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LA FUENTE
PORTADA de México
POR: JOSÉ CARLOS LEGASPI ÍÑIGUEZ
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Henessy con cola
La historia de la humanidad nos cuenta que es la asociación, el gregarismo, lo socia, aquello que ha permitido convertirse al hombre en algo más que un animal.
El ser humano por sí mismo poco habría logrado hacer para llegar a ser el “rey de la creación”.
La evolución, enunciada por grandes naturalistas, sólo habría operado cambios en lo físico, en lo biológico, por razones de adaptación a los diferentes ambientes de nuestro planeta.
El crecimiento que ha ido más allá de lo biológico, la capacidad de adaptación del humano se ha logrado gracias a su integración al grupo, a las sociedades.
Esa capacidad adaptativa nos ha dado las herramientas para enfrentar los retos que la naturaleza nos impone a lo largo de nuestra existencia, no sólo como individuos, sino como especie.
Lo que dure la botella
Las medidas coercitivas impuestas a raíz de la pandemia del coronavirus no pueden ni deben ser por períodos prolongados. El aislamiento, la disgregación social, llevadas a los extremos actuales, deben cesar. El miedo, no…el terror, incluso la paranoia que sufre una buena parte de la población no es gratuito ni casual.
Los mensajes abiertos y subliminales dictados desde estratos de la superestructura social, al través de los medios masivos de información, han sido un gran éxito.
Jimador con hielo
La fuerza de la repetición de datos, en el subconsciente es innegable. Lo practicó con demasiado éxito Joseph Goebbles, al frente de la propaganda de Hitler. Goebbles , por cierto, abrevó en las teorías de Sigmund Freud, especialmente en lo relativo al inconsciente, donde anidan los peores miedos y fobias del ser humano.
Entre sus muchas frases célebres destacan: 1. “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad verosímil”; 2. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”; 3. “Hay que brindar constantemente argumentos e informaciones nuevas con un ritmo tal que cuando el enemigo responda, el público esté ya interesado en otras cosas”; 4. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que se dirige. Cuanto mayor sea la masa a convencer menor esfuerzo mental debe realizar.
“La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa y tiene gran facilidad para olvidar; 5.” Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”; 6. Miente, miente, miente, que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”; 7. “Sin la radio no habría sido posible conquistar al poder. La radio es el medio más influyente e importante entre un movimiento espiritual y la nación , entre la idea y el pueblo”; 8” hay que ‘Individualizar’ al adversario en un único enemigo”.
Centinela para todos
Está claro que el objetivo de Goebbles fue ideologizante, político y sectario.
Supo conjuntar elementos psicológicos, sociológicos y políticos para los aviesos fines del Tercer Reich.
Las medidas ordenadas por ese organismo siniestro llamado Organización Mundial de la Salud, aplican en una gran mayoría para el control de los pueblos. En las redes sociales solamente no lo vio quien no quiso. Las “fake news” o noticias falsas pulularon día y noche. Siempre para infundir miedo, terror y fobia entre las mayorías.
En algunos casos era evidente lo inverosímil del argumento. Pero después de miles y miles de repeticiones, en la radio, la televisión, las redes sociales, los más escépticos se doblegaron. Fue y ha sido tanta la represión contra quienes se han atrevido a cuestionar la verdad de las afirmaciones que mañosamente, los han convertido en “pendejos”, “descastados”, “poco solidarios”, “desadaptados” y otras lindezas.
Bobadilla 103 con cola
No es de asombrar que personas que antaño tenían un juicio mesurado, que ponderaban con buen juicio las informaciones de repente se hayan vuelto neuróticas en todo lo concerniente a la seguridad colectiva. Ha sido un trabajo lento, persistente, intolerante, alarmante, de parte de aquellos que han dictado las nuevas reglas a seguir. Los efectos de esas reglas se han dejado sentir en el mundo entero. La convivencia social se ha limitado a las redes sociales, el teléfono y las videoconferencias. El aislamiento forzado tiene ya signos de locura en algunas personas y mascotas. La economía se derrumbó; la educación escolar se fracturó. Las libertades esenciales humanas se eliminan de un plumazo, dizque “por el bien colectivo”.
El mundo es un caos. No tiene pies ni cabeza. Los intereses oscuros no tardan en salir a la superficie, porque solamente aquellos enajenados, idiotizados, controlados no se dan cuenta que hay algo más turbio en el uso del cubrebocas, en el aislamiento, en la manipulación grosera de números, datos, cifras con las que han justificado la supresión de los derechos humanos.
La del estribo con vino de consagrar
Hay, afortunadamente, ya personas que se han dado cuenta del daño hecho y luchan por restablecer la cordura colectiva. Médicos libres, filósofos y pensadores de gran calibre nos devuelven la esperanza de que la sociedad mundial habrá de darse cuenta la aniquilación lenta, paulatina de lo que nos ha hecho humanos. Lo dijo proféticamente el Papa Juan Pablo II: “NO TENGAN MIEDO”.