4 minute read
LA FUENTE
PORTADA de México
POR: JOSÉ CARLOS LEGASPI ÍÑIGUEZ
Advertisement
Tequila para todos
¿En qué momento de esta vida la política pasó de ser “el arte de gobernar; mantener la tranquilidad y seguridad pública y conservar el orden y las buenas costumbres”?
Las campañas políticas están ya inundando el “mar de tranquilidad” en que quisieron convertir a este planeta con pretexto del Covid -19.
Los slogans de los precandidatos están ya en los Medios Masivos de Repetición…. Hasta el momento no se ha escuchado ningún mensaje político. Es decir, sobre” la tranquilidad, la seguridad, el orden y las buenas costumbres”. ¿Qué sigue? Lo de siempre: Descalificaciones, diatribas, insultos inclusive, una que otra promesa de las que nunca faltan en estos tiempos (según sea el puesto ambicionado, es la ilusión que pretenden creamos los ingenuos electores).
El vino se agrió
Si algo se aprende al ejercer el periodismo, durante 40 años, es que los políticos, no la política, han echado a perder una de las más nobles artes que haya creado el ser humano. Cualquier tipo de sociedad, tal como la micro- familia, pandilla, escuela, congregación- o la macro que es más elaborada, compleja y perversa, necesitan de liderazgo. El poder que surge de los grupos sociales, ha hecho que se tergiverse la razón de ser del político. En teoría quienes ejercen el poder público debieran abogar por el bienestar colectivo; por la seguridad de todos y cada uno de los miembros de la sociedad; debieran preocuparse por resolver, antes que generar, problemas que atentan contra la estabilidad de los grupos que conforman la sociedad.
¿Presidente?
¿En qué momento los ciudadasnos fuimos secuestrados por la caterva de pillos, sinvergüenzas, ladrones y hetairas que se han apoderado de la soberanía, del dinero público y de los derechos de las mayorías?
¿En qué momento los mexicasnos nos dejamos seducir por las mesíánicas palabras de tanto falso profeta? ¿Cómo fue que nos dimos cuenta de todo el cochinero que perpetró la dictablanda PRI-PAN-PRD y seguimos en la farsa de este sistema político que pudre todo lo que toca? Porque si bien es cierto que ya no están en el poder los partidos políticos que antaño exprimieron, explotaron, robaron, asesinaron, prostituyeron, violaron y arruinaron al país, también lo es que esas instituciones vomitaron engendros que se han enquistado en el poder bajo las siglas de otros partidos y continúan medrando, robando, asesinando, violando, y arruinando al país. Y los mexicasnos aún no han despertado de la fantasía que nos vendieron desde los años 30 del siglo pasado y que constituye el pomposamente llamado “Sistema Político Mexicano”.
¡Obviamente!
Para clarificarlo aún más: el sistema que ideó Plutarco Elías Calles, que prorrogaron los presidentes de la república que le sucedieron, del PRI, del PAN y de MORENA, continúa generando la pobreza, económica, cultural y social en la que está sumergida la sociedad mexicana.
No han sido los hombres, primero los panistas, ahora el morenista, los que han destruido al monstruo de las cien cabezas partidistas; ni erradicado las prácticas que llevaron a la decadencia al Sistema Político Mexicano y a la caída en picada de la sociedad en general.
Por esto, las campañas políticas para acceder a los puestos públicos del poder, sólo enseñan que continuamos en las garras de un sistema perfecto para explotar, exprimir, robar, asesinar, violar y arruinar a este país, que ya no siente lo duro, sino lo tupido y, por lo que se ve, así seguiremos.
¿Está bendito el vino de consagrar?
Por eso, no creo en los políticos mesíanicos; no creo en las políticas públicas; no creo en la equidad de género para ocupar puestos públicos; no creo en los políticos jóvenes; no creo en los políticos maduros; no creo en los políticos viejos; no creo en los políticos de partido; no creo en los políticos independientes; no creo en los políticos fieles a su partido, no creo en los políticos “chapulines”; no creo en el INE; no creo en las elecciones; no creo en los Medios Masivos de Repetición; no creo en las contralorías; no creo en los Institutos para niños, jóvenes o mujeres.
No creo en el Ejército; no creo en la Marina o la Fuerza Aérea; no creo en la Guardia Nacional; no creo en las corporaciones policíacas; no creo en los comités de Defensa Rurales; no creo en el Presidente; no creo en su gabinete; no creo en los diputados; no creo en los senadores; no creo en los jueces; no creo en los magistrados; no creo en los presidentes municipales; no creo en los ediles; no creo en ningún funcionario de gobierno.
La del estribo con Jimador
No creo en la sociedad, no creo en los grupos sociales; No creo en los sacerdotes de todas las iglesias; no creo en los mexicanos. No creo ya ni en mi….
Porque soy producto también de esta pervertida sociedad en decadencia que, se pudre más y más, conforme pasan los días, los meses los años, los sexenios, los siglos.