enviara a su hijo porque quiere tenernos a su lado el resto de la eternidad.
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16.
Día 2
El pensamiento de amor
¿Sabes quién era José? Era un hombre justo en quien Dios puso su confianza. José era descendiente del rey David, trabajaba como carpintero en Nazaret y estaba comprometido para casarse con María.
Cuando supo que estaba embarazada, pensó en separarse de ella en secreto, pues sabía que no era el papá de ese bebé.
Él amaba a María y no quería avergonzarla ni exponerla para que nadie se burlara de ella o la irrespetara. Tampoco quería que le hicieran daño.
José siempre pensó bien las cosas. Pensó en salvar a María con amor y también pensó con sabiduría cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Mateo 1:24.
José no permitió que los malos pensamientos lo dominaran, en cambio tomó la mejor decisión y se esforzó por ser el mejor papá para Jesús en esta tierra.
¿Cuántas veces hemos dado rienda suelta a pensamientos que nos atacan y no vienen de Dios? Nos preocupamos por cosas que entorpecen nuestro propósito, por no blindar nuestra mente como lo hizo José. Necesitamos llenarnos de la Palabra de Dios para que logremos identificar de dónde vienen los pensamientos que debemos descartar y podamos decidirnos por lo bueno como lo hizo José.
Día 3
Elde María
María era una jovencita de Nazareth, en Galilea. Era pura en su cuerpo y en su corazón, por eso Dios la eligió para ser la mamá de Jesús en esta tierra. Debía ser una mujer ejemplar, pues llevaría en su vientre al bebé que salvaría a la humanidad. También sería la encargada de alimentarlo, cuidarlo y hasta ¡cambiarle los pañales! María debía cuidar a ese bebé como su hijo, pero también
educarlo en el amor de Dios, pues salvaría a la humanidad.
Dios le pidió a María algo que no sería fácil, pero ella se alegró y glorificó a Dios por haberse fijado en ella. María es un ejemplo de humildad ante Dios y de cómo debemos dejarnos usar para sus propósitos. Necesitamos cuidar nuestro testimonio y ser obedientes a Dios para que Él cuente con nosotros para cumplir su propósito. No seremos perfectos, pero sí lograremos ser instrumentos de Dios en esta tierra.
—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Lucas 1:30-31.
Día 4
La familia primero
¿Conoces la historia de Elisabet, Zacarías y su hijo, Juan? Antes de la llegada de Jesús, Dios hizo un milagro con la prima de María y su esposo, pues ellos no podían tener hijos y, además, eran muy mayores. Pero Dios demostró que su poder es inagotable y le mostró a Zacarías y Elisabet su gran amor al concederles un hijo que más adelante sería Juan el bautista, precisamente quien bautizó a Jesús.
Ese milagro le sirvió a María para confiar en Dios y creer que, si pudo hacerlo con Elisabet, podría hacerlo también con ella. Para eso Dios nos ha dado la familia, para darnos testimonio unos a otros de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y de cómo puede hacerlo también con los demás.
Recuerda que familia no es solo con la que nacemos, también es la que construimos.
También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible. Lucas 1:36-37.
Día 5
La mejor noticia
En la época en la que nació Jesús, muchos habían perdido la fe y la esperanza, tal como vivimos hoy. En ese momen to, igual que ahora, la noticia del nacimiento de nuestro Salvador podría alegrar los corazones de cualquiera. Los humildes pastores fueron los primeros en enterarse y en correr a adorar a ese bebé recién nacido, que un día los rescataría. ¡Un ángel se les apareció para anunciar la llegada de Jesús! Sus corazones se llenaron de alegría, así como nos alegramos nosotros al saber que, por el infinito amor de Dios Padre y por el nacimiento de Jesús y su sacrificio, también disfrutaremos con ellos en la vida eterna.
Es momento de reflexionar sobre la forma en que estamos recibiendo esta noticia. No dejemos que se convierta en una parte más del paisaje, en cambio vivamos con gratitud y adoración por ese bebé que nació en esta tierra y que más tarde se hizo hombre, murió y resucitó por amor a nosotros.
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dije ron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasa do y que el Señor nos ha dado a conocer». Lucas 2:15.
Día 6
Humildad del pesebre
¿Has visto de cerca cómo se prepara una familia para el nacimiento de un bebé? Es un motivo de alegría tan grande, que sus papás y familiares lo esperan con ansias. Le preparan su ropita, sus juguetitos, su cuarto, todo. Se preparan con tiempo y tengan o no muchas posibilidades económicas, procuran lo que sea necesario para que al bebé nada le falte. ¿Puedes creer que Jesús, el hijo de Dios y dueño de todo, nació sin nada?
Cuando llegó el momento en que Jesús debía nacer, José y María estaban lejos de casa y no encontraron dónde hospedarse. ¡No tenían un lugar
cómodo ni siquiera para dormir! Jesús nació en un pesebre en medio de la más grande miseria, porque como Él mismo lo dijo después, no vino para ser servido sino para servir a la humanidad.
Hoy podemos ver esa historia desde varias perspectivas: glorificar a Jesús por despojarse de sí mismo. El agradecimiento por las posibilidades que tenemos. El ejemplo de humildad que hemos recibido. ¿Puedes hoy seguir ese ejemplo de humildad, servicio y entrega con quienes te rodean?
Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. Lucas 2:7.
Día 7
Jesús, una promesa
¿Alguna vez te han prometido un gran regalo? Desde el principio de los tiempos, desde que Adán y Eva pecaron, Dios prometió darnos salvación. Esto es algo que podemos leer por toda la Biblia, mucho antes de que las personas lo comprendieran. En el libro de Isaías, escrito 740 años antes del nacimiento de Jesús, está descrita esa promesa que nos daría eternidad.
Jesús es el cumplimiento de una promesa, pues nació para ser el Salvador de la humanidad. Él se entregó para que nosotros tuviéramos vida eterna. ¿Sabes lo que eso significa? Dios no quiso pasar la eternidad sin ti, por eso decidió
reconciliarnos con Él a pesar de que somos pecadores, a través del sacrificio de Su hijo. Solo necesitamos creer en Él y seguirlo para recibir ese hermoso regalo. Es estremecedor pensar que Dios nos ama tanto a todos que cumplió su promesa. Pero es más estremecedor si piensas que te ama tanto a ti para hacerlo. Es un regalo de amor a la humanidad, pero también de amor por cada uno. ¿Estás dispuesto a aceptar ese regalo y apreciarlo cada día de ti vida?
Porque nos ha naci do un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Conseje ro admirable, Dios fuerte, Padre eter no, Príncipe de paz. Isaías 9:6.
Día 8
La luz de Jesús
Cuando Jesús nació, la luz de una estrella brilló para guiar a los pastores y a los sabios para adorarlo. Desde ese momento y para siempre, la luz de Dios resplandeció en Él para que se cumpliera Su propósito.
Jesús mismo dijo "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida".
Solo tenemos que aceptarlo y seguirlo, pues también dijo que nosotros somos luz. Por eso debemos brillar. Para brillar como Jesús no solo debemos hablar de Él, sino ser ejemplo con todo lo que hacemos.
Muchas veces seremos la única oportunidad de algunas personas de conocer el amor de Dios, por eso nuestra manera de actuar debe ser íntegra, correcta y amable, poniendo lo que somos a brillar como una luz en lo alto de una montaña, así podrá resplandecer la luz de Jesús a través de nosotros.
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las bue nas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. Mateo 5:16.
Día 9
Por Jesús
Jesús es la razón de la celebración. Él es el centro de la Navidad. Y no lo es solo como un bebé en un pesebre. Ese es solo el inicio. Él es el centro porque decidió hacerse hombre y estar en la tierra, por amor a nosotros. Como si su sacrificio no bastara, quiso pasar por todas nuestras incomodidades, tentaciones y sufrimientos, porque es nuestro amigo. Él nos entiende porque estuvo aquí. Cada vez que vivamos algo triste, vergonzoso, feliz o doloroso, podemos acudir a Jesús en oración con la certeza de que nos comprenderá.
Por Jesús hoy tenemos salvación. El bebé que fue anunciado a María y José, se convirtió en un Salvador que logró reconciliarnos con Dios, a través de la cruz. Ahora estamos limpios y libres, por su gracia eterna. Por Jesús tenemos la certeza de que Dios siempre está con nosotros y por Jesús podemos conocer su amor inagotable. La Navidad es por Jesús y para Jesús, pues gracias a Él, hoy tenemos un propósito eterno.
Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Lucas 2:11.
¡feliz Navidad! ¡feliz cumpleaños, Jesús!