Humanidades
REVISTA PANACEA. FEBRERO 2015
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Miquel Ylla-Català Genís
Botica Monástica
Una joya en Santa María La Real de Nájera
U
na de las boticas monásticas mejor conservadas que podemos admirar en todo el territorio español es la que fue botica del monasterio benedictino de santa María la Real de Nájera en la Rioja, enclave importante del camino de Santiago. No podemos contemplarla en su ubicación original, pero su instalación actual nos permite apreciar todos los valores de una farmacia original del siglo XVIII que a pesar de los cambios de los tiempos y de las distintas ubicaciones conserva todo el frescor y la belleza de un modelo de servicio sanitario que ya es historia. Esta Botica construida allá por el año 1781 permaneció en el monasterio hasta la exclaustración de los monjes el año 1835, total unos 54 años. Trasladada por el monje boticario a un edificio cercano de la calle san Marcial, conti-
nuó dando servicio a la ciudad hasta el año 1921 en el que los familiares herederos del monje que la había salvado del pillaje la vendieron al farmacéutico Joaquín Cusi, total 86 años, 32 años más del tiempo que había permanecido en el cenobio. Desde el año 1924 se instaló en los Laboratorios del Norte de España en el pueblo de El Masnou, cerca de Barcelona donde lleva casi cien años y es donde hoy podemos contemplarla. Su parte noble los nueve cuerpos de la anaquelería, el cordialero y la cajonería que le acompañan son sin duda una maravilla y por su belleza podemos decir que son un icono dentro de las boticas monásticas que conocemos. También puede convertirse en una imagen irrepetible de la ciudad de Nájera, si en un futuro no lejano la cuidad dispusiera de una réplica de esta parte singular.