DIRECTOR PROPIETARIO: Juan Manuel Sorrentino EDITORA: Lorena Pafundi REDACCIÓN: Juan Manuel Sorrentino FOTOGRAFÍA: Néstor Pafundi, Lorena Pafundi DISEÑO GRÁFICO: Nina Santoro COLABORADORES: Agustín Marangoni, Romina Colacci, Maria Laura Musa, Lorena D´Ercole. DISEÑO WEB: www.visualindustry.com.ar TAPA: Nina Santoro PUBLICIDAD: 23 6820432 / 223 5116966 CONTACTO: publicidad@pidogancho.com info@pidogancho.com IMPRESIÓN: Help Group / www.hgprint.com.ar La Dirección de la Revista Pido Gancho no respalda las opiniones personales de los entrevistados, las notas firmadas y el contenido e imágenes de los mensajes publicitarios vertidos en la presente edición.
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Contenido #63
Revista digital: issuu
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y por qué Ivanke y Mey!
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mírame lindo Ideas para ponerte.
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presente Caperucita rojo pasión.
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te invito Paula De la Cruz: Parte de mí.
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buenas ideas Bellezas y delicias.
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había una vez El secreto de la zapatería Tornasol
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cosas ricas Mermelada de frutillas.
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manos a la obra Piñas navideñas.
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colorín colorado Libros que nos gustan muuuchooo.
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fiestas locas Guía integral para fiestas y eventos.
Año 12. Nro. 63 Verano 2017 / 2018 Mar del Plata - Argentina
Próximo número sale el 15 de Marzo. Cerramos recepción y cambios de avisos 28 de Febrero. Para participar 223 6820432 / 223 5116966 publicidad@pidogancho.com
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¿Y por qué?
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Para cerrar el año con moño y firulete, un reportaje a dos grandes artistas de la ilustración que son también dos grandes hacedores de buenas obras, que a su vez son dos grandes amantes de la niñez. Hablamos de mEy! e Ivanke. Ellos Además de continuar con sus carreras como ilustradores, llevan adelante un hermoso taller rodante llamado Pequeños Grandes Mundos. En 4 preguntas, nos cuentan de qué se trata. ¡Allá vamos!!!
Que es? Pequeños Grandes Mundos es un proyecto que llevamos adelante hace cuatro años con el objetivo de generar espacios de expresión artística para chicos y chicas que no tienen la posibilidad de acceder y participar de este tipo de propuestas. Damos talleres gratuitos de arte, dibujo, pintura, escultura, creación y producción de cuentos e ilustración. Una mirada bastante amplia sobre la creación artística. Queremos que los chicos puedan comunicar mediante el arte quiénes son, dónde y cómo viven, qué les gusta, sueñan, desean, a qué le tienen miedo y también temas relacionados con la identidad de su comunidad. Primero lo hicimos alrededor del mundo. Viajamos durante dos años por cuatro continentes dando talleres gratuitos en todo tipo de lugares. En escuelas, centros culturales, en la calle, en orfanatos, hospitales. Cuando volvimos, preparamos todo lo que es Pequeños Grandes Mundos Argentina, donde damos talleres de arte sólo en escuelas rurales del país.
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Por quE? Porque reúne las cosas que más nos gustan, divierten y apasionan en la vida: dibujar, inventar, crear, pintar, ilustrar y estar rodeados de chicos y chicas. Nos interesa jugar, charlar, pensar con ellos. Y tenemos como objetivo especial que los niños puedan apropiarse del arte como una herramienta para comunicar y expresar con la mayor libertad posible lo que quieran. O también que usen el arte como un juego (que no es poco). Que el arte forme parte de la infancia y que no sea sólo para “entretenerlos”. Que se le dé la misma importancia que a cualquier otro saber. Porque no sólo puede ser un camino por dónde transitar la vida, sino que a través del arte se pueden aprender muchas cosas no relacionadas con el arte. Y si te alejás de él, luego es difícil volver.
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COmo lo hacen? Pensamos lo que queríamos hacer, de qué modo, a qué lugares iríamos y qué propuesta iba a ser en cada caso. Por suerte empresas como Simball y Estrada nos dan los insumos para poder realizar los talleres. Y después hay mucho de logística para que esos materiales lleguen a los lugares, la mayoría, recónditos rincones de nuestro país. Y todo lo que es dinero, lo gestionamos a través de una página que se llama Idea.me, donde contamos sobre el proyecto y mucha gente que quería colaborar podía comprar algo de lo que hacíamos. Así hicimos cuadros, remeras, postales, ofrecimos talleres… en fin, muchas cosas. Y para lo que va surgiendo en el momento hacemos uso de las redes sociales. Por suerte enseguida nos llega esa manito de quien quiere colaborar y a veces no sabe cómo. Nos parece que vale la pena lo que hacemos.
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Este año empezamos con los talleres cuando comenzó el ciclo lectivo. El primer lugar fue una escuelita en el monte santiagueño y recorrimos muchas de las provincias de nuestro país. Y nos quedarán algunas para el año que viene.
“...Queremos que los chicos puedan comunicar mediante el arte quiénes son, dónde y cómo viven, qué les gusta, sueñan, desean, a qué le tienen miedo y también temas relacionados con la identidad de su comunidad...”
Hay muchas cosas de nuestro día a día que naturalizamos: nuestro entorno, cómo vivimos. Y las incorporamos tanto que a veces dejamos de verlas. Estos talleres son una excusa para que los chicos vuelvan sobre sí mismos. Y cuando por diferentes medios nos conocemos, les contamos qué contaron chicos de otros lugares, quizás muy alejados y distintos de donde ellos viven. Y así por las diferencias y las similitudes van valorando su propia vida y su propio lugar. Generalmente los miedos pasan porque veo al otro como alguien muy diferente a mí. Y cuando alguien conoce, aprende, se interesa un poquito más por saber quién es ese otro, es cuando te das cuenta lo parecidos que somos. + info: Web: http:pequeniosgrandesmundos.org. Facebook: Pequeños Grandes Mundos.
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MÍRAME LINDO
Llegó la Colección de Verano más Adorable a LOS CUENTOS DE PEPA
¡No te olvides el Protector Solar! En PICOS ya están preparados para la Playa
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a t r e u p a l o d n e i r Ab r a Jugar para i con DISCO
KIDS
@discok
ids.dh
y u m o r e Muy p lo nuevo o r e h c n ca E de SAQU
BURAQU
E
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Mucha onda y muchas olas este verano
MĂ?RAME LINDO
en CEREMONY
Dale un toque de estilo a tus vacaciones con FUNNY LOOK
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MÍRAME LINDO
Lookea con amor a todos los mini de la casa en MIMO & CO
¿Perdiste el zapatito como Cenicienta? NICOL KIDS te transforma en Princesa
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MÍRAME LINDO
# Friends #Love #Fashion #EL ROPERO TEENS
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¿Y por qué?
Ilust. Nina Santoro
El eterno poder de un lobo, una niña y una abuela
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- Abuelita abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes! - Son para mirarte mejor. - Abuelita abuelita, ¡qué manos tan grandes tienes! - Son para acariciarte mejor. - ¡Y esos dientes tan grandes abuelita! ¿Para qué los tienes? - ¡Son para comeeeeerteemejooor!!
Una historia, todas las historias “Había una vez una mamá que era muy feliz contándole cuentos a su niña. Juntas disfrutaban el momento cola al piso, de asomarse a nuevos libros y descubrir nuevas historias. Un día, una tía trajo Caperucita Roja… y colorín colorado el cuento de la mamá que lee distintos cuentos a su niña ha terminado.” Tal el poder demoledor de esta topadora literaria, tal su fuerza arrasadora. “Dale Alma te leo otro” se me oye desde entonces suplicar por los rincones. Y no. Rotundo No. No de colmillos afilados. Alma quiere escuchar sólo un cuento: el de Caperucita Roja y el Lobo. Misterio. Algo sucede aquí. Tal como se preguntaría Maravilla: ¿qué tendrá esta historia? tiene magia, tiene hechizo ¿pero dónde es que lo tiene? Porque que Caperucita es un clásico lo sabemos todos. Ahora, ¿qué es lo que permite que este sea uno de los clásicos más clásicos de todos los tiempos?
Para respondernos estas y otras preguntas, tendremos que adentrarnos – cual Caperucita en el bosque- en un complejo entramado de visiones antropológicas, psicoanalíticas, históricas y semióticas. Bueno, quizás no sea necesario tanto. Quizás baste con saber que esta historia viene rodando mundo desde hace más de cinco siglos y que la tríada abuelitacaperucita-lobo, es una maquinaria literaria todo terreno. Y es que este cuento hoy tan inequívocamente catalogado como “cuento infantil” ha visto nacer y modificarse la noción misma de infancia. Entonces ¿por qué Caperucita es un clásico? Carolina LesaBrown*, especialista en literatura infantil, nos lo resume así: “Una posible respuesta se encuentra en el vínculo que mantenemos con los cuentos tradicionales. En su capacidad para albergar y reflejar tanto lo elementalmente humano como el imaginario social. En él tienen lugar los tabúes, los miedos, los deseos y, por supuesto, las luchas por el poder. Hablar de cuentos populares es, por lo tanto, hablar de todos y de ninguno, de nuestra historia y de las lecturas sobre el mundo que ha hecho el ser humano a lo largo del tiempo. En este contexto, ¿qué ha sucedido específicamente que Caperucita perviva? En el plano literario podría responderte que hay varios elementos que hacen que se cuente una y otra vez. Entre ellos, una trama que –escrita o narrada en voz alta- está llena de acción, tensión y suspenso. El diálogo final entre el lobo y Caperucita es magnífico y, por lo que tengo entendido, uno de los más representados de la literatura universal”
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En las versiones orales, una astuta Caperucita se escabullía aduciendo tener que ir al baño. Perrault tampoco consideró apropiado este final para el público cortesano de los salones franceses de los siglos XVI y XVII. Antes muerta que sencilla; mejor ser devorada que argüir motivos escatológicos.
Tal como sucedió en la historia del mundo, en casa apareció primero la versión oral de la historia. Y como no podía ser de otra manera, fue una abuela quien la trajo. La mía. De Alma, su bisabuela. Abuela de las de antes; anteojos gruesos y manos grandes… para acariciarte mejor. “La historia de la abuela”, ese era justamente el nombre del relato que circulaba por la región del Loira, de taberna en taberna. Era entonces – y lo fue hasta su primera versión escrita en el siglo XVI a manos de Charles Perrault- una historia de terror y erotismo. El relato, en su rodar por tiempo y mundo, fue “alivianándose”. En sus primeras versiones orales, un lugar central lo ocupaba el striptease que la niña hacia al lobo y el lobo era un lobo gourmet. Nada de engullirse a la abuela de un solo bocado; se hacía con ella un suculento guisito que maridaba con sangre en copa e invitaba a la nieta a comer y beber de este festín. Perrault - quien envolvió por primera vez a la niña en su típica caperuza roja- suprimió el canibalismo considerándolo un exceso.
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En 1812 -115 años después de “Los cuentos de la mamá Oca” de Perrault -los hermanos Grimm publicaron “Cuentos de la infancia y el hogar” incorporando al “leñador” como figura clave en la historia. Este personaje tiene a su cargo abrir la panza del lobo, sacar de allí enteras, vivitas y coleando a abuelita y nietecilla; y garantizarnos de este fantástico modo el clásico final feliz que conocemos -¡y esperamos!- todos. (Para nota aparte: la imposibilidad de las mujeres de defenderse solas, la necesidad social de ser socorridas por un hombre).
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Ante la proliferación de tantas versiones veganas, la duda surge y cual lobo feroz me ataca: ¿El animalejo en cuestión se tiene o no que comer a la abuelita? Por suerte Caro, no duda. “¡Por supuesto!”, me responden enfáticas sus palabras desde España, “Si el lobo no se come a la abuelita” me explica, “la tensión del cuento cae en picada. Sin tensión no hay narrativa posible, al menos de cierta calidad. Se trata, ni más ni menos, de uno de los núcleos centrales del cuento. La pregunta es, ¿por qué el lobo NO debería comerse a la abuela, si está en su naturaleza? ¿De qué queremos proteger a los niños y niñas? Y luego, ¿esta protección es real? ¿Guarda alguna relación con la vida?”
“Un día, por la calle Carabobo se pasea una nena con un globo. De pronto da un traspié y todo el mundo ve que no es Caperucita, sino el Lobo.” de Zoo Loco (Alfaguara, 2000) de María Elena Walsh
¡Eso! Me contesto en silencio, ¿cómo no se la va a comer? Y me cuestiono: ¿Acaso mi “yo madre” se ha comido a mi “yo lectora”? ¿Acaso podemos las madres ser más tremendas que los lobos? ¿Más hambrientas y voraces? Preguntas. Acaso ahí radique su misterio. En la capacidad que tienen los clásicos para seguir interpelándonos generación tras generación y siglo tras siglo. A fin de cuentas y tal como sintetiza Caro: “no nos debería importar tanto qué quieren decir los cuentos, sino qué significado construyen los lectores a partir de ellos”
* Carolina Lesa Brown, Especialista en literatura infantil Blog: http://cuandotepresentoel mundo.com/ ** http://www.imaginaria.com.ar/17/7/ caperucita-roja.htm Agradecimiento Especial a Marianela López, Docente, mediadora cultural.
Lorena D’Ercole es mamá de Alma y Vera. Lic. Comunicación Social. Directora de Tálamo Comunicación Creativa.
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Te Invito
Probé, pero cualquier palabra que se me ocurra, no me alcanza para tratar de abordar la obra de Paula De la Cruz. ¿Oníricas? ¿Versátiles?, ¿Creativas?… ¿Ven? Quedan cortas. Cada una les ata un hilito y no las deja volar, a la obras, en todo su esplendor. Mejor disfrutémoslas y habitemos esos mundos de lápices y colores.
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“... Si tuviera que contar por qué elegí este oficio, tendría que decir que es, primero, parte de mi forma de ser. Y luego, se convirtió en un trabajo. Como otras tantas cosas, nació con una razón “egocéntrica”: dibujar me servía, me ayudaba, me complacía. Luego noté que otras personas disfrutaban viendo mis dibujos, que mis creaciones podían enriquecer una historia escrita o contarla incluso sin palabras. Varias veces visité escuelas ofreciendo una muestra de ilustraciones originales, algunos chicos querían tocar los dibujos porque les sugerían texturas, otros asociaban imágenes a sus propios recuerdos o historias personales, aparecían preguntas, había un clima alegre y esperanzador, tal vez nació alguna vocación por el dibujo en alguno de ellos... Esa es una hermosa recompensa que el oficio de ilustrador ofrece.” Mirá más trabajos en: Instagram: lacruz_art. Y escribile a paucruzada@gmail.com
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HABÍA UNA VEZ
CUENTO
El secreto de la zapatería Tornasol De Pablo Alaguibe Ilust. Nina Santoro
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C
uando yo era chico vivía en un barrio lleno de misterios. ¿Cuántos años tiene la directora de la escuela? ¿De qué trabaja el hombre de bigotes que está siempre en la puerta de su casa? ¿Dónde vive la nena rubia que pasa todas las tardes a las seis menos diez? Pero lo que más curiosidad me daba era el asunto de los zapatos Tornasol. La zapatería Tornasol quedaba a la vuelta de mi casa, en la misma manzana. Era un local chiquito y oscuro, fresco en verano y abrigado en los inviernos. Lo atendía un señor pelado y flaco, con anteojos grandes y cara un poco de conejo. Nosotros íbamos siempre. Comprábamos zapatos casi todas las semanas. Es que los zapatos Tornasol duraban poco. Eran hermosos, grandes, coloridos. Tenían algo de zapatilla, y algo de bota para el agua. Principalmente eran celestes, con partes blancas y rojas y esmeralda. Pero lo mejor eran los cordones: terminaban en bolitas de madera azul. Las suelas eran blandas y olían a melón y tal vez a banana. Un solo modelo. Todas,
las medidas, pero todos iguales. Y estaba eso: duraban más o menos dos semanas. Después cambiaban de color, iban quedando secos. Y al final se desarmaban. ¿Y por qué la gente entonces los compraba? Porque eran increíblemente baratos. Costaban igual que un kilo de naranjas. Y así como nosotros podíamos comprar naranjas cada tanto, también podíamos comprar esos zapatos. Además, el estilo nos gustaba. -¿Por qué sólo un modelo?, ¿por qué se rompen?, ¿cómo pueden costar tan poca plata?, -preguntaba la gente algunas veces. El zapatero sonreía, y no decía nada. Usé de esos zapatos hasta mis tiempos de escuela secundaria. Entonces pasó un día lo que muchas veces pasa. El local amaneció cerrado. Los vecinos se miraban. Algunos comenzaron a correr la noticia: “Al zapatero lo han llevado al hospital”. Y después, el zapatero ya no estaba. Fue raro ese tiempo. Yo no estaba acostumbrado a usar botines. Ni zapatillas ni sandalias. Tuve que aprender a caminar con mocasines. No me gustaban.
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Volví a la cama y me acosté agitado. Prendí la luz y traté de dibujar el árbol. Después, cuando era ya de día, me quedé dormido. Y desperté con el ruido de las máquinas.
Una tarde de agosto mis tíos trajeron novedades. Habían comprado el viejo local de la zapatería, ya vacío. Allí pensaban construir su nueva casa. Era una tarde de viernes, tibia y perfumada. En aquellos tiempos, agosto era el comienzo de la primavera. Y esa misma noche decidí intentar una aventura. Iba a saltar el muro de los fondos. Iba a entrar al terreno de atrás de la zapatería, cruzando el corazón de la manzana. Me quedé dormido a las ocho de la noche, como siempre. Pero me desperté de madrugada. Me abrigué y salí al jardín del fondo. Trepé la medianera (nuestros fondos se tocaban). El muro era muy alto, pero había escalera. Del otro lado el terreno era más alto. Pude bajar saltando entre las plantas. Ya casi amanecía. Entonces descubrí lo que nadie imaginaba. En el fondo de la zapatería había una huerta. Y en el medio de la huerta, ahora descuidada, un solo árbol. Crecían en él zapatos de todos los tamaños. Los más pequeños brotaban de las puntas de sus ramas. 40 PIDO GANCHO
Mi tío estaba feliz, desayunando en casa: - Ya estamos demoliendo para empezar a construir. - ¿Demoliendo qué? - La zapatería. -¿Y el árbol? -¿Qué árbol? Mi tío no entendía nada. Todo era escombro, por supuesto. Un camión salía cargado de madera, piedra, polvo, ramas. Después hubo una casa. En la que estuve de visita muchas veces. En el fondo hicieron un patio. Del árbol, nada. Un patio con pileta. Nunca quise usarla. Se terminaron los zapatos Tornasol. Pero no tanto. Porque ahora, años después, hay una chica que los vende. Ordenados por talle en una mesa. Cada mañana de sábado, en la feria de la plaza. -¿Tenés mi talle?, -pregunté. Yo calzo 39. -39 no tengo ahora,- contestó. En casa tengo un... digamos 37, pero si les damos unos días... vení la próxima semana. La miré. -Vos tenés un árbol de zapatos. Decime la verdad. ¿Cómo lo hiciste? La chica sonreía y me miraba. Al fin me contestó:
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- Bueno… digamos que sí. Que tengo mi árbol. Pero vos… si alguna vez tuviste estos zapatos… también podrías tener tu árbol. ¿Sabés por qué nadie lo tiene? Porque la gente no presta atención a nada. Me fui pensando en eso. ¿Prestar atención a qué? Un árbol no crece con prestar atención. Y seguí pensando en eso hasta que mi tío me llamó. Necesitaba ayuda para ordenar su casa. -Ahí en el sótano tenemos demasiadas cosas, me indicó. -Incluso hay cosas que quedaron de la gente que vivía antes acá. Mi corazón se agitó. Mi tío siguió diciendo: -Herramientas y cosas de la huerta que tenían. Hasta frascos con semillas, no sé, de calabaza. 42 PIDO GANCHO
Y ahí, sobre el estante, lo encontré. Un frasco y una cinta pegada sobre el vidrio. Decía “semillas”. Y estaba lleno de bolitas de madera azul. Un par de semillas en cada cordón de zapato. Lo entendí. Pero igual volví a la feria al cumplirse la semana. La chica me esperaba. -Aquí están tus 39, ¿todo bien? Le mostré mi frasco de semillas. Abrió los ojos. -Sí, todo bien, -le contesté. -¿Cuánto te debo? Ella parecía divertida. -No sé. Lo mismo que podrías pagar por un kilo de naranjas. La chica tenía una sonrisa tornasol. Algo de conejo había en su cara.
Fin
Disfrutá n: entos e de más cu o.com c n pidoga h
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Cosas Ricas
Llegó el veranito… Llegaron las frutas de esta estación. ¡Hola frutillas, tantos meses esperándote! La mermelada se puede hacer con lo que queramos (hay mermelada hasta de zanahorias), siempre que la fruta sea de estación. Elegí bien, fíjate que tengan buen color y, como son para mermeladas, lo mejor es que estén bien maduras (hasta quizás ligás un descuento).
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Ingredientes
¡ A la cocina !
• 1 kilo de frutillas
• Lavá muy bien las frutillas y quitales el cabito verde.
• 700 gramos de azúcar
• Cortá la fruta en tiras a lo largo, si querés que se noten los trozos al consumir la mermelada. Sino podés pasarlas por la procesadora.
• 1 limón
• Colocá las frutillas en un recipiente y añadí el azúcar encima. Tapalo bien y dejalo en la heladera hasta el otro día. • Pasalas a una olla grande y rocialas con el jugo de un limón. • Cociná a fuego lento con la olla sin tapar y andá revolviendo de vez en cuando con una cuchara de madera, retirando la espuma que se forme. El tiempo de cocción puede oscilar entre una y tres horas. • Cuando no esté más líquida, esperá que se enfríe. Rellená los frascos de vidrio que sean necesarios. Tapalos bien y colocalos en la heladera mientras duren.
Para conservarlas Guardala en un recipiente de vidrio, no uses plástico porque toman su sabor. Antes desinfectalos con agua hirviendo o bien con un chorrito de vinagre. Debés cerrarlos herméticamente, así pueden durar en la heladera hasta 12 meses y una vez abiertas, hasta 3 meses.
ando r a p e r sp ¡ Vamo ostadas ! las t
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manos a la obra
o c e D ideña Nav Buscá:
Esta idea es sólo para irte inspirando...
•Piñas abiertas de diferentes tamaños, en las plazas o en el bosque.
Vos podés improvisar y jugar con lo que tengas a mano: témperas, brillantinas, mostacillas, cintas de colores, piedritas, etc.
•Borlas en el costurero de la abuela o en la mercería. •Cola vinílica o cualquier pegamento.
Feliizdad Naivjiji j 54 PIDO GANCHO
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Colorín Colorado
Milo y los Pájaros
Lisa Porcelli Piussi. Ilustraciones: Ana Sanfelipo. Lúdico Ediciones. Los pájaros embellecen todo por dónde habitan. Y las palabras, hacen más grande y lindo este mundo. ¿Qué similitud, no? Creo que Milo sabe de ambas cosas. ¿Lo conocemos?
El sastrecillo que no era valiente
Liliana Cinetto. Ilustraciones: Eugenia Nobati. Ed. Riderchail. El Rey requiere de su presencia y el sastrecillo no sabe bien por qué. Él no se enfrenta con ogros ni dragones, al contrario, duerme con la luz encendida y le tiene miedo a todo. Eso sí, hace los mejores vestidos de todo el poblado.
Noel Gris Aaron Blabley. Ed. Limonero
De tanto protestar a Noel se le cayó la cabeza. Una señal para que se tome las cosas con más calma. ¿Podrá?
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