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CORONAVIRUS (PARTE II)

Gestión de una crisis anunciada

Como leímos en la editorial del número 84 de esta revista, hemos vivido durante el 2019 las grandes protestas en todos los continentes teniendo los máximos ejemplos en Hong Kong, Santiago de Chile y Francia, por reclamos sociales donde exigían que se les escuchase. En resumen, los ciudadanos de diversas partes del mundo no se han sentido representados por la clase política, la nueva casta del siglo 21 que está amparada por grandes beneficios económicos y sociales, y la mayoría de las veces de espaldas al pueblo con una gestión imprudente, deshonesta e incompetente. Lo que nadie sabía es que el 8 de diciembre unos síntomas graves en un mercado de Wuhan serían el comienzo de una pandemia.

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Escribe: Javier Marquez @javiermarquez

El mismo 31 de diciembre informaron las autoridades chinas sobre el brote desconocido, el primero de enero cerraron el mercado y seis días después identificaron que el agente causante provenía de la familia coronavirus. El 30 de enero la OMS lo declaró como enfermedad infecciosa y el bautizado Covic19 empezó a extenderse por los países de la región hasta saltar a Italia y el resto de Europa.

Las declaraciones de la OMS y la expansión rápida en Italia revelaban a los demás países la compleja situación creada para tomar decisiones apremiantes y drásticas, ya que ningúna nación estaba preparada por su rápida propagación que genera la saturación de enfermos en los hospitales y clínicas. Como consecuencia de este escenario empezaron a escasear equipos médicos, medicinas y material para proteger a los sanitarios.

El titular de un periódico español, La Razón, señalaba que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) alertó en enero de la letalidad del Covid19. Mientras, el gobierno de España autorizó jugar los partidos de fútbol sin público. Sin embargo, alrededor del estadio se reunían más de 4,000 fanáticos. Las semanas fueron transcurriendo y los españoles hacían su vida normal al no ser alertados por su gobierno y éste estar muy lejos de adoptar medidas. Al principio de marzo miembros del gobierno declaraban que la prioridad del estado era organizar y conducir las manifestaciones por el día Internacional de la Mujer en todas las provincias por lo que deliberadamente se retrasó el estado de emergencia provocando el contagio masivo sin excluir a las ministras del actual gabinete (Carmen Calvo e Irene Montero) quienes lideraron los encuentros multitudinarios acompañadas de la esposa del jefe de Estado, Begoña Gómez, también contaminada.

El ministro de Salud, Salvador Illa, comentaba que no había que caer en alarmismos y la ministra de Economía, Nadia Calviño, a pesar de todos los avisos y la cancelación del Mobai, insistió en que estaban preparados. Las declaraciones sin fundamento de los altos cargos del gobierno secundadas por la espiral del silencio de cierta prensa que esconde y tapa la realidad pero choca con la presencia de las redes sociales. Las dramáticas revelaciones del personal sanitario evidenciaban lo que ocurría en los hospitales y clínicas, no se daban abasto en la atención de los enfermos y se veían desprovistos de material necesario para protegerse y proteger a los demás (https://youtube.be/Wga9k2xLVaY, https:// youtube.be/HB2YU9vlIU4, https://youtu. be/9UwGeKpHujE).

Mientras tanto el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, comparecía ante los medios con mensajes que no conectaban con la gente, sin desvelar nada bueno, sin una proyección de futuro, sin dar seguridad sobre los posibles escenarios que se vendrían. Al cierre de este artículo España registra más de 94 mil contagiados, fallecidos 8,200 y una cifra superior a 5,600 personas en situación crítica.

Las declaraciones de la OMS y la expansión rápida en Italia revelaban a los demás países la compleja situación creada para tomar decisiones apremiantes y drásticas, ya que ningúna nación estaba preparada por su rápida propagación que genera la saturación de enfermos en los hospitales y clínicas

Pero la falta de gestión y liderazgo no se ha vivido solo en España, el presidente mexicano, Andrés López Obrador, ignoró las recomendaciones de la OMS y minimizó el problema. “No creo que tengan riesgos los besos y abrazos”, en clara contradicción a las indicaciones del organismo internacional e incitando a los mexicanos a salir a restaurantes y otros lugares públicos. Ante la actitud de López Obrador, demoledora fue la declaración del empresario de su país Gilberto Lozano, solicitándole resultados y no excusas, o que presente la dimisión por dignidad, acusándole de ser parte de esos funcionarios que viven del sistema, echando la culpa a otros y no agrega nunca ningún valor. Lozano terminaba exigiéndole “¡que cumpla la ley, quiero resultados!”.

México registra más de un millar de casos y 28 fallecidos hasta el cierre del mes y se ha visto obligado a declarar el lunes 30 de marzo la emergencia sanitaria, suspender las actividades no esenciales en los sectores público y privado hasta el 30 de abril. La forma como se ha comunicado la medida ha generado confusión en la población debido a que los ciudadanos la han interpretado como una sugerencia más que una obligación.

El presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, evidenció una ausencia de gestión y liderazgo que motivó a la ministra de Salud, Catalina Andramuño, a renunciar en medio de la crisis debido a que no podía afrontar la situación sin insumos y recursos suficientes. Pero esta no sería la única baja, en la cartera de Trabajo también se produjo otra dimisión, Andrés Madero, titular de ese portafolio fue diagnósitcado positivo del COVID-19, por lo que se vio forzado a dejar el cargo. Las desacertadas decisiones en medio de la crisis sin medidas preventivas provocó el contagio de policías y médicos. Ecuador se ha convertido en el segundo país de la región después de Brasil con el número más alto de contagios, registra más de 1,960 infectados y 62 muertos.

Estados Unidos no quedaría fuera del alcance del nuevo coronavirus, su presidente Donald Trump, decidió priorizar la economía y defender los intereses de las corporaciones dejando en segundo lugar la protección de los ciudadanos. El espacio aéreo seguía con la misma intensidad y empezaban a llegar noticias alarmantes de Nueva York donde la cifra que alcanza al cierre de marzo es casi la mitad de los más de 164,000 casos registrados en todo el país. Según el worldmeters.info USA ocupa el primer lugar en el mundo de contagios con más de 3,165 muertos.

Pero la falta de gestión y liderazgo no se ha vivido solo en España, el presidente mexicano, Andrés López Obrador, ignoró las recomendaciones de la OMS y minimizó el problema. “No creo que tengan riesgos los besos y abrazos”, en clara contradicción a las indicaciones del organismo internacional e incitando a los mexicanos a salir a restaurantes y otros lugares públicos.

Actuación similar tuvo Boris Johnson, el primer ministro de Gran Bretaña, que no creyó en la velocidad del virus e impacto en la salud y dio positivo recientemente del Covid19 al igual que su ministro de Salud, Carrie Symonds, y el príncipe Carlos. Jhonson, al estilo de Trump, hizo caso omiso de las recomendaciones de la OMS y pese a estar informado que habían cerrado todos los estadios de fútbol de Europa, permitió jugar los partidos de la Premier y la Champions con público (Liverpool-At. Madrid) repleto de gente; más de 3,000 seguidores madrileños que viajaron a Londres en plena declaración de la pandemia. El Reino Unido registra al 31 de marzo más de 22 mil contagios y un total de más de 1800 fallecidos.

El presidente brasileño no se quedó atrás, Jair Bolsonaro calificó al coronavirus como una “gripecita” y criticó el cierre de escuelas y comercios, lo que provocó cacerolazos por menospreciar el avance de la enfermedad y solo tomar medidas para restringir las salidas de los ancianos y enfermos. El país más grande de Latinoamérica registra más de 4600 casos y 167 muertos. La postura del mandatario brasilero fue desde el inicio en contra de las recomendaciones de la OMS y las decisiones tomadas por los gobernadores de las ciudades más afectadas por el virus, Río Janeiro y Sao Paulo, adoptando medidas restrictivas y la cuarentena respectivamente. Joao Doria, gobernador de Sao Paulo y miembro del partido, después de la reunión por teleconferencia tildó de “decepcionante” y lamentó las críticas recibidas ya que el presidente manifestó que “lo que hacen algunos gobernadores es un delito. Están reventando Brasil, destruyendo empleos”.

“Líderes”, tan ocupados en sus entelequias y de espaldas a la realidad como hemos visto, priorizan la economía como soporte principal de la estabilidad social y sacrifican la salud de la gente. El Papa Francisco ha dado una vez más el ejemplo en una impresionante Plaza San Pedro desierta donde precisaba que no somos tan poderosos y tan seguros como nos creíamos. “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas certezas con las que hemos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, nuestras rutinas y prioridades, y abandonando lo que alimenta, sostiene y fortalece nuestra vida y la de nuestra comunidad”. “No es el momento de tu juicio sino de nuestro juicio, el tiempo de elegir entre lo que importa verdaderamente y lo que pasa para separar lo que es necesario de lo que no es, es el momento de restablecer el rumbo de la vida hacia ti Señor y los demás”

Jhonson, al estilo de Trump, hizo caso omiso de las recomendaciones de la OMS y pese a estar informado que habían cerrado todos los estadios de fútbol de Europa, permitió jugar los partidos de la Premier y la Champions con público (Liverpool-At. Madrid) repleto de gente; más de 3,000 seguidores madrileños que viajaron a Londres en plena declaración de la pandemia.

Seamos creyentes o no, el Papa alcanza una interesante reflexión hacia dónde vamos y dónde estamos. Después de la cancelación de nuestros planes y proyectos repentinos, nos encontramos reflexionando para valorar otras cosas además del trabajo, del dinero, de la imagen, nuestras prisas, la ansiedad, etc. La situación actual nos enseña a valorar a los demás, al presente y conocer más a los nuestros, tener una mayor sensibilidad que está bastante alejada de los políticos actuales; por ejemplo reconocemos la importancia que tienen hoy los sanitarios y todo el equipo que lo acompaña, trabajadores del campo, logística y transporte, limpieza, seguridad, policía, bomberos, enfermeras, entre otros.

Ante todas estas formas y comportamientos de los diferentes líderes mundiales, Yuval Noah, en una reciente entrevista sobre la crisis de la Covid19 precisa como “… algunos de estos líderes socavan la confianza en la ciencia de forma deliberada y hay una falta de cooperación y liderazgo mundial destacando un plan de 5 puntos que considere: Enseñar e informar a los que todavía no están pasando la pandemia era y es prioritario. Coordinar la producción mundial y distribución equitativa. Trasladar médicos y expertos a países afectados. Crear una red de seguridad económica mundial para salvar a los más afectados y preseleccionar aquel número de pasajeros que puedan seguir cruzando fronteras y por último señala que la gran ventaja de los humanos sobre el virus es la capacidad de intercambiar información”. Noah fue contundente al resaltar que “La mejor defensa contra los patógenos es la información”.

El Covid19 ha demostrado las fragilidades de la clase política y su alejamiento con la sociedad, la soberbia ante otros estamentos, falta de gestión, desinformación, manipulación con los medios, el individualismo que existente en la sociedad predominando lo superficial y la imagen distorsionada. La nueva casta de los políticos post Covid19 deberían ser profesionales preparados para gestionar, informar y comunicar, con dotes de liderazgo y valores para trabajar en equipo siendo empáticos con quienes los llevan al poder: la ciudadanía que se conecta a través del bien común.

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