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In memoriam Ángel Ortuño
In memoriam Ángel tres poemas de Ortuño
Julio Trujillo
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Por supuesto que es terrible la muerte precoz, y cuando se trata de un poeta que nos deja de súbito es doblemente terrible. Ángel Ortuño (1969-2021) vivía su acmé, su momento mejor y más intenso, cuando murió. Fue como si se hiciera un silencio ensordecedor. Fue tan antipoeta que se volvió el más genuino de los poetas, siempre ofreciendo una vuelta de tuerca para mantenernos un poquito incómodos y deslumbrados, siempre inteligente, siempre musical, siempre blandiendo un sentido del humor tan afinado como una Fender Stratocaster. En este número de Lee+, dedicado a la poesía, recordamos al poeta punk y tierno, al cultísimo lector, al vate que vino a refrescar nuestra poesía. Los tres poemas que compartimos son del libro 1331, publicado en 2013 en la colección Práctica Mortal, del entonces Conaculta.
MIL TRESCIENTOS TREINTA Y UNO
No demuestres tu mala educación
y no preguntes: con este signo vences, con el otro te acuchillan señores vestidos de levita
y sombrero de copa mientras que la carroza, a falta de caballos va tirada
por una tarántula gigante como se acostumbraba en el Japón cuando era el año de mil trescientos treinta y uno.
ESTE HOTEL ES UNA DE LAS SIETE PUERTAS DEL INFIERNO
Su música distrae. Jamás
advierte: de pronto en el pasillo de cereales la voz de las ofertas dice una profecía o la señora anciana se desnuda
y sonríe. Las ondas cerebrales de un cadáver
CÓMO SER TU PROPIA MAMÁ
The rest of the film is filled by bad Mexican actors and strippers wearing granny panties.
Se aplicó un cuestionario a 120 alumnos para saber qué esperan de sus profesores. Respondieron a coro una cita de san Agustín: “La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros”. El dios verdadero no pide sacrificios de esa clase.
¿Quién, entonces, debería señalarnos el camino a seguir? La respuesta es el cliente. Yo también hablo así
cuando estoy nervioso: sé que mienten y no me casaría con un hombre que tuviera un brillante porvenir: ¿por qué luego de cerrarme la puerta en la cara
esperan que les tenga consideraciones?