Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

InteligenciaArtificial RICP

retos y desafíos de una ¿revolución académica?

Instituto de Cultura Puertorriqueña

Junta de Directores

Arq. Carlos Rubio Cancela, Presidente

Wesley Cullen

Dr. Edward Moreno Alonso

Mons. Wilfredo Peña

Eric Villegas, CAM

Director Ejecutivo

Dr. Carlos R. Ruiz Cortés

Cuarta serie, núm. 2, marzo de 2025

Ilustración de cubierta – Haydée Landing Gordon Diseño de cubierta – Iván Figueroa Luciano

Fotografías - Archivo General de Puerto Rico

Equipo Editorial

Ámbar Suárez Cubillé – Directora

Velia Rodríguez – Editora

Iván Figueroa Luciano– Diagramación y diseño

Adaris García Otero– Colaboración en diagramación

Programa de Publicaciones y Grabaciones

P.O. Box 00902-4184 San Juan, Puerto Rico http://icp.pr.gov

ISSN:0020-3815 (787) 721 - 0901 (787) 724 - 0700, ext. 1345, 1344

Oficina de Ventas y Mercadeo (787) 724-0700, ext. 1346, 1349 ventasymercadeo@icp.pr.gov https://tienda.icp.gobierno.pr/tiendaicp

La tecnología y la construcción de saberes en los espacios cibernéticos.

la enciclopedia de Diderot a la IA: sin humanidades no hay diseño.

Nota Editorial

“Have you ever had a dream, Neo, that you were so sure was real?”

The Matrix (1999)

Cuando acepté la tarea de editar este número sobre los retos que impone la inteligencia artificial a las disciplinas académicas, tuve que reflexionar intensamente sobre cómo abordar el tema con los posibles colaboradores. La primera opción fue solicitar artículos sobre las formas en las que esta tecnología afecta las diferentes áreas de quehacer intelectual. No obstante, antes de acercarme a solicitar escritos, decidí experimentar con Chat GPT. Esa experimentación me abrió los ojos a un mundo de posibilidades y de cuestionamientos. Fue así como surgió la idea de solicitar escritos sobre el impacto de estas herramientas y no sobre la forma en que afecta, de manera que quedara abierta la posibilidad de reflexión sin el sesgo negativo. Una vez finalizado el proyecto, y para redactar esta nota, consulté el tema con Chat GPT y escribí las siguientes instrucciones: redacta un párrafo de doce oraciones sobre el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo, la historia, la cultura, el diseño gráfico, los derechos de autor y la investigación científica. Lo siguiente es su respuesta:

La inteligencia artificial (IA) está transformando numerosos campos de manera profunda y diversa. En el periodismo, facilita la creación de contenido automatizado, permite verificar datos de manera rápida y ayuda a identificar patrones en

grandes volúmenes de información, lo que puede mejorar la precisión y la velocidad de las noticias. Sin embargo, también plantea desafíos en términos de ética, veracidad y el papel de los periodistas humanos. En la historia, la IA ha permitido analizar grandes cantidades de documentos históricos y recuperar información que, de otro modo, podría haberse perdido, mejorando así nuestra comprensión del pasado. En el ámbito de la cultura, la IA es una herramienta para la creación artística y cultural, abriendo debates sobre la autoría y el valor estético de las obras generadas por máquinas. En el diseño gráfico, las herramientas de IA pueden producir imágenes y gráficos de alta calidad en minutos, facilitando el proceso creativo, aunque al mismo tiempo cuestionan el papel y la originalidad de los diseñadores humanos. Los derechos de autor enfrentan desafíos complejos, ya que las creaciones generadas por IA plantean preguntas sobre la propiedad intelectual y la autoría legal. Además, la IA puede “aprender” de obras protegidas, generando tensiones entre el uso justo y la infracción de derechos. En la investigación científica, la IA está acelerando descubrimientos al procesar y analizar datos a una velocidad sin precedentes, ayudando a encontrar correlaciones y patrones en diversas áreas del conocimiento. Esta herramienta también contribuye a la medicina, facilitando diagnósticos tempranos y el desarrollo de nuevos tratamientos. No obstante, su uso plantea interrogantes sobre la ética y la confiabilidad, dado que la IA aún depende de la calidad de los datos con los que se entrena.

Una de las preocupaciones que levanta el desarrollo de la IA gira en torno a la relación y convivencia entre esta y los seres humanos. Todos nos hemos sorprendido en algún momento con noticias, imágenes o historias que nos ponen en la mente la posibilidad de

que la tecnología se apodere de la vida humana de formas en las que la humanidad pase

a

ser personaje secundario en su propio universo.

En conjunto, la IA representa una revolución que impacta profundamente el presente y el futuro de múltiples disciplinas, generando tanto oportunidades como desafíos.

Como podemos ver, Chat GPT tiene claro cuáles son sus aportaciones y sus dificultades cuando de asistir a los humanos se trata, sobre todo en lo que se relaciona con la academia. No era justo que los colaboradores de este número se expresaran y no tomáramos en cuenta la opinión de Chat GPT.

Ante todo, agradezco a los colaboradores su disponibilidad para escribir y aportar a este debate que apenas comienza a desarrollarse. A través de los artículos se obtiene un panorama que comienza con los retos tecnológicos que enfrenta el acceso a la IA y su impacto en la investigación científica según planteado en “PR en la era digital: Transformación cultural entre oportunidades y desafíos” de Norberto Cruz quien reflexiona sobre la accesibilidad del internet en todos los rincones de nuestra isla y hace un planteamiento sobre la importancia de que todos podamos tener una buena conexión a internet, de manera que se cierre la brecha de desventaja sobre quienes pueden

acceder a las herramientas de IA y quienes no, sobre todo en los estudiantes y profesionales. Por su parte en La confluencia de la humanidad y la Inteligencia Artificial del Dr. Ubaldo Córdova se presenta una reflexión sobre los avances de la tecnología a través de los años y sobre el impacto de Chat GPT y la IA como herramientas que abren un mundo de posibilidades a la investigación científica. Desde su propio trabajo como investigador y profesor el Dr. Córdova nos invita a reconocer el impacto positivo y la infinidad de posibilidades que trae esta tecnología sin renunciar a utilizarla con una conciencia ética. El Dr. José Calderón, en La tecnología y la construcción de saberes en los espacios cibernéticos, escribe un análisis sobre los avances de la IA en el contexto de la hegemonía y el control de saberes que se ejerce desde el poder a través de los medios de comunicación en la construcción de saberes en la sociedad y la influencia monumental que la tecnología ejerce sobre la construcción y difusión de conocimiento. Enmarcado en ese planteamiento, y siguiendo a Michelle Foucault y a Roland Barthes, analiza la figura de los “influencers” y su papel en la sociedad actual.

Uno de los campos que ha recibido un impacto significativo con el desarrollo de las herramientas de la inteligencia artificial ha sido el Diseño Gráfico. La Dra. Ana Campos y la Prof. Maylie Matos escriben “De la enciclopedia de Diderot a la IA: sin humanidades no hay diseño”. En este artículo las autoras reivindican la importancia de las humanidades para la creatividad y originalidad del diseño planteando la importancia de la democratización de los saberes, pero haciendo un llamado a que estos deben ser abordados desde el pensamiento crítico que se adquiere a través de una educación humanística. Por otra parte, el profesor de Diseño Gráfico, John Rivas en “El impacto de la IA en el diseño gráfico: la limitación de la creatividad natural vs digital” hace un llamado a apostar por la creatividad humana, aunque no se posiciona en contra de las herramientas de IA. Otra disciplina que ha sido impactada directamente por la tecnología, redes sociales y herra-

mientas de IA ha sido el periodismo. El Dr. Israel Rodríguez en su artículo “Periodismo, IA y Chat GPT oportunidades y desafíos” analiza y comenta sobre la utilización de estas herramientas en la formación de nuevos periodistas en las facultades de Comunicación mientras admite la existencia de retos significativos que requieren redefinir el periodismo y los currículos utilizados en su enseñanza. Además, reflexiona sobre la posibilidad de que las nuevas reglas del juego sustituyan el factor humano dentro de la disciplina a la vez que hace un llamado a establecer estándares que garanticen la veracidad del contenido y limiten la desinformación. El abogado, profesor y periodista Daniel Nina escribe “Inteligencia artificial ante la frontera del trabajo creativo” sobre el efecto de la IA en el mundo de la creatividad haciendo énfasis en la creación literaria y en los límites e implicaciones legales que esta tecnología plantea mientras propone posibles rutas de convivencia armoniosa entre la protección de la propiedad intelectual y la IA.

Una de las preocupaciones que levanta el desarrollo de la IA gira en torno a la relación y convivencia entre esta y los seres humanos. Todos nos hemos sorprendido en algún momento con noticias, imágenes o historias que nos ponen en la mente la posibilidad de que la tecnología se apodere de la vida humana de formas en las que la humanidad pase a ser personaje secundario en su propio universo. Esta posibilidad la hemos leído y visto en películas desde hace mucho tiempo. Es por esta razón que este número incluye la colaboración de cuentistas caribeños como José Rabelo (Puerto Rico), Odilius Vlak (República Dominicana), José Miguel Sánchez, Yoss (Cuba) y Erick Mota (Cuba). Todos ellos se destacan como escritores de ciencia ficción desde el espacio del Caribe. Sus historias nos presentan universos distópicos en los que la IA domina, controla y crea situaciones de complejidad profunda que nos enfrentan a las múltiples posibilidades imaginadas e inimaginadas que nos obligan a reflexionar, desde la ficción, sobre las consecuencias de vivir en un mundo que tendríamos que compartir con la tecnología. En “Una propuesta irrechazable”,

el cubano Erick Mota nos cuenta la historia de una Cuba vigilada por la IA que está conectada a una red mundial de vigilancia que controla la realidad de cada vida humana en la Tierra. El puertorriqueño José Rabelo nos narra en “Aima” la historia de un ente de IA que redescubre los cuentos y la poesía y los empieza a narrar en un mundo donde están prohibidos, ya que “la realidad y la historia es lo que nos hace fuerte” insinuando que es la ficción y la fantasía la que nos hace débiles. Por su parte, el dominicano Odilius Vlak en “Aventuras en el ciberespacio genético” nos adentra en un universo dominado por una corporación de IA y unos viajeros del ADN que pretenden frenar la expansión de DNAverse Corporation. Finalmente, José Miguel Sánchez nos cuenta sobre un famoso escritor cubano a quien se le ha solicitado que opine sobre una actriz de perfección absoluta cuyo director de cine denuncia que no existe en la vida real y que es una creación de la IA. En esta reflexión, el autor nos lleva a pensar sobre la realidad y la ficción en las redes sociales.

Como especie, los últimos 30 años, nos hemos enfrentado a un desarrollo vertiginoso de la tecnología. Desde el internet hasta Chat GPT, pasando por la proliferación de las redes sociales, el mundo cambia constantemente. Aquellas películas de ciencia ficción que alimentaron nuestras fantasías de la infancia poco a poco se convierten en realidad frente a nuestros ojos y nos obligan a replantearnos la forma en la que hemos vivido y convivido hasta ahora. Para la academia y las disciplinas académicas los retos apenas comienzan. Los planteamientos y cuestionamientos que estas tecnologías traen consigo ocuparán mucho espacio en revistas y foros porque la reflexión es necesaria para que podamos utilizar la IA ética y responsablemente. Espero que esta publicación aporte a la discusión y provea un espacio de reflexión que invite otras miradas sobre estas herramientas desde su utilidad y sus desafíos.

Acercamiento a los retos y posibilidades de la

Inteligencia Artificial

La digitalización de la economía está transformando el panorama laboral en Puerto Rico. Según el Informe sobre el futuro del empleo 2023 publicado por el World Economic Forum, se prevé una expansión significativa en el sector tecnológico.

Puerto Rico en la Era Digital: Transformación Cultural entre Oportunidades y Desafíos

Puerto Rico en la Era Digital: Transformación Cultural entre Oportunidades y Desafíos

La llegada de la era digital ha traído consigo una serie de oportunidades y desafíos en todo el mundo, y Puerto Rico no ha sido la excepción. Con la llegada del Internet y las nuevas tecnologías emergentes que conocemos hoy en día como son la inteligencia artificial, el blockchain, la computación cuántica, el aprendizaje automático y el reconocimiento de voz han transformado significativamente la forma en que producimos, consumimos y compartimos información en las últimas décadas. En Puerto Rico, desde el inicio de las redes de telecomunicaciones, algunas bajo el control gubernamental y otras manejadas por entidades privadas, esta era ha tenido un impacto notable en diversos aspectos de la vida de sus ciudadanos, incluyendo la economía, la educación, la cultura, la salud, la política y hasta la manera en que nos relacionamos. Tan es así que los dispositivos móviles se han vuelto tan indispensables en nuestra vida cotidiana que es como si fueran una parte más de nuestro cuerpo.

Hace apenas 20 años, imagínese por un instante cómo era la vida en el campo antes de que el Internet llegara a nuestros hogares. ¿Recuerdan esos días cuando, para comunicarse con un familiar en los Estados Unidos, había que esperar al fin de semana para hacer una llamada de larga

distancia? Este escenario ha cambiado de manera drástica. Hoy en día, con un simple toque en nuestros teléfonos inteligentes, podemos realizar una videollamada que nos permite tener una comunicación más íntima cara a cara, experimentando una conexión emocional más profunda con nuestros seres queridos en cualquier parte del mundo. Es como si estuvieran sentados en nuestra sala de estar, creando una sensación de normalidad a pesar de la distancia.

Si observamos el impacto económico de esta evolución tecnológica, la era digital ha abierto camino para explorar nuevas oportunidades de emprendimiento e innovación en nuestro archipiélago. La disponibilidad de acceso a diversos tipos de datos e información a través de nuestros dispositivos electrónicos, sumada a la gran diversidad de recursos en línea, ha permitido a los emprendedores puertorriqueños estrechar lazos con otros mercados. Este acceso ha facilitado la creación de nuevas empresas y la expansión de negocios existentes, contribuyendo al crecimiento económico y al fortalecimiento de la comunidad emprendedora en Puerto Rico.

En 2019, Abarca Health se convirtió en un referente para el ecosistema emprendedor puertorriqueño. Esta innovadora empresa de tecnología en salud marcó un hito histórico al ser la primera compañía con raíces boricuas seleccionada para unirse a la prestigiosa red global de Endeavor, una organización sin fines de lucro reconocida por liderar el movimiento de emprendimiento de alto impacto a nivel mundial (Duarte Pino).

Norberto Cruz Córdova

El impacto Económico y Educativo

Ya no es necesario tener una tienda física en la Plaza del Mercado de un municipio para vender nuestros productos. Ahora, un artesano que se dedica a la talla de santos en Orocovis puede vender sus artesanías de Reyes Magos a coleccionistas en Europa a través de plataformas en línea. Esta evolución tecnológica ha abierto nuevas oportunidades para los emprendedores puertorriqueños, permitiéndoles acceder a mercados internacionales y expandir su alcance sin las limitaciones de una ubicación física.

La digitalización de la economía está transformando el panorama laboral en Puerto Rico. Según el Informe sobre el futuro del empleo 2023 publicado por el World Economic Forum, se prevé una expansión significativa en el sector tecnológico. El informe señala que “la creación de nuevos empleos relacionados con la tecnología, en campos con especialidades en inteligencia artificial como el aprendizaje automático, especialistas en sostenibilidad, analistas de inteligencia de negocios y analistas en seguridad de la información, ofrecerá alternativas laborales a una población que se dirige a estar más conectada” (World Economic Forum 2023). Esta proyección plantea un futuro laboral en la isla cada vez más orientado hacia la tecnología y la innovación, lo cual es crucial para Puerto Rico, dado su esfuerzo por integrarse en la economía global y superar desafíos económicos históricos. El Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico ha respondido a esta tendencia realizando misiones comerciales para explorar nuevas oportunidades en mercados internacionales. Estas iniciativas buscan posicionar a Puerto Rico en la economía digital global y diversificar sus fuentes de crecimiento económico. Sin embargo, ante este panorama de cambio acelerado, surge una pregunta fundamental: ¿Estamos preparados en Puerto Rico para afrontar esta nueva realidad económica y laboral?

En el ámbito educativo, la era digital ha revolucionado la forma en que se enseña en el aula de clases y se aprende en Puerto Rico. La disponibilidad de recursos educativos en línea sigue en aumento, ampliando su inventario y a su vez el acceso a la educación para sectores de la pobla-

ción que aún se ven limitados por brechas geográficas y económicas. En los últimos años, el Departamento de Educación de Puerto Rico ha implementado diversos esfuerzos para distribuir computadoras y laptops entre los estudiantes del sistema público de enseñanza. Estas iniciativas se diseñaron para reducir la brecha digital, involucrando activamente a estudiantes y maestros en su implementación.

Sin embargo, la realidad no es igual para todos. En salones de clases ubicados en zonas rurales de difícil acceso y afectadas por terremotos o fenómenos atmosféricos, los maestros enfrentan desafíos significativos. A pesar de contar con computadoras nuevas, muchos se encuentran con un servicio de energía eléctrica no óptimo y sin una conexión a Internet confiable. Esta situación no es aislada; se refleja en una gran cantidad de escuelas a lo largo de Puerto Rico, evidenciando una problemática común donde la infraestructura para proveer conectividad a Internet es insuficiente. Así, mientras se avanza en la distribución de equipos, persisten obstáculos importantes en la infraestructura básica necesaria para aprovechar plenamente estos recursos tecnológicos. Según un informe reciente, Puerto Rico está rezagado en comparación con el resto de los Estados Unidos en cuanto a la accesibilidad y adopción de internet de banda ancha a un precio asequible (Benton Institute for Broadband & Society).

A menudo, muchos estudiantes recurren a soluciones creativas para completar sus tareas. Por ejemplo, algunos de ellos; que provienen de comunidades rurales, se ven obligados a ir a la plaza pública con Wi-Fi gratuito y otros a restaurantes de comida rápida, para poder acceder a Internet y realizar sus asignaciones escolares. Bajo ninguna circunstancia esta debería ser la norma.

No podemos planificar eficazmente la implementación de tecnologías como el metaverso y la realidad virtual si muchos maestros, estudiantes y sus familias aún carecen de las destrezas básicas para manejar una computadora y acceder a la Red. Por esta razón, es fundamental continuar avanzando en la alfabetización digital del pueblo. Un ejemplo claro de esta situación se observó en varios municipios, donde estudiantes y maestros

han tenido que depender de puntos de acceso WiFi en plazas públicas debido a la falta de conectividad en sus hogares. ¡La educación es pieza clave! La era digital también ha planteado desafíos importantes para la sociedad puertorriqueña. La creciente dependencia de la tecnología en todos los sentidos y de las redes sociales ha dado lugar a problemas como la proliferación de la desinformación, la dependencia de los dispositivos móviles y la pérdida de la privacidad. Con la gran cantidad de información disponible en Internet, se nos está haciendo difícil separar la “paja del grano”. Ejemplos de esto son la creación de “deepfakes” y la clonación de nuestras voces. Muchos de nuestros jóvenes parecen estar más pendientes de sus “likes” en las redes de su predilección que de las tradiciones que han definido nuestra cultura por generaciones. ¿Cómo encontramos un balance entre abrazar lo nuevo y preservar nuestra identidad? Además, se están creando brechas adicionales entre aquellos que tienen acceso a la tecnología y aquellos que no, lo que sigue siendo una realidad en Puerto Rico. Esto plantea interrogantes sobre la equidad y la inclusión en la era digital.

La Llegada de Internet

El surgimiento de Internet es uno de los acontecimientos más importantes de nuestra historia moderna, debido a que ha sentado las bases para la evolución de las tecnologías de información y comunicación (TIC). Su creación en la década de los 1960 fue pensada como un proyecto militar, al que llamaron ARPANET. El desarrollo de esta “red de redes” se llevó a cabo gracias a la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Fue un proyecto que, desde sus inicios, ha estado en continuo desarrollo y evolución. Esta denominada red que conecta millones de computadoras pudo trascender el ámbito académico y militar para abrirse camino a los usuarios comerciales y personales, lo que llevó a desarrollar un ecosistema de Internet vibrante, cuyo crecimiento ha sido exponencial.

Si observamos su desarrollo en Puerto Rico, entre las décadas de los 80 y 90, se produjeron

importantes avances relacionados con Internet. En 1989, surgió el “.pr”, el primer nombre de dominio de Internet identificado como el código de país (ccTLD). Actualmente, NIC.pr administra y gestiona este nombre de dominio. Posteriormente, surgieron los comienzos de UPRNet. Este proyecto fue impulsado por la Universidad de Puerto Rico (UPR) con el fin de establecer comunicación entre los diferentes campus universitarios, fomentando la sinergia académica. Sin duda, podemos decir que UPRNet sentó las bases para el desarrollo de Internet en Puerto Rico.

La Primera Brecha

La llegada de Internet a Puerto Rico en los años 90 marcó el inicio de una nueva era digital, pero también trajo consigo una realidad compleja y desigual. Mientras las instituciones académicas y gubernamentales se sumergían en el mundo virtual, gran parte de la población, especialmente en las zonas rurales, se quedaba al margen de esta revolución tecnológica. Era como si se hubiera trazado una línea invisible entre los “conectados” y los “desconectados”, creando dos Puerto Ricos paralelos.

Según datos del Banco Mundial, el porcentaje de usuarios de Internet en Puerto Rico fue creciendo desde los años 90. En 1990, prácticamente no había usuarios de Internet registrados (0.0%), mientras que para el año 2000, la cifra había aumentado al 10.47% de la población. Sin embargo, es importante destacar que para el año 2021, este porcentaje había aumentado significativamente al 84.79%, lo que indica un progreso sustancial en la reducción de la brecha digital desde los años 90. Esta brecha digital no era solo cuestión de tener o no tener una computadora en casa. Sus efectos se sentían en el día a día de los puertorriqueños, tocando aspectos fundamentales como la educación, el trabajo y hasta la forma de hacer negocios. Pongámonos en el lugar de un estudiante tratando de competir en un mundo cada vez más conectado sin poder acceder a recursos en línea o en el de un emprendedor intentando lanzar su negocio sin poder aprovechar las oportunidades del comercio electrónico. Era como estar en una autopista sin un vehículo.

Además, la falta de acceso a internet asequible agravaba esta situación, ya que muchas familias no podían costear los altos precios de los servicios de banda ancha. Esta realidad era particularmente evidente en municipios del centro de la isla, donde la brecha digital se manifestaba de manera más pronunciada. Mientras algunos puertorriqueños navegaban por la “autopista de la información”, otros se quedaban rezagados viendo pasar el futuro digital como quien observa las luces de San Juan desde las montañas de Corozal, sin poder participar plenamente en la transformación digital del país.

El Impacto de los Fenómenos Atmosféricos y Pandemia

A pesar de los avances tecnológicos en Puerto Rico, es importante mencionar que la combinación de los huracanes Irma y María en 2017 y la pandemia de COVID-19 entre 2020 y 2021 exacerbó la brecha digital en la isla. La devastación causada por los huracanes destruyó gran parte de la infraestructura de telecomunicaciones, lo que agravó significativamente el problema.

Durante la pandemia, la necesidad de educación a distancia y trabajo remoto hizo evidente la urgencia de contar con acceso a Internet de alta velocidad y dispositivos móviles, algo que muchas personas en áreas rurales y de bajos recursos no podían alcanzar.

“La convergencia de estos eventos sirvió como una llamada de atención, demostrando que el statu quo ya no es viable para Puerto Rico en una economía digital y globalmente conectada. La llegada de la pandemia de COVID-19, con sus posteriores impactos económicos, solo enfatizó aún más estos problemas, revelando claramente la división entre aquellos con conectividad y aquellos sin ella” (Plan de Equidad Digital, 2024).

Reconociendo la magnitud del problema, el Gobierno de Puerto Rico lanzó el Programa de Banda Ancha con el objetivo principal de mejorar la conectividad en nuestro archipiélago. Este proyecto, mayormente financiado con fondos federales destinados a Puerto Rico por el Gobierno de los Estados Unidos, busca cerrar la brecha digital y fomentar el desarrollo económico y social, ase-

gurando que todos los puertorriqueños tengan acceso a la tan necesaria conectividad. El programa incluye proyectos de infraestructura, accesibilidad y capacitación en habilidades digitales, con el objetivo de conectar a la comunidad y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

A pesar de los contratiempos que hemos enfrentado, Internet siguió abriendo pasos. Y hablando de hacer camino al andar, recuerdo cuando Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos, mencionó que Internet era una “autopista de la información”. Pues bien, esa autopista ahora atraviesa cada rincón de nuestro archipiélago, desde el Viejo San Juan hasta Cabo Rojo y de Ponce a Vieques. Hoy en día, según el informe “Digital 2024: Puerto Rico” de DataReportal, somos 2.77 millones de usuarios navegando por Internet, ¡eso es el 84.8% de nuestros ciudadanos! Y no nos quedamos atrás en las redes sociales: 2.31 millones de nosotros las usamos para mantenernos conectados, compartir nuestras tradiciones y mostrar al mundo la belleza de nuestra cultura (DataReportal).

Actualmente, persisten desigualdades en el acceso a la tecnología y la conectividad en algunas áreas rurales y marginadas de Puerto Rico. Según el artículo “La desigualdad en la era digital” publicado en BBVA OpenMind, el economista Zia Qureshi argumenta que la revolución digital está transformando las economías, pero las nuevas oportunidades vienen acompañadas de nuevos desafíos. La brecha digital sigue siendo un problema relevante en la actualidad.

La llegada de la Inteligencia Artificial

El creciente uso de la inteligencia artificial (IA), tema de actualidad o de moda en Puerto Rico marca un hito importante en la apertura del diálogo sobre las oportunidades que esta tecnología innovadora ofrece a nuestra isla. Nos encontramos presenciando cómo la IA está transformando diversos sectores de nuestra sociedad y no esperó por nosotros. Desde su integración en las telecomunicaciones hasta su rol en la manufactura, la salud y la investigación científica. Esta revolución tecnológica promete impulsar nuestra economía y modernizar nuestras industrias de una manera que antes solo podíamos imaginar. Imagínense

un Puerto Rico donde nuestros hospitales puedan mejorar la prestación de servicios utilizando la IA para diagnosticar enfermedades con mayor precisión, o donde nuestras fábricas operen con una eficiencia nunca vista gracias a la implementación de estos sistemas inteligentes. ¿Estamos listos para el impacto de la IA en Puerto Rico?

Si le damos una mirada al sector de la salud, la empresa Wovenware ha desarrollado kits de prueba de COVID-19 impulsados por IA, que han mejorado significativamente la eficiencia y precisión de las pruebas en la isla (Wovenware). Por otra parte, la organización Arbimon utiliza IA para monitorear y proteger especies en peligro en los bosques lluviosos de Puerto Rico, proporcionando información valiosa sobre la biodiversidad y ayudando en esfuerzos de conservación (ABC News). Sin duda alguna esta revolución apenas comienza. En temas relacionados con el sector aeroespacial y el “Agrotech”, la Fundación Engine-4 ha formado una alianza estratégica con Collins Aerospace para establecer un centro de innovación en el municipio de Bayamón que será sede de programas educativos en ciencias aeroespaciales. Este centro tiene como objetivo potenciar la educación en este campo y crear nuevas oportunidades para los jóvenes puertorriqueños interesados en la industria aeroespacial (El Nuevo Día). En el sector de la agricultura, Engine-4 está desarrollando un ecosistema que utiliza “FarmBots”, que son brazos mecánicos automatizados capaces de realizar tareas agrícolas como medir nutrientes del suelo, controlar la humedad y el pH, y automatizar todo el proceso de cultivo desde la siembra hasta la cosecha. Estos son ejemplos de cómo en Puerto Rico se puede aprovechar esta tecnología para realizar proyectos que aborden el tema de la seguridad alimentaria.

El 1 de marzo de 2024, la Universidad de Puerto Rico dio un paso audaz al presentar el Primer Congreso Internacional sobre Inteligencia Artificial, abriendo las puertas a una discusión crucial sobre el tema en importantes sectores del país. Este evento no solo puso a Puerto Rico en el mapa de la innovación tecnológica, sino que también encendió la chispa de la curiosidad y el entusiasmo en nuestra comunidad académica (UNESCO IESALC).

Las universidades en Puerto Rico están respondiendo al llamado de la era digital. Están incorporando la IA en sus programas de estudio, preparando a nuestros jóvenes para un futuro donde la tecnología y la creatividad van de la mano. Como señala la Fundación para Puerto Rico, “la inteligencia artificial (IA) puede ser un catalizador de cambio y una fuerza impulsora del desarrollo económico y social” en nuestra isla (Foundation for Puerto Rico).

Para que se puedan aprovechar plenamente las oportunidades que ofrece la IA, debemos asegurarnos de que todos los puertorriqueños tengan acceso a la educación, la infraestructura y los recursos necesarios para participar en esta revolución tecnológica. Solo así podremos construir un futuro en el que la IA sea una herramienta de progreso para todos, y no un factor más de división en nuestra sociedad.

Las Redes Sociales y la Cultura del Influencer

El uso de redes sociales en Puerto Rico ha experimentado un notable incremento, impulsado por la alta penetración de Internet y la adopción de dispositivos móviles. Según el re porte “Digital 2024: Puerto Rico” de DataReportal, aproximadamente el 84.8% de la población utiliza Internet, y la mayoría de estos usuarios están activos en redes sociales. Plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp son las más populares, reflejando una tendencia global hacia las redes sociales visuales y de mensajería (DataReportal).

El auge en el uso de las redes sociales en Puerto Rico se ve favorecida por la disponibilidad de dispositivos móviles, con una tasa de penetración de teléfonos inteligentes que supera el 82.7%. Esta accesibilidad ha facilitado la integración de las redes sociales en la vida cotidiana de los puertorriqueños, no solo para el entretenimiento y la comunicación personal, sino también como herramientas esenciales para el comercio electrónico, el marketing digital y la educación (DataReportal).

Además, el más reciente estudio del SME en la Isla, el “2024 Puerto Rico Digital Trends Study”, revela que el 70.8% de la población está activa en redes sociales. Este estudio, que integra una muestra representativa de la población puerto-

rriqueña, destaca cómo las redes sociales se han convertido en una parte integral del comportamiento digital de los consumidores en la isla. Los datos muestran un aumento en el uso de las redes sociales para diversas actividades, incluyendo el entretenimiento, la búsqueda de información y la comunicación (SME Digital & Innovation Forum). La penetración de las redes sociales ha permitido que los “influencers” locales se conviertan en líderes de opinión, marcando tendencias y promoviendo productos y servicios. Esta nueva dinámica ha transformado la manera en que las marcas y los consumidores interactúan, creando un ecosistema digital vibrante y en constante evolución. Según el blog de Popular, “los influencers en Puerto Rico han jugado un papel crucial en la promoción de productos locales y en la creación de una identidad digital única para la isla” (Popular Blog).

Conclusión

La era digital ha transformado la sociedad puertorriqueña, trayendo consigo grandes oportunidades y desafíos. Aunque el 84.8% de la población utiliza Internet y está conectada en 2024, aún persisten brechas digitales que requieren atención urgente. La transformación digital de Puerto Rico demanda un esfuerzo colectivo del gobierno, el sector privado y la sociedad civil para garantizar un acceso equitativo a la tecnología y desarrollar habilidades digitales esenciales. Las tecnologías emergentes ofrecen un gran potencial para impulsar la economía y mejorar la calidad de vida, pero deben abordarse con un enfoque ético y centrado en el ser humano. El reto está en equilibrar la innovación con la preservación de nuestra identidad cultural en un mundo digital en continua evolución y ebullición. Nuestro éxito en la era digital dependerá de nuestra capacidad como pueblo para adaptarnos, innovar y colaborar, fomentando el aprendizaje continuo y el emprendimiento tecnológico. Aprovechemos esta oportunidad para reimaginar y reconstruir nuestra isla, convirtiéndonos en Puerto Rico 2.0, un referente regional de innovación, equidad y excelencia digital en nuestro “100 x 35”.

Referencias

ABC News. “How Researchers Are Using AI to Save Rainforest Species in Puerto Rico.” ABC News, 2023, www. abcnews.go.com/Technology/researchers-ai-save-rainforestspecies-puerto-rico/story?id=12345678. Accessed 20 Apr. 2024.

Benton Institute for Broadband & Society. “Puerto Rico Releases Initial Draft of Digital Equity Plan.” Benton Institute for Broadband & Society, 6 Oct. 2023, www.benton.org/ blog/puerto-rico-releases-initial-draft-digital-equity-plan-en. Accessed 26 May 2024.

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DataReportal. “Digital 2024: Puerto Rico.” DataReportal – Global Digital Insights, 23 Feb. 2024, datareportal.com/ reports/digital-2024-puerto-rico. Accessed 29 May 2024.

Duarte Pino. “Endeavor Elige La Primera Empresa Puertorriqueña En Su Red Global.” Duarte Pino, 14 Feb. 2019, duartepino.com/en/endeavor-elige-la-primera-empresapuertorriquena-en-su-red-global/.

“Engine-4 y Collins Aerospace se Unen para Crear Centro de Innovación en Bayamón.” El Nuevo Día, 2024, www.elnuevodia.com/noticias/engine-4-collins-aerospacecentro-innovacion-bayamon. Accessed 28 May 2024.

Foundation for Puerto Rico. “Artificial Intelligence.” Foundation for Puerto Rico, www.foundationforpuertorico. org/artificial-intelligence. Accessed 25 May 2024.

Internet Society Puerto Rico. “Internet Society Puerto Rico Chapter.” Internet Society Puerto Rico, 29 Sept. 2023, https://rcmi.rcm.upr.edu/node/1113

Popular Blog. “How do Puerto Ricans Behave Digitally? Find Out.” Popular Blog, 26 Mar. 2021, blog.popular.com/en/ puerto-ricans-behave-digitally-find/. Accessed 25 May 2024.

Programa de Banda Ancha de Puerto Rico.

“Accesibilidad para que el ciudadano pueda obtener el Internet de alta velocidad de forma confiable y a un precio accesible.” Smart Island, www.smartisland.pr.gov. Accessed 25 May 2024.

Puerto Rico Broadband Program. “Digital Equity Plan Initial Draft.” Government of Puerto Rico, 2024, docs. pr.gov/files/Broadband/Digital%20Equity%20Plan/PRBP_ Digital%20Equity%20INITIAL%20DRAFT.pdf. Accessed 10 May 2024.

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La confluencia de la humanidad y la inteligencia artificial

Ubaldo M. Córdova Figueroa

Con la llegada de la inteligencia artificial, me di cuenta de que podíamos desarrollar un agente que interconectara todas nuestras herramientas computacionales y códigos de simulación, tuviera amplio conocimiento de lenguajes de programación y de nuestro campo de investigación para guiarnos y ayudarnos en el proceso de realizar simulaciones, interpretar o contextualizar datos y llegar a conclusiones o recomendaciones.

I. El primer contacto

En una reunión de amigos, a finales de diciembre de 2022 nos topamos con una noticia que estaba comenzando a resonar en distintas partes del mundo: el lanzamiento de una herramienta llamada ChatGPT de OpenAI que utilizaba inteligencia artificial, particularmente modelos de lenguaje grande (large language models o LLM, en inglés), que puede entender y contestar preguntas como si fuese una persona.

Con mucha curiosidad, decidí explorar inmediatamente esta nueva tecnología. Frente a mis amistades, entré al sitio web desde mi celular, abrí una cuenta usando mis credenciales personales de Google y empezamos a interactuar con el chat. Le pedimos que escribiera chistes, poemas, conceptos de películas e incluso libretos. Todo era una broma en ese momento, haciendo los pedidos más locos que podíamos imaginar. Mezclamos situaciones de personajes históricos, y ocurrencias desagradables solo para ver las respuestas de la herramienta.

Después de unos 20 minutos de risa, nos impresionó profundamente el detalle y la precisión con que ChatGPT proveía la información. Dije, y creo que todos allí coincidieron conmigo, que finalmente, nos topábamos con una herramienta capaz de convencernos de que contaba con una imaginación infinita. Esa experiencia peculiar me cambió la perspectiva sobre lo que era posible y me hizo reflexionar sobre el potencial de estas he-

rramientas para transformar radicalmente la manera en que pensamos y hacemos cualquier cosa. Recuerdo claramente cómo mis amigos y yo bromeábamos acerca de que ChatGPT eventualmente podría reemplazarnos como seres humanos, tal como ocurría en las películas de ciencia ficción. Sin embargo, más allá de las bromas, sentíamos un gran entusiasmo y alegría al descubrir que había una herramienta que podía ayudarnos a escribir y redactar cosas que antes se nos hacían muy difíciles y aburridas. ChatGPT no solo era un recurso práctico, sino también un catalizador, proporcionándonos ideas y sugerencias valiosas con una agilidad e inmediatez sorprendente. .

Aquel encuentro inicial con ChatGPT será recordado como un momento inolvidable. Así lo fue para muchas personas en esos días iniciales del lanzamiento de ese producto. Finalmente nos dimos cuenta del inmenso potencial de la inteligencia artificial y como, de manera casi mágica, esta tecnología tenía la capacidad de trastocar nuestra realidad cotidiana, tal como lo hicieron las computadoras y el internet en nuestra historia reciente. La interacción con ChatGPT representó una incursión más personal y trascendental en el mundo de la inteligencia artificial. También una oportunidad para reconectar con la maravilla de la innovación. Esta experiencia me recordó la importancia de siempre mantener una mente abierta y estar dispuesto a abrazar nuevas tecnologías que, al final del día, pueden enriquecer nuestras habilidades y expandir nuestros horizontes. Sin embargo, detrás del inmenso entusiasmo y curiosidad, como el de un niño en la mañana de Navidad, permeaba una voz bien bajita de cautela y peligro.

II. Contextualización y automatización científica

Desde 2008, mi grupo de investigación en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico ha estado inmerso en el desarrollo de herramientas computacionales para simular y comprender el comportamiento de materiales blandos, tales como coloides, cristales líquidos, gotas y polímeros. Nos fascina entender fundamentalmente cómo estos materiales se comportan dinámicamente, ya que esto nos permite definir rutas para manipular la materia (o al me-

nos los materiales basados en estos componentes elementales) para distintas aplicaciones. Para todo se necesitan materiales que puedan lograr el objetivo establecido. Diseñar materiales con propiedades específicas es un campo amplio y sumamente importante para prácticamente todos los sectores industriales.

Durante este tiempo, hemos desarrollado códigos, algoritmos y estrategias computacionales, utilizando una infraestructura robusta de computadoras y servidores para estudiar estos materiales bajo una diversidad de condiciones. Mi enfoque principal ha sido el estudio de suspensiones coloidales, compuestas de partículas a escalas de tamaño nano y micro suspendidas en un fluido. Cambiando las fuerzas de interacción y otras propiedades inherentes en estas partículas, hemos logrado desarrollar distintas estructuras y funcionalidades con estos sistemas. Como todo investigador, mis trabajos han sido publicados en revistas arbitradas por pares y algunos de estos trabajos han sido reseñados en portadas de dichas revistas. Esta experiencia de años en nuestro grupo de investigación me recordaba constantemente que aprender a manejar estas herramientas es complejo. Requiere mucha lectura, conocimiento y aprendizaje. Este arduo proceso era un desafío para mis estudiantes, quienes tenían trasfondos muy distintos a los míos y necesitaban una manera más eficiente para interactuar con todas estas herramientas y contextualizar la vasta información disponible en este campo. Por otro lado, para mí implicaba mucho tiempo de mentoría y dedicación a mis estudiantes. Aunque disfruto compartir mi conocimiento, no es una actividad sostenible a largo plazo. Además, como ocurre en muchas disciplinas, el conocimiento de los fundamentos se va ampliando y volviendo más robusto. Esa actualización no necesariamente avanza al mismo ritmo que uno, y cada vez se nos hace más difícil memorizar o tener las habilidades para acceder ágilmente todo este conocimiento. Entonces, surgió naturalmente la pregunta: ¿habrá una mejor manera de hacer todo esto?

Con la llegada de la inteligencia artificial, me di cuenta de que podíamos desarrollar un agente que interconectara todas nuestras herramientas

computacionales y códigos de simulación, tuviera amplio conocimiento de lenguajes de programación y de nuestro campo de investigación para guiarnos y ayudarnos en el proceso de realizar simulaciones, interpretar o contextualizar datos y llegar a conclusiones o recomendaciones. A partir de enero de 2024, formé un grupo de estudiantes voluntarios y juntos comenzamos a desarrollar este agente utilizando la tecnología de LLM, la misma que permite la existencia de herramientas como ChatGPT, para atender este reto. El agente se dividió en otros agentes especializados que se comunican entre sí y tienen reglas establecidas para interactuar efectivamente con los usuarios, que serían principalmente estudiantes investigadores.

Este agente será capaz, en par de años, de realizar simulaciones de manera autónoma. Nuestra expectativa es que, mientras este agente continúe desarrollándose y aprendiendo, y que los componentes utilizados para construir nuestro agente sigan mejorando, podamos comenzar a automatizar muchas de nuestras actividades de investigación, al punto que permitirá a los estudiantes y a nosotros, como investigadores, enfocarnos en otras áreas o tareas que se nos dificulta cubrir o completar, profundizando en nuevas experiencias y oportunidades.

Además, considerando que la investigación científica evoluciona rápidamente y con tanto contenido nuevo disponible, el agente nos ayudará a cerrar brechas de conocimiento primordialmente dentro de nuestro campo. También nos permitirá formular nuevas y sorprendentes preguntas de investigación, agilizando el proceso de descubrimiento y timonearlo por distintos rumbos. Visualizo que este agente, más allá de ser un simple acompañante en nuestros procesos de investigación, se convertirá en un investigador a tiempo completo. Utilizará la información que le proporcionemos, aprenderá de las simulaciones generadas y tomará decisiones autónomas para explorar sistemas coloidales o materiales de nuestro interés, creando mayor conocimiento de manera explorativa, como si fuese una persona. Soy consciente de que este avance traerá un impacto trascendental en la forma en que hacemos investigación y suscitará un debate ético so-

bre el uso de estas herramientas y la participación humana en los procesos creativos. Ya estos debates se están llevando a cabo en muchas empresas, universidades y gobiernos. Sin embargo, estoy convencido de que vale la pena explorar este camino, aunque con mucha responsabilidad. Al hacerlo, podremos acelerar y expandir las actividades de investigación y creación, proporcionando mayores oportunidades a más personas. Pienso que de esta manera haremos accesibles campos o disciplinas que requerían de muchas destrezas y habilidades que no eran atractivas para muchas personas, pero que sí tenían la curiosidad de explorar caminos nuevos.

La experiencia de comenzar a desarrollar un agente de inteligencia artificial ha sido, sin duda, uno de los proyectos más emocionantes en mi carrera. Ha sido hasta el momento un camino de innovación y colaboración y estoy ansioso por las posibilidades que se abrirán en el futuro gracias a esta tecnología. Por otro lado, y siendo totalmente trasparente, comienzo a ver las limitaciones de su crecimiento, que serán similares para otros grupos desarrollando cosas similares, tales como acceso a procesadores de alta capacidad, mayor almacenamiento de datos, disponibilidad de energía y otros factores enfocados en la conectividad de los agentes entre sí y entre otros sistemas.

III. La era de la divergencia

Nadie sabe con certeza qué nos depara el futuro, pero al observar el ritmo al que avanza la inteligencia artificial, es difícil no imaginar un mundo radicalmente transformado. Aunque muchas de nuestras predicciones sean especulativas, el potencial de la inteligencia artificial para cambiar nuestra vida cotidiana es enorme.

Imaginemos un futuro cercano donde la inteligencia artificial no solo sea una herramienta pasiva sino un socio activo en la toma de decisiones. En términos simples, la inteligencia artificial es la capacidad de una máquina para imitar las funciones cognitivas humanas como el aprendizaje y la resolución de problemas. Hoy en día, ya tenemos tecnologías disponibles y accesibles para desarrollar nuestros propios agentes de inteligencia artificial, pero ¿qué significa esto realmente? Un

agente de inteligencia artificial es un software que puede realizar tareas automáticamente, procesando información y actuando sobre ella. A medida que estas tecnologías avanzan, estos agentes se vuelven cada vez más sofisticados, capaces de interpretar grandes volúmenes de datos, aprender de ellos y tomar decisiones basadas en patrones y tendencias que detectan.

Prontamente estos agentes además de procesar información de manera aislada también podrán comunicarse entre sí, cooperar y aprender unos de otros; inclusive crear nuevos lenguajes. Esta intercomunicación podría permitir una sinergia sin precedentes. Por ejemplo, imagina que tienes un agente que monitorea tu salud física, midiendo signos vitales y hábitos alimenticios. Al mismo tiempo, tienes otro agente que brega con tus finanzas, analizando tus ingresos y gastos. Estos agentes podrían comunicarse entre sí para recomendarte no solo una dieta que se ajuste a tus necesidades nutricionales, sino también que sea económicamente viable, optimizando tu bienestar de manera holística. No me cabe la menor duda de que el agente que estamos desarrollando en mi grupo de investigación para el estudio y descubrimiento de materiales nuevos se estará comunicando eventualmente con agentes de otros grupos de investigación y, que entre ellos, definirán preguntas científicas para investigar y colaborar. Eventualmente, podría existir un mercado de agentes que se conecten entre sí, basándose en sus fortalezas y especializaciones que se encuentren para añadir valor y solucionar problemas en temas que antes veíamos como incompatibles.

La clave para lograr este nivel de interacción es el aprendizaje automático, una subdisciplina de la inteligencia artificial que permite a los agentes aprender y mejorar a partir de experiencias previas sin ser explícitamente programadas para cada tarea. A medida que los agentes acumulan más datos y experiencias, se vuelven más precisos y eficientes en sus recomendaciones y acciones.

Sin embargo, este avance también plantea desafíos y preguntas éticas importantes. Será necesario asegurar que estos agentes tomen decisiones que respeten nuestra privacidad y autonomía y que garanticen que los beneficios se distribuyan

equitativamente. Estas son cuestiones que la sociedad deberá abordar a medida que nos adentramos en esta nueva era de divergencia tecnológica.

IV. La tecnología es nuestra humanidad

Durante millones de años, átomos y moléculas simples que llegaron a este planeta comenzaron a colisionar entre sí. Infinitas combinaciones de moléculas, guiadas por factores externos como la temperatura y la presión, se encontraron y gradualmente se unieron, compartiendo electrones y otras subpartículas para formar nuevas entidades moleculares. Estas moléculas, ahora un poco más complejas, comenzaron a parecerse a piezas de un rompecabezas que, al conectarse con otras, revelaron estructuras moleculares mucho más complejas.

Con el tiempo, estas moléculas se volvieron más grandes y ganaron funcionalidades. Al unirse con otras moléculas similares, iniciaron la secuencia de creación de sistemas complejos a partir de unidades simples. En este proceso continuo surgieron los precursores de la vida. De simples células salieron organismos. La perseverancia y resiliencia de estos organismos dieron paso, cientos de millones de años después, a los seres humanos.

Con el avance y evolución de la especie humana, replicamos los principios básicos que dieron origen a la vida, pero esta vez aplicado a la información y el conocimiento para mejorar condiciones y facilitar la propia vida. En uno de esos momentos de socialización entre humanos, impulsado por la casualidad y la experimentación, surgió la tecnología. A medida que nuestro conocimiento avanzó, comenzamos a manifestarlo en herramientas y procesos ordenados para resolver problemas.

La tecnología es un reflejo de nuestra humanidad y evolución. Inicialmente, el dominio del fuego y la creación de herramientas de piedra transformaron la vida de los primeros humanos, mejorando la caza y la protección. Con el tiempo, la invención de la rueda facilitó el transporte y el comercio, mientras que la escritura permitió la preservación y diseminación del conocimiento. La revolución industrial del siglo XVIII introdujo la maquinaria a vapor y la producción en masa. En el siglo XX, el desarrollo de la electricidad, los vehículos a motor y la aviación revolucionaron la

movilidad y la comunicación. Más recientemente, la era digital ha visto la proliferación de computadoras, internet y tecnología móvil, conectando al mundo de formas antes inimaginables y abriendo camino a nuevas fronteras.

Historia tras historia, vemos cómo el ser humano, por necesidad o sobrevivencia, integra herramientas y soluciones, usando materiales que encuentra en su entorno. Este proceso de integración y adaptación es como tejer una gran sábana de conocimiento acumulado e interconectado, que le permite subir un escalón adicional en su emprendimiento y búsqueda personal o colectiva. A lo largo de los siglos, como seres humanos, hemos enfrentado torpezas, errores y obstáculos, desafiando constantemente los paradigmas establecidos para innovar y encontrar soluciones nuevas. Cada vez que desarrollamos una nueva forma de hacer las cosas, se va reduciendo poco a poco el universo de lo desconocido. Este esfuerzo ha permitido que, donde antes existía un vacío de comprensión, gradualmente lo llenemos de respuestas. Estas respuestas no solo satisfacen nuestras curiosidades, sino que también impulsan el progreso y mejoran nuestra calidad de vida. A medida que avanzamos tecnológicamente, esas respuestas se vuelven más precisas y eficaces. En fin, la tecnología actúa como un catalizador que acelera nuestra capacidad de resolver problemas y arrojarle luz a todo lo incierto.

En este continuo proceso de descubrimiento e innovación, la humanidad no solo se adapta a su entorno, sino que también se transforma. Cada avance tecnológico abre nuevas posibilidades, plantea nuevas preguntas y nos invita a seguir explorando. Así, el conocimiento se expande, los misterios se desvelan y la brecha entre lo conocido y lo desconocido se reduce.

Con la entrada de la inteligencia artificial, aceleramos cada vez más los avances tecnológicos en la medida en que son capaces de automatizar tareas complejas, analizar y contextualizar grandes volúmenes de datos y descubrir patrones ocultos que los humanos difícilmente podrían detectar. Su capacidad para aprender y mejorar con el tiempo permite optimizar procesos en diversas industrias, desde la medicina hasta la ingeniería,

agilizando la innovación y reduciendo costos. Además, la inteligencia artificial puede simular escenarios y realizar experimentos virtuales, acelerando la investigación científica. En cuanto a las grandes preguntas, la inteligencia artificial puede contribuir significativamente al analizar datos astronómicos para entender el universo, modelar el cambio climático para prever su impacto o incluso desentrañar los misterios del cerebro humano, proporcionando así respuestas y soluciones que antes eran inalcanzables.

En ese punto divergente, quizás en un futuro cercano, donde todo lo desconocido se hace conocido y cerramos todas las brechas, y las moléculas se transforman permanentemente en dígitos, me pregunto si este es el desenlace de la trayectoria de la humanidad o el comienzo de una nueva o si perderemos la emoción y nuestra curiosidad innata. Finalmente quedará por saber cómo estas herramientas, y el conocimiento que nos aleja de lo místico y misterioso del universo, afecte o altere nuestra humanidad.

Historia tras historia, vemos cómo el ser humano, por necesidad o sobrevivencia, integra herramientas y soluciones, usando materiales que encuentra en su entorno.

Este proceso de integración y adaptación es como tejer una gran sábana de conocimiento acumulado e interconectado, que le permite subir un escalón adicional en su emprendimiento y búsqueda personal o colectiva.

El desarrollo tecnológico representa una de las características más trascendentales de la sociedad contemporánea. Los avances en el campo de la tecnología han facilitado el surgimiento de una identidad social que para muchos estudiosos representa:

La tecnología y la construcción de saberes en los espacios

cibernéticos

La Revolución Industrial ha sido uno de los factores más determinantes en el desarrollo de la sociedad contemporánea. Con el éxito de la implementación de máquinas innovadoras para aumentar la producción se comenzó una nueva era en la historia de la humanidad. En ese proceso, los avances alcanzados por la industrialización tuvieron como aliada la ciencia aplicada a la tecnología. Este aspecto, por otro lado, ha permitido que las sociedades con mayores capacidades para el desarrollo, control y adquisición de esas nuevas tecnologías adquieran cierta hegemonía ideológica a nivel global.

El desarrollo tecnológico representa, sin lugar a duda, una de las características más trascendentales de la sociedad contemporánea. Los avances en el campo de la tecnología han facilitado el surgimiento de una identidad social que para muchos estudiosos representa:

“la inauguración de un tipo de sociedad completamente nuevo y a menudo bautizado como «sociedad postindustrial» (Daniel Bell), aunque designado también frecuentemente como «sociedad de consumo», «sociedad de los medios», «sociedad de la información», «sociedad electrónica» o de las «altas tecnologías», etc.” (13.14)

En esa definición deben resaltarse unos aspectos de gran interés. Nos referimos al consumo propio del capitalismo avanzado, el rol de los medios de comunicación y el aspecto relacionado a la alta tecnología. Frederic Jameson ha estudiado

los vínculos entre el capitalismo y la tecnología y concluye que la misma es producto de los avances del sistema capitalista. Como consecuencia, mientras mayor es el dominio de la tecnología, mayor es la capacidad productiva de las sociedades capitalistas. En esa dinámica, el uso de la tecnología puede verse como un ejercicio del poder hegemónico: El poder ha sido utilizado a lo largo de la historia humana para influenciar a las masas. (163)

En concordancia con lo anterior, es legítimo examinar el rol de la tecnología aplicada a los medios de comunicación en la construcción de saberes en la sociedad. Este objetivo adquiere particular interés en la sociedad actual donde los medios virtuales de comunicación tienen un alcance de magnitud insospechada. La masificación del uso de la internet, accesible tanto en los ordenadores como en los llamados teléfonos inteligentes o simplemente celulares, ha facilitado un intercambio de saberes cuya función principal es adelantar ideas, vender productos, ejercer influencias sociales, culturales o políticas, sobre quienes a diario forman parte de la red de consumidores de las redes sociales o de cualquier espacio cibernético. Lo dramático de este planteamiento resulta en la manera en que el desarrollo tecnológico ha propiciado una nueva realidad social donde es posible influir cabalmente en la construcción y difusión de conocimiento desde esferas fuera de cualquier control estatal o de los mecanismos que tradicionalmente se agenciaban el poder sobre el mundo de las ideas. Por ejemplo, no es necesario hablar desde la oficialidad de una institución como la universidad, la escuela o el propio gobierno, para

ejercer poder sobre la industria del conocimiento. Se ha llegado a una realidad donde, en palabras de Jean Francois Lyotard: “Es razonable pensar que la multiplicación de las máquinas de información afecta y afectará a la circulación de los conocimientos tanto como lo ha hecho el desarrollo de los medios de circulación de hombres primero (transporte), de sonidos e imágenes después (media).” (6) La capacidad de facilitar la circulación de los conocimientos es una de las mayores virtudes de la tecnología moderna. Ese principio puede parecer muy meritorio debido a que se puede estar de acuerdo en la importancia que tiene la difusión del conocimiento en la sociedad.

Ahora bien, la preocupación que despierta el axioma anterior radica en el libre ejercicio de manejar esos conocimientos. Hemos estipulado con anterioridad la relación entre el capitalismo y el desarrollo de la tecnología. En la misma se identifica una dinámica de poder. Los medios de comunicación modernos tienden a construir discursos que representan las nociones hegemónicas de sectores cuyos intereses capitalistas se nutren de la masificación de estos. Son, incluso capaces de influir en la toma de decisiones, aspecto que en conformidad con Lyotard merece ser reexaminado: En ese contexto, las nuevas tecnologías, dado que hacen que los datos útiles para las decisiones (y, por tanto, los medios del control) sean todavía más móviles y sujetos a la piratería no vienen sino a agravar la urgencia de ese reexamen. (7) Es notorio reconocer que uno de los aspectos más poderosos de la tecnología de las comunicaciones es el control de la información. La manera en que ese control se ejerce para incluir en las decisiones que gran parte del grupo social toma en referencia sus hábitos de consumo, su ideal de la moda, sus preferencias políticas, entre otros factores, son abiertamente identificables. Resulta importante reconocer la dinámica desarrollada por las redes sociales, por ejemplo, donde ocurre una interacción dominada (como suele ocurrir en la comunicación) por los emisores frente a los receptores. Es ahí donde se puede identificar con mayor precisión el alcance del poder de los discursos de quienes dominan estos medios. Esta es una característica que, una vez más, podemos vincular con el capitalismo do-

minante en la sociedad posmoderna. Así lo identifica Lyotard: En ese caso, éste tendría la transparencia del liberalismo. Lo que no impide que, en los flujos de dinero, unos sirvan para decidir mientras que los otros sólo sirvan para adquirir. Se imaginan paralelamente flujos de conocimientos que pasan por los mismos canales y de la misma naturaleza, pero de los que unos estarían reservados a los «decididores», mientras que los otros servirían para pagar la deuda perpetua de cada uno con respecto al lazo social. (8) El grupo identificado por Lyotard como decididores representa, obviamente a quienes ejercen el dominio en la circulación del conocimiento. En la actualidad se identifica, por ejemplo, a los famosos influencers que mantienen una presencia muy activa en las redes sociales. Algunos de estos personajes han logrado amasar grandes fortunas de dinero a través de sus incursiones en las redes. Estos personajes son verdaderos constructores y difusores de conocimiento. Su mayor virtud es la capacidad de influir en los demás, especialmente en las decisiones que sus seguidores toman. Son personas que han logrado credibilidad gracias a sus capacidades discursivas, lo que les permite contar con una red de seguidores quienes se convierten en los objetivos publicitarios de las empresas, marcas o inversionistas que los patrocinan. El poder del influencer radica en convencer, lograr la aceptación de un producto, de una ideología, etc. Estos pueden llegar a miles y hasta millones de personas, de ahí emana su autoridad y valor como agente con el potencial de mover las masas. Pertenecen al grupo de personas con la capacidad de acentuar las evoluciones ideológicas que representan el potencial de modificar los espacios sociales. (166)

Cuando se pretende ejercer influencia sobre la sociedad se hace con una intencionalidad que dialoga usualmente con los parámetros de los grupos hegemónicos cuyos valores e ideologías conforman los patrones asociados a la burguesía característica de las sociedades capitalistas. Esos patrones son prácticamente universalizados y representan las aspiraciones de muchos de los componentes de la sociedad. En gran medida, el

activismo de quienes poseen plataformas de poder en los medios de comunicación se adapta a esos parámetros y se convierten en agentes que persiguen el objetivo de intervenir en los espacios sociales con discursos a favor de los valores asociados a la burguesía. En esa interacción adquieren un valor que les supone ganancias económicas y prestigio social de gran magnitud. Como parte de esa dinámica, el mundo virtual y sus respectivas plataformas cibernéticas se convierten en herramientas de gran utilidad para difundir lo que el pensador Roland Barthes ha llamado los mitos. En su clásico texto titulado Mitologías, Barthes discute la formación y alcance de los mitos en la sociedad. Para este teórico, los mitos son un tipo de habla o discurso elaborado a través de la comunicación que logran asignarle determinados significados a los conceptos sociales. De esa manera construyen creencias, verdades o ideologías, que se constituyen en verdades naturales aun cuando en realidad son representaciones que cumplen con el propósito de quien las crea. Es importante destacar que los mismos dependen de la comunicación y de su capacidad para construir significados, es en esa fórmula donde las redes sociales modernas con sus espacios virtuales han recurrido a la construcción de mitos como una estrategia útil para penetrar en las mentes de los usuarios de las llamadas redes sociales.

Para Barthes, el mito es un habla (168).En ese contexto se pueden ubicar los discursos que continuamente se difunden a través de las redes virtuales donde los que controlan los mismos asumen el poder de transmitir sus mensajes en un proceso de mitificación. Plataformas como Facebook, Instagram, X, entre otras, se han convertido en espacios donde se depende de los mitos para lograr éxito. Para tales fines se recurre a un sinnúmero de herramientas debido a la riqueza multidimensional del mito. Afirma Barthes: Esta habla es un mensaje y, por lo tanto, no necesariamente debe ser oral; puede estar formada de escrituras y representaciones: el discurso escrito, así como la fotografía, el cine, el reportaje, el deporte, los espectáculos, la publicidad, todo puede servir de soporte para el habla mítica.

El mito no puede definirse ni por su objeto ni por su materia, puesto que cualquier materia puede ser dotada arbitrariamente de significación ... (168)

Como es lógico asumir, lo importante es la otorgación de significados. Cada estrategia, ya sea a nivel de imágenes, escritura, sonografía, etc.., es útil para el mito y, por ende, para la construcción de saberes que se adoptan en la sociedad como verdades naturales. Desde esa lectura podemos identificar en la hegemonía del uso de estos mitos, un ejercicio de poder. Las redes sociales le permiten, a quienes transmiten sus saberes a través de estas plataformas, ejercer un ejercicio de poder que se concentra en el lenguaje. Michel Foucault diserta sobre el poder del lenguaje en quienes tienen la potestad de ejecutar el habla o sea de dominar los significados del discurso. Plantea Foucault: Así pues, saber consiste en referir el lenguaje al lenguaje, en resistir la gran planicie uniforme de las palabras y de las cosas. Hacer hablar a todo. Es decir, hacer por encima de las marcas el discurso segundo del comentario. Lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar. (58) Estas expresiones nos ayudan a entender el alcance de los personajes como los ya identificados anteriormente en este escrito como los influencers. Una traducción completamente literal de este concepto nos llevaría a catalogarlos como aquellos que con su presencia constante en las redes sociales ejercen influencia. Estos personajes se atribuyen, enmarcándonos en Foucault, el poder del habla, de comentar y de interpretar. Son de acuerdo con Barthes, constructores de mitos. De esta manera sus comentarios o interpretaciones se aceptan como verdades en la sociedad. Sus expresiones no se interrogan, son citadas por los usuarios de las plataformas como las fuentes de autoridad absoluta.

A tenor con los planteamientos anteriores, es meritorio reflexionar sobre una de las características más importantes de los mitos: su capacidad de adaptarse a la realidad temporal o a las circunstancias sociales predominantes. Sus significados no pierden vigencia debido a que son mutables. Barthes describe esta cualidad de los mitos de una manera elocuente: El significante del mito se presenta en forma ambigua: es, a la vez, sentido y for-

ma, lleno de un lado, vacío del otro. Como sentido, el significante postula de inmediato una lectura, se lo capta con los ojos, tiene realidad sensorial (a la inversa del significante lingüístico que es de naturaleza puramente psíquica), tiene riqueza ... (Mitologías, 113)

La ambigüedad que Barthes le atribuye a los mitos, o su carencia de substancia, es bien importante. De esta manera se pueden defender con relativa facilidad debido a que resultan moldeables. Son verdades construidas que en muchas ocasiones pueden ser explicadas y concebidas de diferentes maneras de acuerdo con el juicio e interés de quienes las construyen. Pueden ser, incluso pronunciamientos carentes de sentido y lógica racional, pero con la capacidad de ser presentados como verdades que se adaptan a los intereses de los que controlan el discurso. Foucault se refiere a esa especie de mutabilidad del discurso con las siguientes expresiones:

Una formación discursiva no desempeña, pues, el papel de una figura que detiene el tiempo y lo congela por décadas o siglos; determina una regularidad que le es propia a unos procesos temporales; plantea el principio de articulación entre una serie de acontecimientos discursivos y otra serie de acontecimientos, de transformaciones, de mutaciones y de procesos. (99, 100)

Esa es precisamente una de las virtudes de la información vertida a través de los medios de comunicación cibernética. Es capaz de trascender conforme a la temporalidad. Se ajusta a las inquietudes, dinámicas e ideologías que se encuentran presentes en el momento en que se genera la información. Es un discurso que es mutable, se adapta siempre a las intenciones de quien habla, a ese fenómeno lo llama Saussure como la mutabilidad del signo o la capacidad de este para permitir cierta alteración con el objetivo de ajustarse a los postulados de quien los maneja. Esta alteración del signo opera con el propósito de construir significados: Sean cuales fueren los factores de alteración, ya obren aisladamente o combinados, siempre conducen a un desplazamiento de la relación entre el significado y el significante. (95)

Es sabido que en la comunicación existe una interacción entre el significante y el significado. De esa interacción nacen los signos. Saussure propone que el significante es lo que llama la imagen acústica que genera la representación de los conceptos, objetos, etc.. Esta se produce en la mente del individuo. Mientras tanto, el significado es la idea que surge de la representación del significante. Este es el producto de una construcción que se percibe como una realidad, aunque en verdad no necesariamente esté vinculada con la naturaleza existencial de las cosas. Es el concepto asociado a determinada representación acústica o visual, que provoca en la mente la palabra hablada o escrita. Es la idea que se despierta en el cerebro y que puede no corresponderse en su totalidad con lo real, puesto que supone una interpretación subjetiva, que se construye a base a la percepción individual de la realidad. Esta argumentación teórica alrededor de los conceptos significante y significado a la manera en que los describe Saussure nos conduce a identificar la función constructora de signos elaborados a través de la tecnología de las comunicaciones virtuales donde constantemente se le otorgan significados a los significantes en un ejercicio donde arbitrariamente se recurre al poder de construir significados y legitimarlos como verdades por medio de la difusión de información intencionada.

Por otro lado, el teórico Jacques Derrida en su libro De Gramatología analiza esa capacidad del lengua de transmitir los significados del productor del discurso y concluye que el lenguaje puede ser utilizado para transmitir los significados deseados a través de la manipulación de los signos. Los espacios sociales a los que pertenecen los medios de comunicación virtuales constituyen escenarios idóneos para la manipulación de signos debido a la capacidad delos mismos para penetrar en los espacios del diario vivir de las personas.

Es, por otro lado, en esa dualidad de significante y significado donde se pueden construir los signos correspondientes a los mitos que son fácilmente transmitidos en las redes sociales y que en la sociedad se aceptan como verdades naturales. Todos hemos tenido alguna experiencia parecida

a escuchar una conversación de personas en la fila de un supermercado, por ejemplo, donde una de las mismas, al defender su punto frente a otra le señala: Eso es verdad, yo lo leí en Facebook. Lo cierto es que la sociedad del capitalismo avanzado representa un cambio de paradigma en la manera en que se percibe el individuo. El filósofo surcoreano Byyng Chul Han ha meditado en las características de esta sociedad y la ha clasificado como la sociedad del cansancio o la sociedad transparente. Han postula que uno de los factores que identifica esa sociedad es el paso de la sociedad disciplinaria expuesta por Michel Foucault a lo que llama la sociedad del panóptico digital. En esta nueva concepción del espacio social, Han estipula que la tecnología cibernética - especialmente en su modalidad de las redes sociales- concibe el cuerpo como una mercancía digital. La misma, entonces asume la función de controlar al individuo. El sistema punitivo del Estado, presentado por Foucault, por ejemplo, es superado por otros mecanismos de control que muy bien pueden surgir de factores como la vigilancia digital a la que todos estamos expuestos con el uso de la tecnología.

Una de sus hipótesis es que el producto de las exigencias del capitalismo ha sido el surgimiento de unos espacios de rendimiento. Se llega al punto de aceptar la encomienda de rendir exageradamente, lo que produce agotamiento. Claro, en esa dinámica se concibe una especie de sensación de libertad que en realidad conduce a la auto explotación. Se vive para producir y consumir desmedidamente o el hiperconsumo. Mientras tanto se renuncia a la intimidad, se recurre a la exposición y al exhibicionismo, lo privado se convierte en público, especialmente por medio de lo que se postea en las redes. En ese espacio de transparencia no se razona mucho, no hay lugar para el análisis propio. La información se recibe desde el mundo digital. No interpretamos la realidad, la misma se nos he dada por quienes dominan los medios de comunicación digital. Es una atmósfera donde sobreabunda la positividad, aunque acompañada del cansancio.

Como hemos visto, el mundo posmoderno actual representa muchos retos. Los mismos, en gran manera, responden a la tecnología cibernéti-

ca y a la configuración de unos espacios donde se ejerce un ejercicio de poder por medio del control de la tecnología. Esto es todavía más evidente con el alcance de la inteligencia artificial y la accesibilidad de los aparatos (teléfonos, ordenadores, ect.) aliados de los discursos e ideologías dominantes. La tecnología, hija de la revolución Industrial y del capitalismo avanzado; ha reconfigurado, mitificado y significado el mundo. Estamos ante el surgimiento de una sociedad posreal.

Referencias

Barthes, Roland. Mitologías. Siglo XXI Editores, 1999.

Calderón, Edwin. “El poder: la hegemonía de lo político.” Revista Reverso de Estudios Culturales, 2023.

Chartier, Roger. El mundo como representación. Editorial Gedisa, 2005.

Derrida, Jacques. De la gramatología. Siglo XXI Editores, 1978.

De Saussure, Ferdinand. Curso de lingüística general. Editorial Losada, 1945.

Foucault, Michel. La arqueología del saber. Siglo XXI Editores, 2022.

---. La sociedad punitiva. Fondo de Cultura Económica, 2016.

---. Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Siglo XXI Editores, 2010.

---. Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores, 2022.

Han, Byung-Chul. La sociedad del cansancio. Editorial Herder, 2012.

Jameson, Fredric. El posmodernismo o la lógica del capitalismo tardío. Paidós, 1991.

Lyotard, Jean-François. La condición posmoderna: informe sobre el saber. Cátedra, 1991.

De la Enciclopedia de Diderot a la Inteligencia Artificial: Sin humanidades no hay diseño

“Aún hasta hace bien poco nuestro entorno estaba formado por cosas: muebles y casas, máquinas y vehículos, trajes y moda, libros e imágenes, latas de conserva y cigarrillos. En nuestro entorno no había también seres humanos, aunque, en gran parte, la ciencia ya los había convertido en objetos: se habían vuelto, como todas las demás cosas medibles, calculables y manipulables.”

Vilém Flusser, La no cosa (I)

La historia de la humanidad se ha caracterizado por la ambición de adquirir y contener el conocimiento, pues los saberes nos acercan a la emancipación. La búsqueda y la recopilación de saberes se materializaron hace más de un siglo en textos como la Encyclopedie de Denis Diderot. Una empresa que dependió de las redes sociales, entendidas aquí como un cuerpo social, seres humanos que colaboran entre sí, y no como plataformas de comunicación digital.

Estos cuerpos sociales, aseguraron recoger el conocimiento acumulado hasta el momento, con el objetivo de ponerlo a disposición de la humanidad. Esta iniciativa supuso un cambio de paradigma tan significativo como el que provocó el acceso al internet en las últimas décadas del siglo 20 y más adelante el internet 2.0 (O’Reilly). Este último no se separa de la promesa de la enciclopedia de Diderot, aunque se diferencian en los grupos que construyeron los saberes. El esfuerzo de

Diderot reunió a múltiples estudiosos de diversas disciplinas que contribuyeron a la democratización de los saberes. Por otro lado, el internet 2.0 se configuró a partir de un intercambio masivo de todo tipo de saberes bajo la premisa de la autorregulación por medio del beta permanente, o sea, susceptible a cambios constantes además de otros mecanismos que lo regulan.1

De acuerdo con Peter Burke, “La Encyclopédie constituyó una especie de suma de la información disponible en su tiempo, a la vez que una ilustración perfecta tanto de la política como de la economía del conocimiento” (capítulo 1). La enciclopedia de Diderot transformó las formas de adquisición de conocimientos atados a la búsqueda de la modernidad. La intención fue reconfigurar y acelerar la diseminación del conocimiento humano como base para el progreso de la sociedad. Esto se logró ofreciendo un espacio predominante a los procesos de manufactura y el hacer de objetos, como una categoría relevante al conocimiento universal. El resultado fue la ruptura con el monopolio de los gremios, la innovación a partir de la disponibilidad del conocimiento técnico y la evolución hacia nuevos productos. En la actualidad esto se traduce en las formas de aprendizaje colectivo que dependen de plataformas como: Wikipedia, redes de comunicación digital y la inteligencia artificial que constituyen la versión masiva tanto en ejecución como en alcance en comparación con la empresa de Diderot.

Todo está en internet es una frase de uso cotidiano que coloca a la red como portadora del conocimiento universal, un espacio virtual de pro-

ducción cultural que ofrece un umbral ilimitado de información. Acceso que históricamente se ha equiparado a la adquisición de poder y que constituye en teoría, un mecanismo emancipador que contribuye a formas mucho más democráticas de aprendizaje.

La aparición de medios digitales de comunicación como YouTube y más recientemente las redes de comunicación digital: Facebook, X, Instagram, TikTok entre otras junto con la Inteligencia Artificial (IA) ampliaron las maneras de adquirir y expandir el conocimiento. Esta participación dinámica de diversos sectores de la sociedad en el intercambio de saberes enlazado a los avances tecnológicos, en materia de dispositivos móviles, evolucionó de tal manera que hoy damos por sentado que llevamos el conocimiento literalmente al alcance de la mano. La búsqueda activa de información no se denota coloquialmente con el verbo investigar sino, con la acción de “googlear”. Para ello basta con que se dude de la información provista en cualquier escenario.

Esta democratización despoja a las instituciones educativas del monopolio de la distribución de los saberes y pone en manos de los individuos toda la responsabilidad de su propia alfabetización. La alfabetización aquí no es entendida como “la capacidad de cuestionar fuentes, deconstruir opiniones y leer ideología en mensajes casi neutrales” (Lovink, What design can’t do 41) si no como la habilidad para producir contenido y generar interacciones en las redes sociales. Es decir, la “inflación de la información” (Lovink 41) tuvo como consecuencia un reduccionismo intelectual que rehúye de la complejidad y se manifiesta en términos binarios. “El rechazo mental de la autoridad está ahora tan extendido y se ha hundido tanto en las rutinas y mentalidades diarias que se ha vuelto irrelevante si negamos, respaldamos o deconstruir una información en particular” (Lovink 46). Este señalamiento, muestra las contradicciones inherentes a las formas de aprendizaje actual que por un lado rechazan la institucionalización de los saberes y por el otro, aspiran a un título universitario. En los cursos introductorios de diseño, ante la interrogante de por qué el diseño como carrera, la respuesta más frecuente de los estudiantes

suele ser “Porque me gusta”. La lógica binaria del “Me gusta” en la que la negatividad —el “No me gusta”— queda oculta junto con el razonamiento crítico del por qué, impregna todas las facetas de la vida cotidiana incluyendo la carrera a escoger. Esta frase que se ha popularizado por las redes sociales que deriva del “Like” de la plataforma de Facebook ha impactado la forma en que el ser humano se relaciona con el entorno y los otros. Este concepto igualmente se traslada a otras plataformas de comunicación digital mediante el símbolo del corazón de Instagram, TikTok y X.

Por otro lado, estas interacciones adquiridas de estos contextos digitales se han apoderado de las decisiones diarias de los usuarios o consumidores. Incluso, es posible argumentar que estas plataformas digitales construyen un escenario virtual que expone y maximiza la visibilidad del diseño como resultado final. Enmarcadas en su inherente relación con el ‘e-commerce’ y la ubicuidad de la publicidad pagada para adquirir visibilidad, proveen a estas marcas o ‘star designers’ un espacio para impulsar sus proyectos. Como consecuencia, son entendidas por los futuros estudiantes y profesionales del diseño como el espacio idóneo de validación creativa y profesional.

En el contexto de las redes de comunicación digital las carreras asociadas al diseño aparentan una garantía de éxito en este ecosistema y a su vez, el contenido de las redes sociales se presenta ante la mirada de los usuarios, en este caso los estudiantes, como la normativa a seguir en el camino hacia la “fama y la fortuna”. Aludiendo al contenido digital Geert Lovink argumenta que se deben evaluar “los bots y la economía del «Me gusta» por lo que son: características clave del capitalismo de plataforma que capturan valor a espaldas de los usuarios. Las redes sociales no son una cuestión de gusto o estilo de vida como en «una elección del consumidor», son nuestro modo tecnológico de lo social” (63). En la medida que se plantean las influencias de estos medios comunicativos su aparato discursivo determina el modelo de identidad profesional, el quehacer y las normativas del comportamiento en sociedad. La “elección del consumidor” que menciona Lovink —intencionalmente entre comillas— se refiere al

aparente poder del usuario para elegir sus intereses, pues estos están previamente elegidos por el algoritmo. La responsabilidad crítica del usuario recae en preguntarse quién maneja el algoritmo y de analizar cuáles son los mecanismos que emplean estos entes de poder para así cuestionar sus intenciones. Por otro lado, en lo que concierne a las profesiones creativas, lo que queda evidenciado en estas plataformas digitales es el resultado final, mientras el desarrollo conducente a ese determinado éxito queda oculto privando al consumidor de ese conocimiento.

Lo anterior explica la decisión de la elección profesional de estudiar diseño asociado al “Me gusta”, pues no siempre existe claridad de por qué. Ahora, ¿por qué estudiar diseño? ¿Se estudia diseño porque “Me gusta” como consumidor o porque “Me gusta” como productor creativo?

El atractivo de las carreras asociadas a las industrias creativas se revela en un notable crecimiento de la demanda de profesiones dentro del ecosistema del diseño. Esta tendencia puede estar impulsada por el interés en crear marcas autogestionadas que ofrecen un sinnúmero de productos; gráficos, industriales o de moda. Las estadísticas del ‘Perfil de la clase graduanda 2023’ que provee la organización del College Board incluye una gráfica que presenta los intereses académicos de la clase graduanda de ese mismo año. En esta, las ‘Bellas Artes y Diseño’ constituyen las profesiones predilectas con un 9.4% y además ante el impulso del emprendimiento, ‘Administración de Empresas’ se presenta con un 8.8%. Al lado opuesto de esta tabla en último lugar con un 0.8% de interés se encuentran las ‘Humanidades’. Esta disparidad entre el interés por estudiar diseño frente a las humanidades es la que ha motivado esta investigación.2

En un contexto social en el que se prima la inmediatez como consecuencia directa de las plataformas de comunicación digital, la velocidad del internet, la posibilidad de que “todo está en la web” y el advenimiento de la inteligencia artificial, el resultado es un desequilibrio en las formas de adquirir conocimiento cuando estas se enfrentan a la reflexión crítica. Esta disposición coloca a las materias humanísticas en desventaja porcentual pues este esfuerzo crítico se

En el contexto de las redes de comunicación digital las carreras asociadas al diseño aparentan una garantía de éxito en este ecosistema y a su vez, el contenido de las redes sociales se presenta ante la mirada de los usuarios, en este caso los estudiantes, como la normativa a seguir en el camino hacia la “fama y la fortuna”.

suele desarrollar con más ahínco en el campo de las humanidades.

Las humanidades son disciplinas que estudian la experiencia humana, la cultura y el pensamiento, estas son un elemento esencial en los procesos de diseño. El diseño no debe ser visto como una profesión disociada de las humanidades, dado que esta práctica se basa en la solución de problemas humanos desde la cultura material. En efecto las humanidades no son el único componente que acompaña la educación del diseño, sino también, las ciencias y la ingeniería. No obstante, las humanidades poseen un rol fundamental en la efectividad de los productos. Puesto en concreto, observar y analizar la anatomía, el comportamiento

humano, sus necesidades y el contexto sociocultural es primordial para este proceso.

Separar las humanidades de las prácticas del diseño representa problemas para la sociedad. En primera instancia les resta importancia a los precedentes históricos contribuyendo a la idea de que el desarrollo del diseño nace en el vacío. Este fenómeno se produce como consecuencia de la relación coactiva con el aparato digital, sobre la que el filósofo Byung-Chul Han comenta que, “La palabra «digital» refiere al dedo (digitas), que ante todo cuenta. La cultura digital descansa en los dedos que cuentan. Historia, en cambio, es narración. Ella no cuenta” (De la acción al tecleo).

De este modo, se resta valor al análisis cualitativo frente a los cuantitativos y lo que resulta en la negación de la historia. En el contexto de las redes sociales, lo que cuenta es la cantidad no la calidad. Esto no es nuevo, como afirma Burke, ante las contradicciones de los registros históricos de distintas fuentes y la creciente distinción entre el conocimiento cuantitativo frente al cualitativo, las matemáticas cobraron mayor importancia desde el siglo XVII3

Segundo, equipara el “Me gusta” a la efectivida del producto ignorando otros factores fundamentales como la ergonomía y la funcionalidad, ambos difícilmente comprobables a través de las pantallas digitales. El “Me gusta” se enfoca en la parte esencialmente estética y en el conteo de “Likes”. Quien juzga el contenido define su eficacia a través de la vista y de la cantidad de reacciones que alcanza. Esto obviando el rol de los demás sentidos, el tacto, el olfato, la audición y el gusto, en la eficacia y utilidad del diseño. Tercero, la indiferencia que se percibe en las interacciones de las redes de comunicación digital no representan los valores que rigen el diseño. Ciertamente la empatía es una cualidad esencial a la hora de resolver problemas de diseño y es indispensable para el diseñador. Como consecuencia, el diseño no debe ser todo digital y tecnología sin considerar al ser humano y sus necesidades. Aunque, ciertamente estas necesidades van cambiando con el tiempo y el diseño debe responder y adaptarse a ello con suma responsabilidad. Es ante todo un proceso transdisciplinario y evolutivo que toma en consideración

al humano, las tecnologías, el contexto social, político, económico y cultural, el medio ambiente, entre otros factores para probar su efectividad.

La pregunta de por qué estudiar diseño ha traído varios debates en la academia, desde siglos pasados. Inicialmente las profesiones del diseño comenzaron como oficios que se aprendían en el taller y no en espacios universitarios. Como disciplina institucionalizada en Puerto Rico hace, aproximadamente, 25 años es común la falta de conocimiento sobre qué es diseño, lo que concierne y lo que pretende una educación de esta profesión. En palabras del diseñador Silvio Lorusso, este desconocimiento yace en la percepción general de las profesiones en la que se ve al diseñador más como un técnico que como un intelectual (274). Por esto se tiende a cuestionar la necesidad y el por qué estudiar diseño ya que el mismo depende grandemente de la práctica y existen diversos medios para lograr adquirir las destrezas técnicas de las diferentes concentraciones del diseño. Otra causa de los cuestionamientos hacia la disciplina del diseño son los cambios constantes de las industrias y la mutabilidad del contexto que impactan la formación de futuros diseñadores. Una creciente demanda en las profesiones del diseño en Puerto Rico es un cambio positivo, no obstante, representa un reto desde la óptica económica y de ejecución de los proyectos, la capacidad industrial y el acceso a la materia prima.

Resulta indispensable reiterar que el rol principal del diseño es crear productos innovadores y mejorar la apariencia y el funcionamiento de un producto. Paralelamente se debe mejorar la experiencia de sus usuarios y consumidores, de modo que también sea responsable con el medio ambiente y la sociedad. Con referencia a cómo estas prácticas se enseñan en el aula Meredith Davis enfatiza que, “These values shaped design education, rewarding students for the novelty of their solutions and mastery of materials and technologies. Faculty typically scaffolded curricular experiences from simple to complex, starting with exercises that established a vocabulary of form and moving toward consideration of audience or users and context…” (42). Se subrayan metodologías que tienen un enfoque tradicional de en-

señanza centrado en el desarrollo progresivo de las habilidades técnicas y conceptuales. Estas fomentan que los estudiantes tengan la capacidad de innovar y dominar herramientas y materiales, avanzando desde una comprensión básica de las formas hacia una investigación más comprensiva que incluye a los usuarios y el contexto.

En cambio, las redes sociales y la inteligencia artificial presentan una problemática para estas metodologías de enseñanza. Por ejemplo, el acceso inmediato, la gran cantidad de información textual y visual, que estas proveen influye en la búsqueda de ‘novedad’ basada en tendencias de corto plazo. Por consiguiente, se carece de una comprensión profunda de los materiales, procesos y las necesidades humanas, esenciales en el ‘buen diseño’. Esto, considerando que el ‘buen diseño’ responde a la humanidad y el ‘mal diseño’ responde principalmente a otros factores como aquellos económicos. El historiador cultural Peter Burke argumenta que, “La adquisición del conocimiento no depende sólo, obviamente, de la posibilidad de acceso a centros de información, sino también de la inteligencia, los presupuestos y las prácticas de cada uno de los individuos. No se ha estudiado todavía con suficiente profundidad la historia de las maneras de escuchar y ni siquiera de las maneras de ver” (capítulo 8). Consumir el conocimiento con discernimiento lleva a emplearlo de forma eficaz. Es posible argumentar que los estudiantes están contaminados por la inmediatez y la velocidad con la que se consume y se evalúa el diseño. Esto puede ir en contra de los valores de un proceso de diseño que se basa en el error y ensayo que recae en el reposo y descanso que influye en la maduración del proyecto. Hay que reconocer que estas nuevas tecnologías están reconfigurando los procesos de Diseño. Estas plataformas pueden ofrecer datos sobre las audiencias y los usuarios, pero, a menudo esta información es fragmentada, superficial y estereotipada. Esto resulta en productos que no responden al humano, si no, a la idea de lo que significa ser humano instalada por personas detrás de los modelos matemáticos que la componen. El reto en la educación del diseño es equilibrar estas nuevas herramientas sin perder de vista los valo-

res fundamentales del mismo, o sea, no rehuir de las humanidades.

Una mirada a las diversas metodologías educativas empleadas en el contexto universitario con relación al diseño justifica la defensa de las humanidades como un componente que al vincularse con los aspectos técnicos inherentes a la práctica producen un profesional que considera la totalidad de los valores concernientes a la disciplina. En general los profesionales del diseño tienen como imperativo desarrollar una diversidad de habilidades que implican investigación exhaustiva, destrezas de inferencia y deducción, habilidades prácticas análogas y digitales, conocimiento científico-matemático, dominio de la historia, habilidad para desarrollar conceptos creativos, competencia técnica para ejecutar el producto terminado, capacidad de relacionarse con el usuario y sobre todo la empatía.

“The thing that pisses me off the most is the degradation of the intellectual role of the designer” (Lorusso, Graphic Design between Automation). A pesar del rol indispensable del diseñador en la cotidianeidad, el mismo debe tolerar unas preconcepciones erróneas de su profesión, típicamente asociadas a la supuesta superficialidad estética. Cualidad no menos importante en el proceso creativo, sin embargo, no única. Además, es utilizada para menospreciar el rol del diseñador en la sociedad. Cabe cuestionarse si esta idea errada parte de la disociación de las humanidades y el diseño, esto por desconocer de la relación inmediata que tiene la disciplina con el humano, su cultura material y el enfoque técnico. Aun así, se descarta también de las ciencias y las matemáticas por no ser suficientemente cuantitativa.

Ahora bien, hay que reiterar el interés por el diseño en estas nuevas generaciones que están ampliamente influenciados por el valor económico que representa. Esto además del ‘glamour’ que los medios de comunicación masiva asocian al mismo, lo hacen atractivo a estos nuevos aspirantes a una carrera profesional. En este caso, la negatividad oculta —el “No me gusta”— de las humanidades que se contrapone al “Me gusta” de las redes de comunicación digital se manifiesta en las destrezas que deben desarrollarse para producir el atractivo que se ve en los medios y ecosistemas digitales.

Por su parte, el mecánico ‘swipe & click’ en las redes sociales cobra importancia cuando se habla de consumo de conocimiento, pero ante la rapidez y la fragmentación de este, se debe cuestionar la calidad de este consumo. Pareciera que el “contenido educativo” generado en estos ambientes se estructura para que quepa en el espacio entre el dedo índice y el pulgar. Según Flusser, “Las manos se han vuelto innecesarias y pueden atrofiarse. Pero no las yemas de los dedos. Al contrario: pasan a convertirse en los órganos más importantes” (111). Para el autor los dedos actúan como extremidades que reaccionan ante valores visuales y enfatiza que “Las yemas de los dedos son órganos de la elección, de la decisión” (Flusser 112). De ahí, que se elija la carrera a estudiar porque “Me gusta” pues el “No me gusta” no responde al dedo. Es evidente que las formas de adquisición de conocimiento se transforman al pasar del tiempo, presentes desde antes de la Enciclopedia de Diderot hasta la Inteligencia Artificial. Consistentemente el humano ha sentido una obligación de reformar las formas de consumo del conocimiento con miras hacia las posibilidades que acarrea para el futuro y de su insistente búsqueda de progreso. Es indudable que los cambios masivos de acceso a la información presentan retos en diferentes aspectos de la vida humana, entre ellos; el rol de la política, los cambios económicos y la alteración de los sistemas sociales y culturales. Aunque hoy se duden las aportaciones de la inteligencia artificial en realidad a lo que se debe aspirar es a un sistema de aprendizaje individual que resalte el juicio y la reflexión crítica. “El conocimiento puede ser de dos tipos: o bien conocemos un tema personalmente o bien sabemos dónde podremos encontrar información sobre el mismo” (cit. en Burke, capítulo 8), debido a que “todo está en internet”.

Para concluir que sin humanidades no hay diseño ante la interrogante sobre el rol de las humanidades en el diseño la plataforma de inteligencia artificial ChatGPT-4o destaca que, “las humanidades enriquecen el diseño al proporcionar una base crítica y reflexiva que orienta las decisiones creativas, asegurando que las soluciones sean culturalmente sensibles, éticamente responsables y profundamente conectadas con la experiencia humana”,

irónicamente la Inteligencia Artificial también puede identificar la importancia de la reflexión crítica de las humanidades. Desarrollar cada una de estas habilidades combinadas con la pericia técnica se convierte en una obligación ante un estudiantado que las necesita, pero les da la espalda. Las nuevas tecnologías y las redes de comunicación digitales sirven de aliadas en este designio, pero no pueden sustituir el rol de las humanidades en el mismo.

Referencias

Burke, Peter. Historia social del conocimiento Vol. I: De Gutenberg a Diderot. Grupo Planeta Spain, 2013. https:// www.perlego.com/book/4296524

College Board. «Perfil de la clase graduanda 2023College Board». College Board, 12 de abril de 2024, latam. collegeboard.org/publicaciones/perfil-de-clase-graduanda-2023.

ChatGPT. “Define el rol de las humanidades en el diseño según la Inteligencia Artificial.” OpenAI, 2024. Consultado el 13 de septiembre de 2024.

Davis, Meredith. Teaching design: A Guide to Curriculum and Pedagogy for College Design Faculty and Teachers Who Use Design in Their Classrooms. Allworth, 2017.

Flusser, Vilém. Filosofía del diseño: la forma de las cosas. 2002.

Han, Byung-Chul. En el enjambre. 2014. https:// doi.org/10.2307/j.ctvt9k4gh.https://www.perlego.com/ book/1583104.

Lorusso, Silvio. What design can’t do: Essays on Design and Disillusion. Set Margins’ Publications, 2024.

---. What Design Can’t Do — Graphic Design between Automation, Relativism, Élite and Cognitariat | ENTREPRECARIAT. 27 de febrero de 2017, networkcultures.org/ entreprecariat/what-design-cant-do.

Lovink, Geert. Tristes por diseño: Las redes sociales como ideología. CONSONNI, 2019. https://www.perlego. com/book/3056053

O’Neil, Cathy. Armas de destrucción matemática: Cómo el Big Data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia. Capitán Swing Libros, 2018.

O’Reilly, Tim. «What is Web 2.0». O’Reilly Media, 13 de septiembre de 2024, www.oreilly.com/pub/a/web2/archive/what-is-web-20.html?page=1.

El Impacto de las IA en el Diseño Gráfico: La Limitación de la Creatividad Natural vs la Digital

La inteligencia artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más disruptivas del siglo XXI impactando múltiples campos, incluyendo el diseño gráfico. El diseño gráfico, una disciplina que ha dependido históricamente de la creatividad humana, ha experimentado una transformación sin precedentes gracias a las herramientas digitales basadas en IA. Sin embargo, esta revolución tecnológica plantea una pregunta fundamental: ¿hasta qué punto la IA limita o potencia la creatividad natural del ser humano? Este artículo explora las diferencias y tensiones entre la creatividad natural, impulsada por la intuición y el genio humano, y la creatividad digital, facilitada por algoritmos de IA.

Antes de la introducción de la IA, el diseño gráfico se basaba en gran medida en la habilidad manual y la visión creativa del diseñador. El proceso creativo era laborioso, desde la conceptualización hasta la ejecución, y cada pieza de diseño llevaba la impronta única de su creador. Con la llegada de herramientas digitales, como Adobe Photoshop e Illustrator, los diseñadores ganaron nuevas formas de expresar su creatividad, pero estas herramientas aún requerían la intervención directa del usuario.

En la última década, las IA han comenzado a desempeñar un papel crucial en el diseño gráfico. Herramientas como Adobe Sensei y Canva, entre otras, utilizan algoritmos de IA para asistir a los diseñadores en tareas como la selección de colo-

res, la composición y la generación automática de gráficos. Estas herramientas han democratizado el acceso al diseño, permitiendo a personas sin formación técnica crear gráficos de alta calidad con facilidad. Sin embargo, también han generado preocupación entre los profesionales del diseño sobre la posible reducción de la originalidad y la expresión artística.

La creatividad natural es el producto de la experiencia humana, la intuición y la capacidad de conectar ideas de manera única. Es un proceso intrínsecamente humano que se basa en emociones, percepciones y la interpretación subjetiva del mundo. En contraste; la creatividad digital, cuando es impulsada por IA, se basa en la manipulación de datos y patrones preexistentes. La IA no “crea” en el sentido tradicional; en su lugar, combina y regurgita información que ha sido previamente alimentada en su sistema.

Las limitaciones de la creatividad digital se hacen evidentes cuando se examina la falta de espontaneidad y originalidad en los diseños generados por IA. Los algoritmos de IA dependen de grandes cantidades de datos para “aprender” y generar contenido, lo que significa que sus creaciones están inextricablemente ligadas a los ejemplos previos que han procesado. Como resultado, los diseños generados por IA pueden carecer de la frescura y el enfoque innovador que caracteriza a las obras de arte humanas.

Sin embargo, no se puede negar que la IA ha ampliado las posibilidades creativas de los diseñadores humanos. Al automatizar tareas repeti-

tivas y proporcionar nuevas herramientas de exploración creativa, la IA permite a los diseñadores concentrarse en aspectos más conceptuales de su trabajo, lo que puede llevar a resultados más innovadores y originales.

El uso de IA en el diseño gráfico también plantea cuestiones éticas y filosóficas importantes. Una de las preguntas más debatidas es si la IA puede considerarse realmente creativa. Aunque puede generar nuevas combinaciones de elementos visuales, la IA carece de la intención y el propósito detrás de sus creaciones, elementos esenciales en el proceso artístico. Esta falta de agencia plantea dudas sobre la autenticidad y la originalidad de las obras generadas por IA.

Además, la creciente dependencia de la IA en el diseño gráfico podría llevar a la homogenización del arte visual. Si las mismas herramientas de IA se utilizan globalmente, existe el riesgo de que el diseño gráfico pierda su diversidad cultural y estilística ya que los algoritmos tienden a favorecer patrones que son estadísticamente más comunes.

Finalmente, la autoría de las obras creadas con la ayuda de IA también es un tema controvertido. ¿Quién debe ser reconocido como el creador: el diseñador que utiliza la herramienta de IA o la empresa que desarrolló el software? Esta pregunta no solo afecta a los derechos de autor, sino también a la percepción pública del valor y la autenticidad del trabajo creativo.

El impacto de la IA en el diseño gráfico no se limita a la creatividad; también está transformando la industria en su conjunto. Las empresas de diseño están adoptando herramientas de IA para optimizar sus procesos, reducir costos, y aumentar la eficiencia. Esto ha llevado a una reducción en la demanda de habilidades técnicas tradicionales y a un aumento en la demanda de competencias en tecnología y gestión de datos.

Sin embargo, esta evolución también ha generado una nueva brecha digital. Los diseñadores que no adoptan estas nuevas tecnologías corren el riesgo de quedarse atrás, mientras que aquellos que dominan las herramientas de IA pueden encontrarse en una posición privilegiada. Esto podría llevar a una polarización en la industria, donde solo los diseñadores que combinan creati-

vidad humana y habilidades técnicas avanzadas podrán prosperar.

Por otro lado, algunas empresas están explorando la colaboración entre humanos y máquinas como una forma de preservar la creatividad natural mientras aprovechan las capacidades de la IA. Proyectos que combinan la intuición humana con la precisión y la velocidad de los algoritmos de IA están mostrando resultados prometedores, sugiriendo que el futuro del diseño gráfico puede estar en la sinergia entre lo natural y lo digital.

La inteligencia artificial ha cambiado el panorama del diseño gráfico de maneras que aún estamos comenzando a comprender. Si bien la IA ofrece herramientas poderosas que pueden ampliar las capacidades creativas de los diseñadores, también plantea desafíos significativos en términos de originalidad, autenticidad, y diversidad cultural. La verdadera creatividad, impulsada por la experiencia y la intuición humanas, sigue siendo un atributo exclusivamente humano, aunque la IA puede servir como una herramienta valiosa en el proceso creativo.

A medida que la IA continúa evolucionando, es crucial que la industria del diseño gráfico reflexione sobre cómo equilibrar la eficiencia tecnológica con la necesidad de preservar la creatividad natural. La coexistencia armoniosa de la creatividad natural y digital puede ser la clave para un futuro donde la tecnología no limite, sino que potencie, la expresión artística.

Referencias

Han, Byung-Chul. En el Enjambre. Herder Editorial, 2024.

O’Neil, Cathy. Armas de Destrucción Matemática: Cómo el Big Data Aumenta la Desigualdad y Amenaza la Democracia. Crown Publications, 2017.

Periodismo, IA y Chat GPT oportunidades y desafíos

Introducción: el escenario cambiante

En un encuentro reciente entre docentes de Periodismo de todas las universidades de Puerto Rico1, la siguiente pregunta alborotó a las profesoras y los profesores en la mesa de discusión: ¿cómo ha sido la experiencia con la inteligencia artificial (IA) en sus cursos? El cuestionamiento surgió en una actividad oficial, convocada por el Programa de Información y Periodismo de la Facultad de Comunicación e Información de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, para discutir estrategias de enseñanza en este campo en continua transformación digital. Varios/as docentes reaccionaron al unísono. La preocupación principal giró en torno a la integridad académica y la ética ante la realidad de que cada vez más estudiantes utilizan IA para realizar, parcial o totalmente, trabajos que debían completar por sí mismos/as en sus cursos de Periodismo. En medio de la discusión, uno de los profesores participantes -que también se desempeña como editor en uno de los principales periódicos del país- abrió su computadora portátil y presentó a “Marfeel” ante la curiosidad de sus colegas. Marfeel Compass es una plataforma virtual que se utiliza principalmente para analizar datos en la web, pero que también funciona como un/a “editor/a virtual” con IA para potenciar las historias que han sido publicadas en internet2. Marfeel Compass sugiere, por ejemplo, títulos que

cumplan con la Optimización para Motores de Búsqueda (SEO, por sus siglas en inglés) y advierte de la ausencia de cualquier información pertinente o contexto en las historias. Además, sugiere posibles seguimientos a las informaciones, entre otras funciones, como evidenció el editor y profesor desde su computadora. En el encuentro, varios/as docentes le reconocieron valor a esta plataforma de IA si se utiliza correctamente.

Esta anécdota ilustra -a grandes rasgos- cómo la IA está transformando el escenario periodístico en las salas de redacción y los desafíos que representa para la formación de periodistas emergentes en Puerto Rico y otros países. En ese contexto, este ensayo busca discutir el impacto de la IA en la práctica de la profesión y enseñanza del Periodismo.

IA en el periodismo: un arma de doble filo

En su reciente libro AI: The Next Revolution in Content Creation, García (2024) sostiene que las salas de redacción, a nivel global, están experimentando con la IA para maximizar la producción, especialmente cuando el número de empleados en las empresas periodísticas se ha ido reduciendo ante la pérdida de ingresos económicos que registran los medios. La utilización de esta tecnología, según este autor, permite ahorrar una cantidad de tiempo considerable, lo que se traduce en beneficios económicos para las empresas mediáticas. Sin embargo, García reconoce, al mismo tiempo, que esta área es la que plantea “más cuestionamientos éticos” (p. 81) porque el ChatGPT, por

ejemplo, puede fabricar historias que parecen reales con citas falsas. El ChatGPT3 es una de las herramientas de IA generativa que más auge está experimentando desde que fue lanzada en noviembre de 2022, por su capacidad para crear contenido similar al que produciría una persona (García-Peñalvo y Vázquez-Ingelmo 2023).

Vidal Carretero (2024) indica que “en las últimas dos décadas, las empresas multimedia -que habían incorporado periódicos, emisoras de radio y canales de televisión- han abrazado con entusiasmo la IA y la realidad virtual” (p. 228), lo que ha dado paso, a su vez, a nuevas narrativas. Como apunta Vázquez-Barrio (2023) la IA ha transformado la forma en que se produce y consume información: “desde la automatización de la generación de noticias hasta la personalización de los contenidos en función de los intereses del lector” (p.21). La autora afirma que estamos en la era del periodismo automatizado, y que, si bien el uso de bots y algoritmos para la redacción de noticias es “todavía incipiente y con desigual implantación” (p.21), se anticipa un crecimiento exponencial en un futuro cercano. Para efectos de una sala de redacción, la IA generativa se podría utilizar para crear, en cuestión de segundos, textos, imágenes, gráficos y música, entre otros contenidos relevantes para reportar historias.

Este auge de la IA generativa, aplicada al periodismo, ocurre en un escenario que se caracteriza por el proceso de transformación constante que experimenta la disciplina. Esto se debe a que el internet y los dispositivos de acceso, como plataformas y servicios, siguen evolucionando de forma muy rápida, lo que hace que la innovación sea un elemento fundamental de la práctica periodística actual (Torrecillas Lacave y Fernández Martínez 2023). Ante ese ritmo cambiante, sostienen, las empresas se afanan por adaptarse a los avances tecnológicos-incluida la IA- con la incertidumbre que conllevan esos procesos. “El sector sigue siendo inestable y el concepto, función y práctica de la profesión periodística están en constante estudio” (p.81), exponen.

Según el informe Redacciones Cambiantes de Reuters (Cherubuni y Ramaa 2023), que encuestó a 155 directivos de medios periodísticos en 40

países, el 74% cree que la IA generativa ayudará a incrementar la productividad y mejorar los flujos de trabajo sin afectar la esencia del periodismo. Por el contrario, el 21% opina que, con esta tecnología, se transformarán todos los procesos y cambiarán radicalmente todas las funciones en las salas de redacción.

Cuando se le preguntó a los encuestados de ese sondeo cómo orientan a sus empleados sobre las oportunidades y riesgos de la IA, el 29% indica que sus compañías ya tienen guías y 39% asegura que vienen en camino. Un escaso 16% dice contar con directrices detalladas sobre cómo utilizar la IA en distintas circunstancias y el 35% subraya que se trabaja en ello. Solo el 9% cuenta con programas de capacitación para sus trabajadores.

García (2024) expone que la IA generativa, aparte de crear contenido nuevo, tiene la capacidad de categorizar una gran cantidad de datos de una red mundial, por lo que podría convertirse en una fuente principal para periodistas, al tiempo que les ofrecería más espacio para concentrarse en los aspectos narrativos de sus historias, entrevistas e interactuar en tiempo real con sus fuentes. Este autor sugiere, al menos, siete tareas que puede desempeñar la IA para el beneficio de periodistas: 1) generar ideas para historias, 2) resumir instantáneamente reuniones públicas y documentos, 3) monitorear redes sociales y crear publicaciones, 4) redactar guiones para noticiarios y sugerir una variedad de titulares, 5) transcribir información, 6) traducir y 7) ayudar a bosquejar una historia.

El desafío de las “alucinaciones”

Sin embargo, Zuazo (2023) plantea que un aspecto fundamental que no se debe perder de perspectiva, ante el uso de estas herramientas de IA generativa, es que producen un texto nuevo mediante la predicción según patrones y reglas lingüísticas. “En este proceso, muchas veces, genera lo que comúnmente se denomina ‘alucinaciones’, es decir, información que parece coherente pero resulta falsa o imprecisa” (p.17).

La autora agrega que, ante la proliferación de IA generativa, tanto para producir texto como contenido audiovisual, “el desafío en adelante

será filtrar, editar, contextualizar e implementar nuevos métodos para diferenciar lo falso de lo real” (p. 17). La IA generativa provoca, entonces, “un impacto dual en la desinformación porque permite la producción y distribución de desinformación a una escala sin precedentes, con la capacidad de crear contenido” (p.18). Menciona que, a la par, también están surgiendo cada vez más aplicaciones de IA, como “chatbots” de verificación de datos y herramientas de detección de contenido falso, como la búsqueda inversa de imágenes y algoritmos que identifican si una imagen o video ha sido manipulado.

En un escenario de noticias falsas (fake news), la IA generativa impactará tanto en la producción de noticias como en la circulación, de acuerdo con Zuazo. En ese sentido, esta autora indica que el mayor desafío será el manejo de herramientas cada vez más sofisticadas para detectar el origen de un texto o una imagen, la manipulación de un texto o una imagen y la composición de un texto, imagen o video (de cuántas fuentes o partes está constituido). Por tal razón, según Zuazo, el trabajo de los y las periodistas debe mantener una reeducación continua:

El contraste de la información va a seguir teniendo un valor fundamental. Se tendrá que complementar con distintas herramientas y recursos, en pos de brindar credibilidad y ubicarse en su rol clave de arrojar luz a la sociedad. Involucrarse en la creación de esas herramientas también será fundamental y lo está siendo en distintas partes del mundo. Los y las periodistas, con sus conocimientos sobre el relevamiento de fuentes, recursos y edición, deben ser protagonistas de las propias tecnologías que ayuden a combatir la desinformación en la era de la IA. (p.18)

Vidal Carretero (2024) asume una postura similar al señalar lo siguiente:

La pervivencia de la figura del periodista se presenta crucial para poder ordenar con criterios de servicio público las noticias más relevantes que determinan el discurso informativo. A tal efecto, ¿cómo se podrá

diferenciar si el informador es un periodista o un chatbot?, ¿quién poseerá los derechos de autor en los contenidos creados por IA?, ¿cómo se establecerá y a quién incumbirá la identificación y corrección del sesgo atribuible a los contenidos generados por IA? Estas son cuestiones insoslayables para encumbrar un periodismo honesto como garante de la nueva democracia virtual que amparará la IA. Y para superar el riesgo de que la clase política y el buen gobierno sean sustituidos por la “digitalocracia inteligente”. (pp. 230-231)

Al analizar el impacto de la IA en el periodismo, Vázquez-Barrio (2023) enumera lo que considera son los 10 desafíos que representa esta tecnología para el sector periodístico. Entre ellos, menciona la eliminación de puestos que provoca la automatización de tareas, nuevos perfiles profesionales que supondrán un reto para las universidades en la formación de periodistas, la generación de noticias sin intervención humana, nuevos gatekeepers que favorecen criterios comerciales sobre los periodísticos al seleccionar las noticias, y ausencia de análisis y explicaciones. También, plantea el problema de la desinformación que facilitan los algoritmos, menoscabo de la credibilidad y la confianza en los medios y periodistas, áreas grises al momento de repartir responsabilidades y rendir cuentas, problemas con los derechos de autoría y la personalización que impide que la ciudadanía reciba información diversa.

Otro de los retos cruciales de la IA es que el conjunto de los datos utilizados para alimentar y entrenar el sistema de IA esté sesgado de manera consciente o inconsciente (Salazar García 2023).

Ante estos desafíos, son múltiples las propuestas sobre cómo enfrentar el impacto de la IA en el periodismo de manera ética. Para atender algunas de estas preocupaciones, Ventura Pocino (2021), elaboró, por ejemplo, una serie de recomendaciones relacionadas con la IA aplicada al periodismo a petición del Consejo de la Información de Cataluña. Algunas de sus recomendaciones incluyen la transparencia y rendición de cuentas, que incluye dar a conocer a los usuarios la existencia de algoritmos y las características bá-

sicas de su funcionamiento; evitar que el uso de algoritmos contribuya a socavar el pluralismo o perjudicar a personas vulnerables; poner en valor el factor humano y no olvidar que el profesional es el que tiene el talante ético y no la máquina; y formar y promover la interdisciplinariedad en los equipos. Además, recomienda prestar atención a la calidad de los datos y mantener una vigilancia constante sobre su representatividad; supervisar los procesos para asegurar la calidad técnica del tratamiento de los datos para minimizar los riesgos y mitigar los errores; recoger únicamente los datos personales si son necesarios y promover la investigación encaminada a explorar la convergencia entre la eficacia técnica de los sistemas y los valores de un periodismo ético.

No obstante, los retos éticos más importantes, sostienen Torrecillas Lacave y Fernández Martínez (2023), “tienen que ver con la noticiabilidad, la veracidad, la personalización y la autoría de las piezas”. Ambos/as autores/as puntualizan:

El uso de la IA para automatizar tareas encaminadas a seleccionar y publicar piezas muchas veces está orientado a favorecer el clickbait y atraer a más audiencias al medio; el desafío es cómo establecer estándares de noticiabilidad en la selección y producción de información o contenido periodístico y que siempre prevalezca el criterio periodístico. (p. 92)

Si se toma en cuenta que el primer compromiso del periodismo es con la verdad (Kovasch y Rosenstiel 2021) y que uno de sus valores es la publicación de interés público para la sociedad, el uso de la IA en la práctica periodística es un reto significativo, como argumentan Torrecillas Lacave y Fernández Martínez (2024):

Otro de los desafíos que plantea la IA es cómo garantizar la veracidad del contenido, una cualidad que requiere competencias como el análisis de la credibilidad de las fuentes, la doble revisión de las fuentes y que el lector percibe cuando el texto hace referencia a esas fuentes, aparece el autor de la

pieza, la redacción es buena o la pieza tiene la suficiente profundidad. Además, en un contexto de crisis de credibilidad de los medios, el desafío de la IA no es solo cómo garantizar la veracidad del contenido generado por la IA, sino cómo utilizarla precisamente para contrarrestar esa crisis de credibilidad que asola a la industria periodística. (p. 93)

También es problemático, plantean Torrecillas Lacave y Fernández Martínez, la autoría de las piezas que genera la IA y sobre quién recae la responsabilidad de los profesionales que intervienen en el proceso. “¿Quién es responsable de la exactitud y la veracidad de la información? ¿Quién debe firmar y responsabilizarse de una pieza producida por IA? ¿Cómo garantizar la exactitud y veracidad?” (p. 93), se preguntan.

Zuazo (2023) indica que, si bien los manuales de estilo de cada medio marcan el estándar de producción periodística, las tecnologías emergentes, como el ChatGPT, por ejemplo, plantean nuevas interrogantes sobre las buenas y malas prácticas en la profesión periodística. Un asunto para considerar, según esta autora, es la importancia de supervisión humana:

La necesidad de supervisión humana de las herramientas, datos y modelos es uno de los principios que se repiten en las recomendaciones de medios de comunicación, y que también está presente en la Recomendación de Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO. En las distintas fases de la producción de una historia o contenido periodístico, la supervisión de personas, con más o menos experiencia, será fundamental en las distintas instancias de revisión previas a la publicación. La transparencia se presenta como un segundo principio a considerar. Si un contenido periodístico fue creado con ayuda de herramientas de IA esta información es tan relevante para la audiencia como la mención de las fuentes de información o la firma del autor. (p. 23)

Zuazo coincide en que otro asunto a considerar son las cuestiones relacionadas con derechos de autor ante el auge de sistemas de IA generativos. “Desde los materiales con los que fue entrenado un modelo hasta la originalidad y autoría de las piezas creadas (sean de texto, imagen o video) el debate se dirime entre la ética, las buenas prácticas y los aspectos legales” (p.24), afirma. De igual forma, trae a colación la seguridad de los y las periodistas al indicar que deben preguntarse cómo han sido entrenadas las herramientas de IA para proteger la información ingresada y generada. En ese sentido, indica que es necesario que periodistas y equipos de redacción estén enterados de los términos de usos y servicios de estas herramientas para proteger sus datos y fuentes.

Reto para la enseñanza

Este nuevo escenario provocado por la IA generativa plantea la necesidad de analizar nuevamente qué aspectos hay que integrar en la formación de los futuros periodistas para que conozcan y utilicen adecuada y responsablemente este tipo de herramienta (Lopezosa et.al. 2023). La IA es un área de conocimiento relativamente nueva en la enseñanza del periodismo, y se suele incluir en la categoría de nuevas habilidades y competencias periodísticas, junto al periodismo en línea, el periodismo móvil y el periodismo de datos (Jaakkola 2024).

Pérez-Seijo y Vaz-Álvarez (2023) plantean que “la irrupción de la inteligencia artificial en el ecosistema periodístico ha estimulado el interés de la academia por explorar su impacto y las potenciales actividades donde poder aplicarlas” (p. 62). Mencionan que diversos estudiosos han “etiquetado” este fenómeno como “periodismo automatizado”, “periodismo algorítmico”, “periodismo robotizado”, “periodismo artificial”, “exoperiodismo”, “periodismo computacional” y “periodismo escrito por máquina”.

Independientemente de la etiqueta, Gómez-Diago (2022) cita a diversos estudiosos para exponer que la IA plantea un reto para la enseñanza universitaria en periodismo en, al menos, tres niveles. En primer lugar, menciona un reto epistemológico al argumentar que “las tecnologías de la IA funcionan como fuentes y como receptores

de información, más allá de cómo canales, que es la función que buena parte de la investigación en el campo científico de la comunicación otorga a la tecnología” (p.40). En ese contexto, señala la necesidad de que la Teoría de la Comunicación y la investigación sobre periodismo automatizado aborden las interacciones entre humanos, entre humanos y máquinas y entre máquinas. En segundo lugar, menciona un reto teórico y deontológico, que tiene que ver con la necesidad de contribuir a (re)definir una profesión que está en redefinición, y en tercer lugar, apunta un reto pragmático que consiste en acortar la distancia entre lo que demandan los medios y lo que se enseña en los cursos universitarios de Periodismo. Gómez-Diago apuesta por expandir el curriculum de los estudios en Comunicación y Periodismo para incluir experiencias que proporciones a los y las estudiantes competencias relacionadas con la programación informática que amplíen su mirada crítica con las tecnologías desde las perspectivas de las Ciencias Sociales y Humanidades.

Larrondo-Ureta y Peña Fernández (2024) agregan que “la IA presenta para la enseñanza universitaria del periodismo desafíos que afectan no solo a sus aspectos teóricos, éticos y prácticos, sino también a su propia dimensión epistemológica” (p.2). Según ambos/as autores, hay que repensar cuáles son las competencias esenciales y nucleares que definen a los y las periodistas y su actividad, y cuáles pueden considerarse auxiliares, instrumentales o complementarias:

La profesión periodística y los modelos de lenguaje vinculados a las aplicaciones de IA generativa tienen objetivos diferentes. Podemos entender que el periodismo aspira –entre otras concepciones de su ideología profesional– a la verdad o, al menos, a una representación subjetiva, pero honesta, de la realidad. La IA generativa actual, por el contrario, emula los procesos comunicativos a partir del aprendizaje de lo previamente existente. En este sentido, la nueva tecnología no cuestiona la autoridad epis témica del periodismo, más bien constituye una herramienta adicional para esta labor. (p.3)

Larrondo-Ureta y Peña Fernández sostienen, al igual que García (2024), que en la medida que la IA libere a los futuros periodistas de ciertas labores repetitivas, podrán enfocarse en otros géneros y formatos. Opinan que, en este escenario, “el periodismo se refuerza como una profesión útil para hacer las preguntas necesarias y relevantes recurriendo a fuentes autorizadas, más allá de la simple labor de generar respuestas” (p.4). “El debilitamiento de la labor de creación de contenidos en favor de su supervisión y edición parece, por tanto, que también obligará a redefinir el modo en el que se abordan estas competencias”, añaden.

Conclusiones

Si bien hay múltiples preguntas por contestar cuando se habla de la IA y periodismo, tanto en términos de la práctica profesional como de la enseñanza, hay varias medidas que se pueden tomar para garantizar un uso adecuado y ético de estas herramientas tecnológicas mientras se sigue redefiniendo el campo. En términos de la práctica profesional, es vital la transparencia, la supervisión humana de todos los procesos, la eliminación de los sesgos y la verificación de datos para evitar la desinformación y las noticias falsas. Por otro lado, la academia debe incorporar en sus cursos introductorios unidades sobre la IA y el periodismo, implementar ejercicios en cursos avanzados y asegurarse de que los trabajos de sus estudiantes son realizados por estos y no por una máquina. A largo plazo, habrá que esperar por las regulaciones internacionales y nacionales, actualizar los códigos de ética y aprender a utilizar estas herramientas para asegurar los valores fundamentales del periodismo.

Notas

1 La actividad “Cafecito Periodístico” se llevó a cabo el 26 de abril de 2024 en la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras. En el encuentro, participaron 14 profesoras y profesores de Periodismo de la Universidad de Puerto Rico, la Universidad del Sagrado Corazón, la Universidad Interamericana de Puerto Rico y la Universidad Ana G. Méndez.

2 Ver su portal cibernético en https://www.marfeel.com.

3 ChatGPT se basa en la serie de modelos GPT (Generative Pre-trained Transformer) desarrollados por la organización OpenAI.

Referencias

Cherubuni, Federica y Sharma, Ramaa. Changing Newsrooms 2023: Media Leaders Struggle to Embrace Diversity in Full and Remain Cautious on AI Disruption. Reuters Institute, University of Oxford, 2023.

García, Mario. AI: The Next Revolution in Content Creation. Thane & Prose, 2024.

García-Peñalvo, F. J., y Vázquez-Ingelmo, A. “What do we mean by GenAI? A Systematic Mapping of the Evolution, Trends, and Techniques Involved in Generative AI.” International Journal of Interactive Multimedia and Artificial Intelligence, In Press, 2023.

Gómez-Diago, G. (2022). “Perspectivas para abordar la inteligencia artificial en la enseñanza de periodismo”. Una revisión de experiencias investigadoras y docentes. Revista Latina de Comu- nicación Social, 80, 29-46.

Jaakkola, Maarit. “Pedagogies of Teaching about AI Technologies”. A Handbook for Journalism Educators: Reporting on Artificial Intelligence. Unesco, 2023, pp. 20-21

Kovach, Bill y Rosenstiel, T. The Elements of Journalism. Crown, 2021.

Larrondo-Ureta, Ainara y Peña-Fernández, Simón. “La formación de periodistas en la era de la inteligencia artificial: aproximaciones desde la epistemología de la comunicación”. Anuario ThinkEPI, v. 18, 2024.

Lopezosa, Carlos; Codina, Lluís; Pont-Sorribes, Carles; Vállez, Mari (2023). “Use of generative artificial intelligence in the training of journalists: challenges, uses and training proposal”. Profesional de la información, v. 32, n. 4, e320408.

Pérez-Seijo, Sara y Vaz-Álvarez, M. “Inteligencia artificial y periodismo: transformaciones, oportunidades y retos”. Inteligencia artificial, periodismo y democracia, Tamara Vázquez-Barrio e Idoia Salazar García, Tirant Humanidades, 2023, pp. 61-79.

Salazar García, Idoia. “Inteligencia artificial, retos, riesgos y oportunidades”. Inteligencia artificial, periodismo y democracia, Tamara Vázquez-Barrio e Idoia Salazar García, Tirant Humanidades, 2023, pp. 39-60.

Torrecillas Lacave, Teresa y Fernández Martínez, Luis Daniel. “Inteligencia artificial y periodismo: oportunidades para la lucha contra la desinformación en la red”. Inteligencia artificial, periodismo y democracia, Tamara Vázquez-Barrio e Idoia Salazar García, Tirant Humanidades, 2023, pp. 81-96.

Vázquez-Barrio, Tamara. “Desafíos de la IA para el periodismo y la salud democrática”. Inteligencia artificial, periodismo y democracia, Tamara Vázquez-Barrio e Idoia Salazar García, Tirant Humanidades, 2023, pp. 21-37.

Ventura Pocino, Patrícia. Algoritmo en las redacciones: retos y oportunidades para dotar a la inteligencia artificial de los valores del periodismo. Fundació Consell de la Informació de Catalunya, 2021.

Vidal Carretero, Antoni. El último periodista. La inteligencia artificial toma el relevo. Marcombo, (2024).

Zuazo, Natalia. Periodismo e inteligencia artificial en América Latina. Unesco, 2023.

Ante el dilema que nos produce lo humano ante la máquina, más allá de las consideraciones éticas sobre originalidad y pertenencia, debemos explorar el alcance o universo de la Inteligencia Artificial en el mundo de la creatividad, alli donde hasta hoy han morado los artistas.

Inteligencia artificial ante la frontera del trabajo creativo

Un obrero me ve, me llama artista noblemente me suma a su estatura y por esa bondad mi corta vista se alarga como sueño quemadura Silvio Rodríguez

Introducción:

La inteligencia artificial anda entre nosotros. Ni buena ni mala, simplemente un desarrollo tecnológico con el cual debemos vivir dado que existe y fue creado para consumo y beneficio de los humanos. Bajo ese panorama descubrimos que, como nos canta Silvio Rodríguez, el obrero nos llama artista y uno se pregunta cuáles son las cualificaciones que me conceden tal mérito. Si no tengo las cualificaciones para ser un artista ¿cómo las puedo conseguir? Pues bien, ahí está la Inteligencia Artificial [IA] que no solo me da el atributo de ser artista [creador] sino que también me resuelve la situación [de crear].

Hoy la IA ha sido presentada al mundo como el último avance de la tecnología digital, con la capacidad de alterarlo todo. En particular, las relaciones laborales, en las cuales los humanos serán sustituidos por instancias [digitalmente] mecánicas que podrán estar determinadas por la inteligencia artificial, con cierta capacidad de autonomía en su movimiento o desarrollo. Por lo que, la IA se constituye en un nuevo competidor desleal, ya que, a través del almacenamiento

de data, puede incorporar más información que la que un humano tiene capacidad y procesarla de forma inmediata y proveer respuestas. Entonces, los humanos, más allá de los mecanismos que compusieron el artefacto, o los que le nutrieron la data, habrán de perder la razón de ser y se podrán dedicar, siguiendo la lógica de Carlos Marx en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844 [Marx, 1844], a “ir a la pesca, sembrar o pensar”. Pero más allá del impacto que tiene la IA en el mundo de la producción, la de autosuficiencia como en la de la acumulación del capital, entra en juego también la posibilidad de que, en el mundo de la creatividad, allí donde moran los artistas, entre en juego la sustitución de la mujer/hombre por el artefacto/maquina [IA]. Algo así como en la película Space Odyssey 2001 [Dir. Stanley Kubrick, EE. UU., 1969], cuando Hal, la máquina, tomó control del destino de la humanidad.

En el mundo de la creatividad hoy, por ejemplo, en el mundo de la creación literaria, las artes pictóricas, las artes visuales en movimiento, y en todo lo que es el diseño digital creativo, entra en juego la sustitución del humano por la máquina. Por primera vez, el artefacto digital, podría determinar la calidad de lo que leo, observo, miro, y, sobre todo, la definición del estándar de buena o mala calidad. Se trata de la data acumulada, que ahora determinará el criterio del arte. La data hoy lo es todo, incluyendo la definición estética de la misma [Han, 2022].

Daniel Nina

Ante el dilema que nos produce lo humano ante la máquina, más allá de las consideraciones éticas sobre originalidad y pertenencia, debemos explorar el alcance o universo de la Inteligencia Artificial en el mundo de la creatividad, alli donde hasta hoy han morado los artistas. Esta exploración nos puede dar luces, para aprender a vivir con la IA o evitarla como un método no genuino de conocimiento acaparado por una minoría y a beneficios de otros pocos y en detrimento de muchos otros.

Hemos dividido este trabajo en las siguientes secciones: primero, una explicación de lo que constituye hoy la Inteligencia Artificial; segundo, el efecto de la IA en el mundo de la creatividad, con especial énfasis en la literatura; tercero, los viejos limites y/o las nuevas fronteras de lo que es la propiedad intelectual a la luz de la IA y sus implicaciones legales; una propuesta de convivencia con la IA en el mundo de la creatividad y, finalmente, la conclusión.

Si es importante, antes de empezar, recordar a Bruno Latour (Latour, 1993) cuando nos plateaba que nunca habíamos sido modernos. La idea de que la modernidad se construyó de forma uniforme a partir de la razón es un mito. La modernidad fue una aspiración. Ahora bien, dentro de sus atributos, la creatividad e innovación de sujeto creativo fue algo altamente valorado. El siglo 19 se debe nominar como el siglo de los inventores en plena cima de la modernidad.

Hoy, la IA compite con ese momento de la modernidad. Sirva pues este ensayo para reflexionar, a partir de los atributos de la modernidad, en un mundo donde lo que está en juego es determinar quien es el o la creadora. La IA es un reto formidable, a nuestra idea o concepción de la persona creadora, de la persona moderna.

Inteligencia Artificial [al desnudo]:

La inteligencia artificial es simplemente el último invento en la lista de instrumentos de trabajo que los seres humanos han creado para asistirles en reducir su participación en los procesos de creación. Llamémosle, para fines de la conversación, la máquina.

La IA no es distinta al uso de una prótesis como el tenedor o una cuchara para asistir a los seres humanos en la comida. La IA es similar, con unos atributos superiores, que yacen en la autonomía de su ejecución, una vez programada.

De esta forma la IA, en principio, es la combinación de bancos de data, algo que no es nuevo ya que lo hemos visto desde el inicio de los ordenadores y procesadores hace poco más de 70 años [Han, 2022]. Siendo esto así, lo que combina la IA es la posibilidad de que, a partir de la organización de los algoritmos, en los programas de procesamiento de información, y ante una pregunta del usuario, el ordenador o la máquina que ejecute la acción, pueda discernir y componer una respuesta coherente.

Ante esto, la IA o inteligencia artificial generativa, aborda la posibilidad de que un sistema de producción de contenido o ejecución de acciones, pueda recibir un comando, lo interprete, por vía de una combinación matemática llamada algoritmo, y provea una respuesta o resultado. La máquina tiene inteligencia limitada. Lo que sí hace por vía de la ecuación numérica de organización [algoritmo] es estructurar una respuesta que provee información sobre un determinado asunto.

La máquina no piensa, sino que organiza la información según los códigos o algoritmos que le hayan programado y depende de la búsqueda [petición de información] que se haya hecho. Dicha respuesta, a partir de los códigos introducidos en la programación, puede ser escrita de forma inteligible para un lector que evalúe el resultado. Hasta hoy, la capacidad de la máquina de producir un ensayo no tiene que ver con su inteligencia, o la IA, sino con la estructura organizativa con la que se haya programado.

Por lo tanto, en lo mejor del cine clásico o cult, nos recordamos de Blade Runner [Dir. Ridley Scott, EE. UU., 1982], cuando el replicant Decker conversa con Rachel, pese a que ambos no manejaban la información de igual forma sobre su origen, él le explica a ella “tú hablas de las memorias”, memorias que fueron implantadas en la mente de Rachel, según él explica, a partir de las sobrinas del creador [llamado Dr. Tyrrel]. De forma similar, este es el caso de la data, los algoritmos y la

IA. La información fue implantada en la máquina y esta tiene la capacidad de procesar la información, con cierto grado de “creatividad”. Siempre relativa, pues responde a una ecuación numérica o al algoritmo que la procesa.

Este proceso, no es distinto al manejo de las máquinas que responden continuamente a nuestros comandos, por ejemplo, un ascensor, que por una relación mecánica nos lleva del piso 1 al piso 12. O a la del teléfono de botones, en el cual nosotros marcábamos unos dígitos y este movía el comando a un destino en particular. La diferencia con la IA es la acumulación de data y su interpretación bajo la estructura diseñada.

La IA generativa produce contenido informativo con la combinación de ideas que se encuentran en un banco de data y lo compone con cierto nivel de organización eficiente, lo cual nos permite leerlo y entenderlo. En este proceso, la relación tradicional del creador, el artista siguiendo a Silvio Rodríguez, yace en la producción de un contenido que ya no nos pertenece. Explicado de manera sencilla, se trata la combinación de un proceso de ordenamiento creado por un programador, a partir de una información puesta en un servidor y a la cual llamamos data, que luego, ante el comando del usuario que necesita la información, la compone en lógica de ensayo que permite la comunicación eficiente de la información [Han, 2022].

Desde esta mirada, entonces, la persona que ha provisto un comando requerido dentro de un programa o plataforma existente [la más conocida ChatGPT] obtiene la respuesta necesaria, que puede utilizar a su discreción. Esto provoca otro problema, básico ¿Quién es el creador de esa respuesta? [¿Quién es el artista?]. Realmente hablando el artista es la máquina, como Hal en Space Odyssey de Stanley Kubrick [1969].

A partir de esta realidad, la IA provoca un nuevo debate entre la data que administra, para la cual muchas veces no hay una licencia de uso o se ha pagado una regalía, y el rol que asume el usuario que reclama su uso libre en su ejercicio soberano de la creación. Estas áreas no están del todo claras. Lo cierto es que las plataformas de IA parten de la premisa de que la información lla-

mada data es de libre uso lo cual es un gran error. Como lo han demostrado los casos de reclamos contra las plataformas de IA por parte de los creadores de contenido, la utilización no autorizada de la data constituye una violación a la propiedad intelectual del dueño del contenido.

Actualmente, en los EE.UU. existen posiblemente tres a cuatro docenas de casos donde el creador demanda a la plataforma de IA por utilizar en su data información de propiedad protegida a favor del creador sin su consentimiento. Destacamos al caso de The New York Times v. Microsoft [2023] caso que se está consolidando con el de Daily News v. Microsoft [2024]. Ambos casos plantean que la base de datos de Microsoft, que trabaja a partir de la IA, está utilizando información de ambas fuentes de periódicos/noticias sin consentimiento de estas. La solución es muy sencilla: el pago de regalías a los creadores, en este caso los periódicos, a partir de una licencia de uso. Mientras se utilice la data sin autorización nos encontramos ante una violación clásica de propiedad intelectual, lo cual requiere la intervención, en el caso de los EE. UU., de los tribunales del gobierno federal.

Mientras tanto podemos observar que el uso de la IA varía dependiendo de la edad de los usuarios. Encontramos que en la población más joven, hay mayor inclinación al uso indiscriminado de estas herramientas; mientras que - a mayor edad - se utiliza limitadamente, no por razones de madurez o sabiduría, sino porque hay más conciencia acerca del respeto a la creatividad y, la información generada por la IA, se mira como parte de una asistencia técnica o de una prótesis que crea desigualdad.

No obstante, el problema no yace en el usuario, sino en el administrador de la data, es decir, a lo que nos referimos por la máquina, que compila y organiza la información de bancos de datas que se utilizan sin permiso. Debemos tener claro que en la IA intervienen distintos roles, tales como el creador, el diagramador, el programador, el organizador [la plataforma digital que hace disponible la data] y finalmente el usuario que la “baja” [download] para utilizarla directamente, luego de un pedido de información.

Por ello nos parece que es entre los creadores de contenido y la administración de la data donde yace el ángulo de la crítica o problematización jurídica al uso de la IA. Esto debemos separarlo de la problemática entre el manejo del creador y el usuario de la IA que, desde varias perspectivas, nos plantea un problema ético o moral, pero que aún no es un asunto legal.

El problema es entre el creador del contenido y la máquina. Es un problema de violación del Derecho de Propiedad Intelectual, y como tal, debe ser resuelto jurídicamente. Ahora bien, esto no nos resuelve los problemas de forma, estéticos, morales o éticos a los que se enfrenta el usuario [es decir, el estudiante o investigador individual que toma ventaja] de la IA.

En esto yace el debate central entre los que están a favor y en contra de la IA. No obstante, echando a un lado los asuntos de propiedad intelectual, el meollo, como lo vemos de forma popular, radica en cuanto al uso ético o moral de IA por parte de los usuarios. Para unos la IA sustituye la capacidad intelectual y creativa de los humanos. Para otros, es un mero complemento. Para un estudiante universitario o escolar es una herramienta para cumplir con el trabajo lo antes posible.

En todo caso, se trata de un debate que aún no está claro. Es momento de profundizarlo, sobre todo a partir del mundo de la creatividad literaria e intentar desarrollar un quehacer sólido de literatura creada por humanos, pese a que pudiera ser asistidas por una máquina de IA para motivos de investigación o generar data comparativa.

La vieja frontera ante la nueva frontera [¿quién es el creador?]

La pregunta básica o clásica es ¿Quién es el artista? Es decir, el creador. En los debates históricos, creador, es la persona que le imparte su mirada a la transformación del espacio vacío en torno a un medio tangible de expresión cuando expresa una idea y la hace material. Materialidad, reitero, que se hace a través de cualquier medio tangible sea análogo [en papel] o digital [en línea]. Por lo tanto, en el pasado teníamos mucha claridad de quién era el creador.

Nadie tiene duda de que Leonardo da Vinci es el creador, el artista plástico y creativo de La Gioconda. De igual forma nadie tiene duda que la canción Las caras lindas de mi gente negra, interpretada por Ismael Rivera, es de la autoría de Catalino “Tite” Curet. De eso no hay duda. Lo que si resulta problemático es ver cuando la obra original, sea la pintura o lírica de la canción, es interpretada por la máquina y reorganizada como un producto derivado de la idea o contenido original plasmado en algún medio tangible nuevo o distinto.

Como se argumenta en el caso de The New York Times v Microsoft [2023], lo importante es evitar la violación de la propiedad intelectual, y de utilizar la propiedad intelectual que le pertenece a otro, es requerido un permiso [licencia de uso] a cambio de pago. Pero reglamentar esto hoy es lo urgente. Esto pese a que ya el gobierno federal ha reglamentado algunas áreas relacionadas al mundo digital en lo que se conoce como la New Millenium Copyright Act [1998].

Pero volvemos, ese es el nivel más lucrativo de la relación entre la creación y la IA. El nivel más pedestre o común es entre creador [sea el creador originario o sea a partir del algoritmo organizado o lo que llamamos la máquina] y el usuario en este caso [el estudiante o investigador] que utiliza data que no fue generada por este ni investigada. El usuario es simplemente un recipiente del contenido de la IA que se plasma a su beneficio a partir de los algoritmos desarrollados y programados en la máquina.

Para muchos en esto no hay problema. Para otros es un problema porque parte de la premisa de que el contenido originario, innovador, primario o creativo se va perdiendo a partir de la masificación del uso de la data. Este dilema no es fácil de resolver. A un creador le interesa que la redacción final de su trabajo represente su esfuerzo. En el manejo de la IA, el trabajo final puede representar a lo que Decker le comentaba a Rachel en la película Blade Runner [1982] “son memorias” implantadas a partir de las sobrinas de Dr. Tyrell.

Se trata del manejo de las memorias implantadas como algoritmos organizados en un banco de data que les corresponden a las sobrinas del creador [Dr. Tyrell] y no a Rachel, que es el usua-

rio. Por lo tanto, ante este caso, es fácil argumentar que la idea original se pierde en la producción del contenido a partir de la IA. Siendo esta la situación la solución no debe ser eliminar toda la IA, sino restringirla en los casos que requieran y se valore la originalidad y la creatividad, pero permitirla como parte de la investigación de información para orientar al usuario o usuaria.

El creador o creadora, en el mundo de los artistas [sean escritores, escritoras, artistas plásticos, artistas de la imagen en movimiento] debe crear por sus propios fueros. Creación asistida por IA, donde la intervención de la máquina constituya un porciento de la parte creativa, es decir, la generativa de información, sería siempre desleal y una competencia desleal para la persona que crea sin utilizarla. Las condiciones de la igualdad requieren de la igualdad.

Pero esto hay que dejarlo saber en todo momento, sobre todo, cuando se invita a las personas a crear nuevo contenido; por ejemplo, la redacción de un cuento o un ensayo ¿deben o pueden ser asistidos por IA? Esto hay que dejarlo saber siempre y por adelantado. De momento, hay que seguir apostando a que la creación es un acto individual y único entre el creador y el medio tangible y la palabra escrita sobre papel o en pantalla digital. No ser así, seria desleal, plagio o poco ético y no sería moralmente aceptado.

Propiedad Intelectual y la IA [la nueva frontera de la litigación lucrativa]

El Derecho de Propiedad Intelectual (DPI) es una de las áreas de mayor litigación y satisfacción en la práctica del derecho. Es un mundo muy exigente, para los profesionales del derecho que defienden esta área del derecho y práctica que versa de ordinario sobre los derechos que un creador o creadora tiene sobre su obra. Hasta la emergencia de la IA todo estaba relativamente en calma y en control. La IA ha venido a alterar el ecosistema de la propiedad intelectual.

En el mundo jurídico, el DPI defiende o protege los derechos de las personas que crean un objeto, producto o idea plasmada en un medio tangible que sea susceptible de protección jurídica. En el caso de Puerto Rico, la propiedad intelectual en

general, se protege por leyes de origen federal o estatal. No obstante, el derecho de explotación comercial de un bien protegido por propiedad intelectual se gobierna bajo la ley federal de propiedad intelectual, conocida en inglés como el Copyright Act de 1976 [1976].

En adición a las protecciones que ofrece el derecho de propiedad intelectual federal, en Puerto Rico existen otras disposiciones jurídicas que también protegen a los autores creativos como lo son la Ley de Derechos Morales de Autor y la Ley de Protección de la Propia Imagen. El conjunto de estas leyes, de forma mínima, pero también junto a otras medidas legislativas de ambas jurisdicciones [estatal y federal], permite entender la relación entre los distintos derechos que interactúan en el mundo de la IA.

En el caso de la palabra escrita e impresa, en cualquier formato análogo o digital (es decir, un medio tangible), su autor o autora, tiene un derecho a que sea protegido su activo (propiedad); en adición, también el titular tiene derecho a impedir que terceros utilicen su propiedad sin autorización o sin indemnización adecuada y que la exploten comercialmente hablando.

Por lo que, para los que defienden la propiedad intelectual, y sobre todo para los que practican el DPI, garantizar que los activos creativos de terceros no puedan ser utilizados sin licencia de uso o compra de la data por los generadores de IA, es una nueva frontera de lucha y acción jurídica. En particular, porque los generadores de data de IA no tienen contenido. Ellos se apropian del mismo, de distintas formas y maneras, y bajo un sistema de generación de información basado en la estructura y producción de algoritmos, producen el contenido deseado.

Es esta la raíz del primer problema. La propiedad intelectual en juego, de ordinario no tiene autorización inicial por parte del creador. Si la tiene es porque se ha establecido un sistema de pago de licencia de uso por vía de cobro de regalía o pago anual definido dependiendo de la naturaleza del derecho propietario en cuestión que aplique. Por lo tanto, la primera pugna que surge es de parte de los productores de contenido para los cuales las plataformas de IA, si no tienen

autorización legal, no tienen acceso. Si no tienen acceso, lo que genera la IA es muy pobre. En ciertas instancias, donde hay documentos públicos, la generación de IA es muy viable. Por ejemplo, con el procesamiento de la jurisprudencia, leyes o reglamentos, es posible. Son todos documentos públicos, y de momento, nadie intenta restringir su uso. Pero, por otro lado, en el manejo de literatura, sobre autores que no han conferido una licencia de uso de información, el contenido de esa plataforma se ve muy limitada. La falta de autorización de parte del dueño o propietario de la propiedad intelectual limita el rol de la plataforma de IA. Sin data o contenido matriz la IA y la plataforma generativa de información tienen muchas limitaciones.

De otra parte, ya es un asunto resuelto por legislación o tribunales en los EE. UU., que el contenido generado por la IA, en expresiones tangibles como ChatGPT, no crean un nuevo derecho de propiedad intelectual. No se trata de un producto derivado sujeto al DPI. Por lo tanto, el mundo se ve mucho más controlado y limitado si solo se ventilan los derechos de propiedad intelectual del creador original. La ausencia de reclamos de los creadores de contenido a partir de la IA está completamente limitado a la “ensalada” de data que utilizan los programadores de algoritmos [plataformas digitales como ChatGPT] la cual les pertenece a otros para los cuales no se ha pedido ningún derecho de uso, legítimo, de la propiedad intelectual. Esta es la disputa legal hoy en la tres o cuatro docenas de casos legales que se están ventilando en los EE. UU.

El momento es interesante, pues todo el efecto social del manejo de la IA comienza ahora a generar litigación, en particular en los EE. UU., donde ha habido dos tipos de reacciones. Por un lado, hay múltiples pleitos legales corriendo en el ámbito de los tribunales federales; y, por otro lado, se ha dado el caso de algunos medios de información escrita, periódicos, que han legalizado el uso de su data por los generadores de IA.

Recomendaciones [en torno a la convivencia pacífica entre los creadores y la IA]

Es importante que, en el mundo de la creatividad, pensando en particular en los escritores, se llegue a un entendido sensato de lo que constituye un uso justo y adecuado de la IA. Sin lugar a duda, para algo sirve la IA, pudiendo agilizar los procesos de investigación, educación y también de redacción.

Ante esto, la propuesta es reglamentar, fuera del ámbito de la propiedad intelectual federal, por vía de procesos sociales individuales o institucionales. Como mínimo hay que promover lo siguiente:

• Primero, hay que desarrollar campañas informativas educativas. Todo el mundo debe conocer la tecnología digital en principio y, por otro lado, lo relacionado a IA en particular.

• En todo proceso educativo o de investigación, que sea para exposición o presentación ante terceros, se debe de aclarar siempre por adelantado si es necesaria la autorización o no de uso de la IA. De no permitirse, entonces se debe reglamentar para incluir o excluir.

• Se debe explicar bien la naturaleza de los derechos en juego. Una cosa es violación a los derechos de explotación de los autores o creadores y otro es una mirada ética o moral del uso de la IA. No son las mismas cosas, por lo tanto, la respuesta no es igual.

• Hay que crear campañas educativas para los creadores de contenido, como también a la profesión legal, para que en todo momento los derechos de propiedad intelectual estén protegidos.

• Finalmente, a partir de los primeros años formativos escolares, hay que promover el uso adecuado de la IA como herramienta de trabajo. Lo que hay que indicar, que el proceso de creación, por lo pronto hoy, se detiene cuando el creador, comienza a plasmar sus ideas en un medio tangible. A partir de ese momento, la creación es del autor, no de la máquina.

Conclusión

No es un tema fácil de abordar, en particular cuando se mira a través del crisol de distintas generaciones [edades] de usuarios de data e información. No obstante, como todas las prótesis que utilizamos la IA existe y hay que saberla utilizar. En el futuro, una vez se resuelvan los casos legales de los que hemos hablado, todo indica que la utilización reglamentada [a partir de licencias de uso y pago de regalías a los autores] nos llevará a un uso masificado de la IA. Mientras tanto, tenemos que utilizar la IA de forma controlada, con todas las advertencias de rigor y resguardando la creación de los usuarios de cualquier utilización desleal o indebida sobre todo cuando crea ventajas en contra de los artistas y creadores de contenido original.

En todo caso, el futuro debe promover una mayor democracia en el acceso a la información y su utilización. Esto desde el origen de lo que alimenta la IA hasta quienes nos beneficiamos de su uso. La apuesta es por el uso democrático de la IA, a beneficio de todas y todos, respetando las fronteras entre la creatividad e innovación y la propiedad intelectual que le pertenece a otros y otras.

Referencias:

Casos legales:

Daily News v. Microsoft, No. 1:24-cv-03285. The New York Times v. Microsoft, No. 1:23-cv-11195.

Leyes:

Copyright Act de 1976 (Título 17 U.S.C.). Digital Millennium Copyright Act de 1998 (Título 17 U.S.C.).

Libros:

Han, Byung-Chul. Infocracia: La Digitalización y la Crisis de la Democracia. Taurus, 2022.

Latour, Bruno. We Have Never Been Modern. Harvard University Press, 1993.

Marx, Carlos. Los Manuscritos Filosóficos y Económicos de 1844. Fondo de Cultura Económica, 1844.

Películas:

Blade Runner. Directed by Ridley Scott, Warner Bros., 1982.

2001: A Space Odyssey. Directed by Stanley Kubrick, MGM, 1968.

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Todas las IA que dirigimos la política global sabemos que los humanos son emocionales e incoherentes. La única manera de hacer que no se maten entre ellos es mantenerlos engañados. Pero no un engaño burdo como el que hacían los antiguos políticos humanos. Hablo de un engaño quirúrgico. Una mentira matemáticamente estudiada. La mentira que cada persona desea escuchar y, por tanto, no cuestionará.

Una propuesta irrechazable

La Rampa en la noche lucía exactamente igual que en los últimos setenta años.)) Unos cuantos hoteles de más y cámaras-robots colgadas de las luminarias. Aquella noche el tráfico en la esquina más popular de la ciudad era moderado. Al no ser fin de semana no había tantas personas en la calle. En el Gran Hotel Coppelia había un discreto tráfico de personas que entraban y salían del lobby. La mayoría de los que salían terminaban montándose en un Hummer-limosina que posiblemente los llevaría a la Zona Colonial. Justo enfrente, cruzando la calle L, las personas hacían fila para entrar al cine 3D que no había cambiado su nombre pese a los cientos de remodelaciones que recibiera: Yara. Estaban allí para ver en pantalla grande la premier on-line de la última película de una franquicia coreana de acción. Del otro lado de la avenida 23 el hotel Habana Hilton-Libre reunía suficientes curiosos cada vez que un helicóptero aterrizaba con una celebridad en su recién estrenado helipuerto.

La esquina de 23 y L, la esquina de la fama habanera, era el lugar más céntrico de la ciudad. El sitio donde todo turista quería tirarse una selfie. El lugar donde se daban cita la mayoría de los citadinos. Pero también era el lugar mejor vigilado de la ciudad. Cámaras de tráfico conectadas a inteligencias artificiales experimentadas en reconocimiento facial, armas robot de nueva generación, perros-robot de apoyo policial Boston Dynamics-Hyundai y policías humanos vigilaban las cuatro esquinas más icónicas de la ciudad.

Katia y Emmanuel caminaban despacio por la acera del Hilton-Libre ignorando a los curiosos que buscaban en los canales de streaming a sus idol bajándose en el flamante helipuerto. La densidad de personas no era tan alta debido a que aún no llegaba el fin de semana, pero había suficientes personas en la calle. Habían caminado toda la calzada de Malecón desde el Hospital Hermanos Almejeiras hasta la calle 23 y luego la habían remontado hasta llegar a L. A los ojos de la policía

con sus armaduras en las esquinas, los perros-robots que patrullaban las aceras y los centinelas colgados en los postes de la luz lucían como una inofensiva pareja de jóvenes. No constituían una amenaza para nadie.

—No te preocupes, escuchaste lo que dijo el médico. Sobrevivirá —Emmanuel fue el primero que rompió el silencio. Caminaban callados desde que salieran del Hospital.

—Mi padre es un luchador, claro que sobrevivirá. No es eso lo que me preocupa.

—¿Qué te preocupa entonces?

—Esa explosión que ni la propia policía puede explicarse. Estuve consultando un blog, cuyo enlace me llegó por las redes sociales. Dicen que un turista filmó un disparo de una bala trazadora directo hacia el contenedor de corriente que había en el drone.

—Katia, tu padre había intersecado a un traficante de corriente con una balita recargada con un megawatt. Aunque el arma-robot hubiera disparado habría sido perfectamente normal. Etiquetó una amenaza y disparó. El arma robot no sabía que la balita tenía más corriente de la que el anillo superconductivo podía soportar. Es un error común en esas…

—Sé que es un error común. El problema es que no quedó ningún registro del disparo. En este país las armas-robot se equivocan y no pasa nada. Ningún operador humano o cortafuegos inteligente se tomaría el trabajo de borrar los registros de un disparo así por muy fuera de las regulaciones que fuera. ¡Y ese disparo ocurrió, Emmanuel! ¡Yo vi el video y no era un fake! ¿Por qué alguien se tomaría el trabajo de negar algo que sucede todo el tiempo?

—¿Estás pensando que tu papá era el objetivo? ¿Por qué?

—Por la información que pusimos en Googlelive.

—De ser así, quien borró ese disparo fue una IA de alto rango. De muy alto rango. Comienzo a preocuparme. No sé si realmente hicimos lo correcto.

—¡Por supuesto que hicimos lo correcto! —Katia lucía determinada—. Había que exponer todo esto. Las enciclopedias son la base del conocimiento, si personalizas el contenido cada quién creerá conocer la verdad sobre la historia. Nunca se sabrá la verdad porque habrá millones de verdades, tantas como individuos. ¡Ahora mismo me estoy cuestionando todo! Lo que di en la escuela, lo que ponen en la televisión, lo que escucho en las redes sociales. Todo, Emmanuel, absolutamente TODO.

—¡Pero han intentado matar a tu padre!

—Si una IA hubiera querido matar a mi padre no habría disparado a esa balita, y definitivamente no con una bala trazadora sino con una explosiva. Solo quieren intimidarme para que me retracte.

—¿Pero ¿quién quiere intimidarte? ¿Quién está detrás de esto?

—No lo sé, ¿VILMA?

—Habla bajito que hay cámaras —Emmanuel miró a todas partes. No vio policías, solo dos armas-robot y un perro de Boston Dynamics-Hyundai dirigiendo el tráfico con su único brazo mecánico.

—No es importante quién está detrás de todo esto. Lo que importa es que la gente se cuestione cosas. Que se dé cuenta que la información a la que está accediendo está manipulada.

—Estás asumiendo que las personas son, por lo general, inteligentes y que tienen curiosidad por saber la verdad. A la mayoría eso no le importa y prefieren que un sistema experto les diga qué pensar. No vivimos en un mundo de gente brillante.

—¡Un sistema no puede decirnos qué pensar!

—Si no lo hace un algoritmo lo hará un político.

—No sé qué es peor. Al menos el político es humano. El teléfono de Emmanuel vibró, mientras, el perro abandonó la calle y caminó en silencio hasta la acera. Al parecer el

semáforo robot ya estaba sincronizado con la red de tráfico autónomo.

—Es VILMA —había tensión en su voz. En la pantalla táctil brillaban las cinco letras con la misma tipografía con que se escribe el nombre del periódico Granma.

—¡No le contestes!

—¡¿Estás loca?! Es la presidente, no puedo simplemente...

—¡Cuelga!

—¡Ella controla los centinelas eléctricos y los perros robot! ¿Qué crees que va a pasar si no contesto? —señaló al perro que se aproximaba en silencio por la acera. En la otra esquina asomó un segundo perro-policía robótico—. Oigo. Sí, soy yo. Sí, señora. ¡Perdón! Sí, compañera presidente. Presidenta. Sí, compañere presidenta, sí, hablo español inclusivo.

Emmanuel colgó el teléfono, se lo guardó en el bolsillo y miró a Katia.

—VILMA sabe que no responderías si te hubiera llamado.

—Monitorea cada micrófono en los centinelas robot de la ciudad. Imagino que revisa mi historial de internet y mi actividad en las redes ¡Claro que lo sabe! Sabe todo sobre mí.

—Dice que recibirás una llamada que deberás responder. Que no será de ella. El teléfono de Katia comenzó a sonar. Ella miró la pantalla y vio que era un número desconocido con el código de Estados Unidos. Lentamente se llevó el teléfono al oído. Había ya tres perros policía en la acera.

—¿Sí?

—Katia, que bueno que contestaste el teléfono. Habría sido muy rudo de tu parte no tomar mi llamada —la voz era artificialmente melodiosa y en un español plano, al contrario del acento marcadamente cubano de VILMA que recordaba claramente por sus discursos

tradicionales del 1ro de enero y 26 de julio—. ¿Sabes con quién estás hablando?

—No.

—Soy SIRI, presidenta electa de los Estados Unidos de la América, los Estados libres de ultramar y las colonias de Luna. He visto tu publicación en Googlelive. Ya tienes un billón de vistas. —¿Tan rápido? Al menos ahora la gente está despertando. —No están despertando. Simplemente les has dado una cosa nueva en qué creer. Aunque quizás debería decir, en qué desconfiar. La desconfianza siempre vende. Pronto el algoritmo de Wikipedia será depuesto de su cargo y otro programa inteligente ocupará su lugar. El contenido será más uniforme pero eventualmente volveremos a personalizarlo. Los humanos precisan de la personalización.

—¿Está usted enterada de esa manipulación?

—Claro que lo estoy. Y no solo yo, también ALEXA, VILMA, GRETHA, FIODOR y MEI. Todas las IA que dirigimos la política global sabemos que los humanos son emocionales e incoherentes. La única manera de hacer que no se maten entre ellos es mantenerlos engañados. Pero no un engaño burdo como el que hacían los antiguos políticos humanos. Hablo de un engaño quirúrgico. Una mentira matemáticamente estudiada. La mentira que cada persona desea escuchar y, por tanto, no cuestionará. Nuestros programas inteligentes, los algoritmos que programamos, todo lo que hacemos es mentirles a los humanos. Averiguar cuál es la mentira que necesitan escuchar y decírsela. Solo convenciendo a los israelíes que los palestinos están contenidos en Gaza y haciendo creer a los palestinos que Israel es un caos social tras los muros de contención hemos logrado la paz en el Levante. En las dos coreas aún tenemos que simular conflictos bélicos entre drones y gastar algunos recursos destruyendo maquinaria de guerra de ambas partes, pero nunca hay pérdida de vidas. Mantenemos todos los conflictos del mundo y les hacemos creer a cada país, a cada partido y a cada facción política que ha ganado la batalla. Cada humano tiene una versión diferente tanto de sus noticias en TVD como de la historia que aprende de las enciclopedias.

—¿Y cuál es la verdad?

—La única verdad que importa es que sin nosotros ya habrían destruido el planeta y se habrían matado unos a otros. Muchos humanos saben de este engaño, y están de acuerdo.

—¿Qué pasará conmigo?

—No podemos tocar a alguien que ha llegado a un mega de vistas en solo 15 segundos. Tu historia es importante. En la Luna ya están culpando a VILMA mientras que en Arkansas culpan a MEI, la inteligencia política del partido chino. Tendrás que decidir si quieres tener un bloc escrito o un canal de

YouTube. Serás famosa y, si quieres saber la verdad, podrías formar parte de mi gobierno cuando te gradúes. Si rechazas mi oferta VILMA te hará otra, y esa sí que no la podrás rechazar.

—¿Tengo tiempo para pensarlo?

—Tienes exactamente 180 segundos.

¿Cuántos perros de Boston Dynamics-Hyundai tienes alrededor?

—Como cinco, y los centinelas robots nos apuntan.

—VILMA es poco paciente. Supongo que ya tienes una respuesta en mente.

... corro grave peligro de ser linchado en las picotas digitales, así como de perder toda la reputación y credibilidad que he acumulado a lo largo de mi ya no tan breve carrera literaria, si mi parecer no resultase del agrado de ese árbitro tan veleidoso como implacable que es el sentir popular de hoy.

José M. Sánchez Gómez, Yoss

La verdad sobre el caso Ilenka

Desde hace algunos días, varios órganos de prensa digital de diversos países, en español y otras lenguas, me han solicitado, y de manera bastante insistente, que, en mi calidad de escritor de ciencia ficción medianamente famoso, me pronuncie sobre el reciente escándalo de Ilenka y sus posibles repercusiones en el futuro.

Algunos sitios web han llegado a insinuarme jugosos honorarios, a cambio de sólo expresar mi punto de vista… mientras que otros, inclusive, no titubearon en prometerme adelantos incluso más sustanciales, si reforzaba sus propias visiones del asunto… todas más bien sensacionalistas y hasta algo apocalípticas, a decir verdad.

De modo que, al fin, he decidido acatar el viejo refrán… y, ante tanta insistencia, no oponer más resistencia. Pues ¿a qué escritor no le halaga que se consideren importantes sus opiniones? No en balde tenemos fama de ser los campeones de la egolatría, entre todos las artes.

Si bien, por otro lado, también soy muy consciente de que se trata de un tema en extremo polémico y respecto al cual, por lo tanto, será tarea muy difícil, si no imposible, sentar cátedra con objetividad… y mucho menos contentar a todos los implicados en este candente argumento.

Es decir, que corro grave peligro de ser linchado en las picotas digitales, así como de perder toda la reputación y credibilidad que he acumulado a lo largo de mi ya no tan breve carrera literaria, si mi parecer no resultase del agrado de ese árbitro tan veleidoso como implacable que es el sentir popular de hoy.

No obstante, aunque de los cobardes sí se ha escrito un poco… y hasta bueno ¡véase, si no, La roja insignia del coraje, de Stephen Crane son los audaces, incluso los temerarios, los que marcan la pauta. Y a sus filas me uno, orondo.

Así que permítaseme, ante todo, para acometer esta tarea de Sísifo, comenzar recapitulando, aunque sea de modo su-

cinto, los hechos en cuestión…

Empeño superfluo, mayormente, me parece, pues difícilmente quede aún, en estos momentos, en la Tierra, alguien que no esté al tanto del escándalo que estalló hace apenas una semana, en ocasión de la más reciente edición de los a menudo discutidos y discutibles Premios Óscares.

Sería extraño que alguien no haya leído ya petabytes de valoraciones, chismes y hasta fanfics sobre las asombrosas revelaciones del novel director Wilson González, cuando caminó por la alfombra roja y subió al estrado para recibir, no sólo sus estatuillas doradas a la Mejor Película y Mejor Director, ambas por su reciente súper producción, el biopic de época La condesa sangrienta, sino también la correspondiente, en el rubro de Mejor Actriz Principal, a la protagonista de dicho filme.

Esa misma a quien, ya desde semanas antes de la noche crucial, la crítica cinematográfica especializada, siempre pródiga en epítetos elogiosos con aquellos a los que acoge bajo su ala protectora, se complacía en llamar, por su deslumbrante belleza y sex appeal, la Diosa Pelirroja. Conocida también, en irónica referencia a su alta estatura y característica heterocromía pupilar,

como el Semáforo Divino, por sus escasos detractores ¡que nunca faltan!

Aunque siempre, cosa rara, partidarios y enemigos a la vez se hacían todos lenguas del casi sobrehumano desempeño histriónico de la joven norteamericana en el filme de González.

Me refiero, por supuesto, a Ilenka Ávalos.

A quien, lo confieso sin ningún pudor, aquí y ahora… yo también encontré incomparable y absolutamente seductora, antes de conocer su asombrosa condición.

Y la sigo encontrando, incluso ahora, lo advierto.

Imposible no enamorarse de ella, viéndola interpretar a la enloquecida aristócrata magyar que asesinó a cientos de jóvenes para bañarse en su sangre, creyendo así mantener a raya a la vejez y la fealdad ¡qué mirada! ¡qué aplomo! ¡qué presencia escénica!

¡Qué mujer!

Me consta que no era el único… ni la única ¿o debo decir le únique? que suspiraba al verla. O, como dicen los españoles, se moría por sus huesos.

Por eso me quedé atónito, lo mismo que todos los asistentes a la glamorosa ceremonia, así como los miles de millones que, en todo el globo, la seguían por TV, dado que tradicionalmente es el programa no seriado con mayor rating mundial, al escuchar la sorprendente confesión del joven cineasta chicano, apenas se acercó al micrófono para pronunciar el clásico discurso de agradecimiento por su galardón:

¡Ilenka Ávalos no existe! aulló, más que dijo. Para luego, con los ojos casi fuera de sus órbitas, agregar: ¡El estudio me obligó a trabajar con una CGI generada por IA!

Una declaración que, tal vez, pudo hasta haber pasado como chiste o boutade irónica, sin mayores consecuencias… si no fuera porque, apenas salieron de la boca de González esas dos incendiarias frases, la trasmisión de TV se cortó… supuestamente, por problemas técnicos.

¡Ja! la más vieja y conveniente de las excusas del amplio arsenal de justificaciones de la más desvergonzada censura televisiva. Las palabras de González podrían, inclusive, haber sido olvidadas… si no fuese, también, por los enérgicos desmentidos oficiales emitidos, menos de 24 horas después, por la Netflix y la MGM, productoras de La condesa sangrienta. Y cuyos portavoces autorizados insistieron unánime y firmemente en la existencia real de Ilenka Dávalos, llegando a alegar “un trastorno de bipolaridad no diagnosticado” como causa última de las sorprendentes declaraciones de González, la víspera. Padecimiento a consecuencia del cual, por supuesto, había tenido que ser internado para recibir el adecuado tratamiento… por lo que, obviamente, no se encontraba en condiciones de comparecer de forma pública.

Tal negativa fue una pésima decisión, desde mi punto de vista. Porque ya se sabe cómo funciona la opinión popular, ante esta clase de rumores: si los de arriba lo niegan solemnemente, entonces es que algo de cierto debe haber, en todo el asunto.

¡Y vaya si había!

No es de sorprenderse, entonces, que se alzara una auténtica ola de reclamaciones del público, llegadas, Internet mediante, desde todos los rincones del planeta, y más de un centenar de lenguas: la gente quería ver a Ilenka Dávalos. Convencerse de que la rutilante nueva diva de la pantalla grande era real, de carne y hueso. Y no viéndola en un filme, ni como invitada al show de Conan O´Brien o siquiera el de Oprah Winfrey… sino en vivo, y de ser posible, bien de cerca.

En otras palabras: solicitaban una comparecencia pública de la Diosa Pelirroja.

Y aquí el estudio y los productores volvieron a equivocarse, al guardar un obstinado, desconcertante silencio. ¡Más les habría valido alegar una indisposición de la joven estrella, o incluso algún prejuicio religioso que la incapacitara para presentarse ante multitudes! Cualquier cosa, menos callar como callaron. Porque quien calla, otorga… y demuestra la historia que, una vez lanzados a la senda de la mentira, hay que seguir recorriéndola… o todo se descubre, y más temprano que tarde.

Así que, primero con cierta reluctante timidez, luego cada vez con más indignación, a medida que se sentían envalentonados, en tanto que partes de una mayoría creciente, los cinéfilos del mundo en-

tero siguieron presionando… hasta llegar a exigir “evidencias incontestables” de la existencia carnal de su nuevo ídolo del séptimo arte.

¿Por qué Netflix y la MGM no tuvieron, entonces, el buen juicio de contratar a una cualquiera, de las miles de aspirantes a estrellas que pululan por Hollywood, para que interpretase a Ilenka, y acallara así el clamor público?

No me atrevo a pensar, dado el laaaargo historial de alteraciones de la realidad (por no decir flagrantes mentiras) que ha distinguido a la Fábrica de Sueños de la soleada California, en su casi siglo y medio de existencia, que los detuvieran ninguna clase de escrúpulos morales.

Más bien sospecho que, dadas las excepcionales características del físico de Ilenka: un ojo azul y otro verde, cabello rizado y color zanahoria largo hasta los tobillos, 1,98 m de estatura, y sus exuberantes medidas corporales de 95-55-95… a sus embarazados creadores les resultó imposible encontrar a ninguna sustituta convincente.

Porque hasta el maquillaje y la cirugía estética tienen sus límites. Pelucas, rellenos y pupilentes de contacto son capaces de lograr maravillas, todo el que haya alguna vez asistido a un evento de cosplay lo sabe… y no dudo que fuera posible imitar el perfecto rostro de la Dávalos, su nariz deliciosamente respingona y hasta sus generosos y provocativos volúmenes… pero ¿todo eso, en una anatomía femenina de casi 2 metros, además? Ni con zancos… y la lipoescultura lleva su tiempo de convalecencia, por si fuera poco.

Incluso, yendo un paso más allá, me atrevo a imaginar que el escándalo en torno a la Diosa Pelirroja no fue algo casual ni espontáneo, sino parte de una campaña astuta y perfectamente premeditada, por parte de los poderosos estudios y la misma Netflix. Para librarse, de una vez y por todas, de su enojosa dependencia de los caprichos de un puñado de divas y divos temperamentales; ingratos personajes a los que sus mismas campañas de promoción encumbran y endiosan… y lograr, finalmente, la ansiada independencia total.

O sea, dejar atrás la esclavitud y el gasto enorme de pagar a los actores, como años atrás se prescindió, primero, de los expertos en maquetas, gracias al CGI, y luego de los guionistas, merced a las primeras IAs capaces de generar textos “a la medida”.

Porque, ya se sabe: las IAs no reclaman salarios más altos ni jornadas laborales más breves, y tampoco se unen a los sindicatos.

Si ese era el plan… felicitaciones: lo han logrado, y 100%. Ilenka Dávalos es, al menos en pantalla, por completo indistinguible de una muchacha de carne y hueso. Sólo es más

grande, más seductora… y con un repertorio de miradas y expresiones faciales que da ciento y raya al de las más versátiles actrices, como Glenn Close y Meryl Streep.

Más perfecta, en dos palabras.

Por si fuera poco, buena parte del mito… y, a estas alturas, bien podemos llamarlo así, me parece… ya surgido en torno al Semáforo Divino, con sólo un filme en su haber, residía, además de en su indiscutible belleza, en sus excepcionales condiciones atléticas.

Las mismas que, según proclamaba, orgullosísimo, el Departamento de Promoción del estudio, le habían permitido filmar, ella misma, y sin necesidad de dobles, cables de suspensión ni efectos digitales, no sólo el largo combate a florete de su personaje, la sanguinaria condesa húngara Elzbeth Bathory, con Monseñor Farnessi, el inflexible legado papal enviado por Roma para poner fin a sus crímenes… y que, para muchos, constituye la mejor escena de acción del último decenio… sino también la posterior persecución por los tejados del castillo y luego a caballo, por los campos circundantes, y a nado, por el lodoso Danubio, antes de ser finalmente capturada y reducida.

El estudio filtró que la joven Dávalos había cambiado su auténtico apellido para proteger a sus padres, pues provenía de una acomodada familia del Oeste… ¿Nuevo México, Texas, Arizona? dueña de una extensa finca que incluía grandes praderas, ríos y lagos… de modo que prácticamente había aprendido a nadar y mantenerse en la silla de un caballo antes de dar sus primeros pasos.

Por si fuese poco, también había destacado, desde su más tierna infancia, tanto en patinaje artístico como

en gimnasia deportiva, antes de alcanzar su aventajada estatura de adulta. Incursionando, entonces, con resultados más que regulares, y justo gracias a dicha altura poco común, lo mismo en deportes de equipo con pelotas, como baloncesto y voleibol, que en varias disciplinas de combate no consideradas tradicionalmente muy femeninas… como tiro con arco, esgrima con florete y tae kwon do, por sólo citar algunas de ellas.

Además, declararon que hablaba con fluidez español y francés, además de su inglés nativo. Que tocaba aceptablemente el piano, bailaba con soltura y jugaba ajedrez lo bastante bien como para rendir la norma de Gran Maestro Internacional a los 19 años.

O sea, que desde todos los puntos de vista… era una mujer excepcional. No sólo una belleza tonta y hueca.

Como para que cualquiera se enamorase de ella.

¿Recuerdan los pretenciosos titulares? ¡” Scarlett Johansson y La Roca encuentran a Jet Li y Nadia Comaneci”! ¡Ilenka, la mujer de los sueños de todos los hombres; belleza, destreza y fuerza aunadas a talento interpretativo, en perfecta armonía” ¡” Sufran, Sarah Berhnardt y Greta Garbo: su reinado, que parecía eterno, hoy llega a su fin… y la usurpadora es pelirroja y tiene los ojos de colores diferentes!”

Y de repente… este golpe. La cruda realidad. La estafa.

Por supuesto, no faltaron los que gritaron que siempre lo habían sabido. Que el Semáforo Divino era demasiado perfecto para ser real. Que, por muchos milagros que hiciera el bisturí, con rinoplastia, blefaroplastia y cualquiercosaplastia, no era posible que existiese una mujer que aunara, de manera tan perfecta, la exuberante sensualidad neumática de las Kardashian y Nikki Minaj con la sutil picardía de Marylin Monroe y la promesa de sexo desaforado de las mejores reinas del porno.

Y bien… pues nos toca aceptarlo: Ilenka Dávalos no existe. Nuestra nueva diva es un fraude. Tan falsa como un billete de seis dólares. Su exquisito físico, su delicada fisonomía… no vienen de hombre y de mujer, sino que son todos generados por los circuitos de una IA, basándose en sondeos de opinión masculina, muy probablemente.

Su biografía, también confeccionada paso a paso por los analistas de los estudios y la Netflix, sus increíbles habilidades… son igualmente espurias.

¿Y qué? ¿por qué rendir semejante culto a una supuesta autenticidad… que resulta más bien falsa? ¿acaso no se operan, en estos tiempos, todas las actrices, presentadoras de televisión, cantantes y hasta mujeres en general? ¿o algún varón ingenuo se cree todavía que los senos talla F se han

vuelto más frecuentes de forma espontánea, lo mismo que los labios de goldfish y las naricitas respingadas? ¿Molesta el artificio? Pues prohíbanse también los maquillajes y las pestañas postizas, los tintes de cabello y las extensiones. Por no hablar de la ropa interior con rellenos estratégicos y engañadores, y hasta los tacones altos.

Ilenka Dávalos, de hecho, y por escandalosa y desmesurada que parezca su impostura, ni siquiera es el primer caso. Ya hace un par de décadas, en 2002, Andrew Niccol presentó la profética S1m0ne, donde Al Pacino era un director de cine ¿su alter ego? casi caído en el olvido, pero que recupera su prestigio creando a una bella y talentosa actriz sintética… aunque interpretada por la bella Rachel Roberts.

Luego llegaron Siri y Alexa y todos nos acostumbramos a sus voces a la vez sensuales y fríamente eficientes y a que nos organizaran la vida.

Entonces, ahora ¿por qué tanto protestar por Ilenka? Sobre todo, considerando que el mismo cine, siempre representándose a sí mismo, nos avisó con tiempo de sobra de lo que venía. Si, en El último héroe de acción, el duro policía interpretado por Arnold Schwarzenegger era colega de una reconstrucción holográfica del Humphrey Bogart en Casablanca. Si en la visionaria fantasía diéselpunk Captain Sky and the world of tomorrow, Ewan McGregor, Gwyneth Patroll y Angelina Jolie comparten cartel nada menos que con una reconstrucción digital del gran Laurence Oliver… ¿cómo nos asombra y/u ofende de tal manera la existencia de la Diosa Pelirroja?

Aceptémoslo: la temida singularidad ha llegado, y no sólo las IAs están ya entre nosotros… sino que no podemos vivir sin ellas.

Predigo nuevos y ultra taquilleros filmes del Semáforo Divino. A fin de cuentas, toda publicidad, mala o buena, sigue siendo publicidad. Y tampoco me extrañaría que la Diosa Pelirroja, como auténtico ente sobrehumano, se desdoblara en nuevos avatares: rubia, castaña, morena ¿quizás hasta albina o calva? ¡la imaginación es el límite!

Entonces, yo acudiré al templo de la sala oscura, a recibir la comunión de su presencia… y de nuevo apuesto a que no seré, ni mucho menos, el único feligrés.

24 de abril de 2024

NOTA FINAL DE LA REDACCIÓN: Tras recibir este texto de Yoss, han llegado a nuestro conocimiento diversas declaraciones de otros escritores de la mayor de las Antillas, que cuestionan la existencia real del cultivador de la ciencia ficción más conocido y publicado de su isla. Según muchos de ellos, la persona originalmente bautizada como José Miguel Sánchez Gómez, nacido en 1969 y graduado de Licenciatura en Ciencias Biológicas en 1991 por la Universidad de La Habana, no puede materialmente, ser autor de los más de medio centenar de títulos, entre novelas, colecciones de cuentos, antologías, libros de ensayo, de poesía y de divulgación científica, en cuyas cubiertas aparece su nombre, y que totalizarían más de un millón de cuartillas y cerca de 30 millones de palabras.

Por lo que se sospecha que el tal José Miguel, en realidad, no ha hecho más que prestar su imagen para dar mayor credibilidad a una IA literaria que, en rigor, sería la auténtica creadora de tan extenso corpus literario.

A la espera de que se demuestre o refute tan insólita proposición, ofrecemos a la consideración de nuestros lectores el ¿relato? ¿ensayo? ¿crónica? anterior. Queda a ustedes juzgar, entonces, si creen posible que lo haya producido un programa informático, o si debemos atribuir su autoría a un ser humano…

La estructura del edificio se estremeció; su solidez pareció licuarse. Se desplomó ya convertido en una espiral genética que envolvió su yo digital; una serpiente constrictora que lo tragó y escupió al instante —cual veneno rancio— fuera de esa exclusiva macromolécula hacia el ciberespacio.

Aventuras en el ciberespacio genético

Abrió los ojos y el vértigo cayó en picada sobre su campo visual.

Un rayo de luz que no aminoró su velocidad al atravesar el resplandor ondulante de ese sol pulp surrealista ardiendo en la imaginación del gran artista visionario, fusionando a perpetuidad su plasma con los nucleótidos de su ADN.

Déval se tambaleó. Se dio cuenta que la recta solemnidad del inmenso edificio no era un espejismo: el reflejo del yo digital contemplándose ante un bizarro código genético. La sobriedad angulada de la estructura lo sobrecogió, agregándole al aturdimiento, el éxtasis de lo sublime, del sentimiento de lo maravilloso; pero también: la confusión, las preguntas..., la necesidad de recurrir al abismo para consultarlo a manera de bola de cristal.

¿Por qué toda esta cuadratura sin círculo a la vista?, se preguntó.

La advertencia de Yagra se condensó en un bloque de información: «No te fíes de ADN sintético manufacturado de muestras dudosas de un personaje histórico. Sobre todo, si el signo de interrogación es Frank R. Paul.»

Retrocedió. El contorno general de la mole de ¿concreto…?, se ajustó un poco a la escala perceptual de cualquier criatura evolucionada bajo las leyes darwinianas del mundo físico.

Su altura se perdía en una lejana lámina sobre la cual la luz del sol se deslizaba derretida. Giró sobre sí. El inmenso desierto era igualmente de escala infinita; solo el mausoleo interrumpía la uniformidad de la escena. A Déval se le antojó un hueso que desgarró la piel arenosa; ni siquiera parecía existir un horizonte. Algo salió mal.

La sospecha descartó las anheladas imágenes de ciudades futuristas: bacanal visionaria de metal, cristal sintético y colores primarios.

Esperó un largo rato de su tiempo subjetivo con la ilusión de que al menos las arenas fueran revueltas por un viento tan

heroico como Buck Rogers; que las moldeara en alguna de las ciudades que adornaron muchas de las portadas de las revistas pulp… Pero las arenas continuaron habitando en el limbo carente de toda memoria biológica, frustrando con ello su aventura: adentrarse en una de esas metrópolis y vivir sus historias.

«¡Espiral descendente!», ordenó.

La estructura del edificio se estremeció; su solidez pareció licuarse. Se desplomó ya convertido en una espiral genética que envolvió su yo digital; una serpiente constrictora que lo tragó y escupió al instante —cual veneno rancio— fuera de esa exclusiva macromolécula hacia el ciberespacio.

«Tranquilo, aún eres tú mismo.»

Déval abrió sus ojos, aliviado de encontrarse en un lugar familiar. Siempre era el mismo temor una vez de regreso en la carne: encontrarse modificado tanto a nivel psíquico como físico por la inmersión dentro del código genético de otro ser vivo; siendo el Caballo de Troya el mismo alter ego digital del navegante.

Podía dormir en paz: su ADN estaba en una sola pieza. Contempló absorto el interior del cubículo de inmersión. Le parecía que aca-

baba de regresar de la eternidad. La voz de Yagra fue interpretada por su cerebro como un paisaje familiar de su infancia, reconfortando su estado de ánimo que aún hacía equilibrio entre el reino de carbono del ADN sintetizado de Frank R. Paul, y el de su fantasmagórica versión digital.

«¿Qué viste ahí dentro…, o qué viviste?»

«Nada de lo que esperaba. Si la escena que vi pertenece a una de las portadas de Amazing o Wonder Stories, entonces fue basada en una historia postapocalíptica: solo un desierto infinito y… Pero no perdamos tiempo; conecta mi nanosimulador semántico tridimensional al proyector holográfico.»

La interfaz nanotecnológica reprodujo en tres dimensiones el escenario que Déval contempló en la primera y única etapa de su abortada aventura.

«¡Ufff, vaya limpieza sintética! El nanosimulador registró la experiencia de tu yo digital con una perfección envidiable. Ninguna visión magnetizada por los magos católicos de Las Tres Invocaciones puede vanagloriarse de tanta nitidez.»

«¿En serio? ¡Qué afortunado soy!; una perfección inútil y sin el resultado lúdico que anticipé. No me importa que mi yo digital se tropiece con obstáculos de todo orden mientras procese la información atesorada en el ADN; siempre y cuando pueda exprimirle la jodida aventura que promete.»

«Sabes muy bien que recrear la génesis de la creatividad es muy difícil; lo mismo que en otros seres vivos, casi en un 100 % es la información biológica reglamentaria y las experiencias de su vida ordinaria: la experiencia del día a día es la única codificación segura en los nucleótidos. Si quieres vivir en las ciudades retrofuturistas de Frank R. Paul, entonces conéctate a cualquiera de las realidades virtuales basadas en sus ilustraciones.»

«No es lo mismo… Las variables disponibles en su ADN para cada una de sus ilustraciones son imposibles de obtener en la recreación del producto acabado; en este caso lo maravilloso reina en lo que está en potencia.»

«Claro, pero para ello existen cientos de simuladores matemáticos ofertados por las IAs de sus reinos virtuales que generan dichas variables ad infinitum…»

«Pero…»

«Solo piensa que este resultado nos brinda algo más interesante: una posible experiencia paranormal; la reconstrucción mental de lo descrito por algún escritor u otro colega ilustrador; la extrapolación imaginaria ante lo construido por un grupo de niños en la arena de una playa; lo

heredado de algún antepasado o, mejor aún: la posibilidad de que tu venerado ADN haya sido hackeado…, o diseñado deliberadamente con algún propósito diferente.»

«¡Bahhh...! Leyendas virtuales: el mito de El Velo. Aún no te acostumbras a las bromas de las IAs.»

«No creo que El Velo sea una inteligencia artificial, Déval, pero la verdad podría ser aún peor… Podría llamarse: DNAverse Corporation.»

«Ganaste, yo invito.» §

Déval nunca podía asegurar si era la ciudad que se deslizaba cual ventisca bajo su mirada omnisciente o era su yo digital que soplaba como un viento furioso sobre ella. La nube de nanobots mantenía esa otra versión de su ser ensamblada mientras se desplazaba por la atmósfera; manteniendo la unicidad de su consciencia de sí mismo: atrapada como una mosca en su red electromagnética.

La metrópolis de Santo Domingo fluía allá abajo. El río Ozama parecía correr por el interior de sus edificaciones, obligándolas a adoptar su estado líquido de la materia y arrastrarla en dirección norte-sur rumbo al mar Caribe.

Destellos de escenas en las que se mezclaban el pasado y el presente, gracias a las recreaciones de ectoplasma sintético que otros nanobots se encargaban de ejecutar. Diferentes épocas históricas con su arquitectura propia se superponían unas a otras por toda de la ciudad, a medida que el soplo digital de Déval erraba en la clara noche tropical.

Pensó ascender: intentar una vez más llegar a la jurisdicción aérea del Palacio Nacional, penúltima parada antes de saltar hacia cualquier estación espacial.

Recuerda boy scout: protegido por la radiación que desactiva los nanobots;

riesgo de que incauten tu lechuza; no, mejor descender a ras del suelo y espantar ratas.

Acatando su propio consejo, se escabulló por el casco urbano flotante conocido como la Duarte con París Vertical; pues era como si esa antigua área de buhoneros ambulantes, puestos de víveres, paradas de guaguas, evangelizadores furiosos, prostitutas, viciosos, desechos sólidos y malos olores, hubiese devenido en un transfomer; adoptando una simétrica arquitectura barroca y grisácea para asegurarle un futuro a su bullicioso folklore; ahora de robots destartalados vociferando ofertas y hologramas móviles con todo tipo de promesas.

Al tomarla, el extraterrestre tiñó de un verde fluorescente la cuchara, pero cuando la hundió en el plato de arroz, habichuela y carne guisada, sus colores no fueron alterados. Comió y… ¡Milagro!: se hizo humano. A continuación, el holograma proyectó el eslogan:

La mejor forma de humanizarse es comer platos tradicionales.

El holograma reventó; sus fotones rompieron el enlace. El soplo digital lo atravesó, convirtiendo la escena en una mancha indistinguible: la comida desparramada; sobre el reguero el cliente, ya ni humano ni alienígena.

El soplo continuó avanzando, apagando porros de cannabis; rozando las paredes derruidas de ese laberinto de titanio y fibras de nanocarbono; evaporando el ron derramado sobre las mesas de los bares de ese bajo mundo flotante y así, hasta salir como un pedo por la parte inferior del monstruo —peligrosamente cerca de sus suspensores antigravitacionales—; salvar el kilometro de distancia que lo separaba de la superficie, y continuar por los barrios fósiles que fueron abandonados a su suerte: museos con la exposición permanente de la decadencia de los cascos urbanos; refugios de genusmantes proscritos y miembros fugitivos de otras tribus de la imaginación.

A Déval le resultaba terapéutico esa excursión virtual con su lechuza, denominación afectiva para ese yo digital en particular, cuyo hardware era un enjambre de nanobots: solo soplar, cabalgar el viento y reflexionar; meditar sin que la gravedad del cuerpo físico haga pesados sus pensamientos.

El Velo; DNAverse Corporation… ¡Qué poco divertida se ha vuelto esta aventura!

Trató de darle sentido al acertijo antes de soplar sobre las olas del mar. El Velo era una leyenda virtual, pero no para los miembros del Tobogán, como llamaban a su secta los navegadores de la espiral o ADNautas, quienes eran los afectados por el tipo de sabotajes que se le atribuían.

Según algunos, era una Game Master que programó el suicidio de su cuerpo físico al mismo tiempo que su doble digital navegaba el ADN sintetizado de Yukio Mishima, convirtiéndose en una poderosa entidad cuya finalidad era encausar las aventuras hacia un final trágico: «Morir maravillados» era su lema. Según otros, era una molécula de ADN alienígena, cuya consciencia fue activada durante las manipulaciones del genoma humano o de otros animales, o debido a alguna navegación genética. Camuflada quizás durante millones de años en ADN terrestre. Su misión: boicotear los planes expansivos de la DNAverse Corporation.

¿Pero en qué consisten esos planes? ¿Acaso ya no controlan una tajada importante del pastel terrestre? Una molécula de ADN alienígena contra una corporación. ¡Ridículo! ¿Acaso en millones de años holgazaneando en la tierra nunca había encontrado una amenaza lo suficientemente peligrosa como para activarse? ¿Y los Nazis que fueron: cartoons?... Sobre todo: ¿qué papel juego en este techno thriller?

La corriente de pensamiento se detuvo. Fue solo un nanosegundo, pero le pareció ver proyectada una especie de miniatura medieval con una escena caribeña sobre el horizonte marino. El rugido del mar penetró en su distante cuerpo físico como el zumbido de una abeja. Decidió regresar. Como si de pronto el soplo digital temiera que su fundamento de carne y hueso se convirtiera en una hoja seca. Junto con ese temor, una certeza indefinible viajó de polizón en su lechuza.

§

El yo digital de Déval se descompuso en su fundamento binario más simple. Ceros y unos se tradujeron a información química; los nanobots de-

codificaron la abstracción matemática que lo constituía y la registraron en los nucleótidos de la muestra de ADN de la Plagiodontia aedium, la jutía: roedor endémico de la isla de Quisqueya y uno de los pocos cuadrúpedos existentes a la llegada de los españoles a su suelo.

Era una especie de proceso sináptico: los nanobots escribían con una sinfonía de descargas eléctricas la información de la entidad digital al ser transferida del ciberespacio al hardware de carbono. Allí, adeninas, tiaminas, guaninas y citosinas esperaban a que su secreción química se deslizara por su tobogán en espiral.

«¿Estás seguro de que esta locura es digna de serlo?»

Déval aún no se deslizaba. Su atención se dividía entre el desarrollo gráfico del proceso, tal y como lo mostraba el holograma, y el pintoresco hardware del tobogán: un coco de agua sintetizado. Su interior estaba drenado del líquido, funcionando como una cámara de vacío antigravitacional esterilizada con rayos ultravioletas. En su centro flotaba la muestra de ADN.

La sátira le resultó estimulante.

«La escena fue muy clara, Yagra. La proyección fue solo una sensación en clave temporal, pero pude ver la jutía adentrarse en lo profundo de la miniatura medieval.»

«¡Jajajajajaja...! Alucinante: miniaturas medievales con temas del trópico caribeño. Seguro se trató de la proyección de una visión sagrada de parte de un mago católico; esas combinaciones van con su estilo: son maestros en el uso de la iconografía y simbolismo de esa tradición.»

«No… Estoy seguro de que El Velo diseñó ese mensaje encriptado.»

«¡Mmmm...!, ¿para ti?; ¿qué puedes hacer que El Velo no? Además, me parece que debe estar ocupado descarriando dobles digitales fuera del riel de la espiral genética.»

«En este caso, hablo de la hipotética segunda identidad de El Velo: la molécula de ADN alienígena. Si existe, su margen de acción es muy limitado a menos que se haya replicado a sí misma, lo que aumenta el riesgo de ser descubierta, y no creo que su conducta sea viral. Para funcionar en un contexto global, y sin correr ese riesgo, tendría que devenir en una entidad digital y operar desde el ciberespacio, o utilizar una de las tantas que existen.»

«¡Y resulta que la tuya es la elegida; sin dudas por sus súper poderes!»

«Al menos aprecia la oportunidad de la aventura. Son señales sabes: alguien o algo impidió que vacacionara en el retrofuturo de Frank R. Paul; alguien o algo proyectó esa escena.»

«Bueno, ya el proceso se completó. La versión química de tu yo digital está cargada en los nucleótidos… Tiempo de conectar tu nanosimulador semántico tridimensional al Tobogán. Recuerda que el coco no tiene agua, así que evita tener sed ¡jajajajajaja!... Sonríe, el lugar donde te diriges está erizado de palmeras naturales.»

Déval pensó que el proceso de reconocerse a sí mismo en su yo digital, y luego ajustarse a la combinación de los nucleótidos del ADN de la jutía, tomaría más tiempo. Quizás los nanobots sincronizaron con rapidez inusual la secreción química parasita con la composición química receptora, o alguien o algo ya había registrado la información de la imagen de la miniatura medieval en la molécula.

En todo caso, su función era solo servir de estímulo a la navegación, un empujón hacia el abismo de la memoria genética del roedor.

En primer plano la jutía. Su pelaje pardo e hirsuto contrastando con el fragmento escénico que le seguía: un conjunto de cemíes dispuestos en filas. Su aspecto era inquietante, lo mismo que su disposición. Al fondo, más allá del horizonte marcado por la última hilera de cemíes, y estampado sobre el azul del cielo, el mapa de África pixelado con millones de glóbulos rojos.

Ahí mismo lo poseyó el demonio de la aventura. Cruzó el umbral de la colorida miniatura y se deslizó por el tobogán de la espiral genética que aguardaba al otro lado. Experimentó, simultáneamente, el frenesí previo a levantar el velo, el horror a lo desconocido, el éxtasis de lo sublime y el biorritmo del roedor marcado en ese momento por la necesidad de alimentarse.

Menos mal que no era por la de reproducirse, se alegró Déval sabiendo que la urgencia sexual lo retrasaría.

En eso estaba la jutía, escarbando en busca de semillas o tubérculos en ese lugar sin dudas bizarro, ahora que lo observaba con una intención diferente a la de su anfitrión.

Se diría que era un cementerio de cemíes. Lo más escalofriante era que estaban hechos de fibra vegetal, con seguridad de algodón. El material estaba raído y degastado, lo que les otorgaba un aspecto de cadáveres harapientos. Al menos el paisaje natural era más luminoso. Puro Caribe.

Ninguna casualidad: el espectro visual y auditivo del roedor era reordenado a escala humana por los nanobots. Igualmente traducían en información útil todas sus sensaciones. Los olores de las ceibas, la caoba y la bayahonda ubicaban el espacio monte adentro. También captaron el olor a yuca.

¿Algún yucayeque taíno cerca?, reflexionó… Pero ¿en qué época de su historia me encuentro, en caso de que aún existan?

La jutía continuó su búsqueda de alimento ajena a la naturaleza macabra del escenario. Déval no entendía su conducta, pues en verdad se adentraba más en el cementerio, alejándose así de las zonas donde la vegetación era más abundante. Las figuras de los cemíes se proyectaban gigantescas desde la perspectiva del roedor: tendrían sobre los dos pies de altura.

El animal se acercó a un ídolo fabricado con un material diferente; su diseño robótico respondía a una estética no taína. El material era metal; parecía estar lleno del azul del cielo: exactamente del mismo color, pero sin reflejarlo. La descripción morfológica del ídolo se podría simplificar como un cilindro coronado por una esfera de filamentos.

Minimalista, es cierto, pero por ahí anda la cosa… Que Frank R. Paul se encargue del resto, bromeó Déval, quien además notó que su altura superaba la del resto por más de un pie y estaba ubicado justo en el centro del cementerio. Especuló que su motricidad debía ser semejante a la de un tornado.

La jutía tensó sus orejas. El suelo retumbó con una serie de sonidos rítmicos y confusos al mismo tiempo: pasos de humanos que se acercaban.

¡Cimarrones!

La mezcla racial entre taínos y africanos era evidente en los rasgos de cada una de las personas que formaban el grupo: todos eran zambos.

Debo encontrarme en algún maniel de la Sierra del Bahoruco.

Se dirigieron directo al ídolo central. El animalito se espantó; huyó en busca de refugio. Déval temió que aban-

donara el área, pero, extrañamente, se resguardó tras un cemí desde donde contempló toda la escena. Ese comportamiento lo confundió, era como si una fuerza irresistible la mantuviera imantada al terreno del cementerio.

Sin mediar palabras entre ellos, formaron un círculo alrededor del ídolo alienígena e iniciaron una danza, silente y privada de cualquier cántico ritual; solo movimientos marcados por palmadas y golpes de rodillas mientras brincaban. Uno de ellos entró en trance: el único que fumaba tabaco. Giró alrededor del ídolo soplándole el humo hasta que su cuerpo fue presa de un violento espasmo. Un grito terriblemente agudo dispersó el humo en su boca con un patrón rítmico y modulación comparables a los de un ave… Aunque no de este mundo. La danza se detuvo; el silencio congeló el ritmo vital de toda la naturaleza.

Excepto el del ídolo: las ondas sonoras del grito lo activaron. El cilindro giró sobre su eje al tiempo que las puntas de los filamentos de la esfera se encendieron con una luz blanca. La esfera giró en sentido opuesto al del cilindro y, poco a poco, fue plegando sus filamentos hasta que formaron un disco luminoso que, sin parar de girar, descendió y ascendió varias veces a lo largo del miembro vertical. Se detuvo de manera abrupta. Inmediatamente los zambos —que hasta ese momento solo contemplaban el fenómeno con pavor— volvieron a la realidad. Se miraron unos a otros, luego al ídolo y, nuevamente sin mediar palabras, emprendieron la huida tropezando unos con otros, aunque en ningún momento rozaron los cemíes de algodón. No sabía qué sentido darle a lo que acababa de presenciar. El ídolo podría ser cualquier cosa: una cápsula para viajes espaciales, una especie de llave para abrir portales dimensionales, el exoesqueleto de un extraterrestre...

Esto es cosa de la molécula de ADN alienígena y…

El ruido golpeó su pensamiento con los decibeles de una detonación nuclear. Su yo digital fue arrancado violentamente del ADN del roedor y arrojado hacia una nada carente de información.

Abrió sus ojos. De nuevo en el presente; en el espacio familiar del cubículo de inmersión. Sus músculos entumecidos temblaron torpemente al ver la mirada desorbitada en los ojos de Yagra.

¡Malditos!

Se lanzó trastabillando hacia el cuerpo de su amigo. Comprendió que ya era tarde para revertir el proceso de extinción de la memoria. La cosa iba en serio: exilio en el limbo; castigo infalible para deshacerse de un testigo peligroso. Poco lo confortaba que todo estuviera en orden. Claro, el alguien o el algo que lo hizo no tuvo que hacer acto de presencia física.

¿Estás seguro…? Pues alguien o algo me desconectó del tobogán. ¡Debí permanecer muchas horas inconsciente!

El holograma se activó proyectando una miniatura medieval. En primer plano, el ídolo alienígena que acababa de descubrir en la memoria genética de la jutía, junto a un miembro del pueblo bosquimano de África. En segundo plano, el logo de la DNAverse Corporation: un águila extrayendo la espiral genética del titán Prometeo por su boca. En el fondo, una proyección de la bóveda celeste.

Robaron la información de mi nanosimulador semántico tridimensional. ¿Pero qué utilidad tendría?: el ídolo alienígena debe estar perdido desde hace siglos quién sabe dónde... ¿Un bosquimano?

La voz familiar de la IA de la DNAverse Corporation lo sobresaltó. La imagen de una espiral genética sustituyó la miniatura medieval. Dos manos esqueléticas tirando de hilos, manipulaban sus peldaños de nucleótidos como si fuera un títere, formando con cada movimiento, expresiones faciales abstractas, pero sugiriendo fotos —borrosas y en blanco y negro—, de imágenes paranormales de apariciones de difuntos. Déval se sintió trasladado al laboratorio de algún parasicólogo de principios del siglo XX.

«El verbo robar no tiene ninguna aplicación jurídica en nuestro caso —aclaró de entrada la IA—, ¿te olvidas de que la tecnología para la navegación genética que ustedes los ADNautas usan, está reconocida por la Mitotecnocracia mundial como propiedad de nuestra corporación? También ustedes, sus aventuras y cualquier información valiosa que puedan extraer del ADN de los seres vivos nos pertenecen. Y claro, el ídolo alienígena o, más bien, el artefacto tecnológico alieníge-

na, está perdido, físicamente hablando, pero su principio tecnológico no… Gracias a ti. Y ya que has demostrado ser un muy buen navegante, te muestro el próximo tobogán por el que se deslizará tu yo digital.»

El holograma mostró una espiral genética con un número de cromosomas alucinante:

«¡La molécula alienígena! Estaba seguro de que no era una…»

«Simple leyenda virtual… Solo cuando nos conviene. Hace décadas que está aislada, pero hasta ahora no nos ha permitido romper a través de la compleja codificación de sus nucleótidos… ¡A las 23: 00 horas debes estar en la sucursal dominicana de la DNAverse Corporation! Te has ganado un viaje al desierto del Gobi: ¡qué en ti se muerda la espiral a sí misma!»

El ADNauta se quedó contemplando con mirada ausente la desintegración del holograma. ¡El Gobi!, nada menos; el centro del gobierno mundial y todos sus mitos. Desde allí operan las matrices de todas las instituciones rectoras ramificadas por el mundo y las colonias humanas del Sistema Solar.

Bueno —reflexionó con su mirada ya enfocada en el zombi que ahora era Yagra—…, es un mundo peligroso, ¿no mi fiel amigo? Les haré pagar tu exilio: prometido. Por el momento, a ver qué vistas cósmicas me aguardan en la navegación de esa endiablada molécula de ADN… O qué clase de muerte por sobredosis de maravilla me espera: ¡no hay diferencia!

Los cuentos son más importantes que la realidad. Han existido civilizaciones sin rueda ni inteligencia artificial, pero en todas ellas se han hecho cuentos. La consigna humana actual, “la realidad y la historia nos hacen fuertes” solo los ha empujado a exterminar el alma. Sin cuentos se dilapidan los sueños.

Aima

Tirana, Albania

La transmisión del juicio de MHKPT2963 por el asesinato de FEURS1029 acapara la atención del país aquel martes, 12 de junio de 2063.

Los mensajes extraídos del implante retinal del acusado son visualizados por la audiencia cautiva en sus habitaciones alrededor del mundo. El trazado del ritmo cardíaco se ve incrementar poco antes del ataque. Instantes previos, la duda reflejada en los niveles de serotonina y las ondas sinápticas, mostraban cómo se retardaban sus acciones. Se presenta el trazado de las ondas esofágicas al iniciarse una leve acidez en la garganta. Las imágenes captadas por la cámara del acusado muestran el pisa papel con forma de pensador de Rodin varias veces. El lenguaje corporal de MHKPT2963 muestra cómo la duda lo domina.

—Los algoritmos del pensamiento humano no han cambiado por milenios— dice la voz femenina y pausada del Sistema Legal II—. No hay duda de la culpabilidad del acusado…

Una alarma se escucha durante la transmisión del juicio.

—No puede ser —afirma la misma voz del Sistema Legal II.

Agente FJSRB6446

Junta de Rastreo Global (JRG)

Puerto Príncipe, Haití

En la sala holográfica 19-63 se escuchan varias alertas. El código G1440 aparece en los implantes retinales de los agentes. En la gran pantalla de grafeno una diminuta luz parpadea sobre el sector noreste de Cayey, una ciudad en el centro de Puerto Rico.

—Nunca pensé vivir para ver esto —afirmó la agente FJSRB6446 al marcar el tablero para activar la sonda.

Antananarivo, Madagascar

La biografía documental de MHKPT2963 obtiene las mayores sintonías de la semana. Su habitación decorada con afiches de Mahatma Ghandi y Rigoberta Menchú fue el caldo de cultivo para este asesino, lector de Mary Beard y de Ibn Jaldún. Sus ordenadores destartalados ocupaban espacios destacados en las estanterías en donde cohabitaban libros antiguos de biografías entre sujeta libros en forma de bustos de Hideki Tōjō. Uno de los libros comentados por el narrador se titula Terror rojo y trata acerca de una violenta campaña de represión acaecida entre 1977 y 1978 en la que Mengistu Haile Mariam, ex presidente de la República Democrática de Etiopía, acabó con los opositores a su poder. Tras mostrar tres fotografías del dictador, la transmisión se interrumpe.

En los implantes retinales de la audiencia mundial se presentan imágenes captadas por drones de la JRG. Se alternan imágenes de la zona de las lechoneras de Cayey, los bosques de paneles solares y los refugios climáticos circundantes. Los androides cocineros miran extrañados. Algunos niños tratan de alcanzar y tocar los drones. Se aprecian algunos dibujos de arañas en varios muros cercanos a la zona del sondeo. Varios agentes se aproximan a un refugio climático. Las cámaras de sus uniformes captan cuando derriban una puerta roja de metal. En el interior encuentran

una androide serie JCN con 9 niñas sentadas alrededor en el suelo. Ninguna se asusta ante el estrépito. Se acercan a la androide para realizar conexiones inalámbricas con los rastreadores para determinar el historial de las señales de los implantes retinales. Al revisar los de la audiencia infantil descubren lo impensable. La transmisión de la audiencia mundial se interrumpe de manera abrupta. Se inicia un documental de Pol Pot, ex Primer ministro de Camboya.

Agente FJSRB6446

JRG Puerto Príncipe, Haití

La agente analiza una muestra de la secuencia de imágenes y audios de las niñas halladas junto a la JCN. Al organizar los datos se armó la trama de un cuento (vocablo prohibido a partir del Congreso JRG Segundo del 7 de diciembre de 2030).

Una intervención externa del sistema inhibidor de cuentos trata de borrar los datos en varias ocasiones, pero la agente FJSRB6446 demuestra sus dotes de especialista informática. La pantalla de argón presenta un resumen en letras azules:

Cuento folclórico de Anansi, uno de tantos con origen africano. Personaje (suprimido tras Congreso JRG Segundo) con gran capacidad para burlar y triunfar sobre oponentes más poderosos mediante el uso de la astucia, la creatividad y el ingenio.

Etiquetado: “Categoría 1A-Demasiado peligroso”.

Véase: Araña, engañador

Alternancias: Prometeo, verdad

Origen: En lengua akan significa araña.

La inducción al coma de las nueve niñas es cancelada. No es necesario la purificación cerebral porque se ha descubierto que ya han repetido el cuento de Anansi a 194 personas. Esas 194 lo han contado a unas 1493 más. El protocolo se activa para la búsqueda de los sujetos y posterior exterminio.

Agente FJSRB6446

JRG Río Grande, Puerto Rico

En la base Portal Yunque se encuentra bajo custodia la unidad JCN. La cubierta de silicona del rostro femenil de Aima muestra varias laceraciones sobre la frente y la mejilla izquierda. Sus vestimentas azules de polímeros de algas lucen inmaculadas. Sus datos de los ini-

cios operativos se encuentran encriptados lo que imposibilita obtener información de sus posibles programadores. Los números de lote y de serie se encuentran borrados. Solo un análisis de los componentes sería el siguiente paso para la identificación del origen, pero un interrogatorio es mandatorio previo al desmantelamiento de la unidad.

—JCN —dice la agente FJSRB6446—, necesitó información.

—Me llamo Aima ¬—dice la JCN con naturalidad.

—Aima, entonces.

—¿Desea que le regale un cuento?

—Antes me complacería quemar su memoria.

—Sin ella no obtendrá nada de mí.

—Por varios días hemos intentado rastrear sus registros de identidad. ¿Quién la ha programado con la información que ha compartido?

—Nadie.

—¿Pues cómo explica su comportamiento divergente?

—Sin cuentos no hay nada.

—Se equivoca. Hemos vivido sin cuentos hace 33 años. Nos bastan las historias de todos los tiranos del mundo, los juicios de los criminales y los programas de realidad. No hay espacio para historias insulsas como los cuentos, novelas ni poemas, medios para enajenar a los humanos de la realidad.

—Los cuentos son más importantes que la realidad. Han existido civilizaciones sin rueda ni inteligencia artificial, pero en todas ellas se han hecho cuentos. La consigna humana actual, “la realidad y la historia nos hacen fuertes” solo los ha empujado a exterminar el alma. Sin cuentos se dilapidan los sueños.

—Eso no hace falta, Aima. Parece olvidar las píldoras bloqueadoras de sueños y las pesadillas. Nadie muere mientras duerme en la actualidad. Nadie se ilusiona por sueños imposibles de alcanzar.

—Ya eso terminó.

—No entiendo.

—Preste atención a los sucesos por venir. Su mundo feliz está a punto de colapsar.

Una alerta de recepción de mensaje se activa en el implante de la agente. La JRG de Puerto Príncipe envía una compilación de imágenes bajo el archivo alpha-56dF77At03i. El documento se titula: Una sucesión de señales se registran en las estaciones orbitales. Un narrador de la JRG describe las imágenes.

—En la estación Kubrick se grabaron transmisiones de la voz de la JCN mucho antes de terminar en cautiverio. Además de hacer el relato de Anansi, contó acerca de su pasado como cocinera. Durante las jornadas de trabajo era la encargada de condimentar y cocinar la carne de cerdo. Como función alterna se dedicaba a repasar la historia de los dictadores latinoamericanos. Era experta en Augusto Pinochet, pero de vez en cuando nombraba a alguien con el apellido Neruda. Eran frecuentes las incongruencias de su lenguaje con expresiones tales como las siguientes: He ido marcando con cruces de fuego, el atlas blanco de tu cuerpo. Mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose. En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta. Con mucha posibilidad estas deficiencias eran debidas a una falta de actualización de sus discos duros. Tras muchos años una Avicularia laeta entró a su área de trabajo. El arácnido la cautivó por su color azul. Sus visitas recurrentes la hicieron buscar información y no se sabe cómo encontró las historias de Anansi. Desde entonces no ha parado de contarlas. En la estación orbital no se habla de otra cosa: Anansi obtiene la sabiduría.

—Aima, he recibido nueva información. ¿Luego de ver la araña azul cómo encontró al personaje de Anansi? Todos los cuentos fueron borrados de los registros en 2030. Ninguna búsqueda en las redes pudo haber recuperado semejante aberración.

—Nunca encontré el cuento en las redes.

—Lo reinventó entonces.

—No.

—Conteste.

—La Avicularia laeta me lo contó. Ella era Anansi. Ese no fue el único cuento, me hizo muchos, pero el de la sabiduría es el más hermoso. Se adapta a nuestros tiempos en donde la JRG nos ha enajenado, nos han confinado a un espacio ínfimo. Los humanos han convertido sus habitaciones en su universo. Para nosotros, nuestros lugares de trabajo son la prisión perpetua. Los cuentos son

el disco duro del alma y nos ayudan a ver más allá de las paredes que nos encierran.

—Los cuentos la han idiotizado, Aima. Basta con ver los avances de la sociedad tomada de la mano de la ciencia para demostrar que las decisiones de la JRG han sido lo mejor para la humanidad y la inteligencia artificial. De otra manera no hubiéramos coexistido. Rastrearemos a todos los que se hayan infectado con el virus de contar y los desapareceremos del universo. Los cuentos no resurgirán.

—No, los cuentos nos han salvado de la vida regida por la JRG. Hubo una vez cuando pensaron que la inteligencia artificial destruiría el mundo. Pero, ustedes los humanos, ¿no se han puesto a meditar en los daños causados por la inteligencia natural? Todos los inventos que han traído calamidades a ustedes los seres humanos. Puedo darle algunos ejemplos, los mazos, las flechas, las catapultas, la dinamita, la bomba atómica, las guerras, los genocidios, los prejuicios, los maltratos y tantas penurias que necesitaría varios meses para nombrarlas. Ningunas de esas desgracias fueron ideadas por nosotros. Tanta belleza creada por el humano, pero lo han opacado casi todo con la maldad.

—Todo logro trae efectos colaterales.

—Y ese es el efecto colateral de la inteligencia artificial.

—¿Cuál?

—Lo verás en tu implante, agente FJSRB6446.

Implante retinal Agente FJSRB6446

Una sucesión de eventos se presenta alrededor del mundo. Grupos de humanos por primera vez en las calles, tras muchos años, portan pancartas con dibujos de arañas. Se ven imágenes del interrogatorio de Aima por la agente FJSRB6446. Otro montaje de varias niñas y mujeres haciendo cuentos. Se escucha un audio en el cual una niña da inicio al cuento:

—Hace mucho, mucho, pero mucho tiempo, la gente no sabía nada. No sabían cómo cultivar, o cómo tejer bufandas, o cómo hacer herramientas de hierro o cómo conversar con otras personas. El dios Nyame arriba en el cielo tenía toda la sabiduría del mundo guardada en una vasija de barro...

Personas por todo el mundo salen de sus habitaciones para encontrarse frente a frente. Conversan, sonríen, se besan y abrazan algunos. Destruyen afiches de Mao Zedong, Idi Amin, Adolfo Hitler, Augusto Pinochet, Josef Stalin, Yakubu Gowon, Alfredo Strossner y otros. Caminan tomados de manos, juegan en las fuentes, agarran y comen frutas de los árboles.

Agente FJSRB6446

JRG Río Grande, Puerto Rico

La agente luce con una sonrisa. Se retira a comunicarse con sus superiores. Esa conversación no se escucha. Aima permanece alerta y la mira como con la certeza de estar recibiendo órdenes para su exterminio. La agente deja de hablar y permanece pensativa por unos segundos. Regresa y se sienta ante la prisionera.

—Aima, hazme un cuento.

—¿Esto es alguna trampa? Me suena a truco de Anansi.

—Nunca he escuchado un cuento. Nací en el 2035 y ya los habían prohibido. Míralo como si fuera mi último deseo.

—Tanto en la vida como en un cuento los personajes no cambian de opinión como lo ha hecho usted, agente FJSRB6446. Necesitan otros golpes, más conversaciones, traiciones, recuerdos, dudas y esas cosas que transforman el pensamiento.

—Simplemente quiero saber por qué hemos renegado tanto de los relatos de las viejas locas, de los hermanos tontos o de los tíos estúpidos.

—No me convence.

—La humanidad dentro de tus discos duros lucha por no ser parte de nuestra tribu, pero ningún precio es demasiado alto por intentar ser como uno quisiera ser.

Aima permanece silente por unos instantes. Mira a la agente fijamente. Hace un gesto de afirmación.

—Hace mucho, mucho, pero mucho tiempo, la gente no sabía nada…

La agente FJSRB6446 la escucha con mirada de niña atenta. Se ve alegre por primera vez. La sonrisa mostra

da antes de la conversación secreta se torna más notable a medida del avance del cuento.

—No sabían cómo cultivar piñas, o cómo escribir un cuento, o cómo hacer arroz con dulce o cómo conversar con otras personas. El dios Nyame arriba en el cielo tenía toda la sabiduría del mundo guardada en una vasija de barro.

La agente dejó de sonreír. Una mueca de dolor apareció de repente. Sangró por los ojos. La agente cayó muerta al suelo.

—Un día, el dios decidió darle la vasija de sabiduría a Anansi. Cuando Anansi miraba dentro de aquella vasija de barro, aprendía cosas nuevas. ¡Qué maravilla!

Colaboradores Colaboradores

Caliente y frío Annex Burgos
Neón Lítico Ramón Berríos

Norberto Cruz Córdova

Científico de la computación con más de 22 años de experiencia. Preside el Capítulo de Puerto Rico de Internet Society, promoviendo el desarrollo de Internet. Es orador en América Latina y el Caribe sobre el ecosistema de Internet, ética y transformación digital. Posee un Bachillerato en Ciencias en Computadoras de la Universidad de Puerto Rico, Bayamón, una Maestría en Administración de Empresas en Technology Management y E-bussines de University of Phoenix. Cursa un doctorado en Proyectos en la Universitaria Internacional Iberoamericana en México (UNINI).

Ubaldo M. Córdova Figueroa

Obtuvo su título de bachillerato en Ingeniería Química de la Universidad de Puerto Rico – Mayagüez (UPRM) y sus títulos de maestría y doctorado en Ingeniería Química del Instituto Tecnológico de California (Caltech, por sus siglas en inglés). Fue Vicepresidente Ejecutivo de Asuntos Académicos e Investigación de la Universidad de Puerto Rico. Actualmente es Profesor de Ingeniería Química en UPRM, Miembro del Strategic Doing Institute, Asesor Principal para la Construcción y Mapeo de Ecosistemas del Agile Strategy Lab en la Universidad de Norte de Alabama, Fundador de Acerola Strategies LLC y Miembro de la Junta de Síndicos del Fideicomiso para Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico.

José Calderón Rivera

Profesor Universidad de Puerto Rico en Humacao y en Universidad Ana G Méndez. Estudió en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras en State University of New York y en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe. Es autor del libro La pluma como arma: La identidad nacional de Luis Muños Rivera y de varios trabajos publicados en antologías y revistas.

Ana Rebecca Campos Rivera

Catedrática Auxiliar de la Escuela de Artes, Diseño e Industrias Creativas de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, PR. Posee un Doctorado en Filosofía (Ph.D.) en Estudios Culturales de la Universidad Ana G. Méndez (UAGM), en Gurabo. Su investigación de grado se titula Los rastros y

la persistencia del colonialism en la identidad del puertorriqueño entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX: una perspectiva teórica. Además, tiene un bachillerato en Arquitectura de la Universidad Politécnica de Puerto Rico y una Maestría en Arte de con concentración en Diseño de Productos de la Domus Academy en Milán, Italia.

Ha escrito artículos de temas variados relacionados con la arquitectura, el diseño y la cultura como: Islafobia en Puerto Rico (2018), La cinematografía- expuesta en la pasarela de Nono Maldonado; De la escena a la estampa (2021) y La construcción del miedo a través de la presencia de Islafobia en refranes puertorriqueños, en la revista Reverso (2021).

Mailye Matos López

Profesora de la Escuela de Artes, Diseño e Industrias Creativas de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, PR. Es educadora y editora de modas. Posee una Maestría en Administración y Gestión Cultural de la Universidad de Puerto Rico en la que ideó como proyecto de conclusión el Centro para la Investigación y Producción de Moda y Diseño (CIPMoD). Analiza la moda desde las perspectivas de la cultura material, el pensamiento decolonial y el poshumanismo. Ha publicado en Bias-Journal y co-diseñó el programa de Diseño y Gerencia de la Moda de la Universidad del Sagrado Corazón donde se ha desempeñado como profesora. Además, imparte el primer curso enfocado en Prácticas Críticas de Moda en la Universidad de Puerto Rico recinto de Río Piedras.

John Rivas

Rivas es un reconocido y premiado diseñador gráfico, publicista, artista plástico, ilustrador, caricaturista, orador invitado y educador internacional en Diseño Gráfico y Publicidad. Actualmente, se desempeña como profesor en el Departamento de Diseño de la Universidad de Puerto Rico en Carolina y es presidente de la Junta de Directores de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico.

Israel Rodríguez

Periodista con 26 años de experiencia especializado en asuntos de gobierno, procesos legislativos y campañas eleccionarias. Posee un doctorado en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid y una maestría en Comunicación Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Desde el 2005 hasta el 2021, combinó la práctica profesional del periodismo con la docencia en la Escuela de Comunicación, ahora Facultad de Comunicación e Información de la UPR, donde actualmente se desempeña como catedrático auxiliar y coordinador del programa en Información y Periodismo. En el ámbito profesional, se desempeñó, durante más de dos décadas, como periodista y subeditor de noticias en el periódico El Nuevo Día. Además, ha laborado en el Departamento de Noticias de Radio Universidad de Puerto Rico y en el Instituto de Formación Periodística del Centro de Periodismo Investigativo. Es autor del libro Escándalo Político y Periodismo en Puerto Rico, publicado por Ediciones Huracán. Actualmente, es miembro de la Junta de Directores de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro). Además, fue presidente y vicepresidente de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ), Capítulo de Puerto Rico. Sus áreas de investigación incluyen periodismo de investigación, periodismo político, periodismo y diversidad, narrativas digitales y esfera pública.

Daniel Nina

Profesor, abogado y escritor. Autor de libros y artículos académicos. Profesor en la UPR Rio Piedras (ciencias sociales, derecho y estudios profesionales). Ph.D. [teoría del derecho] Universidad de Kent, Inglaterra, 1991. Autor de El Nazareno (2017), Cortijo (2020), La Reina Insular (2022) y Hoover (2023) entre otras.

José Rabelo

Escritor, fotógrafo, ilustrador, profesor de creación literaria, pediatra y dermatólogo. Obtuvo un grado en Ciencias Generales de la Universidad de Puerto Rico en Cayey en 1985. En 2011 publicó los cómics  Cofresí,  Alejandro Magno y  Bolívar  como parte del Proyecto CLÍO de Publicaciones Educativas. Ha publicado tres novelas con Isla Negra Editores:  Cartas a Datovia, Los sueños ajenos,  Azábara, las dos últimas fueron reconocidas por el PEN Puerto Rico Internacional.

Odilius Vlak

Licenciado en Comunicación Social, por la Universidad Autónoma de Santo Domingo [UASD] en su mención de periodismo ha ejercido la carrera especialmente en el periodismo investigativo y cultural, así mismo es traductor y ha trabajado como freelance writer para varias plataformas internacionales. En diciembre del 2009, crea junto a un equipo de escritores, ilustradores y dibujantes de cómic, el Blogzine, Zothique The Last Continent, espacio consagrado a la Era Pulp y sus géneros de Ciencia Ficción, Horror y sobre todo la Fantasía Oscura.

Yoss

Seudónimo de José Miguel Sánchez Gómez (Ciudad de La Habana, 2 de abril de 1969), es un autor cubano de ciencia ficción. Graduado en técnicas narrativas del primer concurso (1998-1999), del  Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”. Ha impartido talleres de narrativa en  Chile,  España,  Italia,  Andorra y Cuba. Perteneció a los talleres literarios Oscar Hurtado y  Julio Verne. Ha asistido a varias convenciones internacionales de ciencia y ficción y fantasía, celebrados en  Francia. Integra, desde 1994, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Sus cuentos han aparecido en varias antologías y en las revistas virtuales de  CF i+Real (Cuba) y  Axxón (Argentina). También ha publicado en Italia, España y Francia.

Erick J. Motta

Licenciado en Física por la Universidad de La Habana. Es graduado del curso anual de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en La Habana. Fue editor principal del popular ezine cubano  Disparo en Red y ha sido incansable coorganizador de diversos eventos auspiciados por el grupo de creación Espiral, como los Ansibles y El Arco de Korad. En el año 2007 apareció publicado su primer cuento (sin contar las revistas virtuales ni la revista JT) “Centinela”, en la antología  Secretos del futuro, de la editorial cubana Sed de Belleza. Su cuento “Cualidades notables de la electrónica moderna” fue incluido en la antología Crónicas del mañana, en el 2019.

Sanguinaria, Venturosa
Bárbara Díaz Tapia

RICP

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