4 minute read
PSICOLOGÍA
from MOMENTOS53
¡MOTÍVATE!
QUE LA INCERTIDUMBRE NO TE LIMITE
Advertisement
Hay momentos en que sentimos que nada sale bien y que, por más de que hagamos esfuerzos para afrontar los retos diarios, el simple hecho de levantarse de la cama podría considerarse como un logro. ¿Por qué sucede esto?
POR NATALIA ROSALEM GUZMÁN Psicóloga / Fundación Universitaria Konrad Lorenz L a vida está llena de constantes altibajos. Días donde la pereza o el estado de ánimo nos paraliza y otras ocasiones en las que nos sentimos capaces de lograr lo que nos propongamos. Y esto no está mal, son situaciones que forman parte de la cotidianidad, están relacionadas con la motivación, una etapa que implica la búsqueda de la realización y el cumplimiento de objetivos.
La historia de este proceso psicológico es interesante. Fue entendido –inicialmente por Sigmund Freud y otros autores entre los que se destacan John Dollard y Neal E. Miller– como un impulso propio de los animales caracterizados por tener instintos. Luego, en 1987, la teoría de Abraham Maslow cobró relevancia cuando el psicólogo planteó una pirámide motivacional de necesidades. Él ubicó las fisiológicas (sed, ham-
bre y sueño) en la base; seguidas ascendentemente por las necesidades de seguridad; después las sociales; y finalmente las de autoestima y autorrealización. Hasta que no se satisfagan las necesidades básicas, se supone que no se podrán completar las que están más arriba de la pirámide.
La propuesta de Maslow sigue siendo notable en la actualidad. Sin embargo, teorías cognitivo conductuales (las que se ocupan de los pensamientos y comportamientos) como las de Aaron T. Beck y Albert Ellis van más allá. Incluyen factores que contribuyen a la explicación de la motivación, como la forma en que la persona percibe el mundo que lo rodea y hace su propia representación mental de este –teniendo en cuenta que, por ejemplo, la imagen mental de una manzana no es igual para todos–. También las actitudes con las que esa persona responde a ese entorno basadas en su experiencia individual.
Finalmente, se puede entender la motivación como un concepto que suele asociarse con la emoción. Generalmente se comprende como un proceso que encamina y mantiene aquellos comportamientos dirigidos a alcanzar un objetivo o a satisfacer una aspiración. En medio de esta búsqueda de un propósito y el planteamiento de metas surgen emociones de todo tipo (como la tristeza, la ira, la alegría y el temor) las cuales influyen en el incremento o decremento de la motivación.
La generación de la motivación
Es común que surja la siguiente duda alrededor del origen de la motivación: ¿Se da por incentivos propios o por alicientes proporcionados por el ambiente? En realidad puede proceder tanto del mismo individuo como de estímulos externos. A continuación lo vemos con más detalles. Existen dos tipos de motivación, la extrínseca y la intrínseca. • Motivación extrínseca: Hace referencia a la conducta motivada gracias a la exploración de recompensas externas, funcionando como un motor para cumplir una meta u objetivo. Algunos ejemplos de estas recompensas pueden ser los halagos, el dinero, el reconocimiento social y los premios.
Es importante destacar que las gratificaciones favorecen el aprendizaje del ser humano, por lo que pueden asociarse con la repetición de conductas en la búsqueda de obtener nuevamente un premio. Si, después de merecerlas, estas retribuciones se otorgan en el menor tiempo posible impactarán más en el futuro, cuando el individuo indague por motivaciones externas. • Motivación intrínseca: Se relaciona con las conductas y los actos realizados con el fin de experimentar satisfacción interna, manifestada a través de los deseos de autorrealización y superación personal. Esta, a su vez, se ve determinada por variables interiores como el estrés, la autoestima, los rasgos de la personalidad y la actitud.
¿Qué puedo hacer si me siento completamente perdido y sin rumbo?
Cuando una persona reflexiona sobre su presente es muy posible que sepa identificar lo que le gusta y lo que no le agrada del mismo. Esta circunstancia ocurre al analizar sobre el pasado, con base en él, es fácil reconocer lo que se quisiera repetir o no. Sin embargo, si la pregunta es sobre el futuro es probable que no sepa qué quiere o hacia dónde dirigirse con certeza. El porvenir suele causar incertidumbre y la falta de motivación influye en ciertos momentos.
Identifiquemos qué podemos hacer cuando sentimos que el mundo nos sobrepasa, la falta de motivación es evidente y no nos deja actuar como quisiéramos. • Preparar tu mente para los malos momentos: La motivación está fuertemente ligada con la experiencia y el aprendizaje previos. Si la persona entiende y asimila que no siempre puede encontrarse motivada, debido a que cada día se presentarán nuevos retos, emociones volubles e intereses, logrará sobrellevar los pensamientos negativos que son recurrentes en esas coyunturas. • Enumerar: Hacer listas resaltando los aspectos buenos del día o identificando detalles que normalmente pasamos por alto puede ser muy útil en estas circunstancias. Darse cuenta de los pormenores cotidianos, beber un buen café, tomar el sol, ver la sonrisa de tu mamá y recibir el abrazo de un amigo harán esos tiempos más llevaderos. • Buscar apoyo: Una buena compañía con la que puedas hablar de tus emociones y miedos resultará imprescindible. • Comprometerse: Realizar pactos con uno mismo con relación a los logros que nos hemos propuesto, aceptando que no todos los días tendremos el mismo nivel de motivación. Recuerda que si vas a compararte lo esencial es hacerlo únicamente contigo mismo.
Ten presente que aquello que puede resultar motivante para una persona no necesariamente lo será para otra. Identificar los aspectos que te hacen feliz y te animan te ayudará significativamente en estas temporadas. También es oportuno conocer y experimentar tus emociones, y ser consciente de cómo reaccionas ante ellas.
nrosagl77@gmail.com