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LIDERAZGO

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Psicogenealogía de la princesa DIANA

FOTOS MUSEO FRIDA KAHLO / PIXABAY DE GALES

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“Todo el mundo debería conocer su árbol genealógico. La familia es nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa mortal”. Alejandro Jodorowsky

POR MARTHA LUCÍA RAMÍREZ SUÁREZ EXPERTA EN PSICOENERGÉTICA Y EN PSICOGENEALOGÍA

El 1 de julio la hermosa y carismática Lady Di hubiese cumplido 61 años y, a pesar de que ya han pasado casi 25 años desde su fallecimiento, el mundo la sigue recordando por su glamorosa belleza, su dulzura, su capacidad para amar y demostrar ese amor a través de actos altruistas hacia los más desfavorecidos. Su extraordinaria gracia la llevó a cumplir sus proféticas palabras: “Me gustaría ser una reina en el corazón de las personas, pero no me veo siendo la reina de este país”. Por ello, tras conocerse la noticia de su trágica muerte, el Primer Ministro, Toni Blair, en un discurso dijo: “Era un ser humano maravilloso y cálido. Aunque su propia vida a menudo se vio tristemente afectada por la tragedia, tocó la vida de muchos, en Gran Bretaña y en el mundo, con alegría y consuelo… Ella era la Princesa del Pueblo y así será para siempre como permanecerá en nuestros corazones y en nuestros recuerdos”.

Y es que la bella princesa a lo largo de su trayectoria pública se mostró siempre humana, sin ocultar sus sentimientos frente a las circunstancias que vivió, rompiendo con los esquemas rígidos que le imponía la realeza británica, en el desempeño de su rol como esposa del heredero al trono. Mirando, en retrospectiva, son muchas las personas que se han preguntado por qué una mujer tan auténtica, excelente madre, con un corazón tan generoso y empático tuvo que pasar por circunstancias tan adversas, que le generaron mucha tristeza hasta llevarla –en algunas épocas– a la depresión y hasta al intento de suicidio. ¿Por qué, cuando parecía que por fin se sentía plena, libre y amada llegó un desenlace fatídico, dejando a sus hijos huérfanos de madre a tan temprana edad? ¿Por qué un destino tan trágico, para una mujer que encarnó el sueño de miles de mujeres de casarse como en un cuento de hadas, con el príncipe azul y también inspiró a millones de británicos a sentirse cercanos a la realeza de su país?

Los invito a que abordemos el “análisis del destino” de la princesa de Gales, a la luz de la psicogenealogía, esta herramienta alternativa de las ciencias humanas que explica las circunstancias de las vidas de las personas, identificando dobles en el árbol genealógico, patrones repetitivos originados por mandatos y lealtades familiares, interpretando hechos recurrentes en un intento por descifrar los orígenes de los eventos adversos, generadores de sufrimiento que impiden la felicidad y el pleno desarrollo del potencial humano.

Diana Frances Spencer, más conocida como Lady Di, fue la cuarta hija del matrimonio conformado por Edward John Spencer, VIII conde de Spencer, y de Frances Ruth Roche. La princesa nació un año después del fallecimiento de su hermano John, quien solo vivió 10 horas después de su nacimiento. Este hecho, a la luz de la psicogenealogía, hizo que ella fuera psíquicamente una sustitución de su hermano, situación que se agravó teniendo en cuenta que la familia Spencer anhelaba un hijo varón que continuara con el linaje del apellido y las expectativas estaban puestas en ese cuarto embarazo. Por eso, cuando Diana nació, la familia sufrió una gran desilusión y, cuentan las biografías, ella duró una semana sin nombre, es decir sin reconocimiento por parte de sus padres por haber nacido mujer.

Pasado este tiempo decidieron ponerle Diana –en honor a una antepasada del linaje Spencer– y Frances –en honor

al primer nombre de su madre y de su bisabuela Frances Work–. Es en ese momento cuando encontramos el origen de los sufrimientos padecidos por la princesa de Gales, en la vivencia de experiencias difíciles para ella y para su entorno, ya que en esta situación confluyeron tres poderosas líneas de mandatos, órdenes familiares y lealtades a su clan. Veamos:

1. El hecho de haber sido rechazada desde el nacimiento por su condición de mujer y que tuviera en el subconsciente la orden familiar de sustituir a su hermano fallecido hizo que, con esta información, buscara ocupar el puesto de otro y no ser reconocida afectivamente por los que consideraba su clan familiar. Por ejemplo, ella sustituyó a su hermana mayor, Elizabeth Sarah, ya que fue esta quien inicialmente fue cortejada por el príncipe Carlos. Sin embargo, Diana finalmente ocupó ese lugar y se casó con él. También llegó a ocupar el sitio de Camilla Shand en el corazón de Carlos de Inglaterra y, a pesar de que se casó con él, la historia ha comprobado que nunca pudo acceder a ese sitio, por el rechazo afectivo inicial.

Posteriormente, la princesa se apersonó de su rol público como futura reina de Inglaterra comprometiéndose activamente con causas humanitarias, atrayendo la atención y el amor de los ciudadanos, opacando la labor del príncipe –ocupando su lugar, según la familia real– y ganándose, por esta causa, el rechazo y la animadversión de los miembros de la Corona.

2. Al tener el nombre de su madre y de su bisabuela Frances recibió también las historias de infidelidad, separación y renuncia de sus antepasadas. La bisabuela Frances Work era una neoyorquina destacada en la sociedad de su país, hija de un reconocido y acaudalado corredor de bolsa, y casada con Jacobo Roche, un noble inglés convertido en el tercer Barón Fermoy, miembro del Parlamento del Reino Unido. Con él tuvo 4 hijos y se separó a los 32 años, para casarse con un húngaro instructor de hípica, de quien tuvo que separarse tras las amenazas de su padre de desheredarla.

Esta situación nos recuerda el famoso escándalo real donde se evidenció el romance de la princesa Diana –estando casada aún– con su profesor de equitación, James Hewitt, de quien tuvo que alejarse por la implacable presión de la familia real, repitiendo la historia de su bisabuela norteamericana.

Por su parte, Frances Ruth, su madre, se separó a los 31 años del padre de la princesa, uniéndose en segundas nupcias a Peter Shand Kydd, un rico heredero y de quien se separó, porque él no soportó la presión mediática –al aparecer– como el padrastro de la futura reina de Inglaterra, repitiendo la historia de su tocaya abuela. Si vamos a la historia de la princesa Diana Frances encontramos que también se separó a los 31 años, como su madre y su bisabuela, y estaba saliendo –al momento de su muerte– con el multimillonario empresario y heredero Dodi Al Fayed, quien al parecer tenía listo el anillo de compromiso. Los separó la muerte, debido a la presión externa de los medios, repitiendo las historias de sus predecesoras.

3. Con un mayor impacto en el psiquismo de la princesa de Gales, vemos cómo su primer nombre Diana se lo pusieron en honor a Diana Spencer, duquesa de Bedford, nacida también en julio de 1710. La “pequeña Di”, como le decían cariñosamente, quedó huérfana de madre a los 6 años y pasó al cuidado de su abuela, ya que su padre se casó nuevamente y la niña no se llevaba bien con su madrastra. Una situación similar experimentó Lady Di, quien a sus 6 años vivió la separación de sus padres y fue enviada a un internado. Su padre también contrajo segundas nupcias y ella tuvo muchos problemas con su madrastra, por lo que relataba la “infelicidad de su infancia”, ya que su padre obtuvo la custodia y la alejó de su madre Frances Roche.

Sarah Churchill, duquesa de Marlborough, la abuela de Diana Spencer, era una mujer muy adinerada e influyente debido a su estrecha amistad con la reina Ana de Gran Bretaña, y arregló un matrimonio secreto entre su nieta Diana Spencer y Federico Luis de Gales, príncipe heredero al trono, hijo del rey Jorge II de Gran Bretaña. Este matrimonio no se logró por la intervención directa del Primer Ministro Robert Walpole, dejándolas frustradas.

Sin embargo, 250 años después fuimos testigos de la más deslumbrante y pública boda de Lady Diana Spencer con el príncipe heredero al trono Carlos de Gales, cumpliendo el sueño frustrado de su doble en el árbol genealógico. Lady Diana Spencer, la duquesa, era descrita como una joven alta, rubia y atractiva, además de comprensiva y caris-

“SIEMPRE ME SENTÍ DIFERENTE, SENTÍA QUE ESTABA EN EL LUGAR EQUIVOCADO”. DIANA DE GALES

mática, parece que se estuvieran refiriendo a nuestra princesa Diana de Gales. Su antecesora era amante de la música y de la ópera, al igual que la princesa que siempre mostró interés por los conciertos y la danza.

Lady Diana, la duquesa, finalmente se casó con Lord John Russell, heredero del duque de Bedford, quien estaba ansioso por tener un hijo. Sin embargo, la duquesa Diana perdió a su primer hijo, John, tras sufrir un accidente de carruaje, falleció al siguiente día de su nacimiento, como le pasó al hermano de Diana de Gales que tenía su mismo nombre. Recordemos que la princesa Diana sufrió un accidente durante su primer embarazo, cuando cayó por las escaleras, del cual salieron ilesos ella y su bebé. La condesa Lady Diana quedó embarazada y perdió al niño tras un aborto espontáneo, ella no dejó descendencia mientras que la princesa Diana –en un mecanismo que, desde la psicogenealogía, se llama “de reparación”– dejó dos varones, los príncipes Guillermo de Cambridge y Enrique de Sussex. Para concluir estas historias de dobles en el árbol y de repetición de eventos de antepasadas, vemos cómo la duquesa Lady Diana Spencer murió muy joven repentinamente a causa de una enfermedad pulmonar, al igual que su descendiente Diana princesa de Gales, quien también murió en un fatídico accidente de tránsito que le ocasionó graves lesiones, especialmente en el pecho y en el corazón. La abuela de la duquesa Lady Diana, en su inmenso dolor por la pérdida de su nieta adorada, culpó a su esposo de su súbita muerte. El pueblo del Reino Unido, sumido en un inmenso duelo por la pérdida de su adorada princesa Lady Diana, culpó a la Casa Real.

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RESISTE LOS VIENTOS DE LA VIDA

¿Qué tipo de tormentas soplan en tu vida ahora? Hay vientos de cambio, vientos de oposición, de tentación, de conflicto, de problemas, de pruebas. Lo que todo esto tiene en común es que es incontrolable en nuestras fuerzas.

POR PASTOR RICK WARREN / FOTOS PIXABAY

1Reyes 19:11. “El Señor le dijo: -Sal y ponte de pie delante de mí, en la montaña. Mientras Elías estaba de pie allí, el Señor pasó, y un viento fuerte e impetuoso azotó la montaña. La ráfaga fue tan tremenda que las rocas se aflojaron, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto”. Esta podría ser una gran descripción de los tiempos que estamos atravesando.

La Biblia usa el viento como metáfora de cosas buenas y malas. Los vientos son incontrolables, y en esta enseñanza veremos que hay cosas que no podemos manejar en nuestra vida porque involucran a otros y no podemos controlar lo que hacen otros; o también, son situaciones que tienen que ver con las consecuencias de las circunstancias que vivimos y no podemos controlar todo lo que nos rodea. Entonces, ¿cómo manejo las cosas de la vida que son incontrolables?

Los vientos fuertes provocan estragos a su paso, causando problemas y dificultades, conflictos, tentaciones, que representan pruebas, oposición, y producen fatiga y desaliento. ¿Qué hacer?

La Biblia usa la palabra Resistir, como el antídoto frente a los vientos que enfrentamos. Cuando no pueda controlar la enfermedad, a otra persona, a lo que pasa en mi país, en mi familia, con mi pareja, con mis negocios, debo resistir, que es permanecer ileso ante una fuerza destructiva. Dios quiere que resista los dardos del maligno en muchas áreas de mi vida.

Efesios 6:13. “Por ello, vístanse de toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y así, al terminar la batalla, estén todavía en pie”.

Hay 4 principios que son la clave para movernos a una mejor vida:

1. Permanezco conectado con mi familia espiritual. Dios no quiere que resista solo los vientos destructivos de la enfermedad, la quiebra, el duelo por una pérdida, una demora o una dificultad. No está bien que el hombre esté solo, necesita de una familia espiritual para permanecer conectado en los tiempos difíciles. Efesios 4:11-14. “Y a algunos les dio el don de ser apóstoles; a otros, el don de ser profetas; a otros, el de anunciar las buenas nuevas; y a otros, el don de pastorear y educar al pueblo de Dios. Su propósito es que su pueblo esté perfectamente capacitado para servir a los demás, y para ayudar al cuerpo de Cristo a crecer. De esta manera, todos llegaremos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, hasta que lleguemos a ser una humanidad en plena madurez, tal como es Cristo. Así dejaremos de ser como niños que cambian de creencias cada vez que alguien les dice algo diferente o logra astutamente que sus mentiras parezcan verdades”. 2. Pongo en práctica todo lo aprendido. No se trata solo de escuchar la Palabra de Dios, sino que debemos obedecerla y ponerla en práctica. Mateo 7:24-25. “Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca”. La única forma de salir de los vientos que atacan nuestra vida por el techo, por los cimientos y por el frente, es cuando ponemos en práctica lo aprendido y vemos que nuestra casa está construida sobre una base fuerte y sólida, la roca que está en las Escrituras. Puedo tener toda clase de ataques, pero no logran devastarme porque practico lo que este libro dice. Dios es quien tiene el control de todo. Juan 13:17. “Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá si las hacen”. Santiago 1:25. “Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia”. 3. Vuelvo a enfocarme en la grandeza de Dios. La situación difícil puede estar fuera de mi control, pero no del poder de Dios. Cuando vuelvo mi enfoque a la grandeza de Dios, eso es adoración. La adoración es el secreto para resistir lo incontrolable de la vida. Cuando me golpee el viento, no le diré a Dios cuán grande es mi tormenta, sino que le diré a mi tormenta lo grande que es mi Dios. Mateo 8:24-27. “De repente, se desató sobre el lago una fuerte tormenta, con olas que entraban en la barca; pero Jesús dormía. Los discípulos fueron a despertarlo: -Señor, ¡sálvanos! ¡Nos vamos a ahogar! -gritaron. - ¿Por qué tienen miedo? -preguntó Jesús-. ¡Tienen tan poca fe! Entonces se levantó y reprendió al viento y a las olas y, de repente, hubo una gran calma. Los discípulos quedaron asombrados y preguntaron: «¿Quién es este hombre? ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!”. Si Dios tiene poder sobre la fuerza de la naturaleza, lo tiene sobre todo cuanto ha creado. Si Jesús está en tu barca, nada la puede hundir. La adoración es la manera de izar tu vela de modo que los vientos te lleven en la dirección correcta. 4. Recuerdo que Jesús se preocupa por mí. No solo me enfoco en la grandeza de Dios, ese es su poder; también me enfoco en su amor por mí. Marcos 6:47-48. “Muy tarde esa misma noche, los discípulos estaban en la barca en medio del lago y Jesús estaba en tierra, solo. Jesús vio que ellos se encontraban en serios problemas, pues remaban con mucha fuerza y luchaban contra el viento y las olas. A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua”. Existen tres razones por las que no debes temer: -Jesús está atento a nuestras luchas (cuando lo olvidamos nos asustamos). -A Jesús le importa mi cansancio y mi frustración. -Jesús se acerca a mí en mi momento de desesperación y Él interviene.

Puede que te sientas abandonado, pero no lo estás, Dios está contigo. Debes abrir tus ojos para que veas a Jesús caminando sobre el agua y viniendo a ti. Juan 14:18. “No los abandonaré ni los dejaré huérfanos: vendré a ustedes”. ¿Vas a dejar de remar en tus fuerzas para permitir que Jesús venga a ti? Él está caminando en los problemas que te angustian. Mateo 14:28-33. “Entonces Pedro lo llamó: -Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua. -Sí, ven -dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús, pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. ¡Sálvame, Señor! -gritó-. De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. -Tienes tan poca fe -le dijo Jesús-. ¿Por qué dudaste de mí? Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo. Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!», exclamaron”. Siempre te meterás en problemas si te enfocas en el viento y no en la grandeza del Señor. Juan 6:21. “Entonces lo recibieron con entusiasmo en la barca, ¡y enseguida llegaron a su destino!”.

Si remas en tus fuerzas contra vientos incontrolables no vas a lograrlo, pero si subes a Jesús a tu barca, puedes llegar a tu destino. A veces Dios envía vientos para llevarte a crecer, para hacerte más fuerte desarrollando tu carácter. La oposición puede ayudarte si reaccionas de la manera correcta. La cometa se eleva contra el viento. Entre mayor sea la oposición, más alto puedo ir. Salmo 104:4. “Los vientos son tus mensajeros; las llamas de fuego, tus sirvientes”.

Oremos: Jesucristo, gracias por tu Palabra que es práctica y relevante. Gracias por darnos una familia de fe donde somos edificados y podemos todos alcanzar la madurez para que no nos dejemos llevar de aquí para allá por cada viento en nuestra vida. Señor, hay tantos vientos de enseñanza en nuestra sociedad que están muy mal, son falsos, mentiras, medias verdades, dirigidos por gente engañosa que quiere llevarnos al error, ayúdanos a tener la certeza de que tu Palabra nos guiará por el camino correcto. Jesucristo, tú conoces los vientos de mi vida, conoces las circunstancias incontrolables que me asustan, me frustran y me fatigan. Ayúdame a hacer las 4 cosas que hoy me enseñas, a poner en práctica lo aprendido y a enfocarme en tu grandeza, ayúdame a recordar que tú nunca me dejarás solo. Jesucristo, sube a mi barca hoy, ven a mi corazón, entra en mi vida, sé mi salvador. En tu nombre oro, amén.

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