Revista Iglesia en San Bernardo - Abril 2022

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Iglesia

en San Bernardo Abril 2022

Fiesta de la Divina Misericordia


Sumario

3 13 17 19 Desde Roma

28 Sí a la Vida 34 Vida Diocesana Director: Mons. Juan Ignacio González Consejo de Redacción: Mons. Juan Ignacio González y Pbro. Eric González Publicidad: Luis Orellana E-mail:lorellana@ obispadodesanbernardo.cl Dirección: Freire 508, San Bernardo Casilla: 320 Teléfonos: 8586971 / 8591137 Página Web: www.obispadodesanbernardo.cl Aporte: Cuenta 188-01964-02, Banco de Chile Diseño: Obispado de San BernardoAño: 16 Publica: S.C.D. Eyzaguirre A. Ltda.

Fiesta de la Divina Misericordia

Libertad Religiosa

Educación Católica


Editorial

Recoger el renacer de la fe

Por Monseñor Juan Ignacio González E.

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as celebraciones de la Semana Santa y lación con Dios parece como más necesaria de la Fiesta de Cuasimodo sin las res- para explicarse los fenómenos que ocurren tricciones a las que hemos estado su- e incluso una defensa frente a ellos. Es una vijetos por la pandemia, han vuelto ma- sión muy sociológica que no explica a fondo nifestar, de una manera patente, que la Iglesia la realidad religiosa propia del ser humano y está viva. Miles de fieles han llenado nuestros que apunta a un elemento espiritual de toda templos en estos días persona: “El deseo de No hay duda de que el país y cientos de ellos han Dios está inscrito en se ha descristianizado, la acompañado al Señor el corazón del homSacramentado por bre, porque el homvisión antropológica propia del nuestras ciudades y cristianismo ha perdido intensidad bre ha sido creado campos, para permitir por Dios y para Dios; y en algunos ámbitos ha sido a los enfermos y aduly Dios no cesa de sustituido por el naturalismo, tos mayores cumplir atraer al hombre hael precepto de cocia sí, y sólo en Dios feminismo, el pensamiento de mulgar con ocasión encontrará el hombre género, etc. Nosotros lo que hemos de la Pascua de Rela verdad y la dicha de hacer es mostrar nuevamente la surrección. Al mismo que no cesa de bustiempo que muchas atracción que provoca Jesucristo, el car: «La razón más personas han vuelalta de la dignidad huMesías y Salvador. to, también ha sido mana consiste en la notorio que muchas vocación del hombre otras, quizá hasta ahora un tanto alejadas, a la comunión con Dios. El hombre es invitahan comenzado también a volver a la vida do al diálogo con Dios desde su nacimiento; de la Iglesia. pues no existe sino porque, creado por Dios Esta realidad tiene varias lecturas. En por amor, es conservado siempre por amor; algunos ambientes se estima que ello se pro- y no vive plenamente según la verdad si no duce frente al temor que han provocado la reconoce libremente aquel amor y se entreviolencia desatada, la pandemia y sus graves ga a su Creador» (GS 19,1). consecuencias, la guerra en Ucrania, con sus La Iglesia al recoger este renacer de peligros de expansión. La religión y la vincu- la fe que comienza a expresarse debe te-


Editorial

ner una respuesta adecuada. No hay duda de que el país se ha descristianizado, la visión antropológica propia del cristianismo ha perdido intensidad y en algunos ámbitos ha sido sustituido por el naturalismo, feminismo, el pensamiento de género, etc. Nosotros lo que hemos de hacer es mostrar nuevamente la atracción que provoca Jesucristo, el Mesías y Salvador. Debemos seguir buscando esa “opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se conviertan en un cauce adecuado para la evangelización del mundo de hoy, más que para la autoconservación” (EG, 27). En este impulso para volver al espíritu misionero de los inicios, debemos volver a considerar que “la parroquia no es una estructura transitoria; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede adoptar formas muy diversas que exigen la docilidad y la creatividad misionera del pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse constantemente, seguirá siendo “ la Iglesia misma que vive en medio de las casas de sus hijos e hijas “. Recoger los signos de los tiempos que se nos muestran en tantas realidades, nos lleva a no desfallecer en los empeños apostólicos, y a descubrir que en esa “comunidad de comunidades” que es la parroquia, hemos de gastar nuestros empeños, para estar al lado de todos, comprender a todos y anunciar con nueva fuerza la salvación que nos viene de Jesucristo. +Juan Ignacio


Fiesta de la divina Misericordia

Jesús a Santa Faustina:

“Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero”


Fiesta de la divina Misericordia

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a Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Este “segundo domingo de pascua” tiene como finalidad hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: «Dios es misericordioso y nos ama a todos ... y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a mi misericordia» (Diario, 723 de Santa Faustina). La devoción de la Divina Misericordia recibió un gran impulso en el pontificado de Juan Pablo II. El Papa proclamó la “Fiesta de la Divina Misericordia” el 30 de abril de 2000, que se celebraría todos los años el primer domingo después de Pascua. Este año la fecha de esta fiesta es el domingo 24 de abril de 2022. Esta fiesta fue impulsada por la religiosa polaca Santa Faustina Kowalska. El 22 de febrero de 1931 tuvo una visión de Jesús, quien le encomendó tres cosas: • Predicar la Misericordia de Dios. • Elaborar nuevas formas de devoción. • Iniciar un movimiento que renovara la vida de los cristianos en el espíritu de confianza y misericordia. En sus escritos Santa Faustina señaló lo que el Señor Jesús le había comunicado “Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia (Diario 299). “Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón

total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias (Diario 699). Jesús expresó por primera vez el deseo de que se celebrara esta fiesta, donde trasmitió a Sor Faustina su voluntad de hacer pintar la imagen:” Yo deseo – le dijo en febrero de 1931 – que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia”. (Diario 49).


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“Y todo nace aquí, en la gracia de ser misericordiados. Aquí comienza el camino cristiano.”

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omilía del Santo Padre Francisco en la Fiesta de la Divina Misericordia “Jesús resucitado se aparece a los discípulos varias veces. Consuela con paciencia sus corazones desanimados. De este modo realiza, después de su resurrección, la “resurrección de los discípulos”. Y ellos, reanimados por Jesús, cambian de vida. Antes, tantas palabras y tantos ejemplos del Señor no habían logrado transformarlos. Ahora, en Pascua, sucede algo nuevo.Y se lleva a cabo en el signo de la misericordia. Jesús los vuelve a levantar con la misericordia ― los vuelve a levantar con la misericordia― y ellos, misericordiados, se vuelven misericordiosos. Es muy difícil ser misericordioso si uno de se da cuenta de ser miseridocordiado. 1. Ante todo, son misericordiados por medio de tres dones: primero Jesús les ofrece la paz, después el Espíritu, y finalmente las llagas. En primer lugar, les da la paz. Los discípulos estaban angustiados. Se habían encerrado en casa por temor, por miedo a ser arrestados y correr la misma suerte del Maestro. Pero no sólo estaban encerrados en casa, también estaban encerrados en sus remordimientos. Habían abandonado y negado a Jesús. Se sentían incapaces, buenos para nada, inadecuados. Jesús llega y les repite dos veces: «¡La paz esté con ustedes!». No da una paz que quita los problemas del medio, sino una paz que infunde confianza dentro. No es una paz exterior, sino la paz del corazón. Dice: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me en-

vió, así yo los envío a ustedes» (Jn 20,21). Es como si dijera: “Los mando porque creo en ustedes”. Aquellos discípulos desalentados son reconciliados consigo mismos. La paz de Jesús los hace pasar del remordimiento a la misión. En efecto, la paz de Jesús suscita la misión. No es tranquilidad, no es comodidad, es salir de sí mismo. La paz de Jesús libera de las cerrazones que paralizan, rompe las cadenas que aprisionan el corazón. Y los discípulos se sienten misericordiados: sienten que Dios no los condena, no los humilla, sino que cree en ellos. Sí, cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos. “Nos ama más de lo que nosotros mismos nos amamos” (cf. S. J.H. Newman, Meditaciones y devociones, III,12,2). Para Dios ninguno es un incompetente, ninguno es inútil, ninguno está excluido. Jesús hoy repite una vez más: “Paz a ti, que eres valioso a mis ojos. Paz a ti, que tienes una misión. Nadie puede realizarla en tu lugar. Eres insustituible. Y Yo


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creo en ti”. En segundo lugar, Jesús misericordia a los discípulos dándoles el Espíritu Santo. Lo otorga para la remisión de los pecados (cf. vv. 22-23). Los discípulos eran culpables, habían huido abandonando al Maestro. Y el pecado atormenta, el mal tiene su precio. Siempre tenemos presente nuestro pecado, dice el Salmo (cf. 51,5). Solos no podemos borrarlo. Sólo Dios lo quita, sólo Él con su misericordia nos hace salir de nuestras miserias más profundas. Como aquellos discípulos, necesitamos dejarnos perdonar, decir desde lo profundo del corazón: “Perdón Señor”. Abrir el corazón para dejarse perdonar. El perdón en el Espíritu Santo es el don pascual para resurgir interiormente. Pidamos la gracia de acogerlo, de abrazar el Sacramento del perdón. Y de comprender que en el centro de la Confesión no estamos nosotros con nuestros pecados, sino Dios con su misericordia. No nos confesamos para hundirnos, sino para dejarnos levantar. Lo necesitamos mucho, todos. Lo necesitamos, así como los

niños pequeños, todas las veces que caen, necesitan que el papá los vuelva a levantar. También nosotros caemos con frecuencia. Y la mano del Padre está lista para volver a ponernos en pie y hacer que sigamos adelante. Esta mano segura y confiable es la Confesión. Es el Sacramento que vuelve a levantarnos, que no nos deja tirados, llorando contra el duro suelo de nuestras caídas. Es el Sacramento de la resurrección, es misericordia pura. Y el que recibe las confesiones debe hacer sentir la dulzura de la misericordia. Este es el camino de los sacerdotes que reciben las confesiones de la gente: hacerles sentir la dulzura de la misericordia de Jesús que perdona todo. Dios perdona todo. Después de la paz que rehabilita y el perdón que realza, el tercer don con el que Jesús misericordia a los discípulos es ofrecerles sus llagas. Esas llagas nos han curado (cf. 1 P 2,24; Is 53,5). Pero, ¿cómo puede curarnos una herida? Con la misericordia. En esas llagas, como Tomás, experimentamos que Dios nos ama hasta el extremo, que ha hecho su-


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yas nuestras heridas, que ha cargado en su cuerpo nuestras fragilidades. Las llagas son canales abiertos entre Él y nosotros, que derraman misericordia sobre nuestras miserias. Las llagas son los caminos que Dios ha abierto completamente para que entremos en su ternura y experimentemos quién es Él, y no dudemos más de su misericordia. Adorando, besando sus llagas descubrimos que cada una de nuestras debilidades es acogida en su ternura. Esto sucede en cada Misa, donde Jesús nos ofrece su cuerpo llagado y resucitado; lo tocamos y Él toca nuestra vida. Y hace descender el Cielo en nosotros. El resplandor de sus llagas disipa la oscuridad que nosotros llevamos dentro. Y nosotros, como Tomás, encontramos a Dios, lo descubrimos íntimo y cercano, y conmovidos le decimos: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). Y todo nace aquí, en la gracia de ser misericordiados. Aquí comienza el camino cristiano. En cambio, si nos apoyamos en nuestras capacidades, en la eficacia de nuestras estructuras y proyectos, no iremos lejos. Sólo si acogemos el amor de Dios podremos dar algo nuevo al mundo. 2. Así, misericordiados, los discípulos se volvieron misericordiosos. Lo vemos en la primera Lectura. Los Hechos de los Apóstoles relatan que «nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo lo tenían en común» (4,32). No es comunismo, es cristianismo en estado puro. Y es mucho más sorprendente si pensamos que esos mismos discípulos poco tiempo antes habían discutido sobre recompensas y honores, sobre quién era el más grande entre ellos (cf. Mc 10,37; Lc 22,24). Ahora comparten todo, tienen «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). ¿Cómo cambiaron tanto? Vieron en los demás la misma misericordia que había transformado sus vidas. Descubrieron que tenían en común la misión, que tenían en

común el perdón y el Cuerpo de Jesús; compartir los bienes terrenos resultó una consecuencia natural. El texto dice después que «no había ningún necesitado entre ellos» (v. 34). Sus temores se habían desvanecido tocando las llagas del Señor, ahora no tienen miedo de curar las llagas de los necesitados. Porque allí ven a Jesús. Porque allí está Jesús, en las llagas de los necesitados. Hermana, hermano, ¿quieres una prueba de que Dios ha tocado tu vida? Comprueba si te inclinas ante las heridas de los demás. Hoy es el día para preguntarnos: “Yo, que tantas veces recibí la paz de Dios, que tantas veces recibí su perdón y su misericordia, ¿soy misericordioso con los demás? Yo, que tantas veces me he alimentado con el Cuerpo de Jesús, ¿qué hago para dar de comer al pobre?”. No permanezcamos indiferentes. No vivamos una fe a medias, que recibe pero no da, que acoge el don pero no se hace don. Hemos sido misericordiados, seamos misericordiosos. Porque si el amor termina en nosotros mismos, la fe se seca en un intimismo estéril. Sin los otros se vuelve desencarnada. Sin las obras de misericordia muere (cf. St 2,17). Hermanos, hermanas, dejémonos resucitar por la paz, el perdón y las llagas de Jesús misericordioso. Y pidamos la gracia de convertirnos en testigos de misericordia. Sólo así la fe estará viva. Y la vida será unificada. Sólo así anunciaremos el Evangelio de Dios, que es Evangelio de misericordia. Iglesia de Santo Spirito in Sassia, Roma


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“Las misericordias de Dios nos acompañan día a día. Basta tener el corazón vigilante para poderlas percibir”

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omilía de su Santidad Benedicto XVI durante la Santa Misa en el Domingo de la Misericordia Divina, en víspera de su 80° Cumpleaños Según una antigua tradición, este domingo se llama domingo "in Albis". En este día, los neófitos de la Vigilia pascual se ponían una vez más su vestido blanco, símbolo de la luz que el Señor les había dado en el bautismo. Después se quitaban el vestido blanco, pero debían introducir en su vida diaria la nueva luminosidad que se les había comunicado; debían proteger diligentemente la llama delicada de la verdad y del bien que el Señor había encendido en ellos, para llevar así a nuestro mundo algo de la luminosidad y de la bondad de Dios. El Santo Padre Juan Pablo II quiso que este domingo se celebrara como la fiesta de la Misericordia Divina: en la palabra "misericordia" encontraba sintetizado y nuevamente interpretado para nuestro tiempo todo el misterio de la Redención.Vivió bajo dos regímenes dictatoriales y, en contacto con la pobreza, la necesidad y la violencia, experimen-

tó profundamente el poder de las tinieblas, que amenaza al mundo también en nuestro tiempo. Pero también experimentó, con la misma intensidad, la presencia de Dios, que se opone a todas estas fuerzas con su poder totalmente diverso y divino: con el poder de la misericordia. Es la misericordia la que pone un límite al mal. En ella se expresa la naturaleza del todo peculiar de Dios: su santidad, el poder de la verdad y del amor. Hace dos años, después de las primeras Vísperas de esta festividad, Juan Pablo II terminó su existencia terrena. Al morir, entró en la luz de la Misericordia divina, desde la cual, más allá de la muerte y desde Dios, ahora nos habla de un modo nuevo. Tened confianza —nos dice— en la Misericordia divina. Convertíos día a día en hombres y mujeres de la misericordia de Dios. La misericordia es el vestido de luz que el Señor nos ha dado en el bautismo. No debemos dejar que esta luz se apague; al contrario, debe aumentar en nosotros cada día para llevar al mundo la buena nueva de Dios. Estamos reunidos aquí para reflexionar so-


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bre el transcurso de un largo período de mi existencia. Obviamente, la liturgia no debe servir para hablar del propio yo, de sí mismo; sin embargo, la vida propia puede servir para anunciar la misericordia de Dios. "Vosotros, los que teméis al Señor, venid a escuchar: os contaré lo que ha hecho conmigo", dice un salmo (Sal 66, 16). Siempre he considerado un gran don de la Misericordia divina el hecho de que se me haya concedido la gracia de que mi nacimiento y mi renacimiento tuvieran lugar —por decirlo así— juntos, en el mismo día, al inicio de la Pascua. Así, en un mismo día, nací como miembro de mi familia y de la gran familia de Dios. Sí, doy gracias a Dios porque he podido experimentar lo que significa "familia"; he podido experimentar lo que quiere decir paternidad, pues he podido comprender desde dentro que Dios es Padre; sobre la base de la experiencia humana he tenido acceso al grande y benévolo Padre que está en el cielo. Ante él tenemos una responsabilidad, pero, al mismo tiempo, él deposita su confianza en nosotros, porque en su justicia se refleja siempre la misericordia y la bondad con que acepta también nuestra debilidad y nos sostiene, de modo que poco a poco podamos aprender a caminar con rectitud. Doy gracias a Dios porque he podido experimentar en profundidad lo que significa la bondad materna, siempre abierta a quien busca refugio y precisamente así capaz de darme la libertad. Doy gracias a Dios por mi hermana y mi hermano, que han estado fielmente cerca de mí con su ayuda a lo largo del camino de la vida. Doy gracias a Dios por los compañeros que he encontrado en mi camino, por los consejeros y los amigos que me ha dado. Le doy gracias de modo particular porque, desde el primer día, he podido entrar y crecer en la gran comunidad de los creyentes, en la que está abierto de par en par el confín entre la vida y la muerte, entre

el cielo y la tierra; le doy gracias por haber podido aprender tantas cosas, aprovechando la sabiduría de esta comunidad, que no sólo encierra las experiencias humanas desde los tiempos más remotos: la sabiduría de esta comunidad no es solamente sabiduría humana, sino que en ella nos alcanza la sabiduría misma de Dios, la Sabiduría eterna. En la primera lectura de este domingo se nos narra que, en los albores de la Iglesia naciente, la gente llevaba a los enfermos a las plazas para que Pedro, al pasar, los cubriera con su sombra: a esta sombra se atribuía una fuerza de curación, pues provenía de la luz de Cristo y por eso encerraba algo del poder de su bondad divina. La sombra de Pedro, mediante la comunidad de la Iglesia católica, ha cubierto mi vida desde el inicio, y he aprendido que es una sombra buena, una sombra de curación porque, en definitiva, proviene precisamente de Cristo mismo. Pedro era un hombre con todas las debilidades de un ser humano, pero sobre todo era un hombre lleno de una fe apasionada en Cristo, lleno de amor a él. Mediante su fe y su amor, la fuerza de curación de Cristo, su fuerza unificadora, ha llegado a los hombres, aunque mezclada con toda la debilidad de Pedro. Busquemos también hoy la sombra de Pedro, para estar en la luz de Cristo. Nacimiento y renacimiento; familia terrena y gran familia de Dios: este es el gran don de las múltiples misericordias de Dios, el fundamento en el que nos apoyamos. Prosiguiendo por el camino de la vida, después me salió al encuentro un don nuevo y exigente: la llamada al ministerio sacerdotal. En la fiesta de san Pedro y san Pablo de 1951, cuando mis compañeros y yo —éramos más de cuarenta— nos encontramos en la catedral de Freising postrados en el suelo se invocó a todos los santos en favor nuestro, me pesaba la conciencia de la pobreza de mi existencia


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ante esta tarea. Sí, era un consuelo el hecho de que se invocara sobre nosotros la protección de los santos de Dios, de los vivos y de los muertos. Sabía que no estaría solo. Y ¡qué confianza nos infundían las palabras de Jesús, que después, durante la liturgia de la ordenación, pudimos escuchar de los labios del obispo: "Ya no os llamo siervos, sino amigos". He experimentado profundamente que él, el Señor, no es sólo el Señor, sino también un amigo. Ha puesto su mano sobre mí, y no me abandonará. Estas palabras se pronunciaban entonces en el contexto de la concesión de la facultad de administrar el sacramento de la Reconciliación y así, en nombre de Cristo, de perdonar los pecados. Es lo mismo que hemos escuchado hoy en el Evangelio: el Señor sopla sobre sus discípulos. Les concede su Espíritu, el Espíritu Santo: A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados...". El Espíritu de Jesucristo es fuerza de perdón. Es fuerza de la Misericordia divina. Da la posibilidad de volver a comenzar siempre de nuevo. La amistad de Jesucristo es amistad de Aquel que hace de nosotros personas que perdonan, de Aquel que nos perdona también a nosotros, que nos levanta continuamente de nuestra debilidad y precisamente así nos educa, nos infunde la conciencia del deber interior del amor, del deber de correspon-

der a su confianza con nuestra fidelidad. En el pasaje evangélico de hoy también hemos escuchado la narración del encuentro del apóstol Tomás con el Señor resucitado: al apóstol se le concede tocar sus heridas, y así lo reconoce, más allá de la identidad humana de Jesús de Nazaret, en su verdadera y más profunda identidad: "¡Señor mío y Dios mío!" (Jn 20, 28). El Señor ha llevado consigo sus heridas a la eternidad. Es un Dios herido; se ha dejado herir por amor a nosotros. Sus heridas son para nosotros el signo de que nos comprende y se deja herir por amor a nosotros. Nosotros podemos tocar sus heridas en la historia de nuestro tiempo, pues se deja herir continuamente por nosotros. ¡Qué certeza de su misericordia nos dan sus heridas y qué consuelo significan para nosotros! ¡Y qué seguridad nos dan sobre lo que es él: "Señor mío y Dios mío"! Nosotros debemos dejarnos herir por él. Las misericordias de Dios nos acompañan día a día. Basta tener el corazón vigilante para poderlas percibir. Somos muy propensos a notar sólo la fatiga diaria que a nosotros, como hijos de Adán, se nos ha impuesto. Pero si abrimos nuestro corazón, entonces, aunque estemos sumergidos en ella, podemos constatar continuamente cuán bueno es Dios con nosotros; cómo piensa en nosotros precisamente en las pequeñas cosas, ayudándonos así a alcanzar las grandes. Al aumentar el peso de la responsabilidad, el Señor ha traído también nueva ayuda a mi vida. Constato siempre con alegría y gratitud cuán grande es el número de los que me sostienen con su oración; de los que con su fe y su amor me ayudan a desempeñar mi ministerio; de los que son indulgentes con mi debilidad, reconociendo también en la sombra de Pedro la luz benéfica de Jesucristo. Por eso, en esta hora, quisiera dar gracias de corazón al Señor y a todos vosotros. Quisiera concluir esta homilía con la oración


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del santo Papa León Magno, la oración que, precisamente hace treinta años, escribí sobre el recordatorio de mi consagración episcopal: "Pedid a nuestro buen Dios que fortalezca la fe, incremente el amor y aumente la paz en nuestros días. Que me haga a mí, su humilde siervo, idóneo para su tarea y útil para vuestra edificación, y me conceda prestar un servicio tal que, junto con el tiempo que se me conceda, crezca mi entrega. Amén". Domingo 15 de abril de 2007



Libetad Religiosa

Lo que la libertad religiosa significa en la práctica

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onvención Constitucional en Chile, aprobó el pasado mes de marzo las normas sobre Libertad Religiosa y reunión que serán incorporadas en el texto de la nueva Constitución Para ahondar en qué es este Derecho fundamental en la vida de las personas, publicamos un texto del Cardenal George Pell que nos ayudará a profundizar este tema. En Occidente la libertad religiosa se ve hoy limitada a menudo por imposiciones basadas en leyes antidiscriminación o exigencias, a cambio de financiación pública, que impiden a las instituciones o a las personas actuar de acuerdo con sus convicciones. El cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, recuerda en una conferencia dictada en la universidad australiana de Notre Dame que la libertad religiosa no es una “concesión” del Estado. Traducimos un extracto (1). La Dignitatis humanae (DH), la declaración fundamental del Concilio Vaticano II sobre la libertad religiosa, nos da el sentido esencial del concepto: el derecho a no ser coaccionado en asuntos de creencias religiosas y conciencia. “Todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le

impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos” (n. 2). Es cierto que si la libertad no está unida a la solidaridad, puede degenerar en una afirmación de uno mismo por encima de los demás […] Lo que esto significa para la libertad religiosa es que, como el resto de derechos, no es absoluta. Como señala la misma DH, “la sociedad civil tiene derecho a protegerse contra los abusos que puedan darse bajo pretexto de libertad religiosa” (n.7). Al mismo tiempo, tal como manifestó el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, “las restricciones a la libertad de manifestar la propia religión y creencias” no debe ser discriminatorias y “han de ser aplicadas de modo que no menoscaben el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión” (18 junio 2010). Derecho a manifestarse como católico Podemos definir cuatro puntos básicos sobre cómo debe manifestarse la libertad religiosa en la práctica: 1. La libertad religiosa no consiste solo en poder ir a la iglesia los domingos o rezar en casa. Significa también ser libre para actuar en la esfera pública según tus convicciones, y para hablar de ellas abiertamente y tratar de persuadir a otros. Significa no ser acosado


Libertad Religiosa

u obligado al silencio por leyes de igualdad o de control de la expresión o por acusaciones de “homofobia”, “discriminación”, “anti-choice” o simplemente porque alguien diga sentirse “ofendido”. 2. Para las instituciones de inspiración religiosa, este derecho implica ser libre de proporcionar servicios de forma coherente con los principios de dicha institución. Ni el gobierno ni nadie tiene derecho a decirles: “nos gusta vuestro trabajo con mujeres necesitadas, pero necesitamos que también les ofrezcáis abortar”, o “vuestros colegios son buenos, pero no podemos permitir que enseñéis que el matrimonio entre hombre y mujer es mejor o más verdadero que otras manifestaciones de amor y sexualidad”. Nuestras instituciones están abiertas a todo el mundo, sin ningún tipo de discriminación, pero ofrecen unas enseñanzas y servicios de acuerdo con su identidad.

Que un alto porcentaje de la financiación de una institución católica venga del Estado no es razón suficiente para forzarla a actuar contra sus principios 3. Libertad religiosa significa poder contar en la plantilla con una masa crítica de empleados que apoyen el ethos cristiano de la empresa, y para ello es necesario tener autonomía en la contratación. En cierto sentido, todas las entidades católicas son, antes que nada, empresas religiosas. Nuestros hospitales, escuelas, universidades, agencias de ayuda social a refugiados, discapacitados o sin techo han sido creados porque es lo que nuestra fe en Jesucristo nos mueve a hacer. La gente que nos ayuda en estas tareas como empleados o como voluntarios no tiene por qué compartir esta fe, pero es necesario que se sienta a gusto apoyándola y trabajando en ese marco. No es suficiente que el director general o


Libertad Religiosa

el profesor de religión sean católicos. No es una discriminación injusta preferir católicos comprometidos para los puestos de dirección, y sería coerción pretender interferir o evitar esa selección. A nadie se le ocurriría sugerir que el Partido Laborista australiano tuviera que reclutar también a algunos militantes del Partido Liberal. Sin coacciones por la financiación pública 4. Un Estado no confesional es religiosamente neutral pero no tiene el mandato de marginar la religión, especialmente cuando una gran mayoría de la población es cristiana o fiel de otro credo. Los cristianos también pagan impuestos. Que un alto porcentaje de la financiación de una institución católica venga del Estado no es razón suficiente para forzarla a actuar contra sus principios. Al contrario, la separación entre Iglesia y Estado protege a las instituciones de inspiración religiosa de las intromisiones del gobierno. En una sociedad libre como la nuestra, cada grupo tiene derecho a proponer servicios distintivos, mientras no sean lesivos para el bien común. Necesitamos fomentar un pluralismo tolerante, no un secularismo intolerante. Este año 2013 celebramos el 1.700 aniversario del Edicto de Milán, con el que el emperador Constantino concedió finalmente la libertad religiosa a los cristianos después de casi tres siglos de persecuciones. Esta efeméride es una buena oportunidad para reconsiderar cómo podemos acrecentar el respeto por este derecho, uno de los pocos que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) considera inderogables incluso “en tiempo de emergencia pública que amenace la supervivencia de la nación”.

Las leyes antidiscriminación suelen incluir un capítulo de “excepciones” o “exenciones” para instituciones religiosas (y otros grupos). El propósito de estas excepciones es proteger a la institución, pero los términos utilizados dan la impresión de que se trata de “permisos para discriminar” concedidos excepcionalmente por razones políticas. Esto es completamente equívoco y no ayuda a nadie, excepto a los que pretenden que se retiren esos supuestos permisos a las instituciones religiosas. Este lenguaje de “excepciones” debe ser remplazado por el de la “protección de un derecho”. Tratar la libertad religiosa como una “excepción” refuerza la idea de que la no-discriminación es más importante que el resto de derechos y que siempre prevalecerá sobre ellos. Usar el lenguaje de la “discriminación” es peligroso porque sugiere que el tratamiento distinto no está justificado, incluso cuando está “exento”. Por otra parte, los individuos son los sujetos de los derechos, y resulta extraño que la protección de la libertad religiosa en las leyes antidiscriminación se centre en las instituciones más que en las personas individuales. Por supuesto que los derechos de los demás deben ser respetados, pero debería pensarse primeramente en el individuo, para que no sea forzado a actuar en contra de sus creencias en su trabajo o negocio.

Un ejemplo es la objeción de conciencia. En vez de coaccionar a la gente a obrar contra sus convicciones religiosas o de conciencia, como hace la reforma del aborto de Victoria (Australia), los estados deberían legislar pensando en proteger esas convicciones, por ejemplo según los principios de la resoProteger un derecho, no tolerar una excep- lución adoptada por el Parlamento Europeo ción en 2010 (resolución 1763: “El derecho a la


Libertad Religiosa

objeción de conciencia en la atención médica”). En ella, mientras se urge a los estados a proporcionar a la población una “atención médica adecuada”, también se reconoce que “ninguna persona, hospital o institución debe ser coaccionada, sometida a responsabilidad legal o discriminada por negarse a realizar abortos o eutanasias, o a actuar de forma que se cause la muerte a un embrión o a un feto”.

diarias que configuran nuestra vida. Sabemos que Jesucristo no limitó sus enseñanzas a las paredes de los edificios religiosos. Luchó contra la injusticia y habló sobre la verdad todos los días. Nuestro cometido es encontrarle en cualquier sitio… Así es como vivimos nuestra fe”. Como dijo el Papa Benedicto XVI en 2011, “la Iglesia no busca privilegios, ni pretende interferir en ámbitos que no son de su competencia. Todo lo que pedimos es desempeñar nuestra misión con libertad”. En el fondo, en esto consiste la libertad religiosa. GEORGE PELL

El año pasado, Michelle Obama resumió muy bien en una alocución a la Iglesia episcopaliana africana lo que significa la libertad religiosa en la práctica: “Nuestra fe no consiste solo en ir al oficio religioso el domingo.Tiene que ver también con lo que hacemos de lu- (1) El texto completo ha sido publicado en nes a sábado, sobre todo en los momentos la revista australiana Quadrant, octubre de tranquilos, cuando no nos apuntan los focos, 2013. cuando tomamos las pequeñas decisiones


Educación Católica

La Iglesia recuerda que «los primeros responsables de la educación de los hijos son los padres» La Congregación para la Educación Católica ha publicado una instrucción sobre la «Identidad de la Escuela Católica para una cultura de diálogo». El texto está compuesto por 97 puntos. Según reza la introducción del texto, la primera parte de la Instrucción enmarca «el discurso de la presencia de la Iglesia en el mundo escolar en el contexto general de su misión evangelizadora: la Iglesia como madre y maestra en su desarrollo histórico con los diferentes énfasis que han enriquecido su labor en el time and el espacio hasta nuestros días». El segundo capítulo «trata de los diversos sujetos que operan en el mundo escolar con diferentes roles asignados y organizados, según las normas canónicas en una iglesia con sus múltiples carismas donados por el Espíritu Santo, pero también de acuerdo con su naturaleza jerárquica». El último capítulo está dedicado a «algunos puntos críticos que pueden surgir en la integración de todos los diferentes aspectos de la educación escolar en la vida concreta de la Iglesia». Papel de la Escuela Católica «La Iglesia tiene el deber de educar «sobre todo, porque tiene el deber de anunciar a todos los hombres el camino de la salvación, de comunicar a los creyentes la vida de Cristo y de ayudar con constante atención para que puedan lograr la plenitud de esta vida.

La Iglesia, como Madre, está obligada a dar a sus hijos una educación que será su vida del espíritu de Cristo”, señala el punto 13 del documento. La Instrucción publicada también señala la importancia del testimonio de los educadores laicos y consagrados. El apartado 24 afirma que «el educador laico católico en las escuelas y en particular en las católicas “realiza una tarea que encierra una insoslayable profesionalidad, pero no puede reducirse a ésta. Está enmarcada y asumida en su sobrenatural vocación cristiana. Debe, pues, vivirlo como una vocación». El punto siguiente dice sobre los consagrados que «el compromiso educativo, tanto en las escuelas católicas como en otros tipos de escuelas, es […] vocación y opción de vida, camino de santidad, una exigencia de justicia y solidaridad especialmente con los jóvenes más pobres, amenazados por diversas formas de desvío y riesgo. Al dedicarse a la misión educativa en la escuela, las personas consagradas contribuyen a hacer llegar a la parte más necesaria de la cultura”. Otro aspecto a destacar, es el énfasis en educar en la cultura del cuidado. Sobre ello que asegura que «esta capacidad de adaptación encuentra su razón de ser en la cultura del cuidado, que nace en la »familia , núcleo natural y fundamental de la sociedad, de donde se abre a vivir en relación y en respeto


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mutuo». La relación familiar se extiende a las instituciones educativas, que están llamadas “transmitir un sistema de valores basado en el reconocimiento de la dignidad de cada persona, de la comunidad de lengua, étnica y religiosa, de cada pueblo y de los derechos fundamentales que derivan de estos».

los padres, quienes tienen el derecho y la obligación natural de educarlos: se debe, por tanto, considerarlos como los principales educadores de sus hijos. Tienen el derecho de elegir aquellos medios e instituciones a través de los cuales pueden proporcionar a la educación católica de sus hijos. Los padres católicos también tienen el deber de velar para la educación católica de sus hijos». Además, sobre los profesores de escuelas católicas se incide en que han «de destacar por su recta doctrina e integridad de vida». Puedes consultar la Instrucción completa en este enlace.

Papel de la comunidad educativa, padres y alumnos Sobre la comunidad educativa se añade que «todos tienen la obligación de reconocer y respetar la identidad católica de la escuela, oficialmente expuesta en el proyecto educativo. Esto se aplica al profesor, a los alumnos y a sus familias. En el momento de la ins- Fuente: Infovaticana cripción, tanto los padres como los escolares deben conocer el proyecto educativo de la escuela católica». Un aspecto importante del documento es el recordatorio de que «los primeros responsables de la educación de los hijos son


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Urbi et orbi: ¡dejémonos vencer por la paz de cristo! La paz es posible

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irigiéndose al mundo entero en su tradicional Mensaje de Pascua, Francisco recordó la guerra en Ucrania, a los países atormentados por largos conflictos y violencia y afectados por tensiones sociales y dramáticas crisis humanitarias. "Que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que han visto empeorar sus condiciones sociales" “Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! Jesús, el Crucificado, ha resucitado”. Fue el saludo del Papa Francisco a los fieles del mundo entero y a los presentes congregados en una soleada plaza de San Pedro, que participaron hoy en la Misa de Resurrección. Francisco presidió la celebración ante unos 100 mil fieles presentes, tras una pausa de dos años debido a la pandemia, en una coloreada plaza de San Pedro decorada con cientos de arreglos florales y adornos. Finalizada la Santa Misa, dirigió el Mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo entero) e impartió su Bendición Apostólica desde el Balcón central de la Basílica Vaticana.

esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas” También a nosotros, afirmó Francisco, “nos cuesta creer que Jesús verdaderamente haya resucitado, que verdaderamente haya vencido a la muerte. ¿Será tal vez una ilusión, un fruto de nuestra imaginación? No, no es una ilusión”. “¡Cristo ha resucitado!”, afirmó. “Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tene«¡La paz esté con ustedes!» mos todavía en nosotros el espíritu de Caín, El Obispo de Roma, remitiéndose al Evange- que mira a Abel no como a un hermano, lio de Juan, repitió las palabras pronunciadas sino como a un rival, y piensa en cómo elipor Jesús al presentarse ante “las miradas in- minarlo” crédulas” de los discípulos que lloraban por él y evidenció: “También nuestras miradas son incrédulas en


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La paz se logra con las armas del amor de Jesús Para creer en la victoria del amor y en la reconciliación, necesitamos a Jesús Resucitado, añadió el Papa. “Sólo Él puede hacerlo. Sólo Él tiene hoy el derecho de anunciarnos la paz. Sólo Jesús, porque lleva las heridas, nuestras heridas”. Y explicó: “Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»” Que se elija la paz de Cristo “¡Dejemos entrar la paz de Cristo en nuestras vidas, en nuestras casas y en nuestros países!” exhortó el Santo Padre, dirigiendo, como de costumbre, su mirada a todas las realidades del mundo necesitadas de esta paz de Jesús. En primer lugar, Francisco recordó a la “martirizada Ucrania”, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la “guerra cruel e insensata”, dirigiendo un fuerte llamamiento a los responsables de las naciones para que escuchen el grito de paz de la gente: “Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre. Por favor, no nos acostumbremos a la guerra, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles. Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente, que escuchen esa inquietante pregunta que se hicieron los científicos hace casi sesenta años: «¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?»” “Llevo en el corazón a las numerosas vícti-

mas ucranianas” aseguró el Santo Padre, “los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”. Y mencionando el sufrimiento de los niños ucranianos que “se quedaron huérfanos y huyen de la guerra” el Papa recordó también de manera especial a muchos otros que mueren de hambre o por falta de atención médica, son víctimas de abusos y violencia, “y aquellos a los que se les ha negado el derecho a nacer”. Los signos esperanzadores no obstante la guerra A pesar del dolor de la guerra, Francisco evidenció que no faltan “signos esperanzadores, como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa”. “Que estos numerosos actos de caridad sean una bendición para nuestras sociedades, a menudo degradadas por tanto egoísmo e individualismo, y ayuden a hacerlas acogedoras para todos.” No olvidar otras situaciones de sufrimiento El Papa pidió que haya paz en Oriente Medio, “lacerado desde hace años por divisiones y conflictos”, en particular, entre israelíes y palestinos, en el Líbano, Siria e Irak. Pidió también paz para Libia y Yemen, Myanmar y Afganistán. Paz para todo el continente africano, especialmente en la zona del Sahel, en Etiopía y en la República Democrática del Congo.Y que no falten la oración y la solidaridad para los habitantes de la parte oriental de Sudáfrica afectados por graves inundaciones. Dirigiendo su mirada al continente americano, el Pontífice pidió que “Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos de América Latina que, en estos difíciles tiempos de pan-


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demia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico”. También recordó a Canadá, pidiendo al Señor Resucitado que “acompañe el camino de reconciliación que está siguiendo la Iglesia Católica canadiense con los pueblos indígenas”. Finalmente, recordó que “toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria de la que ya se están viendo señales”. Sin embargo, subrayó el Papa, ante los signos persistentes de la guerra, Cristo, “vencedor del pecado, del miedo y de la muerte”, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia” y exhortó: “¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!”


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El caso de la profesora Sandra Pavez y las clases de religión católica

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ecientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dado un fallo que condena al Estado de Chile por actos arbitrarios que habrían cometido una Corte de Apelaciones y la Corte Suprema, al confirmar la actuación del Obispado de San Bernardo, que revocó – hace más de 10 años- el permiso para hacer clases de religión a la profesora Sandra Pavez, por llevar públicamente una vida incongruente con las enseñanzas de la Iglesia Católica, lo que se consideró incongruente con la misión que la Iglesia le había concedido.

Los hechos La profesora de religión Sandra Pavez daba clases de religión católica en una escuela municipal de la Comuna de San Bernardo. La Sra. Pavez empezó una relación de pareja con otra mujer, lo cual fue conocido por la comunidad educativa. Algunos padres y apoderados lo hicieron presente a la autoridad de la Iglesia. Se inició un diálogo con ella. Se le señaló que, de seguir en esta relación, se haría necesario no permitirle continuar impartiendo clases, al no dar el “testimonio de vida cristiana” que la iglesia católica espera de sus profesores, en especial de religión, cuya misión es trasmitir la fe a los alumnos en nombre de la Iglesia, mediante una misión que se le otorga. Después de un diálogo de

varias semanas, ella señaló que no cambiaría su actitud. Es decir, seguiría viviendo marital y públicamente con una mujer. Además, el Obispo y el Vicario tuvieron declaraciones personales de ella que expresaban que, en efecto, no enseñaba la fe de la Iglesia en temas muy decisivos, sino sus propias ideas y particularmente en todo lo que se refiere al sexto mandamiento, relativo a la moralidad de la vida sexual y afectiva. Al final, fue necesario revocarle el certificado y no pudo seguir dictando clases de religión católica, porque la Corporación de Educación exige tal certificado para los profesores de cualquier confesión religiosa. Sandra Pavez, siguió, sin embargo, trabajando en la misma escuela y fue promovida al equipo directivo, con mejor remuneración. Todo esto


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lo reconoce la sentencia de la CIDH. La profesora interpuso un recurso de protección en contra de la Diócesis de San Bernardo, ante la Corte de Apelaciones, alegando la arbitrariedad del acto de quitarle el permiso, conforme al Decreto 924. Los tres jueces declararon por unanimidad que la decisión de la Iglesia era apegada al derecho chileno. La profesora apeló a la Corte Suprema de Justicia. Los cinco jueces que estudiaron la causa, por unanimidad, volvieron a señalar que la decisión era conforme al derecho chileno. La profesora y algunos movimientos pro gay, y el Colegio de Profesores elevaron el caso a las CIDH., un tribunal internacional creado por los países de América, cuyas resoluciones no son igualmente obligatorias, como las de los tribunales chilenos.

¿Que pide la Iglesia a un profesor de Religión? El profesor de religión es un miembro de la Iglesia, que participa por el Bautismo en la misión evangelizadora de la misma Iglesia.

Como docente de religión está llamado por el Señor para hacer presente y operante a la Iglesia en el mundo de la educación. Este servicio incluye la comunión con la Iglesia y con los que presiden la comunidad eclesial y con sus enseñanzas. Su servicio a la educación es hecho desde una perspectiva explícitamente eclesial no sólo como creyentes, sino además como enviados y colaboradores con su Obispo, con el que participan en la misión de "enseñar a todas las gentes y de anunciar el evangelio a toda criatura" (LG 24). Presupone una madurez espiritual y apostólica en quien lo desempeña, que sólo es posible alcanzar mediante la oración y la expresión de una fe viva, propia de un cristiano adulto comprometido con la acción evangelizadora de la Iglesia. Cada profesor de religión recibe del Obispo la misión de enseñar y educar en la fe y es uno de sus más estrechos colaboradores. Por eso ha de realizar su misión en íntima comunión de fe y de caridad con la comunidad diocesana a la que pertenece, tratando de incorporar su tarea a los objetivos de la comunidad diocesana.


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Para el desarrollo de su función profesional y eclesial en los centros docentes, públicos o particulares el profesor de religión debe contar con dos acreditaciones que avalan su profesionalidad y su eclesialidad: la primera se refiere a su competencia académica para enseñarla religión y la segunda a su idoneidad moral para cumplir el mandato de la Iglesia, todo lo cual queda plasmado en la Misión Canónica, que recibe oficialmente del Obispo.

la igualdad, libertad personal y vida privada, así como el derecho al trabajo, por “el trato discriminatorio que sufrió al haber sido separada de su cargo de profesora de religión católica, y al habérsele asignado funciones distintas a las que tenía.” En lo resolutivo, la Corte no dispone el reintegro de la profesora, pues no habría donde reintegrarla al no haber sido despedida. Ordena que se implementen programas de “capacitación permanente” para los encargados de certificar la idoneidad de los profesores de religión, ¿Que señalan las normas de la además de adecuar su normativa en materia de recursos judiciales para impugnar decisioIglesia? nes vinculadas al retiro de los certificados de El Código de Derecho Canónico en su ca- idoneidad, y a pagar las sumas de dinero que non 804 Señala “Depende de la autoridad en la sentencia se indican. de la Iglesia la enseñanza y educación religiosa católica que se imparte en cualesquiera Las cosas positivas escuelas o se lleva a cabo en los diversos medios de comunicación social; correspon- 1.No se puso en duda la legalidad y conforde a la Conferencia Episcopal dar normas midad con el Derecho Internacional del degenerales sobre esta actividad, y compete al creto 924 que dispone que se dicten clases Obispo diocesano organizarla y ejercer vigi- de religión en los establecimientos educatilancia sobre la misma. Cuide el (Obispo) de vos públicos, cuando los padres y apoderaque los profesores que se destinan a la en- dos lo soliciten. Es decir, reconoció que no señanza de la religión en las escuelas, incluso había nada contrario al derecho internacioen las no católicas, destaquen por su recta nal en el contenido del decreto, ni en la ledoctrina, por el testimonio de su vida cristia- gislación en materia de libertad religiosa en na y por su aptitud pedagógica”. En el canon Chile. La profesora Pavéz había pedido que 805 se señala: “El Ordinario del lugar, dentro se modificará o derogara ese decreto para de su diócesis, tiene el derecho a nombrar o que “no promueva actos de discriminación aprobar los profesores de religión, así como por orientación sexual”, y sostuvo que las de remover o exigir que sean removidos normas del decreto eran incompatibles con cuando así lo requiera una razón de religión el Derecho Internacional, por reconocer a las autoridades la potestad de emitir certio moral”. ficados de idoneidad sobre docentes de religión en establecimientos de educación pública. La Corte no le dio la razón. Lo que dijo la Corte 2.Algunos litigantes pidieron a la CIDH que La sentencia de la CIDH condena al Estado se declarara que era contrario al Derecho de Chile por haber permitido y/o ser au- Internacional dictar clases de religión en las tor directo de las violaciones al derecho a escuelas públicas. Por el contrario, la Corte concedió que padres e hijos tienen derecho


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a recibir educación religiosa y que el mecanismo adoptado por Chile es conforme al Derecho Internacional. El decreto 924 se mantuvo inalterado. La Corte no le dio la razón, una vez más. 3.En los alegatos y documentos se defendió la autonomía de las comunidades religiosas – de cualquier credo - para seleccionar a sus profesores de religión sin restricciones, en el campo de la educación privada. La sentencia de la Corte distingue claramente entre el contexto de la educación pública y la privada, y aplica sus conclusiones solo respecto de la primera. Es decir, no afecta a la educación particular, sea pagada o subvencionada. La Corte dice que “no cabe duda que las comunidades religiosas pueden designar a quienes van a impartir la enseñanza sobre su propio credo.” Pero agrega que en el caso de establecimientos públicos debe haber recurso que permita revisar estas decisiones de las confesiones acerca de la idoneidad de los profesores de religión, para evitar posibles discriminaciones. 4.La Corte aceptó que incluso en la educación pública, las autoridades religiosas pueden válidamente certificar la idoneidad de quienes vayan a enseñar la religión, sin que ello contravenga el Derecho Internacional sobre Derechos Humanos. Con todo, exige que los encargados de dar los certificados de idoneidad deban someterse a “capacitaciones” como requisito previo al ejercicio de la atribución.

Las cosas negativas 1.La Corte niega que sea una “facultad exclusiva y natural” de las autoridades religiosas el evaluar la idoneidad de los profesores de religión y más aún, afirma que no es una “facultad inherente contemplada en el derecho internacional” sino que “depende del diseño interno que establezca cada Estado”.

Es una conclusión que pone a la Corte en contra de decisiones sobre materias similares del Comité Europeo de Derechos Humanos y de la Corte Europea de Derechos Humanos, que expresamente han señalado todo lo contrario, como se le hizo ver en los alegatos. 2. Por otro lado, la CIDH interpretó mañosamente las palabras del perito Paolo Carozza respecto de su testimonio escrito, pues aquel jamás afirmó que la autonomía de certificación o aprobación de la idoneidad de los maestros de religión fuera una facultad delegada por el Estado, sino que, siendo un derecho de las comunidades religiosas, la forma específica en que este se reconoce y regula en su ejercicio por el Estado dependerá de su normativa interna. Todo lo anterior con el objetivo de dar por acreditado la delegación de un poder público, para hacer así responsable al Estado. 3.La Corte correctamente entiende que es un punto central de discusión si “la selección por parte de una autoridad o comunidad religiosa de las personas encargadas de dictar clases de un credo religioso en un establecimiento educativo público se encuentra incluido dentro de ese ámbito de autonomía inherente”. Pero, en vez de recurrir al análisis de las fuentes del derecho y la interpretación que de ellas han hecho el Comité y Corte Europea de DDHH, u otras sentencias judiciales de Estados de la región, la Corte se apoya exclusivamente en el testimonio de un profesor de derecho colombiano, quien no fue citado como experto sobre autonomía religiosa, sino como experto de no discriminación, y sobre eso versó su informe. Es decir, la Corte, buscó un argumento en alegatos secundarios para poder condenar al Estado de Chile. No tomó en cuenta los alegatos de otros profesores y peritos que decían lo contrario y eran expertos en la materia específica de discriminación.


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4. Otra aseveración que es contraria a todos los precedentes existentes a la fecha y que la CIDH decide ignorar, es la afirmación de que “las clases de religión católica” como parte de un plan de educación pública, “no se encuentran dentro de los ámbitos de la libertad religiosa que deben estar libres de la injerencia del Estado, puesto que no están claramente relacionadas con las creencias religiosas o la vida organizativa de las comunidades. Es decir, se pretende que la religión católica que se enseña en clases no está claramente relacionada con las creencias religiosas; lo que es absurdo y falso. 5. Por último, la CIDH señala que, en el contexto específico de la educación pública, la exigencia de coherencia de vida con el credo religioso de la persona que imparte las clases “no puede operar de forma tal que justifiquen o legitimen tratos diferentes que resulten discriminatorios basados en las categorías protegidas por el artículo 1.1 de la Convención”. Para cualquier persona que no se enreda en razonamientos legales, resulta del todo natural y lógico que una persona que hace clases de religión – de cualquier confesión – no solo debe creer lo que enseña sino también hacer el esfuerzo de vivirlo.

Vivir públicamente en contra de las enseñanzas morales de la fe que enseña es una dicotomía inaceptable, pese a nuestra naturaleza pecadora.

Resumen. Se ha tratado de una sentencia confusa, con muchas contradicciones que han intentado mantener vigentes principios opuestos, que le permitan no negar elementos esenciales, como el derecho de las confesiones a señalar quienes pueden hacer clases de religión, el de los padres a escoger la educación moral y religiosa de los hijos y al mismo tiempo, tener que aceptar, por imposición del ambiente, que la negativa a la profesora a continuar con las clases de religión, se ha tratado de una discriminación y que así no queda otro camino que condenar al Estado, que en este caso es hacerlo en contra de los organismos judiciales del país; una Corte de Apelaciones y la misma Corte Suprema. +JIGE


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Reglamento Clases de Religión en Establecimientos Educacionales Núm. 924.- Santiago, 12 de Septiembre de 1983.- Considerando: Que la persona tiene una dimensión espiritual que informa su existencia; Que los principios que inspiran las líneas de acción del actual Gobierno, se basan en valores morales y espirituales propios de nuestra tradición cultural humanista occidental; Que la educación tiene como uno de sus objetivos fundamentales alcanzar el desarrollo del hombre en plenitud, y Visto: Lo dispuesto en el D.F.L N° 7.912, de 1927, y artículo 32, N° 8, de la Constitución Política de la República de Chile, Decreto: Artículo 1°.- Los planes de estudio de los diferentes cursos de educación pre-básica, general básica y de educación media, incluirán, en cada curso, 2 clases semanales de religión. Artículo 2°.- Las clases de Religión se dictarán en el horario oficial semanal del establecimiento educacional. Artículo 3°.- Las clases de religión deberán ofrecerse en todos los establecimientos educacionales del país, con carácter de optativas para el alumno y la familia. Los padres o apoderados deberán manifestar por escrito, en el momento de matricular a sus hijos o pupilos, si desean o no la enseñanza de Religión, señalando si optan por un credo determinado o si no desean que su hijo o pupilo curse clases de Religión Artículo 4°.- Se podrá impartir la ense-

ñanza de cualquier credo religioso, siempre que no atente contra un sano humanismo, la moral, las buenas costumbres y el orden público. Los establecimientos educacionales del Estado, los municipalizados y los particulares no confesionales deberán ofrecer a sus alumnos las diversas opciones de los distintos credos religiosos, siempre que cuenten con el personal idóneo para ello y con programas de estudio aprobados por el Ministerio de Educación Pública. Artículo 5°.- Los establecimientos particulares confesionales, ofrecerán a sus alumnos la enseñanza de la religión a cuyo credo pertenecen y por cuya razón han sido elegidos por los padres de familia al matricular a sus hijos. Estos establecimientos comunicarán oficialmente a la Secretaría Regional Ministerial de Educación que corresponda la religión que profesan. Dichos establecimientos educacionales, sin embargo, deberán respetar la voluntad de los padres de familia que por tener otra fe religiosa, aunque hayan elegido libremente el colegio confesional, manifiesten por escrito que no desean la enseñanza de la religión oficial del establecimiento para sus hijos. Sin embargo, estos no podrán exigir, en este caso, la enseñanza de otro credo religioso. Artículo 6°.- La enseñanza de Religión se impartirá de conformidad a los programas de estudio aprobados por el Ministerio de Educación Pública, a propuesta de la autoridad religiosa correspondiente. El mismo procedimiento se aplicará cuando sea necesario introducir modificaciones al programa vigente.


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Artículo 7°.- El Ministerio de Educación Pública tendrá un plazo de dos meses, contados desde la fecha de entrega oficial de los Programas de Estudios por parte de la autoridad religiosa correspondiente, para observarlos, formular las consultas que estime conveniente y, en definitiva, aprobar o rechazar su aplicación. Transcurrido el plazo indicado y si no hubiere un pronunciamiento ministerial, se entenderá que los programas han sido aprobados, debiendo cursar el Ministerio de Educación Pública el correspondiente decreto supremo en un plazo de 30 días. Artículo 8°.- Las clases de Religión tendrán una evaluación expresada en conceptos. Esta información se dará a los padres o apoderados, junto con la evaluación de rendimiento de las demás disciplinas del Plan de Estudio correspondiente. La evaluación de Religión no incidirá en la promoción del educando. Artículo 9°.- El profesor de Religión, para ejercer como tal, deberá estar en posesión de un certificado de idoneidad otorgado por la autoridad religiosa que corresponda, cuya validez durará mientras ésta no lo revoque, y acreditar además los estudios realizados para servir dicho cargo. La autoridad religiosa correspondiente podrá otorgar certificado de idoneidad a extranjeros para desempeñarse en establecimientos educacionales municipales y particulares. Si el establecimiento educacional no cuenta con personal idóneo deberá requerirlo a la autoridad religiosa que corresponda, de acuerdo a las preferencias de los padres y apoderados. Artículo 10°.- Para los efectos de aprobación y modificación de los programas de estudio de religión a que hacen referencia los artículos 4°, inciso 2° y 6° y para habilitar

al profesorado que corresponda, la máxima autoridad nacional de las distintas confesiones religiosas deberá comunicar al Ministerio de Educación Pública cuál es la autoridad religiosa competente. Si así no lo hiciere, el Ministerio no dará curso a los programas respectivos. Artículo 11°.- Los profesores de Religión nombrados o contratados como tales, estarán asimilados al régimen de remuneraciones y previsión vigente aplicable al personal de los establecimientos educacionales donde se desempeñen. Artículo 12°.- Las distintas confesiones religiosas que dispongan de organismos o departamentos de educación superior, podrán realizar capacitación y/o perfeccionamiento de los profesores que sirvan la asignatura de Religión o concertarlo con organismos o instituciones de educación superior. Para los fines de capacitación y/o perfeccionamiento podrán establecer mecanismos de coordinación con el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas. Artículo 13°.- Sin perjuicio de las atribuciones del nivel central del Ministerio de Educación Pública, las Secretarías Regionales Ministeriales de Educación y las Direcciones de los Establecimientos Educacionales arbitrarán las medidas pertinentes para el cumplimiento de las normas impartidas en el presente decreto. Artículo 14°.- Derógase el decreto supremo de Educación N° 776, de 18 de Octubre de 1977, publicado en el Diario Oficial de 9 de Marzo de 1978.


Sí a la Vida

Un país que defiende el aborto “no tiene futuro”, expresan providas en Chile

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l pasado 28 de marzo, grupos provida entregaron una carta a la Convención Constitucional para exigir que el borrador de la nueva Constitución de Chile contemple la defensa de la vida de los más vulnerables, entre ellos los no nacidos. La actividad provida se realizó en el marco del Día del Niño por Nacer en Chile y la adopción en Chile, que se celebra en el país sureño y en el mundo cada 25 de marzo. Un grupo aproximado de 300 personas fueron convocadas por la agrupación Siempre por la Vida en las afueras del edificio donde la Convención Constitucional, organismo compuesto por 154 miembros, redacta el borrador de la que podría ser la próxima constitución para el país. Sin embargo, el 15 de marzo, la Convención Constitucional aprobó que los llamados derechos sexuales y reproductivos, y con ello el aborto sin plazos y sin objeción de conciencia, sea incorporado a los primeros artículos de la carta magna. “Rechazamos el aborto en la propuesta constitucional, esperamos no prospere una Constitución de aborto y mucho menos sin límites”, expresó la presidenta de Siempre por la Vida, Bernardita Silva. “La propuesta de la Convención Constitucional es una amenaza. Un país que defiende el derecho al aborto es un país sin futuro”, enfatizó Silva. Por el contrario, “queremos que prime la visión a favor de personas, que respeten la vida, que promueva un país donde las muje-

res se les acompañe y a los niños se les permita nacer y se les de la mejor vida posible”, agregó. “Somos cientos de miles de personas los que no aprobaremos una Constitución que defienda el derecho al aborto libre. Queremos que Chile sea un país provida, promujer y proniño”. A su turno, el médico Jorge Acosta, interpeló al vicepresidente de la Convención Constitucional y médico de profesión, Gaspar Domínguez, para recordarle que el ser humano comienza su desarrollo desde el vientre. “Chile necesita una Constitución provida”, dijo Acosta y lamentó que la Convención Constitucional haya “descartado” las más de 30 mil firmas que apoyaban iniciativas a favor de la maternidad vulnerable y la vida desde la concepción. Ana María Álvarez, vocera de 40 Días por la Vida Chile, sostuvo que “Chile está cometiendo asesinatos. Y nadie habla de que hay dos vidas que se están matando, la del niño en gestación y el alma de la madre”. Hay personas que cuidan la vida no solo desde un inicio de la fecundación y hasta que crecen sus niños. El Estado de Chile debiera procurar cuidar la vida de cada chileno que viene a este territorio”. “Si no cuidamos a las generaciones futuras, si no los dejamos nacer, este país muere”, aseguró Álvarez. “Es inconcebible que cuando se hable de derechos humanos, de no más tortura, de no más muerte, se hable del derecho al aborto”. “Es un genocidio por ley aprobado por


Sí a la Vida

los constituyentes”, agregó. También, Trinidad Allende egresada de diseño de la Universidad Católica de Chile, expresó que “un país sin defensa de la vida es un país que muere y trae todo lo malo”. “Esto nos define como país a largo plazo, la vida es un tema que trasciende a muchos otros”. María Teresa Prieto, voluntaria del Centro de Ayuda a la Mujer (CAM) de la ciudad de Rancagua, fundación que apoya el embarazo vulnerable y con presencia en todo Chile, expresó que “la vida es un regalo en cualquier circunstancia” y “si una sociedad sabe defenderla como parte de sus principios, se engrandece”. Fuente: Aciprensa


Vocaciones

JORNADAS VOCACIONALES EN EL SEMINARIO ¿Estás con inquietudes al sacerdocio? ¿No sabes cómo poder resolverlo? ¿Y si Jesús te llamará a seguirle como sacerdote al servicio del Pueblo de Dios?

P

ara ayudar a responder estas preguntas es que el Seminario a través de su equipo de Pastoral Vocacional, dispone cada mes de unas jornadas vocacionales en las dependencias del Seminario, cuya duración es de un día. En estas jornadas, realizadas habitualmente a fin de cada mes, junto con conocer el Seminario, a los seminaristas y formadores, los varones con inquietudes vocacionales podrán profundizar en el conocimiento del sacerdocio y sus requerimientos o condiciones necesarias, así como de adquirir herramientas de discernimiento espiritual para aprender a descubrir en la propia vida la voluntad del Señor. ¿Qué hacer si estoy interesado en participar de alguna jornada vocacional? Junto con conversar con tu párroco u otro sacerdote, para que te acompañe espiritualmente en este camino, debes escribirnos smsanpedroapostol@gmail.com para pedir una entrevista previa con los formadores del Seminario. ¡Atrévete a seguir los caminos de Jesús! No temas, que si Dios te llama irá manifestando su voluntad y allanando toda dificultad, y recuerda que el Señor no llama a los capacitados, sino que capacita a los llamados. No olvides seguirnos en Facebook: Seminario San Pedro Apóstol; y en nuestro canal de Youtube

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Vida Diocesana

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Solemne Ordenación de Diáconos Permanentes en San Bernardo

onseñor Juan Ignacio González presidió el pasado sábado 9 de abril, la solemne ordenación de seis nuevos Diáconos Permanentes que servirán pastoralmente en las diferentes parroquias de la Diócesis de San Bernardo. Luego de una preparación y formación de cinco años en la Escuela del Diaconado Permanente de la Diócesis de San Bernardo, se celebró la Eucaristía en la Catedral de San Bernardo, que contó con la presencia de los sacerdotes del clero diocesano, seminaristas y familiares que acompañaron la ceremonia en la cual se les instituyó el Ministerio Diaconal. En su homilía Mons. Juan Ignacio los instó a

ejercer su ministerio con humildad y sencillez, especialmente en la atención y servicio de las personas, siendo un ejemplo de la caridad de Cristo, el Evangelio y su disposición de vivir el ministerio en obediencia. Además, agradeció el apoyo brindado por las familias a cada uno de los nuevos ordenados. Los nuevos diáconos permanentes son: Hernán Díaz Berrios, Parroquia Sagrado Corazón Buin; Rodrigo González Viñales, Parroquia San Edmundo: José Ibarra Larrenas, Parroquia Ntra. Sra. De los Dolores; Darío Jara Barrera, Parroquia Santa María Virgen; José Mozo Correa, Parroquia San José; Juan Vergara, Parroquia San Ignacio


Vida diocesana

Visita protocolar a nueva Autoridad Provincial

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urante el mes de abril, Monseñor Juan Ignacio González se reunió con el Delegado Presidencial para la Provincia del Maipo, Sr. Miguel Ángel Rojas Alarcón, en el marco de una visita y saludo protocolar a la nueva autoridad de la Provincia. Durante el encuentro se abordaron y conversaron sobre temas en común, como por ejemplo la asistencia social, educación, atención a los más necesitados y vulnerables, especialmente en el área de la salud.

Monseñor Juan Ignacio González, asistió a este encuentro junto al Padre Eric González, secretario Canciller del Obispado de San Bernardo y agradeció esta instancia de dialogó fraterno y enriquecedor con la nueva Autoridad local.


Vida Diocesana

Relación Iglesia – Estado: Hay que poner a Cristo en el centro

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a Iglesia Católica fortalece de valores cristianos la forma de ejercer la política en un país, por esto se dictó la Conferencia Relación Iglesia – Estado a través de Zoom, Facebook y YouTube de la Iglesia de Concepción. La instancia contó con destacados invitados que son referentes para el catolicismo nacional, desde Concepción participó el Arzobispo, Monseñor Fernando Chomali, y desde la Diócesis de San Bernardo, Monseñor Juan Ignacio González. Para comenzar, Monseñor Juan Ignacio presentó antecedentes históricos de la relación Iglesia – Estado, centrando el énfasis en la importancia de la Iglesia como guía y agente activo al momento de considerar las decisiones políticas que rigen la vida de los chilenos. Continuó Monseñor Fernando, quien invitó a que la política retome los valores, conceptos y bien común que promueve la Iglesia Católica en Chile, a través del trabajo continuo en construir una sociedad justa que priorice la dignidad de cada persona. Antes de concluir, se dio espacio para contestar algunas inquietudes de los usuarios que estaban siguiendo la transmisión en vivo. Una de las

preguntas se centró en la participación de los católicos en las actividades políticas, a lo que Monseñor Fernando Chomali contestó: «Es totalmente compatible ser católico y participar de la vida política», y agregó que no se debe pasar por alto lo que se profesa en relación a involucrarse en partidos políticos, ya que los católicos deben velar por lo que promueve la Iglesia. Otra pregunta se refirió a la intervención de los principios cristianos en la sociedad actual, y cómo ésta los cuestiona bajo lo que se considera «políticamente correcto», por lo que Monseñor Juan Ignacio González señaló: «Nosotros tenemos que ir con la buena enseñanza, y con la libertad, a proponer esos principios», en referencia el trabajo incansable de ser una Iglesia en salida. También se refirió a la importancia de poner Cristo en el centro de la vida, tal como lo dijo el Papa Francisco, ya que de esta manera se logrará una sociedad que sea constructiva al servicio de los demás. Fuente: Arzobispado de Concepción


Vida Diocesana

Semana Santa en la Diócesis


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Vida de Santos

29 de abril

Santa Catalina de Siena

S

exta de ocho hijos de Brígida (s. Brígida de Suecia) Virgen y doctora de la Iglesia Nacida en 1347, Catalina (nombre que significa “Pura”) era la menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la primera visión, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa. Cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de ángeles, que le sonreía, impartiéndole la bendición. Su padre, tintorero de pieles, pensó casarla con un hombre rico. La joven manifestó que se había prometido a Dios. Entonces, para hacerla desistir de su propósito, se la sometió a los servicios más humildes de la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de sobrellevar. Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la admitió en la tercera orden de Santo Domingo y siguió, por tanto, siendo laica. Tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible peste negra, conocida en la historia con el nombre de “la gran mortandad”, pereció más de la tercera parte de la población de Siena. A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de la paz entre los soberanos y aconsejando a los príncipes. Por su influjo, el papa Gregorio XI dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Este pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia, inteligencia y eficacia. Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado Diálogo de la divina providencia, donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran profundidad teológica. Expresa los pensamientos con vigorosas y originales imágenes. Se la considera una de las mu-

jeres más ilustres de la edad media, maestra también en el uso de la lengua Italiana. Santa Catalina de Siena, quien murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de abril de 1380, fue la gran mística del siglo XIV. El papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es además, patrona de Italia y protectora del pontificado. El papa Pablo VI, en 1970, la proclamó doctora de la Iglesia. Ella, Santa Teresa de Ávila y Santa Teresita de Lisieux son las tres únicas mujeres que ostentan este título. Fuente: EWTN




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