Revista Iglesia en San Bernardo - Marzo 2019

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Iglesia en San Bernardo

Enero - Febrero 2019

“San José”


Sumario

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Cuaresma

12 San José

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Actualidad

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Jóvenes

Vida Diocesana

Director: Mons. Juan Ignacio González Consejo de Redacción: Mons. Juan Ignacio González y Pbro. Eric González Editora General: Carolina Echeverría Editora de Crónica: Tatiana Osorno Publicidad: Luis Orellana E-mail:lorellana@obispadodesanbernardo.cl Nº de Ejemplares: 15.000 ejemplares Dirección: Freire 508, San Bernardo Casilla: 320 Teléfonos: 2 2858 6971 / 2 2859 1137 Página Web: obispadodesanbernardo.cl Aporte: Cuenta 188-01964-02, Banco de Chile Diseño: Obispado de San Bernardo Impresión: A Impresores S.A. Año: 14 Publica: S.C.D. Eyzaguirre A. Ltda.


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Recorrer la Cuaresma

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a Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión que durante 40 días nos prepara para la gran fiesta de la Pascua, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Es un tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados, convertirnos a una vida de mayor coherencia con la enseñanza del Señor y vivir más cerca de Cristo. Comienza el miércoles de Cenizas y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, que da lugar al Triduo Pascual. El color litúrgico de este tiempo es el morado, que significa penitencia. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir mirando con más intensidad la vida de Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras de servicio a los más pobres y necesitados. Es un tiempo de cambio de actitudes que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, pues la presencia en nosotros del pecado nos aleja de Dios. La Cuaresma es tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna, que busca desterrar de nuestra vida el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. Es un tiempo en que aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús y a llevar las nuestras –las verdaderas, no las inventadas– junto con Él, para que así un día podamos resucitar como Cristo. Son cuarenta días, porque ese es un número bíblico. En el libro Sagrado se no relatan los cuarenta días del diluvio, los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. Ya en el año 500 de nuestra era se comenzó a celebrar en la Iglesia como tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia en comer de carne algunos días. Conservada con bastante vigor en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma fue más aligerada en occidente, pero siempre conservando el espíritu penitencial facebook.com/obispado.sanbernardo

y de conversión. Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal. Ante todo, la vida de oración con la que el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor y deja que la gracia divina penetre su corazón para que sea purificado y convertido. Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo que la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno. La mortificación y la renuncias en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. Se trata de saber ofrecer aquellas circunstancias diarias que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan, de renunciar a ciertas cosas legítimas que nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento. Entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. San León Magno enseña: “Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en sí a las demás y cubre multitud de pecados”. Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Muchas personas cumplen el mandamiento de confesarse en los días de Pascua. Aprovechemos este tiempo para ir preparando ese acontecimiento, de manera que no sea un momento fugaz, sino el inicio de un tiempo nuevo y de compromiso con Dios, con el prójimo y de una vida más coherente con lo que nos pide el Señor. Si queremos ir bien asegurados de seguir el buen camino, recorramos este tiempo cuaresmal de la mano de María y así al llegar la Semana Santa, encontraremos a su Hijo.

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+Juan Ignacio

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Especial

“Cuando vemos a José, nos ponemos de rodillas para adorar a Dios Padre”

C

uando entramos en contacto con José a través de la Escritura, encontramos el silencio. Un silencio que es, más que una abstención de palabras, la densidad del misterio divino. Como la nube que acompaña al pueblo hebreo en el desierto durante el éxodo, este silencio revela y esconde al mismo tiempo. Revela la presencia de Dios, y oculta al juicio humano la profundidad de su presencia. El silencio de José está hecho de escucha, de atención intensa a María y al niño Jesús que le ha sido confiado. Este silencio es el velo que recubre y protege la Encarnación del Verbo y la virginidad de María. Este silencio le hace pasar desapercibido, y al mismo tiempo es la expresión de la caridad de José. José pone a María y a Jesús en el proscenio de los relatos de la infancia. Él se queda en retaguardia para dejar a Dios la libertad de realizar su obra, sin ponerle obstáculos. Toda palabra habría sido deleznable frente al misterio que la Virgen llevaba en ella misma, frente al misterio de Dios hecho bebé, frente al designio escondido del Señor y que José contempla con sus ojos.

«Dios salva», el primer anuncio kerigmático, fuente de cualquier otra predicación. El silencio de José nos conduce al misterio de su propia elección. José es al mismo tiempo padre y virgen; contemplativo y trabajador; obedece a Dios y manda a Jesús. Esta vocación original reclama de su parte una fe absoluta, una fe oscura que resume el comentario del Evangelio a propósito del hallazgo de Jesús en el Templo, hablando de María y de José, «Ellos no entendieron lo que les decía» (Lc 2,50). Esta oscuridad de la fe es la prueba de su perfección porque supera infinitamente la debilidad del espíritu humano y excede la inteligencia, e incluso cuando ésta es abrumada, no se resigna jamás. Sí, la fe de José es firme. Desarma las dudas. Lleva a José a «ser de Dios», a «estar en Dios» en toda circunstancia, a vivir en la presencia del misterio los detalles de la vida ordinaria, de la vida de familia y de trabajo en Nazaret. José ha sido esposo, y también padre «Cuando vemos a José, nos ponemos de rodillas para adorar a Dios Padre», decía de manera audaz uno de los maestros de la Escuela francesa, M. Olier. Jesús es para José, y por lo tanto para nosotros, el reflejo del Padre celestial. En Jesús, Dios ha querido obedecer a un hombre. Jesús obedece a José, y éste obedece al Padre. José conocía la superioridad de su inferior. Es en el interior de este conocimiento que anida su profunda humildad. No se nace padre, se nace hijo. Y la educación consiste a enseñarle a ser hijo, para que un día, tenga la oportunidad de ser padre. Sí, porque José ha sido totalmente hijo, en la humildad, la confianza, la obediencia a Dios Padre, Dios le ha otorgado el favor y la responsabilidad de ser a su vez padre, padre adoptivo de su Hijo predilecto.

El silencio de José es elocuente. Según los Evangelios, una sola palabra brotará de sus labios. En el momento del nombramiento del niño, será José el encargado de decir «Se llamará Jesús» Monseñor Rey pronunció esta homilía con motivo (Mt 1,25). «Jesús», de la consagración de la Diócesis de Fréjus-Toulon a San José, en Cotignac, el 17 de marzo. 2012.


Especial

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San José, patrono de las vocaciones “Id a José y haced lo que él os diga” (Gn 41, 55). Estas palabras, dirigidas al pueblo egipcio en tiempo de hambre y necesidad, la Iglesia nos las ha dirigido a sus fieles hijos con especial intención en los últimos tiempos. Marca un hito en la historia actual de esta recomendación la proclamación de San José como patriarca de la Iglesia universal hecha por el beato Papa Pío IX en el año 1870. Desde esta fecha hasta el momento se han repetido los pronunciamientos pontificios donde se nos ha exhortado a acogernos bajo el amparo seguro y bondadoso de San José. El más solemne y significativo de estos pronunciamientos en los últimos años lo dirigía el Papa Juan XXIII al proclamar a San José patrono del Concilio Vaticano II. Es significativo que, junto a esta paternal recomendación por parte de los papas, se empiece a acudir a San José, también en los últimos tiempos, como especial cuidador de los seminarios y patrono de las vocaciones al sacerdocio. Durante el pontificado del Papa Pío XI se instituye un «Día a favor de las vocaciones sacerdotales», con carácter preceptivo para Roma, a fin de que sirviera de ejemplo para las demás. La fecha que determinaba era un día fijo del mes de junio, para impetrar vocaciones al Corazón de Jesús. A la vez se fue estableciendo en todas las diócesis la Obra del Fomento de Vocaciones, sobre todo a partir de1941, en que Pío XII instituyó la «Obra Pontificia de las Vocaciones Eclesiásticas», vinculada a la Sagrada Congregación para la Educación Católica. La fuerza de estas iniciativas movería a Pío XII a poner bajo su patrocinio la Obra Pontificia de las Vocaciones Sacerdotales. ¿Por qué es tan significativa esta doble coincidencia: que se acuda a San José como protector de la Iglesia en tiempos difíciles y que bajo su amparo se ponga el cuidado de estas vocaciones? La historia de la Iglesia nos ha mostrado que, en los tiempos más difíciles, Dios, siendo fiel a su promesa, ha cuidado de su pueblo enviándole facebook.com/obispado.sanbernardo

pastores según su Corazón. Una y otra vez, a lo largo de dos mil años, contemplamos cómo Dios ha suscitado apóstoles, doctores, mártires y profetas con los que el Buen Pastor ha guiado a su rebaño por el inmenso desierto de la historia. Por esta razón, en tiempos difíciles la Iglesia acude a San José, su mejor valedor en el cielo junto a la Santísima Virgen, y le presenta con confianza aquella que es su primera necesidad: que haya sacerdotes y sacerdotes santos, entregados en cuerpo y alma al servicio de Dios y de los hombres. Al que fue «varón justo» por excelencia tenemos que acudir para pedir y también para aprender cómo suscitar y promover las vocaciones. Son muchas las virtudes que del santo varón podemos y debemos aprender en esta obra de la promoción y del cuidado de los seminaristas, pero creo que se hace especialmente urgente que nos fijemos en su obediencia, en la que hunde sus raíces su potestad sobre la familia de Nazaret. Es el padre de Jesús porque en él Dios ha encontrado a su «servidor fiel y obediente». Por otro lado, aquel que va a ser constituido «Sumo y Eterno Sacerdote» «aprendió, sufriendo, a obedecer» mirando la obediencia de su padre en la tierra. La familia, «primer seminario», y los seminarios deben, por tanto, aprender de San José a obedecer los mandatos de Dios y de su Iglesia. Esta obediencia será hoy, como lo ha sido siempre, la clave y la prenda segura de la fecundidad vocacional. José María Alsina Casanova, HNSSC

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Especial

San José, patrono de la Iglesia Católica

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l decreto de la Sagrada Congregación de Ritos de 8 de diciembre de 1870 Quemadmodum y la Letra Apostólica Inclytum Patriarcham de 7 de julio de 1871, constituyen el acto pontificio que, a la vez que recogía los deseos del pueblo cristiano, ponía en marcha aquella clamorosa voz de los pueblos de que habló el Papa Pío IX. La proclamación de San José como Patrono de la Iglesia inicia efectivamente una etapa esplendorosa en la presencia de San José en la vida del pueblo de Dios. San José, patrono de la Iglesia Católica Dios omnipotente quiso que el gran patriarca San José elegido sobre todos los demás santos, fuese con toda verdad en esta tierra Esposo de la Inmaculada Virgen María, y teniendo por padre de su Hijo único Jesucristo. Para cumplir con toda perfección misiones tan sublimes lo enriqueció y colmó con gracias completamente singulares. Por esta razón, ahora que está coronado en el cielo, la Iglesia Católica le dedica mayores honores y le dirige los testimonios de la más tierna piedad.

Por lo cual los Pontífices Romanos, nuestros predecesores, en orden a aumentar más y más la devoción de los fieles hacia el santo Patriarca, y moverlos a recurrir llenos de confianza a su intercesión, no omitieron, en toda ocasión, decretar en el culto público de la Iglesia nuevas y siempre crecientes señales de veneración… Por Decreto de la sagrada Congregación de Ritos, que nos hemos mandado a publicar el día 8 de diciembre de 1870, durante la celebración de los sagrados ministerios en nuestras basílicas patriarcales de Letrán, del vaticano y de Santa María la Mayor, hemos declarado solemnemente al Esposo de María Inmaculada, San José, Patrono de la Iglesia Católica, y al mismo tiempo hemos decretado que en adelante su fiesta del día 19 de marzo sea celebrada en todo universo con el rito doble de primera clase aunque sin octava por razón de la Cuaresma. Después de esta declaración, que constituye al Santo Patriarca en Patrono de la Iglesia Universal, es justo que reciba en el culto público de la Iglesia todos los privilegios que de acuerdo con las rúbricas del breviario y del Misal Romanos son concedidas a los Patronos principales. (Letra Apostólica Inclytum Patriarcham, de 7 de julio 1871, A.S.S., 6 [180-71], 324-326)


Especial

“Le hizo príncipe y Señor de su casa” Así como Dios había constituido gobernador de toda la tierra a José, hijo del patriarca Jacob, al fin de guardar el trigo para el pueblo, de la misma manera, llegada ya la plenitud de los tiempos en que debía enviar a la tierra a su unicogénito Hijo para la salvación del mundo, escogió otro José, de quien el primero había sido figura, y le hizo príncipe y señor de su casa y posesión y custodio de sus principales tesoros, puesto que él estuvo desposado con la Inmaculada Virgen María, que por virtud del Espíritu Santo dio a luz a Nuestro Señor Jesucristo, quien se dignó a pasar entre los hombres por hijo de José y estarle sujeto. Así es que este afortunado José no solamente vio, sino que habló familiarmente, abrazó y besó con afecto de padre, a quien muchos reyes y profetas habían deseado ver; y con amorosa solicitud alimentó al mismo que el pueblo fiel había de recibir para alcanzar la vida eterna, como pan bajado del cielo. Por razón de esta sublime dignidad que Dios confiere a este su fidelísimo siervo, la Iglesia ha tributado siempre a José los primeros honores y alabanzas después de los que se deben a la Madre de Dios, la Virgen su Esposa, así como ha ocurrido a su valimiento en los trabajos y angustias. Más como en nuestros tristísimos días esta misma Iglesia perseguida de todas partes por sus enemigos, se halla agobiada bajo tan graves calamidades, que a juicio de los impíos las puertas del infierno van por momentos a prevalecer contra ella, por esto los venerables Obispos de todo el Orbe católico presentaron al Soberano Pontífice sus ruegos, y los de los fieles confiados a su solicitud pastoral, con los que le suplicaban se dignase a declarar a San José Patrón de la Iglesia Católica. Posteriormente, habiendo sido renovadas estas mismas súplicas y votos con la ocasión del sacrosanto ecuménico Concilio Vaticano, conmovido nuestro santísimo Padre facebook.com/obispado.sanbernardo

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el Papa Pío IX por los recientes y lamentables acontecimientos, ha determinado secundar las aspiraciones y los deseos de los Prelados, para confiarse de este modo a sí mismo y a todos los fieles al poderosísimo de San José, y en consecuencia le ha solemnemente declarado patrón de la Iglesia Católica, mandando que se celebrara en adelante su fiesta, que cae el 19 de marzo, con rito doble de primera clase, aunque sin octava, por razón de la Cuaresma. Ha dispuesto además que se publicara esta declaración por el presente decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, en este día consagrado a la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y Esposa del castísimo San José. No pudiendo servir de obstáculo ninguna cosa en contrario. –Día 8 de diciembre de 1870-. –C. obispo de Ostia y Velletri, cardenal Patrizi, prefecto de la S.C. de R. – Lugar del sello. –D. Bartolini, secretario de la S.C. de R (Decreto Quemadmodum Deus, A.S.S.,[1870-71], 193-194).

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Pío IX

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Especial

Juan XXIII y San José

uan XIII fue un gran devoto de San José. Cuando fue elegido Papa en 1958 como sucesor de Pío XII, sintió no poder tomar el nombre de José, a causa de la costumbre, pero no obstante, escogió el 19 de marzo como fecha de su fiesta personal. Confesaba: «Amo mucho a San José, hasta tal punto que no sé empezar mi jornada, ni terminarla, sin que mi primera palabra y mi último pensamiento se dirijan a él». Siendo Nuncio en París, visitó la casa madre de las Hermanitas de los Pobres en La Tour SaintJoseph. En esta ocasión contó que quiso recibir la consagración episcopal en la fiesta de San José «porque es el patrono de los diplomáticos». Explicó: «Como San José, los diplomáticos pueden al mismo tiempo presentar a Jesús y esconderlo. Como San José, deben saber callar, medir sus palabras, saber emplearse sin mirar la dignidad del servicio... y sobre todo paladear dulce y tragar amargo... obedecer aun cuando no se comprenda, como San José cuando partió con su borriquillo». Pedía a todos los cristianos emplearse igual en tareas humildes que en misiones importantes, sin calibrar la dignidad de lo que se hace. José, esposo de María, no fue más que un artesano que ganaba su pan con su trabajo. Lo que cuenta delante de Dioses la fidelidad. El 19 de marzo de 1959, celebrando la Misa para un grupo de trabajadores de la ciudad de Roma, les decía: «Todos los santos glorificados merecen un honor y un respeto particulares, pero es evidente que San José posee, con justo título, un lugar muy particular, más suave, más íntimo, más penetrante en nuestro corazón». El 1 de mayo de 1960, Juan XXIII dirigió un radio-mensaje sobre San José a todos los que trabajan y a todos los que sufren. Comienza así: «Es natural que nuestro pensamiento se dirija a cada una de las regiones y ciudades en que se desenvuelve la vida de todos los días: los hogares, las escuelas, las oficinas, los mercados, las fábricas, los despachos, los laboratorios, a todos los lugares santificados por el trabajo intelectual o manual, en las varias y nobles formas que reviste según

la fuerza y capacidad de cada uno... Con la ayuda de San José, cada familia cristiana dedicada al trabajo puede reflejar fielmente el ejemplo y la imagen de la Sagrada Familia de Nazaret... El trabajo es, en verdad, una alta misión: es para el hombre como una colaboración inteligente y efectiva con Dios Creador, del cual ha recibido los bienes de la tierra para cultivarlos y hacerlos prosperar». La gran iniciativa de Juan XXIII fue convocar el Concilio Vaticano II. En las Letras Apostólicas del 19 de marzo de 1961, explica por qué quiere este Concilio tan importante, que ha colocado bajo la protección especial de San José: “ ¡Oh San José, invocado y venerado como protector del Concilio Vaticano II! Aquí es donde deseamos llevaros, al enviaros esta carta apostólica precisamente el 19 de marzo, cuando con la celebración de San José, patrono de la Iglesia universal vuestras almas podían sentirse movidas a mayor fervor por una participación más intensa de oración, ardiente y perseverante en las solicitudes de la Iglesia maestra y madre, docente y directora de este extraordinario acontecimiento del Concilio ecuménico XXI y Vaticano II (...) ¡Oh San José! Aquí está tu puesto como «Protector universalis Ecclesiae». Hemos querido ofrecerte a través de las palabras y documentos de nuestros inmediatos predecesores del siglo pasado, de Pío IX a Pío XII, una corona de honor como eco de las muestras de afectuosa veneración que ya surgen de todas las naciones y de todos los países de misión. Sé siempre nuestro protector”. Balbina García de Polavieja


Especial

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La escalera de San José

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n 1852, respondiendo a la invitación del obispo de Santa Fe, Nuevo México, siete hermanas de la comunidad de Loreto partieron de su casa madre en Kentucky para fundar un nuevo convento dedicado a educar niñas. Después de varios meses de viaje, las cinco hermanas llegaron a Santa Fe e inmediatamente se establecieron en el centro del pueblo. Santa Fe en aquel tiempo era una pequeña villa habitada principalmente por indios y mexicanos. Llevaban veinte años enseñando en la escuela cuando en 1873 el obispo sugirió que construyesen una capilla. La obra, al estilo de la Sainte Chapelle de París, tardó casi cinco años y la llamaron «Nuestra Señora de la Luz». Cuando estaba ya casi terminada, avisaron a la madre superiora que, por un error del diseño, no había acceso al coro. No se podía poner una escalera convencional porque ocuparía demasiado espacio de la capilla. Para resolver el problema, las hermanas ofrecieron una novena a San José. El último día de la novena, un señor canoso llegó montado en un borrico a la puerta del convento. Traía un baúl con herramientas y se ofreció a construir la escalera. Las hermanas observaron con asombro el avance de la obra. Una vez terminada, cuando iban a festejar al gentil carpintero, este desapareció sin cobrar por su maravilloso trabajo. Pronto comenzaron a circular comentarios de que San José había construido la escalera para las hermanas.

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La escalera es una obra maestra extraordinaria de carpintería. Mide 22 metros de alto y tiene 33 peldaños. Forma dos círculos completos. Arquitectos, ingenieros y científicos no se explican cómo se sostiene la escalera, ya que no tiene un soporte central visible y la dificultad técnica resulta notable. No se utilizaron clavos en la construcción. Tampoco se sabe de dónde procede la madera, ya que no existe por la zona. Actualmente la capilla recibe más de doscientos cincuenta mil visitantes al año. Isabel Ganuza Canals Todos los pueblos conocerán, venerarán y adorarán el nombre del Señor y los dones grandes que Dios puso en San José, que quedaron ocultos por mucho tiempo... Se edificarán templos en su honor, se celebrarán sus fiestas, y los pueblos le presentarán sus votos... En los calendarios de los santos su nombre no estará ya en lo último sino en lo primero. Pues se hará su fiesta principal y venerable. Pues mandará el Vicario de Cristo en la tierra que se celebre en todos los concilios de la Iglesia militante, y así el que en el cielo siempre fue superior no quedará en la tierra por debajo.

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Isidoro Isolano: Suma de los Dones de San José youtube.com/diocesissanbernardo


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Especial

San José: esperanza de la Iglesia.

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Patrono de la Iglesia Universal

a presencia de San José en la fe del Pueblo de Dios ha sido perceptible durante los siglos anteriores, haciéndose patente en el mensaje de la Iglesia, expresado en las palabras pontificias. Esta piedad y confianza en San José se muestran principalmente en dos hechos: la proclamación de San José como Patrono de la Iglesia Universal y como Patrono del Concilio Vaticano II. El 8 de diciembre de 1870, en el Concilio Vaticano II, interrumpido por los acontecimientos políticos (persecuciones y corrientes sectarias que llevan a la desaparición de la soberanía temporal del Pontífice sobre los Estados Pontificios), Pío IX aprovechó la festividad de la Inmaculada para proclamar oficialmente a San José como patrono de la Iglesia universal y elevar la fiesta del 19 de marzo a rito doble de primera clase, señalando a José como «la más segura esperanza de la Iglesia, después de la Santísima Virgen». Este hecho expresaba el anhelo de multitud de gentes que se recogieron en dos de los postulata que los Padres del Concilio Vaticano I entregaban a Pío IX, referidos a San José. En el primero, se pedía que el culto a San José ocupase un lugar más preeminente en la sagrada Liturgia, en el segundo, que se proclamase a San José Patrono de la Iglesia Universal. Ambos, llevados a cabo en la fecha dicha con gran gozo. Juan XXIII, en la carta apostólica Le voci sobre el fomento de la devoción a San José, desarrolla cómo ha ido surgiendo en los fieles esta devoción durante los últimos siglos: «en el culto de la Santa Iglesia, Jesús, verbo de Dios hecho hombre, pronto tuvo su adoración incomunicable como esplendor de la sustancia de su Padre, que resplandece en la gloria de los santos, María, su Madre, le siguió muy de cerca desde los primeros siglos en las representaciones de las catacumbas y basílicas, piadosamente venerada como Sancta María Mater Dei, En cambio, José, fuera de algún resplandor de su figura que aparece aquí o allá en los escritos de los Padres, permaneció durante

siglos y siglos en su ocultamiento característico, casi como figura decorativa en el cuadro de la vida del Salvador. Y requirió tiempo para que su culto penetrase de los ojos al corazón de los fieles y de él sacasen especiales lecciones de oración y efusiones de la Edad Moderna». La proclamación de San José como Patrono inicia una etapa en la que la figura de San José se hace más patente en la vida del pueblo de Dios. Patrocinio del Concilio Vaticano II Escogido como custodio oculto de la más grande obra de Dios, la Encarnación del Verbo, San José continúa su poderosa intercesión en la Iglesia que, reunida en Concilio en sus Pastores sagrados, quiere difundir su luz en el mundo, y su dulce imperio en todos sus corazones. Con estas palabras hablaba el Papa Juan XXIII en la alocución de la audiencia general del 1 de mayo de 1963, mostrando a San José como ejemplo de recogimiento, oración, docilidad y espíritu sobrenatural; virtudes que exige esta obra. En la carta apostólica del Papa Juan XXIII del




Especial

19 de marzo de 1961 se citan todos los actos realizados en honor a San José por los papas anteriores, de Pío IX a Pío XI y concluía con estas palabras: «Hemos querido ofrecerte, a través de las palabras y documentos de nuestros inmediatos predecesores, una corona de honor, eco de afectuosa veneración que ya surge de todas las naciones católicas y de todos los países de misión. Sé siempre nuestro protector. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, al servicio de la Santa Iglesia, nos vivifique siempre y alegre en unión con tu Esposa bendita, nuestra dulcísima e Inmaculada Madre, en el solidísimo y suave amor de Jesús, Rey glorioso e inmortal de los siglos y de los pueblos», Y así, la presencia de San José en la vida de la Iglesia postconciliar sería fuente perenne de orientación auténticamente religiosa y sobrenatural. Afirmó Canals que «el progreso de la piedad hacia San José habrá de ser de importancia capital para una auténtica realización del llamamiento dirigido a los cristianos de nuestros días por el Concilio Vaticano II.

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La importancia de la devoción a San José de todos los hijos de Dios Pío XII, en el breve Bonum sane, para recordar el cincuenta aniversario de la proclamación por Pío IX del patrocinio sobre la Iglesia universal, el 25 de julio de 1920, insiste especialmente en el patrocinio sobre la familia cristiana, el trabajo y la muerte. Estas particularizaciones, señala Canals, «puede decirse que describen la integridad de la vida humana». Y aunque las palabras de Pío XI fueron dichas hace casi un siglo, parecen actualizarse en nuestro tiempo: “Si consideramos la situación difícil en que se halla hoy el género humano, parece necesario recomendar con mayor fervor esta devoción a los pueblos, difundirla aún más ampliamente, preocupados desde el principio por el curso de los acontecimientos, en toda ocasión hemos recordado su fidelidad a todos nuestros hijos de todos los países, que sustentan su vida con el trabajo de sus manos, (...) nos sentimos impulsados a proponerles con insistencia, particularmente a ellos, a San José como modelo y patrono especial a quien imitar y honrar”. Nos muestra la importancia de acogerse en todo momento a San José, como ejemplo y protector del pueblo de Dios, con tanto mayor fervor cuando más difíciles son los tiempos para el catolicismo. Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Redemploris custos, del 15 de agosto de 1989, vuelve a mostrar la importancia de confiar y recurrir a San José, «teniendo siempre presente ante los ojos su humilde y maduro modo de servir, así como de “participar en la economía de la salvación, (...) El participó en este misterio junto con la Virgen, comprometido en la realidad del mismo hecho salvífico, siendo depositario del mismo amor, por cuyo poder el eterno Padre “nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo», Pues al venerar la figura de aquel a quién Dios «confió la custodia de sus tesoros más preciosos» y crecer en la devoción del patrono de la Iglesia, creceremos en el amor al Señor, al que él sirvió ejemplarmente. Nos invita, por tanto, a que aprendamos de él a servir a la «economía de la salvación». María Dolores Barroso

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12 Cuaresma

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma de 2019

“La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios” (Rm 8,19)

Queridos hermanos y hermanas: Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma). De este modo podemos caminar, de Pascua en Pascua, hacia el cumplimiento de aquella salvación que ya hemos recibido gracias al misterio pascual de Cristo: «Pues hemos sido salvados en esperanza» (Rm 8,24). Este misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación. San Pablo llega a decir: «La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Desde esta perspectiva querría sugerir algunos puntos de reflexión, que acompañen nuestro camino de conversión en la próxima Cuaresma. 1. La redención de la creación La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios. Si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, beneficia también a la creación, cooperando en su redención. Por esto, la creación —dice san Pablo— desea ardientemente que se manifiesten los hijos de Dios, es decir, que cuantos gozan de la gracia del misterio pascual

de Jesús disfruten plenamente de sus frutos, destinados a alcanzar su maduración completa en la redención del mismo cuerpo humano. Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos —espíritu, alma y cuerpo—, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si’, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte. 2. La fuerza destructiva del pecado Efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas —y también hacia nosotros mismos—, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca. Entonces, domina la intemperancia y eso lleva a un estilo de vida que viola los límites que nuestra condición humana y la naturaleza nos piden respetar, y se siguen los deseos incontrolados que en el libro de la Sabiduría se atribuyen a los impíos, o sea a quienes no tienen a Dios como punto de referencia de sus acciones, ni una esperanza para el futuro (cf. 2,1-11). Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más acaba por imponerse. Como sabemos, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo. El hecho de que se haya roto la comunión con Dios, también ha dañado la relación armoniosa


Cuaresma

de los seres humanos con el ambiente en el que están llamados a vivir, de manera que el jardín se ha transformado en un desierto (cf. Gn 3,1718). Se trata del pecado que lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, a sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador, sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás. Cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil. El pecado que anida en el corazón del hombre (cf. Mc 7,20-23) —y se manifiesta como avidez, afán por un bienestar desmedido, desinterés por el bien de los demás y a menudo también por el propio— lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio. 3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón Por esto, la creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una “nueva creación”: «Si alguno está en Cristo, es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo» (2 Co 5,17). En efecto, manifestándose, también la creación puede “celebrar la Pascua”: abrirse a los cielos nuevos y a la tierra nueva (cf. Ap 21,1). Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual. Esta “impaciencia”, esta expectación de la creación encontrará cumplimiento cuando se manifiesten los hijos de Dios, es decir cuando los cristianos y todos los hombres emprendan con decisión el “trabajo” que supone la conversión. Toda la creación está llamada a salir, junto con nosotros, «de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm8,21). La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos facebook.com/obispado.sanbernardo

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a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna. Ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón. Orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia. Dar limosna para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad. Queridos hermanos y hermanas, la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,1213; Is 51,3). Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que «será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios» (Rm 8,21). No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación.

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Vaticano, 4 de octubre de 2018 Fiesta de san Francisco de Asís Francisco youtube.com/diocesissanbernardo


14 Sí a la Vida

La Ola celeste llegó a Francia: 50 mil marcharon por la vida en París

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olo dos días después de la multitudinaria manifestación realizada en Washington, más de 50 mil personas participaron de la Marcha por la Vida en París, en la que se pudo ver algunas banderas celestes y de Argentina, donde nació la “Ola celeste” a favor de la vida y que llegó ahora a Francia. Según medios locales, y como ocurrió en Washington, la mayoría de los participantes de la Marcha por la Vida en París eran jóvenes que se manifestaron en defensa de los no nacidos y de la objeción de conciencia de los médicos. “La vida no ofrece ninguna garantía, pero el aborto no deja ninguna oportunidad”, era el lema que se podía leer en la banderola que iba al frente de la multitud que denunciaba esta práctica que cada año cobra la vida de unos 220 mil niños en Francia. Los organizadores de la marcha, en su décima tercera edición, señalan que esta se realizó “ahora que se revisa la ley de bioética, cuando hay una crisis social y de convergencia de malestar (como la de los chalecos amarillos). Somos los grandes excluidos del debate nacional, de los asuntos bioéticos y sociales”. La ley de bioética es la que regula el aborto en Francia, el diagnóstico prenatal, la fertilización in

vitro y la investigación con embriones. Entre los asistentes a la marcha también estuvo el senador argentino Mario Fiad, quien publicó en su cuenta de Twitter una foto con Jean Marie Le Mené, presidente de la Fundación Jérôme Lejeune. Fiad recordó que “la Fundación Jérôme Lejeune, lleva el nombre de quien descubrió las alteraciones genéticas que originan el síndrome de Down y se dedica a la investigación para garantizar sus derechos, comenzando por el derecho a la vida”. En la marcha, informa AFP, también participó la madre de Vincent Lambert, Viviane, quien este lunes participa de una nueva audiencia para tratar de impedir que se aplique la eutanasia a su hijo que quedó tetrapléjico en 2008 después de un accidente de tránsito. Los médicos y quienes promueven quitarle el tratamiento que lo mantiene con vida alegan que el hombre de 41 años permanece en estado vegetativo. Sin embargo, sus padres señalan que está discapacitado y desde hace años llevan adelante una batalla legal para defenderlo. Viviane dijo estar “muy impresionada” por ver la cantidad de gente que salió a defender la vida. “Nosotros comenzamos a ser incluidos en esta historia, y Vincent ha resistido y nosotros resistiremos con él hasta el final”, afirmó.


Sí a la Vida 15

¿Qué experimenta un niño por nacer dentro del vientre materno?

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n esta época se ha difundido la postura abortista que no considera como ser humano al niño por nacer, pese a que es capaz de sentir dolor en el vientre materno, aunque la dignidad de la persona humana no depende de esto sino en su ser Hijo de Dios. El National Catholic Register hizo una lista sobre lo que se sabe, a través de la ciencia, de todo aquello que experimenta el niño por nacer en el vientre materno. 1. Angustia A las 8 semanas los fetos muestran signos fisiológicos de angustia en respuesta a los estímulos. A las 20 semanas son capaces de retroceder ante factores estresantes y experimentar un aumento de las hormonas del estrés. La exposición excesiva a factores estresantes en el útero puede llevar a problemas emocionales y de conducta más adelante en la vida. 2. Dolor Un artículo de 2006 publicado en el British Medical Journal señaló que “es imposible que un feto sienta dolor”. Declaraciones más recientes del Royal College of Obstetricians and Gynecologists, el Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos y otras autoridades reconocen que los fetos sí pueden experimentar dolor al menos en el tercer trimestre. Incluso antes del tercer trimestre, la angustia fisiológica y las reacciones aversivas son evidencia de algún tipo de trauma. Tal vez no sea un dolor consciente, pero no significa que no sea desagradable. 3. Vista y preferencias visuales Se sabe desde hace mucho tiempo que los sonidos del mundo exterior llegan a los bebés en el útero, pero es menos conocido que la luz también puede llegar a ellos. La luz suficientemente brillante pasa a través de la pared abdominal y, si es demasiado brillante, los bebés se apartarán de ella. En general los recién nacidos prefieren ver rostros antes que otras cosas. En 2016 un estudio proyectó imágenes claras a través de la pared uterina y descubrió que, incluso antes de su nacimiento, los bebés ya facebook.com/obispado.sanbernardo

prefieren las imágenes similares a las facciones antes que otro tipo de imágenes. 4. Audición y lenguaje Los bebés pueden reconocer voces familiares (sobre todo la de su madre, pero también otras voces que oyen a menudo), así como canciones y rimas infantiles. Ahora ya se sabe algo del aprendizaje de idiomas en el vientre materno. Allí los bebés no solo aprenden a reconocer palabras particulares y retienen esa memoria después del parto, sino que también pueden diferenciar entre idiomas familiares y desconocidos, de modo que los fonemas y patrones del habla de, por ejemplo, el idioma chino, no serán familiares para un bebé acostumbrado a escuchar ruso y viceversa. 5. Gusto y olor Lo que sea que mamá coma o beba no llega al bebé solo a través del cordón umbilical. Lo que consume también afecta el sabor del líquido amniótico que los bebés prueban y tragan (¡También lamen la pared uterina y la placenta!). Cuando el líquido amniótico tiene un sabor dulce, los bebés ingieren más, una preferencia que comienza a las 15 o 16 semanas. También hay afinidades integradas para los gustos de la sal, pero, más allá de estas preferencias naturales, los bebés también aprenden de los sabores en el vientre materno. A las 21 semanas, los bebés que usan su sentido del gusto y el olfato pueden experimentar sabores complejos.

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16 Actualidad

“El objetivo de la Iglesia será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren”

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eñaló el Papa Francisco en el Encuentro “La Protección de los menores en la Iglesia”. Que se realizó del 21 al 24 de febrero en la ciudad del Vaticano y que contó con la participación del Papa Francisco, cardenales, responsables de los dicasterios, obispos representantes de todas las conferencias episcopales del mundo y delegados de superioras y superiores de congregaciones religiosas. En su discurso final el Santo Padre Francisco destacó que “Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso -que representa ya en sí mismo una monstruosidad-, ese caso será afrontado con la mayor seriedad” “Así pues, el objetivo de la Iglesia será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren. La Iglesia, para lograr dicho objetivo, tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses

varios, los mismos dramas vividos por los pequeños”. Sirviéndose de estas directrices, la Iglesia, en su itinerario legislativo, gracias también al trabajo desarrollado en los últimos años por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y a la aportación de este encuentro, se centrará en las siguientes dimensiones: 1. La protección de los menores: el objetivo principal de cualquier medida es el de proteger a los menores e impedir que sean víctimas de cualquier abuso psicológico y físico. Por lo tanto, es necesario cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Institución, en beneficio de una búsqueda sincera y decisiva del bien de la comunidad, dando prioridad a las víctimas de los abusos en todos los sentidos. 2. Seriedad impecable: deseo reiterar ahora que «la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso» (Discurso a la Curia Romana, 21 diciembre 2018). Tiene la convicción de que «los pecados y crímenes de las personas consagradas adquieren un tinte todavía más oscuro de infidelidad, de vergüenza, y deforman el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad. En efecto, también


Actualidad 17

la Iglesia, junto con sus hijos fieles, es víctima de estas infidelidades y de estos verdaderos y propios delitos de malversación» (ibíd.). 3. Una verdadera purificación: a pesar de las medidas adoptadas y los progresos realizados en materia de prevención de los abusos, se necesita imponer un renovado y perenne empeño hacia la santidad en los pastores, cuya configuración con Cristo Buen Pastor es un derecho del pueblo de Dios. 4. La formación: es decir, la exigencia de la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio con criterios no solo negativos, preocupados principalmente por excluir a las personas problemáticas, sino también positivos para ofrecer un camino de formación equilibrado a los candidatos idóneos, orientado a la santidad y en el que se contemple la virtud de la castidad. San Pablo VI escribía en la encíclica Sacerdotalis caelibatus: «Una vida tan total y delicadamente comprometida interna y externamente, como es la del sacerdocio célibe, excluye, de hecho, a los sujetos de insuficiente equilibrio psicofísico y moral, y no se debe pretender que la gracia supla en esto a la naturaleza» (n. 64). 5. Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales: es decir, reafirmar la exigencia de la unidad de los obispos en la aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación. Normas, no solo orientaciones. Ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado (como ha sido costumbre en el pasado), porque el encubrimiento de los abusos favorece que se extienda el mal y añade un nivel adicional de escándalo. De modo particular, desarrollar un nuevo y eficaz planteamiento para la prevención en todas las instituciones y ambientes de actividad eclesial. 6. Acompañar a las personas abusadas: El mal que vivieron deja en ellos heridas indelebles que se manifiestan en rencor y tendencia a la autodestrucción. Por lo tanto, la Iglesia tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia. Escuchar, dejadme decir: “perder tiempo” en escuchar. La facebook.com/obispado.sanbernardo

escucha sana al herido, y nos sana también a nosotros mismos del egoísmo, de la distancia, del “no me corresponde”, de la actitud del sacerdote y del levita de la parábola del Buen Samaritano. 7. El mundo digital: la protección de los menores debe tener en cuenta las nuevas formas de abuso sexual y de abusos de todo tipo que los amenazan en los ambientes en donde viven y a través de los nuevos instrumentos que usan. Los seminaristas, sacerdotes, religiosos, religiosas, agentes pastorales; todos deben tomar conciencia de que el mundo digital y el uso de sus instrumentos inciden a menudo más profundamente de lo que se piensa. Se necesita aquí animar a los países y a las autoridades a aplicar todas las medidas necesarias para limitar los sitios de internet que amenazan la dignidad del hombre, de la mujer y de manera particular a los menores. … Se evidencian aquí las nuevas normas “sobre los delitos más graves” aprobadas por el Papa Benedicto XVI en el año 2010, donde fueron añadidos como nuevos casos de delitos «la adquisición, la retención o divulgación» realizada por un clérigo «en cualquier forma y con cualquier tipo de medio, de imágenes pornográficas de menores». Entonces se hablaba de «menores de edad inferior a 14 años», ahora pensamos elevar este límite de edad para extender la protección de los menores e insistir en la gravedad de estos hechos. 8. El turismo sexual: la conducta, la mirada, la actitud de los discípulos y de los servidores de Jesús han de saber reconocer la imagen de Dios en cada criatura humana, comenzando por los más inocentes. Solo aprovechando este respeto radical por la dignidad del otro podemos defenderlo del poder dominante de la violencia, la explotación, el abuso y la corrupción, y servirlo de manera creíble en su crecimiento integral, humano y espiritual, en el encuentro con los demás y con Dios. Para combatir el turismo sexual se necesita la acción represiva judicial, pero también el apoyo y proyectos de reinserción de las víctimas de dicho fenómeno criminal. Las comunidades eclesiales están llamadas a reforzar la atención pastoral a las personas explotadas por el turismo sexual.

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18 Monaguillos

MiĂŠrcoles 17 de abril 20:00 hrs. Misa Crismal AcompaĂąemos a nuestro Obispo y sacerdotes Trae tu alba o sotanilla


Vocaciones 19

Misiones del Seminario en Lo Herrera

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esde el 14 al 25 de enero, la comunidad del Seminario Mayor San Pedro Apóstol estuvo realizando misiones en la Parroquia Nuestra Señora de la Misericordia (sector de Lo Herrera) Dentro del plan de formación de nuestro Seminario, todos los años se realiza un tiempo de misiones, con el fin de que los seminaristas puedan ir discerniendo y creciendo en su caridad pastoral y celo apostólico. La parroquia del sector de Lo Herrera, encabezada por su párroco, padre Eduardo Becerra, nos recibió con los brazos abiertos, acogiendo con fe todas las actividades misioneras y al mismo tiempo transmitiéndonos su espíritu de fe. Las actividades que desarrollaron los seminaristas junto con sus sacerdotes formadores consistieron en visitas de casas por las mañanas y tardes, con la posibilidad de bendición de casas y visita espiritual a los enfermos y postrados. Por las tardes se realizaban catequesis con niños, jóvenes y adultos (que tuvieron un curso de lectura orante de la Biblia), para luego dar paso al rezo del Rosario y la Santa Misa todos los días. La segunda semana los catequistas y agentes pastorales tuvieron un curso de formación dirigido por nuestro Rector, el padre Robin Sáez.

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La primera semana tuvimos la maravillosa oportunidad de realizar una procesión en honor de la Virgen acompañados y animados por el baile religioso de la Parroquia. La segunda semana nos acompañaron unos adolescentes miembros del grupo “Amigos del Seminario” que participan habitualmente con nosotros. Las misiones concluyeron con una Misa de acción de gracias a Dios, en la en que además se administró el bautismo a 6 niños. Fue un tiempo especial de gracias, en que fuimos testigos de cómo Jesús sigue atrayendo los corazones hacia Él, por medio de su Palabra y los Sacramentos, y de cómo va atrayendo los corazones de los jóvenes seminaristas para servir a Dios y su pueblo.

Y TÚ, ¿POR QUÉ NO? Jornadas en el Seminario a) Adolescentes: 16 de marzo b) Jóvenes mayores de 17 años: 23 de marzo Contáctanos: pvocacionalseminario@gmail.com +569 54168726 Facebook Seminario San Pedro Apóstol

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20 Liturgia

Los Domingos de Cuaresma 1

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i el Triduo Pascual y los sucesivos cincuenta días son el centro radiante del año litúrgico, la Cuaresma es el tiempo que prepara las mentes y los corazones del pueblo cristiano a la digna celebración de estos días. Es, también, el tiempo de la preparación última de los catecúmenos que serán bautizados en la Vigilia Pascual. Su camino ha de ser acompañado de la fe, la oración y el testimonio de toda la comunidad eclesial. Las lecturas bíblicas del Tiempo de Cuaresma encuentran su sentido más profundo en relación al Misterio Pascual, para el que nos disponen. Ofrecen, por ello, evidentes ocasiones para poner en práctica un principio fundamental…: llevar las lecturas de la Misa a su centro, que es el Misterio Pascual de Jesús, en el que entramos de modo más profundo mediante la celebración de los Sacramentos pascuales. Los Praenotanda señalan, para los dos primeros domingos de Cuaresma, el uso tradicional de las narraciones de los Evangelios de la Tentación y de la Transfiguración, hablando de ellos en relación con las otras lecturas: «Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a la Historia de la Salvación, que es uno de los temas propios de la catequesis cuaresmal. Cada año hay una serie de textos que presentan los principales elementos de esta historia, desde el principio hasta la promesa de la nueva alianza. Las lecturas del Apóstol se han escogido de manera que tengan relación con las lecturas del Evangelio y del Antiguo Testamento y haya, en lo posible, una adecuada conexión entre las mismas» (OLM 97). El Evangelio del I Domingo de Cuaresma No es difícil para los fieles relacionar los cuarenta días transcurridos por Jesús en el desierto con los días de la Cuaresma. Sería conveniente que el homileta explicitara esta conexión, con el fin de que el pueblo cristiano comprenda cómo la Cuaresma, cada año, hace a los fieles misteriosamente partícipes de estos cuarenta días de Jesús y de lo que él sufrió y obtuvo mediante el ayuno y el haber sido tentado. Mientras es costumbre para los católicos empeñarse en diversas prácticas penitenciales y de devoción durante este tiempo, es importante

subrayar la realidad profundamente sacramental de toda la Cuaresma. En la oración colecta del domingo de Cuaresma aparece, de suyo…El mismo Cristo está presente y operante en la Iglesia en este tiempo santo, y es su obra purificadora en los miembros de su Cuerpo la que da valor salvífico a nuestras prácticas penitenciales. El prefacio asignado para este domingo afirma maravillosamente esta idea, diciendo: «El cual, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica denuestra penitencia cuaresmal…». El lenguaje del prefacio hace de puente entre la Escritura y la Eucaristía. Los cuarenta días de Jesús evocan los cuarenta años de peregrinación de Israel por el desierto; toda la historia de Israel se recrea en él. Por ello aparece como una escena en la que se concentra uno de los mayores temas: la historia de Israel, que corresponde con la historia de nuestra vida, encuentra su sentido definitivo en la Pasión sufrida por Jesús. La Pasión se inicia, en un cierto sentido, en el desierto, al comienzo, metafóricamente hablando, de la vida pública de Jesús. Desde el principio, por tanto, Jesús va al encuentro de la Pasión y aquí encuentra significado todo lo que sigue. Un párrafo del Catecismo de la Iglesia Católica puede revelarse útil… para afrontar temas doctrinales enraizados en el texto bíblico. A propósito de las tentaciones de Jesús, el Catecismo afirma: «Los evangelios indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto, Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha “atado al hombre fuerte” para despojarle de lo que se había apropiado. La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre» (CEC 539). 1. Directorio Homilético, Segunda parte Ars Praedicandi. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.


Miércoles de Ceniza 21

Miércoles de Ceniza, Catequesis del Papa Francisco

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urante la Audiencia General de este 6 de marzo, Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco aseguró que “Dios nos precede siempre, Dios nos sorprende siempre” y señaló que “gracias a Él después de la noche del Viernes Santo hay un amanecer de resurrección capaz de iluminar con esperanza al mundo entero”. El Santo Padre continuó con su serie de catequesis sobre la oración del Padre Nuestro en la que explicó la invocación “venga tu Reino” y animó a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro a donar esta invocación a quienes sufren. “Regalémosla a las personas que están derrotadas y dobladas por la vida, a los que han saboreado más odio que amor, a quienes han vivido días inútiles sin haber entendido nunca el por qué. Donémosla a quienes han luchado por la justicia, a todos los mártires de la historia, a quienes han llegado a la conclusión de que han luchado por nada y que en este mundo domina siempre el mal”, alentó el Papa. El Pontífice explicó que en la oración del Padre Nuestro después de haber rezado para que sea santificado su nombre “el creyente expresa el deseo de acelerar la venida de su Reino” y destacó que este deseo surge “desde el corazón mismo de Cristo, quien comenzó su predicación en Galilea proclamando: ‘el tiempo está completo y el reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio’”. Anuncio de conversión En esta línea, el Papa explicó que estas palabras de Jesús narradas en el Evangelio de San Marcos “no son una amenaza, al contrario, son un feliz anuncio, un mensaje de alegría” y remarcó que “Jesús no quiere presionar a las personas para que se conviertan sembrando el miedo del juicio inminente de Dios o el sentimiento de culpa por el mal cometido”. En cambio, el Santo Padre destacó que Jesús predica “la Buena Noticia de la salvación, y a partir de ella, llama a convertirse” por lo que afirmó que cada uno está invitado a creer en el Evangelio, en la “señoría de Dios que se ha hecho cercana a sus hijos”. facebook.com/obispado.sanbernardo

Por otro lado, el Pontífice explicó algunos de los múltiples signos positivos de este Reino. En primer lugar, recordó el ministerio de Jesús en el cual “cuidó de los enfermos, del cuerpo y del espíritu, de aquellos que vivían exclusión social, por ejemplo, los leprosos, los pecadores mirados con desprecio por todos” y citó el Evangelio de San Mateo en donde Jesús mismo indica estos signos: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres el Evangelio”. Por ello, el Papa destacó que Jesús ya vino “pero el mundo está todavía marcado por el pecado, poblado por tanta gente que sufre, por personas que no se reconcilian y no perdonan, por guerras y por tantas formas de explotación” situaciones que demuestran que aún “tantos hombres y mujeres viven todavía con el corazón cerrado” y explicó que la invocación “venga tu Reino” es como decir: “Padre te necesitamos, Jesús te necesitamos, te necesitamos en todas partes y para siempre para que Tú seas Señor entre nosotros”. Además, el Santo Padre señaló que en ocasiones podemos preguntarnos por qué este Reino se realiza tan lentamente por lo que recordó la parábola que dice que el Reino de Dios es similar a un campo donde crecen juntos el buen trigo y la cizaña: “el peor error sería intervenir inmediatamente extirpando del mundo las que nos parecen malas hierbas. Dios no es como nosotros, Dios tiene paciencia. No es con violencia que el Reino se instaura en el mundo: su estilo de propagación es la mansedumbre”, dijo. De este modo, animó a invocar con insistencia “venga tu Reino” que significa “ven Señor Jesús” y aseguró que “el Señor viene, en su modo todos los días, tengamos confianza en esto”, concluyó.

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22 Jóvenes

¡Ustedes son el “ahora” de Dios!: el Papa a los jóvenes en la Misa por la JMJ de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,20-21), Francisco explica a los miles de jóvenes reunidos en el Campo San Juan Pablo II, que Jesús “revela el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora de llevar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, dar libertad a los oprimidos y proclamar un año n su homilía en la Misa de envío de la de gracia en el Señor”. JMJ de Panamá, el Papa pidió a los jóvenes que se dejen enamorar por el Un Dios concreto y cotidiano Señor y que peleen por su espacio hoy, porque El Santo Padre evidencia que no todos los que “la vida es hoy”. estaban presentes en la sinagoga y escuchaban ¡Sientan que tienen una misión y enamórense!: a Jesús se sentían “invitados o convocados” lo pidió con fuerza el Papa Francisco a los 700 mil porque no todos los “vecinos de Nazaret estaban jóvenes reunidos en el Metro Park de Panamá, preparados para creer en alguien que conocías y con ocasión de la Santa Misa por la Jornada habían visto crecer”. Mundial de la Juventud, en el último día de su Algo que “puede sucedernos también a visita en el país centroamericano. nosotros”, afirma Francisco, porque “no siempre Una homilía con la que el Papa instó a jóvenes creemos que Dios pueda ser tan concreto y llegados de más de 150 países para la JMJ en cotidiano, tan cercano y real, y menos aún que Panamá, a “poner en acto el sueño con el que el se haga tan presente y actúe a través de alguien Señor los soñó”, “ahora”, porque les dijo, “ustedes conocido como puede ser un vecino, un amigo, no son el futuro sino el ahora de Dios”. un familiar.” En medio de una multitud de jóvenes en fiesta, “E incluso a ustedes, queridos jóvenes, les el Papa llegó en el papamóvil al Metro Park, puede pasar lo mismo cada vez que piensan donde fue recibido por el Arzobispo de Panamá, que su misión, su vocación, que hasta su vida Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, y se es una promesa tan dirigió entre los fieles a la Sacristía del Campo San solo para el futuro Juan Pablo II. En la misa participaron también y nada tiene que los presidentes de cinco países latinoamericanos: ver con vuestro Costa Rica, Colombia, Guatemala, El Salvador y presente”, precisa el Honduras y Portugal. Tomar parte en el ahora de Dios para llevar la Buena Noticia Recordando la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret, cuando afirmó: Hoy se ha cumplido este pasaje

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Jóvenes 23

Papa, “como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”. La “ficción” de la alegría y los riesgos del “mientras tanto” El Obispo de Roma advierte de los riesgos del “mientras tanto” de esa hora: “les inventamos o se inventan un futuro higiénicamente bien empaquetado y sin consecuencia bien armado y garantizado con todo ‘bien asegurado’. “Es la ficción de alegría” dice, un modo para tranquilizarlos y adormecerlos, “para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen” explica, “tan solo porque consideramos o consideran que todavía no es su ahora; que son demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana”. Involucrarse para trabajar por el mañana ahora Recordando en su homilía el Sínodo de los Obispos dedicado a los jóvenes del pasado mes de octubre, Francisco evidencia uno de sus frutos: la riqueza del encuentro y de la escucha mutua entre generaciones, “el valor de reconocer que nos necesitamos y que tenemos que esforzarnos en propiciar canales y espacios en los que involucrarse en soñar y trabajar el mañana ya desde hoy, juntos. Porque los jóvenes son el ahora de Dios y Él, afirma el Papa, “los convoca y los llama en sus comunidades y ciudades a ir en búsqueda de sus abuelos, de sus mayores; a ponerse de pie y junto a ellos tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”. Enamorarse de Jesús y su misión Es ahora el tiempo de actuar, porque “allí donde esté su tesoro allí estará su corazón”, dice el Papa, y “aquello que los enamore”, “será lo que los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro, alegría y gratitud. Sientan que tienen una misión y enamórense, que eso lo decidirá todo. ¡Dejemos que el Señor nos enamore!

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Jesús quiere ser nuestro tesoro Para Jesús no existe un “mientras tanto”, dice el Papa, sino que “Él quiere ser nuestro tesoro”, porque no es un “mientras tanto” en la vida o moda pasajera, es amor de entrega que invita a entregarse. “Es amor concreto, cercano, real – explica el Papa –; es alegría festiva que nace al optar y participar en la pesca milagrosa de la esperanza y la caridad, la solidaridad y la fraternidad frente a tanta mirada paralizada y paralizante por los miedos y la exclusión, la especulación y la manipulación”. “El Señor y su misión no son un “mientras tanto” en nuestra vida, algo pasajero, ¡son nuestra vida!” Fuente: www.vaticannews.va Panamá, 27-01-2019

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24 Vicaría de Educación


Vicaría de la Familia 25

¡Salvemos las dos vidas!

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ecibir y atender a los más pequeños, a los más indefensos, a los más débiles, a los vulnerables, desposeídos y violentados, es recibir a Cristo. “Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo”. (Exhortación Apostólica ‘Evangelii gaudium’, n. 213). Conforme a este pensamiento y deseo del Papa Francisco, toda la Iglesia, sin ningún otro motivo más que el de la promoción de la dignidad del ser humano, se mantiene firme en su defensa al derecho a la vida de los niños desde el momento de su concepción. Además de esto, la Iglesia también se ocupa, porque es parte de su tarea, de la promoción de la dignidad de la mujer, sobre todo de aquella que por diversas circunstancias se ha visto indefensa, abusada y tratada con injusticia. Cuando se es provida, no se puede pensar solo en la vida del concebido, sino también en la vida de la mujer embarazada. facebook.com/obispado.sanbernardo

Salvemos las dos vidas! Es uno de los gritos en la actual lucha provida. Y es que salvar del aborto al niño todavía no nacido es salvar a la mujer embarazada de los azares de un futuro incierto y traumático. Y salvar a la mujer embarazada de la soledad y de una decisión precipitada y parcial sobre la personita que se desarrolla en ella, es salvar una vida, la vida de su hijo que todavía no nace. Desarrollar y promover programas pastorales, sociales y de caridad que busquen proveer opciones de vida y acompañamiento a las mujeres embarazadas que rechazan su estado, así como programas dirigidos a la juventud sobre desarrollo humano, educación sexual, paternidad responsable y prevención de la violación y abuso contra las mujeres, debe ser una prioridad en la Iglesia y en la sociedad para hacer frente a la creciente ideología proaborto. Informarse y participar con esperanza en la lucha que muchos hombres y mujeres de fe hacen a favor de la vida es un compromiso y signo profético de la Iglesia hoy. Promover con verdad la dignidad humana con todos sus rostros y circunstancias ha de ser nuestro compromiso.

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Prevención de abusos

En el camino de la prevención de abusos en la Iglesia

Listado de las parroquias que asistieron a la Oficina de Denuncias sobre Abusos jornada de capacitación de la aplicación de las buenas prácticas en la Iglesia Si necesitas hacer alguna denuncia sobre abusos dirígete a: 1.- Santísima Trinidad Pbro. Eric González 2.- Santa María Magdalena Dir. Freire 516, 3º piso, San Bernardo 3.- San Ignacio de Loyola Fono: 228591137/228586971 anexo 208-207 4.- Divino Maestro Mail: pericg@gmail.com 5.- María, Ntra. Sra. del Molino 6.- San José Patriarca de la Esperanza 7.- Sagrado Corazón de Jesús – Buin Sur 8.- Hogar Sagrado Corazón de Jesús (Paine) 9.- Corpus Christi 10.- Santos Ángeles Custodios 11.- San Vicente de Paul 12.- La Ascensión del Señor Se avisará con tiempo dónde y cuándo se 13.- Ntra. Sra. del Rosario realizarán las próximas jornadas sobre 14.- San Edmundo, Rey y Mártir Prevención de abusos y promoción de 15.- Ntra. Sra. del Carmen – El Bosque ambientes sanos en la Iglesia. 16.- San Bernardo (Catedral) 17.- Ntra. Sra. del Carmen – Hospital 18.- Santa Teresa de Los Andes 19.- San Agustín 20.- Sagrada Familia – Linderos 21.- Santísimo Sacramento – Pirque 22.- Ntra. Sra. de la Misericordia




Vida Diocesana

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Nueva Capilla Santa Rita

a construcción realizada por los jóvenes voluntarios de Capilla País se ubica en Villorrio Patricio Gana, en la localidad de

Pirque. El padre Patricio López, párroco del lugar, presidió la Eucaristía en la nueva edificación que contó con la presencia de los voluntarios, numerosos vecinos y fieles del sector. Durante muchos años se celebró la Misa en la plaza, garaje de las casas y finalmente en la sede de la junta de Vecinos del Villorrio, por lo cual era un anhelo de sus habitantes y comunidad poder contar con una capilla, lo que se pudo concretar gracias a la ayuda y generosidad de los jóvenes de la Pastoral UC de Capilla País.

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Trabajos voluntarios

Misa folcloristas

urante el mes de enero los jóvenes voluntarios de Capilla País trabajaron arduamente en la construcción de la Capilla de Lourdes, ubicada en San Bernardo, y perteneciente a la Parroquia Divino Maestro.

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omo ya es una tradición en la comuna de San Bernardo, se celebró la Eucaristía junto a los músicos y artistas que cada año participan en el Festival del Folclore. La ceremonia contó con la presencia de la alcaldesa de la comuna, Nora Cuevas, y autoridades locales, en el marco de la celebración de la versión 48 del Festival del Folklore.

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30 Vida Diocesana

Parroquia Nuestra SeĂąora de la Misericordia


Vida Diocesana 31

Jornada de formación

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l pasado 25 de enero algunos integrantes de la Pastoral Juvenil y Madrinas espirituales de Caritas participaron de una jornada de formación espiritual en la Parroquia Virgen del Rosario de la localidad de Valdivia de Paine. El encuentro comenzó con un compartir fraterno entre los asistentes. Posteriormente El Padre Ennio Nalli dictó una breve charla sobre la vida y obra del Padre Alberto Hurtado junto a un pequeño trabajo de reflexión. El momento importante de la jornada fue la adoración al Santísimo, acompañado de oración, cantos y meditación, antes de finalizar con la Santa Misa preparada por los jóvenes de la Pastoral Juvenil de Caritas.

Parroquia San Agustín

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toda máquina continúan los trabajos de construcción de la parroquia San Agustín en Calera de Tango. La edificación se ha podido lograr gracias al esfuerzo y apoyo de la comunidad, así como también de particulares.

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32 Vida Diocesana

Revestimiento de tres nuevos monaguillos

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a ceremonia fue presidida por el Padre Mauricio Romero en la parroquia San José Patriarca en

Buin. Además estuvieron presentes familiares de los nuevos monaguillos, quienes desde ahora pasan a ser fieles servidores del Altar en las ceremonias litúrgicas.

Visita exposición de la Sábana Santa

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ealizaron los monaguillos de la parroquia Santa María Virgen en Paine, en compañía de sus familias y del Padre Raymond Anagboso, párroco de Paine. La exposición permanente de la Sábana Santa se encuentra ubicada en la Universidad Finis Terrae.


Vida Diocesana 33

Con tradicional Misa de Acción de Gracias, San Bernardo celebró su aniversario forjó los cimientos de la comuna de San Bernardo. Una vez concluida la Misa, se vivió un momento solemne y de emoción, al rendir homenaje y rezar un responso a los restos de Don Domingo Eyzaguirre y a 7 veteranos de la Guerra del Pacífico, cuyos cuerpos descansan en la cripta de la catedral.

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on una solemne Eucaristía presidida por Monseñor Juan Ignacio González en la Iglesia Catedral, la comuna conmemoró 198 años de fundación.

Luego se dio inicio al tradicional desfile cívico militar, para conmemorar los 198 años de la comuna de San Bernardo.

La ceremonia contó con la presencia de la Alcaldesa Nora Cuevas Contreras, concejales, autoridades civiles y militares de la zona, además de organizaciones comunales y de la cámara de comercio de San Bernardo. En su homilía Mons. Juan Ignacio recordó la figura de Don Domingo Eyzaguirre y Arechavala, fundador de la comuna, destacó su espíritu solidario con los demás, fue un santo varón, visionario para su época y que fundó y

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34 Vida de Santos

23 de marzo

Santo Toribio de Mogrovejo

Arzobispo de Lima (año 1606)

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ació en Mayorga, España, en 1538. Toribio era graduado en Derecho, y había sido nombrado Presidente del Tribunal de Granada (España) cuando el emperador Felipe II, al conocer sus grandes cualidades, le propuso al Sumo Pontífice que lo nombrara Arzobispo de Lima. Roma aceptó y envió el nombramiento, pero Toribio tenía mucho temor de aceptar. Después de tres meses de dudas y vacilaciones aceptó. En 1581 llegó Toribio a Lima como Arzobispo. Su arquidiócesis tenía dominio sobre Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile y parte de Argentina. Medía cinco mil kilómetros de longitud, y en ella había toda clase de climas y altitudes. Abarcaba más de seis millones de kilómetros cuadrados. Al llegar a Lima, Santo Toribio tenía 42 años y se dedicó con todas sus energías a lograr el progreso espiritual de sus súbditos. La ciudad estaba en una grave situación de decadencia espiritual. Los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no se atrevían a corregirlos. Muchos, para excusarse del mal que estaban haciendo, decían que esa era la costumbre. El arzobispo les respondió que Cristo es verdad y no costumbre. Y empezó a atacar fuertemente todos los vicios y escándalos. A los pecadores públicos los reprendía fuertemente, aunque estuvieran en altísimos puestos. Tres veces visitó completamente su inmensa arquidiócesis de Lima. En la primera vez gastó siete años recorriéndola. En la segunda vez duró cinco años y en la tercera empleó cuatro años. La mayor parte del recorrido era a pie. Logró la conversión de un enorme número de indios. Cuando iba de visita pastoral viajaba siempre rezando. Al llegar a cualquier sitio su primera visita era al templo. Reunía a los indios y les hablaba por horas y horas en el idioma de ellos que se había preocupado por aprender muy bien. Aunque en la mayor parte de los sitios que visitaba no había ni siquiera las más elementales comodidades, en cada pueblo se quedaba varios días instruyendo a los nativos, bautizando y confirmando.

Fundó el primer seminario de América. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Casi duplicó el número de parroquias o centros de evangelización en su arquidiócesis. Cuando él llegó había 150 y cuando murió ya existían 250 parroquias en su territorio. El 23 de marzo de 1606, un Jueves Santo, murió en una capillita de los indios, en una lejana región, donde estaba predicando y confirmando a los indígenas. Estaba a 440 kilómetros de Lima. Cuando se sintió enfermo prometió a sus acompañantes que le daría un premio al primero que le trajera la noticia de que ya se iba a morir. Y repetía aquellas palabras de San Pablo: “Deseo verme libre de las ataduras de este cuerpo y quedar en libertad para ir a encontrarme con Jesucristo”. Ya moribundo pidió a los que rodeaban su lecho que entonaran el salmo que dice: “De gozo se llenó mi corazón cuando escuché una voz: iremos a la Casa del Señor. Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor”. Las últimas palabras que dijo antes de morir fueron las del Salmo 30: “En tus manos encomiendo mi espíritu”. Su cuerpo, cuando fue llevado a Lima, un año después de su muerte, todavía se hallaba incorrupto, como si estuviera recién muerto. Después de su muerte se consiguieron muchos milagros por su intercesión. Santo Toribio tuvo el gusto de administrarle el sacramento de la confirmación a tres santos: Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano y San Martín de Porres. El Papa Benedicto XIII lo declaró santo en 1726.


Infantil 35

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36 Calendario




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