Julio 2007
Año 1, No. 6
EL SUEÑO DE DON JUAN
El sueño maravilloso, perfecto, de Casanova,
de don Juan Tenorio y de todo conquistador amoroso, es llegar al Cielo cuanto antes: porque saben que allí los aguardan, inquietas, once mil vírgenes. René Avilés Fabila HISTORIA DE AMOR
La mujer que amo se ha convertido en
tortuga ninja. Yo soy su proveedor de pizzas. �
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Víctor Soto Ferrel
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No caerá más lluvia. El olor a pasto moja-
do se petrificará en el aire. La mariposa jamás reemprenderá el vuelo. No sonarán más melodías alegres. La niña flotará por siempre con su cuerda doblada. El mundo jamás girará nuevamente. La línea del tiempo se corta con un parpadeo. El efímero instante se vuelve eterno. Rafael Zamudio
ABOMINACI�� � N
Al ver lo que su divinidad había creado, se suicidó.
Karina Uribe
TAXI AL PARAÍSO
Al-Hakam despertó ese día muy cercano a
la primavera recordando Tetuán, marzo siempre ha sido el mejor mes -pensó-, todo parecía y sabía a su viejo y seco barrio. Reemplazó la realidad insipiente por una geografía poblada y construida sobre ruinas, atacada por tropas castellanas, invadida por piratas, arrasada por el ejército; siempre reinventándose entre la pólvora y la escasez. Imaginaba sus calles imprecisas, imperceptibles entre un mar de gente abatida por el ocio que acarrea la desolación. Gente, todo el tiempo gente, y él. En la mezquita el Imám tenía el sustantivo y él la acción. Abrazado al Corán y con su mochila resguardada, aguardaba impaciente. Le resultaba fantástico convivir en otra ciudad cuando la única palabra que se conoce es la de Alá. Desesperado agitaba su mano derecha haciendo señales a los taxis, hacía dos años que había llegado allí y ése era su único medio de transporte, incapaz de averiguar las rutas públicas automáticamente se montaba a los automóviles y balbuceaba las direcciones. De cualquier manera sólo acudía a sitios públicos en casos muy necesarios, mientras que a casa de sus “hermanos” caminaba de ida y vuelta como un auténtico boomerang. No conocía más caminos que ése. Al fin un taxi se detuvo a sus pies y apresurado se montó en él, acercó su último billete de veinte euros al chofer y por tres segundos habló su mejor y más claro castellano: ―Bajo en el metro Atocha. Mavi Robles-Castillo AÚN SE LAVA A MANO
Termino mi jornada laboral de 16 horas en la
planta de energía protónica, me teletransporto a casa en mi cápsula ZX-60. Allá, X-brotin, una fogosa cyborg, y Zengmu, la venusiana más excitante de la galaxia, me esperan. Al llegar apretaré un sólo botón y todo será abrazos, besos y caricias. Mis ojos se iluminarán ante el resplandor que ellas irradian y mi mano me llevará al orgasmo. Alonso Díaz 2
BUENA EDUCACIÓN
Hoy amanecí con ganas de ser una stalker. Siempre he sido una hija ejemplar. Buenas calificaciones, diplomas, cuadros de honor. Salidas nocturnas ni pensarlo. Novios tampoco; “La escuela y el noviazgo no van de la mano”, dice mi padre. Yo, como mi madre, obediente y buena cocinera: toda una prometedora ama de casa. Nunca contrarié mi condición de mujer. Sin embargo, después de soñar ser perseguida por mis enormes ojos, no quiero más que sentir el poder que esa mirada me transmitió. ¡Ahí está! La primera víctima. Voy tras mi padre. Y por si las cosas se complican, en la mano llevo un gas pimienta que él mismo me dio. Rosa Razo
DIJO QUE SÍ...
Y su futuro fue revelado al instante ante sus
ojos, sobre su cuerpo frágil. Entonces sintió todo lo que le faltaba por sentir: el doloroso parto, un niño sobre sus brazos, el aliento del insulto, la fragilidad de la muerte de alguien amado. Vio la inteligencia de una máquina, la puesta de sol de oriente, sus manos ya viejas y arrugadas, la tranquilidad de la muerte. Escuchó el grito de terror, la música alegre de una funeraria y el roer de ratones corriendo entre sus pies. Olió un vino afrutado, el mar a las 5:00 de la mañana, el tabaco en el aliento de él. Pisó piedras calientes, arena fresca, roca calisa, sentimientos verdaderos Dijo que sí. Y no se arrepintió. Miryam Ruiz
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DISEÑOS TRIBALES
Mi hija me mostró un laberíntico diseño que
una amiga le había dibujado en la libreta. ¿Parece hipnótico, verdad?, me preguntó con voz extraña. En efecto, el dibujo era un dédalo de tinta que seducía y mareaba. En mi caso, además, acababan de sacarme una muela y todavía estaba medio anestesiado. Conseguí apartar la vista, balbuceé algo, y fui a tumbarme en la cama, donde quedé dormido. Soñé con cárceles circulares, con tatuajes de fuego, con pasillos recursivos. Me desperté con un rotulador en la mano, al lado de mi hija, dibujando ambos en la pared, compulsivamente, aquellas espirales inacabables. Aquiles Heredia ¿DÓNDE SE HACE EL AMOR?
La variedad de respuestas demostraron la pre-
cocidad del grupo: en la cama, en el sillón, en el piso, el clóset, la mesa, la lavadora, el asiento trasero de un auto y hasta en el techo. Pero la respuesta era tan sencilla e inocente que nadie se imaginó que estaba debajo de sus narices, debajo de su mentón. El amor se hace en el corazón, aclaró el pícaro maestro provocando una expresión de obviedad masiva. Sonrió. Marcelo no pudo evitar notar esa arruga en la comisura de sus labios y el brillo en los ojos del viejo calvo y panzón. Dentro de su arrugada frente, un recuerdo le proyectaba el número 240. Luego aparecía ella postrada en una cama en forma corazón. ¿De qué se acordó, profe? Hasta ese momento el maestro tenía la mirada clavada en los pechos de una compañera de clase y despertó del trance al escuchar la pregunta. De nada. Terminó por dada la pregunta y dio el resto de la clase con un ofensivo bulto en el pantalón, pensando en el corazón. Néstor Robles
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LA ÚLTIMA VOLUNTAD DE ORLANDO
Orlando seguía ahí, como inmóvil, paralelo al
suelo. Después de un rato vimos que sacudió los brazos. Nos tranquilizamos un poco: seguía vivo, aunque bañado de vómito. Estábamos ahí para ver si todavía respiraba. La verdad nos sacó un buen susto en la borrachera de anoche. Como se hizo en su casa, no le preocupó empinarse la botella de tequila, y le bajó casi la mitad sin detenerse a tomar aire. Le aplaudieron, pero yo temí lo peor. Siempre tan tímido y reservado, siempre tan contenido... Ahora que sus padres salieron de viaje, quiso romper en esta fiesta toda la imagen que me había formado de él. Si Orlando bien sabía a lo que iba, porque cuando agarró la botella dijo: “¡Que sea mi última voluntad!”. Luego se mareó, habló incoherencias, le dijo a todas las muchachas que las amaba. Hasta que se reclinó en la pared, vomitó hasta por adelantado y se tiró al suelo a convulsionarse. Se acabó la fiesta. Los que quedamos le gritamos: “¡Orlando!”, pero ya tenía los ojos en blanco y la mente en quién sabe dónde. Se hizo tan noche que tuvimos que dejarlo ahí tirado. De su pantalón sacamos las llaves de la casa, cerramos con seguro, y le aventamos el llavero a través de la ventana. Hasta hoy en la tarde me acordé de él. Miguel Ángel Lozano
OJOS HINCHADOS
No vayas a ver al eclipse directamente, le re-
pitieron hasta el cansancio al pequeño Hernán. Ten este filtro para que lo puedas ver. Pero el niño fue necio: cuando el fenómeno ocurrió, hizo justo lo contrario a lo que le habían dicho. Ahora está en el hospital, tiene los ojos hinchados. Fue dura la golpiza que le dieron por desobediente. Héctor Palacios 5
RESPUESTA
Escribo por si me agarran de sorpresa, porque perdí todas las canicas, ¡porque sí! Para pisar el césped de tu patio mientras se aleja el camión de mi ruta, para abofetear carcajadas, porque la fantasía me asusta, para construir tu casa y porque no sé pegar ladrillos. Escribo por los dedos congelados en el sexo, por los besos furtivos y las cachetadas que les siguen, para beberme el néctar de tu vientre, para encontrarte entre líneas, porque me gusta el aliento de una buena cruda, para comprometer los silencios, para colgarme de tu brazo por la avenida. Escribo para enmudecer las revoluciones del futuro, para renacer en Macondo, por si nunca te conozco y para que te olvides de mí. ¡Mentira! Escribo sólo para poder conciliar el sueño... Mavi Robles-Castillo
MORIR EN DICIEMBRE
El hombre camina sobre la acera mojada. Cuen-
ta los pasos, lleva trescientos sesenta y tres, trescientos sesenta cuatro y antes de colocar su pie izquierdo sobre el pavimento descubre una moneda: redondita, argentada, menuda, con la cara de un hombre como el que ahora la encuentra y la levanta. Inmóvil, mientras los autos y la gente pasan los minutos pasan las horas pasan la observa. Piensa en qué gastarla, le salen canas, arrugas, se escucha una cuenta regresiva, dos uno cero y desaparece. La moneda cae al suelo con sutil tintineo. La acera está seca. Un niño aparece en la escena, toma la moneda y la arroja a una fuente pidiendo un deseo: morir en diciembre. Luis Alfredo Gastélum
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MODUS VIVENDI
Octavio escribe nombres en la arena de la pla-
ya. Corre al agua a lavarse las manos y al volver voltea al suelo. Entre carcajada y carcajada, Octavio se burla de quienes escriben su nombre en la arena de la playa. Rafael Zamudio
FREEDOM IS JUST ANOTHER WORD FOR NOTHIG LEFT TO LOSE
Hoy vivo sin rumbo, sin casa y sin amigos. En
algún momento de mi vida tuve una familia y muchos hermanos, jugábamos y peleábamos por un poco de leche y comida. De mi padre supe muy poco, murió atropellado. “Mi piel se queda regada en cada lugar que estoy porque se cae en pedazos, soy más oscuro que una noche sin luna y mis cristalinos ojos reflejan lo que vale la vida. No se cuál es mi nombre, pero todos me llaman de la misma forma. Soy un ser libre, pero sólo de lo habitual, porque de alguna forma soy esclavo y prisionero de mi propia vida, de mi suerte y de mis necesidades.” (De la minificción Día a día, de Iván Guadarrama.) Camino, camino, no me baño y tengo que pelear como bestia por un pedazo de pan. No me preocupa la noche ni lo que pueda pasarme, pues la gente me tiene pavor. Los hombres me miran ajeno y las mujeres me tienen lástima. Algunos insatisfechos en ocasiones me tienen caridad pero luego se vuelven hacia sí mismos y de nuevo me veo durmiendo sobre el asfalto. Despierto y siempre es la misma mierda: mis orejas tapadas de polvo, mi lengua seca y mi estómago vacío. El semáforo en verde parpadea, el carro se apresura, amarillo, rojo... rojo sangre. El perro no sabía cruzar la calle. Patricia Ibarra 7
Julio 2007
Año 1, No. 6
DIRECTOR GENERAL Alonso Díaz SUBDIRECTOR EDITORIAL Luis Alfredo Gastélum CONSEJO EDITORIAL DISTRIBUCI�� Ó� N Alonso Díaz Néstor Robles Rosa Razo Luis Alfredo Gastélum C. I. Solórzano Rafael Zamudio EDITORES Rosa Razo Néstor Robles CORRECCIÓN DE ESTILO Rafael Zamudio DIRECTORA ADMINISTRATIVA C. I. Solórzano IDEA DE DISEÑO Octavio Machado VERSIÓN DIGITAL Néstor Robles
Revista Mensual Tijuana, Baja California, México Julio 2007 Edición Digital Envía tus minificciones a: colaboraciones@revistamagin.com Visita: www.revistamagin.com