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Editorial Por: jUAN lEYES
A quien interese : El humano nació con el hambre de la bestia y la mirada de un gigante. Aburrido de sí mismo por siglos trató de exterminarse como pudo: inventó la rueda y con ella los tanques de guerra, inventó la palanca y con ella los cañones, inventó el fuego y con él las bombas, inventó la guerra y con ella la verdad. Se entrecruzaron los corazones a fuego, las espadas refulgían en su choque, gritaban extasiadas, se alumbraban con las chispas del valor… Hasta este punto, el humano sigue preso de su humanidad; pero sigue su curso: entre más se divierte más peligroso se hace, aprende, codifica, construye aparatos más sofisticados. Finalmente el humano huye de sí mismo, se oculta, se reviste como un dios. El perro de la guerra primigenia por fin es pacificado en nombre de Dios, un Dios como ningún otro, un Dios terreno, un Dios mortal ¡clavado en una cruz!.
Editor General: Santiago Álvarez
Director de Arte: Juan Rubio Cárdenas
Ilustración Módulo Rotativo: Jose Fonseca
Ilustraciones: Maria Cuervo
Corrector de estilo: Juan Sebastían Martín Leyes
Entra el silencio de nuestros carniceros, por un acto de magia se hace la sociedad, las voces de los guerreros callan en los libros, valerosos hijos de puta se hacen héroes de la patria, no cuentan con su coraje una vez que dormitan en las lápidas de la historia. Nace un monstruo. Los cadáveres regresan a su estado volátil, las armas viajan por el cielo, se reúnen la carne, la pólvora, el miedo, los gritos pavoridos de las víctimas, se hace de noche ¡Ocurre un milagro! De las fauces del perro de guerra nace el Estado, ese húmedo monstruo, ese frío mecanismo, esa calculada vitalidad, ese aborto de humano, ese ser incompleto, ese repudio del hombre, ese sistema de cansancio, esa mentira, ese cementerio. Se crea la moral y el infierno se camufla de flores,
mientras subrepticiamente la mierda se hace palacio y escrita en letras de sangre se hace la Constitución. Se engendra un país, un proyecto, un futuro, una misión de Dios. El Estado devora la carne de ese ser maloliente y la hace suya, es así que este pequeño homúnculo se torna problemático, crece y crece, acrecienta su tamaño, hace más eficiente su mecanismo y recorre el mundo. Se reproduce, crece, muere, renace, se hace omnipotente, omnipresente. El nuevo Dios de este mundo afligido, misericordioso, da algunas palabras de alivio para la plebe, les promete un nuevo paraíso y la P A Z. Pero la paz es el alimento de los ilusos, y ahora los muertos se cuentan en silencio, y las lápidas reposan sobre cuerpos sin nombre, y sus perros de caza recorren la ciudad buscando carne de cañón para su sustento, y los hombres tapan sus ojos para no llenar de humedad su corazón, y los gemidos que separan el día y la noche son opacados por cajas mediáticas estupidizantes. Esta sexta edición está dedicada a todos aquellos y aquellas que trataron de combatir a los monstruos sin convertirse en uno. Su pérdida nos recuerda cada día que vivimos en la G U E R R A, una guerra que no cambia y que persigue los mismos objetivos, una guerra que acaba con quienes tratan de vivir una vida digna, una guerra que dispara y luego pregunta, una guerra que se trata de ocultar bajo las páginas de la historia, una guerra absolutamente ofuscada en sí misma por el sonido de los disparos y el olor a sangre, una guerra que esperamos que algún día termine…
La loca y el general
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Jeringas en Kazajistan
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La guerra tiene presencia de mujer
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Bienal Habana
por: Astrid Ă vila Castro
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la loca y el general
argarita Villaquirá limpia con un pañuelo de terciopelo rojo un rifle Winchester semiautomático. Luego lo toma entre sus manos y lo guarda en el desván de su casa; una construcción bogotana arcaica y sucia, mal enclavada en los confines de una ciudad que no alberga más de ciento veinte mil almas en desdicha y cuyo cielo se asemeja a una tempestad a punto de arrasar con todo. Margarita guarda su rifle acompañada por la mansedumbre de la tarde y clasifica sus recuerdos según sonidos animales: el lamento del jilguero, la derrota de los liberales; el ajeo de la perdiz, una altiplanicie veraniega; el silbido de la culebra, la tortura desmedida; el graznido del ganso, la niña Margarita; el gorjeo del canario, su madre pelando maíz; el susurro del grillo, la suma de todas las fatalidades.
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Su esposo, Nemesio, partió a la guerra en 1902, armado apenas con una
navaja de asta de búfalo heredada de su padre y un escapulario con la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, que en su revés declaraba «que la virgen te acompañe». El estruendo de dos mil fusiles lo ensordeció, así como a los siete mil soldados que conformaron las filas del general Rafael Uribe Uribe durante la batalla de Palonegro, en Santander, y que fueron derrotados uno tras otro en el final simbólico de la Guerra de los Mil Días. Después de la muerte de su esposo, Margarita le prendió fuego a su rancho y salió con su único hijo en brazos. Su destino era Lebrija y su propósito encontrar a Rafael Uribe Uribe. Los tres perros de la finca –un tugurio artesanal con dos tejas, una mata de plátano y un loro– la siguieron hasta que se montó en un carruaje de seis ruedas rumbo a Santander. El loro observó el incendio mientras repetía con cinismo las líneas que se sabía desde siempre: «Viva el Partido Liberal, ¡ abajo los godos hijueputas!»
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“Viva el Partido Liberal, ¡abajo los godos h i j u e p u t a s !" ***
A dos días de su asesinato, el martes 13 de octubre de 1914, el general plancha desnudo y con resignación las tres piezas de su traje de paño. Mira a Margarita desde el féretro imaginario en el que habita todo aquel que se sabe mártir con la anticipación suficiente. Observa a una mujer menuda, gibosa y de piernas
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amplias que ha encontrado en la entrega absoluta la resolución última de su destino. Margarita expande sus muslos y presume con desenfado su vulva indulgente y provocadora de cincuenta y cuatro años. El general regresa por un momento a la realidad y se deja seducir por el encanto de la mujer.
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Los futuros carniceros de Rafael Uribe Uribe, Leovigildo y Jesús, afilan sus dos hachuelas sobre una piedra prehistórica la madrugada del 14 de octubre de 1914. La última hora ha transcurrido entre desvaríos alucinantes. Analfabetas y lúcidos, los campesinos se han desplegado en un diálogo sereno sobre las desventuras de los hombres y la redención de la que se sienten dueños mientras fraguan el asesinato. Aunque no discuten los pormenores de su determinación, reivindican una certeza en cada palabra. Leovigildo y Jesús creyeron en el Partido Liberal desde que sus padres, entonces adolescentes que sobrevivieron a la Guerra de los Supremos, conformaron las primeras filas de un partido político ideado por el caudillo José Ezequiel Rojas a mediados del siglo diecinueve. Los padres de los dos carpinteros también perdieron la vida luchando en vano por el apellido de un ideólogo: Rojas, ese color sobre el que se han enarbolado banderas, eliminado disidencias, iniciado revoluciones, nombrado barrios y perpetrado matanzas entre pueblos agobiados por las mismas miserias.
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El miércoles 15 de octubre de 1924 los cerros ennegrecidos le hablan a Margarita de un pasado trágico. Se cumplen diez años desde que mataron a hachazos a Rafael Uribe Uribe. En su cabeza resuena esa voz siniestra: el eco de su propio canto perdido en los suburbios que repite «mi general» como un mantra. La loca Margarita resuelve vengar el homicidio del general. Han pasado diez años desde que terminó de perderlo todo. Antes de eso ya había empezado a sentenciar su soledad con la ausencia de su marido, muerto en combate, y de su hijo, adolescente quebrado a manos de asesinos desganados. Margarita solitaria decide desempolvar su rifle obsoleto, la única herencia de su amante, y salir a la calle simulando disparar a los transeúntes con un objeto que, más que un arma, luce ahora como un cachivache despojado de sustancia por el paso implacable del tiempo. —¡Margarita ha perdido la razón! — susurran los estudiantes—.
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por: Juan Guillermo RamĂrez
La g ue rra
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t "Las películas de Takashi Miike están hechas de extremos, violentas y tiernas, imperfectas y duras, impredecibles y, a veces, brillantes. Como el ser humano."
— TOM MES
guerra tiene presencia de mujer
akashi Miike nace en Yao, un pequeño pueblo cerca de Osaka (Japón) en 1960. Tras asistir a la Escuela de Cine y Televisión de Yokohama liderada por el realizador Shohei Imamura -culpable de películas como Los pornógrafos, La balada de Narayama, Intento de asesinato, La venganza es mía, entre otras–, trabaja para televisión y después de diez años se convierte en su asistente de dirección. En los noventa, Miike consiguió saltar a la dirección gracias al éxito del “V-Cinema” –películas sacadas directamente en formato de video–. Con una extensa carrera a sus espaldas que abarca más de ochenta títulos, Takashi Miike ha narrado historias de todo tipo y condición: desde westerns como Sukiyaki Western Django a films minimalistas como Big Bang Love, musicales como La felicidad de los Katakuri, remakes como 13 asesinos o películas infantiles como La Gran Guerra Yokai. Ganador de varios premios internacionales, Miike logra visibilidad gracias a Audition, aunque entre sus innumerables éxitos también se destaca Ichi the Killer o la trilogía de Dead or Alive. Miike es uno de los directores más conocidos dentro de los circuitos de cine japonés de género. Repasar la obra de Miike no es tarea fácil, por lo prolífica, por lo ecléctica, por lo diversa y por lo
inconsistente, pero esta última palabra será una de las claves para entender al director. En su extraordinaria compilación de artículos titulada como Takashi Miike ReAgitator: A Decade of Writting on Takashi Miike, el críticos Tom Mes, experto en cine japonés y en la obra de Miike, niega y reconduce la supuesta misoginia del autor de Audition: La trama de Full Metal Yakusa contiene un elemento recurrente en sus películas, del que muchos, cegados por la supuesta misoginia del director, no se han dado cuenta; el fracaso de la masculinidad. Escenas de Visitor Q y Dead of Alive, interpretadas como misóginas, lidian en su lugar con el fracaso del hombre en lo que él percibe como su rol, sexualmente y de otras formas. No se trata ni de una afirmación ni del intento de justificar o amparar a un director que se defiende por sí mismo de las maneras más inesperadas, chocantes y escurridizas, y cuya locura, al menos en lo que se refiere a su forma de representar a la mujer en el cine, está mucho más medida y controlada de lo que parece. Junto a estas películas se puede unir, con ciertos matices, Ichi the killer, película con una de las torturas más atroces a una mujer vistas jamás en el cine –la polémica escena de la amputación de pezones, reproducida sin elipsis–. Esta película
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convierte a la mayoría de personajes femeninos en víctimas de un hombre que ha fallado en todas sus dimensiones, hasta el punto de convertirse en una bestia despiadada con una atracción aterradora por el dolor y el tormento de la mujer. Ichi, coprotagonista, es un personaje muy complejo cuya bestialidad es producto de mecanismos atípicos y sofisticados –hipnosis, falsos recuerdos inducidos, manipulación mental–. Su fracaso como hombre se debe a factores externos, a la mano de un demiurgo macabro y brutal. Pero la razón principal de su trama, el motivo por el que se ha convertido en un vengador con los cables cruzados (–La maté por ti, prometí que la mataría por ti. Pero no te preocupes, a partir de ahora te pegaré yo –dice a su futura víctima tras descuartizar al violador que ha destrozado la cara de la joven), sirve para ilustrar la tremenda brutalidad y la misoginia criminal de muchos de los personajes masculinos de Miike: Ichi tuvo una erección de adolescente al presenciar la violación de una chica por sus compañeros (y no tener el valor de defenderla). El que ha fracasado como ser humano –hasta el punto convertirse en un energúmeno– es el hombre. Y la representación llevada al límite y, muy importante, en clave genérica que hace Miike de su malogro es demoledora. Sin embargo, aunque esa reflexión de fondo es evidente y está más que probada, tampoco es disparatado considerar misógino a Miike.
Ha levantado una extensa filmografía dominada –en todos los sentidos– por personajes masculinos, lo que no quiere decir que no haya en ella películas protagonizadas por mujeres –aunque casi siempre salgan dañadas–: el infravalorado ejercicio de J-Horror, el romántico delirio de ciencia ficción Andromedia o las películas para televisión Part-Time Detective y Part-Time Detective 2. Y no todos los personajes femeninos de sus películas son víctimas. Por curioso que parezca, los dos primeros trabajos del autor, Eyecatch Junction y Lady Hunter, son sobre mujeres habituadas a lidiar con la violencia y usarla en su defensa. En el extraordinario musical La felicidad de los Katakuri, película en la que Miike lleva al límite la hibridación (de géneros de emociones, de ritmos, de estilos narrativos), la matriarca del clan titular es el personaje fuerte, la piedra angular de la familia, quien mantiene unidas a sus miembros y pone la nota de sensatez –sin salirse del registro de locura–. Dos de sus trabajos más importantes, Fudoh; The New Generation y Audition proponen modelos anómalos, complejos y fascinantes del arquetípico del ángel de venganza y de guerra con cara y cuerpo de mujer. Aunque en una filmografía tan amplia caben personajes femeninos de todo tipo, los filmes en los que el director decide hacerlas sufrir hacen que la tendencia a etiquetar al director japonés de misógino sea perfectamente comprensible.
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La cantidad de torturas, palizas, violaciones y asesinatos que suman títulos como Visitor Q, Full Metal Jakuza, Dead or Alive, Ichi the Killer o Huella –junto con su contribución a la serie de televisión estadounidense Masters of Horror– es exagerada, delirante, tanto la forma que tiene el autor de recrear ese catálogo de vejaciones sin elipsis con todo detalle, como su sofisticación de la violencia guerrera –el diseño de suplicios no puede estar más elaborado y ser más retorcido–. Da igual si los personajes masculinos reciben tanto o más que los femeninos, o si tras esa barbarie hay una reflexión contraria a lo que muestran las imágenes. En ese momento, Miike convierte en espectáculo el tormento de las féminas, y esas escenas son tan radicales y abrumadoras –a la vez fascinantes, lo que acentúa nuestro malestar– que anulan temporalmente la capacidad reflexiva del espectador, quien asiste a un show atroz. Esas imágenes de espanto, que no dejan que la paz sosegada ni siquiera exista, pueden arrasar con todo y ofender a algunos espectadores, pero no niegan la existencia de una serie de pruebas que disimulan, relativizan o sencillamente tumban su supuesta misoginia: la evidencia de que esas barbaridades representan el fracaso de la masculinidad al mostrar al hombre como una alimaña; la certeza de que algunas veces esas vejaciones tienen una voluntad crítica y forman parte de una sátira extrema. Ese es el caso de Visitor
Q, relato de la degradación de una familia degradada, una película que arranca con una prostituta adolescente acostándose con su padre. Se trata de una película en la que la violencia física, la guerra entre dos cuerpos, la batalla sexual hacia las mujeres es atroz: la madre drogadicta es maltratada sistemáticamente por su hijo, y el padre viola y asesina a una compañera de trabajo para poner después en práctica su necrofilia con su cadáver. Todas estas vejaciones son parte de un conjunto de naturaleza crítica: Miike pervierte hasta lo insoportable la institución familiar para mostrar su fragilidad y alertar sobre la pérdida de valores de la sociedad japonesa. El director de 13 asesinos juega de alguna manera al despiste, una de las torturas más insoportables de su obra está en Huella (magnífica película sobre el arte de contar historias que se articula en torno al recuerdo del calvario de una prostituta del siglo XIX). La razón por la que en esta película, en la que la víctima es torturada con agujas –introducidas, por ejemplo, entre la carne y la uña de sus dedos, una imagen insoportable en la que Miike se detiene poniendo sin duda a prueba al espectador–, no nos viene automáticamente a la cabeza la posible misoginia del cineasta es muy simple: en esa ocasión, la torturadora es también una mujer. Pero, sin duda, los dos mecanismos que mejor exculpan a Miike son la coartada genérica e, incluso con esa excusa, cierta tendencia a explicar los traumas del verdugo.
Miike convierte en espectáculo el tormento de las féminas, y esas escenas son tan radicales y abrumadoras. Ichi the Killer y Audition son perfectas para ilustrar la idea. Por un lado, el director se distancia de la realidad – evitando así interpretaciones literales de sus películas– al convertir a los castigadores de ambas películas en villanos de cine de género. Ichi es una especie de superhéroe demente, enfundado en un sofisticado traje de neopreno que dispara cuchillas desplegadas. Y Asami, la bella protagonista de Audition, lleva a cabo su macabro ritual final con un atuendo potencialmente icónico, vestida de blanco inmaculado y con delantal y guantes de cuero negro, el uniforme perfecto de un ángel de venganza. Sin llegar al punto de justificar sus acciones, Miike explica el pasado tormentoso y señalado por la violencia de ambos personajes: los abusos físicos y psicológicos sufridos por Asami desde niña y el atroz recuerdo –artificial– de una violación grabado a fuego en la cabeza de Ichi. Esta (Audition) es una de sus mejores películas, la que lo reveló definitivamente a nivel internacional, que tenga como protagonista a una joven de rostro angelical con una crueldad exacerbada contra el sexo contrario puede funcionar perfectamente como
venganza por todo el daño infligido a la mujer a lo largo de su filmografía. Incapaz de tener una relación desde la pérdida de su mujer, Aoyama, el protagonista masculino de Audition, acepta el plan de su amigo, productor de cine y televisión, para encontrar pareja. Consiste en realizar el casting de una película que nunca se hará y convocar a actrices que se ajusten al perfil de su esposa ideal. Aoyama, que ya demuestra su prepotencia respecto a las mujeres al aceptar la propuesta de la audición, se revelará aún más machista tras el casting, al explicar a su amigo las razones por las que quiere tener una relación con Asami, una de las participantes: –Es guapa, elegante y obediente. Elige a su futura esposa como si comprara unos zapatos y valora que sea sumisa. Se detecta en Audition la sátira de una sociedad profundamente machista sintetizada en el personaje de Aoyama, contra el que la protagonista femenina se rebelará con crueldad tras proyectar en él todo el sufrimiento que le han provocado los hombres a lo largo de su vida. Ni Asami ni el dibujo de su mundo se ajustan a un patrón realista. Miike la convierte en el tramo final en una villana de género,
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las imágenes que aluden a su entorno y su pasado son surrealistas y tienen un tono de pesadilla –Audition es, junto a Gozu, una de las películas de Miike que remiten con más claridad al cine de David Lynch–. Pese a su naturaleza genérica, el personaje de Asami es una representación extrema, perversa y macabra del deseo y de la guerra femenina contra la misoginia y el machismo. La tortura ceremonial a la que somete a Aoyama, clavando agujas en todo el cuerpo y amputándole un pie ante la mirada alucinada del espectador –no habituado a tan explícitas y detalladas exhibiciones de crueldad en un cine comercial o artístico–, es la imagen atroz de una venganza tan personal como colectiva. Por todo lo que significa, por revelar a un cineasta capaz de darle la vuelta a la obra, incluso de hacer autocrítica, sin caer en el error de tomarse demasiado en serio a sí mismo o ponerse a la defensiva, Audition es la mejor y más emblemática película del autor con un personaje femenino dominante. Pero Asami no es la primera atípica mujer fatal de su filmografía. En Fudoh: The New Generation, en la que las colegialas de melena lacia y uniforme impecable forman parte de la yakuza. Una de ellas provoca con una simple taza de café la sangrienta –y literal– explosión de un mafioso. Otra, además de escolar, stripper, asesina a sus objetivos lanzando dardos por la vagina
–y errando en el tiro cuando tiene la regla–. Estos personajes están integrados en una estructura mafiosa, son asesinas sin escrúpulos que han relativizado la violencia y contradicen su supuesta misoginia. El mensaje en el cine de Miike prácticamente nunca es cristalino, casi siempre hay algún fleco al que agarrarse para desmontar cualquier intento de tesis sobre sus filmes. En una demostración de su voluntad de huida del cine de autor y de las películas rígidas, ante las que el espectador no puede hacer más que mantenerse impasible, huye de las constantes y los discursos inflexibles como de la peste. Cuando se trata de identidad sexual y sexualidad, todos y cada uno de los personajes de las películas de Miike se permiten una vida propia, libres de tener que cargar con la perspectiva global del cineasta. En su filmografía hay tipos muy distintos de hombres y mujeres, que mantienen diferentes tipos de relaciones con los demás. Sus personajes simplemente son. Vienen sin intenciones ocultas, lo que deja mucho margen al espectador para proyectar en ellos las suyas. La colegial de la cerbatana entre las piernas, por ejemplo, resultará ser hermafrodita, confirmando así que Miike nunca admitirá etiquetas incontestables. Despidámonos con esta frase de Asami:
"No sabré de ti más que el dolor que me has causado, ni podré ya conocerte más allá del corte y de la herida, de la cicatriz y del pinchazo. Te recuerdo de mis sueños y sé cuánto te he amado; pero ya no sé quién eres y sí cuánto me dueles… Me lastimas, eres, y el resto es todo ensueño. Yacías, al principio, como una foto de carné entre legajos y legajos de aspirantes, pero fui yo quien, con la mirada hubo de darte un nombre que acabó por resultarme impronunciable y un rostro que acabó por desbordar todo el encuadre."
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por: Santiago Velasquez
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Kazajistán
reo que el régimen militar lo viví desde una edad temprana porque mis papás son militares de la fuerza aérea. No fue un crecimiento bajo un régimen muy estricto, como cuando uno se imagina una familia militar. Ellos se divorciaron, por lo que hizo falta esa unión para que se diera realmente ese tipo de mecánica. Sin embargo los elementos estaban ahí. Desde una edad temprana me acostumbré a seguir órdenes: el despertarse, los deberes, como me refería a mis papás, etc. Aprendí el concepto de autoridad. Particularmente en la parte atlética siempre estaba la noción de competir, de ser más fuerte, de salir primero. Volví a sentir algo parecido cuando llegué a los Estados Unidos hacia los once años, especialmente cuando me uní al equipo de futbol americano y de lucha libre. Creo que ahí fue la primera vez que sentí que no me importaba si este tipo me caía bien o no, el hecho es que la persona que estaba al lado de uno estaba dispuesta a hacer lo mismo que uno estaba dispuesto a hacer por el otro. Mi papá no quería que yo fuera un soldado. Me dijo que si quería hacer carrera militar fuera a West Point, una vaina a la que yo no tenía acceso ni
académica ni económicamente. Mi papá era piloto. El voló Kfir y Mirage. De hecho si vas a mi casa ahí tengo un casco de los que él usaba para volar. Después de que murió fue una de las cosas con las que me quedé. Fue un acto estúpido y rebelde haberme metido por ese lado. Yo estuve en el Army. Tenía dieciocho años cuando fui a básico (eso fue en el 2008). El campamento en el que estuve queda en el Norte de Carolina. Es campamento para adiestramiento. El que está allá es generalmente joven, raso… Fue una experiencia fuerte, no hay nada que a uno lo prepare para vivir eso. Independientemente de la crianza que uno pueda tener —familia rica, familia pobre— la comedera de mierda que se presenta allá es… distinta. Y pues allá uno encuentra personas que están dispuestas a eso: a comer esa mierda. Uno va allá a lo que va. Yo me fui con un amigo; él murió en acción. Es una etapa difícil de asimilar. Fue un momento de la vida en el que me sentí perdido y de alguna forma robado también. De las peores cosas que a uno le puede pasar es perder tiempo y siento que perdí muchos años de vida. Para mí
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es una sensación muy fuerte agarrar el vacío que deja eso, cuando a uno se le van años y uno no tiene qué agarrar. De nada de lo que hice yo creo que puedo decir que me siento orgulloso. Todo el mundo dice: “ay no, es que el pasado no importa, es todo lo que te ayudó para formarte y ser la persona que eres ahora”. Bullshit. Con base a lo que viví mi posición es que el pasado sí importa; de hecho es lo único que importa porque es lo único que realmente ha sucedido. El futuro es incierto y solo existe la historia. La idea de que todo eso lo ayuda a uno a formarse… No, qué pena, creo que hay caminos mejores para llegar a ser una buena persona. No necesariamente uno tiene que comer tanta mierda para llegar a estas conclusiones. Todo el mundo quiere vivir una justificación y de todo tiene sentido, si yo pudiera devolver el tiempo lo haría. It´s not gonna be a good time. You are not gonna enjoy this. Yo me enlisté porque yo tenía una novia y nos comprometimos. Highschool sweerheart. Love of my life. Sin embargo el futuro de ella era un poco más brillante que el mío y la vieja como que no quería tomar pasos tan radicales tan rápido. Quería tomar las vainas un poquito más calmadas y bien hechas. Ella era cantante
El futuro es incierto y solo existe la historia de ópera, entró a Juilliard. Yo dije bueno, mientras tanto debo hacer algo y pues tenía esa noción de que yo hago las cosas por mí mismo, yo puedo. Hay un bombardeo constante de las fuerzas en el colegio. Cuando uno estaba en el almuerzo ponían los puesticos del Army y te dicen “mira esto”, y te dan un folleto o alguna vaina. Se vende esa idea romántica del Army: you are going to have a great time! America, fuck yeah! Brown people you can rape! Yeah! Fuck yeah! Uno es un adolescente que no tiene idea de la vida y cuando se presenta la opción, y no tienes realmente más caminos, te parece la más viable. Te dicen “no guevón, tú entras acá y te damos formación especializada, te pagamos, y
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te damos vainas para el college también”. Y yo dije —no, ¡qué chimba!, aquí lo tengo todo. Aquí parcho mientras la vieja termina lo suyo—. Estuve en básico, volví a casa a Michigan y después fui desplegado. En Bagdad realmente solo hay un campamento grande, así que si investigas va a aparecer. Es árido, arena hasta en la nalga, estás deshidratado constantemente, la lengua se pone pastosa. Amarillo, seco, inerte y sin vida. Es un wasteland, un Mad Max. Uno llega y se siente minúsculo, no sabe por qué todo el mundo lo ve como con miseria, con pesar y algo de repudio también. Es una combinación de “llegó carne nueva”, “pobrecitos no saben lo que les espera” y “son unas mierdas porque no han vivido lo que hemos vivido”. ¿En qué caí? ¿En qué mundo estoy? En el primer instante que uno toma vida… ahí uno muere; después hay un proceso de duelo, no precisamente por lo que uno ha tomado sino por lo que uno ha perdido en ese momento. Por un lado, hay una necesidad de supervivencia; por otro, hay una perversión: después de hacerlo una vez, después de tener todo ese mundo colgado en la cabeza, y a pesar de la persona que soy hoy, aún hay momentos en que siento una necesidad
de sangre. Es mucho poder en las manos de una persona y corrompe. Cuando a uno no le parece algo uno tiene ese instinto asesino. Puedo y quiero pero no debo. Es ese instinto con el que debo pelear porque lo que más me cuesta aceptar es que me gusta, es una parte de mí. De ese sentimiento se derivan muchas de las cosas que les pasan a las personas después de eso. Olor a pólvora, a casquillo quemado, a humano, a muerto. El olor a vomito que uno tenía después de ver esas vainas. Sabor de sangre en la boca, sabor de lágrimas también. No hay nadie que yo haya conocido que haya sido inmune a lo que uno vive allá. Basta pasar más de cinco minutos con esas caras duras para sentir el dolor, para sentir la humanidad que tienen. Hubo una segunda rotación, otra vez a Iraq y cuando terminó volví de sorpresa donde mi novia. Entonces yo llegué y la vieja estaba con otro man. Eso me pateó. Eso me rompió en tres, cuatro, cinco y seis veces. Entonces volví a Iraq para una tercera oportunidad. Empecé a sentir el me importa un culo el mundo y tuve momentos de insubordinación. Tuve, tenía y tengo tendencias suicidas y a lo que me llevó eso fue a poner en riesgo a la brigada. Entonces en el momento
en que yo salía me convertía en trigger happy. Eso no se puede hacer, hay reglas. Cada bala tiene que tener un nombre y tiene que tener una razón. Ahí es cuando ellos trazan una línea y dicen “¡No! Si te querés matar pues matate, pero no vas a poner en riesgo la vida de los demás”. Así de fácil. Ahí empecé a sentir un inicio de un PTSD por lo que había vivido y el detonante fue esa experiencia. En ese momento a ti te pueden mandar a evaluación psiquiátrica, pero es una sentencia de muerte. Te ponen un sello y ya estás prácticamente afuera. Un mayor habló conmigo y quiso entenderme. Le expliqué las cosas, lo que estaba pasando y entramos a discutir la idea del suicidio. Ahí hay mucha tela para cortar, pero en resumidas cuentas de pronto uno quiere la muerte sin la responsabilidad de uno. Es muy distinto el “murió en combate” al “se suicidó”. El man me dijo: “vea, si de verdad esa es su desesperación, hay una nueva unidad experimental que estamos haciendo en Europa. Si usted se quiere meter allá es probable que no regrese. Entonces de paso hace algo con su vida, con lo que queda de ella”. Ahí pasamos a una nueva unidad que estaban haciendo. Se supone que iba a ser un tipo de fuerzas especiales y fuimos la prueba piloto. La
cosa no funcionó. Mataron a mi amigo. Yo deserté. A mi amigo lo conocía desde el colegio. El man simplemente me quería ver bien. Era como su única preocupación. Cuando me dio la pendejada hizo lo mismo. Estuvimos en una base en Alemania, en una ciudad que se llama Idar-Oberstein . Es un campamento para fuerzas que están en ese continente y es base central de muchas operaciones que se dan allá. La idea era siempre estar en vigilia porque la unidad se centraba en reconocimiento e información, esos eran los fuertes. A ti te despachaban por semanas y si te decían que te quedaras en el mismo lugar por días, pues no cerrabas un ojo. Tenías que ser un poste para ver que pasara un individuo porque necesitábamos confirmación. Nosotros estuvimos mucho en la frontera rusa con Kasajistán, porque ahí hay un tráfico de opio muy grande. Hay algo que se conoce como narcoterrorismo y es una forma de envenenar un pueblo de una nación para que se destruya desde adentro y no prospere. Eso sucede con ese tráfico de opios y también de una droga que se llama crocodile. Uno caminaba y las calles estaban llenas de jeringas. Era muy pesado. Duré año y dos meses.
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Olor a pólvora, a casquillo quemado, a humano, a muerto. El olor a vomito que uno tenía después de ver esas vainas. Sabor de sangre en la boca, sabor de lágrimas también. No hay nadie que yo haya conocido que haya sido inmune a lo que uno vive allá. Basta pasar más de cinco minutos con esas caras duras para sentir el dolor, para sentir la humanidad que tienen. Cuando me vengo para Colombia empiezo a tener problemas porque deserté. Life in prison. Estábamos en una misión, sucedió lo de mi papá y no me dieron la baja. A mí me llamaron un nueve de octubre y me dijeron “su papá está desaparecido” y después me volvieron a llamar y me dijeron “su papá está muerto”. Hablé con mi familia y todo era un llanto, no había claridad respecto al tema. Cogí un tren para Frankfurt y me monté en el primer vuelo que vi. Ya después me presenté en la embajada y empezó todo el proceso. Me quitaron la vigilia. Me siento robado. En el momento en que regresé no había nada, partes de mi humanidad, de mi esencia, de mi moral, se fueron perdiendo. Tocó reconstruirme desde cero. Fue de verdad un trabajo de años con un psiquiatra. Si no hubiese tenido esa ayuda quién sabe en qué estaría yo.
Uno aprende mucho sobre la idea de paz. Todo el mundo habla de paz pero yo creo que una persona que no haya vivido eso no sabe realmente lo que es paz. Cuando uno se somete a esos extremos es cuando uno comienza a hallar valor en las cosas. Me he cruzado con muchas personas que hacen estudios de paz y los veo y pienso “no, no, no, usted no puede hablar por las víctimas”. No tienen que enlistarse pero hay que ensuciarse las manos. El cambio hay que tomarlo, no es malo, hace parte de la vida. Creo que una solución es hacer las vainas de raíz. Mi vida ha sido una serie de destrucciones y reconstrucciones, si un edificio está malo pues se tumba y se vuelve a hacer. O se deja el terreno limpio.
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por: Santiago Ă lvarez MĂŠndez
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en
Kazajistán
[…] He estado dos veces en Cuba. La primera no la recuerdo muy bien. Corría el año 1996, pero en mí todavía no corría el casete de la memoria. A mi falta de recuerdos se le suma que nuestra cámara familiar fue hurtada en una playa en Santa María, gracias al descuido típico del turista embelesado y a la viveza del que no tiene que comer. La isla comenzaba a ver una tenue luz después de uno de los periodos más difíciles de su historia: el periodo especial en tiempos de paz. Bajo este eufemismo el grandilocuente y sagaz Fidel nombraba la mayor crisis económica vivida en Cuba. La caída del bloque soviético, sumada a un desalmado recrudecimiento del bloqueo económico por parte del gobierno de Estados Unidos, desoló la pequeña y combativa isla; las fábricas pararon, la exportación de azúcar se quedó sin su mayor comprador. La leche –que solo alcanzaba para niños y ancianos– se agrió por los constantes apagones. ¿El resultado? Una generación entera dejó de creer en el paraíso que idearon aquellos barbudos desde Sierra Maestra. La segunda vez fue hace poco. En julio pasado. La isla sin duda atravesaba otro momento. Las aperturas económicas
posteriores a la dimisión de Fidel generaron mejores vientos económicos para el ciudadano de a pie cubano. El sector turístico se consolidó y se convirtió en una de las mejores fuentes de ingreso para el gobierno liderado ahora por Raúl Castro. La tecnología y la globalización también hicieron lo suyo: mediante tarjetas de internet que sólo sirven en sitios públicos, los habitantes de la isla se conectaron con el fulguroso mundo que había afuera de ella. Tal fue el punto de la revolución –ahora tecnológica– que el Trap comenzó a desplazar de las esquinas y los parques al mítico son montuno que en los años románticos de la revolución castrista alimentó los sueños de cientos de jóvenes de latinoamericanos que – como mis padres– veían en la isla un nuevo futuro. Un nuevo futuro lejos del control político, donde las ideas, el arte y la igualdad se fundían bajo el grito ¡Patria o muerte!. Precisamente en una de estas plazas de WiFi conocí a Yanelys Nuñez Leyva, una simpática mulata que me ayudó a entender cómo funcionaba esa tarjeta que me resultaba tan anacrónica a mí, que había crecido con las posibilidades
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“La Bienal de La Habana, más que de los artistas y de las instituciones, pertenece a la gente, es el evento que más pegaba con la gente. El estival de Cine son cuatro cines, que cada día son menos, pero la Bienal penetra dentro del tejido social real: ú te puedes encontrar una scultura en una esquina, el royecto del Malecón, miles de cosas que rompen con el ubano de a pie”, y libertades que brinda el internet. Yanelys es una pelada activa. Sabe dónde está parada y evalúa con ojo crítico y perspicaz los desenvolvimientos políticos –a veces monárquicos– de su país. De hecho, es la creadora de un portal de internet llamado “Museo de la disidencia en Cuba” que se da a la tarea de analizar a las figuras públicas que en su debido momento histórico atentaron contra lo establecido por el régimen. Claro, en este mausoleo cibernético se encuentran Martí y Fidel, pero también otros cubanos de poco renombre que se han opuesto al régimen imperante desde aquel enero de 1959. Dentro de los nombres que se encuentran en la página de internet, está el de Julio Antonio Mella, estudiante que promovió la creación de la Universidad Popular José Martí y concientizó a los estudiantes sobre sus derechos y deberes con la educación de la clase obrera. En honor a sus justas causas libradas, en 1965 se alzó un busto en el edificio Manzana de Gómez. En abril pasado, después de 68 años –y una revolución social de por medio– el gobierno cubano desplazó a Mella de su lugar histórico para dar paso a un lujoso hotel con la categoría cinco estrellas plus. El colectivo del Museo de la disidencia cubana, liderado por Yanelys y Luis Manuel Otero Alcántara, desarrolló una serie de actividades performáticas e informativas en las que cuestionaban cómo el propio Estado cubano atentaba contra sus próceres para dar paso a las lógicas capitalistas que tanto han tratado de derruir.
El trabajo de Yanelys y Luis Manuel ha consistido en evidenciar las faltas de coherencia en el pensar y el accionar de las instituciones cubanas. Hincados en las nuevas libertades que trae consigo la llegada del internet público a la isla, han desarrollado distintas acciones que interpelan las políticas públicas. Desde hace varios meses se encuentran trabajando en #00Bienal de la Habana, una muestra artística organizada al margen de las instituciones culturales del país que surgió debido al aplazamiento de la XIII Bienal de la Habana, organizada por el Consejo Nacional de Artes Plásticas y el Instituto Wilfredo Lam. Dicho aplazamiento se debe a que los fondos que serían destinados para realizar este evento en 2018, serán destinados a la manutención de distintos edificios culturales que han sido afectados por el huracán Irma en el pasado mes de septiembre. Sin duda, la no realización de la Bienal afecta de manera negativa a la Habana: “La Bienal de La Habana, más que de los artistas y de las instituciones, pertenece a la gente, es el evento que más pegaba con la gente. El Festival de Cine son cuatro cines, que cada día son menos, pero la Bienal penetra dentro del tejido social real: tú te puedes encontrar una escultura en una esquina, el proyecto del Malecón, miles de
cosas que rompen con el cubano de a pie”, argumenta Alcántara. Con el fin de que el espacio de interacción entre el arte y el público habanero no se diluya, nace la #00Bienal de la Habana. Como era de esperarse, la realización de este evento resulta incómoda para el gobierno cubano y por ende han tratado de dinamitar su ejecución.
Los hechos: El pasado 6 de noviembre fue allanado y posteriormente detenido Luis Manuel Otero Alcántara en su domicilio, donde horas más tarde se daría una conferencia acerca de la #00Bienal de la Habana. Basados en una orden de trasiego de materiales de construcción, agentes policiales entraron en la casa del artista cubano para incautar once sacos de arena y dos de cemento y llevárselos junto con él a la estación de policía de la Habana Vieja. Después de terminar la inspección, varios agentes condujeron a Yanelys Nuñez Leyva a otra estación para interrogarla, pese a que ella aclaró que no tenía ningún vínculo legal con Luis Manuel ni mucho menos con su predio. “Luego de dos horas de espera en la estación me dijeron que ellos no tenían nada que ver con asuntos políticos, que ellos no querían detener ningún
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evento nuestro, que para eso había un departamento, que ellos solo estaban haciendo su trabajo: buscar materiales de construcción sin papeles” cuenta Yanelys. Posterior a la captura, la familia de Luis Manuel mostró en la estación de policía los papeles que certificaban que los materiales de construcción habían sido adquiridos de manera lícita. Cuando el caso llegó a la fiscalía cubana –institución que se supone debe responder bajo la objetividad y la ley– el caso pasó de ser de dominio público a ser privado, es decir, que solo la policía y la fiscalía tendrían conocimiento de él. El día de hoy (9 de noviembre) Yanelys fue a pagar la fianza estipulada por la policía cubana. El precio de la libertad de Luis Manuel fue de 1000 CUP, cuando el salario mensual oficial en la isla oscila entre los 700 y los 600 CUP (moneda nacional). Luis Manuel seguirá con el proceso abierto por receptación y podrá ser llamado a juicio en los próximos días. Para Yanelys, esto es un fiero acto de intimidación por parte del gobierno cubano: quieren amedrentar no solo a los organizadores de la #00Bienal de la Habana, sino a cualquier artista cubano que se solidarice con la causa de Luis Manuel.
Sin embargo, con o sin el visto bueno del gobierno cubano, la Bienal sigue. El arte busca la forma de escapar al vedo político. Sin presupuesto y de forma voluntaria, un importante número artistas cubanos (Yanelys me pidió que no dijera el número exacto) se encuentran trabajando en la realización del evento. Del 5 al 15 de mayo la Habana se vestirá de fiesta para albergar distintos trabajos de artistas nacionales e internacionales. Hoy, a vísperas del primer aniversario sin Fidel, recordamos su discurso en el año 2000 por el día de los trabajadores:“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional”. La #00Bienal sigue en pie. Para enterarse de cómo puede participar acceda al siguiente link: http://www.havanatimes.org/ sp/?p=127308
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A R M E N I O A X B Q G
S E L K N A M T R A D U
D E A O G N F H Ñ N I A
S A E S O I M D M G A T
W F I A E W O B N L U E
B D A N A U C O K A E M
U K R A N I A I A D E A
R C V M S X M V B E N L
Genocidios 1. Entre 1915 y 1923 el imperio otomano deportó y exterminó a por lo menos un millón y medio de civiles pertenecientes a este pueblo de oriente próximo. Las prácticas de aniquilación incluyeron marchas forzadas a través de zonas desérticas donde las víctimas murieron de hambre y sed.
U A L I B A B E A S K A
N H H B E A O U O H M K
D Q Ñ I C Q Y A U O S L
I J K A I U A L I B I A
Tutsi asesinó a entre 80 000 y 120 000 Hutus. Posteriormente, en 1993, facciones del partido político de los Hutus asesinaron a por lo menos 25 000 Tutsis, con retaliaciones que causaron el mismo número de víctimas dentro de los Tutsis
2. Entre 300 y 500 mil personas murieron en este genocidio perpetrado en 1971 por el gobierno del Oeste de Pakistán sobre los movimientos independentistas bengalíes del este. Se calcula que entre 200 000 y 400 000 mujeres fueron violadas como parte de la ofensiva.
6. Nombre del actual territorio africano donde el Imperio Alemán adelantó una campaña de exterminio racial, principalmente contra los pueblos Herero y Nama (causando entre 24 000 y 100 000 muertes en el caso de los primeros). La deshumanización de las víctimas y su posterior reclusión en campos de concentración lo ubican como un antecesor del Holocausto judío.
3. A inicios de los años 80 el presidente Efraín Ríos Montt instauró una campaña de terror contra los pueblos mayas de su país, a quienes veía como subhumanos y a quienes acusó de auxiliar a las guerrillas comunistas. Como resultado, alrededor de 166 000 indígenas fueron asesinados o desaparecidos.
7.El régimen del Khmer Rouge, liderado entre 1975 y 1979 por Pol Pot, acabó con la vida de entre 1,5 y 3 millones de personas. Inspirado en las relocalizaciones masivas de Stalin y Mao Tse-Tung, el Khmer Rouge desplazó, torturó y mató por desnutrición y labores forzadas a por lo menos el 25% de la población su país.
4. Esta tribu (también llamada Ona y específicamente localizada en la Isla Grande de la Tierra del Fuego) fue exterminada entre los siglos XIX y XX a manos de ganaderos y mineros chilenos, argentinos, británicos y norteamericanos.
8. Dentro del plan de colectivización de la producción agrícola de la Unión Soviética, el gobierno de Joseph Stalin impuso duras condiciones de alimentación y vida a los campesinos de esta antigua región rusa. Se estima que entre 7 y 10 millones de personas murieron de hambre entre 1932 y 1933 como resultado del proceso.
5.En poco más de 20 años sucedieron dos genocidios en esta nación africana. En el primero, de 1972, el gobierno
“La muerte de un solo hombre es una tragedia, la muerte de millo nes es una estadística” - Atribuida a Joseph Stalin.
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victimarios
Águilas Negras — Autodefensas Gaitanistas de Colombia Urabeños — Rastrojos — Fuerza Pública — ELN Disidencias de las FARC
1
víctimas
Carlos Jesús Báez Torres (Karla) Comunidad LGTBI de Cúcuta Cúcuta - Norte de Santander
4
víctimas
Yoryanis Isabel Bernal Varela Organización Wiwa Golkuche del reguardo Kowi, Malayo y Arhuaco Valledupar – Cesar
2
víctimas
José Yimer Cartagena Úsuga
Asociación Campesina del Alto Sinú (Asodecas) Carepa – Antioquia
5
víctimas
Leonidas González Pérez MESDHUPERA Bello – Antioquia
3
víctimas
Emilsen Manyoma Mosquera
Red Comunidades Construyendo Paz en los Territorios – CONPAZ
Buenaventura - Valle del Cauca
6
víctimas
Edilberto Cantillo Meza
(ASVERVIC). Asamblea Campesina del Cesar por la Restitución de tierras y el Buen Vivir. El Copey – Cesar
7
víctimas
Falver Cerón Gómez JAC de vereda de Esmeraldas Mercaderes – Cauca
10
víctimas
Narda Barchilón
Comunidad de mujeres barrio Villaluz y ORG Apoyar Arauca – Arauca
8
víctimas
César Augusto Parra
Colectivos de Mototaxistas en La Dorada La Dorada - Caldas
11
víctimas
Katherine Escalante Castilla Defensa Civil Aguachica Aguachica – Cesar
9
víctimas
Washington Cedeño Otero ADEMACOR Puerto Escondido – Córdoba
Lamentablemente, desde que se comenzó a hacer esta revista hasta el momento de su impresión, la cifra de lideres sociales asesinados ha incrementado de manera vertiginosa. Los datos que acá encontrará son sacados del informe “Agúzate que nos están matando” realizado entre enero y junio del 2017. Para la fecha de impresión (22 de noviembre de 2017) el número de asesinados subió a 129 . Este es un ejercicio de memoria. Recordar nos hará más fuertes. ¡No pasarán!
(cifras de enero a junio de 2017)
VÍCTIMAS:
Líder comunal: 12 Líder comunitario: 10 Líder agrario o campesino: 6 Líder afrodescendiente: 5 Líder indígena: 5 Líder sindical: 5 Líder LGTBI: 3 Líder estudiantil o educador: 2 Comunicador defensor de los derechos humanos: 2 Defensor Abogado: 1 Líder de mujeres: 1 Líder víctimas o desplazados: 1
Victimarios: (número de asesinatos de enero a junio de 2017)
Desconocidos: 41 Paramilitares:
3
Fuerza Pública: 2 ELN:
1