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MODA / Fleet Ilya. El erotismo como estilo de vida ARTE Ben Rivers y su arte profundamente humano
Ben Rivers y su arte profundamente humano
TXT:: Alejandro González Castillo
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Con base de operaciones en Londres, Ben Rivers se asoma como uno de los artistas más propositivos dentro del arte audiovisual contemporáneo. Su carrera lo avala. Ha sido visionario si se considera que su trabajo se planta en la frontera que existe entre documental y ficción, pero también debido al esqueleto que bajo sus argumentos narrativos se encuentra: un imaginario donde la atemporalidad se erige como definitoria, en cierta medida debido a las características de su formato favorito (16 mm).
Ben estudió Bellas Artes en la Falmouth School of Art. Arrancó enfocándose en la Escultura, aunque pronto la Fotografía lo llamaría para finalmente empuñar una cámara super 8 y desde entonces perfilar su futuro. De su oficio, se sabe que prefiere ejercerlo a solas; incluso revela sus películas en casa, tras extraerlas de una vieja Bolex de cuerda, a oscuras sobre el fregadero de su cocina para luego montar el sonido también en solitario. Un ermitaño sistema de trabajo que se palpa en los resultados de su obra, donde la condición de nuestra especie pareciera elevarse una vez que el ser humano, precisamente, consigue “desprenderse” de las ataduras que a nivel social se autoimpone.
El suyo es un universo distante, quizá marginal, aunque profundamente empático. Por ejemplo, en Now, at last!, Rivers se dedica a observar a un oso perezoso a lo largo de dos episodios perfectamente definidos: el primero, a blanco y negro; el segundo, con la aplicación filtros. Pasa así del sonido ambiental a solicitar el apoyo de los Righteous Brothers y su catastrófica “Unchained melody”. En contraste, en Look then below, el inglés recurre a la ficción para predecir el arribo de un mundo rebasado por la destrucción ambiental. Una suerte de novela narrada con lobreguez, entre cavernas y luces de neón. Ambos casos, muestras rotundas de que al artista le preocupa la forma en que nos integramos a nuestro hábitat.
Look then below formará parte del Festival Internacional de Cine UNAM (FIC UNAM), el cual tendrá lugar del 18 al 28 de marzo vía virtual (toda la programación en www.ficunam.unam.mx). Una excelente oportunidad para acercarse al trabajo de Rivers, un hombre que tras la cámara ha encontrado una manera de replantearse los alcances y límites del observador, pues dirige la mirada a esos puntos oscuros que como sociedad buscamos ignorar; desatiende el ritmo salvaje de la modernidad para extraviarse en los detalles que la naturaleza nos obsequia. Algo que todos, si lo buscáramos, experimentaríamos a diario. Profundamente humanos, al fin y al cabo.
TXT:: Juan Carlos Hidalgo FOT:: Chris Almeida
EL DOLOR NO DURARÁ POR SIEMPRE
ARLO PARKS
La participación de la californiana provocó un estallido que se fue amplificando; más tarde nos sorprendería al dar a conocer un poco acerca de su proceso de creación: “Gorman leyó a Winston Churchill, para ayudar a comprender la retórica del poder; a Walt Whitman, para inspirarse; y al activista abolicionista Frederick Douglas para hablar del país con el que sueña”.
Aquello fue un acierto que pensé que podía quedarse en un caso aislado, pero pronto (apenas 9 días después) vendría la acometida de otra joven poeta -¡todavía menor!-. La inglesa Arlo Parks publicaba su disco debut bajo el apelativo de Collapsed in sunbeams (Transgressive, 2021), y lo hizo abriendo con una pieza de spoken word de apenas 55 segundos que cierra diciendo: “We’re all learning to trust our bodies, making peace with our own distortions / You shouldn’t be afraid to cry in front of me. I promise”.
Anaïs Oluwatoyin Estelle Marinho tiene 20 años y nació en Londres (en el rumbo de Hammersmith); ella misma encarna la diversidad cultural al asomarse como una mezcla entre nigeriana, francesa y de la República de Chad. La chica decidió crear el alter ego de Arlo Parks tomando como referencias lo hecho por King Krule y Frank Ocean al crear los suyos. Para canalizar su discurso no apostó por la furia del grime o lo crepitante del dubstep, sino que se decantó por los sonidos más clásicos del soul y el r&b. Curiosa manera de comunicarse con la gente de su edad.
La historia de Arlo Parks parece que estará siempre marcada por el título de su primer EP, que lleva el simbólico nombre de Super sad generation (2019) y en el que comenzó con esa saga de canciones que hacen las veces de un tónico ante la devastación emocional, el miedo y la soledad. Sorprende que desde el primer momento la intención de la artista fuera ofrecer compañía, establecer un diálogo entre personas, como si fuese un encuentro cara a cara.
Tras de Sophie (2019), un segundo EP que dejó claro su ritmo de trabajo, comenzó a ganarse un lugar como una especie de vocera de la Generación Z que le ha allanado el camino, aunque no se trate de una etiqueta fácil de llevar. A ello hay que sumar que abiertamente se pronunció bisexual y muy comprometida con las enfermedades emocionales, por lo que colabora activamente con la asociación Mental Health Charity.
Collapsed in sunbeams es tanto una crónica personal como su manera de crear un bálsamo para confortar el alma. Musicalmente, se nota que la autora creció escuchando a Otis Redding y Nina Simone, pero lo que en su más reciente álbum ofrece se queda en una zona intermedia entre Amy Winehouse y Blood Orange; se dice que se acerca al neo soul, pero acá no hay nada del futurismo a lo Janelle Monae sino un aliento muy vintage que crece cuando se acerca a las maneras minimalistas de The XX y a los mejores momentos del trip hop (en “Portra 400”). Al final, se destaca por la belleza que desprenden sus temas y esa estupenda manera de interpretar.
El empujón definitivo se lo ha dado en el estudio el músico y productor noeyorquino Gianluca Buccellati, quien ha colaborado con otras voces femeninas como Tei Shi y Hazel English. Su aportación ha sido definitiva para detallar a una pieza tan llegadora como “Hurt”, que transcurre lentamente para exponer un mensaje dirigido a una generación que casi no sabe esperar: “No dolerá tanto para siempre”. El otro punto de inflexión del álbum lo ofrece “Eugene”, uno de los sencillos de adelanto, en el que da cuenta de la incomodidad de una bisexual al enamorarse de su mejor amiga heterosexual y ser devorada por los celos que provoca su novio.
En suma, Collapsed in sunbeams es como una colección de asuntos generacionales a través de una sensibilidad muy centennial plasmada en las letras y acompañada de una música tomada de una tradición muy ilustre. Se trata de canciones que hacen lo suyo para enfrentar la tristeza y la depresión, tal como se evidencia en “Black dog”; o para dar cuenta de que todavía no se erradica la intolerancia en ciertos sectores sociales ante los romances entre gays, como se expone en “Green eyes” (co-escrita con Clairo). Justo en ese tema se da cuenta de que ir de la mano por la calle todavía provoca a los conservadores. Al final, toda la solidaridad que mueve al disco se concentra en “Hope”, al ofrecer compañía incondicional.
Admiradora también de Kendrick Lamar y Sufjan Stevens, la inglesa ha sabido confeccionar una colección de canciones sedosas y elegantes que además exaltan sus habilidades narrativas, pues engarza citas de Sylvia Plath, Zadie Smith y la legendaria serie lyncheana Twin Peaks. El resultado hace las veces de un puñado de crónicas muy puntuales de la Inglaterra de hoy día, una tierra en la que tristemente muchas personas siguen siendo muy vulnerables y acosadas. Collapsed in sunbeams, un álbum que asemeja una inspirada selfie musical.
“No pueden escapar de su historia más de lo que uno puede escapar de su sombra”.
Zadie Smith
Hay frases que consolidan su precisión y se convierten casi en mantras para explicar estos días aciagos: “Espera lo inesperado”. Y no sólo en sentido negativo -que actualmente parece arrasar con todo-, porque se dan ciertos chispazos que hacen las veces de buenos augurios. Quién hubiera pensado que la mañana del 20 de enero aparecería una chica afroamericana de apenas 22 años para leer su poema “The hill we climb” durante la toma de posesión de Joe Biden. ¡Poesía durante uno de los eventos políticos más importantes a nivel global!