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Restauración preventiva en áreas incendiadas: avances desde el proyecto Mosaico (Extremadura)1
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En zonas de montañas, los cultivos arbóreos intercalados entre masas forestales pueden jugar un importante papel contra la propagación del fuego (incendio de 2009 en el monte “Sierras de Nuñomoral”, n.º 99 del CUP, Cáceres)
Una vez garantizada la restauración del suelo y la cubierta vegetal en las zonas sensibles, las áreas incendiadas ofrecen nuevas oportunidades para un cambio en la gestión que mitigue el riesgo futuro a través de un proceso que aquí denominamos restauración preventiva y que complementa las infraestructuras convencionales, frecuentemente desbordadas. Esta aproximación se desarrolla desde 2016 en el proyecto Mosaico (Junta de Extremadura-Universidad de Extremadura) apoyando a una amplia red de actores locales cuyas actividades productivas reducen la continuidad del combustible en zonas de alto riesgo de incendio, generando cortafuegos productivos permanentes y de bajo coste. Palabras clave: Cortafuegos productivos, grandes incendios, restauración preventiva, sistemas agroforestales.
Restaurar para prevenir
La incidencia de los grandes incendios en las últimas décadas y la forma en que se originan nos indican que estamos ante un fenómeno nuevo y de impacto creciente en la mayor parte del planeta, donde ocasiona gravísimos daños ambientales y frecuentes catástrofes humanitarias. En los países euro-mediterráneos, al advenimiento de la crisis climática se unen la crisis del mundo rural y el abandono del campo como mecanismos desencadenantes. Según la FAO, en esta región las formaciones leñosas de bosque o matorral se expanden a tasas del 0,85 % anual cuando a nivel mundial han decrecido un 0,13 % entre 1990 y 2015. Este avance de la superficie forestal supone la prestación de inestimables servicios a la sociedad, pero acarrea serios problemas en regiones o comarcas donde la
Fernando Pulido Director del Instituto de Investigación de la Dehesa Profesor del Grado en Ingeniería Forestal y del Medio Natural. Universidad de Extremadura nando@unex.es
despoblación y la consiguiente pérdida de actividad agraria llevan la masa forestal y los incendios asociados al borde mismo de pueblos o ciudades. En estos escenarios es frecuente que la continuidad del combustible desborde la capacidad de los medios de extinción y que los grandes incendios se repitan tras la recuperación natural o asistida de las masas forestales. Por ello, la planificación posincendio debe servir para la reparación del daño ambiental pero también para la prevención de catástrofes futuras.
1 Este artículo es fruto del Convenio para el “Diseño de una estrategia de prevención de incendios basada en actividades agro-silvo-pastorales en las comarcas de Sierra de Gata, Las Hurdes y Sierra de San Pedro occidental” entre la Junta de Extremadura y la Universidad de Extremadura.
En los últimos años asistimos a un cambio de paradigma que reclama un mayor esfuerzo de prevención-adaptación frente a la concentración de recursos en la extinción de incendios. Para ello debe intensificarse la gestión del territorio dando lugar a mosaicos agroforestales que reduzcan la continuidad del combustible y lo supriman en áreas estratégicas. Una vez contemplada la restauración del suelo y la cubierta vegetal en las zonas degradadas, las áreas incendiadas ofrecen nuevas oportunidades para un cambio en la gestión que mitigue el riesgo futuro a través de un proceso que aquí denominamos restauración preventiva.
Cortafuegos productivos como herramienta básica
En zonas de alto riesgo donde las líneas de defensa activa (con medios de extinción) pueden no ser suficientes para limitar el tamaño de los incendios, es preciso diseñar un territorio que incluya grandes discontinuidades con capacidad para dificultar el avance del fuego de manera pasiva. Mantener grandes superficies con baja carga de combustible mediante desbroces o quemas no es viable en términos logísticos y económicos. Por esta razón, puede recurrirse a grandes áreas en que la carga se mantiene baja gracias a actividades productivas con bajo o nulo coste público: son los llamados cortafuegos productivos (CP), que constituyen la unidad elemental de actuación en busca de un mosaico agroforestal planificado y de bajo riesgo. La ejecución de los CP se basa en un conocimiento previo de la red de actores sociales involucrados y del balance de costes y beneficios públicos y privados que acarrea la implantación. Como ventajas de estas áreas se encuentran (1) el hecho de que pueden mantenerse mediante una amplia gama de prácticas forestales, ganaderas o agrícolas y sus posibles combinaciones; (2) su permanencia en el tiempo gracias a la propia rentabilidad de las explotaciones implicadas que prestan el servicio de cortafuegos pasivo; (3) la presencia sobre el terreno de gestores con capacidad disuasoria frente a posibles incendios intencionados. En los casos en que la rentabilidad de los aprovechamientos no alcance un umbral razonable, queda justificado el pago público del servicio de prevención, como se viene haciendo en el caso del pastoreo para la limpieza en varias regiones españolas.
Vista parcial de área cortafuegos periurbana plantada con cultivos leñosos en el monte “Dehesa de Piedra” (n.º 26 del CUP) de Villasbuenas de Gata (Cáceres)
El proyecto Mosaico: avances sobre el terreno
En España se vienen desarrollando experiencias para la reducción del riesgo de incendio mediante actividades productivas, principalmente a través del pastoreo en áreas previamente preparadas para el acceso del ganado, especialmente por la Junta de Andalucía, la Fundación Pau Costa en Cataluña, la Comunidad de Madrid y el Cabildo de Gran Canaria. Recientemente la Fundación Global Nature ha iniciado también experiencias de recuperación de cultivos abandonados para la creación de cortafuegos productivos o verdes en Castellón. Por último, la Asociación Forestal de Soria está creando cinturones antincendios mediante prácticas forestales acompañadas de pastoreo. La voluntad de integrar a todos los sectores productivos en el control planificado del combustible vegetal tras el incendio de Acebo (Cáceres) propició el surgimiento del Proyecto Mosaico en 2016 (http://mosaicoextremadura.es). En el marco de un convenio aún vigente de colaboración entre la Junta de Extremadura y la Universidad de Extremadura, el proyecto apoya iniciativas agrícolas, ganaderas, forestales o mixtas en 33 municipios de las comarcas cacereñas de Sierra de Gata, Las Hurdes y Sierra de San Pedro occidental que cuentan con unas 80.000 hectáreas de masas arbóreas y arbustivas continuas. Las 250 iniciativas asesoradas en los últimos cuatro años, propuestas por profesionales, empresas, asociaciones de propietarios y ayuntamientos, suponen la gestión con bajo coste de una superficie muy superior a la ocupada por infraestructuras preventivas, que también están siendo reforzadas por la Administración forestal. Dentro del ámbito de la restauración preventiva se enmarcarían las siguientes actuaciones productivas que ayudarán a romper la continuidad de masas de alto riesgo, todas ellas surgidas en áreas recientemente incendiadas (2015-2020) o sobre áreas forestales jóvenes y con alto riesgo histórico: h Plantaciones en baja densidad de castaño (Castanea sativa) para fruto ejecutadas en montes de utilidad pública de Pinofranqueado, Hernán Pérez, Hoyos y Valverde del Fresno. h Plantación en baja densidad de pino piñonero (Pinus pinea) en Hernán Pérez. h Plantaciones de matorrales aromáticos autóctonos (principalmente Lavandula luisieri para la extracción de su aceite esencial) en Hoyos y Valverde del Fresno. h Plantaciones de cornicabra (Pistacia terebinthus) para injerto de pistacho en fincas particulares de Acebo. h Plantaciones de madroño (Arbutus unedo) para la producción de fruto y extractos en
Pinofranqueado y Villanueva de la Sierra. h Claras en pinares seguidas de pastoreo de mantenimiento en Villasbuenas de Gata, Cadalso y Villamiel. Además de estas actuaciones realizadas y otras similares previstas en numerosos municipios, se está desarrollando un programa remunerado de pastoreo caprino y ovino en cortafuegos y áreas periurbanas. Asimismo, se apoya el desbroce y reposición de pies en castañares particulares abandonados y, de manera experimental, se ensaya la gestión de matorrales de jara pringosa (Cistus ladanifer) para la obtención de aceite esencial de alta cotización.
Clara en pinar resinero con regenerado de alcornoque seguida de introducción de pastoreo en Villamiel (Cáceres)
Vista aérea de la ejecución de un área cortafuegos para la plantación de castaño de fruto en el monte “Sierras de Pinofranqueado” (n.º 100 del CUP, Cáceres)
Nuevas necesidades normativas
Las actuaciones descritas tienen siempre como protagonistas especies compatibles con el uso forestal de los terrenos donde se plantan. Otras plantaciones con efectos comparables frente a los incendios pero realizadas con especies “no fores-
tales” vinculadas a un uso agrícola (olivo, cerezo, higuera, almendro, entre otras) son difícilmente realizables en las comarcas del proyecto porque lo dificulta (aunque no lo imposibilita) la legislación forestal y/o la ambiental. Sin embargo, son numerosas las áreas en que cortafuegos productivos de vocación agrícola han contenido la propagación de incendios en comarcas de montaña, contribuyendo así a salvar del fuego extensas masas forestales. Por esta razón consideramos que en áreas estratégicas frente al fuego merece la pena la implantación o la recuperación de cultivos intercalados, adecuadamente planificados y mantenidos como cortafuegos dentro de un territorio en mosaico. El conocimiento disponible sobre los patrones de propagación del fuego sobre diferentes tipos de formaciones vegetales y orografías permitiría hoy anticipar cuáles son las zonas estratégicas en que el fuego puede detenerse de manera activa o pasiva. Existen múltiples razones por las que en zonas incendiadas o de alto riesgo los CP pueden ser el complemento necesario de las infraestructuras convencionales. La primera es que el tamaño del incendio, el coste de la extinción y el impacto posterior se reducen con la proporción de terreno libre de combustible. Por otra parte, cuanto mayor sea la proporción de áreas estratégicas que se dedican a la producción, menores serán los costes de mantenimiento del dispositivo en su conjunto. Además, las áreas productivas tienen carácter disuasorio y gozan de vigilancia sin coste al estar custodiadas por sus gestores. Por último, el reconocimiento del valor preventivo de los CP automáticamente promueve alianzas público-privadas que implican a la población local en la custodia del territorio y generan nuevos esquemas de gobernanza con responsabilidad compartida. Además, el reconocimiento formal de estas infraestructuras podría incluirse en los decretos autonómicos que regulan los planes de prevención de incendios. Por último, la asunción de los CP como herramienta podría apoyarse a través de políticas de acompañamiento expresamente concebidas para impulsar el papel preventivo, para lo cual existen mecanismos aprovechables en la nueva Política Agrícola Común.
Área con pastoreo intensivo planificado de cabras en zona de paso del incendio de 2015 en Acebo-Hoyos (monte “Moncalvo” n.º 145 del CUP, Cáceres)
Conclusión: la restauración preventiva como oportunidad de desarrollo
Son cada vez más numerosas las voces en los ámbitos científico y técnico que, ante el creciente impacto de los grandes incendios, abogan por un uso planificado del territorio que genere mosaicos agroforestales donde los incendios sean más fácilmente controlables. En la práctica esto implica generar un escenario que permita a todos los sectores productivos y a las Administraciones realizar la contribución que les corresponde. Considerar los incendios como un área de competencia exclusiva de los gestores forestales o de los dispositivos de extinción supone renunciar a otras muchas herramientas de planificación territorial con gran potencial de prevención a bajo coste. Pero, además, los cortafuegos productivos que proponemos para la restauración preventiva de áreas incendiadas pueden ser un gran revulsivo para el desarrollo local. Una vez reconocida oficialmente esta figura bajo criterios de eficacia preventiva, podría ser solicitada desde Ayuntamientos o asociaciones de propietarios para su ejecución con el apoyo de las Administraciones regionales. Por otra parte, la comercialización de productos certificados procedentes de áreas que contribuyen a la prevención de incendios (carnes o lácteos, frutos, aceites, esencias, resinas o biomasa) es una oportunidad que ya está siendo aprovechada en regiones como Extremadura, Canarias y Cataluña. Finalmente, el apoyo administrativo a la figura de los CP generaría una nueva línea de negocio para empresas especializadas en el sector agroforestal, propiciando el crecimiento del empleo local en comarcas con acusada pérdida de población. C Lecciones aprendidas
La restauración preventiva posincendio pretende generar amplias superficies con baja carga de combustible forestal que dificulten la propagación del fuego en incendios futuros. Su herramienta básica son los “cortafuegos productivos”, que pueden mantenerse con escaso coste si generan rentas a sus gestores, pudiendo ser de naturaleza forestal, agrícola, ganadera o mixta.