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ALEJANDRO LINARES CAMBEROS

EL REALIZADOR DE SUEÑOS

No hace falta ser un mago para convertir los sueños en realidad. El secreto está en el corazón de cada uno, y así lo demuestra la historia de este hombre, que les compartimos a continuación.

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POR DIANA HERRERA RUSINQUE

Érase una vez un niño, sin mayores riquezas que la tierra cultivada por sus ancestros y una llama ardiente que latía en su corazón. Su hogar estaba ubicado en una región bendecida por los dioses de la naturaleza, enclavada en medio de la Cordillera Oriental, a escasos 141 kilómetros de la ciudad de Bogotá: la región de Rionegro.

Los campesinos emprendedores, día tras día, con los primeros rayos del sol, salían a sus campos para trabajar la tierra y vivir de sus cosechas. Los abuelos del protagonista de esta historia, que responde al nombre de Alejandro Linares Camberos, hacían lo propio. En su finca cultivaban café, producían panela, tenían ganado, y así forjaron lo que en Colombia llamamos “un futuro para su familia”.

El rostro de la desigualdad

Alejandro no era millonario ni mucho menos. Pero pronto descubrió que, frente a otros niños de su edad, contaba con grandes beneficios. Sus padres le proveían alimento, vestuario, educación... Todo lo que un pequeño necesita y merece desear. No obstante, cuando empezó a acompañar a su madre, profesora a mucho honor, a visitar a sus estudiantes en las veredas, descubrió que aquello que para él era lo ‘normal’, para ellos constituía un lujo desconocido. Un uniforme, un par de zapatos o un almuerzo, los conseguían sus padres con mucha dificultad. Tal era su nivel de pobreza.

Esto lo veía Alejandro en los alrededores de Topaipí, su tierra natal. Pero era una situación que se repetía a lo largo y ancho de la zona. En aquella región no había ogros de dientes afilados y pieles verdes como en los cuentos de hadas, pero sí habitaban dos enemigos igualmente peligrosos: la pobreza y la desigualdad. Fue así como en el corazón de aquel niño empezó a encenderse una llama que, en lugar de apagarse, se fue avivando con el tiempo. Era la llama del deseo de justicia. La misma que lo llevó a defender a sus compañeros del colegio que eran víctimas de alguna agresión, y a convertirse en el líder que ocupó el cargo de Personero de su colegio y Presidente del Consejo Estudiantil.

Mientras estos acontecimientos sucedían en su vida, Alejandro Linares Camberos soñaba. Soñaba mucho. Quería ser abogado, para ayudar a otros. Pero también alcalde de su pueblo, para demostrar que las cosas sí se pueden hacer de la manera correcta. Sólo es cuestión de unir esfuerzos y sortear las dificultades.

Sus banderas en el actual periodo legislativo: ley de cátedra ambiental, recursos para los pequeños productores del campo, y que todas las universidades públicas reciban transferencias del Estado en la misma proporción.

Los sueños, no sólo sueños son

El primer sueño lo alcanzó al poco tiempo de salir del colegio. La poción mágica fue su empeño. El escenario: la Universidad Autónoma de Colombia, donde estudió Derecho, becado debido a su excelente rendimiento académico.

Y como él es un realizador de sueños, y muchas veces ellos nos acompañan, aunque no seamos conscientes de su presencia, a los 19 años, siendo aún un estudiante, se convirtió en papá. Reto grande, sin duda alguna. En particular porque sus padres le dejaron claro que era él quien debía asumir la responsabilidad de sostener a su nueva familia.

Así lo hizo. Nada de dejar de lado su ilusión de ser abogado. Estudiaría de noche y en el día trabajaría, como hacen miles de colombianos. Se dio a la tarea de buscar empleo en los avisos clasificados del periódico, a los que muchos les tienen poca fe. Y resulta que lo consiguió: se convirtió en una especie de asistente en una empresa de auditores de seguros, cuya misión consistía en investigar si los clientes tenían antecedentes legales y si eran solventes para cumplir con los compromisos que adquirían.

Nació Alexandra, cuyo nombre es la combinación del Alejandro de su papá y el Sandra de su mamá, y hoy es una flamante estudiante de Derecho. Mientras ella crecía, su padre no sólo obtuvo el título de abogado, sino que se especializó en Gobierno y Políticas Públicas en la Universidad Externado de Colombia. Sueño cumplido. Hora de pasar al siguiente.

FOTOS JUAN CARLOS GUERRERO BELTRÁN MAKEUP ALIX CRUZ LOCACIÓN CENTRO INTERNACIONAL DE BELLEZA JAVIER MURILLO

JUNTOS SÍ PODEMOS

En el año 2008, Alejandro Linares publicó su primer libro, Avatares de un sueño, donde plasmaba las luchas que había enfrentado la región de Rionegro desde los tiempos de la Guerra de los Mil Días, pasando por el enfrentamiento entre liberales y conservadores, hasta llegar a la violencia ocasionada por la guerrilla y el paramilitarismo. No escribió con desconocimiento de causa: su propia madre tuvo que pedir traslado de su puesto como profesora en el año 2002, debido a la difícil situación de orden público que se vivía en la zona.

Este libro abrió el escenario para que profesores y líderes comunitarios de Topaipí le propusieran que se lanzara como candidato a la alcaldía del municipio (¿recuerdan su otro sueño de niño?). Aceptó. Y no sólo se lanzó, sino que además ganó. Y fue galardonado como el Mejor Alcalde del País en la categoría de municipios de menos de 10.000 habitantes, un premio promovido por RCN, la Revista Semana y la Organización Colombia Líder. ¿Cómo llegó aquel niño a alcanzar semejante reconocimiento? Sencillo. Poniendo en práctica su máxima de vida: unir esfuerzos para superar las dificultades y así cumplir los sueños de los demás.

Con sus programas de gobierno las personas con discapacidad tuvieron acceso a ayudas que les permitieron cambiar sus vidas. Familias que vivían en condiciones de hacinamiento pudieron disfrutar de un lugar cómodo donde dormir con la campaña Cama digna. Y con su iniciativa de incentivar el regreso de cientos de personas que habían dejado sus tierras por causa de la violencia, fue posible que ellas volvieran, recuperaran su medio de sustento (la agricultura) y dio origen a 12 organizaciones de productores campesinos.

Fue alcalde de 2012 a 2015, y en su cargo se ganó el respeto y el reconocimiento de sus coterráneos. Por eso no es de extrañar que, después de 5 años en los que trabajó en la Gobernación de Cundinamarca como Director de Asuntos Municipales, Gerente del Instituto de Acción Comunal y Gerente Provincial, lo invitaran a aspirar nuevamente a un cargo de elección popular. Los ojos ahora estaban puestos en una curul en la Cámara de Representantes.

Alejandro Linares Camberos, Representante a la Cámara.

POR LOS DERECHOS DE LAS REGIONES

Dicen que, si quieres cambiar una sociedad, debes estar donde se aprueban las leyes. Y hacia allí se dirigió Alejandro Linares. Hizo la tarea desde el principio: recorrió el país para dialogar con los ciudadanos, se afianzó en su convicción de que lo suyo es el trabajo social y la representación de la gente más humilde, asumió como propia la defensa del medio ambiente, y emprendió el camino de exigir los derechos de las regiones.

Obtuvo 30.000 votos, y no ganó. Quedó en segundo lugar. Pero como los sueños, no solo sueños son, en agosto de 2021 el candidato que lo venció en las urnas renunció a la curul y Alejandro pasó a ocupar este lugar.

Han transcurrido escasos dos meses y la presencia de Alejandro Linares en la Cámara de Representantes ya se ha hecho notar: Es ponente de la Ley de Cátedra Ambiental, que busca establecerla como materia de obligatorio cumplimiento en instituciones educativas públicas y privadas, con el fin de que los estudiantes aprendan la importancia de la protección del medio ambiente.

Además, como integrante de la Comisión Quinta, hace parte del debate sobre los recursos que están recibiendo los pequeños productores del campo. Y a la vez, es ponente de un proyecto en la reforma a la Ley 30 de la educación, el cual busca que todas las universidades públicas reciban transferencias del Estado en la misma proporción. Porque hoy, como están las cosas, mientras unas reciben doce millones de pesos por estudiante al año, otras como la de Cundinamarca, apenas perciben dos, dificultando el acceso a la educación para los muchachos que viven en los territorios apartados.

Los anhelos de este hijo de Topaipí continúan. Uno de ellos, finalizar su Doctorado en Gobierno, el cual cursa actualmente en la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina. El otro, llegar a ser ministro de Estado. Esos son sus deseos conscientes. Los otros, los que están allí, aunque ni él mismo los reconozca, también hacen parte de su universo. Después de todo estamos hablando de Alejandro Linares Camberos, un hombre que con tesón y disciplina se ha convertido en realizador de sueños para sí mismo y para los demás.

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