Septiembre

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NÚMERO CINCO

SEPTIEMBRE 2015

temas del mes VENTA ONLINE DE MEDICAMENTOS CONFERENCIA DE IGNACIO PARA OBRA LITERARIA DE JUAN RAMÍREZ CODINA

Humanidades, Ciencia y Sanidad

revistapanacea.com


REVISTA PANACEA. FEBRERO 2015

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Sumario Editorial

Historia

El compromiso de farmaindustria con la sociedad Daniel Pacheco 3

“La ciencia hispana sobre el nuevo mundo” Natalia K. Denisova

Conferencia

Literatura

El compromiso con la Sociedad, en nuestro ADN Dr. Antoni Esteve Cruella

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Venta online de medicamentos: Una nueva vía para la farmacia Susana Cabrita Palomar 12

Tribuna de Opinión

PUBLICACIÓN PANACEA. Revista de Humanidades, Ciencia y Sanidad

Unos dias en la Bretaña Joaquin Callabed

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Libro del mes Obra Literaria de Juan Ramírez Codina Daniel Pacheco 37

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Prensa Farmacéutica Rincón de Hemeroteca Histórica Carlos Dorado

El señor de la montaña. Un humanista del Renacimiento tardio Antonio Chazarra Montiel 27

Viajes

Oficina de Farmacia

Conferencia en el Ateneo Ignacio Para Rodríguez-Santana

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Presentación del libro “El Duelo” y lectura poética de la obra de Juan Ramírez Codina Ignacio Amestoy 39

Homenajes

COLABORADORES Daniel Pacheco Susana Cabrita Palomar Carlos Dorado Natalia K. Denisova Antonio Chazarra Montiel Joaquin Callabed

Juan Ramírez Codina Ignacio Amestoy José Soto Ignacio Para EMPRESAS PATROCINADORAS GRUPO COFARES FUNDACIÓN RAMÓN ARECES LABORATORIOS CINFA ASEFARMA SUSCRIPCIONES: revistapanacea1@gmail.com

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Acto de homenaje al profesor Juan José López-Ibor 46 José Soto

DIRECCIÓN WEB Web: www.revistapanacea.com EDITA: ADAPAF, S.L.


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Editorial

REVISTA PANACEA. FEBRERO 2015

Daniel Pacheco

D

Compromiso de farmaindustria con la sociedad

espués del caluroso estival llegamos

innovación y conocimiento. Hizo referencia el Dr. Este-

con este nuevo número de Panacea

ve al proyecto Best de excelencia en investigación clí-

al sereno y reflexivo otoño para dar a

nica de medicamentos impulsado por Farmaindustria

conocer a nuestros lectores aspectos

donde están implicados 45 compañías farmacéuticas

humanísticos, científicos y sanitarios

y medio centenar de hospitales.

preparados al efecto.

Abogó Antoni Esteve por la necesidad de un

Queremos resaltar la conferencia impartida por

entorno favorable para que el sector industrial farma-

el Dr. Antoni Esteve, presidente de Farmaindustria,

céutico desempeñe su actividad de manera tal que

en la sede de la Real Academia Nacional de Farma-

llevar al paciente un nuevo medicamento -que viene a

cia quien expuso muchos datos e inquietudes sobre

tardar de media 12 años y 7 millones de horas de tra-

la industria farmacéutica española que esgrimimos a

bajo- genere ingresos globales que superen los costes

continuación en este editorial.

medios de I+D.

Lo primero en reseñar el Dr. Esteve fue que la industria farmacéutica innovadora esta comprometi-

La industria farmacéutica española da empleo

da con la salud y con el bienestar de los ciudadanos y

directo a alrededor de 40.000 personas y genera otras

es en la protección de la vida donde reside su razón

160.000 más. El compromiso de la industria farmacéu-

de ser. El esfuerzo en la búsqueda de alternativas te-

tica con la sociedad se traduce igualmente en facilitar

rapéuticas para las enfermedades menos frecuentes

y participar en la formación continuada de los profe-

es otro de los puntos comentados por el presidente

sionales sanitarios mediante congresos que les permi-

de Farmaindustria en su exposición así como la afir-

ten estar a la vanguardia de la Ciencia en el mundo.

mación que la actividad de la industria farmacéutica

Debemos trabajar, argumentó el presidente de

esta encaminada a posibilitar a los pacientes fármacos

Farmaindustria, para que la sociedad comprenda el

innovadores que puedan curar sus enfermedades, o, al

valor que tiene un tratamiento cumpliendo los obje-

menos, mejorar sus condiciones de vida

tivos terapéuticos que tiene el medicamento y asegu-

En la industria farmacéutica innovadora actual-

rando el mejor uso de los recursos sanitarios.

mente hay más de 150 proyectos en desarrollo para

Ética y transparencia reflejadas en el Código de

lograr nuevos medicamentos y vacunas, compartidos

Buenas Practicas han de llevar a una relación de con-

con el sector público, organismos internacionales u

fianza entre el sector sanitario y la sociedad.

ONGs.

Desde Farmaindustria no dejamos de promover Debemos convenir, señalo el Dr. Esteve, que los

optimismo respondiendo a nuestra misión de cumplir

fármacos hoy disponibles han contribuido a aumen-

con lo que la sociedad espera de nosotros que no es

tar considerablemente tanto la esperanza como la

otra cosa que aportar nuevas oportunidades terapéu-

calidad de vida. Recalcó el conferenciante que existen

ticas y que estas lleguen a los pacientes.

mas de 12000 proyectos en curso dirigidos a enferme-

La sostenibilidad de nuestro sistema sanitario,

dades hoy sin tratamiento, como son las enfermeda-

apostilló el Dr. Esteve se hace necesaria en un marco

des neurológicas degenerativas, infecciosas, inmuno-

de estabilidad mediante la plasmación de un Protoco-

lógicas, el cáncer, o las de origen genético en las que

lo de Entendimiento que concilie con las expectativas

las ciencias ómicas suponen un nuevo paradigma en

presupuestarias y que nos acerque a un modelo más

la farmacología contemporánea.

competitivo de la industria del conocimiento, induda-

Para el Dr. Esteve el conocimiento es nuestra

ble reto social para este siglo XXI.

habilidad competitiva y por ello es necesario acceder

Terminó diciendo el Dr. Esteve que la apuesta

a focos de sabiduría y atraer colaboraciones buscando

por el futuro en la investigación y desarrollo de nue-

la excelencia en el multidisciplinar proceso de desa-

vos fármacos, ha de desembocar en una sociedad más

rrollo y creación. En España, indicó Esteve, el sistema

sana, más avanzada y más equitativa.”Es un compro-

sanitario debe seguir promoviendo excelentes profe-

miso social que no podemos eludir ni ignorar. Está en

sionales y equipos lo que exige un flujo constante de

nuestro ADN”.


Conferencia

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Dr. Antoni Esteve Cruella El·compromiso con la Sociedad, en nuestro ADN. La responsabilidad Social forma parte de la identidad de la industria farmacéutica

Q

uerido presidente, querido Antonio, estimados académicos, apreciados. Muy buenas tardes y muchas gracias por acompañarme hoy aquí, en esta magnífica Real Academia, para compartir esta reflexión sobre la responsabilidad y el compromiso social de la industria farmacéutica, tanto de las compañías, como de la asociación patronal Farmaindustria, que me honro en presidir. El ácido desoxirribonucleico, el popular ADN, es una molécula que, como todos aquí bien sabéis, forma parte de las células y contiene la información genética responsable del desarrollo y funcionamiento de los organismos. Es el código que determina qué somos y cómo nos comportamos. Todos los seres vivos, sin excepción, respondemos a la información que contiene nuestro ADN.

Por extensión, en la sociedad contemporánea, hemos empezado también a aplicar este concepto genético a las organizaciones humanas y, así, hablamos del ADN de un colectivo, de una empresa o de un territorio, por ejemplo, para referirnos a los valores que los inspiran o las características que los definen

Nuestro sector, la industria farmacéutica, tiene igualmente una identidad definida, un ADN, caracterizado por su apuesta por la innovación y el conocimiento, y por la búsqueda de soluciones a enfermedades y problemas de salud no resueltos; y es precisamente este perfil lo que nos otorga una responsabilidad sobreañadida y, en muchas ocasiones, hasta desconocida, y que hoy me gustará recordar.

En ese núcleo de lo que somos, tiene también un lugar destacado el compromiso empresarial con la sociedad en la que nuestras compañías desarrollan su actividad y con la que se relacionan, un compromiso que modula nuestra tarea diaria y nos hace más honestos, más sensibles, más eficaces y, por tanto, mejores. Hay que decir bien alto que la industria farmacéutica innovadora está comprometida con la salud y con el bienestar de los ciudadanos, con la calidad del sistema sanitario, su estabilidad y sostenibilidad, pero también con el desarrollo industrial, innovador y exportador, en definitiva, en hacer del nuestro un pais más rico y competitivo económica y socialmente hablando.

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Y todo ello, no lo olvidemos, sobre la base de investigar y desarrollar nuevos medicamentos que puedan aportar soluciones para la salud de los pacientes, bien en términos de curación de una enfermedad, bien en ganancia de calidad de vida, o bien en ahorro de sufrimientos para la persona afectada y sus familiares. ¿Hay mayor compromiso social que ése, que esa apuesta por proteger el bien más preciado del que disfrutamos los seres humanos, que es la vida? En mi opinión, la respuesta es claramente no. La actividad de la industria farmacéutica no podría ser más satisfactoria: posibilitar a los pacientes fármacos innovadores que puedan curar sus enfermedades o, en su defecto, mejorar sus condiciones de vida. Y desde luego, y en contra de alguno de esos mitos sobre nuestra actividad que tanto proliferan, no nos limitamos a investigar y desarrollar nuevos productos sólo en aquellas patologías más prevalentes en las sociedades occidentales y que, por tanto, más enfermos podrían utilizar y, consecuentemente, mayor beneficio podrían reportar a nuestras empresas. Bien al contrario, en las últimas décadas esta industria ha redoblado sus esfuerzos en la búsqueda de alternativas terapéuticas para las enfermedades raras, las menos frecuentes, las que afectan a menos de una de cada 2.000 personas. Este tipo de dolencias son ya el grupo terapéutico con mayor número de proyectos de I+D en nuestras compañías, con más de 1.400 fármacos en desarrollo, sólo en Europa, en la actualidad. Tampoco nos centramos tan sólo en solucionar los problemas del primer mundo, los de aquellas sociedades económicamente potentes y con capacidad para sufragar elevados gastos sanitarios. Una de cada siete personas en el mundo sufre alguna enfermedad de las denominadas desatendidas, y la inmensa mayoría de ellas vive en países en vías de desarrollo.. La industria farmacéutica innovadora lleva miles de millones de euros, invertidos en este ámbito, con actualmente más de 150 proyectos en desarrollo para lograr nuevos medicamentos y vacunas, el 86% de los cuales son proyectos compartidos con el sector público, organismos internacionales u ONGs. De hecho, nuestra federación internacional, la IFPMA, promueve activamente partenariados con instituciones públicas, como la OMS,

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para garantizar el esfuerzo continuado en esa labor, aún reconociendo –seamos modestos– el largo camino que nos queda por recorrer. En los países desarrollados, como es el caso de Europa, la expectativa de vida ha crecido considerablemente en los últimos 65 años, y continúa creciendo, siendo precisamente España el país con mejores índices de longevidad, ya por encima de los 80 años, tanto en hombres como en mujeres. Si nos preguntamos qué papel han tenido los nuevos medicamentos en la mejora de esa mayor longevidad de los ciudadanos, más allá del diagnóstico precoz y hábitos de vida –ganando la batalla en patologías como el cáncer, por ejemplo–, debemos convenir que los fármacos hoy disponibles han contribuido muy notablemente a ese progreso, aumentando tanto la esperanza como la calidad de vida.. Repito, la industria farmacéutica tiene grabado a fuego en su ADN la apuesta por la innovación, por la búsqueda de lo desconocido, por la generación de nuevos hallazgos y conocimientos, en definitiva, por el progreso. Nuestras plantas de producción y centros de I+D son auténticas fábricas del saber, el conocimiento es nuestra habilidad competitiva.. Pero para alcanzar niveles de conocimiento competitivos, tal como están avanzando las ciencias biomédicas, es absolutamente necesario abrirnos y atraer colaboraciones, acceder inteligentemente a focos de sabiduría, complementar nuestras propias habilidades con las de otros especialistas, buscar continuamente la excelencia en aquellas ciencias que no están, ni estarán ya jamás, a nuestro alcance, pues el desarrollar un fármaco innovador con mínimas garantías de éxito, exige, sobretodo, de esa excelencia durante el complejo y, cada vez más multidisciplinar, proceso de desarrollo y creación de un compendio científico exigido por las autoridades regulatorias sanitarias de todo el mundo para validar la innovación farmacológica; y, evidentemente, esa excelencia no es alcanzable por una sola institución, por potente que ésta sea. Esa vocación por la investigación es costosa, ardua y prolongada. Somos el sector industrial más intensivo en investigación, por delante de cualquier otro, tanto en términos relativos, respecto a su cifra de negocio, como en términos absolutos, por delante de sectores tan importantes como el de la automoción. Me gustaría, en este sentido hablar de


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España, y resaltar que de la inversión en I+D de nuestras compañías –casi 1.000 millones de euros en 2014–, cerca de 400 millones (un 40% del total) se destinaron a proyectos colaborativos con hospitales, universidades y otros centros de excelencia, lo que denominamos I+D extramuros, una investigación más colaborativa, más abierta y, por tanto más competitiva. En España, disponemos de un sistema sanitario de alto nivel, con excelentes profesionales y equipos, probablemente de los mejores de Europa, que debemos seguir promoviendo, y ello exige un flujo constante de innovación, conocimiento, para continuar ganando en eficiencia y calidad. Nuestro sector representa un verdadero pilar de ese modelo, promovemos la innovación abierta, generamos corrientes positivas de conocimiento hacia nuestro sistema, implicamos a profesionales e instituciones y, posteriormente, promovemos su internacionalización mediante la participación activa en proyectos multinacionales, creando un ciclo virtuoso, favoreciendo la creación de ecosistemas atractivos para la innovación y de los que todos nos beneficiamos, y muy especialmente los pacientes. Hoy, como había sido habitual en el pasado, ya no es necesario, ni recomendable, ir al extranjero para un segundo diagnóstico o tratamiento, lo mejor está aquí, en España, y nos sentimos absolutamente orgullosos de ayudar desde nuestro sector a hacerlo posible. Buen ejemplo de esa vinculación entre sectores son nuestras aportaciones al Instituto de Salud Carlos III, cerca del 2% de las ventas del sector en oficina de farmacia es destinado a financiar la investigación pública, favorecer el uso racional del medicamento, la cohesión sanitaria entre comunidades y la formación de los profesionales; o el proyecto BEST de excelencia en investigación clínica de medicamentos en España, impulsado desde hace una década por FARMAINDUSTRIA. Año a año, BEST fomenta la participación de nuestro país en proyectos de investigación clínica, y ya se han involucrado en él 45 compañías farmacéuticas, 50 hospitales, 13 comunidades autónomas y tres grupos de investigación clínica independiente. Precisamente, el sector industrial farmacéutico necesita imprescindiblemente de un entorno favorable para desempeñar su actividad, que pueda acometer su reto emprendedor con acceso ágil a un entorno innovador, caracteriza-

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do por su cultura favorable al riesgo, por su gente y talento, así como por su voluntad y compromiso social. Y es que, más allá del conocimiento necesario, para desarrollar un fármaco seguro, efectivo y de alto valor clínico se requieren, de media, siete millones de horas de trabajo, el desempeño de 4.000 personas en un año con una jornada laboral normal. En total, un laboratorio tarda de media entre 12 y 13 años en desarrollar y llevar al paciente un nuevo medicamento o vacuna.

Y con un considerable riesgo operativo, puesto que sólo 3 de cada 10 medicamentos comercializados generan ingresos globales que superan los costes medios de I+D. Pero todos esos esfuerzos merecen la pena si finalmente se consigue una molécula que aporta soluciones y genera mejoras sustanciales en la salud de los enfermos, con la lógica favorable repercusión económica que debe representar para el impulsor del proyecto, al menos, lo suficiente para incentivar la continuidad de ese espíritu innovador. El riesgo asumido debe merecer la pena! Esas soluciones y mejoras se traducen en cifras incontestables, los medicamentos innovadores comercializados entre 2004 y 2009 fueron los responsables del 73% del aumento de esperanza de vida de 1,74 años, registrado en este periodo a nivel global. En concreto, como ejemplo, la cifra de nuevos tratamientos disponibles contra el cáncer pasó de 15 a 129. En el mismo periodo, los supervivientes al cáncer sólo en Estados Unidos crecieron de 4,57 a 11,7 millones de personas. Otro caso llamativo es el del VIH. La aportación de las terapias antirretrovirales a mediados de los 90 redujo la mortalidad por SIDA un 90%.

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O los nuevos tratamientos contra la Hepatitis C, que están prácticamente erradicando la enfermedad con tasas de curación próximas al 100%. Y todo esto es posible también gracias al personal enormemente cualificado con el que contamos. Somos fuente de empleo de calidad y de empleo estable. Poniendo especial interés en este ámbito mediante la incorporación a nuestros equipos laborales del talento más joven y preparado, el que tienen los recién salidos de su formación universitaria, pero que son los llamados a protagonizar los hallazgos e innovaciones más importantes en el ámbito de las ciencias de la salud en las próximas décadas. Debemos revertir la tendencia de ver salir al exterior a los jóvenes más talentosos por falta de oportunidades en su entorno más próximo, y debemos conseguir que, si lo hacen, vuelvan con sus experiencias adquiridas y las reviertan en conocimiento.

La industria farmacéutica española da empleo directo a alrededor de 40.000 personas y genera otros 160.000 puestos de trabajo más, entre indirectos e inducidos. Además, nuestro personal presenta la mayor proporción de toda la industria española de dedicación a actividades de I+D. Alrededor del 12% de nuestros trabajadores se dedican a estas tareas. También es una buena muestra de nuestro decidido compromiso con la sociedad la actividad que las distintas compañías farmacéuticas desarrollan en el ámbito de la formación, tanto interna –entre sus propios colaboradores- como externa –dirigida a profesionales sanitarios o representantes de pacientes. Con respecto a los profesionales sanitarios, la industria farmacéutica ha asumido la responsabilidad de facilitar y participar en la formación continuada de médicos, farmacéuticos, enfermeros y demás trabajadores sanitarios del Sistema Nacional de Salud. En este ámbito, las com-

Conferencia

pañías organizan y colaboran en la celebración de congresos científicos y otros eventos formativos para estos colectivos que permitan a nuestros profesionales sanitarios estar a la vanguardia de la Ciencia en el mundo. Creemos en las alianzas y en el esfuerzo compartido para mejorar la salud de los ciudadanos, y con ese objetivo trabajamos codo con codo también con los farmacéuticos y con otros agentes sanitarios. En esta línea, estamos

poniendo en marcha un ambicioso proyecto para contribuir a mejorar la adherencia a los tratamientos y hacer así frente a un importante problema para nuestro sistema sanitario. Somos conscientes del riesgo en salud e ineficiencia económica que supone una deficiente cumplimentación terapéutica, pues asumiendo el grado de responsabilidad que nos corresponde, debemos aunar esfuerzos para atajar el problema y convertirlo en una verdadera oportunidad, poniendo al medicamento donde se merece, un activo de valor incalculable, que vela por la salud y que resulta disponible gracias al esfuerzo de todos. Debemos trabajar para que la sociedad comprenda el valor que tiene un tratamiento y la enorme importancia de cumplirlo de forma completa para lograr, por un lado, los objetivos terapéuticos potenciales que tiene el medicamento y, por otro, asegurar el mejor uso de los recursos sanitarios y, en definitiva, contribuir a mejorar la eficacia y eficiencia de nuestro sistema. Es una magnífica oportunidad para que farmacéuticos de oficina de farmacia e industria trabajemos conjuntamente para poner en valor la contribución del medicamento mediante la promoción de su uso responsable. Y todas estas relaciones que mantenemos con otros colectivos del entorno sociosanitario (pacientes, profesionales, instituciones) debemos desarrollarlas de acuerdo a los más elevados estándares de ética y transparencia. Por eso, desde 2002, la industria farmacéutica innovadora española se rige por un sistema de autorregulación, reflejado en nuestro Código de Buenas Prácticas, que desde el año pasado tiene una nueva versión que hace especial hincapié en transparentar las relaciones de los laboratorios con profesionales y organizaciones sanitarias. Es una prueba de la mejora continua del sector con los mayores niveles de exigencia ética y de responsabilidad para reforzar más la confianza de la sociedad en el sector sanitario. Esta


Conferencia

iniciativa, que probablemente no tenga precedentes en ningún otro ámbito industrial, demuestra que este sector se adecúa a los tiempos y exigencias actuales, y corrobora que se trata de uno de los más comprometidos con su entorno y su actividad. No quisiera tampoco dejar de resaltar que nuestro compromiso y responsabilidad con la sociedad española se ha hecho notar especialmente en los últimos años en el ámbito de nuestra aportación a la sostenibilidad del sistema sanitario público. Todo el sector farmacéutico, no solo la industria, también las farmacias, ha dado muestras sobradas de su lealtad hacia las Administraciones Públicas, soportando, en los años más duros de la terrible crisis económica que hemos vivido, un tercio de toda la reducción del gasto sanitario público ocurrida entre 2009 y 2013. La factura farmacéutica en oficina de farmacia se ha reducido un 26,4% (3.400 millones de euros al año) desde mayo de 2010, situando el gasto per cápita a niveles de 2003 y por debajo de la media europea en diversos indicadores. Los trastornos ocasionados por este terremoto serán difíciles de digerir, hemos perdido talento, hemos reducido el gasto en I+D, tanto interno como externo, hemos cerrado instalaciones, las compañías nacionales han perdido fuelle expansivo; en definitiva, hoy somos menos competitivos, pero, a pesar de ello, ni mucho menos perdemos la fe y, más aún, no dejamos de promover optimismo, y creemos en nuestras fortalezas para continuar respondiendo a nuestra misión y también cumplir con aquello que la sociedad espera de nosotros, que no es otra cosa que aportar nuevas oportunidades terapéuticas y soluciones para que estas oportunidades lleguen a los pacientes nacionales han perdido fuelle expansivo; en definitiva, hoy somos menos competitivos, pero, a pesar de ello, ni mucho menos perdemos la fe y, más aún, no dejamos de promover optimismo, y creemos en nuestras fortalezas para continuar respondiendo a nuestra misión y también cumplir con aquello que la sociedad espera de nosotros, que no es otra cosa que aportar nuevas oportunidades terapéuticas y soluciones para que estas oportunidades lleguen a los pacientes. En estas circunstancias, nuestro sector ha apostado decididamente por favorecer la evolu ción del sistema sanitario público hacia un modelo imaginativo y vanguardista en el que, poniendo todos de nuestra parte, seamos capaces de responder satisfactoriamente a los grandes

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retos que se avecinan. La sostenibilidad del modelo actual de atención sanitaria está seriamente en cuestión, por su escasa financiación, compleja estructuración, débil retribución, escasa incentivación y muchas ineficiencias; sin embargo y tal como ya he apuntado, milagrosamente nuestro sistema sanitario hoy sigue siendo de un gran nivel, pues gozamos de grandes activos para, repito, ser optimistas. Llevamos ya un tiempo trabajando con el Gobierno, en la elaboración de un marco de estabilidad, que permita responder a los grandes retos en materia de atención farmacéutica, su calidad y acceso, su racionalización y financiación, mediante la plasmación de un Protocolo de Entendimiento, basado en identificar aquellos elementos clave de recuperación para nuestro sector empresarial en materia de innovación, empleo, industrialización y exportación, para ser valorados y promovidos, de tal manera que sean respetuosos y, por tanto, concilien, con las expectativas presupuestarias. Estos meses de trabajo conjunto, nos demuestran y confirman la oportunidad única del rol tractor que nuestro sector puede y debe aportar al país para su pronta recuperación y, más aún, de su capacidad para acercarnos a un modelo más competitivo de la industria del conocimiento, nuestro gran reto social para este siglo XXI. Me gustaría pensar que cada vez son más los que ven a la industria farmacéutica innovadora como un sector valiente formado por miles de hombres y mujeres para los que el futuro no es una quimera inalcanzable ni les genera miedo a lo desconocido, sino que constituye una evidente oportunidad de mejora y crecimiento. Esa valentía, esa apuesta por el futuro, está implícita en nuestra actividad natural, la investigación y desarrollo de nuevos fármacos, terapias aún no conocidas, quizás ni siquiera imaginadas, que están llamadas a curar enfermedades que hoy no tienen solución, y a mejorar la calidad y la duración de la vida de millones de personas contribuyendo así a la construcción de una sociedad más sana, más avanzada y más equitativa. Con ese espíritu pionero, innovador y atrevido afrontamos el futuro más cercano, con ganas de crecer, de aportar y de ofrecer soluciones a la sociedad española tanto en el ámbito de la salud como en términos de generación de riqueza, porque estamos convencidos de que todavía tenemos mucho que ofrecer. Es un compromiso social que no podemos eludir ni ignorar. Está en nuestro ADN. Muchas gracias.

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Conferencia

“Estamos poniendo en marcha un ambicioso proyecto para contribuir a mejorar la adherencia a los tratamientos” “Llevamos mucho tiempo trabajando con el gobierno en la elaboración de un marco estable, en protocolos de entendimiento” “Todo el sector ha dado muestras de lealtad al sistema estos últimos años; hemos soportado un tercio de la reducción del gasto sanitario, lo que se ha traducido en una pérdida de fuelle expansivo para las compañias, así como la reducción del gasto en I+D o el cierre de instalaciones


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Sal贸n de actos de la Real Academia Nacional de Farmacia

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Oficina de Farmacia

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Susana Cabrita Palomar

Venta online de medicamentos: Una nueva vía para la farmacia

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as autoridades sanitarias europeas llevan tiempo trabajando para luchar contra la venta ilegal de medicamentos y, de hecho, desde la Comisión Europea han sido varias las encuestas ciudadanas que se han ido publicando con el objeto de conocer cuál es el sentir de expertos, profesionales y ciudadanía en torno a los medicamentos falsificados para valorar así el impacto de los mismos en la Sociedad. Tal vez en esa línea pueda encuadrarse la necesidad de regular la venta online de medicamentos en todos los países de la Unión. Bien para asegurar que todas aquellas páginas y portales dedicados a la venta de medicamentos son sitios seguros y admitidos por las autoridades para el desarrollo de esta actividad, bien porque en realidad, con el consentimiento de la venta online de medicamentos por parte de las oficinas de farmacia se cubre en parte la laguna en la que ha estado navegando el sector hasta el momento. Con la publicación del Real Decreto 870/2013, de 8 de noviembre, se abre la puerta a la venta online de medicamentos de uso humano no sujetos a prescripción médica, facilitando a la farmacia ampliar nuevos horizontes y ofrecer

al paciente un servicio más completo Sin embargo, estos primeros meses de ‘rodaje’ con el nuevo Decreto, nos han permitido ver que el hecho de que la farmacia decida vender online no es un proceso que pueda realizarse de un día para otro, que implica para ella una inversión tanto en el soporte web como en en la plataforma de venta que decida emplear y, sobre todo, que es necesario que antes conozca las especificidades tanto jurídicas como técnicas que marcan las autoridades para abrir la botica

al mundo 2.0. y vender por Internet.

ESPECIFICACIONES JURÏDICAS DE LA VENTA ONLINE DE MEDICAMENTOS Hasta el momento, son 69 farmacias las que figuran como acreditadas en el mapa que muestra en portada la web Distafarma, el sitio que ha habilitado la Agencia española de Medicamentos y Productos Sanitarios, operativa desde el pasado 1 de julio, y mediante la que el farmacéutico puede hacer todas las gestiones relativas a la inscripción de su web y la solicitud del logo común a las autoridades sanitarias (AEMPS y CC.AA.). De momento, no son muchas las que se embarcan en esta nueva actividad, pero sí son numerosas las consultas que desde Asefarma recibimos al respecto. A todas ellas, les damos solución a través de nuestro servicio ‘Asefarma Farmacia online’, que se presta desde nuestro departamento Jurídico. En todos los casos, lo que les recomendamos es que como hoja de ruta tengan en cuenta que 15 días antes del inicio de su actividad de venta online, la farmacia deberá enviar toda la documentación que Distafarma le va marcando: primero los datos de registro, después los de la farmacia y su ubicación y en varios pasos posteriores, el resto de la documentación (declaración responsable del titular, de los cotitulares o del regente –según proceda–, documento sobre la IP y dirección web, información sobre los procedimientos de entrega, etc). Examinada toda la información que aporte el farmacéutico y si la solicitud se estima favorable, se le hará llegar el logotipo común, formado por cuatro franjas de tonos verdes y grises con un rectángulo central en el que figurará la bandera del país sede de la farmacia en cuestión.


Oficina de Farmacia

El texto que aparece en el logotipo se traducirá a la lengua o lenguas oficiales de dicho país. En el caso de que en la revisión del expediente se aprecie algún extremo susceptible de subsanación o mejora, se remitirá a la dirección de correo electrónico del farmacéutico un archivo en formato pdf donde se le indicarán las mejoras que debe hacer en el formulario o, en su caso, los archivos que debe remitir y cómo nombrarlos, para continuar con la tramitación del expediente. Comprobada toda la documentación del expediente, el usuario recibirá un archivo en formato pdf en su correo electrónico, en el que se notificará la Aceptación o Rechazo de la comunicación. Una vez aceptada la comunicación, el farmacéutico deberá seguir las instrucciones para descargar el logotipo común, recordándole que la actividad no podrá iniciarse hasta la activación efectiva de éste en su página web.

LA IMPORTANCIA DEL CONSEJO FARMACÉUTICO, APLICACIONES WEB Y OTRAS CUESTIONES A niveles prácticos, lo que viene a regularse en el RD 870/2013 de venta online de medicamentos es una actividad de dispensación y sobre esta premisa se asienta que cobre tanta importancia el consejo farmacéutico. Dispensación y consejo han de ir de la mano tanto dentro de la oficina de farmacia como, ahora, en la web que vaya a emplearse para el desarrollo de la venta online. De este modo, se permitiría que el farmacéutico insertase en la web medios para el mantenimiento de la comunicación con el paciente tales como chats, una dirección de correo electrónico de consulta o un cuestionario online, que pudiera facilitar al profesional de la farmacia el contacto con el cliente y el ofrecimiento del consejo farmacéutico solicitado. Como resultado, el cliente adquiriría un medicamento y, a la vez, un consejo sobre su uso las indicaciones de su dosificación y posología, de la misma manera que si acudiese a una oficina de farmacia física para realizar la compra .

¿Y QUÉ OCURRE CON LA PUBLICIDAD Y LOS OTROS PRODUCTOS DE LA FARMACIA? Igual que no se le está permitido a la farmacia realizar acciones de publicidad, tampoco

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en la página web podrá ésta publicitarse de ningún modo En las indicaciones de las autoridades sanitarias, y como puede leerse en las FAQ’s de Distafarma (www.distafarma.aemps.es), no se ha contemplado en ningún caso la inclusión de contenidos publicitarios en los sitios webs de las farmacias. Tampoco se incluye la posibilidad de emplear ‘apps’ para la modalidad de venta online, limitando ésta a la página web que el farmacéutico debe registrar a través de Distafarma. Pero, ¿qué ocurre si se quiere vender algún producto de parafarmacia? El farmacéutico debe tener en cuenta que ha de quedar claro de cara al comprador, que los OTC y los productos de parafarmacia son bienes distintos. El acuerdo de licencia de la Comisión Europea limita el uso del logotipo común para la venta de medicamentos online, por lo que ha de existir una segregación

clara entre las actividades de venta de medicamentos de uso humano no sujetos a prescripción y aquellas que estarían sometidas a otro tipo de normativas, como la parafarmacia. Una solución para que la farmacia pueda cumplir la normativa y a la vez, vender ambos tipos de productos, es mediante el uso de un dominio (para los medicamentos OTC) y un subdominio (para parafarmacia). Esta segregación hará que el consumidor no caiga en ningún error.

UNAS ÚLTIMAS RECOMENDACIONES Además de todas las indicaciones de corte jurídico, conviene que la farmacia eche un vistazo a lo que están haciendo otras farmacias de su entorno y, más aún, las farmacias que –por ejemplo– ya tienen acreditada su farmacia online. Esto puede ayudarlas a conformar de una mejor manera su farmacia en Internet. A nivel de comunicación y de imagen, deberá cuidar que los colores corporativos, el aspecto…y todo lo que ataña a la imagen de la web, se adecúe a la que se tiene en la propia oficina de farmacia. Dado que el usuario podrá entrar desde múltiples dispositivos, la farmacia deberá intentar que la web tenga el diseño responsivo, es decir, que se adapte a todos ellos. Otros detalles que no se deben olvidar: la categorización de los productos, la correcta descripción de los mismos y, en definitiva, una efectiva comunicación, que contribuirán a que el paso para vender online de la farmacia sea todo un éxito.

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Oficina de Farmacia


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Ignacio Para Rodríguez-Santana Conferencia en el Ateneo de Madrid. La renovación de nuestro sistema democrático

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Queridos amigos y amigas

n España hay muchas cosas que remediar, como es el alto coste de nuestra organización política, la efectiva separación de poderes, conseguir un sistema más representativo de los ciudadanos, el bajo nivel educativo, el decrecimiento demográfico, la inmigración descontrolada, la despolitización de la justicia, la corrupción, la recuperación de los valores morales, la resolución de la pobreza extrema, de la marginalidad, y más cosas. La gente siente que el modelo político está desgastado que hay que superar la partitocracia, liberarse de la omnipresencia de la administración pública y los políticos en todos los ámbitos de la sociedad y conseguir que la participación ciudadana sea más efectiva. La gente está disgustada, enfadada, harta de la falta de vergüenza y de la corrupción. Se siente engañada. Pero no necesitamos salvavidas ni demagogos populistas o comunistas, que lo único que quieren es alcanzar el poder para tiranizarnos y arruinarnos. Somos un gran país europeo. Pertenecemos a una élite en el mundo y, aun con crisis, vivimos infinitamente mejor que muchos países, que la mayoría de los países; con más libertad, más seguridad, mejores servicios sociales y mayor poder adquisitivo. En nuestro país se vive bien. Y estamos saliendo de la crisis económica. Estamos saliendo del pozo negro en el que estábamos y hoy España empieza otra vez a ser respetada. Porque nuestro sistema de bienestar no será sostenible si nuestra economía y nuestro modelo político y social no son sostenibles. Ponemos en cuestión nuestra cultura y nuestro progreso y, sin embargo exigimos los bienes y servicios propios de un Estado de Bienestar.

Salir de la crítica situación económica en que nos encontrábamos en el bienio 2011-2012 ha exigido muchos sacrificios a todos. Estamos saliendo de la crisis económica, sí, pero muy resentidos. Necesitamos que la economía (es decir, la riqueza) crezca y lo haga de manera sostenible en el tiempo. Si no hay riqueza solo podremos repartir pobreza Y para que crezca la riqueza no son suficientes las medidas de ajuste. Como consecuencia de la presión para reducir el gasto público se ha producido la deslocalización de las industrias, la disminución de la investigación y la desaparición de tejido empresarial que ahora habrá que reparar. Sin embargo, la gente cree que el recorte de los gastos en el funcionamiento de nuestro sistema político es insuficiente y los escándalos de la corrupción han sido demasiado fuertes. Por todos es reconocida la hipertrofia de la organización política de España: 17 parlamentos autonómicos más el Congreso y el Senado, más los órganos colegidos de las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos. Esta estructura es insostenible, tanto económica como políticamente y ha generado un enorme galimatías legal derivado de la profusión legislativa llevada hasta ahora por los parlamentos autonómicos. Los ciudadanos reclaman con vehemencia un cambio. El abuso de la clase política, la oligarquía de los partidos, los defectos de la ley electoral y de la financiación de los partidos, están en la boca de la mayoría de los ciudadanos y en los titulares, noticias y artículos de opinión de la mayoría de los periódicos, revistas y otros medios de comunicación. Sin embargo, nuestra crisis va mucho más allá. Es una crisis existencial, de existencia como país, como pueblo, como cultura, que debemos

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superar. Tenemos que reconocernos, aceptarnos, valorarnos y reaccionar con el propósito de superarnos cultural, social y económicamente a partir de los valores alcanzados. Como europeos y como españoles poniendo en valor nuestra historia y nuestra cultura común catalana, castellana, gallega, en definitiva hispánica, como una única cultura que forma parte intrínseca de la europea. Solo los mezquinos, los egoístas o los indolentes son capaces de no reconocerlo. Por ello, necesitamos dejar de insultarnos continuamente, necesitamos que los demagogos dejen de mentir, necesitamos estar juntos, ayudarnos unos a otros, poner en valor lo positivo, nuestras virtudes, nuestras fortalezas y nuestros aciertos. Tenemos que desterrar el odio, el resentimiento, el rencor, que son azuzados desde ciertas organizaciones políticas y publicitados por ciertos medios de comunicación. Hemos de romper las cadenas que nos atan a la derecha y a la izquierda, huir del extremismo simplista y excluyente, centrarse en el sentido común, la solidaridad y la libertad. No necesitamos crispación, no.

Necesitamos crear en la gente ilusión, ganas de ganar, ganas de trabajar, ganas de vencer esta crisis económica, política y moral. Necesitamos que la voz de los ciudadanos cuente siempre y no solo a la hora de emitir el voto. Necesitamos un sistema en el que no sea posible el ejercicio del nepotismo, la prevaricación y la corrupción. En el que exista una trasparencia total sobre la correcta actuación de todas las administraciones públicas y, también, de las grandes corporaciones empresariales. Necesitamos que desaparezca el caciquismo que se ejerce desde las Comunidades

Tribuna de Opinión

Autónomas. Necesitamos acabar con el sectarismo y las actitudes mafiosas que, desde grupos de poder, se ejercen en connivencia con los poderes públicos. Necesitamos cambiar las leyes que rigen el comportamiento y la financiación de los partidos políticos y de los sindicatos, que eviten el parasitismo y la corrupción. Necesitamos acabar con la marginación social, económica y cultural, acabar con la pobreza extrema. Ayudar a los que realmente lo necesitan y precisamente porque lo necesitan. Y no como han hecho los partidos: Gastar el dinero de todos en ayudas a los que quieren que les voten y no en quien realmente lo necesitan. Esto último es un fraude y un engaño a los ciudadanos. Y permitir la existencia de la marginación es un pecado de lesa humanidad. Necesitamos acabar con el acaparamiento que, desde posiciones extremistas, se ejerce de cualquier movimiento ciudadano de protesta y quienes, desde sus partidos políticos, no quieren otra cosa de cercenar todavía más la libertad y acaparar más poder, más mafia y más sectarismo. Disentimos de la demagogia de los partidos políticos populistas; los demagogos son estafadores de la política, son lo que vulgarmente se entiende como camelistas. Disentimos de aquellos que lo que quieren es destruir la democracia, eliminar nuestro régimen de libertades; no transformarlo ni mejorarlo. Porque sabemos que, si llegaran a gobernar, acabarían con nuestro alto nivel económico y de bienestar social hasta llegar al racionamiento. Esta es la verdad de quienes sus objetivos son conseguir el Poder para tiranizarnos desde él. La política populista consiste en presentarse como los buenos, los justicieros, los limpios, acusando, insultando y vituperando a los demás, y explotando el victimismo ante cualquier ataque o reproche. No tenemos que mirar al pasado, ni al pasado comunista o anarquista, ni al pasado falangista o franquista. El pasado ya pasó y no debe de evocarse para volver a las confrontaciones y errores cometidos. Tenemos que mirar al futuro, innovar, avanzar en la perfección de nuestra democracia y nuestro régimen de libertades en un entorno de seguridad. Tenemos que huir de esa gente extremista que reniega de nuestra cultura, de nuestra historia secular, de nuestro país, que quiere acabar


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con España y con Europa. Que prefiere que nos invadan desde fuera, buscando sólo su revolución, una revolución que nos llevaría a una involución política, económica, social y cultural; un grave retroceso. El problema es que esta involución, añadida a la involución demográfica nos llevaría a un progresivo y largo invierno del que costaría cientos de años salir. Ese es el futuro que les esperaría a nuestros hijos y nietos. Y a nosotros también dada la rapidez con que ahora se desarrollan los acontecimientos. Porque, aunque no nos dejáramos arrastrar por el extremismo populista y consiguiéramos rehacer nuestra economía y nuestra moral, no podremos hacer sostenible nuestra economía, ni nuestro modelo político ni nuestra cultura si no resolvemos antes nuestro problema demográfico. En España la Tasa de natalidad por mujer viene siendo desde hace 25 años inferior a la mitad de la necesaria para el relevo generacional. La población autóctona está disminuyendo. En los últimos años no ha aumentado la población sino a base de una inmigración descontrolada e indigerible de baja cualificación profesional y cultural. España cuenta, junto con Alemania e Italia, con la natalidad más baja de Europa y una de las más bajas del mundo. La tasa de natalidad en España está por los suelos. Según Jim Rogers, uno de los más afamados inversores, en 100 años no habrá españoles, ni alemanes ni italianos. Las consecuencias de la baja natalidad y alargamiento de la vida son menor crecimiento económico, disminución del consumo e iniciativas empresariales, un gasto creciente en pensiones y la depreciación generalizada de activos y propiedades, lo que supondrá un declive inexorable económico y social. Para plantar cara y tratar de solucionar el suicidio demográfico al que nos dirigimos, es necesario potenciar nuestro crecimiento demográfico, poniendo en valor a las madres y a las familias españolas, seleccionando la inmigración para obtener una inmigración de calidad (como lo hacen otras naciones) y creando atractivos que favorezcan la residencia de los españoles o de extranjeros de alto valor añadido. Una inmigración descontrolada y primordialmente musulmana, arruinará Europa. Así que, o damos un giro radical a las políticas demográficas, reconociendo socialmente

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el valor y el mérito de las madres e incentivando y no penalizando a las familias y madres que desean tener y cuidar a sus hijos, o seguimos caminando aceleradamente hacia nuestra desaparición como pueblo. Hoy por hoy la familia es castigada pues no se reconoce su contribución a la sociedad generando nuevos ciudadanos y formándolos en la cultura y valores de libertad y democracia de nuestro país. Ciudadanos que contribuirán en el futuro a la sostenibilidad de nuestra economía y nuestra sociedad con sus impuestos, con su conocimiento y sus cotizaciones a la seguridad social.

El sistema impositivo actual es claramente negativo para las familias pues paga lo mismo un soltero o un matrimonio sin hijos que una familia con hijos. El impuesto sobre la renta debería ser per cápita, es decir, la renta familiar debería dividirse entre los miembros de la familia para calcular la base impositiva. Y para hacer frente a esta crisis existencial, social, política y económica necesitamos reafirmar nuestra cultura en un contexto de solidaridad hacia nuestros conciudadanos. Necesitamos defenderla ante la violencia de los que tratan de acabar con ella. Necesitamos un nuevo resurgir, una nueva esperanza, una nueva ilusión. Necesitamos un renacimiento de las virtudes del hombre. Necesitarnos reconocernos como ciudadanos capaces de decidir, de superarnos; capaces de ser felices por nosotros mismos. Liberarnos de tanta coacción, de tanto falso paternalismo. No podemos permitir que nos traten como idiotas. Somos personas trabajando y luchando por la felicidad de nuestros hijos, nuestras familias, nuestros amigos, nuestros conciudadanos.

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No somos números, ni una masa, ni corderos. Es necesario que pasemos del Estado de Bienestar a la Sociedad de Bienestar, es decir, de la cultura de dependencia del Estado a la cultura de la iniciativa y el emprendimiento que promueva la creación de riqueza ya que el bienestar de un pueblo depende de su riqueza espiritual, económica y cultural. Si seguimos al populismo con la indolencia y el pasotismo actual, acabaremos fagocitados por el extremismo radical y, no lo olvidemos, por el extremismo islámico, que está detrás de estos tontos útiles.

Por eso, para resolver las demandas de la sociedad y no caer en los totalitarismos populistas, es necesario un movimiento que, desde la honradez y la independencia, sea capaz de presentar un proyecto nuevo en el que de verdad confíe la gente y la llene de esperanza en un proyecto común ilusionante. Es necesario un movimiento ciudadano de la gente honesta, que esté dispuesta a trabajar unidos por un futuro mejor, más allá de partidismos, más allá de rencores y resentimientos; por un proyecto común. Un movimiento del que estemos todos orgullosos de formar parte. Hay mucha, mucha gente buena, trabajadora, honrada. La inmensa mayoría de los es-

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pañoles. Los corruptos son pocos y hay que defenderse contra ellos; pero no pueden condicionar nuestra vida, no pueden arruinar nuestra ilusión ni nuestra confianza en un futuro mejor, para nosotros, para nuestros hijos. Es necesario un cambio inmediato. Es necesario que aquellas personas que tengan capacidad de influir en la opinión: políticos, financieros, empresarios, periodistas y ciudadanos en general reaccionen ante este peligro que se nos viene encima, que nos está afectando ya y con dureza, para que se produzcan los cambios políticos, económicos y sociales que garanticen la supervivencia de nuestros pueblos y sus libertades, recobrando la ilusión y el sano orgullo de lo que somos y de lo que hemos conseguido. Todos los europeos. Porque esto nos afecta a todos. No podemos relegar la ilusión y el orgullo a los pequeños nacionalismos tribales a merced de los intereses de los caciques de turno. Es necesario un movimiento ciudadano responsable y altruista. Un movimiento que necesita la unión y el apoyo de todas las almas nobles. Si no, caeremos en manos de la anarquía y los grupos extremistas, siempre acechando en el entorno del resentimiento, la envidia y el desprecio a los mejores. Es necesario un movimiento ciudadano que obligue a los partidos a reflexionar, a abandonar la política de la confrontación y del enfrentamiento, de machacar al contrario sin darse cuenta que así machacan a España, que nos machacan a todos. Que los partidos propongan cosas positivas, mejoras organizativas, mejoras de funcionamiento político, económico y social y no se limiten, como hacen actualmente, a insultarse y reprocharse, mintiendo demagógicamente, manipulando y haciendo sufrir a los ciudadanos. Hay que pasar de la negatividad a la positividad. Los medios de comunicación, especialmente las televisiones, tienen que huir del sensacionalismo, el escándalo y la confrontación y apoyar los valores de la autoestima y el progreso. Aquellos que tenéis capacidad de influencia, actuad ya, se nos están acabando nuestras oportunidades. Tenemos que estar orgullosos de nosotros, de lo que hacemos y de lo que hemos heredado a través de los siglos, de nuestra historia como españoles y como europeos. Hemos alcanzado las mayores cotas de civilización en la ciencia, las artes, la tecnología, la filosofía… y hemos sido


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capaces de aportarlas al resto del mundo. No vamos a permitir que ni la demagogia ni la codicia acaben con ello Ahora tenemos que seleccionar lo bueno de lo malo y, poniendo en valor lo bueno que hemos conseguido, trabajar todos con ilusión y esperanza, pero también con energía y empeño, en superar la adversidad y conseguir mayores cotas de desarrollo y justicia para todos. Sin renunciar a nuestro pasado sino orgullosos del mismo. En resumen, tiene que estar en la hoja de ruta de todos el cambio del modelo político mediante una renovación de nuestro sistema democrático que asegure la división e independencia de poderes, la trasparencia de la administración pública, el reequilibrio de derechos y deberes entre la sociedad civil y el poder político, el valor del voto de cada ciudadano y la justicia social. Si nos unimos, si nos valoramos, si lo queremos de verdad, seremos capaces de construir un país fuerte, rico, cohesionado, culto y feliz. Y a este movimiento deben de sumarse, de manera perentoria, ya, todas las personas, todas las organizaciones y todos los partidos políticos de buena fe. ¡Hemos de conseguirlo!

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Prensa Farmacéutica

Carlos Dorado Fernández Rincón de hemeroteca Histórica

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as Efemérides barométrico-médicas matritenses (Madrid, 1737-1738) recogían una idea que era ya antigua: la relación entre Meteorología y Sanidad consideradas en un área geográfica. El acopio sistemático de observaciones con un objetivo preestablecido revelaba el modo de programación científica de una nueva época: la experimentación como base del conocimiento. Por lo que, además de reclamar primacía en el transcurso de aparición en España de revistas médicas, aquellas Efemérides son exponente de la implantación en su siglo de una innovadora metodología en las ciencias físico-naturales, utilizando el raciocinio sistemático en procedimientos, difusión y aplicación de resultados. . Espíritu científico que asumen decididamente Academias y académicos y que da lugar, entre otras consecuencias, a la publicación a lo largo de la centuria de no pocas “disertaciones” y “lecturas” sobre Medicina que llevan prendidas, como cabía esperar, reseñas de actividad farmacéutica. Han quedado mencionadas las Varias di-

https://asturianosilustres.wikispaces.com/ Jos%C3%A9+Canga+Arg%C3%BCelles En 1755 y 1758 publica Ramón Brunet de la Selva, sacerdote y médico, de la Real Sociedad Médica de Madrid, los tomos 1º y 2º de sus Di-

sertaciones médicas, teorético-prácticas, anatómico-quirúrgicas y químico-farmacéuticas, reco-

sertaciones físico-médicas sobre varios curiosos asuntos de Medicina, donde es notable la eru-

gidas en libro y publicadas por la Real Sociedad de Medicina de Sevilla en 1736. En 1751 la Sociedad Médica de Nuestra Señora de la Esperanza, Academia fundada en Madrid en 1743, once años después de la Academia de Medicina, publica las Disertaciones físico-

dición que muestra el autor al tratar del “morbo gálico”, incluido rico y experimentado recetario. Juan Galisteo, el más activo del valioso grupo de traductores que facilitaron entonces la modernización de la Medicina, publica en Madrid en 1757 el Diario filosófico, médico, quirúrgico, “colección de selectas observaciones, y curiosos fragmentos sobre la Historia Natural, la Física y Medicina”, semanal, del que aparecieron ocho números hasta ser suspendido por decisión inquisitorial. La publicación tenía mucho de gabinete de variadas curiosidades: terremotos, insectos, “el modo de hacer servir las sanguijuelas de barómetros”, “una niña nacida con tres piernas”, la

médicas, premiadas por la Sociedad Médica de Nuestra Señora de la Esperanza a la pregunta hecha por dicha Sociedad el año de 1750 por qué siendo el regular domicilio de las lombrices el canal intestinal producen picazón en las narices? “Es tan dilatado -señala- el catálogo de medicamentos”… “bajo la forma de polvos, de tabletas, de píldoras, de conservas, electuarios, tinturas, elixires…”.

José Canga Argüelles (V. Arbiol).


Prensa Farmacéutica electricidad y sus aplicaciones terapéuticas, experiencias de B. Franklin…. Pero no faltan, dada la dedicación de su autor, Cirugía, Medicina y preparaciones curativas, como las “Observaciones sobre el opio”, o prestándole mucho espacio, el “Método para preparar el Etíope Marcial en poquísimo tiempo”. De Sevilla, 1760, son las Disertaciones físi-

co-mecánico-quirúrgicas-prácticas de el escirro y cancro escritas y difundidas por Manuel Urso, “cirujano aprobado, ex-visitador general de médicos, cirujanos y boticarios”, con verdadero afán publicitario, declarado ya en el prólogo, de sus preparados farmacéuticos: “Logrando su íntegra curación con la metódica aplicación de mi específico”, “Habiéndole aplicado mis polvos sanó en el tiempo de cuarenta y ocho días” , etc.

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de “la intermitencia en el pulso”: “… la verdadera tintura de antimonio de Basilio Valentino, el ignis veneris de el moncio, la piedra Bürlet o el verdadero oro potable; pero yo, con licencia del autor, aunque tuviera a mano dichos medicamentos, los echara a un lado y le diera el verdadero restaurante que es el vino, pues no se hallará corroborante, ni alexifármaco mas pronto, seguro, y eficaz que unos sorbos de vino generoso”. En sus Varias disertaciones académicas de 1764 Manuel Fernández Barea, “natural de la ciudad de Málaga”, interviene entusiasta con su “Juicio práctico sobre las virtudes medicinales del agua” en aquella que era polémica de actualidad, argumentando con setenta observaciones de casos que trató exitosamente con dieta de agua, sola o con otros componentes. También treinta y dos observaciones, aportando el método de preparación de píldoras, “sobre las virtudes del kermes mineral”. Entre 1766, igualmente debido a la gran actividad de Fernández Barea, ahora con la colaboración de “Raphael Ellerker , natural del Ducado de York… ambos profesores médicos” aparece también en Málaga la Colección de los

más preciosos adelantamientos de la medicina en estos últimos tiempos. Publicación destaca-

https://www.google.es/search?q=diario+philosophico &rlz=1C2SAVU_enES532ES532&biw=1440&bih=809&source=ln ms&tbm=isch&sa=X&ei=sdehVaLoJsf2UI7wufAK&ved=0CAcQ_ AUoAg#imgrc=sEzHRv1uoeQqgM%3A

En 1761 aparecen en Salamanca las Disertaciones físico-médico-quirúrgico prácticas..., “manifestando los gravísimos daños que hacen a la naturaleza enferma el abuso de sangrías y estragos de las purgas”-anuncia Juan Bautista de la Calle, su autor, desde la portada- y tratando también de otras cuestiones en el interior, aportando experiencias y recomendaciones terapéuticas. Al hablar por ejemplo, del tratamiento contra “el veneno de la víbora”: “Muy recomendada se halla en los más de los autores modernos la que llaman piedra de la serpiente (que es el cuerno de ciervo hecho tabletas, serrado, y calcinado) para toda casta de mordeduras ponzoñosas”. Es pintoresca cierta recomendación al tratar

ble como paso adelante en el proceso de conformación en España de una prensa periódica especializada en Medicina: “No nos proponemos -declaran los autores- tiempo ni periodo determinado para a luz nuestros fragmentos. Ellos irán saliendo sucesivamente, tal vez con la distancia de un mes, tal vez con la distancia de dos, según trabaje más o menos oficiosa la Prensa”. De hecho apareció una entrega (“fragmento”) en ese año de 1766 , seis al año siguiente y una octava en 1778. Las numerosas observaciones recogidas se extienden a la actuación de los preparados (aceites, apósitos, bálsamos, elixires, píldoras, polvos, tinturas…) con que son tratadas las afecciones, haciendo de la obra un fehaciente manual de farmacopea. Muchos de los casos y preparaciones proceden de Inglaterra, denotando la aportación de Ellerker. También se recogen experiencias de la aplicación curativa de la electricidad. En el mismo 1766 comienza la publicación de las Memorias académicas de la Real Sociedad de Medicina y demás ciencias de Sevilla, que, a partir de 1784 se hacen anuales. Desde el año de inicio sus “observaciones” incluyen una “sección” o “disertación química” que en 1786 es “farmacéutica”. Hay conciencia de “las virtudes


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verdaderas que la Química puede comunicar a la Medicina” por lo que se juzga lamentable el retraso que lleva su experimentación en España en comparación con otras naciones. “Mientras que la Química no fue más que una ciencia tumultuosa de operaciones y experimentos dio pocos adelantamientos a sí misma y a las demás artes; pero luego que tomó aspecto de ciencia con método y principios ha dado los rápidos vuelos que hoy se admiran”.

Prensa Farmacéutica

La Farmacia, ciertamente, adquirirá en el siguiente siglo la consideración de moderna disciplina científica y, como tal, dejará de circular en la prensa periódica sólo como acompañante de la Medicina y dispondrá de vehículo propio.

El Diario de los nuevos descubrimientos de todas las ciencias físicas que tienen alguna relación con las diferentes partes del arte de curar, de A. F. de Fourcroy, es traducido y adaptado por los eruditos y polifacéticos hermanos Canga Argüelles entre 1792 y 1793, insistiendo en propósitos y juicios comunes entre los ilustrados, como la necesidad de una “comunicación de los descubrimientos que hacen en varias partes de Europa los sabios”. “En España habían faltado los medios”… “La enseñanza de las ciencias físicas que una ridícula filosofía peripatética había desterrado de casi todas nuestras escuelas”… Por lo que se refiere a la Farmacia, que tiene su sección en algunos de los números del Diario: “desembarazando la Farmacia de todas las mezclas irregulares, de todas las recetas multiplicadas y, en general, de todos los medicamentos muy compuestos que se deben a los tiempos de ignorancia y superstición”… “De este modo la Farmacia será dentro de poco un arte enteramente químico: las operaciones relativas a la preparación de los medicamentos seguirán estrictamente los preceptos de la Química, y bajo este aspecto se la puede ya mirar como un arte nuevo”.

NOTAS: Pp. 165-166, 170. Sin embargo: “Hay hoy en España una nueva hierba, que no cede en virtud a la medicina mas selecta y de mas pujanza para estos efectos, de cuantas hasta hoy se han descubierto. Ésta se apellida vulgarmente la hierba Lombricera, que explorada por los mejores botánicos de esta Corte, se persuaden uniformemente a que es una especie de Tanaceto y le dan el renombre de Africano, de olor de almizcle, porque trajeron de África la simiente de ella los Padres Redentores, y hoy se siembra y produce en la huerta de Padres Trinitarios de Madrid” (p. 191). Observaciones 31 (p. 24), 25 (p. 27). Pp. 26, 36. En alguna ocasión (p. 148) el tratamiento se limitaba a utilizar “un pellejo lleno de agua por cabecera.” “Don Rafael el inglés” (lo era, o irlandés) había ejercido la medicina en Cuba y en Venezuela, donde estableció con mucho éxito una botica, lo mismo que luego en Canarias. T. 1, p. 2. Carente de fecha, ésta es deducible tanto de la licencia como de la noticia de la obra en Gazeta de Madrid de 5 de agosto de 1766, p. 256, y en Mercurio histórico de enero de 1767, p. 94. El primer “fragmento” o número conservado en la B. His-

Lectura (G. Lemonnier).

tórica de U. Complutense de Madrid, contiene un índice de toda la

https://www.google.es/search?q=Lemonnier+geoffrin&r

Colección manuscrito de 1779.

lz=1C2SAVU_enES532ES532&biw=1440&bih=809&source=lnms

1787, p. 173. 1772, p. 206-207. 1790, p. 237.

&tbm=isch&sa=X&ei=6yGjVYSxJobgyQOn2rnIAQ&ved=0CAYQ_

Introducción, pp. 3-4, 65-68.

AUoAQ#imgrc=fajMfUINCwv50M%3A https://es.wikipedia.org/wiki/MarieTh%C3%A9r%C3%A8se_Rodet_Geoffrin

http://www.europeana.eu/portal/record/2022701/oai_bivaldioai_gva_es_4340.html


Historia

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Natalia K. Danisova*

La ciencia hispana sobre el nuevo mundo

M

uchos tópicos existen en torno a la cultura hispánica en general y más todavía en torno a la cultura científica. Hay ramas enteras del saber que están olvidadas y el destino de los tratados más insignes, que se habían adelantado a su tiempo, es acumular polvo en los archivos, entre las más olvidadas están la medicina y la historia natural que durante el Siglo de Oro se desarrollaban unidas. Las obras contemporáneas dedicadas a la historia de la botánica y de la medicina han excluido la importante labor realizada por el mundo hispano durante la época del descubrimiento. Tanto las obras decimonónicas de alemanes como Carl Sprengel, Arthur Meyer y de Julius von Sachs, o las de estadounidenses, verbi gratia, Edward Lee Greene están llenos de lugares comunes y aún de graves errores. Esta tradición de excluir la aportación española a la biología y botánica sigue en pie durante todo el siglo XX y asegura el triunfo injustificado de las obras como First Images of America, dirigida por Fredi Chappelli. El hecho más lamentable es que la mayoría de investigadores españoles también se guían por los lugares comunes. La figura de Alexander von Humboldt es emblemática, sin duda, pero no fue el único que se había dedicado al estudio de la naturaleza americana. La simple lectura de su obra nos muestra su admiración por las aportaciones de los naturalistas españoles del Renacimiento, sobre todo elogia a José de Acosta, y también las expediciones iniciadas por José Celestino Mutis y Martín de Sessé La aparición del nuevo continente con su flora y fauna nunca vistas en el horizonte europeo hizo a muchos tomar la pluma para describir

estas formas exóticas..

Desde los primeros textos redactados en las tierras recién descubiertas, como la carta de Cristóbal Colón a Luis de Santángel, hasta las crónicas escritas en la Península, como De Orbe Novo de Pedro Mártir de Anglería, llevan numerosas observaciones sobre la flora y fauna del nuevo continente. El primer autor que se ocupó del estudio sistematizado de la naturaleza americana fue Gonzalo Fernández de Oviedo, De la

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natural hystoria de las Indias (1526) ampliada en la primera parte de la Historia general y natural de las Indias (1535). Mucha influencia tuvo la Verdadera relación de la conquista del Peru (1534) de Francisco de Xerez, que no pasa de ser una descripción vaga de algunas curiosidades. Le aventaja La Suma de geographia (1519) de Martín Fernández de Enciso, quien describió con esmero numerosas plantas, entre cuales se cuentan el maíz, la batata, la piña tropical, el palo brasil. Pero las numerosas ediciones en distintas lenguas del tratado de Enciso fueron aprovechados sólo por los cosmógrafos. Muy pronto, durante la segunda mitad del XVI, había surgido la necesidad de introducir cambios en la administración de las provincias de Ultramar. Para ello la Corona buscaba información a través de cuestionarios a las autoridades, se trataba de indagar sobre las cuestiones del gobierno y las características de aquellas tierras. Es la época en que Felipe II decide enviar la primera expedición científica al virreinato de la Nueva España, México actual. La encabeza Francisco Hernández, su protomédico, que desde 1570 y hasta 1577 se dedica a describir las plantas novohipanas y sus características medicinales. Hernández dedicó los tres primeros años a viajar por los pueblos cercanos a la capital y regiones más remotas, por ejemplo, Oaxaca. Entrevistaba a los curadores indios y encargaba a los dibujantes indígenas bocetos de plantas o animales. Los otros tres años de su estancia en México se dedicó a perfeccionar su obra: pulía el texto y lo traducía al latín y náhuatl, como él decía «para el provecho de los naturales de aquella tierra». Hernández clasifica las plantas según un criterio innovador: el punto de partida fue el nombre en lengua autóctona, náhuatl, purépecha u otomí. De este modo, Hernández consigue incorporar la información indígena en la tradición europea. La redacción de la obra fue sólo parte de sus desvelos. También se dedicó a probar en la práctica la mayor parte posible de remedios medicinales que había recogido. Lo hacía en el Hospital Real de Naturales de la ciudad de México, donde tuvo que enfrentar la epidemia que brotó a finales de 1576. Sus trabajos teóricos como los prácticos contribuyeron a engrandecer la fama de Hernández entre los médicos y la población novohipana. La obra de Hernández contenía descripciones de tres mil plantas, más de quinientos animales y de algunos minerales, pero no fue publicada.,

Historia

Felipe II encargó el arreglo de la obra al médico napolitano Nardo Antonio Recchi, quien, por desgracia, empobreció la hernandina Historia naturalis Novae Hispaniae. Un fraile Francisco Ximénez, que había trabajado durante años en el hospital novohipano de Huaxtepec, tradujo una copia manuscrita del tratado de Recchi para sustituir “muchas copias del doctor Hernández”, que circulaban por Nueva España “suyas en el nombre y de todo punto corruptas, así en los vocablos como en los medicamentos”. La edición de Ximénez divulgó el texto “arreglado” por Recchi por todos los virreinatos y por Europa, donde Jan de Laet lo traduce al latín. La misma versión de Recchi se publicó en Roma en 1651 como Rerum

medicarum Novae Hispaniae Thesaurus o Tesoro de las cosas medicinales de Nueva España, que influyó decisivamente en el desarrollo de la botánica y medicina hasta el período postlinneano. A Francisco Hernández le pertenecen otras numerosas obras, por ejemplo redactó libros dedicados a las especies de las islas Canarias, la Española y Cuba; un tratado ilustrado en latín las Antigüedades de la Nueva España; otro tratado dedicado al templo de Tenochtitlán y un Libro de la conquista de Nueva España, ambos basados en los materiales que, por esa misma época, estaba recogiendo el franciscano Bernardino de Sahagún, autor de la Historia general de las cosas

de Nueva España. Otra obra de extraordinaria influencia pertenece a Nicolás Monardes. La Historia medicinal

de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574) fue redactada casi simultáneamente con la de Francisco Hernández, pero Monardes lo hizo sin salir de Sevilla, aprovechando al máximo las oportunidades que brindaba este “puerto y escala de todas las Indias Occidentales”. Ambos científicos habían estudiado en la Universidad de Alcalá, cuya facultad de medicina era una de las más importantes de su tiempo. Las aportaciones de Monardes y de Hernández son de carácter diferente: si el segundo, aunque anotó las aplicaciones medicinales, se interesó más por el estudio de las plantas y condiciones en las que crecían, agrupándolos según sus características; Monardes se centró en sus cualidades terapéuticas y describió con detalles la preparación de los tratamientos. Más suerte tuvo Monardes con la publicación de su obra que sólo hasta finales del siglo XVI tuvo veinticinco ediciones en seis lenguas, convirtiéndose en referencia obligada para todos los científicos de


Historia

Europa. Influyó en los estudiosos italianos, Luca Ghini y sus discípulos Francesco Calzolari, Ulisse Aldrovandi y Andrea Cesalpino, así como en los nórdicos, verbi gratia, Charles de l’Escluse (Carolus Clusius). Clusius fue una de las mayores figuras de la botánica prelinneana, realizó un viaje a España donde estableció relaciones con los naturalistas españoles que condicionaron su trayectoria posterior. Entre sus conocidos mencionamos a Juan Plaza, catedrático de “herbes” de la Universidad de Valencia, Francisco Holbecq, “destilador” y jardinero de Felipe II en Aranjuez, y sevillano Simón de Tovar, con quien Clusius mantenía relación epistolar durante décadas.

Simón de Tovar estudió medicina en la Universidad de Sevilla. Fundó el más importante de los jardines botánicos existentes en la capital andaluza durante el siglo XVI, organizado con una clara finalidad científica, Tovar fue uno de los primeros naturalistas europeos que confeccionó catálogos anuales de las plantas de su jardín, que distribuía entre sus corresponsales de diversos países, a quienes enviaba semillas, plantas y noti cias de sus experiencias de aclimatación

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A finales del siglo XVI la naturaleza del Nuevo Mundo fue bastante conocida, pero hacía falta poner en orden las numerosas descripciones que se hicieron de la flora y fauna. Fue una de las tareas de José de Acosta, un jesuita que estuvo en el virreinato del Perú cerca de 14 años desde 1572. Viajó por el vasto territorio de virreinato peruano y pasó más de un año en Nueva España. Su experiencia y conocimiento de otras crónicas, antes que nada Juan la de Tovar y a Juan Polo de Ondegardo, le sirvió para redactar la Historia natural y moral de las Indias (1590). La obra contiene siete “libros”, los cuatro primeros dedicados a la “historia natural”. Acosta da razón de su obra: “hasta ahora no he visto autor que trate de declarar las causas y razón de tales novedades y extrañezas de la naturaleza, ni que haga discurso o inquisición en esta parte”. A diferencia de los autores anteriores que se basaban en la tradición de Plinio, como Francisco Hernández que tradujo su obra, Acosta prefiere a Aristóteles. La obra de Acosta es la respuesta a la necesidad de su tiempo, es decir, dar una visión general del Nuevo Mundo y descubrir su relación con el Viejo. Acosta pregunta porqué en las Indias Occidentales se encuentran animales que no hay en otra parte del Mundo. Para responderla analiza lógicamente las teorías existentes, algunas de ellas disparatadas, y concluye, pero no de modo tajante, que los animales americanos proceden de las especies europeas. Para afinar sus teorías con la base sólida, consultó la obra de Francisco Hernández, tanto su versión del napolitano Recchi, como el original. Por supuesto, la obra de Monardes es citada por Acosta con frecuencia. Su prestigio en el mundo científico fue inmediato y perdurable. Las ideas de la obra del jesuita se encuentran en las páginas de Bernardo Varenio, proclamado fundador de la moderna geografía científica; Francis Bacon las utilizó en su Historia naturalis et experimentalis (1622), las elucubraciones de Acosta sobre las lenguas indígenas influye en las teorías semánticas de la Ilustración, sobre todo, en Warburton y Condillac que esbozan una teoría materialista de la lengua. La admiración llega hasta el siglo XIX, cuando Alexander von Humboldt calificó en Kosmos (1845-1862) la obra de Acosta como un estudio magistral y fundamento de la geofísica moderna. Aparte de las influencias directas, aún mayor fue la

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influencia de las traducciones de Acosta que no llevaban su nombre. El texto del jesuita fue determinante para el desarrollo de la historia natural, formó parte del volumen IX de la serie Americae historia, dirigida por los Bry al mundo protestante y que era uno de los instrumentos de propaganda antiespañola. La tradición que hemos esbozado fundó las bases de la ciencia contemporánea europea. No aparecieron de la nada los hombres del siglo XVIII como Felix de Azara, citado por Charles Darwin, José Celestino Mutis, inventor de la vacunación, Martín de Sessé, que se propone continuar de la obra de Francisco Hernández. Bibliografía (abreviada) : José María López Piñero, María Luz López Terrada, “La influencia española en la introducción de las plantas americanas (1493-1623)”,

Historia

Cuadernos Valencianos de Historia de la Medicina y de la Ciencia, LIII, serie A, Valencia, Instituto de Estudios documentales e históricos sobre la ciencia, 1997. Germán Somolinos d´Ardois, Tras la huella de Francisco Hernández. La Ciencia Novohispana del siglo XVIII, México, 1954. M. C. Sánchez Tellez, F. Guerra, J.L. Valverde, La doctrina farmacéutica del Renacimiento en la obra de Francisco Hernández, c. 1515-1587, Granada, Imp. de la Universidad de Granada, 1981 Nicolás Monardes, Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina…, Biblioteca Monardes, vol. 1, Sevilla, Padilla, 1988. José Acosta, Historia natural y moral de las Indias. Edición de José Alcina Franch. Madrid, Historia 16, 1987; Las Rozas (Madrid), DASTIN, 2002.


Literatura

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Antonio Chazarra Montiel

H

El señor de la montaña: Un humanista del Renacimiento Tardio

ay pensadores que nos acompañan en un trecho de nuestra vida. Otros, en cambio, están ahí, siempre. Una especie de fuerza interior nos hace volver a ellos una y otra vez. Michel de Montaigne es de los segundos. Es un pensador para meditar, para ayudarnos a pensar, para sugerirnos que disfrutemos de los saludables placeres a nuestro alcance, que se enfrenta con coraje y valentía a la muerte y que, quizás, por eso, ama la vida y su curiosidad intelectual no tiene límites. Hay que leer a Montaigne, es más, hay que disfrutarlo. Estas páginas son una breve invitación para extraer del pensador de Burdeos, al menos, una parte de su exquisito jugo. Hoy se valora de forma acrítica y encomiástica la juventud. La senectud, la experiencia, no se tienen en cuenta. Es más, hay una patética convulsión por parecer jóvenes y todo lo que suena a vejez, a decrepitud se oculta… y nos comportamos como si no existiera, como si bastara no pensar en la muerte para conjurarla y para que desapareciera. Imposible tarea que pone de manifiesto nuestra irresponsabilidad e inmadurez. Montaigne no es para jóvenes. Por supuesto, a cualquier edad se puede apreciar su estilo, se puede valorar su inteligencia o se pueden admirar sus intuiciones… pero para saborearlo hacen falta dosis de desengaño y estar de vuelta de muchas cosas. Es más, para mí, los momentos más adecuados para leerlo son los crepusculares, los críticos, aquellos en los que una concepción de la existencia, del mundo y del hombre parece derrumbarse y aún no ha surgido otra que lo sustituya.

Montaigne Por extraño que pueda parecer, donde faltan referentes morales y valores es donde el señor de la Montaña puede sernos de mayor utilidad. Su vitalismo, su sencillez y su profundidad es capaz de proporcionar nueva savia a las plantas, que ya están casi secas, y de ayudar a recuperar el amor por la vida y ese gozo sereno que proporciona el tener, ante nosotros, un camino misterioso y atrayente por transitar. La experiencia nos proporciona un firme asidero para enfrentarnos a lo que nos desconcierta y nos ayuda a vislumbrar cual es la mejor vereda para proseguir la andadura. Montaigne rechaza, enérgicamente, el simplismo, la violencia y toda manifestación de fanatismo.

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Es de destacar, la conmoción y la profunda herida que le causó la “Degollina de San Bartolomé” y lo estúpido e irracional que juzga el que unos hombres maten, torturen o ejerzan una presión sobre otros por diferencias políticas, religiosas o, simplemente, por crueldad o por un ejercicio arbitrario del poder ¿CÓMO ERA MONTAIGNE?. Inteligente, agudo, con sentido del humor, vitalista y que gustaba reposar su cabeza sobre la almohada de la duda. A la entrada de la Biblioteca de su castillo, mandó grabar una inscripción donde confiesa, lleno de humildad y, al mismo tiempo de satisfacción y orgullo que “to-

davía lleno de salud descansó en el seno de las doctas vírgenes…” Se dedicó con ahínco a esta tarea valorando, por encima de todo, su independencia y sus ocios. Si anotamos, cuidadosamente, sus “Ensayos” podemos extraer un retrato que es casi una prosopografía y una etopeya de sus características físicas y de sus valores y cualidades morales. Tracemos, pues, sobre el papel en blanco, esa especie de descripción que nos acercará al señor de la Montaña como si lo conociéramos personalmente, como si tratáramos cotidianamente con él. Sabemos que tenía la voz alta y fuerte, que era bajo de estatura, estaba dotado de buen estómago, que hasta los cincuenta años conservó todos los dientes, que disfrutaba con la carne salada, el pescado y el asado poco hecho. Sabía degustar el buen vino, tanto si era blanco como tinto. En cierto sentido fue un precursor del “dandy”, aspiraba a vestir con elegancia y a causar cierta impresión en los demás. Así, le gustaba ataviarse enteramente de negro o de blanco, pues, también, sabía jugar con el efecto de los contrastes. Por otra parte, disfrutaba hablando y bromeando con los amigos. Era capaz de no sentir gran apego por nada y por nadie. Era soñador, estaba especialmente enamorado del ocio y de la libertad. No estaba seguro de casi nada. Todas las cosas podían ser de otra manera o mirarse desde otro ángulo, desde otro punto de vista. Es más moderno que nunca cuando valora la duda como aguijón y como meta. Era tolerante por naturaleza. Consagra la tolerancia como un valor y se adelanta a la Ilustración, en este aspecto, como en otros muchos

Literatura

El dogmatismo, la cerrazón, la miseria moral de quienes se consideran en posesión de la verdad, le repugnan. Ama la moderación. El hombre es de naturaleza mudable y, por tanto, no tiene sentido ni el monolitismo, ni el inmovilismo, ni los esquemas rígidos que acaban por estrangular cualquier atisbo de pensamiento. Ante todo es un lector. Preocupado y ocupado en extraer del pasado, lecciones y enseñanzas que nos sean útiles a quienes ahora vivimos y que podamos llegara nuestros descendientes. Es conmovedora, su sensibilidad ante las angustias ajenas, y su capacidad de comprensión hacia quienes padecen injusticias. Le gustaba pensar por sí mismo y sacar conclusiones de lo que habían escrito y pensado los demás. Se veía a sí mismo como ciudadano del mundo. Siempre estuvo atraído por el buen vivir, que es tanto como decir por el vivir bien, conforme a unos criterios éticos y estéticos. Entre los rasgos de su carácter está una ironía saludable y un escepticismo sereno, propio de quien ha visto muchas cosas, sabe cual el su lugar en el mundo y es consciente de lo irremediable del paso del tiempo. Su sabiduría radica en saber elegir y priorizar, nunca en acumular. Por eso jamás se consideró un erudito y tenía un comprensible horror a los pedantes y a los pelafustanes y otros representantes de la insoportable secta de la banalidad. Podría decirse que forma parte, por derecho propio, del reducido y selecto grupo que tiene su patria espiritual en los vastos horizontes de la humanidad.

LOS ENSAYOS Y MICHEL DE MONTAIGNE SON LA MISMA COSA: Montaigne se vuelca en “Los Ensayos”. Son su vida, su secreto, él mismo y, a partir de un momento dado, es casi imposible establecer diferencias entre el autor y su obra. En su “Historia de la Literatura Francesa” Lanson y Tuffrau ayudan a descifrar algunas de las características esenciales del señor de la Montaña y dejan, diametralmente clara, su actitud moral y el contenido ético de su trayectoria vital que se refleja como en un espejo en las páginas del libro.


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Esta es la moral de Montaigne: un arte de vivir fácil y deliciosamente, un epicureísmo práctico que recurre, cuando es necesario, a la firmeza y a la paciencia; un egoísmo delicado que no excluye ningún afecto, pero que tan poco se entrega absolutamente a ninguno. “Los Ensayos” están repletos de citas clásicas. Es conveniente hacer una precisión sobre este hecho sin el que Michel de Montaigne, se nos escapa. No cita por citar, ni por erudición, ni mucho menos por pedantería, cita cuando un pensamiento lo atrae, lo subyuga y entonces lo hace suyo y lo incorpora a su estilo. Su padre se preocupó de que tuviera la mejor educación que pudo darle y contrató a un profesor para que le ensañara latín, antes que francés. Por tanto, el latín lo maneja con facilidad y soltura, incluso el griego no le resulta ajeno. Extraigamos, espigando algunas citas de “Los Ensayos”, para hacer hincapié en que las incorpora a su propio ser, a su personalidad y a su estilo. Son numerosas las de Platón. Elegiré, de entre todas, aquella con la que se siente más identificado “la conquista de uno mismo es la

mayor de las victorias”. Uno de sus autores predilectos es Plutarco. Y uno de los pensamientos más repetidos es aquel en el que rechaza el terror y la violencia

“una autoridad que se funda en el terror, en la violencia, en la opresión, es al mismo tiempo una vergüenza y una injusticia”. Las páginas de “Los Ensayos” son un diálogo fecundo con los pensadores y literatos de la antigüedad. Francisco de Quevedo, por cierto, uno de los primeros o quizás el primer lector y traductor de algunos de los textos de Montaigne al castellano, lo dejó plasmado en su célebre soneto “Desde la torre de Juan Abad” en una magnífica sinestesia: “Y

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Quizás las citas que como un eje vertebrador recorren las páginas de los ensayos no son otras que “mi oficio y mi arte es vivir” o “yo

mismo soy la materia de mi libro”. Montaigne es vida interior, libertad de conciencia, libre examen… todo eso al servicio de esa larga tarea de aprender a vivir y a morir. No nos extraña lo importante que era para él la autopertenencia, que no es otra cosa que ser dueño de sí mismo, que aprender a llevar las riendas de su vida, con inteligencia, dignidad y delicadeza. De ahí que nos insista con inusitada frecuencia “la cosa

más importante del mundo es pertenecerse”. También, constituye para él una meta constante alcanzar la serenidad. Sin quietud y sosiego de ánimo no hay conocimiento y sin conocimiento no puede haber sabiduría. “El

signo más cierto de la sabiduría es la serenidad constante” Algunas veces, en encuentros, jornadas, symposiums aparece, de forma recurrente, la pregunta ¿para qué sirve la literatura? Como en tantas otras ocasiones Montaigne quizás no tenga la respuesta pero tiene una respuesta que a él le sirve y no es otra que: “la litera-

tura me sirve para despertar mi razonamiento”. Nada menos que para enseñar a pensar, que para estimular el pensamiento. Deberían meditar sobre esto quienes una y otra vez fracasan a la hora de elaborar el curriculum de literatura y a la hora de encontrar su lugar en los planes de educación.

con mis ojos oigo hablar los muertos” A Lucio Anneo Séneca, vuelve una y otra vez. Le conmueve su estoicismo, su actitud ante la muerte y su serenidad. La cita más repetida de Séneca en “Los Ensayos” es “La vida entera del

hombre, no es otra cosa que un camino hacia la muerte” Hay coleccionistas de citas que acuden, periódicamente, a Montaigne sabiendo que su manantial es inagotable. Sin embargo, creo que este proceder es manifiestamente erróneo. El señor de la Montaña es mucho más que una colección de citas. Repárese en el modo de ordenarlas, en la manera de presentarlas al lector y en la utilidad que sabe extraer de ellas, por no hablar del hecho de por qué las ha elegido.

Montaigne

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Llegados a este punto es hora de preguntarnos ¿qué es un ensayo?, ¿inventó Montaigne este género? Quizás el precursor sea Plutarco pero, el señor de la Montaña es quien saca partido a la idea, quien la conforma, la configura y consagra a ella su vida. Podríamos convenir que, para Montaigne, un ensayo no es otra cosa que un punto de vista desde el que enfrentarse a un tema, para hacerlo atractivo y para enseñar, entretener y encender el entendimiento del lector sin la menor pretensión de agotar el objeto de la reflexión ni de decir la última palabra. Un ensayo es una tentativa, es decir, un intento no consumado de discurrir con amenidad por el resbaladizo territorio del conocimiento, una exploración gozosa que a menudo provoca felices descubrimientos. Puede afirmarse que una y otra y otra vez intenta responder a la pregunta “¿Qué se yo?” Cuando alguien con inteligencia y sensibilidad se hace esta pregunta lo mejor que puede hacer es reflexionar por escrito y dejar plasmadas sus intuiciones y hallazgos. Esto supone, claro está partir de un cierto escepticismo, algo de relativismo, el reconocimiento de que no se sabe o de que lo que se sabe es insignificante con respecto a lo que se ignora. De ahí, la alta consideración que da a la duda y como linterna o lámpara que va iluminando la trayectoria de su itinerario. Era un inconformista. Constantemente hacia anotaciones al margen, ampliaciones, correcciones, comentarios… hasta el punto de hacer de “Los Ensayos” una obra abierta que no se cierra hasta su muerte. Para apreciar que Michel de Montaigne es un representante del Renacimiento Francés Tardío, reparemos en el hecho de que los dos primeros libros o tomos de que constan “Los Ensayos” no fueron publicados hasta 1580 y que hubieron de transcurrir algunos años hasta que los libros III y IV vieran por primera vez la luz. La iglesia católica, con esa perseverancia en el dogmatismo, la censura y la persecución de todo lo que suene a libertad, incluyó durante mucho tiempo “Los Ensayos” en el tristemente célebre Index Librorum Prohibitorum. Los Ensayos” exceden el número de cien, ciento siete exactamente. Siguen siendo,

“hoy, ocasión privilegiada para reflexionar libremente, para meditar, para ejercer la libertad de conciencia y para extraer del pasado consecuencias validas para el presente. Son de una gran variedad temática: la vanidad, la amistad, la vida, la muerte, los viajes, las lecturas, la educación de los hijos y hasta el descubrimiento de América. Dedica, reflexiones inolvidables, a la ociosidad, al miedo, al pedantismo, a la moderación, a la virtud y a la libertad de conciencia. EL SEÑOR DE LA MONTAÑA Y LOS LIBROS Michel de Montaigne leía y releía. Retirado en su torre repasaba sus lecturas predilectas una y otra vez. Con su pereza a cuestas, pero dotado al mismo tiempo de una enorme tenacidad, en su biblioteca pasaba muchas horas dialogando con los clásicos y los modernos. Ese diálogo era su vida y nuestro gozo. Sereno, apacible, anticlerical, agnóstico, probablemente recordara muchas veces sus antecedentes judíos, por parte de madre. Su bisabuelo fue quemado por la Inquisición española Es probable, que su aversión a los clérigos y su desprecio por los dogmáticos tenga algo que ver con este hecho, que sin duda, marcó dolorosamente a su familia durante generaciones. ¿Quién era, a mi modo de ver, su autor favorito? Creo que Plutarco, al que tiene siempre presente. Valora también a Diógenes Laercio y, le agrada, dejar correr su pensamiento a partir de Epicuro y de Lucrecio. Sabe disfrutar de Horacio, pero prefiere a Virgilio, al que dedica uno de sus ensayos memorables cargado de erotismo. Frecuenta a Séneca especialmente en las reflexiones sobre la muerte y no le son ajenos ni Marco Aurelio ni Epicteto. Es oportuno hablar también de sus fobias no solo de sus filias. Se le puede considerar como un anti-aristotélico, tal vez por la contaminación de escolasticismo que desprendía el estagirita. No obstante, pone a salvo su “Ética a Nicómaco”. Cicerón le era antipático por su cargazón, su retoricismo y su poca naturalidad.


Literatura

St_Michel_de_Montaigne Entre los renacentistas siente predilección por Giovanni Picolo della Mirandola y, también, admira y valora a Erasmo de Rotterdam por la colosal tarea intelectual y humana que protagonizó en todo el continente europeo. De España siente curiosidad e interés por Luis Vives y, aprende de él esa especie de relativismo cultural, alejado de dogmatismos. Podría afirmarse que Michel de Montaigne es, por encima de todo un renacentista tardío, tal vez, por ese motivo, el optimismo del primer renacimiento está envuelto por un cierto halo de pesimismo y un indisimulado desengaño. Se ha dicho, en muchas ocasiones, pero conviene recordarlo una vez más, Montaigne es el germen del núcleo de muchos pensamientos de la Ilustración y sus ideas están presentes, por ejemplo, en Voltaire, en Rousseau y en otros destacados pensadores del Siglo de las Luces Es menos conocido que influyó en el filósofo británico John Locke y que sintieron una especial atracción por él William Shakespeare y Francisco de Quevedo.. Montaigne no sólo interesó e influyó en los pensadores del pasado sino que su huella

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es palpable en Nietzsche, en Merleau-Ponty, en Lévi-Strauss y hasta en J. Derrida. Hay muchos montaignes, cada uno tenemos el nuestro, y elegimos distintas vías para acceder a él. Voy a exponer sucintamente, algunos libros que me han impactado y que me han dotado de mecanismos y recursos para explorar el denominado “territorio Montaigne”. Sé que hay muchos más. Pero, estos son los que expondría hoy en una relación apresurada y que sin duda hace cinco años o dentro de siete hubieran sido distintos. Cito en primer lugar a Stefan Zweig, magnifico autor de biografías que se suicidó a punto de concluir la de de Montaigne. Zweig confiesa que en un momento de especial amargura y pesimismo el señor de la Montaña le proporcionó momentos de alegría y de esperanza. El libro ha sido recuperado y publicado por la Editorial Acantilado. Me gusta el “Montaigne” de Peter Burke publicado en Alianza o el opúsculo “Montaigne y la Filosofía” que surgió como una conferencia y del que es autor Comte-Sponville. De Jesús Navarro Reyes buen conocedor de Montaigne cuyo pensamiento y trayectoria ha analizado en diferentes obras, me quedo con “Pensar sin certezas: Montaigne y el arte de conversar” publicado por el Fondo de Cultura Económica. No me resisto a señalar, por último el ensayo de Carlos Thiebaut “Montaigne como pretexto” aparecido en la Revista de Occidente. Hace unos día cayó en mis manos “La muerte de Montaigne” del escritor chileno, Jorge Edwards. Un texto fascinante entre la novela, el ensayo y la crítica, publicado por la editorial Tusquets y que es un fiel exponente de los pensadores que siguen dialogando con Montaigne, ininterrumpidamente, desde hace siglos, mientras suena la danza de las horas. ¿SE PUEDE CONSIDERAR A MONTAIGNE UN FILÓSOFO? La respuesta no puede ser sino afirmativa aunque adoptando algunas cautelas y reservas. Expondré los argumentos de forma sucinta. A lo largo de su vida persiguió, incansablemente algunos objetivos como conocerse a sí mismo, aprender a vivir bien, es decir, el buenvivir y alcanzar la sabiduría de saber mirar a la muerte cara a cara y de compren der que no es

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Literatura

Ensayos sino el envés de la vida y que ambas forman una unidad indisoluble. El señor de la Montaña afirma, contundente y reiteradamente, que filosofar es aprender a morir. Una larga tarea en la que hemos de madurar porque quien no está preparado para la muerte no es un hombre maduro. Quizás por eso, cuando hoy se oculta la muerte y se practica un culto irracional a la juventud, la consecuencia es una inmadurez y una banalidad que nos invaden por doquier, una alienación generalizada y un conjunto de hombres y mujeres que no han sido capaces de tomar posesión de sí mismos. Me agrada que Montaigne defienda que no es posible madurar sin adquirir libertad de conciencia, pensar por uno mismo y ser capaz de adoptar decisiones y aceptar sus consecuencias. Otro aspecto de Montaigne, que lo hace especialmente atractivo en estos momentos, que tantas cosas están en crisis, amenazadas de desaparición es su lucha por mantenerse integro en medio de un mundo que se desmorona. Formula ideas de calado como la de que la filosofía nos enseña a vivir y nos acerca a la verdad. La filosofía para él es un saber aplicado ¿a qué? a la educación, a la experiencia, al deber, a la búsqueda de los placeres saludables… y a tantas otras cosas. Michel de Montaigne nos enseña muchas cosas. Una de ellas es el valor y la importancia de un saludable distanciamiento del sujeto con respecto a los objetos sobre los que hace consi-

deraciones, mezcla, ordena, prioriza y, casi siempre, tiene la virtud de detenerse antes de extraer conclusiones. Probablemente, los dos gigantes del Renacimiento francés son François Rabelais (1494-1553) y Michel de Montaigne (1533-1592) ambos contribuyen, nada menos, que a crear y a delimitar lo que se ha dado en llamar modernidad. Y su influencia llega hasta la Ilustración. En qué se diferencian? Es una buena pregunta. Todo en Rabelais es desmesurado, su pensamiento satírico y grotesco. Su vida y su estilo goliardesco y desenfrenado. Es un hombre que provoca carcajadas. Montaigne, por el contrario, es la contención, la mesura. En lugar de carcajadas intenta provocar sonrisas a través de sus bien seleccionadas puyas y de sus inteligentes y acertadas exploraciones y comentarios. Estas consideraciones van tocando a su fin. He intentado dialogar con Montaigne y ofrecer, al menos, una parte del tesoro que pueden disfrutar quienes se decidan a frecuentarlo. Todavía, nos falta mucha tela que cortar. En muchos aspectos Montaigne sigue siendo enigmático, quizás porque su curiosidad intelectual no tiene límites o porque siempre se pueden descubrir nuevos vericuetos y pasadizos de su talento y de su talante. Se nos presenta revestido al modo machadiano de esa segunda inocencia que da no creer en nada… salvo en sí mismo y en la inteligencia.


Viajes

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Joaquin Callabed Unos dias en la Bretaña

“Y después que Zeus empujó a Héctor con sus naves y sus troyanos, volvió sus ojos resplandecientes para divisar a lo lejos la tierra de los tracios criadores de caballos, los mismos que combaten cuerpo a cuerpo y los magnánimos que se mantienen de leche y los abios los más justos de los hombres. Ya no volvió más hacia Troya sus ojos resplandecientes”. Homero. Iliada XII 1-7

S

aint Servan es una bella sorpresa cerca de Saint Malo. Es un lugar residencial a poca distancia del bullicio del bello Saint Malo. El Hotel L’Ascott es una auténtica mansión convertida en hotel “de charme” con exquisito jardín. Está dirigido por André, Pierre y el perro Belotte, tres estupendos anfitriones. Se desliza por el comedor música barroca y va creciendo una joven biblioteca. Solidor, Aleth y un parque que mira al mar son rincones serenos con un respeto ecológico importante a los que se accede a pie desde el hotel. La ciudad de Saint Servan guarda una exquisita sorpresa y es su rosaleda. No hay ni un pétalo en el suelo. Allí paso algunas horas rellenando mis diarios. Y tomando apuntes del natural. La mañana comienza con lluvia. Lo había anunciado la televisión, me dice Pierre. El comedor tiene aire inglés, con su chimenea. Hoy Suena Mozart. Frente a mi, en una bella bandeja, The au lait, de Ceylan, croissants, albaricoques, tostadas, frutos secos, orejones y pasas. En la servilleta hay escrita una fase de Voltaire ”decidi ser

feliz porque la felicidad es buena para la salud” En el jardín, plagado de rosas, me presentan a Ulrike una profesora alemana que recorre Bretaña en bici. A veces la encuentro escribiendo en un rincón bajo la sombra de un sauce. El perrito Belotte rompe el protocolo que le prohíbe entrar al comedor y se pone en mis pies con una mirada y un leve gemido que suscita una infinita misericordia... Previa consulta con André no puedo ofrecerle el croissant que tenía destinado...

Un rincón floral de Saint Servan André me conduce con su coche a la estación de autobuses de Le Boulon, cerca del cementerio, que me conducirá a Dinan.

“Allí puede leerse mucho dolor y bellas poesías. Vale la pena un pequeño paseo. Dispone de 20 minutos antes de que llegue el bus a Dinan”. El autobús me recuerda los viajes de Pla y Cela. Los tiempos han cambiado. El paisaje humano es muy diferente.No hay cestas con polos , ni huele a chorizo y tortilla de patatas.... Los pueblos bretones tienen una arquitectura uniforme y se suceden con un ritmo armónico, sereno, dulcemente acompañadas por la naturaleza y bañadas por una tenue lluvia atlántica

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Viajes

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Hotel en Saint Servan

SAINT MALO Bretaña es tierra para hacerse rico.... Cerca de la iglesia de Saint Malo hay un rótulo que permite múltiples sueños y matices “Ma belle histoire”. Una luz optimista bajo la lluvia bretona André también me habló del gran Chateaubriand, un personaje que se movió entre la

murallas de la ciudad está su tumba, con una gran cruz y un bello paisaje marino sobre la costa esmeralda. La cafetería El Alambique es una buena referencia para tomar fuerzas y luchar contra la ciudad y los miles de turistas que la ocupamos. Me cautivan las vidrieras de la iglesia.

novela, la diplomacia y la política. Se dice que inventó la melancolía y la pasión moderna. ¡Bienvenido!. Pasó su infancia por Saint Malo, en el castillo de Combourg que perteneció a la familia Du Guesclin y después al conde de Chateaubriand, padre de Francois René.

Paso algunos ratos en la Galeria Schwru, al pie de las murallas. Envidio a los pintores que saben vivir de su arte. Con cierto humor el amigo pintor me dice

La casa natal del escritor en Saint Malo es modesta y situada cerca del hotel France et Chateaubriand. En la isla Grand Ble, que se divisa desde las

-Bretaña es tierra para hacerse rico... de aquí salió Cartier... y vaya negocio es Cartier....Un pintor optimista , correcto dibujante con toques de color.


Viajes

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Arquitectura bretona en Dinan

Aquí está el conjunto artístico mejor conservado de Bretaña En Dinan en la place Duclos encuentro “le cafe Non” con buen café y en el menú se anuncian ostras de Cancale”. Detalle importante.Reconozco que evito la tentación y caigo en ella , como sugería Oscar Wilde. Aquí está el conjunto artístico mejor conservado de Bretaña. Hay un recuerdo para Bertrand Du Gresclin, vencedor de Thomas de Canterbury en la lucha contra los ingleses. Su corazón reposa en la iglesia de San Salvador. Una estatua de Emmanuel Fremier inmortaliza al héroe y símbolo de Dinan. El conde de Garaye es otro personaje singular de la ciudad. Pierre me lo había comentado. Nació en 1675. Heredó una gran fortuna, incluido el castillo de la Garaye Estudiando la pobreza que le envolvía

decidió estudiar medicina secundado por su esposa y abrió un hospital en las dependencias del castillo. Luis XV le ayudó a publicar sus investigaciones en el “sels esentiel”. Dispuso que fuera enterrado entre los pobres del cementerio de Tadea y no en el panteón familiar. Una calle lleva su nombre y una vidriera de la catedral de Saint Malo le representa en su castillo rodeado de pobres. Ivonne Jean Halleu fue un parisino enamorado de Bretaña. “La Grande Vigue” fue su atelier que en la actualidad está convertido en museo. Un bello rincón. La que Keozonal es muy querida por los artistas y hay numerosos ateliers. El puerto fluvial es un rincón emotivo y con importancia comercial. Se dice que Dinan es ciudad protectora de los muertos y guardiana de los vivos.

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DINARD Una breve excursión bajo la lluvia me lleva a Dinard, ciudad balneario muy próxima a Saint Malo. Era punto de reposo de ingleses con alto poder adquisitivo. Los galeristas que me recomendó André no han abierto su negocio.. Es otro contrapunto al bullicio de Saint Malo. Calma, armonía, calles húmedas, café humeante, cristales borrosos y una neblina poética en la playa que deja la ciudad silenciosa. La lluvia atlántica trae un embeleso añadido.

Una ciudad para mirar en silencio al mar brumoso, que se encarga de aportar todas las palabras, todas las músicas, todos los deseos, todos los sueños. Por allí navegaron los míos. Quizá aquí inventó Chateaubriand la melancolía mirando este mar de caprichosas mareas. “y en cada momento allí estaba el mar con

sus latidos azules y una sonrisa blanca la tocar la arena”

La costa esmeralda en Dinard

Una ciudad para mirar en silencio al mar Brumoso


Libro del mes

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Daniel Pacheco Obra Literaria de Juan Ramirez Codina

J

uan Ramírez Codina (Logroño, 1954) ha

trabajado 30 años como directivo de un grupo internacional. Fundador en 2007 del Museo Würth La Rioja de arte contemporáneo. Autor de las novelas Las horas de la luna (1994), Todos escriben novelas de horror, El tiempo según san Marcel (2008) y La novela del tiempo en diez mil versos (2014). Sus obras versan sobre el propio tiempo que las constituye y sobre el proceso creativo que las ha alumbrado; proceso en el que las formas en que se manifiestan las anécdotas de sus contenidos o tramas argumentales, son el objetivo literario que persiguen y las justifica; formas que se desarrollan en un universo limitado y numérico. Sus obras encuentran su consistencia en estos factores: -

tratan del tiempo desmenuzan el proceso creativo tienen una preocupación formal y un esquema numérico

Hace un año publicó La novela del tiempo en diez mil versos: 400 poemas de 25 versos que totalizan 10.000 versos endecasílabos melódicos, que se dividen en ocho capítulos con otras tantas obras plásticas originales de Rosa Castellot, Jesús Lasanta, Juanjo Ortega, Demetrio Navaridas, José Carlos Balanza, Óscar Cenzano, Carlos Rosales y Félix Reyes. Incluye también la primera composición para guitarra de Pablo Sáinz Villegas. Y es actualmente objeto de la exposición “El libro abierto” en Bodegas López de Heredia Viña Tondonia (Haro).

““El duelo” nace un año después como un “pendant” o derivado de La novela del tiempo en diez mil versos en la colección Planeta Clandestino de la Editorial 4 de agosto y fue presentada el martes 4 de agosto a las 20h en la Filmoteca de La Rioja Rafael Azcona dentro de los actos del festival Agosto clandestino y coincidiendo con el aniversario de la editorial.. El libro es un divertimento que contiene por ejemplo una propuesta de letra para el himno de España, que naturalmente no prosperará:

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¡Viva España!, ¡brindemos por la suerte de ser español!, un buen lugar al sol. Gracias Patria, llamados a quererte por el simple azar, honremos tu cantar Gloria al que estudia, se esfuerza y advierte que su bienestar aumenta al trabajar. Venza mi nombre el olvido y la muerte si al deber marchar mejoro mi llegar. ¡Viva España!, sus pueblos, su memoria de luz y pesar, en tierra y tras el mar. Gracias nobles ancestros, la victoria de la audaz verdad forjó la libertad. Gloria a los genios de fiel trayectoria por legar el don que alumbra la razón. Venzan al tiempo y hagamos historia con afán tenaz unidos en la paz. O dos sonetos ingleses dedicados a la aproximación a Plutón de la nave New Horizons Un largo viaje de años: flota en paz la sonda, en ruta surca con tesón

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(esfuerzo humano pese a ser fugaz), la nave sobrevuela al fin Plutón. La “Nuevos Horizontes” brilla allá, algún mensaje lleva desde aquí; también ceniza gris que esparcirá de quien lo halló. Lejana tumba, sí. Mis sueños vuelan libres al compás del cielo, son las nubes denso altar de bruma, lluvia, nieve, sol quizás, del tiempo en sí de amar, vivir, soñar. Que envíes, sonda, ciencia y magia tal que sean gloria, cúspide espacial. Plutón, enano, encarnas hiel, dolor, perdidos todo honor y condición. La vida sigue con sutil valor que hará mezclar locura con razón. El dios del inframundo habita acá (el Hades era cosa que temer), sin rastro de almas, huero el más allá, lejano, cierto, inútil fue saber. Distancias, años, seres, tú dirás si lista estás. La idea de partir, presente en toda meta ya verás y así de tu interior podrás salir. Si el mismo viaje acaba bien o mal el fin depende pues de cada cual.


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Ignacio Amestoy Presentación del libro “El duelo” y lectura poética de la obra de Juan Ramírez Codina

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a vida y la obra de Juan Ramírez Codina, en su callada pero densa andadura, son sorprendentes. Fue alumno aventajado de Derecho. Tras acabar la carrera, pasó por esa incubadora de talentos que es el IESE, de Barcelona, que durante tantos años fue el Silicon Valley de la economía nacional. Luego, Juan Ramírez Codina ha dirigido en el continente europeo y en el americano, durante treinta años, una de las más sobresalientes multinacionales de “materiales de fijación, unión y montaje”, herramientas imprescindibles en el mundo de la tornillería muy bien reflejado en la filosofía de la empresa, que dice que “existen unas 100.000 diferentes posibilidades de mantener al mundo unido”. Una empresa asentada sobre nuestro suelo, en Barcelona, en Catalunya, y que gracias a la acción de Juan Ramírez tiene en La Rioja, en Logroño, uno de los espléndidos Museos Wurth, con un fondo de los mejores pintores y escultores conocidos de nuestra contemporaneidad. Así, la personalidad de Juan Ramírez Codina no se ha limitado a la de alto ejecutivo en la dirección empresarial, porque él, como le pedía don José Ortega y Gasset al ser humano, ejerce la multidimensionalidad. Y de ahí que su vida y su obra sorprendan. A lo Leonardo, es un artista, un artista de la escritura. Un artista que en su escritura tiene el número como paradigma, y, por la vía del número, el tiempo, sobre todo el tiempo, sin abandonar el universo espacial. A este respecto artístico --y mirando hacia atrás sin ira-- es obligado decir, que a la par que estudiaba en la universidad el Código Civil, y aquello de “si no hay ley exactamente aplicable al punto controvertido, se aplicará la costumbre del lugar o, en su defecto, los principios generales del Derecho”, o, al tiempo que en el Derecho Romano, reflexionaba sobre la “auctoritas” y la “potestas”, Juan Ramírez Codina tenía sus prime

primeras experiencias en el arte dramático, como actor, de las que fui testigo privilegiado. Y no era mal actor, todo hay que decirlo. Hasta el punto de que más de uno llegó a pensar que podría ponerse al servicio del Arte de Talía. Pero su pensar cartesiano; el número, en definitiva, le apartó del camino pecaminoso, y poco productivo, de la farándula, aunque, como veremos, la querencia teatral está en su ADN. Y, ahora, más a flor de piel que nunca.

Y es que lo que ha permanecido constante en Juan Ramírez ha sido su multidimensionalidad orteguiana. Por eso, su espíritu creativo le hizo penetrar en el universo de la novela. Me conmovió hace veinte años ya, en 1994, su novela “Las horas de la luna”. Su primera novela, si excluimos, como él nos aconseja, otras tres escritas con anterioridad. Una novela, “Las horas de la luna”, con dos obsesiones: por un lado, el tiempo, las horas, el número, y por otro, la palabra, no menos algebraica; las palabras, esos tornillos que ensamblan y fijan el edificio del relato, el ensayo o la tragedia. El tiempo, primera obsesión, decíamos, porque como en toda su obra narrativo-dramática posterior, el calendario cuenta. ¡Los calendarios de Juan Ramírez Codina, agenda diestra de

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ejecutivo! Comienza su novela, “Las horas de la luna”, en septiembre del 63 y acaba el 11 de abril del 93, con numerosos afluentes cronológicos fijados con la pulcritud de un notario. Y junto al tiempo, el tornillo de la palabra, el estilo que no deja de enumerar en “Las horas de la luna”, que es una cartografía literaria: “Esas horas amargas, del anochecer o de la soledad, horas del miedo cuando los ruidos más insignificantes –unos pasos, el chirrido de una puerta, el interruptor de la luz– se tornan turbias amenazas del alma. Son las horas de la acechanza de Mefistófeles –la tentación del doctor Fausto--, de los peligros terrenos –el ladrón que viola la cerradura, los asesinos que acribillan a balazos— y la naturaleza desatada –el incendio que arrasa, el terremoto que devora, la inundación que arrastra--. Horas del terror, que destilan su poesía agria”. Y, al tiempo, en “Las horas de luna”, el devenir, el ir y venir, de unos amores, por donde circula un Juan Ramírez que casa con Rebeca. Habrán de pasar quince años, hasta que en el 2008, tras el aperitivo de “Todos escriben novelas de horror”, Juan (Ignacio) Ramírez (i) Codina, dé a las prensas “El tiempo según san Marcel”; san Marcel Proust, digámoslo ya. Una novela que quiere ser no una cartografía sino “un atlas del mundo” y que requirió una propedéutica especial y laboriosa. Confesó el autor que “El tiempo según san Marcel” era la novela de un lector. Y ciertamente, fagocitando libros “al ritmo de siete tomos de A la rechercheal mes” y dilatando sus múltiples viajes de ejecutivo transoceánico, leyó y releyó Proust, Dante y Joyce, con preferencia, y a Shakespeare o Calderón, Flaubert o Thomas Mann, Luis Goytisolo o Sender, Durrell o Vargas Llosa Y siguiendo un boceto del 98, respetado como el constructor respeta el plano del arquitecto, generó una novela de 7 libros, cual Prousttde 24 capítulos de 60 frases. O sea, 7 días, de 24 horas de 60 minutos. Una novela “en prosa con una cierta métrica”, atención. Y el autor recomendaba, y recomienda, que su novela se leyese, y lea, de la siguiente forma: “un libro por día durante una semana, de lunes a domingo”. La novela es la historia de una familia desde los tatarabuelos a los nietos, pasando por bisabuelos, abuelos, padres, hermanos e hijos, con un denominador común: los Ignacios, del primero al sexto. Subrayaba antes que Juan Ramírez Codina es Juan Ignacio Ramírez (i) Codina, en realidad. Ojo a ese Ignacio y a esa copulativa

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De los siete libros de “El tiempo según san Marcel”, el más apasionante, para el que les habla, es el sexto, en el que un miembro de la familia, Roberto, es elegido camarlengo de Benedicto XVI, para luego sucederle, en su día, como Pío XIII, al tiempo que su hermano I-Ignacio es elegido presidente del Gobierno por el PP, nombrando a su mujer, Clara, directora de RTVE. “El tiempo según san Marcial” son 500 páginas, muy medidas, en donde lo más fascinante es el repaso de la historia del mundo y su literatura: del viaje de Dante y Virgilio por infiernos y cielos, al itinerario de Bloom y Dedalus, las fiestas de ElsJoglars o La Fura delsBaus o los festines de Lolita. Y si decíamos que “El tiempo según san Marcel” es una novela en prosa con una cierta métrica, sus dos obras posteriores serán novelas (incluso obras de teatro, ya) en verso con una cierta prosa.

“Juan Ramirez e Ignacio Amestoy junto a Carlos Mendoza, bibliotecario del Ateneo, y Jesús Esperanza, director de la escuela de esgrims del Ateneo“


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“La novela del tiempo en diez mil versos”, la primera de estas dos últimas obras, de 2014, lo pregona en su propio título. Son cuatro libros en verso, divididos en ocho capítulos de conceptos rotundos (solos, amada, dolor, poder, razón, amigo, salud y hados), en cuyo transcurso se sigue la peripecia truculenta y muy pasional de un marido, un embajador, una mujer bella y un tétrico celador de un depósito forense. Cuatro libros que tienen sus calendarios, sus agendas: las 24 horas del 29 de febrero de 2012; del 1 de marzo del 2000 al 29 de febrero del 2012; ocho ciclos de años bisiestos desde el 80 al 2012, y ocho jornadas alternas del 1 al 16 de marzo de 2012. Si antes el modelo fue “A la busca del tiempo perdido”, ahora es “La divina comedia”. Y si en la comedia de Dante fueron 14.000 versos, en esta tragi-comedia (¡hay 18 muertes!), son 10.000 endecasílabos encadenados en tercetos. 400 poemas de 25 versos. 400 poemas de orfebrería matemática en la que los acrósticos son pertinaces vigilantes de la reflexión del poetanovelista-dramaturgo, que es Juan Ignacio Ramírez i Codina. Sí, dramaturgo, porque “La novela del tiempo en 10.000 versos” es convertida, al fin, por su autor en “El teatro del tiempo en tres mil versos”, una peripecia dramática de gran interés, al acercarse al más excelso de los géneros escénicos, la ópera. Sólo falta un Wagner para orquestar la formidable maquinaria ofrecida por Ramírez Codina Ya en “La novela del tiempo en diez mil versos” Ramírez Codina había previsto que la música y la plástica acompañaran a la palabra. Pablo Villegas, su Wagner, compuso ocho temas para cada uno de los ocho conceptos que vertebran el discurso de Ramírez. Y ocho artistas plásticos pensaron las escenografías para los ocho conceptos. ¡Qué cerca estábamos ya de la plasmación operística! Algo que se puede desentrañar con rotunda modernidad a partir de la segunda de sus dos últimas novelas, “El duelo”, que hoy se presenta en este Ateneo. Una novela-tragedia --aunque con final feliz aparente-- de Juan Ignacio Ramírez i Codina. “El duelo”, que, efectivamente, ¡es un duelo!, en sus muy diferentes acepciones. Por una parte, está “el duelo” entre dos mujeres –la mexicana Lupe y la barcelonesa Lola-- que se enfrentan en un combate dramático, verso a verso,

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poema a poema. Por otra parte, al cabo, estará “el duelo” fúnebre final, por la muerte, trágica, de uno de los protagonistas de la historia, Benito, ¡novio de la americana y anécdota de la catalana!, un Hipólito desconcertado entre vigorosas y exigentes Fedras. El duelo entre mujeres y el duelo mortuorio. Y “el duelo” de Juan Ignacio Ramírez i Codina con los propios géneros literarios, porque este diálogo entre mujeres, separándose de la poesía que lo configura, sobrepasa la categoría del teatro ya que su ámbito de realización y de recepción no es un escenario físico –como los espacios escénicos de Epidauro, Mérida, Almagro, el Globe, el Berliner Ensamble o el Español de la cercana Plaza de Santa Ana--, sino que es el ciberespacio. De la misma manera que ya en el periodismo es una realidad que “no hace falta papel”, en “El duelo”, “no hace falta escenario”. Seguir la peripecia de estas dos mujeres, Lupe en México DF y Lola en Barcelona, a través de su diálogo es apasionante. Desde el 15 de septiembre de 2014, hasta el 28 de agosto de 2015, mes y medio después de imprimirse la novela… Siempre la agenda minuciosa del ejecutivo creador. Ahora no hay una composición musical de Pablo Villegas que nos inspire el estado de ánimo de las 100 escenas que se producen en el diálogo, a veces muy peleón, de Lupe y Lola. Pero sí existe una música interna en cada uno de los poemas. A la manera de Lope, que a través de su polimetría acomodaba “los versos con prudencia a los sujetos de que va tratando. Las décimas son buenas para quejas; / el soneto está bien en los que aguardan; las relaciones piden los romances”, etc., Ramírez, en sus 100 poemas muestra todas las posibilidades de nuestra versificación castellana y española. Adaptando su contenido a “los sujetos que va tratando”, como Lope. Entre México DF y Barcelona, la joven arqueóloga Lupe, los lunes, y la veterana odontóloga Lola, los viernes, salvo en la jornada en que se produce la tragedia de la muerte del novio de la mexicana, los e-mail que se cruzan las dos mujeres nos revelan la historia que están viviendo en su contemporaneidad con una vibración sicológica que interesa y conmueve al lectorespectador. Desplegadas las banderas mexicana y española, con sendas nuevas letras en verso para sus correspondientes himnos nacionales, la

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actualidad está presente en la conversación: el feminicidio en Juárez, el referéndum catalán del 9-N, los yihadistas en Palmira o el “triplete” del Barça. También, el Día de Difuntos mexicano de Lupe, o el viernes de Dolores de Lola… Es la historia de los dos mujeres, muy en la línea pasional de Juan Ignacio, pero frenada por el “decorum” horaciano que siempre está presente en el teatro. Porque “El duelo” es teatro, buen teatro, y, como tal, atrapa plenamente al receptor. Al margen, en las aguas del vigoroso río que es “El duelo”, como en todas las creaciones que hemos navegado de Juan Ignacio Ramírez i Codina, hay retazos de su biografía: nombres familiares, ese hijo Pablo; esa esposa, Lola; ese marido, Juan, que se jubila el 31 de agosto de 2015… Decía que es teatro, y lo es por la voluntad del autor, que en “El duelo” se quita definitivamente la careta literaria para saltar a la escena, al denominar a las tres partes de la novela como Planteamiento, Nudo y Desenlace, esquema lopesco también y que es dado por el editor en tres cuadernos para su más que placentera lectura. Son tres actos. “En el primero (el autor), ponga el caso, / en el segundo enlace los sucesos, / de suerte que hasta medio del tercero / apenas juzgue nadie en lo que para”, decía aquel “monstruo de naturaleza” que fue Lope de Vega, según el lúcido Cervantes. Pues así estructura Ramírez Codina “El duelo”. Hay por otra parte, como formando parte de la arquitectura mítico-teatral, un homenaje a la actriz mexicana Lupe Pérez, aquella devoradora de galanes --de Gary Cooper al Tarzán Johnny Weissmuller—, además de conquistadora de directores –Griffith, Cecil B. DeMille, Víctor Fleming o William Wyler--. Por eso, tal vez, el personaje de Lupe, joven viuda y joven casada al tiempo, quiera acabar en el poema 99 con un caligrama cinematográfico, un “TheEnd”, que también estará en el acróstico de los dos últimos tercetos de su soneto postrero. Pero dejando en suerte el duelo para que Lola, la dentista, ya jubilada, como lo va a ser su marido, Juan, remate la contienda, con otro caligrama, de un yate, que se anota en el último soneto que se inicia en su primer cuarteto así: “Jubilados, dos vidas recomienzan / aventuras que sirvan de remate / (yo en cubierta de un yate), desempate / de los años perdidos que destrenzan”.

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Un final, que es un principio. De la vida y la obra, sorprendentes, por supuesto, de Juan Ignacio Ramírez i Codina. PRESENTACIÓN DE “EL DUELO” ¡Buenas tardes! La vida y la obra de Juan Ramírez Codina, en su callada pero densa andadura, son sorprendentes. Fue alumno aventajado de Derecho. Tras acabar la carrera, pasó por esa incubadora de talentos que es el IESE, de Barcelona, que durante tantos años fue el Silicon Valley de la economía nacional. Luego, Juan Ramírez Codina ha dirigido en el continente europeo y en el americano, durante treinta años, una de las más sobresalientes multinacionales de “materiales de fijación, unión y montaje”, herramientas imprescindibles en el mundo de la tornillería muy bien reflejado en la filosofía de la empresa, que dice que “existen unas 100.000 diferentes posibilidades de mantener al mundo unido”. Una empresa asentada sobre nuestro suelo, en Barcelona, en Catalunya, y que gracias a la acción de Juan Ramírez tiene en La Rioja, en Logroño, uno de los espléndidos Museos Wurth, con un fondo de los mejores pintores y escultores conocidos de nuestra contemporaneidad.

Así, la personalidad de Juan Ramírez Codina no se ha limitado a la de alto ejecutivo en la dirección empresarial, porque él, como le pedía don José Ortega y Gasset al ser humano, ejerce la multidimensionalidad. Y de ahí que su vida y su obra sorprendan.


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A lo Leonardo, es un artista, un artista de la escritura. Un artista que en su escritura tiene el número como paradigma, y, por la vía del número, el tiempo, sobre todo el tiempo, sin abandonar el universo espacial. A este respecto artístico --y mirando hacia atrás sin ira-- es obligado decir, que a la par que estudiaba en la universidad el Código Civil, y aquello de “si no hay ley exactamente aplicable al punto controvertido, se aplicará la costumbre del lugar o, en su defecto, los principios generales del Derecho”, o, al tiempo que en el Derecho Romano, reflexionaba sobre la “auctoritas” y la “potestas”, Juan Ramírez Codina tenía sus primeras experiencias en el arte dramático, como actor, de las que fui testigo privilegiado. Y no era mal actor, todo hay que decirlo. Hasta el punto de que más de uno llegó a pensar que podría ponerse al servicio del Arte de Talía. Pero su pensar cartesiano; el número, en definitiva, le apartó del camino pecaminoso, y poco productivo, de la farándula, aunque, como veremos, la querencia teatral permanece en su ADN. Y, ahora, más a flor de piel que nunca. Y es que lo que ha permanecido constante en Juan Ramírez ha sido su multidimensionalidad orteguiana. Por eso, su espíritu creativo le hizo penetrar en el universo de la novela. Me conmovió hace veinte años ya, en 1994, su novela “Las horas de la luna”. Su primera novela, si excluimos, como él nos aconseja, otras tres escritas con anterioridad. Una novela, “Las horas de la luna”, con dos obsesiones: por un lado, el tiempo, las horas, el número, y por otro, la palabra, no menos algebraica; las palabras, esos tornillos que ensamblan y fijan el edificio del relato, el ensayo o la tragedia. El tiempo, primera obsesión, decíamos, porque como en toda su obra narrativo-dramática posterior, el calendario cuenta. ¡Los calendarios de Juan Ramírez Codina, agenda diestra de ejecutivo! Comienza su novela “Las horas de la luna”, en septiembre del 63 y acaba el 11 de abril del 93, con numerosos afluentes cronológicos fijados con la pulcritud de un notario. Y junto al tiempo, el tornillo de la palabra, el estilo que no deja de enumerar en “Las horas de la luna”, que es una cartografía literaria: “Esas horas amargas, del anochecer o de la soledad, horas del miedo cuando los ruidos más insignificantes –unos pasos el chirrido de una puerta, el interruptor de la luz– se tornan turbias amenazas del alma. ,

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Son las horas de la acechanza de Mefistófeles –la tentación del doctor Fausto--, de los peligros terrenos –el ladrón que viola la cerradura, los asesinos que acribillan a balazos— y la naturaleza desatada –el incendio que arrasa, el terremoto que devora, la inundación que arrastra--. Horas del terror, que destilan su poesía agria”. Y, al tiempo, en “Las horas de luna”, el devenir, el ir y venir, de unos amores, por donde circula un Juan Ramírez que casa con Rebeca. Habrán de pasar quince años, hasta que en el 2008, tras el aperitivo de “Todos escriben novelas de horror”, Juan (Ignacio) Ramírez (i) Codina, dé a las prensas “El tiempo según san Marcel”; san Marcel Proust, digámoslo ya. Una novela que quiere ser no una cartografía sino “un atlas del mundo” y que requirió una propedéutica especial y laboriosa. Confesó el autor que “El tiempo según san Marcel” era la novela de un lector. Y ciertamente, fagocitando libros “al ritmo de siete tomos de A la rechercheal mes” y dilatando sus múltiples viajes de ejecutivo transoceánico, leyó y releyó Proust, Dante y Joyce, con preferencia, y a Shakespeare o Calderón, Flaubert o Thomas Mann, Luis Goytisolo o Sender, Durrell o Vargas Llosa. Y siguiendo un boceto del 98, respetado como el constructor respeta el plano del arquitecto, generó una novela de 7 libros, cual Proust, de 24 capítulos de 60 frases. O sea, 7 días, de 24 horas de 60 minutos. Una novela en prosa con una cierta métrica, atención. Y el autor recomendaba, y recomienda, que su novela se leyese, y lea, de la siguiente forma: “un libro por día durante una semana, de lunes a domingo”. La novela es la historia de una familia desde los tatarabuelos a los nietos, pasando por bisabuelos, abuelos, padres, hermanos e hijos, con un denominador común: los Ignacios, del primero al sexto. Subrayaba antes que Juan Ramirez Codina es Juan Ignacio Ramírez (i) Codina, en realidad. Ojo a ese Ignacio y a esa copulativa catalana. De los siete libros de “El tiempo según san Marcel”, el más apasionante, para el que les habla, es el sexto, en el que un miembro de la familia, Roberto, es elegido camarlengo de Benedicto XVI, para luego sucederle como Pío XIII (13), al tiempo que su hermano I-Ignacio es elegido presidente del Gobierno por el PP, nombrando a su mujer, Clara, directora de RTVE. “El tiempo según san Marcial” son 500 páginas, muy medidas, en donde lo más fascinante

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es el repaso de la historia del mundo y su literatura: del viaje de Dante y Virgilio por infiernos y cielos, al itinerario de Bloom y Dedalus, o las fiestas de ElsJoglars o La Fura delsBaus, o las de Lolita. Y si decíamos que “El tiempo según san Marcel” es una novela en prosa con una cierta métrica, sus dos obras posteriores serán novelas (incluso obras de teatro, ya) en verso con una cierta prosa. “La novela del tiempo en diez mil versos”, la primera de estas dos últimas obras, de 2014, lo pregona en su propio título. Son cuatro libros en verso, divididos en ocho capítulos de conceptos rotundos (solos, amada, dolor, poder, razón, amigo, salud y hados), en cuyo transcurso se sigue la peripecia truculenta y muy pasional de un marido, un embajador, una mujer bella y un tétrico celador de un depósito forense. Cuatro libros que tienen sus calendarios, sus agendas: las 24 horas del 29 de febrero de 2012; del 1 de marzo del 2000 al 29 de febrero del 2012; ocho ciclos de años bisiestos desde el 80 al 2012, y ocho jornadas alternas del 1 al 16 de marzo de 2012. Si antes el modelo fue “A la busca del tiempo perdido”, ahora es “La divina comedia”. Y si en la comedia de Dante fueron 14.000 versos, en esta tragi-comedia (hay 18 muertes), son 10.000 endecasílabos encadenados en tercetos. 400 poemas de 25 versos. 400 poemas de orfebrería

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matemática en la que los acrósticos son pertinaces vigilantes de la reflexión del poeta-novelistadramaturgo, que es Juan Ignacio Ramírez i Codina. Sí, dramaturgo, porque “La novela del tiempo en 10.000 versos” es convertida, al fin, por su autor en “El teatro del tiempo en tres mil versos”, una peripecia dramática de gran interés, al acercarse al más excelso de los géneros escénicos, la ópera. Sólo falta un Wagner para orquestar la formidable maquinaria ofrecida por Ramírez Codina Ya en “La novela del tiempo en diez mil versos” Ramírez Codina había previsto que la música y la plástica acompañaran a la palabra. Pablo Villegas, su Wagner, compuso ocho temas para cada uno de los ocho conceptos que vertebran el discurso de Ramírez. Y ocho artistas plásticos pensaron las escenografías para los ocho conceptos. ¡Qué cerca estábamos ya de la plasmación operística! Algo que se puede desentrañar con rotunda modernidad a partir de la segunda de sus dos últimas novelas, “El duelo”, que hoy se presenta en este Ateneo. Una novela-tragedia --aunque con final feliz aparente-- de Juan Ignacio Ramírez i Codina. “El duelo”, que, efectivamente, ¡es un duelo!, en sus muy diferentes acepciones. Por una parte, está “el duelo” entre dos mujeres – la mexicana Lupe y la barcelonesa Lola-- que se


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enfrentan en un combate dramático, verso a verso, poema a poema. Por otra parte, al cabo, estará “el duelo” fúnebre final, por la muerte, trágica, de uno de los protagonistas de la historia, Benito, ¡novio de la americana y anécdota de la catalana!, un Hipólito desconcertado entre vigorosas y exigentes Fedras. El duelo entre mujeres y el duelo mortuorio. Y “el duelo” de Juan Ignacio Ramírez i Codina con los propios géneros literarios, porque este diálogo entre mujeres, separándose de la poesía que lo configura, sobrepasa la categoría del teatro ya que su ámbito de realización y de recepción no es un escenario físico –como los espacios escénicos de Epidauro, Mérida, Almagro, el Globe, el Berliner Ensamble o el Español de la cercana Plaza de Santa Ana --, sino que es el ciberespacio. De la misma manera que ya en el periodismo es una realidad que “no hace falta papel”, en “El duelo”, “no hace falta escenario Seguir la peripecia de estas dos mujeres, Lupe en México DF y Lola en Barcelona, a través de su diálogo es apasionante. Desde el 15 de septiembre de 2014, hasta el 28 de agosto de 2015, mes y medio después de imprimirse la novela… Siempre la agenda minuciosa del ejecutivo creador. Ahora no hay una composición musical de Pablo Villegas que nos inspire el estado de ánimo de las 100 escenas que se producen en el diálogo, a veces muy peleón, de Lupe y Lola. Pero sí existe una música interna en cada uno de los poemas. A la manera de Lope, que a través de su polimetría acomodaba “los versos con prudencia a los sujetos de que va tratando. Las décimas son buenas para quejas; / el soneto está bien en los que aguardan; las relaciones piden los romances”, etc., Ramírez, en sus 100 poemas muestra todas las posibilidades de nuestra versificación castellana y española. Adaptando su contenido a “los sujetos que va tratando”, como Lope. Entre México DF y Barcelona, la joven arqueóloga Lupe, los lunes, y la veterana odontóloga Lola, los viernes, salvo en la jornada en que se produce la tragedia de la muerte del novio de la mexicana, los e-mail que se cruzan las dos mujeres nos revelan la historia que están viviendo en su contemporaneidad con una vibración sicológica que interesa y conmueve al lectorespectador. Desplegadas las banderas mexicana y española, con sendas nuevas letras en verso para

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sus correspondientes himnos nacionales, la actualidad está presente en la conversación: el feminicidio en Juárez, el referéndum catalán del 9-N, los yihadistas en Palmira o el “triplete” del Barça. También, el Día de Difuntos mexicano de Lupe, o el viernes de Dolores de Lola… Es la historia de los dos mujeres, muy en la línea pasional de Juan Ignacio, pero frenada por el “decorum” horaciano que siempre está presente en el teatro. Porque “El duelo” es teatro, buen teatro, y, como tal, atrapa plenamente al receptor. Al margen, en las aguas del vigoroso río que es “El duelo”, como en todas las creaciones que hemos navegado de Juan Ignacio Ramírez i Codina, hay retazos de su biografía: nombres familiares, ese hijo Pablo; esa esposa, Lola; ese marido, Juan, que se jubila el 31 de agosto de 2015 Decía que es teatro, y lo es por la voluntad del autor, que en “El duelo” se quita definitivamente la careta literaria para saltar a la escena, al denominar a las tres partes de la novela como Planteamiento, Nudo y Desenlace, esquema lopesco también y que es dado por el editor en tres cuadernos para su más que placentera lectura. Son tres actos. “En el primero (el autor), ponga el caso, / en el segundo enlace los sucesos, / de suerte que hasta medio del tercero / apenas juzgue nadie en lo que para”, decía aquel “monstruo de naturaleza” que fue Lope de Vega, según el lúcido Cervantes. Pues así estructura Ramírez Codina “El duelo”. Hay por otra parte, como formando parte de la arquitectura mítico-teatral, un homenaje a la actriz mexicana Lupe Pérez, aquella devoradora de galanes --de Gary Cooper al Tarzán Johnny Weissmuller—, además de conquistadora de directores –Griffith, Cecil B. DeMille, Víctor Fleming o William Wyler--. Por eso, tal vez, el personaje de Lupe, joven viuda y joven casada al tiempo, quiera acabar en el poema 99 con un caligrama cinematográfico, un “TheEnd”, que también estará en el acróstico de los dos últimos tercetos de su soneto postrero. Pero dejando en suerte el duelo para que Lola, la dentista, ya jubilada, como lo va a ser su marido, Juan, remate la contienda, con otro caligrama, de un yate, que se anota en el último soneto que se inicia en su primer cuarteto así: “Jubilados, dos vidas recomienzan / aventuras que sirvan de remate / (yo en cubierta de un yate), desempate / de los años perdidos que destrenzan”.

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Homenajes

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José Soto Acto de homenaje al profesor Juan Jose López.Ibor JOSÉ SOTO: “LA AUSENCIA DE LÓPEZ-IBOR SE HA CONVERTIDO EN UNA AUSENCIA MUY SENTIDA, Y EN UNA NECESIDAD DE REALIZAR UN HOMENAJE A ESTE GRAN HOMBRE”

OFRECEMOS A CONTINUACIÓN LAS EMOTIVAS PALABRAS QUE PEPE SOTO, DIRECTOR GERENTE DEL HOSPITAL CLÍNICO SAN CARLOS, DEDICÓ A SU AMIGO Y COMPAÑERO EL PROFESOR JUAN JOSÉ LÓPEZ-IBOR, DURANTE EL HERMOSO HOMENAJE QUE LE OFRECIERON EN EL HOSPITAL SUS COMPAÑEROS, SUS FAMILIARES, SUS AMIGOS Y EL SECTOR SANITARIO, RECONOCIENDO ASÍ SU FIGURA.

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uan José López IborAliño, nació el 17 de diciembre de 1941 y ha muerto el 12 de enero de 2015. Profesor eméritos del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, mantuvo la tradición y el espíritu de la obra de sus padres en la clínica López Ibor.. Se especializó sobre todo en trastornos del humor, esquizofrenia, trastornos obsesivoscompulsivos, nosología psiquiátrica y psiquiatria de enlace. En 1983 fue nombrado catedrático de Psiquiatría y profesor asociado de Ciencias de la Salud en la Universidad de Alcalá de Henares. En esta vida hay ausencias que no se consideran importantes y hay ausencias sentidas. La ausencia de López-Ibor se ha convertido en una ausencia muy sentida, se ha convertido también en una necesidad de realizar un homenaje a este gran hombre. Hoy nos juntamos, como digo, para realizar un homenaje, un homenaje para uno de los nuestros, una persona que representa los 228 años de historia de este hospital Clínico Homenajeamos a una persona de las que deja huella, no solo a los que compartimos el trabajo con él sino a los pacientes y a los familiares de los pacientes, y a la comunidad en la que reside el paciente, es decir, en la sociedad.

Ya se ha mencionado un poco en alguna ocasión el espíritu humanista, científico, profesor y médico del profesor. Yo solo quiero destacar un recuerdo de él. Particularmente, me impresionaba su capacidad de análisis para la gestión. Quizás los más allegados a él le recuerden así: las manos una encima de otra, y se quedaba mirándote impertérrito sin esbozar ni media sonrisa como los crupieres de los casinos y cuando llevabas un rato hablando te decía: “Déjame terminar así”. Y en medio minuto te resumía lo más significativo de la aportación que tenía que hacerte en cuanto a la organización y en cuanto a la gestión clínica en general. “PARA MÍ SUPONE UN RECUERDO IMBORRABLE HABER COMPARTIDO TAREAS DE GESTIÓN Y DE ASISTENCIA SANITARIA CON ÉL” Para mí supone un recuerdo imborrable haber compartido tareas de gestión con él, tareas de asistencia sanitaria cada uno en lo suyo. La facultad de medicina y el hospital hemos propuesto realizar este homenaje tan relevante, nos han dicho que sí, y aquí estamos. Muchas gracias profesor, allá donde estés, por habernos permitido disfrutar tantos años de tu maestría y de tu personalidad tan arrolladora desde la humildad y desde la simplicidad. Desde el hospital Clínico, nuestro más sentido homenaje. Muchas gracias.”


Homenajes

REVISTA PANACEA FEBRERO 2015

Reportaje gr谩fico acto de homenaje al profesor Juan Jose L贸pez.Ibor

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