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LIDERAZGO
Aprendiendo del
IKIGAI
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¿Cuál es nuestro propósito?, ¿a qué venimos?, ¿para dónde vamos? El concepto japonés Ikigai nos enseña la importancia de ser auténticos en los negocios.
POR KATHERINE LOAIZA COACH EMPRESARIAL
Algunos emprendedores y empresarios atribuyen las fallas de sus negocios a causas externas: no llegaron los clientes, bajaron las ventas, hubo un evento catastrófico como la pandemia o se perdió el camino.
Para mí el error más común en los negocios es no descubrir o mantener el propósito y la autenticidad. Quieren empezar a verse distintos pero, al final, se dejan llevar por la corriente, por lo establecido. Al no encontrar ese factor que nos diferencia vamos a terminar siendo una alternativa que estuvo bien al inicio aunque, con el paso del tiempo, se convirtió en una mala copia de una compañía existente.
Desde mi experiencia con las empresas, siendo muy joven en la primera, aún estaba en la universidad, he sentido que en los negocios hay que ser auténticos. En lo que nos propongamos hay que imprimir un sello personal. Que se vea en la familia y la sociedad esa marca registrada.
He querido alentar a las personas a sentirse bien en sus trabajos, que no se cohíban ni repriman sus emociones, así pueden desplegar los talentos al ciento por ciento de sus capacidades. La autenticidad es clave y encontré un concepto japonés llamado Ikigai, que no tiene una traducción literal en español. Está ligado con el management como la búsqueda del propósito en la vida, lo que nos motiva a levantarnos cada mañana.
Todas las personas venimos con propósitos diferentes, con talentos distintos y ese Ikigai implica hacer aquello que nos gusta y nos apasiona, porque una vez descubres la fortaleza, para lo que eres bueno, puedes aportarle al mundo con lo que haces. Si sólo trabajas para hacer dinero, sin darle nada a los otros, llegará el momento en que te sentirás vacío. Ahí se pierde el propósito porque no hay autenticidad.
El Ikigai cobra sentido cuando existe intersección en 4 áreas: en lo que eres bueno, lo que te encanta hacer, lo que el mundo necesita y por lo que te pueden pagar. Su idea es que la realización se alcanza con aspectos que van más allá de la pasión, la misión, la vocación y la profesión.
En el plano empresarial
La autenticidad nos convierte en líderes apasionados y referentes de algo que los demás quieren adoptar como modelo a seguir. Por ejemplo, en el fútbol hay delanteros, algunos son más hábiles, más fuertes, más altos y más rápidos. Los equipos no tienen los mismos jugadores, dependiendo de sus habilidades y técnicas producen resultados diferentes. Por eso, para obtenerlos, cada entrenador elige deportistas con determinadas características. Cuando el partido lo requiere recurre a ese delantero que desgasta las defensas con
sus roces y contactos porque va cuerpo a cuerpo. Cuando el juego avanza acude a ese extremo que, por las bandas y con sus gambetas, crea peligro y genera el gol.
Así es con la autenticidad empresarial, cuando se sabe en qué somos buenos, qué dominamos, cuáles son nuestras fortalezas y fallas, podemos darle al mundo una contribución mayor.
Esa autenticidad en el liderazgo empresarial va pasando a los miembros del equipo de trabajo, fidelizando el propósito general que tiene el emprendedor, se ve en cómo interactúa cada engranaje de la organización de manera horizontal, no vertical con el esquema de jerarquía desde arriba hacia abajo, sino en el plano horizontal, igualitario y común a la compañía, a nivel interno y externo.
Si quieres que tu autenticidad llegue, que tu Ikigai sirva para tu emprendimiento y empresa, te dejo cinco características que debes adoptar para ser auténtico en tu organización. 1. Propósito: averigua cuáles son esas “pepitas de oro” que tienes acorde con tu Ikigai y sácales la mayor ventaja competitiva. Esa pepita de valor, el ser auténtico, es lo que la gente ve en la empresa y le da sentido a lo que haces. 2. Entender los problemas: siempre que haya crisis y dificultades no las ignores, préstales atención y plantea cuáles son las soluciones que puedes darles. 3. Tener claridad: los equipos de trabajo se guían por líderes que hablan y expresan con acierto qué quieren, fijan sus metas, establecen los objetivos y cómo pueden contribuir al bienestar de la compañía. 4. Tener confianza en el equipo: los “microgerentes” que están encima de cada detalle no confían en sus grupos de trabajo. Comunícales cuál es el reto, el objetivo y confía en lo que pueden lograr. 5. Respeto: sin respeto por uno mismo y por el grupo no hay manera de aplicar la autenticidad. Respeta e inspira respeto para que el bien común se materialice. #KatheDice5
IG @katheloaiza Linkedin: Katherine Loaiza