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Las enfermedades mentales en el antiguo Perú

Hever Krüger M. (Psiquiatra – Investigador)

Por antiguo Perú, definimos al Perú prehispánico, es decir, antes de la llegada “redentora” de los conquistadores españoles.

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La comprensión del abordaje de la salud mental en el Perú antiguo requiere trasladarnos al cabal entendimiento de la cosmovisión del ser y su universo según el pueblo, etnia, señorío, reino, cultura, imperio y civilización en su tiempo, con clara armonía de las posibles interpretaciones que sobre tales enfermedades aquejaban a sus miembros.

Según lo señalado por Valdivia Ponce (1991), las evidencias científicas se dirigen a eslabonar los trastornos mentales con lo mágico y lo religioso. De ese modo, adquieren trascendencia sus deidades, fenómenos meteorológicos, climáticos y todo aquel evento que se prestara para darle explicación a las manifestaciones procedentes del chamán, el sacerdote o a cualquier ser dotado de algún supuesto poder otorgado por sus divinidades.

Al respecto, es pertinente añadir la importancia que la cabeza tenía en nuestros antiguos peruanos, citando al profesor Julio C. Tello (1958): “Otra manifestación ostensible de ella, podría ser la costumbre, aún viva, de abrigarse la cabeza exageradamente”. La variedad de tocados que ostentan los huacos antropomórficos, aún en los climas más cálidos de la Costa Norte, (Chimú, Mochica) son anormalmente abrigadores. Conservándolos puestos en los actos más íntimos de la vida, como puede apreciarse en los llamados huacos pornográficos resalta el siguiente enunciado: “Airearse la cabeza es una amenaza de enfermedad, de la que no se está libre ni en el interior de las habitaciones.”

“Airearse la cabeza es una amenaza de enfermedad, de la que no se está libre ni en el interior de las habitaciones.”

Esas notables descripciones paleopatológicas son las que nos llevan a formular nuestras hipótesis y, dado que el Prof. Weiss se anima a destacar las cauterizaciones craneales no bregmáticas, en particular en cráneos de origen centro andino y mayormente en mujeres y niños, proponemos las siguientes:

1. Que no solo tuvieron la intención de tratar las sífilis y otras osteítis no sifilíticas, sino que también incluyeron las enfermedades mentales semejantes en su clínica psicopatológica, como los trastornos bipolares o la esquizofrenia; hasta hoy, eventualmente, difíciles de deslindar. Hoy llamados más rectamente, huacos o cerámica eróticos.

2. Asimismo, considerarlas como aplicación revulsiva y explicada hoy como estimulación del mecanismo hipotálamo-hipófiso-adrenal para secretar corticoides con fines liberadores de angustias, síntomas neurasténicos y molestias somáticas de origen psíquico, tal como la practican hoy los ayahuasqueros, vía la inducción alucinatoria.

3. Las trepanaciones en la cultura Paracas, su evidencia de práctica en individuos adultos, de variadas dimensiones y ubicaciones, y de alta calidad, a diferencia de los Incas, no llegaron a perforar la tabla interna; de ahí que podríamos suponer que tuvieron una intención terapéutica de origen no traumático, incluso, eventualmente antipsicótica a manera de desviar un cortejo sintomático por otro, tal como antaño se procedía con la nefasta aplicación intramuscular de cardiazol a fin de provocar convulsiones en un paciente esquizofrénico, ya que se consideraba que ambas patologías eran excluyentes.

Trepanación de muy pobre calidad técnica realizada a una joven mujer adulta de origen centro-andino en la región frontal derecha sin mucha sobrevivencia ante las razones que tuvieran para efectuarla. (Fuente: Smithsonian Institute)

También son de la misma idea las excepcionales hipótesis del Profesor Hermilio Valdizán (1945) quien, aunado a Broca, propuso que las trepanaciones habrían tenido la intención de dar salida a los espíritus malignos que poseían al paciente.

En relación a las propuestas esgrimidas por Cabieses (1974), merece citarse lo siguiente: “Esencialmente, creemos que la trepanación paleo-peruana tenía ese objetivo: intentaba curar al paciente”. Originalmente un procedimiento de medicina castrense, tal como Weiss establece, indicada principalmente para la cura quirúrgica de los traumatismos craneanos recibidos, pudo haber sido utilizada también para otros problemas médicos, sean relacionados o no al trauma.

“Las trepanaciones craneales, además de ser una medida quirúrgica para problemas traumáticos, también pudieron ser utilizados para tratar otras patologías no traumáticas”

4. Es en virtud de los hallazgos planteados al inicio de nuestro artículo y las propuestas comprobadas en otras civilizaciones, es que discrepamos respetuosamente de la conclusión de Cabieses en cuanto a que los antiguos peruanos no sospecharan al menos del origen cerebral de las enfermedades mentales y sus intenciones terapéuticas por la vía de la trepanación y, cómo no, las cauterizaciones para este fin.

Trepanación suprainiana. Según Weiss, se trata de individuo adulto que sobrevivió a la intervención. Practicada predominantemente a niños y eventualmente adultos con fines rituales, culturales y protectores, en particular en la Cultura Paracas. (Fuente: Smithsonian Institute)

Duncan y Hofling, en una investigación del 2011, estudiaron la importancia de la modificación craneal en el proceso de socialización de la cultura Maya que, salvando las diferencias, tiene muchos conceptos de cosmovisión compartidos con nuestros antiguos peruanos. Sugieren que se trataría de un elemento central no solo en la constitución de los individuos, sino que, además, estarían relacionadas en la protección de la cabeza contra fuerzas sobrenaturales, en especial de aires malignos, a fin de evitar que el alma o la fuerza vital puedan escaparse. Con todo esto, lo postulado por el Profesor Pedro Weiss adquiere mayor relevancia a pesar de la época en que lo hizo.

En un artículo reciente, Faria, basándose en cráneos peruanos, señala lo siguiente: “No podemos negar que la razón mayor (de las trepanaciones) pudo haber sido el querer alterar la conducta humana, o por cefaleas intratables, epilepsia, posesión animista por espíritus malignos o enfermedad mental, expresadas por conductas anormales. Durante la edad media y el renacimiento, las trepanaciones también se realizaron para tratar la locura y la epilepsia”.

En términos del uso herbolario con cualidades psicoactivas en el ser humano, del cual tenemos evidencia de aplicación en las enfermedades mentales de nuestros pobladores antiguos, es conveniente citar a Lentine (2012): “Los chamanes atribuyeron (como hasta nuestros días) que algunas enfermedades con energía multivalente y malevolente atacaban el alma de las personas produciéndoles tanto enfermedades físicas como psíquicas y, por tanto, deberán emplearse métodos de desintoxicación ritualizada para identificar la fuerza intrusa y removerla por la vía de la succión y la expectoración seguida del vómito. También creían que llevándolos a estados alterados de la consciencia se ayudaba a que el alma recuperara su experiencia de vida, pasada y presente, perdidas por eventos traumáticos, aliteraciones de origen genético, o la sustracción del alma por aquéllos que traicionaron, abandonaron o lastimaron al individuo.”

“No se puede negar que la mayor razón de las trepanaciones pudo haber sido alterar la conducta humana, o por cefaleas intratables, epilepsia, posesión animista por espíritus malignos o para tratar enfermedades mentales”

Las abundantes citas sobre el particular señalan la influencia de etnias amazónicas predominantes, más no únicas, sobre las culturas geográficamente cercanas al ande y el incario desde antes de su época expansionista y que, gracias a los Chavín, entre otros, se expandieron por todas las latitudes, incluso costeñas.

5. En nuestras visitas a Chavín de Huántar pudimos observar una cabeza clava de varón adulto encontrada fuera de su lugar primigenio con los ojos claramente desorbitados y poseedora de un rictus de expresión angustiosa y perpleja, a diferencia de los demás, que nos lleva a sospechar la intención probable de graficar a este personaje en un estado de alteración cualitativa de la consciencia como producto de alguna sustancia psicoactiva, a saber por las evidencias, del preparado a base del “San Pedro”, o que eventualmente se tratase de un paciente con compromiso endógeno de origen neuroquímico y alteración de consciencia. No está dicha la última palabra. Existe un largo camino por investigar y articular gracias a los avances de una tecnología moderna que nos acerque más a la verdad, aunque sea inalcanzable. Será el tiempo, las nuevas evidencias y hallazgos los que hasta eventualmente cambien por completo cualquier postulado deslizado hasta hoy. Es cuestión de seguir investigando y de saber esperar.

Cabeza clava Chavín donde se aprecia una mirada sin coordinación ni armonía espacial. Nótese que existe un rictus peculiar que expresa malestar, angustia, sufrimiento y perplejidad. Probablemente en un estado de consciencia inducido o endógeno.

Referencias recomendadas

- Valdivia Ponce, O. 1991. Panorama de la Psiquiatría en el

Perú. Lima: Editorial de la Universidad Nacional Mayor de

San Marcos.

- Valdizán, H. Maldonado, A. 1945. La Medicina Popular Peruana. Editorial Imprenta Torres Aguirre. Lima,Perú.

- Weiss, P. 1958. Osteología Cultural, prácticas cefálicas.

Lima: Imprenta de la Universidad Nacional Mayor de San

Marcos.

- Cabieses,F. 1974. Dioses y enfermedades- la medicina en el antiguo Perú-. Lima: Ediciones e impresiones- Artegraf.

- Faria, M. 2013. Violence, mental illness and the Brain – A brief history of psychosurgery: Part 1- From trephination to lobotomy. Surgical Neurology International. 4:49.

- Lentine, M. et.al. 2012. Peruvian

Shamanism in the West and

Coping with Bulimia: A Case

Study. Religious Studies and

Theology, 165-179.

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