Revista Iglesia en San Bernardo - Diciembre 2020

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Iglesia en San Bernardo Diciembre 2020

Natividad del SeĂąor 2020


Sumario

19 Vida Diocesana

Vicaría Educación

Vocaciones

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Director: Mons. Juan Ignacio González Consejo de Redacción: Mons. Juan Ignacio González y Pbro. Eric González Editora General: Carolina Echeverría Editora de Crónica: Ámbar Álvarez Publicidad: Luis Orellana E-mail:lorellana@obispadodesanbernardo.cl Nº de Ejemplares: 15.000 ejemplares Dirección: Freire 508, San Bernardo Casilla: 320 Teléfonos: 8586971 / 8591137 Página Web: obispadodesanbernardo.cl Aporte: Cuenta 188-01964-02, Banco de Chile Diseño: Obispado de San Bernardo Impresión: A Impresores S.A. Año: 14 Publica: S.C.D. Eyzaguirre A. Ltda.


Editorial

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¿Cómo ver al Niño y no un niño?

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iempre la llegada del Señor en el pesebre de Belén es motivo de alegría y esperanza, de saber que ese Niño es el Dios con nosotros, que nos acompaña, nos guía nos consuela y nos salva. Pero quien no se da cuenta que este año hay algo especial. En medio de las zozobras, temores y angustias que los hechos públicos han provocado, con su seguidilla de destrucción y violencia, agregado a ello la pandemia que no cede, nuestro mundo y nuestra Patria se debate en medio de grandes incertidumbres. Y unos y otros, el alejado y el cercano, el que no cree y el creyente, todos, hemos vuelto la vista al cielo, buscando al Dios con nosotros, que ahora se hace un pequeño niño y nace sin nada, en un pesebre de animales, rodeado de su Madre María y de San José, de pajas quizá sucias, alimañas del campo, moscas y otros bichos, que ninguno de nosotros aceptaría como compañía. Ahora que muchos han experimentado la pobreza del no tener, la inseguridad frente al futuro, la enfermedad que no cede y la peste que acecha aquí y allá, miramos a este Niño y nos damos cuenta de su grandiosa enseñanza. El pesebre es una cátedra donde nosotros aprendemos todas las lecciones, pero para poder comprender al Maestro que allí enseña hay que mirarlo con los ojos de la fe, que es un don que debemos pedir. Si no, sólo verás una bella postal, un pesebre, un lugar hecho con amor, pero no verás a Dios. Es quizá el problema más grave de nuestro mundo actual. “Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron”, dice San Juan (1-11). Y entonces la Navidad comenzó a perder su sentido esencial, el asombro del Dios con nosotros y se fue transformando en un acontecimiento humano, una fiesta mundana, donde las luces y los regalos, nos han ido haciendo olvidar lo esencial. Ahora, agobiados por los acontecimientos e incertidumbres, como el hijo pródigo que se alejó de la casa paterna y malgastó la herencia hasta quedar en la ruina, el hambre y la soledad, no nos queda otro camino que volver al portal de Belén, acercarnos humildes, como los pastores, guardar silencio como el buey y el asno y respetar la misteriosa presencia de Dios en nuestro mundo, porque “donde no está Jesús, se encuentran pleitos y guerras; pero donde está presente, allí todo es serenidad y paz”, escribió Orígenes. Pleitos, divisiones, guerras, exclusiones y discriminaciones, que tan certeramente constata el Papa Francisco en su reciente Encíclica Fratelli tutti, tienen su causa directa en no ver al Niño, a Dios con nosotros, en el portal de Belén. Quizá algunos se pregunten ¿y cómo se hace para volver a “ver” al Niño? Sólo hay un camino, la ruta del humildad que se expresa en la sencilla petición a Dios, porque al misterio de la Encarnación no se llega por la cabeza, la ciencia y la sabiduría humana, sino por el humilde apocamiento de quien se da cuenta que es una criatura que

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Mons. Juan Ignacio González E. Obispo de San Bernardo y Administrador Apostólico de Rancagua reconoce la grandeza de su Dios. Para hacernos más fácil esta vuelta a Él, se hace un Dios-niño y crece, vive, camina, sufre y muere por nosotros, pagando con su vida el precio de nuestros pecados e infidelidades. “Natividad es la gran fiesta de las familias. Jesús, al venir a la tierra para salvar a la sociedad humana y para de nuevo conducirla a sus altos destinos, se hizo presente con María su Madre, con José, su padre adoptivo que está allí como la sombra del Padre eterno. La gran restauración del mundo entero comenzó allí, en Belén; la familia no podrá lograr más influencia que volviendo a los nuevos tiempos de Belén”, escribió el Papa San Juan XXIII. Pidamos con humildad a María y a José, que nos permitan acercarnos con asombro al pesebre y que al ver al niño veamos a Dios con nosotros, y nos traiga La Paz y la Alegría a un mundo que se quiere olvidar de Él. Comprometámonos con la campaña parroquial Caja de Navidad, que permitirá a nuestras familias más necesitadas celebrar al Niño Dios. + Juan Ignacio

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Especial Navidad

La llegada de Jesús: tiempo de unión y oración

Este 25 de diciembre la celebración del Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo será un momento de unión familiar y de resguardo en nuestros hogares, ya que las medidas sanitarias producto de la pandemia del Covid -19, no se podrán realizar reuniones masivas, es un tiempo en familia de unión, reflexión y oración en torno al nacimiento de Jesús. Hemos preparado un especial para estas fiestas de Navidad con textos que nos ayudarán a comprender el verdadero sentido de esta importante celebración.

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Navidad: el corazón del mundo

l origen de “el Belén” o “el Nacimiento”, como se llama entre nosotros, parece que se remonta a San Francisco de Asís, que revivió el nacimiento de Jesús en la cueva de Greccio en 1223. Después se extendería por toda Europa la costumbre de representar el Misterio de la Navidad con figurillas más o menos artísticas. Actualmente es muy popular en los países de habla hispana. En Oriente es muy conocido el icono de la Navidad, que viene a ser un Belén pintado, aparentemente sobrio, pero muy sugerente si se mira de cerca. Todo él es una montaña sobre la que se sitúan de un lado los ángeles (algunos en posición de adoración: otros llevan una túnica, para

que, como dice San Pablo, “nos revistamos” de Cristo, de sus virtudes). Por otro lado vienen los Reyes magos. La Trinidad envía desde lo alto el rayo del Espíritu Santo, que se condensa en una estrella sobre la cueva oscura de Belén: el mundo que necesita a Dios. En ese pesebre está aquél Niño, para el que no hubo lugar en la posada, como pidiendo posada en nuestro corazón, y también para los forasteros, los inmigrantes, los “sin techo”. Sorprendentemente, el Niño no está envuelto en pañales, sino embalsamado para su sepultura, porque va a morir en una Cruz. Ha querido bajar a lo doloroso y oscuro del mundo, hasta “los infiernos” de la increencia, el miedo y la desesperanza, como Sol de la Verdad, luz


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que brilla en las tiniebla. La Virgen, recostada junto al pesebre, mira al espectador, invitándole a “entrar” en el Misterio. Abajo a la izquierda, San José, meditando; frente a él un personaje que suele interpretarse como el demonio, en un intento de apartarle de su misión. Al otro lado, dos mujeres lavando un niño, como para asegurarnos que Jesús necesita los cuidados normales de un pequeño. Con frecuencia se distingue a un anciano que se identifica con el profeta Isaías, el que anunció la encarnación del Hijo de Dios. En los flancos, dispersos por doquier, pastores, animales, vegetación… Todo queda transformado por esa luz dorada de la gloria que viene de lo alto y que al mismo tiempo parece surgir desde dentro de cada personaje. Es la Revelación del anonadamiento amoroso de Dios, representado como fruto de la religiosidad popular de los cristianos orientales desde hace muchos siglos. Dice San Pablo que la fe viene “por el oído”, es decir, por la predicación, por el anuncio del Evangelio. Pero importa mucho que los hechos que fundamentan la fe entren asimismo por los ojos. San Juan dice: “Lo que hemos visto con nuestros ojos os lo anunciamos”. También el árbol de Navidad puede ser un signo cristiano: embellecido con guirnaldas y espumillones, hojas y cintas rojas, campanillas, cascabeles, lucecillas, y coronado con la estrella de Belén. Todo él, símbolo del árbol de la Vida que es Jesús. Él es el verdadero regalo que Dios nos da. Nuestra pequeñez propiamente no podría darle nada. Paradójicamente podemos dar el “todo” de nuestra vida, en tantos detalles diarios con los que nos rodean. Y es que, en realidad, las figuras del Belén, de los iconos orientales o incluso el árbol de la Navidad somos cada uno, en las circunstancias de su vida, hoy y ahora. Para los niños es más fácil “meterse en el Belén”, por su imaginación más viva. Hay que enseñarles que esas figuras de barro o de plástico no son meras representaciones. Somos nosotros mismos. Podemos, sobre todo, querer tomar en brazos al Niño para mecerle o decirle cosas. Aprender de él –recordaba el entonces papa Benedicto XVI–, de su humildad, de su pobreza; querer llevarle –antes que los pastores y los Reyes Magos– pequeños regalos, sobre todo ser mejores, portarnos mejor. O hablar con María para felicitarla, y ayudar en su trabajo a José. Alabamos y damos gracias a Dios Padre en las alturas cantando el “gloria”, como los ángeles; llevamos al Niño un corderillo sobre los hombros, un poco de queso, leche o miel, algo de ropa, porque hace frío…, como cantan los villancicos populares. Los pastores –evocaba hace pocos días también el Papa– reciben el signo de un “niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”, como cumplimiento de las promesas de Dios para todos los hombres “en quienes Él se complace” (Lc 2,12-14). Tal vez no nos atrevamos más que a “ser” la mula y el buey (que dan algo de calor en aquél ambiente pobre e inhóspito); o un perrillo fiel con una mancha negra que le cubre parcialmente un ojo, y que vigila sin pestañear. O simplemente el riachuelo que pasa, o algunas piedras y arena del desierto. Y las luces que se apagan y se encienden –nuestra libertad para seguir a Dios–, menos la del Portal que está siempre encendida, porque la ha encen-

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dido Dios, que ha posado allí su estrella: la gran luz del amor que viene del Espíritu Santo y que quiere hacerse vida desde dentro del corazón de las personas. La estrella de Belén nos muestra a Dios que se ha hecho niño pequeño –dicen los santos– para que nos atrevamos a tratarle. Pero podría ser que nos mantengamos en nuestras casas, un poco al margen de todo lo que está sucediendo, iluminados a medias. Más o menos distraídos en un quehacer rutinario, interrumpido por un consumismo frenético que “desgasta” en lo material porque no tiene otras cosas más importantes que ofrecer. Porque no se da cuenta de que la Navidad es el acontecimiento que da sentido a la vida de cada persona y a la historia del mundo. Claro que para entender este “nacimiento” hay que cambiar, hacerse pequeños, volver a nacer uno mismo… ¿No es eso lo que hace Dios, o mejor, lo que ha hecho de una sola vez, pero de manera que tiene un valor siempre actual, y nos invita a participar de esa infancia que todo lo puede? Frente a un modo de “poner” y “vivir” el nacimiento de Dios en la tierra que muchos juzgarán sin duda de “ingenuo” –porque lo hace “vida” propia la inocencia de los niños–, está “la noche” de los que no saben o no quieren saber. Una noche que dura siglos, pero que debemos acortar en estos días; con la alegría que precede a la fiesta –¡que Dios nace es la razón de nuestra alegría y por tanto la causa de la fiesta!– y con la atención especial a los que nada tienen para dar, porque ellos mismos son “los pobres del Belén” en carne y hueso; pero quizá por su pobreza son más capaces que otros de reconocer al Dios hecho hombre. *Por Ramiro Pellitero, Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Universidad de Navarra

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“…Este Niño es el mismo Hijo de Dios” E

l misterio de la encarnación se reduce a un intercambio admirable entre la divinidad y la humanidad La venida del Hijo de Dios al mundo es un acontecimiento tan notable que Dios quiso irle preparando durante siglos; ritos y sacrificios, figuras y símbolos, todo lo hace converger en Jesucristo; le predice, le anuncia por medio de los profetas que se van sucediendo de generación en generación. Pero ahora es el Hijo mismo de Dios el que viene a instruirnos: «Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres... últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo». Porque Jesucristo no nació sólo para los judíos de su tiempo, sino que bajó del cielo por nosotros y por todos los hombres. La gracia que mereció en su nacimiento quiere repartirla entre todas las almas. Y para eso la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, ha hecho suyos los suspiros de los Patriarcas, las aspiraciones de los antiguos justos, y los anhelos del pueblo escogido, para ponerlos en nuestros labios y llenar nuestro corazón: Quiere prepararnos al advenimiento de Jesucristo, como si todos los años se renovase en nuestra presencia. Observad, pues, cómo, al conmemorar la Iglesia la venida de su divino Esposo al mundo, despliega toda la magnificencia de sus pompas, y celebra con todas las galas de su esplendor litúrgico el nacimiento del «Príncipe de la Paz» , del «Sol de Justicia» , que se levanta «en medio de nuestras tinieblas para iluminar a todo hombre» que viene a este mundo; además, concede a sus sacerdotes el privilegio, casi único en todo el año, de poder ofrecer tres veces el santo sacrificio de la misa. Estas fiestas son grandiosas y llenan de un encanto que embelesa: la Iglesia trae a nuestra mente el recuerdo de los ángeles que cantan en las alturas la gloria del recién nacido; el de los pastores, almas sencillas que acuden a adorarle en el pesebre; el de los Magos, que vienen del Oriente a tributarle sus adoraciones y ofrecerle ricos dones. Y, sin embargo, esta fiesta, como todas las de este mundo, es efímera, pasa, aunque se alargue por toda una octava. Y para la fiesta de un día»-por espléndida que ésta sea - ¿nos exige la Iglesia tan larga preparación? De ninguna

manera. Luego, ¿por qué? Porque sabe que la contemplación de este misterio encierra para nuestras almas una gracia de elección. Os dije al principio de estas conferencias que todos los misterios de Cristo, además de constituir un hecho histórico realizado en el tiempo, contienen también una gracia propia que sirve de alimento para sostener la vida del alma. ¿Cuáles, me preguntaréis, la gracia íntima del misterio de Navidad? ¿De qué gracia se trata, cuando quiere la Iglesia con sumo interés que nos dispongamos a recibirla? ¿Qué fruto hemos de sacar de la contemplación del Niño Dios?


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En la primera misa, la de la medianoche, nos le indica nuestra madre la Iglesia. Hecha la ofrenda del pan y del vino que dentro de breves momentos se convertirán, en virtud de las palabras de la consagración, en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, resume sus anhelos y votos en la siguiente oración: «Dígnate, Señor, aceptar la oblación que te presentamos en la solemnidad de este día, y haz que con tu gracia y mediante este intercambio santo y sagrado reproduzcamos en nosotros la imagen de Aquel que unió contigo nuestra naturaleza». Pedimos, pues, la gracia de tener parte en esta divinidad con la cual está unida nuestra humanidad. Hay como un intercambio: Dios, al encarnarse, toma nuestra naturaleza humana, y a cambio nos da una participación en su naturaleza divina. Este pensamiento, tan conciso en su forma, se halla expresado de modo más explícito en la secreta de la segunda misa: «Haz, Señor, que nuestras ofrendas sean conformes con los misterios de Navidad, que hoy celebramos, y así como el niño que acaba de nacer con naturaleza humana resplandece también como Dios, del mismo modo esta sustancia terrestre (a la que se une) nos comunique lo que hay en Él de divino». La gracia propia de la celebración del misterio de este día consiste en hacemos participantes de la Divinidad a la cual ha quedado unida nuestra humanidad en la persona de Jesucristo, y recibir este divino don por medio de esta misma Humanidad. Ya veis es como una transacción humano-divina: el niño que nace hoy es a la vez Dios, y la naturaleza humana, que Dios asume, le servirá de instrumento para comunicamos su divinidad. «Que, así como el Niño que acaba de nacer con naturaleza humana resplandece también como Dios; del mismo modo esta sustancia terrestre nos comunique lo que tiene de divino». Nuestras ofrendas serán «conformes a los misterios significados por la Natividad de este día», si mediante la contemplación de la obra divina en Belén y la recepción del Sacramento Eucarístico participamos de la vida eterna que Jesucristo quiere comunicamos por su Humanidad. «¡ Oh comercio admirable, cantaremos el día de la octava, el Creador del género humano, vistiéndose de un cuerpo animado se dignó nacer de una Virgen, y presentándose en el mundo como un hombre, nos ha hecho partícipes de su divinidad» Detengámonos unos instantes a admirar con la Iglesia este mutuo préstamo entre la criatura y el Creador, entre el cielo y la tierra, que constituye todo el fondo del misterio de Navidad. Consideremos los actos y la materia, y de qué modo se realiza; luego veremos los frutos que para nosotros se derivan, y finalmente las obligaciones que nos impone. 1. Primer acto de este intercambio: el verbo eter no nos pide una naturaleza humana para unirse a ella en unión personal: «creator... animatum corpus sumens» Trasladémonos a la gruta de Belén, y contemplemos al

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Niño reclinado en el pesebre. ¿Qué es a los ojos de un profano, de un habitante de la pequeña ciudad, que acudiera al establo de casualidad después de haber nacido Jesucristo? No vería más que un niño que acaba de nacer, y que tiene por madre a una mujer de Nazaret; es un hijo de Adán como nosotros, puesto que sus padres se han inscrito en los registros del empadronamiento; puede fijarse la línea de sus progenitores con todo detalle, desde Abraham a David, de David a José y a su madre. No es más que un hombre, mejor dicho, lo será, andando el tiempo, pues ahora no pasa de niño, un tierno niño que necesita un poco de leche para seguir viviendo. Tal aparece a "los sentidos aquella criatura, tan chica, que ven acostada en la paja. Muchos judíos, de hecho, no vieron en Él otra cosa. Más tarde oiréis a sus compatriotas que preguntan, admirados, dónde aprendió tanta sabiduría, porque para ellos, siempre fue el «hijo del carpintero» Pero los ojos de la fe ven en ese niño otra vida más alta que la simple vida humana; tiene una vida divina. Y, en efecto, ¿qué nos dice la fe sobre este punto? ¿Qué nos revela? La fe nos dice, en una palabra, que este Niño es el mismo Hijo de Dios, el Verbo, la segunda persona de la adorabilísima Trinidad, el Hijo que recibe de su Padre la vida divina, por medio de una comunicación inefable: «Así como el Padre tiene la vida en Sí mismo, así dio también al Hijo tener vida en Sí mismo». Posee la naturaleza divina con todas sus perfecciones infinitas. En los esplendores de los cielos, Dios engendra a este Hijo en una generación eterna. A esta divina filiación de Jesucristo en el seno del Padre se dirige en primer lugar nuestra adoración, y es la que celebramos en la Misa de medianoche. Al romper el día, a la aurora, el santo sacrificio celebrará el nacimiento de Jesucristo según la carne, en Belén, de la Santísima Virgen; y, finalmente, la tercera misa honra la venida de Jesucristo a nuestras almas. Envuelta enteramente en las nubes del misterio, la misa de medianoche comienza por estas palabras: «El Señor me ha dicho: Tú eres mi Hijo, a quien hoy engendré». Es el grito que se escapa del alma de Jesucristo unida a la persona del Verbo, y que por vez primera revela a la tierra lo que están oyendo los cielos desde toda la eternidad. Este «hoy» es el día de la eternidad, día que no conoce aurora ni ocaso. El Padre celestial contempla ahora a su Hijo Encarnado. El Verbo, por haberse hecho hombre, no deja de ser Dios, y hecho hijo del hombre, sigue siendo Hijo de Dios. La primera mirada que descansa en la persona de Cristo, el primer amor de que se ve rodeado, es la mirada y el amor de su Padre: «El Padre me ama» ¡Y qué mirada y qué amor! Jesucristo es el Unigénito del Padre; ahí está su gloria esencial; es igual y «consustancial al Padre, Dios de Dios, luz de luz». «Por Él fueron hechas todas las cosas y nada se hizo sin Él.» «Por este Hijo fueron creados los siglos; con el poder de su palabra sustenta a todos los seres. Él es quien desde el principio sacó de la nada la tierra, y los cielos obra son de sus manos; ellos envejecerán como

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de Belén y es el mismo que creó de la nada las naciones «que ante Él son como si no fuesen» Palamquefitpastoribus Pastor creatoromnium. El Pastor que todo lo creó, Se aparece a los pastores

un vestido, y se cambiarán como un manto, pero Él, ¡Él sigue siempre el mismo y sus años no acabarán!» Pues bien, este Verbo se encamó por nosotros: «Jesucristo nos ha nacido. Venid, adorémosle...». Un Dios reviste de nuestra humanidad; concebido por misteriosa operación del Espíritu Santo en el seno de María, Jesucristo fue engendrado de la más pura sustancia de la sangre de la Virgen, y esa vida que Ella le comunica le hace nuestro semejante: «El Creador del género humano se dignó nacer de una Virgen, y se hizo Hombre sin obra de varón.» Aquí está lo que nos dice la fe: este niño es el Verbo de Dios Encamado, es el creador del género humano, que ahora es hombre; si Él necesita un poco de leche para alimentarse, de su mano reciben también su alimento los pájaros del cielo: «El que alimenta a las aves, con un poco de leche se alimentó»: Parvoque lacte pastusest Per quemnec ales esurit. Contempla a este Niño recostado en el pesebre; cerrados sus ojos, duerme, sin manifestar al exterior todo lo que es; en apariencia es semejante a los demás niños, y, sin embargo, en ese mismo momento, en cuanto Dios, en cuanto Verbo eterno, juzgaba a las almas que ante Él comparecían. «Como hombre, está reclinado sobre unas pajas, y como Dios, sostiene el universo y reina en los cie los». Este Niño, que pronto comenzará a crecer, «el Niño crecía... y adelantaba en edad», es el Eterno «cuya naturaleza divina no cambia»: «Tú eres siempre el mismo y tus años no menguarán.» Aunque nacido en el tiempo, es anterior a todos los tiempos; se manifiesta a los pastores

De modo que ya lo veis: los ojos de la fe descubren dos vidas en este Niño; dos vidas unidas de manera in disoluble e inefable, porque de tal forma pertenece la naturaleza humana al Verbo, que no existe más que una sola persona, la persona del Verbo, que sustenta a la naturaleza humana con su propia existencia divina. Esta naturaleza humana es perfecta, no cabe duda: hombre perfecto; nada le falta de lo que esencialmente le compete. Este Niño tiene un alma como la nuestra, y un cuerpo semejante al nuestro también; las facultades de la inteligencia y voluntad, la imaginación, la sensibilidad, parecidas a las del hombre: y a lo largo de una existencia de treinta y tres años se revelará como una de tantas criaturas, muy auténticamente humana. No conocerá el pecado, eso no: «Hubo de asemejarse en todo a sus hermanos fuera del pecado». Esta naturaleza humana, perfecta en sí misma, conservará su actividad propia y nativo esplendor. Entre estas dos vidas de Jesucristo -la divina, que posee siempre por su nacimiento eterno en el seno del Padre, y la humana, que comenzó a tenerla en el tiempo, por su encarnación en el seno de una Virgen;no hay mezcla ni confusión. El Verbo, al hacerse Hombre, continúa siendo lo que era; lo que no era, lo toma de nuestra especie; pero sin absorber lo divino a lo humano, ni lo humano achicando a lo divino. La unión se realiza en tal forma, os lo he dicho ya bastantes veces, que no resulta más que una persona -la Persona divina- y que la naturaleza humana pertenece al Verbo, es la humanidad propia del Verbo: «Admirable es el misterio que se nos revela el día de hoy: uniéronse las dos naturalezas por un prodigio inaudito: Dios se hizo hombre: siguió siendo lo que era, y asumió lo que no era: y con todo eso, no sufrió mezcla ni división». Fuente: Jesucristo en sus misterios - Dom Columba Murmión


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José, padre y «salvador» del salvador del mundo

Cómo persuade el ángel a José Ahora, pues, ¿cómo persuade el ángel a José? Escuchad y admirad la sabiduría de sus palabras. Llega el ángel y le dice: José, hijo de David, no temas tomar a María tu mujer. Ante todo le recuerda a David, de quien había de venir Cristo. Y no le consiente estar turbado desde el momento que, por el nombre del más glorioso de sus antepasados, le trae a la memoria la promesa hecha a todo su linaje. Pues ¿por qué otro motivo pudo llamarle hijo de David? No temas —le dice—. No siempre habla Dios

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así. Cuando alguien quiso hacer algo inconveniente con la mujer de Abrahán, Dios emplea palabras de espanto y amenaza. Sin embargo, también allí se trataba de ignorancia, pues sin saber quién era había tomado Abimelec a Sara; y aun así, Dios le espantó. Aquí procede más blandamente. Muy grande era el asunto de que se trataba; mucha la diferencia entre los dos hombres. Por eso no había aquí necesidad de espanto. Al decir el ángel: No temas, da a entender que José había tenido miedo de ofender a Dios reteniendo consigo a una adúltera; pues, de no ser así, tampoco hubiera pensado en echarla de casa. El ángel, pues, le descubre a José y le pone delante cuanto había pensado y cuanto en su alma había sufrido, y por este medio le demuestra que viene de parte de Dios. Notemos también que, pronunciando el nombre de María, no se detuvo en él, sino que añadió: Tu mujer; nombre que no le hubiera dado si hubiera sido corrompida. Mujer quiere aquí decir «prometida», a modo que suele la Escritura llamar maridos a los pretendientes aun antes del casamiento. ¿Y qué quiere decir tomar? Quiere decir tenerla en casa, pues en su mente ya estaba repudiada. «Esta -le dice el ángel- que ya has espiritualmente repudiado, reténla contigo, pues te la entrega Dios, no sus padres; y te la entrega, no para casamiento sino para convivencia, y te la entrega por medio de mis palabras. Como Cristo la entregó más tarde a su discípulo, así ahora se la entrega el ángel a José.

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Sólo veladamente alude luego el ángel al asunto, y, sin nombrar la mala sospecha, la elimina de modo más noble y más conveniente a lo que era causa de los dolores de José. En realidad, el ángel le demuestra que justamente por lo que él temía y había pensado echarla de su casa, por eso debía tomarla y retenerla consigo. Con esto quedaba más que sobradamente deshecha toda su angustia. No sólo -le dice el ángel- es María ajena a toda ilegítima unión, sino que ha concebido por encima de la naturaleza. No sólo, pues, has de echar de ti todo miedo, sino que debes alegrarte sobremanera: Porque lo que en ella ha nacido es obra del Espíritu Santo. ¡Maravillosa palabra, que sobrepasa todo humano razonamiento y está por encima de las leyes de la naturaleza. ¿Cómo la creerá un hombre que nada oyera jamás de estas cosas? Por la revelación de lo que a él le había pasado, pues para este fin le reveló el ángel cuanto había habido en su alma: lo que había sufrido, lo que había temido y lo que había determinado hacer. Lo uno daba crédito a lo otro.

El nombre de Jesús Y no sólo por lo pasado, sino también por lo venidero, le lleva el ángel al mismo término: Y ella -le dice- dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. No pienses que, por ser la concepción de Cristo obra del Espíritu Santo, eres tú ajeno al servicio de esta divina economía. Porque, si es cierto que ninguna parte tienes en la generación y la Virgen permanece intacta; sin embargo, todo lo que dice con el padre sin atentar a la dignidad de la virginidad, todo te lo entrego a ti. Tal, ponerle nombre al hijo. Tú, en efecto, se lo pondrás. Porque, si bien no lo has engendrado tú, tú harás con él las veces de padre. De ahí que, empezando por la imposición del nombre, yo te uno íntimamente con el que va a nacer. Luego, porque nadie pudiera imaginar que se trataba de verdadera paternidad, escuchad con qué precisión añade el ángel: Dará a luz un hijo –dice-. No dijo: “Dará para ti a luz un hijo”, sino que lo dejó en el aire. Realmente no lo dio a la luz para él, sino para la tierra entera. Por la misma razón trajo el ángel del cielo el nombre de Jesús, dando a entender cuán maravillosa era su concepción por el hecho de ser Dios mismo quien, por ministerio de un ángel, enviaba a José el nombre que había de ponerse al niño, y a la verdad, no es éste un nombre puesto al azar, sino un tesoro de bienes infinitos. De ahí que el ángel mismo lo interpreta y en él funda las mejores esperanzas, y de este modo lleva también a José a que crea su mensaje. Frente a las buenas esperanzas, nos solemos inclinar más fácilmente, y ésas son las que con más gusto creemos. Asegurada la fe de José por todos estos motivos, por lo pasado, por lo por venir, por lo presente, por el honor mismo que se le concedía, muy oportunamente introduce el ángel al profeta que con su voto confirme todo lo otro.

Los bienes que nos vienen por Cristo Mas antes de introducir al profeta, el ángel nos anuncia

de antemano los bienes que habían de venir a la tierra por medio de Cristo. ¿Qué bienes son ésos? Dicho en una palabra: la destrucción del pecado: Porque Él salvará – dice- a su pueblo de los pecados de ellos. También aquí se nos muestra otra maravillosa. No se nos habla de guerras temporales ni de liberar al pueblo del dominio extranjero, sino que se nos da la buena noticia de algo mucho más importante: la liberación de nuestros pecados, cosa que a nadie había sido antes posible.

Panegírico de San José Aparecido, pues, el ángel, habla no con María, sino con José, y le dice: Levántate y toma al niño y a su madre. Aquí ya no le dice: «Toma a tu mujer». Había tenido lugar el parto, se había disipado la sospecha, José estaba asegurado en su fe; el ángel, por ende, puede hablar ya con libertad, y no llama suyos ni a la mujer ni al niño. Toma— le dice— al niño y a su madre y huye a Egipto. Y ahora la causa de la huida: Porque Herodes —le dice— ha de atentar a la vida del niño. Al oír esto, José no se escandalizó ni dijo: Esto parece un enigma. Tú mismo me decías no ha mucho que Él salvaría a su pueblo, y ahora no es capaz ni de salvarse a sí mismo, sino que tenemos necesidad de huir, de emprender un viaje y largo desplazamiento. Esto es contrario a tu promesa. Pero nada de esto dice, porque José es un varón fiel. Tampoco pregunta por el tiempo de la vuelta, a pesar de que el ángel lo había dejado indeterminado, pues le había dicho: Y estáte allí hasta que yo te diga. Sin embargo, no por eso se entorpece, sino que obedece y cree y soporta todas las pruebas alegremente. Bien es verdad que Dios, amador de los hombres, mezclaba trabajos y dulzuras, estilo que Él sigue con todos los santos. Ni los peligros ni los consuelos nos los da continuos, sino que de unos y otros va Él entretejiendo la vida de los justos. Tal hizo con José. Si no, mirad. Vio preñada a la Virgen, y esto le llenó de turbación y angustia suma, pues pudo sospechar que su esposa hubiera cometido un adulterio; pero inmediatamente se presentó el ángel, que le disipó la sospecha y quitó todo temor. Ve al niño recién nacido, y ello le procura la más grande alegría; pero bien pronto a esta alegría le sucede un peligro no pequeño: la ciudad se alborota, el rey se enfurece y busca matar al recién nacido. A este alboroto síguele pronto otra alegría: la aparición de la estrella y la adoración de los magos. Tras este placer, otra vez el miedo y el peligro: Porque busca -le dice el ángel- Herodes el alma o vida del niño. Y nuevamente el ángel da orden de huir y cambiar de sitio a lo humano, pues no era aún tiempo de hacer maravillas. Si el Señor hubiera empezado a hacer milagros desde su primera edad, no se le hubiera tenido por hombre. De ahí que tampoco se construye de golpe el templo de su cuerpo, sino que primero viene la concepción, luego la gestación por nueve meses, luego el parto, luego la leche de los pechos, el


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silencio por todo aquel tiempo; en fin, el Señor espera la edad conveniente de varón a fin de que por todos estos medios sea fácilmente aceptado el misterio de la encarnación. ¿Por qué, pues -me diréis-, se hicieron estos milagros desde el principio? Se hicieron en gracia a la madre, a José, a Simeón, que estaba ya para salir de este mundo; por los pastores, por los magos, por los judíos. Porque, si éstos hubieran querido atender con cuidado a lo que sucedió al principio, no hubieran sacado poco fruto para lo por venir. Fuente: Libro San José Patriarca del pueblo de Dios de Francisco Canals, texto: San Juan Crisóstomo (Homilía sobre San Mateo. 4.a, a. 6-7, 2-3. M. G. 57, 46-47, M. G. 57, 85-86, Edición bilingüe en griego y castellano en B.A.C., vol. 141).

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Año de San José

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El Papa Francisco convoca a un

"Año de San José" C

on la Carta apostólica Patris corde (Con corazón de padre), el Pontífice recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal y, con motivo de esta ocasión, a partir de hoy y hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a él. Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra: con estas palabras el Papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora. Lo hace en la Carta apostólica Patris corde (leer aquí), publicada con motivo del 150 aniversario de la declaración del Esposo de María como Patrono de la Iglesia Católica. De hecho, fue el Beato Pío IX con el decreto Quemadmodum Deus, firmado el 8 de diciem-bre de 1870, quien quiso este título para san José. Para celebrar este aniversario, el Pontífice ha convocado, desde

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hoy y hasta el 8 de diciembre de 2021, un "Año" especial dedicado al padre putativo de Jesús. En el trasfondo de la Carta apostólica, está la pandemia de Covid-19 que -escribe Francisco- nos ha hecho comprender la importancia de la gente común, de aquellos que, lejos del protagonismo, ejercen la paciencia e infunden esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad. Como san José, "el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta". Y sin embargo, el suyo es "un protagonismo sin igual en la historia de la salvación".

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Año de San José

Padre amado, tierno y obediente San José, de hecho, expresó concretamente su paternidad al haber hecho de su vida una oblación de sí mismo en el amor puesto al servicio del Mesías. De ahí su papel como "la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento ", "siempre ha sido amado por el pueblo cristiano" (1). En él, "Jesús vio la ternura de Dios", la ternura que nos hace “aceptar nuestra debilidad", porque "es a través y a pesar de nuestra debilidad" que la mayoría de los designios divinos se realizan. "Sólo la ternura nos salvará de la obra" del Acusador, subraya el Pontífice, y es al encontrar la misericordia de Dios, especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que podemos hacer "una experiencia de verdad y de ternura", porque “Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona” (2). José es también un padre en obediencia a Dios: con su "fiat" salva a María y a Jesús y enseña a su Hijo a "hacer la voluntad del Padre". Llamado por Dios a servir a la misión de Jesús, "coopera en el gran misterio de la redención y es verdaderamente un ministro de la salvación" (3). Padre en la acogida de la voluntad de Dios y del prójimo Al mismo tiempo, José es "un padre en la acogida", porque "acogió a María sin poner condiciones previas", un gesto importante aún hoy -afirma Francisco- "en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente". Pero el Esposo de María es también el que, confiando en el Señor, acoge en su vida incluso los acontecimientos que no comprende, dejando de lado sus razonamientos y reconciliándose con su propia historia. La vida espiritual de José no “muestra una vía que explica, sino una vía que acoge”, lo que no significa que sea "un hombre que se resigna pasivamente". Al contrario: su protagonismo es "valiente y fuerte" porque con "la fortaleza del Espíritu Santo", aquella "llena de esperanza", sabe “hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia”. En la práctica, a través de san José, es como si Dios nos repitiera: "¡No tengas miedo!", porque "la fe da sentido a cada acontecimiento feliz o triste" y nos hace conscientes de que "Dios puede hacer que las flores broten entre las rocas". Y no sólo eso: José "no buscó atajos", sino que enfrentó "‘con los ojos abiertos’ lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona". Por ello, su acogida “nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles” (4). Padre valiente y creativo, ejemplo de amor a la Iglesia y a los pobres Patris corde destaca "la valentía creativa" de san José, aquella que surge sobre todo en las dificultades y que da lugar a recursos inesperados en el hombre. "El carpintero de Nazaret -explica el Papa- sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia". Se enfrentaba a "los proble-

mas concretos" de su familia, al igual que todas las demás familias del mundo, especialmente las de los migrantes. En este sentido, san José es "realmente un santo patrono especial" de aquellos que, "forzados por las adversidades y el hambre", tienen que abandonar su patria a causa de "la guerra, el odio, la persecución y la miseria". Custodio de Jesús y María, José "no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia", de su maternidad y del Cuerpo de Cristo: cada necesitado, pobre, sufriente, moribundo, extranjero, prisionero, enfermo, es "el Niño" que José guarda y de él hay que aprender a "amar a la Iglesia y a los pobres" (5). Padre que enseña el valor, la dignidad y la alegría del trabajo Honesto carpintero que trabajó "para asegurar el sustento de su familia", José también nos enseña "el valor, la dignidad y la alegría" de "comer el pan que es fruto del propio trabajo". Este significado del padre adoptivo de Jesús le da al Papa la oportunidad de lanzar un llamamiento a favor del trabajo, que se ha convertido en "una urgente cuestión social", incluso en países con un cierto nivel de bienestar. "Es necesario comprender", escribe Francisco, "el significado del trabajo que da dignidad", que "se convierte en participación en la obra misma de la salvación" y "ocasión de realización" para uno mismo y su familia, el "núcleo original de la sociedad". Quien trabaja, colabora con Dios porque se convierte en "un poco creador del mundo que nos rodea". De ahí la exhortación del Papa a todos a "redescubrir el valor, la importancia y la necesidad del trabajo para dar lugar a una nueva ‘normalidad’ en la que nadie quede excluido". Mirando en particular el empeoramiento del desempleo debido a la pandemia de Covid-19, el Papa llama a todos a "revisar nuestras prioridades" para comprometerse a decir: “¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!” (6). Padre en la sombra, descentrado por amor a María y Jesús Siguiendo el ejemplo de la obra "La sombra del Padre" del escritor polaco JanDobraczyński, el Pontífice describe la paternidad de José respecto de Jesús como "la sombra del Padre celestial en la tierra". "Nadie nace padre, sino que se hace", afirma Francisco, porque se hace "cargo de él”, responsabilizándose de su vida. Desgraciadamente, en la sociedad actual "los niños a menudo parecen no tener padre", padres capaces de "introducir al niño en la experiencia de la vida", sin retenerlo ni "poseerlo", pero haciéndolo "capaz de elegir, de ser libre, de salir". En este sentido, José tiene el apelativo de "castísimo", que es "lo contrario a poseer": él, de hecho, "fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre", "sabía cómo descentrarse" para poner en el centro de su vida no a sí mismo, sino a Jesús y María. Su felicidad está "en el don de sí mismo": nunca frustrado y siempre confiado, José permanece en silencio, sin quejarse, pero haciendo "gestos concretos de confianza". Su figura es, por lo tanto, ejemplar, señala el Papa, en un mundo que "necesita padres y


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rechaza a los amos", que refuta a aquellos que confunden "autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción". El verdadero padre es aquel que "rehúsa la tentación de vivir la vida de los hijos" y respeta su libertad, porque la paternidad vivida en plenitud hace "inútil" al propio padre, "cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los senderos de la vida". Ser padre "nunca es un ejercicio de posesión", subraya Francisco, sino "un ‘signo’ que nos evoca una paternidad superior", al "Padre celestial" (7). La oración diaria del Papa a san José y ese "cierto reto" Concluida con una oración a san José, Patris corde revela también, en la nota número 10, un hábito de la vida de Francisco: cada día, de hecho, "durante más de cuarenta años", el Pontífice recita una oración al Esposo de María "tomada de un libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas de Jesús y María". Es una oración que "expresa devoción y confianza" a san José, pero también "un cierto reto", explica el Papa, porque concluye con las palabras: “Que no se diga que te haya invocado en vano, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder”. Indulgencia plenaria para el "Año de San José" Junto a la publicación de la Carta apostólica Patris corde, se ha publicado el Decreto de la Penitenciaría Apostólica que anuncia el "Año de San José" especial convocado por el Papa y la relativa concesión del "don de indulgencias especiales". Se dan indicaciones específicas para los días tradicionalmente dedicados a la memoria del Esposo de María, como el 19 de marzo y el 1 de mayo, y para los enfermos y ancianos "en el contexto actual de la emergencia sanitaria".

Ver Especial del Año de San José en la web

www.obispadodesanbernardo.cl

Fuente: Vatican News - Ciudad del Vaticano

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Año de San José

DECRETO Se concede el don de indulgencias especiales con ocasión del Año de San José, convocado por el Papa Francisco para celebrar el 150 aniversario de la proclamación de San José como patrono de la Iglesia universal. La indulgencia plenaria se concede en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) a los fieles que, con espíritu desprendido de cualquier pecado, participen en el Año de San José en las ocasiones y en el modo indicado por esta Penitenciaría Apostólica. a. San José, auténtico hombre de fe, nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar nuestra fidelidad a la oración, a escuchar y responder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios. La Indulgencia plenaria se concede a aquellos que mediten durante al menos 30 minutos en el rezo del Padre Nuestro, o que participen en un retiro espiritual de al menos un día que incluya una meditación sobre San José; b. El Evangelio atribuye a San José el título de "hombre justo" (cf. Mt 1,19): él, guardián del "íntimo secreto que se halla en el fondo del corazón y del alma"[1], depositario del misterio de Dios y, por tanto, patrono ideal del foro interior, nos impulsa a redescubrir el valor del silencio, de la prudencia y de la lealtad en el cumplimiento de nuestros deberes. La virtud de la justicia practicada de manera ejemplar por José es la plena adhesión a la ley divina, que es la ley de la misericordia, «porque es precisamente la misericordia de Dios que lleva a cumplimiento la verdadera justicia»[2]. Por lo tanto, aquellos que, siguiendo el ejemplo de San José, realicen una obra de misericordia corporal o espiritual, también podrán lograr el don de la Indulgencia plenaria; c. El aspecto principal de la vocación de José fue ser custodio de la Sagrada Familia de Nazaret, esposo de la Santísima Virgen María y padre legal de Jesús. Para que todas las familias cristianas sean estimuladas a recrear el mismo clima de íntima comunión, amor y oración que se vivía en la Sagrada Familia, se concede la Indulgencia Plenaria por el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios. d. El 1 de mayo de 1955, el Siervo de Dios Pío XII instituyó la fiesta de San José obrero, "con la intención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo y que ella inspire la vida social y las leyes fundadas sobre la equitativa repartición de derechos y de deberes”.[3]. Podrá, por lo tanto, conseguir la indulgencia plenaria todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José y a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del obrero de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y el trabajo de todos sea más digno. e. La huida de la Sagrada Familia a Egipto "nos muestra Dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde huye, donde experimenta el rechazo y el abandono”[4]. Se concede la indulgencia plenaria a los fieles que recen la letanía de San José (para la tradición latina), o el Akathistos a San José, en su totalidad o al menos una parte de ella (para la tradición bizantina), o alguna otra oración a San José, propia de las otras tradiciones litúrgicas, en favor de la Iglesia perseguida ad intra y ad extra y para el alivio de todos los cristianos que sufren toda forma de persecución. Con el fin de reafirmar la universalidad del patrocinio de la Iglesia por parte de San José, además de las ocasiones mencionadas, la Penitenciaría Apostólica concede una indulgencia plenaria a los fieles que recen cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José, por ejemplo "A ti", oh bienaventurado José", especialmente el 19 de marzo y el 1 de mayo, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el domingo de San José (según la tradición bizantina), el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina. En el actual contexto de emergencia sanitaria, el don de la indulgencia plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los moribundos y todos aquellos que por razones legítimas no pueden salir de su casa, los cuales, con el ánimo desprendido de cualquier pecado y con la intención de cumplir, tan pronto como sea posible, las tres condiciones habituales, en su propia casa o dondequiera que el impedimento les retenga, recen un acto de piedad en honor de San José, consuelo de los enfermos y patrono de la buena muerte, ofreciendo con confianza a Dios los dolores y las dificultades de su vida. Para que el logro de la gracia divina a través del poder de las Llaves sea facilitado pastoralmente, esta Penitenciaría ruega encarecidamente que todos los sacerdotes con las facultades apropiadas se ofrezcan con un ánimo dispuesto y generoso a la celebración del sacramento de la Penitencia y administren a menudo la Sagrada Comunión a los enfermos. Este decreto es válido para el Año de San José, no obstante cualquier disposición en contrario. Dado en Roma, por la Sede de la Penitenciaría Apostólica, el 8 de diciembre de 2020.


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Eutanasia: derrota social y cultura de la muerte

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nte la tramitación política del Proyecto de Ley de Eutanasia aprobado en general por la Cámara de Diputados, queda una vez más de manifiesto el secularismo en Chile, manifestado como laicismo y relativismo moral, que intenta día a día expulsar a Dios de la Sociedad y relegarlo a la esfera intima e individual del hombre; así se siguen imponiendo leyes que no solo no respetan la Ley Natural, sino que tampoco no respetan la Ley Divina, presentando la eutanasia como un triunfo. La eutanasia no es un triunfo, la imposición de la muerte por ley no puede ser celebrada, la eutanasia no es un signo de civilización, no es un signo de progreso, puede dar esta falsa apariencia, porque parece que es una forma de luchar contra el dolor, en lo que, por cierto, la medicina ha adelantado muchísimo. Lo que ocurre es que no se puede fundamentar la dignidad humana en la ausencia del dolor. Lo indigno es basar la dignidad del hombre en el hecho de que no sufra. La dignidad humana se fundamenta en la dignidad personal. La verdadera dignidad, piedad, compasión, no consiste en quitar la vida al que sufre, sino en ayudarle. Lo humano no es matar a los disminuidos, a los enfermos, a los moribundos, sino estar junto a ellos. La negación de la licitud al suicidio asistido no implica una violación al derecho a la libertad. porque ésta no es el poder para hacer cualquier cosa, sino que tiene que estar al servicio del bien de la misma persona. La libertad es para hacer el bien. La vida es un bien que supera el poder tanto del individuo como el del estado, por la misma dignidad del ser humano la eutanasia en inmoral.

La eutanasia 2276 Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible. 2277 Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y excluir siempre (cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Iura et bona).

2278 La interrupción de tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los resultados puede ser legítima. Interrumpir estos tratamientos es rechazar el “encarnizamiento terapéutico”. Con esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla. Las decisiones deben ser tomadas por el paciente, si para ello tiene competencia y capacidad o si no por los que tienen los derechos legales, respetando La enseñanza de la Iglesia sobre cómo enfrentar los mo- siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del mentos finales de esta vida padeciendo una enfermedad paciente. grave, la Eutanasia en el Catecismo de la Iglesia Católica señala:

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Eutanasia

¿Se puede resumir en pocas palabras cuál es la doctrina de la Iglesia sobre la actitud ante el final de esta vida? Fragmento del documento «Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida». Subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Pida. (4 de diciembre de 2019)

De manera resumida, puede formularse en estos enun- de la muerte y acompañar hasta el final. No hay enfermos ciados: «incuidables», aunque sean incurables. 9. La sedación paliativa será éticamente aceptable cuan1. Nunca es lícito causar la muerte de un enfermo, ni do exista una indicación médica correcta, se hayan agosiquiera para evitarle el dolor y el sufrimiento, aunque él tado los demás recursos terapéuticos, se haya informado lo pida expresamente. Ni el paciente, ni el personal sa- y dialogado con el paciente y su familia y contado con su nitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o consentimiento. La sedación paliativa consiste en admiprovocar la muerte de una persona. nistrar fármacos en la dosis y combinaciones adecuadas, 2. No es lícita la acción u omisión que por su naturaleza con la finalidad de disminuir la conciencia en un paciente y en la intención causa la muerte con el fin de evitar cual- en fase avanzada o terminal, para aliviar el sufrimiento quier dolor (Cf. FY 65). causado por síntomas refractarios. No debe conllevar la 3. No es licito prolongar a toda costa la vida de un pa- suspensión de los cuidados básicos y debe ser periódiciente ante la certeza moral que ofrecen los conocimien- camente evaluada. Previamente hay que posibilitar al tos médicos de que los procedimientos aplicados ya no paciente que pueda resolver sus eventuales obligaciones proporcionan beneficio al enfermo y solo sirven para personales, civiles, profesionales, familiares, morales y prolongar inútilmente la agonía. religiosas. 4. No es licito omitir los cuidados generales básicos: ali10. Las instituciones públicas deben servir y tutelar toda mentación, hidratación, aseo, cambios posturales, anal- vida humana, más allá de cualquier condicionamiento. gesia, etc. La vida humana es un bien que supera el poder de dis5. Una persona puede firmar un documento para mani- posición de cualquier persona o institución. La eutanasia festar por anticipado su voluntad sobre los tratamientos constituye una derrota social y un exponente de la cultura que desea recibir cuando, por el deterioro de su salud, se del descarte. encuentre mentalmente incapacitado. Este documento de voluntades anticipadas debe respetar la dignidad de la persona, debe atenerse a las normas de la buena práctica médica y no debe contener indicaciones eutanásicas o de obstinación terapéutica. 6. Ante una persona que se acerca a la muerte, se deben evitar aquellas intervenciones que alteran la necesaria serenidad que precisa el enfermo, lo aíslan de cualquier contacto humano con familiares o amigos, y acaban por impedirle que se prepare interiormente a morir en un clima y en un contexto auténticamente humano y, en su caso, cristiano. 7. El personal médico debe adaptar los diagnósticos y tratamientos a la situación clínica del paciente para no caer en la obstinación. Es lo que se ha llamado «adecuación de los cuidados». Consiste en ajustar, no iniciar o suspender tratamientos o pruebas diagnósticas que se consideran clínicamente inútiles. Esta decisión conlleva la instauración de los cuidados paliativos adaptándolos a la evolución clínica del paciente. 8. Ciertamente, lo propio de la medicina es curar. Pero también lo es cuidar, aliviar y consolar. Siempre hay que cuidar y consolar, pero quizás más al final de esta vida. La medicina paliativa se propone humanizar el proceso


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Obispos invitan a un gran esfuerzo para renovar la esperanza En su mensaje conclusivo de la 121ª asamblea plenaria, la Conferencia Episcopal de Chile afirma que no hay razones que avalen desoír el clamor de una gran mayoría que se expresó de modo pacífico y acudió a las urnas a manifestar su voz. Mensaje Completo Testigos de esperanza en un nuevo tiempo para Chile “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 2,78-79). 1. Nuestro país vive momentos intensos que afectan y comprometen a las personas y sus familias, en una compleja situación sanitaria, económica, social y política, y en un relevante proceso constituyente marcado por el gran anhelo de una sociedad más justa y equitativa. 2. Por la sorpresiva llegada del covid-19, debimos modificar nuestras formas de vida y hacer sacrificios para cuidarnos, brindar apoyo y solidaridad a los más desvalidos, y dar pasos audaces hacia la superación de los conflictos. Sin embargo, persisten situaciones de violencia sostenida, con especial impacto en mujeres y menores de edad, en sectores de escasos recursos prisioneros por el narcotráfico, y en la herida permanente que sangra en la región de la Araucanía. El trato denigratorio en el debate político y la debilidad de liderazgos sólo avivan el encrispamiento de la vida social. Estas situaciones dan cuenta de un necesario cuestionamiento ético a nuestros comportamientos y actitudes como sociedad. Invitamos humildemente a los responsables del quehacer público, a asumir los desafíos que como país tenemos, pensando especialmente en los más pobres y vulnerables. 3. No podemos dejar que la agresión y el amedrentamiento se impongan como forma legítima de convivir. Una inmensa mayoría lucha todos los días por un futuro más digno para las generaciones venideras, y lo procura con respeto a los demás en el presente. Esa gran mayoría se ha expresado de modo pacífico y acudió a las urnas a manifestar su voz. No hay razones que avalen desoír ese clamor. Lo que nos corresponde a todos es ayudar a que el camino trazado se realice en paz y limpiamente. Como lo hemos señalado, quienes están llamados al servicio de

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la política, en sus diversas expresiones, reciben un mandato que es sobre todo de servicio al bien común de la sociedad, y ello exige abrirse al diálogo sincero y franco. También en la Iglesia, nosotros como pastores, aportamos nuestra disponibilidad de escucha a lo que el Pueblo de Dios quiera manifestarnos. 4. Los cristianos estamos llamados a participar en los asuntos relevantes de la comunidad (Cfr. Flp 4,8). Así como nos han movilizado la solidaridad en tiempos de escasez y pandemia, el apoyo a los migrantes y la preocupación por la crisis climática; hoy el proceso constituyente nos incumbe a todos. A lo largo de los siglos pueblos diversos, entre ellos el nuestro, han sido iluminados por los valores y principios del Evangelio, especialmente el amor a Dios y al prójimo, la dignidad inalienable de todo ser humano, la justicia, la paz, el bien común y otros tantos valores muy apreciados. Confiemos en que los actores democráticamente elegidos por la ciudadanía sabrán traducir dichos valores en una Carta fundamental, en leyes y en decisiones que respeten valores humanos para el bien de todos. 5. Les invitamos a un gran esfuerzo para renovar la esperanza, la de cada persona en su familia y sus entornos educativos, laborales y comunitarios. Al comenzar este tiempo de Adviento, contemplemos con humildad el misterio de Dios-con-nosotros (Cfr. Mt 1,22-23), el Hijo de Dios, Jesús, hijo de María, nacido en un establo sencillo (Cfr. Lc 2,6-7). ¡Eso es Navidad! Así queremos nuestra vida: austera, honesta, afectuosa (Cfr. Tit 2,11-14). Así queremos nuestro Chile: humilde, generoso, fraterno. Preparemos nuestro corazón orando con este texto que el Papa Francisco nos sugiere en su luminosa encíclica Fratelli tutti : “Señor y Padre de la humanidad, que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal. Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz”. La 121ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile Santiago, 25 de noviembre de 2020.

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Testimonios de madres de niños con Síndrome de Down «Aunque dejamos muy claro que el aborto no era una opción para nosotros, nos lo ofrecieron 15 veces» BBC News recoge el testimonio de tres madres de niños con Síndrome de Down que fueron presionadas para abortar y quieren que el sistema público de salud deje de hacerlo en el futuro, además de ofrecer apoyo para cuidar a sus hijos. El 90% de las mujeres británicas cuyos fetos son diagnosticados con síndrome de Down optan por abortar, que es legal hasta el momento del nacimiento. Pero los activistas provida dicen que a los futuros padres se les dan consejos anticuados y se les anima a terminar con el embarazo. BBC habló con tres madres que quieren que el sistema cambie.

«Solo me daban apoyo si elegía la opción del aborto» Jaxon Buckmaster es, en muchos sentidos, un típico niño de seis años. Le encanta nadar, los coches, los dinosaurios, Mickey Mouse y actuar con su grupo de teatro musical. Es el menor de cinco hermanos y puede describírsele como «un pequeño comediante» con un sentido del humor «realmente descarado». Jaxon también tiene síndrome de Down, lo que significa que tiene un cromosoma extra y una discapacidad de aprendizaje. «Le lleva más tiempo llegar a la siguiente etapa, pero lo celebramos mucho más porque es un gran logro para él», dice su madre, Lorraine. Jaxon es un estudiante excelente en su escuela convencional, donde tiene muchos amigos y no padece otras enfermedades. Por eso Lorraine no puede entender por qué las matronas eran tan negativas sobre esta condición cuando estaba embarazada. La ecografista le explicó que si el bebé mostraba marcadores de la afección, el siguiente paso sería una amniocentesis, una prueba que conlleva una pequeña posibilidad de aborto espontáneo. «Le dije que no, que no estábamos interesados, en parte porque habíamos perdido un bebé el año anterior. Su respuesta fue bastante agresiva y dijo: 'las mujeres como tú me ponen mala. ¿Para qué te haces pruebas si no vas hacer algo al respecto?'» Descubrió que Jaxon podría tener síndrome de Down después de hacerse pruebas adicionales y un análisis de sangre recomendado debido a su edad. «Tenía 45 años en ese momento y sabía que habría una mayor probabilidad, pero no me importaba», dice. «La matrona dijo que tardaríamos más en ver a Jaxon en la pantalla, así que hicimos caso». Más tarde, la matrona llamó por teléfono, diciendo que «lo sentía mucho» pero que tenía «muy malas noticias», confirmando que el bebé tenía un 20% de riesgo de tener síndrome de Down. Lorraine y su esposo Mark rechazaron todas las pruebas adicionales.Querían tener a su bebé, sin importar nada.

«Solo me daban apoyo si elegía la opción del aborto, que es lo que supusieron, pero cuando dije que quería quedarme con Jaxon perdieron el interés», agrega Lorraine. Jaxon fue diagnosticado al nacer y Lorraine dice que la familia nunca se arrepintió. Dice que sus hermanos lo adoran y se pelean por quién cuidará de él cuando sean mayores. «Quiero que se case, trabaje y tenga un futuro normal», dice.«Sabemos que siempre necesitará apoyo, pero realmente creemos que llevará una vida plena. Es un showman, un verdadero animador y creemos que terminará en el escenario».


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«A las 38 semanas, me dijeron que todavía estaba a tiempo de abortar»

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urante todo su embarazo, Emma Mellor se sintió presionada para que abortara a su hija Jaimie. Con 24 años en ese momento, ya tenía un hijo pequeño con su esposo Steve. «Con toda honestidad, aunque dejamos muy claro que el aborto no era una opción para nosotros, nos lo ofrecieron 15 veces. Realmente nos presionaron y parecían querer que abortáramos», dice. En sus pruebas a las 20 semanas, le dijeron a Emma que su hija tenía algo de líquido en el cerebro. Los médicos dijeron que era probable que tuviera una discapacidad. «A partir de ese momento, nos recomendaron que abortáramos y nos dijeron que pensáramos en el efecto sobre nuestro hijo y su calidad de vida». En ese momento, su hijo Logan estaba en lista de espera para una cirugía tras haber nacido con un agujero en el corazón. Emma explica que no podían imaginarse acabar con la vida de su hija con una inyección en el corazón para evitar que latiera, el método de aborto que se recomienda después de 22 semanas de embarazo, al tiempo que esperaban para que un cirujano arreglara el de su hijo. «Nos inspiró para tomar la decisión correcta. Decidimos seguir adelante y esperar lo mejor». A las 32 semanas, una prueba mostró que tenía síndrome de Down y los médicos le recordaron a Emma varias veces que podían abortar legalmente hasta el nacimiento. «A las 38 semanas, los médicos dejaron muy, muy, muy claro que si cambiaba de opinión en la mañana del parto les avisara, porque no era demasiado tarde», cuenta. «Me

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dijeron que hasta que mi bebé no empezara a descender por el canal de parto, aún podía abortar». Cuando nació Jaimie, le dijeron a Emma que tenía síndrome de Down, pero que por lo demás estaba sana. Cinco años después, Jaimie es «la mejor amiga» de su hermano y asiste a una escuela normal, donde está por delante de algunos de sus compañeros en lectura. «Le encanta bailar y hacer gimnasia. Tiene algunas dificultades, pero es como cualquier otro niño de su edad. Ilumina la habitación y la gente simplemente se acerca a ella». «Cuando recibimos el diagnóstico, estaba preocupada por su futuro. Sin duda, a medida que envejezca se encontrará con algunos desafíos, pero continuamente demuestra que no debe ser subestimada. Jaimie puede hacer cualquier cosa que se proponga».

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«Empecé a preguntarme qué tiene de malo que tenga síndrome de Down» Hace 16 años, Nicola Enoch estaba segura de que no quería un bebé con síndrome de Down. Embarazada a los 39 años, descubrió que había una mayor probabilidad de que esto sucediera después de una prueba de detección y pidió cita para una amniocentesis. Sin embargo, la canceló en el último minuto. Después de haber sufrido cuatro abortos espontáneos, le preocupaba que la prueba le hiciera perder el bebé. Cuando nació Tom, Nicola estaba eufórica. Pero al día siguiente, un pediatra le preguntó si pensaba que tenía un aspecto normal. A Tom le diagnosticaron síndrome de Down y el mundo de Nicola se vino abajo. «No me ofrecieron absolutamente ningún apoyo para cuidarlo», dice. «Sentí una completa y absoluta desesperación. Quedé devastada». Nunca podría subirse a un tobogán, dijeron los médicos, mientras una matrona rompía a llorar. Nicola se distanció cada vez más de su bebé y pensó en darlo en adopción. «Estaba muy triste por el bebé que había esperado y aterrorizada por el futuro, y de hecho me preguntaba si sería mejor para todos nosotros si Tom no sobrevivía», dice. El vínculo maternal de Nicola se había «roto» y le llevó más de un año volver a enamorarse de su hijo. «Empecé a preguntarme, '¿qué tiene de malo que tenga síndrome de Down?'» Tom, ahora de 16 años, es alumno de educación general. Nicola lo describe como «encantador, ingenioso y carismático». Es fan del equipo de fútbol West Bromwich Albion, también disfruta del golf, el esnórquel y el kayak, y espera conseguir un trabajo y casarse. Nicola dice que cancelar la amniocentesis fue la mejor decisión que tomó. «Estoy aterrorizada con la idea de que podría haber terminado con la vida de Tom. Me hicieron creer que tendría un impacto negativo en nuestras vidas, pero las ha enriquecido y sin duda somos mejores personas por tenerlo». Nicola dirige una organización benéfica llamada The Ups and Downs, que apoya a más de 70 familias, y creó un sitio web llamado Positive About Down Syndrome. También ha publicado varios libros, distribuido publicaciones en las unidades de maternidad en toda Inglaterra, impartido sesiones de formación para el Sistema Público de Salud y ha conseguido que se modifiquen los consejos de su web. Nicola dice que está preocupada que los padres tomen decisiones de vida o muerte basándose en una información desactualizada. También cree que la existencia del síndrome de Down está amenazada por un nuevo análisis de sangre llamado prueba prenatal no invasiva. Se ofrecerá a mujeres cuyas pruebas iniciales muestren una mayor probabilidad de tener un bebé con síndrome de Down. Fuente: Infocatolica.com


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Sopa de Letras Descubre las siguientes palabras que se encuentran en forma vertical, horizontal y diagonal que están relacionadas con la fiesta de Navidad.

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1) Ángeles 2) Burro 3) Buey 4) Estrella 5) Herodes 6) María 7) Mesías 8) Ovejas 9) Paja 10) Pastores

11) Pesebre 12) Reyes Magos 13) San José 14) Jesús 15) Belén

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Entretención

Altar familiar en Navidad “Navidad es acoger a un Dios que se hace niño y nos dona esperanza” Compartimos el Altar familiar que pueden utilizar en esta navidad para orar todos unidos.

Señor Jesús, Tú eres amor y vida. Has querido nacer como todos nacemos de una mujer.

CONSAGRACIÓN DEL ALTAR FAMILIAR

De esta forma has bendecido a la familia. Haz que cada familia se convierta en verdadero santuario de vida y de amor.

“Padre de amor infinito, como familia te adoramos, bendecimos y damos gracias por tu presencia nuest vidas. en nuestras

Haz que tu gracia guíe los pensamientos g y las obras de los esposos, hacia el bien de sus familias. Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia una fuente de apoyo para su crecimiento en la verdad y en el amor.

Te pedimos que consagres nuestro altar familiar, para que sea un lugar de encuentro contigo, desde donde nos bendigas y acompañes junto a tu Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo” Amén

Haz que los niños sean esa semilla de esperanza en la familia y así con nuestro amor, se renueve su inocencia. Haz que el amor santificado por la gracia del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis. Amén.

ORACIÓN SIMPLE PARA SER LIBERADOS DE LA EPIDEMIA Te rogamos, Señor Jesús, que oigas con clemencia nuestras oraciones, para que los que estamos justamente afligidos por nuestros pecados y padecemos los peligros pelig de esta epidemia que azota al mundo y ha llegado a nuestra Patria, nos veamos misericordiosamente libres de ella, por la gloria de tu nombre y para que, expulsada lejos de nosotros por tu poder, a nadie dañe y se aparte definitivamente. definiti Por Cristo Señor Nuestro. Amén


Vocaciones

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4ª parte:

¿Cómo descubrir tu vocación?

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eguimos reflexionando sobre los elementos para un discernimiento vocacional expuestos por el Papa en la “Christusvivit”. Hoy meditaremos en que toda vocación es la llamada de un amigo. El n° 287 de esta Exhortación Apostólica comienza afirmando: “Para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor. Y eso mejor no necesariamente es lo más caro o difícil de conseguir, sino lo que uno sabe que al otro lo alegrará.” Cristo nos llama a un estado de vida particular, en el que verdaderamente seremos feliz, pues para ello fuimos creados. Por eso es que la búsqueda y hallazgo de la propia vocación es fuente de alegría, es un regalo de nuestro amigo divino Jesús. Dice el Papa: “si tiene planeado regalarte [El Señor] una gracia, un carisma que te hará vivir tu vida a pleno y transformarte en una persona útil para los demás, en alguien que deje una huella en la historia, será seguramente algo que te alegrará en lo más íntimo y te entusiasmará más que ninguna otra cosa en este mundo. No porque lo que te vaya a dar sea un carisma extraordinario o raro, sino porque será justo a tu medida, a la medida de tu vida entera”. El te llama para algo, una misión que Dios mismo irá capacitando en ti. “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. (Jn 15,14-16)

Este regalo de la vocación tiene sus exigencias. “Los regalos de Dios son interactivos y para gozarlos hay que poner mucho en juego, hay que arriesgar. Pero no será la exigencia de un deber impuesto por otro desde afuera, sino algo que te estimulará a crecer y a optar para que ese regalo madure y se convierta en don para los demás. Cuando el Señor suscita una vocación no sólo piensa en lo que eres sino en todo lo que junto a Él y a los demás podrás llegar a ser.” (n° 289). Ya que estamos prontos a celebrar la Navidad, es muy oportuno pedir este regalo a nuestro Salvador: descubrir mi vocación y gracia para vivirla, así también para otros, sobre todo los jóvenes, escuchen la llamada de Cristo a seguirle.

¿Y SI CRISTO TE LLAMARA A SEGUIRLE? Contáctanos: pvocacionalseminario@gmail.com Facebook Seminario San Pedro Apóstol Visita nuestro Canal de Youtube, donde encontrarás testimonios vocacionales de nuestros seminaristas. Mateo de Toro y Zambrano 112, Swan Bernardo. Fono 228572199

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Vicaría Educación

El Rey está por venir! En la espera del Señor Las ansias y los bellos recuerdos que nos trae la Navidad son un factor común en todos. Nos gusta estar preparados para aquella fecha, tener un árbol lleno de adornos, tener la casa decorada, vestirnos con nuestra mejor tenida, pero ¿Qué hay de nuestra alma?, ¿Qué hay del pesebre que le tenemos preparado al Señor en nuestro interior?, ¿Realmente nos preparamos espiritualmente para recibirlo? Toda preparación debe parecernos poca, y toda delicadeza insuficiente para recibir a Jesús. Así exhortaba San Juan Crisóstomo a sus fieles para que se dispusieran dignamente a recibir la Sagrada Comunión: « ¿Acaso no es un absurdo tener tanto cuidado de las cosas del cuerpo que, al acercarse la fiesta, desde muchos días antes prepares un hermosísimo vestido..., y te adornes y embellezcas de todas las maneras posibles, y, en cambio, no tengas

ningún cuidado de tu alma, abandonada, sucia, escuálida, consumida de hambre...?». Jesús siempre nos espera en la oración, en el templo, en la Santa Misa, en los sacramentos, en el prójimo, en el Santísimo. Pero y nosotros, ¿Lo esperamos? Debemos recordar que Cristo viene a nacer nuevamente en cada uno de nosotros en la Navidad. Por eso debemos prepararnos debidamente para recibirlo, tal como en la Eucaristía al comulgar. Es por esto, que Él también nos alienta a que caminemos con los pastores luego que los ángeles les anunciaran el nacimiento del Niño Dios, en plena noche, vigilantes, dirigiendo nuestra mirada hacia aquella luz que sale de la gruta de Belén. ¡Prepara tu alma, haz un pesebre en Él y en ti un nuevo Belén! “Salgamos con corazón limpio a recibir al Rey supremo, porque está por venir y no tardará” Antonio Gómez, parroquia NS del Carmen Felipe Ortiz, parroquia San José patriarca Encargados zonales de pastoral de juventud

Fiesta de Cristo Rey

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l pasado sábado 21 de noviembre la pastoral juvenil de la Diócesis realizó la Tradicional celebración de Cristo Rey del universo pero en esta ocasión, muy diferente a la de todo los años, ya que en gran parte de ella se realizó online a través de las redes sociales. La misa fue celebrada como es costumbre en la Catedral de San Bernardo y presidida por Monseñor Juan Ignacio González.. Como Pastoral Juvenil diocesana, queremos agradecer a los sacerdotes y religiosas, pero sobre todo agradecer a los jóvenes de nuestra diócesis por su entrega en esta y en todas las actividades que realizamos durante todo este año de manera remota.


Vicaría Educación

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Profesores y profesoras con

“Corazón de Padre” Muy queridos profesores y profesoras: Les escribo estas palabras a las puertas de término de año e inicio de uno nuevo. Creo que no es necesario describir lo que hemos vivido, ya que para todos es patente, y el agobio puede ser la característica común, aunque junto a María y José esperamos contra toda esperanza, unidos en el amor del Corazón de Jesús misericordioso. Les adjuntamos el programa para nuestro Curso de Perfeccionamiento de verano 2021, año en que además celebramos con toda la Iglesia a San José, según la convocatoria que ha realizado el Santo Padre el 08 de diciembre de 2020, día de la Inmaculada, en la Carta Apostólica PatrisCorde (Con Corazón de Padre). El documento del Papa comienza diciendo: “Con corazón de padre (Patriscorde): así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»”, ante lo cual de inmediato les diré, así es como los profesores han de amar a sus alumnos: con corazón de padre y de madre... Dice el Papa: “Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él” (P.C.7). Como lo hacen ustedes, mis queridos profesores. Para vivir esta paternidad, QUE ES PROPIA DE TODO EDUCADOR, tengamos presente algunas características de la vida de San José que nos explica el Papa. 1.- San José es un Padre amado: “Su paternidad se manifestó concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida…”. 2.- Padre en la ternura. Jesús vio la ternura de Dios en José. Muchas veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de nuestra debilidad… Si esta es la perspectiva de la economía de la salvación, debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura”, porque de los que son como niños es el Reino de los cielos. 3.- Padre en la obediencia. En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní…, de este modo él coopera en la plenitud de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente “ministro de la salvación”». 4.-Padre en la acogida. José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente y fuerte. Sólo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida

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tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia. Como Dios dijo a nuestro santo: «José, hijo de David, no temas» (Mt 1,20). 5.- Padre de la valentía creativa…la “buena noticia” del Evangelio consiste en mostrar cómo, a pesar de las dificultades, “…Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia”. 6.- Padre trabajador. San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo. 7.- Padre en la sombra: …La imagen evocadora de la sombra define la figura de José, que para Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos… Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentralizarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida… Ante las dificultades que hemos estado viviendo y, pareciera ser, se mantendrán por un tiempo más, tengamos presente que sólo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es... Como Dios dijo a nuestro santo: «José, hijo de David, no temas» (Mt 1,20), parece repetirnos también a nosotros: “¡No tengan miedo!”, la obra evangelizadora que realizamos le pertenece a Dios, y de la mano de María Santísima y San José, tenemos la seguridad de que el Amor misericordioso triunfará en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Padre Rodrigo Bulboa y Equipo de Vicaría

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Vicaría de la Familia

Se dictó taller para familias de la Diócesis

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l pasado 5 de diciembre se realizó en el Salón de la Catedral de San Bernardo la jornada de crecimiento espiritual y familiar “Apóstoles de la nueva primavera de la Iglesia”, que convocó a 19 matrimonios de la diócesis. En la instancia organizada por la Vicaría de la Familia, se dictó el taller “Esperanza y confianza” impartido por el vicario Padre Juan Francisco Larraín; el Padre René Hormazábal, asesor de Encuentro Matrimonial y la orientadora Sra. Mercedes Castillo. En el encuentro de formación se enfoco crecimiento y dialogo dentro del matrimonio y el cuidado de la familia. Próximamente, se anunciará cuando se realizarán nuevas jornadas. Testimonios El 5 de Diciembre fuimos invitados a una jornada de crecimiento espiritual y familiar por la Vicaría de la Familia. En primer lugar agradecer a Dios de darnos la posibilidad de participar y conocer la importancia de la formación en familia en estos tiempos tan complejos, aprender del Padre René Hormazábal como en momentos de alta ansiedad podemos mejorar nuestra comunicación con Dios en la Oración personal y familiar no solamente en petición, sino en agradecer por todas las bendiciones recibidas cada día, cómo de alabanza en comunidad en la participación de la Santa Eucaristía. Además, de unirnos en los Sacramentos que nos acompañan en nuestras vidas. También, agradecer cómo matrimonio a Sra. Mercedes Castillo, orientadora de la Vicaría de San Bernardo, quién nos entrego el tema de la "Buena Comunicación" entre esposos y con los hijos. Aquí podemos rescatar la diferencia del modo de comunicarse el hombre y la mujer, en que el hombre se propone objetivos y la mujer es más emotiva en su forma de comunicar y en lo personal hay varias cosas que debemos mejorar para tener una mejor comunicación de pareja y con nuestros hijos. Espero que nuestro testimonio ayude a otros matrimonios a buscar encuentros familiares, apoyo de una orientadora o sicóloga de ser necesario, a veces mucho antes de que una conversación se convierta en discusión...u otras lamentables consecuencias en muchas familias de nuestro país. Volvemos al apoyo primordial de la oración familiar, la participación de la Santa Misa, los sacramentos de la Reconciliación o confesión y Eucaristía, para así derribar todo enemigo que ataca la unidad, el amor y el respeto familiar.... bendiciones Juan Carlos y Cristina

Quisiéramos agradecer la invitación a la jornada de encuentro con Dios por la acogida y dedicación en explicarnos lo importante de comunicarse, de aceptar en incluir a Dios en nuestros proyectos de vida de unirse en bendición con él. Para nosotros fue una bella experiencia ya que muchas veces creemos que no tenemos oportunidad y gracias al Padre Juan Francisco, Padre René, nuestra orientadora Mercedes sin dejar de mencionar la linda labor que hacen la Señora Anita y su esposo Iván, pudimos entender que todas las parejas de Fe, matrimonios y todos quienes sienten el Amor de Dios, pueden estar presente en estos encuentros en donde estamos más cerca de lo que nuestro Señor quiere para nosotros, por tanto y por todo muchas gracias y muchas bendiciones. Jorge y Alejandra


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MISA PARA CELEBRAR UN NUEVO ANIVERSARIO DEL HOSPITAL PARROQUIAL SAN BERNARDO

El pasado viernes 13 de noviembre, en la Capilla Sagrado Corazón, se celebró la Eucaristía del aniversario número 123 del Hospital Parroquial San Bernardo. La celebración fue presidida por el Monseñor Juan Ignacio González, además de todas las Áreas Pastorales y representantes de cada unidad y servicio del Hospital. (Manteniendo y cumpliendo todos los protocolos de sanidad de la Fase N°3). En esta oportunidad se celebraron los 123 años del Hospital, la cual ha sido dirigida desde su fundación por diversos párrocos, y en la cual profesan su fe y ayuda a los miles de feligreses de nuestra comuna y sus alrededores. Cabe señalar que en el transcurrir del tiempo el Hospital Parroquial San Bernardo, ha trabajado constantemente en la entrega de servicio de calidad; capacitando a sus trabajadores, sumando nuevos sistemas de seguridad y vigilancia, renovando el equipamiento médico y mejorando su infraestructura, destacando como novedad el nuevo Servicio Médico Quirúrgico, que se compone de 3 pisos totalmente equipados, y que ya se encuentra operativo. @HOSPITALPSB Hospital_Parroquial_sb


Caritas

Parroquia Nuestra SeĂąora de la Misericordia

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Si quieres conocer que parroquia puedes ayudar, ingresa a www.obispadodesanbernardo.cl

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Vida

Diocesana

Nueva Congregación llega a la Diócesis E

l pasado viernes 4 de diciembre arribaron desde México a nuestro país las Hermanas Servidoras de la Palabra, quienes servirán pastoralmente en nuestra Diócesis y su convento estará ubicado en la Casa de Nazareth en San Bernardo.

Reunión de Clero

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l pasado 26 de noviembre se realizó en el salón de la Catedral, la primera jornada presencial del clero de San Bernardo después de 8 meses producto de la pandemia del Covid-19, anteriormente las reuniones se habían realizado de manera virtual a través de la plataforma Zoom. La reunión contó con un aforo de 30 sacerdotes, quienes junto a Monseñor Juan Ignacio González abordaron las actividades y ceremonias que se realizarán, con las medidas sanitarias correspondientes en cada parroquia. Además, se dio a conocer la Campaña de Navidad, la cual será parroquial y beneficiará a las familias más vulnerables de cada sector.


Vida

Diocesana

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Religiosas de la Inmaculada participan de jornada de reflexión online

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ste 5 y 6 de diciembre, el Padre Eric González impartió una charla a través de la plataforma Zoom a las hermanas de la Congregación de la Caridad Cristiana de la Inmaculada Concepción. En la jornada el presbítero reflexionó en la Ley del Amor o la Caridad y que sirvió para preparar la renovación de los votos de las Hermanas en su Fiesta titular del 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción. Las reflexiones surgidas de la cita, ayudan a replantearse como religiosas el ejercicio del Amor o la Caridad en la Congregación. El encuentro online contó con la presencia de Sor María del Rosario Castro, Superiora General de la Congregación desde Padeerborn, Alemania; la Consejera General de Sudamérica; las Hnas. de la región de Uruguay y Argentina y de nuestro país las Hnas. de la Provincia Chilena desde Santiago hasta Ancud.

“Navidad es acoger a un Dios que se hace niño y nos dona esperanza”

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sta es la frase del Papa Francisco que se encuentra impresa en los altares que se entregarán en la Diócesis de San Bernardo y que irán junto a las cajas de Navidad destinadas para las familias más vulnerables y que han sufrido producto de esta pandemia que se están reuniendo en las distintas parroquias de la Diócesis. Quienes deseen solicitar un altar para sus hogares, se deben contactar con su parroquia más cercana .

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Vida

Diócesana

Fiesta de la Inmaculada Concepción en medio de la pandemia:

“Un signo y ejemplo para nosotros”

Debido a las medidas sanitarias las actividades de este 8 de diciembre, se realizaron con un aforo mínimo y luego de terminadas las ceremonias, las instalaciones fueron sanitizadas. Con una misa al medio día en el Santuario de Maipo Monseñor Juan Ignacio González dio inicio a las celebraciones de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción en la Diócesis de San Bernardo, las cuales este año y debido a la crisis sanitaria fueron transmitidas de manera online por las distintas plataformas comunicacionales. En su homilía destacó la necesidad de pensar en la Paz mientras nos encontramos viviendo esta pandemia. La eucaristía en el Santuario contó con una reducida presencia de fieles entre ellos las autoridades locales.

Durante la tarde el Obispo de San Bernardo se trasladó hasta el Santuario del Cerro Chena para celebrar la tradicional misa en honor a la Madre de Dios que además clausuró el Mes de María. En esta ocasión no se realizó procesión ni hubo fieles presentes. La vida de la Santísima Virgen que fue una mujer de nuestro propio pueblo y raza dotada de gracias inmensas por Dios, especialmente su inmaculada Concepción que celebramos hoy, es un signo y ejemplo para nosotros, fueron las palabras de Monseñor González a los pies de la imagen del Santuario Mariano de nuestra Diócesis.

Imagen de la Inmaculada Concepción junto a los más necesitados

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n la vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción la comunidad de la Parroquia San Vicente de Paul en San Bernardo, realizó una procesión para honrar a la Virgen Purísima con unan hermosa procesión luminosa por las calles del sector parroquial.. En la ocasión la imagen de la Virgen visitó el Hospital El Pino, en el lugar se rezó por el personal de la salud y pacientes que encuentran luchando internados.


Vida

de Santos

31 de diciembre:

San Silvestre, Papa

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ste Santo Padre ejerció su pontificado en la época en la que Constantino decretó la libertad para los cristianos, dando alto a las persecuciones. El emperador Constantino le regaló a San Silvestre el palacio de Letrán en Roma, y desde entonces estuvo allí la residencia de los Pontífices. También tuvo este Pontífice la suerte de poder construir la antigua Basílica de San Pedro en el Vaticano, y la primera Basílica de Letrán. Durante su Pontificado se reunió en el Concilio de Nicea (año 325), en el cual los obispos de todo el mundo declararon que quien no crea que Jesucristo es Dios, no es católico. Compusieron allí el Credo de Nicea. Dicen que a San Silvestre le correspondió el honor de bautizar a Constantino, el primer emperador cristiano. El Pontificado de San Silvestre duró 20 años. Murió el 31 de diciembre del año 335. Oración a San Silvestre I Socorre, Señor, a tu pueblo que se acoge a la intercesión del papa san Silvestre primero, para que, pasando esta vida bajo tu pastoreo, pueda alcanzar en la gloria la vida que no acaba. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

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