Revista Menú #3

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# 03 LITERATURA MÚSICA CINE FOTOGRAFÍA ARTE JULIO / agosto 2012

Muestra en el MALBA

Matías Duville La indagación y extracción del vacío MÚSICA / pag. 6 Oliver Nelson: Palabras instrumentales, momentos robados

LITERATURA / pag. 28 Mesa 14, un homenaje a Bioy Casares

ENTREVISTA / pag. 20 Amilcar Gilabert, el arte del sonido y los silencios

ARTE / pag. 34 Mundo Dios, talento creador en Mar del Plata


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Obra de portada: Matías Duville

Director y Editor Vicente Grondona vicente@revistamenu.com.ar Dirección Ejecutiva Adrián Consoli Juan Matías Di Loreto Consejo Editorial Mercedes Álvarez Jorge Velasco Colaboran en este número Mariano Aja, Mercedes Álvarez, Elvira Amor, Fernando Cermelo, Santiago García Navarro, Agustín Martire, Santiago Olivera, Diego Menegazzi, Martín Wilson. Diseño gráfico Wok Design / www.wokdesign.com.ar Fotografía

editorial

Daniel Truchi / www.danieltruchi.com.ar Impresión Latingráfica Asesoramiento legal Mario Ricciuto Contacto comercial comercial@revistamenu.com.ar Buenos Aires: (011) 5272 5214 Mar del Plata: (0223) 519 1793 Correo, comentarios y sugerencias lectores@revistamenu.com.ar Agradecemos a Asoc. Amigos del MALBA, Amilcar Gilabert, Fundación PROA, Gal. Ruth Benzacar, Mariela Gradel, Agustín Martire, Mundo Dios, Santiago Olivera, Cecilia Pellerini, Esteban Rico.

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Menú no se responsabiliza por las opiniones vertidas por sus colaboradores ni por la publicación de las fotografías cedidas por gentileza de sus entrevistados. Todo el material editorial y visual contenido en las publicidades incluidas en Menú son responsabilidad absoluta de los anunciantes.

Son muchos los ingredientes necesarios para que una expresión cultural se haga realidad. Uno de los objetivos que tenemos todos los que hacemos Menu´ es el de destacar la tarea de todos aquellos que conforman lo que podríamos definir como “la cocina de la cultura”. Una imagen que a pesar de su obviedad, nos parece clara y poderosa. Por nombrar a algunos: iluminadores, agentes de prensa, productores, diseñadores, editores, correctores, escenógrafos, curadores, sonidistas y una larga lista de profesiones que potencian y llevan al frente de la escena la tarea, muchas veces solitaria en apariencia, del artista. No hay buen disco posible sin el talento y la técnica de un buen ingeniero de sonido. Es por eso que, inaugurando esta sección, entrevistamos a uno de los decanos del sonido en Argentina, Amilcar Gilabert, que estuvo en varios momentos clave de la historia musical de nuestro país y que permitió la profesionalización junto a otros, como Jorge “el portugués” da Silva, de los

estudios de grabación y de las técnicas que allí se aplican. Siempre expresamos que no queremos ver a la cultura como un espacio cerrado y frío. Y un grupo de escritores entendió perfectamente esto al homenajear, sin discurso ni formalidades, al gran Adolfo Bioy Casares con una cena en Lola, restaurante preferido de Bioy, donde se leyeron textos inspirados en muchas de las obsesiones y referencias del escritor. Presentamos un brillante texto de Martín Wilson que hubiera hecho las delicias de un formal pero irreverente Bioy. Seguimos creciendo en contenidos y distribución. Nos alegra mucho anunciar que nuestra revista se distribuirá entre los socios del prestigioso museo MALBA. Agradecemos los comentarios, sugerencias y críticas. Y esperamos, en cada número, lograr una revista más interesante, amplia y que, a su manera, pueda considerarse un objeto cultural perdurable y enriquecedor. / Vicente Grondona

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/colaboradores

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Daniel Mordzinski

DANIEL TRUCHI

VICENTE GRONDONA Editor Economista, editor y productor musical, nació en Buenos Aires en 1974. Director y editor de la revista Métrica y socio fundador de la empresa Metricastore. Ha producido shows internacionales de artistas como Esperanza Spalding, Renaud Garcia Fons y David Amaya, entre muchos otros.

JORGE VELASCO Psiquiatra, ávido lector y coleccionista de discos. Posee una de las colecciones de discos de jazz y música clásica más importantes de Argentina. Conduce desde 1991 el programa de radio “Niebla Púrpura”, por FM Residencias de Mar del Plata, donde comparte con la audiencia su pasión por la música y la literatura.

MERCEDES ÁLVAREZ Nació en Tandil, provincia de Buenos Aires, en 1979. Vivió en Mar del Plata hasta los diecinueve años. Entre 1998 y 2006 residió en España, donde se licenció en Sociología por la Universidad Pública de Navarra. Realizó un máster en Gestión Cultural. Desde hace más de diez años se dedica a escribir narrativa de ficción, fundamentalmente cuentos y novelas cortas. En la actualidad trabaja en el Centro Cultural de España y vive en Buenos Aires.

Fotógrafo, estudió en la Escuela de Artes Visuales Martín Malharro de Mar del Plata. Desde 2006 maneja su propio estudio de fotografía publicitaria, donde se desempeña como fotógrafo y retocador digital en fotografía de moda, arquitectura y producto (para empresas como Total, Elf, Fate y EMTUR). Tiene dos proyectos publicados en el libro Hotel Design Book, de la editorial Artpower International Publishing Co. Ltd. de Hong Kong.

DIEGO MENEGAZZI Mariano Aja Nació en Buenos Aires en el 63 (sí, como Fito). Pasó de la redacción de un diario centenario en fines de los 80 a la moderna redacción publicitaria de los 90, con idas y venidas en los 2000s por la poesía, los guiones y el relato. Hoy hace arte digital sin ánimo de nuevas mudanzas.

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Leonardo Casas Licenciado en Comunicación Social (UNLP) y egresado del ISER (La Plata). Ha trabajado en diversas radios de Mar del Plata, ya sea como productor, coordinador, musicalizador, editor y sereno. Su pasión por las series hacen de él alguien poco serio.

FERNANDO CERMELO Nació en Mar del Plata en 1971. Es profesor de literatura, corrector de estilo y autor de reseñas y artículos de crítica literaria. Escribe relatos y tiene algunas novelas inéditas.

Crítico de cine. Ha dictado numerosos cursos y seminarios sobre Historia y Estética Cinematográfica en varias instituciones como la Alianza Francesa, Villa Victoria Ocampo y Universidad Nacional de Mar del Plata. Desde el 2001 coordina los ciclos de cine-debate en el Museo del Mar y es programador de la sección “Desencuadres” en el Festival Internacional de Cine Independiente de Mar del Plata (MARFICI).



/RECOMENDAdOS

Agenda

/ RUTH BENZACAR X 2

Donde:

/ CHIACHIO & GIANNONE BORDATÓN

/ MARIANO SARDÓN MORFOLOGIAS DE LAS MIRADAS

En esta exhibición los autores decidieron expandir los límites hasta entonces alcanzados en la técnica del bordado. Telas de mayores dimensiones, hilos de diversos, diferentes épocas y procedencias, puntos de bordado especiales y experimentales, telas con estampados y diseños industriales que luego desaparecen o son modificados totalmente por la acción del bordado. En estas telas se retrataron junto a su “hijo-mascota” Piolín en diversas situaciones dialogando con los estampados de las telas. También recrean espacios, paisajes y personajes que habitan su imaginario. También incorporan piezas de porcelana que realizaron durante su estadía (residencia para artistas) en la fábrica de porcelanas Verbano (Capitán Bermudez. Pcia. de Santa Fe) en el marco del programa “Arte e Industria” organizado por el MACRO+Museo Castagnino. /

Una exhibición compuesta por obras que articulan la información, la tecnología y la neurociencia, proponiendo abrir el juego al modo en que percibimos y construimos el mundo. La muestra está compuesta de obras en diferentes soportes que desmontan el proceso de la mirada y ponen en escena mecanismos en los que está anclada nuestra certeza de lo que definimos como real. Algunas obras presentadas, fueron desarrolladas en el marco de un proyecto de investigación en la confluencia de la neurociencia y las artes electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Universidad de Buenos Aires. /

+info en www.chiachiogiannone.com

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+info en www.marianosardon.com.ar

Ruth Benzacar Galería de Arte Florida 1000, Buenos Aires. Del 27 de junio al 10 de agosto de 2012 Lunes a viernes de 11,30 a 20 hs.


/ NOTICIAS

/ LITERATURA RESIDENCIA CREATIVA® INTERZONA 2012 Del 24 al 29 de junio tuvo lugar por segundo año consecutivo en el Llao Llao Hotel & Resort Golf-Spa la Residencia Creativa® interZona 2012. Se reunió en Bariloche a ocho de los mejores escritores argentinos con el objetivo de brindarles un tiempo y contexto ideal para propiciar la creación, inspirados por el paisaje y el intercambio enriquecedor entre colegas y la comunidad.

/ Pop, realismos y política Brasil - Argentina Fundación Proa presenta Pop, realismos y política. Brasil - Argentina, una exhibición curada por Paulo Herkenhoff y Rodrigo Alonso: un panorama del arte de la década del 60 en ambos países con obras de 58 artistas. Pop, realismos y política da cuenta de las diversas experiencias que adquieren en Brasil y Argentina el pop art, el realismo y el “arte político”, con ejes tales como el lugar del sujeto, los usos de la cultura popular, la irrupción de los medios de comunicación, la preeminencia de lo político y el consumo. Imágenes icónicas como las de la Coca Cola y el Che Guevara revelan ideas propias de la época, compartidas por muchos artistas. La confrontación institucional y los cruces de artistas y exposiciones entre ambos países generaron múltiples diálogos. Con obras de Cildo Meireles, Jorge de la Vega, Claudio Tozzi, Hélio Oiticica, Marta Minujín, Antonio Dias, Rubens Gerchman, Glauco Rodrigues y Antonio Berni, entre muchos otros nombres. /

Donde: Fundación PROA Av. Don Pedro de Mendoza 1929, Buenos Aires. A partir del 14 de Julio

Los participantes de la Residencia Creativa® interZona 2012 se alojaron en el Llao Llao Hotel & Resort Golf-Spa, el hotel 5 estrellas más inspirador de la Patagonia, que se encuentra ubicado en plena región de lagos, dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Participaron los escritores Claudia Piñeiro, Martín Kohan, Rafael Cippolini, Luis Chitarroni, Marcos Bertorello, Ángeles Yazlle García, Pablo Casacuberta y Pola Oloixarac. Rodeados de la belleza natural patagónica, los escritores –algunos consagrados y otros nóveles- trabajaron sobre el tema propuesto: “Historias del fin del mundo”. Cada uno de los autores en su estilo trabajará a partir de esta consigna que remite tanto al extremo sur del mundo como a las profecías que anuncian que estamos viviendo nuestros últimos días en la Tierra. El resultado se concretará en un libro que interZona publicará a fines de 2012. /

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/jazz

música

Palabras instrumentales, momentos robados En la presentación de Palimpsestos, la indispensable antología de escritos del compositor argentino Mauricio Kagel publicada en 2011 por la editorial Caja Negra, la compiladora Carla Imbrogno abre el libro con una cita del músico, que en un libro propio aparecido originalmente en alemán, se interrogaba: “¿Por qué escriben los compositores? ¿Acaso la música no les es suficiente?”. Buenas preguntas, a las que él mismo se respondía haciéndose eco a su vez de una frase del escritor francés Paul Valéry: “Todas las artes viven de palabras”. POR AGUSTÍN MARTIRE / ILUSTRACIÓN MARIANO AJA

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i bien escribir sobre música, quizás la más abstracta de las creaciones humanas, siempre plantea un riesgo, cuando es el artista quién se vale del lenguaje escrito para explicar su trabajo resulta un ejercicio más que interesante. Y cuando decide hacerlo en las notas que acompañan una grabación o el programa de un concierto, como una necesidad de comentar lo que nos entrega en tanto oyentes, tomamos real dimensión de por qué, volviendo a Kagel, podemos entender que “para un compositor, los textos son pretextos para crear un contexto”. La práctica de incluir notas referidas a la música grabada que vamos a escuchar es una tradición prácticamente ineludible en los álbumes históricos del jazz, casi tan necesaria como los créditos que dan cuenta -con mayor o menor detalle- de los participantes de las sesiones en las que se registró. Pero no era en estos casos lo más usual que el propio creador musical fuera además el autor de las mentadas liner notes, que muchas veces estaban a cargo de críticos, periodistas, productores o ingenie-

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ros de sonido. Hay varias excepciones, claro. Entre los discos que reúnen esa condición dual en la que los intérpretes además recurren a la palabra escrita para echar luz sobre la materia sonora, se destacan un par de placas de principios de la década del 60’, época de verdaderos cambios revolucionarios en la música afroamericana, que acompasaban la lucha del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. MAURICIO KAGEL

La breve enumeración de clásicos del llamado jazz moderno que sigue representa, por supuesto, un recorte arbitrario, simplemente por el sencillo hecho de que todo Menú implica una selección personal. El irrepetible Kind Of Blue de Miles Davis (grabado y editado en 1959), en rigor incluía notas redactadas por el genial pianista de las sesiones, Bill Evans; pero teniendo en cuenta que se lo considera el coautor intelectual del concepto modal del álbum y que para muchos –incluyendo al baterista del sexteto, Jimmy Cobb- es tan responsable como el trompetista de la atmósfera del disco, su pluma vale como muestra de la idea kageliana de la im-

Palimpsestos Caja Negra Editora


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posibilidad de prescindir de la palabra escrita. El paralelo que Evans traza al inicio de su texto entre una forma de pintura japonesa de un trazo único y el arte de la improvisación, constituye quizás uno de los ejemplos más famosos de un músico de jazz explicando su metier. Grabado también en los primeros meses de 1959 pero editado un año después, el expansivo LP Blues & Roots de Charlie Mingus presentaba en su contratapa palabras del contrabajista recogidas por Diane Dorr-Doryneck. En esas líneas Mingus relataba el génesis de este disco a partir de una sugerencia del productor y alma mater del sello Atlantic, Nesuhi Ertegun, y explicaba su método de trabajo con el nutrido grupo de músicos junto a los que cristalizaba su particular visión del blues: “quería que ellos aprendieran la música y que estuviera en sus oídos más que en papel, para que tocaran las partes compuestas con tanta espontaneidad y soul con la que tocarían un solo”. Finalmente, otro álbum que también incluía en su título al blues -la música negra que está como ninguna otra en el ADN jazzero-, The Blues And The Abstract Truth de Oliver Nelson, el que nos presenta un nuevo ejemplo por demás elocuente de palabras instrumentales. Registrado hace ya más de 51 años, más precisamente el 23 de febrero de 1961, a

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lo largo de una sola sesión en los estudios del reconocido ingeniero Rudy Van Gelder en Englewood Cliffs (Nueva Jersey), el álbum fue editado en agosto con las completas notas del propio compositor, arreglador y saxofonista en el interior de esa lujosa presentación de distintivos colores negro y naranja que sería marca registrada del revolucionario sello Impulse!. Se trató del quinto álbum editado bajo la entonces novedosa etiqueta y le proporcionó a su mentor, el productor Creed Taylor, su segundo gran éxito masivo luego de Mint Julep de Ray Charles, con la genial Stolen Moments, primera de las seis composiciones originales de Nelson que integran el disco. La sola inclusión de, en palabras del propio Nelson, esta “composición de 16 compases derivada de un blues en Do menor” que se convertiría en un clásico definiendo el sonido de toda una era, ya hace de éste un disco imprescindible. Un tema de estructura delicada (“la tonada consiste en tres ideas melódicas que extienden la forma básica del blues“, Nelson dixit) en el que la armonía a tres voces de los saxos arropa la línea de la trompeta y exhibe una serie de solos de antología en la que cada uno de los horns y un pianista que ha hecho escuela como Evans despliegan sus personalidades. A la indudable belleza atemporal de la introspectiva Stolen Moments se suman el swing descorazonado del tema más puramente blusero, Yearnin’, las extrañas pero atractivas ideas melódicas que moldean Cascades, la extrema originalidad de las voces que dialogan en estéreo por los registros alto y bajo en la particular forma de llamada-respuesta de Hoe-Down, el tono más oscuro de Teenie’s Blues (en el que Dolphy despliega su distintiva voz con fraseos fracturados pero siempre coherentes), y el aire hard bopper de Butch & Butch.


Pero Oliver -una auténtica rara avis en el mundo del jazz, más reconocido en retrospectiva como arreglador y director de big bands que como instrumentista o líder de combos pequeños-, no sólo se luce aquí con la originalidad de sus temas y las precisas explicaciones escritas de la perfecta arquitectura subyacente a cada una, sino por su habilidad para reunir en esta grabación a un sexteto de nivel excepcional. Bill Evans al piano y el excepcional contrabajista Paul Chambers eran piezas claves -como lo fueron en el disco más vendedor de Miles citado antes-, en una sección rítmica que se completaba con el siempre ubicuo Roy Haynes en batería; junto a Nelson, que alternaba entre saxos alto y tenor, llevaban las voces cantantes en los vientos el inimitable multiinstrumentista Eric Dolphy (saxo alto y flauta), y el joven virtuoso trompetista Freddie Hubbard; el combo se ampliaba con la inclusión de George Barrow en el registro grave de su saxo barítono, cuyas intervenciones son destacadas cerrando el texto Nelson, que luego de “sacarse el sombrero” para agradecer el talento de cada uno de los músicos, elogia la “precisión y devoción” con que Barrow ejecutó sus partes más allá de tener solo “un rol de apoyo”. Todo un gentleman y un ejemplar líder motivador. Además de los conceptos centrales que Nelson expone en sus comentarios, también son muy interesantes las observaciones y anécdotas con respecto al álbum contadas por Creed Taylor que recoge el reconocido autor Ashley Kahn en el libro que relata la historia de Impulse! Records, El Sello Que Coltrane Impulsó, editado en español por Global Rhythm. Allí nos enteramos, por ejemplo, de que en realidad fue el productor quién acuñó el críptico pero exitoso título que refleja el hilo conductor del disco, The Blues And the Abstract Truth; que él no solo admiraba a Nelson por su trabajo, elocuencia

y formación académica, sino que además compartían la afición por los trenes en miniatura; y que más allá del shock inicial que significó escuchar la música angular de Oliver en el estudio y dudar de cómo sería recibida por la gente, en realidad entendió el proyecto cuando lo fue escuchando más tarde. También son esclarecedoras las declaraciones de Hubbard, que entre otras cosas recuerda que las armonizaciones le parecían “de otro mundo” y revela cómo Nelson tomaba frases y fragmentos -incluso inspirados por otros músicos- que parecían fuera de contexto y las resignificaba en su trabajo como compositor. Por ese entonces artista exclusivo de la casa Prestige que grabó este disco para Impulse! por cortesía de la misma, como se consigna mediante un curioso asterisco en la que finalmente fue la tapa (ya que el diseñador Pete Turner había propuesto otra sin la fotografía del rostro del líder), Nelson es elocuente sobre este tema en el texto del álbum: “las composiciones de esta grabación presentan una fase de mi desarrollo hasta el tiempo presente como escritor de jazz…y quizás puedan echar algo de luz sobre el tema de hacia dónde me gustaría ir como compositor y arreglador en el idioma del jazz”. Pero es sin dudas en el anteúltimo párrafo donde Nelson se mete en la médula de la cuestión, al explicar su búsqueda de una propia voz como instrumentista, que ya creía tener cuando llegó a Nueva York en 1959 desde su St. Louis natal. Pronto entró en crisis y comenzó a buscar ese discurso musical personal bajo la influencia de los dos colosos del saxo tenor, John Coltrane y Sonny Rollins. Viene luego la revelación final, cuando confiesa que no ha sido sino hasta el preciso momento de grabar este disco que “me di cuenta de que tendría que ser honesto conmigo mismo, tocar y escribir lo que yo pienso que es vital y, más que nada, encontrar mi propia personalidad e identidad”. El éxito del álbum en las emisoras radiales del género e incluso en otras más pop hicieron que Oliver Nelson no siempre pudiera seguir ese camino: el álbum que lo inmortalizó fue el mismo que definió su carrera hacia un crossover -salto de un artista desde un lugar más periférico a ser reconocido por el gran público, incorporando elementos más comerciales a su estilo-, trabajando a partir de 1967 como arreglista en Hollywood, donde su talento tan especial pareció ir esfumándose. Momentos robados. /

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/NOVEDADES

MÚSICA

/ Neil Young

/ avishai cohen

Americana es el nuevo album del gran Neil Young & Crazy Horse, y el primer disco de Young con la alineación al completo de Crazy Horse desde 2003: Billy Talbot, Ralph Molina y Frank Sampedro, desde Broken Arrow; (1996). El álbum es un sentido homenaje al folk clásico americano. Contiene 11 versiones de temas que van desde clásicos del siglo XX como “This Land Is Your Land”; a canciones de 1800 como “Oh Susannah” o “Tom Dula”. El himno nacional británico “God Save The Queen” aparece incluido ya que fue el himno de facto de Estados Unidos antes del establecimiento de la Unión.

El nuevo proyecto del bajista israelí Avishai Cohen es un disco a dúo con un pianista llamado Nitai Hershkovits y que lleva por título Duende en clara referencia al flamenco aunque de flamenco no tenga nada este disco. En Duende, ha dado un paso distinto al de toda su carrera junto a un pianista que confiesa le ha cautivado como pocos. El repertorio está compuesto por una versión del All of You, otra muy interesante del Criss Cross de Monk y el resto de temas originales compuestos para la ocasión, salvo el tema Calm que ya incluyó en su disco “Continuo”.

Rock / Pop

Jazz & Blues

/ RUFUS WAINWRIGHT Rock / Pop

Rufus Wainwright es un artista distinto en serio. El tipo de músico que es una rareza en el mundo del pop, con un estilo y una marca propios tan fuertes que se lo reconoce a la primera nota que canta. Con su muy esperado nuevo álbum para el sello Decca Out Of The Game, el séptimo de estudio de su sobresaliente carrera-, Rufus une fuerzas nada menos que con el productor y músico Mark Ronson (Amy Winehouse, Adele), para volver a los primeros planos con más fuerza que nunca, como uno de los mejores cantautores contemporáneos.

Duende AVISHAI COHEN EMI

Americana NEIL YOUNG WEA Out Of The Game RUFUS WAINWRIGHT Universal

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/ melody gardot Jazz & Blues

La genial Melody Gardot -última gran estrella en el firmamento del jazz vocal- vuelve con su increíble nuevo disco The Absence. Sucesor del exitoso y aclamado internacionalmente My One and Only Thrill (2009), es un disco con una gran variedad de influencias sonoras globales, ya que fue macerado a lo largo de los viajes de la joven cantante, pianista y compositora. The Absence refleja el tiempo que ella pasó alimentándose de diferentes culturas y músicas, de los desiertos de Marruecos a las milongas de Buenos Aires, pasando por las playas de Brasil y las melancólicas calles de Lisboa.

THE ABSENCE MELODY GARDOT Universal


/ del día

/ maria bethÂnia World Music

Este nuevo proyecto de Maria Bethânia, al que ha titulado Oasis de Bethânia supone un formato inédito en su carrera. El nuevo álbum está formado por 10 versiones, firmadas por grandes compositores, a las cuales invitados especialísimos u otros músicos que participan en cada una de estas creaciones, han tratado con unos arreglos personalizados. Incluye, por ejemplo la participación de Djavan que firma también los arreglos del tema “Vive” del cual es también autor, amén de participar con su inigualable guitarra; y también la de otros músicos de igual calibre como Lenine, Hamilton de Holanda, Jorge Helder, Jaime Além, Maurício Carrilho, Marcelo Costa y André Mehmari.

/ astor piazzolla & manos hadjidakis

/ THE BEACH BOYS That`s why god make the radio EMI

/ DANIEL BARENBOIM Beethoven for all Universal

That’s Why God Made The Radio es el álbum de estudio número 29 y el primero en décadas en incluir a todos los miembros originales vivos. Producido por Brian Wilson y Mike Love como productor ejecutivo, las 11 canciones del álbum ilustran el sonido único, marca registrada de los Beach Boys.

Este año Barenboim celebra su cumpleaños número 70 con este ambicioso trabajo. Beethoven For All presenta una integral de todas las sinfonías, conciertos y sonatas para piano del genial compositor alemán.

Tango

Manos Hadjidakis fundó y dirigió la Orquesta de los Colores en 1989, para continuar libremente sus experiencias musicales. Fue en 1981 cuando Manos y Astor se reunieron por primera vez y experimentaron una atracción mutua. El Maestro Hadjidakis sentía una gran admiración y respeto por la autenticidad y la pasión con que Astor describía la animación cotidiana de su ciudad, sin olvidar sus raíces y su tango melancólico Para la segunda temporada de la orquesta en 1990, convocó a Astor Piazzolla, quien estaba interesado en lo que él llamaba el “bandoneón sinfónico”, en oposición al “tango nuevo”, interpretado por pequeñas formaciones de naturaleza jazzera. Es este histórico concierto del 3 de julio de 1990 el que reproduce este imperdible disco.

Oásis de Bethânia MARIA BETHÂNIA Random Records Le Dernier Concert Astor Piazzolla & Manos Hadjidakis WEA

/ SANTANA Shape shifter BMG El disco de 13 canciones es un poderoso tour instrumental comandado por la guitarra de Carlos y acompañado por su banda; solo una de las canciones se aparta del repertorio instrumental para incluir las voces de Andy Vargas y Tony Lindsay.

/ KEVIN JOHANSEN Bi BMG Bi fue grabado en dos partes. A través de la primera parte, Jogo Subtropicalia, queda impreso un fuerte sello folclórico, con una mirada hacia Uruguay y Brasil. Mientras que en Fogo Pop Heart, prevalece un sonido más rockero y no faltan canciones en inglés, incluyendo dos covers.

/ CHAVELA VARGAS La luna grande Acqua Records

/ MARLANGO Un dia extraordinario Universal

Disco-poemario con el que la cantante Chavela Vargas saldó una “deuda de amor” que tenía con el fallecido poeta español García Lorca. Es la fusión de textos poéticos, 16 de García Lorca y 2 poemas compuestos por Chavela para el poeta.

El exquisito grupo español Marlango nos invita a disfrutar de su quinto disco de estudio y el primero en el que la actriz y cantante Leonor Watling interpreta en castellano todos los temas (para los anteriores, siempre escribió las letras en inglés).

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/NOTA DE TAPA

ARTE

Matías Duville La exposición de Matías Duville que inaugura el próximo 26 en el Malba consiste en una selección de obras realizadas por el artista en los últimos cuatro años. Sin embargo, la intención de Duville y Santiago García Navarro, que actúa de curador en esta ocasión, no era presentar una antología de obra reciente, sino proponer un camino de lectura sobre una nueva fase de la obra de Duville. Sobre este giro discurre el ensayo que se publica a continuación, y que será incluido en el catálogo de la muestra. Menú lo anticipa en exclusiva para sus lectores. POR Santiago García Navarro

Matías Duville nació en Quilmes en 1974, pero vivió parte de su infancia, toda su adolescencia y algo de su vida adulta en Mar del Plata, donde se formó en artes. Una de las hipótesis del ensayo es que este artista, hoy considerado uno de los más importantes de la Argentina, no sólo recibió la influencia de un modo de vida marplatense, sino que además lo incorporó como motor de su obra. Duville vive en Buenos Aires desde hace alrededor de una década, y expone frecuentemente, de manera individual o colectiva, en ciudades como San Pablo, Bogotá, Madrid, New York, Berlín, Santiago de Chile y París. Hace dos años, además, ganó la beca Guggenheim para realizar un proyecto de arquitectura desmontada.

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/ Extracción del vacío 1. Es curioso que la fotografía, empleada por Duville en un viaje reciente a uno de los últimos lugares de la tierra –los resultados se presentan por primera vez en esta exposición–, parezca haber identificado en el paisaje elementos característicos de su obra. Porque se esperaría lo contrario: que la obra descompusiera lo real para producir un “mundo interior”, y que la fotografía, todo lo más, recogiese de lo real los fundamentos, o los rasgos materiales, de ese devenir. Igual de apresurado, pero en cierto modo también una sorpresa muy genuina, sería suponer que la realidad ha sido modificada por la obra (como si ésta fuese una entidad a la altura de semejante emprendimiento), y que la fotografía nos proporciona el registro de la modificación. La cuestión, en efecto, es diferente, pero sólo en un aspecto mínimo y fundamental: la obra, habiéndolo previamente incorporado, expele su irrealidad hacia el paisaje –irreal como lo que todavía no es, como lo que suscita y anuncia la potencia de lo por venir, así lo entendemos–, y es este tránsito, donde lo real exterior y lo interior irreal recíprocamente se atravesaron lo que en algún momento, fugaz e inmediato a la vista y en la visión de Duville, aparece como fotográficamente verificable. En otras palabras, realidad e irrealidad vibran más cerca la una de la otra cuando Duville transita ciertos lugares con los que condice en cuerpo y alma, y es esta vibración lo que pasa a conformar su orden fotográfico.

1. María Gainza percibió el impacto de esta ciudad en la obra de Duville en un texto escrito para el libro Matías Duville. Esto fue otro lugar (Buenos Aires: edición del artista, 2011). 2. Juan Villoro. Arrecife, Barcelona: Anagrama, 2012.

Más extraño todavía, más extraño y rotundo, es que ese tránsito abra al vacío. Es precisamente el vacío el lugar buscado, un lugar imperceptible, fotográficamente retenido en instantáneas/destellos, la mayoría difusos. Que abra al vacío pero además que abra el vacío, que rasgue o quiebre una superficie que nos separa de él, para extraer lo que esa superficie mantiene guardado. Indagación y extracción del vacío. Suena paradójico. Siempre se posicionó Duville, mental y sentimentalmente, desde un vacío subjetivo, que es a su vez un vacío social, un vacío del espacio y un vacío del paisaje. Es posible sentirlos reverberar todos juntos en por lo menos dos ambientes geográficoespirituales: la baja estación de un balneario famo-

so por sus chalets y acantilados, y un paisaje que sufre, en el lejano abandono de su naturaleza, la condición de estercolero de un imperio. Apartado, vacío, el primer lugar es una Mar del Plata1. El segundo, toda Alaska. Pero podrían ser otros, como momentos de Aluminé. Varias cosas los unen más de lo que los separan. Duville se crió en la fría esquina sudeste de la provincia, caliente sólo tres meses al año, y hace menos de un lustro viajó al último estado de la Unión, al estado chatarra, guiado por una intuición que ahora revelan sus dibujos y fotos. Lo que une ambos territorios (existenciales) es una “poética del espacio” (en el sentido más bachelardiano de la expresión) que estructura la obra: una relación con lo deshabitado, con lo frío, con lo distante, con lo de complicado acceso, con lo que no se ve porque es difícil ver de tan obvias que son otras cosas. Hacia esos lugares tiende Duville como una mariposa a la vela encendida, y en esos lugares él mismo se estructura. Duville presta atención incesante, en rincones indecibles de los globos oculares de Duville siempre titila, un tipo de entorno en donde prácticamente todo permanece invisible o aparenta invisibilidad. Para alcanzar estos estados de desaparición tiene que existir una necesidad de ocultar (tapar, camuflar, despistar, esconder, aislar), y tiene que haber con qué, y tiene que haber quién y por qué. Tienen que existir aquellos que no hayan querido o no quieran mostrarse nunca, por deseo, por modo de vida, por destino, o aquello que nunca se haya manifestado, por naturaleza, por orden del hombre, por efecto de una catástrofe. Juan Villoro escribió hace algunos meses en una novela: “Los lugares apartados existen para decir cosas que en otro sitio carecen de sentido”2. En estos lugares apartados Duville habita, a ellos viaja y de ellos vuelve, y su obra consiste en algo de lo que llevó de esos a otros lugares, y en lo que quedó desplazado del sentido del origen y lejos de la posibilidad de adaptarse al sentido del lugar adonde llegó. Son estas islas los territorios desde donde Duville recita sus imágenes. Son lo que Duville precisa para respirar. Pero como estos territorios fundamentan el habla, es imprescindible su

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resonancia (ya que lo imposible es su presencia) para que el habla acontezca. Así, lo real se pone en juego con lo irreal en otro grado, siendo aquí irreal el habla. El acto más que la obra, o la obra como acto. Este habla (y su pensamiento) son de territorios que se deshacen con una facilidad pasmosa pero cargan con una densidad inaudita. Difícil de explicar. Lo real emerge brevemente porque no hay nadie para recolectar el poder de su inagotable existencia. Un poder desaprovechado que siempre se renueva. Mágicamente. Lo reconoce quien capta sus partículas apretadas, las que están listas: es el poder de millones de diminutas densidades. Duville entendió esto hace tiempo. Observa y despliega la irrealidad de esas partículas, transformando los paisajes inmediatos en paisajes del universo. Capta las partículas en el pasaje instantáneo, sin brecha, entre lo que no era y ya es o en breve será. En el abismo, de un centímetro de ancho, entre el abandono y el triunfo. Lógicamente, por lo tanto, el vacío no es un tema, sino lo que empuja a producir espacios (luego habrá que volver al vacío, eso parece evidente). Estos espacios tienen su razón de ser: contra una cierta concepción o experiencia del vacío se construyen como casa; para expresar su lado adverso (lo que no implica negatividad a priori) exploran la intemperie. En su registro del lugar apartado, que se nos presenta a la vez con toda la contundencia de su realidad y con toda la irrealidad de su lejanía, Duville se dirige, o es imperiosamente dirigido, hacia lo inestable. Con frecuencia se dedica al juego. Incluso se envuelve en lo fantástico. La ambigüedad entre el registro y la desestabilización del registro convierte sus dibujos, desde cierto punto de vista, en una imagen de nuestra época: en ella debemos lidiar con la desestabilización de todos los registros de la vida, tratar naturalmente con lo impredecible, con lo monstruoso, con lo amenazante, con lo raro, con lo rarísimo. Así que la casa y el descampado. Sobre estos dos motivos, que se alternan o entremezclan, crece la obra. El descampado es tanto el derrumbe de la casa como el cataclismo en el que todo se derrumbará. Es la cascada que está por tragarse la choza o cabaña, y los hilos que se deshilvanan diciendo

adiós, y es el soporte de aserrín prensado que se salta, como desprendido de a pedazos por una tormenta (y los pocos chalecitos resistiendo). La casa es la oquedad en el tronco desde donde se atisban un cisne y su estela sobre la superficie del agua, y el vientre del oso donde un hogar humea, y por cuya nariz se despide el humo, y la concavidad donde un lago encuentra contención. La casa es todo lo que se repliega, lo que se recoge en sí mismo, lo que cobra forma consistente, total o casi totalmente cerrada, o atravesada de poros, de faroles, de respiraderos. Depende. El descampado es la fuerza que desmigaja –el propio lugar apartado desde donde se habla, desvanecido–, es el día después, es la contemplación de los restos del futuro, y es el futuro en todo su siniestro esplendor (el porvenir hacia el que nos proyectamos se nos figura como amenaza en la misma medida que promesa: en ese orden). A veces, con todo, hay imágenes que reúnen el descampado y la casa: la cabaña-chalecito en el bosque, librada o por sí misma entregada a la intemperie hasta quedar prácticamente exánime, o el torbellino que en su arrastre hacia una profundidad incógnita forma alrededor de todas las cosas una cavidad, un tubo. Abrigan destrozando. Adán y Eva expulsados, paranoicos en los primeros días del destierro, así somos. Nuestras grandes preguntas, las preguntas de nuestro miedo, se resumen en: ¿qué nos puede atacar?, ¿qué nos puede proteger? Y lo más corriente es que las postulemos sin conexión entre sí. Mayor que la desolación es la miseria. Las situaciones narrativas y visuales que Duville crea tienen, en su halo irreal, una percepción del presente y una actitud: algo que Roberto Bolaño hubiera llamado valentía. Ir a buscar la intemperie y desbastarla para hacer con lo que ha quedado brote de lo porvenir. Con todo el regusto brillante que la intemperie acarrea, Duville comunica a lo conocido elementos de lo desconocido, entabla un encuentro de lo cercano con elementos de lo lejano. Y en ese puente hay una especie de renacimiento genuino de los lugares invisibles, de los vacíos que recorre. Extraer el vacío es desconfiar de su nulidad, o de su horror, y detectar las partículas virtuales que flotan en el magnetismo de su esfera.

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+ INFO MALBA Av. F. Alcorta 3415, BA. Contemporáneo 29 Matías Duville. Safari del 27 de julio al 29 de octubre. Sala 1 (planta baja). Curador invitado: Santiago García Navarro

2. Una de las intenciones de encarar un montaje con sutiles aspectos de casa era disminuir la brecha entre objeto-modelo y obra, entre experiencia perceptiva y acto de creación, que identifica a los trabajos seleccionados. Y ese aire doméstico –la sucesión de cinco salas separadas por puertas tiene algo de casa chorizo– resulta de algún modo en algo ficcional, por cuanto coloca en una situación indefinible el exterior y el interior de la exposición, la funcionalidad de los elementos que la integran, su naturaleza inclusive. ¿Es o no es parte de la obra este montaje-casa? La dificultad con la que el espectador ha de enfrentarse en un hipotético intento de separar las partes garantiza la incertidumbre. Vale decir que si el montaje sugiere un ambiente doméstico es justamente para enfatizar lo que emana de la obra (la ambigüedad entre real e irreal, expresada en una densidad de sensaciones espaciales) y adelgazar así la distancia entre obra y real. Lo que a su vez produce resonancias con el parecido efecto que surte la selección de fotos y su proyección como pequeño filme.

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Incluir estas fotos podía, pues, quitarle al resto de las obras su peso de obras. Era otra de las apuestas que hicimos con Duville. Se sabe que el dibujo, como pilar de la monumental tradición de las bellas artes, tiende a reforzar ese peso. De modo que la inclusión de las fotos con algún mecanismo que permitiese dejar en abierto su estatuto –¿es o no es una obra?– era fundamental. Porque, en rigor, la pregunta por el estatuto resulta irrelevante. La idea de un montaje-casa apuntaba, además, a enfatizar el diálogo, y a su vez la oposición, entre aquel conjunto de sensaciones domésticas y de intemperie que eran centrales en el Duville de los últimos años y otro conjunto, especialmente actual pero siempre presente, surgido de la travesía por espacios ilimitados, a cielo abierto. Las fotos eran real y definitivamente fotos de viaje, con toda la dimensión de tránsito, de desplazamiento, de fugacidad que eso implica. Por su capacidad para aglutinar las cosas que queríamos poner en primer plano es que se ubican en la tercera sala, que es también la sala del medio. El latido de la exposición. /


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/entrevista

cocina de la cultura

Amilcar Gilabert El arte de los sonidos y el silencio Amilcar Gilabert es, junto al Portugués Da Silva, el ingeniero de sonido más respetado, querido y reconocido de la Argentina. Además es aquel que, casi por accidente, comenzó a profesionalizar la actividad en los estudios de grabación y de las técnicas que allí se aplican. Entrevista Vicente Grondona / Fotografía Adrián Consoli

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u vasta experiencia como ingeniero en el estudio, en vivo y también como productor artístico dejó su marca en obras claves de la historia musical de nuestro país. Entre muchos otros, Charly García, Mercedes Sosa, Divididos y Abuelos de la Nada confiaron en su talento para la grabación de sus discos. Actualmente Amilcar continúa con una intensa actividad como ingeniero de sonido y como docente en la UNTREF en la carrera Ingeniería de Sonido. Lo entrevistamos en un hotel céntrico de Buenos Aires, donde nos recibió con su inconfundible sonrisa y buen humor, y desgranó en una extensa charla su pasión por su profesión, sus comienzos y sus anécdotas en una vida llena de viajes, conciertos y miles de horas de estudio con músicos de todos los estilos.

/ Los comienzos en Brasil y el azar de la historia – Yo trabajaba con mi padre en una empresa que hacia máquinas para fabricar jabón, y me llevó en 1964 a Brasil para que no me quedara de vago en Buenos Aires. En el mismo edificio de las oficinas de la empresa en San Pablo había en el otro extremo una empresa llamada Audio Fidelity. Mi única experiencia en ese momento con equipos de sonido eran grabaciones case-

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ras en mi casa de Liniers, tocando la batería. No tenía conocimiento de técnicas de grabación, ni ganas de grabar, simplemente me llamaba la atención como fanático de la música: ya de pequeño escuchaba la música de mi padre y mi tío, que formaban parte de una orquesta típica. Me hice amigo del gerente de la empresa, y me invitó a una sesión de grabación de Althemar Dutra, un cantante romántico de la época, de gran calidad. Ese día no fue ni el técnico ni el asistente, solo los músicos estaban listos. El gerente les dice que volvieran todos a sus casas. Entonces yo le digo: - Puedo probar?, - Você, oq quer fazer? Vc quer gravar? - Dejame probar, total a los músicos les tenés que pagar igual. - Bom, pra frente então. Me hizo grabar finalmente en 6 sesiones más, como amigo. Luego siguió el Zimbo Trio, Maysa Matarazzo y otros grupos de la época. Nunca supe si figuré en los créditos de las grabaciones, tampoco me interesó demasiado. La experiencia igualmente me gustó, y pasado un tiempo volví a Buenos Aires.

/ El azar nuevamente: Buenos Aires, Music Hall y el comienzo como profesional del sonido Al regresar a Buenos Aires, en 1968, me sale un trabajo de equipamiento de los carnavales en el Club Vélez Sarsfield, un trabajo de varios meses, y estando adentro me ve un corredor de venta de Music Hall, que tenia pensado armar un estudio de 8 canales, y quería que yo vaya para armarlo. Una vez armado el estudio ocurre un día que faltan 3 técnicos, y había que grabar a José Basso para Japón, y me preguntan si me animaba a hacerlo yo. En esa época se grababa todos los músicos juntos en dos canales, se mezclaba en el momento, como si fuera en vivo. La duda mía siempre fue si me daba “maña”para la grabación o era un mal técnico de mantenimiento. Nunca más me dejaron volver

a mantenimiento. Ese fue mi día oficial como técnico de grabación. Por entonces grabé a casi todos los músicos de tango y de chamamé, como Isaco Abitol. Pocos lo saben, pero las compañías de discos en Argentina se hicieron con la venta de discos de chamamé, que se vendía en una relación de 7 a 1 contra el resto de los estilos. Después de Malvinas esto cambió, y el rock tomo un impulso fuerte. ¿Sos un profesional autodidacta? Yo aprendí estropeando cosas.

/ Productores artísticos, ingenieros de sonido y música en vivo ¿Qué diferencia hay entre un productor artístico y un ingeniero de sonido? El productor artístico optimiza el paso del músico, y la idea que tiene respecto al disco que quiere grabar. El productor está al lado del artista, ayudándolo a avanzar. Algunas bandas buscan a determinado ingeniero de sonido, que para mi es una moda. En un momento se sobreproducían los discos, y todavía se sigue exagerando para mi gusto. Son muy caros los estudios buenos: casi todos los músicos tienen su estudio chiquito. Primero graban la batería, luego el bajista, luego las guitarras, y cuando terminan está bien grabado, prolijo, pero es un freezer. ¿Preferís la grabación en vivo en un estudio? Siempre. Me crié en eso: yo hago sonido en vivo. En mi experiencia prefiero juntar al grupo completo en un estudio. Aparte del trabajo como ingeniero en el estudio, trabajás mucho en vivo. El vivo es en carne viva, y el estudio es el descanso del vivo. Ambas experiencias me gustan: si tuviera que dejar una, sería la del estudio. En vivo siempre estás 8 compases adelante del músico: efectos, cambios. Sos un músico más. Tenés que dar con el estilo y el sonido de la banda, el peso. Con sonido se conmueve a la gente y siempre está el peligro de pasarte de la raya.

¿Crees que la calidad de las grabaciones en Argentina ha mejorado? Está mejorando y va a mejorar aún más. Porque el nivel de equipamiento está a la altura de los mejores estudios de Estados Unidos.

/ Barenboim (2006) ¿Barenboim en la 9 de Julio fue inolvidable? Ese show para mí fue tocar el cielo con las manos. Produje el espectáculo junto a otras dos personas. Nos llevó bastante tiempo hacerlo, quisimos hacer una producción en donde todos los objetivos planteados se cumplieran al pie de la letra, algo difícil en Argentina cuando dependes de la municipalidad. Se celebraba el fin de año en Europa, desde el Obelisco transmitíamos a Barenboim y la Orquesta Filarmónica del Teatro Colón haciendo tango, se grabó en multipista digital y se transmitió a Europa. En los créditos de la TV alemana nunca nos incluyeron, ya que tuvimos una discusión con la gente que enviaron porque querían modificar todo nuestro plan. Barenboim después del concierto se acercó a felicitarnos hasta el mangrullo donde manejábamos el sonido. Entre Leopoldo Federico y la Filarmónica, tuvimos que usar 60 micrófonos, con 2 consolas MC5 Yamaha digitales que estrenamos ese día. Nunca pudimos hacer ensayo de sonido, fue una experiencia increíble, llena de stress pero muy satisfactoria.

/ El hacedor de obras maestras del rock nacional Contanos de algunos grupos y solistas de los que fuiste ingeniero de sonido. Se conoce mucho mi paso por el rock, pero yo tuve más trabajo en la parte clásica sinfónica, coral y camarística. Del rock nacional, Sui Generis (Adiós Sui Generis), Seru Giran (menos Bicicletas, todos), Charly García (hasta Piano Bar, todos los discos).

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Con Abuelos de la Nada trabajé como productor artístico e ingeniero de sonido. ¿Por qué empiezan a cantar un (Andrés) Calamaro y Bazterrica? Porque Miguel Abuelo venía inmanejable, se ponía a correr y saltar en el estudio. Un día suspendimos, otro, y al tercero dije bueno, se graba igual. Le dije a los músicos que acompañaban a Miguel: vos cantá tu tema. De casualidad y sin pensarlo, generé varios solistas: tenia que seguir con la gira con Charly y sacar el disco si o sí.

"Desde que apareció lo digital, yo soy digital a muerte" "Nada es perfecto, y tampoco debería serlo." En folklore Mercedes Sosa, (Portinari, Vivo en el Opera), Chango Spasiuk, Spinetta (Kamikaze, Los niños que escriben en el cielo), León Gieco (Solo le pido a Dios). Yo tengo una suerte, Dios me puso en el medio y todas las producciones en que participé fueron grandes éxitos, no por mí, sino porque estuve rodeado de talentosos. En clásico hice una edición de Il Pagliacci con una orquesta rusa, con las voces grabadas en Argentina: fue la primera edición digital de una ópera. Tenía equipamiento que podía cambiar la velocidad sin cambiar el tono, una novedad para la época. De ese modo bajamos mucho el presupuesto, pudiendo grabar en distintos lugares. ¿Cómo es lidiar con los músicos de rock? Y... mirame las canas. Cada una es un músico. Siguen siendo mis amigos, los músicos salen del pueblo, igual que los militares, no son otra raza humana. No salen del suelo. Todos tenemos disfraces, nosotros tenemos uniforme de civil. Hay que intentar entender a los músicos, con su avidez de trascender. En vivo hay una tensión necesaria entre el que opera el sonido y el escenario. Está por un lado el operador de monitores de los músicos, que es el puesto mas difícil y más ingrato que existe sobre el planeta,

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jamás los músicos están conformes con el monitoreo. Después está el otro ingeniero, que hace sonido para el público, que está ubicado de manera similar a la audiencia. Hay gente que dice que los LP de vinilo tienen una calidad de sonido superior al CD. No me animo a afirmar eso. Yo respeto el gusto de las generaciones que consumieron, como yo, el analógico. Yo lo fabriqué, lo grabe, lo consumí. Me harté. Desde que apareció lo digital, yo soy digital a muerte. Y si querés un disco analógico me lo dejas grabar digital y yo te lo entrego analógico. El grado de perfección que tiene el digital no lo tuvo el analógico jamás en la historia. Antes cuanto vos tenías que cortar una cinta para empalmar, cortabas musicalmente, el error estaba como máxima seguridad en el rango de un segundo. Ahora en un segundo tenés 44 mil 100 datos, y podés editar a través de lo digital cada dato por separado. Lo que sí había antes era un acostumbramiento a lo analógico. Cuando escuché un piano por primera vez en formato digital, los silencios del piano que son notas, los escuché por primera vez en una grabación digital. El soplidito analógico queda lindo como efecto cuando grabás cuerdas, pero nada más. ¿En que consiste la masterización? La masterización es un proceso que sale en la última era analógica para optimizar el estilo de cada long play, en donde equiparás sus niveles, el equilibrio tonal entre medios, graves y agudos y le das potencia para que en una radio una compañía compita con otra con distintos artistas y se escuchen bien los dos. Se mezcla a veces para cada país en particular, sobre gustos está todo escrito en la industria discográfica. ¿Tenés algún referente en el mundo o no estás muy preocupado por lo que ocurre fuera? En el mundo mi referente es argentino. Se llama Jorge da Silva, es mi hermano de sangre, mi amigo y referente fundamental. Su calidad musical lo hace único. Tuvo la desgracia de perder en un accidente un pulmón y tuvo que abandonar su carrera como músico y saxofonista. Su estu-

dio, ION, es considerado de interés nacional. Jorge ha grabado todos los CDs de tango que puedas imaginar, siempre con un nivel superlativo. Jorge es como esos hermanos que uno puede elegir. Hemos trabajado juntos en muchos proyectos en Music Hall. ¿Si tuvieras que elegir dos discos de los que has grabado de los cuales tengas particular afecto, cuales serían? De Divididos, su segundo disco, del que fui productor artístico e ingeniero de sonido: Acariciando lo áspero. Fue el disco considerado por la crítica como el mejor disco de rock nacional de los últimos 20 años. De Charly García, Yendo de la cama al living: es el único disco en el que Charly tiene productor artístico, que fui yo. Ahí comienza otra onda de Charly, un cambio muy grande, que automáticamente provocó cambios de público. En ese disco, por primera vez, escuchás huecos, hay aire, se escucha todo, te impulsa a moverte, rompe parlantes. En verdad, una de las experiencias más maravillosas para mi fue grabar la fauna en la provincia de Chubut, en lugares como la isla de los Pájaros, en Península de Valdés. La actividad principal ocurría de noche, y yo tenía un equipo portátil y bolsones de batería y mucha paciencia. Tenía que pelear con el viento del sur, y ahí descubrí que las esponjas Mortimer eran el mejor accesorio para absorber el viento. Estaba completamente solo, y después de una semana, terminé hablando a los grabadores y escuchando mi propia voz para lidiar con la soledad de esa experiencia. Seguís con desafíos nuevos, enseñando y produciendo y además después de tantos años seguís adelante con las giras. Se viaja bien, yo estoy muy cómodo. El día que no disfrute más me dedicaré a mis nietos y a ser jubilado. Mientras tanto, todavía tengo fuerzas. Antes podía trabajar 4 días seguidos con 4 noches. Tengo la suerte de estar con grandes artistas, con buena gente, buenos viajes, buenos hoteles y malos sueldos. Pero está todo bien. Nada es perfecto, y tampoco debería serlo. /


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/serge daney

cine

ITINERARIO DE UN CINÉFILO Se cumplen 20 años de la muerte de Serge Daney, unos de los nombres fundamentales de la crítica cinematográfica en la segunda mitad del siglo XX. Un libro editado hace algunos años por la editorial Santiago Arcos recopila lo mejor de sus textos y permite acceder a sus lúcidas reflexiones sobre la evolución del cine y los medios audiovisuales. POR Diego Menegazzi

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erge Daney tenía veinte años cuando ingresó a la legendaria Cahiers du Cinéma en 1964. A partir de 1974 será el jefe de redacción de la revista. Le tocó, junto a Serge Toubiana, reorientar la línea editorial nuevamente hacia la idea de la cinefilia luego del controvertido “período rojo” (1968-1974) marcado fuertemente por la militancia y los acontecimientos del mayo francés. Es en este momento cuando Daney empieza a ser una figura tan emblemática como lo fue André Bazin en la década del 50. En los años 80 se hizo cargo de la sección sobre medios audiovisuales en el diario Liberation y en 1991 funda la revista Trafic. Este sería su último proyecto. Daney muere de sida en 1992. Su obra, admirada por críticos, cineastas y pensadores, trascendió la esfera de la crítica cinematográfica para convertirse en una de las más profundas reflexiones sobre la producción de imágenes en el mundo contemporáneo. La edición de Cine, arte del presente permite reconstruir el itinerario de su pensamiento. Se trata de una recopilación de textos que provienen de los primeros dos libros, La Rampe (1983) y Ciné journal (1986), a los que se ha sumado Antes y después de la imagen (una entrevista de 1991 sobre su visión de la Guerra del Golfo) y Trafic en Jeu de Paume (el texto presentación de la revista Trafic que sería publicado en Cahiers du Cinéma luego de su muerte). El primer mérito de este libro es su misma existencia, sobre todo teniendo en cuenta que sus

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textos no han sido publicados fuera de Francia (en lengua castellana solo fue editado Perseverancia, su libro testamento). Y además, como señala David Oubiña en el prólogo “pone en escena una imagen a la vez condensada y ampliada de Serge Daney”, sin alterar el orden y la configuración de los libros originales. Desde los primeros textos de La Rampe hay una preocupación obsesiva por seguir el desarrollo de la televisión y la estética publicitaria, y sus implicaciones en el cine. Al mismo tiempo, Daney realiza una encendida (y apasionada) defensa de los grandes autores del cine moderno. La importancia de este cine es que marca un punto de inflexión, de no retorno en la historia. Dice Daney: “este cine nació – no por azar- en la Europa destruida y traumatizada de la posguerra, a partir de un cine ani-


SERGE DANEY

quilado y descalificado, a partir del rechazo fundamental de la apariencia, de la puesta en escena, de la escena. Nació de un divorcio del teatro, expresado con fuerza por Bresson. Ese rechazo sólo se comprende sino se pierde de vista que las grandes puestas en escena políticas, las propagandas del Estado, convertidas en cuadros vivientes, que las primeras manipulaciones humanas de masa, y que todo ese teatro ha desembocado – en lo real- en un desastre. Detrás de ese teatro guerrero, como su reverso oculto y su verdad vergonzosa, había otra escena que no ha dejado de asediar las imaginaciones: la escena de los campos. De modo que, por diferentes que hayan sido unos de otros, los grandes innovadores del cine moderno, de Rossellini a Godard, de Bresson a Resnais, de Tati a Antonioni, de Welles a Bergman, son aquellos que desvinculan radicalmente su arte del modelo teatral-propagandista, omnipresente por el contrario en el cine clásico” (La Rampe). Hay una tradición crítica a la que Daney pertenece, aunque hoy aparezca como una tradición en vías de extinción. Es la de Bazin y los Cahiers du Cinéma, en la que también hay que incluir los nombres de Pascal Bonitzer o Jean Louis Comolli. Como señaló bien Gilles Deleuze, Daney nunca ha renunciado a establecer un vínculo entre el cine y el pensamiento, a diferencia de muchos contemporáneos que se han refugiado en los estudios formalistas para salvar la seriedad de la crítica. Y también ha defendido una función de la crítica que es, al mismo tiempo, ética y estética. Daney utiliza los films para pensar, no sólo el cine, sino también las cuestiones fundamentales de su tiempo. Los grandes cineastas tienen la virtud de ser “sismógrafos” (anticipan lo que está por venir, captan el rumor bajo la tierra), pero también son guías que nos ayudan a conocer el mun-

do. No es casual que aparezca la idea de una pedagogía de la percepción: pedagogía de Godard, pedagogía de Rossellini, pedagogía de los Straub...

Cine, arte del presente

Los textos de Ciné journal fueron escritos a partir de los años 80 y continúan las reflexiones esbozadas en La Rampe. Son los años donde la consideración por el cine empieza a perder fuerza, y es reemplazada por el concepto de “audiovisual”. Además de sus brillantes análisis sobre películas de Alfred Hitchcock, Fritz Lang, Raúl Ruiz, Wim Wenders y muchos otros, Daney vuelve a mirar de cerca esta confrontación (desigual, sin duda) entre el cine y la televisión. “Como todas las viejas parejas, el cine y la televisión, han terminado por parecerse” es el título del artículo que resume las preocupaciones de Daney sobre esta difícil relación. Es que el cine, a pesar de todo, todavía mantiene la idea de una moral de los procedimientos y un compromiso ético-estético en el acercamiento a lo real. La televisión no puede, ya que su función primordial no es estética, es social. Apunta al inconsciente de la sociedad y se relaciona directamente con la vigilancia y el control.

No hay duda que Cine, arte del presente es un libro de lectura imprescindible para todos aquellos que crean que el cine es algo más que un entretenimiento. En sus páginas Daney despliega su lucidez, su refinamiento y su inclaudicable amor por el cine. Quizás no haya palabras más justas que las del cineasta portugués Manoel de Oliveira para definirlo: “Serge Daney era de aquellos que se consagraron en alma y corazón al cine. No valía solamente por su cultura y por su conocimiento “afilado”, tanto de las películas viejas como de las nuevas que se hacen y que se hicieron en todo el mundo; no valía solamente por su inteligencia y la sutileza de su penetración para apreciar las obras y la personalidad de los realizadores. No valía solamente por su espíritu ecléctico, enciclopédico y abierto, tanto respecto del cine del Norte como del Sur, del Occidente como del Oriente; pero más allá de todo esto, en sí mismo ya admirable, él se distinguía por un poder de “invención” capaz de arrancar de un film e incluso de un solo plano el secreto más oculto e inesperado, como sorprendiendo al cine en el interior del cine... sin que sus pies jamás abandonen la Tierra”. /

Con el tiempo, el cine se fue volviendo más débil, y la televisión y la publicidad cada vez más fuertes. Nos hundimos sin remedio en la ideología de lo visual. Daney hará una distinción importante entre la imagen y lo visual: “llamo imagen a lo que se apoya aún sobre una experiencia de la visión, y visual a la verificación óptica de una procedimiento de poder –ya sea tecnológico, político, publicitario o militar-, procedimiento que sólo suscita comentarios claros y transparentes. Evidentemente lo visual concierne al nervio óptico pero, aún así no es una imagen. Pienso que la condición sine qua non para que haya imagen es la alteridad” (Antes y después de la imagen).

Santiago Arcos Editor

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/RECOMENDACIONES

invitado

Santiago Olivera Típico: recomendás algo y la mitad te dice “buenísimo” y la otra mitad “que desastre”. Me acuerdo que a un amigo le recomendé El Perfume y me lo sigue agradeciendo. Y otra vez me escuchó hablar bien de La Conjura de los Necios, lo compró y me dijo “un embole, no pude terminarlo”. ¿Cómo hacer en este espacio para que confíen en mi recomendación, entonces? En fin, a intentarlo.

/ Películas

/ Libros

/ Discos

Diva Jean-Jacques Beineix

El Amo del Corral Tristan Egolf

Blunderbuss Jack White

Ahora que todos hablamos de derechos de autor y de copyright, esta película de 1981 es un anacronismo total: –una cantante de ópera que no quiere grabar discos! Un fanático finalmente consigue una grabación ilegal de ella y empiezan los enredos. La trama está muy bien y la estética, bueno, la estética fue clave para el desarrollo del pop de los 80.

Hace poco me enteré que finalmente van a llevar al cine La Conjura de los Necios. E inmediatamente me vino a la memoria esta historia sobre un personaje muy parecido a Ignatius Reilly, John Kaltenbrunner, y su increíble historia de ¿supervivencia? en un pueblito americano. Como John Kennedy Toole, Tristan Egolf se suicidó muy joven. Pero dejó uno de los mejores libros que leí en mi vida.

No llegamos a mitad de año y ya tenemos el mejor disco del 2012. Jack White es, literalmente, un genio musical. Puede que sea otras cosas también (productor, empresario) pero toda la música que hace es maravillosa. Este disco tiene, al menos, 4 temas que serán standards del rock de ahora en más. Si no saben por donde entrarle, ‘Hip (Eponymous) Poor Boy’ es la canción para hacerlo.

Middlesex Jeffrey Eugenides

Blood Pressures The Kills

Eugenides se hizo famoso cuando Sofia Coppola filmó su primera novela, Las Vírgenes Suicidas. Esa novela fue tan brillante que parecía imposible superarla. Sin embargo, lo consiguió. Middlesex es la historia de un hermafrodita que también es la saga de su familia. Es un libro tan original, tan bien escrito, tan entretenido que es probable que su tercera obra (que editó el año pasado en Estados Unidos) finalmente no esté la altura de nuestras expectativas. O sí?

Y ya que hablamos de Jack White: su vocalista en The Dead Weather, Alison Mosshart, forma junto a Jamie Hince esta banda que el año pasado sacó su 3er. disco. No se por qué, pero ahora que todos hablan de The Black Keys, se me hace que Blood Pressures debería ser tenido mas en cuenta que El Camino de estos últimos. La voz de ella es increíble, el sonido de la banda es perfecto y la música, bueno, podría quedarme toda una noche escuchándolos.

Time Bandits Terry Gilliam Ya que me fui hasta el año 1981, no puedo dejar de recordar esta película de Terry Gilliam luego opacada por Brazil. Maravillosa historia de unos viajeros del tiempo que usan ese poder para robar tesoros. Y una interesante reflexión acerca del Bien y del Mal.

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+ MINI BIO: Publicitario de profesión, frustrado bajista de una banda de rock, feroz lector. Cuando sea grande quiere formar parte de Banda de Turistas. flavors.me/santiagolivera

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/HOMENAJE

LITERATURA

Tenis Ranch por Martin Wilson / Introducción Santiago Llach

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Cada escritor tiene su bar y el de Adolfo Bioy casares fue Lola, un clásico de Recoleta. El pasado martes 13, cinco escritores contemporáneos hicieron una En quinto grado, el director del colegio recreación de los temas nos reunió a todos para decirnos que de Bioy en un hilarante el Pato Lewis, un compañero, dejaba homenaje en su honor. el colegio para dedicarse a full al En la última etapa de su tenis. Y nos pidió un aplauso y que le vida, el escritor almorzó deseáramos suerte. Era raro pensar que todos los mediodías en un chico no iba a ir más al colegio, era Lola. Se sentaba en la raro y no lo vimos más. No sé cuánto mesa junto a uno de los llegó a ranquear. Su fuerte era el dobles. ventanales en una silla En los suplementos deportivos, en esas desde la que podía ver columnitas, muchos años después leí estratégicamente lo que que le agarró cáncer de algo y mi mamá pasaba en el salón. me contó que su mamá se suicidó justo En el homenaje, Lola se el día que no venía el tren a Retiro y yo llenó de jóvenes narraesperando el tren para volver a casa. El dores y poetas y se bautren no venía porque alguien se había tizó la mesa 14 como la tirado sobre las vías por Olivos. “Mesa Bioy”. Dijo Walter Que el tenis es un juego trágico también. Juan, de Lola: “Bioy es La presión y eso... parte de Lola y que escritores jóvenes se apropien * de Bioy hace que también este lugar sea de ellos. En “¿A dónde nos metimos todas las Lola queremos una ciudad raquetas, las paletas de paddle? En repleta de escritores”. los programas de tele, todavía regalan relojes paddle watch.” La viuda de Smith, La Horqueta, San Isidro, 1996 * Rockeá mi bote (Chicas de mi norte) Ah, el pibe de los astilleros era tu pap, Delfina. Me lo dijo Willy en la fiesta del Náutico, esa de fin de año donde tiran los barcos por la ventana y fuegos artificiales cubren el cielo para recordarnos quién manda.

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Pedro Mairal condujo la celebración en el papel de un Bioy que quería recordar su pasado. Para eso iba convocando a distintas personas que marcaron su vida. Marina Mariasch hizo de Silvina Ocampo y leyó un relato que era una mezcla entre Los que aman odian de Bioy y Silvina Ocampo y su última nouvelle El Matrimonio. Mariasch cerró su performance con una versión en español de Mercedes Benz de Janis Joplin a capella junto a Paula Trama. Wáshington Cucurto leyó una crítica de “El Aleph” que dejó a todos boquiabiertos. Lo siguió Magalí Etchebarne con un relato radiográfico e intimista sobre la clase alta de Recoleta; Martín Wilson cerró la noche con sus poemas sobre tenis que conmovieron a la multitud y Los Pimpollos cantaron sus hits. Dijo Wáshington Cucurto: “Decir que este evento es uno de los mejores en los que participé, es poquísimo. Un ambiente donde la cordialidad de los organizadores, la calidez del restaurante del mejor estilo de Recoleta y la alegría de los mozos, por momentos me hizo alucinar con que Borges y Bioy Casares hubieran estado felices de estar vivos para terminar bailando con nosotros”.

Y todas las familias sanisidrenses siempre con un hermano al que apodan negro, indio o un hijo con capacidades especiales. Ahora estudio día y noche para el curso de timonel —vela motor— porque sueño, night and day, navegar con tu pap, delfina. * *

Me encanta el tenis, me encanta. Hasta cuando pega en la red. Sí, porque la red es como un atrapasueños y los sueños son pelotas. Y a los sueños hay que atraparlos porque sino uno se cree que puede ser cualquier cosa: Farrah Fawcett, John Mc Enroe, Jean Paul Belmondo, Charlie Manson o Nicolás Ceausescu. Y no, no hay lugar para todos, la carpa es chica y los payasos somos muchos. Ilie Nãstase (Bucarest, Rumania, 19 de julio de 1986) * Cherquis Bialo habla pausado para parecer más inteligente.


Matchpoint Aunque siempre fui rápido en las canchas de ladrillo, lo viví siempre en slow, cámara lenta. Como un cisne blanco que aletea paciente porque sabe que llega a tiempo, como Marangoni y su ballet, pero de traje blanco y blanco el moño como un Fred Astaire un domingo tipo siete de la tarde —a esa hora en la que todos se deprimen— pero yo no porque mañana no trabajo. O como en una boda, de Fred Perry, pantalones cortos, medias breves, mocasines haciendo juego... Todo de blanco. Tranquilo, estilo Bioy, Casarse sin compromisos porque sabe bien que el que se casa para siempre siempre es otro. Cuando la jovencísima Chloé Duggan confundió mi corazón con una piñata en esa fiesta, en el argentino (en el yacht) no pude más que reírme. Sabía que en algún lugar y tiempo determinado iba a tener mi revancha. Pero nunca imaginé que sería sólo unos meses después en la mini catedral del tenis, cancha de pasto, lenta y paciente at the Hamiltons detrás de la casona de Buntingford por Leicester. Qué raros son los ingleses. No porque crean en fantasmas y en boludeces sino porque en este deporte llaman a la nada: amor (love significa 0) y los pobres juegan al tenis sobre el barro. Una de las noches de mi estancia en la casa de los Hamilton, me costó horrores conciliar el sueño, horrores. Di vueltas por la habitación, cuando de repente por la ventana pude ver a Chloé de blanco, llevaba un vestido blanco y transparente que dejaba ver mucho e imaginar más. Un inglés la hubiera confundido con un fantasma hermoso. Yo tenía puesto un ridículo pijama de verano comprado en Mark’s & Spencer’s. Fui hasta la cancha de pasto, descalzo. Qué linda se sentía la cancha de este Wimbledon privado. Caminé despacio. No la sorprendí. Ella me esperaba. Lentamente. —cuanto más suave es la caricia más penetra, repetía el maestro René Lavand en mi cabeza

barajando naipes con hélices de dedos—. Y no se puede hacer más lento. Levanté su vestido desde atrás, de revés y la puse adentro. Cada gemido nuestro era un golpe estupendo y por suerte no había ningún alcahuete al costado, subido a una silla alta, para decir ¡que NO!, ¡que NO! y ¡que NO. Éramos libres, lo estábamos haciendo en una cancha de tenis, ¿qué te parece? Yo sabía que en el fondo no estaba enamorado. El amor puede ser más vacío que el sexo y yo me sentía completo. Tenía sueño, quería dormir. El sexo tiene un final feliz y todos necesitamos finales felices aunque eso ya no venda mucho en la novelas de hoy. —In tennis love means nothing but sex means a damn lot to us all —repetía en pedo mi amigo el irlandés O’Hara en un pub perdido en el barrio de Tottenham.

* * Neustadt: ¿Cuándo nació la costumbre de que los hombres al encontrarse se besen? ¿A usted le gusta? Bioy Casares: Es algo que me sorprendió mucho hace un tiempo, ya me voy acostumbrando, pero realmente no me gusta demasiado. Besos entre hombres

Para mí que con Boy Olmi se equivocaron. Era Bioy. Boy es George. Adolfito nunca faltaba a un partidito de tenis, pero cuando no tenía ganas de escribir se recostaba tranquilo en el sofá y mandaba a decirle a su editor que tenía codo de novelista. En el bar del Buenos Aires (Lawn Tennis) me contaron esto y tantas cosas. Hay que tener muy buen timing para tirarse el lance con la cantidad de preciosuras con las que él se jugó el lance.

—Son como saques —decía entre su círculo íntimo de dandies. —Es muy probable que el primero falle pero el segundo, suave, de volea, que entre como sea. Ay Bioy, cómo te gustaban ¡las señoras, las señoritas de blanco! Qué lindo laburo el tuyo... qué trabajador, de tu casa al tenis y del tenis a tu casa y en le medio la red. Una red para las presas más sofisticadas. —Siempre juega con minas —se quejaban algunos. Qué jugador Casares. Buscando tu recuerdo en google encontré una foto en la que tomabas la raqueta y la tocabas como si fuera un banjo, atrás tuyo dos mujeres hermosas ríen, porque todavía ríen. Vos sabías que para hacer el amor este deporte hacía maravillas, la combinación total de un acto violento en una atmósfera de total tranquilidad, las endorfinas son de derecha y el gemido es de izquierda, y el polvo de ladrillo te ensucia el blanco. Qué quilombo. Un jovencísimo Charly Menditegui te temía, te odiaba, te envidiaba. Jamás te pudo perdonar lo tuyo con Mariquita Durand, ni lo de Cinthia Lockwood (la colorada), y menos lo de Blacky Echenique. Él, como vos, jugaba bien al fútbol, la descosía en el rugby, brillaba en el tenis. Pero no escribía. Cuando voy a buscar a mis sobrinos al colegio caro donde los manda mi hermano, veo a las madres bajar de sus 4 x 4, muchas de blanco muy blanco, pollerita corta muy corta, remeritas ajustadas, muy ajustadas... Pienso en el verso y me digo: todas estas guachas deben tener un BIOY que les saque fuerte primero y después suave que entra de globito. Recién me enteré que la frase “el lujo es vulgaridad” no es de los Redonditos de Ricota, la tiró el Adolfito, pero también la dijo Boris Becker en una entrevista. Al final todos decimos lo mismo. /

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/ENSAYO

LITERATURA

Vivir su vida Me pregunto en cuántas novelas u obras de ficción la gente verdaderamente trabaja. Con frecuencia conocemos, es verdad, la profesión de éste o aquel personaje, pero raramente el escritor nos lo presenta sentado en una oficina, o recogiendo papas en el campo, o lidiando con las absurdas mezquindades de un puesto, cualquiera que sea. Esto explica, creo, el éxito de series como Mad Men, donde por primera vez vemos de cerca la vida laboral de un grupo de personas. por Mercedes Álvarez / Ilustración Elvira Amor

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a vida laboral puede ser un interesantísimo material de creación literaria, pero por alguna razón, cuando nos ponemos a escribir, los avatares de nuestras actividades cotidianas parecen perder fortaleza al lado de lo que ocurre fuera del trabajo. Esto es: el amor, la familia, las reuniones después de la oficina, las relaciones entre los padres y los hijos, ciertas anécdotas o hechos que nos impactan de tal modo que marcan nuestras vidas de modos insospechados. El escritor Guillermo Piro suele decir que en las novelas en las que verdaderamente se trabaja es en aquellas que tienen que ver con barcos. Pongamos por caso el más famoso: Moby Dick, de Melville, quien curiosamente es autor también de ese texto brillante llamado Bartebly, donde vemos al escribiente en su trabajo negándose a producir, día tras día durante un lapso no despreciable de tiempo. En la mayor parte de las obras de ficción que conocemos, sin embargo, las personas no trabajan, o por lo menos no les ocurren cosas centrales en relación con su trabajo. Pero una de las principales preocupaciones de todos nosotros es, desde hace siglos, lograr realizar las elecciones adecuadas para conciliar nuestra vida laboral con nuestra vida privada, si es que aceptamos que esa división existe. Con frecuencia, el trabajo nos esclaviza y nos

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atrapa. A asumir las consecuencias de no poder vivir sin trabajar, atados servilmente a actividades que nos consumen, hemos convenido en llamar adultez. Cuando Henry David Thoreau publicó Walden en 1854 hizo una indagación muy profunda en estas cuestiones. Al momento de escribir esas páginas, como él mismo relata en el primer párrafo, “vivía solo en los bosques, a una milla del vecino más próximo, en una cabaña que construí yo mismo junto a la orilla de la laguna de Walden, en Concord, Massachusetts, al tiempo que me ganaba el sustento con la labor de mis manos. Allí viví dos años y dos meses”. Lo que sigue son las reflexiones de Thoreau acerca de la esclavitud laboral, y de todas aquellas esclavitudes que acarrea nuestra imposibilidad de pensar de manera distinta, desde un lugar que evite el atavismo. Nada es irremediable, nos dice Thoreau. Vayan al bosque, o adonde sea, y vivan sus propias vidas. Nunca es demasiado tarde para librarse de los prejuicios y lo que hoy parece bueno y aceptado por todos, mañana puede revelarse falso. Lo que la gente llama resignación, nos dice, no es más que desesperación confirmada. En Walden, Thoreu descubrió que era posible librarse de la carga desproporcionada de los gastos superfluos, y llevar una vida ociosa. Con pocas horas de trabajo

al día, las necesarias para proporcionarse el sustento, pudo escribir y leer cuanto quiso. Descubrió una cosa que la mayoría de nosotros muere sin descubrir: la vida que lleva el común de la gente solo es una posibilidad, pero hay otras. Para aspirar a tener una casa como la del vecino, hay que saber primero qué es una casa. Es necesario detenernos a pensar. ¿Para qué quiero esto? Y sobre todo, ¿por qué lo quiero? No lleven la vida de su padre, su madre o su hermana, dice Thoreau, sino reflexionen sobre lo que es bueno para ustedes. El tiempo no es importante. Vivimos apremiados por cosas que nada significan. Como decía Rilke aplicándolo a la escritura, en este oficio (que podría ser la misma vida) “un año no cuenta y diez años no son nada”. Los años no significan nada para alguien que ha tomado conciencia. El valor más importante es, será y ha sido siempre la libertad. Mientras leía estas páginas, no podía evitar que me vinieran a la mente muchas frases leídas en la obra de Robert Walser. Siempre he pensado como algo inevitable el hecho de que Walser se volviera loco y se internara voluntariamente en el manicomio de Herisau. ¿Qué otra cosa podía hacer un hombre con esa lucidez? El verdadero loco no era él, en definitiva, sino los otros. Walser rechazó, en la vida como en sus obras, con una increíble consecuencia, todo atisbo de fama, de pretenciosidad. Su reino no era de este mundo.


En Jacob von Gunten leemos: “En realidad, los que se esfuerzan por tener éxito en el mundo se asemejan terriblemente unos a otros. Todos tienen la misma cara. La verdad es que no, pero sí. Tienen en común cierta afabilidad fugaz y evanescente, y es el desasosiego, creo yo, lo que domina a esa gente. Se desentienden rápidamente de las cosas y personas conocidas, sólo para poder atender, al minuto siguiente, aquellas novedades que también parecen exigir su atención. ( ) Y nunca parecen hallarse enteramente a gusto. ¿Cómo podría sentirse a gusto alguien que da importancia a las distinciones y testimonios de admiración del mundo?”.

pregunta. Pero es más fácil ser bondadoso levantando muebles que firmando pagarés en un banco. Así, embrutecerse significa en verdad sustraerse. Eso, también, parece decir Thoreau: “Si quieren evitar lo impuro y todos los pecados, trabajad con celo, aunque sea limpiando establos”. Y Walser le respondería, tal vez, con otra línea de Jacob von Gunten: “¡Trabaja! Haz algo y ya verás como nada extraordinario te llamará la atención”. Y también, quizás, le diría: “Jamás te desalientes. Permanece pobre y despreciado, querido amigo. Aleja de ti incluso la idea del dinero. Lo más hermoso y triunfador es ser un auténtico pobre diablo”.

En el caso de Walser, la verdadera felicidad consiste en hacer un trabajo de brutos. El protagonista de El ayudante es feliz cuando tiene que dejar la pluma para levantar muebles y llevarlos de una habitación a otra. ¿Seré una especie de animal?, se

No hay nada en el mundo socialmente respetado, ningún cargo, ninguna posición a la que valga la pena aspirar. Lo único a lo que vale la pena aspirar realmente es a ser lo mejor que cada uno de nosotros pueda ser, es decir, a la bondad.

Esa, y no otra, es la lección que tanto Walser como Thoreau nos siguen dando. En el prólogo a la edición de Walden de Editorial Juventud, escrito por Henry Miller, hay un párrafo que me gustaría citar. Dice así: “Una condición ideal de vida no existe, jamás, en ningún lugar. Todo es difícil y se vuelve más difícil, incluso cuando decidimos vivir a nuestro aire. Vivir nuestra propia vida sigue siendo el mejor modo de vivir, siempre lo ha sido y siempre lo será. La trampa, el mayor desengaño está en renunciar a vivir a nuestro aire hasta el día en que se cree una forma ideal de gobierno que nos permita llevar una vida mejor”. Vivamos, entonces, nuestra propia vida. A nadie, más que a nosotros mismos, le debemos nada. /

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/NOVEDADES

LIBROS

/ FICCIÓN Simon Mawer La casa de cristal Editorial Tusquets

En 1929, la pareja formada por Viktor y Liesel encarga la construcción de su nuevo hogar en Checoslovaquia al célebre arquitecto austríaco Rainer von Abt. Y con la ambición de “esculpir el espacio”, Von Abt diseña su mejor obra de arte: la Casa de Cristal o Villa Landauer, una fusión de cristal, acero y cemento que da protagonismo a la luz y la transparencia en una atmósfera de lujo. Con el ascenso del nazismo, la seguridad de su mundo acomodado está a punto de desaparecer, y Viktor, además, es judío. La historia de un deslumbrante edificio que asiste a los trágicos avatares que convulsionaron a Europa durante el siglo XX. Enrique Vila - Matas Aire de Dylan Editorial Seix Barral

“Al igual que Dylan mi padre fue un raro”, dice Vilnius, más conocido como el pequeño Dylan, mezcla del cantautor norteamericano y Rimbaud, convencido de que el fantasma de Lancastre, su difunto progenitor, le está traspasando sus recuerdos y clama venganza. Mientras el joven Vilnius se dedica a completar su Archivo General del Fracaso, busca a alguien que reconstruya las memorias de su padre y funda la infraleve y muy ligera sociedad Aire de Dylan, cuyos miembros intentarán desenmascarar a los asesinos de Lancastre en el transcurso de una representación teatral. La nueva novela de Enrique Vila-Matas es un homenaje al mundo del teatro y una divertida e implacable crítica del postmodernismo.

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Aurora Venturini El marido de mi madrastra Editorial: Mondadori

Silvia López Cálculo y presentimiento Editorial Paradiso

Niccolò Ammaniti Tú y yo Editorial Anagrama

Aurora Venturini tenía ochenta y cinco años cuando ganó el Premio Página/12 de Novela, pero era y sigue siendo la más osada, la más innovadora, la más joven narradora argentina. Cinco años después de aquel premio, Venturini renueva sus lauros con esta espléndida, vidriosa colección de cuentos, dividida en dos y fundida en una única manera de entender la literatura y la vida: como una sucesión de sombras, que a veces son fantasmas y otras amenazas, interrumpida muy brevemente por parpadeos de una luminosidad que lastima.

Carmina Alonso se casa sabiendo que su suerte está echada. Una casona Tudor en el barrio de Flores, cuatro hijos y un viejo taller de muñecas no alcanzarán para aplacar sus sospechas sin nombre. De hecho, sería un alivio confirmar que las ausencias de su esposo, en las noches de jueves y vistiendo guantes grises, obedecen a una amante. Carmina puede suponer pero no actuar; su resistencia nunca supera el acto de la negativa. Es que el secreto de Loria el Joven –y el de la trastienda donde crea sus suntuosas mujercitas- es demasiado atroz para ser imaginado por nadie. Con esta segunda novela, la primera en editarse, Silvia López indaga en la morbosidad de una época y la confronta con las certezas pasivas del mundo doméstico.

Encerrado en el sótano para pasar su semana de vacaciones lejos de todos, un introvertido adolescente de catorce años se dispone a vivir su sueño solipsista de felicidad: sin conflictos, sin molestos compañeros de escuela, sin comedias ni ficciones. El mundo, con sus reglas incomprensibles, ha quedado al otro lado de la puerta. Hasta que un día su hermana, nueve años mayor que él, irrumpe en su búnker llena de vitalidad y lo obliga a quitarse la máscara de adolescente difícil y a aceptar el juego caó­tico de la vida exterior. Una excepcional novela de formación que nos presenta una desgarradora visión de ese mundo adolescente.

Sandor Márai Liberación Editorial Salamandra

En los días previos a la Navidad de 1944, en Budapest, una joven llamada Erzsébet busca un refugio para su padre, célebre hombre de ciencia, astrónomo y matemático, a quien la Gestapo y los militantes de la Cruz Flechada persiguen por sus conocidas simpatías liberales. Tras dejarlo a salvo en un pequeño escondite subterráneo, Erzsébet se refugia a su vez en un sótano al otro lado de la calle, junto con un nutrido grupo de sus conciudadanos. Allí permanecerá cuatro semanas, las que durará el asedio del Ejército Rojo, que lleva en las inmediaciones de Budapest desde noviembre. En ese rincón oscuro, donde reina el caos y el hacinamiento, Erzsébet nunca deja de creer que vendrá la «liberación», que los rusos no tardarán en llegar y que todo cambiará. Finalmente, la madrugada del 19 de enero, aparece ante la puerta del refugio el primer soldado soviético, pero ya nada será como Erzsébet lo había imaginado.

Juan Villoro Arrecife Editorial Anagrama

Hubo un tiempo en que las playas eran un sitio de descanso. En la época del turismo extremo los viajeros necesitan otras emociones. El ex rockero Mario Müller descubre una visionaria posibilidad en el Caribe: los placeres del miedo. Y a orillas de un inmenso arrecife de coral edifica La Pirámide, resort que ofrece peligros controlados hasta que un buzo muere fuera del agua. Reflexión sobre los daños que elegimos para intensificar la vida, esta apasionante novela describe una nueva ecología: el cambio climático vacía los hoteles y el lavado de dinero los regenera como emporios fantasma. Pero Arrecife también es una historia de amistad, amor y redención.

Washington Cucurto El amor es más que una novela de 500 páginas Editorial Mansalva

Cucurto llegó a la internacionalización del sentimiento con estas aventuras de un criollo en Germania, que podrían ser también un manual de cómo vivir sin trabajar: cansado de Constitución, el alter ego eterno de Washington Cucurto se muda, a través de una beca, a unas zonas más frías y electrónicas. Pero nuestro héroe no ha perdido sus mañas, sigue sediento y hambriento de comida y sexo, de arte y experiencia; a su ojo avizor no se le escapa ninguna oportunidad y se transforma en el terror de las niñas neonazis de Berlín. De todos modos, porteño o quilmeño como es, no puede evitar que se le trasluzca cierta melancolía nacional.


/ no ficción Brian Greene El universo elegante Editorial Crítica

Brian Greene nos explica en este libro cómo las grandes teorías de la relatividad y de la mecánica cuántica, que transformaron nuestra interpretación de la naturaleza durante el siglo XX, nos han conducido al mayor problema con que se enfrenta la física hoy en día: la búsqueda de una ley que unifique a todas las demás, a la que se le da el nombre de “teoría de supercuerdas”. Con maestría, claridad y un profundo conocimiento, el profesor Greene, él mismo uno de los físicos y matemáticos que están forjando este nuevo imperio científico, nos ofrece en El universo elegante la aportación más brillante que se ha escrito hasta ahora para hacer accesible al gran público este último misterio de la naturaleza que nos explicaría, finalmente, todo. Richard Ford Flores en las grietas Editorial Anagrama

Este libro reúne por primera vez los textos memorialísticos y ensayísticos de Richard Ford, en los que reflexiona sobre la literatura y la vida, sobre la vida como germen de la literatura y sobre la literatura como indagación en los misterios de la vida. Hay textos íntimos como el recuerdo de un instante de felicidad con su padre o de la etapa adolescente que pasó en el hotel regentado por su abuelo tras la muerte de su progenitor. Y textos sobre literatura: el sentido de la escritura; el proceso creativo; del placer de la lectura; el cuento entendido como género de la audacia y la concentración narrativa.

Marta Pena de Matsushita La cultura de Japón Editorial Kaicron

Niall Ferguson Civilización Editorial Debate

Francis Mallmann Tierra de Fuegos Editorial V & R

Con gran sensibilidad y erudición, la autora aborda dos mitos centrales del Japón: el de la Restauración Meiji iniciada hacia mediados-fines del siglo XIX y el de la supuesta sociedad sin clases sociales del siglo XXI. Del primero explica detenidamente los elementos tradicionalistas y conservadores como así también los revolucionarios, analizando por qué fue “una suerte de golpe de estado” pero también “una gran revolución cultural”. Del segundo, derriba el conocido cliché sobre “que Japón es una sociedad de clase media, sin diferencias marcadas ni exclusivismos de clases sociales”

Si nos embarcáramos en un viaje alrededor del mundo en 1411, lo más interesante sería ser testigos del desarrollo de las brillantes civilizaciones orientales. La Ciudad Prohibida estaba en plena construcción en el Pekín de los Ming, y en Oriente Próximo los otomanos acechaban Constantinopla. En contraste, Europa occidental se encontraba sumida en guerras constantes y estaba debilitada por plagas, falta de higiene y sistemas políticos que dificultaban su apertura. La idea de que Occidente iba a dominar al resto del mundo durante el siguiente medio milenio hubiera parecido ilusoria en esos momentos. Y sin embargo, ocurrió. ¿Qué tenía la civilización de Europa Occidental que le permitió dominar a los superiores imperios orientales? La respuesta, para Niall Ferguson, estriba en que Occidente logró desarrollar seis poderosas herramientas de las que el resto carecía: competencia, ciencia, democracia, medicina, consumismo y la ética del trabajo.

Francis Mallmann Tierra de Fuegos es el libro más personal de Francis Mallmann. En él cocina más de 120 recetas, explicando con detalle cada paso para que resulten exitosas, pero también revive en cada una momentos de su vida, da recomendaciones especiales o, simplemente, se deja llevar por su entusiasmo, con palabras poéticas de cocinero irreverente. Estas páginas son el resultado de un año entero de viajes culinarios por los rincones más bellos de Sudamérica. Acompañado de más de 200 fotografías, que capturaron cada escena de cocina y cada paisaje donde Mallmann encendió sus fuegos, este libro es una estupenda herramienta para cocinar. Más que nada, Tierra de Fuegos es una vivencia para atesorar y disfrutar cada una de sus páginas y de sus sabores.

Charles R. Cross Jimi Hendrix, La biografía Editorial Ma Non Troppo

Por fin, el libro que narra el nacimiento, consagración y caída de una de las más grandes leyendas del rock, Jimi Hendrix, uno de los mejores guitarristas del siglo XX y, sin duda, emblema de todo cuanto supusieron los años sesenta. Sin embargo, más allá de los meros tópicos sobre su virtuosismo y su estilo de vida desenfrenado, apenas se conoce nada sobre él. Su aureola mítica ha impedido que se comprenda en su justa medida la lucha que debió librar consigo mismo y contra un establishment que tan sólo lo consideraba como un músico apto para el circuito reservado a la comunidad negra estadounidense. A diferencia de otras biografías, ésta recorre toda la vida del genial guitarrista: su conflictiva infancia en Seattle, las primeras tentativas en el mundo musical, la temprana muerte de su madre, la lucha contra los prejuicios raciales y su rápido ascenso gracias a su irrupción en la escena londinense.

Marina Franco Un enemigo para la nación Editorial FCE

Un enemigo para la nación parte de la pregunta, tan transitada e incesante, acerca de las razones por las cuales la sociedad argentina alcanzó las espirales de violencia que después de varias décadas confluyeron en la dictadura militar de 1976. Con esta preocupación, Marina Franco analiza el problema de la violencia en el período constitucional que se extendió desde mayo de 1973 hasta marzo de 1976 y examina la imbricación histórica que se estableció entre las prácticas estatales de carácter autoritario y represivo y los discursos políticos y periodísticos dominantes.

Sylvia Molloy Poses de fin de siglo Eterna Cadencia Editora

Una de las obras más esperadas por la crítica literaria hispanohablante: el trabajo de Sylvia Molloy sobre los estudios de género en la América latina de fines del siglo XIX y principios del XX. Estos ensayos revelan una amplitud de miras que permite vincular, por ejemplo, la definición histórica de lo “normal” con la compleja entrada del continente en la modernidad, condicionado como estaba entre la influencia cultural europea y el expansionismo político de Estados Unidos. Estos artículos establecen un diálogo lúcido y renovador. Una obra indispensable para los estudios de género, de una de las figuras más reconocidas de la crítica literaria y la narrativa latinoamericana.

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/ESPACIOS

ARTE

Mundo Dios Un cocktail de la casa La receta no es simple. Tiene tantos ingredientes que es tan adictiva como difícil de repetir. Además, los productos regionales están madurados en las especiales condiciones climáticas de un verano con el agua del mar tirando a fresca. Una vez que lo pruebas, sólo quieres repetir el chapuzón. POR ELVIRA AMOR / fotografía GENTILEZA MUNDO DIOS

Mundo Dios es una suma de sustancias situado en la calle 12 de Octubre 3012 de Mar del Plata, que comprende un exquisito alojamiento, un colectivo artístico, un estudio de diseño (interiores con grandes dosis de arte, o productos con aroma tropical urbano), un programa de residencias de arte... y algún que otro secreto indescifrable del chef. Es un resultado que brilla por el amor y el saber-hacer con que están elaborados sus productos, y se ha conformado como un excelente punto de encuentro donde del arte y la cultura contemporánea de la ciudad dialoga con el exterior. Destaca la exigente naturaleza del arte que exhiben, convirtiendo la calidad en un sello distintivo de la casa. En la salsa no puede pasar desapercibida la buena mezcla homogénea entre reciclado del edificio patrimonial, la puesta en valor y revitalización del inmueble, con la producción y difusión de arte contemporáneo de alta envergadura. Realmente han llenado de vida y actualidad un edificio histórico de la ciudad, logrando el acercamiento de huéspedes y pú-

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blico de todas las edades al patrimonio y al arte contemporáneo. Pocos proyectos culturales logran semejante espuma. La frescura es, sin lugar a dudas, una de las principales características de la receta dorada, junto con la profesionalidad que ponen en su quehacer cotidiano. MUNDO DIOS

El espacio está dirigido por los artistas Juan José Souto y Daniel Basso, con el apoyo de Marcela Baltar, que alienta el vuelo de los sueños. Viendo la exquisitez de la obra de estos artistas, y del grupo que les rodea, uno puede entender que no es para menos: de su cocina siempre saldrán platos exquisitos. A la estadía se añaden exposiciones inolvidables, posibles encuentros y almuerzos con los autores, conciertos, expediciones por apacibles playas del extraradio y paseos por el bosque Peralta Ramos, además de la posibilidad de un taller para artistas donde crear mientras te alojas en el hotel.

www.mundodios.com.ar 1. Edificio del Residencial, arriba del burdel de Pepita La Pistolera. 2. Clínica con Ernesto Ballesteros durante la Beca Mundo Dios. 3. Detalle de la suite, Mundo Dios. Foto de Fabián Ramos. 4. Rosario Bléfari en Mundo Dios. Foto de Fabián Ramos 5. Nahuel Agüero, exposición Sucediendo, Beca Mundo Dios. 6. Torneo de pinpong. Foto de Flores Castillo. 7. Terraza de Mundo Dios, con mobiliario obra del colectivo alemán wearevisual, de Mariana Pellejero. Foto de Federico Dominguez Zacur 8. Juan José Souto, Homenaje al verano, intervención en el espacio público. Foto de Fabián Ramos.


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/ Properiférico Degustar este cocktail te aporta una dimensión distinta de la ciudad, muy lejos del tópico del balneario atestado de gente en temporada alta. Este lugar te invita a descubrir los caprichos arquitectónicos, que fueron la felicidad de algún veraneante ocasional que se convirtió en residente permanente. Si te gusta la nouvelle cuisine hay mucho más: la cueva de Lourdes, descubrir La Perla de la mano de un artista, los restaurantes caseros del barrio del puerto, incluso un encuentro con Juan Carlos, el lobo marino amigo de los pescadores. La guinda del postre la pone el restaurante frente al hotel, Puerto Gallego, donde los huéspedes tienen el 50% de descuento en una variada carta de deliciosos productos del mar.

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/ Degustaciones de actualidad Ahora mismo tenemos la oportunidad de contemplar una extensa muestra dónde, por primera vez fuera de su sede, se puede apreciar parte de éste fenómeno a través de la obra de sus creadores. Expone la familia casi al completo: los artistas tutores que diseñaron el programa de residencia de artistas de la Beca Mundo Dios, y los 12 creadores que fueron becados con las clínicas de Ernesto Ballesteros, Rosario Bléfari y Rafael Cippolini. Desde el 14 de junio en Villa Victoria Ocampo (Matheu 1851, Mar del Plata) se puede visitar la exposición de la Beca Mundo Dios, programa realizado gracias al apoyo del Fondo Nacional de las Artes en 2011. Una exposición que hubiera enorgullecido a la propia anfitriona de la casa, y que amerita un viaje a descubrir ese universo gestado en La Feliz. Mientras, en la capital argentina, podremos disfrutar de un aroma marplatense durante este invierno. A partir del 19 de junio se presenta en la galería SlyZmud (Bonpland 721, Chacarita) una exposición individual de Daniel Basso, uno de los directores del proyecto. Una estupenda ocasión para asomarse a ese talento creador que fluye en Mar del Plata. Si Buenos Aires no degusta el elixir, el aroma pasará de largo y terminaremos encontrando las copas llenas en coctelerías extranjeras. /

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/sal y pimienta

relatos

David Soul y una bola de espejos rota por Marcelo Defrón

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o es común acordarse de la canción Don’t Give Up On Us, de David Soul. Es raro acordarse de David Soul. Era la versión primitiva y original de lo que una década más tarde sería Don Johnson: protagonista de una exitosa serie policial de televisión, el rubio de una pareja famosa de policías que rompían reglas y andaban en buenos autos. Y ambos, David Soul y Don Johnson, a su modo, cantantes. Tampoco es común acordarse de Don Johnson. Hoy me acordé, aunque trato de no ejercitar estas nostalgias. Pienso ahora en Don Johnson porque desperté tarareando la canción de David Soul. Y un recuerdo me llevó al otro. Creo que escuché esa canción hace treinta y pico de años, cuando ya había pasado de moda. Una tía solterona que vivía en Necochea y a la que visitábamos con mis padres dos veces al año se había comprado el simple. Y en una de las visitas otoñales, mientras tomábamos el té con las masas finas que llevábamos desde Mar del Plata, cada cuatro minutos mi tía se levantaba de la mesa, caminaba hasta la pared donde estaba el combinado de música, acomodaba la púa al borde del disco, y empezaba la canción otra vez.

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JULIO

Mi tía repetía que le encantaba y que se imaginaba a David Soul tocar el portero eléctrico de su departamento de la Avenida 59, subir por el ascensor y cantar la canción solo para ella. La habremos escuchado más de diez veces, lo que duró la visita. Al despedirnos, cuando estábamos en el pasillo del edificio esperando el ascensor, seguía sonando en el combinado detrás de la puerta entreabierta. Supongo que fue la primera vez que la escuché, porque después, cada vez que sonaba en la radio o de fondo en algún programa de televisión, mis padres decían en broma que David Soul se la dedicaba a la tía. También supe que ser adulto es no tener a nadie que te dedique canciones. Pero fue también la última vez que vi a mi tía Gladys. Murió en la siguiente primavera, a mitad de las dos visitas que hacíamos en el año. Tenía 40 años, y en mi cabeza infantil ella era una vieja. Fuimos al velorio y nunca más volvimos a Necochea. Anoche, en uno de esos sueños extraños que parecen anticiparnos algo llevándonos de vuelta al pasado, volví a escuchar la canción y a ver a mi tía tarareándola y acercándose bailando a la mesa donde el té con masas finas se enfriaba. Pero yo estaba solo con ella en esa tarde de invierno del año 77. Mi tía estaba vieja de verdad, yo ya no era un chico y

había aprendido a entender la soledad y a soportarla de varias maneras. Entre canción y canción, me dijo que la infancia es una bola de espejos de discoteca (esa palabra usó en el sueño), que mientras uno es chico no se pregunta cómo gira y cree que las luces que desprende la bola no son el reflejo de otra luz más potente. De chico creemos que la luz sale de los espejitos. Y un día la bola se desengancha y cae. Muchos vidrios se rompen, más de lo que ya estaban, porque la bola misma está hecha de vidrios quebrados. Quedan tirados, mezclados algunos rotos con otros intactos, y se podrían juntar y volver a pegarlos. O dejarlos olvidados para siempre. Cuando terminó de decir eso, comprendí que estaba soñando, que iba a despertar en cualquier momento y me apuré a despedirme. Mi tía cerró la puerta y me dejó solo frente al ascensor. En el pasillo del sueño no escuché la canción. Al despertar, recordaba la voz de David Soul doblada al español que desde el pasillo oscuro decía que la infancia es un té que se enfría, y la vida el sueño de una tía solterona que en un departamento de Necochea baila sola un tema lento de los 70. /


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