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ISSN 0188-9834

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ

REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Elecciones presidenciales del 2006

VOL. 16 NÚMERO

31

ENERO-JUNIO 2007


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ Nóesis, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades del Instituto de Ciencias Sociales y Administración

Jorge Mario Quintana Silveyra Rector David Ramírez Perea Secretario General Javier Sánchez Carlos Director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración Servando Pineda Jaimes Coordinador General de Publicaciones Héctor Antonio Padilla Delgado Coordinador General Rosalía Herrera Olivas Asistente

Comité Editorial:

Juan Luis Sariego Escuela Nacional de Antropología e Historia ENAH-Chihuahua Conaculta/Instituto Nacional de Antropología e Historia Chihuahua, Chihuahua, México Noemí Luján UAM-Xochimilco México D.F.

María Vara Universidad Autónoma de Madrid Madrid, España

Tony Payán Universidad de Texas en El Paso Department of Political Science Estados Unidos Clara Eugenia Rojas Universidad Autónoma de Ciudad Juárez México Christine Carton Universidad Autónoma de Ciudad Juárez México Víctor Orozco Universidad Autónoma de Ciudad Juárez México Servando Pineda Jaimes Universidad Autónoma de Ciudad Juárez México Roberto Follari Universidad Nacional de Cuyo Argentina

José Manuel García Universidad Estatal de Nuevo México Estados Unidos

Nóesis es una revista del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ, volumen 16, número 31, enero-junio 2007. Para correspondencia referente a la revista, comunicarse al teléfono: 656 688-38-53 ext. 3658, o bien escribir a los siguientes correos electrónicos: roherrer@uacj.mx y/o hpadilla@uacj.mx. Hecho en México /Printed in Mexico © UACJ Los manuscritos propuestos para publicación en esta revista deberán ser inéditos y no haber sido sometidos a consideración a otras revistas simultáneamente. Al enviar los manuscritos y ser aceptados para su publicación, los autores aceptan que todos los derechos se transfieren a Nóesis, quien se reserva los de reproducción y distribución, ya sean fotográficos, en micropelícula, electrónicos o cualquier otro medio, y no podrán ser utilizados sin permiso por escrito de Nóesis, véase además normas para autores.

Gustavo Gómez Quintana Diseño de portada

Nóesis: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades/Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Instituto de Ciencias Sociales y Administración. núm. 1, vol. 1 (noviembre, 1988). Ciudad Juárez, Chih.: UACJ, 1988. Semestral Descripción basada en: núm. 19, vol. 9 (julio/diciembre, 1997) Publicada anteriormente como: Revista de la Dirección General de Investigación y Posgrado. ISSN: 0188-9834

1. Ciencias Sociales—Publicaciones periódicas 2. Ciencias Sociales—México—Publicaciones periódicas 3. Humanidades—Publicaciones periódicas 4. Humanidades——México—Publicaciones periódicas H8.S6. N64 1997 300.05. N64 1997

Permisos para otros usos: el propietario de los derechos no permite utilizar copias para distribución en general, promociones, la creación de nuevos trabajos o reventa. Para estos propósitos, dirigirse a Nóesis.


NÓESIS. Este término es griego y se vincula con otro muy empleado en la filosofía clásica: nous (razón, intelecto). La elección de este título se deriva de algunas consideraciones acerca de la teoría del conocimiento que se desprenden del conocido símil de la caverna (República, VII). El hombre, que ha podido contemplar el mundo de los arquetipos, esto es, que ha logrado penetrar las esencias, no puede ya contentarse con la proyección deformada del conocimiento sensible. La luz que lo iluminó es la filosofía, que Platón conceptualiza todavía en el sentido pitagórico de ancla de salvación espiritual. Al ser iluminado por ésta, el hombre siente la necesidad de comunicar a ex compañeros de esclavitud la verdad que ha encontrado, aun cuando estos últimos puedan mofarse de él, como lo había hecho la mujer tracia con Tales. La misma alegoría recuerda los descensos al Hades del orfismo y del pensamiento religioso pitagórico. En el conocimiento, así caracterizado, Platón encuentra diversos grados. El primero es dado por la experiencia, que es de suyo irracional, porque se fundamenta en una repetición mecánica de actos. Esta se racionaliza en el arte (techne), es decir, en la habilidad adquirida, en las reglas metodológicas, puesto que en dicha actividad se investigan los datos de la experiencia. Entre las distintas artes sobresale la filosofía, porque no examina los fenómenos aisladamente, sino que los ve en su conjunto. Platón llama a esta visión totalizadora “dialéctica”, y dice que ella se alcanza a través del ejercicio de la razón (nóesis). Por medio de este ejercicio alcanzaremos pues el conocimiento que, para ser válido debe ser verdadero y tan real como su objeto. Estas consideraciones sintetizan el propósito y el objetivo de esta revista: presentar trabajos que reflejen, manifiesten, denuncien, los diferentes aspectos de nuestra realidad y hacerlo a través del “ejercicio de la razón, es decir, de la NÓESIS.

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El significado de Nóesis



Contenido

6 Abstracts 10 Presentación

Sección monográfica/ Héctor Antonio Padilla Delgado, coordinador The Poetics of Mexican Elections: The Affective Turn in the Year of the P.I.G. Eduardo Barrera Herrera

14 brothers: hegemonía mediática en el proceso electoral de 2006 50 Big Jorge Balderas Domínguez y elecciones presidenciales de 2006: instrumento de investigación 84 Encuestas mercadotécnica y/o vaticinio electoral Francisco de Jesús Aceves González

de las distritaciones electorales en México 1996 y 2005: una 110 Evaluación propuesta de indicadores Noemí Luján Ponce y Eduardo Alejandro Albarrán Oscós

brincos y sombrerazos: La gestión política del voto mexicano en el extranjero 140 ATony Payán y Gregory Schober

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Sección varia El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el Sistema 206 LaUrbano Espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso César M. Fuentes, Sergio Peña y Luis Cervera

Government Capacity in the U.S.-Mexican Border: A Comparative 234 Local Analysis of Calexico, California and Mexicali, Baja California Kimberly Collins

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Sección libros, entrevistas y otras narrativas La historia de Marta. Vida de una mujer indígena por los largos caminos de la Mixteca a California. María Dolores París Pombo Consuelo Pequeño

topografía mexicana 272 Nueva Adrián Acosta Silva del proceso electoral 2006: El testimonio de un consejero distrital del IFE 282 Evaluación Héctor Pedraza Reyes


Abstracts

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The poetics of Mexican elections: the affective turn in the year of the P.I.G. Many neologisms are created to explain changes in Mexican presidential elections. These analyses assume that some element seen as separate and external to the Mexican political system is the cause of a substantial discontinuity. The political spectrum shrinks and shifts to the right with an apparent abundance of political options, concealing the poverty of options. Key words: elections, politic, neologism. Eduardo Barrera Herrera

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Big brothers: mass media hegemony in the 2006 Mexican elections This article analyzes the National TV coverage of the 2006 Mexican elections. Also talks about the links between the two mean broadcast companies with the national hegemonic elites, either economics or political, depends on the historical moment. As well, realize a critical analysis based on theoretical studies over the social function of the Mass media, especially, about the omnipresence of TV in everyday life, that it seems that TV becomes a Big Brother (that) is watching us, in a new kind of Orwellian world. Key words: hegemony, mass media, elections, democracy, information, television, culture, Televisa project, big brother. Jorge Balderas Dom铆nguez

N贸esis

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Presidential surveys and elections of 2006: instrument of marketing research and/or electoral prediction This work analyzes the paper of the electoral surveys in the recent presidential fight from a perspective that emphasizes its double dimension: like instruments of the political marketing research and electoral prognosis. In the first case, which interests is to identify the use of the same ones in the implementation of the communicational strategies of the majority candidates; and in the second, to evaluate


its predictive value with respect to the results derived from the voting emitted in the electoral day. Key word: electoral surveys; political marketing, elections. Francisco de Jesús Aceves González

110

The electoral redistricting in México 1996 – 2005: indicators for an evaluation. Technology has characteristics like neutrality, efficiency, transparency and regularity. All of them are important factors to be considered in the organization of electoral process. The electoral redistricting of 1996 and 2005 in Mexico are two examples of the technology as a political mediation useful to the construction of agreements between political parties and electoral authorities. We offer five empirical indicators to compare both cases. Key words: elections, technology, electoral redistricting. Noemí Luján Ponce y Eduardo Albarrán Oscós

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The time and the urban structure of the average cities in Mexico: a methodological proposal Cities internal structure studies have been view through different disciplines: economic spatial models, ecological structures, land use, etc. This paper pretends to study and define urban structure models

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Kicking and screaming: the legislative process of the Mexican vote abroad in the chamber of deputies In 2006, Mexicans living abroad were able to vote from foreign soil for the first time in the presidential election. This article examines how the rules of implementation for the vote abroad were able to gain approval in the committees of the Mexican Chamber of Deputies. The authors utilize a variety of sources to better understand why the final vote abroad legislative attempt was successful in committee, while previous attempts did not gain approval. Key words: Mexico, vote broad, chamber of deputies, congress, committee, legislative process. Tony Payán y Gregory S. Schober


for mid since Mexican cities through spatial analysis on population density, population age structure and housing tenure in 8 Mexican cities, 4 of them border cities. The majority of internal urban quantitative models uses distance to the central business district as a basic determinant aspect in spatial organization. Nonetheless, we consider that we can obtain better results in defining urban structure model using age existence of urban space. Key words: urban structure, border cities, economy. Guillermo Álvarez de la Torre

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Nóesis

The economic integration between México and United States on the urban system of a transborder region: Ciudad Juárez-El Paso. The objective of this article is to analyze the spatial impact of the economic integration between Mexico and United States on the urban system of a transborder region like Ciudad Juárez-El Paso. The economic integration is characterized by the presence of phenomena of strong urban interaction like the maquiladora industry and the retail commerce among others whom shows a regular pattern of spatial location. The study has a spatial approach through the use of Geographic Information Systems (GIS). The methodology used the analysis of land use changes during the 1984-2004 period of time that required the use of two satellite imagines like Landsat MSS y Landsat TM. The results show that we are at the initial stage of a process of conformation of a transborder urban structure where each city has a different function. Key words: land use changes, system of dynamic model, stella, Ciudad Juárez. César M. Fuentes, Sergio Peña y Luis Cervera


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Local government capacity in the U.S.-Mexican border: a comparative analysis of Calexico, California and Mexicali, Baja California Along the U.S.-Mexican border, there are issues on both sides of the border confronting local governments. Examples of the issues include immigration and security policies; uncontrolled population growth driven by economic development; and lack of urban planning and infrastructure. This paper reviews these issues through an analysis of federalism and the sister cities of Calexico, California and Mexicali, Baja California. Key words: U.S.-Mexican border public policy; federalism; local government capacity Kimberly Collins Reflections about electoral process of 2006 in México: the testimony of a district counselor of IFE It is necessary to consider the post-electoral conflict that happened in México after the presidential race on July 2, 2006, with the purpose to clarify to what point the outcoming was fair and clear, and in order to determine if the Federal Electoral Institute (IFE) conducted its job impartially or if it manipulated the will of the voters. For this, the experiences testified by the citizens that worked as counselors in the various federal districts can be of great help. Key words: electoral process, district counselor. Héctor Pedraza Reyes

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Presentación

Nóesis

En

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más de un sentido las elecciones presidenciales de 2006 fueron un hecho de trascendencia histórica, cuyos resultados y consecuencias futuras aún están por verse y forman parte de la especulación y del análisis político. Con las elecciones del año pasado, concluyó el primer gobierno federal emanado de un partido diferente al Partido Revolucionario Institucional, que gobernó sin interrupciones durante siete décadas; y gracias a los resultados validados por un fallo del Tribunal Federal Electoral (Trife), el Partido Acción Nacional logra permanecer en el poder. Esto a pesar de que el candidato del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador, había logrado mantenerse al frente de las preferencias electorales durante la mayor parte del tiempo que duró el proceso electoral. ¿Qué ocurrió antes y después de los comicios? ¿Cómo se explica el resultado del voto popular emitido primero por Instituto Federal Electoral y refrendado por el Trife? ¿Qué factores se hicieron presentes en el proceso electoral? Y más específicamente, ¿cómo intervinieron los medios de comunicación en el curso de los acontecimientos?, o bien, ¿cuál fue el peso del voto de los mexicanos en el extranjero en el resultado de las elecciones? Estas son sólo algunas de las interrogantes que motivan a los cinco ensayos que integran a la sección monográfica de este nuevo número de la revista Nóesis. En ese sentido, Eduardo Barrera a partir del análisis del discurso político mexicano observado durante las elecciones, evidencia el deslizamiento de la política mexicana hacia la derecha y una carencia de alternativas que empobrecen la vida política. Luego, Jorge Balderas, centra la mirada en el papel que jugaron los medios de comunicación electrónicos, destacando la centralidad de estos medios en el curso de los acontecimientos. Y después Francisco Aceves, analiza las encuestas y los resultados electorales, sopesando el valor que la medición de las preferencias tiene, ya sea como instrumento de investigación mercadotécnica o arma diseñada para el vaticinio de los resultados electorales y la inducción de la conducta de los electores.


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También sobre las elecciones, pero más directamente sobre los preparativos previos a estas, Noemí Luján y Eduardo Albarrán, escriben sobre los procesos de demarcación de los distritos electorales federales realizados en 1996 y 2005. Su propósito es evidenciar los aspectos tecnológicos implícitos en esas demarcaciones, pero sobre todo ubicar la importancia de la mediación política necesaria para propiciar la construcción de acuerdos entre los partidos y las autoridades electorales. La mediación política, o mejor dicho, su ausencia o ineficacia, también fue un factor determinante en los acuerdos que se cristalizaron en lo que quizás puede decirse fue la principal novedad de las elecciones del 2006: permitir el voto de los mexicanos residentes en el extranjero. Cómo se llevaron a cabo estos acuerdos y cómo éstos se reflejaron en la instrumentación del voto en el exterior, es justamente el objetivo del texto de Tony Payán y Gregory Schober, con el cual se cierra la sección monográfica dedicada a las elecciones. Con ello, el propósito de la revista es colaborar en la tarea de difundir perspectivas de análisis que contribuyan a dar una explicación de las diferentes variables que intervinieron en un proceso político muy complejo; un proceso político que aún no concluye y sobre el cual es necesario reflexionar por sus implicaciones que tendrá en el futuro tanto en la construcción de la vida democrática en nuestro país, como en el debate sobre la continuidad del modelo económico que se ha sostenido en México desde hace ya dos décadas. Por otra parte, en la Sección Varia se integran textos que en su mayoría coinciden en abordar aspectos urbanos en ciudades medias mexicanas. El primero de ellos, de Guillermo Álvarez, hace específicamente una propuesta metodológica para el estudio de la estructura urbana de las ciudades medias en México considerando a “el tiempo” como una de las variables importantes. Luego, César Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña, ofrecen los resultados de una investigación que analiza el impacto espacial de la integración económica entre México y Estados Unidos en el sistema urbano de la región transfronteriza Ciudad Juárez-El Paso. Y por último, Kimberly Collins, realiza un estudio comparativo de las capacidades gubernamentales para procesar el crecimiento de las demandas ciudadanas derivadas del aumento

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demográfico, en los casos de las ciudades fronterizas de Calexico, California y Mexicali, Baja California. Finalmente, en la sección dedicada a libros, entrevistas y otras narrativas, además de una reseña escrita por Consuelo Pequeño sobre el texto Historia de Marta, de Dolores Paris, se incluye una amplia nota crítica de Adrián Acosta sobre el texto Después de la transición. Gobernabilidad, espacio público y derechos, de José Woldenberg, que junto con el testimonio de Héctor Pedraza sobre su participación en las elecciones de 2006, en calidad de Consejero Electoral de un distrito electoral federal, refuerzan el interés de Nóesis por ofrecer en este número textos que contribuyan a la reflexión sobre los retos de la construcción de la vida democrática en nuestro país.

Nóesis

Héctor Padilla

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Many neologisms are created to explain changes in Mexican presidential elections. These analyses assume that some element seen as separate and external to the Mexican political system is the cause of a substantial discontinuity. The political spectrum shrinks and shifts to the right with an apparent abundance of political options, concealing the poverty of options.

Key words: elections, politic, neologism

Nóesis

Palabras clave: Elecciones, política, Neologismo.

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Muchos neologismos son creados para explicar los cambios en las elecciones presidenciales mexicanas. Estos análisis suponen que algún elemento visto como separado y externo al sistema político mexicano es la causa de una discontinuidad sustancial. El espectro político se encoge y se desliza a la derecha con una aparente abundancia de opciones políticas, ocultando precisamente su escasez.


Sección Monográfica

The poetics of Mexican elections: the affective turn in the year of the P.I.G

Profesor de la Universidad de Texas en El Paso y de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez dentro del departamento de Ciencias Sociales. Correl: eduardo@utep.edu 1

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Eduardo Barrera Herrera1

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Lo poético de las elecciones mexicanas: el giro afectivo en el año del P.I.G

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The neologization of the Mexican elections

The

Mexican presidential elections of 2006 constitute a turning point in national politics. So were the ones in 2000, 1994 and 1988. Each one of these electoral processes have been characterized by academia, media and politicians themselves as the end of something old and/or the beginning of something new that substantially changes the political landscape of México in terms of the status quo, dynamics and a rearrangement of the political spectrum. After the monumental fraud of 1988, Carlos Salinas stated that it was the end of the one-party system. Political scientists began to use other countries as explanatory and normative models: Spain, Chile, and the ubiquitous United States. These analyses operated at low-range levels of abstraction that in most cases lacked explanatory power. The theoretical corpus required by academic conventions, the status of academic fans of a guru, and the distinction given by academic capital in relation to non-scholarly journalists, made them either guide or just sprinkle the analysis with the usual suspects from the classics (Locke, Machiavelli, Hobbes, etal.) to the contemporaries (Bauman, Touraine, Sartori, Habermas, Wallerstein, etal.) and others in between (Arendt, Gramsci, Bobbio, etal.), perpetuating the theoretical colonialism rampant in Mexican academia and to which this text is not exempt. The analyses of the last four presidential elections also broke the monopoly of this object of study from political scientists and historians, to the social sciences in toto, particularly the discipline/interdiscipline/field of Communication, perhaps in a lesser degree than in industrialized or postindustrial democracies. This opening made it possible to study politics outside the realist epistemology dominant in Political Science, and analyze these phenomena and their elements from a constructivist perspective as narratives, discourses, representations, social constructions, spectacles, simulations, or imaginaries. It is in the context described above that after Radunsky used the term “Americanization” for Latin America as a whole in 1996, the optimistic term democratic transition after the 2000 PAN victory gave way to the more modest term “alternation”. These terms that charac-


Eduardo Barrera Herrera

terized a gradual transformation in turn replaced by more strident terms that suggested a substantial discontinuity in this process with expressions such as Spectacularization (Lozano, 2000), Decomposition (Berlín Villafaña, 2000), Cyberdemocracy (Strikovsky Vestel, 2000) and Mediacracy (Trejo Delarbre, 2001) of Mexican Politics. Analyses of the recent presidential election that are still being published have already added the terms Polarization (Aziz Nassif, 2006), Infotainment (Trejo Delarbre, 2006), State Mediatization (Esteinou, 2006) and Negamarketing (Valdez Zepeda and Huerta Franco, 2006). These expressions overlap to a large extent and indicate a degradation of formal democracy due to the prominence of irrational elements in the public sphere.

The original term Americanization (Rudinsky, 1996) continues to be used. Francisco Zea of Chanel 11 was still warning of the Americanization of contents and strategies one month before the elections (IPN, 2006). The term has also been used outside the region. Martín Llaguno and Álvarez de Arcaya y Ajuria (2003) lamented that the Americanization of the politics of Spain was stronger than in the rest of Europe. By Americanization they meant “the use of mass media as a platform for political critique, the personalization of the options in the candidates, the coverage of campaigns horse-race style or electoral debates”. Dick Pels (2005) uses the term as a synonym to ‘designer’ or ‘audience’ democracy, and summarizes its features as presented by Franklin (1994), Mancini & Swanson (1994), Scammell (1995), Negrine (1996) and Fairclough (2000): The blurring of traditional political distinctions following the demise of the politics of principle, the rise of the floating voter and the experiment-prone political consumer, the drift towards the political middle, the decline of party bureaucracies and overarching ideological programmes, and especially, the mediatization and commercialization of political campaigning (p. 46).

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The “americanization” of Mexican politics

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Before the term Americanization was used, the threat of Americanism to Europe was already being advanced in 1934 both by Luigi Pirandello and Antonio Gramsci. The Nobel Prize of Literature condemned the culture of money (Mattelart, 2000), while Gramsci (1934) was criticizing Leo Davidov (Trotsky) for his 1923 analysis of “‘byt’ [mode of living] and into literature”. Gramsci main argument was that “these activities were less disconnected than might appear, since the new methods of work are inseparable from a specific mode of living and of thinking and feeling life. One cannot have success in one field without tangible results in the other”. This essay titled “Americanism and Fordism” is included in his Prison Notebooks and was used as the founding text by Michel Aglietta, Alain Lipietz, Robert Boyer, Bob Jessop and other members of the French Regulation School focusing on the latter term of the title of the text. The argument of Americanization was the core element of theories such as cultural imperialism, media dependency and electronic colonialism in the mid-sixties that served as a backbone for the New World Information and Communication Order inside UNESCO, and which led to the withdrawl by the United States and Great Britain in 1984. This proposal dealing with media and culture was part of larger movements dealing with economic and political issues that included the Group of 77 in 1964 and the foundation of the Non-Aligned Movement (which went from 25 to 118 members) in 1961, both of which did not include México as a member. Mexican historians have construed the political thought and action in the nineteenth century as either an affinity or a reaction against Americanization. Josefina Zoraida Vázquez (1997) states that “in order to neutralize the threat of Americanization, Mexican conservatives favored French intervention” (p. 1). Before any country confronted this threat, there had to be the construction of the concept in the country of origin. There has been a boom of theories of identity in the last twenty years that share a constructionist perspective: narrative identities, performative identities, postmodern —or modern— identities, prosthetic identities, nomadic identities, plastic identities, postcolonial identities, diasporic identities, liminal identities, flexible iden-


This approach of the construction of America is relatively new in the United States considering that Héctor Aguilar Camín published La invención de México: Notas sobre nacionalismo e identidad nacional in 1994 and Benedict Anderson have published Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism in 1983, which was in turn part of the literature of imagined geography that started with the publication of Edward Said’s Orientalism in 1978. Grossberg’s statement about the construction of a national identity in relation to the other owes is inscribed within the framework of Postcolonialism, the other theoretical framework derived from Said. The problem with Grossberg statement is that he’s looking for of an “other” that is necessarily exotic and inferior. The construction of otherness is a relational process that doesn’t necessarily involve a radical opposition. Although the use of “otherness” in contemporary theories of identity is a mélange of Postcolonialism, Lacanian psychoanalysis and Bakhtin’s dialogism, the negative and relational nature of identity of all these theories —along with structuralism itself— derives from the relational nature of the meaning of a sign of Saussurean General Linguistics. Meaning is not inherent in a sign but is derived from its paradigmatic and syntagmatic relations with other signs. Otherness is a matter of degree because difference is a matter of relativity and degree. The white Americans of that first modernity did construct an ethnic identity based on the narrated difference with blacks and Native Americans, but they also built a national identity based on the performed difference

Eduardo Barrera Herrera

The United States, without an empire of colonies, had no “elsewhere” in which to locate those who were different enough to define the difference of the “American” people. It could only find them inside its boundaries: the otherness of blacks and the native populations (and of course the assumed superiority) as defining a kind of internal colonial frontier (p. 202).

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tities, etcetera. The two features these theories have in common are (a) a critique of essentialist theories, and (b) the relational character of identities around the notion of the “other”. Lawrence Grossberg (2005) points out that:

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with the British at the Boston Tea Party in 1773, when 150 Boston colonist organized by Samuel Adams dressed as Mohawks destroyed the cargo of three ships. Philip J. Deloria (1998) sees continuity from that event to the ubiquitous postmodern tribes celebrated by Michel Maffesoli: The practice of playing Indian has clustered around two paradigmatic momentsthe Revolution, which rested on the creation of a national identity, and modernity, which has used Indian play to encounter the authentic amidst the anxiety of urban industrial and postindustrial life (p. 7).

A similar process occurred in México with the appropriation of Guadalupanismo as well as the indigenous past and on the part of the creoles. The creoles did celebrate the Aztec past by comparing Tenochtitlan to Athens and Netzahualcóyotl to Solon. Besides the fact that both America and the Americanization of politics, culture or a whole society are social constructions, the claims of the personalization of the options in the candidates, the coverage of campaigns horse-race style and the electoral debates fall under the label of mediacracy. Greg Palast, BBC and Guardian correspondent, reported the Mexican elections as a fraud that used the same tactics as George W. Bush in Florida in 2000 and Ohio in 2004. These two states were the ones who gave the U.S. President the win in the Electoral College. Palast was the journalist who originally exposed the shave-off and intimidation of voters in Florida, as well as the extraordinary amount of null votes because of rigged machines and hanging-chads. Four years later, he claimed that history was repeated in Ohio. In both elections, the exit polls favored the Democrat and were dismissed because they were no longer accurate. Palast came to México after the election and suggested that it was a case of “Florida with salsa”. Palast drew these parallels before he had a chance to compare the TEPJF (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) with the U.S. Supreme Court. Palast assumes that a Third World country has a mimetic character. It’s the same logic that has to locate the intellectual authorship of Zapatismo


Chihuahuan Albert Aziz Nassif (2006) is one of the first Mexican political scientists to publish an analysis of the recent elections in an international journal. The article austerely titled “Elecciones en México” appears in the Fall issue of Nueva Sociedad, in which he stresses the polarization of the parties and the electorate. Aziz Nassif is in royal company in the issue (topic and journal-wise) with Alain Touraine and Ernesto Laclau. The French theorist of social movements titles his article “Entre Bachelet y Morales, ¿existe una izquierda en América Latina?” and the Argentinean born theorist of post-Marxism titles his “La deriva populista y la centroizquierda latinoamericana”. The other article in the Nueva Sociedad issue is “Mucho más que dos izquierdas” written by Franklin Ramírez Gallegos. The journal issue focuses on a problematization of the classical way of looking at the Latin American terms left and right that have been normalized after almost three centuries of use. The political spectrum of México and the United Status has been shrinking and shifting to the right particularly after the demise of the Fordist regime of accumulation. This spectrum can be defined as the verbal or visual depiction of political philosophies along geometric axes. The U.S. media, general public and scholars, tend to define the spectrum in terms of a political opposition that is reduced to a twoparty system, although a third party has peeked occasionally: Whig (1844-1852), Constitutional Union and Breckinridge Democratic (1860), Populist (1892), Socialist (1904-1912), Progressive (1912 and

Eduardo Barrera Herrera

The political culture of both sides: The political spectrum as a binary opposition. The world is divided into those who divide people into two types, and those who don’t. Anonymous

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outside the indigenous communities or that of the student revolt of 1968 somewhere in Europe. Using Palast’s logic, it could be argued that in order for the PIG [Mexican electoral apparatus of PAN (Partido Acción Nacional] /IFE (Instituto Federal Electoral) /Gordillo) to Floridize México, the GOP had to Mexicanize Florida first.

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1924), States Right (1948), American Vegetarian (1948-1964), Libertarian (1972-2004), Reform (1996), Green (2000 and 2004). The realpolitik spectrum occupies only a fraction of the area of the unidimensional model derived from the seating arrangements of the postrevolutionary French Parliament, where the defenders of the ancient regime, aristocracy and the Church would sit on the right, and those who opposed them in support of social change would sit on the left. It also occupies a small chunk of two-dimensional spectra like the Eysenck Model, the Nolan Chart, the Pournelle Chart, and three-dimensional ones such as the Freisian Insitute’s Plot. These models vary in the number of axes and layers they combine. One of the first models to add a second dimension was devised by Hans Eysenck in 1964, who added a vertical axis that went from “tough-mindedness” (authoritarian tendencies) and “tender-mindedness” (democratic tendencies). The political spectrum of the United States goes from center to right, obliterating the whole left. With respect to the vertical axis, the early tension between the agrarian democracy of Thomas Jefferson —influenced by John Locke and Thomas Payne, against the centralism of Alexander Hamilton, disappeared during World War I. The creation of the Committee for Public Information lead by George Creel confirmed the triumph of Hamiltonian technocratic elitism, summarized in the view of the infamous Edward Bernays (1928), called “America’s Number 1 Publicist”, “Father of Public Relations”, “Father of Spin”, and similar titles, besides being the bible for Goebbels:

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The conscious and intelligent manipulation of the organized habits and opinions of the masses is an important element in democratic society. Those who manipulate this unseen mechanism of society constitute an invisible government which is the true ruling power of our country…It is not usually realized how necessary these invisible governors are to the orderly functioning of our group life. In theory, every citizen may vote for whom he pleases. Our Constitution does not envisage political parties as part of the mechanism of government, and its framers seem not to have pictured to themselves the existence in our national politics of anything like the modern political machine. But the American voters soon found that without organization and direction their individual votes, cast, perhaps, for


Libertarian David Nolan used two different axes: economic freedom and personal freedom. In this chart, the U.S. political spectrum covers a small area in the center from upper left to lower right. The Pournelle chart would only have the corners toward the center representing the whole spectrum of American politics with a field that results from two coordinates: statism and rationalism. With Pournelle, the four extremes would be: Max Stiner and Ayn Rand (rationalist/ anti-state), Communism (rationalist/statist), Nazis (irrationalist/statist), and classical Anarchism (irrationalist/anti-state). This reduction in the anglophone World, is supposed to be a natural development that has been elevated to the status of a “law” named after Maurice Duverger. This process coincides with the emergence of neoconservatism within the Trotskyist faction of Schachtmanism, which included Jeane Kirkpatrick, Richard Perle and Paul Wolfowitz via the Social Democrats USA in the 1970s. Max Schachtman adopted the Third Camp position in the 1940s, which rejected both Western capitalism and Soviet Socialism. Although David Harvey (2005) pinpoints the turning point to the years 1978-80, with the implementation of neoliberal policies by Deng Xiaoping, Margaret Thatcher, Paul Volcker and Ronald Reagan, Schachmanites started turning right with their support of the U.S. foreign policy during the Cold War. Whereas neoconservatism focuses on an aggressive foreign policy, neoliberalism is its economic platform. This shift in global politics involves a resemantization of political language, where the policies espoused by these two neosims become revolutionary forces and its binary opposition became a four-letter word, the ‘L’ word. Harvey (2005) argues that traditional values and fears like patriotism, the patriarchal order, and xenophobia were mobilized to mask the realities of the economic crises of the 1970s. Grossberg summarizes the history of the new conserva-

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dozens of hundreds of candidates, would produce nothing but confusion. Invisible government, in the shape of rudimentary political parties, arose almost overnight. Ever since then we have agreed, for the sake of simplicity and practicality, that party machines should narrow down the field of choice to two candidates, or at most three or four (p. 37).

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tism: “This story started with the reanimation of conservatism in the 1950s and 1960s and goes through the presidential campaign of Barry Goldwater and “the Reagan Revolution” (p. 129). We would actually have to go further back to 1947 with the founding statement of the Mont Pelerin Society (1947), formed around Friedrich von Hayek and which included Milton Friedman and Karl Popper: “The central values of civilization are in danger. …Fostered by a decline of belief in private property and the competitive market” and the word liberal was used in the European sense of “minimal and dispersed government” (p. 1). This position was echoed in the memo sent by future Supreme Court member Lewis Powell to the U.S. Chamber of Commerce in 1971, where he encouraged it to lead an assault upon media and the education system to change and control the way Americans thought “about the corporation, the law, culture, and the individual” (Harvey, 2005: 43). ¿Hidalgo o Iturbide? Un viejo dilema y su significado en la construcción del nacionalismo mexicano (1821-1867) by Víctor Orozco reflects this trend towards the construction of binary oppositions in historical analysis. Even problematizing of contrariness by Josefina Zoraida Vázquez (1997) strives on dualism. This approach cannot explain episodes like Juárez ordering the execution of Jaime Chávez López in Chalco in 1869. Chávez López had declared “…I am communist-socialist. I am socialist because I am the enemy of all governments, and I am communist because my brothers wish to work the lands in common”. He advocated in another manifesto: “Abolition of the government, abolition of exploitation! We want land, we want order, we want liberty” (Hart, 1987). This disavowal of anarchism is repeated with the obvious heirs: Zapata —who is collapsed with Madero and the Sonora generals— and the EZLN, which is left outside the analysis. Debord (1968) fustigates the apparent abundance of choice: False choice in spectacular abundance, a choice which lies in the juxtaposition of competing and complimentary spectacles and also in the juxtaposition of roles (signified and carried mainly by things) which are at once exclusive and overlapping, develops into a struggle of vaporous qualities meant to stimulate loyalty to quantitative triviality. This resurrects false archaic oppositions…


The symbols S1, S2, Not S1 and Not S2 represent positions within the system, which may be occupied by concrete or abstract notions. The doubleheaded arrows represent bilateral relationships. The upper corners of the Greimasian square represent an opposition between S1 and S2 (e.g. white and black). The lower corners represent positions, which are not accounted for in simple binary oppositions: Not S2 and Not S1 (e.g. non-white and non-black). Not S1 consists of more than simply S2 (e.g. that which is not white is not necessarily black). In the horizontal relationships represent an opposition between each of the left-hand terms (S1 and Not S2) and its

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1. Dilemma. The classical figure offers two unacceptable alternatives, called ceratin or horns. The naturalization of that Manichean reduction is based in the fact that ‘the binary opposition is a child’s first logical operation’ ( Jakobson & Halle 1956: 60). Neoconservatism was actually born of the rejection of the ceratin of the Cold War, and gradually embraced the Western pole. A similar rejection of the same ceratin was the creation of the Non-Aligned Movement in 1954 by coined by Indian Prime Minister Jawaharlal Nehru. In the American arena, the political spectrum is reduced to a binary opposition despite the eventual emergence of third parties. The media tend to frame the debate on the two dominant parties and the enunciation of the media is supposed to be made from an imaginary balanced midpoint between “both sides”. This is derived from an error in the logic, which treats contraries as contradictories. The liberal/conservative opposition is a comparative and gradable one, a hierarchical and hyponomic relation, in the vocabulary of Greimas’ (1987) Semiotic Square. However, it is treated as a categorical contradiction that exhausts all possible positions. Jameson points out that the Greimasian square generates “at least ten conceivable positions out of a rudimentary binary opposition” (Greimas, 1987). Chandler (2002) summarizes the ten positions:

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The reduction and resemantization of political discourse is an operation in four steps:

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paired right-hand term (Not S1 and S2). The terms at the top (S1, S2) represent ‘presences’, whilst their companion terms (Not S1 and Not S2) represent ‘absences’. The vertical relationships of ‘implication’ offer us an alternative conceptual synthesis of S1 with Not S2 and of S2 with Not S1 (e.g. of white with not-black or of black with not-white). Greimas refers to the relationships between the four positions as: contrariety or opposition (S1/S2); complementarity or implication (S1/Not S2 and S2/Not S1); and contradiction (S1/Not S1 and S2/Not S2) (p. 119). ASSERTION S1

NOT S2

Nóesis

implication or complementarity

NON-ASSERTION

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S contrariety

Contradiction

contrariety NOT S

NEGATION S2

implication or complementarity

NOT S1 NON-NEGATION

Jameson adds that the fourth term Not S2 “is always the most critical position and the one that remains open or empty for the longest time” (Greimas, 1987, p. xvi). This means that those political positions different from the binary opposition are invisible in the media, and into social oblivion, with most individuals being reterritorialized into the ceratin. 2. Transposition of the marked term. The Jakobsonian notion of markedness, popularized by Lacan and Feminism, refers to opposite terms where the unmarked form is typically dominant and appears as ‘neutral’, ‘normal’ and ‘natural’. Kristeva (1991) points out the fragility of markedness, and how the terms can transpose anytime. This occurred during the rise of Thatcherism and Reaganism, when the neoconservative agenda went


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from being the marked term to the dominant one, conservatives became revolutionaries and variants of the project of modernity became negative and reactionary. This was achieved by the implementation of the Powells domestically and the Mont Pelerins globally through the naturalization of the values and language of neoconservatism. Naturalization consists in the “particular ways of organizing the world appear to us as if they were universal and timeless” (Hall, 1979: 317). The dominant media operates by naturalizing the axis of contrariety, marking the “liberal” position, and excluding the radical and anarchist positions, to use Mannheim’s taxonomy. The news portrays the stock market as a natural phenomenon that hides the agency of actors, while marking labor and civil rights advocates as “special interests.” As Jameson (Greimas, 1987) points out, the Greimasian Square is temporal or positional, and is a “black box” through which narrative is somehow “converted” into cognition and viceversa” (p. 14). The lineage of Ancient Regime/Hamilton/Bernays/Mont Pelerin/Powells/Media Giants had somehow achieved a high degree of control of that “black box”. Negri (1989) would characterize this as part of the overall postmodern turn, “the scientific determination of new subjects which in the Marxian phase of real subsumption (or more simply, in the phase of general circulation and communication) are being formed” (p. 206). 3. Newspeak. The construction of a new simplistic language based on the principles of Newspeak to “provide a medium of expression for the world-view and mental habits proper to the devotees of IngSoc, but to make all other modes of thought impossible” (Orwell, 1949). This includes the formal conversion of contraries into contradictories (i.e. ungood becoming the opposite of good), as well regulating “crimethink”, with everyday language becoming a naturalized “duckspeak,” to speak without thinking. The quintessential figure in this neo-Orwellianism is Frank Luntz, a Republican pollster who publishes an annual book for the GOP about the words and phrases to be used in

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their talking points to frame all debates and discussions. 4. Repeat, repeat, repeat… In the words of the leader of the Free World: “See in my line of work you got to keep repeating things over and over and over again for the truth to sink in, to kind of catapult the propaganda”. Grossberg (2005) divides the U.S. right in four sectors: a) the Christian right, b) neoconservatives, c) political libertarians, and d) business libertarians. Although the last two are the historical backbone of the Republican Party, the first two are the ones that through a new form of cultural populism have been so successful in the last quarter of a century. It would be a grave mistake to see the Mexican right as a replica of their American counterpart. The Mexican right is actually a mirror image, with the founders of the PAN being intellectuals with a strong religious background and the party was soon engrossed with former synarchists. The last two decades saw business libertarians joining and the PAN and eventually gaining control of the party and the presidency with Vicente Fox. Felipe Calderón represents taking back the control of the party from the Neopanistas and giving it back to the orthodoxy. This internal shift was due to the fact of the relatively important overlap by many of the members, but specially because the original religious right was overtaken in key positions by violent militants of secret organizations, primarily el Yunque. Some of the most notable members of el Yunque inserted in Calderón’s and Fox cabinets, as well as the highest spheres of the PAN are: Manuel Espino (PAN President), Ramón Muñoz (Fox’s Chief of Staff ), Guillermo Velasco Arzac (Martha Sahagun’s advisor), Carlos Abascal Carranza (former Secretary of the Interior), Francisco Salazar (former Secretary of Labor), Gustavo Serrano Limón, Luis Felipe Bravo Mena, Francisco Garrido Patrón (Governor of Querétaro), José Luis Luege Tamargo, Salvador Abascal Carranza, José Paoli Bolio, and many others. There are other panistas who are or have been members of similar organizations like MURO, Legionarios de Cristo and Opus Dei itself. The Christian right in the United States is primarily an evangelical right. Billy Graham was catapulted to stardom by the conservative


From mediacracy to cyberdemocracy Most of the claims included under the label Americanization are mass media related. The media landscape reflected this by the appearance of Fox News Network three years after Hallin (1992) declared the passing of ‘high-modernity’ in American journalism as the overt and cynical subsumption of journalists to the philistines. McChesney and Hallin (2002) would disagree that a radical antagonism between the two ever existed and that the assertion by Thomas Jefferson that “if a

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news media of William Randolph Hearst and Henry Luce during the cold war because of his anticommunist preaching. Hearst sent a telegram to the editors of his newspapers that read: “Puff Graham”, while Luce put him in the cover of TIME in 1954. Graham started his alliance with Christian Conservatives during the Nixon administration, which developed into the Christian Coalition of America in 198, which was vital in the Bush-Cheney campaigns of 2000 y 2004. The Center for Religion, Ethics and Social Policy (CRESP) of Cornell University calls this “sacramental vision”, “Dominionism,” and its goal is to replace the U.S. Constitution. The organizations that are part of this movement are: the Christian Coalition, the Council for National Policy, the Eagle Forum, the Family Research Council, Focus on the Family, the Free Congress Foundation, the Heritage Foundation, the National Religious Broadcasters, the Ohio Restoration Project, and the Traditional Values Coalition. The shift to the right of the political spectrum is not an actual process, but a normative one on the part of many scholars who are PAN sympathizers. I received electronic messages from different scholars who claimed that the PRD should follow the ASDC political platform. The proposal partially invokes some half-baked version of Touraine or Laclau, in which the left is refounded on the basis of identity politics and new social movements as a substitute for classbased politics, ignoring issues of wealth distribution and labor relations. Identity politics should enrich and not substitute for the analysis of structural inequalities.

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society could have either media or government but not both, the sane choice for free people are media” was buried since the very rise of mass media in the United States, with all the federal subsidies through the postal system, governmental advertising and purchases for libraries. They add that the political economic transformation of the mediascape occurred in two stages: (1) global concentration of ownership from the mid-1980s to 2000, and (2) financial stabilization after the collapse of the high-tech stock bubble in 2000. This process included the still ongoing liberalization, deregulation and privatization of telecommunications that started with Reagan and Thatcher, and achieved a climax with the 1996 Telecommunications Reform Act. This process led to the dominance of nine global media giants: AOL-Time Warner, Disney, Bertelsmann, Viacom, Rupert Murdoch’s News Corporation, TCI, General Electric (owner of NBC), Sony (owner of Columbia and TriStar Pictures and major recording interests), and Seagram (owner of Universal film and music interests). The agenda for this mediascape is now replacing the agenda that the New York Times used to set when their headlines were wired to the rest of newspapers the day before. This resemantization in the new mediascape is best exemplified by Frank Luntz, who has the architect of the Bush administration’s fake town-hall meetings and an Orwellian language through documents like “Communicating the Principles of Prevention and Protection in the War on Terror”, “‘The 14 Words Never to Use’, and ‘The Eleven Steps to Effective Trade Communication”. The process is not at all blatant when it comes to the everyday activities of journalists. In an unpublished introduction to Animal Farm, Orwell wrote The sinister fact about literary censorship in England is that it is largely voluntary. Unpopular ideas can be silenced, and inconvenient facts kept dark, without any need for any official ban. …general tacit agreement that `it wouldn’t do’ to mention that particular fact… Anyone who challenges the prevailing orthodoxy finds himself silenced with surprising effectiveness (Chomsky, 1997, NA).

In México, Televisa and TV Azteca were the most cynically parti-


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san when covering and analyzing the election. The coverage in terms of tine might have been equal but the unbalanced selectivity of the imagery, sound bites and the framing of the stories were pro-Calderón and anti-AMLO (Andrés Manuel López Obrador). Political analysis programs like ‘Tercer Grado’ were even more biased than the news programs. Joaquín López Dóriga, the flagship anchor of Televisa was exposed years ago by Julio Scherer as one of the most expensive “chayoteros” (journalist who accepts bribes). Comedy programs like “El Privilegio de Mandar” were easy on Calderón and Fox, and caustic with AMLO. Televisa’s support was seen as a quid-pro-quo for the “Ley Televisa,” the equivalent of the 1996 US Telecomm Reform Act that allows further concentration of ownership in the broadcast industry, and for blocking the entry of Telemundo as a third network. The radio networks (Televisa, ACIR, Fórmula, etcetera) were also partisan with the exception of —believe it or not— Jacobo Zabludovsky, Ricardo Rocha, Radio Monitor and Carmen Aristegui, who tried to cover “both sides”. The print media ranged from the vitriolic Crónica (owned by Salinas de Gortari), the pro-business Reforma and Norte, the moderately conservative El Universal (except for its cartoonists), Milenio (which started as pro-AMLO when Federico Arreola had more weight and flipped when Carlos Marín became a pundit for Televisa), the PRIista Uno más Uno, and Excélsior. All these attacked AMLO to different degrees. The ones that supported AMLO were La Jornada and the weekly Proceso. The personalization of politics is nothing recent at all and did not even start with modernity. Leo Braudy (1997) points out that the first famous person was Alexander, who founded Alexandropolis when he was fifteen: “he wanted to win the battles of personal honor and family (…) a sculptor once suggested that Alexander commission him to carve Mt. Athos in Northern Greece into his likeness. But Alexander replied that the Caucasus Mountains, the Tanais River, and the Caspian Sea would be monuments enough” (37). The question of Americanism comes up again in Braudy’s discussion of visible fame in the early years of the Republic:

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The American mode, although it drew inspiration and techniques of representation (as well as paper, presses, and other material needs) from France, yet maintained its own uneasy distance from the ideological pressures of past examples of greatness and power. (…) The power of the visible spirit in America, therefore, absorbed a religious sanction instead of competing with it, as was often the case in both France and England. In the American public man, the solitary sanction of the desert saint and the man of destiny presented itself on the democratic stage. To be seen was to be free, to be heroic, to be American (pp. 451-453).

However, the quintessential celebrity politician would have to be Pim Fortuyn, even over the likes of Arnold Schwarzenegger, whose political person is shaped after the movie characters he played. Fortuyn was a Dutch millionaire who was running for the lower house of parliament and was gunned two weeks before the elections by an animal-rights activist. Fortuyn was: A former sociology professor and flamboyant homosexual, had meteorically risen in the polls to single handedly embarrass the self-satisfied politicians of the ‘purple’ Left-Liberal coalition by his unprecedented style of campy glamour, media flair, and brazen political extremism. (…) Suddenly politics in the Netherlands had turned into an exciting, ‘fun’ thing (…) consciously capitalized on his personality as a brand, radically blurring the boundaries between private life and public showtime (…) first mediacrat: the first politician who performed almost exclusively in an audiovisual culture, effortlessly coinciding with his televised image (Pels, 2003: 41-42).

Going against the quasi-consensus of lamenting that electoral politics are moving away from a rational model, Pels argues for “a stylish and style-conscious politics (…bridging) the divide between form and content, detail and essence, presentation and principle, sentiment and reason” (p. 47-48). He warns that this romantic proposal is as Janusfaced as the dialectic of the Enlightenment. Pels approach is shared by most of the contributors of Media and the Restyling of Politics that he co-edited with John Corner. As Pels himself acknowledges, the notion of ‘aesthetization of the political’ originated in Walter Benjamin’s review of a conservative anthology edited by Ernst Junger that celebrated the cult of struggle and war. Pels wars that this Janus-faced dialec-


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tic of Romanticism was behind the cultural revolutions of Hitler and Mussolini. Grossberg (2005) points out that the U.S. counterculture in the sixties also “rejected the Enlightenment and any principles of rationality and morality, embracing instead and impossible and selfdestructive relativism” (p. 215). The aesthetization falls under what could be called the “affective turn” of the political. Grossberg (2005) defines affect and his concept of mattering map:

The problem, according to Grossberg, is that politics has been reduced to affect. This aesthetization of politics is part of a larger phenomenon that includes the other neologization: the affective turn in politics. Affect has always been part but has never dominated so cynically and blatantly the political landscape as it does today. Grossberg was the main importer of Cultural Studies to the United States, however, his latest book quoted above, ranks number 258,157 in amazon.com sales—compared to #1,403 of Noam Chomsky’s Hegemony or Survival advertised by Hugo Chávez, Bill O’Reilly’s Cultural Warrior at #91 or Barack Obama’s Audacity of Hope at #7 and #1 in the New York Times— and was issued by a minor publisher. Stephen Colbert uncannily echoed the last line in the premiere of the “Colbert Report” on October 17, 2005. On the premiere show, he opened with the segment ‘The Word”:

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Affect describes emotions, moods, desires, volition, attention, caring. It is about the investments we make in the world. People define themselves affectively, by what matters to them, as much as they do ideologically, by the content of their beliefs. Affect is organized by what I call mattering maps, which identify where we belong in the world. (…) they contain different kinds and amounts of investments; investments change and can be relocated; and they can serve different functions. Just as one investment may enable others, so the fact that one-thing matters make it possible or impossible for another to matter. Mattering maps enable people to feel that they own the projects and possibilities and that they have some control over their lives and the world. (…) Contemporary struggles challenge old mattering maps and offer new ones. They attempt to change structures of identification, authority and belonging (p. 231-232).

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• I will speak to you in plain, simple English. And that brings us to tonight’s word: ‘truthiness’. Now I’m sure some of the ‘word police’, the ‘wordinistas’ over at Webster’s are gonna say, ‘hey, that’s not a word’. Well, anyone who knows me knows I’m no fan of dictionaries or reference books. • I don’t trust books. They’re all fact, no heart. And that’s exactly what’s pulling our country apart today. ‘Cause face it, folks; we are a divided nation. Not between Democrats and Republicans, or conservatives and liberals, or tops and bottoms. No, we are divided between those who think with their head, and those who know with their heart. • Consider Harriet Miers. If you ‘think’ about Harriet Miers, of course her nomination’s absurd. But the president didn’t say he ‘thought’ about his selection. He said this: (video clip of President Bush:) ‘I know her heart’. • Notice how he said nothing about her brain? He didn’t have to. He feels the truth about Harriet Miers. • And what about Iraq? If you think about it, maybe there are a few missing pieces to the rationale for war. But doesn’t taking Saddam out feel like the right thing? Truthiness is synonymous to the Orwellian Newspeak “bellyfeel: and was selected by the American Dialect Society as the 2005 Word of the Year, by the Merriam-Webster dictionary and the Global Language Monitor in 2006, and by The New York Times as one of nine words that captured the zeitgeist of 2005. This parody is a spin-off of the Daily Show with Jon Stewart and was critically acclaimed in the print media and networks. The Colbert Report was nominated for four Emmys, two Television Critics Association Awards, and two Satellite Awards. Stephen Colbert was named one of the 100 most influential people by Time, 2nd sexiest TV News anchor by Maxim Online, one of the sexiest man alive by People magazine and one of GQ Men of the Year in 2006. The Daily Show is a satire with high doses of sarcasm and irony and The Colbert Report turned it up a notch parodying neoconservative political pundits like Bill O’Reilly, Joe Scarborough,


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Sean Hannity and Geraldo Rivera. Daily Show’s Samantha Bee nailed Frank Luntz after parodying the town-hall meetings organized by the Bush Administration under the guidelines of Luntz. Bee asked Luntz to redefine “Drilling For Oil” (“Responsible Exploration For Energy”), “Logging” (“Healthy Forests”), and “Manipulation” (“Explanation and Education”). When offered the chance to redefine “Orwellian”, Luntz, remained silent. Since then, Luntz has been able to Orwellize Orwell in an NPR interview: “To be ‘Orwellian’ is to speak with absolute clarity, to be succinct, to explain what the event is, to talk about what triggers something happening…and to do so without any pejorative whatsoever”. He also quotes Orwell in the opening of his introduction to his recent book Words that Work: It’s not what you say, it’s what people hear, in an attempt to neutralize critiques of newspeak by appropriating the seminal figure. Daily Show viewers “have higher campaign knowledge than national news viewers and newspaper readers” (Young, 2004). Daily Show host Jon Stewart chastised CNN as a guest in Crossfire: “You have a responsibility to the public discourse and you fail miserably (…) you’re helping the politicians and the corporations (…) you’re part of their strategies”. Probably the most important contribution of the show, is that “from the start, The Daily Show challenges viewers to look for signs of fabrication, and it consistently spoofs the conventions of traditional journalism and the corporate control of media” ( Jenkins, 2006: 227). Colbert has daily guests ranging from politicians, to authors and show business people who play along with his media persona. Amidst the critical acclaim of both shows, some scholars and pundits lamented the extraordinarily high ratings, and that they are the main source of news for many young people. These are not the only ones with a similar profile. Al Franken’s show on Air America was shown on Sundance before and after the 2004 election, and Bill Maher has been a nomad and he currently has a round table-based show on HBO. The humor of these two is much more like traditional comedy, with Franken combining analysis and interviews with a touch of irony, along with sketches and impressions, and Maher doing more traditional stand-up comedy around the round tables. The meteoric ascent and collection

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of accolades of a parody, suggests that the mimetic distance that exists in comedy has been erased, and the boundaries between “real” news and “fake” news became irrelevant, in a large part due to the increased blurring by twenty years of infotainment. Also irrelevant is the difference between the “real” Colbert and the Report persona in an age where the self can be shaped and reshaped as part of a project. In México, Televisa’s Privilegio de Mandar was a also a parody that unlike Colbert, made a great effort to stress the mimetic nature of comedy, hence its distance from “reality”. Comedy is “an imitation of characters of a lower type, — not, however, in the full sense of the word bad, the Ludicrous being merely a subdivision of the ugly. (…) the comic mask is ugly and distorted, but does not simply imply pain” (Aristotle, 2005: 15). Distortion is a matter of degrees, and the distortion of López Obrador went to caustic extents, portraying him as scheming to deceive the different social actors, while Fox and Calderón were portrayed as well intentioned and the main fault being a lack of malice. The same treatment occurred in Televisa’s satire “Las mangas del chaleco” in López-Dóriga’s fridays edition of Noticiero. Hayden White pointed out how there tended to be a correspondence between genres, and modes of ideological implication, for which he uses Northrop Frye’s and Karl Mannheim’s typologies. Mode of Employment

Mechanicist

Radical

Romantic

Formist

Anarchist

Comic

Nóesis

Mode of ideological implication

Tragic

Satyric

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Mode of argumentation

Contextualist Organicist

Liberal

Conservative

Comedy tends to be conservative because society is assumed to be a big happy family, with no class struggle or structural conflicts related to gender, ethnicity or other dimensions. In the words of Aristotle: “…Comedy, where those who, in the piece, are the deadliest enemies (…) quit the stage as friends at the close, and no one slays or is slain” (p. 1453a). Privilegio de Mandar is a comedy with a tragic ending. The


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closing episode right after the election the Cantinflas character played by Carlos Espejel fustigates López Obrador for not providing the classical comedic ending and breaking the unity and harmony of the “Colonia”, which was used as an analogy to the country throughout the series. On the other hand, Colbert’s parody plays with “satire is militant irony: its moral norms are relatively clear, and it assumes standards against which the grotesque and absurd are measured” (Frye, 1957: 223). Colbert is also lampooning what is called Negamarketing by Valdez Zepeda and Huerta Franco (2006). This is associated with the polarization of politics and has been used much more effectively by the right with their “law and order” campaigns in the United States, Europe, and now in México. This is part of what Adorno called the authoritarian personality. The fear mongering that characterized the re-launch of Calderón’s campaign was euphemistically called “campaign of contrasts”. The “danger” theme was the central theme hammered by the PAN, the media and the Internet. The second phase was designed by Spanish Antonio Solá —who was recommended by José María Aznar— and US advisors Dick Morris and Rob Allyn that are direct political descendents of the late Lee Atwater, the so-called “Darth Vader of the Republican party”, who was the Sith master of Karl Rove. Pundits like George Stephanopoulos see California Governor Arnold Schwarzenegger as the crest of the coming new wave of centrism, and Grossberg (2005) points out that is the common sense of popular politics. However, neoconservatives find the middle of the road repugnant and strive on polarization, with “the substitution of a politics of the frontier for the possibilities of compromise or consensus (Grossberg, 2005: 229). Cyberdemocracy (Strikovsky, 2000) suggests that the Internet with the political websites, the blogosphere, and the viral dispersion of emails, videos and PowerPoint presentations, is replacing traditional media. It is not a question of replacement, substitution or competition, but remediation, that is, the refashioning of old media on the part of the new. In the 2004 and 2006 presidential campaigns in the United

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States and México respectively, were breakthroughs in this area. The Howard Dean campaign during the primaries was the most innovative with “smart mob”-style tactics, using meetup.com to launch rallies quickly, as well as what became common in the Bush and Kerry campaigns, and the Mexican elections: youtube.com, PowerPoint, blogs, photoshop doctoring, “viral” distribution, etcetera ( Jenkins, 2006). Around election day in México, senderodelpeje.com became the most visited website in Latin America. A research team from Universidad Iberoamericana led by Gabriela Warkentin monitored the Internet traffic and analyzed the content of viral videos for an intergovernmental agency. Henry Jenkins (2006), the archetypical scholar-fan and one of the handful of media theorists that have been hailed as the “new Marshall McLuhan” claims that political institutions are “reinventing themselves for an era of media convergence and collective intelligence” (p. 208). He argues that the new media have eroded the unquestioned authority of old media. Blogging, for example, is supposed “to create a more intimate, real-time relationship with supporters. They deployed “smart mob”-style tactics” (p. 210). Jenkins explicates the dialectics between the old and new media in the era of convergence:

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New ideas and alternative perspectives are more likely to emerge in the digital environment, but the mainstream media will be monitoring those channels looking for content to co-opt and circulate. Grassroots media channels depend on the shared frame of reference created by the traditional intermediaries; much of the most successful “viral” content of the Web critiques or spoofs mainstream media. Broadcasting provides the common culture, and the Web offers more localized channels for responding to that culture (p. 211).

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The difference between the two media were obvious in the way senderodelpeje.com fustigated the official media outlets of López Obrador for their solemnity and their failure to react quickly against PAN negative campaign. However, the political cyberspace is far from being a Habermasian public sphere, since the different parties have different access to organizational, financial, and technical resources to produce, distribute, hack, block and legitimate websites and messa-


1. In societies where modern conditions of production prevail, all of life presents itself as an immense accumulation of spectacles. Everything that was directly lived has moved away into a representation. 2. The images detached from every aspect of life fuse in a common stream in which the unity of this life can no longer be reestablished. Reality considered partially unfolds, in its own general unity, as a pseudo-world apart, an object of mere contemplation. The specialization of images of the world is completed in the world of the autonomous image, where the liar has lied to himself. The spectacle in general, as the concrete inversion of life, is the autonomous movement of the non-living. 3. The spectacle presents itself simultaneously as all of society, as part of society, and as instrument of unification. As a part of society it is specifically the sector which concentrates all gazing and all consciousness. Due to the very fact that this sector is separate, it is the common ground of the deceived gaze and of false consciousness, and the unification it achieves is nothing but an official language of generalized separation. 4. The spectacle is not a collection of images, but a social relation among people, mediated by images. 5. The spectacle cannot be understood as an abuse of the world of vision, as a product of the techniques of mass dissemination of

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ges. The political cyberspace can end up being an “echo chamber” to “get the mindset I want when I want it,” an option unavailable in the mainstream media ( Jenkins, 2006). José Carlos Lozano (2000) used the expression Spectacularization of Mexican Elections right after the PAN victory in 2000. He repeats basically the same arguments listed under Americanization: personalization, message simplification over meaningful dialogue, mediacracy, dramatization and normalization. However two features the centrality of the spectacle as a social relation and worldview of society and the issue of the fragmentation. Guy Debord’s (1967) opens his 221 bits about the Society of Spectacle with these seven ones:

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images. It is, rather, a Weltanschauung which has become actual, materially translated. It is a world vision that has become objectified. 6. The spectacle grasped in its totality is both the result and the project of the existing mode of production. It is not a supplement to the real world, an additional decoration. It is the heart of the unrealism of the real society. In all its specific forms, as information or propaganda, as advertisement or direct entertainment consumption, the spectacle is the present model of socially dominant life. It is the omnipresent affirmation of the choice already made in production and its corollary consumption. The spectacle’s form and content are identically the total justification of the existing system’s conditions and goals. The spectacle is also the permanent presence of this justification, since it occupies the main part of the time lived outside of modern production. 7. Separation is itself part of the unity of the world, of the global social praxis split up into reality and image. The social practice, which the autonomous spectacle confronts, is also the real totality that contains the spectacle. But the split within this totality mutilates it to the point of making the spectacle appear as its goal. The language of the spectacle consists of signs of the ruling production, which at the same time are the ultimate goal of this production. Debord’s not only is making a significant theoretical contribution, but also an important epistemological one. He’s looking at the spectacle as a social relation and as constitutive of society. Most analysts approach the different phenomena: Americanization, mediocracy, etcetera, as something that is happening to society, as something exogenous that is acting in a cause and effect relationship to change politics. When discussing political marketing, John Street (2003) argues that “Political marketing does not emerge simply from the ‘realities’ of modern politics, but rather it is a discourse that shapes or constitutes those realities” (p. 91). Street,


Where Schumpeter’s answer to the question ‘what is a politician?’ is someone who trades in votes (…) Falasca Zamponi’s answer is that a politician is an ‘artist’ and that the people are their ‘work of art’. (…) political reality is produced through narrative (…) these narratives are not simply expressions of a pre-existing world; they constitute that world: they produce power while representing it’ (p. 93).

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quotes Falasca Zamponi in response to the reduction of politics to marketing:

1) The aesthetization of politics. Pels (2003) mentioned this in his discussion of political style. It should be pointed out that the anesthetization of politics does not occur only in politics and its mediation but in the academic analysis of the phenomena. Many of the neologisms used in the literature reviewed here and this text itself are part of this anesthetization that falls under a broader affective turn. Terry Eagleton (2003) challenges the preoccupation of postmodern cultural studies with the body and consumption at the expense of production and geopolitical issues. 2) The linguistic turn in the social sciences. This preoccupation with discourse and narrative is not a is making inroads in Latin America but is not as prevalent as it is in the United States and Europe since the 1970s and 1980s, consolidating first in ethnography and historiography. This approach is part of a constuctivist approach, which is somewhere between the status of an emerging paradigm and normal science. However, this is not something radically new. Nietzsche wrote in 1873: What, then, is truth? A mobile army of metaphors, metonyms, and anthropomorphisms —in short, a sum of human relations which have been enhanced, transposed, and embellished poetically and rhetorically, and which after long use seem firm, canonical, and obligatory to a people: truths are

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In this quote, Street is bringing up three theoretical and epistemological issues:

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illusions about which one has forgotten that this is what they are; metaphors which are worn out and without sensuous power; coins which have lost their pictures and now matter only as metal, no longer as coins.

We could go even further back to William de Occam and the medieval nominalists, and even to Protagoras and the sophists. While liberals and radicals may struggle to pick the theoretical origins of the linguistic turn, conservatives embraced it practically and politically from Edward Bernays to Frank Luntz. 3) The inseparability of the different areas of everyday life. Gramsci already pointed that out in his discussion of Americanism and Fordism. Raymond Williams (1977), the central founder of British Cultural Studies, also pointed out the imbrication and impossible separation of base and superstructure. This is one of the main points of Debord, how the totality of life is presented in a fragmented spectacle: The spectacle originates in the loss of the unity of the world, and the gigantic expansion of the modern spectacle expresses the totality of this loss: the abstraction of all specific labor and the general abstraction of the entirety of production are perfectly rendered in the spectacle, whose mode of being concrete is precisely abstraction. In the spectacle, one part of the world represents itself to the world and is superior to it. The spectacle is nothing more than the common language of this separation. What binds the spectators together is no more than an irreversible relation at the very center, which maintains their isolation. The spectacle reunites the separate, but reunites it as separate.

That is, spectacle, the irrational, the affective, the aesthetic, mediation, etc., are not things that happen to politics, but constitutive of and constituted by politics. Raymond Williams (1974) criticized both the media effects approach and technological determinism: “the study of television’s effects has then to be seen as an ideology: a way of interpreting a general change through a displaced and abstracted cause” (p. 122). Williams denounces this operation as displacing the primary causes and limiting it to the study of “the symptoms of the operation of an otherwise unexamined


1. Vicente Fox. 2. The Right. 3. Business. 4. The nine board members of IFE. 5. The 913 thousand citizens that acted as voting station officers. 6. The 800 district council members. 7. The 970 thousand party representatives. 8. The 24 thousand national observers. 9. The 693 international observers. 10. Mass Media. 11. Foreign Presidents who congratulated the President Elect. 12. The computers. 13. The other political parties. 14. 27 million 34 thousand 972 voters, who decided not to support Mr. López Messages like this assume the separation as natural and their reunion possible only under the logic of a pre-Foucaldian view of centralized power. Even mainstream political science theories have concepts like articulation that preclude theological notions of power. The strawman argument also neglects the non-monolithic nature of many of the items, as was the case of some business organizations (Cana-

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agency” (p. 129). It was because of the neglect of the primary cause or unexamined agency and the separation of effects “at a tertiary level, as between competing and alternative factors” (p. 128) that the Federal Tribunal was able to declare that it was impossible to measure the effects of the campaigns by Fox, Sabritas, Televisa, the CCE and other organizations that articulated against López Obrador. Calderón followers reunited the separate only to make a straw figure that could be easily dismissed. The campaign also saw a blurring of boundaries between followers, journalists, and scholars, who produced or distributed virally videos, PowerPoint presentations, messages and antidotes to the above. A viral message received from a scholar-PAN follower creates one of those straw figures in a message titled: Members of the Compló. . .

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cintra, the Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios, and the Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa), national observers (Accion Ciudadana and Comité Conciudadano), and international observers (Global Exchange and the Woodrow Wilson Center). Messages like this and a post-election campaign by shadow PANistas emphasized the “citizens that acted as voting station officers”. The narrative by the mass media was that it was impossible to doubt the honesty and bona fide of plain citizens. Compare this narrative to the one the same media broadcasts before tax day, when common citizens are guilty until proven innocent. All the literature that uses a neologism to explain what’s happening to Mexican elections —including this text— are also spectacular: The critical concept of spectacle can undoubtedly also be vulgarized into a commonplace hollow formula of sociologic-political rhetoric to explain and abstractly denounce everything, and thus serve as a defense of the spectacular system. It is obvious that no idea can lead beyond the existing spectacle, but only beyond the existing ideas about the spectacle (Debord, 1967).

The concept of the spectacle is the foundation of Baudrillard’s (1988) notions of simulation, simulacra, and the hyperreal. Disneyland is a third-order simulation that “conceals the fact that it is the “real” country, all of “real” America, which is Disneyland (just as prisons are there to conceal the fact that it is the social in its entirety, in its banal omnipresence, which is carceral)”. The same way, the issue of the PAN and CCE spots featuring Hugo Chávez is not whether they were distorting Chávez or the parallels with López Obrador, but they “rejuvenate in reverse the fiction of the real” (Baudrillard, 1988) by presenting Mexican democracy as “real” compared to the “false” Venezuelan democracy. Furthermore, they rejuvenate the sanctity of the concept of democracy itself. As Badiou (1998) enucleates: “It is somehow prohibited not to be a democrat. Accordingly, it furthers that the human kind longs for democracy, and all subjectivity suspected of not being democratic is deemed pathological”.


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There will be several analyses in the next few months that will repeat some of the neologisms listed here or will create new ones. The epistemological position will be the same: some element seen as separate and external to the Mexican political system will be singled out as the cause of a substantial change. The political spectrum will continue to shrink and shift to the right but there will be an apparent abundance of political options, with the parties and individuals operating in that small chunk of the spectrum will mix and match political positions in different areas, with the modularity of Tweedle-dee and Tweedledum politics concealing the poverty of options. At the same time, the neoliberal policies will be even more “naturalized” and lead to further income inequalities that might strengthen the options situated outside the “legitimate” spectrum.

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Conclusions

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Key words:

hegemony, mass media, elections, democracy, information, television, Televisa project, big brother.

This article analyzes the National TV coverage of the 2006 Mexican elections. Also talks about the links between the two mean broadcast companies with the national hegemonic elites, either economics or political, depends on the historical moment. As well, realize a critical analysis based on theoretical studies over the social function of the Mass media, especially, about the omnipresence of TV in everyday life, that it seems that TV becomes a Big Brother (that) is watching us, in a new kind of Orwellian world.

El presente artículo analiza la manera en que la televisión mexicana cubrió el proceso electoral de 2006. Aborda también los vínculos de las dos principales empresas con las elites hegemónicas del país, ya sean éstas económicas o políticas, dependiendo la coyuntura histórica. A su vez, intenta desarrollar un análisis crítico basado en estudios teóricos sobre la función social de los medios, particularmente, de la omnipresencia de la televisión que pareciera erigirse en el Gran Hermano (que) te vigila, en una nueva especie de mundo orwelliano.


BIG BROTHERS: hegemonía mediática en el proceso electoral de 2006 Jorge Balderas Domíguez

PALABRAS Hegemonía, medios de comunicación, CLAVE: elecciones, democracia, información, televisión, cultura, proyecto Televisa.


Big brothers: hegemonía mediática en el proceso electoral de 2006

Pienso, en efecto, que la televisión, a través de los diferentes mecanismos que intento describir de forma sucinta […] pone en muy serio peligro las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho; creo incluso, al contrario de lo que piensan y lo que dicen, sin duda, con la mayor buena fe, los periodistas más conscientes de sus responsabilidades, que pone en un peligro no menor la vida política y la democracia

Pierre Bourdieu Sobre la televisión

El Big Brother orwelliano intenta controlar a una sociedad que apenas se resiste.

Del documental Teletiranía

Introducción

El

presente trabajo toma como punto de partida un texto que el antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla escribió, acerca del monopolio de la televisión privada mexicana encarnada en la figura de Televisa, hace exactamente veinte años. Al autor del México profundo, quien murió en 1991, no le tocó ver el nacimiento de TV Azteca2 y con ello, que no ocurriera lo que algunos sectores de la sociedad mexicana esperaban: una opción de competencia o alternativa televisiva, sino la emergencia y consolidación de un duopolio mediático. Este texto se apoya, en parte, en el prisma de las reflexiones gramscianas en torno a la categoría de hegemonía, para indagar en el

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En julio de 1993 la cadena Imevisión perteneciente al estado mexicano fue privatizada, convirtiéndose en TV Azteca. De acuerdo con Jesús Cantú (2007: 71) desde ese tiempo “todo parece indicar que […] en México renunciamos a la posibilidad de tener una cadena de televisión pública. Hoy, este asunto está ausente en el debate nacional”.


Para los fines de este trabajo el “proyecto Televisa” engloba a TV Azteca, de manera similar a como la llamada “Ley Televisa” subsume a TV Azteca. Dicha ley consiste en la controvertida reforma a la legislación en materia de medios audiovisuales y telecomunicaciones aprobada en abril de 2006 por el Senado, la cual fue considerada por los senadores Javier Corral y Manuel Bartlett como un “albazo”, que incluyó sobornos (Cantú, 2007). 4 La llamada transición política mexicana no fue un fenómeno aislado, en varios países latinoamericanos comenzó dicha transición, incluso de regímenes dictatoriales como Argentina y Chile (Yúdice, 2002). 5 De acuerdo con Robert Dahl (1991), la democracia sería una deontología, es decir, no existe un régimen democrático en el ámbito de lo real, sino que ésta es un modelo ideal, una aspiración constante. El autor menciona tres componentes de ésta: democracia política, democracia social, y democracia económica. En el caso de la transición mexicana operaría sólo en la esfera política, la democracia social aún es muy débil, y en la económica, en México, al igual que otros países latinoamericanos “la gran mayoría de la población sufre […] (por las) medidas que desaceleraron el crecimiento, lo cual agudizó a su vez el desempleo, bajó los salarios y redujo los gastos estatales en el sector social” (Yúdice, 2002: 121).

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“proyecto Televisa”3 como proyecto cultural sustitutivo dentro del ámbito nacional, tal como lo definió Bonfil Batalla. Además, agrega cómo TV Azteca lejos de convertirse en un proyecto mediático alternativo, amplió y complementó dicho modelo construyendo una hermandad mediática a toda prueba, y que en las pasadas elecciones presidenciales de 2006 se afianzó y consolidó dicha alianza. En el pasado año electoral el primer gobierno de alternancia ponía a prueba la solidez de la llamada transición4 mexicana del autoritarismo a la democracia,5 o mejor dicho —como bien lo señala George Yúdice (2002: 114)— a la política electoral sin la fiscalización del estado policial. El presente trabajo, constituye también un ejercicio académico que intenta conectar algunas reflexiones del pasado proceso electoral, con parte de la literatura “futurista” de George Orwell y Ray Bradbury. Paradójicamente, Televisa presentó algunos años atrás los llamados Reality shows en versiones “mexicanas” de emisiones extranjeras, siendo precisamente el primero de ellos el Big Brother, desatando una po-

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lémica en la “opinión pública”6 nacional. Cabe aclarar que dicho Big Brother, significó una distorsión y una versión caricaturizada ad hoc a las políticas de dicha empresa, contraria en muchos aspectos al enfoque crítico, analítico y, en cierto sentido, profético de la obra orwelliana. Comenzaré por explicar a grandes rasgos el contexto en que está planteada dicha problemática.

Antecedentes En la revista Nexos, número 100, del año 1986, Bonfil Batalla abrió la discusión con el artículo “La querella por la cultura”, en donde plantea que al interior del estado mexicano contemporáneo se está redefiniendo el proyecto de nación, las alternativas están contenidas en tres vías: a) La primera parte desde la revolución triunfante de 1917 y surge de la “necesidad” de formular un modelo cultural propio. Es el proyecto de la cultura nacional única, que parte del principio de nacionalizar la concepción elitista y cosmopolita de cultura e impulsar un programa alternativo a partir de formas y contenidos que se asumieran como neta y uniformemente mexicanos. “El proyecto corresponde a la concepción de México como nación en proceso de formación. La unidad nacional no se ha logrado y se ve amenazada por su diversidad (de lenguas, de culturas, de identidades étnicas y regionales). Una sola cultura debe ser meta de la revolución” (Bonfil, 1991: 163). Los gobiernos posrevolucionarios han impulsado el arte, la filosofía de lo mexicano y en términos más generales a través de la escuela, el

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Pierre Bourdieu afirma que “La opinión pública no existe”, para esto parte de tres supuestos que ponen en tela de juicio todo sondeo de opinión: a) todo mundo tiene una opinión, b) todas las opiniones tienen el mismo valor, c) al plantear la misma pregunta a todos, se parte de que hay un consenso sobre los problemas, ante esto señala: “Me parece que estos tres postulados implican toda una serie de distorsiones que se observan incluso cuando están satisfechas todas las condiciones del rigor metodológico en la recolección, y en los análisis de los datos” (Bourdieu, 1984: 239).


Estos proyectos sustitutivos tienen su origen histórico en la dominación colonial. La sociedad colonial fue culturalmente escindida entre colonizados y colonizadores: el contraste entre una cultura superior y otras inferiores justificaba el orden colonial. Por necesidad de diferencia, no podía instrumentarse un proyecto cultural sustitutivo para los pueblos colonizados, mas sí plantearse como racionalización de la colonización. Al asumir el poder el grupo criollo y mestizo tras consumarse la independencia, se delinea e intenta impulsar, por primera

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sistema político y la política agraria, los símbolos nacionales, la identidad de “lo nacional”, etcétera. Este proyecto, aunque desgastado en la actualidad, es sostenido por amplios grupos de población como el proyecto deseable. b) El otro proyecto en disputa, parte de concebir una realidad cultural plural en la que coexisten muy diversas colectividades cada una de ellas con su particular plano general de vida, expresada en un patrimonio cultural específico. “La idea central consiste en asumir que todos los mexicanos conforman un sistema social único que posee y decide sobre el acervo total de los recursos del país, en función de un plano general (una cultura) que todos comparten y que ordena y da sentido a la vida individual y colectiva” (Bonfil, 1991: 165). Este proyecto concibe a la cultura como un ejercicio permanente de creación, recreación e innovación de la herencia cultural que cada pueblo recibe; asimismo, piensa que el ser humano es portador y creador de cultura, no mero consumidor pasivo de bienes culturales. Esta última afirmación da pie para introducir lo que Bonfil Batalla llama los proyectos sustitutivos. c) El tercer proyecto lo denomina proyectos sustitutivos, que designa a aquellos que tienen en común, por encima de sus diferencias, la idea de que es necesario sustituir la cultura real de la mayoría de los mexicanos mediante la generalización de una diferente que le es ajena. “El cambio nunca se concibe como el desarrollo existente del país, sino como la adopción de modelos culturales extraños” (Bonfil, 1991: 160).

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vez un proyecto cultural sustitutivo. Ante la necesidad de plantear un proyecto cultural que uniformara a la nación, se partía de la idea de que la unidad nacional estaba ligada a la de progreso y exigía una cultura única y uniforme. ¿Cuál cultura podría tener el carácter de “nacional”? Evidentemente para el grupo criollo y mestizo dominante no podrían ser las culturas indias. Su opción fue la cultura europea; y fue una opción ineludible porque, en primer término, era su propia cultura, heredada de los colonizadores, y, en segundo lugar, porque su generalización justificaba la independencia y permitía articular el proyecto nacional: “ellos (los gachupines) se reservaban para sí mismos la cultura; nosotros (los mexicanos) la haremos común a todos” (Bonfil, 1991: 161). Se intenta, del mismo modo que en la colonia, ignorar o denigrar la cultura real de la mayoría de la población; y por ende, la asunción consecuente de la superioridad de la cultura occidental. Solo que aquí ya no se pretende mantener la diferencia, sino imponer a todos el modelo ajeno de la cultura occidental. Como ejemplo de proyecto cultural sustitutivo actual, Bonfil Batalla señaló al “proyecto televisa”, “para vincularlo directamente a su protagonista más conspicuo, aunque de ninguna manera el único. Es un proyecto que busca llevar hasta sus últimos extremos el modelo de la sociedad de consumo” (Bonfil, 1991: 162).

Hegemonía7 mediática en México Nada está atacando más a la familia, nada está atacando más a la educación, nada está poniendo más en riesgo a la democracia, que el mercantilismo del duopolio televisivo mexicano

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En este trabajo se manejará la noción de hegemonía, defendiendo cierto “purismo” gramsciano, “se trataría de una noción específicamente gramsciana, sin prehistoria política. Utilizada por Antonio Gramsci por primera vez en 1924. Se reconoce sin embargo, que el concepto es empleado por Lenin y se encuentra incluso en Stalin” (Buci-Glucksmann, 1978, 220). Por otra parte, el presente trabajo no deja de lado los estudios sobre la codificación, recodificación y la reconceptualización que las audiencias realizan con el mensaje mediático. Como señala Morley: “cuando miramos


En los años veinte del pasado siglo, aparece la primera radiodifusora en México y para los años cincuenta se da el surgimiento formal de la industria de la televisión. En nuestro país, como en otras partes del mundo, “las primeras empresas fuertes relacionadas con los medios electrónicos se fundaron sobre experiencias y capitales familiares ligados previamente al negocio de la radiodifusión y la prensa” (Cremoux, 1974, Arredondo y Sánchez, 1986, en González, 2003: 78). La relación que han guardado los grupos mediáticos con el estado mexicano ha sido muy estrecha desde sus inicios, esto, a la par de establecer vínculos coyunturales con las elites económicas y políticas nacionales. Como bien señala Jorge González “los así llamados medios, fundan su negocio en complacer y agradar a vastos sectores sociales con poder adquisitivo, o en vías de acceder a él, y por ello mismo se construyen como empresas en busca de ganancias” (González, 2003: 79). En ese sentido, los medios de comunicación masiva en México, desde sus inicios han estado ligados a los intereses de las clases hegemónicas. Para el politólogo italiano Antonio Gramsci (1974) la hegemonía es la conjunción del dominio y la dirección política y cultural que, al afirmarse, ejercen grupos y categorías sociales sobre el conjunto televisión [lo hacemos] como un proceso activo de decodificación o de interpretación, y no un simple proceso pasivo de ‘recepción’ o de ‘consumo’ de mensajes” (Morley, 1996: 112). Sin embargo, el presente trabajo da prioridad a los enfoques que analizan los impactos o efectos de los medios sobre los sectores “más vulnerables”, los que carecen de alternativas de información o de acceso al conocimiento. 8 Este fenómeno se encuentra en el Estado y en todos los espacios de la vida (Gramsci, 1974: 164). El poder cristaliza en las más variadas instituciones civiles y estatales. En esa dimensión, el poder es el espacio y el momento de tensión en el ejercicio de la dirección y el dominio del grupo dominante sobre el conjunto de la sociedad (Gramsci, 1974). Esta construcción hegemónica pretende crear una concepción de mundo, entendida como “el conjunto de normas, valores y formas de aprehender el mundo conscientes e inconscientes que elaboran culturalmente los grupos sociales” (Lagarde, 1990: 40).

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Teletiranía

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Del documental

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de la sociedad.8 Sin embargo, el proyecto mediático basa más su estrategia en el consenso que en la coerción (Eagleton, 1991). Ya que “la televisión se caracteriza por una cosa: entretiene, relaja y divierte” (Sartori, 1997: 69). Como bien lo señaló Herbert Marcuse en el texto El hombre unidimensional: Bajo estas circunstancias, nuestros medios de comunicación de masa tienen pocas dificultades para vender los intereses particulares como si fueran los de todos los hombres sensibles. Las necesidades políticas de la sociedad se convierten en necesidades y aspiraciones individuales […] La tecnología sirve para instituir formas de control social y cohesión social más efectivas y más agradables: La tendencia totalitaria de estos controles parece afirmarse a sí misma en otro sentido además: extendiendo a las zonas del mundo menos desarrolladas e incluso preindustriales y creando similitudes en el desarrollo del capitalismo… (Marcuse, 1968: 11-18)

En este sentido, George Yúdice, al analizar el papel de los medios en el contexto de la globalización, señala que no es necesariamente correcto caracterizar el capitalismo consumista como el imperialismo cultural de los Estado Unidos, “pues las grandes empresas mediáticas nacionales de la periferia como la mexicana Televisa o la brasileña Globo son tanto o más hábiles que Hollywood y la industria televisiva estadounidense en promover la ideología cultural del consumismo” (Yúdice, 2002: 113). De manera que, de acuerdo con Yúdice, los protagonistas de la globalización no son las nuevas tecnologías en sí mismas, sino las megaempresas globales, como Televisa y TV Azteca, de alguna manera, comienzan a serlo, “que han promovido la integración de economías, la desintegración de la política y desencadenado una ola proletarizante de los sectores medios y un profundo empobrecimiento de las capas bajas, mientras el sector privado continúa enriqueciéndose” (Yúdice, 2002: 113). De este modo, para participar en el negocio de la radio y la televisión, se requiere invertir cuantiosos recursos, no hay cabida para amateurs o empresarios no globales. “Su desenvolvimiento genera y requiere organizaciones profesionales verdaderamente complejas (Czarniwaska, 1992, en González, 2003: 79). En este sentido, la televisión nacional ha estado por una parte, ligada a los sectores que enarbolan el México imaginario,9 pretendiendo negar y erradicar al México


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profundo, y a la vez vinculada a los intereses ideológicos hegemónicos del capital global. De modo que la historia nacional de los últimos 500 años, es la historia del enfrentamiento permanente entre quienes pretenden encauzar al país en el proyecto de la civilización occidental y quienes resisten arraigados en formas de vida de estirpe americana (Bonfil, 1987). Así, la televisión mexicana cumple el rasgo que caracteriza a todas las modernas industrias culturales al “otorgar discrecionalmente visibilidad a ciertos agentes sociales (los políticos, las estrellas, los notables y los bonitos). Al hacer esta edición, envían a la sombra a otros grandes sectores de la sociedad” (González, 2003: 80).

Partiendo del hecho de que precisamente una de las transformaciones más importantes del siglo XX se deriva de la aparición en el mundo de estructuras socio-históricas especializadas en la edición organizacional y tecnológicamente mediada de la dimensión simbólica de la realidad. La televisión mexicana edita todos aquellos fragmentos 9

En su obra El México Profundo, una civilización negada Bonfil Batalla (1987) señaló la permanencia de una civilización que el colonialismo quiso dar por erradicada y sostuvo que existen simbólicamente dos Méxicos: Uno Profundo, que hunde sus raíces en una milenaria civilización, que le ha dado un rostro propio y un corazón verdadero al pueblo, de una manera definitiva e imborrable. Y que existe otro México, el Imaginario. Lo llama así, no porque no exista, sino porque su proyecto es imaginario, en tanto toma sus inspiraciones en lejanas tierras, con disímbolas culturas, todas ajenas a la propia.

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Resulta un caso interesante y no analizado en detalle, la forma en que los actuales medios electrónicos audiovisuales construyen la visibilidad social de los “pobres” culturales y sociales: en el mensaje mediático y publicitario contemporáneo, no se representa a la diversidad pluriétnica de México. Los negros, los indios, y los que se ven como ellos (los “feos”) los mestizos que tienen piel morena, baja estatura, vientre, caderas y busto abultados, pelo hirsuto negro, labios gruesos, ojos rasgados, cutis grasoso, gestualidad “sin clase”, maneras poco refinadas y una larga fila de etcéteras, sólo aparecen en la televisión para fines de burla o escarnio de su condición cómica, o bien como objeto de campañas de salud o de altruismo hechas para ellos. La inmensa mayoría de aquellos personajes a los que los medios electrónicos y la publicidad dotan de visibilidad pública son “bonitos”: rubios, ojos claros, esbeltos, limpios, elegantes, elocuentes y modernos (González, 2003: 107)

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y sectores de la realidad que no le interesan, los invisibiliza y los niega. “La comunicación tecnológicamente mediada se convirtió en el correr del siglo XX en el vector más importante del terreno simbólico, precisamente por su capacidad de pegar y despegar, unir y desunir complejos sistemas de signos…” (González, 2003: 77). Así la cultura nacional representada en los medios se definió como la lucha por el significado y la dotación de sentido a las imágenes. En esta disputa los medios construyeron una colonización cultural que “proyecta el ‘progreso’ como la búsqueda de posesiones materiales, la igualdad como una nivelación moral, y la libertad como el fundamento de un irresponsable placer perpetuo” (Hoggart, 1958, en Yúdice, 2002: 112). Por otra parte, en el aspecto político, el estado mexicano —como la mayoría de los latinoamericanos— se ha caracterizado por su autoritarismo y falta de democracia (Camou, 1998), ambas características han sido complementarias. Para el ejercicio del poder se han establecido una serie de alianzas y maniobras estratégicas. En este esquema, se mantuvo un régimen de partido único por más de 70 años, anclado en el corporativismo. A la vez, se estableció una relación sui generis del estado con los medios. El estado ha apoyado a los medios que no le resulten críticos de sus políticas, a cambio de prerrogativas, y los medios se ven beneficiados a su vez si siguen esa línea.10 El más beneficiado y alineado con esa política lo fue desde un principio Telesistema mexicano o Televisa, que se convirtió en una especie de vocero oficial durante el régimen priísta. Sin embargo, Televisa que en voz de su presidente Emilio Azcárraga Milmo llegó a definirse como soldado priísta, con la alternancia política y la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) al poder se adaptó a los nuevos tiempos y colores partidistas. El caso de TV Azteca no fue muy distinto, incluso su propietario se vio beneficiado del desmantelamiento de los bienes públicos del antiguo régimen —en este caso la televi-

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“Televisa ha logrado traducir toda su fuerza financiera y mediática en el poder político cuando más lo necesita […] La Ley Televisa, aprobada por el Senado sin cambios e ignorando la mayoría de propuestas de especialistas y legisladores —así como las críticas y la franca rebelión de medios públicos—, es un instrumento que el foxismo puede utilizar para reforzar a su candidato presidencial” (Villamil, 2006ª: 24, y Villamil, 2006b: 28).


Esta es la cobertura de ambas cadenas: “Televisa cuenta con cuatro cadenas nacionales y controla entre el 60 y el 70% de la audiencia, en tanto que TV Azteca tiene dos cadenas nacionales y alrededor de 30% de la audiencia” (Cantú, 2007: 70). “Entre ambas concentran el 96% de las concesiones en el país. Televisa controla 258 de las 455 estaciones televisivas en México, 68.5% de las audiencias (TV Azteca tuvo 28.3%). (Villamil, 2007: 68).

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a) En principio, este proyecto, tiende a generalizar un comportamiento social totalmente pasivo, hasta alcanzar una sociedad ideal en la que la producción cultural (de ideas, objetos, valores, sentimientos) estuviera en manos de empresas eficientes transnacionales), en tanto que el público (las clases subalternas, todos los demás) sólo consumieran la cultura fabricada. Esto sería la noción clásica de industria cultural: “productos culturales realizados por medios industriales dirigidos a una masa social” (Morin, 1965). b) Estos bienes culturales pueden ser diversos y procedentes de ambas empresas: revistas (Vértigo, TV y Novelas, Letras Libres [antes Vuelta]), “artistas” (Timbiriche, Magneto, Rebelde, “alumnos” de “La Academia”, etcétera), programas “culturales” o de opinión (México Nuevo Siglo, Zona Abierta, Tercer Grado, Entre tres, En contexto, Quinto poder, La entrevista con Sarmiento), y en su “fabricación” intervienen los productores creativos de las empresas. c) La representación que se hace de lo transnacional como lo ideal tiene que ver con el número de series y programas norteamericanos que se transmiten en los canales 11 y 7 de TV Azteca y 2, 4, 5, 9, así como las respectivas repetidoras a nivel nacional; o la copia de los esquemas de los mismos en “versión nacional”: Operación triunfo, La academia, Cien mexicanos dijeron, Big Brother, Bailando por un sueño, y una lista interminable de ejemplos. Ulf Hannerz

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sión— que realizaron los últimos gobiernos priístas de corte neoliberal, de tal manera que al llegar el PAN al poder, la televisora del Ajusco no tuvo problema de ajustarse a la nueva línea. A manera de síntesis describiré algunos de los rasgos del citado proyecto mediático,11 que por supuesto, incluye a ambas televisoras:

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denomina a esto como “imperialismo cultural”, que presupone que la uniformidad general humana, es el capitalismo occidental, representado además por el dumping cultural. El costo de llevar viejos westerns, telenovelas o películas pornográficas (por escoger ejemplos sólo tomados de la pantalla) hasta su lugar de entierro final en la periferia es tan bajo que, todo lo que se pueda sacar con ellos, es casi pura ganancia… (Hannerz, 1992: 96-98). “La transnacionalización de los medios, tan evidentes en las ofertas de Televisa, y el ethos consumista imperante contribuyeron también a los cambios de identidad cultural, sobre todo debido a la preferencia por las películas de Hollywood y otras importaciones audiovisuales” (García, 1995). d) Dentro de este proyecto lo único absoluto es el cambio: la transformación cultural es una incesante de nuevos productos, nuevas actitudes, modas, pensamientos, formas de hablar y de actuar (neolengua, diría Orwell), inducidas o impuestas por los medios. No interesa lo popular por lo auténtico, sino lo que genere popularidad (Margulis, 1986) es decir, lo que se convierta en mercancía y se pueda vender. Este proyecto basa más su estrategia en el consenso que en la coerción (Eagleton, 1991). Habría que destacar que el “proyecto Televisa-TV Azteca” coincide nítidamente con los postulados implícitos del modelo de desarrollo modernizador; ambos se refuerzan mutuamente. Es un proyecto en el que no tiene cabida ni el pluralismo ni la diferencia; por el contrario implica necesariamente la uniformidad cultural. Es decir, las pretensiones hegemónicas parten de grupos dominantes que pretenden imponer su ideología —visión de mundo, sistema de significados y valores— a las clases subalternas; desde “los años cincuenta los empresarios de los medios ‘decidieron’ confeccionarnos una ‘auto-imagen’ (heteroconstruida de modo vertical y sin prácticamente ninguna forma de oposición o réplica directa) menos ranchera, menos india, más adaptada al mundo moderno” (González, 2003: 80). Recuérdese la famosa frase de Emilio Azcárraga Milmo en una entrevista “Seamos realistas: la televisión mexicana hace programas para los jodidos, las


La silla presidencial se pone en venta cada sexenio y el precio se paga en las televisoras De documental Teletiranía— El papel cada vez más notorio que juega la televisión en la sociedad, así como el riesgo que esto implica, ha llamado la atención de diversos autores. Desde los estudios clásicos de los teóricos de la escuela de Frankfurt; los textos de McLuhan (1969) y Umberto Eco (1968); así como en trabajos más recientes de Pierre Bourdieu (1997) y Giovanni Sartori (1997). Incluso Karl Popper (1996) ha escrito que “una democracia no puede existir si no se controla la televisión” (citado en Sartori, 1997: 146). En el pasado proceso electoral en México se hizo evidente el poder que tiene la televisión mexicana. De hecho, se puede definir a ésta como la clara vencedora de la contienda, por lo menos en dos aspectos: 1) Por llevar la disputa electoral a la arena de la tele-pantalla, principalmente en la guerra de los spots en la larga precampaña y durante la campaña electoral misma, hecho que la convirtió en la ganadora de siete de cada diez pesos de la inversión en publicidad electoral de los partidos políticos.12 2) Por pactar la aprobación de la llamada “Ley Te-

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Es importante señalar que “Televisa y TV Azteca concentran 58% de la inversión publicitaria en medios” (Villamil, 2006: 7). Y que “los costos por promocional de 20 segundos en el canal 2 van desde 435 mil 500 pesos en el horario estelar, hasta 90 mil pesos en horario de menor audiencia (después de las 23 horas), según la tarifa comercial de marzo-junio de 2005” (Villamil, 2005, 40). El dispendio en los spots desde las precampañas de 2005 y toda la campaña de 2006 alcanzó niveles alarmantes, y sin fiscalización alguna. De acuerdo con Sartori (1997) lo anterior sería una muestra del reinado del imperio de la video-política: política espectáculo, dirigida al homovidens.

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La cobertura de las elecciones de 2006 por la televisión mexicana

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clases altas tienen acceso a otras opciones”.

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levisa”13 que brinda amplios poderes a los empresarios mediáticos privados en detrimento de los medios públicos. Las elecciones presidenciales de 2006 demostraron en cierta medida que “los tele-empresarios ponen las reglas y la sociedad tele-controlada acata” (Mendoza, 2005). La televisión se erigió como un Big Brother. “Policía del pensamiento, la tiranía sutil de lo entretenido y lo banal que se va imponiendo, y que tal vez anuncia el nuevo totalitarismo del siglo XXI” (Mendoza, 2005). En el anterior régimen el papel de los medios de comunicación en las elecciones, en particular de la televisión, había sido un tema polémico. En la cobertura mediática de los procesos electorales, de la llamada transición política nacional, se habló de la necesidad de una cobertura imparcial y equilibrada, regulada incluso, por el Instituto Federal Electoral (IFE). Lo anterior, pretendiendo que se diera un alejamiento de las condiciones prevalecientes en el llamado régimen de partido de estado, en donde, incluso los órganos electorales eran controlados por el partido en el gobierno. Al estado de cosas anterior, le siguió un proceso de ciudadanización logrado con la creación del IFE dirigido por José Woldenberg, en donde personalidades de distintos campos hacían las veces de consejeros ciudadanos como: Miguel Ángel Granados Chapa, Santiago Creel, Jorge Alcocer, entre otros. Debido a ello, se suponía, en el dicho de algunos “analistas” mediáticos, y por ende en diversos sectores sociales, que en el gobierno de la alternancia el papel de los medios electrónicos arribaba a una etapa de cierto profesiona-

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Un antecedente de la aprobación a esta ley, fue la reunión de la clase política nacional con funcionarios de dicha empresa en una f iesta privada, al que incluyó algunos candidatos presidenciales. Dicho evento lo publicó la revista Proceso núm. 1534. En dicho evento, Bernardo Gómez, ejecutivo de la empresa, al f inalizar el concierto de la cantante Shakira degolló a un gallo para demostrar lo que le podía pasar a quien no se alineara con la política de la empresa. Manuel Bartlett lo recordó en su intervención en la tribuna de la Cámara de Senadores: “¿es posible pensar que esta minuta no es un instrumento de Televisa? Por favor, después de haber oído lo que nos espetaron López Dóriga y Alatorre… nos estábamos muriendo de miedo, no fuera que nos fueran a degollar como al famoso gallo” (Villamil, 2006b: 29).


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Gramsci habla de intelectual “orgánico” para diferenciarlo del intelectual tradicional. Pone como ejemplo en la sociedad feudal “la categoría de los eclesiásticos [que] puede considerarse como la categoría intelectual orgánicamente vinculada a la aristocracia de la tierra […] Puede observarse que los intelectuales “orgánicos” [son] producidos por cada nueva clase al constituirse ella misma en su progresivo desarrollo […] Los intelectuales son los “gestores” del grupo dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, o sea: del consentimiento “espontáneo”, dado por las grandes masas de la población a la orientación impresa a la vida social por el grupo dominante fundamental, consentimiento que nace “históricamente” del prestigio (y, por tanto, de la confianza) que el grupo dominante obtiene de su posición” (Gramsci, 1970: 388-396).

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lismo e imparcialidad, que de alguna manera garantizaría una elección presidencial en el año 2006, más o menos tersa. Sin embargo, en la visión de cierta prensa escrita independiente (La Jornada, Proceso) así como en el sector académico nacional, el escepticismo se mantuvo con respecto al papel de los medios, particularmente de la televisión. Algunos signos se comenzaron a ver en la sustitución en programas televisivos llamados de “análisis”, de los intelectuales orgánicos14 asociados al antiguo régimen, por otro grupo más ligado y afín a los colores e ideología del PAN, los cuales mayormente procedían de universidades, centros educativos y de investigación privados. De acuerdo con la producción independiente del documental Teletiranía realizado por Carlos Mendoza (2005) del Canal 6, la alineación política de ambas televisoras en este sexenio, se dio con el caso del asesinato de conductor de TV Azteca, Paco Stanley. En este ejemplo, un ajuste de cuentas en relación a las redes de corrupción y distribución de drogas al interior de la citada empresa y la vinculación de conductor con el cartel de Amado Carrillo, fue transformado en el inicio de una crítica, a partir de entonces sistemática, al gobierno de la Ciudad de México (de extracción perredista). Así, horas después del hecho violento, iniciaron los incesantes llamados de los conductores de casi todos lo programas y de ambas televisoras, a “exigir” la renuncia inmediata del jefe de gobierno del Distrito Federal, aludiendo a la “falta de seguridad”. Señalaba Jorge Garralda, conductor de TV Azteca: “si

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no puede con su trabajo, que renuncie” (en Mendoza, 2005). A partir de entonces, esa fue la relación de ambos medios con el gobierno de oposición del Distrito Federal. Ya en el año de 2005, otra prueba de afinidad mediática lo constituyó en proceso de desafuero del entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México: Andrés Manuel López Obrador15, con índices de aprobación de su gestión, superiores a los del presidente de la República, y candidato puntero en las distintas encuestas a la presidencia de la República. Ante este tema, nuevamente los conductores de ambas televisoras, incluso de programas de entretenimiento como Hoy de Televisa o Tempranito de TV Azteca, se pronunciaban a favor del “cumplimiento y aplicación de la ley” y acerca del respeto al “estado de derecho”. Todo esto acompañado por spots en ambas empresas respaldando los anteriores argumentos. En pleno año electoral, antes del proceso y durante el prolongado periodo poselectoral, el papel de la televisión privada mexicana fue cobrando cada vez más relevancia. En primer lugar, por la cantidad de spots16 en donde políticos en precampaña, y posteriormente ya en la campaña, utilizaron este medio como campo de batalla mediática. Fue en este marco, donde inició y se consolidó la llamada “guerra sucia”, teniendo como participantes además de los principales partidos Proceso que concluyó con la desactivación por medio de un mensaje presidencial televisado en cadena nacional el 27 de abril de 2005. Algunos analistas consideran que influyó entre múltiples factores (como la llamada marcha del silencio contra el desafuero) la manifestación de un estudiante oaxaqueño que con cartel en mano definió a Fox como “traidor a la democracia”. Al confrontarlo Fox, el 26 de abril, la revista Proceso reprodujo el siguiente diálogo: - ¿Por qué piensas que soy un traidor a la democracia? … – No nos hagamos tontos señor [...] por el asunto del desafuero. - ¿Crees que yo planeé el desafuero? - Sí, es obvio (Matías, 2005: 12). 16 “El secreto de los spots radica en la posibilidad de aprovechar los productos telegénicos más importantes: masificación, unidireccionalidad, brevedad, espectacularidad, predominio de la imagen, elaboración de frases de identificación o slóganes, producción de una realidad virtual que se conecta con las fantasías y las aspiraciones simbólicas del televidente” (Villamil, 2005: 36).

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Es importante señalar, que particularmente la línea de este programa, fue atacar a uno de los candidatos, al candidato que siempre fue tema. Nunca hubo realmente una “discusión” sólo matices de una misma posición, más sí posees, en particular de algunos participantes. Gramsci señala al respecto: “El tipo tradicional y vulgarizado del intelectual es el ofrecido por el literato, el filósofo, el artista. Por eso los periodistas, se consideran literatos, filósofos y artistas, se consideran también como los ‘verdaderos’ intelectuales” (Gramsci, 1970: 392).

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políticos, la ilegal participación del consejo empresarial mexicano y del llamado Dr. Simi: Víctor González Torres. Por otra parte, fue importante el papel que tuvieron los llamados programas de “análisis u opinión”, que a la par de la cobertura informativa en los distintos noticieros, delinearon el posicionamiento político de ambas empresas. Por el lado de Televisa, destacan los programas Openheimer presenta, Zona abierta, Contrapunto y la creación del foro de “discusión” llamado Tercer grado, en donde los participantes eran los periodistas presentadores de las diversas barras informativas estelares de la empresa: Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Denisse Maerker, Víctor Trujillo, Adela Micha, Carlos Loret de Mola, además el director de Milenio Diario Carlos Marín.17 En TV Azteca, los programas de opinión que abordaron el proceso electoral fueron Entre tres, En contexto, Quinto poder, La entrevista y en menor medida Reporte trece. Algo que llamó la atención de los programas de ambas empresas, fue la casi total uniformidad de criterios en el abordaje de la temática, salvo contadas excepciones, todos asumían un posicionamiento político muy similar, así como la comúnmente característica de uniformidad de los invitados. De tal forma, que cuando el invitado al programa no estaba alineado políticamente, el programa se volvía ríspido, de confrontación y en no pocas ocasiones los conductores arrebataban deliberadamente la palabra a invitados o cortaban ideas.

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Análisis En el pasado proceso electoral, retomando la metáfora orwelliana, fue notorio cómo la televisión mexicana se erigió en una especie de Gran Hermano. Y diversos sectores sociales, participaron de una polarización social, ya fuera tomando partido o intentando mantenerse al margen. En esta dinámica se oponían visiones de mundo ligadas a posiciones partidistas o clasistas. Buena parte de la sociedad presenció en las pantallas de televisión una especie de analogía de lo que George Orwell denominó en su novela los Dos Minutos de Odio. El impacto de las representaciones mediáticas fueron llevadas a los distintos ámbitos de la vida cotidiana: el hogar, la escuela, el transporte público, el trabajo, los cafés, etcétera. Como siempre, apareció en la pantalla el rostro de […] el Enemigo del Pueblo (un privilegio para México). El público emitía fuertes y nutridos silbidos. La mujer de pelo arenoso lanzó un chillido en el que se mezclaba el terror y repugnancia (podías perder tu empleo, incluso perder tu casa) […] Las características de los Dos Minutos de Odio variaban cada día, pero jamás Goldstein (Obrador) dejaba de ser protagonista. Encarnaba el traídos por antonomasia (“aliado” de Hugo Chávez)… Antes que el odio hubiera alcanzado los treinta segundos, el grueso de los espectadores lanzaba furibundas exclamaciones de rabia […] el miedo y la ira, se disparaban automáticamente. Era él (el) objeto de odio más intenso… (Orwell, 2002: 19-20) [textos de cursivas míos]

Raymond Williams al analizar la obra de Orwell señala: “En 1984 el mismo punto resulta claro y ahora los términos son directos. Los odiados políticos están en el poder, mientras que la ciega masa de ‘proles’ persevera a su propia manera, protegida por su misma estupidez” (Williams, 2001: 243). Esa parecería ser la orientación de los mensajes de la guerra de los spots encabezada por el PAN, que representó la parte visible en la telepantalla. En Internet se llevaba a cabo una paralela, con un enfoque más abiertamente de confrontación clasista o racista, se puede sintetizar con el siguiente “chiste”:


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Pregunta: “¿Sabes por qué al Peje le dicen el Wiskas?. Respuesta: “Porque es el favorito de nueve de cada diez gatas”. A la par, se presentó una campaña de llamadas telefónicas a domicilios particulares. Realizadas, muchas de ellas desde oficinas de gobierno, con el supuesto interés de “levantar” una encuesta, los que decían ser encuestadores imparciales terminaban en una franca propaganda a favor del partido oficial o en el caso contrario, advirtiendo de los peligros de votar por López Obrador. Es difícil saber la dimensión de dicha campaña, pero entre los colegas universitarios, o pláticas cotidianas en diversos círculos, varias personas afirmaron el haber recibido dichas llamadas. Por otro lado, los efectos de la pantalla en los sectores de población que no tienen otras fuentes de información, son difíciles de analizar, en parte por lo que señala Sartori:

En el anterior proceso electoral la televisión mexicana se volvió omnipresente, marcó la pauta de lo que se debía cubrir, debatir e incluso les reclamó a quienes no quisieran utilizar ese medio para la propaganda y publicidad política. Sartori nos dice: Para empezar, la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral, ya sea en la elección de los candidatos, bien en su modo de plantear la batalla electoral, o en la forma de ayudar a vencer al vencedor, además, la televisión condiciona o puede condicionar, fuertemente el gobierno, es decir, las decisiones del gobierno: lo que un gobierno puede y no puede hacer, o decidir lo que va a hacer (Sartori, 1997: 70).

Dado que el modelo de la presencia en los medios de la contienda electoral mexicana, ha sido basado en buena medida en el norteamericano, particularmente el de los debates, es importante señalar que en Estados Unidos “cuatro de cada cinco americanos declaran que votan en función de lo que aprenden ante la pantalla […] la televisión influye

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Con la televisión, la autoridad es la visión en sí misma, es la autoridad de la imagen. Lo esencial es que el ojo cree en lo que ve; y, por tanto, la autoridad cognitiva en la que más se cree es lo que se ve. Lo que se ve parece “real” lo que implica que parece verdadero (Sartori, 1997: 76)

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más cuanto menor son las fuerzas contrarias en juego, y especialmente cuanto más débil es el periódico, o cuanto más débil es la canalización de la opinión pública [como es el caso de la sociedad mexicana]”. (Sartori, 1997: 110).

Telepantalla mexicana: El Ministerio de la Verdad (Miniver) Hay un ser que nos teme, alguien que quiere escondernos Tiene óptica cuadrada y vomita engaño, desconecta tu razón Amarilla está su sangre, reprimido su corazón Él, te rompe los sentidos milenarios, es un foco de infección Yo no sé cómo es que ríe, es el comunicador… Caifanes

Las elecciones de 2006 generaron gran expectativa, en parte, porque se ponía a prueba el primer gobierno de la alternancia.18 Además, éstas arrancaron de manera anticipada, porque el presidente Fox dio el banderazo a las precampañas tres años antes de la contienda. De este modo, para los inicios del año electoral, las dos cadenas televisoras fueron diseñando su estrategia de cobertura, partiendo de su experiencia en los antecedentes del desafuero a uno de los candidatos. La televisión mexicana había dado clara muestra de su posicionamiento respecto a los contendientes, por lo que se podía leer entre líneas, cuál sería su papel, así como su “análisis” y “reflexión” de la realidad política, en este apartado, nos tocará analizar sociológicamente ¿a qué intereses responde la televisión?, así como tratar de ubicar su papel social. Pierre Bourdieu (1997) realizó un interesante análisis crítico Sobre la televisión, paradójicamente a través de una serie de programas

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La relación del gobierno de Fox con las televisoras había sido definida “en junio de 2001, a unos meses de su arribo a Los Pinos. Vicente Fox pactó con Emilio Azcárraga Jean y Bernardo Gómez, directivos de Televisa, cerrarle el paso a una tercera cadena televisiva nacional, a cambio de que lo trataran bien en los noticiarios […] sobre todo en los nocturnos […] los de la mañana no le importaban mucho, sino los de la noche, en Televisa y en TV Azteca, es decir, Joaquín López Dóriga y Javier Alatorre” ( Jáquez, 2007: 26-31).


Y esta censura no opera sólo sobre los invitados, también sobre los periodistas que contribuyen a imponerla. Detrás de ella en la época actual, está la gran precariedad del empleo, con un ejército industrial de reserva de aspirantes a ingresar en las profesiones relacionadas con la radio y la televisión. Lo que opera sobre los invitados y periodistas como una forma consciente o inconsciente de autocensura, sin que hagan falta las llamadas al orden, que generalmente serán bajo el argumento de que “el público no entenderá lo que usted dice” (Bourdieu, 1997). En el contexto nacional, Jorge González considera a la enseñanza en las escuelas de comunicación, como espacios de formación para: 19

Es claro, que difícilmente alguno de los aludidos, se reconocería como tal, ya “que se presentan ellos mismos como autónomos e independientes del grupo social dominante” (Gramsci, 1970: 390). Gramsci señala cómo opera esta definición de lo “orgánico” en el siguiente ejemplo: “Pero obsérvese que si el Papa y la alta jerarquía de la Iglesia se creen más vinculados a Cristo y a los apóstoles que a los senadores Agnelli y Benni, no puede decirse lo mismo de Gentile y Croce” (Gramsci, 1970: 390-391), Giovanni Gentile y Benedetto Croce fueron dos intelectuales hegelianos italianos definidos inicialmente como liberales, posteriormente se convirtieron en el ejemplo gramsciano de “orgánicos”, al vincularse directamente como ideólogos del régimen fascista. Aunque por ejemplo, Croce seguía sintiéndose más intensamente vinculado con Platón y Aristóteles que con Mussolini.

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… he afirmado al empezar que el acceso a la televisión tiene como contrapartida una formidable censura, una pérdida de autonomía que está ligada, entre otras cosas, a que el tema es impuesto, a que las condiciones de la comunicación son impuestas y, sobre todo, a que la limitación del tiempo impone al discurso tantas cortapisas que resulta poco probable que pueda decirse algo (Bourdieu, 1997: 19)

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de la televisión francesa. En ellos, desarrolla ideas sobre el papel que juegan los programas llamados de “análisis” o de “debate” en los cuales aparecen invitados, en ocasiones intelectuales, escritores y académicos. Dichos programas son conducidos generalmente por periodistas o intelectuales “orgánicos”.19 El sociólogo francés comenta en la pequeña pantalla, la paradoja de que “en general, no se puede decir gran cosa en ella”, lo explica de la siguiente manera:

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Manipuladores profesionales del sentido, los “periodistas”, han estudiado la comunicación con la propia deformación de su oficio: dotar discrecionalmente de visibilidad/mediada a los actores sociales o a los eventos, los conceptos y las agendas de investigación. Con ello se han ido formando versiones simplistas, mutiladas y unidimensionales de una realidad cada vez más y más compleja y móvil (González, 2003: 78)

Por otra parte, de acuerdo con Bourdieu, en la televisión se presenta un anti-intelectualismo20 inherente a este medio, el autor no pretende la abstención de utilizarla como medio de expresión, sólo que, en el contexto de apertura y desarrollo democrático de la sociedad francesa, manifiesta que “es importante hablar en televisión, pero en determinadas condiciones [itálicas en el original] (Bourdieu, 1997: 15). Estas condiciones diferentes serían: en primer lugar que el tiempo no esté limitado; en segundo lugar que el tema no sea impuesto; en tercer lugar, que no halla nadie como en los programas normales y corrientes, para llamar al orden. Regresando al contexto nacional, dado la debilidad de las instituciones de la “joven democracia mexicana”, el papel de las televisoras se magnifica, de tal manera que se dificulta cambiar las reglas de juego, diseñadas por ellas mismas. Otro papel que jugó la televisión mexicana de ambos consorcios, fue el convertirse en la arena principal de debate político, particularmente en la guerra de los spots, desde las precampañas, pero particularmente en la última fase de la contienda, denominada la “guerra sucia”.

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Inherente, a este medio más no exclusivo. Ray Bradbury (1996) critica en su novela Fahrenheit 451 (el título hace referencia a la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde) a “la caza de brujas” del senador Joseph McCarthy, la censura de los libros en Estados Unidos y en el régimen nazi, con una parodia de bomberos que se dedican a quemar libros. Dicho argumento parece coincidir, con la agenda política en expansión de la derecha internacional, reforzada después de los acontecimientos del 11 de septiembre, en la triada Bush, Blair, Aznar, éste último no casualmente de visita en México para apoyar al candidato del partido gobernante. Rossana Reguillo (2005: 12) plantea la necesidad de oponer a este antintelectualismo “el compromiso con el pensamiento crítico y sostener –a veces a contravía- la necesidad de los espacios de reflexividad”.


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En ese caso, los periodistas de televisión, así como los conductores de programas de “opinión” no dejaron de apelar a la defensa de la “libertad de expresión”, teniendo como aguerridos defensores de este argumento a personajes como Joaquín López Dóriga, Víctor Trujillo, Leo Zuckerman o Jaime Sánchez Susarrey. El PAN contrató a publicistas españoles y norteamericanos para esta guerra de spots, de la cual sobresalieron particularmente los que calificaban como un “peligro para México” a la figura del candidato de la Alianza por el Bien de Todos. También impactaron los spots pagados por el empresariado mexicano y Cehlíder que asociaban la figura de López Obrador con la del presidente venezolano Hugo Chávez, así como la relación del posible estallido de la violencia con las imágenes de armas y la asociación con la credencial electoral. Por parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en respuesta, los más impactantes fueron el de “la firma” del Fobaproa por Felipe Calderón, y el del “cuñado incómodo”. Los spots del PAN fueron retirados del aire por ser “calumnias y ofensas personales” y los del empresariado y Cehlíder fueron calificados como ilegales por el Tribunal Federal Electoral. Otro aspecto importante del debate político nacional en el espacio televisivo, fue la lógica de la premura del tiempo —a la que se ciñen tanto los comentaristas, los periodistas y los intelectuales conductores de programas—, ya que la televisión reclama un fast thinking. Los invitados son presas del tiempo y son acotados en sus temas. “Y uno de los mayores problemas que plantea la televisión es el de las relaciones entre el pensamiento y la velocidad. ¿Se puede pensar atenazado por la velocidad? ¿Acaso la televisión, al conceder la palabra a pensadores supuestamente capaces de pensar a toda velocidad no se está condenando a no contar más que con fast thinkers...? […] Hay que preguntarse, en efecto, […] cómo consiguen pensar en unas condiciones en las que nadie es capaz de hacerlo” (Bourdieu, 1997: 39). Amparados en el pretendido “rating”, fuerzan a los invitados, a una simplificación de los argumentos y las categorías académicas, obligan a un “lenguaje” que “llegue a todo el público”. Al respecto del lenguaje filosófico, Gramsci señala que todo lenguaje para ser preciso, tiene su vocabulario propio. “Para ser fáciles habríamos tenido que desnatura-

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lizar y empobrecer una discusión que se refería a conceptos de mayor importancia, a la sustancia más íntima y preciosa de nuestro espíritu. Hacer eso no es ser fáciles: es ser tramposos […] Un concepto difícil en sí mismo no puede dar en fácil por la expresión sin convertirse en torpe caricatura” (Gramsci, 1970: 42). En este sentido, el propósito de la televisión es informar, e información no es conocimiento. “Por sí misma, la información no lleva a comprender las cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas” (Sartori, 1997: 83). Y dentro de ello, aún se pueden distinguir otras dos funciones inherentes a la televisión: subinformar y desinformar. Siguiendo a Sartori, nos dice que: Por subinformación entiendo una información totalmente insuficiente que empobrece demasiado la noticia que da, o bien el hecho de no informar, la pura y simple eliminación de nueve de cada diez noticias existentes, por tanto subinformación significa reducir en exceso. Por desinformación entiendo una distorsión de la información: dar noticias falseadas que inducen al engaño al que las escucha. Nótese que no he dicho que la manipulación que distorsiona una noticia sea deliberada; con frecuencia refleja una deformación profesional, lo cual la hace menos culpable, pero también más peligrosa (Sartori, 1997: 84).

Fue crucial para la cobertura de las elecciones el papel que jugaron tanto en Televisa como en TV Azteca los programas llamados de análisis u opinión. Durante el pasado sexenio fue notoria la creciente presencia en la televisión mexicana de intelectuales cercanos a la línea política del nuevo partido en el poder, ligados la mayoría de ellos, a las universidades privadas como el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) o el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) o algunos intelectuales “reciclados” del anterior régimen, o hijos herederos de la clase política. Así, nombres como Jesús Silva Herzog-Márquez, Leo Zuckerman, Federico Reyes Heroles, Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, Pablo Hiriart, Jaime Sánchez Susarrey, hacían las veces de anfitriones de invitados ad hoc a su línea de pensamiento, o en el caso contrario, de inquisidores de las voces independientes —fueran éstas de Lorenzo Meyer, Ilán Semo, Arnaldo Córdova— o incluso pretendían arrebatar la palabra, callar las voces


…al estudiantillo que sabe un poco de latín y de historia, el abogadillo que ha conseguido arrancar una licenciatura a la desidia y a la irresponsabilidad de los profesores, creerán que son distintos y superiores incluso al mejor obrero especializado, el cual cumple una tarea bien precisa e indispensable y vale en su actividad cien veces más que esos otros en las suyas. Pero eso no es cultura, sino pedantería; no es inteligencia sino intelecto, y es justo reaccionar contra ello.

Así, el papel que cumplieron dichos programas de “opinión y análisis” fue el de “informar” así como normar criterios, a más del noventa por ciento de la televisión abierta de México. Particularmente estaban orientados a: …un sector muy importante de la población que no lee ningún peritico, que está atado de pies y manos a la televisión como fuente única de informaciones.21 La 21

Jenaro Villamil (2005: 37) en su análisis de la administración Fox en relación a los medios, nos habla de: “La tesis del ‘círculo verde’, conformado por la mayoría de los ciudadanos, que se impone al ‘círculo rojo’ –la minoría de críticos, analistas, columnistas y lectores de periódicos”.

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o mofarse directamente con sonrisas burlonas, cuando los invitados eran voceros o candidatos de la llamada Alianza por el Bien de Todos, como sucedió con Claudia Sheinbaum, Carlos Navarrete, Ricardo Monreal o el mismo López Obrador. El politólogo italiano Antonio Gramsci, al analizar el papel de la cultura y el intelectualismo, que él denomina a este último como pedante y árido, señala que ésta es una de las características del intelectual orgánico como poseedor de un saber enciclopédico “gente que se cree superior al resto de la humanidad […] que ha amontonado en la memoria cierta cantidad de datos y fechas que desgrana en cada ocasión para levantar una barrera entre sí mismo y los demás. Sólo sirve para producir ese intelectualismo cansino e incoloro […] que ha dado a luz una entera caterva de fantasiosos presuntuosos (Gramsci, 1970: 15). Bourdieu señalaría que dichas personas parten de un capital cultural heredado, además del capital social definido en relaciones sociales con las elites, sin dejar de lado, como punto de partida el capital económico, que les permitió en su paso por la escuela:

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televisión posee una especie de monopolio de hecho —aún mayor en México— sobre la formación de las mentes de esa parte nada desdeñable de la población (Bourdieu, 1997: 23)

Y es que el propósito principal de la televisión es cultivar al homo ludens. Después de haber “formado” a los niños en esa orientación, continua influenciando a los adultos, para a éstos, por medio de la “información”. La televisión informa “por medio de la ‘opinión’ que es doxa, no es epistéme, no es saber y ciencia; es simplemente un ‘parecer’ una opinión subjetiva para la cual no se requiere una prueba […] la democracia representativa no se caracteriza por un gobierno del saber sino como un gobierno de la opinión…” (Sartori, 1997: 73-74). La videocracia está fabricando una opinión sólidamente heterodirigida que aparentemente refuerza, pero que en sustancia vacía, la democracia como gobierno de opinión. Porque la televisión se exhibe como portavoz de una opinión pública que en realidad es el eco de regreso de la propia voz […] Y es falso que la televisión se limite a reflejar los cambios que se están produciendo en la sociedad y en su cultura. En realidad, la televisión refleja los cambios que promueve e inspira a largo plazo (Sartori, 1997: 76). Sin dejar de lado que la televisión mexicana, a su programación tradicional (compuesta por telenovelas, programas de “entretenimiento”, de concursos, series) ha incluido en los últimos años los llamados reality shows, en donde se exacerba el voyeurismo de los temas que por su propia naturaleza no tocan nada importante. Los programas de “chismes” del mundo de la farándula como La oreja, Ventaneando o Con todo, que al privilegiar tales sucesos “y llenar ese espacio de vacuidad, de nada o casi nada” (Bourdieu, 1997: 23), ocultan mostrando: …Ocurre que el tiempo es un producto que va extremadamente escaso en la televisión. Y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan fútiles son en realidad muy importantes, en la medida que ocultan cosas valiosas […] se dejan de lado las noticias pertinentes que debería conocer el ciudadano […] Lo cual hace que se establezca una división, en materia de información, entre quienes pueden leer los diarios llamados serios, […] tienen acceso a los periódicos internacionales, […] y quienes en el otro extremo, no cuentan con


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Así, mientras ocurrieron cosas tan trascendentales como el Fobaproa, o los casos de corrupción del nuevo gobierno, particularmente el de los hijos de la ex primera dama, los televidentes estaban interesados en las distintas versiones del Big Brother. “El caos nacional es un reality show, y la televisión el ojo omnipresente que lo avisora” (Mendoza, 2005). Cuando se llevaba a cabo lo del desafuero y la aprobación “al vapor” en el congreso de la llamada “Ley Televisa” estaban las “noticias” de Niurka y Bobby Larios, por eso no fue de extrañar que en lo más álgido del la crisis poselectoral se diera una cobertura extensa a los “náufragos del muelle de San Blas”. De esta manera, la televisión oculta mostrando: Lo hace cuando muestra algo distinto de lo que tendría que mostrar si hiciera lo que se supone que se ha de hacer, es decir, informar, y también cuando muestra lo que debe, pero de tal forma que hace que pase inadvertido o que parezca insignificante, o lo elabora de tal modo que toma un sentido que no corresponde en absoluto a la realidad (Bourdieu, 1997: 24)

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más bagaje político que la información suministrada por la televisión, es decir, prácticamente nada… (Bourdieu, 1997: 22-23)

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Conclusiones En las elecciones presidenciales de 2006, se abrió una caja de Pandora, con el discurso de uno de los candidatos acerca de darle prioridad a los sectores subalternos: a los pobres, indios y mestizos. Precisamente los mismos sectores sociales que la televisión mexicana edita, niega y evita darles visibilidad. Desde la perspectiva de los medios, estos representan a la naquiza, son los nacos: ¡El verdadero peligro para México! Lo contrario a los intereses del México imaginario, al sector privado que se asume como “moderno”, abierto y vanguardista. Esos “otros”, la alteridad marginal, al intentar hacerse visibles, reafirmaron las razones que justifica, desde el punto de vista de las elites, su necesaria exclusión. A su vez, los medios asumieron su consciente vocación clasista y racista. En ese sentido, se aliaron con la clase hegemónica nacional y cerraron filas: eso era una guerra y en ella todo valía. Lo anterior, coincidió con que el gobierno de Washington, iba a dejar atrás su apatía respecto a lo que sucedía en las elecciones latinoamericanas, el giro a la izquierda debía ser contenido. En Perú se logró revertir el ascenso de un candidato izquierdista, para ello fue clave la participación de los medios para desacreditarlo, ligándolo al presidente venezolano Hugo Chávez. Ahora tocaba el turno a México. La llamada video-política, que en las elecciones presidenciales del 2002, apenas se delineaba, en el pasado proceso electoral instauró en definitiva su reino. “Actualmente, el pueblo soberano “opina” sobre todo en función en como la televisión le induce a opinar. Y en el hecho de conducir la opinión, el poder de la imagen se coloca en el centro de todos los procesos de la política contemporánea” (Sartori, 1997: 70). Sólo así se explica la apabullante e incisiva sucesión de imágenes en el televisor de contenidos políticos, durante al año electoral e incluso antes y después. Fueran éstas de partidos, organismos privados o de instituciones estatales, como el IFE, que saturó el espacio mediático después de las elecciones, con su lema: “con credibilidad y confianza, vive la democracia”, probablemente por ser uno de los organismos más cuestionados entorno a los criterios de imparcialidad, transparencia y equidad. Por otra parte, fue notorio el derroche de recursos públicos en un país pobre, y de recursos privados de origen “dudoso” según la


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Giovanni Sartori tiene una visión crítica y escéptica sobre los sondeos, considera que “la mayoría de las opiniones recogidas por los sondeos es: a) débil (no expresa opiniones intensas, es decir, sentidas profundamente); b) volátil (puede cambiar en pocos días); c) inventada en ese momento para decir algo (si se responde ‘no sé’ se puede quedar mal ante los demás); y sobre todo d) produce un efecto reflectante, un rebote de lo que sostienen los medios de comunicación […] Los sondeos no son instrumentos de demo-poder –un instrumento que revela la vox populli- sino sobre todo una expresión de poder de los medios de comunicación sobre el pueblo; y su influencia bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias, o bien lleva a tomar decisiones equivocadas sostenidas por simples ‘rumores’, por opiniones débiles, deformadas, manipuladas e incluso desinformadas. En definitiva, por opiniones ciegas” (Sartori, 1997: 77-78).

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opinión pública. Relacionando esto con la descripción de los vínculos de los tele-empresarios mexicanos y los sectores hegemónicos aquí descritos, se aclara dicho carácter dudoso. El poder e influencia de la televisión mexicana en el pasado proceso electoral fue más que notorio. Incluso muchos televidentes apagaron sus aparatos por la saturación de información política, o por la saciedad en la repetición de spots, en donde abiertamente se calumniaba, difamaba y mentía. “Esa es una de las características de la televisión, puede mentir y falsear la verdad como cualquier otro medio de comunicación. La diferencia es que la ‘fuerza de la veracidad’ inherente a la imagen hace la mentira más eficaz y, por tanto, más peligrosa” (Sartori, 1997: 103). Las resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación evidenciaron lagunas legales, parcialidad y juicios subjetivos sobre las irregularidades. Demostraron también que la impunidad que rebasa en México el noventa por ciento de los delitos comunes, también se aplica para los delitos electorales. Que se puede violar la ley sin castigo, “pero sólo un poco”, como señalaron los magistrados. Por otra parte, la mayoría del electorado no tuvo alternativas informativas y la televisión se convirtió en su única fuente. En ese sentido, la función de los programas de “análisis” como Quinto Grado o En contraste, a la par de la cobertura editada los noticieros informativos, al parecer cumplieron su objetivo. En este sentido, la puntual presentación de los sondeos22 de opinión, en donde los candidatos incrementaban

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su puntaje por la asistencia a un debate, o en caso contrario bajaban su puntaje por “errores mediáticos”, evidenció que el mejor resultado de campaña era tener presencia y llevar buena relación con los medios. Sartori (1997), en el contexto italiano, señala que son muchos los que piensan que tres o cuatro millones de los electores son tele-guiados, en México podría ser igual la cantidad o incluso mayor. Algo que también mostró el proceso electoral, aunque de alguna manera ya estaba delineado previamente, es que en la televisión las autoridades cognitivas se convierten en divos del cine, mujeres hermosas, cantantes, futbolistas, etcétera (Sartori, 1997). Así, el candidato presidencial del PAN se hacía rodear en spots y en actos de campaña por figuras artísticas o del deporte, e incluso éstos participaban en promocionales partidistas. O que también se puede hacer proselitismo abierto en sus programas, como el caso de la telenovela de más rating de Televisa La fea más bella, en donde se promocionaba la figura del candidato oficial. Partiendo de esta lectura, Sartori señala que “a cada incremento de demo-poder debería corresponderle un incremento de demo-saber. De otro modo la democracia se convierte en un sistema de gobierno en el que son los más incompetentes los que deciden…” (Sartori, 1997: 128). Cerraría este trabajo compartiendo el análisis que realiza Ghita Ionescu sobre el papel de la televisión en relación con la política:

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El hecho de que la información y la educación política estén en manos de la televisión […] representa serios problemas para la democracia. En lugar de disfrutar de una democracia directa, el demos está dirigido por los medios de comunicación (Ionescu, 1993:234).

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This work analyzes the paper of the electoral surveys in the recent presidential fight from a perspective that emphasizes its double dimension: like instruments of the political marketing research and electoral prognosis. In the first case, which interests is to identify the use of the same ones in the implementation of the communicational strategies of the majority candidates; and in the second, to evaluate its predictive value with respect to the results derived from the voting emitted in the electoral day. Key words:

electoral surveys; political marketing, elections Palabras clave:

encuestas electorales, mercadotecnia política, elecciones Este trabajo analiza el papel de las encuestas electorales en la reciente contienda presidencial desde una perspectiva que destaca su doble dimensión: como instrumentos de la mercadotecnia política y como pronóstico electoral. En el primer caso, lo que interesa es identificar el uso de las mismas en la implementación de las estrategias comunicacionales de los candidatos mayoritarios; y en el segundo, evaluar su valor predictivo respecto a los resultados derivados de la votación emitida en la jornada electoral.


Encuestas y elecciones presidenciales de 2006: instrumento de investigación mercadotécnica y/o vaticinio electoral Francisco de Jesús Aceves González


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Introducción

Si

existe alguna coincidencia entre un sector importante de los estudiosos de los fenómenos políticos respecto al papel que desempeñan las encuestas en las contiendas electorales, es que se han convertido en un componente indispensable para el desarrollo de las mismas y un referente esencial de su tránsito hacia formas de competencia más democráticas. Consideradas tradicionalmente como un mero instrumento de medición de las opiniones que determinado grupo social expresaba sobre algún tema o asunto, las encuestas han pasado a constituirse en un componente fundamental en el proceso de la comunicación política, caracterizado por la interacción entre los actores políticos, los medios de comunicación de masas y la opinión pública (Wolton, 1992). En este proceso las encuestas se han convertido en el conducto mediante el cual las opiniones individuales suministran los elementos que configuran el perfil, necesariamente complejo y diversificado, del fenómeno de la opinión pública, es decir, son la expresión visible de ésta. Ahora bien, en el contexto de las contiendas electorales, que en los países democráticos constituyen el evento estelar de la comunicación política, las encuestas electorales expresan y visibilizan las opiniones, percepciones y preferencias de los electores acerca de los diversos candidatos. Son estos instrumentos, también denominados sondeos, los que conjuntamente con la publicidad política constituyen el soporte de la mercadotecnia política (Maarek, 1997). Su irrupción en los procesos electorales ha trastocado las estrategias tradicionales de comunicación que privilegiaban el contacto cara a cara y la argumentación ideológica, las cuales han sido sustituidas por el uso intensivo de los mensajes mediáticos y la personalización de la oferta política en la figura del candidato. Este modelo de comercialización política (Achache, 1992) que se ha impuesto, ha convertido a las encuestas y la publicidad política en los instrumentos fundamentales para el diseño de la estrategia de las campañas electorales. Pero, además, las encuestas electorales, en tanto instrumentos de la demoscopia, suministran información precisa de la conformación de las


Las encuestas en el arranque de la sucesión presidencial En el proceso electoral las encuestas sobre la contienda presidencial arrancaron con extrema anticipación. En los primeros meses de 2003, a mitad del sexenio, justo en el momento en que supuestamente la gestión presidencial debería encontrarse en su punto de mayor fortaleza,

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preferencias hacia los diversos candidatos, así como de la definición de la intención del voto por el electorado. Son pues, el “pulso” de la contienda electoral, pero también las que vaticinan el resultado electoral. En el caso mexicano, resulta innegable la consolidación del modelo mercadotécnico de comunicación política a lo largo de las contiendas electorales enmarcadas en el proceso de alternancia, desde su embrionaria aparición en las elecciones de 1988 hasta su mayoría de edad alcanzada en 2000 (Trejo Delarbre, 1995; Hernández, 2002). Sin embargo, a pesar de la creciente importancia adquirida en los sucesivos procesos, nunca como ahora, las encuestas preelectorales se habían convertido en el elemento central de la elección presidencial. En efecto, a mitad del sexenio los medios marcaron el inicio de la carrera por la sucesión presidencial mediante la publicación de sondeos sobre las preferencias ciudadanas hacia los aspirantes presidenciales, desde entonces, las encuestas electorales no han dejado de incidir en los diversos ámbitos que configuran la esfera política, contaminando —por decirlo así— no sólo la dinámica institucional en que interactúan los actores políticos, sino principalmente sus decisiones. Empero, su centralidad adquiere mayor relevancia en el proceso electoral, debido a que los resultados de las encuestas se encuentran indisolublemente vinculados con el anuncio del candidato vencedor. Es entonces, desde esta doble perspectiva del carácter de las encuestas —instrumento mercadológico y vaticinio del resultado electoral—, que se analiza el papel de la reciente contienda presidencial. En el primer caso, lo que interesa es identificar el uso de las mismas en la implementación de las estrategias comunicacionales de los candidatos mayoritarios; y en la segunda parte, evaluar su valor predictivo respecto a los resultados derivados de la votación emitida en la jornada electoral.

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los medios establecieron el asunto de la sucesión presidencial como un elemento destacado en la agenda noticiosa. Mediante la publicación de sondeos preelectorales, los medios desataron, con excesiva anticipación, la carrera por la sucesión. Ciertamente, esta relevancia que los medios otorgaron al asunto no respondía solamente a su dimensión noticiosa, sino que habría que ubicarla en el contexto de un entorno político caracterizado por, al menos, tres elementos. Primero, las declaraciones de diversos actores políticos, en los albores de 2003, que a solicitud expresa de los medios externaban sus deseos de convertirse en candidatos y entrar a la contienda por la silla presidencial en 2006, entre los cuales se encontraba en un lugar destacado la esposa del presidente Vicente Fox. En segundo lugar, la visibilidad pública obtenida por Andrés Manuel López Obrador, entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, a quien los medios mencionaban como aspirante a la Presidencia y cuya gestión obtenía los más altos niveles de aceptación en contraste con la declinación de los índices de aprobación del presidente Fox. Y, finalmente, el clima político en que se realizaba el proceso electoral para la renovación del Congreso, al que diversos analistas caracterizaron como un referéndum a la gestión del presidente Fox, misma que recibió un severo voto de castigo por parte del electorado, que se tradujo para Acción Nacional en una considerable pérdida de escaños en la Cámara de Diputados.

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Las encuestas en las estrategias de campaña

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En el caso de las estrategias de campaña el papel de las encuestas se encuentra determinado por el uso que se hace de ellas. Este uso se manifiesta principalmente en dos formas: como instrumento de información para definir la estrategia de campaña del candidato y —específicamente de sus resultados— como argumento propagandístico para la persuasión del electorado. En el primer caso, la información suministrada por las encuestas sirve para la definición de las acciones a realizar, de acuerdo con los resultados que arrojan en los diversos aspectos que intervienen en la campaña (imagen del candidato, percepción del mensaje, efectividad


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de la publicidad política, incidencia en los diferentes estratos del electorado, etcétera). Se trata pues, del uso específico que caracteriza la adopción de la mercadotecnia política como estrategia de campaña. En el segundo caso, los resultados de la encuesta, particularmente el referido a la intención del voto del elector, se convierten en recurso central del discurso publicitario del candidato, para sustentar la posición que ocupa en la contienda electoral respecto a sus adversarios. A diferencia de anteriores procesos electorales, en la contienda actual las encuestas formaron parte, de una u otra forma, de las estrategias de campaña de los principales contendientes. Sin embargo, su utilización estuvo determinada por el tipo de estrategia específica que realizó cada equipo de campaña.

A diferencia de sus opositores, resulta indudable que en el caso del candidato de la Coalición Por el Bien de Todos (CPBT) que conformaban los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia, el que tomó en sus manos y definió los criterios y decisiones fundamentales sobre el desarrollo de su campaña fue el propio Andrés Manuel López Obrador. Su “equipo de campaña” con el que se reunía semanalmente funcionaba más como un consejo de “asesores” que como el “war room” que caracteriza las campañas ancladas en la mercadotecnia política. Este equipo se integraba por los responsables de las Redes de Campaña, la mayoría de ellos ex militantes priístas (Manuel Camacho, Socorro Díaz, Ricardo Monreal, Agustín Ortiz Pinchetti), el periodista Federico Arreola, responsable de finanzas, que eventualmente fungió como vocero no oficial; y el senador Jesús Ortega, que se desempeño como coordinador. Alrededor de este grupo gravitaban Leonel Cota Montaño y Martí Batres, presidentes del PRD a nivel nacional y en el Distrito Federal, respectivamente, así como diversos asesores y colaboradores cercanos a López Obrador desde los tiempos del desafuero. Además, el PRD contrató a la empresa de Ana Cristina Covarrubias para la realización de sondeos electorales a lo largo de la campaña.

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AMLO: la estrategia (arcaica y obsoleta) soy yo

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Montado en una estrategia en la que predominaban los lineamientos de las campañas políticas de corte tradicional, el candidato de la CPBT desarrolló su actividad proselitista —a lo largo de la contienda— mediante una intensa campaña a “ras de tierra”, “por abajo”, en la que privilegiaba los mítines políticos. Renuente al uso de los spots televisivos, con el argumento de que el alto costo lo obligaría a solicitar o aceptar apoyo de particulares, situación que pondría en entredicho su independencia —“no quiero llegar con las manos atadas”—, el candidato de la CPBT circunscribió su campaña en la arena mediática a la difusión limitada de un pequeño número de spots promocionales, así como a la emisión del programa televisivo “La otra versión”, que se transmite diariamente por el canal 7 de Televisión Azteca de las 6 a las 6:30 de la mañana. Sólo ya avanzado el proceso, y como acción reactiva a los ataques producto de la publicidad negativa que en su contra enderezaron los candidatos del PRI y del PAN, particularmente la guerra sucia contenida en los spots que eufemísticamente el equipo de Felipe Calderón denominó como de “contraste”, el candidato de la Coalición accedió a recurrir a la publicidad comercial, y durante el último mes utilizó la publicidad negativa para denunciar la complicidad de su adversario panista en la firma del Fobaproa y el otorgamiento de contratos millonarios a su cuñado Hildebrando Zavala, durante su gestión como secretario de Energía. El plan de campaña, al que se ajustó estrictamente, se redujo a un esquema bastante simple. Dos días a la semana —lunes y martes— el candidato aparecía en su programa televisivo y el resto del día lo destinaba a realizar acciones de carácter privado de su campaña. Los demás días los dedicaba a recorrer el país por la vía terrestre y realizar mítines y visitas a pie de carretera en diversas poblaciones. Remiso a presentarse en otro tipo de foros rechazó diversas invitaciones de organizaciones empresariales y privadas —El pacto de Chapultepec, la Asociación de banqueros, México unido contra la delincuencia—, así como de instituciones y organismos estudiantiles. Empero, la más relevante fue su negativa a participar en el primer debate televisado sostenido por los candidatos el 25 de abril. Desde el inicio de la contienda y en las sucesivas coyunturas de la


Calderón: todo con el marketing y la guerra sucia En contraste con esta posición, el candidato del PAN se ajustó estrictamente su campaña a las premisas establecidas en los manuales de mercadotecnia política. Su uso como instrumento central para la definición de sus estrategias de campaña se hizo manifiesto tanto en la conformación de su equipo cercano como en la definición precisa de las fases en las que fue desarrollado. Ubicado en la tercera posición al inicio oficial de las campañas, al candidato panista solamente le quedaba la opción de diseñar un plan

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misma, el candidato mantuvo su intención de realizar una campaña en franca oposición a aquellas que se ajustan a los supuestos mercadológicos, que privilegian el uso de la publicidad política y el espacio mediático por encima de las concentraciones populares. Incluso cuando utilizó este tipo de publicidad, se justificaba diciendo que se había visto “obligado” a hacerlo. En consonancia con este menosprecio hacia las herramientas del marketing político, el uso de las encuestas y sus resultados no jugaron un papel significativo en la definición de sus estrategias de campaña, sino solamente hasta la fase final, cuando se apreciaron modificaciones sustanciales en el plano de la estrategia, especialmente mediante el incremento de los spots publicitarios y la presencia mediática de AMLO. Por otra parte, las encuestas desempeñaron un papel importante como recurso propagandístico. En este aspecto, el discurso del candidato perredista transitó desde su utilización para confirmar su carácter de puntero indiscutible de la contienda, durante los primeros meses del proceso electoral, hasta la descalificación de las mismas y la acusación de su uso faccioso por parte del candidato panista cuando los resultados dejaron de favorecerlo. En conclusión, tanto frente a las encuestas como a los recursos de la mercadotecnia el candidato de la CPBT, Andrés Manuel López Obrador, asumió una posición arcaica y obsoleta, que insistió en negar la importancia del papel fundamental que los medios masivos juegan en la conformación del espacio público en general y la comunicación política en particular.

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que le permitiera remontarse a la segunda posición y colocarse en situación de disputarle al perredista el primer sitio en las preferencias electorales. De entrada se advierte que para el diseño de tal plan las encuestas y otros métodos de indagación de la opinión electoral se convirtieron en la herramienta fundamental. Un hecho que confirma esta aseveración fue la decisión del equipo panista de introducir modificaciones drásticas en la estrategia de campaña a cuarenta días de iniciada, al percibir que no “levantaba”. Asumiendo la distancia de hasta 10 puntos porcentuales que lo separaban del puntero, el equipo panista sustituyó su lema de “Valor y pasión por México” por el de “Para que vivamos mejor”, redefinió el tono de la campaña como una “verdadera guerra”, reparó sus deterioradas relaciones con la dirigencia del partido, en particular con el presidente Manuel Espino, pero principalmente centró sus baterías discursivas en el despliegue de una ofensiva publicitaria contra el candidato de la Coalición Por el Bien de Todos. Estas modificaciones se tradujeron básicamente en dos hechos. El primero, la recomposición del equipo de campaña, transformado en un “war room” mediante el establecimiento de una coordinación conjunta integrada por Josefina Vázquez Mota en lo relativo a las cuestiones políticas y Juan Camilo Mouriño, responsable del aspecto operativo. Con la salida de Francisco Ortiz, cerebro publicitario de la campaña de Fox en 2000, por acusaciones de enriquecimiento inexplicable, la responsabilidad de la imagen del candidato y su publicidad política, fue asumida por el consultor extranjero Antonio Solá, con el auxilio del consultor norteamericano Dick Morris. Además de los citados, en la conformación del war room panista se destacan Juan Molinar Horcasitas y Germán Martínez, este último representante ante el IFE; el foxista Eduardo Sojo y el ex priísta Florencio Salazar. El segundo hecho consistió en el arranque de una intensa campaña de publicidad negativa enfocada contra el candidato de la CPBT, inspirada por Dick Morris, que se tradujo en la confección de varios spots en los que descalificaban sus acciones como jefe de Gobierno y, aprovechando el “cállese chachalaca” espetado al presidente Fox por López Obrador, lo vincularon con el presidente de Venezuela, Hugo


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Chávez, calificándolo de ser autoritario y constituir “un peligro para México”. Habría que precisar que dicha campaña se encontraba inscrita en el contexto de una ofensiva más amplia contra AMLO en la que participaban en forma destacada el presidente Fox y miembros de su gabinete. Respecto al uso propagandístico de las encuestas, la estrategia panista las ha convertido en el recurso central de su discurso publicitario. Así, sus resultados han servido para evidenciar el camino ascendente de su candidato en las preferencias electorales, ya posicionándolo en el segundo sitio, ya señalándolo como triunfador en el debate de abril, ya rebasando a López Obrador y colocándolo a la cabeza en la intención del voto. Asimismo, ante lo cerrado de la contienda en los días previos a la elección, el equipo panista difundió un spot en el que con base en los resultados de las encuestas, señalaba que Roberto Madrazo había quedado fuera de la contienda y solicitaba el “voto útil” de los priístas para derrotar a López Obrador.

Producto de un proceso caracterizado por ríspidas confrontaciones, el ascenso de Roberto Madrazo a la candidatura del PRI dejó tras de sí un camino sembrado de cadáveres. En el contexto de un partido profundamente dividido, el candidato conformó su equipo de campaña mediante un mecanismo que le permitía el control de su partido. Designó a Mariano Palacios Alcocer, presidente del PRI, como su coordinador de campaña y junto a él, como “generales”, al diputado Manlio Fabio Beltrones, al senador Enrique Jackson y al dirigente nacional del PVEM, Jorge Emilio González. Además, incorporó a los ex gobernadores Fernando Moreno Peña, en la coordinación de giras y Joaquín Hendricks, en la coordinación de invitados especiales, así como a César Augusto Santiago, que asumió la coordinación de la estructura territorial. Por su parte, Rosario Green, secretaria del partido, fungió como su representante personal ante la comisión que organizó los debates. A diferencia de las campañas de sus principales adversarios en las que se percibe la existencia de una estrategia, en el caso de Roberto

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Madrazo: el candidato soy yo (digan lo que digan las encuestas)

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Madrazo, candidato de la Alianza por México (PRI-PVEM), no se advierte por parte de su equipo de campaña la definición de una estrategia central; por el contrario, el desarrollo de la misma obedeció, al parecer, a la concurrencia de un conjunto de iniciativas diversificadas y actividades contradictorias, en las que predominaba un alto nivel de improvisación. Calificada a unos días de su arranque, por el vocero mismo de Madrazo como “desorden bien organizado”, la campaña transcurrió en forma caótica. En efecto, los bandazos que se apreciaban tanto en su discurso como en las estrategias fueron la tónica permanente. Pero dichos bandazos no sólo se advertían en sus expresiones discursivas, sino que la misma conformación de su equipo se caracterizó por incesantes cambios y la defección de notables colaboradores, entre otras la del ex candidato ecologista Bernardo de la Garza y la de Diódoro Carrasco, que terminó sumándose a la candidatura panista. Su estrategia publicitaria acusó la misma desorganización. Aconsejado por su publicista renegó de su apellido y cambió su identidad de “Madrazo” a “Roberto”, y sustituyó su lema de “Mover a México” por el de “Roberto sí puede”. Ante el fracaso de dicha estrategia, fue despedido y reemplazado, en la segunda semana de mayo, por Carlos Alazraki. Sin embargo, la incorporación tardía del publicista alcanzó tan sólo a disminuir el porcentaje de su imagen negativa entre el electorado, pero no logró convertirlo en un candidato con posibilidades de victoria. No obstante, todos estos desatinos en la estrategia de campaña de la Alianza por México palidecen frente a la irracionalidad manifestada no sólo por el candidato y su equipo, sino por el partido mismo, respecto al uso de las encuestas electorales en el desarrollo de la campaña, tanto en su calidad de instrumentos para la definición del plan de campaña como en su papel de recurso para la propaganda. En el primer caso, la evidencia más palpable de este uso irracional la proporciona la decisión de elegir como abanderado del PRI al aspirante que de manera invariable obtenía, en todas las encuestas, un porcentaje de rechazo mayor al 40 por ciento. ¿Cómo definir una estrategia ganadora con este handicap? Su caída lenta pero persistente en las preferencias electorales constituyó solamente la crónica de una derrota anunciada.


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Respecto a su uso propagandístico, si bien al arranque de la campaña los resultados electorales se utilizaban para posicionar a Madrazo empatado con el candidato del PAN en el segundo lugar, a lo largo de la contienda, el candidato de la Alianza por México tuvo que recurrir al sempiterno discurso de los candidatos destinados a perder: “la única encuesta que vale es la del 2 de julio”.

Como se apuntaba al principio, las encuestas desempeñaron un papel estelar en el proceso electoral. Además de los aspectos mencionados, éstas se han convertido en un tema (issue) importante en el debate político-electoral, a tal grado que los encuestadores han devenido en protagonistas del proceso. Dos son las cuestiones que se encuentran en la base del debate. Por un lado, se discute sobre la confiabilidad de los resultados que emite. Por el otro, se cuestiona su capacidad predictiva, al otorgar a sus resultados el nivel de pronóstico. En el primer caso, atendiendo a la contienda presidencial, los candidatos —especialmente los rezagados— fustigaron las variaciones que se observaban en los resultados de las encuestas publicadas. ¿Cómo es posible —se preguntaban— que teniendo como base el mismo universo llegasen a distintos resultados? Al cuestionamiento los encuestadores proporcionaron diversas respuestas en las que se argumentaba desde la fecha del levantamiento y el diseño metodológico hasta el trabajo de campo y su procesamiento, pasando por la determinación de la muestra y la confección del cuestionario (Peña, 2000). No obstante, cabría esperar que dos o más encuestas, que coincidían al menos en los siguientes aspectos: fecha de levantamiento, tamaño de la muestra, tipo de aplicación (viviendas) y extensión (nacional), deberían arrojar resultados equiparables, dentro del margen de error estimado por los respectivos encuestadores. Conforme a estos criterios, habría que señalar que en un análisis preliminar realizado al grueso de las encuestas publicadas de enero a junio de 2006 —el corpus de la investigación consistió en 52 encuestas publicadas o difundidas en los medios de comunicación de enero a

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Los encuestadores como protagonistas electorales

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junio de 2006— se observa que los resultados emitidos por ellas se ubicaron, en términos generales, “dentro de la brecha” determinada por los márgenes de error establecidos, por lo que podrían considerarse como aceptables.2 Es más, habría que señalar que al margen de la mayor o menor coincidencia entre los valores numéricos que los resultados abonaban a cada candidato, el conjunto de las encuestas publicadas ofrecieron, de manera harto consistente, la evolución de las tendencias en las preferencias electorales, que en su momento actual dieron cuenta del cruce de las líneas (split) en favor del candidato panista del rezago de Madrazo, así como el anticipo de una disputada jornada electoral. En precisamente este punto, relativo a conferir a sus resultados el valor de pronóstico electoral, lo que mereció una mayor discusión, no solamente entre los actores políticos, sino entre los mismos encuestadores. En efecto, en el fragor del uso propagandístico de algunos candidatos que blandieron los resultados de una encuesta como anticipación de su victoria; así como la correspondiente descalificación que les endilgaron los candidatos rezagados, tanto el IFE como los mismos encuestadores salieron a los medios para insistir sobre el carácter coyuntural de sus resultados, “se trata de una fotografía de un momento específico”, dijeron, destacando su carácter efímero y, por lo tanto, sujeto a variaciones de los números presentados.

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Las encuestas a la hora de las urnas: entre la incertidumbre y la legitimidad

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Consecuentes con el papel protagónico desarrollado a lo largo de la contienda por el relevo presidencial, iniciado a finales de 2003, las encuestas electorales, tanto las publicadas en la semana previa a la jornada comicial, como las no publicadas que se levantaron en el lapso de la vigilia electoral, incidieron en forma importante en la configuración del escenario en que se desarrolló la batalla decisiva. Usualmente su intervención en esta configuración se restringe a la 2

Para los datos de las encuestas, consúltese la dirección: www.opinamexico.org.


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certeza o no de sus resultados considerados éstos como pronósticos electorales. Empero, su valor informativo impacta en la definición de la estrategia por parte de los actores políticos y sociales para afrontar la contienda final. A ocho días de la jornada comicial, 13 casas encuestadoras dieron a conocer sus resultados. Siete de ellas —Demotecnia, Parametría, Indemerc, El Universal, Reforma, Mitofsky y CEO-UdeG— señalaban como puntero al candidato de la Coalición Por el Bien de Todos (CPBT), cinco —Zogby, Alduncin, GEA-ISA, Marketing Político y ARCOP— al candidato del PAN, en tanto Ulises Beltrán (BGC) presentaba un empate entre ambos. A excepción de la realizada por Demotecnia (María de las Heras) que otorgaba una clara ventaja a López Obrador, las restantes reivindicaban la probabilidad estadística de que tanto López Obrador como Calderón podrían resultar triunfadores. Asimismo, a excepción también de Demotecnia, todas consideraban a Roberto Madrazo en un lejano tercer lugar.

La difusión de tales resultados impactó en las estrategias publicitarias desarrolladas por los diversos equipos de campaña. Apoyados en los resultados de aquellas encuestas que otorgaban ventaja a su candidato los publicistas del PAN elaboraron un spot en el que convocaban directamente a los priístas, para que, ante la derrota inminente de Madrazo, definieran su voto a favor de Calderón. Sin embargo, más tardó el spot en ser transmitido por los medios que en recibir una contundente y demoledora respuesta por parte del PRI. En un spot en el que presentaba a un Calderón caricaturizado descalificaba la seriedad y validez de la encuestas del panista y presentaba los resultados de otras que señalaban el ascenso de Madrazo. La contraofensiva debió tener efectos, ya que ambos spots desaparecieron casi de inmediato. En contraste con este uso publicitario de las encuestas en la disputa por el voto “indeciso” y la instigación hacia el voto “útil”, el candidato de la Coalición utilizó los resultados favorables para justificar en el discurso su condición de puntero, pero agregando que en sus “propias”

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La última serie de encuestas: la batalla final

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encuestas mantenía una ventaja mayor, que fluctuaba entre los ocho y los diez puntos. Aunque los resultados de éstas nunca fueron publicados, Ana Cristina Covarrubias, la encuestadora oficial de AMLO, señalaba en una entrevista la posibilidad de que dichas encuestas las realizara un grupo que habría sido conformado por el fallecido José Barberán.3 El uso propagandístico de las encuestas finales tenía por objetivo incidir en la definición del voto en el amplio sector conformado por los votantes switcher, sea por indecisión, sea por desaliento ante su candidato. Los estudiosos identifican dos tipos de efectos derivados de las encuestas electorales: el bandwagon y el underdog. El primero se refiere a la clásica “cargada” con que los votantes se vuelcan hacia el candidato que presenta una ventaja inalcanzable en las encuestas. El segundo se refiere al apoyo en las urnas, que un candidato recibe por parte de sus simpatizantes, en el contexto de una contienda de alta competencia. En términos estrictos, éste era el escenario que dibujaban las encuestas de la serie final. En este contexto se explica la pertinencia del recurso panista por convocar al voto “útil”, tentativa frustrada por la reacción efectiva del PRI. En cambio, no se explica la persistencia de López Obrador, de proclamar en el discurso de sus cierres de campaña, una supuesta ventaja de diez puntos por encima de sus adversarios. El uso retórico —no confirmado en datos— de una ventaja inalcanzable, puede provocar un sentimiento de confianza por parte de sus simpatizantes, que incluso los lleve, debido a la victoria inminente, a no acudir a las urnas.

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La vigilia de las encuestas: una discriminación selectiva

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La vigilia promulgada por el IFE a la publicación de sondeos de preferencias electorales, se ha convertido en los hechos en una acción discriminatoria e injusta para el grueso de los ciudadanos, quienes, en palabras de Ulises Beltrán, no tienen acceso a las numerosas “encuestas que 3

“La ventaja se abrirá más”. Entrevista a Ana Cristina Covarrubias. Cambio, Núm. 217, 25 de junio al 1 de julio de 2006.


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“Con populismo, López Obrador cierra campaña”. El Mercurio, 29 de junio de 2006.

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circulan entres las élites políticas y económicas”. Con esta decisión, el IFE ha instaurado la distinción entre los ciudadanos de primera —con acceso a información puntual— y de segunda. Habría que preguntarse hasta qué punto, esta inexplicable e insostenible decisión de la institución electoral, vulnera los derechos ciudadanos a la información —que circula exclusivamente en los entornos privilegiados de las élites— y constituye una violación a las condiciones de equidad, que de acuerdo con el artículo 41 constitucional debe imperar en el proceso electoral. En la vigilia informativa las encuestas corroboran su alto valor estratégico. Si a lo largo de la campaña desempeñaron un papel en la disputa por los votos, es en el lapso del silencio, que coincide con el tiempo en que un porcentaje de electores (20%) define el sentido de su voto, cuando se convierten en instrumentos de información crucial, para la definición de estrategias que incidan en el resultado electoral. En su edición del 29 de junio, el diario chileno El Mercurio al informar sobre las elecciones en México, citando al analista político Ricardo Raphael, señalaba que si bien las últimas encuestas publicadas otorgaban “una ventaja de dos puntos para AMLO sobre el oficialista Felipe Calderón, sondeos privados realizados esta semana agrandarían esta brecha a cuatro puntos”, y puntualizaba: “Si bien no es posible publicar las encuestas, los últimos monitoreos privados dan 38% a López Obrador y 34% a Calderón”.4 Empero, estos datos frescos sólo llegan a los ojos de los partidos políticos y las cúpulas económicas. Es cuando, acallado ya el fragor de las campañas, con la instantánea electoral al frente, quienes detentan la información desencadenan estrategias de persuasión, que van de la burda coacción a la sutil sugerencia, encaminadas a incidir en la decisión electoral de los subordinados. Esta cuestión ha sido retomada en un libro de reciente publicación sobre la regulación de las encuestas electorales en México (Córdova y Salazar, 2007). En su colaboración, Francisco Abundis, a contracorriente de los editores que justifican la “veda” de la publicación de encuestas en el denominado “periodo de

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reflexión” que antecede a la jornada electoral, se pronuncia por suprimir esta prohibición, en virtud de que “es más deseable una libertad de elección que cuente con la disponibilidad de la información completa. Incluso las democracias más modernas se caracterizan por permitir el flujo de la información en cualquier momento de la jornada electoral. Lo anterior le da al elector todos los aspectos necesarios para escoger por quién votar” (Abundis, 2007: XVIII). La cerrazón informativa llega al extremo de suprimir en los cuatro días previos a la elección la recepción de los canales informativos internacionales que se difunden mediante la televisión de paga. Se establecen candados incluso para el acceso vía Internet a las agencias de noticias.5 Irónicamente, la legislación electoral, que bajo la lógica de la sospecha prohíbe la publicación de encuestas sobre preferencia electoral en momentos que podrían contribuir a un voto más razonado, permite en cambio, su amplia difusión en periodos que lejos de contribuir al desarrollo democrático, se convierten en focos de discordia y confrontación política, que fomentan la crispación y ponen en riesgo la gobernabilidad.

Las encuestas como pronóstico electoral

Nóesis

Independientemente de lo que sostienen los responsables de las casas encuestadoras, a medida que se aproxima la jornada electoral, los resultados de los ejercicios demoscópicos, de acuerdo con el criterio de estudiosos (Champagne, 1996; Noelle, 1970), abandonan su carácter de “instantáneas fotográficas” de la contienda electoral y asumen su condición de pronósticos electorales. Más aún, Noelle Newmann puntualiza que desde 1948 se han publicado “numerosos pronósticos electorales… con desviaciones medias de un 1 a un 2 por ciento del

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En los días de la vigilia me resultó imposible acceder a la página web de la agencia de noticias española EFE. Al intentar abrir la sección de noticias internacionales, la computadora se trababa.

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pronóstico respecto al resultado efectivo de las elecciones” (Noelle, 1970: 12). En virtud de que es la certeza de sus pronósticos la que abona principalmente en la credibilidad del resultado de las encuestas, se entiende que las empresas encuestadoras se pronuncien reiteradamente por relativizar y hasta negar sus características predictivas. Y entonces endosar la diferencia entre los diversos resultados a cuestiones de carácter coyuntural y no a errores derivados de la metodología utilizada. En el caso de México, los encuestadores alegan en su defensa, con justa razón, que debido a la prohibición expresada en el artículo 190 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales —que establece que “durante los ocho días previos a la elección y hasta la hora del cierre oficial de las casillas… queda prohibido publicar o difundir por cualquier medio, los resultados de encuestas o sondeos de opinión que tengan por objeto dar a conocer las preferencias electorales de los ciudadanos”— se vieron obligados a levantar los datos de sus últimas encuestas publicadas en un margen que fluctuaba de los 12 a los 17 días previos a la fecha en que los electores depositan su voto. Los encuestadores argumentan, que en un lapso tan amplio, pueden suceder muchas cosas. En rigor, tienen razón, si bien es cierto que el grueso de las intenciones electorales se decantan con cierta anticipación, por los datos registrados en anteriores procesos se ha verificado que un porcentaje significativo de votantes definen el sentido de su voto en los días previos, e incluso frente a la urna electoral. En la encuesta de salida realizada por el diario Reforma, un porcentaje que fluctúa alrededor del 17% reconoció haber definido el sentido de su voto entre la última semana y el día de la elección. Esa volatilidad del elector aunada a la existencia del “voto oculto” que tiende a incrementarse en aquellas contiendas que se caracterizan por el desarrollo de campañas con un alto grado de crispación y encono, como las recientes, y que se expresa en la tasa de rechazo de los ciudadanos a ser entrevistados, la cual respecto a la última serie de encuestas, alcanzó porcentajes de 43.2% en el caso de Mitofsky, 49% en Parametría y cercano al 50% de acuerdo con lo reportado por El Universal. Ambos

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elementos deben ser tomados en cuenta como factores que intervienen en las variaciones entre los resultados de las encuestas y los arrojados al término de la jornada electoral. Bajo estos antecedentes, resulta un ejercicio productivo contrastar los resultados de la última serie de encuestas con los oficiales ofrecidos por el IFE en el cómputo distrital (véase cuadro 1, anexos). Un primer aspecto que nos interesa es determinar la precisión de los pronósticos electorales en relación con la votación registrada en las urnas. De este análisis se desprenden las siguientes apreciaciones: 1) Ninguna de las encuestas reflejó en sus pronósticos de manera puntual el resultado de la elección; 2) Solamente fueron cuatro las encuestadoras que más se aproximaron (± 1 punto) al resultado oficial: BGC, El Universal, CEO y Reforma; 3) A excepción de Demotecnia todas las restantes mantuvieron la probabilidad estadística, de acuerdo con el respectivo margen de error establecido, que cualesquiera de los candidatos punteros podría resultar ganador; y 4) A excepción de las encuestas de GEA-ISA y Alduncin, las demás encuestadoras pronosticaron a Roberto Madrazo un mayor porcentaje de votación. Empero, esta discrepancia podría ser resultado de una posible migración del voto priísta hacia alguno de los punteros, que habría sido definido en los días previos a la elección. Este análisis nos permite concluir que en sus resultados finales, las encuestas reflejaron con gran fidelidad el carácter cerrado de la contienda por la Presidencia. Abonaron con ello a su expediente de ser instrumentos confiables para la medición de las preferencias electorales. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de los encuestadores, quienes en su mayoría, aunque aceptaban la posibilidad de un virtual empate, se inclinaban a que los resultados finales marcarían una separación entre los punteros. Roy Campos, de Consulta Mitofsky, aseguraba que el 2 de julio “a las ocho de la noche los encuestadores vamos a poder determinar un ganador, y tres horas después el IFE lo va a corroborar con su conteo rápido. Y a los minutos siguientes se aceptará la derrota” y abundaba, “hay que recordar que cada uno por ciento equivale a unos 400 mil votos. Entonces es una distancia de cuatro o


Encuestadora

Zogby International INDEMERC Alduncin

GEA-ISA

Parametría BGC Ulises Beltrán y Asos. El Universal Marketing Político CEO (UdeG) Reforma

Mitofsky

Demotecnia (Heras) ARCOP

Cómputo distrital

Levantamiento

Margen de error

AMLO

FCL

RM

10 - 15 junio

3.10%

31.3

34.5

27

15 - 18 junio

2.5%

-

34

38

24

3.1%

36.5

32.5

16 - 19 junio

2.98%

34

34

26

16 - 19 junio

2.2%

36

34

26

-

36

34

25

12 - 18 junio

15 - 18 junio

16 - 19 junio 17 - 18 junio

-

-

17 - 19 junio

2.3%

16 - 20 junio

2.2%

15 - 19 junio 17 - 20 junio

2.4% -

33 36

34 36 36

32 38

37 34 33

28 23 27

26 25 27

35.4

30.5

29.6

35.31%

35.89%

22.26%

34

37

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Cuadro 1. Pronósticos electorales y resultado del cómputo distrital

25

A la hora decisiva… las encuestadoras callaron En contraste a las expectativas optimistas de Roy Campos, a las ocho de la noche del 2 de julio, las empresas encuestadoras contratadas por los principales medios de comunicación masiva salieron a decir que debido al estrecho margen existente entre los candidatos punteros, resultaba imposible definir a uno de ellos como ganador. Se vieron precisadas pues a acogerse al principio de “To close, to call” (muy cerrado para cantar el resultado) que recomienda abstenerse de ofrecer cifras cuando la diferencia entre los candidatos es inferior al margen de error. 6

“Preferencias no son votos”. Entrevista a Roy Campos en revista Cambio, año 5, Núm. 217.

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cinco puntos: estamos hablando de 1.5 a dos millones de votos, suficientes para tener la certeza de quién ganó”.6

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Encuestas y elecciones presidenciales de 2006: instrumento de investigación mercadotécnica y/o vaticinio electoral

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Diseñadas como un instrumento que “toma el pulso” de la votación a lo largo de la jornada electoral, las encuestas de salida, también denominadas como “exit polls”, encuestas a boca de urna o a pie de casilla, cumplen dos objetivos principalmente: 1) Suministrar información oportuna a los equipos de campaña sobre las tendencias observadas en la emisión del voto; y 2) Difundir anticipadamente a las autoridades electorales el nombre del candidato ganador, conforme a las tendencias de la votación. En el primer caso, la información proporcionada tiene un valor estratégico que puede resultar fundamental en la movilización del voto. Hacia el mediodía, de acuerdo con Francisco Abundis, de Parametría, se puede conocer cómo se está desarrollando la votación. Es el momento en que los operadores del voto corporativo, los “promotores” de éste y las maquinarias electorales de los partidos, realizan el último esfuerzo por incidir en el resultado electoral. En este punto la diferencia de horario de algunos estados del país, sería susceptible de ser aprovechada por las fuerzas políticas en pugna. Las comunicaciones entre la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo y el gobernador de Tamaulipas ejemplifican este uso de las encuestas de salida. En el segundo caso, al anunciar anticipadamente al ganador de la elección, las encuestas de salida disipan la incertidumbre ciudadana hacia los resultados y contribuyen al establecimiento de un clima de estabilidad social. No sucedió así el 2 de julio. A las ocho de la noche, ante lo cerrado de las cifras, las encuestadoras declararon que resultaba imposible definir al ganador y que habría que esperar los resultados de los conteos rápidos. Entretanto, conforme a la normatividad establecida, se puso en funcionamiento el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que se difundía por Internet y que al inicio de su difusión marcaba una tendencia favorable en casi 10 puntos de Calderón sobre López Obrador. Tendencia que se fue reduciendo gradualmente, pero que a las 11 de la noche seguía señalando una considerable ventaja en favor del panista. Por eso, al salir el consejero presidente del IFE a informar que tampoco mediante el Conteo Rápido se podría definir al ganador, los candidatos punteros, esgrimiendo los resultados de


Francisco Aceves

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diversas encuestas de salida y conteos rápidos, salieron a declararse vencedores. De esta manera, de su condición de instrumentos diseñados para contribuir a la confiabilidad, las encuestas de salida y los conteos rápidos, en un contexto plagado de comportamientos erráticos por parte de la autoridad electoral (manejo del PREP, ocultamiento de la existencia del archivo de actas con “inconsistencias”, ausencia de explicación sobre los no resultados del Conteo Rápido, empalme televisivo de los mensajes del consejero del IFE y del presidente Fox, que minaron la posición de autonomía del IFE respecto al gobierno, etcétera), se convirtieron en documentos probatorios sobre el que avalaban su triunfo ambos contendientes. Sin embargo, más allá de su utilización en la retórica triunfalista de los candidatos, la publicación de las encuestas de salida nos proporciona elementos valiosos de información, tanto sobre las características de la jornada electoral y su desenlace como de la precisión de sus pronósticos, porque en las encuestas de salida se trata estrictamente de pronósticos, en relación con el resultado final. Respecto a las características de la jornada, el resultado de las encuestas publicadas abona a la percepción generalizada de que mediante el uso exclusivo de procedimientos estadísticos, resulta imposible determinar a un ganador. De las siete encuestas que difundieron sus datos, cuatro (GEA-ISA, BGC, ARCOP y Marketing Político) muestran a Calderón en la delantera y tres (Parametría, Covarrubias, e Instituto de Mercadotecnia y Opinión) a López Obrador. Sin embargo, respecto a la precisión de sus pronósticos, solamente Parametría reflejó en forma casi puntual el resultado del cómputo distrital. En el extremo opuesto, GEA-ISA, Marketing Político y Covarrubias presentaron resultados claramente divergentes a los registrados en el cómputo oficial. Una situación similar ocurrió con los conteos rápidos realizados por las empresas encuestadoras. De las cinco que dieron a conocer sus resultados solamente dos declararon vencedor, IMO a López Obrador, y Marketing Político a Felipe Calderón. Respecto a la precisión de sus resultados en relación con el cómputo oficial, nuevamente fue Parametría la única encuestadora que reflejó de manera casi puntual

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Encuestas y elecciones presidenciales de 2006: instrumento de investigación mercadotécnica y/o vaticinio electoral

Cuadro 2. Encuestas de salida Elecciones Presidenciales 2006 Encuestadora

GEA-ISA

Parametría

Muestra secciones

Margen de error

Casos

AMLO

FC

RM

383

1.9%

11,587

33.0

37.4

25.2

35.0

37.0

24.0

182

BGC

ARCOP

Covarrubias

Marketing Político IMO

Reforma

2.3%

1,759

35.5 35.0

936

0.95%

37,500

37.1

1,200

2.0%

80,000

35.1

34.0

35.1

37.0

26.5 -

34.6

22.3

34.0

22.3

38.0

24.0

No publicó resultados

Ipsos-Bimsa

No publicó resultados

Consulta Mitofsky

No publicó resultados

Cómputo distrital

35.31%

35.89%

22.26%

Nota: Estos resultados corresponden a los que se hicieron públicos en el contexto de la jornada electoral.

el resultado oficial. En ambos casos —encuesta de salida y conteo rápido— Parametría da la ventaja a López Obrador, a diferencia de los resultados oficiales que favorecieron a Calderón. Cuadro 3. Conteos rápidos Elecciones Presidenciales 2006 Muestra

Margen de error

AMLO

FC

RM

GEA-ISA

376 secciones

1.80%

35.7

37.3

23.3

IMO

1200 secciones

1.00%

Marketing Político

250 secciones

1.20%

Encuestadora

Parametría BGC

Nóesis

35.86

35.25

24.71

35.8

37.1

22.6

36.5 35.9

36.1

38.0

22.2 22.4

Ipsos-Bimsa

No publicó resultados

Consulta Mitofsky

No publicó resultados

Cómputo distrital

106

185 secciones

35.31%

35.89%

Nota: Estos resultados corresponden a los que se hicieron públicos en el contexto de la jornada electoral.

22.26%


Francisco Aceves

En resumen, a la hora decisiva, los instrumentos demoscópicos de medición fueron incapaces de ofrecer a los ciudadanos elementos de certidumbre que validaran, de forma inobjetable, los resultados emanados del cómputo oficial. Por el contrario, contribuyeron a cimentar la percepción en un amplio sector de los que acudieron a las urnas, de que la diferencia tan estrecha entre los candidatos punteros (0.56), aunada con la opacidad observada en el organismo electoral, ensombreciera los resultados oficiales, y cuestionaran profundamente la credibilidad del resultado electoral.

Si habría que formular algunas conclusiones al papel de las encuestas en el pasado proceso electoral, desde la perspectiva señalada al inicio del trabajo, serían necesariamente diferenciadas y contrastantes. Por una parte, resulta incuestionable que en relación a la definición de las estrategias comunicacionales, específicamente en la publicidad política, la importancia de las encuestas resultó determinante. No sería exagerado adelantar que un factor fundamental en el desenlace electoral se encuentra en la actitud que los diversos candidatos y sus equipos de campaña asumieron frente a su uso en la definición de sus acciones de campaña. Así, entre el sometimiento irrestricto hacia las mediciones del “pulso electoral” del escuadrón del candidato panista y las descalificaciones declarativas del candidato de la Coalición, las encuestas evidenciaron el valor estratégico de la información suministrada y reivindicaron el hecho de su presencia imprescindible en las contiendas electorales modernas. Por otra parte, en su calidad de instrumento demoscópico de predicción, las encuestas electorales exhibieron amplias limitaciones. Sin embargo, habría que precisar que dichas limitaciones no se encuentran vinculadas, necesariamente, a sus procedimientos metodológicos, sino que se derivan de las regulaciones impuestas por la legislación electoral vigente. En tanto se mantengan las absurdas prohibiciones a la difusión de resultados de sondeos y encuestas electorales durante los días previos, e incluso durante la jornada electoral, resultaría excesiva

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Conclusiones

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Encuestas y elecciones presidenciales de 2006: instrumento de investigación mercadotécnica y/o vaticinio electoral

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la exigencia a las empresas encuestadoras de proporcionar un vaticinio acertado. Al inicio del texto se apuntaba que la relevancia del papel de las encuestas en los procesos electorales se correspondía con el desarrollo de formas de competencia más democráticas. Sin embargo, a lo largo de éste, se hicieron señalamientos que vinculan a este instrumento de medición con situaciones que propician la crispación política o vulneran la credibilidad en las instituciones electorales. En el primer caso, aunque la decisión del candidato panista de instrumentar una campaña basada en la publicidad política negativa —guerra sucia— se derivó de que la información suministrada por diversas encuestas señalaba su estancamiento en las preferencias electorales, no se puede responsabilizar a las encuestas de la campaña negativa y la consecuente degradación del debate político. Así como tampoco son responsables de la incapacidad del equipo lopezobradorista para utilizarlas en forma creativa. Lo que resulta inaplazable, en aras de contribuir al desarrollo democrático, es la reforma de la legislación electoral que mediante la prohibición de publicar resultados en los días previos a la elección, lesiona el derecho del ciudadano a definir el sufragio con toda la información disponible. Olvidan que el sustento de la democracia radica en la información.


Francisco Aceves

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Bibliografía

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elections, technology, electoral redistricting. Key words:

Technology has characteristics like neutrality, efficiency, transparency and regularity. All of them are important factors to be considered in the organization of electoral process. The electoral redistricting of 1996 and 2005 in Mexico are two examples of the technology as a political mediation useful to the construction of agreements between political parties and electoral authorities. We offer five empirical indicators to compare both cases.

La tecnología reviste características de neutralidad, eficiencia, transparencia y regularidad. Factores que hoy día resultan relevantes para realizar procesos electorales confiables. Las redistritaciones electorales en México 1996 y 2005 resultan casos paradigmáticos con relación a la cristalización de la tecnología como una mediación para la construcción de acuerdos entre los partidos y las autoridades electorales. Se ofrecen cinco indicadores para comparar ambos procesos de distritación. Palabras clave: elecciones, tecnología, redistritaciones electorales


Evaluación de las distritaciones electorales en México 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

Noemí Luján Ponce1 y Eduardo Albarrán Oscós2

Trabajo elaborado con base en la Ponencia presentada en el XVII Congreso Nacional y I Internacional de Estudios Electorales de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales en la ciudad de Querétaro, Qro., México del 26 al 28 de octubre de 2005 1 Doctora en Ciencia Sociales con especialización en Ciencia Política, Profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Correl: nlujan@correo.xoc.uam.mx 2 Licenciado en Ciencias Sociales, Instituto Federal Electoral. Correl: edalos@prodigy.net.mx


Evaluación de las distritaciones electorales en México de 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

Introducción

En

este trabajo se presentan algunas reflexiones en torno al papel de la tecnología como recurso para la construcción de acuerdos políticos, a partir del análisis comparativo de los procesos de distritación llevados a cabo en México en 1996 y 2005, en el marco de las transformaciones de su sistema electoral. La complejidad que ha adquirido la definición de los límites de los distritos electorales uninominales, para elegir a los trescientos diputados de mayoría relativa que integran la Cámara de Diputados, ha puesto de manifiesto la importancia creciente de la tecnología como mediación política en el proceso de transformación de las instituciones electorales mexicanas. Este papel de la tecnología como recurso para posibilitar los acuerdos entre partidos políticos y autoridades electorales, en un aspecto crucial para garantizar la proporcionalidad en la representación del Poder Legislativo, se empezó a perfilar en el ejercicio de distritación de 1996 y se manifestó con nitidez en el proceso de redefinición de los límites distritales llevado a cabo en 2005. Con el fin de realizar una comparación sistemática de los resultados obtenidos por ambas experiencias de conformación de límites distritales, se proponen cinco indicadores en los que se consideran, tanto aspectos vinculados al proceso de construcción metodológica de acuerdos como los resultados del mismo.

Nóesis

Elecciones y tecnología: un encuentro no casual

112

Desde una perspectiva general es importante tener en consideración que el encuentro entre tecnología y política en el plano de lo electoral no es un fenómeno exclusivo de México, sino una tendencia internacional. El campo electoral ha sido un terreno fértil para la incorporación de tecnología, debido a las características y demandas organizativas que tienen los comicios en las sociedades modernas de masas. Las elecciones representan en sí mismas una tecnología de la democracia en la medida que constituyen un conjunto de procedimientos, a partir de los cuales se


4

Entre ellas podemos mencionar: Elecctions Canada, que ha desarrollado más de doscientas misiones en 76 países; la International Foundation for Electoral Systems (IFES), fundada en 1987 por iniciativa de la United States Agency for International Development (USAID), se ha dado a la tarea de dar soporte técnico, educativo e informático a más de ochenta países. Dentro de las actividades de asistencia técnica que proporciona la IFES se encuentran la de promover la socialización de experiencias y el acceso a la información sobre tecnologías desarrolladas, para facilitar y hacer más eficiente y confiable la organización de procesos electorales. Otras organizaciones que desarrollan tareas similares son: el International Electoral Council (IEC), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el National Democratic Institute of International Affairs (NDI), la Canadian International Development Agency (CIDA), y CAPEL.

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operacionaliza la conformación de estructuras de gobierno y representación basadas en el principio de soberanía popular. La ecuación un ciudadano igual a un voto es un proceso de estandarización de la voluntad de los ciudadanos, a partir del cual la voluntad general se presenta como una suma de voluntades individuales. La igualdad de los individuos ante la ley es el fundamento para la igualación del peso de su voluntad en la elección de gobernantes (Luján, 1997). El carácter masivo y la complejidad técnica de las elecciones en la actualidad han generado demandas, tanto de los partidos políticos como de la ciudadanía en relación con la transparencia y la confiabilidad en los procedimientos, y el manejo y difusión de la información. Transparencia, apego a la legalidad, oportunidad, efectividad y eficiencia son palabras clave que están frecuentemente relacionadas con atributos que deben cumplir los procesos electorales democráticos. Por todas estas razones, la tecnología se ha convertido en la actualidad en un aliado natural para la organización de procesos electorales. El auge de procesos de incorporación de tecnología para la modernización de los sistemas electorales forma parte importante de las tareas de promoción de la democracia y asesoría técnica en cuestiones electorales que llevan a cabo diversas organizaciones internacionales.4 La tecnología ha tenido desarrollos importantes en el campo de la mercadotecnia electoral y los análisis de opinión que juegan un papel importante en la definición de estrategias de campaña; por otra parte, están los desarrollos tecnológicos

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Nóesis

Evaluación de las distritaciones electorales en México de 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

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vinculados a la organización de la elección, donde se destacan la producción de máquinas de votación y complejos sistemas para la captura, procesamiento y difusión de resultados electorales. Asimismo, se encuentra el amplio campo de los registros de electores o ciudadanos y la geografía electoral en donde se han desarrollado sofisticados sistemas tecnológicos de identificación ciudadana y digitalización cartográfica. Como se argumentará en este trabajo, la experiencia de distritación electoral en México pone de manifiesto el alto grado de sofisticación que pueden adquirir los procedimientos necesarios para la organización de elecciones en la actualidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el papel de la tecnología no se reduce a sus capacidades materiales para facilitar y hacer más confiable la organización de elecciones. Tan o más importante que ello es su papel legitimador de las decisiones y los procedimientos sustentados tecnológicamente. El capital simbólico de la tecnología, asociado a contenidos como previsibilidad, neutralidad, eficiencia, transparencia, regularidad, han tenido una traducción política en el proceso de conformación de nuevos instrumentos electorales en México. La incorporación de las organizaciones partidistas en los trabajos técnicos de construcción de los instrumentos electorales (padrón electoral, lista nominal, credencial para votar y cartografía electoral) ha tenido un papel estratégico en la recuperación de la credibilidad en la organización de los procesos electorales en México, ya que ha permitido la introducción de una gran cantidad de controles operativos y mecanismos de supervisión. Asimismo, la intervención de los partidos políticos ha generado una amplia demanda de información precisa y permanente. En este tipo de dinámicas, la tecnología ha desempeñado un papel muy importante. El proceso de conformación de nuevos instrumentos electorales con un importante componente tecnológico permitió pasar de una lógica de la desconfianza a la de los controles. La supervisión del proceso de incorporación de tecnología ha sido ejercida igualmente a través de herramientas tecnológicas. La construcción de la confianza no se ha basado en una constatación directa de los partidos políticos, sino en indicadores, tales como niveles de


Distritos electorales y organización de comicios Los distritos forman parte del marco geográfico electoral de sistemas electorales que requieren de la proporcionalidad de la población para la adjudicación de los escaños, como sucede en los sistemas de representación mayoritaria. Para la organización del proceso electoral se requiere que las delimitaciones de los distritos coincidan con el trazado

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confianza, estadísticas de avance, resultados de regresiones estadísticas y encuestas y, en el caso de la distritación, a través de un algoritmo matemático que definió escenarios a partir de una función de costos. Más allá de que la tecnología desempeñe una función como mediación imparcial de las relaciones entre los actores, las razones de su incorporación descansan en la creencia de que así es. La percepción de imparcialidad ha sido una valiosa cualidad para la conformación de reglas que lograran acotar la voluntad y las posibilidades de acción de los actores políticos que tradicionalmente habían controlado los comicios y, paradójicamente, también de los cuestionadores de los procesos. El capital simbólico de la tecnología adquiere sentido en el horizonte cultural de la modernidad, particularmente en países que como México han sido frecuentemente marginados de los avances científicos y tecnológicos. En este sentido, la incorporación de la tecnología en diversos aspectos de la organización de procesos electorales puede ser considerada, desde una perspectiva general, como un mecanismo para la institucionalización y la conformación de reglas para la convivencia democrática que pasa, en este caso, por la construcción de credibilidad y confianza en las entidades responsables de organizar y resolver la disputa política por los puestos de gobierno y representación. En consecuencia, en el caso mexicano, la significativa incorporación de tecnología en diversas áreas de la organización de elecciones ha sido un recurso muy importante para la construcción de confianza de los partidos políticos en el sistema electoral. Desde esta perspectiva, analizamos a continuación la experiencia de la definición de los límites distritales llevada a cabo en 2004-2005.

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Evaluación de las distritaciones electorales en México de 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

de las áreas de votación (secciones electorales para el caso mexicano) que sirven para asignar o distribuir a los electores en los distintos sitios de votación (casillas electorales).5 De esta forma, los distritos electorales cumplen una doble función: por un lado, son la base para la organización espacial de la representación y, por otro, son una condición de posibilidad para la organización de una elección. La delimitación de distritos electorales aparece en Europa en el siglo xix, como parte de las demandas por la igualdad de la representación de los individuos frente a la representación basada en comunidades. “En Inglaterra, por ejemplo, cada condado, municipio y universidad, contaba con dos representantes en la Cámara de los Comunes, independientemente de su tamaño. La composición de la Cámara de los Comunes, y de las legislaturas en toda Europa, reflejaba la visión de que eran las distintas comunidades o categorías de la sociedad —por ejemplo, el clero y la nobleza— las que debían estar representadas, no los individuos o electores”.6 Además de la igualdad en la representación de los ciudadanos, los distritos electorales garantizarían una mayor representatividad de los órganos de gobierno al incorporar a sectores subrepresentados por carecer de organización comunitaria, en particular las clases trabajadoras urbanas. Para lograr esto, los distritos deberían buscar la igualdad poblacional.7 En el siglo xviii, los distritos uninominales fueron adoptados por vez primera en las colonias británicas que más tarde se convertirían en Estados Unidos.8 Posteriormente, en muchos países la representación mayoritaria fue reemplazada por la proporcional, por lo que los distritos electorales fueron sustituidos por otro tipo de demarcaciones territoriales. Los distritos electorales, al igual que otros componentes de la geografía electoral, están asociados a la distribución y comportamiento de (http://www.aceproject.org/main/espanol/bd/bda.htm). (http://www.aceproject.org/main/espanol/bd/bd60.htm). 7 Ibíd. 8 Ibíd.

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5

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La distritación es uno de los procesos más complejos que se enfrentan en la organización de una elección, pues “…implica tomar en consideración desde aspectos sociales y económicos de la población... cuestiones legales y del ámbito electoral... la tecnología a utilizar en el proceso hasta la aplicación de complejos métodos matemáticos y de la logística de operación”.9 Sin embargo, el trazo de los límites de los distritos es mucho más que un asunto meramente técnico–administrativo. El agrupamiento del espacio geográfico que comprenden los distritos puede implicar, como de hecho ha sucedido, sesgos que favorecen a determinada fuerza política. Esto lo convierte en un asunto de gran relevancia para los actores del proceso electoral, especialmente para los partidos políticos. La manipulación facciosa en el trazo de los límites distritales tiene sus orígenes en la llamada “cuna de la democracia” y se conoce como gerrymandering o efecto salamandra. “El nombre de esta técnica de manipulación fue originado en 1912 por el gobernador en ese entonces de Massachusetts, Estados Unidos de América, Elbridge Gerry, quien se creó una circunscripción con triunfo garantizado que tenía la apariencia geográfica de una salamandra”10 (Véase gráfica 1, anexos). Las estrategias “técnicas” para introducir sesgos en la delimitación de distritos afectan el equilibrio poblacional y/o el trazo geográfico de los distritos, como sucede con la llamada mala proporción y la manipulación de las áreas rurales de voto. Hay tres técnicas para construir distritos con sesgo: RFE/IFE: Distritación para la democracia, memoria del proceso de distritación en México. México, mimeo, 2005, documento de trabajo, p. 20. 10 Ibíd, p. 20. 9

Noemí Luján y Eduardo Albarrán

La doble naturaleza de la distritación

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la población. En consecuencia, los cambios poblacionales plantean la necesidad de la actualización periódica de sus límites. Este proceso se conoce como redistritación.

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Evaluación de las distritaciones electorales en México de 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

a) Concentrando el voto de la oposición en unos cuantos distritos, para diluir su poder fuera de los mismos; b) Diluyendo el voto de la oposición entre muchos distritos evitando que la oposición tenga el voto mayoritario en tantos distritos como sea posible, y c) Diseñando límites distritales abigarrados para hacer mayoritario el voto de grupos de ciudadanos distantes que de otra manera serían minoría.11 La naturaleza política de los efectos de la distritación requiere de un acuerdo básico de los actores políticos, como fundamento para construir la confianza en las autoridades electorales y la aceptación de los resultados.

Distritación electoral en México

Nóesis

En el caso mexicano es hasta la década de los noventa que la distritación se revela en toda su complejidad técnica y política. Hasta antes de 1978, la proporcionalidad de los distritos electorales se garantizaba aumentando su número y, por lo tanto, el número de escaños, de acuerdo con el incremento de la población. Es con la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LFOPPE) que se fija en 300 el número de distritos electorales uninominales, cantidad que se mantiene hasta hoy día. La definición de un número fijo de distritos otorgó mayor importancia al trazo de los mismos como condición para mantener el equilibrio poblacional. No obstante, es importante tener en cuenta que estas nuevas reglas para distritar se dieron en el contexto de un sistema de partido hegemónico y autoridades electorales controladas por el gobierno.

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11

Ibíd, pp. 20-21.


12

La “ciudadanización del Instituto Federal Electoral” es el proceso por el cual el gobierno federal fue cediendo gradualmente la dirección del IFE a un grupo de ciudadanos. El proceso concluyó con la reforma electoral de 1996, en donde se estableció que ocho ciudadanos serían electos como “consejeros electorales” y otro como “consejero presidente” por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados, para conformar, junto con los representantes de los partidos políticos, el Consejo General del IFE, máximo órgano de dirección de la institución, con la consecuente salida del secretario de Gobernación de dicho órgano. En esta nueva conformación los partidos políticos conservaron su derecho a voz, pero renunciaron a tener voto en el Consejo, de tal forma que las votaciones sólo se realizan entre los consejeros electorales.

Noemí Luján y Eduardo Albarrán

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En 1996, en el marco de la ciudadanización del Instituto Federal Electoral,12 se realizó una actualización de los límites distritales, por mandato de la reforma electoral que tenía como fundamento las diferencias poblacionales que presentaban los distritos elaborados en 1978. A partir de un informe con base en los resultados del Censo de Población y Vivienda de 1990 se encontró que “…169 de los 300 distritos estaban fuera del criterio establecido de tener una desviación porcentual de la media poblacional distrital respecto de la media poblacional estatal de +/- 15%, esto es, 56.3% del total no cumplían este principio” (IFE, 1997a: 107). Un claro ejemplo de esta desproporcionalidad es el Distrito Electoral XL del Distrito Federal que a la fecha tenía más de 600 mil electores, en contraste con el Distrito XXXIII de la misma entidad que apenas rebasaba los 50 mil electores (IFE, 1997ª: 42). Por otra parte, la decisión para integrar una nueva definición de límites distritales para ser utilizada en las elecciones federales de 2006 partió de un diagnóstico del desequilibrio poblacional existente entre los distritos creados en 1996. Con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, el IFE determinó que 130 distritos, 43% del total, tenían una variación de población superior al +/-15 por ciento, límite impuesto como aceptable en la distritación de 1996. Respecto al proceso de conformación de esta nueva delimitación de los distritos electorales federales es importante tener en consideración

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los cambios en el contexto político. La pérdida de control del sistema de partido hegemónico sobre las instituciones electorales y el aumento de la autonomía de las autoridades electorales que esto trajo consigo, había sido una de las expresiones más notables del proceso de reforma político-electoral iniciado en 1990. En 1996 resultaba necesario definir un marco metodológico que dotara a la nueva definición de un trazo distrital objetivo e imparcial. Es por ello que se pensó en la incorporación de las computadoras para el procesamiento eficiente de la información y el diseño de un sistema que tomase en cuenta la información estadística y cartográfica accesible en ese momento, de tal forma que se contase con los elementos de control y no hubiera introducción de sesgos políticos. Bajo esta lógica se iniciaron los trabajos con la definición de 10 criterios rectores y el primer trazo fue producto de un modelo heurístico generado en computadora (véase cuadro 1, anexos). Esta fue la base a partir de la cual se realizaron los ajustes manualmente —incorporando accidentes geográficos y vías de comunicación— y, previa negociación con los partidos políticos, se pudo lograr el trazo distrital definitivo. Cabe mencionar que todos los trabajos fueron supervisados por un comité de expertos, cuyo papel preponderante fue certificar que todos los distritos fueran generados respetando los criterios rectores. Para el caso de la distritación 2005 el proceso fue similar, aunque con importantes variantes. Los trabajos se iniciaron con la definición de los criterios rectores con la participación de los partidos políticos (véase cuadro 1, anexos). Los avances en la digitalización de la cartografía y otra serie de insumos posibilitaron que los trabajos se realizaran siempre con base en un trazo distrital definido por computadora. En otras palabras, el modelo matemático, basado en una función de costos denominada “recocido simulado”, 13 se convirtió en el criterio de aceptación o rechazo de cualquier definición del ámbito territorial de cada distrito. 13

El modelo basado en la función de “recocido simulado” proviene de estudios relacionados con la búsqueda de la temperatura óptima, para realizar procesos de fundición y aleación de metales.


Noemí Luján y Eduardo Albarrán

Si algo resulta evidente en ambos procesos de distritación es el peso creciente que adoptó la tecnología. En un primer momento se constituyó en un factor ordenador de los elementos involucrados, para facilitar la negociación política entre autoridades y partidos políticos. En el segundo proceso la tecnología escaló este nivel para situarse como la “norma técnica” a la que se sujetaron todos los actores participantes y, con base en ella, llegar a los acuerdos políticos. Desde nuestro punto de vista, esto muestra claramente que la tecnología logró instaurarse como una mediación política para la construcción de acuerdos entre los partidos, las autoridades electorales y el gobierno. El carácter mediador de la tecnología se expresa en dos planos: el primero, asociado a la complejidad creciente de la tecnología, que permitió construir modelos que dieran una solución eficaz al trazo de los límites distritales, y el segundo, referido a la consolidación de confianza por parte de los partidos políticos y las autoridades, en los trazos distritales generados mediante una computadora.

La comparación de ambos procesos de distritación se realizará con base en cinco indicadores: los cuatro primeros tienen por objetivo mostrar las diferencias en el procedimiento metodológico y el último se propone medir la calidad del producto terminal. 1. Participación de los partidos políticos. Este indicador se circunscribe a detectar el momento, la frecuencia y la calidad de la participación de los partidos políticos a lo largo del proceso de distritación. En primer lugar, en 1996 los representantes técnicos de los partidos políticos iniciaron su participación formal a partir de la aprobación de los criterios de distritación por el Consejo General del IFE. Muy probablemente la lista de los criterios fue presentada ante los partidos de manera informal antes de su aprobación, pero no hay ninguna evidencia de que se haya realizado alguna discusión que hubiese provocado algún cambio relevante.

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Análisis comparativo de distritaciones 1996-2005

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En 2005 la situación fue distinta. La intervención de los partidos políticos inició en el momento en que la autoridad electoral determinó la realización de mesas de estudio para establecer los elementos que deberían incorporarse a los criterios rectores. Producto de las discusiones en las mesas, se evidenció el rechazo mayoritario de los partidos a utilizar proyecciones poblacionales,14 razón por la cual la autoridad electoral retiró ese factor en la distritación. Cuando el Registro Federal de Electores (RFE) tuvo su propuesta de criterios, ésta fue sometida al análisis de la Comisión Nacional de Vigilancia, órgano conformado por los representantes técnicos de los partidos políticos. Esta revisión nuevamente modificó varios de los criterios; por ejemplo, el que se refiere a la construcción de los distritos urbanos y la técnica para establecer el número de distritos por estado. En segundo lugar, para 1996, el RFE diseñó el modelo heurístico que generó el trazo inicial de todos los distritos; este primer proyecto fue modificado manualmente al incorporar en los distritos los accidentes geográficos, las vías de comunicación y los tiempos de recorrido. Esta versión llamada “integral” fue la que se sometió a las observaciones de los partidos políticos. No existe un registro preciso de las observaciones que realizaron, pero lo que sí se puede constatar es su demanda reiterada para hacer excepciones a los criterios rectores. A partir de estas negociaciones se aceptaron 17 distritos fuera de rango en la denominada “versión integral” y, en la versión definitiva, quedaron 24 distritos en dicha situación. Resulta evidente que tanto los criterios como el modelo heurístico nunca cobraron la fuerza suficiente para convertirse en la regla para discriminar entre las diferentes posiciones de los partidos. Para la distritación de 2005, la autoridad desarrolló un modelo matemático que incorporó todos los elementos que se operaron manual-

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14

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El rechazo de los partidos políticos se centró en el argumento de que el Artículo 53 de la Constitución es muy explícito al establecer que se utilizarán los datos del censo de población y en ningún momento menciona la posibilidad de utilizar proyecciones; un segundo motivo a su negativa fue que las proyecciones contienen supuestos cuestionables y no generan certeza.


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mente en 1996. El trazo que se presentó para las observaciones de los partidos ya incluía los accidentes geográficos, las vías de comunicación, los parámetros para la agrupación de municipios y los tiempos de recorrido. Los partidos aprendieron a operar el modelo y propusieron 212 modificaciones, de las cuales 72 mejoraron la función de costos y, por tanto, fueron incorporadas. Durante todas las negociaciones se hizo evidente el respeto al modelo como “regla única para aceptar o rechazar cualquier cambio”. El resultado fue técnicamente perfecto: ningún distrito quedó fuera de rango.

Mientras que en 1996, los criterios de distritación fueron de alguna manera impuestos a los partidos, al no haberse diseñado ningún espacio formal de análisis de los mismos y todo se redujo a consultas informales; en la distritación de 2005, los partidos conocieron la información que se tomaría en cuenta en la formulación de los criterios rectores, de tal forma que tuvieron capacidad para intervenir en la definición de los criterios, a tal grado que modificaron su contenido en torno a las proyecciones, la forma de agrupación de los municipios urbanos y la fórmula para determinar el número de distritos por estado. Asimismo, en la primera de las distritaciones, el modelo heurístico no fue conocido por los partidos políticos en lo que se refiere a su “código fuente”, mientras que en la segunda distritación sí fue puesto a su disposición este elemento. Cabe aclarar que el mencionado código es el que permite conocer la estructura del sistema, su lógica de operación y la información que maneja. 3. Ponderación de criterios. Este indicador pretende determinar el grado en el cual se logró especificar una jerarquización de los criterios rectores, de tal forma que las incongruencias o impre-

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2. Transparencia del modelo tecnológico. Este indicador mide el grado en que la autoridad electoral pone a disposición de los partidos políticos la información y la metodología utilizadas en el proceso de distritación.

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cisiones en la aplicación de los mismos, se pudieran resolver acudiendo al acuerdo inicial sobre el orden de aplicación. La distritación de 1996 acordó una ponderación inicial de los criterios según el orden en que habían sido aprobados por el Consejo General. El modelo heurístico solamente proporcionaba un trazo regular acatando los criterios de equilibrio poblacional y compacidad (trazo geográfico parecido a un polígono regular). La aplicación manual de los demás criterios se enfrentó a una diversidad de situaciones geográficas, formas irregulares de las áreas político-administrativas, la distribución compleja de la población y las vías de comunicación, cúmulo de factores que generaron contradicciones en el acatamiento de dichos criterios. De hecho, se encontraron situaciones donde al aplicar uno de ellos unos actuaban en detrimento del cumplimiento de otros. Para superar el problema, el RFE tuvo que asumir una ponderación adicional para el caso de los municipios urbanos, en la que tuvo que privilegiar la integridad municipal sobre el equilibrio poblacional (IFE, 1997b: 173-176), lo cual terminó con la generación de varios distritos fuera de rango. En la distritación de 2005 desde la redacción de los criterios se buscó evitar el antagonismo entre los mismos, además de que se precisó con mayor claridad la ponderación en su aplicación. Los criterios 1, 2 y 3 (véase cuadro 1, anexos) por su origen constitucional y naturaleza imperativa se consideraron de primer nivel; al criterio 4 por su carácter constitucional pero no imperativo se le asignó el segundo nivel; a los criterios 5 y 6 por su especificidad geográfica sobre la forma geométrica de los distritos se les consideró de tercer nivel; al criterio 7 por ser una restricción político-administrativa y de construcción del padrón electoral se le asignó el cuarto nivel; al criterio 8 por circunscribirse a los distritos urbanos se le colocó en el quinto nivel; al criterio 9 por ser de carácter administrativo electoral y geográfico se le ubicó en el sexto nivel, y al criterio 10 por ser de carácter administrativo electoral se le consideró en el séptimo nivel. Asimismo, por acuerdo con los partidos políticos, en el modelo se aplicaron ponderadores numéricos que se aplicarían automáticamente


Por lo dicho anteriormente se puede inferir que en 1996 se careció de este elemento. El algoritmo heurístico desarrollado operó a través de un programa informático que “construía los distritos a partir de una unidad básica que tomaba como semilla y que iba creciendo de acuerdo con los diversos criterios. Si con ello no se lograba el objetivo en términos de número de habitantes, entonces se le pegaba una de sus unidades vecinas para conformar el distrito… este proceso se repetía sucesivamente hasta lograr el objetivo… El procedimiento anterior se repitió hasta obtener todos los distritos deseados. Se generaron tres mil escenarios por cada unidad territorial. El mejor escenario se eligió en función del valor del voto, es decir, se seleccionó el escenario cuya desviación con respecto a la población meta era el menor” (RFE/ IFE, s.f.: 16). Este procedimiento no logró instituirse en una regla que otorgase validez a un trazo sobre los demás, ya que al aplicar los demás criterios surgieron contradicciones, sobre todo al momento de construir los distritos en zonas de conurbación urbana. No fue posible lograr la fundamentación técnica y la aprobación de la distritación dependió de la negociación política que incluyó a 24 distritos con claros desequilibrios poblacionales. En 2005, el modelo matemático basado en el algoritmo denominado “recocido simulado” permitió la construcción de una función matemática de minimización de costos que incorporaba cuatro de los criterios ponderados matemáticamente (equilibrio poblacional, forma

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4. Criterio de validez. Este indicador pretende establecer si el proceso de distritación contaba con algún elemento que sirviera de patrón de medida sobre la validez de un trazo distrital sobre otro.

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a sus cuatro componentes: el de mayor peso al equilibrio demográfico, seguido de la compacidad, en tercer lugar la integridad municipal y en último lugar los tiempos de recorrido. Esta doble ponderación evitó en buena medida los cuestionamientos al momento de la aplicación y posibilitó que no se diseñara ningún distrito de manera casuística.

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geométrica, integridad municipal, y tiempos y distancias de recorrido). Esta función posibilitó la incorporación automatizada de los componentes que no fueron matematizables en 1996, y generó un valor numérico de la función de minimización de costos, que en los hechos se convirtió en el criterio de validación del mejor trazo distrital. Entre los partidos políticos la función se convirtió técnica y políticamente en la “regla de oro” para poder discriminar entre varias propuestas. Incluso el RFE tuvo que aceptar los cambios cuando la aplicación del modelo generaba un valor de la función de costos menor a la que originalmente plantearon ellos. 5. Proporcionalidad poblacional. Este indicador evalúa la concordancia de la población de los distritos, de acuerdo con los límites acordados entre la autoridad electoral y los partidos políticos en los que se establece un rango de dispersión de +/- 15% respecto a la media poblacional de la entidad.15

Nóesis

Como se señaló con anterioridad, los resultados de la distritación de 1996 arrojaron 24 distritos fuera de rango, cuya distribución estatal se describe en la tabla No. 1 (Véase tabla 1, anexos) La distritación de 2005, en cambio, no presentó distritos fuera de rango, ya que en todos los casos se respetó el resultado generado por el modelo que incorporó el equilibrio poblacional como la variable de mayor peso. Un análisis comparativo de las estadísticas de ambas distritaciones muestra claramente la superioridad de la distritación de 2005. Como se muestra en la tabla Nº 2, todas la medidas de dispersión de la distritación de 2005 son significativamente menores que las de 1996. La máxima desviación por encima de la media y el recorrido de 1996 presentan valores que superan los de 2005 en más del 100%; la desviación máxima por debajo de la media de 1996 es el doble de la de

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Cabe aclarar que dicha media se establece dividiendo la población total de la entidad entre el número de distritos que le corresponde a esa entidad, de acuerdo con la asignación proporcional de los 300 distritos.

15


Podemos señalar que la incorporación de la tecnología en el proceso de redistritación de 1996 se constituyó en una mediación que dio lugar a un proceso de delegación de la toma de decisiones sobre este importante aspecto de la organización de procesos electorales en una autoridad cuasi ciudadana16 en proceso de consolidación de su autonomía respecto a los partidos políticos y el gobierno. En 2005, un instituto ciudadanizado tuvo que asumir, por primera ocasión, la totalidad del proyecto de distritación, por lo que resultó necesario cuidar la estrategia para la construcción de acuerdos políticos que hiciera viable la aprobación del trazo distrital. Esto es lo que explica que desde un inicio se abriera la discusión a los partidos políticos y expertos en la materia, de los elementos a incorporar en los criterios de distritación, mediante la realización de cuatro mesas de análisis. Producto de esta dinámica fue posible construir el acuerdo de aprobación de la distritación en el seno del Consejo General del IFE con el respaldo de los partidos políticos. Cabe destacar que, a diferencia de lo ocurrido en 1996, el objetivo de lograr el equilibrio poblacional se logró totalmente, ya que la población de cada uno de los 300 distritos quedó dentro de la norma del +/- 15%. La metodología de distritación demostró ser técnicamente solvente y políticamente confiable. 16

El calificativo de “autoridad cuasi ciudadana” obedece al hecho de que al momento de realizar la distritación de 1996 el Consejo General del IFE estaba integrado por los consejeros ciudadanos, el secretario de Gobernación como presidente y los partidos políticos, los cuales todavía votaban.

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Conclusiones

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2005, y la desviación estándar de la primera es casi 40% superior a la segunda. (Véase tabla 2, anexos) Los siguientes gráficos (véase gráfica Nº 2 y Nº 3, anexos) expresan de manera desagregada las diferencias porcentuales de la población de los distritos respecto a la media distrital estatal. Nuevamente, la dispersión de 1996 resulta significativamente mayor que la de 2005.

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Desde nuestro punto de vista, el modelo de distritación 2005 en México ilustra la consolidación de la mediación tecnológica como recurso para la construcción de acuerdos políticos en este campo. Su éxito se basa en la aceptación de los partidos de los criterios técnicos como base única para procesar las propuestas políticas. La distritación electoral 2005 llevada a cabo en México ilustra una experiencia exitosa de incorporación de tecnología en la construcción de acuerdos sobre un aspecto tan complejo y con importantes implicaciones políticas. Dentro de los factores que contribuyeron a su éxito podemos mencionar: que se tomaron en cuenta las posibilidades y las alternativas tecnológicas (superación del modelo heurístico de 1996), y el haber atendido las demandas de inclusión, información y control de los partidos políticos como prerrequisito para la generación de marcos de confianza. La estrategia de la autoridad electoral para construir acuerdos políticamente incluyentes y técnicamente solventes otorgó a la mediación tecnológica el papel de fiel de la balanza. La tecnología le permitió a la autoridad electoral conducir el proceso de distritación y otorgar al mismo tiempo ciertos márgenes de intervención a los partidos políticos acotados por las reglas planteadas en el modelo. Se trata de una conducción que abre márgenes para la presentación de propuestas que superen las de la institución sobre los parámetros acordados con los partidos políticos. La inclusión sin renuncia a la conducción generó un proceso que legitimó este ejercicio de la autoridad electoral. Sin embargo, no podemos dejar de apuntar que durante todo el ejercicio se hizo patente la gran desigualdad técnica que existe entre los partidos y la autoridad electoral, situación que le permitía a esta última mantener el absoluto control no obstante de aceptar modificaciones. Esta asimetría pudiera ser un elemento determinante en la capacidad real de cuestionar los supuestos del modelo y los sistemas de ponderación, elementos clave en la construcción del trazo. Este aspecto debiera ser profundizado en el futuro. El proceso de distritación 2005 fue posible gracias a que los partidos políticos reemplazaron la estrategia de negociación política pura y


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aceptaron dirimir las diferencias entre las distintas propuestas con base en una función matemática. A partir de lo anterior, y con base en la revisión de los indicadores de calidad de ambos ejercicios, podemos concluir que la distritación electoral 2005 representó un salto cualitativo en la utilización de la tecnología como mediación política en el contexto político mexicano.

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Bibliografía Instituto Federal Electoral. La redistritación electoral mexicana, 1996. Memoria. Evaluación de la redistritación electoral mexicana de 1996, t. 1. México, Instituto Federal Electoral, 1997a. Instituto Federal Electoral. La redistritación electoral mexicana, 1996. Memoria. Evaluación de la redistritación electoral mexicana de 1996. México, Instituto Federal Electoral, 1997b. [Artículo de Internet: http://www.aceproject.org] Luján Ponce, Noemí. Tecnología y procesos electorales en México (1988-1994). Entre la democracia y el control político. Tesis de doctorado. FLACSO. México, mimeo, agosto de 1997. Registro Federal de Electores-Instituto Federal Electoral. Distritación para la democracia, memoria del proceso de distritación en México. México, mimeo, 2005, documento de trabajo, [S.F.]


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Anexos

Gráfica 1

Fuente: RFE/IFE: Distritación para la democracia, memoria del proceso de distritación en México. México, mimeo, 2005, documento de trabajo, p. 21.

Entidad

Baja California Nte. Baja California Sur Chiapas Estado de México Guanajuato Guerrero Jalisco Nuevo León San Luis Potosí Sonora Tabasco Veracruz Total

Por encima de la media

1 1 1 4 2

1 1 1 1 1 1 15

Por debajo de la media

1 3 3 1

1 9

Fuente: Instituto Federal Electoral. La redistritación electoral mexicana, 1996”, t. 1. México, IFE, 1997, p. 153.

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Tabla 1. Distritación 1996 Número de distritos fuera de rango

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Tabla 2. Dispersión estadística Medida de dispersión

36.69%

Desviación estándar Recorrido

10.06% 65.65%

14.35%

6.40% 29.03%

Fuente: Elaboración propia con base en los tamaños de población de los distritos electorales en las distritaciones de 1996 y 2005 y el criterio de +/15% de diferencia respecto a la media poblacional en cada entidad.

Gráfica 2. Dispersión porcentual Distritación de 1996 40.00%

Desviación porcentual respecto a la media estatal

Nóesis

Máxima desviación porcentual por encima de la media

Máxima desviación porcentual por -28.96% -14.67% debajo de la media

30.00% 20.00% 10.00% 0.00% -10.00% -20.00% -30.00% -40.00%

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Distritación 1996 2005


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Desviación porcentual respecto a la media estatal

20.00%

Gráfica 3. Dispersión porcentual Distritación de 2005

15.00% 10.00% 5.00% 0.00% -5.00% -10.00% -15.00% -20.00%

Criterios 1996 1. Ningún distrito electoral federal uninominal podría comprender territorio de dos o más entidades federativas. 2. Para la determinación del número de distritos electorales federales uninominales, que habría de comprender cada entidad federativa, se aplicaría la fórmula de distribución conocida como St. Lagué, tomando como base los resultados del Censo General de Población y Vivienda de 1990.

Criterios 2005 1. Los distritos se integrarán con territorio de una sola entidad federativa. 2. Para la determinación del número de distritos que habrá de comprender cada entidad federativa, se observará lo dispuesto en el artículo 53 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 2.1. Para la determinación del número de distritos que habrá de comprender cada entidad federativa, se aplicarán los resultados del XII Censo General de Población y Vivienda 2000. (Continúa)

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Cuadro 1. Cuadro comparativo de los criterios para la Distritación Electoral Federal 1996-2005

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(Continuación) Criterios 1996

Nóesis

3. Para determinar los límites distritales al interior de cada entidad federativa se utilizaría un modelo heurístico.

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Criterios 2005

2.2. Se utilizará el método conocido como “RESTO MAYOR con una media”, por ser el método matemático que garantiza el equilibrio poblacional. El método matemático conocido como “RESTO MAYOR con una media” consiste en: a) Calcular la media nacional dividiendo la población del país entre el número de distritos que se distribuirán. b) Dividir la población de cada entidad federativa entre la media nacional. A cada entidad federativa se le asigna un número de distritos igual a la parte entera que resulte de la división. c) Asignar, en cumplimiento a la legislación correspondiente, dos distritos a aquellas entidades federativas cuyo cociente resulte menor que dos. d) Asignar un distrito adicional a aquellas entidades federativas que tuvieran los números fraccionarios mayores.

En las consideraciones metodológicas de los criterios se definió que se utilizaría un modelo matemático basado en una función de “recocido simulado”.

(Continúa)


8. Los distritos se constituirán preferentemente con municipios completos. 8.1. En los municipios que tienen una población total mayor a la que corresponda a 0.85% de la media estatal y menor a 1.15%, se procurará no fraccionarlos y conformar con ellos un distrito.

8.2. Los municipios urbanos que no alcancen el 0.85 por ciento referido y cuyas localidades urbanas se encuentren conurbadas, serán agrupados preferentemente para conformar distritos con otros municipios con localidades urbanas con los que tengan contigüidad geográfica, una adecuada accesibilidad que estará en función de los accidentes geográficos y tiempo de traslado entre municipios, y que guarden mayor integridad como comunidad. a) Se considera como localidad urbana, para efectos de distritación, aquella con más de 15,000 habitantes según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000. Municipio urbano es aquel que contiene al menos una localidad urbana y que la totalidad del municipio contenga una población mayor del 50% de la media poblacional distrital que se establezca para el estado al que pertenezca. b) Para evaluar la integridad como comunidad, se tomarán en cuenta las denominadas “mesorregiones” desarrolladas por Ángel Bassols Batalla.

Noemí Luján y Eduardo Albarrán

4. Con base en el equilibrio demográfico se habría de determinar aquellos municipios, además del Distrito Federal, que por sí solos pudieran contener uno o más distritos electorales federales uninominales.

(Continuación) Criterios 2005

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Criterios 1996

(Continúa)

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(Continuación) Criterios 1996

5. La distribución de los distritos se efectuaría de norte a sur y de oeste a este, respetando en lo posible accidentes geográficos y obras viales de importancia, para abarcar preferentemente en forma completa, pueblos, barrios, colonias, comunidades de población indígena integrada con base en aspectos socioculturales, etcétera

Criterios 2005

8.3. En el caso de municipios que cuenten con población total mayor a la media estatal, se buscará formar distritos completos a su interior y la fracción territorial excedente se agregará a municipios colindantes, de preferencia urbanos, para formar otro distrito. 8.4. Cuando sea necesario integrar distritos a partir de fracciones municipales, se buscará involucrar al menor número de municipios. Sólo en casos de excepción, con la debida justificación técnica, se podrá integrar un distrito con fracciones de hasta tres municipios.

4. Se procurará la conformación de distritos electorales con mayoría de población indígena. En todo caso se preservará la integridad territorial de las comunidades indígenas. 4.1. Se utilizará la información sobre localidades y municipios indígenas que proporcione la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Nóesis

6. Los distritos electorales que por su Queda comprendido dentro del criterio 8. densidad poblacional debieran comprender el territorio de más de un municipio, se constituirán preferentemente con municipios completos.

136

7. Se propiciaría la unidad geográfica de los distritos electorales.

5. Los distritos tendrán continuidad geográfica tomando en consideración los límites político-administrativos y los accidentes geográficos. (Continúa)


9. En la delimitación de los distritos electorales se procuraría obtener la mayor compacidad posible, característica consistente en que el perímetro de los distritos adquiera una forma geométrica lo más cercana posible a un polígono regular. 10. El margen de variación de la población de cada distrito, en relación al cociente de distribución, no podría exceder o disminuir + -15% al interior de cada entidad federativa, tratándose como casos particulares aquellos que por razones geográfico-poblacionales se alejaran del rango de variación señalado.

Criterios 2005

10. En la conformación de los distritos se procurará optimizar los tiempos de traslado entre los recorridos a su interior, considerando su tamaño, extensión y la distribución geográfica de sus localidades. 6. En la delimitación de los distritos se procurará obtener la mayor compacidad, de tal forma que el perímetro de los distritos tenga una forma geométrica lo más cercana a un polígono regular. Ningún distrito podrá rodear íntegramente a otro. 3. Se aplicará el equilibrio demográfico en la determinación de los distritos partiendo de la premisa de que la diferencia de población de cada distrito en relación con la media poblacional estatal será lo más cercano a cero.

3.1. Para salvaguardar la integridad municipal se permitirá que el margen de población de cada distrito en relación con el cociente de distribución tenga una variación tal que: a) En los casos en que el valor absoluto de la diferencia entre la media estatal y la nacional sea menor del 5%, el tamaño de cada distrito será igual a la media estatal permitiendo que difiera de ese valor entre los límites de +/- 15% del valor de la media nacional. b) En los casos en que el valor absoluto entre la media estatal y la nacional difiera en más del 5% y en menos del 10%, sólo se permitirá una desviación de +/-10% del valor de la media nacional.

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Criterios 1996

8. Se consideraría la infraestructura de vías de comunicación y los tiempos de traslado de las secciones electorales a la cabecera distrital que se estableciese.

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(Continuación)

(Continúa)

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Evaluación de las distritaciones electorales en México de 1996 y 2005: una propuesta de indicadores

(Continuación) Criterios 1996

Criterios 2005

3.2. Toda variación que exceda los límites señalados en el punto anterior deberá justificarse. 3.3. En el caso que el distrito manifieste expansión demográfica, se procurará que la desviación sea en el sentido negativo; en tanto que si el comportamiento demográfico es decreciente, entonces se procurará que la desviación sea de carácter positivo.

10.1. Se respetaría la distribución seccional vigente.

7. Para la integración de distritos se utilizará la distribución municipal y seccional vigentes. La unidad de agregación mínima será la sección electoral.

11. No se prefijarían las cabeceras distritales, permitiendo la determinación de las mismas a la aplicación de criterios de mayor población, de vías comunicación y servicios públicos.

9. Para establecer las cabeceras distritales se considerarán los siguientes parámetros: mayor población, vías de comunicación y servicios públicos. En caso de existir dos o más localidades semejantes, y una de ellas sea, en la actualidad, cabecera distrital, prevalecerá esta última.

Nóesis

Fuente: Elaboración propia con base en los acuerdos del Consejo General del Instituto Federal Electoral, del 31 de enero de 1996 y 15 de julio de 2004.

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In 2006, Mexicans living abroad were able to vote from foreign soil for the first time in the presidential election. This article examines how the rules of implementation for the vote abroad were able to gain approval in the committees of the Mexican Chamber of Deputies. The authors utilize a variety of sources to better understand why the final vote abroad legislative attempt was successful in committee, while previous attempts did not gain approval.

Key words: México, voto en el extranjero, Cámara de

Diputados, El Congreso, la Comisión, la gestación política En 2006, los mexicanos pudieron votar desde el extranjero por primera vez en la elección para presidente. Este artículo examina cómo la reglamentación del voto en el exterior de México recibió el visto bueno de las comisiones de la Cámara de Diputados. Los autores utilizan una variedad de fuentes para entender mejor porqué la última iniciativa tuvo éxito en comisión, pero las anteriores no recibieron el visto bueno. Palabras clave: México, voto en el extranjero, Cámara de Diputados, el Congreso, la Comisión, la gestación política.

Key words: Mexico, vote broad, chamber of deputies, congress,

committee, legislative process


A brincos y sombrerazos: la gestación política del voto mexicano en el extranjero en la Cámara de Diputados Tony Payán y Gregory S. Schober

Los autores agradecen la beca de Fulbright para el financiamiento de la investigación en la Ciudad de México. Tony Payan, Ph.D. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad de Texas en El Paso. Correl: lapayan@utep.edu Gregory S. Schober, Becario Fulbrigth. En Center for Civic Engagement la Universidad de Texas en El Paso. Correl: gschober@utep.edu


Nóesis

A brincos ¿? y sombrerazos: la gestación política del voto mexicano en el extranjero en la Cámara de Diputados

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Introducción

Conforme

un mayor número de personas cruza las fronteras del mundo para asentarse en países que no son los suyos, tanto las naciones receptoras como las expulsoras de migrantes han tenido que redefinir su relación con estas personas y comunidades que viven fuera de su patria, motivadas en lo general por una mejoría económica (Earnest, 2006: 242-273). Así pues, la intensa migración internacional genera nuevas necesidades de ajustes sociales y políticos, no sólo dentro del país receptor, sino también en el expulsor para con su propia diáspora. Mientras que la disyuntiva para los receptores ha sido cómo integrar a quienes inmigran, el reto de los expulsores ha sido cómo aprovechar las oportunidades creadas por sus comunidades residentes en otras naciones. Los gobiernos de los países expulsores se han visto en la necesidad de extender sus lazos con sus comunidades en el extranjero por varias razones, entre las cuales se encuentran las siguientes: 1) el creciente número de sus ciudadanos residentes en el extranjero; 2) los avances tecnológicos que permiten a las diásporas mantenerse conectados con sus lugares de origen y al mismo tiempo transportar su cultura, lengua y costumbres hacia las naciones receptoras como reimportar nuevas modalidades sociales, políticas y culturales aprendidas en los países receptores hacia los de su origen; y 3) el aumento significativo en las remesas que las comunidades emigrantes envían a sus naciones de origen y que han creado una dependencia económica del país expulsor sobre sus emigrantes. Este último punto es crucial porque ciertas diásporas que adquieren conciencia de su importancia para su nación de origen se han organizado para exigir su integración transnacional. Este ensayo enfoca su atención hacia la respuesta de los países expulsores y sus esfuerzos por extender garantías cívico-políticas a sus diásporas, específicamente hacia la decisión de otorgar a los ciudadanos residentes en el exterior el derecho a participar en las elecciones de su nación de origen, el a veces llamado “voto remoto”. Hay varios países expulsores de migrantes que, ante esta problemática y dados los tres factores mencionados, han optado por ofrecer, por lo menos,


Particularmente, ver la iniciativa número 1522 presentada el 16 de junio de 2004 por el Ejecutivo federal en la Cámara de Diputados para una lista de antecedentes. 5 La octava iniciativa de ley en la Cámara de Diputados fue evaluada por dos comisiones diferentes y ambas la aprobaron con modificaciones a finales de 2004, algo que contrastó con la falta de acuerdos en las primeras siete iniciativas. 4

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el derecho al voto a sus emigrantes residentes en el exterior. Entre las primeras naciones en América Latina que han implementados mecanismos para el voto en el extranjero se encuentran: Argentina, Brasil, Colombia, Honduras y Perú (Calderón, 2004: 53-180). México, por su parte, aprobó el voto en el extranjero en 1996, pero el gobierno ha tenido gran dificultad en implementarlo (Calderón y Martínez Cossío, 2004: 217-267). Se analiza el caso de México solamente porque, aunque el gobierno mexicano aprobó el voto en el extranjero en 1996, no fue sino hasta diez años más tarde —en 2006— que los migrantes mexicanos lograron que éste se implementara y, de acuerdo con algunos críticos, a medias. Así pues, se examina la evolución legislativa de la iniciativa del voto en el extranjero para la diáspora mexicana. Desde 1998 han surgido diecisiete proyectos de ley que buscaban el establecimiento de un sistema de votación en el extranjero para la comunidad migrante mexicana, los cuales fueron presentados en el Congreso (Cámara de Diputados, 2007).4 De éstos, ocho se originaron en la Cámara de Diputados en las LVIII y LIX Legislaturas, las cuales son materia de análisis en este estudio. Este límite es necesario para compensar por el cambio político de dimensiones sísmicas que sufrió México a partir del año 2000. Cabe además reiterar que este análisis se centra en la Cámara de Diputados, excluyendo la dinámica del Senado mexicano. Así pues, la interrogante rectora de este estudio es: ¿por qué el octavo proyecto de la ley del voto en el extranjero sí trascendió las comisiones a cargo de esta iniciativa para luego ser aprobado en el pleno, mientras que los primeros siete intentos entre el año 2000 y 2004 murieron en sus respectivas comisiones y por tanto no pasaron al pleno?5 (Ver apéndice I, anexos)

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Países con derecho al voto en el extranjero: Tabla 1. El alcance y enfoque de este estudio Países que han otorgado el derecho al voto en el extranjero en AL

Caso bajo estudio en este ensayo

Enfoque particular de este estudio

Argentina Brasil

Cámara de Diputados

Colombia Honduras México

México

Senado

Perú

Nóesis

Breve historia legislativa del voto en el extranjero en México

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De acuerdo con Leticia Calderón Chelius —investigadora del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora— y Nayamín Martínez Cossío —coordinadora del Proyecto de Salud, Centro Binacional para el Desarrollo Indígena Oaxaqueño en Fresno, California—, el voto en el extranjero se comenzó a debatir abierta y seriamente en 1995 por los actores políticos más importantes de México, cuando representantes del Poder Ejecutivo, del PRI, del PRD y del PAN, así como del Partido del Trabajo (PT), tomaron parte en una serie de negociaciones sobre la reforma electoral. Generalmente, y dado que el PRI conservaba la mayoría, este partido ejercía la prerrogativa de determinar la agenda en cualquier mesa de negociaciones y el curso del debate mismo. Sin embargo, el PRD pudo ejercer un poco de influencia y maniobrar para avanzar el tema del voto en el extranjero en la agenda de discusiones. El PRD ofreció su apoyo en el tema relacionado con Chiapas y los zapatistas a cambio de que se incluyera el aspecto


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Ver, por ejemplo, el trabajo de Goldring (2002: 67) donde cita a Raúl Ross Pineda. Los mexicanos y el voto sin fronteras (México y Chicago, Ill.; Universidad Autónoma de Sinaloa, CEMOS, y Salcedo Press, 1999); a Jesús Martínez Saldaña. “Las instituciones para la democracia en México: Su fracaso ante la emigración” (manuscrito de 1998); un ensayo sin título presentado ante el Foro Binacional del Voto de los Mexicanos en el Exterior, en la Universidad Autónoma de Zacatecas, el 24 y 25 de noviembre de 1998; a Martínez Saldaña (1998); a Calderón Chelius (1998); y finalmente a Laurent Faret, “Le vote mexicain a l’étranger: Context et significacions d’une demande sociale émergente”. L’Ordinaire Americain, núms. 173-174 [1998], pp. 167-172.

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del voto en el exterior en las reformas (Calderón Chelius y Martínez Cossío, 2004: 223-225, 246). Jesús Martínez Saldaña, líder migrante y profesor de la Universidad Estatal de California en Fresno, argumenta que “la inclusión del voto migrante en la reforma de 1996 se debió a la decisión de los representantes del PRD de incluir el tema al realizarse las negociaciones sobre posibles modificaciones electorales” (Martínez Saldaña, 2002: 292). Dicho debate produjo dos resultados. Primero, varios académicos hacen referencia al punto de que la Constitución mexicana ya no prohíbe el hecho mismo de votar en el extranjero.6 En otras palabras, ya no se consideraba un acto ilegal el votar en una elección, aunque se residiera fuera del país. Segundo, según Calderón Chelius y Martínez Cossío, la tarea de llevar a cabo las preparaciones para las elecciones fue asignada a la Secretaría de Gobernación y al Instituto Federal Electoral (IFE). Finalmente, aunque el IFE cumplió con su misión, la Secretaría de Gobernación, todavía bajo el control de un ejecutivo priísta, no cumplió, puesto que no implementó las reformas acordadas en 1996 (Calderón y Martínez Cossío, 2004: 227-228). Mientras que la implementación del voto en el extranjero se trabó en Gobernación, Martínez Saldaña señala que cundió la confusión entre las comunidades residentes fuera de México. Como respuesta, un grupo de líderes migrantes comenzó a cabildear al gobierno mexicano en 1998 en favor de implementar esta medida. Este grupo de cabildeo, que incluía a Martínez Saldaña, viajó a la Ciudad de México y Guanajuato, donde se reunió con oficiales del IFE, legisladores del

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PRD y del PRI y hasta con el candidato del PAN a la Presidencia de la República, Vicente Fox (Martínez Saldaña, 1998: 159-160). Calderón Chelius y Martínez Cossío presentan una narrativa muy clara del clima político que se vivió en México alrededor del tema, quienes argumentan que los partidos políticos tomaron posiciones muy diferentes. Como era tradicional, el PRD ofreció el apoyo más constante para la implementación del voto en el extranjero, incluso hasta el punto de esforzarse por llevar el primer proyecto de ley hasta la Cámara de Diputados. Y fue el PRI el que hizo referencia a las dificultades de la logística de la implementación del voto en el extranjero7 y luego procedió a tomar medidas para prevenir que las iniciativas pasaran en el Congreso. El PAN, que se encontraba en un momento de considerable división interna con respecto al tema del voto en el exterior, decidió primero unirse al PRI enfatizando los problemas de logística en la implementación.8 Los panistas temían que el PRI utilizara los posibles problemas con la implementación del voto en el extranjero, para declarar nula la elección del año 2000 si perdían la Presidencia en la contienda electoral. Pero a pesar de este titubeo inicial, el PAN decidió presentar sus propias iniciativas y apoyar la legislación, en parte apostándole a que fuera el PRI el partido que derrotara las iniciativas solo y se le culpara de haber impedido que los migrantes votaran en la elección de 2000. Este escenario, al que el PAN le había apostado, se dio y el Senado, bajo el control del PRI, derrotó dos veces el intento de implementar el voto en el extranjero y fue el PRI el que recibió la culpa del resultado (Calderón y Martínez Cossío, 2004: 236, 240, 245, 253-254). Con la elección de Vicente Fox como candidato del PAN a la Presidencia en 2000, aunada a la noción de que los migrantes mexicanos tal vez ejercieron una influencia en el triunfo de éste,9 Martínez Saldaña Alfredo Phillips Olmedo, intervención en la comparecencia de José Woldenberg ante las Comisiones Unidas de Gobernación, Puntos Constitucionales, Relaciones Exteriores, y de Población y Desarrollo. México, 26 de mayo de 1998, versión estenografita, citada en Calderón Chelius y Martínez Cossío (2004: 232). 8 Ibíd, p. 232. 9 Ver, por ejemplo, las observaciones de Martínez Saldaña (2002: 326-327) y David Fitzgerald (2000: 27-28)

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7

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El marco teórico Hay todavía muy pocos estudios que desgranan la conducta y actuación política del Congreso mexicano. Esto se debe principalmente a que la historia política de México durante los siglos xix y xx se centraba en la conducta y actuación del Poder Ejecutivo. Era en éste donde se concentraba la fuente de la acción política y de las políticas públicas de México. El interés en el estudio de la dinámica del Congreso mexicano fue mínimo durante este lapso dado que la iniciativa legislativa partía del Ejecutivo y el Congreso consideraba, mayormente, para su aprobación. Tomando el periodo 1994-1997 como ejemplo, el Congreso aprobó, en ambas Cámaras, un 98.8% de las iniciativas legisla-

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aseveró que se avecinaban circunstancias propicias desde el Poder Ejecutivo que podrían dar impulso al voto en el extranjero. Por ejemplo, Martínez Saldaña observó que una buena señal era la creación de una oficina especializada en la atención a los migrantes mexicanos, además de los viajes que el mismo presidente Fox realizó a la frontera para indicar su interés personal en el tema (Martínez Saldaña, 2002: 328). Y, efectivamente, desde su comienzo, hubo una percepción importante de que la administración Fox le prestó mucha atención a los migrantes. El panorama cambió también dentro de los partidos políticos y se manifestaron importantes señales de cambio de actitud hacia el voto de los migrantes. Calderón Chelius y Martínez Cossío, por ejemplo, observaron que el PRI cambió su posición y dio media vuelta manifestando su abierto apoyo al voto de los mexicanos residentes en el exterior. El PRD continuó apoyando la iniciativa (Calderón y Martínez Cossío, 2004: 247, 252). Y, al manifestarse Vicente Fox en favor de más atención y mejores relaciones con los “paisanos”, lo más probable era que el PAN también se alineara con esa posición. Así pues, una vez instalado Vicente Fox en la Presidencia de la República se dieron las condiciones para que los tres partidos coincidieran.

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tivas del Ejecutivo federal.10 Este número es aplicable prácticamente a todas las legislaturas anteriores. Benito Nacif, de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), lo analiza de esta manera: “los cambios en las políticas públicas eran hechos dentro del Poder Ejecutivo y el Congreso se limitaba a revisar y ratificar” (Nacif, 2005: 8).11 Si el Congreso no era en sí objeto de estudios serios, la situación que prevalecía provocó que prácticamente ningún estudioso de la política mexicana le prestara atención a la dinámica de las comisiones parlamentarias. Esta falta de atención no era sin razón, por supuesto. El pleno pasaba prácticamente todas las iniciativas del Ejecutivo y el trabajo de las comisiones era prácticamente irrelevante o nulo. A partir de 1997, cuando el PRI pierde la mayoría en la Cámara de Diputados, el trabajo del Congreso comenzó a volverse más relevante y, por ende, el trabajo de las comisiones. El PRI perdió la posibilidad de sencillamente ratificar las iniciativas del Ejecutivo, tanto en comisión como en el pleno de la Cámara —y para el año 2000 también en el Senado—. Las iniciativas legislativas comenzaron a ser turnadas a sus respectivas comisiones, en donde el debate comenzó a darse sin que ningún partido tuviese la mayoría. Este nuevo escenario necesariamente implicaba un cambio en la dinámica interactiva dentro de las comisiones, entre comisiones, entre comisiones y el pleno, dentro del pleno de la Cámara y, por supuesto, entre los poderes Legislativo y Ejecutivo. En su análisis breve del trabajo de las comisiones en la LVII Legislatura, Jeffrey A. Weldon, profesor de ciencias políticas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), se enfoca primordialmente en la creación de alianzas partidistas temporales y la fuerza del apoyo de cada fracción partidista para determinar el éxito o el fracaso de una iniciativa de ley (Weldon, 2004: 142-143). Acorde con el estudio de Weldon, los miembros de las comisiones del Congreso mexicano y los diputados actuando ya en el pleno, determinan Dato tomado del Sistema Integral de Información y Difusión de la Cámara de Diputados, el cual es citado por Benito Nacif (2005: 6). 11 Traducción por los autores. 10


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en gran medida su apoyo o rechazo a una iniciativa, de acuerdo con los deseos del partido al que pertenecen. Esta teoría implica, por supuesto, la existencia de un alto nivel de disciplina partidista entre los legisladores. Pero el estudio de Weldon deja algo sin resolver: cabe preguntarse por qué, sin que ningún partido tenga la mayoría en el Congreso, un proyecto de ley es aprobado, dado que los diputados actúan de acuerdo con los lineamientos de sus partidos. Una disciplina partidista fuerte más la ausencia de mayorías partidistas deben casi necesariamente desembocar en un embotellamiento legislativo. Y sin embargo hay proyectos legislativos que sí son aprobados. Ante este logogrifo, Nacif toma la teoría del “votante promedio” que se presume se encuentra hacia el centro de todo espectro ideológico y no en los extremos. Nacif adapta esta teoría transformándola en una que se podría decir es la “teoría del partido promedio”, que naturalmente se encuentra en el centro del espectro ideológico. Nacif argumenta entonces que un proyecto de ley es aprobado en la Cámara de Diputados cuando las preferencias de los partidos políticos con respecto a éste se encuentran hacia el centro del espectro ideológico y no en los extremos (Nacif, 2005: 17). Esta teoría daría nacimiento a la hipótesis de que la legislación exitosa en México debe necesariamente ser moderada ideológicamente, algo que todavía está por demostrarse. En lo que Nacif sí acierta contundentemente es al afirmar que es crucial darles importancia a los partidos políticos al tratar de determinar las probabilidades de que un proyecto de ley sobreviva al trabajo de una comisión. Un análisis de los partidos políticos y su dinámica como elemento fundamental en la aprobación o el rechazo de un proyecto de ley son, sin duda, clave en el escenario político mexicano de hoy. Pero los partidos no lo son todo. En una entrevista con un miembro del personal de la Cámara de Diputados quedó claro que un enfoque exclusivo sobre los partidos políticos es insostenible. Existen otros factores importantes en la explicación de un resultado legislativo —rechazo o aprobación— en las comisiones de la Cámara de Diputados. Durante la entrevista, el interlocutor reportó que hay ejemplos de disputas entre los miembros de las comisiones de la Cámara durante

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sus debates hasta el grado que a veces se forman alianzas entre miembros de distintos partidos.12 Si es cierto entonces que a pesar de que la mayoría de los diputados son partidistas en sus posiciones, ¿cómo se puede explicar que haya ocasiones en las cuales éstos cruzan las líneas partidistas y se alían con miembros de partidos opuestos? Esta pregunta implica la necesidad de un modelo explicativo más comprensivo que pueda incluir estas excepciones. Una teoría alterna que puede aportar elementos explicativos adicionales a la conducta del Congreso mexicano hoy día se puede derivar de las reflexiones de Roderic Ai Camp, profesor del Colegio Claremont McKenna en California. Camp argumenta que ante el crecimiento de la importancia del Congreso en la política mexicana y la elaboración de políticas públicas se han abierto nuevas oportunidades para quienes buscan influir sobre el quehacer legislativo. Ante este escenario se debe observar, por ejemplo, un aumento en el cabildeo de miembros del Congreso por parte de segmentos o grupos con intereses particulares de la sociedad e inclusive un decremento en la antigua concentración de las actividades de cabildeo sobre Los Pinos o el personal del propio Presidente de México (Camp, 2003: 132 y 177). Como confirmación de esta teoría encontramos el hecho de que al acercarnos a un miembro del personal del Congreso, inmediatamente se nos pidió que firmáramos antes de ingresar al recinto asentando claramente la compañía que nos enviaba. Esto indica un aumento en la presencia de personas que acuden a cabildear en favor de sus intereses o los de su grupo o asociación. Así pues, la principal contribución de este argumento es que el cabildeo en el Congreso es —y debe ser teóricamente hablando— mucho más intenso en el nuevo escenario político nacional, aunque la efectividad de los esfuerzos en influir sobre el trabajo legislativo todavía está por establecerse. La idea de que existen diversos grupos de la sociedad organizados para cabildear activamente en el Congreso mexicano es una noción que, aunque para muchos estudiantes del gobierno y política estadounidense 12

Entrevista con un miembro del personal de la Cámara de Diputados, marzo de 2005.


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ses muy común, es algo nuevo para los estudiosos del proceso legislativo mexicano. Muestra fehaciente de esto es que a veces, al hablar del proceso de cabildeo, hubo miembros del Congreso que requirieron de una explicación más detallada. Es decir, el fenómeno era tan nuevo que había todavía algunos que no se sentían o veían como objeto de esfuerzos de cabildeo en su trabajo. Pero aunque el fenómeno sea algo relativamente nuevo en México, las actividades de cabildeo son no sólo evidentes —se entiendan o no—, sino que van en aumento, de acuerdo con Camp. Por tanto, en cualquier explicación sobre el proceso legislativo que otorgó el derecho al voto a los residentes mexicanos en el extranjero es necesario incorporar el tema del cabildeo y discernir cuáles son los puntos de entrada o de influencia en los cuales inciden quienes cabildean, ya sea en favor o en contra de un proyecto de ley. Al pensar en los procesos de cabildeo es necesario dirigirse a los actores de la sociedad que buscan incidir en el proceso legislativo. El proceso de cabildeo, pues, da mayor relevancia, tanto al trabajo de las comisiones como al del Congreso en pleno. Otra hipótesis también propuesta por Camp es que el nuevo escenario político nacional en México debe significar un crecimiento en la importancia de los presidentes de las comisiones legislativas. Es evidente, según Camp, que los presidentes de comisiones procedentes de partidos de oposición a veces han demostrado posiciones fuertes ante ciertos proyectos de ley que tocan sus intereses, los de su partido, y los de sus clientes políticos o electorados (Camp, 2003: 132). Este punto le da credibilidad a la hipótesis de que los presidentes de las comisiones que trabajaron en la iniciativa del voto en el extranjero tuvieron un buen grado de incidencia en su aprobación y jugaron un papel muy importante en convencer a los demás miembros. Finalmente, cuando se pretende analizar el tema de la relación entre México y su diáspora, incluyendo el derecho al voto para los emigrantes mexicanos, es imposible excluir el poder de las remesas, que en los últimos años se ha incrementado considerablemente y convertido en una de las principales fuentes de divisas para el país. Un miembro del PRD se atrevió a decir que las remesas eran como si estuviera lloviendo dinero. Mientras que otras industrias, como la petrolera, requerían

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para producir divisas una inversión capital considerable, las remesas no requerían de ninguna inversión.13 Es pues necesario considerar la posibilidad de que la importancia de las remesas tuviese algo que ver con la aprobación final del proyecto de ley sobre el voto en el extranjero.

Metodología El análisis del porqué el octavo proyecto de ley sobre el voto de los mexicanos en el extranjero sobrevivió al debate en las comisiones, llegó al pleno y fue aprobado —mientras que los primeros siete fueron rechazados— comienza con varias entrevistas con quienes guardan una alta familiaridad con los eventos y las negociaciones en la Cámara de Diputados sobre la iniciativa. Un consejero en particular, que estuvo en el núcleo de algunas de estas iniciativas, fue útil en proveer información sobre el tema, en la cual basamos algunas de nuestras mediciones, aunque tratamos, en la medida de lo posible, de cotejarla con otras fuentes. Esta serie de entrevistas resultó clave para discernir el peso de cada uno de los factores que nos ayudan a explicar por qué las primeras siete iniciativas fallaron y la octava tuvo éxito. Los resultados de estas entrevistas y el análisis de cada uno de los proyectos nos permitieron construir una tipología que a su vez nos posibilitó discernir el peso de cada variable en el rechazo o la aprobación de cada uno de los ocho proyectos. Hubo necesidad de ser cuidadosos con las declaraciones de cada miembro, para detectar y neutralizar partidismos que pudieran prejuiciar las respuestas de los entrevistados (diputados federales y consejeros y operativos de los tres partidos políticos en la Cámara de Diputados). A cada variable se le asignó un peso que fue desde un 0 hasta un 3. Entre más importante la variable, de acuerdo con nuestras mediciones, mayor el número asignado.

13

Entrevista con un miembro de alto rango del PRD, abril de 2005.


Los factores de cambio Nos enfocamos en las variables que cambiaron entre las primeras siete iniciativas (que no fueron adoptadas) y la octava (que fue adoptada), que fueron presentadas ante las comisiones respectivas entre el año 2000 y 2004. Postulamos que las variables o factores que pudieran

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Para explicar la dinámica de la implementación de la ley sobre el voto en el extranjero dentro del Congreso mexicano, específicamente en la Cámara de Diputados, después de diez años de haberse aprobado una reforma que removió los obstáculos primordiales a este acto, es necesario anticipar una variable contextual importante a partir de 1997 en la Cámara de Diputados y a partir de 2000 en el Senado. Gran parte de la explicación obedece a la lógica detrás de las estadísticas que se originan en el Congreso mexicano en el presente, es decir, bajo un marco plural, sin mayoría partidista. Al hacer un análisis de 100 iniciativas de ley escogidas al azar que fueron presentadas en las comisiones, el 80% no fueron aprobadas y, por tanto, nunca fueron presentadas ante el pleno. De las restantes iniciativas que sí fueron dictaminadas en la comisión correspondiente (20), el 95% (19) fueron aprobadas en el pleno de la Cámara de Diputados, de las cuales el 68% fueron aprobadas por ambas Cámaras, con o sin modificaciones (Cámara de Diputados, 2007). Esto indica claramente que la aprobación en comisión es vital para cualquier iniciativa de ley. Un proyecto que sobrevive al debate dentro de su comisión o comisiones correspondientes tiene altas posibilidades de pasar a ser ley. Este aspecto es una variable contextual importante en el análisis de la iniciativa de ley que otorgó finalmente el voto a los mexicanos residentes en el extranjero. Es necesario hacer esta referencia a las estadísticas porque las primeras siete iniciativas sobre el derecho al voto en el extranjero que tocamos en este estudio no sobrevivieron al debate en comisión. Asimismo, cabe indicar que la octava iniciativa sí fue aprobada en las dos comisiones en las cuales se sometió a consideración.

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Observaciones preliminares: el contexto

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haber sufrido cambios y poseen el potencial de explicar el rechazo de las primeras siete y la aprobación de la octava iniciativa son los siguientes: 1) El esfuerzo de cabildeo de la diáspora mexicana en el exterior (principalmente en Estados Unidos). Éste aumentó o decreció y se mide a través de las propias percepciones del nivel de cabildeo que expresaron los miembros del Congreso y un consejero de la Cámara de Diputados que fueron entrevistados. Este último estuvo en el núcleo de algunos de los esfuerzos por pasar el voto en el extranjero. Un 0 significa que no hubo ningún contacto entre la diáspora y el Congreso mexicano. Un 1 significa que hubo poco cabildeo de los mexicanos en el exterior. Un 2 significa que hubo cabildeo regular. Un 3 significa que hubo mucho cabildeo de los mexicanos en el exterior. 2) El cabildeo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME). Éste aumentó o decreció. Éste se mide también de acuerdo a las percepciones de un consejero de la Cámara de Diputados entrevistado sobre el contacto entre personal del IME y el Congreso y de acuerdo a la escala de la variable número anterior (1). 3) La fuerza de la coalición partidista detrás de la iniciativa. Se considera débil si el número de diputados detrás de la iniciativa son pocos y de un solo partido, y fuerte si son muchos y de varios partidos. Así pues, se asignó un 0 si la propuesta no recibe ningún apoyo de más de un partido político o si no hay voto. Se asignó un 1 si la propuesta tiene más del 50% de apoyo de un partido, pero menos del 50% de apoyo de los diputados de otro partido. Se asignó un 2 si la propuesta llegó con menos del 50% de apoyo de los tres partidos mayores, o más del 50% de dos partidos. Se asignó un 3 si la propuesta contó con el apoyo de más del 50% de por lo menos los tres partidos mayores. Esta variable se mide también de acuerdo con las percepciones del consejero de la Cámara de Diputados entrevistado y un análisis de forma independiente de la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados.


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4) Esta variable se mide mediante el esfuerzo de la fracción en favor del proyecto dentro del partido que presentó la iniciativa. Un 0 significa un esfuerzo nulo hacia el interior del partido. Un 1 significa poco esfuerzo. Un 2 significa un esfuerzo regular. Un 3 significa un gran esfuerzo. Éste se mide también de acuerdo a las percepciones del consejero de la Cámara de Diputados entrevistado. 5) Un aumento en el esfuerzo e interés personal de ciertos miembros clave en la Cámara de Diputados, incluyendo los presidentes de las comisiones y el autor de la iniciativa de ley. Un 0 significa que no hubo ningún esfuerzo de las personas clave alrededor de la iniciativa. Un 1 significa que hubo poco esfuerzo. Un 2 significa que hubo esfuerzo regular de las personas clave. Un 3 significa que hubo un gran esfuerzo. Éste se mide también de acuerdo a las percepciones del consejero de la Cámara de Diputados. 6) El nuevo enfoque mediático y popular en el peso de las remesas de los mexicanos en el extranjero. Tuvimos que medir esta variable indirectamente mediante el monto de las remesas que, supusimos, entre mayor el número mayor la atención, tanto de los medios de comunicación como de los miembros del Congreso. Esta variable se mide: un 0 si es menor a 5 mil millones de dólares; un 1 si se encuentra entre 5 y 10 mil millones de dólares; un 2 si se encuentra entre 10 y 15 mil millones de dólares; y un 3 si sobrepasa los 15 mil millones de dólares. La fuente del monto de las remesas es la base de las estadísticas del Banco de México. 7) El alcance del contenido de la iniciativa de ley se mide comparando lo extensivo o restringido del voto en el extranjero en cada una de las iniciativas. Identificamos seis partes importantes en toda iniciativa que, al revisarlas una por una, éstas las contenían o no. Se asignó un medio por cada parte que aparecía. Las partes son: credencialización en el exterior; casillas en el exterior; distintas modalidades de votar, incluyendo en persona, por correo, por computadora, etcétera; votación para Presidente

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de la República; votación para diputados que implicaría, inclusive, representación en el Congreso mexicano para los residentes en el extranjero; y la posibilidad de llevar a cabo campañas en el extranjero. Todas las iniciativas contenían por lo menos algunos de estos elementos. Éste se mide de acuerdo a un análisis independiente del contexto de las iniciativas en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados. 8) El número de comisiones participantes en la revisión de la iniciativa importó y éstas fueron una o dos en cada iniciativa. Pero los puntos se asignan de la siguiente manera: un 0 si ninguna comisión trabajó en el proyecto; un 1 si una comisión trabajó en el proyecto; un 2 si dos comisiones trabajaron en el proyecto; y un 3 si tres comisiones trabajaron en el proyecto. Los valores se originan en un análisis de forma independiente sobre las iniciativas en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados. 9) La presión o atención mediática sobre el Congreso en general con respecto al voto en el extranjero. Ésta se mide en atención negativa para quienes se consideran los responsables de la aprobación de la iniciativa. Un 0 si no hay atención o consecuencias negativas para el Congreso o los partidos si no se aprueba el proyecto. Un 1 si hay algo de presión en los medios para estos mismos actores. Un 2 si hay bastante presión en los medios sobre la iniciativa y la posibilidad de ser culpados si ésta llegara a fallar. Un 3 si la presión es máxima en los medios de comunicación, de tal manera que los diputados no pueden permitir que la iniciativa falle. Una gran parte de los valores numéricos se originan en la entrevista con el consejero de la Cámara de Diputados y un análisis de forma independiente de los medios de prensa. Estas variables o factores, cuyas variaciones postulamos como las responsables del rechazo o la aprobación de las iniciativas, son fundamentales a la explicación del voto en el extranjero. En estas variables se encuentran los cambios fundamentales que explican por qué se destrabó la iniciativa en la octava ocasión después de haberse intentado (y fallado) siete veces.


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Pero aun cuando hubo una serie de coincidencias propicias para la aprobación del voto en el extranjero durante la administración de Fox, las primeras siete iniciativas en la Cámara de Diputados fallaron y no lograron la mayoría requerida para ser aprobadas en las comisiones correspondientes (Cámara de Diputados, 2007). Los representantes de cada uno de los tres partidos principales (PRI, PAN y PRD) presentaron iniciativas. Esto nos lleva a concluir que no fue entonces la intransigencia legislativa previa entre los partidos la culpable de la falla de estas iniciativas. Tuvo que haber otros factores. La respuesta a esta interrogante puede ser que los grupos cabildeando en favor de las iniciativas en las comisiones no fueron lo suficientemente efectivos para lograr el apoyo de todos los miembros de las comisiones. En otras palabras, pudo haber errores en el proceso de cabildeo (demasiado enfoque en un solo miembro o un solo partido o la inhabilidad de responder a las preguntas más cruciales sobre logística, etcétera). Aquí cabe reiterar la pregunta: ¿por qué las primeras siete iniciativas no lograron el apoyo de la mayoría en comisión y por qué el octavo proyecto sí? Para darle contestación, es necesario crear un esquema numérico para dar a cada una de las iniciativas un valor específico y diferente de las otras, de tal manera que nos revele las variaciones en las variables determinantes del rechazo o la aprobación. La tabla siguiente, con los valores asignados a cada una de las variables, surge de varias fuentes, incluyendo la entrevista con un consejero de la Cámara de Diputados ya mencionado, quien tiene conocimiento íntimo del tema; de una encuesta hecha a varios diputados en una comisión que tiene jurisdicción sobre asuntos migratorios; de un análisis de la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados; de una búsqueda en fuentes mediáticas; y de las estadísticas del Banco de México. Aparte de la información tomada de estas fuentes, los autores se reservaron el derecho de incluir su propio análisis de forma independiente para neutralizar las inclinaciones partidistas de los entrevistados. Sólo los últimos ocho proyectos de ley son examinados bajo este esquema dado que éstos fueron presentados en la Cámara de Diputados

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Resultados de la investigación

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durante las Legislaturas LVIII y LIX. Ambas tienen una composición muy distinta con respecto de la LVII. Esto permite comparar los ocho proyectos bajo una composición numérica similar. Un examen de las características de cada proyecto es pertinente también y se realizó para tratar de evaluar las variables que distinguen a cada una de las iniciativas. El objetivo de este ejercicio es ver exactamente qué cambió de las siete primeras iniciativas ante las LVIII y LIX Legislaturas —iniciativas fallidas— y la última. La tipología presentada enseguida nos permite ver los resultados de este análisis. Los valores de las variables se mueven en una escala del 0 al 3. Las claves para interpretar la tabla se encuentran inmediatamente abajo. Mayor información sobre las iniciativas mismas se puede encontrar en la tabla anterior y siguiente la Gaceta Parlamentaria en http://gaceta.diputados.gob.mx. Partido

Migr

IME

Coal

Part

Clave

Rem

Amb

#C

Med

PRD

1*

0*

0*

2*

1*

1

2

2

1

PRD

1*

0*

0*

2*

1*

1

1

1

1

PRD PRI

PAN PAN

PRD PRI

1* 1* 2* 3 3 3

0* 0* 0* 3 3 3

0* 0* 0* 0 0 3

2* 1* 1* 2 1 2

1* 2* 1* 2 2 2

1 2 2 3 3 3

3 2 2 2 3 2

2 2 1 1 2 2

1

Total Puntos

10 11 8

1

11

2

18

1 1 3

10 18 23

Nóesis

Fuentes: Entrevista con un consejero de la Cámara de Diputados; una encuesta de varios diputados; la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados; un análisis de forma independiente por los autores; una búsqueda en fuentes mediáticas; y las estadísticas del Banco de México.

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* Indica que el número es una estimación de los autores basada en la información que hasta el momento se logró recabar sobre el punto. Clave de las variables bajo consideración: Migr = Cabildeo de los mexicanos en el exterior IME = Cabildeo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior Coal = Fuerza de la coalición partidista detrás del proyecto Part = Esfuerzo del partido del presentador por aprobar el proyecto Clave = Esfuerzo de diputados clave al proyecto Rem = La cantidad de remesas Amb = El alcance del proyecto #C = Número de comisiones trabajando en el proyecto Med = Atención mediática negativa al proyecto


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Cabe agregar un comentario sobre la composición partidista de las Legislaturas LVIII (2000-2003) y LIX (2003-2006) especificando la importancia de la composición partidista del Congreso. La composición de la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados era de 223 panistas, 211 priístas y 66 perredistas y aliados. La LIX Legislatura tuvo 151 panistas, 239 priístas, 96 perredistas, 5 petistas y 5 convergencistas. El cambio en la composición partidista de una legislatura a otra podría llevarnos a concluir que deberíamos haberle dado mayor importancia a esta variable contextual. Sin embargo, consideramos que, aunque la composición partidista tenga algo de importancia, ésta no es suficiente para influenciar el voto en la Cámara en dirección negativa o positiva. Hay varias razones para concluir esto. Primero, de cualquier manera las dos legislaturas se caracterizaron porque ningún partido tiene la mayoría. Si se iba a pasar una pieza legislativa era necesario negociar. Segundo, el partido que estuvo incondicionalmente detrás del voto en el extranjero, el PRD, fue la tercera fuerza en las dos legislaturas. Tercero, se presentaron propuestas fallidas en ambas legislaturas, lo cual indica que mucho más importante que la composición partidista eran otros factores que confluyeron más tarde para que la octava iniciativa, presentada en la LIX Legislatura, fuese finalmente aprobada. Cuando comparamos las ocho versiones del proyecto para implementar el voto en el extranjero de las que nos ocupamos en este estudio, se pueden notar cambios importantes en el peso de ciertas variables. Observemos, ante todo, el cambio en dirección positiva del peso de todas las variables en su conjunto. La columna de la derecha nos muestra la suma total de los puntos o peso de las variables bajo consideración. Vemos que la última variable logra reunir el mayor número de puntos (23), de tal manera que la dirección positiva de todas las variables de forma acumulativa podría interpretarse como el hecho de que la presión sobre la Cámara de Diputados para pasar legislación, cualquiera que esta fuera, que otorgase el voto en el extranjero a la diáspora mexicana siguió aumentando con el tiempo. Históricamente hay una clara progresión hacia el voto de los mexicanos en el extranjero. Ya en un segundo nivel hubo variables que contribuyeron mayor-

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mente al aumento en el valor numérico total mediante un movimiento en dirección positiva. Veamos cada una de ellas. La variable Migr aumentó a su máxima expresión en la LIX Legislatura alcanzando el mayor número de puntos. Sin embargo, aunque contribuyó el aumento total de puntos, no pudo ser la variable decisiva porque hubo dos ocasiones en las cuales su valor fue 3 (la sexta y séptima iniciativas) y éstas no fueron aprobadas. La variable IME también mostró su importancia inmediatamente en la LIX Legislatura, donde el Instituto de los Mexicanos en el Exterior cabildeó fuertemente porque se otorgara el derecho al voto a los mexicanos residentes en el extranjero. Por lo tanto, esta variable contribuyó también a la dirección positiva del peso total, pero no puede considerarse decisiva, puesto que la sexta y séptima iniciativas, con todo el peso de la variable IME (3), no tuvieron éxito. La variable Coal sí fue decisiva, aportando 3 puntos a la iniciativa final, subiendo desde 0 en todas las anteriores. La importancia de esta variable no reside en el hecho de que los partidos no entraron a la negociación en todas las iniciativas. El meollo del asunto es que fue sólo en la octava y última iniciativa que lograron un consenso que permitió darle un máximo valor. La trayectoria de la variable Part muestra que tuvo una relevancia regular, pero no fuerte. Mantuvo valores similares en iniciativas anteriores que no tuvieron éxito. Esto implica que en realidad no importó el partido que presentara la iniciativa. Los tres partidos tuvieron iniciativas fallidas anteriormente. La variable Clave tampoco parece haber sido de gran importancia. Tuvo valores constantes entre el 1 y el 2 durante las ocho iniciativas y ni siquiera parece haber contribuido a un aumento considerable de puntos acumulativos hacia el final. La variable Rem, sin embargo, sí parece haber tenido una influencia creciente, aunque no totalmente indispensable. Este análisis surge del hecho de que ésta aumentó en importancia conforme avanzaron las propuestas. De manera regular y en dirección positiva, esta variable contribuyó al número total de puntos, aunque alcanzó su máximo valor ya en la sexta y la séptima iniciativas que no fueron aprobadas. Un examen de la variable Amb que mide el nivel de ambición o alcance del proyecto muestra que el contenido mismo de la variable no influyó fuertemente en la aprobación de la


Cambio numérico en la variable

Coalición

Aumento de 0 a 3

Atención mediática negativa a un fracaso potencial

Aumento de 1 a 3

Nótese pues que estas dos variables parecen tener una importancia significativa dado que ambas subieron el valor total de 18 (de la sexta y la séptima iniciativas) a 23 (la octava iniciativa). Sería sin embargo un tanto ingenuo pensar que son responsables, por sí solas, de la aprobación del proyecto en las comisiones. No sólo hay que pensar en que hubo un movimiento histórico general favorable la aprobación de una iniciativa del voto en el extranjero para los mexicanos, sino que debemos asegurarnos de una explicación más exhaustiva. Es necesario comparar estas conclusiones con las explicaciones dadas por los diputados y asesores entrevistados y quienes vivieron el momento para ver si coinciden. Este análisis complementario se enfoca sólo en las últimas tres iniciativas: la del Ejecutivo federal (Número 1522) y las de los diputados Juan José García Ochoa (Número 1584-I) y Laura Elena Martínez Rivera (Número 1621-I), las cuales sacaron un mayor número de puntos en comparación con las primeras cinco, y fueron presentadas en la misma legislatura. Se entrevistó al diputado García Ochoa (PRD) y varios miembros del personal del Congreso que tuvieron conocimiento íntimo del proceso, así como la diputada

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Variables aparentemente decisivas

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iniciativa exitosa. En realidad no parece haber una correlación directa en éxito y fracaso y la variable Amb. El número de comisiones —variable #C— a las que se sometieron los proyectos de ley para su consideración tampoco aparece como crucial, según los valores asignados. Aunque contribuye al número acumulativo de puntos, no se atisba ninguna relación clara entre los valores que cobra en cada iniciativa y el éxito o fracaso de ésta. Las iniciativas parecen haber fracasado sin importar el número de comisiones a las que se les sometió para su revisión. La variable Med, sin embargo, sí parece haber aportado la aprobación final de la octava iniciativa, porque se movió decisivamente de un valor mayormente de 1 a un valor de 3 en el proyecto que tuvo éxito. Esta variable contribuyó al número total de manera significativa.

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Martínez Rivera (PRI), cuyo proyecto de ley es el que finalmente fue aprobado con modificaciones. Estas entrevistas se condujeron en la primavera de 2005 y la primavera-verano de 2006. Al analizar las respuestas se revelan otras dos variables o explicaciones del porqué el último proyecto tuvo éxito en las comisiones. Tanto el consejero del PRD —Mauricio A. Dardón Velázquez— como el coordinador de asesores de la Vicecoordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI —Armando López Romero— hicieron resaltar la importancia del acuerdo de abril de 2004 (ver apéndice II) entre los tres partidos políticos y la Secretaría de Gobernación14 sobre los parámetros básicos del voto en el exterior. Armado con ese acuerdo, Dardón Velázquez dijo que el PRD anunció que estaba dispuesto a trabajar con cualesquiera de los otros partidos en tanto se satisficieran los requisitos mínimos del partido.15 Así pues, las negociaciones comenzaron entre el PRD y el PRI, y entre el PRD y el PAN dentro de la Cámara de Diputados.16 El acuerdo de abril sirvió entonces como el punto de partida para debatir sobre el voto en el extranjero. Este acuerdo proveyó una base de coincidencia. Las negociaciones podían entonces, habiendo trascendido el qué, concentrarse en el cómo. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿por qué, a pesar de que el acuerdo Los firmantes del acuerdo de abril de 2004 fueron: Santiago Creel Miranda (secretario de Gobernación); Francisco J. Paoli Bolio (subsecretario de Desarrollo Político); Dip. Emilio Zebadúa González (PRD); Dip. Pablo Alejo López Núñez (PAN); Dip. Francisco Cuauhtémoc Frías Castro (PRI); Dip. Jesús González Schmall (Convergencia); Sen. Cecilia Romero Castillo (PAN); Dip. Juan José García Ochoa (PRD); Dip. José Sigona Torres (PAN); Dip. Laura Elena Martínez Rivera (PRI); Dip. Pedro Vázquez González (PT); y Dip. Omar Bazán Flores (PRI). 15 Un informe no publicado de Mauricio A. Dardón Velázquez, “El voto de los mexicanos en el extranjero. La visión del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados”, obtenido por la entrevista con otro consejero perredista, primavera de 2006. 16 Entrevista con Armando López Romero, coordinador de asesores de la Vicecoordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI, verano de 2006.

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Un informe no publicado de Mauricio A. Dardón Velázquez, “El voto de los mexicanos en el extranjero. La visión del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados”, obtenido por la entrevista con otro consejero perredista, primavera de 2006. 18 Entrevista con Armando López Romero, coordinador de asesores de la Vicecoordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI, verano de 2006. 19 Entrevista con el Dip. García Ochoa (PRD), verano de 2006. 17

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de abril de 2004 ya existía, los primeros dos proyectos de la LIX Legislatura fallaron, pero el tercero tuvo éxito? En términos de la propuesta del Ejecutivo federal (Número 1522) hay dos explicaciones distintas para responder a esta pregunta. El proceso de crear la iniciativa del Poder Ejecutivo, según Dardón Velázquez, no incluyó la participación de los otros partidos para llegar a un acuerdo y por eso falló.17 Por otro lado, Armando López Romero, coordinador de asesores de la Vicecoordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI, hizo notar que dicha iniciativa fue demasiado limitada y por eso el PRI no la apoyó.18 En términos del otro proyecto de ley (Número 1584-I) que fue presentado después del acuerdo de abril de 2004, pero no fue aprobado en comisión, el legislador García Ochoa (PRD), autor del mismo, explicó que no había tenido éxito porque su principal motivo al presentarlo no era en aquel momento obtener su aprobación en la comisión, sino más bien era unir a su partido detrás del proyecto y dar ánimo a integrantes de todos los partidos para que apoyaran el voto de los mexicanos en el extranjero. El propósito de esta maniobra nació del hecho de que se estaba dando un debate demasiado fuerte dentro del PRD en torno al tema y no había unidad partidista sobre cómo implementar la propuesta.19 El tiempo fue otro factor que influyó en la decisión de los diputados en las comisiones, ya que estaban conscientes de que se estaba acabando el plazo para aprobar la implementación antes de las elecciones del2006. Se requeriría de tiempo para armar la logística de la operación, cualquiera que esta fuera, para noviembre de 2004; cuando la tercera iniciativa fue presentada la premura del tiempo pesaba fuer-

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temente en la mente de los diputados, quienes comenzaban a mostrarse nerviosos de no haber llegado a ningún acuerdo.20 La memoria colectiva del castigo asestado al PRI al habérsele tildado de obstruccionista por no haber aprobado el proyecto anteriormente en el año 2000 probablemente pesaba fuertemente también sobre los partidos políticos, ya que ninguno estaba dispuesto a que se le culpara de no haber aprobado el voto de los mexicanos en el extranjero. Un consejero que labora en la Cámara de Diputados comentó que para finales de 2004, el tema se había convertido en una “papa caliente”. Los diputados comenzaron a sentir una cierta urgencia por aprobar una iniciativa y mandarla al Senado. Mientras que la Cámara de Diputados cumpliera con su compromiso de mandar un proyecto aprobado al Senado, los diputados quedaban libres de toda responsabilidad, aun cuando el proyecto se atorara en el Senado.21 Así pues, ante la urgencia, el contenido mismo del proyecto de ley pasó a segundo plano. De cualquier manera el Senado sería el responsable de hacerle modificaciones y la última versión del proyecto seguramente no iba a ser la emanada de la Cámara de Diputados. Esta dinámica nos ayuda a explicar el porqué en vez de buscar la aprobación de un proyecto pequeño o limitado, se pasó uno mucho más expansivo, aun cuando muchas versiones más acordes habían sido presentadas y desechadas. En varias entrevistas se confirmó también la importancia del papel que jugaron tanto el factor coalición (Coal) como el cabildeo del Instituto de los Mexicanos en el Extranjero (IME), quienes cabildearon intensamente en favor del proyecto. Aunque en la autoría final de la iniciativa que fue aprobada no aparecía el nombre de ningún perredista, era evidente que el PRD y el PRI se habían comunicado ciertos puntos de acuerdo que habían quedado plasmados en la versión final que fue presentada.22 López Romero, el coordinador priísta que fue entrevistado y a quien se le preguntó qué papel había jugado el PRD en la redacción de la versión del proyecto, dijo que se había consultado Entrevista con un consejero de la Cámara de Diputados, primavera de 2006. Ídem. 22 Entrevista con el Dip. García Ochoa (PRD), verano de 2006. 20 21


Entrevista con Armando López Romero, coordinador de asesores de la Vicecoordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI, verano de 2006. 24 Entrevista con un consejero de la Cámara de Diputados, primavera de 2006. 25 Entrevista con un consejero panista, primavera de 2005. 26 Entrevista con la Dip. Martínez Rivera (PRI), primavera de 2005. 23

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y comunicado con los representantes clave del PRD antes de presentar la iniciativa.23 Pero cualquiera que haya sido la colaboración entre los dos partidos, ambas versiones confirman que hubo una coalición partidista detrás del proyecto que fortaleció las probabilidades de aprobación. Era necesario que tanto el PRI como el PRD colaboraran para que el acuerdo de abril de 2004 se convirtiera en una iniciativa con posibilidades de supervivencia. Jorge Ramos sugiere que los representantes del IME jugaron un papel crucial en persuadir a los diputados de que era necesario pasar la iniciativa (Ramos, 2004). Esta noción fue confirmada por una entrevista con un consejero de la Cámara de Diputados. En la LIX Legislatura, el IME constantemente les recordó a los diputados la importancia del voto de los mexicanos en el extranjero, aunque el mismo consejero dijo que la premura del tiempo fue lo que ultimadamente orilló a los diputados de las comisiones, y luego del pleno, a aprobar el proyecto de ley.24 Un consejero panista sugirió en entrevista que los diputados priístas dieron su apoyo al proyecto de Martínez Rivera, porque creían que éste iba a ser rechazado en el Senado de cualquier manera. Bajo este razonamiento la realidad no es que el PRI haya cambiado de parecer y hubiera decidido apoyar el voto en el extranjero, sino que votaron por un proyecto ambicioso creyendo que el Senado jamás lo aprobaría, pero no volverían a quedar expuestos como obstruccionistas.25 En una entrevista con la diputada Martínez Rivera, quien presentó la versión del proyecto que finalmente fue aprobada, se conoció que tiene muchos años de trabajo con la comunidad migrante y no sólo en relación al voto en el extranjero, sino en otros temas.26 Aunque al PRI se le ha tildado tradicionalmente de ser un partido hostil hacia los emigrantes, Martínez Rivera parece representar una nueva gene-

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ración de políticos más amigables para las causas de los migrantes. Su compromiso desdice la acusación del consejero del PAN entrevistado para este ensayo, quien argumenta que el PRI presentó un proyecto ambicioso calculando que éste iba a “morir” en el Senado. Lo más probable es que el PRI apoyó de manera genuina el voto en el extranjero para los migrantes, particularmente porque el presidente del PRI, Roberto Madrazo, ya se había pronunciado en favor durante una gira por Zacatecas en marzo de 2004 (Martínez Rivera, fecha desconocida). López Romero, el coordinador priísta, confirmó que el apoyo del presidente del PRI causó una plétora de acciones entre los priístas, lo cual sugiere que el partido se apegó a la agenda de su líder y dio impulso a la iniciativa.27

Conclusiones Basándonos en estos elementos, los principales factores que contribuyeron a la aprobación del proyecto de ley fueron la coalición entre el PRD y el PRI, la premura del tiempo y el acuerdo de abril de 2004, que destrabó el impasse entre los legisladores y marcó la pauta a seguir para todos los diputados. Finalmente, ante la premura del tiempo, los dos partidos dieron origen a un acuerdo que todos los partidos podían aceptar, por lo menos en lo general y con modificaciones, el cual se aprobó en las comisiones con modificaciones y luego en el pleno. En comparación, las otras iniciativas poseían una mala combinación o mezcla de todos estos factores y perecieron en las respectivas comisiones.28 El factor tiempo es de particular importancia en este análisis, ya que si se hubiera terminado, los medios de comunicación y la comunidad migrante hubieran focalizado la culpabilidad en aquella entidad que no hubiera logrado el acuerdo y ésta sería la Cámara de Diputados. El poder de la comunidad migrante tuvo un impacto importante, debido Entrevista con Armando López Romero, coordinador de asesores de la Vice-coordinación del Área sobre Migrantes del Grupo Parlamentario del PRI, verano de 2006. 28 Ver el apéndice I que contiene el acuerdo de abril de 2004. 27


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al cabildeo y su habilidad para culpar a la Cámara de Diputados por no haber pasado una iniciativa. Aquí queda claro que los migrantes tienen el poder de la publicidad negativa, es decir, la opinión pública negativa motiva a veces tanto como la positiva. Aunque de menor importancia, cabe hacer notar los esfuerzos de cabildeo del IME, cuyos representantes constantemente les recordaron a los diputados la importancia de esta iniciativa. Los diferentes factores que contribuyeron a la aprobación del voto en el extranjero en las comisiones se pueden comparar con la tarea de empujar una roca enorme sobre una joroba en el terreno o una colina. El acuerdo de abril de 2004 representa el mapa de la pauta a seguir, al empujar esta roca grande hacia la cumbre de la colina. La coalición del PRI y del PRD representa, junto con el cabildeo del IME, los empujes que mueven a la roca paso a paso hacia la cima. El miedo a que se termine el tiempo y la publicidad negativa resultante representan el empuje final que logra que la piedra ruede sobre la joroba del terreno y llegue al otro lado con su propio vuelo. Cabe, para concluir, apuntar una pauta de investigación futura basada en el análisis de los factores que influyeron en la implementación del voto en el extranjero. El documento que finalmente se aprobó, con 391 votos a favor, 5 en contra y 22 abstenciones en el pleno de la Cámara de Diputados el 22 de febrero de 2005, fue algo amplio. Éste incluía: 1) la credencialización de los mexicanos residentes en el extranjero; 2) la posibilidad de hacer campaña fuera del país; 3) el voto en casillas instaladas en el exterior; 4) el sufragio en elecciones presidenciales, y 5) el establecimiento de juntas del IFE por cada país y ciudad extranjera, donde se llevarían a cabo las elecciones. Sin embargo, el documento que se aprobó en el Senado le restó al proyecto de la Cámara la mayor parte de estas provisiones. Con 91 votos a favor, 2 en contra y una abstención el 27 de abril de 2005, se aprobó un documento de alcance muy limitado. No habría: 1) credencialización de los mexicanos residentes en el extranjero; 2) campaña en el exterior; 3) juntas del IFE por todo el extranjero; 4) casillas físicas en varios lugares, etcétera. El documento que promulgó el presidente Vicente Fox el 30 de junio de 2005 fue un documento que limitó de

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manera extrema las oportunidades de los mexicanos para participar en el exterior. De acuerdo con las estadísticas del IFE, de las 40 mil 876 solicitudes de voto recibidas, sólo se ejercieron 32 mil 632. Para muchos analistas el voto de los mexicanos en el exterior, tanto el número de solicitudes como el número final de votantes, es pues un fracaso. Ante estas estadísticas, vale la pena preguntarse si el documento mismo aprobado por ambas Cámaras del Congreso y firmado y proclamado por el presidente Vicente Fox haya contribuido significativamente a reducir el número de votantes. ¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si se hubiera aprobado que los partidos tuvieran oficinas e hicieran campaña en el exterior? ¿Qué hubiera pasado si se hubiera permitido votar por diputados y senadores en el extranjero, incluso permitiendo que mexicanos en el exterior fungieran como representantes de la diáspora mexicana en el propio Congreso? La resolución a estas interrogantes no se puede saber, pero es posible concluir que si el voto hubiera sido legalmente más inclusivo, muchos más mexicanos hubieran encontrado los incentivos para participar o los propios candidatos hubieran inyectado mucho más dinamismo a la elección en el extranjero. Estas especulaciones, sin embargo, son motivo para otro estudio.


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Oct. 4 2001

Jul. 24 2002

Mar. 18 2003

Abr. 28 2003

1052

1214

1240-I

Dip. Eduardo Rivera Pérez (PAN)

Dip. Irma Pineyro Arias (PRI)

Dip. Miguel Bortolini Dip. Ramón León Morales Sen. Jesús Ortega Martínez Sen. Rutilio Cruz Escandón (todos del PRD)

Dip. Gregorio Urías Germán (PRD)

Dip. Sergio Acosta Salazar (PRD)

Presentador(es) y partido político

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Sep. 6 2001

852

832

Fecha de su presentación

Número de la Iniciativa

Apéndice I

1 de 2

No aprobada

No aprobada

No aprobada

No aprobada

No aprobada

El resultado en comisión

Tony Payán y Gregory S. Schober

1. Comisión de Gobernación y Seguridad Pública

1. Comisión de Gobernación y Seguridad Pública 2. Comisión Especial

1. Comisión de Puntos Constitucionales

1. Comisión de Puntos Constitucionales 2. Comisión de Gobernación y Seguridad Pública

1. Comisión de Puntos Constitucionales 2. Comisión de Gobernación y Seguridad Pública

Las comisiones que evalúan la Iniciativa

Anexos

171


172 Sep. 14 2004

Nov. 9 2004

1621-I

Jun. 16 2004

1584-I

1522

Fecha de su presentación

Número de la Iniciativa

Nóesis

Dip. Laura Elena Martínez Rivera (PRI)

Dip. Juan José García Ochoa (PRD)

Ejecutivo federal (PAN)

Presentador(es) y partido político

Apéndice I

1. Comisión de Gobernación 2. Comisión de PFAM

1. Comisiones de Puntos Constitucionales 2. Comisión de Gobernación

1. Comisión de Gobernación

Las comisiones que evalúan la iniciativa

2 de 2

Aprobada

No aprobada

No aprobada

El resultado en comisión

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• Que lograr la extensión de los derechos políticos de nuestros connacionales fuera del territorio, representa un compromiso de todos los actores políticos de nuestro país, contraído al realizarse la reforma del artículo 36 constitucional en 1996. • Que la consolidación democrática exige dar cumplimiento a las demandas de los mexicanos que se encuentran fuera del país, pero que mantienen fuertes vínculos con su patria. Ésta es una acción para que las normas que regulan los procesos políticos consideren a los ciudadanos que por cualquier razón no se encuentren en el país el día en que se lleva a cabo la jornada electoral. Representa un lazo de unión que ayudará a impulsar la solución de los asuntos pendientes en la agenda migratoria. • Que el sistema para el voto de los mexicanos en el extranjero debe ser uno en el que se mantengan los fundamentos de nuestro sistema electoral establecido en la Constitución y la ley, así como los principios de legalidad, imparcialidad, certeza y objetividad. • Que sobre el voto de los mexicanos en el extranjero actualmente existen 14 iniciativas de ley en el Congreso, lo que demuestra la disposición de los actores para dar respuesta a una demanda reiterada por dos lustros, la cual constituye un tema importante en la construcción de acuerdos políticos esenciales que el país requiere. Antecedentes • Desde principios de los años noventa, cuando se inicia la primera generación de reformas electorales que aceleran el proceso de transición democrática, surge entre las demandas de la sociedad la necesidad de impulsar el voto de los mexicanos que se encuentran fuera del país. • El tema apareció formalmente en la agenda de las negociacio-

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Considerando

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Apéndice II.

Acuerdo político para la regulación del voto de mexicanos en el extranjero

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nes políticas entre el gobierno y los partidos políticos en 1989 y 1990, y fue retomado en las negociaciones de marzo de 1994, mayo de 1995 y abril de 1996. En esa última oportunidad, en la mesa para la reforma electoral, los participantes lograron alcanzar al respecto importantes acuerdos. Posteriormente en virtud de la reforma al artículo 36 constitucional, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 22 de agosto de 1996, se establece que los mexicanos son titulares del derecho y la obligación de votar, independientemente del lugar en el que se encuentren el día en que ocurran las elecciones. De acuerdo con la reforma citada, este derecho se podrá ejercer en el extranjero una vez que los actores políticos, a través del Congreso de la Unión, establezcan las reformas legales correspondientes que posibiliten su puesta en práctica. Como parte de la reforma constitucional en 1996, el Instituto Federal Electoral integró por disposición de un artículo transitorio, la Comisión de Especialistas para analizar las modalidades del voto de los mexicanos en el extranjero. Esta Comisión entregó su informe a finales de 1998, y en él se ponderaron las posibilidades, alcances, costos, riesgos y oportunidades de una iniciativa de esta naturaleza. Desde entonces a la fecha se han presentado en el Congreso 14 iniciativas de ley por parte de legisladores de diversos partidos políticos. Desde finales de la década de los noventa se ha intensificado el número de análisis y gestiones para promover la realización de un sistema que permita el ejercicio del voto de los mexicanos que se encuentran fuera del país el día de la elección. Para facilitar el acuerdo político en torno a posiciones comunes sobre este tema, la Secretaría de Gobernación, a través de su Subsecretaría de Desarrollo Político, estableció un mecanismo de diálogo y deliberación con legisladores representantes de los grupos parlamentarios del Congreso de la Unión; ahí se acordó la suscripción del presente


a. Los ciudadanos mexicanos que se encuentren fuera del territorio nacional podrán votar por Presidente de los Estados Unidos Mexicanos a partir de la elección de 2006. b. El sufragio de los mexicanos en el extranjero debe cumplir con los principios de seguridad, privacidad y limpieza electoral que se cuentan en nuestro país. También será por la vía que garantice un sistema de votación similar al realizado en territorio nacional. c. El Consejo General tendrá facultad de investigar en el país las irregularidades que pudieran presentarse con motivo de la emisión del voto de ciudadanos mexicanos fuera del territorio nacional con las mismas características que privan en la regulación del voto que se emite en México. d. El IFE establecerá las mayores facilidades posibles para permitir que los mexicanos que quieran votar en el extranjero puedan hacerlo en 2006, de acuerdo a las reglas que se establezcan en el COFIPE. e. Los partidos políticos y sus candidatos no podrán realizar actos públicos de campaña o difundir su propaganda electoral en medios masivos de información fuera del territorio nacional.

Tony Payán y Gregory S. Schober

• Los que suscribimos retomamos el compromiso hecho en la reforma constitucional de 1996 en materia político-electoral para promover la regulación del ejercicio del voto de los ciudadanos mexicanos en el extranjero, y nos comprometemos a: Primero. Promover las reformas legales que permitan sentar las bases mínimas de consenso para instrumentar el voto de los ciudadanos mexicanos en el exterior. Segundo. Presentar una iniciativa conjunta que recoja los principios en los cuales existe coincidencia entre los diferentes actores políticos para su discusión a partir del actual periodo ordinario de sesiones del Congreso y que se describen a continuación:

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Acuerdo político

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A brincos ¿? y sombrerazos: la gestación política del voto mexicano en el extranjero en la Cámara de Diputados

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f. Se elaborará una Lista Nominal de Electores en el Extranjero con los ciudadanos que hayan manifestado su decisión de votar fuera del país. g. Se establecerá una Junta Ejecutiva para el Voto de los Mexicanos en el Extranjero, cuya responsabilidad será la instrumentación del proceso electoral en el extranjero.

Tercero. Impulsar conjuntamente con los legisladores de todos los partidos políticos la aprobación de las propuestas de la iniciativa conjunta a partir del periodo legislativo marzo-abril de 2004, con el propósito de ampliar y fortalecer una modalidad viable para el voto en 2006. Sin embargo, tanto el Ejecutivo federal como cada grupo parlamentario en lo individual podrá impulsar las propuestas complementarias que considere convenientes. Cuarto. Colaborar con las instituciones electorales para facilitar la concreción del voto de los mexicanos en el extranjero hacia 2006.


Lic. Santiago Creel Miranda Secretario de Gobernación

Dr. Francisco J. Paoli Bolio Subsecretario de Desarrollo Político

Dip. Emilio Zebadúa González Partido de la Revolución Democrática Dip. Pablo Alejo López Núñez Partido Acción Nacional

Tony Payán y Gregory S. Schober

Salón Juárez, Secretaría de Gobernación, 6 de abril de 2004.

Dip. Francisco Cuauhtémoc Frías Castro Partido Revolucionario Institucional Dip. Jesús González Schmall Convergencia

Sen. Cecilia Romero Castillo Partido Acción Nacional

Dip. José Sigona Torres Partido Acción Nacional

Dip. Laura Elena Martínez Rivera Partido Revolucionario Institucional Dip. Pedro Vázquez González Partido del Trabajo

Dip. Omar Bazán Flores Partido Revolucionario Institucional

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Dip. Juan José García Ochoa Partido de la Revolución Democrática

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Palabras clave:

estructura urbana, ciudades fronterizas, economía.

cities, economy.

Key words: urban structure, border

Cities internal structure studies have been view through different disciplines: economic spatial models, ecological structures, land use, etcetera. This paper pretends to studie and define urban structure models for mid since Mexican cities through spatial analysis on population density, population age structure and housing tenure in 8 Mexican cities, 4 of them border cities. The majority of internal urban quantitative models uses distance to the central business district as a basic determinant aspect in spatial organization. Nonetheless, we consider that we can obtain better results in defining urban structure model using age existence of urban space. El estudio sobre el funcionamiento y estructura de nuestras ciudades se maneja en diferentes vertientes según las disciplinas que la abordan: modelos espaciales económicos, estructuras ecológicas, patrones de usos de suelo, etcétera. Este trabajo pretende investigar y definir modelos espaciales de ciudades medias mexicanas a partir del análisis espacial sobre el gradiente de densidad, estructura de edad de la población y tenencia de la vivienda en 8 ciudades medias mexicanas, 4 de ellas fronterizas. En la mayoría de los modelos cuantitativos de estructura urbana toman como referencia la distancia al centro de negocios de la ciudad como un elemento determinante en el comportamiento de ciertos fenómenos. Sin embargo, en nuestro caso vemos cómo el factor del periodo histórico al que pertenece el espacio urbano nos permite encontrar patrones espaciales más claros y consistentes en la estructura de las ciudades medias mexicanas.


Sección

varia

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre1 Profesor de la Universidad Autónoma de Baja California, Instituto de Investigaciones Sociales. Correo: galvarez@uabc.mx 1


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El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica

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Introducción

El

espacio intraurbano está en constante evolución, se conforma y modifica a partir de diferentes factores que se presentan dentro de la ciudad (endógenos) como fuera de la misma (exógenos), dado que las ciudades que crecen y evolucionan tienen una fuerte interrelación con el exterior, ya sea regional, nacional o internacional. Esta dinámica de cambio en las ciudades se puede abordar desde diferentes disciplinas y enfoques, como podría ser desde la demografía, la sociología, la historia, la medicina, la economía, la arquitectura, la ingeniería, etcétera. El objetivo del presente ensayo es realizar un acercamiento metodológico inicial hacia la comprensión de la estructura espacial de ocho ciudades mexicanas con el apoyo de referentes teóricos de la geografía urbana. Como objetivos particulares se plantean los siguientes: primero, analizar si la estructura urbana de ocho ciudades mexicanas es monocéntrica, tomando como referencia tres planteamientos teóricos: el modelo de densidad de población de Colin Clark, el modelo concéntrico de E. W. Burguess y el modelo neoclásico de usos de suelo de W. Alonso. Para ello se analiza el comportamiento espacial de tres indicadores en ocho ciudades mexicanas; éstos, a nivel de áreas geoestadísticas básicas (AGEB)2 son los siguientes: la densidad de población (número de habitantes por hectárea), la proporción de la población menor de 12 años, y la proporción de viviendas en renta. El segundo objetivo consiste en plantear un esquema metodológico alternativo de análisis de la estructura urbana de las ciudades mexicanas considerando el tiempo que tienen diferentes zonas de la ciudad. Este análisis se realiza en ocho ciudades mexicanas, cuatro fronterizas y cuatro no fronterizas. Las primeras: Ciudad Juárez, Mexicali, Nuevo Laredo y Tijuana; y las últimas: Aguascalientes, Mérida, Pachuca y Villahermosa. Esto nos va permitir observar si las ciudades El AGEB es la unidad geográfica en que el INEGI divide las zonas urbanas para administrar y controlar el levantamiento de información censal; estas AGEB abarcan entre 20 a 50 manzanas.

2


Los estudiosos del funcionamiento y conformación del espacio urbano han creado diferentes modelos sobre la complejidad de la ciudad, enfatizando los elementos que se consideran más importantes para explicarla, ya sea como un todo o en partes (al interior de la ciudad, lo intraurbano). Dichos modelos nos dan la posibilidad de tener una lectura rápida, esquematizada y sencilla sobre los elementos que conforman la ciudad, su ubicación, sus funciones e interrelaciones. Son los primeros acercamientos para entender las estructura urbana de la ciudad, para saber cómo son, cuáles son las partes que las conforman, dónde están ubicadas dichas partes y cuáles son sus relaciones. Para abordar el complejo tema de la estructura urbana se recurre a corrientes teóricas que nos hablan de las ciudades norteamericanas, inglesas, australianas o francesas. Sin embargo, es claro que el contexto político, económico, social y cultural es distinto al de las mexicanas, por lo cual es importante plantear lo siguiente: a partir de los modelos de países desarrollados ¿qué tanto nos pueden explicar sobre la estructura urbana de las ciudades mexicanas? No existe un modelo que explique todo lo que sucede en una ciudad, pero sí existen modelos temáticos que abarcan, de manera individual, aspectos importantes de ella. Por ejemplo, un modelo del precio del suelo nos dice dónde están los terrenos más caros y por qué. Por otro lado, podemos tener un modelo sobre el uso del suelo, que nos dice dónde están los comercios, las industrias y la vivienda y por qué su ubicación. Ambos pueden estar construidos bajo premisas diferentes (económicas, sociales o políticas), pero combinados, nos dan una idea más completa sobre los principios organizacionales del suelo.

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La estructura urbana en esquemas

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fronterizas presentan alguna particularidad en su estructura urbana que las distinga del resto de las ciudades mexicanas. Nuestra fuente de información estadística es el XII Censo General de Población y Vivienda (INEGI, 2002), a nivel de AGEB, así como la cartografía sobre el crecimiento histórico de las ciudades en cuestión que se tomó de los discos compactos de Ciudades Capitales (INEGI, 2003).

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Por lo general, las ciudades crecían y se organizaban alrededor de un solo centro (monocéntricas) hasta principios del siglo XX, en que empezaron a surgir otros ejes periféricos y suburbanos importantes que modificaron significativamente el funcionamiento de las ciudades. Actualmente existen algunos estudios donde planean la hipótesis de que la estructura de algunas ciudades mexicanas pasaron de ser monocéntricas a policéntricas (varios centros). Sin embargo, aún no existen los estudios suficientes para conformar una teoría robusta sobre la estructura urbana de nuestras ciudades, sean estas monocéntricas o no monocéntricas.

Distribución espacial de la población en la ciudad Según el modelo planteado por Colin Clark en 1959, la distribución de la población en las ciudades norteamericanas se presenta como una relación negativa entre la densidad de población (número de habitantes por kilómetro cuadrado) con la distancia al centro tradicional y comercial de la ciudad (Hartshorn, 1980: 216); es decir, las colonias y fraccionamientos más poblados y densos son los que están ubicados cerca del centro y conforme nos retiramos la densidad va disminuyendo. Esta premisa parte de que la población desea vivir cerca del centro dada la existencia de comercios, servicios, trabajo, etcétera, y conforme se aleja del centro, el distanciamiento hace disminuir la demanda de suelo y por consiguiente la densidad disminuye también. Puede parecer lógico, sin embargo, nuestras ciudades no se comportan tal cual. Para determinar la relación que existe entre los cambios de una variable con respecto a su distancia al centro, se recurrió al cálculo estadístico de regresiones lineales simples.3 Con dicho cálculo se mide la relación entre el cambio de la distancia al centro (llamada variable independiente) con respecto a otra variable (llamada dependiente). Los El método estadístico de regresión lineal simple permite medir el grado de asociación entre dos variables, de investigar la naturaleza de la relación y construir modelos que describan, con el propósito de predecir el comportamiento de una de ellas a partir de valores de las otras.

3


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resultados estadísticos que nos interesa observar principalmente, por el momento, son el signo del coeficiente de correlación r, el valor del coeficiente de determinación r². El signo del coeficiente de correlación r nos determina si la relación entre la variable dependiente con la independiente es directamente o inversamente proporcional. Es decir, cuando el signo es positivo significa que a valores altos en una variable corresponden valores altos en la otra variable. Y la relación con signo negativo significa que las variables están relacionadas de manera inversa, de modo que, cuando el valor aumenta en una, disminuye en la otra. Por otro lado, el valor del coeficiente de determinación r² (también llamado medida de confiabilidad del modelo) nos estima qué tanto porcentaje del comportamiento de la variable dependiente está siendo explicada por la independiente, que en nuestro caso es la distancia al centro de la ciudad. Una vez realizados los cálculos de regresión tenemos, en el Cuadro 1, los valores de los coeficientes para cada ciudad. Se observa que los valores de ambos coeficientes son muy bajos. Primero, el signo del coeficiente de correlación r, es distinto entre las ocho ciudades; segundo, el valor de dicho coeficiente en todos los casos no pasa de 0.36, lo cual nos indica una ligera o insignificante relación entre densidad de población por AGEB y la distancia al centro; tercero, el valor del coeficiente de determinación nos dice que la variabilidad explicada no pasa del 13% (caso de Mérida), lo cual es muy bajo. Esto significa que en las ocho ciudades, los cambios en la densidad de población no están determinados por los cambios con su distancia al centro. A partir de estos resultados podemos decir que el patrón espacial de densidad de la población corresponde a otras lógicas, es decir, en las ciudades estudiadas la población no establece su lugar de residencia tomando en cuenta si se encuentra lejos o cerca del centro. Esto nos permite establecer las siguientes preguntas: ¿existe otro patrón espacial de densidad de población en nuestras ciudades estudiadas?, y en caso afirmativo, ¿bajo qué principios se da esta distribución? Es probable que los factores que influyen en la densidad de población estén más relacionados con las características de la zona inmediata al lugar de residencia, como el tipo de vivienda (si es unifamiliar o multifamiliar),

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el valor del suelo, la especulación del suelo, la antigüedad de la zona, la calidad de los servicios de infraestructura, la accesibilidad a vialidades principales, etcétera.

Edad de la población y distancia al centro Veamos ahora el siguiente indicador: la edad de las personas. Nuestro cuestionamiento inicial es: ¿dónde reside la población joven y dónde la población vieja?, o más bien, ¿la ubicación de residencia de la población joven o vieja tendrá que ver con su distancia al centro? En una estructura urbana de tipo concéntrica las zonas más cercanas al centro son las más antiguas y las periféricas son las más jóvenes. Los nuevos fraccionamientos y colonias que se fundan en la periferia son ocupados generalmente por familias jóvenes, con pocos hijos y de edad muy pequeña; por otro lado, en las zonas habitacionales con mayor tiempo y más cercanas al centro, residen familias adultas cuyos hijos ya han abandonado el hogar para establecerse en otra parte de la ciudad, tal como se plantea en el esquema concéntrico de Burguess (1925) para la ciudad de Chicago. Es por ello que esperamos encontrar en una estructura urbana monocéntrica, un rejuvenecimiento en la estructura de edad de la población del centro de la ciudad hacia la periferia: a mayor distancia del centro población más joven. Para ello se realizó el cálculo estadístico de dos regresiones lineales considerando primero el porcentaje de población menor de 12 años con respecto a la distancia al centro, y segundo, el porcentaje de población mayor de 64 años. En ambas regresiones el resultado fue distinto a la variable de densidad de población. En los resultados de las regresiones de ambas variables de edad, de las ocho ciudades solamente en Aguascalientes y Mérida la relación de cambio entre ambas variables (distancia y porcentaje de la población menor de 12 años) es relativamente acentuada, ya que el coeficiente de correlación para ambas ciudades en ambas variables es superior a 0.70. Por otro lado, sólo en estas dos ciudades el coeficiente de determinación en ambas regresiones es igual o superior a 0.50 (Véase Cuadro 2 y 3, anexos). Pero, ¿por qué en esas dos ciudades y no en las otras?. Esto se po-


Patrón espacial de la vivienda rentada Pasemos ahora a la tenencia de la vivienda, en particular las viviendas rentadas. Tomando como referencia el modelo neoclásico de uso de suelo de W. Alonso (1964), nos dice que en las ciudades donde existe un solo centro, el precio del suelo es inversamente proporcional a la distancia al centro; en otras palabras, el precio del suelo en el centro de la ciudad es el más alto y conforme nos retiramos del mismo los valores empiezan a disminuir. Este planteamiento parte de la premisa de que todos quieren estar en el centro: los comerciantes, los industriales, las empresas, las viviendas, etcétera, debido a que es el lugar de mayor accesibilidad, donde se pueden llevar a cabo la mayor cantidad de transacciones de todo tipo (monetaria, comercial, laboral, etcétera)

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dría explicar por la forma distinta de crecimiento de las ciudades. Las ciudades de Aguascalientes y Mérida son de la época de la colonia (fundadas en 1575 y 1543 respectivamente; Ciudades Capitales, INEGI) y poseen un centro tradicional (plaza de armas, catedral, palacio de gobierno, etcétera) de donde partió la trama reticular. Con el paso del tiempo la ciudad fue creciendo alrededor de dicha trama, de manera compacta, en forma de anillos concéntricos. La morfología de ambas ciudades y el cálculo de las regresiones nos dice que en las zonas más viejas existen los porcentajes más altos de población vieja y, viceversa; en las zonas más recientes de la ciudad, existen los porcentajes más altos de población joven en la ciudad. Entonces, ¿qué sucede en las otras seis ciudades? Bueno, las condiciones y antecedentes de estas ciudades son distintas a las dos primeras. Primero, en dichas seis ciudades la forma de crecimiento no fue, en todo momento, de manera radial; segundo, los orígenes de las ciudades son distintos (por ejemplo, Pachuca nació gracias a la minería y en una topografía muy accidentada); y tercero, la diferencia en antigüedad y ubicación geográfica de las ciudades (las ciudades de frontera del norte de México se caracterizan por su crecimiento dinámico, desordenado y pegado a la frontera; el crecimiento de Villahermosa ha estado influenciado por la presencia de cuerpos de agua) condicionan a las ciudades a otras formas de crecimiento.

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a un menor costo. Pero como el suelo es limitado, éste se vuelve más caro conforme se aumenta la demanda. Por consecuencia, sólo las actividades más rentables y con mayor capacidad económica tienen la posibilidad de pagar los altos costos del suelo del centro. Es por ello que el uso predominante que encontramos en los centros son oficinas, comercios y servicios; al incrementar la distancia del centro el valor del suelo disminuye y la demanda de suelo pasa a ser principalmente para el uso de tipo habitacional. En este modelo teórico podemos ubicar las viviendas rentadas. Como producto de consumo, podemos decir que una vivienda rentada debe poseer varias cualidades para que sea atractiva para las familias: tamaño, calidad en la construcción, suficiente espacio exterior y su ubicación en la ciudad. Las viviendas rentadas cercanas al centro nos dan accesibilidad al transporte público, al comercio, a los servicios educativos, áreas verdes, restaurantes, actividades recreativas, etcétera, por lo tanto, se espera que las zonas cercanas al centro tengan una proporción más alta de vivienda rentada que en las zonas más alejadas. Ahora bien, a partir del estudio estadístico de regresión lineal se observa en el Cuadro 4 que solamente Aguascalientes presenta un valor del coeficiente de correlación r significativo (0.739), lo que muestra una relación significativa entre la proporción de viviendas rentadas y su distancia del centro. Como se podrá observar solamente en Aguascalientes se da el modelo concéntrico antes planteado, y no en el resto de las siete ciudades. ¿Esto qué puede significar? Podemos deducir dos cosas: primero, en Aguascalientes, como se había mencionado anteriormente, su crecimiento urbano ha sido primordialmente de tipo concéntrico y en las zonas más antiguas se ha dado un flujo de movilidad de residentes propietarios hacia otras partes de la ciudad quedando las antiguas viviendas en renta. Segundo, para el caso de las siete ciudades restantes, la ubicación de la vivienda en renta responde a otros criterios de localización que no están relacionados, necesariamente, con su distancia al centro, como podría ser: el acceso a vialidades principales, cercanía a otros subcentros comerciales y de servicios, seguridad de la zona, nivel de urbanización (pavimentación, agua y drenaje), características particulares de


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la colonia o fraccionamiento, etcétera. Es por ello que en estas siete ciudades, además del centro se presentan otras zonas de la ciudad con altos porcentajes de vivienda rentada. En resumen, la aplicación de la regresiones utilizando los tres indicadores en las ocho ciudades nos dio como resultado que la estructura urbana de dichas ciudades no es significativamente monocéntrica. Las ciudades fronterizas en conjunto no mostraron ninguna particularidad que las pudiera diferenciar de las otras cuatro ciudades mexicanas analizadas. Es importante mencionar que solamente en los casos de las ciudades de Mérida y Aguascalientes la relación entre los indicadores y la distancia al centro fue significativa, pero esto quizás gracias a que el crecimiento urbano de las ciudades ha sido concéntrico. Estos resultados nos motivan a proponer el incorporar en el análisis un elemento importante del espacio urbano que no hemos analizado: el tiempo en el que se desarrolló el espacio urbano.

Un elemento que nos puede servir para iniciar el estudio de la estructura urbana de nuestras ciudades mexicanas no es necesariamente la distancia al centro (tal como lo marcan los modelos teóricos) sino el tiempo que tiene el lugar. Las ciudades mexicanas de tamaño medio (que pueden ser entre 25,000 habitantes y poco más de un millón), conocidas como “ciudades medias”, se han caracterizado por tener las tasas de crecimiento de población más altas con respecto al resto de las ciudades. Este dinamismo poblacional, aunado a otros procesos como el económico y tecnológico, hacen que las ciudades medias cambien de manera muy rápida. Si a esto le agregamos la forma no concéntrica de crecimiento de la mancha urbana, podemos esperar, sin temor a equivocarnos, que nuestras ciudades medias ya dejaron de ser monocéntricas. Entonces si no son monocentricas, ¿cuál será su estructura urbana?, ¿qué elementos del espacio debemos tomar en cuenta? La propuesta de esta investigación es iniciar analizando el tiempo al que corresponde el espacio y no su distancia al centro de la ciudad; estudiar el espacio a partir de su temporalidad.

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Espacio urbano y tiempo

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Primeramente, vamos a dividir el espacio interno de las ochos ciudades por periodos de crecimiento. No fue posible manejar periodos de crecimiento idénticos, sin embargo se trató de que abarcaran los mismos periodos. El procedimiento para calcular los indicadores por periodo de crecimiento de la ciudad fue el siguiente. Se agruparon aquellas AGEB cuya superficie quedó completamente incluida dentro de un determinado periodo de crecimiento; para aquellas AGEB que quedaron ubicados en dos (o más) periodos de crecimiento, se calculó la proporción de superficie que le corresponde de dicho AGEB a cada zona de crecimiento, distribuyendo proporcionalmente el valor de las variables del censo. Este simple pero laborioso cálculo nos permite observar si existe una diferencia significativa entre las diversas zonas de crecimiento de las ocho ciudades medias mexicanas en cuestión, utilizando las variables anteriormente analizadas en las regresiones.

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Espacio urbano viejo, densidad de población baja

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La primera variable que vamos a analizar es la densidad de población. En la Gráfica 1 podemos observar los valores de la variable en cada una de las ocho ciudades por periodos de crecimiento. Podemos ver que existe una gran diversidad de densidades (desde 24 hasta 118 habitantes por hectárea) en las zonas de crecimiento que llegan hasta los años cincuenta, pero en todas las ciudades (menos Pachuca) se observa una tendencia ascendente. A partir de la mancha urbana que representa la década de los cuarenta y cincuenta, la densidad empieza a disminuir en todas las ciudades. Posteriormente, la mancha urbana que se desarrolló entre 1970 y 1990 presenta una densidad mucho más uniforme entre las ciudades , manteniendo la tendencia a disminuir la densidad. En la última zona de crecimiento de estas ciudades, que comprende de 1990 hasta el 2000, las densidades tienden a la baja (salvo Aguascalientes) pero con valores muy distintos entre sí (entre los 50 y 10 habitantes por hectárea). El comportamiento de la variable densidad en estas ocho ciudades la podemos resumir en una curva, en un “modelo” (ver Gráfica 2, anexo). Este modelo se asemeja mucho al modelo del gradiente de densidad planteado por Bruce Newling


Espacio urbano nuevo, población joven Pasemos ahora a la variable referente a la población menor de 12 años. Esperaríamos que la variable se comportara de manera positiva: entre más reciente sea la zona de la ciudad, mayor proporción de población menor de 12 años. Con los resultados por zona de crecimiento, en la Gráfica 3, se observa dicha pendiente positiva, pero con incrementos muy leves (solamente Mérida presenta una pendiente más marcada). Se aprecia que la proporción de dicho grupo de edad no se incrementa mucho en las zonas de crecimiento urbano sino a partir de 1980. Esto es, en todas las ciudades, las zonas de crecimiento urbano que

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en 1969 (Hartshorn, 1980: 216), pero con la diferencia que en vez de considerar la distancia la centro de la ciudad se toma la temporalidad del espacio urbano. Al igual que en el modelo de Newling, en nuestro modelo la densidad inicia con densidades bajas en el origen de la ciudad y empiezan a incrementar sus valores paulatinamente en los espacios más recientes hasta llegar a la zona urbana de los años cincuenta, que es por lo general la zona más densa en la ciudad. Posteriormente la curva muestra una relación negativa con una pendiente más pronunciada que la anterior, terminando con marcar los valores más bajos de densidad en la ciudad en la zona que comprende al crecimiento urbano de 1990 al 2000. Pero, ¿para qué nos sirve el dato de la densidad de población? Bueno, por lo general la densidad de población está relacionada con el nivel de desarrollo, su dinámica de ocupación, sus propiedades de atracción o rechazo. Por ejemplo, es muy conocido que el centro de Mexicali presenta desde hace varios años problemas de degradación; esta disminución en su potencial de atracción se aprecia en el valor de la densidad de población, la cual fue la más baja entre las ocho ciudades. La zona de crecimiento urbano en cuestión abarca hasta donde llegó la ciudad en 1940. Por otro lado, podemos deducir que en los centros de ciudades como Pachuca, Ciudad Juárez o Aguascalientes no tienen problemas de rechazo o expulsión tan graves como Mexicali, debido a que registraron los valores más altos de densidad.

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comprende hasta el año de 1980, las proporciones de población menor de 12 años son heterogéneas, las cuales oscilan entre 20% y 30%. Solamente en las zonas de crecimiento urbano de la década de los setenta, ochenta y noventa, las proporciones se incrementan significativamente. La relación positiva entre la variable y el tiempo se da en las ocho ciudades y con un cambio de pendiente en la misma zona de crecimiento. Es evidente que con el incremento de 4 hasta 8 puntos porcentuales la zona de crecimiento urbano que comprende de 1980 hasta el 2000 existe una mayor proporción de población infantil. Sin embargo, estos cambios porcentuales no se observa en otros periodos, así como la homogeneidad de sus valores (cinco de las ocho ciudades presentan valores entre 35% y 39%). Al construir el modelo de la pendiente de la variable en cuestión (ver Gráfica 4), las características de ésta nos arroja dos preguntas: primero, ¿por qué la pendiente de la curva es tan baja desde el origen de la ciudad hasta 1980?; segundo, ¿por qué a partir de 1980 la pendiente de la línea graficada se incrementa?

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Espacio urbano nuevo y movimiento de la población

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Por último veamos ahora lo referente a la vivienda rentada. En la Gráfica 5 aparecen las proporciones de vivienda rentada por zona de crecimiento en cada ciudad. En ella se puede visualizar de manera muy clara la pendiente negativa que presentan todas las ciudades. Es decir, mientras más reciente sea una zona de la ciudad, la proporción de viviendas rentadas será más baja. La pendiente negativa es distinta entre las ciudades. En el caso de Aguascalientes y Mérida la pendiente es muy leve ya que los valores entre los periodos de crecimiento varían muy poco, mientras que en el resto de las cuatro ciudades las diferencias son más marcadas. En general, sin considerar el caso de Mérida, las proporciones de vivienda rentada en las zonas de crecimiento de 1960 al 2000 presentan una misma distancia de diez puntos porcentuales entre el valor máximo y mínimo, lo cual marca un patrón de comportamiento de la variable en dos sentidos: primero, los valores de la variable tienden a ser homogéneos; y segundo, los porcentajes de vivienda rentada diminuyen en las zonas más recientes. Por otro lado,


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la última zona de crecimiento registró los valores de vivienda rentada más bajos en todas las ciudades. El comportamiento del indicador se resume en el modelo planteado en la Gráfica 6. ¿Por qué se da este comportamiento negativo de las viviendas rentadas? Bueno, como se mencionó en párrafos anteriores, quizás esto se deba a dos factores: en las zonas más viejas ha transcurrido el tiempo suficiente para que se presentaran los cambios en la tenencia de vivienda, debido a la movilidad de residencia de los propietarios originales quienes residen en viviendas que les permite mayores satisfacciones (mayor calidad de la vivienda, mejor ubicación, mayor seguridad, etcétera). Y segundo, las zonas de mayor tiempo tiene una mayor diversidad de servicios y comercios establecidos que hace más atractiva la renta de la vivienda. Sin embargo es importante seguir estudiando este fenómeno para poder encontrar los motivos por los cuales en algunas ciudades la pendiente es más pronunciada que en otras.

El análisis estadístico y espacial de los tres indicadores en las ocho ciudades mexicanas, nos permite concluir lo siguiente. Primero, las ciudades mexicanas no corresponden cabalmente a los modelos teóricos de una estructura urbana de tipo monocéntrica, por lo menos en lo que corresponde a los tres indicadores analizados. Las ocho ciudades en cuestión tuvieron un crecimiento concéntrico hasta mediados del siglo XX, periodo en el que se intensifica el uso del automóvil dándole a la población la posibilidad de poder trasladarse a mayores distancias. Salvo el caso de Aguascalientes y Mérida, las demás ciudades crecieron en diferentes direcciones, de forma radial o lineal, siguiendo las principales vías de comunicación, como sucedió en el caso de Mexicali y Tijuana. Estos cambios en las formas de crecimiento urbano influyen significativamente en la organización del espacio urbano, modificando el papel primordial que en algún momento tuvo el centro tradicional. Esto se pudo constatar al analizar los tres indicadores. Sin embargo, con ello no se puede afirmar que la teoría utilizada está equivocada, sino más bien que éstas no se aplican a la generalidad de las ciudades

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Conclusiones

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medias mexicanas. Un factor importante por lo cual no se aplican es precisamente por la forma de crecimiento urbano. Es muy probable que la organización espacial de una ciudad mexicana con crecimiento urbano netamente concéntrico tienda a ser monocéntrica. En el presente trabajo no está contemplado el objetivo de realizar un estudio estadístico exhaustivo sobre las bondades de un modelo de regresión lineal simple que representara mejor la relación de la variables analizadas, sin embargo es importante que se realicen otros análisis de regresión donde se considere la posibilidad de otro tipo de líneas curvas que puedan representar la asociación espacial entre el centro de las ciudades y otras variables de la población, de la vivienda o del espacio urbano construido. Segundo, utilizar el factor del tiempo en que se desarrollaron las diferentes zonas de las ciudad nos puede dar una lectura más consistente sobre cómo está estructurada internamente la ciudad, ya que en las ocho ciudades analizadas el patrón de las variables es muy similar. Si la ciudad tuviera una estructura monocéntrica, el patrón espacial de las variables sería centro-periferia, sin embargo no se dio de esta forma, sino más bien centro-tiempo, cortes espaciales basados en el tiempo de existencia y no su distancia al centro. Dentro de las características que presentaron los datos por zona de crecimiento se observa que existen algunos espacios donde la pendiente de la curva de los valores se modifica considerablemente, como se aprecia en el modelo propuesto para el indicador de densidad y proporción de población menor de 12 años (Véase Gráficas 2 y 4, anexos). Estas zonas marcan una especie de parteaguas, donde sus condiciones o características hacen que el indicador cambie de comportamiento. Esto significa que espacios urbanos desarrollados en un mismo periodo, pero en diferentes ciudades, pueden presentar características similares. Es importante identificar estas particularidades dado que nos permite encontrar una explicación sobre el comportamiento del modelo de manera más completa y precisa. Para ello se requiere la elaboración de otros estudios urbanos que puedan robustecer los modelos espaciales de organización de nuestras ciudades. A través de la investigación urbana podremos tener una mejor idea sobre el fun-


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cionamiento de nuestras ciudades por medio de la construcción de modelos espaciales que nos permitan realizar las lecturas simplificadas sobre cómo se conformó y está conformado el espacio urbano interno y su futura evolución.

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1930

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Densidad (habitantes por hectárea)

30

40

50

60

70

80

90

100

110

120

1980

1990

2000

Tijuana Villahermosa

Aguascalientes Cd. Juárez Mérida Mexicali Nuevo Laredo Pachuca

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

1960 1970 1950 1940 Periodo de crecimiento urbano

Gráfica 1. Densidad de población por zona de crecimiento por ciudad: 2000

Anexos

195


196

Nóesis

Zona de crecimiento urbano 2000

1990

1980

1970

1960

1950

1940

1930

1920

1910

1900

Densidad (habitantes por hectárea)

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica

Gráfica 2. Modelo de densidad poblacional por zona de crecimiento para ciudades medias mexicanas, 1900-2000


15

20

25

30

35

40

1900

1910

1920

1930

1940

1950

1960

Periodo de crecimiento urbano

1970

1990

2000

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

1980

Tijuana Villahermosa

Aguascalientes Cd. Juárez Mérida Mexicali Nuevo Laredo Pachuca

Gráfica 3. Porcentaje de población menor de 12 años por zona de crecimiento por ciudad, 2000

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

Porcentaje de pob. menor de 12 años

197


198

Nóesis

Zona de crecimiento urbano 2000

1990

1980

1970

1960

1950

1940

1930

1920

1910

1900

Porcentaje de población menor de 12 años

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica

Gráfica 4. Modelo de vivienda rentada por zona de crecimiento para ciudades medias mexicanas, 2000

%


0

10

20

30

40

50

70

1900

1910

1920

1930

1980

1990

2000

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

1960 1970 1950 1940 Periodo de crecimiento urbano

Tijuana Villahermosa

Aguascalientes Cd. Juárez Mérida Mexicali Nuevo Laredo Pachuca

Gráfica 5. Proporción de viviendas rentadas por zona de crecimiento por ciudad, 2000

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

Porcentaje de vivienda rentada

199


200

N贸esis

Zona de crecimiento urbano 2000

1990

1980

1970

1960

1950

1940

1930

1920

1910

1900

Porcentaje de vivienda rentada

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en M茅xico: una propuesta metodol贸gica

% Gr谩fica 6. Modelo de vivienda rentada por zona de crecimiento para ciudades medias mexicanas


201

Villahermosa

0.000

0.051

0.129

0.013

0.012

0.133

0.014

0.109

0.019

0.225

0.360

0.115

0.112

0.365

0.117

0.331

r

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

-77.61

-586.01

-649.79

-487.31

155.25

8049.17

113.80

-296.09

Coeficiente

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

9015.79

10418.01

8343.73

10966.00

6446.30

-561.22

5020.27

10001.65

constante

Regresión Densidad (hab/km²)

*Ciudades en las cuales se suprimieron uno o varios ageb por ser atípicos en la var. dep.. Fuente: Cálculos realizados por el autor a partir del XII Censo General de Población y Vivienda, INEGI, México, 2000.

85

120

299

Pachuca#

Merida*

187

357

154

205

448

AGEBs

Número de

Aguascalientes*

No Fronterizas

Tijuana*

Nuevo Laredo

Mexicali

Cd. Juarez

Fronterizas

Ciudades

Cuadro 1. Resultados estadísticos del gradiente de densidad en 8 ciudades medias mexicanas, 2000.


202 0.204 0.186 0.327 0.361 0.596 0.493 0.125 0.208

443 203 153 356 184 298 120 84

0.772 0.702 0.354 0.456

0.452 0.431 0.571 0.601

r

15.44 11.25 22.52 20.41

28.83 24.37 22.83 28.12

constante

Coeficiente

3.68 2.72 0.85 1.02

0.63 0.83 1.19 0.79

Regresión Población menor de 12 años (%)

*Ciudades en las cuales se suprimieron uno o varios ageb por tener valores 0 en la variable dependiente. Fuente: Cálculos realizados por el autor a partir del XII Censo General de Población y Vivienda, INEGI, México, 2000.

Número de AGEBs

Cuadro 2. Cálculo de regresión de porcentaje de población menor de 12 años con distancia al centro (km) en 8 ciudades medias mexicanas, 2000. Ciudades

Fronterizas Cd. Juarez* Mexicali* Nuevo Laredo* Tijuana* No Fronterizas Aguascalientes* Merida* Pachuca Villahermosa*

Nóesis

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica


203

0.341

0.163

0.510

0.604

0.493

0.347

0.336

0.584

0.404

0.714

0.777

0.702

0.589

0.580

0..555

r

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

Coeficiente

-0.75

-0.47

-1.76

-1.84

-031

-0.58

-0.51

-0.23

Guillermo Benjamín Álvarez de la Torre

6.34

5.82

14.38

10.87

5.70

7.19

7.79

5.28

constante

Regresión Población mayor de 64 AÑOS (%)

0.308

* Ciudades en las cuales se suprimieron uno o varios AGBEB por tener valores 0 en la variable dependiente. Fuente: Cálculos realizados por el autor a partir del XII Censo General de Población y Vivienda, INEGI, México, 2000.

Villahermosa*

85

105

288

Pachuca

Merida*

181

352

139

198

411

Número de AGEBs

Aguascalientes*

No Fronterizas

Tijuana*

Nuevo Laredo*

Mexicali*

Cd. Juarez*

Fronterizas

Ciudades

Cuadro 3. Cálculo de regresión de porcentaje de población mayor de 64 años con distancia al centro (km) en 8 ciudades medias mexicanas, 2000.


204

Ciudades

Villahermosa

0.302

0.025

0.039

0.547

0.319

0.217

0.304

0.272

0.550

0.159

0.193

0.739

0.565

0.465

0.552

0.522

r

35.94

20.64

13.31

35.01

39.83

30.80

28.90

31.44

constante

Regresión Vivienda rentada (%)

*Ciudades en las cuales se suprimieron uno o varios AGEB por tener valores 0 en la variable dependiente. Fuente: Cálculos realizados por el autor a partir del XII Censo General de Población y Vivienda, INEGI, México, 2000.

83

108

271

Pachuca*

Merida*

184

353

134

197

397

Número de AGEBs

Cuadro 4. Cálculo de regresión de porcentaje de vivienda rentada con distancia al centro (km) en 8 ciudades medias mexicanas, 2000.

Aguascalientes*

No Fronterizas

Tijuana*

Nuevo Laredo*

Mexicali*

Cd. Juárez*

Fronterizas

Nóesis

-3.38

-0.49

-0.55

-4.32

-1.83

-1.94

-1.77

-1.33

Coeficiente

El tiempo y la estructura urbana de las ciudades medias en México: una propuesta metodológica



El objetivo de este artículo es analizar el impacto espacial de la integración económica entre México y Estados Unidos en el sistema urbano de la región transfronteriza como Ciudad Juárez-El Paso. La integración económica se caracteriza por la presencia de fenómenos de fuerte interacción urbana como la industria maquiladora y el comercio al menudeo entre otros, los cuales muestran un patrón regular de localización en el espacio. El estudio tiene un enfoque espacial por lo que se usó un Sistema de Información Geográfica (SIG). La metodología usada para analizar los cambios en el uso del suelo durante el periodo 1984-2004 mediante el análisis de una serie de imágenes del satélite Landsat MSS y Landsat TM. Respecto a la órbita que recorre este satélite, el área de las ciudades estudiadas está registrada en la escena 3238. Los resultados muestran que estamos en la etapa inicial del proceso de conformación de una estructura urbana transfronteriza, en la que cada ciudad tiene una función asignada. Palabras clave: Integración económica, estructura urbana transfronteriza, Ciudad Juárez

Key words:

Land use changes, system of dynamic model, stella, Ciudad Juárez

The objective of this article is to analyze the spatial impact of the economic integration between Mexico and United States on the urban system of a transborder region like Ciudad Juárez-El Paso. The economic integration is characterized by the presence of phenomena of strong urban interaction like the maquiladora industry and the retail commerce among others whom shows a regular pattern of spatial location. The study has a spatial approach through the use of Geographic Information Systems (GIS). The methodology used the analysis of land use changes during the 1984-2004 period of time that required the use of two satellite imagines like Landsat MSS y Landsat TM. Respecto a la orbita que recorre este satélite, el área de las ciudades estudiadas está registrada en la escena 3238. The results show that we are at the initial stage of a process of conformation of a transborder urban structure where each city has a different function.


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso. César M. Fuentes,1 Luis Cervera2 y Sergio Peña3

1

Investigador de la dirección regional de El Colegio de la Frontera Norte en Ciudad Juárez, Chihuahua. Correo: cfuentes@colef.mx 2 Investigador de la dirección regional de El Colegio de la Frontera Norte en Ciudad Juárez, Chihuahua. Correo: lcervera@colef.mx. 3 Profesor asociado de la Universidad de Texas en El Paso. Correo: spena2@utep.edu


Nóesis

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

208

Introducción

Las

áreas metropolitanas binacionales se caracterizan por la presencia de procesos nacionales, transnacionales y transfronterizos que han desarrollado complejas interrelaciones e interdependencias en las principales actividades de la vida diaria (Alegría, 1989). Dichos procesos se materializan a través de la presencia de fenómenos de fuerte interacción urbana como son la industria maquiladora, turismo, trasmigración, comercio al menudeo, etcétera. El efecto que han tenido los procesos antes señalados sobre el arreglo espacial de los pares binacionales es distinto para cada ciudad. En el lado sur de la frontera internacional se muestran con mayor intensidad que en el lado estadounidense. De la misma manera los sectores como la industria maquiladora y comercio tienen una mayor interacción transfronteriza: La industria maquiladora a través de un intenso comercio intra-industrial entre las plantas maquiladoras que se localizan en territorio mexicano y las empresas manufactureras que se ubican en Estados Unidos. De igual forma, dada la importancia que tienen los residentes mexicanos para el comercio al menudeo determina su ubicación en el espacio. En la región metropolitana transfronteriza que componen Ciudad Juárez-El Paso la ciudad mexicana tiene la función de concentrar la mayoría de las actividades industriales y residenciales en su territorio. Por su parte, el lado estadounidense concentra actividades como el transporte de mercancías y centros comerciales para ventas al menudeo. Es por ello que la parte sur del par binacional destine una mayor proporción de su territorio a actividades con uso del suelo industrial y residencial. Lo anterior, nos muestra que estamos al inicio del proceso de conformación de una estructura urbana transfronteriza. Sin embargo, dada la diferencia institucional entre México y Estados Unidos no se ha podido avanzar en el diseño de una estrategia conjunta de planeación transfronteriza. En este contexto, el artículo tiene por objetivo analizar el impacto espacial de la integración económica en el sistema urbano de la región transfronteriza Ciudad Juárez-El Paso.


En este apartado se intentan delinear conceptualmente los procesos de relaciones que hacen singulares las funciones urbanas de las ciudades de la frontera norte. La definición de los procesos nacionales, transnacionales y transfronterizos en función de la localización de los elementos de estas relaciones binacionales, estos procesos pueden ser sólo transfronterizos cuando los actores se mueven en ámbitos fronterizos, o transnacionales cuando lo hacen a escala nacional. El peso de lo binacional, en su forma transfronteriza o en la transnacional, es innegable. Sin embargo, sólo en años recientes se ha difundido, positivamente, un enfoque transfronterizo en los estudios urbanos,6 en Todas las imágenes fueron georeferenciadas utilizando puntos de control y mapas vectoriales ya existentes. Se utilizó la proyección geográfica UTM correspondiente a la zona 13 y el elipsoide WGS-84. Las superficies fueron calculadas con los polígonos extraídos de cada imagen y utilizando un algoritmo especial para el cálculo de área con ARC/ VIEW, versión 8.3. 5 Para la generación de la medición de los parques industriales se digitalizaron los polígonos en las tres imágenes Landsat. La precisión de los polígonos registrados durante 1984 y 1994 fueron corroborados con los polígonos registrados por el IMIP en el 2002. Como nota aclaratoria se especifica que los polígonos fueron creados en forma visual sobre la imagen y validando con información análoga (planos). Esto puede crear algunas diferencias tanto en la conformación del polígono, así como en la estimación de sus áreas si se comparan con datos del IMIP que cuentan con la delimitación catastral de los parques industriales. Por lo anterior se considera que para efectos de este proyecto la precisión obtenida es suficiente para efectos de explicar la expansión de los parques industriales y sus posibles efectos en la conformación de la mancha urbana de Ciudad Juárez. 4

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Modelo conceptual de los procesos transfronterizos en la frontera México-Estados Unidos

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

El estudio tiene un enfoque espacial por lo que se usó un Sistema de Información Geográfica (SIG).4 Para el análisis del crecimiento y el uso del suelo en las ciudades Juárez y El Paso se utilizaron una serie de imágenes del satélite Landsat MSS y Landsat TM. Respecto a la órbita que recorre este satélite, el área de las ciudades estudiadas está registrada en la escena 3238.5

209


Nóesis

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

210

contraste con la visión anteriormente prevaleciente que confinaba a procesos nacionales el objeto de estudio y, en algunos casos, la explicación de los problemas. La mayoría de las ciudades de la frontera mexicana crecieron paralelamente con adyacentes localidades estadounidenses. En este contexto, un enfoque fronterizo debe concebir las dinámicas urbanas como resultado de la interrelación de los componentes nacionales y binacionales en cada miembro de cada par internacional de ciudades vecinas. El proceso espacial es definido como la unidad estructurada entre dos o más territorios que engloba lugares y relaciones entre ellos; los procesos que comprenden territorios de ambos países los denominamos procesos binacionales (Alegría, 1989). En un contexto fronterizo es muy difícil diferenciar la especificidad de los componentes nacionales de cada ciudad. La manera más efectiva de reconocerlos sería por exclusión de aquellos componentes binacionales. La exclusión se tendría que hacer en función de los impactos directos sobre el área o sector considerado, y se realizaría de dos maneras, por contenido y por niveles de la actividad:7 a) La primera, alude a las características propias del aspecto analizado y cabrían las actividades que no tienen relación directa con lo binacional, como las de gobierno y algunos servicios del sector público dirigidas a la población local. Estas actividades se podrían considerar como “no básicas”; es decir, son aquellas en las que los consumidores de estos servicios son habitantes de la subregión nacional a la que pertenece la localidad considerada. b) La segunda manera de diferenciar lo nacional es a través del nivel de actividad. Esto está relacionado con los niveles en que cada actividad no participa de lo binacional. En la frontera, la mayor parte de las actividades urbanas tiene algún tipo de relación directa con los procesos binacionales y las estadísticas 6 7

Al respecto véase entre otros a Nalven (1984); Herzog (1986); Alegría (1989); Fuentes y Peña (2005). El término nacional es usado aquí en sentido fenoménico y no político-administrativo.


Con lo anterior es claro que los componentes nacionales se pueden considerar y estimar de manera independiente en cada miembro del par binacional de las ciudades. Su carácter nacional surge de la circulación de bienes y servicios locales entre los productores y consumidores locales. En conclusión, una conceptualización de lo nacional urbano en la frontera es muy difícil sin alejarnos de una definición empírica de ello. Podríamos considerarlo que está presente en las actividades que tienen carácter y estructura similares en las mismas actividades de las localidades de la frontera y del interior del país, y que a su vez no tienen una relación directa con los procesos binacionales.

Procesos binacionales: transfronterizo y transnacional Los componentes binacionales son los vínculos que cada zona urbana tiene con su par adyacente extranacional y con la región a la que esta última pertenece. Es decir, son las materializaciones de las influencias que reciben las ciudades fronterizas de su contexto espacial. Dichos vínculos se evidencian como flujos transfronterizos que impactan diversa y desigualmente a cada integrante de los pares urbanos. En el esquema se pueden distinguir dos tipos de relaciones binacionales relevantes para el análisis urbano: uno a escala del país que llamamos transnacional, y el otro a escala regional denominado transfronterizo: a) El primero tiene que ver con las funciones que las ciudades de la

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Lo nacional

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

no consignan diferencialmente dicha relación. La manera de conseguir un conocimiento del nivel de actividad que no está relacionado con lo binacional sería comparando las diferencias de las estructuras urbanas de las localidades de la frontera norte con las del interior que más se les parezcan en sus tamaños de población y contextos geográficos. Este referente de comparación son las localidades de todos los estados de la frontera que no están sobre el borde internacional (véase Cuadro 1, anexos).

211


Nóesis

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

212

frontera desarrollan al ser puentes de comunicación entre ambos países. En ella, se relacionan actividades cuya existencia o cuyos niveles de actividad necesitan del vínculo transnacional, debido a las diferencias estructurales entre ambos países. Estas son actividades que no dependen de una localización fronteriza y cuyos orígenes y destinos pueden ser ubicuos en cada territorio nacional. Por esta razón su impacto directo en las localidades de la frontera debiera ser mínimo en el corto plazo, pero no por ello poco importante en el largo plazo. Ejemplos de estos procesos son el comercio y la migración internacional. b) El segundo tipo, el de escala regional, agrupa los procesos que se pueden definir como transfronterizos, ya que su realización ocurre en la relación que se establece entre alguna ciudad fronteriza de un país y una contraparte extra-regional contigua. La localización fronteriza de los orígenes y destinos de esas relaciones es determinante, también, para la localización fronteriza del resultado de dichos procesos. Éstos son expresión y consecuencia de la contigüidad espacial de las diferencias estructurales de las formaciones socioeconómicas de cada país, la cual permite la intensificación de los nexos transfronterizos como una forma de solución por complementariedad de las necesidades que cada estructura presenta (Alegría, 1989). Los procesos transfronterizos más relevantes para el análisis urbano de las ciudades en la frontera norte mexicana son los siguientes: los procesos de la industria maquiladora, de la migración itinerante transfronteriza, la transmigración, del comercio al menudeo transfronterizo, entre otros. En cada ciudad fronteriza, la relación de los componentes nacionales con los binacionales ha producido particularidades estructurales espaciales, poblacionales y urbanas. En el lado sur del borde internacional se ha intensificado esta singularidad más que del lado norteamericano, y se evidencia en las mayores diferencias existentes en el lado mexicano entre las ciudades de la frontera y las de su interior. Esto se debe a que el peso de los procesos binacionales es mayor en estas ciudades que en las estadounidenses (Alegría, 1989).


Industria maquiladora La manera en la que la integración económica se expresa en el espacio urbano es a través del comercio internacional, el que ha tenido dos efectos importantes para la localización industrial: 1) induce a las empresas en una economía a especializarse; 2) expande el conjunto de mercados que la empresa cubre. La generación de economías externas en una industria específica en el sentido de Henderson (1982), Rauch (1989) y Venables (1993) induce a las empresas de industrias relacionadas a que se aglomeren espacialmente. El comercio internacional cambia recursos entre las industrias, esto indirectamente cambia recursos entre regiones. Krugman y Livas (1992) y Rauch (1993) muestran que la existencia de bajos costos de transporte da a esa región una ventaja geográfica en la producción. Las áreas fronterizas como las ciudades puertos tienen un bajo costo de acceso al mercado externo y por lo tanto son sitios naturales de producción. El atractivo de las áreas fronterizas es mayor si para la producción de bienes finales, se consumen insumos intermedios que son producidos en el exterior. Dicho comercio intraindustrial podría resultar en rendimientos decrecientes a escala (Krugman, 1981: 231) o en el traslado de algunas partes de la producción de los países de altos salarios a los de bajos salarios (Feenstra y Hanson, 1996: 162). En la lógica anterior se ha desarrollado un intenso comercio intraindustrial en las áreas urbanas transfronterizas entre México y Estados

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

En esta sección se presentan algunos indicadores que buscan mostrar la fuerte integración económica de Ciudad Juárez y El Paso. El área metropolitana transfronteriza que constituyen las ciudades de Juárez y El Paso son uno de los ejemplos más acabados de fuerte interacción económica en la frontera México-Estados Unidos. Los sectores como la industria maquiladora y el comercio al menudeo transfronterizo constituyen dos relevantes ejemplos.

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

Intensidad de los procesos transfronterizos en región Ciudad Juárez-El Paso-Sunland Park

213


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

Unidos, el cual ha creado un centro binacional de producción (Hanson, 1996: 942) en la que la parte mexicana ha desarrollado la industria maquiladora, que se ha especializado en el ensamble y procesamiento de componentes importados, la cual importa la mayor parte de sus insumos del exterior y reexporta los productos finales hacia Estados Unidos. Por su parte, la industria manufacturera localizada en Estados Unidos provee la mayor parte de los insumos a la industria maquiladora. En el esquema económico antes mencionado, empresas establecidas en El Paso o en otra ciudad de Estados Unidos juegan el papel de proveedor de insumos intermedios a la industria maquiladora localizada en Ciudad Juárez.8 Producto de esta interacción El Paso ha recibido importantes beneficios de la industria maquiladora establecida en Ciudad Juárez sobre todo en lo que respecta a la generación de empleos directos.9 En El Paso se ha estimado que de un 20 a un 37% de la creación de nuevos empleos están relacionados con servicios prestados a la industria maquiladora (Várgas, 2001) además, de los negocios que se han creado para empresas que se dedican a la venta de insumos que son producidos en otras partes de Estados Unidos. En el año 2006 el mercado de insumos en Ciudad Juárez alcanzó un valor de 13,086 millones de pesos (Véase Cuadro 2, anexos). Las principales ramas económicas que se encuentran vinculadas a la industria maquiladora son la inyección de plástico, los servicios de transporte y agencias aduanales, metal-mecánica, etcétera. En el año 2005, la ciudad mexicana recibió el 75% de toda la inversión extranjera que el estado de Chihuahua; registró, con un total de 428 millones de dólares, la que se concentra en el sector manufacturero. Ese mismo año el número de plantas maquiladoras llegaron a ser 285 y el número de empleos se contabilizaron en 235,321. En Ciudad Juárez la actividad económica predominante está relacionada con la actividad maquiladora en la que se encuentran involucrados el 91.6% de la población ocupada en el sector manufacturero (Censos Económicos de 1998). 9 El crecimiento del empleo se debe a que el sistema de producción llamado justo a tiempo ha obligado la relocalización de sus principales proveedores hacia la frontera sur de Estados Unidos buscando tener la mayor cercanía geográfica con la planta maquiladora.

Nóesis

8

214


10

véase Klosterman (1990) para una explicación más detallada del índice.

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

La rama industrial vinculada con la inyección de plástico ha tenido un gran crecimiento. Por ejemplo, en 1993 las compañías dedicadas a la inyección de plástico que emplearon 2,467 trabajadores y para el año 2002 emplearon a más de 4,858 empleados. Estas compañías sirven principalmente al mercado de la industria maquiladora localizada en Ciudad Juárez en sectores que van desde el automotor, computadoras, hasta equipo médico y bienes de consumo. Aún más, el tipo de empleo en el sector de plásticos es altamente calificado y se ha incrementado en un 101% desde 1990. De 1990 a 1999, por ejemplo, este sector paga en promedio 21% más que el sector textil, que es el sector que emplea a la mayor proporción del empleo manufacturero. El éxito del sector de moldes de inyección de plástico es evidenciado por el impresionante crecimiento de las exportaciones que usan el plástico como un insumo para el envase de todas las mercancías que salen de El Paso al resto de Estados Unidos. La rama alcanzó 806 millones de dólares en 1999, más del 700% del nivel de las exportaciones realizadas en 1993. Asimismo, otros sectores como el de los servicios de transporte y agencias aduanales han florecido debido al incremento en el flujo de mercancías a través de los puertos de entrada a Estados Unidos. En el primer caso, el empleo fue de 4,589 trabajadores en 1994, representando en el año 2002 más tarde 6,891 empleos. Estas compañías típicamente mantienen sus centros de distribución y oficinas administrativas en el lado estadounidense, estimulando, el sector de bienes y raíces industrial. Las maquiladoras también han creado empleos en servicios legales y de contabilidad. Aún los hoteles, compañías de rentas de vehículos, y restaurantes obtienen beneficios de la industria, ya que la mayor parte de los técnicos, gerentes y administrativos que la visitan consumen todos estos servicios en el lado estadounidense (Véase cuadro 3, anexos). El Cociente de Localización10 muestra que el sector manufacturero

215


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

de El Paso a partir de 1970 inició un proceso de especialización,11 y el pico más alto del índice lo alcanzó en 1995, y a partir de este año inició una caída del indicador. La economía de El Paso fue conocida como la capital mundial de los pantalones de mezclilla (jeans) donde la mayoría de los empleos generados en la manufactura correspondieron a la industria textil. La transición de una base económica ligada a la industria manufacturera y a los servicios en Estados Unidos tuvo como resultado la relocalización de industrias a localidades donde las empresas tomaran ventaja de los bajos salarios para mantener su competitividad. En resumen, el sector manufacturero de El Paso tuvo una caída a partir de 1995 y ésta es atribuida en parte al TLCAN, aunque el cociente de localización para El Paso continúa teniendo un valor mayor a 1.

Mercado de trabajo transfronterizo (transmigración) La estrecha relación económica entre el par binacional también tiene impacto en los mercados de trabajo transfronterizo. En la región binacional Ciudad Juárez-El Paso se desplazan diariamente en ambas direcciones una gran cantidad de transmigrantes.12 En el flujo nortesur se trasladan una gran cantidad de directivos y administrativos de empresas maquiladoras que tiene su residencia establecida en la parte estadounidense del par binacional. La creación de una línea especial para las personas que cruzan la frontera internacional de manera freEn este apartado usamos cocientes de localización (CL) para analizar las tendencias en el mercado de trabajo, lo cual es un reflejo de su base económica y del proceso de integración económica regional. El cociente de localización simplemente representa la proporción del empleo de la región bajo estudio (ei/eT) respecto a una región de referencia (Ei/ET). El resultado del cociente de localización con un valor de 1 significa que la región no es diferente o no existe especialización respecto a la región de referencia. Un cociente de localización mayor que 1 muestra que la región está especializada y un cociente menor a 1 significa que la región no está especializada en una industria en particular. 12 El transmigrante es definido como la persona que trabaja en un país y vive en el país vecino y cruza la frontera internacional diariamente.

Nóesis

11

216


De acuerdo con el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos el objetivo de la Dedicated Commute Lane (DCL) es facilitar la entrada con bajo riesgo para los residentes fronterizos, además, de mantener la integridad del proceso de inspección. Para obtener el permiso de uso de la DCL los usuarios tienen que someterse a una revisión de su historial criminal, demostrar la necesidad de cruzar la frontera de manera frecuente (trabajar, estudiar, motivos familiares, etcétera). Además, el pago en ambos lados de la frontera que sumados alcanzan los $400.00 dólares. La principal ventaja de la DCL es la rapidez en el tiempo de cruce. 14 Éstos permiten a residentes fronterizos cruzar a Estados Unidos principalmente para consumir y no para trabajar, pero frecuentemente es usada de manera ilegal para trabajar. 13

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cuente llamada línea express,13 es un indicador de la importancia del mercado de trabajo transfronterizo. Así mismo cumple una función de facilitador de la entrada a Estados Unidos para residentes fronterizos que cruzan la frontera frecuentemente. En 1999, cuando la línea express inició su operación, 829 pasajeros y 229 vehículos fueron aprobados por el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos para su uso. Para el año 2005 el número de usuarios alcanzó los 9,056 vehículos y el aforo promedio diario (lunes a viernes) es de 4,110 vehículos (Caminos y Puentes Federales, 2006). En el flujo opuesto (sur-norte) de manera legal se desplazan miles de trabajadores. En el periodo (1993-1998) en promedio el 4.1% de la población económicamente activa (PEA) de Ciudad Juárez trabajaba en Estados Unidos. Para el año 2000 esta participación cayó al 2.3% de la PEA, lo que significa 19,242 trabajadores. Sin contar miles de personas que cruzan con sus tarjetas para residentes fronterizos14 que trabajan sin permisos de trabajo.

217


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

Comercio al menudeo transfronterizo15 Los consumidores de Ciudad Juárez impactan de manera positiva la economía de El Paso al generar una importante derrama económica al realizar algunas de sus compras. El sector de comercio al menudeo es muy sensible a variables macroeconómicas como devaluaciones o la subvaluación del tipo de cambio. Por ejemplo, la devaluación del peso en 1994 redujo drásticamente las ventas al menudeo, sobre todo de los negocios que se localizan junto a los puentes internacionales. Algunos analistas señalan que los efectos de la reducción del dinero producto de una devaluación que era gastado por consumidores mexicanos en El Paso demuestran la integración de las dos ciudades (Patrick y Renforth, 1996; Coronado 2004). En el año 2000, se reportaron ventas al menudeo por $5.8 mil millones de dólares, lo que significa $345 millones más que en el año anterior. Las ventas se han seguido incrementado hasta alcanzar 6.6 mil millones de dólares en el año 2004 (véase Cuadro 4). Un estudio realizado encontró que aproximadamente un 33% del comercio al menudeo en El Paso puede ser atribuido al comercio transfronterizo (Peña, 2003). En los últimos cinco años, las categorías de productos al menudeo que tuvieron mayores ventas han sido las agencias de automóviles, las estaciones de gasolina, las tiendas de comida y las de mercancías en general. De acuerdo con estimaciones realizadas por el Plan Estratégico de El Paso, del total de las ventas del sector comercio al menudeo gravadas impositivamente, el 14.6% fueron hechas por mexicanos, lo que representó 388 millones dólares en 1998. En otras palabras, la ciudad de El Paso recibió un subsidio de 388 millones de dólares en

Nóesis

15

218

El comercio transfronterizo se puede definir como el intercambio comercial que es producto de las diferencias estructurales nacionales y que la contigüidad espacial lo facilita. Lo anterior, permite importar productos electrónicos que no son fabricados en México y cuyo precio local excede el costo que tiene en el país de donde se puede importar. Por su parte, el consumidor estadounidense tiene acceso a la compra de medicinas en México que son más baratas y cuya regulación de venta es más laxa que en Estados Unidos (Peña, 2003).


Efectos espaciales de los indicadores de interacción urbana en la estructura urbana transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso Esta sección busca mostrar el efecto espacial del proceso de integración económica entre México-Estados Unidos para el caso del par binacional Ciudad Juárez-El Paso y el inicio del proceso de conformación de una estructura urbana transfronteriza. Lo anterior se realizará a partir de la identificación espacial de algunas actividades como la industria maquiladora, zonas comerciales, los puentes internacionales, agencias

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impuestos por parte de consumidores mexicanos (El Paso Strategic Adjustment Plan, 1999: 25). El dinamismo comercial se refleja en el número de peatones que cruzaron la frontera de El Paso a Ciudad Juárez que llegó a ser de 5’302,707 personas, y en el flujo contrario 6’602,353 en 2005 (véase Cuadro 5, anexos). Estos números incluyen principalmente cruces de compras, negocios y visitas a familiares. El comercio al menudeo muestra una fuerte interacción transfronteriza debido a diferencias en precios y a la calidad de bienes de consumo duradero, así, también, en no-durables como ropa y alimentos. En el Gráfico 1 (ver Gráfico 1 en anexos) se observa que el cociente de localización para ventas al menudeo fluctúa a lo largo del tiempo. Es importante señalar que hay dos puntos en los que el índice muestra movimientos importantes, éstos son en 1982 y 1994, donde el cociente de localización cayó dramáticamente. Dichos movimientos son explicados por las severas crisis económicas que experimentó México en los años de 1982 y 1994 que resultaron en fuertes devaluaciones del tipo de cambio. Las devaluaciones hicieron que las importaciones locales fueran más caras. Además, el movimiento muestra un incremento del índice entre 1988 y 1994, este incremento se debió a que durante esos años la economía mexicana experimentó un acelerado crecimiento. Lo anterior se tradujo en una mayor facilidad para obtener crédito, lo que fomentó el comercio al menudeo. En suma, el desempeño del sector de comercio al menudeo está asociado al tipo de cambio peso-dólar.

219


Nóesis

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

220

aduanales, almacenes para el traslado de mercancías, etcétera. El Paso y Ciudad Juárez han experimentado no sólo diferencias en las tasas de crecimiento poblacional, sino también en el patrón de crecimiento físico. Ambos elementos han impactado su forma urbana, densidad poblacional y la tasa en la cual se han ampliado sus límites urbanos. La organización interna del espacio urbano de cada uno de los pares binacionales muestra diferencias en el proceso de construcción de la ciudad cuando se analizan por separado. En el caso de la parte sur del par binacional ha experimentado altas tasas de crecimiento poblacional que, ante la falta de planeación urbana, se tradujeron en un crecimiento desorganizado de la ciudad. Por su parte, El Paso mantiene un crecimiento ordenado sobre las zonas destinadas para su desarrollo (Véase Mapa 1, anexos). En términos demográficos, en 1920, la población de El Paso (77,560) era mayor que la de Ciudad Juárez (43,138). Asimismo, el patrón de crecimiento de ambas ciudades era en anillos concéntricos, además de ser muy compactas (Llera, 1995) (Véase Cuadro 6). A partir de 1950 Ciudad Juárez (131,308) superó en número de habitantes a El Paso (130,485). En esta década se inauguró la fase de acelerada expansión urbana. El Paso se extendió hacia el Este y Norte, mientras que Ciudad Juárez creció hacia el Este y Sur. Para 1970 la parte sur del par binacional duplicó (424,135) la población de El Paso (276,687). En esta década, El Paso dirigió su crecimiento sobre las áreas planeadas del norte. Por su parte, Ciudad Juárez se expandió hacia el Este, con un patrón disperso. En 1980, la población de Ciudad Juárez alcanzó 663,000 habitantes y la de El Paso 479,889. En 1984, el área urbana binacional alcanzó una superficie de 43,277.37 hectáreas, de las cuales 11,888.44 correspondieron a ciudad mexicana y 31,388.93 a la estadounidense (véase Cuadro 7, anexos). En 1990, la población total del par binacional alcanzó 1.4 millones de habitantes, de los cuales 798,499 corresponden a Ciudad Juárez y 515,342 a El Paso. El área urbana binacional alcanzó 52,066 hectáreas, de las cuales 16,205 corresponden a la parte sur del par binacional y 35,861 a la parte norte. El patrón de crecimiento mostró importantes cambios, El Paso se extendió hacia el oeste, incorporando asentamien-


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tos poblacionales del Estado de Nuevo México para conformar un área metropolitana. Por su parte, Ciudad Juárez creció en varias direcciones (Véase Mapa 1, anexos) en forma concéntrica. En Ciudad Juárez, la población está concentrada en el centro y suroriente y en El Paso en la parte central, nororiente y este de la ciudad (Pick et al, 2000). Para el año 2004, diez años después de la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el área metropolitana binacional Juárez-El Paso abarca una superficie de 71, 009 hectáreas, la cual es el hogar de casi dos millones de habitantes, de los cuales 637,859 viven en El Paso y 1’217, 818 en Ciudad Juárez. El Paso representa el 59% de la superficie desarrollada pero sólo el 34.4% de la población que vive en la parte norte de la metrópoli transfronteriza. Por lo anterior, su densidad de población es baja (19.55 habitantes/hectárea) y la de Ciudad Juárez es más alta (56.45 habitantes/hectárea) (véase Cuadro 8, anexos). En este contexto, el sector mexicano ha concentrado áreas destinadas a actividades industriales y zonas habitacionales para los trabajadores de las empresas maquiladoras, las que se han localizado buscando accesibilidad a la entrada de insumos y la salida de mercancías. A partir de la década de los sesenta se inició la localización de parques industriales en Ciudad Juárez. En 1967, se ubicó el primer parque industrial (Bermúdez) en el nororiente de la ciudad en terrenos (174.2 hectáreas) que hasta ese momento habían tenido un uso del suelo agrícola a un costado de la carretera Juárez-Porvenir. En 1969, dos nuevos parques industriales se establecieron. El primero de ellos fue el llamado Río Bravo que se localiza muy cerca del cruce internacional Zaragoza. El segundo fue el parque industrial Juárez, que se estableció al sur-centro sobre el eje Juan Gabriel que cruza la ciudad de Norte a Sur. Ambos ocuparon una superficie de 125 hectáreas (Fuentes, 1992). Para mediados de la década de los ochenta sumaban 12 parques industriales, los cuales ocuparon una superficie de 266.62 hectáreas y se localizaron sobre las principales vialidades que comunican la ciudad con El Paso (Véase Cuadro 9, anexos). En 1994, existían 20 parques industriales los que alcanzaron una

221


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

superficie de 1,074 hectáreas. Para el año 2002, el número de parques industriales llegaron a ser 24 y ocuparon 1,312 hectáreas y siguieron el patrón de localización cerca de puertos fronterizos y vialidades que comunican la ciudad de Norte a Sur (Véase Mapa 2, anexos). El gran peso económico que representa el mercado de insumos de la industria maquiladora localizada en Ciudad Juárez,16 atrajo a importantes empresas, las que buscaron una localización lo más cerca de los puentes internacionales para cubrir la demanda de insumos lo más pronto posible. Producto de lo anterior, en El Paso, se incrementó la superficie de suelo destinada a uso industrial, el cual pasó de 1,900 hectáreas en 1988 a 2,331 en el año 1999. En el Mapa 2 se pueden observar las áreas de la ciudad que tienen uso del suelo industrial. La mayoría de ellas se localizan sobre la carretera I-10 que comunica a El Paso con el resto de la nación. Otro de los efectos espaciales generados por la industria maquiladora ha sido el establecimiento de los almacenes de transferencia de cargamentos de mercancías para camiones de carga que cruzan de México hacia Estados Unidos,17 los que se localizan cerca de los puertos fronterizos. Por su parte, los sectores de comercio y servicios en el lado sur han competido por lugares centrales junto a los puertos fronterizos. En un primer momento éstos se establecieron junto al centro histórico y sobre las principales vialidades, aunque recientemente se ha documentado la descentralización de los sectores comercio y servicios hacia el oriente de la ciudad buscando consumidores locales (Fuentes, 2001). Lo anterior se ha debido a la poca competencia de este sector con su similar localizado en El Paso. En este contexto, se ha establecido en El Paso un área de comercio al menudeo al cruzar el puente internacional Santa Fe, la cual está dirigiEn el año 2000 se estimó que el tamaño del mercado es cerca de 13,000 millones de pesos (INEGI). 17 Desde la implementación del tratado de Libre Comercio de América de Norte se estipuló que después de 5 años se abriría el mercado estadounidense a los camiones de carga mexicanos, lo cual no ocurrió, por lo que los camiones mexicanos cruzaban la produción de la industria maquiladora a El Paso y posteriormente, compañías estadounidenses eran las encargadas de distribuirlas al resto de Estados Unidos.

Nóesis

16

222


La integración económica entre México y Estados Unidos se manifiesta de manera tangible en el arreglo espacial de las actividades económicas y poblacionales en la región transfronteriza Ciudad Juárez-El Paso. La integración económica en el caso de la industria se ha desarrollado a través de un intenso comercio intraindustrial, entre los pares binacionales. En este proceso, la parte mexicana ha desarrollado la industria maquiladora, que se ha especializado en el ensamble y procesamiento de componentes importados, la cual importa la mayor parte de sus insumos del exterior y reexporta los productos finales hacia Estados Unidos. Por su parte, la industria manufacturera localizada en Estados Unidos provee la mayor parte de los insumos a la industria maquiladora. El efecto que ha tenido dicho proceso sobre la estructura urbana transfronteriza ha sido desigual para cada ciudad. En el lado sur, los usos de suelo industrial se localizan en los parques industriales cerca de los puertos fronterizos y sobre las principales vialidades que comunican a la ciudad de Sur a Norte. En el lado norte, las empresas proveedoras de insumos y los servicios de transportes y almacenamiento se han establecido cerca de los puentes internacionales y sobre la carretera interestatal I-10. El comercio al menudeo transfronterizo se ha localizado en distintos lugares dependiendo del nivel de ingreso del mercado al cual estén sirviendo. El comercio al menudeo para población de bajos ingresos que cruza de Ciudad Juárez a El Paso se localiza anexo al puente internacional de Santa Fe. Por su parte, el comercio al menudeo para población de medianos ingresos se localiza sobre la carretera interesta-

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Conclusiones

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

da para población de medianos y bajos ingresos proveniente de Ciudad Juárez. De la misma manera existen cuatro grandes centros comerciales que están destinados a población local y consumidores mexicanos. Éstos se localizan sobre la carretera I-10 en ambas direcciones. Esta fuerte interacción debe de atenderse desde un enfoque de planeación transfronteriza regional a fin de disminuir las presiones sobre la tierra, recursos urbanos y el ambiente en ambos lados de la frontera.

223


Nóesis

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

224

tal I-10. Por su parte, las actividades de comercio y de servicios vinculadas al flujo transfronterizo se ubican sobre las principales vialidades que comunican los puentes internacionales. Lo anterior muestra que se encuentra en proceso de gestación la conformación de una estructura urbana transfronteriza que requiere de una estrategia conjunta de planeación que incorpore elementos urbanos, culturales, ambientales, etcétera.


César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

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Bibliografía

225


Nóesis

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226

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INTERACCIÓN FUERTE INTERACCIÓN DÉBIL

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Cuadro 1. Procesos transfronterizos en la frontera México-Estados Unidos

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Anexos

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La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

Cuadro 2. Insumos intermedios y producción bruta total de la industria maquiladora a lo largo de las ciudades fronterizas en 2006. a Insumos consumidos

Valor de la producción bruta

Brownsville-Matamoros

2,686,973

732,901

McAllen-Reynosa

8,495,793

1,464,210

Laredo-Nuevo Laredo

1,045,079

401,026

264,078

116,946

Acuña-Del Río

1,146,937

286,398

El Paso-Ciudad Juárez

13,086,554

3,705,645

Metrópolis binacionales

(Miles de pesos a precios corrientes)

Eagle Pass-Piedras Negras

a

Datos para febrero

Cuadro 3. Empleo del sector manufacturero en El Paso, Texas (1993-1997 y 2002) Rama \ año

1994

1995

1996

1997

2002

14,567 15,847 14,349

13,739

12,962

1,019

Plásticos y otros productos

2,467

2,697

3,051

2,995

3,168

4,858

Productos de metal fabricados

1,364

1,126

1,306

1,216

1,518

1,498

Equipo eléctrico y electrónico

1,909

2,284

2,719

3,209

3,103

4,277

Fletes y almacenaje

2,958

3,196

3,448

3,727

4,629

1297

897

885

1,090

1,103

1,359

6,891

1,855

1,846

2,022

3,012

2,650

6,318

893

1,002

1,012

989

1,014

2,133

Servicios de transporte Comunicaciones Fuente: County of Business Patterns.

Nóesis

1993

Textiles y otros productos

Aseguranzas, agentes aduanales

228

(Miles de pesos a precios corrientes)


(Miles de millones de dólares) Año

Ventas

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

4,934 4,731 4,973 5,519 5,891 5,926 6,207 6,400 6,667 4,785

1992 1993 1994 1995

4,059 4,313 4,650 4,554

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Cuadro 4. Ventas brutas por el comercio al menudeo en El Paso (1992-2005)

Fuente: State of Texas, Comptroller of Public Accounts

Cuadro 5. Cruce de personas entre el par binacional Ciudad Juárez-El Paso (1995-2000). (Miles de personas) 1995

1996

1997

1998

1999

2000

Total de Texas El Paso Flujo Sur-Norte

14,863 5,060 1995

13,974 4,957 1996

15,020 5,803 1997

14,410 6,193 1998

15,227 6,345 1999

16,185 6,602 2000

El Paso

4,822

4,196

4,615

7,830

4,895

5,302

Total a Texas

14,476

12,689

14,256

18,270

15,415

18,456

Fuente: Información brindada por los administradores de los puentes internacionales de Estados Unidos de las citadas ciudades, recopilada por el Centro de Estudios Económicos y Desarrollo Fronterizo de la Universidad de Texas A&M International.

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Flujo Norte-Sur

229


1.06

CL

1.04 1.02 1

.98

Años

Cuadro 6. Población en la metrópolis binacional Ciudad Juárez-El Paso Ciudades \ años

1960

C. Juárez 276,995 Tasa de crecimiento 7.4 El Paso 276,687 Tasa de crecimiento 7.5 Ciudad Juárez-El Paso 553,682

1970

424,135 4.2 322,261 1.5 746,396

1980

567,365 2.9 425,259 2.7 992,624

1990

2000

798,499 3.4 515,259 1.9 1’313,758

1’217,818 4.2 563,662 0.8 1’781,480

Fuente: Elaboración propia con base en los VIII, IX, X, XI y XII censos de población y vivienda, INEGI, y The U.S. Census.

Cuadro 7. Estimación de los cambios en superficie de la mancha urbana, 1984-2004 Década

1984 1994 2004

Ciudad Juárez Hectáreas

11,888.44 16,205.22 26,066.46

T.C./año

431.678 986.1235

El Paso Hectáreas

31,388.93 35,861.28 44,942.49

T.C./año

447.2346 908.1215

Total Hectáreas

43,277.37 52,066.50 71,008.95

Fuente: Elaboración propia con base en información del Plan Director de 1984, 1994 y 2004.

Nóesis

Cuadro 8. Uso del suelo correspondiente a parques industriales en Ciudad Juárez (1984-2002)

230

2005

2000

1995

1990

1985

1980

1970

0.94 0.92

1975

0.96

1965

La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

Gráfico 1. Cociente de localización en el comercio al menudeo

1.08

Década

No. Parques

1984 1994 2002

12 20 24

Sup hectáreas

266.62 1074.74 1312.14

T.C./año

T.C. 1984-2002

80.812 19.675

58.08 has/año

Fuente: Elaboración propia con base en imágenes de satélite Landsat MSS y Landsat TM.


231

Vol. 16 • número 31 • enero-junio 2007

Fuente: El Paso City Planning, (2002)

César M. Fuentes, Luis Cervera y Sergio Peña

Fort???????????

1990

1970

1960

1940

1920

Crecimiento urbano

Mapa 1. Crecimiento histórico de Ciudad Juárez-El Paso (1920-1992).


La integración económica entre México-Estados Unidos y su impacto en el sistema urbano espacial de una región transfronteriza: Ciudad Juárez-El Paso

Mapa 2. Localización especial de áreas con uso de suelo industrial en la región transfronteriza Ciudad Juárez-El Paso (1984-2004).

Legend

Nóesis

Puentes internacionales Juárez año 2004 Mancha urbana El Paso 2004 Industrias El Paso 2001 Industria El Paso 1984 Parques industriales 1984 Industrias Juárez 1994 Parques industriales 2002 Parques industriales IMIP 2002 Carreteras principales

232



Key words:

U.S.-Mexican border public policy; federalism; local government capacity

Along the U.S.-Mexican border, there are issues on both sides of the border confronting local governments. Examples of the issues include immigration and security policies; uncontrolled population growth driven by economic development; and lack of urban planning and infrastructure. This paper reviews these issues through an analysis of federalism and the sister cities of Calexico, California and Mexicali, Baja California.

Palabras clave:

A lo largo de la frontera EUMéxico, existen problemas en ambos lados que confrontan los gobiernos locales. Ejemplos de estos hechos incluyen inmigración y políticas de seguridad; crecimiento de la población descontrolado que obedece al desarrollo económico; la falta de planeación urbana e infraestructura. Este documento revisa estos problemas mediante un análisis de federalismo en las ciudades hermanas de Calexico, California y Mexicali, Baja California.

Políticas públicas en la frontera de los Estados Unidos y México, federalismo, capacidad de administración local


Local Government Capacity in the U.S.-Mexican Border: A Comparative Analysis of Calexico, California and Mexicali, Baja California

Kimberly Collins1 1

Ph.D. Director, California Center for Border and Regional Economic Studies San Diego State University-Imperial Valley Campus. E-mail: kcollins@ mail.sdsu.edu


N贸esis

Local Government Capacity in the U.S.-Mexican Border: A Comparative Analysis of Calexico, California and Mexicali, Baja California

236

Introduction

The

political and economic capacity of local governments is very different on each side of the U.S.-Mexican border. But, many of the issues confronting local governments are the same. Local governments are impacted by migrants traveling through the region. There are demands for services for residents who live in one community but pay income and other taxes on the other side of the border. The inability to agree or to make decisions regarding business development in the region (competing instead of working together) is an ongoing issue. Finally, uncontrolled population growth, particularly on the Mexican side of the border, is a serious ongoing problem for local government. Some differences between the U.S. and Mexican cities are due to the systems of federalism. U.S. cities have more autonomy and financial resources than do Mexican cities. However, even with more autonomy and finances, the smaller cities on the U.S. side of the border do not have the political capacity to deal with the problems that come with being on the border. This is particularly true for cities in Imperial County, California. Local governments are the creations of their respective state governments. The amount of resources that are provided directly to the local governments and the amount of revenues they can collect vary according to the federal and state constitutions and legislation. There was also a taxpayer revolt in California in the late 1970s that sought to limit the amount of taxes local governments can collect. Proposition 13, a voter initiative in California, restricted the ability of local governments to raise revenues through property taxes. State control and taxpayer movements have decreased the income sources available to local governments, particularly in California. The cities on each side of the border share economies, environment, culture and recreation, educational facilities, and housing, but do not share political systems. Many important decisions that affect life in the community, such as placement of power plants on the Mexican side of the border and border crossing wait times because of security


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measures, are made at the federal level—by two separate and sovereign federal governments. Most political problems are resolved formally at the federal level and, to a lesser extent, at the state level. Resolution of local transborder problems at the local level is often accomplished through informal means. Issues with cooperation between the government levels and the powerlessness of the local governments exasperate local quality of life issues. Local governments are important to quality of life because it is at the local level that government officials interact with, and are elected by, their neighbors. This permits transparency at the local level that does not exist with the state or federal government. But this closeness to the voters can also lead to poor decision and policy making by the political leaders as they try to please all constituents. In smaller cities, there is also a level of nepotism that cannot always be avoided as there are only so many people to fill decision making positions. These aspects of local governments are found in the city of Calexico, where a common phrase throughout Imperial County is “only in Calexico,” which is short for only in Calexico are the positives and negatives of local government so clearly visible. Nepotism is strong and is expressed through a small number of individuals and their close colleagues making the majority of the decisions. Corruption and problems in the government are spoken about every day by the residents and commentaries often appear in the newspapers. But beyond the gossip and personalities, what is the capacity of the city of Calexico to deal with the number of challenges facing the city? In Mexicali, many of the local government challenges are the same as for Calexico but are based on different factors. Nepotism and favoritism come from the political party system and with interest groups, families, and friends (Ramos García and Sánchez Munguía, 2004). Party affiliation is used as a mechanism to move up the job ladder and many join a particular party to gain access to jobs not available to those who are non-partisan. Therefore, within this context, what is the capacity of Mexicali to deal with its local problems and challenges? How do the challenges in each city or municipality differ from the other? Is there common ground between the two? The answers

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to these questions are found in the bases of political and economic authority and power, or the systems of federalism in the United States and México. Local government capacity can be divided into two categories: political and economic. The political capacity includes issues such as leadership in the community and the will to move forward with policies that improve community conditions. Political capacity is derived from state and federal intergovernmental aid and local effort. Economic capacity is based on the resources available in the community through local economic growth (Warner, 1997: 59). As Warner explained in her 1997 doctoral dissertation, “Urban sociologists have emphasized the importance of the interplay of local political and economic forces in creating the ‘growth machine’ which governs public sector investments and market regulation at the local level” (Warner, 1997: 70). As will be discussed throughout this chapter, the political and economic capacity in the cities and municipalities on both sides of the U.S.Mexican border is not strong enough to deal with the problems and issues found in the border region. One reason for the limited capacity of local governments in the border region is globalization. The term globalization for this study is primarily related to the integration of markets through technological and transportation advances. These changes have also led to the increased movement of economic refugees or workers in search of better opportunities, and the intermingling of cultures and people. The deregulation of markets that has occurred through the North American Free Trade Agreement and the movement of goods across international borders are increasing rapidly. A large part of local economies in the border region is dominated by these local forces. There are also a large number of workers moving into and through the region, be it to work for just one day on the other side of the border, or looking to find work far from their homes.2 The mingling of cultures and people can The undocumented movement of people through local government jurisdictions, particularly in regions that are dangerous to human traffic, has put tremendous stress on local infrastructure and resources. This has been a point of contention

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between the local governments and the federal government in the United States and México. U.S. federal immigration policies have pushed undocumented migrants to cross in areas such as Imperial County, but the local government must pay for the services that these migrants use, including costs of health care, the criminal justice system, and so forth. This issue, as well as a number of others, has prompted the creation of U.S. county coalitions to have a larger unified voice against the federal government. At the same time, Mexican border cities such as Mexicali are overwhelmed by large numbers of migrants who need social services and are seeking to cross the border. In addition, crime associated with smuggling of contraband and people is a growing problem.

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also be seen directly in border cities as commerce and services are exchanged freely, and in cultural events attended by residents from both sides of the border. The aforementioned occurrences happen every day in the U.S.-Mexican border region, thereby providing a living laboratory in which to analyze the impacts of globalization. The relationship among federal, state, and municipal governments has always been difficult along the U.S.-Mexican border as sovereignty issues have inhibited transborder cooperation at the local level. Even though local governments obtain their authority from federal and state governments, these institutions increasingly are unable to control the international or global markets (Saint-Germain, 2000: 572) and other forces of globalization. The power of the market over the government is supported through clauses in the North American Free Trade Agreement. This phenomenon influences the political capacity at the local level. For example, if a state or local government does not agree with a business plan of a company and decide to stop its activity, this company may file a complaint with a trilateral board that can overrule the government’s decision. This supranational authority limits the power of governments, moving the market and business above the three levels of government in the nation (Commission for Environmental Cooperation, 2002). This paper begins with a review of the theories surrounding local government capacity. The core to this capacity is based in the federalist systems of the United States and México. Local authority, which is derived from the states, can be a moot question if there is not enough po-

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litical or economic capacity at the local level. The following two sections review the local governments of Calexico and Mexicali, specifically, their organizational infrastructure. After the individual discussions of each municipal government, a short comparative analysis is presented. Finally, a regional view will be explored to understand the joint capacity of the governments, especially with the influences of globalization.

Theory and practice of local government capacity This section provides an overview of federalism, intergovernmental relations, and insight into government services. It is through a review of these theories that the capacity of local governments to improve quality of life is analyzed.

Federalism and intergovernmental relations Federalism and intergovernmental relations are the bases of authority and capacity of the different levels of government. Federalism is generally defined as the relationship between the federal and state governments and some interstate relations (Wright, 1982). Wright defines the federal, state, and local, as well as interstate interactions, as intergovernmental relations. Local governments do not have sovereignty, as do federal and state governments. This is an extremely important consideration when looking at the interaction of local governments in the U.S.-Mexican border region. Federal and state governments have the right to negotiate important issues with their counterparts on the other side of the border. Local governments do not have this same right, which limits binational planning. Two components of federalism, the autonomy and authority of the governments to act, and the fiscal or economic resources for these governments to implement their policies, are reviewed in this paper. Political federalism is the basis for the political capacity of the governments in the United States and M茅xico. Within this same frame of thinking, economic federalism is a determining factor to the economic capacity of governments.


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The concept of federalism was first explored in the 1500s by Johannes Althusius. This concept was based on the premise that the collective organization begins with individuals and families, which make up villages and cities, then combine to form provinces/states, and finally, the kingdom or empire. At each level there is a symbiotic relationship between the individuals and groups, creating a political type of relationship between them. The central state (or kingdom/empire) contains representatives of politically organized cities and provinces and is not made up of individuals or families. The rights of individuals were not as much of a consideration for Althusius. This differs from the theory of federalism developed in the United States in which individual citizen’s rights are a large part of the federalist system (Carney, 1964: 3). From this initial discussion of federalism, the concept was developed and applied in many different nations throughout the world. Federalism does not have a single definition and has developed differently in nations depending on historical circumstances and beliefs of the people. Understanding the intricacies of federalist systems in the United States and México provides the baseline structure of the political and economic capacity of local governments. In the United States, federalism was established to provide authority to the nation while maintaining the rights of the states and individuals. The system was established after fighting for independence from Great Britain and after much debate on how to strengthen the nation but still retain individual freedoms. In México, federalism evolved from a need to secure the power of the nation. The Mexican system that exists today was developed after an internal revolution and struggle for power within the central government. The primary goal was to solidify the central state and bring into the fold those that held power locally. This task was achieved in México through both federalism and the establishment of the central party. There are two main categories of federalism: dual and cooperative (Berman, 2000: 39). From the 1890s to the 1930s, the dual system of federalism was prominent in the United States. It was based on dividing the authority of the state and federal governments, in which one type of government could not increase its sphere of influence without taking away authority from the other. This form of federalism was

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based upon a legal, formal approach that strictly defined the role or responsibilities of the federal and state governments. In México, dual federalism was established to form an efficient and equitable fiscal system, in which the majority of taxes are collected and disbursed through the centralized government (Instituto de Investigaciones Legislativas de Senado de la República, 2001: 29). This leads to another point about the Mexican federalist system. It was set up with the hope and goals to redistribute funds throughout the country in order to equalize disparities that exist among regions. Within this type of federalism, there is only so much power or authority allocated to each level of government. This creates a zero-sum game, for if one level of government gains any additional power or authority, another losses. This idea is held also in the United States, where the competitive systems are seen by some as destructive to the political process. Cooperative federalism consists of the different levels of government working together and sharing resources on specific public policy challenges. With cooperative federalism, the focus is more on finding a solution to the problem by using all available government resources rather than on the powers of the national or state government (Berman, 2000: 39). This is the type of federalism most often practiced in the United States since the 1930s. The specifics of cooperative federalism have been transformed over the years as federal funding for state and local governments has changed. Another concept important to local government capacity is intergovernmental relations. Intergovernmental relationships of local governments function on vertical and horizontal planes (Berman, 2003) (García del Castillo, 1999). The vertical plane is the relationship that local governments have with the state and federal governments. These are the top-down relationships of federal and state governments, with the local governments. The horizontal plane is the interaction or relationships that local governments have with other local governments (Berman, 2003: 19). All levels of government are tied to each other through funding, programs, political parties, and interest groups. The most important aspect of these ties for this discussion is funding, or fiscal federalism, in the region.


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The Tenth Amendment of the U.S. Constitution ratified in 1791 formalized the powers of states. Specifically, it indicates that “The powers not delegated to the United States by the Constitution, nor prohibited by it to the States, are reserved to the States respectively, on to the people” (Wallin, 1998: 26). The authority and powers of local governments are defined by the state constitutions, along with the legislative and judicial branches. Federal and state intergovernmental relations since the 1980s have moved toward decentralization and devolution of authority, but more centralization has been the trend between state and local governments (Berman, 2000: 29). The separation of authority and responsibilities between the federal and state governments is discussed frequently during the development and implementation of policies and laws. For example, in early 2005, the governor of California requested additional homeland security funds and state control from the federal government to deal with possible terrorist attacks in the state. An example of the federal government taking control is found in larger policy decisions such as civil and social rights, or policy areas believed to be for the greater good of the nation. There, the federal legislation overrules state laws and regulations. Local governments in the United States raise revenues through local taxes (property, sales, and income) and receive federal monies passed through their respective state governments, through competitive federal grants, and direct allocations approved in federal legislation. In the United States, the collection of tax revenues at the local government level is controlled by the state legislature and the will of the voters. For example, property taxes had long been the main source of revenue for local governments but this changed in California with the passage of Proposition 13 in 1978. As the amount of property tax available to local governments has decreased since then, cities have become more reliant on other sources, such as sales taxes and fees. This reliance on the sales tax has increased the competition for businesses and industry, prompting cities to offer incentives to the private sector to locate within their city limits. Competition and incentives

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have impacted land use policies, created additional urban sprawl, and decreased the amounts of revenues available to provide services to the residents in the city (Hoene, 2000). With Proposition 13, the voters capped the property tax at one percent of the fair market value of the home and set the value of the homes to 1978 levels (Hoene 2000). This was done primarily as taxpayers sought to control local government spending because, inherently, the taxpayer/voter did not trust local authorities to make fiscally responsible decisions. Another voter initiative to limit government spending was Proposition 4, passed in 1979. This limited the increase in local government’s spending to the previous year’s spending plus the amount of the increase in the consumer price index (Hoene, 2000: 30). The end result of these voter initiatives was that local governments were unable to raise sufficient resources through local means. Therefore, competition among local governments for new businesses and government grants has increased. This competition has not always led to good government. Programs that are not really needed in the community have been developed, for example. Additionally, as communities compete to bring in new development, incentives are provided to the private sector, which can lead to poor land use planning and a drain on the local revenues. The type and source of federal grant moneys available change as leadership in Washington, D.C., changes, making the collection of revenues at the local level central to the ability to provide consistent services to residents. Local governments mainly receive federal funding through competitive grants and authorizations of dollars directly as specific attachments to legislation, otherwise know as “pork” or special projects. There was a time though when revenue sharing occurred directly between Washington, D.C., and state and local governments briefly in the 1970s and 80s, with the passage of the State and Local Fiscal Assistance Act. The State and Local Fiscal Assistance Act was signed into law by President Richard Nixon in 1972, but was a contentious law that only lasted until 1986. The purpose of this act was to create a mechanism for revenue sharing that would empower state and local governments,


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thereby improving horizontal and vertical fiscal imbalances between these governments. Wallin (1998: 35) describes the horizontal fiscal imbalance as “the fact that some state and some local governments are poorer than others, and thus it is more difficult for them to raise the revenue necessary to adequately fund services”. His definition of “vertical fiscal imbalance suggests that while it is easier for the national government to raise revenue, due to its broader base and limited fear of tax competition, state and local governments are in a better position to identify citizen needs and tailor responses to them”. This act was developed to fix the inequalities in the U.S. federalist system and better the quality of life in local communities by giving them enough resources to invest in their cities. The principles of this act, to equally share revenues, are similar to the basis for the Mexican federalist system. The act failed due to the U.S. economic recession of the late 1970s and the growing federal deficit. Simply stated, the economic hard times of the late 1970s, in which the federal government was having difficulties managing its budget, killed the support for revenue sharing. The eventual failure of the State and Local Fiscal Assistance Act was the catalyst to devolution or “fend-for-yourself ” federalism, which began in the 1990s and continues presently (Wallin, 1998: 135). This type of federalism puts more emphasis on local governments and states competing for funds, thereby, putting more pressure on the policymakers to raise their own revenues. This has been further complicated in the state of California by state legislative decisions and direct voter decisions limiting taxes, as discussed earlier. The top-down decision-making process as to who gets funding, in which the federal government has the greatest say, established a system of competition among local governments and resulted in applications to funding programs that did not really provide the solutions to a community’s needs. City and county managers look to the federal government for grants purely to bring funding into their communities without adequate consideration if the program is needed or not (Agranoff and McGuire, 2001: 673). This system of management im-

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plements federal programs at the local level, creating a greater level of control by the federal government in the local realm. This has decreased the economic capacity in some local governments, and has increased state control over local rights. These developments have created an unstable fiscal environment for local governments in California. The local governments’ weakened fiscal capacity in California has created a crisis for many cities. The causes and effects were identified by the League of California Cities in its Western City magazine of March 2005 (League of California Cities, 2005: 7). These include: • State and federal aid to California cities is declining, down from 21 percent of a city’s budget in 1974-75 to 10 percent today. • The sales tax base is declining due to a shift toward a service-oriented economy and increasing Internet and catalog retail sales. • Limitations on taxes and fees that cities can impose are driven by Proposition 13, Proposition 218 and other state laws. • The state’s population growth is higher in cities. • Cities must respond to citizens’ demands for a greater array of services that bring with them additional costs and new challenges (high tech, cable, transit, etcetera). • Public safety spending is up. • Infrastructure improvements and maintenance are lagging. Decreasing fiscal capacity, competition for grant funds, and the need to raise revenues locally have stressed city infrastructure. This is especially true for smaller, rural cities such as Calexico. As is discussed in other analysis conducted by the author, Calexico does not rank high in quality of life in comparison to similar communities in the United States. One reason for this is the low fiscal capacity of the city and the surrounding county because of the federalist system in the United States. This situation is exacerbated further with the levels of poverty, population growth, social ills, and shared problems with its closest neighbor, Mexicali.


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The Mexican constitution provides basic rights to municipal governments. Article 115 of the 1917 Mexican Constitution directly establishes municipal authority at the will of the state legislatures (Cárdenas, 1963: 18). In 1983, changes were made to the constitution to provide more power and financial resources to Mexican municipalities. Yet, even with constitutional support, municipalities have had difficulties in obtaining appropriate levels of funding or resources, and there have been many challenges to their development (García del Castillo, 1999: 48). One challenge is found in the centralized, one party system that ruled México for more than 70 years. The Institutional Revolutionary Party (Partido Revolucionario Institutional—PRI) system did not allow for local governments to develop into autonomous entities, independent from the central government and party. Decisions were made at the federal level and delivered through the states. The legacy continues in México, even though the ruling PRI no longer has unilateral control over the government. As in the United States, the Mexican federal government has the largest share of the resources, as it has the right to collect more taxes (income, sales, etcetera), obtain rent from buildings and lands, receive value added income from industry, and collect income from the energy sector, commerce, and others. The state governments are limited to collecting taxes on the production of goods and services within the state. The municipal government’s main sources of revenue are property taxes and fees for services (Instituto de Investigaciones Legislativas del Senado de la República, 2001: 45). Additionally, there are significant administrative capacity differences among states and municipalities in México. Some states and/or municipalities have a stronger infrastructure to collect revenues because of their geographical location, level of economic development, and political, social, and administrative development in the government. For those state or municipal governments that do not have the ability to collect the taxes due, they are further limited in the amount of local funding that is available.

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Taxes and fees collected by the Mexican federal government are distributed to the states and municipalities through 10 different types of funds. All of these funds together constitute approximately 25 percent of the federal funds available that are shared with local governments—17 percent to states and 8 percent to the municipalities (Instituto de Investigaciones Legislativas del Senado de la República, 2001: 45). This method provides a fairly equal distribution of funds throughout all of the states and municipal governments. Again, as discussed in the review of federalism, this system was developed to ensure fiscal equality in México and does not have the competitiveness found in the U.S. system. The bulk of the revenues available to the states and municipal governments from the federal government are conditional. This means that the funds must be used to implement a specific function in the government and does leave spending to the discretion of the local policymakers. The inability to decide how the funds available will be spent has maintained the dependence of the state and municipal governments on the federal government, and has limited the capacity of the local governments to provide for the basic needs of the population (Instituto de Investigaciones Legislativas del Senado de la República, 2001), (Calzada, 1983), (Guillén and Ordóñez, 1995). In theory, it makes sense to have a system that allocates equally federal revenues to local governments, but in practice, the central strength of the federal government has limited the political and economic capacity of the state and municipal governments. Instead of delivering prosperity to all of the regions, the federal government does not finance municipal governments sufficiently and does not provide them with the ability to manage many of the issues important to quality of life in their jurisdictions. This is even truer for those states and municipalities that have experienced high levels of migration and business development. In these regions more revenues are generated but they are not returned at the same level. Therefore, those areas with greater growth receive the same amount as those areas with less activity. In other words, states and municipalities that are growing quickly in population and industry do not


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have an appropriate level of financing to plan and develop for a better life for those residing in the area. This can physically be seen in the cities of Tijuana, Baja California, and Ciudad Juárez, Chihuahua, two northern border cities with tremendous growth and an inability to provide services to all of its residents. In both México and the United States, federalism, particularly the fiscal kind, has limited the capacity of local governments. In México, the centralized system and dependence on the federal government have limited political capacity (Guillén and Ordóñez, 1995: 20). In the United States, competition for federal dollars and limitations on local funding sources do not allow for a correction of the horizontal and vertical fiscal imbalances that exist. This limits the abilities of cities and counties to improve the quality of life in their communities (Wallin, 1998: 147). This shows that even though the federalist systems are different in both countries, the impact on local governments have been similar.

This last section discusses the government services of Calexico and Mexicali. Government services, as analyzed by Peterson (1981), can be broken down into developmental, allocative, and redistributive. Developmental services are those that develop the local community, such as schools and industrial parks. Allocative services include police, firefighters, and administration of the city. Redistributive services are benefits provided to low income residents such as health services and transportation and housing subsidies. Each service provided has economic considerations: the cost to supply the service as well as the community demand. Some of this cost can be offset through buy-in and investment from the private sector and civil society. Getting the buy-in from business and residents is based upon the amount of trust they have in the local government. One way trust is developed is through a history of effective and efficient governance. In the United States, development services provided at the muni-

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Government services provided in Calexico and Mexicali

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cipal level include the promotion of economic development, schools, and parks and recreation. The redistributive services are health care and social services, including public housing. The allocative services include public safety, zoning, infrastructure development such as water and wastewater, waste collection, public transportation, and road infrastructure. The level of these services provided influences the residents that live in the community. Cities with high costs for redistributive services have less funding for the allocative or development services. Those taxpayers that contribute more to the system (from the middle or upper classes) are hesitant to live in communities that spend the majority of their public funds to assist those that need additional social services. Defining the services provided by the municipal governments in México with Peterson’s framework is more complex. Many of the services provided by U.S. cities are shared by the municipalities and state governments in México. Development services provided by municipal governments include parks and recreation (including sports), industrial development, and tourism. Overall economic development and promotion are led by the state government. Mexicali has both an Industrial Development Commission that attracts local industry to the area and a tourism department that works with state and federal officials. Local governments in México also have the authority to make decisions regarding allocative services such as local transportation infrastructure; public safety (although shared with state and federal governments); land use/ planning (through issuing construction permits within their jurisdictions); and environmental issues, particularly waste collection and storage, and development and enforcement of environmental laws. Redistributive services are not provided by the municipal governments, with the exception of the DIF (Integral Family Development—Desarrollo Integral de la Familia), which is run at every level of government by the wife of the president, governor, or mayor. The level of services is not as competitive as found among local governments in the United States, and therefore, growth is not determined by the services provided.


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As local governments are defined by their respective states, the discussion here will be focused primarily on the structure of local governments in the State of California. Local governments in California include cities, counties, special districts, and regional bodies, and are defined by the California Government Code. Within California, cities and counties are given two options to governance: “home rule” or developing their own charter. The home rule option is also referred to as “general law” and sets the governing framework of the local governments by the California Government Code. The option of developing their own charter allows local governments more freedom in running their affairs. Before the 1980s, the type of governance, either the general law or charter government, provided for the level of tax dollars that could be raised by the local administrators and/or politicians. This changed with the passage of a number of voter propositions that limited local government revenue collection and spending. Another important factor in the structure of local governments is how the leadership is organized. General law cities have the choice of a council-mayor, council-manager, or council-administrator (Bowers and Rich, 2000) (Hoene, 2000). The council-mayor option allows for a strong or weak mayor but in both cases the mayor is specifically elected by the voters along with the council members. A weak mayor serves primarily as a ceremonial figurehead and the council has the authority to hire and fire certain employees and make budgetary decisions. A strong mayor, in comparison, makes these decisions instead of the council. As separately elected, strong mayors must answer directly to the electorate. It is therefore assumed that they are limited in their decision making by the voter (Hoene, 2000: 21). The council-manager or council-administrator form of government has a rotating mayor that is one of the council members and is the ceremonial figurehead for the city for a period of usually one year. This type of arrangement puts a large part of the authority and decision-making in the hands of the manager or administrator. The

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Organization and authority of the City of Calexico

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unelected manager or administrator is chosen by the council and does not answer directly to the electorate, allowing for a greater discretion in making budgetary decisions (Hoene, 2000: 21). In terms of the budget decisions in the community, the managers have more power than the council members as they usually have a larger staff that provides for the development of the budget. Once the budget is prepared it is presented to the council, which rarely has a staff to assist with any substantial changes. If the council members want to add in any programs or change levels of funding, they need to reduce another program as local government budgets cannot run with deficits. Local elections in Imperial County and its cities such as Calexico are non-partisan, which means that candidates run without an affiliation to a political party. This allows for additional degree of separation from the party system. Therefore, there is no direct support from a political party or tutelage to be paid. This does not mean that there are not influencing factors or individuals in elections, as local leaders many times promote their candidates through an informal network within the city. This is especially true in a city such as Calexico where key community leaders provide support for one candidate over another. This support often provides the electoral edge needed to win. In communities with low educational and literacy rates, community leaders can exercise a fairly high level of influence over local voters. Calexico has a council-manager style of government. There are five council members who are elected city-wide by a majority vote. Those top two or three candidates, depending on the number of seats available, with the most votes win. With the low voter turnout rates in Calexico (approximately 30 percent for the last U.S. presidential election), a candidate can win a seat with less than 1,000 votes. The elections are held every four years and the seats available are staggered to make sure that all members are not newly elected and the council holds some institutional memory. There are no term limits for council members and with the population size of the city, members interact with, and are influenced by, the local electorate. This arrangement leads to a pragmatic style of leadership, with council members making decisions to address immediate concerns


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and who do not have long-term planning skills (Buchanan, 1969). This lack of long-term planning and the push for additional business or tax dollars into a city because of funding needs limit the political capacity of governments to improve the quality of life in their communities. This is particularly true for communities such as Calexico that have not been historically wealthy and do not have a strong tax base.

The municipalities are led by a strong, directly elected mayor or presidente municipal and a municipal council called the ayuntamiento, whose members are directly elected by proportional representation (Ramos García and Sánchez Munguía, 2004: 81). There is only one form of local government organization in México, differing from the California system described earlier. With only one established organization of municipal governments, locals do not have the flexibility to build a local administrative system that represents their community needs. The legal basis for the Mexican municipal governments is found in the federal and state constitutions, municipal laws, edict of police and good government, and regulations. The programmatic foundations are found in the National Development Plan, the State Development Plan, the Municipal Plan, and programs related to the three levels. Coordination fundamentals are in Municipal Development covenants, and covenants and agreements on specific collaboration activities (García del Castillo, 1999: 50). As with other elected offices in México, the presidente municipal is limited to holding office for one term—municipalities are three years, and national presidents and state governors have six-year terms. The turnover every three years of the government (most of the department heads are political appointees that bring their own staff ) limits long-term planning and project implementation. The current Mexicali presidente municipal’s term began in January 2005 and runs until December 2007. In reality, the time frame to get projects done is only

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Organization and authority of the municipality of Mexicali

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two years as the last year is usually a “lame duck,” in which little is accomplished.3 The turnover of the political leaders after every term or the system of term limits has also limited the professional staff or civil service in México. With a changing staff, the incoming administrations are left with no record and institutional memory, and many of the pertinent documents that discuss the activities of the agency are missing. This lack of professionalism with a standing civil service is detrimental to the continuation services or continuity in policies. This short-term view, or perspective, in the government limits long-term planning and implementation of projects for the good of the community residents. It also limits the level of trust for the government officials as there are no consequences if corruption occurs. The politicians do not need to answer to their constituents because they do not have the ability to run again for office. This limits the accountability of the politicians and their staffs. The political party is central in the discussion of public administration at all levels of government in México. Baja California and the municipality of Mexicali are special in that this was the first state to have a candidate from a party other than the PRI win the governorship. From 1989 until 1995, Ernesto Ruffo was the first panista (from the PAN party—National Action Party) governor of Baja California. In 1995, the PAN also won the municipal presidency of Mexicali with cooperation of the Green Ecological Party and Eugenio Elorduy Walther became the first panista presidente municipal in Baja California. The PAN leadership provided a level of greater professionalism at the municipal level as the new party leadership tried to move away from the technocratic style of the PRI (Ramos García and Sánchez Munguía, 2004). This professionalism also derived from the business background of the PAN leaders (Saint-Germain, 1995). One of the goals of the PAN leadership is develop the economy through an in3

This opinion is based upon discussions with the current director of the municipal ecology department and a regidor from the previous municipal administration.


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dustrialization process. This has been particularly true during leadership of Elorduy as the governor of Baja California. One problem of this increased business-like governance as found with the panista is the lack of analysis of, or factoring in, social, cultural, and political issues with public policy making (Ramos García and Sánchez Munguía, 2004: 86). The development of public policies to deal with challenges in society is focused on financing or economics, which limits the scope of the project and can actually create additional problems in the community. For example, problems and conflict have arisen between Mexicali and Imperial County because of the construction and operation of two natural gas, thermoelectric power plants in Mexicali. The decision to place these plants was a business decision to provide infrastructure for business development and to provide additional income in the selling of power generated in México to the California market. The environmental concerns were not addressed causing much consternation in Imperial County as well as among some sectors in Mexicali. Baja California/Mexicali officials have answered these complaints with a countercomplaint that once again the Americans are trying to stop the economic growth in México.

The political systems in Calexico and Mexicali are different but not incompatible. There are varying levels of authority and many actions taken to make policy in the border region are taken informally. Local governments in the border region generally do not have any authority or power to negotiate with their counterparts on the other side of the border. Cooperation a.nd agreements are established though memorandums of understanding (MOU), signed by officials on both sides of the border. The implementation of these MOUs is limited by the human resource infrastructure of the municipal and city governments. It is difficult to ascertain the fiscal or economic capacity of Calexico and Mexicali by just looking at actual and per capita budget figures, although they do provide some understanding of the economic realities in the region. A comparative analysis of the city’s and

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A comparative analysis of the two local government systems

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municipality’s budget by per capita revenues and expenditures included in Table 1 demonstrates how the funds are received and spent in both communities. In conducting a comparison of the budgets by actual figures, Mexicali had approximately $150 million in revenues and $146 million in expenditures in 2000. Calexico had $18.8 million in revenues and $19.5 million in expenditures. These differences are put into context with the per capita figures for each city. Mexicali has $191 in per capita revenues compared to Calexico’s $695. Expenditures are also similar in differences with $187 in per capita expenditures for Mexicali and $721 for Calexico. The majority of the per capita expenditures in Calexico are toward public safety. Mexicali does not have a line item in their budget for public safety expenditures. The largest expenditure per capita is third party payments for contractors, dues and other expenses. The reason for the lack of resources can be found in the systems of federalism in their respective countries, as discussed previously in this paper. This is where the similarities end, as the details of each nation’s federalist systems differ. The political capacity in both cities’ administrations is weak but for different reasons. Calexico’s political leadership is pragmatic, working to solve the problem of the day, with little emphasis on future planning. Additionally, council members frequently change their positions on issues as they try to please different constituent segments. Administration of the city has also been a challenge as strong relationships and factions exist within the city structure. Another large issue in Calexico is nepotism, in which those who make the decisions are few with little community input or support. However, a strong manager and civil service provide institutional continuity and memory —this contrasts to a much larger turnover in México. In Mexicali, the local political capacity is weak as it was not permitted to develop under the one party system that grew out of the Mexican Revolution. Local administrators have only a few years to accomplish projects and most of the funds available are allocated by the federal government for specific items. This has limited the decision-making ability within the municipal government. It should be


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$ $ $ $ $ $

Public works Parks and recreation Community development Capital outlay Debt service

$ 19,546,442

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-

2,195,281

694,986

4,231,580

1,200,352

3,628,652

5,866,301

1,729,290

Source: City of Calexico, California Department of Finance and INEGI, Simbad.

Total

$

$

Public safety

$ 11,105,642 $ 608,023 $ 368,233 $ 1,024,744 $ 3,104,106 $ 2,514,310 $ $ 117,511 $ $ 18,842,569

General government

Taxes Licenses and permits Fines and forfeitures Use of money and property Intergovernmental Fees for services Developer fees Other (Third party funds in Mexicali) Total

Third party (union dues, contractors)

Expenditures

Revenues

$

$

$

$

$

$

$

$

$ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $

721

-

81

26

156

44

134

216

410 22 14 38 115 93 4 695 64

Calexico Actual Percápita

66,287,975

1,147,907

4,136,261

2,927,569

-

16,688,198

-

55,656,606

$ 146,844,516

$

$

$

$

$

$

$

$

$ 15,150,869 $ $ 8,640,450 $ 700,692 $ 49,546,573 $ 6,639,375 $ $ $ 69,462,978 $ 150,140,938

$

$

$

$

$

$

$

$

$ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $

1

5

4

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187

85

-

21

-

19 11 1 63 8 89 191 71

Mexicali Percápita Actual

Table 1. City of Mexico and municipality of Mexicali Budgets, 2000 (in U.S. dollars 11 to 1 exchange rate used for conversion from pesos)


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noted, though, that Mexicali is more organized and is a better planned city than other municipalities in Baja California because it is the state capital. There are more resources and human capital because the federal, state, and municipal offices are located together and the urban center receives additional attention from policymakers. The discussion thus far has covered the internal factors of the system in the development of local government capacity, there are also external influences. The pressures from the outside world are changing the capacity of local governments even though it is at the local level that governments theoretically have the most control over quality of life issues (Giddens, 2000). The following section discusses the impact of globalization on life and governance in the border region.

The phenomenon of globalization and its impact on life and governance in a region The dynamics of border regions have been analyzed for many years. Topics such as the binational characteristics of society and culture, influence of multinational corporations on development, economic interdependence, and pressures on public and private infrastructure from population growth are historically part of the border region. The development of the region, particularly in Calexico and Mexicali, was based upon asymmetries. Imperial Valley’s and Mexicali’s economy began in agriculture, which needed not only water but also an ample and inexpensive labor force. These needs were supplied by nature, human migration, and location. The need to create jobs and develop economically has put a tremendous pressure on the social and environmental conditions in border cities (Ganster, 2000), (Herzog, 2000), (Clement, 2002). This development was based primarily in multinational corporations assembling or manufacturing their products using less expensive labor than found in their country of origin. This development has led to environmental and social clashes between one of the world’s wealthiest countries with a postindustrial economy and an industrializing country. The U.S. economy is increasingly based on service industries, and research


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and development. Mexican leadership is looking to develop their economy through manufacturing and industry in order to provide jobs. This clash, therefore, becomes pronounced as there are different ideas on each side of the border regarding development. With different economic opportunities and levels, considerations such as sustainability, the environment, and worker health have different priorities. México has been a central part of the discussion regarding the development of the global factory (Herzog, 2000: 142). In addition to the development of global laissez-faire capitalism in the border, there is the mixing of cultures and economies. It is in the U.S.-Mexican border region, as well as in Western Europe, that border city-regions have developed (Herzog, 2000: 139). Residents no longer live only in a city but within a region. This concept has always been part of border living (Clement and Sparrow, 2001). The city-regions share many of the same characteristics and issues. Additionally, as described by Ritzer in 1996, individual characteristics of communities are becoming neutralized as the availability of goods and services is similar to other areas since individuals look for security in goods and purchases in an unstable, global world. An example of the city-region is found in analysis conducted by Ryan in 2003 regarding border cuisine. In this article, Ryan describes how Calexico is an extension of Mexicali and vice versa, as residents visits many of the same restaurants and eat similar foods on both sides of the border (Ryan, 2003). Residents not only share cuisine, but also cultural events, educational facilities, shopping, and recreational activities. The sharing of services and opportunities in the region is a large part of the quality of life of the residents in the region. As the residents live in a regional space that is impacted by globalization, what does this mean to local governance? As discussed previously in this paper, Calexico and Mexicali share a region but do not share political systems. There are two separate governing systems that impact what public resources are available to the community. It is possible with the globalization process and decline in power of the nation-state, that local border communities will be able to “transcend the limitations put upon them” (Ganster, et. al., 1997: 5). Under this

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theory, the issues of sovereignty would decrease as the nation-state loses power and free trade increases. In Europe with the development of the European Community, this has been found but the same unfortunately cannot be said in the implementation of the North American Free Trade Agreement (NAFTA) (Ganster, et. al., 1997), (Brunet-Jailly, 1999). In the European Community, the supranational policies and governing structure have worked directly with local governments, thereby empowering and strengthening them at the cost of the nation-state. The NAFTA has only increased competition between local governments and has not empowered them as the nation-states continue to negotiate with little input from the locals. The North American Free Trade Agreement has further limited the ability of local governments with its Chapter 11 provisions. This provision was placed into the agreement to avoid the nationalization of industry, particularly in México. In other words, it was developed to protect private sector investments from arbitrary actions by governments. This chapter was written with broad and imprecise words, creating vagueness in the implementation (Chiu, 2003: 71). It has been used by companies to claim that governments have infringed upon their investments, which is “tantamount to expropriation” (Chiu, 2003: 71). This provision has limited the authority of local governments to make decisions regarding issues that impact the quality of life in their communities. A prime example is the case of Metalclad versus México. In this case, a U.S. corporation sued the country of México for being denied local permits to build a hazardous waste site near the city of Guadalcazar in the state of San Luis Potosí. Residents, the local government, and the state were against this site because of potential health problems for residents. A three-person tribunal ruled that the company had been denied its right to conduct business in the area and that the Mexican federal government was liable for $16.7 million in damages (the investment made by Metalclad in the project). In NAFTA Chapter 11 cases, the federal government is responsible for the actions of their state or municipal government as set out by Article


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105 of the NAFTA (Duncan, 2005: 16). The federal governments are central to the process and have the authority and responsibilities that come with this authority. This leaves the states and local governments further separated from the decision making process and with limited powers. With the development of fiscal federalism in the United States as discussed earlier, competition for funds from the federal government has increased since the 1980s. This competition is increased further by the NAFTA agreement as local governments compete against each other to bring in new businesses in order to increase their tax base (Brunet-Jailly, 1999: 2). This competition is seen among the cities in the County of Imperial, and between Mexicali and Imperial County. There has been little need to cooperate except in principle on issues. An example is found with industry and growth in Mexicali and air quality in Imperial County. The County was able to maintain a moderate non-attainment status from the U.S. Environmental Protection Agency because they were located next to a large metropolitan area that had severe air quality issues. This status was changed to serious non-attainment in 2004, which limits the availability of federal transportation funds to the county and forces the local Air Pollution Control District to undertake a number of actions to reduce levels of contamination. Therefore, industrial development in Mexicali is seen as a threat to the quality of life in the U.S. communities but necessary for the Mexican communities in their need to have the infrastructure for future industrial development. The conflicts of globalization are experienced in the city-regions on the U.S.-Mexican border on a regular basis. These conflicts impact residents both directly and indirectly. They also affect wages and salaries and the environmental conditions, which can impact human health; but, generally, the correlations are rarely made by individuals. The next section of this paper explores the importance of voter participation on residents’ lives and a few of the realities regarding quality of life issues and local governance. It is with this analysis that the linkages of globalization to the U.S.-Mexican border region, local governance, and quality of life are clarified.

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Conclusion The economic and political capacity of local governments in the border region is not strong enough to deal with the major issues impacting the quality of life in the region. The main reason for this lack of capacity can be found in the systems of federalism of both nations. The fend-for-yourself federalism that emerged in the U.S. system since the late 1980s created a competitive funding system in which small, poor communities such as Calexico have difficulty competing. This lack of funds has contributed to the lack of political capacity as well. In Mexicali, the federalist and political party system have both limited the economic and political capacity. Even though this system is changing in M茅xico, municipalities are still dealing with the legacy of this system. The lack of capacity at the local level impacts the quality of life in communities. As Anthony Giddens so rightly indicated in his 2000 book, Runaway World, local governments are the essence to improving life in a global world in which the free market and competition are the strongest deciding factors. Building capacity in the local governments will take more than just funds or changing the federalist system; there needs to be a concerted effort that builds the government and the community or, in other words, the social capital as well as the financial and political capital.


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Sección libros, entrevistas y otras narrativas

La historia de Marta.

Vida de una mujer indígena por los largos caminos de la Mixteca a California. María Dolores París Pombo. UAM-Xochimilco, 2006. Consuelo Pequeño1

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Coordinadora del Programa de Investigación en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Correo: cpequeno@uacj.mx


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La historia de Marta. Vida de una mujer indígena por los largos caminos de la Mixteca a California. María Dolores París Pombo. UAM-Xochimilco, 2006.

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El

libro de Dolores París Pombo se inscribe dentro del proyecto: “Cambios en la identidad étnica y en las relaciones de género durante el proceso de migración de los y las indígenas triquis a California”. El lugar de su estudio es el Valle de Salinas ubicado en el condado de Monterey, en la costa central de California. El texto se divide en seis apartados: I. Río Venado, Oaxaca; II. Salidas en el exilio; III. Cerro Tejón; IV. Dos cruces de la frontera; V. Greenfield, paraíso agrícola, y VI. Epílogo. Su trabajo es la historia de Marta Jiménez Martínez, una indígena triqui, y su largo transitar desde su comunidad en Oaxaca hasta los campos agrícolas en California. La autora señala que el aprendizaje que le deja su estudio es entender “…los enormes obstáculos que las mujeres indígenas tienen que sortear para hacer oír su voz, tanto en México como en Estados Unidos” (p. 10). También, que la historia de Marta constituye un relato clave para “aclarar múltiples significados de la cultura triqui, las relaciones de género y la emigración de las mujeres indígenas mexicanas hacia Estados Unidos”. Así, la biografía de Marta representa la historia de miles de mujeres indígenas (p. 10). Marta proviene de la región Triqui ubicada en la Sierra Mixteca oaxaqueña, que vive una permanente crisis agrícola provocada por la caída de los precios del café, la carencia de apoyo institucional, la apertura comercial indiscriminada y las políticas agrarias. También la caracterizan los enfrentamientos armados por disputas familiares, borracheras y envidias; la represión política ejercida por los caciques indígenas y el Partido Revolucionario Institucional (PRI). A la anterior situación se suma la conflictividad política y la violación generalizada de los derechos humanos, lo que ha dado lugar a la emigración o expulsión de su población (p. 11). En ese contexto es posible explicar que un buen número de triquis que residen actualmente en California han participado en el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), organización independiente que desde 1981 exige la recuperación de tierras comunitarias y el acceso a la infraestructura y servicios sociales (p. 11). Uno de los aciertos de la autora es ubicarnos en los diferentes espacios o rutas que los migrantes siguen —desde los campos agrícolas


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de Sinaloa, Sonora y Baja California Norte hasta llegar a “cruzar la línea”—. El movimiento de la gente se da a través de redes migratorias. Otro acierto es ejemplificar cómo se da ese largo y duro tránsito a través de la narración de Marta, que para el caso es mujer, indígena y pobre. Así, relata que en los ochenta trabaja en el noroeste de México en los campos de jitomate y las empacadoras de alimentos. Para 1999, llega a Greenfield, California. El punto crítico en su vida para tomar la decisión de “cruzar la línea” la describe así: “cuando mataron al señor Roque (un amigo) me asusté mucho y decidí venirme al Norte… Cuando veníamos por el Nido del Águila me di cuenta que mi esposo no iba a hacer nada por mí… con eso me di valor y pensé que tenía que seguir hasta el Norte” (p. 61). La primera vez que Marta cruza la línea es para trabajar en los campos agrícolas, y la segunda fue para traer a sus hijos (p. 64) y señala:… “crucé yo sola con los niños. Una mujer es capaz de todo, y yo estaba dispuesta a cualquier cosa y sabía a qué le tiraba” (p. 69). En el apartado titulado: “Greenfield, paraíso agrícola”, la autora nos explica por qué constituye el lugar de llegada de un buen número de trabajadores inmigrantes indocumentados, entre ellos los triqui. La importancia del lugar se explica en que de allí proviene la mitad de la lechuga, el brócoli, el apio y la fresa que se produce en todo el estado de California. Es en 1996 cuando llegan los primeros indígenas triquis a Greenfield. Frente a una mano de obra vulnerable, las empresas han logrado eliminar la presencia sindical que en algún tiempo “el Valle de Salinas fue la cuna del sindicalismo agrario y la rebelión de los trabajadores de origen mexicano, tras el liderazgo emblemático de César Chávez, [pero] en la actualidad las condiciones de trabajo y los salarios se encuentran en el límite o por debajo de lo que indican las leyes laborales; las violaciones de los derechos de los trabajadores son constantes y la voz de los sindicatos suele encontrar oídos sordos” (p. 74). En ese contexto, los triquis y mixtecos son de los grupos más vulnerables, ya que como indocumentados en su mayoría, reciben los salarios más bajos, viven hacinados y tienen poco acceso a los servicios de asistencia social y salud. Lo relevante del estudio de París Pombo es que no sólo refiere

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La historia de Marta. Vida de una mujer indígena por los largos caminos de la Mixteca a California. María Dolores París Pombo. UAM-Xochimilco, 2006.

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la narración de Marta a su largo tránsito para llegar a los campos de California y su lucha diaria para sostener a sus hijos, sino que también nos lleva a otro nivel de discusión —el de su participación política—. Así, su historia es también la de una indígena triqui que “aprende que tiene derechos y que puede utilizar las leyes aunque sean inmigrantes sin documentos” (p. 83). Marta empieza a participar como voluntaria de Líderes Campesinas a principios de 2001 y hay que considerar que de acuerdo a las costumbres del pueblo triqui, las mujeres tienen poca o nula presencia en la vida pública de sus comunidades. En Greenfield, la participación política de las mujeres triquis es reducida, sin embargo, algunas de ellas fungen como voluntarias en la organización Líderes Campesinas; toman cursos y talleres sobre sus “derechos reproductivos; o asisten a las asambleas de la Unión Campesina, donde escuchan discutir a los varones sobre sus derechos como trabajadores” (p. 91). En los campos agrícolas de California, la historia de Marta pasa a ser la de una indígena que busca y encuentra un espacio de participación para defender los derechos de los inmigrantes y las mujeres. Una participación que, como refiere la autora, puede implicar el costo de ser marginada en su comunidad. Lo interesante del estudio de París Pombo es que nos revela cómo las mujeres triquis han creado lazos de convivencia frente a la posible marginación, además de la inseguridad económica, la violencia familiar y la incertidumbre de su situación legal. Lazos que les han permitido sobrellevar su situación y se reflejan en “las bromas frecuentes y la risa fácil” como una forma de resistencia o respuesta al dominio masculino (pp. 88-89). Es decir, cuando se encuentran en reuniones sin la presencia masculina, construyen un espacio en el que pueden intercambiar sus penas y, a la vez, organizarse, —donde la risa impera. La autora nos dice que en cuanto a los cambios que viven las mujeres a lo largo de su trayectoria y experiencias de vida en Greenfield es posible evidenciar “una transformación progresiva de las relaciones de género que probablemente sería impensable en Oaxaca… que los recursos de poder y las formas de resistencia de las mujeres son múltiples” (p. 91). Aunque precisa que la ubicación y movilidad de cada mujer dentro de la comunidad triqui inmigrante cambia en relación


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al ciclo de vida en el que se encuentre, número y la edad de sus hijos, su situación económica, y los vínculos de parentesco. Para el caso de Marta su transformación se refleja en diferentes momentos de su narración, primero afirma: “…no sabía nada de política” (p. 39), para luego enunciar: “no sé qué me sucedió en esa época, pero me empecé a valorar por mí misma” (p. 42). Cuando su esposo se había ido al norte y no recibía dinero de él, le decía a una amiga: “no vamos a estar a la espera de ellos, tenemos manos para trabajar” (p. 43). Y frente a la pregunta de alguien que sí tenía esposo, ella responde: “Sí tengo a mi esposo, pero de qué me sirve si está en el Norte y no me manda nada de dinero” (p. 44). Es a través de la historia de Marta que es posible notar los cambios en los roles de género y participación política que se van suscitando en uno de los grupos más marginados: las mujeres triquis. Aunque la autora hace la precisión siguiente: Marta no era una simple campesina como las demás, sino que sabía leer y escribir. Había estudiado hasta la secundaria. Además del activismo político de su tío, había aprendido que hay posibilidades de organizarse para iniciar cambios. Pero es en California donde ésta tiene el conocimiento de las organizaciones sociales y las instituciones locales, además de su interacción con los diversos grupos que conviven. La autora concluye su libro reflexionando sobre el dilema que vive Marta: “de participar y de ayudar frente al de expresar sus ideas por el temor al rechazo de los suyos” (p. 92). La historia de Marta es reflejo de las dinámicas múltiples y contradictorias que se van dando como resultado de los cambios, en el que las mujeres triquis luchan poco a poco por encontrar espacios que les permitan sacar adelante a sus familias, pero también, participar y hacerse escuchar.

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Esta es una versión ligeramente modificada (y espero que mejorada) del texto leído en la presentación del libro Después de la transición. Gobernabilidad, espacio público y derechos, de José Woldenberg (Cal y Arena, 2006). Feria Internacional del Libro, 28 de noviembre, 2006, Guadalajara, Jalisco. 1

Profesor-investigador del CUCEA-U. de G. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Actualmente, es Jefe del Departamento de Políticas Públicas del CUCEA-U. de G 2


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Conrad (el célebre autor de El corazón de las tinieblas), afirmó en alguna ocasión que “los libros pueden escribirse en toda clase de lugares”, y creo que tiene toda la razón. “La inspiración verbal puede llegar hasta el camarote de un marinero —escribió Conrad— a bordo de un buque atenazado por el hielo en el cauce de un río, en medio de la ciudad...”.3 Si uno revisa el libro Después de la transición. Gobernabilidad, espacio público y derechos, de José Woldenberg (Cal y Arena, 2006), bien puede uno imaginarse a lo que se refería el viejo profesor Conrad: escribir un libro en el medio de una tormenta de varios años, con múltiples hechos y voces a la vista, con reclamos y diatribas cotidianas, pero con la capacidad y paciencia de atrapar a la coyuntura y sus actores e imágenes mediante un esfuerzo sistemático de reflexión, ordenamiento y preocupación. Escribir un libro no solamente en cualquier lugar, sino también en varios tiempos y circunstancias, procurando alejarse de la “dictadura de la coyuntura”, pero también de la especulación fantasiosa sobre los hechos del momento. Desde esta perspectiva, tal vez puede o debe de leerse como una suerte de itinerario de coyuntura, una bitácora de observaciones o un diario de campo, habitado por las reflexiones, miradas y preocupaciones que Woldenberg ha colocado sistemáticamente en la mesa pública desde hace tiempo. Los años 2004 y 2005 constituyen el periodo que corre en la elaboración y escritura de los 91 artículos periodísticos que el autor publicó en esos años en el diario Reforma, con su habitual disciplina, rigor y claridad. Vistos en conjunto, los textos revelan miradas puntuales sobre coyunturas y problemas específicos, algunos de evidente pertinencia pública, otros descubiertos bajo una mirada de mayor profundidad analítica. Vistos ahora reunidos en la forma de un libro, muestran por lo menos un par de cosas. Primero, un esfuerzo sistemático de tematización de la agenda de nuestros problemas públicos, en la que se destacan los perfiles básicos de buena parte de las discusiones públicas y privadas que dominan el ánimo, las fantasías o los lamentos de muchos. Pero la otra característica de esta compilación es que son escritos que plantean sospechas, hipótesis, interrogaciones 3

Conrad, Joseph. Crónica Personal. Alba Editorial, Barcelona, 1998, p. 31.


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y reflexiones que conducen más que a un recetario de respuestas en busca de preguntas, a cuestionamientos del sentido común, al sacudimiento de las creencias disfrazadas de certezas, que tanto abundan en estos días de confusión y ocurrencias al por mayor. Eso, entre otras cosas, tenemos que reconocerle a los textos de Woldenberg. El libro se divide en cuatro secciones. En la primera (“Después de la transición democrática”) se pasa revista a temas mayores como el estado de la democracia en América Latina, la centralidad del Congreso en el nuevo orden político mexicano, la relación entre medios y partidos, las herencias del autoritarismo, y los desafíos de la democracia mexicana. Pero hay también una atención centrada en los detalles de estos grandes temas: el escepticismo sobre la propuesta de segunda vuelta electoral que rápidamente se ha convertido en panacea o moneda de cambio para muchos de sus impulsores; el énfasis en la importancia del tribunal electoral en un contexto de competencia abierta o cerrada que llegó para quedarse; el dinero de los partidos; el papel de los medios en la construcción del clima político de la postransición. Destacaría de esta primera sección las propuestas relacionadas con la necesidad de una suerte de nuevo ciclo de reformas de nuestras instituciones políticas y nuestra vida pública. El razonamiento básico del autor es que las reformas electorales e institucionales que dieron sentido y cauce a nuestra transición política hacia la democracia, cumplieron y han cumplido sus objetivos esenciales: garantizar condiciones mínimas para la construcción de un sistema plural de representación partidista, de equilibrios cambiantes, que se constituya como referente para procesos electorales y cívicos en que los ciudadanos puedan confiar y expresar sus preferencias electorales sin cortapisas. En estas condiciones, y a pesar del deterioro de la imagen de la política y los partidos políticos, surgen desafíos que Woldenberg identifica como variables principales: el fortalecimiento de la sociedad civil, los derechos de información y rendición de cuentas, los equilibrios en la representación política que habitan en el Estado, y el comportamiento de los medios de comunicación La segunda sección (“El espacio público”) abre el fuego con reflexiones sobre las imágenes y realidades de la política, los partidos

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y los políticos. Aquí, Woldenberg recoge y disecciona pacientemente datos e impresiones de coyuntura a la luz de una perspectiva analítica mayor, en la que el contexto económico, social y cultural de la política ejerce una influencia poderosa en la manera en que se percibe en medios y ciudadanos el comportamiento de los políticos y sus organizaciones. La “degradación de la política”, por ejemplo, que tiene que ver con el deterioro de las relaciones de poder, del morbo mediático, del comportamiento del “todo se vale” que desde hace tiempo se practica sin pudor y sin piedad en buena parte de nuestra vida pública. La lógica perversa y circular de los pleitos cotidianos, en la que se va construyendo una dinámica de recriminaciones, de dimes y diretes, que mal empiezan y mal terminan, es objeto de uno de los textos del autor, que ejemplifica en un caso del siguiente modo:

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El esposo cansado llega a casa con la expectativa de dormir, mientras su esposa lo espera para ir al cine. Una vez que se dispara el primer reclamo, la espiral puede no terminar. El esposo cree y así lo dice, que la mujer no le tiene consideración, y la mujer cree, y también lo dice, que el esposo sólo construye coartadas para no salir con ella. Total: nadie tiene la culpa, la responsabilidad es del otro, y si el otro actuara conforme a las expectativas de su problema el problema no existiría. Cada quien da por bueno su deseo y la necesidad de su cónyuge no la contempla. La relación, por supuesto, se pudre. (p. 146)

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Woldenberg dice que es un “ejemplo banal”, pero nos está fintando: es un ejemplo político y sociológico de corte clásico, un problema del comportamiento que ilumina muy bien los contornos de la conflictividad asociada a la vida social y política contemporánea. La balada (que bien puede ser un blues) de la vida conyugal que nos ofrece para ejemplificar los pleitos políticos y su espiral de desencuentros y encontronazos, es una magnífica postal sociológica de las dificultades propias de la política mexicana, o cualquiera otra. Y apunta, sin moralejas ni moralina, a plantear el problema clave de la política democrática en nuestro contexto: la necesidad de producir acuerdos en un marco gobernado frecuentemente por la incertidumbre, la desconfianza y las expectativas (quizá las promesas) no cumplidas. El tema de los desencantos es también objeto de esta sección. Tes-


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tigo, actor y militante de varias agrupaciones de la izquierda mexicana, Woldenberg ha sido también un crítico destacado de la dialéctica de las ilusiones y desilusiones por las que han atravesado los que simpatizan o militan con este flanco ideológico y político de nuestra vida pública. Desconfiado de los maximalismos y las ortodoxias que dominaron y siguen dominando el imaginario y las prácticas de varias zonas de la izquierda partidaria, cívica o revolucionaria, el autor de Memoria de la izquierda coloca su atención en el débil arraigo de la democracia, sus instituciones y restricciones, en el pensamiento y la organización de las izquierdas en México a lo largo de los últimos años. “El desplome del comunismo y el poco afecto por la socialdemocracia, el reformismo, el laborismo, es decir, por la política de la izquierda occidental democrática, tuvo también sus consecuencias. Sigo sin explicarme por qué tuvo más poder de atracción la Unión Soviética que Suecia. Pero así fue” (p. 160). En la tercera parte del libro (“La coyuntura”) el autor pasa revista, en 17 artículos, a varios de los asuntos que sacudieron al país, el pasado reciente, como el intento de desafuero de López Obrador, la judicialización de la vida política, el asesinato por parte de una turba criminal de dos policías federales preventivos en Tláhuac, o los conflictos en órganos electorales. El intento de desafuero del entonces aún jefe de Gobierno del DF fue un asunto en el que Woldenberg tomó una posición clara: de proceder al desafuero el régimen político construido en los últimos años hubiera retrocedido de manera significativa, por lo menos por “dos derivaciones perversas”, como les denomina: “la polarización artificial de la sociedad”, y “cierto grado de deslegitimación de la contienda electoral” (p. 241). Visto a la distancia, me parece que el autor tenía razón, aun con todo y la conflictividad asociada a la elección federal del 2 de julio, cuyas secuelas aún padecemos. Y cita a Carlos Pereyra: “en política, los avances se producen metro a metro, pero una mala decisión puede hacer que retrocedamos kilómetros” (p. 242). Finalmente, el texto cierra con una sección (“Derechos”) que reflexiona sobre temas como el de las mujeres, la píldora del día siguiente, el aborto, los niños, la intimidad, el derecho a la información. Me

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detengo solamente en un par: la despenalización del aborto, y el derecho a la intimidad. Desde hace tiempo, Woldenberg se ha unido a las voces que coinciden en la despenalización del aborto. Éstas son algunas de sus 35 razones (pp. 321-324): -Porque, toda mujer tiene derecho a decidir. -Porque un problema de salud pública no se puede afrontar con los códigos de la fe religiosa. - Porque la decisión debe ser individual o de pareja, y de nadie más. -Porque la despenalización significa el principio del fin de la doble moral en esa materia. -Porque, caray, nadie puede imponerle a otros decisiones complejas, responsables, intransferibles.

En “Defensa de la intimidad”, y “Lo privado y lo público”, el autor, a partir de las prácticas mediáticas ya habituales de hacer de los asuntos privados escándalos públicos, hace hincapié en la necesidad de proteger y separar la vida pública de las vidas privadas. En un contexto donde el “interés público” ha pasado a ser dictado no solamente por el Estado y las instituciones, sino por el morbo mediático o el afán de hacer buenos negocios, Woldenberg recuerda y justifica la importancia de la separación entre la de lo público y la esfera de lo privado, esa que justamente produce la civilización contemporánea. En un contexto donde la solidez civilizatoria de los principios de separación entre lo público y lo privado se desvanece, lo que se desprende es un fenómeno donde la privacidad está amenazada, y en donde el miedo al Estado ha sido sustituido, quizá, por el miedo a lo público, a la posibilidad de que cualquiera pueda ser exhibido impunemente por terceros o los medios. En esas circunstancias, el derecho a la intimidad, como derecho cívico, debe ser “apuntalado”, o alimentaremos, concluye, “la espiral de la degradación” de nuestra vida en común (p. 344). ***** Como se puede constatar en la lectura de este libro, Woldenberg,


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antes, durante y luego de su paso como presidente del Consejo General del IFE, sigue siendo un agudo observador de nuestra vida pública y política, pero también confirma su buen ojo analítico para temas escabrosos que habitan los límites siempre borrosos entre la ley y la política, entre la ética de la convicción y la de la responsabilidad, en las reflexiones sobre algunos de los patios interiores, los sótanos y los áticos del espacio público, el privado y el social. La pluma (o el teclado) ágil y ordenado del autor lo confirman como un analista relevante de nuestros asuntos públicos, políticos y privados. “Después de la transición…” es, bien visto, una mirada a la nueva topografía pública mexicana, la que queda luego de las transformaciones políticas y sociales que mal o bien hemos experimentado en los últimos años. El paisaje de desfiladeros y abismos, relieves y hundimientos, campo libre y pantanos, rutas de tránsito y territorios inexplorados que conforman nuestra vida pública, son parte de los trazos topográficos que nos ofrece, nuevamente, José Woldenberg. Sólo por eso, aunque no únicamente por eso, éste es un libro que merece leerse con interés y cuidado. Pero hay además una franca invitación a debatir y reflexionar sobre un conjunto de problemas de “segunda generación” de la democracia mexicana. Si el establecimiento de un conjunto de arreglos políticoelectorales que permitieran el tránsito pacífico y ordenado del semiautoritarismo a la democracia nos consumieron casi dos décadas, en este texto se ofrecen varios de los temas capitales de un nuevo conjunto de reformas que permitan no solamente consolidar los complejos asuntos procedimentales de nuestra democracia, sino también hacerla más efectiva, estable y legítima, es decir, construir una democracia gobernable. Algunos siguen gravitando con temas político-electorales, como es el financiamiento a los partidos, la necesidad de mejores poderes de fiscalización del IFE, o la regulación del papel de los medios en los procesos electorales. Pero hay otros que van más allá y se instalan en el terreno firme del régimen político, como lo es la necesidad de diseñar un modelo semiparlamentario o semipresidencialista de gobierno, que implique generar condiciones institucionales que propicien la corresponsabilidad de ganadores y perdedores en la gestión gubernamental. Avanzar en esta dirección en los próximos años permitiría, quizá,

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afirmar la originalidad del modelo transicional mexicano, que no ha sido rupturista, ni revolucionario, ni “pactista”. Pero ello dependerá de la capacidad de los actores políticos para construir las reformas institucionales adecuadas al perfil de la problematización política que esboza Woldenberg en este texto, una capacidad que hoy, luego del turbulento año electoral que termina, y frente al grotesco espectáculo ofrecido por buena parte de la clase política mexicana de los últimos meses, aparece debilitada en su función de generar acuerdos mínimos en torno al rumbo futuro de la democracia mexicana.



It is necessary to consider the postelectoral conflict that happened in Mexico after the presidential race on July 2, 2006, with the purpose to clarify to what point the outcoming was fair and clear, and in order to determine if the Federal Electoral Institute (IFE) conducted its job impartially or if it manipulated the will of the voters. For this, the experiences testified by the citizens that worked as counselors in the various federal districts can be of great help.

Es preciso reflexionar sobre el conflicto poselectoral que se produjo en México tras las elecciones del 2 de julio de 2006, con el propósito de esclarecer hasta qué punto fueron justas y transparentes, así como para determinar si el Instituto Federal Electoral se condujo con estricto apego a la ley o distorsionando la voluntad de los electores. A este fin, pueden ser de alguna utilidad las experiencias recogidas por los ciudadanos que fungieron como consejeros en los distintos distritos federales.

proceso electoral, consejero distrital.

Palabras clave: Key words:

electoral process, district counselor.cities, economy.


Reflexiones sobre

el proceso electoral de 2006 en México:

el testimonio de un consejero distrital del IFE

Héctor Pedraza Reyes1

Profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Correo: hpedrazar@hotmail.com, hpedraza@uacj.mx

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Reflexiones sobre el proceso electoral de 2006 en México: el testimonio de un consejero distrital del IFE

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Introducción

Este

artículo se propone reflexionar sobre las elecciones federales realizadas en México en 2006, a partir de los elementos que el autor ha podido reunir en tanto que fue consejero electoral de un distrito federal: el 03 del estado de Chihuahua, que abarca gran parte del municipio de Juárez. Como se recordará, en la jornada electoral del 2 de julio se realizaron comicios para elegir Presidente de la República, senadores y diputados del Congreso de la Unión. Si bien las elecciones de senadores y diputados transcurrieron sin mayor problema en todo el territorio nacional, la elección presidencial suscitó una controversia de vastas proporciones, toda vez que el candidato de la Coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, se negó a reconocer los resultados emitidos por el Instituto Federal Electoral y acudió a la justicia federal para denunciar un supuesto fraude en su contra. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró finalmente presidente electo a Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, el 6 de septiembre de 2006, una vez que ordenó el recuento de aproximadamente el diez por ciento de las casillas y no encontró anomalías dignas de consideración. Gran parte del conflicto poselectoral que se vivió en México se debió a que en 2006 el margen entre López Obrador y Calderón fue once veces inferior al observado en 2000. Mientras que en 2006 la diferencia entre el primero y el segundo lugares fue de 0.56 por ciento, en 2000 fue de 6.55 por ciento. Ésa fue la diferencia con que Fox se impuso a Labastida. Además, las campañas electorales se habían desarrollado en un clima de gran polarización, toda vez que algunas de las estrategias empleadas quedaron enmarcadas en lo que se denomina “guerra sucia”, dentro de la cual los estrategas persiguen disuadir a los votantes de presentarse en las urnas, induciéndolos a pensar que la política está llena de perversidad y malas artes. En ese contexto y teniendo en cuenta que la diferencia fue mínima entre el primero y el segundo lugares, era de esperarse que hubiera re-


La jornada electoral y el cómputo distrital En realidad, la jornada electoral transcurrió de manera ordenada y con muy escasos incidentes. Votaron más ciudadanos que en ninguna otra elección, aunque la tasa resultó menor que en 2000, como se observa en la siguiente tabla:

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sistencia para acatar el veredicto de la instancia encargada de organizar las elecciones.

2006 (58%) = 41.7 millones 2003 (42%) = 27.1 millones 2000 (64%) = 37.6 millones 1997 (58%) = 30.2 millones

Un indicador de la escasa incidencia de problemas el día de la jornada electoral se encuentra en el hecho de que se instaló el 99.99 por ciento de las casillas previstas. De 130 mil 488 casillas aprobadas, solamente 11 no se instalaron a nivel nacional. Además, se resolvieron oportunamente más incidentes que en 2003. Entre los más comunes se encontraron los siguientes: suspensión temporal de la votación por cuestiones climatológicas; pretensiones de votar sin credencial electoral o sin aparecer en la lista nominal, y alegatos de recepción de votación por personas distintas a los funcionarios de casilla. Mientras que en 2003, los funcionarios de casilla lograron superar el 50 por ciento de estos incidentes el mismo día de la jornada electoral, en 2006 lograron hacerlo en un 57 por ciento. En la mayoría de las casillas especiales, instaladas para recibir la votación de los ciudadanos en tránsito, se produjeron grandes aglomeraciones en todo el país. En el caso del distrito 03 del estado de Chihuahua había sido la misma representación del PRD en el distrito la que se había empeñado en reducir el número de casillas especiales, temiendo que los ciudadanos en tránsito votaran mayoritariamente por el candidato de Acción Nacional, como en efecto sucedió. El Consejo General del IFE había recomendado a los consejos distritales, particu-

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1994 (74%) = 33.8 millones

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larmente a los ubicados en la frontera norte del territorio nacional, la instalación de cinco casillas especiales por distrito. La representación del PRD en mi distrito pugnó por que sólo se instalara una o ninguna, lo cual fue desechado por el consejo distrital, en vista de que de esa manera se hubiera conculcado el derecho a votar de muchos ciudadanos en tránsito, los cuales conservan el derecho a votar por Presidente de la República, aunque el día de la jornada electoral se hallen fuera de su distrito o de su estado. Por otra parte, la vigilancia de las elecciones fue particularmente esmerada. En el 87% de las casillas hubo representantes de los partidos, (PAN 78%, CAM-PRI 87%, CPBT-PRD 76%). Además, hubo 25 mil 311 observadores electorales y 693 visitantes extranjeros. En cuanto al escrutinio y cómputo de votos se observaron mucho menos errores que en las anteriores elecciones presidenciales. Se ha hablado exageradamente de los errores cometidos por los ciudadanos funcionarios de casilla a la hora de llenar las actas del día de la elección. Sin embargo, en 2000, 51.4 por ciento de las actas registraron errores de llenado, mientras que en 2006 sólo el 46.7 por ciento de las actas registraron ese mismo tipo de errores. Como se comprobó en el cómputo distrital y el cómputo ordenado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el que también estuvieron presentes los representantes de los partidos políticos, los errores se distribuyeron aleatoriamente y no repercutieron en el resultado final. En las actas elaboradas el mismo día de la elección por los funcionarios de casilla, que son la base tanto del cómputo distrital como de cualquier cómputo ulterior, los errores aritméticos y las tachaduras o enmendaduras perjudicaron a todos los candidatos por igual, sin que jamás se observara ninguna clase de sesgo para favorecer o perjudicar a algún candidato en particular. El escrutinio de los diversos actores políticos fue en 2006 más intenso que nunca sobre todas las fases del proceso electoral, particularmente sobre el cómputo distrital, que nunca antes había sido de gran relevancia, pues el ganador había quedado siempre establecido desde el mismo día de las elecciones. En 2006 fue necesario esperar hasta el miércoles 5 de julio, cuando la ley contempla que se realice el cómputo


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distrito por distrito. De acuerdo con el artículo 113 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) los consejos distritales se integran con un consejero presidente, seis consejeros electorales y los representantes de los partidos políticos nacionales. El artículo 116 del mismo código establece, entre otras atribuciones del consejo distrital, la de realizar el cómputo de la votación para Presidente de los Estados Unidos Mexicanos “el miércoles siguiente al día de la jornada electoral”. Esta última fecha de acuerdo con el artículo 246 del mismo código. De esta manera, los consejos distritales estuvieron sometidos a una presión política que nunca antes habían tenido. El nuevo protagonismo de los consejos distritales los dejó expuestos a presiones de parte de todos los actores políticos y partidarios, desde gobernadores de los estados hasta líderes de las fracciones parlamentarias en el Congreso, pasando por las dirigencias nacionales de los partidos y muchísimos otros actores, como las Redes Ciudadanas del PRD, que asediaron con llamadas telefónicas y presiones diversas a los presidentes de los consejos distritales y los mismos consejeros ciudadanos. En el cómputo ordenado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el distrito 03 del estado de Chihuahua, estando presentes el magistrado José de Jesús Orozco Enríquez, el representante del PRD, el entonces senador electo Carlos Navarrete Ruiz, así como el consejo distrital en pleno, se pudo comprobar que en todas las actas que ameritaban correcciones, se observan errores que lo mismo favorecían a López Obrador que a Calderón, sin que pudiera hablarse en ningún caso de algún tipo de sesgo. De hecho, una vez terminado el recuento el candidato López Obrador salió perdiendo alrededor de siete u ocho votos en ese distrito. Es decir, todos los errores aritméticos que pudieron haber cometido los ciudadanos funcionarios de casilla se distribuyeron aleatoriamente entre todos los candidatos presidenciales. Con ese nuevo cómputo, el resultado siguió favoreciendo al candidato de Acción Nacional en ese distrito. Entre los errores cometidos por los ciudadanos funcionarios de casilla se encuentran los siguientes: el total de votos difiere del número de boletas depositadas; el número de boletas depositadas no es igual al número de

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ciudadanos que votaron; el total de votos es diferente al número de ciudadanos que votaron; y la suma del número de boletas depositadas más el número de boletas sobrantes es diferente al número de ciudadanos que votaron. Una buena parte de estas anomalías se debe a que muchos electores no depositan las boletas en las urnas correspondientes. Hay ciudadanos que se las llevan a su casa, ya sea las tres boletas (presidente, senador, diputado) o alguna de ellas. También hay quienes depositan la boleta de la elección presidencial en la urna de la elección de diputado o senador, o a la inversa, incidentes que luego los funcionarios de casilla, con el cansancio a cuestas de toda la jornada electoral, no alcanzan a registrar o que de suyo son imposibles de detectar, pero que afectan a todos los candidatos por igual, sin ninguna clase de sesgo. Es de destacar que en muchas de las actas llenadas por los funcionarios de casilla, se dejó en blanco el renglón de la votación por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, que había postulado a Patricia Mercado para Presidenta de la República. Como no había obtenido votación en muchas casillas, los funcionarios dejaron en blanco el renglón correspondiente, en lugar de anotar con letra y número la cantidad “cero”. Esto originó muchos malentendidos en el Programa de Resultados Preliminares (PREP), pues esas actas constituyeron más del 80 por ciento de las que se trasladaron al archivo de “actas con inconsistencias”, que todos los partidos representados en el Consejo General habían acordado formar para que la votación registrada en ellas no se computara en el PREP, sino hasta que se hubiera despejado la razón de la inconsistencia. En las actas que tenían el renglón de Patricia Mercado en blanco, los capturistas del PREP simplemente no sabían, ni podían saber, si se trataba de que no había tenido votos o si no se habían registrado en el acta. Sólo hasta que se realizó el cómputo distrital se pudo saber que efectivamente Patricia Mercado no había tenido votos en muchas casillas. En cuanto al PREP fue ocho veces más preciso que el de 2000. Hubo un 0.31 por ciento de diferencia entre los resultados del PREP y los del cómputo distrital en 2000. Mientras que en 2006 la diferencia entre ambos fue de tan sólo 0.04 por ciento. Durante varias semanas, los representantes de la Coalición Por el


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Bien de Todos y del PRD alegaron que se había realizado un fraude cibernético y se había utilizado un presunto “algoritmo” durante el PREP. Pero bastaba cotejar las actas de cada casilla (de las cuales los partidos políticos tienen copia) con los resultados del PREP para poner en evidencia cualquier anomalía. El PREP no recibe los datos aleatoriamente, sino que tiene sesgo geográfico. Las casillas del país son 70 por ciento urbanas y 30 por ciento rurales. En las primeras siete horas se procesaron casi todas las casillas urbanas. Las casillas rurales tardan un poco más en llegar y ser procesadas. Felipe Calderón tenía ventaja en las casillas urbanas. Por eso en el PREP apareció con una ventaja inicial, pero decreciente conforme llegaban las casillas rurales donde AMLO aventajaba. Como la diferencia neta entre FCH y AMLO no es muy grande en cada casilla, ambas tendencias se movieron de modo similar. Los cruces en la gráfica del PREP se dieron antes de las 20:00 horas del día de la elección, no después. Por lo que se refiere al cómputo distrital, al terminar el día miércoles López Obrador aparecía con una ligera ventaja, pero con una tendencia decreciente. Fue entonces que los representantes de la Coalición Por el Bien de Todos en aquellos consejos distritales en que parecía que finalmente iba a ganar Calderón, se empeñaron en retrasar lo más posible el cómputo, para que fuera posible que en las oficinas centrales del IFE sólo se recibieran resultados de los distritos ganados por López Obrador. Mediante esta estrategia se obligaba al consejo distrital a contar una y otra vez las boletas de cada casilla con cualquier pretexto, provocando que el cómputo distrital se alargara en muchos lugares hasta la tarde del día siguiente, el jueves 6 de julio. El distrito 03 del estado de Chihuahua, donde se apreciaba una clara ventaja de Calderón, fue uno de los últimos en enviar sus resultados a las oficinas centrales del IFE, junto con algunos distritos de Michoacán, Colima, Guanajuato y Querétaro, donde terminó ganando el candidato de Acción Nacional, pero cuyas cifras no se dieron a conocer sino hasta el último momento, causando la apariencia de que de última hora se había favorecido a Calderón. Pero esta tardanza se debía en realidad a la estrategia seguida por los representantes de la CPBT y del PRD.

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Este fenómeno puso de manifiesto la carencia de un procedimiento claro que norme la apertura de sobres con boletas para recontar los votos de una casilla durante el cómputo distrital. Bajo las actuales circunstancias, los partidos pueden dilatar el conteo todo el tiempo que quieran, incluso hasta el domingo siguiente al día de la elección, provocando la exasperación y el cansancio de los consejeros distritales y de todos los funcionarios de la Junta Distrital. A veces, la simple tachadura de una boleta, efectuada por el elector con letras ilegibles, puede llevarse horas de debate en el seno del consejo distrital, lo cual parece absurdo y surrealista, pero ha sucedido efectivamente. El cómputo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó los cómputos distritales, con un ajuste entre el primero y segundo lugares de 0.02 por ciento. Esto reivindica el correcto e imparcial desempeño de los funcionarios de casilla, cuyos errores no contuvieron ninguna clase de sesgo. El TEPJF ordenó el recuento de votos en 11 mil 839 casillas (9.1 por ciento del total). En el distrito 03 del estado de Chihuahua, Felipe Calderón obtuvo 69 mil 403 votos y AMLO, 24 mil 537.


Héctor Pedraza Reyes

En resumidas cuentas, la ciudadanización de los órganos directivos del Instituto Federal Electoral ha dado buenos resultados. Los ciudadanos hemos podido percibir las estrategias que siguen los actores partidarios para desorientar a la opinión pública y, al mismo tiempo, tenido la oportunidad de fiscalizar los movimientos de los funcionarios de tiempo completo del IFE. Todo ello contribuyó a que abortaran todos los esfuerzos por “reventar” el proceso electoral y, al mismo tiempo, evitar que los funcionarios del IFE se condujeran con parcialidad. De cualquier modo es evidente que el hecho de no haber reconocido un triunfador el mismo día de las elecciones contribuyó a la especulación y que algunos actores partidarios de mala fe pretendieran que había “gato encerrado”. Sin embargo, eran los propios acuerdos signados por los partidos en el Consejo General, los que impidieron que el día de la jornada electoral se diera a conocer quién iba ganando, pues estaba claramente estipulado que si la ventaja era mínima el Consejo General del IFE se abstendría de dar a conocer al ganador el mismo día de las elecciones. El protagonismo que adquieren los consejos distritales en una elección reñida de Presidente de la República, muy superior al de los consejeros locales, los hace quedar a expensas de las presiones de diversos actores. Por eso es preciso que se establezcan nuevas normas que prevengan e impidan la intromisión de gobernadores, presidentes municipales y otros actores políticos y gubernamentales, que han pretendido en 2006 acelerar o retardar el cómputo distrital y, en ocasiones, sesgarlo en favor del candidato de su partido. La existencia de elecciones con resultados cada vez más cerrados seguirá siendo la característica dominante de muchos de nuestros procesos electorales. Por ello, los consejeros ciudadanos pueden ser la clave para obligar a los actores políticos y partidarios a conducirse con mayor responsabilidad. Durante la reunión efectuada en el mes de octubre en Monterrey, Nuevo León, a la que fuimos convocados algunos consejeros distritales y locales de todo el país, se concluyó que es preciso avanzar en

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Conclusiones

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Reflexiones sobre el proceso electoral de 2006 en México: el testimonio de un consejero distrital del IFE

una Reforma Electoral que faculte al IFE para consignar penalmente a aquellos partidos o actores políticos que lleven a cabo acciones de “guerra sucia”. Sin embargo, son los propios partidos representados en las Cámaras los que deben conceder esas facultades al IFE, que, hasta el momento, carece de todo recurso legal para penalizar las conductas irresponsables de los diversos actores políticos y partidarios, incluso gubernamentales. Fuentes: Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Entrevista con el Dr. Luis Carlos Ugalde, realizada en Monterrey, Nuevo León, el 11 de octubre de 2006. Página web del Instituto Federal Electoral (www.ife.org.mx).

Cuadro 1. Votación nacional por partidos (1997, 2000, 2003, 2006) 1997

2000

2003

2006

PAN

7,696,197

14,227,340

8,273,012

PRI

11,311,963

13,734,140

9,878,787

9,301,441

PRD

7,436,466

6,954,016

4,734,612

14,756,350

Fuente: Instituto Federal Electoral.

15,000,284

Nóesis

NOTA: Al final del cómputo de 2006, incluidas las correcciones del IFE, los resultados dieron a Calderón el 35.89% (15’000,284 votos) y a López Obrador el 35.31% (14’756,350 votos), una diferencia de apenas 0.58 puntos porcentuales, que se redujo 0.56 una vez terminado el cómputo ordenado por el Poder Judicial.

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The Editorial Board of Nóesis permanently welcomes submissions of academic articles for publication on any of its different sections. Proposals are received throughout the year. The following guidelines are applicable in preparing a submission for Nóesis: 1. All papers submitted for publication in Nóesis must be original and unpublished. 2. The Universidad Autónoma de Ciudad Juárez claims all copyrights to the paper once it has been published in Nóesis. 3. Submissions can be research or academic articles (result of an in-depth study), shorter essays on a specific scientific development, or book reviews. The subjects covered are generally in the social sciences. 4. The works can be written in English or Spanish. Authors who submit texts translated into Spanish from another language, including English, must enclose a copy of the version in the original language. 5. Manuscripts submitted for review will not be returned to the authors. 6. The Editorial Board reserves for itself the right to evaluate the scientific and methodological quality of all submissions. Generally, the process will follow the following timeline: a) After submission, the paper is given a first reading by a member of the Editorial Board to determine its suitability for publication in accordance to the editorial norms presented in number 7. b) If the document complies with such norms, it will be reviewed by two specialists who may approved it, reject it, or request the author to make editorial corrections or give recommendations to strengthen the paper. c) If corrections or recommendations were made, the paper is returned to the author to make the suggested changes. The paper must be re-submitted in accordance to the deadline established by this journal. In the given case the author does not respond within one month after having been presented with the suggested changes for his paper, Nóesis reserves the right to not publish it or make the pertinent editorial corrections. 7. Manuscripts must include the following editorial requirements:

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Guidelines for Contributors

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a) The front cover must have title and subtitle (brief and concise in English and in Spanish) and type of work (article, book review, etc). b) An abstract of summary of content of no more than 150 words, also in English and Spanish. c) Name, title, nationality of the author(s), e-mail address of collaborator(s) and Institutional and departmental affiliation of the author(s). d) Indicate maximum degree obtained and area of specialization. e) Present the printed original or send in electronic form via email (Word format, Times New Roman, font size 12, justified, double-spaced, numbered pages from cover to end). f ) The length of the article must be between 15 and 30 pages, considering 26-line pages. g) Tables and figures must be done preferably in MS Office Excel for Windows and must be inserted in the text and properly labeled (include a separate file for each). If not in Excel, indicate in your cover letter the software used for tables and figures. These must be self explicative; do not use abbreviations; indicate the units used; and properly cite and annotate on footnotes. Reader must be able to understand tables and figures without recurring to the text. h) Bibliographical references must follow consistently the Spanish conventional style: author’s last name, year of publication: page number (e.g. Foucault, 1984: 30-45). Include the complete reference only in the bibliography, unnumbered and in alphabetical order. i) When citing books in Spanish, remember that only the first word is capitalized (La casa de la noche triste); in English, capitalization is generally done at the beginning of all principal words (The House of the Sad Night). In both languages the original spelling should be kept. j) When using acronyms in the text, figures, tables, and bibliography, spell the meaning at least the first time and specify the acronym to be used in the rest of the text in parenthesis (e.g. Drug Enforcement Administration (DEA); thereafter only DEA).


k) In case the article is accepted, the author must submit to the Editorial Board a signed consent form declaring the work presented is original and unpublished and copyrights are granted to the journal. l) Follow this style for bibliographical citations: BOOK ENTRIES — Last name(s), name of the author. Title of the book in Italics. Place of publication, Publishing Company, year, page numbers. Examples: Foucault, Michel. Las palabras y las cosas. México: Siglo XXI, 1984, pp. 30-45. Levine, Frances. “Economic Perspectives on the Comanchero Trade”. In Katherine A. Spielmann (ed.). Farmers, Hunters and Colonists. Tucson, AZ; The University of Arizona Press, 1991, pp. 155-169. JOURNAL ENTRIES — Last names and name(s) of the authors. “Title of the article”. Name of the Journal, number, volume, date, page numbers.

Conte, Amedeo G. “Regla constitutiva, condición, antinomia”. Nóesis, núm. 18, vol. 9, enero-junio de 1997, pp. 39-54. Krotz, Esteban. “Utopía, asombro y alteridad: consideraciones metateóricas acerca de la investigación antropológica”. Estudios sociológicos, núm. 14, vol. 5, mayoagosto de 1995, pp. 283-302. Taxes in electronic texts, bases of data and computer programs Responsible main (of the contribution). “Title” [support type]. In: Responsible main (of the main document). Title. Edition. Publication place: editor, publication date, date of upgrade or revision [it dates of consultation]**. Numeration and/or localization of the contribution inside the document source. Notes*. Disponibility and acces**. Normalized number.

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Examples:

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Example:

N贸esis

Political and Religious Leaders Support Palestinian Sovereignty Over Jerusalem. In: Eye on the NBegotiations [on line]. Palestine Liberation Organization, Negotiations Affairs Department, August 29, 2000. [ref. August 15, 2000]. Available on Web: <http://www.nad-plo.org/eye/pol-jerus.html>.

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El Comité Editorial de Nóesis de manera permanente acoge con gusto propuestas de artículos para publicar en cualesquiera de sus diferentes secciones. Por favor consulte las siguientes normas al preparar sus documentos: 1. Los trabajos a presentar en Nóesis deberán ser originales e inéditos. 2. Una vez que la revista publica el artículo los derechos del autor pasan a ser propiedad de la UACJ. 3. Los artículos pueden ser de fondo (resultados de investigaciones o ensayos académicos) o reseñas bibliográficas breves o críticas, los cuales deberán referirse a alguna área de las ciencias sociales y humanidades. 4. Los trabajos pueden ser en inglés o español. Si se envía una traducción al español, hay que adjuntar también el texto en el idioma original. 5. No se devuelven los originales. 6. Los artículos deberán ajustarse al dictamen del Comité Editorial, el cual evalúa su calidad científica y decide sobre la pertinencia de su publicación. Generalmente el proceso de dictaminación contempla tres etapas: a) el autor envía su propuesta al Comité Editorial, la cual se sujeta a una primera revisión para determinar si cumple con las normas editoriales que se presentan más abajo; b) si el documento cumple con tales normas se somete a un dictamen por dos especialistas en el tema, los cuales podrán aprobarlo, rechazarlo o aprobarlo solicitando correcciones; c) si el documento es aprobado pero requiere cambios, el autor deberá realizarlos en el plazo establecido por la revista. En caso de que el autor no responda en un mes después de habérsele presentado las correcciones o dudas de su trabajo, Nóesis se reserva el derecho de no publicarlo o hacer los cambios editoriales que considere pertinentes. 7. Los trabajos deben ajustarse a los siguientes requisitos editoriales: a) Asentar en la portada el título del trabajo (breve, conciso y en inglés y español) y la naturaleza del mismo (artículo, reseña u otros). b) Un resumen del contenido de una extensión no mayor de 150 palabras, escrito en inglés y español.

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Normas para autores

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c) Nombre, nacionalidad del autor o autores, correos electrónicos de cada colaborador y adscripción (institución, departamento y/o coordinación). d) Indicar grado máximo de estudios y área de especialización. e) Presentar el original impreso o enviar por correo electrónico en archivo de versión Word, con cuerpo justificado, en letra Times New Roman, a 12 puntos y a doble espacio, numerando cada página desde la portada. f ) La extensión debe ser entre 15 y 30 cuartillas, considerando páginas de 26 líneas. g) Los cuadros y el trazado de gráficas deberán estar elaborados en Excel para Windows, indicando el nombre de cada uno de ellos (incluyendo un archivo por cuadro o gráfica). Asimismo, las ilustraciones, cuadros y fotografías deben referirse dentro del texto, enumerarse en el orden que se cita en el mismo, e indicar el programa de cómputo en el que están elaborados. Éstos deben explicarse por sí solos, sin tener que recurrir al texto para su comprensión; no incluir abreviaturas, indicar las unidades y contener todas las notas a pie de página y las fuentes completas correspondientes. h) Las referencias bibliográficas deben asentarse de la forma convencio-nalmente establecida en español, es decir, indicando éstas en el cuerpo del texto de la siguiente manera: Apellido del autor, fecha: número de páginas (Foucault, 1984: 30-45). La bibliografía completa se presenta sin numeración al final del artículo, organizada en orden alfabético. i) Al citar los títulos de libro se deben utilizar mayúsculas sólo al inicio y en nombres propios; para los títulos en el idioma inglés se respetará la ortografía original. j) Al menos la primera vez se debe proporcionar la equivalencia completa de las siglas empleadas en el texto, la bibliografía y los cuadros y las gráficas. k) En caso de que el artículo sea aceptado, el autor debe enviar al Comité Editorial una carta debidamente firmada donde declare que el escrito presentado es inédito y que se ceden los derechos de autor.


l)

Distribuir los datos de las referencias bibliográficas de la siguiente manera:

FICHA DE LIBRO Apellidos, nombre del autor. Título del libro. Lugar de edición: Editorial, año, número de páginas. Ejemplos: Foucault, Michel. Las palabras y las cosas. México, Siglo XXI, 1984, pp. 30-45. Levine, Frances. “Economic Perspectives on the Comanchero Trade”. En: Katherine A. Spielmann (ed.). Farmers, Hunters and Colonists. Tucson, AZ; The University of Arizona Press, 1991, pp. 155-169. FICHA DE REVISTA Apellidos, nombre del autor. “Título del artículo”. Nombre de la revista, número, volumen, fecha, número de páginas.

Conte, Amedeo G. “Regla constitutiva, condición, antinomia”. Nóesis, núm. 18, vol. 9, enero-junio de 1997, pp. 39-54. Krotz, Esteban. “Utopía, asombro y alteridad: consideraciones metateóricas acerca de la investigación antropológica”. Estudios sociológicos, núm. 14, vol. 5, mayo-agosto de 1995, pp. 283-302. Contribuciones en textos electrónicos, bases de datos y programas informáticos Responsable principal (de la contribución). “Título” [tipo de soporte]. En: Responsable principal (del documento principal). Título. Edición. Lugar de publicación: editor, fecha de publicación, fecha de actualización o revisión [fecha de consulta]**. Numeración y/o localización de la contribución dentro del documento fuente. Notas*. Disponibilidad y acceso**. Número normalizado*.

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Ejemplos:

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Ejemplo:

N贸esis

Political and Religious Leaders Support Palestinian Sovereignity Over Jerusalem. IN Eye on the Negotiations [en Internet]. Palestine Liberation Organization, Negotiations Affairs Department, 29 de agosto 2000 [ref. de 15 de agosto de 2002]. Disponible en Internet: <http://www.nad-plo.org/eye/pol-jerus.html>

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Esta obra se terminó de imprimir en junio de 2007 en los Talleres Gráficos Universitarios ubicados en edificio R, campus ICB, en Av. Hermanos Escobar y Av. Plutarco Elías Calles, Zona Pronaf, C.P. 32310 Ciudad Juárez, Chihuahua, México. Tiraje: 500 ejemplares


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