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La religión debe estar al servicio de la paz y no del terrorismo: Papa Francisco

PORTADA de México

En su histórica visita a Irak, el Papa Francisco tuvo un encuentro con las autoridades y sociedad civil en el que solicitó la protección y reconocimiento de los derechos de todas las comunidades religiosas, y recordó la presencia milenaria de los cristianos en esta tierra.

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El encuentro se realizó en el salón del Palacio Presidencial de Bagdad, luego de la visita de cortesía al presidente iraquí Barham Ahmed Salih Qassim, y del encuentro privado con el primer ministro Mustafa Abdellatif Mshatat.

El discurso del Papa siguió a las palabras de bienvenida del presidente

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Salih, que agradeció a Francisco por haber aceptado la invitación a visitar el país y su preocupación por el pueblo iraquí. También se refirió a las guerras sufridas por Irak y la situación de los cristianos durante la persecución del Estado Islámico (ISIS).

Por su parte, el Papa agradeció las palabras del mandatario y saludó con afecto a las autoridades iraquíes y a los representantes de otras comunidades cristianas.

En su discurso, Francisco afirmó que llega a Irak como “peregrino para animarlos en su testimonio de fe, esperanza y caridad”, y también recordó que en las últimas décadas este país de Medio Oriente ha sufrido constantes guerras, terrorismo y “conflictos sectarios basados a menudo en un fundamentalismo” que no acepta la pacífica convivencia entre grupos étnicos y religiosos.

Además de la destrucción material, lamentó, la guerra ha abierto heridas en el corazón “de muchas personas y comunidades, que necesitarán años para sanar”. En los últimos años Irak fue, junto a Siria, escenario de las acciones del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), que en su afán de establecer un califato se ensañó especialmente con los cristianos y yazidíes, dos de las minorías religiosas y étnicas de la región.

“Sólo si logramos mirarnos entre nosotros, con nuestras diferencias, como miembros de la misma familia humana, podremos comenzar un proceso efectivo de reconstrucción y dejar a las generaciones futuras un mundo mejor, más justo y más humano”, dijo el Papa, y señaló que “la diversidad religiosa, cultural y étnica que ha caracterizado a la sociedad iraquí por milenios, es un recurso valioso para aprovechar, no un obstáculo a eliminar”.

En ese sentido, haciendo referencia a la pandemia del COVID-19, Francisco dijo que de un tiempo de prueba se debe salir

mejores, construyendo “el futuro en base a lo que nos une, más que en lo que nos divide”.

Tras recordar que en Irak está Ur, la tierra de la cual salió Abraham, el Santo Padre reiteró que “la religión, por su naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternidad”, y que “el nombre de Dios no puede ser usado para ‘justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión’”. “Dios ha creado a los seres humanos iguales en dignidad y en derechos”, afirmó.

“La Santa Sede –dijo el Papa-, en Irak como en todas partes, no se cansa de acudir a las Autoridades competentes para que concedan a todas las comunidades religiosas reconocimiento, respeto, derechos y protección. Aprecio los esfuerzos que ya se han realizado en esta dirección y uno mi voz a la de los hombres y mujeres de buena voluntad para que avancen en beneficio del país”.

En ese sentido, afirmó que “la antiquísima presencia de los cristianos en esta tierra y su contribución a la vida del país constituyen una rica herencia, que quiere poder seguir al servicio de todos. Su participación en la vida pública, como ciudadanos que gozan plenamente de derechos, libertad y responsabilidad, testimoniará que un sano pluralismo religioso, étnico y cultural puede contribuir a la prosperidad y a la armonía del país”.

Francisco, cuya visita tiene por lema “Todos ustedes son hermanos”, alentó a los políticos y diplomáticos a “promover este espíritu de solidaridad fraterna”, combatiendo la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad, y edificando la justicia, la honestidad y la transparencia, fortaleciendo las instituciones competentes. “De ese modo puede crecer la estabilidad y desarrollarse una política sana, capaz de ofrecer a todos, especialmente a los jóvenes —tan numerosos en este país—, la esperanza de un futuro mejor”, señaló.

El Pontífice destacó que en estos años “Irak ha tratado de poner las bases para una sociedad democrática. A este respecto, es indispensable asegurar la participación de todos los grupos políticos, sociales y religiosos, y garantizar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos”. “Que ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase”, exhortó.

Finalmente, el Papa Francisco alentó a la comunidad internacional y organizaciones de ayuda –varias de ellas católicas–, a seguir contribuyendo con la reconstrucción de Irak, asistiendo a los refugiados y a quienes tienen dificultades para volver a sus hogares.

“Espero que las naciones no retiren del pueblo iraquí la mano extendida de la amistad y del compromiso constructivo, sino que sigan trabajando con espíritu de responsabilidad común con las Autoridades locales, sin imponer intereses políticos o ideológicos”, expresó.

Según informó la Santa Sede, Irak tiene una población de 38 millones 836 mil habitantes, la mayoría musulmanes (sunitas y chiítas)

Los cristianos representan una minoría, articulados en comunidades caldeas, siríacas, armenias, latinas, melquitas, ortodoxas y protestantes. Los católicos son 590 mil fieles, según datos de la Oficina Central de Estadística de la Iglesia.

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