Narraciones - Publicación del Centro de Salud Mental N° 1

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Año 2 Nro. 2 / mayo 2021

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Narraciones

Publicación del Centro de Salud Mental nº1

Suplemento Narraciones Residentes Concurrentes

Formación, invenciones e intervenciones en el contexto de pandemia Horacio Rodríguez O’Connor Verónica Roma Mariana Duro Artola Carolina Galian Fernando S. Roselli Agostina Trigo Joaquín Pérez Pravaz Melisa Tancredi Guadalupe Vuelta María Constanza Zoratti Melanie Ruschin Sofía Ruibal

ISSN: 2618-3005



Narraciones Suplemento Residentes Concurrentes Publicación del Centro de Salud Mental Nº1 Año 2 - Número 2 Tomo 2


2. Suplemento Narraciones es una publicación del Centro de Salud Mental Nº 1. Comité de Docencia e Investigación. Jefe de Unidad Dr. Horacio Rodríguez O´Connor Secretaria CODEI Lic. Patricia Álvarez Zunino Narraciones Dirección Silvina Czerniecki Comité Editorial Pablo Castillo Marina Pambukdjian Elena Singermann Comité Editorial Concurrentes y Residentes Melisa Tancredi Melisa Rapoport Sofía Giorgiutti Nicolás Maccora Mariana Duro Artola Diseño Editorial Javier Bustamante Arte de Portada y dibujos de secciones Débora Zilberman Manuela Pedraza 1558, C.A.B.A. Mail: narracionescentro1@hotmail.com ISSN: 2618-3005


Narraciones Suplemento Residentes Concurrentes



Índice Presentación Pág. 9

Apertura La formación en Salud Mental en los tiempos de Pandemia Por: Horacio Rodríguez O´Connor Pág. 11

Conversaciones “Formación en el contexto de pandemia” Por: Verónica Roma Pág. 16

Nuestra práctica Abrazar la ausencia. Ensayo sobre Duelos en Pandemia Por: Mariana Duro Artola y Carolina Galian Supervisora: Alejandra Ruibal Pág. 26 Terapia ciega: Lo que la pandemia nos dejó Por: Agostina Trigo y Joaquín Pérez Pravaz. Supervisora: Verónica Andrea Sánchez Pág. 36 Infancias, familias y adopción Por: Fernando S. Roselli Supervisor: Darío Caniglia Pág. 41 7


El deseo del analista en la experiencia del análisis Por: Melisa Tancredi Supervisor: Martín Trigo Pág. 50 Presentación de trabajo grupal: dos intentos de simbolizar lo real de la Pandemia Por: Guadalupe Vuelta y María Constanza Zoratti Supervisora: Carolina Freire Pág. 57 Repensar nuestra formación: hacia una concurrencia con perspectiva de género Por: Melanie Ruschin y Sofía Ruibal Supervisora: Elisa Ponieman Pág. 60

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Presentación Narraciones es una publicación del Centro de Salud Mental N°1 “Dr. Hugo Rosarios”, que surge en el marco del Comité de Docencia e Investigación de dicha institución. Se propone destacar las diversidades discursivas provenientes de considerables campos como lo son el psicoanálisis, la filosofía, la política, el campo social, el arte y la literatura; e intenta establecer un diálogo, un debate -siempre fragmentario- preservando ese vestigio en el que un discurso fracasa en su aspiración de totalizar y solidificarse. En este punto, el discurso psicoanalítico ocupa un lugar central y posibilita la orientación epistémica. Incorporamos dentro de Narraciones la realización de un suplemento exclusivo para Concurrentes y Residentes, que saldrá en el mes de mayo de cada año, porque sostenemos que la capacitación en la clínica se sustenta en lo que llamamos el trípode freudiano: formación constante en los estudios teóricos, el atravesamiento de un análisis y la supervisión de los casos. Esto no equivale a un mandato superyoico, sino al requerimiento mínimo y ético para conducir un análisis, como así también las intervenciones de nuestras prácticas. Convocamos al lector a recorrer juntos este pacto de lectura, ya que la formalización de la experiencia en las instituciones públicas (incluso más allá de cómo éstas se configuren), es uno de los modos de garantía mínima de nuestra praxis. El Covid-19 marca un punto de inflexión a nivel mundial. Una pandemia que interpela desde las grandes corporaciones trasnacionales hasta las efímeras representaciones que cristalizaban nuestros modos de ser en el mundo. En este segundo número del suplemento el eje es Formación, invenciones e intervenciones en el contexto de pandemia, convocando a concurrentes y residentes de los diferentes efectores del 9


sistema de salud a participar en la transmisión y formalización de sus prácticas. Cada suplemento cuenta con dos secciones que se mantendrán constantes en cada número. Un primer eje es: “Conversaciones”, en esta sección invitamos a alguna personalidad a escribir sobre la temática elegida. Y la segunda sección es: “Nuestras prácticas”, donde se expondrán los trabajos supervisados de los y las concurrentes y residentes. Por eso en cada texto se encuentra el autor y su supervisor. En las diferentes secciones respetamos la singularidad en la que cada autor o autora recorre la temática escogida, como así también las opiniones vertidas sobre los diversos temas, siendo de exclusiva responsabilidad de los respectivos autores y autoras el contenido de cada artículo. Narraciones propone brindar un espacio para la difusión de los escritos que surgen como producto de un tiempo de trabajo de reflexión sobre las prácticas que realizan los y las jóvenes profesionales en formación. ¡Les damos la bienvenida a este nuevo suplemento!

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Apertura La formación en Salud Mental en los tiempos de Pandemia Jefe de Unidad CSM N° 1 “Dr. Hugo Rosarios” Horacio Rodríguez O’Connor Leo el título y entiendo que con él, parafraseo a García Márquez. Es lo que su título me evoca y hace a la motivación de publicar este número de la revista suplemento Narraciones. No es en relación al amor, ni a la epidemia de cólera que intentaré escribir. Me referiré a lo que hace a la formación en salud mental en tiempos de adversidad. La continuidad de la formación en un Centro de Salud Mental en los tiempos de la pandemia. Lo que aprendimos, lo que descubrimos y lo que inventamos. También todo aquello que queda por formular y reescribir. El sistema de salud mental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estuvo destinado casi todo el año pasado a la atención de los efectos de la pandemia por COVID 19 en la población y en los equipos de salud. Muchas de las actividades del programa local de las residencias y de las concurrencias tuvieron que ser suspendidas o bien reformateadas, ya que los dispositivos en los que se llevaban a cabo no estuvieron prestando servicios del mismo modo o se refuncionalizaron por la situación. Nuevos escenarios de aprendizaje se plantearon: el trabajo a desarrollar con usuarios alojados en dispositivos extrahospitalarios y los programas de contención y orientación remota. Sumados estos a todos aquellos que dieran respuesta y garantizaran la continuidad de los cuidados en salud mental a nuevos y viejos usuarios. 11


Los profesionales del campo de la Salud Mental tienen claras funciones en situaciones de emergencias y desastres, acompañando tanto a la población como al equipo de salud. En este sentido, el desafío planteado de incluir a los profesionales en formación en nuestro efector en nuevos escenarios asistenciales, debía garantizar que sus prácticas deben ser siempre acompañadas y supervisadas. Hoy día es creciente el consenso, sostenido en criterios de Buenas Prácticas, en la necesidad de la transformación de las instituciones hacia una perspectiva territorial e intersectorial de las intervenciones que permitan alojar a las personas con padecimientos mentales en el territorio donde residen. La Emergencia Sanitaria, exigió reformular los dispositivos asistenciales adecuándolos a la situación actual sin perder la especificidad de la intervención en salud mental. La complejidad planteada por este escenario de la Pandemia requirió poner en marcha procesos de cambio necesarios para brindar una asistencia adecuada garantizando la accesibilidad de los usuarios a nuestra institución y la continuidad de los cuidados. Ello implicó generar una dinámica especial e innovadora en la atención en el contexto actual, reorganizando recursos y dispositivos. De a poco, quizás muy lentamente se lograron avances para que dicha formación se realizara de manera presencial garantizando las adecuadas condiciones para lograrlo. Se implementaron los seguros que cubrirían los riesgos de enfermar por estar presentes de manera presencial en un escenario de formación. Se logró que a la mayoría se le administre un plan completo de vacunación contra el COVID. De todas maneras, la mayor parte de la actividad formativa y asistencial se realizó de manera remota. Ante el impacto sanitario y social de una verdadera “segunda ola”, hoy 18 de abril de 2021, pienso en todo lo que vivimos y que experiencia nos ha dejado. Trato de aferrarme a esas situaciones de aprendizaje, para tratar de darle forma a la respuesta ante este 12


porvenir que enfrentamos. Estar en lo cierto no es tener razón, y las razones son consensos de las que las instituciones nos valemos para enfrentar la incertidumbre. La demanda del padre que invade actualmente el malestar en la sociedad y en las instituciones, no es una demanda de poder y de disciplina, sino de testimonio. No es una demanda de modelos ideales, de dogmas, de jerarquías inmodificables, de una autoridad represiva y disciplinaria, sino de actos, decisiones, de pasiones capaces de testimoniar cómo se puede estar en este mundo con deseo y al mismo tiempo con responsabilidad1. Garantizar la asistencia y la formación en un contexto tan adverso como el presente, convocarlos a ocupar esos lugares de aprendizaje, de eso se ha tratado en parte lo que hemos querido transmitir desde nuestros lugares de gestión, coordinación y capacitación en el CSM N° 1 durante la pandemia. No ser los poseedores de la última palabra, sino de mostrar nuestro sentir humanizado, vulnerable. Poder transmitir algo de eso. De lo que podemos hacer más allá de los miedos presentes en la situación actual. Los artículos de este número del suplemento de Narraciones cuentan parte de esas experiencias que intentamos co-construir: dispositivos de atención que funcionen en esta coyuntura eternizada e intentos de dar continuidad a los tratamientos en salud mental. Ha sido agotador el teletrabajo. También nos agota la falta de contactos sociales, la falta de abrazos y de contacto corporal con los demás en los escenarios de aprendizaje. Han desaparecido los rituales, las estructuras temporales fijas e incluso las arquitecturas temporales con tanta teleconsulta en nuestro quehacer profesional y de formación. Esos rituales que dan estabilidad a la vida y a nuestra identidad profesional. Los rituales generan una comunidad sin comunicación, mientras que lo que hoy predomina es una comunicación sin comuni-

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Recalcati M. (2013): El Complejo de Telémaco, Barcelona 2014.

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dad2. Se han erosionado nuestra comunidad de trabajo y nuestros rituales de formación. Las producciones escritas por los profesionales concurrentes del CSM N° 1 para esta revista, son formas e intentos de recuperar esos rituales de formación, para que nos estimulen a reinventar y dar continuidad nuestras tareas asistenciales y docentes en el contexto epidemiológico actual. Buenos Aires, 18 de abril de 2021

Han B.C. (21 de marzo de 2021). Teletrabajo, ‘zoom’ y depresión: el filósofo ByungChul Han dice que nos auto explotamos más que nunca. El País. Recuperado de: https://elpais.com/ideas/2021-03-21/teletrabajo-zoom-y-depresion-el-filosofo-byung-chul-han-dice-que-nos-autoexplotamos-mas-que-nunca.html. 2

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Conversaciones

Débora Zilberman

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“Formación en el contexto de pandemia” Verónica Roma “Lo mejor para las turbulencias del espíritu, es aprender.” M. Yourcenar (1999) Sources II (Fuentes II) (Gallimard)

Finalmente, llegó el tema de la formación en contexto… de pandemia. El primer interrogante que surge es si ella existe por fuera del contexto. Esto es, si habría una formación aséptica en la que, en una especie de banda de moebius, contexto y formación no anduvieran todo el tiempo pisándose la cola. Pues bien, la residencia y la concurrencia son justamente eso: formación en contexto. Y como tantas otras cosas, la pandemia la ha puesto en jaque. ¿De qué manera? Ha exigido que se revisen modelos, ha visibilizado cuestiones arraigadas, ha evidenciado representaciones… pero lo que es seguro es que nos ha puesto en movimiento. Como es un campo complejo (Morin, 2003) las miradas son múltiples y complementarias. La que yo puedo ofrecer es doble, en relación con dos tareas que encaro respecto de la formación. Una se vincula con la gestión de los procesos formativos, con la misión de planificar, organizar y garantizar que se puedan vehiculizar las prácticas en escenarios apropiados (coordinación de residencia) y el otro propender a que los procesos formativos se den en un contexto adecuado y saludable (clima formativo). Seguramente el aporte de los sujetos de la formación (residentes y concurrentes) será otra, que podrá aportar a la complejidad de este campo. Es por ello que, de antemano, pido indulgencia por lo parcial y acotado de la lectura que sigue. Después de un año en que todo se ha trastocado y ante la in16


minencia del “eterno retorno de lo igual”, la esperanza arquetípica del “año nuevo” como regeneración de la historia (Elíade) se encuentra nuevamente (2021) con un virus que no está atravesado por este “corte en el tiempo”. El hecho de “Aprender”, de haber hecho la experiencia, ¿introducirá un movimiento en esa espira cíclica? Veremos… 1- Crónicas… ¿marcianas? La pandemia nos enfrentó a nuestra vulnerabilidad, nuestra propia fragilidad. Fuimos (¿Somos?) observadores de una crisis de paradigmas, donde se presentificó otra herida narcisista. La especie humana avanzaba sobre el gobierno de la naturaleza y la vida. Nos imponíamos sobre el planeta, haciendo ladear el equilibrio ecológico en favor de la humanidad. También, pensábamos que sojuzgábamos al paso del tiempo y a nuestra finitud: desarrollando todo el armamento tecnológico y de innovaciones científicas en pos de mantener vidas, fabricarlas en probetas, o hacernos pensar que la juventud era eterna si contábamos con hilos de oro. De lo primero, ya teníamos avisos… el cambio climático nos presentaba trágicas señales de alarma: inundaciones, sequías, contaminaciones, etc. Los desastres producidos por la presencia del hombre no podemos de ninguna manera soslayarlos. Prueba de ello es que, cuando los humanos se recluyeron en sus chozas (“aislamiento”), los delfines nadaban graciosamente en Venecia y otros animales transitan las grandes avenidas observando las vidrieras de famosos diseñadores de moda. Respecto de lo segundo, paradójicamente, un pequeño microorganismo echa todo por tierra. Y se impone la posibilidad de una nueva especie en extinción. Quizás síntesis de un movimiento dialéctico que es renegado por el discurso social actual con la metáfora de la guerra, personificando como EL enemigo a un virus. Parafraseando a Freud… me veo obligada a decir que: “la culpa reside en ti mismo” (Freud). 17


No me gusta la metáfora de la guerra. Sin embargo, hay en la respuesta social, tanto de similar que a veces es casi ineludible. Y voy a utilizar la analogía, pero sin personificar al virus en “el enemigo”, sino siguiendo a Freud. El sistema de salud (eminentemente hospitalocéntrico) salió raudo a “armarse”, a abastecerse de recursos para la lucha. Y en esa carrera armamentística, se evidenciaron las deficiencias y fracturas de las cuales adolecía. Y el sistema de formación en salud no fue una excepción. Quienes sabíamos cómo ya se había respondido ante otras situaciones que lo hacían tambalear o lo ponían en jaque como los brotes de cólera o dengue, esto es, “convocando” residentes sin planificar actividades, sin organizarlo con criterios pedagógicos y sin considerar su perfil profesional (o el perfil a construir), intentamos anticiparnos allá por febrero del 2020. Anticipación infructuosa, porque generalmente el sistema reacciona cuando las papas queman. Si todo el sistema de salud resultó convulsionado, las residencias y las concurrencias también. Para quienes entendemos en la gestión de los procesos de formación, el “contexto pandemia” ofrecía oportunidades formativas inéditas, que implicaban ocasiones provechosas de aprendizaje frente a una situación excepcional nunca vivida. No sólo por la adquisición de competencias específicas para la resolución de crisis sanitarias, sino por la posibilidad de fortalecer la formación de profesionales de salud (más allá de sus disciplinas), que tuviesen una mirada integral, interdisciplinaria de las problemáticas de salud (competencias transversales), pero sobre todo por la importancia de considerarse parte del sistema de salud. La preocupación de los que nos ocupábamos de la gestión de residencias y concurrencias fue: “establecer criterios y lineamientos con el fin de asesorar y consensuar en las distintas unidades formativas en relación a estrategias, objetivos, contenidos y activi18


dades en los programas de formación, construyendo competencias profesionales específicas para intervenir en contextos de crisis3.” La inclusión de residentes y concurrentes en los diferentes dispositivos de contención, mitigación, asistencia y seguimiento de la pandemia era importante, pero sin dejar de considerar que eran profesionales en formación, en el marco de la capacitación en servicio. Esto implicaba acompañar las diferentes prácticas con dispositivos de enseñanza que promovieran aprendizajes en contexto de trabajo, garantizando espacios de construcción de saberes, conocimientos, de reflexión y problematización de las prácticas. Esta situación fue tan disímil al interior del sistema de formación, que mucho de esto dependió de las individualidades. La tensión/fragmentación entre el nivel central y el local, las particularidades de la rectoría, la escasa gobernabilidad sobre los recursos humanos, pero también el miedo, la angustia, el desconocimiento (¿ignorancia?) tuvieron sus consecuencias. Siguiendo con la no muy feliz analogía de la guerra, algunos estrategas, desde sus lugares, planificaban movimientos bélicos para someter al enemigo. Un ejército de residentes (sin distinción ninguna) fueron convocados a la trinchera… Galtieris que mandaron a los “pibes” al sur, sin el bagaje necesario. Se llegó a imponer la máxima “para los jóvenes, el riesgo es bajo” y se excusó a quienes podían acompañar con una mirada más criteriosa, dejándolos con sus propias y flacas herramientas. En algunos casos, quizás un poco más comprometidos, se igualaron… se diluyeron los rangos de maestros y alumnos y todos juntos comenzaron una carrera casi compulsiva de consumo de información… Pero… ¿es eso formación? Aun así, estuvieron aquellos que ya hacían una apuesta fuerte   Informe de situación elaborado por el Equipo de abordaje de clima formativo, de la DGDIYDP- Ministerio de Salud- GCABA. Abril 2020. 3

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con relación a ella y acompañaron, armaron equipo, sostuvieron la tarea de referencia, de re-flexión, de involucrarse en la invención y re-invención de las prácticas. Son los que rompieron con la analogía de la guerra. Como Freud le respondió a Einstein en su intercambio epistolar: “creo que la principal razón por la cual nos sublevamos contra la guerra es que no podemos hacer otra cosa. Somos pacifistas porque nos vemos precisados a serlo por razones orgánicas” (Freud, S.; 1933), son aquellos que no podrían pensar las prácticas de otra manera más que como una construcción colectiva. 2- De la tragedia y la épica a la ética, en la formación… La formación en residencia y en concurrencia es una etapa de la vida profesional en el que se construyen y adquieren las competencias inherentes a su perfil. Y a su vez, va de suyo, se modela la identidad socio-profesional. (Antonietti & Roma, 2019). El espacio en el que se incluye un/una residente o concurrente implica una compleja trama que constituye una matriz de discursos, hábitos y prácticas4. El contexto que ha generado la Pandemia del Covid-19 ha modificado los escenarios de formación tal como venían desarrollándose5… Y los nuevos entornos ponen en juego una subjetividad que le es propia. La realidad construida a partir de los significantes “guerra”, Es muy esclarecedora la noción de habitus de Bourdieu, como “sistema de disposiciones socialmente constituidas que, en cuanto estructuras, estructuradas y estructurantes, son el principio generador y unificador de las prácticas y de las ideologías características de un grupo de agentes” 5  “La continuación de los procesos formativos habituales está imposibilitada en la mayoría de las Residencia y Concurrencias relevadas, ya que los escenarios han cambiado. Se suspendieron y/o pospusieron rotaciones, y actividades asistenciales no esenciales han sido postergadas. Las condiciones edilicias no contemplan la posibilidad de mantener el distanciamiento apropiado. En consecuencia, la planificación necesariamente se ha modificado”. (Informe de situación del Equipo de Abordaje de clima formativo- abril 2020) 4

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“desastre” e incluso “naufragio” (como he leído a un psicoanalista nombrar a la situación) ubicó un mundo eminentemente trágico e imprimió su impronta a los sujetos y a sus prácticas, es decir, al modo de abordar la experiencia. El texto de Luis Sanfelippo (Coronavirus, ¿un desastre?, julio 2020) en el número de “Pandemia” de esta revista es muy iluminador al respecto. Significantes propios de la tragedia, que se articularon en relatos épicos, y la consecuente subjetividad heroica, hizo que muchos fueran atravesados por experiencias francamente traumáticas y de desamparo, sin dejar de mencionar el encuentro con la muerte. Previamente (2019) se venía gestando un movimiento de revisión de la participación de residentes y concurrentes en el sistema de salud (si bien, con numerosas cuestiones para debatir), que consiguió una visibilización de los y las jóvenes en formación como actores privilegiados. Lo llamativo ha sido que ese movimiento fue puesto en suspenso... como “no esencial”. Quedaron nuevamente atrapados en esa trama trágica, portando los “habitus”, compartiendo la lectura del mundo con el establishment más férreo. Y ante la demanda excesiva que el sistema hacía a los y las residentes muchos respondieron con la subjetividad heroica. Los que hasta ese momento eran el último orejón del tarro cobraron una significatividad inusitada por dos motivos: su juventud (“son jóvenes y no tienen tanto riesgo a enfermarse y a morir”) y su historia pedagógica (delineada por modelos de formación en los que reina la cultura sacrificial). Es así que estas “gestas” expresan de modo imaginario las relaciones fundamentales, características de la época. Sin embargo, esta constelación que rodea al “devenido héroe” se asemeja más al mito individual del neurótico que a Un Héroe… aquel que con su acto clausura la tragedia (Lacan, J.). No es por ese lado que tenemos que interpelar a la formación. Una perspectiva ética de ella se soporta en la responsabilidad repartida y compartida de todos los actores implicados en el proceso. 21


Y no siempre fue a esto a lo que asistimos en esta época. Transformarse de objetos en sujetos de la formación implica inventar y re inventar-se a partir de los desafíos que la experiencia plantea. Y esta transformación, si bien es subjetiva, no es sin el lazo social. Para ello, la construcción de espacios de re-flexión y de pensamiento crítico con el otro, es un EPP6 ineludible, aunque sin la materialidad de los barbijos, guantes, etc., pero con la esencia de la ética del cuidado. Y justamente, la existencia/construcción de esa red, de esa trama articulada con el otro fue lo que hizo la diferencia entre las sedes formadoras y las que no lo son. 3- Para concluir: La revisión de los procesos de formación: ¿repetición o invención? La situación que la pandemia ha generado interpela el paradigma con el cual leemos y analizamos los diferentes asuntos que abordamos. No es que antes no fuese complejo el tema que nos ocupa: “la formación en contexto de trabajo” sino que las circunstancias actuales lo desnudan en su complejidad misma. Como nunca, nos hemos encontrado con un alto en el camino, en cuanto a formación se refiere. Los modelos tradicionales, eminentemente médicos (flexnerianos) que establecían una distancia entre los que saben y los que no, caen por sí mismos ante el desconocimiento que implica esta enfermedad. Pero también los modelos autárquicos con ropaje de autogestivos, yerran. El “arma tu propia historia” adolece de un individualismo heroico (aunque se trate de un grupo) en el que la cooperación y la articulación en la construcción de conocimientos se pierde. Para los que tenemos una responsabilidad y un compromiso con la formación, para quienes tenemos como función moderar, coordinar los procesos formativos y los tenemos como centros de 6

Sigla de Equipo de Protección Personal

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nuestra escena, hacemos la apuesta de que aprender no es repetición sino invención, y siempre es con el otro, es una construcción colectiva. Si bien siempre estamos dispuestos a aprender, lo cierto es que, durante este tiempo, no hemos hecho otra cosa…7 Completo la frase del epígrafe: “Lo mejor para las turbulencias del espíritu, es aprender. Es lo único que jamás se malogra. Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando; puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas, puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea, devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado en las cloacas de los espíritus más viles. Sólo se puede hacer una cosa en tales condiciones: aprender.” M. Yourcenar (1999) Sources II (Fuentes II) (Gallimard)

Por eso quiero agradecer a aquellos compañeros de la DGDIYDP con los que aprendí que siempre queda algo por aprender, que se pueden cambiar antiguos modelos, que se puede construir con el otro, aunque siempre haya una cuota de desilusión e impotencia (particularmente a la Dra. Chera, al Dr. Rodríguez y a la Mg. Fuks) 7

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Bibliografía · Antonietti, L., & Roma, V. y. (2019). Orientaciones para el abordaje de situaciones complejas que afectan el Clima Formativo de las Residencias y Concurrencias del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Obtenido de https://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/ abordaje_clima_formativo_0.pdf · Elíade, M. (2006 (1951)). El mito del eterno retorno. Buenos Aires: Emecé Editores. · Freud, S. (1933). ¿Por qué la guerra? En Tomo XXII. Obras Completas. Amorrortu Editores. · Freud, S. (s.f.). Una dificultad del Psicoanálisis. En Tomo XVII- Obras Completas de S. Freud. Buenos Aires: Amorrortu Editores. · Lacan, J. (1985). El mito individual del neurótico. En Intervenciones y Textos 1 (págs. 37-59). Buenos Aires: Manantial. · Lacan, J. (s.f.). Clase 14 del 20 de Marzo de 1968. En Seminario, Libro 15: El acto psicoanalítico. · Morin, E. (2003). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa. · Sanfelippo, L. (julio 2020). Coronavirus, ¿un desastre? Narraciones n°6. Pandemia, 94-104.

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Nuestra práctica

Débora Zilberman

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Abrazar la ausencia. Ensayo sobre Duelos en Pandemia. Centro de Salud Mental N 1 Autoras: Mariana Duro Artola y Carolina Galian Supervisora: Alejandra Ruibal Este trabajo fue realizado en los inicios de la pandemia del virus COVID 19 por lo que no podría escapar del impacto que produce, el cual a la vez fue motor para intentar pensar sobre los posibles efectos en los procesos psíquicos y en nuestras prácticas. Tal como afirmó Alicia Stolkiner (2020) en una conferencia brindada para la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, creemos que hay diferentes situaciones a tener en cuenta para pensar los malestares subjetivos actuales. Por un lado, como se ha dicho, la peste mundial. Por el otro, los efectos que tiene en Argentina la medida de ASPO tomada como modo de cuidado ante la emergencia sanitaria. Y, por último, la crisis económica que se encontraba ya gestada antes de la aparición del virus. Las tres situaciones mencionadas contribuyen a generar un clima de incertidumbre y en el que las nociones de tiempo y espacio se encuentran alteradas. El objetivo del ensayo, entonces, es pensar sobre cómo estas situaciones pueden generar, posibilitar u obstruir la elaboración de duelos. El telón de fondo será el recaudo de no patologizar las manifestaciones existentes para contribuir en la evitación de que la pandemia de un virus se troque en una pandemia de diagnósticos y psicofármacos. En el tiempo que va de pandemia, la muerte está a la orden del día. Números que se publican, cantidades sin cualificar que ingresan al psiquismo difíciles de metabolizar. 26


Podemos pensar, además, que la pandemia para algunxs significó el arrebato de lo que habíamos investido y nos muestra la caducidad de lo que habíamos juzgado permanente, como ser la vida, pero sin ir tan lejos aún, de algunos proyectos que se han visto cancelados. El Duelo Freud (1917) describe al duelo como un proceso normal del funcionamiento de la psique ante las pérdidas. Pero no tiene por qué suponer necesariamente la muerte física: es una reacción natural ante pérdidas que acontecen vinculadas a proyectos, trabajos u otras situaciones de la vida cotidiana. Sea lo que sea que se haya perdido, se ejecuta pieza por pieza con un gran gasto de energía y tiempo. La libido se aferra a sus objetos y no quiere abandonarlos, conservándose el interés sólo por lo que esté relacionado con ellos. Como dijimos antes, podemos pensar que la irrupción de la pandemia trajo para algunxs pérdidas de diversa índole. La falta de energía para producir, la falta de concentración que ha muchxs nos ha afectado en un comienzo, pueden tener que ver con que, la libido, aferrada a aquellos objetos perdidos, deja al yo detenido/ inhibido ante semejante orden impuesto por la realidad: un mundo que no es el de antes. Ahora bien, también podemos relacionar esta “parálisis” con lo que Freud teoriza en 1915 en su escrito “De Guerra y muerte. Temas de actualidad”, sobre la muerte y los bienes perdidos en la guerra que estaba atravesando. Tomaremos de este texto lo que él ubica como nuestra actitud hacia la muerte, para pensarla en este contexto. Él dice que lo que hace que nos sintamos así de ajenos en este “nuevo” mundo es la perturbación en la actitud de desmentida que hasta ahora habíamos adoptado hacia la muerte: la eliminábamos de la vida porque la muerte propia no se puede concebir, en el inconsciente cada unx de nosotrxs está convencido de su inmortalidad. En relación a esto Françoise Dolto dice: “Nuestra muerte es un acontecimiento que no viviremos, lo mismo que no hemos 27


vivido nuestro nacimiento, o sea la muerte no es asunto nuestro, sino de los otros. Y creo que es por eso que siempre hablamos de la muerte sin acabarnos de creer en ella. La muerte es muy importante y algo muy curioso, en el inconsciente la muerte no existe.”8 En este sentido, cuando irrumpió en nuestra psiquis el impacto de un acontecimiento como el actual, pudo haber traído desconcierto y parálisis en nuestra productividad y esto, dice Freud (1915), tiene que ver justamente con la circunstancia de que no podemos conservar la desmentida que hasta ahora mantuvimos con la muerte, y todavía no hemos hallado una nueva forma de concebirla. Ahora bien, el autor refiere que la actitud cultural-convencional de desmentida hacia la muerte tiene un fuerte efecto sobre nuestra vida. Dice “la vida se empobrece, pierde interés, cuando la máxima apuesta en el juego de la vida, que es la vida misma, no puede arriesgarse”9. Se vuelve tan insípida e insustancial porque se ha establecido que nada puede suceder. Nuestros vínculos afectivos, y como dijimos antes, la insoportable intensidad del duelo si tomamos contacto con la finitud, hacen que nos abstengamos de buscar peligros para nosotrxs y para lxs nuestrxs. Una pareja que después de pensarlo muchos años se inscribe para adoptar en cuarentena dice “si se acaba el mundo, no quiero dejar de hacer esto que es nuestro deseo principal”. ¿Es necesario el fin del mundo para afrontar el riesgo? ¿Es ese contacto con la finitud que nos hace sentir, en realidad, vivxs? La muerte ya no es una contingencia. Parece paradójico, pero para muchxs la vida de nuevo se ha vuelto interesante, ha recuperado su contenido pleno. Se pregunta entonces ¿No sería mejor dejar a la muerte, en la realidad y en nuestros pensamientos en lugar de sofocarla? Dejar espacio para la veracidad. Soportar la vida, dice Freud, sigue siendo   Françoise Dolto, Parlem amb els infants (Lleida: Pagès editors, 2005), p. 12-13. Freud, S. (1915). De guerra y muerte. Tema de actualidad. Vol. XIV. Amorrortu: Buenos Aires, 291. 8

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el primer deber de todo ser vivo. Estar en duelo supone localizar la pérdida en unx mismx, saber qué se nos perdió a través de la falta que ahora existe para poder aceptar la pérdida y no renegarla: habitar la ausencia. El proceso de duelo, de elaboración psíquica, consiste en pasar del sufrimiento por la pérdida a poder vivir con ella. Los sentimientos del duelo a veces no son expresados ni reconocidos como tales; sin embargo el duelo es necesario para poder continuar viviendo, para lograr separarse de aquello investido y recobrar la libertad de funcionamiento psíquico. Freud (1917) hace hincapié en un momento de su obra sobre la necesidad de volver a investir nuevos objetos cuando el duelo expira. ¿Será en pandemia la obsesión por la cocina, la lectura, el ejercicio físico, el arreglar la casa o participar de incontables conferencias virtuales un intento de reubicar la libido en algún sitio porque ha sido quitada de otros? ¿O se trata de un intento de taponamiento de aquello perdido para no tramitar el dolor de su falta? Entr(aRmar) La cuarentena pone en evidencia, tal vez como nunca antes, afirma Julieta Calmels, que la relación con lxs otrxs es constitutiva, dado a que el ASPO nos obliga a recluirnos en nuestros hogares careciendo de algunas de las miradas que antes nos sostenían, mientras otras se transformaron en miradas pixeladas. Varixs autorxs coinciden que desde el comienzo de la vida la mirada del Otro es subjetivante; esta potencialidad estructurante es lo que le da al infans la posibilidad de sentirse humano, tal como afirma Silvia Bleichmar (1993). Pero esto es así en momentos posteriores de la vida también, las miradas de las personas con las que nos solemos vincular son las que nos constituyen y sostienen. Lxs otros funcionan como acoples identificatorios. Según Daniel Ripesi (2004), el duelo es un trabajo de duelo por la pérdida de nosotrxs 29


mismxs como efecto de la propia pérdida, una mirada ha dejado de sostenernos y un deseo de convocarnos. Se ha visto un aumento en cuarentena de la utilización de las redes sociales. ¿Cuánto de este uso tiene que ver con la necesidad de ser miradx o sostenidx? Asimismo, lo vincular facilitaría un espacio en el que se puede crear una vía de realización de los procesos de duelo, sin embargo, si los vínculos que nos acompañaban hasta este momento también están en pausa o siendo duelados, podrían multiplicarse o complicarse los duelos a realizar ahora. Desde el psicoanálisis se afirma que para superar el duelo será necesario experimentar la realidad de la falta, pero solo es posible atravesando el sentimiento del dolor y de todas las emociones que este conlleve para reinvestir y reinventar el ambiente con la falta que ha devenido. Tomar en tratamiento a alguien en duelo consiste en dejarlo hablar. Tenemos que acompañar al sujeto por el camino del duelo, que pueda volver a recordar, a pensar, a representar y a sentir, en lugar de apartarlo de este como hacen algunas prácticas de la época que se centran en la supresión de síntomas. Barcala y Stolkiner (2000) cuentan que en una investigación que realizó en una comunidad del interior las mujeres usaban la palabra “quebranto” para designar el dolor vivido en una situación. No se referían al dolor solamente psíquico ya que señalaban una parte del cuerpo, la parte del tórax, como lugar donde se localizaba el mismo. Cuando se les preguntaba respecto a qué hacían para sanar el quebranto, esperando que les respondan que lo curaban con algunos yuyos medicinales, las mujeres les respondieron que “lo que hace muy bien es llorar”. Se trata, tal vez, de encontrar sensibilidades clínicas que estén dispuestas a atender quebrantos, dice Percia (2020). Un momento de análisis puede darse en cualquier parte siempre que exista el encuentro con una disponibilidad que escucha. Tal vez a veces se trata solo de asistir al silencio como una presen30


cia que le impida a lxs que se encuentra en duelo la posibilidad de caer. Si continuamos pensando en cómo lo vincular se ve afectado en este contexto, podemos retomar la comparación que hemos hecho en este trabajo sobre las manifestaciones que ocurren en la guerra y la situación de la pandemia. Son varixs lxs autorxs que están en el curso de estos días haciendo tal comparación. Moty Benyakar (2020), por ejemplo, señala las diferencias entre la guerra y la pandemia, ubicando como una de ellas que en la guerra hay varixs o unx enemigx detectadx, en cambio en la pandemia el semejante es el enemigo. En función de lo que mencionamos anteriormente sobre que podemos sentirnos afectadxs por no ser miradxs por lxs otrxs dada la cuarentena, lo distintivo de este tipo de pandemia es que el hecho de que nos veamos de manera presencial también implica un problema y no solo por las normativas. Esa persona que más queremos puede ser la fuente del contagio, puede ser lo que nos lastima. A diferencia de la guerra, donde está definido quién es el enemigo y en quien sí se puede confiar, en la pandemia todxs somos una amenaza, inclusive nuestrxs seres más queridxs y cercanxs. Cuidar a lxs que queremos implica distanciarnos de ellxs. Otra cuestión que consideramos importantísima a pensar en relación a la trama vincular es que el COVID 19 implica la muerte en soledad y la falta de un último encuentro posible. Las personas que enferman y son internadas están privadas del contacto de sus seres queridos y sus seres queridos de ellxs. ¿Cómo impacta esto en el psiquismo de aquellxs que han enfermado y cómo impacta en el psiquismo de las personas allegadas al enfermx? Las pérdidas y sobre todo la muerte exigen de producciones simbólicas que se construyen socialmente para prestar significado a aquello que es difícil de representar. ¿Cuántas de las representaciones simbólicas mencionadas son imposibles de realizar dado el aislamiento? Si bien el duelo tiene que ver con un trabajo singular, hay un entramado social que ayuda a construir los velos que requiere la realidad objetiva cuando es tan difícil de metabolizar, por 31


ejemplo los rituales de velorio y entierro se tratan de ritos que se generan socialmente para poder simbolizar las pérdidas. Ritos que hoy resultan imposibles. Françoise Dolto (2005) cita en uno de sus textos la importancia de la creación de ficciones para hacer duelos por las pérdidas. ¿Qué dispositivos son necesarios crear ahora para poder armar ficciones que contribuyan a tramitar los momentos de pérdida? En relación con esto en un hospital en el que se debatía sobre cómo acompañar a lxs enfermxs de COVID se decidió crear una “guía de ternura”; una guía que dé cuenta de cómo acompañar en esta situación tan difícil a las personas afectadas y a sus familiares, en la que se tenga en cuenta sobre todo el tiempo que se necesita para la despedida. No sabemos aún cómo hacerlo pero podemos pretender que en estos tiempos urge la necesidad de estar, de armar trama, de contagiar otros modos de lo común. (In)conclusión. En busca de nuevos horizontes Es el tránsito por el duelo lo que permite hacer de la muerte una ausencia. Ausencia-presencia de todo aquello que se traduce en la marca del paso del otrx por nuestra vida. La muerte del otrx podría implicar el final de toda posibilidad, en cambio la ausencia podría ser el comienzo de lo posible. Creemos que una posible definición de duelo tiene en cuenta entonces una doble cara, es decir, supone dolor pero también reestructuración. Si tomamos la palabra pérdida como sinónimo de castración, podemos pensar que aceptar la pérdida trae aparejado el relanzamiento del circuito del deseo. Ricardo Rodulfo (2017) afirma que es sólo a través del dolor y del trabajo elaborativo sobre el que se puede concebir una experiencia de la alegría que no sea la negación del sufrimiento. Marcelo Percia (2014) escribe que la falta de sentido sería una carencia, un fracaso, un quedarse sin fuerzas que conlleva la im32


posibilidad de encontrar valor en algo; al contrario, la ausencia de sentido invita al advenimiento de la vida: da lugar a su potencia. Tal vez el trabajo que debamos hacer cuando pase la pandemia o durante consista en admitir que la sociedad tal como estaba generaba un plus de malestar, por lo tanto, de alguna manera u otra, debería cambiar. Duelar que hemos perdido y luego pensar en aquello que ahora somos capaces de construir. Abundan sin embargo las resignaciones, o diciéndolo de otro modo, percepciones de un porvenir que parece desesperanzado. Esta sensación de escepticismo se diferencia de un tener ganas del porvenir. Esto último no sería sinónimo de acatar lo que ocurre, ni mucho menos desearlo. Tampoco es imperioso entregarse a aquél refrán que dice “No hay mal que por bien no venga”; porque hay cosas que a veces vienen solas, pero hay muchas otras que hay que salir a buscar. Es la intención de encontrar el impulso en lo que está sucediendo para decidir hacer algo con ello; para decidir intensificar todo aquello que abre a nuevos porvenires. Y la fuerza aquí radica en no saber siempre hacia dónde, ni qué. La cuestión ahora más difícil no está en la incertidumbre, sino en soltar las certezas que hasta ahora funcionaron muchas veces como fuente de malestar.

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Bibliografía · Benyakar, M. https://www.youtube.com/watch?v=6kw4f3wLCwg&t=4996s · Barcala Alejandra y Stolkiner Alicia: Accesibilidad a Servicios de Salud de Familias con sus Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI): estudio de caso. VIII Anuario de Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA. (282295) · Cragnolini, M. (2001). Para una “melancología” de la alteridad: diseminaciones derridianas en el pensamiento nietzcheano. Revista de la Sociedad Española de estudios sobre F. Nietzsche. Volumen 1. pp- 61-76. Recuperado de: https://redaprenderycambiar.com.ar/derrida/comentarios/derrida_ nietzsche.htm · Bleichmar, S. (2002). La Fundación de lo Inconsciente: Destinos de Pulsión, Destinos del Sujeto. Amorrortu: Buenos Aires. · Camus, A. (2015). La Peste. Debolsillo: Buenos Aires. · Freud, S. (1915). De guerra y muerte. Tema de actualidad. Vol. XIV. Amorrortu: Buenos Aires. · Freud, S. (1917). Duelo y Melancolía. Vol. XIV. Amorrortu: Buenos Aires. · Freud, S. (1916). La transitoriedad. Vol. XIV. Amorrortu: Buenos Aires. · Percia, M (2014). sujeto fabulado II: figuras. La Cebra: Buenos Aires. · Percia, M. (2020, 3 de abril). Esquirlas del miedo. Recuperado de: http:// lobosuelto.com/esquirlas-del-miedo-marcelo-percia/ · Percia, M. (2020, 19 de abril). Argumentos de la fiebre. Segunda entrega de esquirlas del miedo. Recuperado de: http://lobosuelto.com/argumentos-de-la-fiebre-segunda-entrega-de-esquirlas-del-miedo-marcelo-percia/

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· Percia, M. (2020, 7 de mayo). Un común sentir. Esquirlas del miedo #3. Recuperado de: http://lobosuelto.com/un-comun-sentir-esquirlas-del-miedo-3-marcelo-percia/ · Percia, M. (2020, 24 de mayo). El hecho maldito. Cuarta entrega de esquirlas del miedo. Recuperado de: http://lobosuelto.com/el-hecho-maldito-cuarta-entrega-de-esquirlas-del-miedo-marcelo-percia/ · Percia, M. (2020, 13 de junio). Angustias del aire. Esquirlas del miedo #5. Recuperado de: http://lobosuelto.com/angustias-del-aire-marcelo-percia · Ripesi, D. (2004). Quemar las Naves. Ensayos Winnicottianos. Letra Viva: Buenos Aires. · Rodulfo, R. (2017). Ensayos sobre el amor en tiempos digitales. Dominios sin dueño. Paidós: Buenos Aires. · Winnicott, R. (2009). Realidad y Juego. Gedisa: Buenos Aires. · Stolkiner, Barcala, Calmels https://www.youtube.com/watch?v=rsm9ulp4fR4 https://revistas.unal.edu.co/index.php/jardin/article/ view/27228/39644

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Terapia ciega: Lo que la pandemia nos dejó Hospital Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield Autor: Agostina Trigo y Joaquín Pérez Pravaz Supervisora: Verónica Andrea Sánchez Ya lo había dicho Freud en su momento, no existe aún un medicamento tan eficaz como lo son unas palabras bondadosas. Si nos remontamos a un tiempo más antiguo, en la religión católica podemos encontrar la famosa frase “y una palabra tuya bastará para sanarme”10. Pero no una palabra cualquiera, sino la de Jesús, la de Freud, la del médico, la de alguien al que le damos esa confianza y poder para poder interferir en nuestras emociones y pensamientos. En el equipo de salud mental del hospital Vélez Sarsfield nos ocurrió algo muy curioso con la voz. Una vez explotada la pandemia, evento disruptivo a nivel mundial, y cambiado a la virtualidad, por cuestiones de pocos recursos o debido a que los pacientes no lo deseaban, nos era muy dificultoso hacer videollamadas con todos ellos, por lo que teníamos que recurrir a la vieja y ya no utilizada, llamada telefónica. No solo ya no estábamos físicamente en el hospital, sino que debíamos llamar a los pacientes y tener sesiones en la modalidad home office. Por lo que teníamos que asegurarnos de estar en un lugar que mantenga la privacidad para hablar y usando nuestros propios celulares para tener la sesión, sin ver a quien estaba del otro lado. Solo nuestra voz y la de los pacientes. Sea porque ellos elegían esa modalidad o porque se imposibilitaba de otra manera. Durante meses atendimos personas sin conocerlas, imaginándonos su rostro; sin saber cómo estaban vestidas, ni qué gestos acompañaban a su hablar. Empezamos, transitamos y concluimos 10

Evangelio según San Mateo 8,5-11.

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tratamientos sin vernos las caras. Esto fue posible a pesar de saber que la presencialidad es de por sí una intervención. Sostener la mirada en un paciente puede ser un acto contenedor en algunos casos. La forma en que los pacientes interpretan nuestros gestos, muchas veces exagerados, para que les cause algo, ya no se encontraban. Todo lo que teníamos para utilizar era nuestra voz. Entra así en juego algo que tenemos que tener en cuenta: la fantasía o la imaginación. No podemos obviar lo que nosotros como terapeutas estábamos imaginando que pasaba del otro lado del teléfono y viceversa, aquello que el paciente imaginaba sobre nosotros y sobre lo que le decíamos. ¿Acaso mi terapeuta me estará escuchando? ¿Le habrá llegado la intervención que le hice? En el mundo del teatro existe aquello que se denomina teatro ciego. La fantasía y la capacidad de recrear en tu mente lo que vas escuchando es la clave. En una sala totalmente a oscuras, los demás sentidos se agudizan y el oído juega un papel fundamental, porque es a través de él que entran las palabras y se van generando las imágenes en nuestras cabezas. Cómo son los personajes, cómo es la escenografía. Cada obra es distinta porque cada uno se imagina algo diferente. Como cuando se lee un libro por primera vez y sin haber visto la película. ¿O no les pasa que una vez vista la película les es difícil imaginarse al personaje del libro de una forma diferente a la del actor que lo interpreta? Nos gustó pensar la idea del analista como un actor. Debemos mantener la seriedad cuando queremos reírnos en sesión o debemos actuar sorpresa cuando nos cuentan algo importante para resaltar la emoción. Nuestras emociones y las formas en las que las demostramos hacen ya una intervención dentro de la consulta terapéutica. En teatro enseñan a proyectar la voz y moldearla para construir a los personajes, para transmitir las emociones y hasta para hacer que la persona de la última fila, allá a lo lejos, te escuche. La gente suele decir que puede detectar mentiras o si estás nervioso por 37


lo que se transmite al hablar y como lo haces. Titubeos, nerviosismo, pausas y silencios. Los escenarios de la voz pueden ser diversos tanto así como sus interpretaciones. Estudios afirman que una voz gruesa transmite seguridad y confianza, y solemos escucharlas en publicidades. Los silencios suelen despertar incomodidad en la gente, como puede suceder en sesión o en una reunión con algún conocido y muchas veces lleva a esa necesidad de pensar algo rápido para decir. Pero como en el teatro, los silencios son parte de la obra y en nuestro caso, parte de una intervención. Veamos el caso de G. paciente de 53 años, ingresa a la guardia en plena pandemia por sintomatología de pánico y ansiedad; es derivado al servicio de salud mental. Me llega su nombre y número de teléfono a través de un mensaje de WhatsApp; convirtiéndose ésta en la nueva modalidad de derivación. Como concurrente de un hospital público de CABA, no estaba realizando mi actividad presencial, sino únicamente virtual. Lo llamo, me presento y establecemos un encuadre fijo en el cual yo lo llamaría una vez por semana, siempre en el mismo día y horario. Comienza el tratamiento, y a medida que avanzaban las sesiones el vínculo terapéutico se iba consolidando. Ante mi llamado, él respondía “Hola Agostina” sin pensar la posibilidad de que otra persona esté llamando en ese mismo día y horario. Y es en ese momento donde la voz abre el telón. Ya habiendo pasado varias sesiones, podía darme cuenta de cómo estaba de ánimo y sin notarlo, mi tono también cambiaba. Mucho podemos decir sobre esto porque la importancia del tono de voz es lo que va a marcar en estas sesiones lo que le transmitimos al paciente y mismo lo que él nos quiere decir sin decirlo. Por ejemplo: si el tono es frío y cortante, impone distancias. Por el contrario, si es cálido y susurrante, invita al acercamiento. Podríamos preguntarnos si ¿en esta nueva modalidad el tono de la voz define el vínculo a construir? Ubicamos entonces a la voz como herramienta terapéutica, como modo de intervenir, no sólo como un instrumento de comunicación. Las variaciones de la voz de los pacientes permiten dife38


renciar en ellos diversos afectos y emociones. La voz entrecortada por la angustia; la desconfianza; las risas. En la viñeta presentada la sintomatología de ansiedad comenzó a disminuir, la intervención verbal estaba haciendo su efecto. ¿Pero qué pasa con el escenario en la obra? Convengamos que en el teatro se busca la completa privacidad. Solo la gente que pagó por la entrada o fue invitada puede acceder a su disfrute. En terapia es algo parecido, lo que nos cuentan nuestros pacientes debe ser confidencial y nadie debería estar escuchando. Hacíamos principal hincapié en que esté siempre en un ambiente cómodo para hablar libremente, lo cual no siempre era sencillo. Contextualmente por disposición Nacional pasamos de ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) a DISPO (Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio), esto hizo que el paciente pudiera retomar su actividad laboral. Al tener un trabajo en modalidad independiente, organizaba sus horarios a su comodidad. El trabajo comenzó a aumentar y eso llevó a tener que realizar las sesiones en un “break” laboral. Esto implicó diferentes escenarios. El banco de una plaza, el bar de la esquina, encerrarse en alguna habitación o ir hasta la terraza. Para ir cerrando el telón, nos gustaría dejar en claro que si bien la terapia a distancia impuso nuevos desafíos, no dejó de provocar efectos en las personas. El cambio fue bien recibido por la mayoría de los consultantes y los avances se hicieron notar. La pandemia y el encierro evidenciaron la importancia de la salud mental, ya que el coronavirus y todo lo que provocó, no borró los problemas de las personas, al contrario. No sólo generó nuevos malestares, sino que intensificó los que ya existían y hasta el hecho de poder recurrir a un profesional que esté presente acompañando este difícil momento se convirtió de vital importancia. Como agentes responsables de la salud mental nos sumergimos en esta obra de teatro a ciegas actuando frente a angustias y ansiedades que no podíamos ver claramente, pero sí escucharlas y hacer que nos escuchen. Las nuevas tecnologías fueron fundamentales para esto. Un teléfono celular se convirtió hoy en la herramienta para recurrir ante una crisis. 39


Bibliografía · Costa, N. Psicología de la voz. Son como somos. https://soncomosomos. com/psicologia-de-la-voz/ · Evangelio (Marzo 2021) https://www.es.catholic.net/op/articulos/72206/ cat/1036/una-palabra-tuya-bastara-para-sanarme.html#modal · Sachez, E. (Junio 2019). ¿Qué comunica nuestro tono de voz? / La mente es maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/comunica-tono-voz/ · Sánchez, D. J. (agosto 2018). El psicoanálisis y su lugar entre las ciencias. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-50652018000200044

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Infancias, familias y adopción Centro de Salud Mental N 1 Autor: Fernando S. Roselli Supervisor: Darío Caniglia “Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió.” El principito – Saint-Exupéry

Bien se sabe que la familia es por excelencia el núcleo primario de socialización dentro del cual todo niño, niña o adolescente tiene derecho a vivir, crecer y desarrollarse hasta que alcance su plena autonomía. Su importancia radica en el hecho que contribuye a la madurez emocional del niño11 como así también la familia es el ámbito privilegiado de construcción de subjetividad que le garantiza a los niños, las niñas y adolescentes un lugar en el mundo y un desarrollo que no los deje librados a la muerte física o simbólica12. La ley 26.061 “Protección integral sobre los derechos de los niñas, niños y adolescente” (2005) reconoce en su artículo 11 el derecho de todo niño, niña y adolescente a “crecer y desarrollarse en su familia de origen, a mantener en forma regular y permanente el vínculo personal y directo con sus padres, aun cuando estos estuvieran separados o divorciados, o pesara sobre cualquiera de ellos denuncia penal o sentencia, salvo que dicho vínculo, amenazare o violare alguno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que consagra la ley.” Sin embargo, esto no siempre sucede de este modo ya que, por diferentes circunstancias, el niño, niña o adolescente no puede Winnicott, D. (1991) Deprivación y delincuencia. Buenos Aires: Paidós.   Bleichmar, S. (2008) “La construcción de legalidades como principio educativo”. En Violencia social Violencia Escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades. Buenos Aires: Novedades Educativas. 11  12

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permanecer en su familia de origen. En tanto es que le corresponde al Estado determinar como medida de protección excepcional la búsqueda e individualización de miembros de la familia ampliada o personas vinculadas a él que estén en condiciones de integrarlo familiarmente pudiendo cumplir aquella función hasta tanto cese la vulneración de sus derechos. Aun cuando ello tampoco sea posible el niño, niña o adolescente será separado de su hogar de forma temporal para ser alojado en ámbitos familiares alternativos o en hogares convivenciales. En este sentido lo deseable es que cada niño, niña o adolescente pueda crecer y desarrollarse en su ámbito familiar de origen por lo que la separación será una medida que se adopte cuando la situación generare riesgo para éste o ésta o cuando las demás intervenciones no hubiesen logrado revertir la situación de vulneración por la que se comenzó a intervenir. De conformidad con el artículo 607 del Código Civil y Comercial13, aprobado mediante ley nacional N° 26.994, cuando las medidas excepcionales tendientes a que los niños permanezcan en su familia de origen o ampliada, no hubieran dado resultado en el plazo de 180 días, sin revertirse las causas que motivaron la medida, el organismo de protección de derechos de niños, niñas y adolescentes que tomó la medida excepcional previamente deberá dictaminar sobre la situación de adoptabilidad y dicho dictamen se comunicará al juez competente a fin de resolver sobre el mismo. Es necesario resaltar que la solicitud de declaración de adoptabilidad será una medida de último término cuando se hubieren agotado las posibilidades de permanencia del niño, niña o adolescente con su familia de origen. Las otras razones reguladas por la ley que determinan la declaración judicial de la situación de adoptabilidad son que un niño, niña o adolescente no tenga filiación establecida o sus padres hayan fallecido y se haya agotado la búsqueda de familiares de origen o que los padres tomaran la decisión libre e informada de que el 13

Código Civil y Comercial de la Nación (Art. 594 – 640).

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niño o niña sea adoptado. Junto con la sentencia que declara la situación de adoptabilidad de un niño, niña o adolescente, el juez requerirá legajos de postulantes al Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (RUAGA) que se adecúen a las necesidades de ese niño en particular para así iniciar el proceso de restitución de derechos a través de la adopción14. Es entonces que allí aparece la figura de la adopción, enmarcada en nuestro Código Civil y Comercial bajo el artículo 594, como una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de niños, niñas y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando éstos no puedan ser proporcionados por su familia de origen. Asimismo es como puede darse respuesta a aquellas vivencias de desmembramiento narcisista donde el yo del niño, niña o adolescente se encontró socavado por situaciones adversas a corta edad y dar paso a un efecto amoroso que pueda escuchar, entender y devolver paulatinamente el sentido a los fragmentos. En este sentido el paradigma actual de la adopción no sólo reconoce y valoriza la diversidad de las organizaciones familiares sino que además prioriza y protege la multiplicidad biopsicosocial de los niños, niñas y adolescentes15. De hecho, Herrera explicita que el reconocimiento y protección jurídica de diversas y plurales conformaciones familiares, y no sólo de la tradicional familia nuclear, ha llevado a la doctrina a marcar la importancia de hablar del derecho de las familias en plural y no de la familia como si se tratara de

Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Cuadernillo de los Encuentros Informativos Obligatorios. Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos. Recuperado de https://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/cuadernillo_ eio_2019_ii_-_web.pdf 15  Otero, M. F. (2018) Los procesos de adopciones de niños, niñas y adolescentes. Desafíos para una adecuada integración familiar adoptiva. Buenos Aires: Noveduc. 14

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un único modelo legítimo16. En esta misma línea de pensamiento, en principio todas las organizaciones familiares son válidas y legítimas ya que esas diversidades y heterogeneidades familiares se convierten en fundamentales cuando se focaliza en las distintas necesidades psicoafectivas–vinculares de los niños, niñas y adolescentes, quienes de hecho es sabido que no todas ni todos poseen las mismas necesidades. Es así que esa diversidad de organizaciones familiares no sólo es una realidad fáctica sino que se propone como una realidad que conlleva al reconocimiento de la mayoría de la sociedad argentina. Entre ellas podrían nombrarse organizaciones familiares monoparentales, biparentales, homoparentales, adultos en uniones convivenciales, matrimonios, adultos con diferentes edades, historias de vida, costumbres, características personales, etc. Todas ellas son válidas e imprescindibles si nos enfocamos y priorizamos la heterogeneidad de las necesidades de los niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, no alcanza sólo con el deseo de tener hijo/s o hija/s ni con el deseo de querer ayudar a otros u otras ni tampoco con el mucho amor que tiene uno o una para dar. Sino que el Estado se encarga de buscar familias que deseen y sean idóneas para restituir los derechos de niños, niñas y adolescentes por medio de la adopción como institución jurídica. Por lo tanto, dicha familia debe tener un posicionamiento claro acerca del proyecto adoptivo desde un deseo dirigido a otro u otra. De modo que ese deseo de parentalidad adoptiva es el deseo de comprender, incorporar e integrar a un niño, niña o adolescente que se encuentra desnarcizado ya que pasó por situaciones o hechos en los que fue privado e insatisfecho en sus necesidades básicas provocando la afectación de sus derechos. Es entonces que los adultos deben ser capaces de resignificar nuevos vínculos familiares a partir del pasaje de “yo quiero un hijo” a “yo estoy dispuesto a ese niño, niña o adolescente” que es ajeno   Herrera, M, De la Torre, N, Fernández, S (2015). Manual de Derecho de las familias. Buenos Aires: Abeledo Perrot. 16

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al origen y ajeno en su historia. En consecuencia, esta disposición deseante implica prohijar un niño, niña o adolescente dentro de una familia incluyente que los convierta en parte de su familia sin preguntarles de dónde vienen y sin tener particular exigencia en cuanto al destino de aquellos miembros que están incorporando, les dan identidad de ser sujetos en familia, los incluyen como algo que es reconocido como propio de esa familia17. Allí donde es posible construir y enlazar historias y caminos, potenciar sueños, asumir desafíos y construir un proyecto de vida propio y autónomo.

Giberti, E (2009) Conferencia en las VI Jornadas Regionales y II Jornadas Nacionales interdisciplinarias de adopción. Mendoza. Recuperado de grabación CD. 17

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Ilustración: “Escondida entre las estrellas” (2016) Milagros Ayelén Hernández (Mayu Her) 46


Conclusión Que un niño, niña o adolescente se encuentre en un proceso adoptivo en principio nos dice que ha sido víctima de malos tratos, violencia extrema, negligencia y/o es huérfano. En este sentido podría pensarse que sucedieron cosas que no deberían haber sucedido y/o cosas que deberían haber sucedido no sucedieron. Por tales motivos hablamos de infancias que han sido objeto de vínculos ligados al abandono, maltrato, desprotección y/o violencia, entre otras variantes, a una edad en la cual no hay defensas adecuadas para enfrentarlas adquiriendo una potencia devastadora. En este sentido dejan como incipiente la dificultad de confiar en un vínculo con un adulto diferente a los ya vivenciados18; viran entre el temor y la esperanza, el deseo y el rechazo revelando que la confianza se encuentra en default. Y es a partir de allí que se piensa en la adopción como entidad jurídica dentro de un paradigma emergente que considera las necesidades específicas de ese niño, niña o adolescente real teniendo en cuenta su derecho a crecer y desarrollarse en una familia. Todo ello dentro de una estrategia reparatoria19 que tenga como objetivo poder detectar la significación subjetiva de las carencias sufridas por éstos o éstas para poder ir reparándolas a través del acompañamiento, las intervenciones específicas y la dinámica vincular cotidiana. Es decir que se intenta resignificar, reconstruir y renovar el presente de los niños, niñas y adolescentes que esperan. Además podría soslayarse que es en el terreno de la adopción donde expresamente las capacidades parentales se autonomizan y evidencian el valor de su función psicológica, visibilizando inequívocamente que no todo adulto desea, puede o posee los recursos emocionales para afiliar y debido a que la crianza de un niño, niña o adolescente es muy compleja, plantea a padres y madres exigen  Lipski, G. (2013) Adopción de Niños Mayores. Especificidad de las funciones parentales. Fundación Adoptare. 19   ibíd: nota 15. 18

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cias emocionales que requieren contar con importantes recursos yoicos. Podría decirse entonces que padres se hacen, no se nace20. En conclusión, siempre se pretende construir, como nos otorga Derrida21, algo que se llama familia, un lazo social alrededor del alumbramiento en todas sus formas, efectos de proximidad y del derecho. Sin olvidarnos que aquello que se construye no es una familia ideal sino una posible. Y a sabiendas que nuestras prácticas profesionales también se ven interpeladas con inéditos escenarios en necesidad de abordajes interdisciplinarios para nuevas realidades de vida con contradicciones, dudas y vacíos.

Ibíd.: nota 18. Derrida, J.; Roudinesco, E. (2009) Y mañana, que… España: Fondo de Cultura Económica. 20

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Bibliografía · Bleichmar, S. (2008) “La construcción de legalidades como principio educativo”. En Violencia social Violencia Escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades. Buenos Aires: Novedades Educativas. · Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Cuadernillo de los Encuentros Informativos Obligatorios. Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos. Recuperado de https://www.buenosaires.gob. ar/sites/gcaba/files/cuadernillo_eio_2019_ii_-_web.pdf · Derrida, J. Roudinesco, E. (2009) Y mañana, que… España: Fondo de Cultura Económica. · Giberti, E (2009) Conferencia en las VI Jornadas Regionales y II Jornadas Nacionales interdisciplinarias de adopción. Mendoza. Recuperado de grabación CD. · Herrera, M, De la Torre, N, Fernández, S (2015). Manual de Derecho de las familias. Buenos Aires: Abeledo Perrot. · Lipski, G. (2013) Adopción de Niños Mayores. Especificidad de las funciones Parentales. Fundación Adoptare. · Otero, M. F. (2018) Los procesos de adopciones de niños, niñas y adolescentes. Desafíos para una adecuada integración familiar adoptiva. Buenos Aires: Noveduc. · Winnicott, D. (1991) Deprivación y delincuencia. Buenos Aires: Paidós. Normativa · Código Civil y Comercial de la Nación (Art. 594 – 640).

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El deseo del analista en la experiencia del análisis Centro de Salud Mental N 1 Autor: Melisa Tancredi Supervisor: Martín Trigo Para comenzar a hablar sobre el deseo del analista, se hace indispensable partir de la concepción del psicoanálisis como praxis, y del inconsciente como concepto fundamental de la misma, para intentar pensar en torno al deseo del analista como articulador de dichas cuestiones. Para esto me serviré de los aportes que Jacques Lacan realiza en el seminario 8 y 11. Es en el seminario 11 donde Lacan define al psicoanálisis con relación a la concepción de praxis. Allí, antes de especificar de qué se trata la misma, sitúa el concepto de inconsciente como aquel que entraña una aproximación que no carece de relaciones con la forma que impone el cálculo infinitesimal. A lo que agrega, que “si el concepto se modela según un acercamiento a la realidad que él está hecho para aprehender, sólo mediante un salto, un paso al límite cobra forma acabada realizándose”22. En torno a la definición del psicoanálisis como praxis, Lacan afirma que se trata de “una acción concertada por el hombre (…) que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico”23. De ambas concepciones se desprende por un lado, que es en el hacer mismo que esa acción puede tener lugar; y por el otro, que el inconsciente no viene dado, que pareciera ser inacabado y que es a realizar. Entonces, si el psicoanálisis es una praxis que tiene lugar a partir de su ejercicio, será en esa acción en la que se apueste a la realización del inconsciente. Lacan, J. (1964).El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. Pp. 27. 23   Lacan, J. (1964).El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. Pp. 14. 22

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Respecto de la realización del inconsciente, es posible apoyarse a esta altura de la enseñanza de Lacan, en su conocida afirmación sobre la presencia del analista como manifestación del inconsciente, lo cual guarda relación con su acaecer pulsátil. Se trata de un movimiento del sujeto que solo se abre para volver a cerrarse en una pulsación temporal; certeza que yerra cuando se pone a trabajar la equivocidad significante, pérdida de la que el analista será testigo, y que retornará en la misma pulsación. Cabe agregar que dicha pulsación del inconsciente se encuentra vinculada con la realidad sexual, por medio del punto nodal que Lacan llama deseo. En la demanda del sujeto se presentifica su relación con el deseo del Otro, la modalidad de lazo en la que circula; esto, a su vez, está soportado en la realidad sexual, por una comunión de hiancias que hace que inconsciente y pulsión se crucen como en una superficie de Moebius24. En la elucidación de estas cuestiones, Lacan se interroga además por el deseo en juego, concluyendo que se trata del deseo del analista. Deja clara también la importancia del deseo de Freud, que llevó hasta el límite esta práctica. Si el psicoanálisis se trata de una praxis que como tal puede transformarse en función de la acción de quienes la realizan, podría decirse que de acuerdo a cómo se ubique el analista en la transferencia se arribará a determinadas consecuencias. Al principio era el amor En el seminario 8, a partir de la alabanza al Eros que se realiza en el Banquete, Lacan intenta darnos algunas pistas en torno al deseo. Podría pensarse que tiene que hablar del amor para poder extraer el deseo. No es sin el amor de transferencia que podrá accederse a algo del orden del deseo. Al mismo tiempo, la posibilidad de que se instale la transferencia, viene dada por el deseo del analista. En los distintos discursos que circulan en el Banquete sobre el   Lacan, J. (1964). El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. 24

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amor, sobresale la armonía como característica del mismo; pero a su vez, siempre, por una cosa u otra, algo no encaja en cada uno de ellos. Se intenta cierta completud que falla una y otra vez. Llevando esto al campo transferencial, se puede decir que allí también se demanda algo, se demanda al analista lo más íntimo que tiene. Se demanda hacerse amar por el analista en la forma de lazo que propone el analizante. Ahora bien, Lacan se interroga sobre cómo esto engendra la transferencia y promueve cierta disposición deseante25. Esta unión que se propone en la transferencia, yerra, porque el analista allí no responderá. Es por esto que la transferencia se trata de una falsa o presunta situación, puesto que el amor como potencia unificadora falla dado que no se trata de dos sujetos en una relación intersubjetiva; más bien encontramos dos lugares distintos en ella. El amante como sujeto del deseo, y el amado como el único que en esta pareja tiene algo. Lugares que anticipan el lugar del analizante y del analista, que encuentran a cada paso el desgarro y la discordancia que hacen pensar que únicamente estos lugares no alcanzan para que un análisis funcione, sino que serán necesarias ciertas maniobras transferenciales vehiculizadas por el deseo de obtener la máxima diferencia. El deseo del analista El lugar del deseo del analista es aquí un punto nodal. El analizante se dirige al analista que está en posición de ser aquel quien, el sujeto supone, contiene el objeto agalmático, el objeto a. La transferencia puede pensarse a partir del sujeto a quien se le supone saber, pero si se trata de una suposición, habrá allí un punto absoluto sin saber alguno. Ese punto absoluto, que podríamos llamar deseo, es aquello que motoriza la instalación de la transferencia en su vertiente amorosa26. Dimensión engañosa de la transferencia, dado que se vuelve resistencia, en tanto busca cierto ideal de com  Lacan, J. (1960). El Seminario, libro 8. La transferencia. Paidós.   Lacan, J. (1964). El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. 25 26

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pletud, y cierra el inconsciente. El analista entonces para que la transferencia se pueda montar, ofrece la cicatriz de su castración, para que se realice el deseo del paciente como deseo del Otro27. La demanda de amor se presenta en la transferencia y se trata de trabajar con ella, pero cabe recordar, que más acá de la demanda se encuentra el deseo con su condición absoluta en la especificidad del objeto al que concierne. Entonces, en la demanda se traslucirá el deseo, allí podrá leerse la relación del sujeto al Otro, y el movimiento pulsional en juego que soporta el fantasma. En el campo transferencial el sujeto se sitúa desde el ideal, desde ahí se hace amable (u odiable), para el otro. Lo que descubre el analista es que allí mismo es donde se ubica el punto de alienación del sujeto al objeto. Así el sujeto responde desde su lugar de objeto, velando la falta en el Otro. En el centro de la relación transferencial, entre sujeto y analista, se pondrá en juego entonces no solo el ideal, sino también el objeto en el que el sujeto mismo está alienado. Ante esto el deseo del analista pone en acto cada vez la falta, desandando el modo de goce coagulado en el fantasma. El mecanismo fundamental de la operación analítica, a esta altura de la enseñanza de Lacan, se trata del mantenimiento de la distancia entre el Ideal y el objeto causa, cuestión que sólo es posible vía el deseo del analista que no responde colmando la demanda desde su ideal, si no ofertando un vacío que permita alojar el deseo del sujeto28. La transferencia intenta complementar la demanda, en tanto el sujeto pretende hacerse amar por el analista, podríamos decir, creyendo que hay objeto de la pulsión y cancelando el recorrido de la misma, incluso echándola por tierra; cuestión que es imposible dado que esta se concibe centralmente por su recorrido alrededor del objeto que no hay. La falta de objeto genera el movimiento que   Lacan, J. (1960). El Seminario, libro 8. La transferencia. Paidós. Lacan, J. (1964). El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós. 27

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acicatea indomeñado, y promueve la causa del deseo. Ahora bien, el deseo del analista vuelve a abrir aquello que queda coagulado. Lacan afirma que “si la transferencia es aquello que de la pulsión aparta la demanda, el deseo del analista es aquello que la vuelve a llevar a la pulsión. Por esta vía aísla el objeto a y lo sitúa a la mayor distancia posible del ideal”29. Movimiento que el analista realiza en cada vuelta del análisis en donde el analizante cada vez intenta hacer encajar lo que falla, pretendiendo, por medio del amor de transferencia, satisfacer la modalidad de goce pulsional en juego. Esta maniobra analítica únicamente puede tener lugar si existe el deseo de analista, deseo como una x, deseo que no tienda a la identificación. Deseo que no es un deseo puro, dado que si así lo fuera estaríamos del lado de la moral. Se trata de un “deseo de obtener la diferencia absoluta, que posibilite el surgimiento de un amor sin límites, por estar fuera de los límites de la ley, único lugar donde se puede vivir”30. Será necesario hacer lugar a esa diferencia absoluta vía el acto, que allí opere un corte respecto a ese lugar en que el sujeto queda entrampado; y le posibilite de este modo recorrer los senderos de un amor sin límites que advenga como resultado del análisis, un amor que hace lugar a la imposibilidad y cuenta para el deseo. Cabe aquí interrogarse si se trata de un amor más allá del falo, que permita una forma diferente de vivir la pulsión, sin que el goce del Otro aceche al sujeto, y Otro goce sea posible. Para concluir se puede decir que el deseo del analista permite la instalación de la transferencia y la realización del inconsciente, siempre y cuando funcione como vacante; es esto lo que posibilita pensar al psicoanálisis como praxis, en tanto la misma se va produciendo en su ejercicio. Si el psicoanálisis es una praxis y en tanto tal se puede nombrar como experiencia, sería posible preguntarse, si el deseo del analista se transmite en el recorrido de un análisis, de analista a analizante. Queda la interrogación sobre cierta   Lacan, J. El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós.Pp. 281. 30   Lacan, J. El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós Pp. 284. 29

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transmisión en acto de una posición que conlleva la falta, y si dicha transmisión se soporta en el semblante del analista permitiendo que algo en torno al deseo se haga un lugar. Bien sabemos que será, principalmente, la experiencia del propio análisis del analista, enlazado a algunas otras cuestiones, lo que posibilitará operar a partir de la función deseo del analista.

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Bibliografía · Deus, S; Trigo, M. Clases del seminario dictado durante el 2020. · Lacan, J. El Seminario, Libro 8. La transferencia, Paidós, Buenos Aires, 2003. · Lacan, J. El Seminario, Libro 10. La angustia, Paidós, Buenos Aires, 2006. · Lacan, J. El Seminario, Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1993.

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Presentación de trabajo grupal: dos intentos de simbolizar lo real de la Pandemia Centro de Salud Mental N 1 Autor: Guadalupe Vuelta y María Constanza Zoratti Supervisor: Carolina Freire En el marco de las Jornadas de Concurrentes, como integrantes del equipo de adolescentes turno mañana, nos propusimos pensar qué sería interesante relatar, en un breve escrito, acotado, que pudiera dar cuenta y plasmara cierto recorrido de este año. El inicio del año, nos encontró, sorpresivamente, en muy pocos encuentros presenciales, obligándonos a reunirnos de otro modo: pantalla de por medio. De esta forma, pudimos continuar con nuestro trabajo, y nuestro intercambio. No solo sostenerlo, en las reuniones de equipo, en los tratamiento individuales, en supervisiones, sino que también fue generador de un nuevo espacio en el equipo: un nuevo “dispositivo”; aún con las comillas, para dar cuenta que es algo que recién inicia; aún queda definirlo como un espacio estable. Este año se trató tan solo de una apuesta; ni más ni menos. La nombramos como “Espacio Re-creando”, dirigida a adolescentes. También se sostuvo el espacio a padres, dispositivo ya existente, desde el año anterior, pero con ciertos cambios: nuevas incorporaciones de profesionales del equipo, y claro también, nuevos padres y madres. En este breve escrito, nos plantearemos ciertos lineamientos y preguntas que surgen a partir de estos dos dispositivos grupales en particular. La primera propuesta mencionada, comenzó a gestarse a partir 57


de los intercambios en las reuniones de equipo, donde surgían ciertas preguntas de los profesionales acerca de los espacios en los que el paciente se veía convocado. Se observaba en los adolescentes, intentos por sostener y conservar espacios propios, separados de las figuras parentales. Por ejemplo: en el momento de las comidas, algunos adolescentes buscaban su propio tiempo y espacio, comiendo en su habitación, en otro horario; en otros la alternancia entre la vida diurna y la nocturna, emergiendo en ésta última algo de lo más propio y subjetivo, desplegándose en el espacio virtual (los tan conocidos juegos en red, juegos de roles), donde se arman distintas salas, y donde cada integrante inventa y crea personajes, formando lazo con otros. Por otro lado, en cuanto al lazo con la escuela, se observó también cierto juego entre la presencia-ausencia, manifestándose en la singularidad de cada caso, ejemplo: estar presente en la clase, pero sin la cámara encendida, o ausentándose a determinadas clases. A partir de estas presentaciones, nos surge la pregunta, de si esto da cuenta de un intento de separación de la mirada de los padres y los docentes, de una necesidad de inventar y armar propios escenarios. ¿Podría pensarse un paralelismo entre el escenario virtual del juego de roles con los espacios escolares, donde lo subjetivo del adolescente se desplegaba? Es por eso, que pensamos el espacio de Re-creando, para ofrecerle a los adolescentes, un lugar distinto al que podría ser un espacio individual terapéutico, al margen de la exigencia o demanda académica o familiar. Cada encuentro se define en sí mismo con los y las participantes. La propuesta invita al intercambio, sostenido en actividades lúdicas, el diálogo y la reflexión que de ellas se desprende. Retomando ambos dispositivos, concluimos que este año nos invitó a armar espacios grupales, donde el objetivo sea el lazo con otro. En el taller de adolescentes, el objetivo fue, a partir del juego, 58


dar la posibilidad de crear, inventar, encontrarse con pares, dialogar, ofreciendo actividades o dinámicas pautadas y regladas, aun así, caracterizadas por la flexibilidad que supone estar atentos a la cantidad de participantes, la adherencia e interés en la actividad, entre otros factores que determinarán la continuidad o sustitución de la misma. Por otra parte, en el taller de padres y madres, el objetivo fue hacer un espacio de intercambio de experiencias, respecto de sus hijos, y sus funciones como tales. Se intervenía sobre los distintos modos de abordaje, se planteaban preguntas, sin un esquema a seguir, partiendo el encuentro de algún interrogante, dándole la palabra a todos los participantes, retomando, en algunos casos, temáticas o preguntas del encuentro anterior. Este contexto nos incomodó desde todas las aristas posibles. Y el espacio novedoso para adolescentes, nos entusiasmó, y nos invitó a ir más allá de nuestra función de analistas en tratamientos individuales. Nos propusimos incorporar un espacio con un propósito vital, en un contexto donde lo traumático prima. Es en este sentido que se piensa en lo terapéutico de estos espacios grupales. Del mismo modo, en el taller de padres, se busca alojar algo del malestar en el tramado familiar endogámico en un espacio grupal, transformándolo y dándole lugar a un estatuto de pregunta (¿a vos también te pasó?, ¿cómo lo resolviste?). Estas dos herramientas, tanto el juego en el Espacio de adolescentes como la pregunta en el Taller de padres, dan cuenta de dos recursos simbólicos. De esta forma, tomando la definición de Lacan (1964), acerca de qué es la praxis psicoanalítica, “una acción concertada por el hombre, sea como fuere, que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico”31, entendemos lo real como lo irrupción de la pandemia, y lo simbólico como estos dos recursos en un intento de atravesar este acontecer traumático.   Lacan, J. (1964) “La excomunión” en Seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. (pp. 09-21), Paidós. 31

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Repensar nuestra formación: Hacia una concurrencia con perspectiva de género CeSAC 9. Autor: Melanie Ruschin y Sofía Ruibal Supervisor: Elisa Ponieman El presente escrito ilustra nuestra experiencia como concurrentes de salud mental en un centro de salud y acción comunitaria. Intentamos dar cuenta de nuestro recorrido por la institución, articulado con las preguntas que nos van surgiendo en la formación como profesionales de la salud una vez terminada la universidad. ¿Somos profesionales de la salud para quiénes? ¿En qué contexto? ¿Con qué herramientas? La necesidad de habitar una práctica situada, integral, comunitaria, desde una perspectiva de derechos nos fue llevando a pensar juntas en la idea de autogestionarnos como concurrentes un ciclo de formación en perspectiva de género en salud. Algo del relato de esta experiencia es lo que venimos a compartirles en este trabajo. Nuestra formación profesional en el sistema de salud público se desarrolla en el Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) N°9. El mismo se encuentra ubicado en el barrio de La Boca, zona sur de la CABA y es parte del área programática del Hospital Argerich. Se trata de un barrio caracterizado por viviendas de estructuras precarias de chapa y madera comúnmente llamados conventillos, inquilinatos, patios, etc. En ellos viven numerosas familias compartiendo baño, cocina y diferentes servicios básicos. Esta población vive en situación de precariedad, con necesidades básicas insatisfechas, alto grado de hacinamiento y déficit habitacional. Estas condiciones de vida predisponen a múltiples situaciones de exposición y riesgo para la salud y la vida. Algunas de las problemáticas más frecuentes en la población son: desalojos forzados, incendios, violencia basada en género, violencia intrafa60


miliar, consumo problemático de sustancias, narcotráfico, núcleos familiares estallados, etc. En este territorio, se inserta la concurrencia de salud mental, compuesta por 15 psicólogas que desarrollamos nuestra formación clínica y comunitaria en el barrio de La Boca. Nos encontramos en la búsqueda constante sobre cómo armar recorridos posibles que garanticen la atención, acompañamiento y los derechos de la población. El centro de salud en el que se inserta la concurrencia tiene una amplia trayectoria y perspectiva de trabajo comunitario y territorial. Una de sus principales características en la organización del trabajo es la de distribuir al personal de salud en equipos territoriales para abordar a la población de manera integral. Los equipos territoriales son equipos interdisciplinarios en donde confluyen gran parte de las disciplinas que aloja la institución (nutrición, trabajo social, medicina general, ginecología, psicología, pediatría, enfermería, etc.). Estos equipos, tienen determinada población a cargo (distribuida de manera georreferenciada) en donde no solo se espera que la población se acerque al centro de salud, sino que la intención es que el centro de salud se acerque a la población, al barrio. Es así como se abordan y acompañan problemáticas de vivienda, situaciones de violencia, problemáticas familiares varias, enfermedades crónicas, controles de salud, testeos de HIV, etc. También se trabaja en conjunto con la comunidad, acercándose a comedores y organizaciones sociales, realizando talleres en espacios comunitarios, actividades en plazas y espacios públicos, etc. Tal como dice Zaldúa, “desde un abordaje comunitario es necesario generar procesos de transformación relacionales y complejos. Esta posición implica entender el proceso salud/enfermedad/atención/cuidado desde un enfoque que incluya relaciones sociales, que reflexione sobre los modelos vinculares y los contextos particulares, y que permita la concientización crítica de las re-

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laciones de poder en que se entraman las experiencias vividas”32. Como concurrentes consideramos que la inserción en un equipo territorial logra un acercamiento posible a las problemáticas de la población, al barrio, a la comunidad. Decidimos rotar por estos espacios para formarnos en una perspectiva crítica e integral de la salud, trabajando con otras disciplinas, nutriéndonos y compartiendo con ellas y salir un poco de la práctica clásica que aprehendemos desde estudiantes; la del consultorio individual como única práctica posible. En este sentido, nos resulta fundamental situarnos como psicólogas adoptando una definición de salud y salud mental que sea integral. En la Ley Nacional de Salud Mental, la misma se encuentra definida como “un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona”33. Durante nuestro recorrido de formación profesional como psicólogues en la Universidad de Buenos Aires hemos estudiado hasta el cansancio como es que la clínica individual y psicoanalítica arma el recorrido de la dirección de la cura. Nosotras nos preguntamos... ¿Cuál es la cura a la que aspiramos cuando no están dadas las condiciones mínimas para vivir dignamente? Varias investigaciones sobre la formación profesional de las facultades de psicología han evidenciado que “la representación social del rol del psicólogue entre les estudiantes se circunscribe a la clínica individual, psicoanalítica y privada”34. No hemos tenido una formación en contexto, con una perspectiva crítica hacia las problemáticas actuales. No nos hemos llevado herramientas para pensar a la población hoy en   Zaldúa, G (2016). “Vulneración de derechos y alternativas de exigibilidad en salud comunitaria” en Intervenciones en Psicología Social Comunitaria. Teseo, pág. 58 33   Ley 26.657 (2010) Derecho a la Protección de la Salud Mental. Sancionada: noviembre 25 de 2010. Promulgada: diciembre 2 de 2010. Recuperada de http://servicios.infoleg.gob. ar/infolegInternet/anexos/175000-179999/175977/norma.htm 34   Lenta, M; Rojtenberg, C.; Fernández Romeral, J, et al. (2020). La cuestión del derecho al aborto y la formación “psi” en Lenta, M (comp.) El derecho al aborto en la formación Psi: tensiones, demandas y desafíos. Teseo (pp.65-84) 32

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día en sus barrios, en sus casas, en su comunidad. Tampoco así lo hicimos contemplando los múltiples atravesamientos que estructuran y condicionan las trayectorias de vidas de las personas que vamos a acompañar. En esta falta de formación con una perspectiva contextual y crítica, faltó también la perspectiva de género y disidencias. Sin embargo, la facultad no es lo único que hace a la formación profesional. Gracias al interés propio y las necesidades de pensar otra práctica profesional posible fuimos transitando diversos caminos que escapan a los de la formación clínica más tradicional. La autoformación, el interés en construir y participar de espacios que contemplen las vulnerabilidades sociales y los atravesamientos de perspectiva de derechos y de género, la participación en espacios que sepan contener y alojar esta demanda contemporánea, de no aislar la teoría de la práctica, de no encasillar ni patologizar sin tener una lectura situada, poblacional y comunitaria, hacen que tengamos la necesidad de compartir, discutir y abordar esto también, en la concurrencia. Durante el año 2019, transitando nuestro 1er y 2do año de concurrencia nos empezamos a preguntar por los recursos con los que contábamos como concurrencia frente a diversas situaciones que acompañamos. Nos dábamos cuenta de que, si bien teníamos espacios de formación en salud colectiva y clínica psicoanalítica, algo de la especificidad que aporta la perspectiva de género y diversidades nos faltaba y resultaba urgente para la práctica diaria. Es así que fuimos armando, de a poco, entre compañeras y con la coordinación de la concurrencia ese espacio para visibilizar, debatir y ponerle contenido teórico a estas temáticas. Como dijimos, la práctica en el centro de salud no está aislada del contexto, no se cierne solo de los edipos ni de las patologías estipuladas en un manual de diagnósticos. Comprendemos que las vidas están atravesadas por múltiples condicionantes que afectan entre otras cosas, a la salud. Entonces... ¿Cómo no pensar en formarnos con el atravesamiento de la perspectiva de género en la concurrencia si constantemente escuchamos y acompañamos situaciones de abusos y violencia? 63


¿Cómo no preguntarnos por los abordajes posibles en una situación de violencia por motivos de género en el barrio? ¿Cómo acompañamos sin tener una formación y lectura de los condicionantes que generan estas situaciones? ¿Cómo no pensar en una formación que entienda las vulnerabilidades y contemple las disidencias sexuales? Entendemos que no nos alcanza con los sesgos de la formación de grado y consideramos además, que la formación no puede estar escindida de la práctica. Tomando a Siqueira Peres (2013) queremos una “psicología que no sea clasificatoria, diagnóstica y reductora para valorar el derecho político fundamental a la singularidad”35. Necesitamos formarnos y seguir construyendo espacios críticos para poder acompañar en la garantía de derechos, en las trayectorias de vidas que padecen, que son ultrajadas, violentadas y que no alcanza con una escucha aislada, neutral y apolítica. Necesitamos posicionarnos, tomar las riendas de nuestra formación, de los espacios que transitamos para así poder transformar la práctica y por lo tanto la realidad. En este sentido, es que tomamos a los feminismos como herramienta, una herramienta que, como dice Balaña, “vienen interpelando las bases del sistema de salud poniendo en cuestión el modelo basado en la jerarquía del saber, el biologicismo y una concepción binaria y heteronormativa de los cuerpos para pensar nuestro territorio de praxis”36. Resulta clave además desde nuestra disciplina, entender las subjetividades no sólo como sinónimo de sujeto intrapsíquico, sino en el entre con otres, arraigades a ciertas comunidades, territorios, barrios, culturas, que configuran identidades diversas y situadas. Entender las subjetividades desde su dimensión política viene a dar cuenta de estos atravesamientos que configuran lugares específicos según la distribución de poder Siqueira Peres, W. (2013). La psicología, lo queer y la vida. en Fernández, AM; Siqueira Peres, W. (comp.) La diferencia desquiciada. Géneros y diversidades sexuales (pp.155167). Buenos Aires: Biblos. 36  Balaña, S, Finielli, A., Giuliano, C. et al (2019). Introducción. Rondas para pensar la salud desde el género. Bases para una agenda sanitaria feminista. en Fundación Soberanía Sanitaria (comp.) Salud Feminista. Soberanía de los cuerpos, poder y organización. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tinta Limón. (pág. 11). 35

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en una sociedad, enmarcando espacios posibles de habitar, deseos posibles de ser articulados. En este sentido la perspectiva de género propone un abordaje integral, que historiza, reconoce y problematiza las relaciones de poder desiguales entre los géneros. Como dice Gamba, evidencia cómo “estas relaciones han sido construidas social e históricamente y son constitutivas de las personas y que atraviesan todo el entramado social y se articulan con otras relaciones sociales, como las de clase, etnia, edad, orientación sexual, religión, etc.”37. La idea del armado autogestivo y con el apoyo de la coordinación de la concurrencia, de este ciclo de formación en perspectiva de géneros y diversidades fue poder convocar a personas formadas en esta área para compartir sus saberes con el colectivo de la concurrencia, armando en este entre, nuevas formas de abordar nuestra práctica clínica y comunitaria. Comenzamos pensando en ejes que creíamos fundamentales y urgentes en relación con situaciones concretas de nuestra práctica como psicólogas en el CeSAC. Entre ellas, las primeras propuestas fueron: violencia de género, interrupción legal (hoy ya voluntaria) del embarazo. Por otro lado, creímos necesario también incluir un eje temático relacionado a diversidades/disidencias en el campo de la salud y más específicamente de la salud mental. Previo a cada encuentro, sostuvimos reuniones con cada une de les invitades que participaron, intercambiando nuestra experiencia como profesionales psi en formación y compartiendo con elles las inquietudes, los interrogantes que aparecían en los encuentros anteriores y reuniones internas, con el objetivo de conseguir que estas charlas no se den desde un saber único, absoluto, sino situado, específico, lo más cercano posible al barrio. Ir incorporando la perspectiva de géneros a saberes previos enmarcados en lo psi por momentos cuesta. Aparecen contradicciones, interrogantes de todo tipo, ya que la perspectiva de género no sólo cuestiona teorías, marcos epistémicos de saber, sino que también nos atraviesa desde lo personal, en nuestras vivencias, emociones, hábitos, creencias. En este campo de tensiones conti  Gamba (coord.) (2009). Diccionario de estudios de género y feminismos. Buenos Aires: Biblos. (p.122). 37

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nuamos habitando los encuentros este año, intentando acercar herramientas novedosas, que nos aporten otros modos diversos de pensar la práctica clínica y comunitaria.

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Bibliografía · Balaña, S, Finielli, A., Giuliano, C. et al (2019). Introducción. Rondas para pensar la salud desde el género. Bases para una agenda sanitaria feminista. en Fundación Soberanía Sanitaria (comp.) Salud Feminista. Soberanía de los cuerpos, poder y organización. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tinta Limón. · Gamba (coord.) (2009). Diccionario de estudios de género y feminismos. Buenos Aires: Biblos. · Lenta, M, Rojtenberg, C., Fernández Romeral, J, et al. (2020). La cuestión del derecho al aborto y la formación “psi” en Lenta, M (comp.) El derecho al aborto en la formación Psi: tensiones, demandas y desafíos (pp.65-84). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Carla Pierri. · Ley 26.657 (2010): Ley Nacional de Salud Mental. · Siqueira Peres, W. (2013). La psicología, lo queer y la vida. en Fernández, AM, Siqueira Peres, W (comp.) La diferencia desquiciada. Géneros y diversidades sexuales (pp.155-167). Buenos Aires: Biblos. · Zaldúa, G (2016). “Vulneración de derechos y alternativas de exigibilidad en salud comunitaria” en Intervenciones en Psicología Social Comunitaria. Teseo, pág. 58.

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Autores Carolina Galian Lic. en Psicología UBA. Terminando la especialización en niñxs y adolescentes. Concurrencia completa en el Centro de Salud Mental N° 1 Hugo Rosarios. Psicóloga en la Dirección General de Gestión de Políticas y Programas del Consejo de los Derechos de NNyA.

Mariana Duro Artola Lic. en Psicología UBA. Especialista en niñxs y adolescentes. Concurrente de 5to año del Centro de Salud Mental N°1 Hugo Rosarios. Coordinadora del Programa de Noviazgos sin violencia de la DGMuj.

Agostina Trigo Lic. en psicología (UBA). Concurrente de 4to año Hospital Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield.

Joaquín Pérez Pravaz Lic. en Psicología (UBA). Concurrente de 4to año Hospital Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield.

Fernando S. Roselli Licenciado en Psicología (UBA). Concurrente de 4to año de Psicología Clínica en el Centro de Salud Mental N° 1 Hugo Rosarios. (CABA). Integrante del equipo de Adopción y Fertilización Asistida. Ex integrante del equipo de Hospital de Día de jóvenes y adultos. Ex integrante del equipo Adultos Matutino en Consultorios Externos del C.S.M N° 3 “Dr. Arturo Ameghino”.

Melisa Tancredi Lic. En psicología. Concurrente de 5° año en el Centro de Salud Mental N° 1 “Dr. Hugo Rosarios”, integrante del equipo adultos mañana. Psicoanalista. Docente de la Práctica Profesional: “La Clínica en la Emergencia” de la Facultad de Psicología de la UBA.

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Guadalupe Vuelta Lic. en Psicología, UBA. Concurrente de Psicología Clínica en el Centro de Salud Mental Nro. 1 Dr. Hugo Rosarios (Integrante del Equipo de Adolescentes y Adultos Jóvenes). Colaboradora docente del curso de posgrado “Dimensiones clínicas de la angustia en la experiencia analítica” del CSM Nro. 1 Dr. Hugo Rosarios. Auxiliar docente de la UBA, en la Práctica clínica “La clínica en la emergencia”.

María Constanza Zoratti Lic. en Psicología, USAL. Concurrente de Psicología Clínica en Centro de Salud Mental N°1 “Dr. Hugo Rosarios”: Integrante del Equipo de Adolescentes y Adultos Jóvenes, turno mañana. Colaboradora docente en el curso de posgrado “Las Afectaciones de la Pandemia en las subjetividades” del CSMN°1 “Dr. Hugo Rosarios”.

Melanie Ruschin Psicóloga de profesión. Militante territorial desde los feminismos y los derechos humanos. Diplomada en Géneros y Salud, UNSAM/IDAES. Ex ayudante en la materia de Psicología Preventiva, UBA. Actualmente trabajadora del Ministerio de Salud de Nación para el plan ENIA (prevención de embarazo no intencional en la adolescencia). Concurrente de 2do año de salud mental del CeSAC 9.

Sofía Ruibal Licenciada y Prof. de enseñanza media y superior en Psicología, UBA. Ayudante de trabajos prácticos e integrante del equipo de extensión de la Cátedra Introducción a los Estudios de Género, Facultad de Psicología, UBA. Operadora de la línea 144 CABA. Concurrente de 3er año de salud mental CeSAC 9.

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Narraciones

Publicación del Centro de Salud Mental nº1

Suplemento Narraciones Residentes Concurrentes “Mejor que renuncie quien no puede unir a su horizonte la subjetividad de su época” Jacques Lacan

“Cuando me coloco delante de un lienzo no sé nunca lo que voy a hacer y yo soy el primer sorprendido de lo que sale” Joan Miró


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