Volumen XXIII No. 2, Julio - Diciembre 2011

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PSICOANALISIS

Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana

Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional

JULIO - DICIEMBRE 2011 Volumen XXIII Número 2 Editora Hilda Botero Cadavid Comité Editorial Mario González Velásquez Italo L. di Ruggiero Cozzarelli

Comité Científico Geny Talberg - Miembro Efectivo Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Johanna Trip - Miembro Titular Asociación Venezolana de Psicoanálisis Asovep VENEZUELA Sergio Nick - Miembro Asociado Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Eduardo Laverde Rubio - Miembro Titular Didacta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis SCP. y ­Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Mario González Velásquez - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. ­COLOMBIA Fabio Eslava Cerón - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Ismail Yildiz – Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. APC. COLOMBIA

ASISTENTE EDITORIAL Alvaro J. Botero C. Dirección electrónica: revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co

Asociación Psicoanalítica Colombiana (A.P.C.) Sociedad Componente de la Internacional Psychoanalytic Association (I.P.A.) Calle 134 # 17-71 Teléfonos: (57 1) 522 7627 - (57 1) 259 6000 Ext. 6112 E-mail: apscol@gmail.com - Página web: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co Bogotá - Colombia


asociación psicoanalítica colombiana

Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional MIEMBROS TITULARES Dr. Alberto Álvarez Arboleda † Dr. Roberto De Zubiría Consuegra † Dr. Horacio Arias Duque Dra. Sonia Bialikamien Goldband Dra. Hilda Botero Cadavid Dra. Aura Victoria Carrascal Márquez Dr. Gabriel Augusto Castillo Castelblanco Dr. Danilo Diazgranados Moncada Dr. Juan Manuel Escobar Guerrero Dr. Fabio Eslava Cerón Dra. Marcela Eslava de Ángel Dr. Henry García Moncaleano Dr. Eduardo Gómez Escallón Dr. Mario González Velásquez Dr. Iván Jiménez Rojas Dr. Eduardo Laverde-Rubio Dr. Jorge Enrique Liévano Rodríguez Dr. José A. Márquez Cuervo Dr. Álvaro Méndez Peñaranda Dra. María Victoria Niño Villamarín Dra. Luz Stella Núñez Sánchez Dr. Liborio Orejuela Devis

Dra. Luz María Pinilla Perdomo Dr. Guillermo Sánchez Medina Dr. Pedro Vargas Navarro Dr. Edgard Yamhure Kattah Dr. Ismail Yildiz MIEMBROS ASOCIADOS Dra. Gladys Patricia Chávez Sabogal Diana Isabel Robles Dra. María Clara Syro Morales MIEMBROS HONORARIOS Horacio Etchegoyen Jaime Heresi † Otto E. Kernberg Juan Francisco Jordán Romualdo Romanoswsky MIEMBROS ADHERENTES Italo Di Ruggiero Cozzarelli Robert Silverman

Comisión Directiva para el periodo 2010-2012: Presidente: Aura Victoria Carrascal Secretaria: María Victoria Niño Tesorero: Henry García Vocales: José A. Márquez y Mario González Directora de PUBLICACión: Luz Stella Núñez Directora de Publicaciones y Difusión: Hilda Botero Director del Instituto de Psicoanálisis: Edgard Yamhure Fiscal y Director de la Biblioteca: Italo di Ruggiero

Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden a sus autores y no comprometen a los editores de la Revista.


PSICOANALISIS Volumen XXIII No. 2, Julio - Diciembre 2011

Editorial ................................................................................................................................................................... 5 ARTÍCULOS CONTENER LAS EMOCIONES DEL RECIÉN NACIDO. UN COMPROMISO POR LA VIDA CONTAINING THE EMOTIONS OF THE NEWBORN. A LIFE ENGAGEMENT CONTER AS EMOÇÕES DO RECÉM-NASCIDO. UM COMPROMISSO PARA A VIDA Hilda Botero C. ........................................................................................................................................................... 13 TRAUMA Y FANTASÍA, SU EFECTO ULTERIOR (Après-coup) TRAUMA AND FANTASY, IT’S SUBSEQUENT EFFECT (Après Coup) TRAUMA E FANTASIA, SEU EFEITO POSTERIOR (Après-coup) Eduardo Laverde-Rubio .......................................................................................................................................... 31 TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA. El modelo de la repetición entrelazada TROPISM, REPETITION AND FORM. The model of the entangled repetition TROPISMO, REPETIÇÃO E FORMA. O modelo da repetição entrelaçada Leandro Stitzman ...................................................................................................................................................... 45 DE LA ADOLESCENCIA HACIA LA EDAD ADULTA EN UNA SOCIEDAD DE CAMBIOS ACELERADOS FROM ADOLESCENCE TO ADULTHOOD IN A SOCIETY OF ACCELERATED CHANGE DA ADOLESCÊNCIA PARA A IDADE ADULTA EM UMA SOCIEDADE DE MUDANÇAS ACELERADAS Rubén D. Gualtero .................................................................................................................................................... 57 LA REACTIVACIÓN DE ABUSO SEXUAL INFANTIL EN LA MATERNIDAD. La importancia de la Entrevista Perinatal REACTIVATION OF CHILD SEX ABUSE IN THE MOTHERHOOD. The importance of perinatal interview A REATIVAÇÃO DO ABUSO SEXUAL INFANTIL NA MATERNIDADE. A importância da entrevista perinatal Andrés Cabezas Corcione ...................................................................................................................................... 77 ENSAYOS INCONSCIENTE – SUEÑOS – SEXUALIDAD Aura Victoria Carrascal ........................................................................................................................................... 89 LUCHANDO POR UN VÍNCULO. Traumas Sutiles y Acumulativos Geny Talberg ................................................................................................................................................................ 97 A PROPÓSITO DEL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN Eduardo Angarita Rojas ......................................................................................................................................... 107


RESEÑAS DIVULGACIÓN. COMENTARIO PSICOANALÍTICO DE LA PELÍCULA CLOSER. (Cegados por el Deseo) Luz Stella Núñez Sánchez ...................................................................................................................................... 118 EL CISNE NEGRO Fabio Eslava Cerón ................................................................................................................................................... 124 NOTAS PRESENTACIÓN ........................................................................................................................................................... 129 CONVERSATORIO PSICOANALÍTICO CON EL Dr. RÓMULO LANDER ....................................................... 130 ACTIVIDADES TALLER “FUNDADORES” APC-50 AÑOS ........................................................................................................... 133 PROGRAMA VIERNES ACADÉMICOS .................................................................................................................. 134 SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES ............................................................................................................. 135 XXIX CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOANÀLISIS FEPAL-SÃO PAULO 2012 ........................... 135 IX CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE OBSERVACIÓN DE BEBÉS-DAKAR 2012 ........................... 136 NORMAS DE PUBLICACIÓN ................................................................................................................................... 139


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 5-6, 2011

EDITORIAL

Revista Psicoanálisis Últimamente, la ciencia se mantiene en pie o se viene abajo según sea de válida la técnica de investigación, y no en virtud del ‘conocimiento’ obtenido. Este último siempre está sujeto a superación; en efecto, la superación de unos descubrimientos es el criterio por el que se juzga la vitalidad de un tema. Bion, cogitaciones, p. 208. Al final, nos encontramos teniendo que preguntarnos si somos capaces de alcanzar algún conocimiento sin estar, simplemente, bajo la ilusión de pensar que sí somos capaces de alcanzarlo. Pichard, Knowledge and Perception, p. 69

Una pequeña nota editorial para invitar a pensar acerca de un pensamiento suelto, errante, nómada, que, por instantes, se posa en una mente, no se queda, sigue en busca de curiosidades expectantes. “Atreverse a pensar por sí mismo”, soltar amarras de dogmas establecidos es, talvez, el atentado más peligroso en el ámbito del conocimiento probado. Es el lastre que la ‘producción científica’ lleva consigo, pues, en una medida importante, arrastra una nube de significados amenazantes, que la sigue constantemente: se sospecha siempre la arrogancia y la actitud dogmática de aseverar hallazgos verdaderos, en el sentido más mutilante del término verdad, cuando se determina como el de, “fin de la discusión y la investigación, la verdad -o el conocimiento- ya está alcanzada”. Se ubica así, tal producción, en el terreno de las ‘revelaciones’ y, paradójicamente, pierde la tan añorada ‘cientificidad’, término que, hoy día, tendría que estar en el borde de los significados; valdría la pena que se ubicara también en lo transitorio, en la incertidumbre, y en el espíritu de lo no conocido. El ardor por la protección de las revelaciones, sacrifica el espíritu de la aventura del conocimiento, que pierde así, la lozanía y la realidad de saber que una vez que se adquiere, ya se está perdiendo, y la búsqueda continúa y permanece. La idea nueva es señalada como peligrosa, se considera un atentado contra la institución,

pues el celo por guardar las ‘Tablas de la Ley’ limita y aprisiona el ímpetu por abrir caminos y seduce con el facilismo y las ‘miradas rápidas’ de consumo masivo y alienante. El conocimiento invita a la permanente pregunta, sin respuesta, pero con la laboriosa dedicación a la construcción de comprensiones transitorias, que pueden mudar de piel y ser dejadas al paso de la curiosidad que no se detiene, de la pregunta permanente y la valentía de enfrentar lo nuevo y lo desconocido. La comodidad de lo ya conocido atenta, con su flirteo y su engañosa seguridad, contra la frescura de lo inexplorado, de lo naciente, de los coloridos misterios en continuo movimiento. Las revelaciones, como puertos seguros, amarran la curiosidad y se convierten en “falos patéticos”, en “monstruos del pasado” (BION, Cogitaciones, 1994) que invaden nuestro pensar, nuestro soñar, y anquilosan cualquier capacidad de inventar, conjeturar y soñar sueños, pensar pensamientos, realizar acciones, descifrar emociones y construir puentes entre abismos inabordables. Una invitación a preguntarse y pensar está desbordante en el artículo Tropismo, Repetición y Forma, en el cual, las propuestas por conocer nuevos terrenos de pensamiento, nuevas relaciones con el conocimiento, nos llevan a enfrentarnos con ideas diferentes que promueven un destete de los monstruos patéticos del pasado, para probar pensar por sí mismos,


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hilda botero cadavid

construir, armar, desarmar y volver a construir. Leandro Stitzman, con una mente amplia, abierta y creativa, propone transitar por caminos ‘peligrosos’ y controvertidos, por lo tanto, fértiles y preñados de preguntas y desafíos. El mundo de las emociones no ha sido explorado como lo merece, y las emociones en la zona de mayor incertidumbre, como el bebé in utero, el bebé recién nacido, talvez, por el profundo asombro, por la reverencia que despierta, se convierte en terreno movedizo y de difícil acceso, acostumbrados, como estamos, a valernos de lo ya organizado. El mundo del recién nacido promete descubrimientos asombrosos, solo si recuperamos la valentía de explorar lo desconocido y la humildad de reconocer las maravillas de la mente humana en configuración. Contener las Emociones del Recién Nacido es un artículo que atrae a pensar estas primeras manifestaciones de la emoción humana y las bases de la conformación de la seguridad, como sentimiento básico de vincularidad, solo accesible por medio de relaciones primarias cercanas y de profundo respeto por la vivencia íntima del amor que se tramita en la díada madre-hijo. Hilda Botero comparte experiencias vívidas, resultado de sumergirse en este asombroso mundo de inquietantes sucesos emocionales. En este mismo ámbito, se mueve el artículo La Reactivación del abuso Sexual en la Maternidad, resultado de la propuesta de pensamiento y de la investigación que plantea Andrés Cabezas Corcione. En este escrito, puntualiza la importancia de la intervención en estos primeros momentos, para conocer y re-conocer las emociones fundamentales y la cualidad del vínculo madre-hijo en sus inicios. Propone comprender la maternidad y el maternaje como punto nuclear para reactivar conflictos subyacentes, por ejemplo, el abuso sexual, que puedan señalar psicopatología en el recién nacido. Presenta la Entrevista Perinatal como medida preventiva y protectora en la maternidad.

De la Adolescencia a la Edad Adulta en una Sociedad de Cambios Acelerados ubica nuestro pensamiento en la búsqueda de herramientas para perfilar comprensiones de estados tan difíciles y cambiantes como son los momentos adolescenciales; cómo ubicarlos en la realidad, para que brotes de creatividad comanden el entendimiento y la capacidad innovadora en estas edades. Rubén Darío Gualteros pone el dedo en la herida del momento actual: Adolescencia, cómo vivirla, cómo pensarla, cómo superarla y transformarla en riqueza de significado, apertura de pensamiento, inventiva y productividad en la sociedad que nos corresponde fortalecer. Trauma y fantasía, su efecto ulterior es un artículo realizado por el Dr. Eduardo Laverde Rubio, quien se ha caracterizado por asegurar la rigurosidad en sus investigaciones en el área del conocimiento psicoanalítico. Una juiciosa revisión y una reflexiva mirada clínica hacen de este escrito un interesante documento. Propone, partiendo de definiciones básicas y precisión de conceptos, la confrontación de hallazgos para ajustar la teoría a la clínica. Mitos y Fantasía, Observación y Reflexión fortalecen la sección de Ensayos con autores que se aventuran en terrenos conjeturales, preñados de propuestas de pensamiento. La presente edición ofrece, pues, caminos de curiosidad y misterios por develar, algunos lectores accederán a ellos, otros pasarán de largo y algunos otros detectarán esporas de imaginación que podrán llegar a florecer. Son terrenos interesantes, con respecto a la frescura del conocimiento, producto este de la capacidad de preguntar y preguntarse, de mantener la curiosidad en la lente de la observación. Un texto, una teoría, se anotan con mayor valor si pueden despertar preguntas y animar la curiosidad hacia la búsqueda de nuevas propuestas, no importa cuántos obstáculos encuentre, cuánto ataque contra la ‘idea nueva’ se perfile.


ArtĂ­culos


LOS AUTORES Andrés Cabezas Corcione: Psicólogo, Director de la Carrera de Psicología y Profesor Titular de Psicopatología de la Adultez, Universidad del Mar, Sede Centro Sur, Campus Zapallar Chile. andres.cabezas@udelmar.cl..: andres.cabezas@udelmar.cl

Tiene varias Publicaciones y Artículos en revistas científicas de Latinoamérica y Europa Traductor de Bion para Editorial Hormé y otros autores para APdeBA, APPOLA y.

Rubén D. Gualtero: Sociólogo. Coordinador de redacción de la Revista de Psicopatología y Salud Mental del niño y del adolescente. Barcelona (España).

Algunos de sus Principales Artículos: Postales de Crueldad. Topia. BA, 2003. At-one-ment, Intuition and Suchness. IJP, London. Vol. 85-3 Formando Preguntas Obvias. Topia. BA, 2006. Momentos Entrelazados. Roma 2008.

Gualtero, R.D; Gibert, M; Cuerva, F; Gomà, M: Seguimiento de pacientes dados de alta de un hospital de día para adolescentes. Rev. Asociación Española de Neuropsiquiatría, 2007, vol. XXVII, núm. 100, pp. 293-301. Gualtero Pérez, R.D y Gomà Llairó, M: Inmigración extranjera y salud mental infantil y juvenil: estudio multicéntrico. Anales de Psiquiatría, 2009, vol. 25, núm. 4. Correspondencia: rdgualtero@gmail.com Leandro stitzman: Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Observador de Lactantes de la Asociación Psicoanalítica para la Observación de Lactantes. Psicoanalista de niños y adultos. Estudió Física y Matemáticas en seminarios y cursos universitarios de Argentina y Estados Unidos y de manera autodidacta. Coordina grupos de estudio para analista sobre la obra de Wilfred Bion.

Entrelazamiento. Un ensayo psicoanalítico” en Promolibro.

Eduardo Laverde-Rubio: Hilda Botero Cadavid: Psicóloga U. Javeriana. Psicoanalista, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Colombina y Asociado de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Docente de maestría en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica, Universidad Javeriana. Experta en trabajo emocional con la díada madre-hijo. Directora Seminarios de Observación de Bebés Método Esther Bick. Trabaja en la implementación de proyectos de atención emocional en las Unidades de Recién Nacidos, Hospital San Ignacio, Hospital Meissen y con grupos de salud en la Clínica Reina Sofía, Bogotá. Trabaja en la organización y gestión de El Taller de Psicoanálisis en la ciudad de Bogotá. hildabotero@hotmail.com


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 13-30, 2011

Artículo original

CONTENER LAS EMOCIONES DEL RECIÉN NACIDO

Un compromiso por la vida Hilda Botero C.1

Recibido: Aprobado: RESUMEN Emociones intensas, sentimientos, memorias, historias: es este el trayecto vital que necesita recorrer el recién nacido para construir su lugar en el mundo de los humanos. Para que dicha construcción tenga cimientos más firmes y confiables, la madre, esencialmente, y el padre al cuidado de esta díada, deben funcionar dentro del terreno del ‘compromiso emocional’. Es el recién nacido quien hace florecer en la madre las esporas de la maternidad, prontas a expandirse en el mundo de las emociones y el cuidado humano. Es fundamental mantener a mamá y bebé unidos luego del nacimiento. Esto nos remite a la obligación de pensar en cómo edificar la infraestructura necesaria para ello y la comprensión profunda que requiere hacernos cargo del bebé humano. Algunas viñetas de observaciones acerca de este emerger a la vida son presentadas para ilustrar la necesidad de acompañar al recién nacido, a su familia y al personal de salud.

Palabras clave: Recién nacido, bebé prematuro, maternidad, compromiso emocional

CONTAINING THE EMOTIONS OF THE NEWBORN A life engagement SUMMARY Intense emotions, feelings, memories, histories: this is the vital trajectory that the newborn needs to go through to construct his/her place in the human world. In order for this construction to take place with a firmer and more reliable foundation, the mother, essentially, and the father’s watchful carefulness over this dyad, should function within the limits of ‘emotional engagement’. It is the newborn who makes the mother’s maternal seed blossom, soon to expand itself into the world of emotions and human care. It is fundamental con maintain both, mother and baby, together after birth has taken place. This refers us to the obligation of thinking about how to build the necessary infrastructure for this issue to occur and a profound comprehension that is required in order for us to take care of the human baby. Some observational vignettes concerning this emergence of life are presented to illustrate the need to accompany the newborn, his/her family, and the health personnel.

Key words: Newborn, premature baby, motherhood, emotional engagement.

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Psicóloga, Psicoanalista. Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. hildabotero@hotmail.com


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CONTER AS EMOÇÕES DO RECÉM-NASCIDO Um compromisso para a vida RESUMO Intensas emoções, sentimentos, memórias, histórias: é esse o trajeto vital que o recém-nascido precisa percorrer para construir o seu lugar no mundo dos humanos. Para que esta construção tenha cimentos mais firmes e confiáveis, tanto - e mais essencialmente - a mãe, quanto o pai devem funcionar dentro do terreno do “compromisso emocional”. É o recém-nascido que fará florescer na mãe as esporas da maternidade, prontas e se expandir no mundo das emoções e do cuidado humano. É fundamental manter mãe e bebê unidos desde o nascimento. Isso nos remete à obrigação de pensar em como edificar a infra-instrutora necessária para tanto e a compreensão profunda do que significa nos responsabilizarmos pelo bebê humano. São apresentadas algumas vinhetas de observações deste emergir para a vida com a finalidade de ilustrar a necessidade de acompanhar o recém-nascido, sua família e a equipe de saúde.

Palavras chave: Recém-nascido, bebê prematuro, maternidade, compromisso emocional.

INTRODUCCIÓN Inicio este artículo con el sentir de una bebita prematura en una Unidad de Recién Nacidos: … Para mi regocijo llegué a entender que, guiándome con mi pie izquierdo podía mover mi cuerpo y darme vuelta, hasta quedar extendida de lado a lado en la incubadora, como lo estaba dentro del útero…2 Hay una historia, hay memorias, sentimientos… emociones intensas. A lo largo de este escrito me hago cargo de ser la voz de estos pequeños seres y sus más íntimos afectos, en una atmósfera extraña y desoladora, como escenario para el encuentro con los inicios de la vida extrauterina: las Unidades de Recién Nacidos. Así, con palabras, miradas, tacto, compañía fui viviendo mi vinculación con estos pequeños en el trabajo que realizo, hablando a los bebés y escuchando y comprendiendo sus mensajes. Poco a poco, voy echando mano de diferentes momentos, en los cuales la experiencia emo

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Meg Harris Williams, El Patito Feo (Inédito).

cional del permanente contacto con estos bebés me fue guiando hacia comprensiones sorprendentes de la vida pre y perinatal. Esta narrativa, abordada desde un vértice psicoanalítico, cuenta algunas reflexiones acerca de mi práctica clínica, en contacto directo con bebés y madres prematuros. Voy a recurrir a varios artículos en los que presento vidas y muertes, dolores y carencias de quienes habitan esta atmósfera. Todo este trabajo es muestra de cuán conmovedor es este escenario y cuánta necesidad existe de ser mirado y tratado de una manera más humana, más sensible, con enorme admiración por la lucha extraordinaria que se libra en una Unidad de Recién Nacidos, una batalla que protagonizan los bebés, madres y padres, y Equipo de Salud.

1. Comenzando a pensar en el bebé… ¿Desde cuándo? Unas pocas palabras acerca de la vida prenatal, nos dan, sin lugar a dudas, datos acerca de quién, y no qué, es el bebé, este nuevo ser


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que llega al mundo. Seré sucinta al respecto, y espero que solo aludiendo a la importancia de algunas experiencias de observación in utero y, un tanto a la sensorialidad del bebé prenatal pueda, por lo menos, despertar la curiosidad y el ánimo investigativo. No solo comprender, sino tener en cuenta las capacidades del bebé, allana el camino que permite y facilita relaciones más estrechas y permanentes entre madre y bebé; y nos advierte acerca de la urgencia de asumir la repercusión emocional sobre el personal de salud que interactúa con bebés prematuros o enfermos. Esta realidad, la prematurez, para el bebé recién nacido y para su madre, pone en peligro el proceso natural humano de la formación de un vínculo emocional fuerte y profundo. Dejar atrás la estereotipada visión del feto o del bebé en el vientre materno, pasivo y sin intercambio relacional, marca la diferencia en la comprensión más humana de la particularidad de cada individuo, realidad que se postula desde los primordios de la existencia. Ahora es más apremiante nuestra preocupación y nuestro interés por establecer relaciones más sanas, desde el inicio de la vida. Podremos asumir, que un bebé nace en el instante de la concepción, como posibilidad y como presencia en la realidad psíquica tanto de la madre y como del padre. Así comienza a existir este nuevo ser, que indudablemente, precisa del intercambio humano. La Observación de bebés, Método Esther Bick (1964), ha aportado al Psicoanálisis datos de reflexión extraordinarios, que van tejiendo cada vez un conocimiento más cercano del infante, de las relaciones madrehijo, padre-hijo y de la importancia de trabajar, desde este momento, para contribuir a mejorar la salud mental individual, que repercuta en las interacciones sociales y en la comunidad. Alessandra Piontelli (1992), Neonatóloga y Psicoanalista Italiana, ha realizado, por medio del ultrasonido, estudios de la vida prenatal con madres gestantes, y ha hecho el seguimiento

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durante muchos años, por medio de entrevistas o psicoterapia, a los bebés observados in útero, luego del nacimiento, para corroborar qué tanto de lo que se ha observado y referenciado durante la preñez permanece en la vida extrauterina. Desde los años 80, ha permanecido en este campo aportando extraordinarios datos sobre el carácter y el conocimiento de esta vida prenatal. Ante la pregunta: ¿Qué tanto de las impresiones de estas primeras observaciones podrían encontrar confirmación en el subsecuente desarrollo del niño, una vez que ha nacido y se va desarrollando?, ha podido confirmar, que muchos de los hallazgos realizados durante la gestación permanecían evidentes en los niños objeto del estudio. Pero, estas observaciones no solo son producto de estudios elaborados a través del ultrasonido, cada vez más sofisticado y cercano a la realidad, sino de referencias de los sentimientos de las madres, acerca de gustos o disgustos, preferencias, posiciones y movimientos específicos de sus niños, durante la gestación. Obstetras y personas que han acompañado la preñez aluden frecuentemente a comportamientos que ya han ‘observado’ desde la vida en el vientre materno. Piontelli cita, como una intuición extraordinaria, los estudios de Preyer (1885), quien, en su ya clásico Fisiología Especial de los Embriones, escribe que los movimientos fetales comienzan, probablemente, mucho antes de lo considerado hasta ese momento; los ubica antes de la semana doce de gestación y asegura, que tal motilidad es generada espontáneamente y no solo como respuesta a estímulos del mundo externo. Movimientos similares a los del recién nacido con una extraordinaria libertad y, podría decirse, decisión propia. Reconoció, además, la anormalidad del exceso de movimientos en deformidades fetales (Piontelli, A., 1992, p. 27). El niño intrauterino siente y reacciona, no solo ante emociones amplias e indiferenciadas, como el amor y el odio, sino ante complejos


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estados afectivos como la ambivalencia y la ambigüedad (Verny, Th., Kelly, J., 1988). Ahora bien, todas estas consideraciones se ven cada vez más alumbradas por los estudios de las Neurociencias. Podemos observar la vida intrauterina a la luz de nuevas comprensiones. En todos los mamíferos, el desarrollo de los órganos sensoriales es similar. Tan pronto finaliza la fase embrionaria, hacia la séptima semana, aparecen el olfato y el gusto, sigue el sistema vestibular, la audición y el sistema cenestésico, o sea, las respuestas de la piel a todo lo que la ‘toca’ (M. C. Busnel, 1999). Entre la semana 18 y 20, el tacto, y finalmente, la visión ya existe en el útero. Los primeros conocimientos acerca de la sensorialidad del feto aseguraban que solamente un sistema nervioso anatómicamente completo podría dar razón de ella. Ahora sabemos que un sistema nervioso inmaduro tiene capacidad de funcionar. Para poder comprender, las enormes limitaciones del pensamiento humano nos llevan a realizar la separación entre los aspectos psíquico, físico, emocional e intelectual. Somos incapaces aún de pensarnos, de percibirnos y de funcionar integrados. Si hacemos el intento de integrarnos para pensar, podremos comenzar a comprender y explicar un poco más al Ser humano y, en especial, al bebé intrauterino y al recién nacido. Es importante que este acercamiento se realice sin falsas pretensiones ni actitudes idealizadoras. Cuando hablo de sensorialidad no estoy planteando psiquismo conformado, propiamente dicho, estructurado y en función completa, ni inteligencia, como se asumiría desde la exigencia de la organización total cognitiva, por ejemplo. Recientes estudios por medio del ultrasonido, comentados por Busnel (1999), nos cuentan cómo el feto, entre la semana doce y veintisiete, ya tiene un sentido de lateralidad. Los movimientos que el bebé realiza con el brazo izquierdo o derecho, en este período, nos dan muestras de ello. Otro sorprendente aporte de

estas investigaciones ha sido lo concerniente al olfato, aunque las experiencias se han llevado a cabo con animales; esto, obviamente, más allá de no hacerlo con personas, creo que sí nos alerta sobre lo que habría que saber de los seres humanos. El recién nacido, y el prematuro en especial, es el más cercano que tenemos al denominado feto, y estas observaciones nos han ayudado enormemente. El recién nacido prematuro ya se puede observar directamente. El resultado de todos estos experimentos nos arroja la claridad de cómo la memoria está ligada indefectiblemente al desempeño de los sentidos, especialmente del olfato y del gusto. Smotherman (citado por Busnel, 1999) realizó experimentos inyectando Citral (con sabor a limón), que tiene gusto pero no olor, en el líquido amniótico de unas ratas durante su preñez. Así, pudimos comparar dos sentidos que son, de por sí, difíciles de separar: olfato y gusto. Después del nacimiento, los recién nacidos van a preferir leche con Citral, lo cual no ocurriría si este sabor se asociara a experiencias de malestar intrauterino, al momento de realizar la experiencia. Por tanto, vemos que el objeto de la experiencia no solamente sintió el gusto o sabor agradable o desagradable, sino lo recordó, es decir: hay memoria. Esta misma relación se observó con respecto a experiencias realizadas con el ‘olor’ a jugo de manzana. Ratas ubicadas en un laberinto, en el cual podían escoger entre un camino con olor a manzana y uno sin olor, o con un olor diferente, escogieron el camino de la manzana, siempre y cuando, en la gestación, hubiesen tenido la experiencia de tal sabor. Olor y sabor, percibidos y recordados. Hablamos de discriminación y reconocimiento, no de preferencias, en el feto. Estudios similares, sobre el olfato en recién nacidos, fueron realizados por Porter en los Estados Unidos y Marshall en Francia (citados por Busnel, 1999). Ofrecieron a estos bebés algodón con determinado olor, uno del lado izquierdo y otro del lado derecho, los bebés


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se dirigían más a un lado que a otro, según discriminaban uno u otro olor. Con relación al seno materno, el recién nacido prefiere, evidentemente, el líquido amniótico que fue probado y olido en el vientre, esto es, el de su propia madre al de otra. Este líquido actúa como enlace entre la vida intrauterina y la leche del pecho materno. Otros mamíferos lamen su propia barriga luego de lamer el líquido amniótico en el que estaban sus cachorros; así, cubren sus vientres y tetas con el olor y el gusto que los hijos conocen, lo cual les ayuda a encontrar sus tetas (Ibíd.). El recién nacido es atraído por este olor. Ya al cuarto día de nacido no hace diferencia entre líquido amniótico y calostro; después, pasa a preferir el olor de la leche de la madre. Así los bebés sean alimentados con biberón, los primeros cuatro días mantienen la elección por el olor y el sabor del líquido amniótico. Luego de seis u ocho días, tal preferencia desaparece, pero aún se habitúa más fácilmente a la leche materna, con el olor y el sabor del líquido amniótico, que a la leche sintética. El útero es pues, el primer mundo del niño, y según lo experimente, hostil o amistoso, crea disposiciones. Es decir, allí, y de acuerdo a su vivencia, se establecen sus expectativas (‘pre-concepciones’, Bion, 1962)3. Las necesidades emocionales de los bebés no nacidos son mucho más primitivas que las nuestras, por eso, una actividad de la madre dirigida a pensar o mantener en la mente a su bebé, le ayudará a calmarse y armonizarse. Los efectos del abandono emocional en el útero son desastrosos para el pequeño; el silencio de sus madres es devastador y, al nacer, se hará más difícil ponerse en contacto con mamá y con el mundo. Esta comunicación madre-bebé en el útero es parte fundamental del vínculo; no

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hay que esperar a que nazca para establecerlo. Como no hay que esperar a que nazca para presentar e introducir al padre, en la mente y en la vida afectiva del bebé. Esta es una tarea desde los inicios de la gestación (y aún anterior) (Botero, 2000). Los intercambios afectivos de la madre, el que ella pueda gestar a un bebé en su mente, con un padre compañero viviendo la preñez, dan una cualidad especial, afortunada, segura, a esa madre con la cual el bebé se contacta. Podríamos pensar que en el bebé, subyacente, habrá una preconcepción de un objeto que apoya, sostiene y asegura lo que la madre tiene y ofrece; y en la medida en la cual esta relación sea armónica, la madre podrá rescatar a su bebé real de todos los bebés fantasmas o imaginarios, y podrá sellar la alianza con la vida y la relación. El Apego Seguro (Bowlby, 1969) se irá instaurando bajo la égida del apoyo seguro y amoroso de un padre que encuentra su paternidad. Es una labor de equipo, el equipo primario que cada uno, padre y madre, haya interiorizado de sus primeras relaciones, y la capacidad que papá y mamá tengan para reparar o transformar cualquier falla que haya sido inscrita en el acontecer de sus propias historias. Ahora, en la reedición, han de hacerse ajustes, elaboraciones y transformaciones hacia la armonía y el bienestar, hacia una mejor adaptación y evolución (Botero, 2000). Cada descubrimiento nos hace más conscientes de la necesidad de asistir, tanto al bebé en gestación como al que es alumbrado, con la sensibilidad y la consideración humanas que merece. Desde hace algunos años, y en algunos países, se propone atender nacimientos, atendiendo más a la natural posibilidad de madre y bebé, que a las comodidades médicas. Frederick Le Boyer, obstetra francés, autor de

‘Pre-concepción’ es el término al que Bion alude como análogo al concepto de Kant de “pensamientos vacíos”, un estado de expectativa. En el bebé se asume como que tiene una ‘disposición’ innata o conocimiento a priori para la expectativa del pecho.


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El nacimiento sin violencia, defendió métodos de nacimiento más delicados y naturales. Un entorno cálido, tranquilizador y humano da una mejor bienvenida al recién nacido. El bebé percibe perfectamente la atmósfera física y emocional en la cual es recibido y responde también de acuerdo a ella. Un trato cuidadoso, delicado y cercano marcará, tanto para el recién nacido como para la madre, enorme diferencia con un acogimiento frío, apresurado, sin conexión emocional de quienes lo reciben. (M. C. Busnel, 1999). Ahora bien, el bebé no solo establece una relación con el pecho y con la forma como la madre lo alimenta, sino que la percibe, de manera precisa, a ella como persona, y su capacidad o incapacidad para sentirse ligada a él. Se han puesto en evidencia perturbaciones en niños y adultos causadas por procesos proyectivos provenientes de la madre, antes y después del nacimiento. Felton (1985, citado por Rosenfeld, 1987), en sus minuciosas investigaciones, al examinar a niños autistas y sus madres, descubrió que hay zonas en la mente de ella que la perturban y avergüenzan profundamente, las cuales había intentado tenazmente excluir de la conciencia, pero “parece –dice Felton- que el embarazo activa estos procesos ocultos, que se supone nunca fueron conocidos, pero que, sin embargo, parecen haber traspasado al niño de forma misteriosa”. Felton denomina a este proceso, ‘presión osmótica’. Se refiere a un proceso eminentemente mental, en el cual el bebé es totalmente indefenso ante esta ‘presión’, puede estar ligada a algunos procesos fisiológicos intrauterinos aún no estudiados, permanece luego del nacimiento y obstaculiza una relación normal con la madre. Es un proceso que funciona como una ósmosis física pero en la esfera mental (Rosenfeld, H. 1987, p. 342). Bion (1976 - 1978), profundizando sobre la identificación proyectiva, describe, de forma por demás poética, la vida intrauterina. Comenta cómo el feto, “incluso un embrión

de tres o cuatro ‘somitas’, vive algo que un día llegará a ser lo que llamamos ‘sensaciones’” (Rosenfeld, 1987: p. 342). El feto, opina Rosenfeld, puede cambiar dramáticamente la dirección de su desarrollo, y llegar a ser incapaz de tener sentimientos o ideas, lo que termina en una carencia, al nacer, de los elementos importantes de sus dotes. Desde el inicio de la preñez, madre y bebé inician un diálogo en el cual ella conversa, acaricia, pregunta, y él, su vez, con su lenguaje característico intrauterino, transmite mensajes de confort o incomodidad, de gustos y disgustos. Así se inicia esta interrelación y se sientan los principios fundamentales de esa relación que crecerá en intimidad y afianzamiento hasta alcanzar un vínculo seguro y duradero y un modelo de relación para el resto de la vida (Botero, 2007).

2. Una llegada al mundo Observar, de manera más profunda y humana, todo este evento de la preñez, el nacimiento y sus vicisitudes, nos hace pensar de forma diferente acerca de los bebés en las Unidades de Cuidados Intensivos e Intermedios. La Unidad de Cuidado Intensivo, el primer encuentro con el mundo para estos pequeñitos: ¿Cómo recibe a estos habitantes de lejanos universos? ¿Cómo ‘contiene’ estados primordiales, lenguajes desconocidos, indescifrables? ¿Cómo rescata pedazos de rupturas dolorosas y búsquedas obstinadas? Es indescriptible la experiencia de permanecer al lado de estos bebés, emergiendo de la bruma, de seres que, desde el limbo, gritan, lloran o, simplemente, se refugian en el silencio y se ‘prenden’ a un estado de invisibilidad, temerosos de existir y con pánico de no existir. Estos bebés necesitan de alguien que descifre sus códigos para responder a sus demandas insistentes y, algunas veces, tan confusas para nuestro pensamiento. La madre y el equipo de salud tienen una misión vital: Recibir sus


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mensajes y devolver, en una respuesta acertada, guías del mundo nuevo, ayudas para tolerar ese impacto estético que amenaza con la muerte. Y, a la vez, la madre necesita un ‘continente’ que ayude a metabolizar esta experiencia de caos y desorientación; solo así ella estará capacitada para responder a su bebé (Botero, 2005a). La experiencia emocional del bebé, especialmente la del prematuro en la Unidad de Cuidado Intensivo, es de un dramatismo imposible de narrar. Dolor, terror y pánico, envuelven, como recepción de un mundo extraterrestre para ellos, su precario sentido de existir. Cada instante está golpeado por bruscas sensaciones que impactan y ponen en peligro su experiencia de vida. La experiencia de una madre ausente, la pérdida de un continente que era fijo, permanente hasta ahora, solo plantea preguntas: ¿Dónde? ¿A quién acudir por respuesta? Quienes hemos interactuado con estos momentos tan arcaicos hemos visto cómo, si mamá no está, ni su voz, ni su aliento, ni… nada, una luz puede ser mamá, un cable se transforma en lo que conecta con la vida, con la vida emocional (Ibíd.). El bebé en las Unidades de Recién Nacidos se enfrenta a la experiencia de un “despertar a una nueva realidad”, metáfora que nos propone Telles, V. E. (1997, citado por Busnel, 1999), solo que en términos más dramáticos: El paso de un estado que podríamos llamar de ‘adormecimiento’ en el vientre materno, a un estado de ‘vigilia’ luego del parto, implica ya un cambio enorme. En un bebé prematuro esta experiencia podríamos catalogarla como experiencia traumática. Este ‘despertar’ precisa de una ayuda y una contención especiales, pues además del traumatismo de la experiencia física, peligra su salud emocional. Las Unidades de Recién Nacidos son universos en los cuales, por la gracia de una nueva vida, se congregan todos los esfuerzos para la conservación de la vida; pero también confluyen y hacen presencia las fuerzas de la

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muerte. Un campo de batalla. Vida y Muerte enfrentadas, pugnando por ganar minutos, instantes, y desplegando todo su poder a diestra y siniestra (Botero, 2007). En términos de la atmósfera emocional, todo es relevante. El recién nacido capta toda la atención y su bienestar se convierte en el centro de la labor de todos. Hasta hace muy poco, en la mayoría de las Unidades de Recién Nacidos (URN) solamente se consideraba su bienestar físico, orgánico; pero su bienestar emocional era relegado a un segundo plano, o era incluso ignorado. Conocer y comprender el contexto emocional, su configuración y funcionamiento, se vuelven cruciales, pues en el psiquismo pre y peri natal se configuran las condiciones originarias y estructurantes de la vida mental de ese nuevo bebé, las cuales continuarán su construcción a partir de ese “despertar” (Ibíd.). Dentro de un contexto de cuidado integral, es vital encontrar una forma de superar la brecha entre atención física y atención emocional. Madre y bebé, ambos prematuros, en un encuentro apresurado, y además, roto el contacto y la comunicación que traían desde el útero, se encuentran en un grado de vulnerabilidad enorme. Esta realidad impone un abordaje cuidadoso y balanceado, en el cual se ofrezca, a la par, la atención física y la atención emocional y se reduzcan, en lo posible, los riesgos vitales en uno y otro aspecto. ¿Cómo se va a asumir la responsabilidad de asegurar la vida del recién nacido y de cuidar la función de maternaje de su madre? ¿Cómo, entonces, asumir ahora la tarea de apoyar esta díada y asegurar sus existencias dentro de una relación emocional en crecimiento? El recién nacido necesita compañía humana, palabras, arrullos, caricias humanas, para dar sentido y significado a su despertar; para comenzar a estructurar lazos emocionales que aporten salud física-mental. La madre a su vez, necesita ser contenida y acogida para que pueda realizar


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esa función con su bebé. Ambos están en un estado mental de fragmentación, desvalimiento y confusión. La madre cuenta, como parte de la naturaleza de la maternidad, con un estado de hipersensibilidad, tantas veces criticado y condenado, pero indispensable para dar sentido y significado a cada gesto, a cada señal emitida por su bebé. El recién nacido necesita de esa madre a su lado, para que sus señales sean re-conocidas, interpretadas y se movilice una respuesta a sus necesidades. El escenario natural del nacimiento a término podría darnos luz para una mejor comprensión de lo que falta a madre y bebé prematuros y que es urgente atender, para acortar la brecha que se impone por una separación obligada, ya que no contamos con la infraestructura necesaria para evitarlo, ni con la comprensión adecuada para promover otro tratamiento más naturalmente humano en estas circunstancias. Nils Bergman (2005) destaca la importancia de mantener unidos a madre y bebé, y promueve lo que denomina “restaurar el paradigma original”, el cual se dirige directamente a desatacar la urgente necesidad de defender la calidad del cuidado de las criaturas humanas. En el momento del nacimiento madre y bebé se encuentran en la etapa de “transición”, el cambio de un medio acuoso a un medio gaseoso, al contacto con el aire, en este momento se impone una estrategia evolutiva cuyo único objetivo es la lactancia y se plantea como la etapa de la iniciación. Rosenblatt (1994) especifica este momento de la iniciación como la secuencia de comportamientos en el recién nacido que conduce directamente a la iniciación de la lactancia. Lo más impactante de estos hechos, es que es el recién nacido, y no la madre, quien ahora despliega, ‘en la acción’, el programa perteneciente a la reproducción. El neonato, cuando estimula a su madre, determina todos estos acontecimientos. Es él quien inicia un proceso de vinculación esencial del

cual resulta la respuesta de la madre, y así se producen las estimulaciones sensoriales mutuas entre madre y bebé. La clave es el recién nacido, es él quien establece la lactancia. El gran problema surge cuando se separa a la madre del bebé; si se aleja al bebé de su hábitat propio, o su sentido de Ser, el nido, o conjunto de respuestas físico-emocionales no pueden implementarse, y el objetivo del amamantamiento se interrumpe, y se precipita la respuesta de cualquier mamífero a la separación: se activa el programa de ‘defensa’, con la protesta y la desesperación; se cierra así el sistema hasta recuperar a la madre. Para poner en acción sus potencialidades el bebé, al nacer, es capaz de arquear su espalda, realizar movimientos especiales con sus manos y reptar hasta el pecho de la madre, sin ayuda, es más, si se le ayuda se perturba esta danza maravillosa en busca del pezón de la madre, como alianza y diseño de supervivencia, si se logra el amamantamiento, y este, a su vez, depende de que el bebé se encuentre en el lugar adecuado, en su hábitat: el cuerpo-pecho de mamá. Este escenario es de vital importancia y entrega argumentos firmes, sobre la gravedad de separar madre y bebé luego del nacimiento Si ella no está a su lado, la disposición primordial del bebé corre el riesgo de perderse en medio del silencio, la desesperanza y el vacío en el que suelen caer sus llantos, gorjeos, miradas etc., que emite para su madre ausente. De manera concomitante, en esta madre peligra ese estado de alerta y receptividad que la prepara para recibir a su bebé, y que se tornará dudosa y torpe si no lo tiene cerca. En ella, se exacerbarán sus sentimientos de frustración, culpa, y quizás rabia, hacia el entorno que la separa de su hijo. Un nacimiento prematuro, en condiciones de separación de madre y bebé significa, ante todo, un trauma interno, talvez más poderoso que el fisiológico o externo, pues priva a los padres del niño del sueño de la maternidad-


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paternidad esperada. Es una súbita interrupción que siembra, en sus mentes y en sus sentimientos, dudas sobre su perspectiva de futuro, de goce, y de la posibilidad de crear y construir una nueva relación y, con ello, consolidar una familia. Es importante comprender que el prematuro no es un enfermo, pero ha protagonizado una ‘transición’ prematura de su hábitat; enferma, pues le separan de su hábitat-madre, y el estrés es el origen de tal enfermedad, pues se desconfigura todo su programa físico-emocional, su nido-pecho, para dar inicio a la transición al mundo por medio de la lactancia.

3. Compromiso Emocional Las acciones de los bebés son observables para todos: padres, pediatras, enfermeras… sin embargo, hay muchas razones que evitan aceptar ver el fenómeno psicológico o entender el proceso que mueve resultados psicológicos. Una premisa indiscutible para estas observaciones es que, para ver, para entender fenómenos psicológicos, más bien, para comprender las emociones, es imperativo ‘comprometernos’ nosotros mismos, como seres emocionales. Así, debe ser un organismo con sentimientos, sensaciones y pensamientos el que perciba sentimientos, sensaciones y pensamientos. Por otro lado, cuando percibimos ‘algo’, respondemos a ese algo: esta es una realidad ineludible; y esa respuesta legitima, tanto lo que en verdad percibimos, como que lo hacemos privilegiando una forma por sobre otras tantas. Es de considerar, también, por ejemplo, cómo cuando alguien está diciendo o haciendo algo directamente hacia nosotros, tenemos acceso a una información, a la cual no tiene acceso un observador externo. Esta es una seria fuente de confusión o de dificultad, en la comunicación de experiencias compartidas con los colegas. Hay un algo exclusivo y especial entre quienes están directamente

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comprometidos en la comunicación; es a lo que, de alguna manera, Bion alude como ‘lo inefable de la experiencia emocional’. Trevarthen (2004) aporta un ejemplo a esta realidad: cuando alguien saluda a un bebé y, en respuesta, obtiene una sonrisa, la experiencia de recibirla es diferente a la experiencia de quien observa la escena. Quien directamente la reciba será afectado, según la apreciación que tenga de tales intercambios, según si tiene conocimiento de la historia del bebé, y otras circunstancias. Estas reflexiones nos permiten proponer la ‘emoción’ como la clave para el compromiso psicológico. La disociación de las emociones en el acercamiento al bebé, no permite ponernos en ‘con-tacto’, no permite dejar fluir la simpatía propia para la supervivencia física y emocional. Nuestras Observaciones y comprensiones acerca de la vida mental de los recién nacidos, nos acercan, cada vez más, a la pertinencia, o más bien, a la urgencia en la atención emocional de estos pequeñitos. Las emociones no existen para mantenerlas bajo llave adentro del individuo; son agentes activos, movilizadores y buscadores de asertividad en la relación con el mundo. Su naturaleza y su función son ser intensamente compartidas para conmover respuestas de simpatía en los otros. Para todo aquel que está lidiando con bebés, el compromiso emocional provee no solo riqueza de información, más aún, es la ruta más confiable para comprenderlos. Los actos emocionales necesitan, pues, percepción emocional y esto no se lleva a cabo sin un ‘compromiso emocional’. Puedo aportar, de mi propia experiencia trabajando íntimamente sumergida con estas pequeñas criaturas, que si no es con mis emociones puestas allí para ser sacudidas, no podría entender tantos mensajes, sutiles y rabiosos, amorosos y desesperados de estos seres indefensos. Lo cual me lleva a pensar que, en lugar de defenderme de sentirlas, tengo que evocarlas, observarlas, comprenderlas, para poder


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retornar dicha comprensión (Botero, 2006). Lo que, en Psicoanálisis, podemos conceptualizar como: hacer uso de mi ‘función alfa’ (Bion 1962), recibir elementos beta, transformarlos en elementos alfa, interpretarlos y devolver elementos que el bebé pueda transformar, a su vez, en elementos que pueda tolerar y factibles de estructurar pensamiento. Es la función que organiza, que allana el camino para el desarrollo psíquico y, por ende, para la integración de la personalidad. El punto esencial es, insisto, poder comprender cómo los actos emocionales necesitan de una percepción emocional, y esto no puede lograrse sin un ‘compromiso emocional’ (engagement). Siendo capaces de compromiso y respuesta hacia ese otro, asistimos a una realidad compartida, en la cual el mundo de uno puede ser compartido por el otro. Otro ejemplo que Trevarthen (2004) nos invita a considerar es el de un niño de doce meses sentado sobre las piernas de la madre y mirando a través de la ventana, de repente ve una bandada de pájaros volando. Señala hacia ellos emocionado, vocalizando exclamaciones y con sus dos brazos extendidos hacia ellos. Su madre los ve también y dice, en tono confirmatorio: “Sí, mira, ¿no es emocionante?”. El niño se recuesta en el cuerpo de ella y continúa mirando los pájaros. La reacción de la madre en su voz y el movimiento de su cuerpo, afirman la emoción del niño y legitiman su acto de comunicación. Ahora bien, cuando hablo de ‘compromiso’ no me refiero esencialmente al acto consciente cognitivo como tal, me refiero, en el bebé, a una especie de orden de supervivencia física y emocional, a la puesta en escena y a la búsqueda de vínculos confirmatorios de su humanidad. El bebé precisa estar atraído como por un imán hacia su madre-mundo, y la madre necesita esa ‘iniciación’ para dar respuestas asertivas a su bebé, las cuales no se darán, si madre y bebé están separados; esta díada, unida, no podrá zafarse de este impulso de vida. El recién nacido

se agarra a mamá y la madre se entrega a su bebé en el ejercicio de la maternidad. Y ese es el compromiso al que me refiero, es el bebé quien propone este estado de compromiso como lenguaje claro y rico de intercambio de comunicación y afectos (Botero, 2006).

4. Observando al Recién Nacido Ajustada al método de Observación de Bebés Esther Bick voy a narrar una experiencia conmovedora en una Unidad de Recién Nacidos, en una clínica de Bogotá. Para mi propósito, en el presente capítulo utilizaré solo fragmentos de algunas Observaciones (Botero, 2004). Daniela. Salvada de las Aguas Observación Nº. 1. Día 8, en la UCIN Conocí a Daniela cuando tenía ocho días de estar en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal (UCIN); me llamó la atención su tamaño tan pequeño, 28 semanas de gestación, con Retardo de Crecimiento Intrauterino, (RCI). Pero algo más hacía que yo mirase intensamente a esta bebita. Observé a esta nena durante 45 minutos, varias veces en la semana, el tiempo que permaneció en la UCIN. Al principio, no podía determinar qué me atraía tanto, como si su expresión facial, con un misterioso ‘ceño fruncido, enojada’, me comunicara algo. Por mucho tiempo, no pude entender. Las enfermeras se referían a ella como linda pero “¡tan llorona!”. Había días, decía la jefe de enfermeras, que tenía períodos en los cuales no paraba de llorar, nadie podía decir de qué se trataba todo ese llanto inconsolable. Así transcurrió su tiempo en la Unidad. Dormida, con el ceño fruncido y un poco encorvada hacia sí misma, sus manitas muy cerca de su rostro. Era ésta una posición de contenerse a ella misma, se recogía, se juntaba y calmaba el terror a esparcirse en un espacio sin límites. Pensaba yo, que imitaba estar en el útero,


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en el que permanecía, sin enterarse aún que había nacido y estaba fuera de él. Talvez, si mantenía su ‘forma’ en el útero, también éste seguiría existiendo… Una fantasía arcaica de simple existencia, una fantasía in-útero, o, una certeza vital (Ibíd). Observación Nº. 5. Día 20, en la UCIN. Llegué a la incubadora de Daniela, me acerqué, abrí la pequeña puertecita hacia su mundo, saludé, y me quedé observando su sueño, talvez demasiado profundo; sus manos estaban fuertemente cerradas, aferradas, diría yo, a cuanta conexión podía asir. La expresión de su rostro era de un frenético esfuerzo suspendido, no sé dónde… del aire, en el interior de la incubadora. Yo sentía que Daniela se agarraba a ‘algo’ que la mantenía viva. Era una nena con muchas dificultades médicas, dificultades que la dirigían más hacia la muerte. La expresión de sus cuidadores era de pesimismo y desesperanza, sin embargo, decían, “es muy linda”. Había un especial encanto en ella, que atraía la atención. Cuando llevaba allí cerca de 20 minutos, sus ojos comenzaron a moverse de un lado a otro y sus manos se crisparon en un tremor inusitado, su barbilla también tremaba, y su cuerpo rígido se arqueó en su universo de vidrio y aire, cables y sonidos intermitentes. En su rostro se fue configurando una mueca de espanto y su frecuencia cardiaca subía y subía. La alarma se extendió en el ambiente. Fue atendida de inmediato, nada médico pasaba, Daniela estaba, quizás, soñando… soñando una dura lucha por aferrarse a la vida. Su rostro permanecía tenso, una tensión angustiada, pensaba yo. Me sorprendí a mí misma atenta, siguiendo el recorrido de cada uno de los cables a los cuales estaba agarrada. ¿Por qué? Observé cómo su expresión dejaba en mi mente un mensaje para ser descifrado. “son mi conexión con la vida, me ‘amarro’ con ellos a la vida, vivo gracias a ellos”.

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Comprendí, en ese momento, la trascendencia de su necesidad de estar aferrada, conectada, sostenida, ¿por una madre-máquina, talvez? Una madre de contactos duros, dolorosos e intrusivos, y aún así, era su madre-vida, sentida como el contacto, que se volvía cada vez más su seguridad de existir. Me impactaba cómo yo podía sentir sus esfuerzos por vivir, y en cambio, observaba y escuchaba los comentarios en la unidad, incluso de otras madres, acerca de: “¡Todavía está viva!”… “ayer pensé que se moría”… “pensé que hoy no la encontraba”. Esta ha sido una experiencia inolvidable en mis múltiples observaciones en la UCI. Daniela estaba, en la mente de casi todo el personal de salud y las madres prematuras que asistían a estar con sus bebés, como la sentenciada a muerte. Solo así, dentro de ellas mismas, aseguraban que sus propios hijos vivirían. Para esto, para que la vida continuara en todos estos otros bebés, tenía que morir alguien, y ellos, inconscientemente, habían elegido a Daniela. Fui asistiendo a la germinación de la vida en esta chiquita, a pesar de ser la muerte la que abrigaba su precaria existencia. Pero, un factor excepcional, que a mi modo de ver marcó la fuerza de la decisión por la vida, fue la dedicación ‘comprometida’ y total de su madre. En momentos en los que no había licencia en esta Unidad para que la madre permaneciera todo el tiempo al lado de su bebé, consideraciones especiales y una mente abierta por parte de la institución abrieron las puertas y las posibilidades de vida para esta recién nacida que, en la transición hacia el mundo de los humanos, recuperó su capacidad de tocar a su madre, y ser tocada y acunada por ella, para escuchar el arrullo suave de la voz de mamá. Una presencia constante, intensa, iba imponiéndose en la lucha por rescatar la vida. La madre, a pesar de lo difícil de este nacimiento, de las dificultades de salud de su nena, en un intercambio permanente de comunicación y verbalización de sus emociones, miedos y fantasmas allí presentes,


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fue fortaleciendo su maternidad golpeada, y, volcada a la vida, iba reemplazando poco a poco todos los cables y máquinas a los cuales Daniela permanecía aferrada, y de los que no podía soltarse. Antes, el personal médico ya había intentado desconectarla del oxígeno, por ejemplo, varias veces las cánulas se retiraban y Daniela pasaba unos momentos respirando bien, sola… al percatase de que ya no se aferraba a las cánulas, a esas sondas duras e inmóviles, se paralizaba su cuerpo, su respiración caía en el vacío y había que conectarla nuevamente. En este escenario ¿Qué pasaría -pensé- si la madre asistía ‘activamente’ y contenía la experiencia de desconexión, y ofrecía, con su presencia, su voz, su tacto, una conexión más humana, más viva? ¿Y, si poco a poco, se transformaba esa relación con las máquinas en una relación con lo animado, lo vivo, con los dedos de la madre, con su voz… si la respuesta cálida y continente sustituía la fría y dura respuesta de lo inanimado? Así se intentó y así Daniela fue conectándose a mamá, reconociendo un continente incondicional y amoroso. Se fue relajando, su ceño fruncido se transformó hacia otra emoción que se configuraba en su mente; ahora abría los ojos y buscaba figuras animadas, se fijaba a ellas, solo así aflojaba su aferramiento a cables inanimados; cada vez era más fácil alimentarla, su llanto fue cediendo. Permaneció cuatro meses en la Unidad de Recién Nacidos pues se presentaron varias complicaciones y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Solo después de un poco más de tres meses pudo la madre tenerla en sus brazos y llevarla piel a piel en el Programa Canguro Intrahospitalario, Daniela ahora sonreía a su madre, devolvía alimento emocional a quien tan duramente había insistido en contener su fragilidad y en nutrir su vitalidad. Ahora, en contacto piel a

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piel de todo su cuerpo, no solo con las manos de la madre desde el exterior de la incubadora, Daniela fue tejiendo con su madre una relación íntima, intensa y profunda que cada instante aferraba a esta díada más a la vida. Daniela comenzó a existir en el mundo de los vivos.

5. Discusión Esta experiencia abrió la puerta a reflexiones importantes en mi trabajo. Era ésta una realidad contundente: ‘una bebita aún en el útero’. Daniela sobrevivía, porque su fantasía, construida con los ‘datos sensación’, y evocaciones de estar suspendida en un medio acuoso, en el cual su ‘forma’ y su contacto líquido la alimentaban, dieron existencia real a su vivir gestada en la incubadora, que se tornó en el útero del cual no nacía aún; solo así mantuvo la tenacidad de existir. Creo que esta recién nacida evocaba el contacto con el medio intrauterino y, como una ‘figura autista auto-generada’ (Tustin, 1987), la ‘forma’ que adoptaba para contener-se calmaba su pánico a no existir. Esta figura, no compartida, suponía, sin embargo, si se extendía en el tiempo, un peligro para su desarrollo. Había que intervenir y deshacer poco a poco ese útero-ilusorio para introducir la realidad del útero- artificial. La camita-nido que se adecúa para estos niños prematuros, imitando los límites del útero-continente, tendría que resistir permanentes variaciones para que la experiencia de cambio estimulara, en Daniela, la vivencia de poner los pies, o… ¿su cuerpo?, en la tierra, para aterrizar, talvez, como narra Tustin de John4 ‘en paracaídas’. La presencia de la madre fue reemplazando, poco a poco, en la bebita, ese útero alucinado. Primero, la voz, luego, las manos de la madre quien, a través de las pequeñas ventanitas de la incubadora,

John es un paciente autista de Frances Tustin, Psicoanalista, y famoso por proponer e ilustrar lo que, una vez que poco a poco podía verbalizar su estado de sensación, lo podía nombrar como ‘el hoyo negro’; y su estado de sensación acerca de aparecer por instantes en el mundo fuera del autismo, dice la autora que es ‘caer en paracaídas’.


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llegaban hasta la bebita para ‘sentir’ un ‘contacto’ diferente. Daniela iba respondiendo a cada eco del exterior, con actitud de alerta y espera silenciosa, con una disposición a recibir, que marcaba la presencia de una vida cada vez más fuerte, ya no dentro en la incubadora, ahora estaba dentro de Daniela. Esta madre, y un movimiento de rescate que se movilizó en todo el servicio de salud de la Unidad, actuaron para ella como un equipo ultrasensible, ‘absorbedor de shocks’ (Ibíd., p. 71). Daniela pudo escapar, entonces, de esas experiencias devastadoras de los terrores primordiales, pánico al depredador, miedos que, en tiempos pasados, aseguraban la supervivencia (Ibíd.). Permanecía con vida, gracias a las vivencias que se instauraban en su mente, en su emocionalidad, cada vez que le hablaban, que era tocada, mirada. Estas vivencias fueron ordenadores de su sensualidad y de su emocionalidad. Reviviendo cada una de estas experiencias, que narraba en mis anotaciones, me encontré pensando en lo que Thomas Ogden ha descrito, de forma tan sensible, como la ‘posición autista contigua’, una organización psicológica primitiva que “contribuye a formar la base apenas perceptible de los límites sensoriales de todos los estados subjetivos posteriores” (Ogden, 1989, p. 47). Este modo de atribuir significado a la experiencia emocional facilitaba en ella hacer conexiones cada vez más compartidas, y nacer verdaderamente, salir fuera del útero alucinado. Las aguas del útero podían ser ya historia. Cuando Daniela pudo salir de ese útero, y comenzar la experiencia piel a piel del Canguro Precoz, prometía el ‘amoldamiento’ como un ejemplo vivo de contigüidad, su precario sentido del self abrigaba ya un ritmo en las sensaciones; las pausas de mirada, succión, caricia marcaban, también, el inicio de la periodicidad. Daniela estaba surgiendo en los comienzos de la auto-vivencia rudimentaria (Ibíd., p. 32).

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6. Impacto del Recién Nacido en el Equipo de Salud Solo una leve mirada, para profundizar en el espacio y el momento, en el universo de emociones que bombardea a cada uno de los integrantes de un Servicio de Salud y, en especial, en una UCIN. Quisiera hacer claridad, sobre cómo las particularidades de cada integrante del equipo influyen específica y contundentemente en la recepción y metabolización o no de tales emociones. Pensemos por un momento: ¿Por qué estamos laborando o asistiendo en esta área de la salud? ¿Por qué razones inconscientes elegiríamos esta profesión? ¿Estaremos identificados inconscientemente con un bebé que busca curarse? ¿Estaremos queriendo salvar un hermanito, salvar a mamá de una pérdida...? En fin, podríamos aludir a un sinnúmero de fantasías inconscientes luchando por realizarse (Botero, 2005b). No viene al caso ahondar en ello o en la propia historia de vida. Ahora, nos concierne hacer consciencia de que estamos aquí por algo particular y muy importante. La pretensión no es hacer análisis de las situaciones íntimas de cada uno en el equipo de salud, lo que, en alguna medida, resultaría benéfico para una mejor compenetración con la labor de asistencia a nuestros prematuros o recién nacidos. La propuesta es mucho más sencilla. Insisto en la ‘palabra’, en nominar las emociones como un camino creativo y sorprendente para comprender el mundo de las relaciones humanas. La propuesta es hablar de las dificultades que se encuentran cada día, o un día en especial, en ese campo de batalla, insisto, en los impactos diarios o esporádicos, de preguntas, a veces duras, a veces urgentes de ser dilucidadas. Creo que este ejercicio nos ayudaría a entender, y a implementar, otro abordaje del bebé, de su familia, y otra mirada a nuestra permanencia en este recinto. Si nos preguntamos conjuntamente por las reacciones que uno u otro bebé, incluso uno u otro padre nos despiertan, cómo


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nos impactan en forma diferente las historias de estos personajes, todo esto, comprendido, nos daría una atmósfera interna y externa diferente, talvez más fácil de respirar (Ibíd.). No todos quienes trabajan con bebés tienen hijos, ‘pero todos fuimos bebés’; es nuestra historia, es una realidad interna que está en nosotros. Es por eso que, profundamente, íntimamente, sabemos qué necesita un bebé: Ser acunado, mirado, tocado; necesita que alguien se preocupe por él, que su llanto sea atendido, necesita ser limpiado, acomodado. Necesita ser amado. Necesita configurar poco a poco en su experiencia, que impacta al mundo, que una urgencia será atendida. Y una urgencia no es solo un bebé que no está saturando bien, por ejemplo, sino cuando hay momentos en los cuales la percatación de la existencia es: “estoy líquido como el agua, mis huesos desencajados, el corazón como cera, todo está disuelto en mis entrañas...”5. Así podría enunciar un bebé momentos de desespero por mensajes humanos que rescaten su integridad. Estos estados de pesadilla producen un efecto inmenso en médicos y enfermeras, pero es un efecto que escondemos de nosotros mismos, y nos tornamos hostiles, irritables, rígidos... intolerantes. Se supone que todo allí está dispuesto para conservar la vida, para reunir a madre y bebé. Realmente, lo que mueve al equipo es una búsqueda de ‘transformación de experiencias emocionales’, pero a un alto costo. Es preciso tolerar el dolor, la impotencia y muchas preguntas sobre la vida y la muerte, preguntas y frustraciones que hay que suprimir, o... podemos con valentía enfrentarlas como grupo que comparte sentimientos, experiencias, vivencias y talvez fantasías. El trabajo, o la atención emocional al grupo, al Equipo Médico y Paramédico, es, pues, una necesidad a gritos, las emociones pensadas abren el espacio mental para recibir y

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metabolizar nuevos impactos, nuevos embates del mundo externo inmediato. La siguiente es la narración de un fragmento del trabajo realizado por el equipo de salud de la UCIN del Hospital Trust Sta. Maria Nuova en Italia. Presentado en el Congreso de Observación de Bebés Método Esther Bick en Florencia, Italia, en 2004 En un grupo de trabajo, conformado por el Equipo de salud de una UCIN, un miembro del Equipo, una neonatóloga que estaba preñada tuvo un sueño; era, esencialmente: ‘una gestante’ sometida al impacto directo, interno y externo, de emociones primordiales intensas: …anoche tuve un sueño que me hizo sentir extraña: Estaba en el hospital pues tenía un dolor en el estómago, no muy fuerte, pero era un dolor raro, no natural... me pusieron en una camilla y nadie me atendía. Después de un rato, un médico desconocido se acercó y se dio cuenta que yo había expulsado a mi bebé... había tenido un aborto. La bebita era linda, pequeñita pero muy proporcionada. Yo quise verla: era tan bella, con una bien formada boquita y grandes ojos. Supe que no estaba viva, pero por su aspecto parecía viva... inmediatamente después de esto me desperté, estaba muy asustada y me acaricié mi abdomen como reasegurándome a mí misma. Luego me dormí de nuevo y el sueño volvió... yo corría a la sala de patología y pedía a los doctores que me explicaran en detalle por qué mi hija no había sobrevivido y pregunté para investigar lo más posible, el doctor tomó mis manos y me dijo: alguien en su familia sufre de braquidactilia (Brachydactyly). Yo respondí: no nadie, siempre me han dicho que

Salmo 22 El libro de la oración común. Citado por Margaret Cohen en SENT BEFORE MY TIME. The Tavistock Clinic Series London 2003 (traducción mía).


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tengo dedos de pianista y Michel -el esposo- tiene manos muy normales, déjeme ver los dedos de mi hija. Los dedos de mi hijita estaban bien, igual que toda su apariencia... Además del significado que pueda tener, para esta madre en particular, miremos, de paso, un posible significado del grupo de trabajo –el sueño se narró en el grupo y se trabajó, en el grupo y por el grupo- La búsqueda afligida del Equipo, representado por la maternidad de uno de sus miembros, por tener manos– mente-conocimiento sano y adecuado para salvar criaturas que ‘parecen’ muertas, pero que están luchando por vivir y porque alguien las reconozca como vivas y completas. Esta parece ser la vivencia del Equipo de Salud en cada caso en el que un bebé llega para ser ‘salvado’, acunado y contenido. La propuesta en este sueño-intervención es: Reflexionar acerca de los aspectos emocionales que se plantean en el trabajo en la Unidad de Recién Nacidos. El comienzo es presentar la falla, la impotencia y la muerte. En el trabajo de grupo, la doctora se refería a su sueño, y decía cómo lo más difícil de aceptar es aquello que no tiene razón o explicación. Aquí se hace perentoria una reflexión: Es necesario un tiempo para ‘vivir la muerte’, esto significa sostener el momento, estar con los padres y el bebé, compartir ese encuentro con la muerte, con la desaparición, con la pérdida, aunque esto sea muy doloroso. Mantenerse en contacto con la aflicción. Tanto para reconocer la vida como la muerte necesitamos tiempo, presencia, ¿Por qué, cuando un bebé muere, no podemos también compartir el dolor, la experiencia?

7. Observemos Bebés… una invitación Como coordinadora del seminario de Observación de Bebés realizado con estudiantes de la

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Especialización en Psicoterapia de Orientación Psicoanalítica de la Universidad Javeriana de Bogotá, tengo la extraordinaria experiencia de seguir de cerca, no solo el sentir de estos recién nacidos, sino de observar el de los estudiantes quienes, una vez pasan por esta experiencia emocional, ‘nunca vuelven a ser los mismos’, y enfatizan la urgente necesidad de atender al recién nacido y a su madre más humana, cercana y afectuosamente. Voy a referirme a dos pequeñas viñetas acerca de dos bebés observados en una Unidad de Recién Nacidos:

Viñeta No 1. En este pequeñísimo fragmento podemos observar la necesidad de que madre y bebé permanezcan muy, muy cerca: Observador: Luis Giovanny Murcia …Observa a una madre que saca a su bebé de la incubadora para alimentarla: …Inicialmente la bebé se angustia, llora, no logra tomar el pezón, sin embargo, la madre, cariñosa, logra finalmente ponerle el pezón en la boca, se sostiene el pecho mientras la nena comienza a mamar. La bebita permanece con los ojos abiertos mirando la parte superior del pecho de la madre, su mano derecha está debajo de su cabeza y su mano izquierda un poco estirada hacia el pecho, piernas algo flexionadas y en medio de las piernas de su madre. La madre permanece mirando a la bebé, de vez en cuando retira la mano derecha de su pecho para acariciar a su nena, acaricia su cabeza, su pelo. La bebé comienza a hacer sonidos al mamar. La nena se ve cada vez más plácida, la madre en tono dulce, mirándola intensamente le dice ¿qué pasó? La acaricia. La bebita cierra los ojos por algunos instantes y los abre nuevamente, inmediatamente


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dirigidos hacia el pecho de la madre, se inquieta, llora, la madre la mira, le habla, preguntándole ¿qué pasó ahora…? la retira del pezón mirándola intensamente y la ubica en el otro pecho, siempre mirándola, sigue con caricias en su cabecita, por su cuerpo y preguntando ¿qué pasó…? La situación continúa así mientras la alimenta. Vemos, en el seminario en el cual se analiza el material consignado por los Observadores y que se realiza en grupo como parte de la experiencia, una secuencia interesante en el sentido de la comunicación. “¿Qué pasa?” parece ser la indagación puesta en palabras que hace la madre en sus intentos de re-conocer a su bebita. Su mano actúa como representante de un instrumento de investigación que realiza la recolección de datos que emite su hija, una mano-mente podríamos entender. Es decir, está rescatando unos códigos para decodificar. No hay duda de que hay un diálogo. La nena responde a la madre con su mirada, con sus sonidos acompasando cada mamada. Van reafirmando madre y bebé la presencia y los lazos comunicativos que en una común-unión afianzan los sentidos que ayudarán a una acción emocional vinculante (Botero, 2005c).

Viñeta No 2 ¿Dónde está mamá?: Sería una demanda que entenderíamos en esta bebita. Observadora: Ana María Arévalo ... la bebé está en cuna… está tapada con cobijas, solo se ve su cara. Llora, llora suavemente y por momentos. En algunos instantes para de llorar, pero continúa… arruga su cara, mueve brazos y piernas rápidamente. Por momentos abre los ojos, los deja abiertos y los vuelve a cerrar… La enfermera pasa por el lado y al oírla llorar dice “esta

bebé quedó con hambre”, se acerca a ella, le levanta la cobija diciéndole “usted lo que tiene es frío… miremos a ver…”, le quita la cobija, levanta a la nena, la sostiene con su brazo izquierdo mientras con el derecho arregla las sábanas y las cobijas. Mientras la bebé está alzada, llora suavemente, mueve sus piernas pataleando lentamente y permanece con los ojos cerrados. La enfermera estira las sábanas, las cobijas, y pone a la bebé con su cabeza volteada hacia su lado derecho (en el que yo estoy mirando). La bebé llora y patalea suavemente. La enfermera le dice “usted lo que tiene es frío… claro… tiene esos pies helados… ahora sí va a quedar calientica”. La enfermera la envuelve en las cobijas levantándole los pies y metiendo la cobija por debajo de los pies. La bebé continúa llorando suavemente y la enfermera se aleja. La nena levanta la cabeza de la cama intentado voltearla, pero como ahora ya está boca abajo, queda con toda su cara pegada a la cama… y allí continúa llorando. Nuevamente regresa la cabeza hacia el lado derecho, abre sus ojos y comienza a llorar más fuerte que antes. Llora, arruga su cara y trata de voltear su cabeza. Más o menos al tercer intento logra hacerlo… permanece llorando suavemente… en ocasiones llora más fuerte. La enfermera vuelve a pasar y me pregunta: “¿se durmió?” yo le digo: ‘no’. Ella dice “eso fue que quedó con hambre” y se aleja. La bebé continúa igual, llorando por momentos más fuerte o suavemente… Una bebita que emite mensajes, buscando quién los reciba y los decodifique. ¡Tantos bebés allí en la misma situación! Los intentos de maternaje de la enfermera atienden, cuidan y asisten, pero parece que la nena busca y necesita


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más, ¿Otra presencia, otro olor talvez, otros brazos? ¿Tiempo para relacionarse?... Después de la atención que recibe de parte de la enfermera, continúa emitiendo los mensajes, llamando. A lo mejor, un objeto más permanente logre la relación que demanda esta pequeñita. Habría mucho por comprender de cada uno de los integrantes de estos momentos de observación, no solo de cada bebé, sino, por ejemplo: ¿qué se moviliza o no en la enfermera, qué en la observadora? Es imposible no pensar cómo el llanto de un bebé, los datos que emite, mueven a la madre o al cuidador para que se realice algo cercano al trabajo parental. Cuando un padre se pregunta, ¿qué pasa?, ¿qué tienes? Está pensando ‘sobre y por’ el bebé. Los padres necesitan tolerar no solo el dolor mental y el sufrimiento del bebé, sino el suyo propio para que, de esta forma, las capacidades de pensamiento y de sentimiento del bebé puedan desarrollarse. El cuidador está en esta misma situación, su capacidad de tolerancia, que afirma su capacidad ‘continente’, tiene que estar presta a ‘funcionar’. Para cerrar por ahora estos pensamientos acerca de la vida mental, del psiquismo pre y perinatal voy a plasmar, en otro fragmento, la extraordinaria sensibilidad de una bebita prematura, quien, ya en su adultez, pudo asomarse a estos momentos de terror, de pánico, de amor y dulzura: Meg Harris Williams, ahora Psicoanalista. Haciendo uso de lo que Bion llamó ‘conjetura imaginativa’6, quiso contarnos esa sensación blanda, como emergiendo de la bruma, ese limbo eterno de llegar antes de tiempo. Estas conjeturas imaginativas se convierten en una herramienta de pensamiento para nuestra labor como psicoanalistas y nos permiten acercarnos a las vivencias primordiales y arcaicas de nuestros pacientes:

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…A la mañana siguiente de haber sido prematuramente expulsada del seno materno durante una violenta tempestad, me desperté para encontrarme dividida en pedacitos y atada a una incubadora… con mis sentidos atrapados en diferentes formas de tortura: mis ojos cerrados frente a una luz enceguecedora, mi boca reseca, mi piel áspera, la mucosa sensitiva de mi nariz atravesada cruelmente por tubos extraños. Pero lo peor de todo: mis orejas, los portales de la armonía en mi cuerpo, no podían detectar ninguna melodía familiar, ningún consenso rítmico, nada… excepto un vacío universal y una ausencia total de entendimiento… solo el dolor podía conectar mis sentidos para que yo pudiera reconocerlos como funciones más de mi yo. En contraste con el estado de alerta de mis sentidos, estaba la pesadez moribunda de mi cuerpo, el peso muerto de mis extremidades que horas antes danzaban en el líquido amniótico. La noche anterior había estado transitando confortablemente la placenta en aguas profundas y oscuras, un poco a pie y un poco volando, había explorado el universo creado por nosotros los bebés. A pesar del dolor, un impulso íntimo me lleva a abrir los ojos por un momento, y a pesar de la terrible luz que me enceguece, puedo vislumbrar las formas enormes y a la vez maravillosas que aparecen sobre mí… Mi boca podría gritar asombrada, ¡Oh, mundo nuevo y magnífico…! y lo haría seguramente por más pulmones vírgenes que se contienen precavidos por una percepción que va más allá de mis sentidos […]

Este es un término de W. Bion, quien lo elige haciendo diferencia con el utilizado por Kant “conjetura racional”. Dar alas a su imaginación, ser indulgentes con su especulación imaginativa, es el ánimo que da Bion al psicoanalista investigador (Zimerman 1995, citando a Bion).


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soy una conjunción de estrellas fuera de lo natural… Meg Harris Williams, El Patito Feo –fragmento-7

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Texto inédito. Traducción Sylvia Neborak.

______ (2005c) El Psicoanálisis en la Intervención Social: La Observación de Bebés. Psicoanálisis y Justicia Social. Trabajo presentado en el FORO La salud y el Desarrollo Psíquico en la Infancia y la Adolescencia Universidad Javeriana, UNICEF, Bogotá, 2005. ______ (2006) Compromiso Emocional, el Lenguaje del Bebé Consideraciones acerca de las experiencias tempranas. Trabajo presentado en el Primer Simposio de Psicología Perinatal Bogotá, 2006. ______ (2007) Integración de la atención emocional a la atención tradicional del Recién Nacido, su madre, su Familia y el Equipo Profesional en la Unidad de Recién Nacidos del Hospital Universitario San Ignacio Proyecto de Presupuesto Social San Francisco Javier, Universidad Javeriana, Bogotá, 2006 – 2007. Bowlby, John. (1969) La Pérdida Afectiva. Paidós, Barcelona, 1993. Busnel, Marie Claire (1999b) A Sensorialidade do Feto e do Recém-Nascido, em Relação MãeFeto Visão atual das Neurociências, Casa do Psicólogo, São Paulo, 1999. Ogden, Th. (1989) La estructura de las vivencias en La Frontera Primaria de la Humana Experiencia. Julián Yébenes Editores, Madrid, 1992. Piontelli, Alessandra (1992) From Fetus to Child. An observational and Psychoanalytic Study. The New Library of Psichoanalysis, Tavistock/ Routledge, London and New York, 1992. Rosenblatt JS. Psychobiology of maternal behavior: contribution to clinical understanding of maternal behavior in humans. Acta Pediátrica 1994, 397:3-8. Trevarthen, and C. Reddy, V. (2004). What We Learn about Babies from Engaging with their Emotions. Zero to Three, January 2004, Volume 24, No. 3, 9-15. Tustin, F. (1987) Barreras Autistas en Pacientes Neuróticos. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1989.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 31-44, 2011

Artículo original

TRAUMA Y FANTASÍA, SU EFECTO ULTERIOR (Après-coup)

Eduardo Laverde-Rubio1 Recibido: 16 de junio de 2011 Aprobado: 30 octubre de 2011

RESUMEN Los propósitos de esta comunicación clínico-teórica son: precisar el concepto de “efecto ulterior” (après-coup), a partir de su origen en Freud y los desarrollos ulteriores, y articular los hallazgos clínicos presentados, con los diferentes ángulos del desarrollo histórico del concepto. Este texto se construyó partiendo de algunas definiciones básicas, para entrar de lleno a la presentación del material clínico, y confrontar los hallazgos detectados, con las diferentes comprensiones del “efecto ulterior” y realizar los ajustes necesarios para adecuar la teoría a la clínica. Resultados y conclusiones: No es necesario privilegiar la idea del “efecto ulterior” sobre la de fantasía retrospectiva, pues al abandonar el criterio de determinismo psíquico lineal, las ideas anteriores pueden formar parte de un conjunto contingente, donde esta incluida la temporalidad y donde el pasado no es el único elemento que influye sobre el presente; se enfatiza en la necesidad de discriminar los hechos reales traumáticos de las fantasías concomitantes, pues se propone que deben tener un manejo técnico diferente; tanto la fantasía como la realidad coexisten y se alimentan mutuamente en estos pacientes y por tanto es innecesario abandonar la teoría de la seducción (trauma).

Palabras clave: Trauma, efecto ulterior (après coup), determinismo, temporalidad, fantasías.

TRAUMA AND FANTASY, IT’S SUBSEQUENT EFFECT (Après Coup) SUMMARY2 The purposes of this clinic-theoretical communication are: To define the concept of “deferred effect” (après-coup) from its origin in Freud and further studies, and to articulate the presented clinical findings, with the different angles of the historical development of the concept. This text was thought departing from some basic definitions, to enter right into the presentation of the clinical material, and to confront the detected findings, with the different interpretations of the “deferred effect”, and to do the necessary adjustments, in order to adapt the theory to the clinic. Results and conclusions: It is not necessary to favor the idea of the “deferred effect” over the idea of the retrospective fantasy, because when abandoning the criterion of linear psychic determinism, the preceding ideas may become part of a contingent whole, where the temporality is included, and where the past is not the only element that influences on the present: the need to discriminate the traumatic real facts from the concomitant fantasies is emphasized, because it is suggested that they should have a different technical handling: both fantasy and reality coexist and feed each other mutually in these patients, and for this reason it is not necessary to abandon the theory of seduction (trauma).

Key words:

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Psicoanalista, Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana, y de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis. elaverde@telecom.com.co Traducción al inglés: Clauda Paría Cortés.


Eduardo Laverde-Rubio

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TRAUMA E FANTASIA, SEU EFEITO POSTERIOR (Après-coup) RESUMO3 Os objetivos desta comunicação clinico-teórica são: precisar o conceito de “efeito posterior” (“après coup”) a partir de sua origem em Freud e desenvolvimentos posteriores, e articular os achados clínicos apresentados, através dos diferentes ângulos de desenvolvimento histórico do conceito. O presente texto foi construído a partir de algumas definições básicas, para depois entrar diretamente no material clínico, e comparar os achados detectados com as diferentes compreensões do chamado “efeito posterior”; assim como, realizar os ajustes necessários para adequar a teoria à clínica. Resultados e conclusões: não é necessário privilegiar a idéia de “efeito posterior” acima da fantasia retrospectiva, pois ao abandonar o critério do determinismo psíquico linear, as idéias anteriores podem ser parte de um conjunto contingente; no qual estaria incluída a temporalidade e onde o passado não é o único elemento que influi sobre o presente; enfatiza-se a necessidade de discriminar os fatos reais traumáticos das fantasias concomitantes, pois propõe-se que estes devem ter um manejo técnico diferente; tanto a fantasia como a realidade coexistem e se alimentam mutuamente nestes pacientes; portanto não é necessário abandonar a teoria da sedução (trauma).

Palavras chave: trauma, efeito posterior (après-coup), determinismo, temporalidade, fantasias.

INTRODUCCIÓN Me ocuparé del concepto de efecto ulterior, traducción que ha suscitado gran polémica, pues se considera que no expresa el sentido original de la palabra alemana nachträglich3, utilizado la primera vez por Freud en su correspondencia con Fliess (06-12-1896)4. A lo largo de su obra adquiere diversas dimensiones; en un principio, se refiere a un sentido (psicológico) ulterior o secundario; incluye en este cambio de sentido, desde luego, la temporalidad y esta puede ser de doble vía: del pasado al presente y/o del presente al pasado. El primer sentido está relacionado por Freud, con la teoría del trauma psíquico o la seducción, en la cual un evento ocurrido tempranamente adquiere luego connotaciones traumáticas. La segunda

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posibilidad, también considerada por Freud, es desarrollada por C.G. Jung, cuando habla de fantasía retroactiva, concepción hermenéutica, según la cual un hecho es resignificado, luego, se invierte (psicológicamente) la fecha, y se reinterpreta el pasado. Esta retrospective phantasying es considerada por Freud (1918, p. 344, nota 1), quien anota que no es necesario recurrir a las criticas de Adler o Jung, sino que se atiene a su propio “ojo critico” y solicita al lector considerar la evidencia clínica expuesta y llegar a sus propias conclusiones. En esta comunicación, desarrollaré el punto de vista original Freudiano, agregando algunas otras posibilidades, no solo la aparición del efecto traumático. En este sentido, la traducción española del término estudiado, se queda corta, pues no se trata solamente de un efecto

Tradución al protugués Joanna Wilheim. Nachträglich, nachtraglichkeit, al. y après-coup, fr., ha sido traducida al inglés, en la S. E. por Strachey como: deferred action o after-effects, ver Freud, 1918: 344, nota 1. En la obra de Thoma & Kachele Teoría y Práctica del Psicoanálisis (1988), en la versión española de J. P .Jiménez, aparece traducida como ‘retroactividad’ y ‘fantasear retrospectivo’.


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ulterior, reaparición del suceso con connotaciones traumáticas, sino de las fantasías que lo acompañan y, si esto ocurre en análisis, se agrega el trabajo de distinguir, qué pertenece a la realidad y qué a la fantasía, y la elaboración de todo el conjunto realidad-fantasía. Las posibilidades mencionadas surgen del análisis de una paciente, Amanda quien con su trabajo analítico, me permitió expandir un tanto la compresión del concepto original freudiano, tal como se intentará sustentar con la evidencia clínica presentada y el debate de las ideas; el après-coup lo planteo como un proceso completo, que incluye: un suceso traumático eliminado de la consciencia mediante mecanismos de exclusión (renegación, represión, forclusión etc.); un periodo posterior a este evento, durante el cual continúa activo generando síntomas, conductas, vivencias etc.; luego, un suceso o una serie de estos, que en este caso coinciden con el proceso analítico en curso, y permiten una toma de consciencia progresiva; pero no solamente del hecho traumático en sí, sino también de las fantasías que lo acompañaron o se generaron ulteriormente, actualizadas en la transferencia. Luego aparece una cohorte de culpabilidad y si las cosas cursan bien, se logrará reconstruir las relaciones de objeto y la integridad de la persona. Esta definición se puede comparar con la propuesta por Laplanche (2005): “La noción de après-coup es importante para la concepción psicoanalítica de la temporalidad. Ella establece una relación compleja y recíproca entre un evento significante y su resignificación ulterior, por lo cual el evento adquiere luego una nueva eficiencia psíquica” (T1, p. 128).5 En este texto seguiré el mismo curso de hechos que condujeron a su elaboración. Partiré del material clínico que me inspiró, para realizar, paralela

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mente, las indispensables formulaciones conceptuales, revisar estas ideas desde ángulos distintos, y acceder, más tarde, a los elementos conclusivos.

I. MATERIAL CLÍNICO6 Amanda Mujer joven, esbelta, da la impresión de ser un tanto frágil físicamente, de fácil sonrisa, agradable, usa un tono de voz suave, se comunica bien y se arregla físicamente con discreción. Es una profesional universitaria, vinculada desde hace algunos años a la productividad. Sus padres son separados, vive con su madre y sus hermanos, ocupa un lugar intermedio entre ellos. El padre es un adicto a substancias psicoactivas, rehabilitado, pero poco productivo, desde el punto de vista económico. Las relaciones de Amanda con sus padres son distantes. Consulta por varios motivos: Dificultades en la relación con sus padres, adolescencia difícil, penosa por los sentimientos de distancia ya señalados hacia sus padres. La relación con su hermana mayor se ve perturbada por el malestar que surge al compararse con ella; Amanda se siente fea, fracasada y gorda, se registra una falta de reconocimiento de sí misma y alteraciones en su imagen corporal. Desde su adolescencia presenta una dermatitis fáctica, una dismorfofobia y una tricotilomanía, que afecta el cuero cabelludo, las cejas y las pestañas: “tengo problemas con mi cuerpo”. Tuvo dificultades para asistir a las entrevistas iniciales: se perdía, no encontraba la dirección del consultorio, llegaba tarde; eran evidentes, tanto su temor como su necesidad de emprender una relación analítica.

Traducción del autor (Nota del Editor). Se han tomado todas las medidas necesarias, para preservar el anonimato de esta paciente.


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Sus relaciones con los hombres estaban marcadas por muchas dificultades, escogía sujetos bohemios, excéntricos, inconstantes, con dificultades económicas, de niveles socioeconómicos y de educación inferiores a los de ella. Otros eran místicos, y se consideraban perseguidos y discriminados. Su primera relación sexual “no fue significativa”, rompió rápidamente con su primer novio; “no fue un padecimiento, pero claramente no me gustaban. Desde el principio, tenía dispareunia y anorgasmia. En varias ocasiones las interrumpía, por un gran rechazo corporal: “sentía algo en el cuerpo que me impedía continuar, me ponía a llorar y no sabía por qué” [...] “ellos reaccionaban con rabia y rechazo hacia mí, me sentía asquerosa, mal conmigo misma, no debería hacer eso”. Se inicia un Psicoanálisis, con un encuadre normalizado, que ella acepta sin reparos y cumple, en lo que va de su recorrido, sin inconvenientes. Paga y asiste cumplidamente, hasta ahora solo ha faltado a una sola sesión.

1. Se inicia la quiebra de la idealización y la omnipotencia Unos meses después de iniciado el análisis, súbitamente, uno de sus hermanos sufre una enfermedad. Esto coloca a Amanda en una situación de dolor y pánico. Me hace exigencias iracundas para que le suministre diagnóstico y tratamiento a su hermano; no parece darse cuenta de lo ilógico de sus peticiones, solo dice: “Tú eres médico, tú debes saber, por lo que te cuento, qué le pasa y cuál es el tratamiento”. Ante mi silencio, me acusa de indiferencia, de egoísmo, de que no registro su dolor; esta situación se extiende durante varias semanas. Interpreto que, durante este periodo, me ha dotado de conocimiento y poder sobrenaturales y, al mismo tiempo, no puede aceptar que no sepa, ni que no pueda resolver sus problemas fa-

miliares a distancia. Eventualmente, el hermano mejora y, al parecer, Amanda inicia una ruptura de la omnipotencia del hermano (el también se puede enfermar) y mía (hay muchas cosas que no sé y muchas que no puedo resolver, y otras en las cuales no puedo intervenir). El hermano, como se pudo ver más adelante, simbolizaba el objeto protector masculino, frente a un padre invasivo, abusador y deteriorado, por tanto, la enfermedad de aquél la dejaba en un estado insoportable de abandono e invalidez. En su fantasía, contaba conmigo para reemplazarlo, pero la realidad chocaba contra la omnipotencia con la cual me dotó. Meses más tarde, aparecen sueños inquietantes.

2. El sueño de los sapos de colores Sueña con unos sapos enormes, de colores brillantes, que se hinchan. Los asocia con las ranas de colores, que poseen uno de los venenos más mortíferos del reino animal; también, con su fobia a ciertos animales: sapos, ranas, culebras, lagartijas, igualmente, con el cuento de la princesita que besa el sapo, quien, en realidad, es un príncipe encantado por el hechizo de una bruja, y recupera su estado natural por el beso de aquélla. Le interpreto, tal vez prematuramente, su asco al pene, al mismo tiempo que su deseo de chuparlo. Mi interpretación la formulo de manera general, no específicamente con una persona, ni tampoco en la transferencia. Esta le produce un tremendo rechazo, se burla de mí, me ridiculiza y dice que espera intervenciones más apropiadas e inteligentes. Silencio.

3. Pesadilla del aborto En la misma sesión, relata otro sueño, que en realidad es una pesadilla.


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Se visualiza desnuda, pero no es un sueño erótico, sino acompañado de intensa angustia. Comienza a sangrar “en medio de las piernas…” y luego arroja “pedazos mutilados de cuerpos humanos pequeños.” Pienso en que es la manera de contarme que sufrió un aborto, del cual no me ha comentado nada en su funcionar consciente; le pregunto: ¿Has tenido un aborto? Amanda contesta: “No”; el resto de la sesión permanecemos en silencio.

4. Se inicia la recuperación del abuso sexual continuado Edípico Semanas después, comienzan a aparecer recuerdos brumosos, discontinuos, fragmentados, imágenes súbitas como destellos (Flash, dice ella). Estos recuerdos en imágenes y también con voces, son tanto diurnos como en sueños, y dejan ver y oír contactos secretos, prohibidos, acercamientos incestuosos, por parte de una figura masculina, que, más tarde, es identificada como el padre; manoseos a sus genitales externos, a sus senos púberes, a la zona glútea, piernas, región perineal y posiblemente anal. Se acompañan de frases pronunciadas por la figura del padre, frases obscenas en relación con su cuerpo y las sensaciones supuestamente placenteras que deben producirle estos contactos (a ella). Los sentimientos de Amanda, evocados por estos recuerdos, son confusos, en parte se encuentra halagada, excitada sexualmente, pero también con miedo y rabia. Rabia contra el padre, quien la ubica en esta situación, pero también contra la madre quien no pudo protegerla, también se suscitan autorreproches por su posible seducción y pasividad.

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5. Sueños de seducción y culpa Pesadillas, en las cuales yo excitaba a un tipo… lo tocaba... en el pene… o lo atraía con mi cuerpo o mis gestos... otras veces, estaba metida en la cama... me movía lentamente debajo de las cobijas, con movimientos sexuales lentos... nada exagerado ni intenso” [...] “no me acuerdo bien de ningún sueño completo, ni tampoco de las caras de los tipos... los sueños eran inmundos... no tanto en el sueño, sino al despertar, me digo: ¿Qué le está pasando a mi cabeza? En la sesión que relata los sueños mencionados, Amanda se queja del fuerte ruido que hace la lluvia contra los ventanales... dice que es inaguantable. Le interpreto que sus relatos resuenan en el consultorio, el cual es para ella una caja de resonancia, es eso lo insoportable: Los recuerdos se le agigantan al contármelos. Luego, habla de la desgracia de tener un padre y una familia así, lo cual le deja un vacío interior, que le ha impedido gozar de lo ‘chévere de la vida’. Manifiesta el temor de verme la cara al final de la sesión (analista como censor, normativo, restrictivo) y pregunta si hay una ventana abierta. Le interpreto que teme filtraciones de mi parte, que cuente lo que ella me cuenta. “¿Así soy yo de indirecta en mis preguntas? A propósito de tu cara, eres muy serio, hosco, no te pido tanto como sonrisas, puedes ser un poco más amable.” (Mi sensación Ct7, es que los relatos de Amanda no están para ser recibidos con sonrisas, se activaría en mayor medida el elemento de seducción en la T,-Ct, lo cual complicaría innecesariamente la situación).

Por razones de brevedad, el autor utiliza las siglas, T, para Transferencia, y Ct, para Contratransferencia. (Nota del Editor).


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6. Reconstrucción, de los objetos internos y de su realidad externa, pasada o presente En la medida que se recuperan, en la memoria de Amanda, los eventos (o la mayoría de ellos), en relación con el abuso sexual continuado por parte del padre, se inicia en el análisis un trabajo interno de reconstrucción. Este trabajo de reconstrucción es emprendido de manera conjunta y no solo para establecer qué sucedió, sino también para generar un discernimiento entre lo ocurrido, como un trauma sucesivo, sumatorio y, de otro lado, las fantasías concomitantes que se dieron en su momento, o después de los eventos traumáticos. Es claro, para el analista, que el evento ocurrió, el padre actuó incestuosamente, abusando de la indefensión, dependencia, vulnerabilidad y sumisión de la hija-víctima. El padre, generalmente bajo efectos de sustancias psicótropas, y aprovechando la ausencia de la madre por motivos de trabajo, ejercía este tipo de conductas ya descritas; en cuanto a la cronología, no se puede establecer con precisión, pero se prolongó por años, quizás entre los diez y su pubertad; se interrumpió bruscamente con la separación de los padres. Amanda no recurrió a la madre en busca de ayuda, por sentirse cómplice e implicada en el asunto: seducción al padre, por culpa, miedo y vergüenza; todas estas emociones mezcladas con la serie de eventos traumáticos, y también, después de estos, desarrollaron fantasías relacionadas. Es importante diferenciar los hechos traumáticos de las fantasías, pues estas, en el caso de Amanda, van más allá de los hechos. Los sueños de los sapos de colores y la pesadilla del aborto, fueron de nuevo traídos al análisis por Amanda, y adquirieron una nueva significación. El sueño de los sapos no significaba solamente su deseo y temor de la fellatio, contenía además, la expectativa de que algo bueno podría surgir de la relación

incestuosa con el padre; quizás se sacrificaba haciendo algo que le daba asco (besar al sapo, chupar el pene) para redimir a su padre. La pesadilla del aborto también fue resignificada, ella no había sufrido un aborto, pues no había sido penetrada vaginalmente y se encontraba, además, en una fase prepúber de su desarrollo y, por lo tanto, estéril. La pesadilla significaba el castigo que sufría la niña, de perder el fruto del incesto, por ser cómplice de esta relación; era, por tanto, un sueño de culpa persecutoria. La serie de sueños en las que ella ejerce la seducción, también representan el deseo de ser amada, y no solo el deseo de seducir al padre.

7. Sesión de meses después del material presentado anteriormente Amanda inicia la sesión diciendo: - Tuve unos sueños feos. (Silencio) Luego habla de sus viajes, idas y venidas, el relato es largo, pormenorizado y se vuelve aburrido para mí. -Das vueltas y revueltas para no ocuparnos de tus sueños feos. Le digo. -¿Cómo sabes que tuve sueños feos? - Me lo dijiste. - Es verdad.

8. El sueño de los helicópteros -“Te cuento más bien un sueño ‘chévere’”: Nos transportábamos toda la familia, menos mi papá, en helicópteros personales, pequeños, nos elevábamos fácilmente, eran hechos de tela de sombrilla, como objetos usados, me da mal genio tener que usar cosas de segunda mano, viejos. Mamá tenía problemas para aterrizar, se le metía un viento por abajo, los demás no teníamos problemas, mi mamá daba una imagen de deterioro.”


TRAUMA Y FANTASÍA, SU EFECTO ULTERIOR (Après-coup)

-Analista: Tú tienes problemas “por debajo”, al usar cosas de segunda mano: tu papá. -(Silencio) o sea que me siento así. ¿Por qué ella y no yo en el sueño?...Mi mamá no aterriza y mi papá está ausente…

9. El sueño feo de las rayas (juegos peligrosos) -Yo estaba en el agua, no sé si sería el mar, o un río, o un estanque, con rayas, múltiples rayas, de color café, con ojos saltones, las cogía con mis manos, las sacaba del agua y las ponía en una mesa, jugaba con ellas, pero, en el sueño, me daba cuenta de que la raya es peligrosa, con su chuzo le puede hacer daño a uno, producirle una herida que se infecta, es grave… -Analista: Juegos peligrosos... Silencio -Mi papá me invitó al gimnasio y al sauna de su nuevo apartamento, yo fui... -Analista: De nuevo te gustan los juegos peligrosos, con tu papá... -No tiene nada de atractivo para mí... luego fuimos a un restaurante donde me invitó a comer, era un restaurante de comida marina y uno puede escoger variedades de frutos del mar... tal vez por eso es el sueño. Silencio.

10. Sueño de la bailarina nudista -Es un sueño dentro de un sueño, o una película dentro del sueño; la protagonista es una bailarina nudista, ella estaba en una cama, en un cuarto, con

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un tipo, yo no hacía nada, no podía hacer nada, yo era co-protagonista y ese era mi papel en la película, luego aparece un tipo que intenta seducirme, yo no quería, era un tipo alto y fuerte... se oían voces, quejidos de dolor fuera de la habitación, de pedido de ayuda de mi hermano, eso me despertó, el sueño se rompió. -Analista: Estás quieta, pasiva, soportando el acoso sexual, esperando que algo que ocurra fuera, rompa el acoso. -Amanda: Sí, totalmente. (Recalca). Luego tengo la imagen de la cara de un tipo, con huecos después de un accidente. -Analista: Me preguntas cómo llenar los vacíos que te dejaron esas experiencias. Fin de la sesión. Sesión de un martes, después de un feriado, meses después de la anterior. Llega puntual, como de costumbre. -Am.: Nos reencontramos con un amigo, antiguo novio de mi infancia, compañeritos de colegio; él me cargaba la maleta y compartía su fiambre conmigo, nos vimos para tomar un café, pero el encuentro se alargó, charlamos, luego me invitó a almorzar. Me desordenó el día y no pude continuar con lo mío. -An.: Las cosas extrañas que te ocurren, que desorganizan tu vida. El lunes feriado nos desorganizó, tanto como tu novio de arenera, o la invasión de tu padre a tu vida. -Am.: Mi novio de arenera (se ríe), es chistoso como tú lo dices… no sé. (Silencio) Iba a decir algo importante, pero se me olvidó… el caso es que… quiero acordarme… no me acuerdo.


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-An.: Te sientes condenada a seguir cargando con borraduras. -Am.: No he podido encarrilar mi vida… se me escapa de las manos, se me vuelve un despelote... me meto a ayudar a gente ajena, de sapa y luego se me vuelve una obligación. Relata que ayudó a un conocido suyo, pero luego se le volvió una obligación y este le reclama y le exige. -An.: Te cuesta trabajo decir No. -Am.: Cosas no resueltas, me desorganizo y me bloqueo, se me acumulan y me paralizan, se me quitan las ganas, se me va la energía. (Silencio) La presencia de los hombres en mi vida me perturba y su ausencia también, no dispongo de mi tiempo, ni de mis ratos libres, no me puedo encontrar. ¿Espero que la compañía masculina le dé sentido a mi vida?” Silencio. “Ya recuerdo lo que iba a decir… me comentaron que tú eras muy reconocido… antes eras un desconocido para mí y ahora te necesito mucho... una amiga me dijo que quería venir a donde ti. -An.: Por un lado me borras, por otro te encargas de hablar de mí, luego quieres que sea solo para ti. Fin de la sesión

11. Comentarios Del análisis de Amanda se puede establecer, que el concepto de après-coup se amplía, no se trata solamente de un trauma, borrado de la memoria y ulteriormente recuperado (Freud, 1918), ni de una fantasía actual, proyectada al pasado. La recuperación es la primera parte de un proceso, el cual se inicia con la ruptura

de la omnipotencia y des-idealización de los objetos masculinos con funciones aparentes de padre bueno; a lo cual sigue la aparición de sueños y fantasías al inicio del análisis, solo parcialmente comprendidas. Posteriormente, es posible iniciar la distinción entre los eventos traumáticos y las fantasías que los acompañaron o se produjeron ulteriormente. En mi opinión, este discernimiento es crucial y abre la puerta para que se dé la elaboración de uno y otro en el curso del proceso analítico, pues, según mi parecer, la elaboración de un evento traumático es diferente de la de las fantasías concomitantes o posteriores; una cosa es el hecho en sí mismo y otra la imaginería alrededor suyo. Este fantasear retrospectivo, según Freud, depende de que el hecho traumático, en su momento, no pudiera ser significado y, por tanto, ni mentalizado, ni integrado. En primer lugar, porque la participación del paciente es distinta en uno u otro caso; en el primero, predomina la indefensión, la victimización, la pasividad, en tanto que, de las fantasías, el paciente es principal gestor y protagonista; además, si estas últimas se incrementaron o desencadenaron en la situación analítica, activando la T-Ct, requieren un trabajo analítico adicional.

II. Aspectos técnicos: Asociación libre; interpretación, elaboración Tríada que configura, desde el punto de vista técnico, un proceso analítico

a. Asociación libre Amanda, en el curso del análisis, se expresa con fluidez, su lenguaje es conectado, tiene ilación, está vinculado al afecto correspondiente; se refiere a eventos pasados, imaginados, de la realidad externa o de su mundo interior, que tienen que ver con otras personas o conmigo;


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está lleno de símbolos, se refiere a su mundo onírico, tanto como a su fantasía y al mundo que la rodea, según estos criterios, Amalia asocia libremente.

b. Interpretación Como se ha podido apreciar en algunas de las intervenciones del analista, la interpretación no se frasea en términos explícitamente transferenciales, en tanto que en otros momentos sí. Esta diferencia obedece al concepto del autor, presente en este trabajo, de que la verdadera interpretación transferencial está determinada por su origen en la relación paciente-analista y no en su configuración formal. Por otra parte, en lo que va corrido del proceso analítico, no todo lo ocurrido con anterioridad se ha reeditado en la transferencia. Hasta ahora se han proyectado en la figura del analista los aspectos idealizados, omnipotentes, normativos, restrictivos y punitivos de un Superyó arcaico, las ansiedades de intensificación de los afectos y los temores de traición y falta de contención, al igual que la ansiedad frente al vacío que deja un padre adicto, incestuoso, violento y abusador. Falta, por lo tanto, la figura del padre edípico, erótico, cariñoso, sin llegar a la acción, protector y proveedor. Los elementos, que no se han dado aún, no se pueden introducir forzadamente; esto sería el equivalente a una nueva violación. Decirle, por ejemplo, “tú me quieres chupar el pene”, o “deseas tener un hijo conmigo para después abortarlo”. La interpretación en transferencia tiene límites dados por la clínica, por lo cual no es útil, ni conveniente para el paciente, aplicar fórmulas técnicas a la manera de un cliché: “Toda interpretación que pretenda ser analítica debe formularse en términos formalmente transferenciales.”

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Inconsciente. (N. del Ed.).

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c. Elaboración Entiendo la elaboración como un trabajo Inc.8 que realiza el paciente a partir de una interpretación que genera comprensión, acompañada del afecto correspondiente, para luego desarrollar la capacidad de aplicar esta comprensión vivencial a situaciones similares, en busca de la recuperación de elementos del “sí-mismo” perdidos por el trabajo previo de exclusión. Durante este periodo, el aparato psíquico transforma, integra y conecta las excitaciones psíquicas, articulándolas con un registro simbólico. Este concepto, básico en el Psicoanálisis, no ha generado un acuerdo entre los analistas; para unos es sinónimo de comprensión, pero esto no está de acuerdo al criterio original de Freud (1914), el cual se refería al tiempo (y al trabajo Inc.) que ocurría entre el efectuar una o varias interpretaciones adecuadas y oportunas, y la resolución del elemento conflictivo al cual apuntaban; este aspecto de la elaboración tiene sus raíces en la Psicología de la histeria, enseñada por Charcot. Por mi parte, destaco una manera de detectar la elaboración en la clínica psicoanalítica: la aparición de un elemento nuevo, para una determinada situación. En Amanda esta elaboración se reflejaba en la aparición de su protesta, capacidad de defensa, y hasta violencia frente al violador, tal como apareció en material onírico nuevo, en contraste con los sueños anteriores, en los cuales ella se entregaba pasiva y sumisa. También, cuando aparece un elemento nuevo, en este caso transferencial, de sentirse en: “encerrona, bajo llave y amenazada de violación por parte de su analista...”, se trataría, en este caso, de una elaboración en la transferencia.


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Como es bien sabido por todos los analistas, las figuras adecuadas del padre, la madre, y demás personajes de importancia en la estructura familiar, contribuyen a la formación de lo normativo, restrictivo (y hasta punitivo), en el psiquismo del sujeto.

d. Teoría Como ya se anotó en la introducción, Freud hace uso del término nachträglich, en su carta a Fliess del 6 -12/1896 (Masson, 1985), comentando un episodio de su autoanálisis, cuando dice que un crítico acerbo podría objetar que esto ha sido fantaseado retrospectivamente, más bien que determinado progresivamente. En El Hombre de los lobos (Freud, 1918), desarrolla este concepto, cuando afirma que la observación del coito parental, realizada por este paciente, a la edad de dos años, adquiere, a los cuatro, el carácter de fantasía de la escena primordial, para permitir la elaboración de su percepción inicial. El concepto de efecto ulterior (après-coup), puede ser entendido, como bien lo señala Perelberg (2006), de dos maneras: a) Del modo francés, o descriptivo, a partir de los desarrollos de Lacan (1966), del concepto original freudiano. Esta manera descriptiva consiste en dar un significado retrospectivo o resignificar un determinado material clínico en el curso de una sesión. b) La segunda modalidad, llamada dinámica, se deriva de mantener el concepto original de Freud, el cual establece una conexión entre trauma (seducción), temporalidad y su efecto ulterior, dentro del contexto de la transferencia. Como se ha podido apreciar en el material, Amanda utiliza, en parte, el sentido descriptivo, cuando se efectúa una resignificación, de los sueños o de otros componentes del material clínico, pero no en el curso de una sola sesión, sino posteriormente, y siempre, cuando ella trae nuevo material, pero anterior.

También uso el sentido dinámico, cuando introduzco y relaciono los componentes de trauma, sexualidad infantil, repetición y temporalidad. La castración aparece, en el material clínico, solo en una ocasión, con el relato de un sueño en dos tiempos; cuando en el segundo degüella desde atrás a una figura indiferenciada entre hombre y mujer, ella castiga con la castración al trasgresor (padre) y a la cómplice, por ausencia y silencio (madre). La repetición compulsiva, aunque presente, no la explico como expresión del instinto de muerte, sino por la tendencia que tiene un conflicto no resuelto (traumático) de buscar múltiples expresiones, una y otra vez, hasta tanto sea resuelto. En resumen, considero que las dos expresiones del efecto ulterior, la descriptiva y la dinámica, se aprecian y complementan en este material clínico.

e. Temporalidad Se registra en la conexión entre eventos pasados (trauma) y su efecto ulterior en síntomas, sueños, conducta, recuerdos, repetición, etc. Al igual que la repetición de las relaciones de objeto que se da en la transferencia, cuando se reeditan y recrean situaciones tempranas en la figura del analista. El concepto científico de Tiempo tiene varias dimensiones: una termodinámica, en la cual la dirección en el caos o la entropía aumentan (la entropía, simplemente es una medida y una dirección, una medida del desorden); otra, matemática espacio-tiempo reformulada por Eistein, Hawking, Atkins, etc. La flecha del tiempo psicológica se refiere a este como experiencia y registro de dicha experiencia. Registro que permite distinguir el pasado (lo registrado), el presente (se está registrando), y el futuro, imaginado pero no registrado. Es bien conocida la afirmación de Freud (1915), de que el sistema inconsciente carece


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de toda relación con el tiempo; sin embargo, en su capital obra sobre los sueños (1900), admite contigüidades temporales, relaciones temporales, reversión cronológica (psicológica), símbolos del tiempo; a pesar de que también reafirma su concepto anterior de atemporalidad del sistema Inc. En trabajos previos (Laverde, 1998, 1999), establecí algunos argumentos en relación con una representación del tiempo en el sistema Inc.: 1. Si no se considera la dimensión temporal, habría que considerar el Inc. como un sistema cerrado y, por tanto, inmodificable. Pero, en la dimensión total de la Ciencia, el único sistema cerrado es el Universo. 2. Concebir el sistema Inc. como dinámico, es darle la posibilidad de cambio y, por tanto, de temporalidad. 3. Si existe la posibilidad de registrar experiencias, pasadas y presentes, esto va de la mano de la dimensión temporal. 4. Cuando se habla de regresión, estamos incluyendo la noción de tiempo psicológico. 5. Al hablar de espacio psíquico, debemos incluir también el tiempo, por tratarse de una dimensión unificada espacio-temporal. 6. Existen fenómenos clínicos, como la reacción Inc. de aniversario, que atestiguan el paso del tiempo en el sistema Inc. 7. La existencia de relojes biológicos, primitivos y ligados a nuestro funcionamiento corporal, y dada la integridad mente-cuerpo, estos deben ejercer alguna influencia de registro del tiempo en nuestro sistema Inc. En conclusión: La existencia de eventos anteriores (antecedentes), ligados a efectos ulteriores (consecuentes), implican la tempo­ ralidad.

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f. Causalidad, determinismo, contingencia La Ley general del Determinismo tiene su origen en los inicios de la ciencia occidental (Newton, Galileo); se enuncia así: Siempre que X, entonces Y, o sea, se asocia de manera invariante un elemento con otro, con una separación temporal. He expresado anteriormente (Laverde, 1994, 2004), mi punto de vista al respecto. En Psicoanálisis, dada la complejidad del Ser humano, no existen relaciones causales unívocas, del tipo antes anotado. Más bien, se plantea la noción de contingencia: Si A… B… C… entonces es probable que ocurra Z. Por lo tanto, en el tema que nos ocupa, no se puede establecer una causalidad lineal unívoca: Siempre que X (trauma), entonces Y (efectos postraumáticos), es decir, no se puede intentar explicar el presente solamente por un hecho del pasado. La noción de contingencia, además de combinar varios (muchos) antecedentes, plantea que el consecuente acaece en términos probabilísticos. En el caso de Amanda, los hechos traumáticos ocurrieron y se repitieron en su niñez, en momentos de dependencia, vulnerabilidad, necesidad, sumisión. La presencia del padre abusivo, incestuoso, perturbó en Amanda la vivencia del Edipo normal, y dejó el vacío de un padre cariñoso, erótico, sin llegar a la actuación, protector y proveedor. La madre funcionaba como ausente y de esta manera se convirtió en cómplice. Al ingresar Amanda al análisis, todos estos sucesos y su registro se activaron, se incrementó la necesidad de una figura protectora, idealizada y omnipotente; luego de la quiebra de esta imagen, se inicia la recuperación, el recuerdo y la elaboración del trauma. Es por lo tanto una contingencia, el que haya sido así, pues pudo ser de otra manera.


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g. Distinción entre trauma (hechos ocurridos), proceso traumático y fantasías La coexistencia del trauma, del proceso de traumatización con las fantasías relacionadas, demuestra lo innecesario de la renuncia a la teoría traumática (seducción) por parte de Freud; no se trata de lo uno o lo otro, sino de aceptar que ambas dimensiones existen y se alimentan mutuamente. Estas deben diferenciarse, como en el caso de referencia, en su manejo técnico, dando credibilidad a la reconstrucción que hace la paciente y resignificando las fantasías en su reaparición transferencial. Según se anotó, en el relato clínico, esta diferenciación va ocurriendo paulatinamente. Los eventos traumáticos aparecen en imágenes, en momentos de regresión, durante periodos de duermevela, son parciales, inconexos, nublados, velados, poco a poco se van completando, integrando y clarificando, hasta lograr una mayor totalidad y coherencia. Las fantasías concomitantes en el caso presentado: sexo oral, aborto, seducción y culpa, se producen en el espacio del sueño y la pesadilla. El uso de la Ct es, en este caso, la mejor herramienta para establecer el discernimiento necesario entre trauma y fantasía, así como el uso discriminado de la interpretación explícitamente transferencial.

h. Sexualidad Infantil Al irrumpir el trauma (abuso sexual), en un sujeto inmaduro genital, tuvo en su desarrollo psicosexual, al menos, dos consecuencias: de una parte, activó pulsiones sexuales que se encontraban inhibidas, y con ello, rompió el periodo normal de latencia, y de otra parte, impuso un Edipo actuado y perverso que impidió, en el espacio mental, el normal desarrollo de la situación Edípica.

i. Alteración en la estructuración del Superyó La actuación perversa del incesto hace que, quien debiera contribuir a la estructuración del Superyó, por lo menos en sus aspectos no tanáticos ni regresivos, sea el encargado de desarticular esta instancia, o dificultar su adecuada estructuración.

III. Conclusiones • En este trabajo se utiliza en concepto de efecto ulterior, tanto en un sentido descriptivo como dinámico. • Se establecen argumentos a favor de la necesidad de incluir la temporalidad dentro del proceso del efecto ulterior. • Se utiliza el criterio de causalidad contingente y se descarta la causalidad determinista. • Se insiste en la necesidad de distinguir entre los eventos traumáticos y las fantasías concomitantes, al mismo tiempo que se precisa que unos y otros se recuperan en diferentes espacios psíquicos. • El manejo técnico debe ser diferente, según se trate de eventos traumáticos o de fantasías. Los eventos traumáticos merecen credibilidad y aceptación por parte del analista, al mismo tiempo que legitimación de las vivencias que los acompañan. Las fantasías son objeto de interpretación y resignificación, de acuerdo al momento del proceso transferencia-contratransferencia, en el cual se recuperan. El uso de la interpretación explícitamente transferencial es de utilización selectiva por parte del analista, consultando siempre su Ct. En el caso presentado se usó la interpretación explícitamente transferencial, cuando la figura del analista estaba implicada en


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momentos de idealización, omnipotencia, culpa, celos, posesividad, rechazo, castigo y vacío, pero no se hizo para actualizar (resignificar) hechos reales traumáticos del pasado.

IV. Debate • Al abandonar el concepto de determinismo psíquico lineal y substituirlo por una causalidad contingente, pierde importancia el debate sobre si el pasado determina por sí solo el presente, lo cual tendría importancia desde el punto de vista genético. • Afirmamos, anteriormente, que el efecto ulterior puede ser tanto proyectivo como retrospectivo, pues, de hecho, esta interacción pasado-presente / presente-pasado, se encuentra en la clínica; un evento traumático puede influir sobre el funcionamiento psíquico ulterior de un sujeto y este también se puede repensar y resignificar. • Algunos autores psicoanalíticos, críticos del concepto de efecto ulterior, afirman que los hechos evocados no han ocurrido en realidad y que se trata de fantasías o recuerdos encubridores. Con este argumento, Freud abandonó la teoría traumática (seducción). En este trabajo, se afirma que unos y otros ocurren y tienen importancia. No se puede negar que el abuso sexual infantil exista y afirmar que solo es producto de la fantasía, hay suficiente evidencia recolectada no solo por el Psicoanálisis y la psicoterapia, sino por medios forenses, tanto documentales como testimoniales. ¿El après-coup es un producto de la imaginación de algunos analistas?, ¿sería el resul­ tado de la construcción de estos colegas? En respuesta a este interrogante, se responde que hay elementos en la clínica que permiten distinguir un hecho de la realidad exterior de

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una fantasía. El hecho externo, como se pudo apreciar en el relato, se va reconstruyendo poco a poco, la fantasía aparece súbitamente; el hecho real es coherente, consistente, se va aclarando y precisando, contiene detalles y es creíble (juicio de realidad); por otra parte, el analista cuenta con su contratransferencia, como una herramienta fundamental, que le ayuda en este discernimiento. El aborto de Amanda era una fantasía, una niñita impúber no puede quedar embarazada, no se producen abortos de partes mutiladas, a la manera de cuerpos de adulto, pero pequeñas; si fuese un hecho real no pasaría desapercibido a su entorno. Es perfectamente creíble que un padre adicto, desocupado, y en ausencia de su esposa, abuse sexualmente de su hija impúber. Otra cosa es que el abuso sexual y el maltrato infantil sean ocultados, negados, justificados de manera cómplice o por amedrentamiento, comodidad, sumisión y cobardía, por parte de personajes adultos de determinadas familias. Otro argumento en contra del efecto ulterior apunta a que, en gran parte, la literatura analítica que se ocupa del trauma no lo usa. La respuesta es la siguiente: no se usa explícita, pero sí implícitamente, y en la ciencia en general es mejor decir las cosas clara y conceptualmente, en vez de dejarlas latentes o implícitas; el uso de lo conceptual es un avance indispensable en la construcción de la teoría. En el trabajo de Winnicott (1949), sobre trauma del nacimiento y angustia, el autor se ocupa de la angustia como efecto ulterior del trauma de nacimiento, pero no menciona el concepto de après-coup; sería preferible que lo hubiese explicitado. Finalmente, quedan otros reparos: • El efecto ulterior es un concepto que tiene mucha importancia en la escuela francesa, desde Lacan, en tanto que en AlemaniaAustria en cuya lengua se originó (nachträglich), apenas lo mencionan.


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• Freud no le dedicó un artículo especial. • No figura en los índices temáticos de muchas publicaciones. A mi manera de ver, tienen poca fuerza argumentativa.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Freud S (1900), The interpretation of dreams. S.E.4-5. ______ (1914), Remembering, repeating and working through. S.E.12.

Laverde E (1994), Causalidad en Psicoanalisis. En Rev. Soc. Col. Psicoan.42:141-146. Laverde E (1998), La flecha del tiempo en el inconsciente. En Rev. Soc. Col. Psicoan.23:244-253. Laverde E (1999), Reacción inconsciente de aniversario. En Rev. Soc. Col. Psicoan.25:879-888. Laverde E (2004), Determinismo psíquico: una hipótesis para refutar. En Rev. Soc. Col. Psicoan.29: 479-488. Masson J (Ed.) (1985), The complete letters of S. Freud to W. Fliess. London: Belknap.

______ (1915), The unconscious. S.E.14.

Perelberg R (2006), The controversial discussions and après-coup. In Int. J. Psychoanal.87:1199-1220.

______ (1918), From the history of an infantile neurosis. S.E.17.

Thoma H & Kachele H (1988), Teoría y Practica del Psicoanálisis. Vol. II Barcelona: Herder, 1990.

Lacan J (1966), Ecrits. Paris: Seuil.

Winnicott D W. (1949), Los recuerdos del nacimiento, el trauma de nacimiento y la angustia. En: Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Barcelona: Laia. Versión original: Collected papers, London: Tavistock Pub.1958.

Laplanche J (2005), Après-coup. En: Mijolla A (Ed), Dictionnaire internacional de la psychanalyse. Barcelona: Hachette.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 45-56, 2011

Artículo original

TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA El modelo de la repetición entrelazada1 Leandro Stitzman2 Recibido: 09 septiembre 2011 Aprobado: 20 noviembrede 2011

Todavía no he visto un problema, por complicado que fuera, que al examinarlo correctamente, no se volviera aún más complicado Poul Anderson Científico y escritor norteamericano de ciencia ficción dura

RESUMEN El autor presenta un modelo que llama la atención sobre cierta cantidad de fenómenos clínicos, usualmente armonizados bajo el nombre de “repetición” o “compulsión a la repetición”. Formula el modelo de “repetición entrelazada” como la resonancia mórfica de un determinado tropismo entrelazado frente a un estímulo emocional de momentos de la personalidad. El modelo de la repetición entrelazada dice que en un momento inicial una experiencia emocional adquiere una cierta forma que hace un espacio para la emergencia de un tropismo Todas las experiencias emocionales formadas en este momento estarán entrelazadas. En adelante, cualquiera de ellas que intente evolucionar en algún punto, tenderá a adquirir, por medio de la resonancia mórfica la misma forma de la original.

Palabras clave: Modelo, repetición, interpretación, metapsicología, investigación.

TROPISM, REPETITION AND FORM The model of the entangled repetition ABSTRACT I want to present a model that attempts to draw attention to a certain quantity of clinical phenomena usually harmonized around the name ‘repetition’ or ‘compulsion for repetition’. I formulate the model of the entangled repetition as the morphic resonance of an entangled, determined tropism facing an emotional stimulus of moments of the personality. The model of entangled repetition says that in an initial moment an emotional experience acquires a certain form, making space for the emergence of a tropism. All the emotional experiences formed in this moment will become entangled. From now on, any of them which attempt to evolve at some point, will tend to acquire through morphic resonance the same form as the original.

Key words: Model, repetition, interpretation, metapsychology, research.

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El presente texto forma parte de una investigación en curso y fue parcialmente presentado en el Congreso Internacional de IPA en Chicago. La misma se encuentra más ampliamente desarrollada en el libro “Entrelazamiento. Un ensayo psicoanalítico”. En este sentido, las ideas presentadas, lejos de estar cerradas, se encuentran porosas para futuras evoluciones. (Nota del Autor). Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires; Observador de Lactantes de la Asociación Psicoanalítica para la Observación de Lactantes. Psicoanalista de niños y adultos.


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TROPISMO, REPETIÇÃO E FORMA O modelo da repetição entrelaçada RESUMO3 Apresento uma atualização sobre o modelo de Repetição que chamo de Repetição Entrelaçada. Este consiste numa ressonância mórfica dum determinado tropismo entrelaçado, ante um estimulo emocional de momentos da personalidade. O modelo da repetição entrelaçada diz que quando um processo transformacional adquire uma determinada forma num momento inicial, os seguintes que irão se formar no mesmo momento, tenderão a assumir, instantaneamente, pela ressonância mórfica, a forma da original. Utilizam-se os vértices teórico, técnico e clínico.

Palavras chave: Modelo, repetição, interpretação, metapsicologia, investigação.

1. La advertencia Una de las herramientas más poderosas del método científico es la construcción de modelos sobre hechos, con el objetivo de comenzar una larga ascensión en los niveles de abstracción. Por ejemplo, dadas las diversas formas de la Naturaleza se consiguió construir una serie de modelos geométricos que la representaran (Euclides). E, incluso, algunos que no representaban ninguna forma accesible por la evidencia sensorial (Riemann o Lobachevsky3). Entonces, ¿con cuál quedarse? Henri Poincaré4 (1943) propone una solución de manera veraz: una geometría no puede ser más verdadera que otra; solamente más cómoda. Quiero presentar un modelo que intenta llamar la atención sobre una cierta cantidad de fenómenos clínicos, usualmente armonizados en torno al nombre de repetición o compulsión a la repetición. Las ideas que siguen, en modo alguno invalidan los anteriores modelos presentados, sino que vienen a sumarse a estos con la esperanza

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de resultar más elegantes5 y, por supuesto, más cómodas para trabajar con los hechos de los que parten. Si bien intentaré presentar los hechos de la manera más simple posible, cuando uno trata con hechos complejos, debe encontrar un cierto equilibrio entre simplicidad y profundidad: confío en que, si el lector logra sobreponerse a las adversidades y las turbulencias, quizás encuentre en ellas algún componente de verdad.

2. El antecedente Considero válido acordar cierta terminología conceptual, antes de introducir el modelo. Para ello, nos tomaremos el tiempo para presentar una serie de ideas ajenas.

1. La primera es la de Tropismos de la personalidad. W. R. Bion (1992) toma el nombre de la Biología,6 para llamar la atención sobre tres motores de búsqueda o tendencias

Traducción al portugués Joanna Wilheim. Matemáticos y geómetras analíticos. (N. del A.). Matemático francés. (N. del A.). Elegante es usado en el sentido científico: es decir simple, simétrico, verdadero y consistente. (N. A.). Para la Biología botánica, el tropismo es la tendencia al movimiento, de un organismo, en una dirección determinada por el estímulo de agentes físicos o químicos, como la luz, el calor o la humedad. (N. A.).


TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA. El modelo de la repetición entrelazada

de la personalidad: un Tropismo de asesinato, que busca un objeto que asesinar o por el cual ser asesinado; un Tropismo de parasitismo, que busca un objeto al que parasitar o por el cual ser parasitado; y finalmente, un Tropismo creativo, que busca un objeto al que crear o por el cual ser creado. Estos son la matriz de la cual nace la vida mental de una personalidad y son, eminentemente, fenómenos vinculares clínicamente observables. Si bien pueden ser comunicados, en determinadas circunstancias pueden resultar suficientemente intensos, como para no poder ser contenidos adecuadamente en los medios de comunicación de los que dispone la personalidad, por lo que deben ser expulsados mediante la identificación proyectiva. En este sentido, se los caracteriza como matrices en busca de un objeto capaz de contener la identificación proyectiva. Así, se puede suponer que, tomados en conjunto, en un paciente que acude al consultorio en busca de análisis -aunque no tenga idea de lo que esto es-, va a predominar el Tropismo creativo, por sobre el de asesinato.

2. Otra idea, que interesa presentar, es la de Resonancia mórfica. Este es un pensamiento madurado por Rupert Sheldrake7 (1981), y usado para definir al proceso singular que da lugar a que ciertas estructuras adquieran formas características, transmitiendo la información a través de campos morfogenéticos. Sheldrake llama mórfico o morfogenético al campo no energético de influencia de una forma adoptada por un objeto, individuo o hábito. A falta de uno mejor, la resonancia mórfica toma este nombre, como resultado de una nominación por analogía. Parte de la idea

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Bioquímico y biólogo inglés. (N. A.).

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física de resonancia electromagnética (Maxwell), pero, en lugar de aplicarla a ese tipo de campos y fenómenos (Faraday), la adopta, y adapta, para los campos mórficos (no energéticos). Así, un campo mórfico (o morfogenético) de una forma determinada va a ejercer su influencia sobre la forma final de otro sistema, que, a su vez, ejerce una influencia en el campo, resonando mórficamente en nuevos sistemas orgánicos similares subsecuentes.

Para Sheldrake, la resonancia mórfica encuentra sus bases en la causación formativa, a la cual define como la influencia que formas anteriores ejercen sobre las actuales, y a una cierta predisposición de los nuevos organismos a adoptar la de sus antecesores, por selección isotrópica mórfica. Es decir, una forma final dada produce una resonancia que ejerce su influencia a través de una causación formativa propagada por campos mórficos. Concretamente, lo que Sheldrake propone es que la forma adoptada por un cristal en un momento dado, va a ejercer una influencia en las futuras formas que estos adopten. De igual manera, un hábito aprendido por una paloma en Londres, resultará automáticamente más fácil de adquirir (por resonancia mórfica) por otra paloma en, digamos, Roma. O en el otro extremo: un crucigrama del diario resultará más fácil de resolver a las siete de la tarde que a las siete de la mañana, cuando muchas menos personas lo hubieran resuelto.

3. Por último, quisiera llamar la atención sobre un problema que subyace a la idea de Tropismo y Resonancia mórfica: El problema de la forma. Los objetos pueden definirse, básicamente, por tres tipos de propiedades: interiores, exteriores


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Eduardo Laverde-Rubio

y de frontera. Psicoanalíticamente hablando, interiores son las que tienen que ver con la ‘naturaleza’ de los elementos (alfa (a), beta (b), gamma (G), delta (D), lambda (l), pi (p)8); exteriores, las relacionadas con la comunicación emocional (Identificación proyectiva, Transidentificación proyectiva y Entrelazamiento); y de frontera, aquellas relacionadas con la forma. En el decir de Jorge Wagensberg9 (2004), la forma es una profunda propiedad superficial de la cosa (desde una molécula a un edificio, pasando por un jaguar y una personalidad). Por esto, la forma de las cosas, excepto, quizás, la de las más simples, sólo puede representarse gráfica o modelísticamente (hilera C de la Tabla10), pero no en términos de cálculo algebraico (hilera H). Sin embargo, René Thom11 (1977) realizó profundos avances en este sentido, al proponer una solución matemática, en términos de su Teoría de las catástrofes: el intento de desarrollar un sistema matemático que pudiera representar fenómenos naturales discontinuos en la forma de un cálculo algebraico; fenómenos que no pueden ser descritos por el cálculo diferencial de manera satisfactoria. Es decir: cómo expresar, en términos algebraicos, el cambio cualitativo catastrófico.

componentes: tolerancia a la sensación de infinito, tolerancia a lo aleatorio, tolerancia a la duda, y to­le­rancia a la elección (tolerancias IADE). Así pues, puedo definir la Forma de un objeto, desde un vértice analítico, como resultante de un fenómeno, caracterizada por la relación entre contenido y continente, la función dispersiónintegración, y el proceso transformacional que le da origen. Ya se tiene algunos conceptos de alta complejidad y abstracción: Tropismos de la personalidad (tendencia), Resonancia mórfica (influencia) y el problema de la Forma como propiedad de frontera, relacionada al cambio catastrófico. Tratemos de retenerlos en la mente, con la esperanza de que evolucionen, mientras vemos un problema clínico, antes de avanzar sobre la inteligencia del modelo.

3. El problema

Bion (1968, 1970) toma esta idea compleja y propone la existencia de cambios catastróficos como desencadenantes de procesos transformacionales de la personalidad: una personalidad cambia y adquiere una forma en un momento, por medio de procesos de cambio catastróficos.

Antes de presentar un material clínico mínimo, se llamará la atención sobre la palabra mínimo. Existe siempre el peligro de caer en enclenques razonamientos del tipo yo-le-hubieradicho o ah-pero-esto-podría-también-ser y dejar de ver el material como lo que es: un intento por ilustrar una idea con una realización. No es una Supervisión ni un desarrollo clínico, pues este no es un trabajo clínico, sino un trabajo que utiliza modelos y teorías para desarrollar teoría a partir de la técnica.

Darío Sor (1989) estudia profundamente este proceso, en términos de la función integración y desintegración Ps-D, y lo relaciona con la tolerancia a la frustración, separándolo en cuatro

Recuerdo nítidamente el caso de un paciente X que presentaba una singular dificultad para encontrar compañeros en el mundo real. Cada vez que encontraba a una persona que,

Los elementos son modelos vacíos para pensar: alfa (a) es el elemento de las transformaciones en pensamientos, beta (b) de las transformaciones en alucinosis, gama (G) el de las no-transformaciones fanáticas o autistas, delta (D) el de las en at-one-ment, lambda (l) son las formaciones de la transformación intuitiva y pi (p) es la partícula entrelazada. Estas ideas se encuentran ampliamente desarrolladas en Stitzman, 2011 (N. A.). 10 Físico y epistemólogo español. (N. A.). 11 Las referencias a la Tabla, son a la Tabla de Elementos que propone W. R. Bion. Se incluye una reproducción de su versión ampliada por Sor y Senet de Gazzano y Stitzman en el Apéndice 1. (N. A.) 12 Matemático francés. (N. A.). 9


en principio, parecía gratificarlo, por a o por b, la transformaba en rechazada o ignorada; en cuanto tenía la mínima evidencia emocional de este hecho (gratificatorio). Con el paso de las sesiones, descubrimos que daba lo mismo si se trataba de una idea, un hecho o una situación: en cuanto se vivenciaba una experiencia emocional como gratificante, era rechazada y transformada en frustrante, ansiógena o persecutoria. Así, pasaron las sesiones sin que obtuviéramos algún avance importante, evidenciable fuera del consultorio. Las interpretaciones parecían adecuadas, compartíamos la sensación de que algún hecho verdadero estaba siendo intuido, observábamos las transformaciones que se desencadenaban, pero nada parecía lo suficientemente afilado o penetrante como para realizar cambios en el mundo extra-analítico. Si bien X estaba repitiendo una modalidad vincular determinada, no creí, ni en su momento ni ahora, que se tratara de una mera repetición, en sentido freudiano (1914, 1920), dado que, al final, no se relacionaba con algún tipo de experiencia no tramitada sobre la que se volvía, o con algún hecho traumático que insistía en su intención de inscribirse en el psiquismo. O, al menos, no solamente, tal como se pudo ver después. Por el contrario, se trataba de una forma (frustración-asesinato) que lo atraía como un imán, como un tropismo hacia a una formalugar, que no parecía ser desvelable mediante la interpretación clásica de resistencias (Freud), fantasías (Klein) o transformaciones (Bion).

Era así que, conocía a una chica con la que empezaba a salir y, a los pocos encuentros, encontraba motivos ‘de peso’ para interrumpir la relación (hipotiroidismo, feas carteras, dormir de costado). O empezaba un nuevo trabajo con creciente entusiasmo y, a los pocos días, se veía obligado a renunciar, agobiado por las tareas, los compañeros o los jefes. Sólo en el ámbito sexual e intelectual parecía ser capaz de experimentar gratificación libremente, y disfrutar de ella12. Situaciones como éstas se sucedían casi sin solución de continuidad, hasta que, un día, por un camino inusual, descubrimos, sorpresivamente, una frustración asociada a un tropismo creativo, por la que la Verdad era vivenciada como Mentira, los hechos como mitos, los modelos como hechos, lo gratificante como frustrante. De la mano de este descubrimiento, nos encontramos con una conjetura imaginativa13 de alto poder disruptivo. Descubrimos que X era un bebé p­ rematuro, nacido con 32 semanas de gestación14, y encontramos que cuando estaba en el útero, abrió los ojos convencido, por la madre, de que iba a enfrentarse a una experiencia maravillosa, como la vida o la belleza de su rostro (Meltzer, 1988); cuando, en su lugar, encontró el horror del núcleo fanático de la madre (Sor y Senet de Gazzano, 1992 y Stitzman, 2001, 2011), el atronador sonido del corazón y el asfixiante espacio acuático uterino. Ante esta evidencia, desencadenó el trabajo de parto, de manera de escapar de allí lo antes posible y liberarse de esa cruel experiencia emocional. Esto tomó la forma de Tropismo destructivo.

Vale, probablemente, una discusión más profunda sobre qué pasaba con la gratificación en análisis, dado

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que, si bien seguía viniendo y colaborando en las sesiones, no se producía, hasta entonces, ningún avance, en este sentido, que pudiéramos calificar de significativo. (N. A.). La conjetura imaginativa es una construcción observacional basada en evidencia mínima de evanescente aprehensión sensorial. Los procesos inconscientes que llevan a su formulación son considerados pertenecientes al área de la intuición del analista. Asimismo, las conjeturas imaginativas no deben ser confundidas con hechos o teorías, sino que sólo son modelos (hilera C), que funcionan como mitos de rápida penetración, y aún más rápido descarte, luego de haber sido utilizadas como guías de indagación y exploración. (N. A.). 15 Este hecho, descubierto en sesión por una interpretación, era desconocido por mi paciente y pudo ser corroborado por relato materno. (N. A.). 14


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Así, cada vez que X se encontraba en una situación vincular con cualquier elemento del espacio sigma (∑)15 (Bion, 1992 y Stitzman, 2005) que fuera vivenciado como gratificante, se producía, ipso facto, una Transformación por Resonancia mórfica, del Tropismo creativo hacia uno destructivo o de asesinato. Se presenta, entonces, un importante problema técnico: ¿cómo interpretar esto que pasa? Y, en este sentido, ¿qué es ‘esto’ que pasa? Para intentar pensar esta situación: ‘el modelo’.

4. El modelo Opino lo siguiente: lo que el Psicoanálisis llama repetición, no es sino la Resonancia mórfica de un tropismo entrelazado, determinado frente a un estímulo emocional de momentos de la personalidad (Stitzman, 2005, 2007, 2008a, 2008b, 2009, 2011).

Me veo, intuitivamente, tentado a pensar que debe existir algún tipo de Resonancia mórfica ambiental -en términos de ∑- que sirva como tropismo de la personalidad, que es inconsciente e imposible de ser expresada en lenguaje articulado. En este sentido, resulta particularmente profundo poder explorar, junto al paciente, con qué ‘forma’ previa está resonando en este ‘momento’, y que actúa como tropismo hacia el que se dirige. Es un supuesto teórico (observable bajo ciertas circunstancias) que este tropismo se encuentra entrelazado con el de la forma original. El estudio de la forma, de hechos o momentos previos a los presentes, puede darnos una idea bastante aproximada de la que adquieren una

serie de sucesos que, sensorialmente, parecen no tener ninguna, mas sí emocionalmente, tal como en el caso de X. Propongo detenernos un momento en algunas consideraciones más sobre este tema. La forma, como propiedad de frontera, está indisolublemente relacionada con la apreciación estética. Por esto considero válido ampliar la definición anterior, a la luz de lo propuesto por Lía Pistiner (2008), como dimensión estética de la mente, dentro de los límites de la definición de objeto psicoanalítico, de Bion (1963). La forma del objeto psicoanalítico quedará definida por la fluctuación Ps-D, el apareamiento de contenido y continente, una extensión en el dominio del sentido (sentido común como hecho evidente para, por lo menos, dos sentidos), una extensión en el dominio del mito (categoría C de la Tabla) y una extensión en el dominio de la pasión (vínculos de amor, odio y conocimiento). En este contexto, cuando hablemos de Resonancia mórfica de un objeto, vínculo, elemento, transformación o tropismo psicoanalítico, nos estaremos refiriendo a una resonancia de estas coordenadas.

Pero, propongo un paso más allá: lo que resuena en la forma es, sobre todo, el ‘momento de la personalidad’ tal como lo entiendo, en condiciones de U1 → U2 → Dos → Uno → (\)16. Utilizo diversas hipótesis definitorias para delimitar cada uno de los momentos: • U1.- En la Unidad de Uno no hay transformaciones y el bebé17 es uno con el O madre; no se puede hablar de la existencia de ambos por separado: es mujer embarazada.

Se llama espacio sigma (∑) a la totalidad del espacio, con los pensamientos domados, salvajes, domados no pensados, el espectro psicótico de corta frecuencia, la personalidad y todo tipo de objetos que haya o por haber. (N. A.). 17 Unidad de Uno (U1), Unidad de Dos (U2), Dos, Uno y Tres ((\)) son los nombres que reciben los distintos momentos de la personalidad. (N. A.). 18 Cuando digo bebé podría, de igual forma, decir parte de la personalidad en crecimiento. Misma analogía con madre y parte regente de la personalidad. (N. A.). 16


TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA. El modelo de la repetición entrelazada

• U2.- En la Unidad de Dos ya hay madre y bebé, con una zona de intersección de elementos a, b y G. En este momento se produce el primer movimiento transformacional en pensamiento O → K. • Dos.- Al llegar a Dos, el bebé ya posee un uso activo y reflexivo del canal de rêverie existiendo ya la rotura de la unidad con la madre. Se tiene acceso a una cantidad suficiente de D , como para realizar el primer ciclo transformacional completo K → O → KΠ y el primer cambio catastrófico, con un adecuado diámetro de la función Ps-D. Asimismo, hay un aumento de la intuición (Stitzman, 2004) de ∑.

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El entrelazamiento18 de elementos del paciente, con otros pensados, soñados, sufridos o sentidos antaño, puede ser una forma en la que ciertos tipos de resonancia mórfica entren en actividad, a la manera de un tropismo en determinado ‘momento’ del análisis o de la vida. Entiendo, así, que muchos de los fenómenos, anteriormente tenidos por meras repeticiones, son en realidad resonancias mórficas de tropismos entrelazados en experiencias actuales. O, dicho de otra forma, la repetición clásica se encuentra englobada dentro de este tipo de fenómenos clínicos, quizás como una forma más de acción sobre el vínculo (columna 6 de la Tabla). Veamos, entonces, una descripción más clínica.

• Uno.- El bebé que accede a Uno adquiere ya un adecuado diámetro de la función Ps-D para pensar por su cuenta el mundo que lo rodea, con un creativo apareamiento de la función contenido y continente. Asimismo, tiene una creciente habilidad para la formación de l, pudiendo pasar de una lógica temporoespacial cosmológica a una cronológica. Para continuar la transformación hacia Tres se requiere el desarrollo de la capacidad y tolerancia a la intuición, entrelazada con nuevas partes de la personalidad.

Cuando un ‘proceso transformacional’ adquiere una ‘forma’ determinada en un ‘momento’ inicial del crecimiento (de una personalidad o parte de ella), los siguientes procesos transformacionales formados en el mismo momento ‘tenderán’ a tomar ‘instantáneamente’ la forma de ese. A este proceso de resonancia lo llamo repetición entrelazada.

• (\) - Un bebé en Tres crea y modifica el espacio sigma domando pensamientos salvajes con un crecimiento mental con tolerancia a la frustración, al pensamiento y al entrelazamiento. Así, también adquiere la capacidad de volver reversible la función lógica de cosmología ↔ cronología. Una persona que no es capaz de estar en Tres tendrá dificultad para tolerar enunciados de alta abstracción emocional, como el hecho de que se pueda estar triste y contento a la vez (categoría H de la Tabla).

Antes de continuar, vale aclarar lo obvio: los hechos, sobre los que el modelo intenta llamar la atención, no son siempre evidentes sensorialmente, sino que, en las más de las veces, lo son emocionalmente.

Dicho en símbolos: Si en U1 → Dos un proceso de transformación de O adquiere una cierta forma o dimensión estética, se producirá una resonancia mórfica en las siguientes formas entrelazadas, expresada en términos de tropismo.

Tratemos ahora de operacionalizar esto técnicamente.

5. La técnica La técnica que encuentro adecuada para el abordaje de este tipo de procesos es la exploración de patrones de formas en tropismos, tanto los

Llamo entrelazamiento al proceso de comunicación emocional no local que se lleva a cabo entre dos elementos, tendencias, personalidades o partes de la personalidad formados en el mismo momentos. (N. A.).

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efectiva: la intuitiva (transformación intuitiva) (Stitzman, 2004, 2005) y la algebraica. Pienso que, para que una interpretación resulte acabadamente formada y formulada debe tener en cuenta, acabadamente, ambas vertientes en simultaneidad.

adquiridos como los heredados transgeneracionalmente o entrelazados interpersonalmente, y la adecuada interpretación de los mismos.

Para que la interpretación sea adecuada, debe buscarse una formulación en lenguaje de logro, lo suficientemente firme e insaturado como para poder realizar un cambio catastrófico (mórfico) ‘mejor’ que el anterior. El canal de rêverie suele ser adecuado para la comunicación de este tipo de interpretaciones. Si bien ya estudié profundamente el proceso de atención e interpretación (Stitzman 2004, 2005a), estimo que la interpretación es, en sí misma, un enunciado único en su formulación; también, que hay que prestar especial atención a la doble vertiente que la ocupa, para poder desarticular esta repetición entrelazada. Por eso, tres consideraciones:

a. Pienso que, al igual que en Mecánica cuántica, la interpretación analítica no sólo modifica la realidad psíquica (en condiciones de O → K), sino que, además, la crea en términos de forma (es decir, la forma). b. Bion sostiene que la personalidad no se posiciona de manera paranoide o depresiva, sino que lo hace simultáneamente, a la manera de un palimpsesto nacarado, en la función que él llama de integración-desintegración: es paranoide ‘y’ depresiva al mismo tiempo. No es Ps y D sino Ps ↔ D. c. Igualmente, dice (1998) que, del pictograma evidenciado por los sentidos (extensión en el dominio de los sentidos) se evoluciona hacia el cálculo algebraico, por la senda del sistema deductivo científico, por un lado, y para el símbolo lingüístico, en parámetros del modelo (extensión en el dominio del mito). Es decir, O → “categoría C”; y O → “categoría H por G”.

En este sentido, la interpretación analítica debería contemplar dos corrientes, dos ‘formas’ en sí, para poder ser suficientemente

Vale la pena diferenciar, acá, entre la repetición activa y pasiva. En cuanto a la activa no hay demasiado que agregar a la ya descrita, por Freud (1920), como una acción en el vínculo del instinto de muerte impulsado por el instinto de vida, y en cuya ‘fusión’ predomina el de muerte, impidiendo que el paciente sea capaz de desarrollar una fe suficiente como para mitigar los ataques crueles (Stitzman, 2005) o fanáticos (Sor y Senet de Gazzano, 1992).

d. Sin embargo, Betty Joseph (1993) llama la atención sobre la posibilidad de que la repetición (vivida de manera) pasiva encuentre sus raíces en la dependencia de un objeto, sintiéndose el sujeto más liberado de la ansiedad cuanto más lo hace de sus ambiciones. Y va un poco más allá, diciendo que esta aparente pasividad se debe al hecho de que el individuo se enfrenta a sus peores ansiedades, utilizando una combinación de defensas, tan poderosa e inmediata, que no se ve a sí mismo implicado en su propio destino, sino más bien llevado constantemente a experimentarlo, una y otra vez, prefiriendo escindir, proyectar e introyectar, antes que tolerar la dependencia de sus emociones. De esta forma, tenemos dos importantes vertientes: la que conduce al cálculo algebraico (categoría H) y la que conduce al signo lingüístico (categoría C) separadas entre sí por una cesura, debido a una incapacidad para tolerar la frustración asociada al cambio catastrófico. Si, de acuerdo a lo que propone Joseph, la transformación es inmediata (entrelazada), enton-


TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA. El modelo de la repetición entrelazada

ces el problema de la repetición entrelazada hay que abordarlo con interpretaciones completas, que tiendan a producir nuevos cambios catastróficos instauradores de nuevas formas en la dimensión estética del tropismo, al que nos dirigimos.

6. El Uso (del modelo en el problema) Así que volvamos un poco más a X. Como vimos, cuando X se encontraba dentro del vientre materno y fantaseaba con la idea de nacer hacia algo maravilloso y gratificante, tuvo un duro despertar en sentido opuesto. Así, la experiencia de gratificación adoptó, en su aparato para sentir sentimientos, la forma de un tropismo de asesinato (de su capacidad para experienciar gratitud). Esto produjo que luego, ya en momentos posteriores de crecimiento (U2 → (\)), toda ‘forma’19 de gratificación surgida en ese momento resonara, mórficamente, con este tropismo de asesinato de la experiencia. En palabras más clínicas, su personalidad había aprendido de la experiencia que, la ‘mejor forma’ para experimentar la gratificación, era la frustración y el asesinato: Cada vez que los elementos se conjugaban de manera de dar lugar a una experiencia vincular gratificante, la misma adoptaba la forma de un tropismo de asesinato. Y hay acá un punto importante: ¿Por qué la gratificación sexual e intelectual quedaba por fuera de esta resonancia? Pienso que, porque no estaba presente en el momento del nacimiento, U1 → U2, en el que se produce la transformación en la que la gratificación toma la forma de un tropismo de asesinato y, por lo tanto, quedaba fuera de las tendencias entrelazadas. En el caso del modelo de la repetición entrelazada, es importante distinguir esto: sólo se

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repiten por resonancia mórfica aquellas tendencias que, por haberse formado juntas, se encuentran entrelazadas entre sí. Es de este modo que, muchas veces, observamos partes de la personalidad que quedan por fuera de este tipo de funcionamiento. Pareciera que la parte sexual, intelectual y artística de X habían nacido en algún otro ‘momento’, por lo que quedaban por fuera de la repetición entrelazada, sobre la que intento dirigir la atención. Luego de ser enfrentado a la crueldad del núcleo fanático de la madre, se produce un primer cambio catastrófico que lo conduce al nacimiento, con las tres partes básicas de la personalidad en U1: un elemento a (en el espacio mental Fe), un elemento G (en el espacio mental Dogma) y un elemento b expandiendo el espacio mental general (Stitzman, 2005, 2007, 2008a y 2008b). Esto es lo que queda entrelazado y resuena, mórficamente, como tropismo de asesinato, cada vez que se enfrenta a la experiencia de gratificación.

Es decir, cuando una serie de objetos psicoanalíticos nacen (U1→U2) entrelazados (al mismo tiempo) y adquieren una forma determinada, los subsiguientes presentarán un tropismo (tendencia) a adquirir la misma forma. Cuando formulo la interpretación, usando un modelo basado en evidencia mínima, como el despertar intrauterino (categoría C), combinado con elementos de alta abstracción, como la transformación simultánea de dos experiencias emocionales (categoría H), para llamar la atención sobre la forma que usaba él para reaccionar ante la experiencia de gratificación, se produce un cambio catastrófico en su tropismo de asesinato. A partir de aquí pudimos ver un aumento de la ansiedad y el sentimiento de soledad, a la vez que un aumento progresivo de su capacidad para tolerar la frustración, asociada a la capacidad negativa requerida para producir cambios catastróficos, basados en D.

Vale recordar, a riesgo de ser repetitivo, que cuando digo ‘forma’ hago referencia a la dimensión estética de la mente, más la relación contenido-continente, más el diámetro de la función Ps-D, y el momento en el que se encuentra. (N. A.).

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El aumento de la ansiedad y del sentimiento de soledad se debe al hecho de un mayor contacto respetuoso con sus sentimientos y pensamientos, tal cuales son (cfr. con lo que sostenía B. Joseph). De igual manera, y en el mismo sentido, X presentaba cada vez menor tolerancia a las excusas usadas para racionalizar la repetición entrelazada remanente (b): cada vez le era más evidente la diferencia de ‘sabor’ entre un hecho verdadero y otro que no lo fuese.

7. El amanecer del olvido20 Bion utiliza esta imagen para describir la llegada del futuro, del mañana en el que uno debe despertarse después de un largo sueño, de un pasado presentado, sin las formaciones resistenciales del tipo “sí-ya-sé, sí-ya-sé”. Despertarse con respeto por las preguntas que estimulan la curiosidad y la investigación, sin maltratarla con respuestas apresuradas: así propongo este modelo, como una pregunta de futuro. Dicen que la riqueza de una idea está en su capacidad para generar otras nuevas, lo que, en palabras keynesianas sería, su capacidad reproductiva: Es fértil en tanto ayude a pensar más allá de sí misma. La ciencia tiene otro método para evaluar la comodidad y validez de una idea nueva: debe servir para expresar mayor cantidad de fenómenos con mayor simplicidad, simetría y consistencia interna que la anterior.

Claro que, de ninguna manera, es punto de llegada de nada, sino punto de partida. Hagamos, así, un breve resumen del enunciado del modelo de repetición entrelazada: inicialmente (U1→Dos), una experiencia emocional adquiere una forma determinada, lo que da lugar al surgimiento de un tropismo. Todas las experiencias emocionales formadas en

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ese momento quedarán entrelazadas. En lo sucesivo, cualquiera de ellas que intente evolucionar va a tender a adquirir, por resonancia mórfica, la misma forma que la primera. Se debe, así, interpretar la forma del proceso de repetición entrelazada en su doble vertiente de mito-modelo (signo lingüístico) y experiencia emocional de alto grado de abstracción (del tipo de cálculo algebraico al que se accede en (\)). Sí, cuando una serie de objetos nacen entrelazados y adquieren una forma determinada, los subsiguientes presentarán una tendencia a adquirir la misma forma, según las leyes del entrelazamiento secundario (Stitzman, 2007, 2008a, 2009). A la luz de lo dicho, se desprende, que uno puede interpretar cualquiera de las vertientes de las formas entrelazadas, lo que producirá un efecto (transformación) instantáneo en todo el grupo que comparta el ‘momento’ de origen. Otro hecho que quiero acentuar es aquel sobre el que Bion, parafraseando a Milton, llama la atención:

Es importante reconocer que hay un mundo en el cual resulta imposible ver lo que un Psicoanalista es capaz de ver, aunque quizás sea posible, para algunos de los que vienen a análisis, darse cuenta de que nosotros vemos ciertas cosas que el resto del mundo no puede ver. La repetición entrelazada es un fenómeno no siempre evidente, pero universal. Está presente en todos nosotros de diversas maneras y en distintas magnitudes. La utilidad de usarlo clínicamente es la función de evidenciar mecanismos profundos, que antes parecían dispersos o independientes. Estamos investigando lo desconocido hasta el límite de nuestro entendimiento. Por eso, no debemos contentarnos con la placidez de ese límite, sino, más bien, localizarlo para poder expandirlo y estar en buenas condiciones, como para poder ver ahí donde nuestra precaria capacidad

Hace referencia al tercer tomo de Memorias de Futuro. Los otros dos son El Sueño y El Pasado Presentado.


TROPISMO, REPETICIÓN Y FORMA. El modelo de la repetición entrelazada

mental enceguece (a causa de teorías, resonancias mórficas, memorias, deseos, comprensiones apresuradas, intolerancias). Estos hechos son, algunas veces, tan sutiles y evanescentes, que resultan virtualmente invisibles, indetectables; pero esto no implica objeción alguna a su razón de existencia. De hecho, son tan reales, que pueden llegar a destruirnos, si permanecemos pasivos ante ellos.

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Los Modelos sirven para eso, para ver. Son como prótesis, que amplían nuestro espectro visible a la vez que tienden a cerrar la capacidad de captar la novedad, si no hacemos un uso responsable de ellos. El amanecer del olvido del Psicoanálisis depende, en gran medida, de esto.

Apéndice: La Tabla (ampliada) de W. R. Bion


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Leandro Stitzman

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PSICOANÁLISIS XXIII (2); 57-75, 2011

Artículo original

DE LA ADOLESCENCIA HACIA LA EDAD ADULTA EN UNA SOCIEDAD DE CAMBIOS ACELERADOS1 Rubén D. Gualtero2 Recibido: 17 de octubre 2011 Aprobado: 15 de noviembre 2011

RESUMEN3

Que vivimos una época de cambios acelerados es algo difícilmente cuestionable, de la misma manera que la adolescencia es un momento de gran trascendencia en el ciclo de la vida. El artículo trata sobre esta interrelación adolescenciasociedad actual, haciendo especial énfasis en tres aspectos: la mercantilización del cuerpo, las trasformaciones en el ámbito familiar y el acceso al mundo laboral. Finaliza planteando algunos riesgos en este proceso de transición.

Palabras clave: adolescencia, sociedad postindustrial, cuerpo, familia, mercado laboral.

FROM ADOLESCENCE TO ADULTHOOD IN A SOCIETY OF ACCELERATED CHANGE ABSTRACT

That we live in an age of accelerated change is quite unquestionable, in as much as adolescence is a moment of great transcendence in the life cycle. This paper deals with the interrelationship between adolescence and current-day society, emphasizing on three aspects: the commercialization of the body, transformations in the family and the access to labor. The paper finally points out certain risks associated to this process of transition.

Key words: adolescence, post-industrial society, body, family, labor market.

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Ponencia presentada en el XXI Congreso Nacional de SEPYPNA que bajo el título: Períodos de transición en el desarrollo, e intervenciones psicoterapêuticas, tuvo lugar en Almagro del 17 al 18 de octubre de 2008. Sociólogo. Responsable Departamento de Estudios y Publicaciones Fundación Orienta. Coordinador de redacción Revista de Psicopatología y Salud Mental del niño y del Adolescente. recerca@fundacioorienta.com rdgualtero@gmail.com Artículo publicado en CUADERNOS DE PSIQUIATRÍA Y PSICOTERAPIA DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE, 2009; 47, 5-34.


Rubén D. Gualtero

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DA ADOLESCÊNCIA PARA A IDADE ADULTA EM UMA SOCIEDADE DE MUDANÇAS ACELERADAS RESUMO4

É difícil questionar o fato de que vivemos em uma época de mudanças aceleradas, de modo semelhante ao fato que a adolescência é um momento de grande transcendência no ciclo da vida. O presente artigo trata da inter-relação entre adolescência e a sociedade atual, dando maior ênfase a três aspectos: a mercantilização do corpo, as transformações no âmbito familiar, e o acesso ao mundo do trabalho. Finaliza propondo alguns riscos neste processo de transição.

Palavras chave: adolescência, sociedade pós-industrial, corpo, família, mercado laboral.

Lo que me sorprende al volver la vista a mi juventud e incluso a mi adolescencia es la enorme rapidez con la que se cree estar de vuelta de lo fundamental y con la que incluso se niega lo fundamental. Chesterton (2003, p. 101)

INTRODUCCIÓN Antes que nada, quisiera señalar que los jóvenes, la adolescencia en general, y su tránsito hacia la edad adulta, además de ser uno de los momentos más señalados en el ciclo de la vida de los grupos humanos, ha sido objeto de atención y polémica ya desde épocas remotas, tal como lo ponen de manifiesto los estudios etnográficos que documentan la presencia de los Ritos de paso, en pueblos, culturas y latitudes muy diversas. Por tanto, una primera consideración sería, que no es para nada un tema nuevo; al contrario, se trata de un hecho y una vivencia importante no solo a nivel ge-

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Traducción al potugués Joanna Wilheim.

neral, sino en la vida de cada uno de nosotros. Seguramente, podemos olvidarnos de muchas cosas, pero costaría entender que alguien no tuviera ningún recuerdo de su adolescencia. El otro aspecto que quisiera destacar, y sobre el que centraré este trabajo, es que, si bien no estamos ante un tema novedoso, sí hay algo muy significativo en el ‘Mundo de la vida’ –en el sentido del lebenswelt husserliano– en el que les ha tocado crecer. Así, y a diferencia de cualquier otra época de la historia, nunca como hasta ahora la sociedad en su conjunto, y especialmente el mundo occidental, ha experimentado una serie de cambios en un periodo tan corto. Hace unos cuantos días, en un informe sobre urbanismo se comentaba que, en las últimas décadas, sí, décadas, se ha edificado más que desde la prehistoria hasta ese momento. Es posible que haya algo de exagerado en esa afirmación pero, seguramente, todos recordarán la aparición de los primeros teléfonos móviles, pesados, aparatosos y con unas funciones básicas. Pues bien, ahora son ligeros, ágiles y con múltiples funciones, y todo


esto en pocos años. Y así, podríamos multiplicar los ejemplos, ya sea en relación con Internet, las aplicaciones informáticas, la biotecnología, la neurofisiología, la robótica; en definitiva, nos asombraríamos de los enormes cambios que se están sucediendo, de forma vertiginosa, en cualesquiera de los ámbitos que constituyen la llamada sociedad postindustrial. Y no se trata únicamente de cambios tecnológicos, también asistimos, diría que con cierta perplejidad, a profundas transformaciones en otros ámbitos, como pueden ser la vida familiar, laboral, de las relaciones interpersonales, consumo de masas, etc. Es decir, a diferencia de otras épocas, la adolescencia, como un momento de la vida marcado por las transformaciones –corporales y morfológicas -, desprendimientos, búsquedas –de identidad y autonomía–, de incertidumbres y grandes anhelos (Aberastury et al, 1984; Kaplan, 1986, Hogan and Astone, 1986), tiene como marco de referencia un mundo en el que “conceptos como ambivalencia, borrosidad, contradicción, perplejidad, etc. cobran importancia, una importancia que, con los cambios radicales, parece crecer sin pausa” (Ulrich Beck, 2000, p. 29). La pregunta que surge es, ¿cómo crecer en estas circunstancias? Por supuesto, no tengo la respuesta y dudo que se pueda tener en su totalidad. Lo que sí podemos intentar es, analizar algunos aspectos de la relación adolescencia-sociedad actual, de profunda y mutua imbricación, que, en cada momento histórico, ha marcado el tránsito hacia la adultez. Para ello, haremos referencia a tres cuestiones que nos parecen características de nuestra época y que, sin duda, están condicionando –para bien o para mal– la vida y el modo de construirse de los jóvenes de hoy día. En primer lugar, hablaremos acerca de la mercantilización del cuerpo joven y la fascinación que produce entre los adultos. Segundo, sobre las “familias particulares” -“esas familias modernas tan

complicadas-, donde todo el mundo llama a todo el mundo por el nombre de pila” (Coetzee, 2005, p. 46). Y, por último, de las relaciones de los jóvenes con el mundo laboral y sus dificultades de emancipación.

1. MERCANTILIZACIÓN Y FASCINACIÓN DEL CUERPO JOVEN Pocas veces, como en la época actual, la imagen del cuerpo ha estado tan presente en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Se trata de una presencia invasiva y constante que, poco a poco, ha ido conformando un dictado del cual difícilmente se puede estar al margen y que afecta, sobre todo, a los jóvenes y a los adultos. A los jóvenes, por la enorme necesidad que tienen de sentirse aceptados, y que supone, para la mayoría, seguir los patrones de la moda que, a su vez, suelen ser los aceptados por sus iguales (Giodarno, 2003). El otro grupo son los adultos, especialmente, los más viejos, un colectivo cada vez más numeroso e importante, desde el punto de vista de la mercadotecnia. En este caso, la consigna es conseguir un “cuerpo joven” que suplante al “cuerpo real” en el que se ha hecho, se está haciendo o se teme que se haga evidente, el deterioro causado por el paso de los años y que, por lo mismo, es objeto de rechazo y de ocultación. El cuerpo, que cautiva a los jóvenes y a los que no lo son tanto, tiene unas características determinadas y responde, básicamente, al canon siguiente: un individuo blanco, atlético –o delgada si es una mujer– y bello. En ningún otro momento, como hasta ahora, se ha visto y reproducido una figura tan prototípica; es decir, un modelo que se tiende a imitar y, a su vez, un cuerpo ‘modelado’ a base de esfuerzo, dietas y gimnasio. En cualquier caso es una imagen –ideal– que contrasta con todos aquellos cuerpos ‘desgarbados’ por la pubertad, lo que


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genera más de un desengaño y preocupación. Como dice Lasa, aludiendo a estas vivencias, son “cuestiones que pueden apasionar y fascinar al adolescente, pero también obsesionarle, angustiarle y aterrorizarle” (2003, p. 55). A fin de profundizar, brevemente, en los dos aspectos que acabamos de plantear –por un lado, el carácter invasivo y omnipresente y, por otro, su papel hegemónico- haremos un pequeño recorrido por la Historia del cuerpo. En este sentido, llama la atención el poco interés que este ha despertado entre los estudiosos de las diferentes disciplinas sociales, especialmente los historiadores. Más aún, los textos que hablan de la vida y las costumbres en épocas pretéritas están centrados, fundamentalmente, en los adultos, con lo cual las referencias a la infancia y, más concretamente, a la juventud son todavía más escasas. Al preguntarse: “¿Por qué no se habla del cuerpo en la Edad Media?”, Le Goff y Truong responden: Porque constituye una de las grandes lagunas de la Historia, un gran olvido del historiador. La historia tradicional, en efecto, estaba desencarnada. Se interesaba por los hombres y, accesoriamente, por las mujeres. Pero, casi siempre, sin cuerpo. Como si la vida de este se situara fuera del tiempo y del espacio, recluida en inmovilidad presumida de la especie (2005, p. 11). En este sentido, sabemos poco de la vida de los niños y los adolescentes en la antigüedad (Potsman, 1994, p. 25); sin embargo, lo que sí ha trascendido y pervive hasta nuestros días es

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el cuerpo joven (Kyrós)5 como modelo “escultural” de la figura humana, cuyo “reino de la belleza” (Gombrich, 2003) alcanzó su máximo esplendor durante la Grecia clásica. Aparte de este ideal artístico, en la vida social y cotidiana su presencia fue mucho menos relevante, pues el saber, la autoridad y el poder, lo ejercían las personas adultas, fundamentalmente los hombres. El deporte y, sobre todo, el campo de batalla constituyeron, pues, los lugares apropiados para el lucimiento del cuerpo joven en el mundo grecorromano6. En la Edad Media se asiste a un hundimiento de las prácticas corporales, y a la supresión o relegación de los lugares del cuerpo de la Antigüedad, pero, “paradójicamente, este se convierte en el corazón de la sociedad medieval” (Le Goff y Truong, 2005, p. 31), especialmente a partir del discurso -punitivo y ascético- que introduce el cristianismo. Desde entonces y hasta hace pocos años, el joven pasa a ser, ante todo, objeto de control –en el sentido actual del término-, más que de admiración, especialmente por ‘los peligros de la carne’, que se acentúan durante esta etapa de la vida. Es interesante resaltar, cómo ideas y prácticas relacionadas con el cuerpo y la sexualidad han pervivido y nos resultan familiares, a pesar de los cambios que, sobre su ‘construcción’, han ido sucediendo a lo largo de la Historia (Foucault, 1978, 1987 y 1980). No obstante la diversidad de opiniones, posiblemente no es hasta el s. XVIII que se pueda hablar de la ‘aparición’ o ‘invención’ de la infancia, en el mundo Occidental, y hasta la Revolución Industrial, cuando empieza a con-

Kyrós que significa “hombre joven” es la típica estatua de una figura masculina desnuda de pie, mirando hacia delante, con el peso repartido entre las dos piernas. (Nota del Autor). Como señala A. Iriarte, “es cierto que por desnudez masculina no puede entenderse una exhibición del cuerpo en su estado “natural”, pues su ámbito es el gimnasio, donde el joven se educa dedicando una buena parte de la jornada a modelar la figura que dará cuenta de sus cualidades de ciudadano, es decir, de sus buenas actitudes para la defensa de la patria y para la vida en sociedad. Teniendo en cuenta este aspecto “cultural” del cuerpo del hombre se entiende que la representación del desnudo masculino equivalga a la de la mujer artificiosamente ataviada” (1990, p. 30). (N.A.).


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siderarse la adolescencia como un momento, entre la infancia y la adultez, destinado a la formación de aquellos que se han de incorporar a un nuevo ‘mercado’ de trabajo, cada vez menos rural, y con necesidad de mano de obra especializada (Diverio, 2004, p. 121). Sin ánimo de entrar en la polémica sobre el origen del constructo ‘adolescencia’ –por otro lado, ajeno a la perenne rotundidad con que emerge la pubertad biológica y el cortejo de cambios que lleva aparejada-, lo cierto es que, desde los inicios de la modernidad hasta nuestros días, todo lo relacionado con ‘la infancia’ y ‘la juventud’ no ha parado de consolidarse, manifestarse y penetrar diferentes órdenes de la vida social: Desde las primeras leyes encaminadas a la protección y defensa de la infancia, hasta la actual preocupación por el papel didáctico de los juguetes, la programación televisiva, la alimentación, etc. En un periodo relativamente corto, además de una ingente producción normativa, la preocupación por el niño y el joven, ha llevado a la creación de nuevas especialidades –médicas, psicológicas, docentes- como también de dispositivos asistenciales –ambulatorios y de internamiento-, educativos –aulas especiales y centros de reeducación-, penitenciarios, recreativos, además de una importante producción teórica desde las Ciencias Sociales (Castells, 1980; Foucault, 1990; Giddens, 1994). Por tanto, si hasta hace relativamente pocos años los adolescentes han permanecido en la sombra –con excepción del mundo griego que le otorgó un cierto lugar de privilegio-, asistimos a una exaltación de la juventud, especialmente a través del culto al cuerpo –hermoso, perfecto- y el rechazo a cualquier signo o síntoma de envejecimiento. Pocas veces, como hasta ahora, el cuerpo del joven había estado tan presente en el imaginario social y asumiendo el protagonismo de la figura humana, erigiéndose no solo en el espejo en

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el cual se han de fijar todas las miradas, sino también en el ‘ideal’ al que los adultos, de cualquier edad, han de aspirar a lo largo de la vida. Pero, no es simplemente un ideal físico el que se ha de perseguir, no solo el cuerpo ‘ha de ser joven’, también ha de mantenerse joven el ‘espíritu’, el ‘alma’, sobre todo –y no únicamente- cuando se va haciendo evidente el deterioro de los años, que la ortopedia médica no puede paliar del todo. Como planteamiento para el nuevo milenio, en el suplemento de una revista dedicada a un público masculino joven, en su editorial, decía: Al grito silencioso de ‘¡intenta estar bien!’, os invitamos a conocer el lenguaje de vuestro cuerpo, y a moveros con comodidad dentro de él. Por qué no rechazar las prisas y los malos rollos con un cóctel muy masculino: una parte de deporte, dos de alimentación saludable, otra de sensibilidad a flor de piel, tres de aprendizaje de los olores y las texturas, unas gotas de introspección para acumular energías positivas. Y en un vaso largo bebamos lentamente. Recordando, como dijo ese tipo de sabio, que ‘hoy es el primer día del resto de tu vida’. No dejemos que nadie nos estropee la fiesta. (GQ, 2000, p. 4). Nos encontramos pues, que ante esta presencia hegemónica del cuerpo joven –en algunos casos cada vez de menor edad-, difícilmente, los chicos o chicas podrán sustraerse a la imagen que va asociada a la mayoría de los productos de consumo cotidianos –ropa, alimentación, cosmética-. Es verdad que no todo el mundo tiene las mismas posibilidades de acceder a según qué productos, pero, lo que casi siempre tienen presente, es la imagen que acompaña a la mercancía. Me encantaba mirar los anuncios de cigarrillos que aparecían en Time,


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Newsweek y Life. Los hombres Malboro a caballo, las mujeres que fumaban Virgina Slims con su ropa interior victoriana, bajo el lema publicitario: “¡Has recorrido un largo camino, muchacha!”, y las chicas Salem, sanas, de pelo oscuro, vestidas con tejano, paseándose con unos muchachotes bronceados y musculosos. Las mujeres reían, mientras apuntaban con una manguera a los hombres. Eran americanos limpios, sanos, amantes de la diversión, con aliento a menta. Yo miraba con atención aquellos dioses modernos, procurando captar cada detalle del movimiento de sus cuerpos. Blancos, extranjeros, pero al alcance de mi mano, en la página. (Vakil, 2000, p. 116). El que habla es el protagonista de la novela El chico de la Playa, del escritor hindú A. Vakil, un muchacho a punto de entrar en la pubertad. Como se puede ver, estamos ante una descripción que destaca unas figuras que se perciben como ideales y que, sin embargo, en muchos casos, no se asemejan con el cuerpo real que se posee. Podemos suponer que se trata de una vivencia, como mínimo, contradictoria, para quienes andan en la nada fácil tarea de construir su representación corporal, su propia identidad. Por supuesto que este hecho no supone la causa de todos los males que pueden padecer en la actualidad los adolescentes y, probablemente, para muchos de ellos y ellas tampoco es un problema, pero, en cualquier caso, es algo para tener presente, ya que: En ningún otro tipo de sociedad de la Historia ha habido tal concentración de

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imágenes dentro de mensajes visuales (…) Estamos tan acostumbrados a ser los destinatarios de estas imágenes que apenas si notamos su impacto total. Una persona puede notar una imagen concreta o cierta información, porque corresponda a algo que le interese especialmente en ese momento. Pero, aceptamos el sistema global de imágenes publicitarias como aceptamos el clima. Por ejemplo, el hecho de que esas imágenes sean cosa del momento, pero hablen del futuro, producen un extraño efecto que, sin embargo, ha llegado a sernos tan familiar, que apenas si lo notamos (Berger, 2005, pp. 43-144). Si tenemos en cuenta lo dicho hasta ahora, resulta que, además de ser el cuerpo joven y ‘perfecto’ el único patrón válido que se exhibe y se ofrece como objeto de ‘deseo’ –tanto desde el punto de vista físico como del imaginario social- resulta que es el mismo en el que se fijan –y cautiva- a los adultos. Es como si, al buscar las figuras adultas de referencia, los adolescentes se encontraran que estas reproducen su propia imagen. En unos momentos de confusión e inseguridad, como en la pubertad y la adolescencia, cabría preguntarnos si esta indiferenciación facilita el crecimiento. Más aún, ¿puede un “postadolescente”7 –que, en muchos casos, su máxima pretensión es no dejar de serlo- ayudar a aquel o aquella adolescente que pretende o busca la manera de ser adulto? Una de las paradojas que vivimos en nuestra sociedad es que, mientras por un lado se alaba y magnifica la juventud, de forma que se estandariza como prácticamente el único

Sobre la prolongación de la adolescencia consultar un breve pero interesante artículo de René Bendit (2006). (N..A.). Entendido en la línea que le otorga este autor, quien considera que “en las condiciones de la modernidad reciente todos nosotros nos atenemos a estilos de vida, pero además, en cierto sentido, nos vemos forzado a hacerlo (no tenemos más elección que elegir). (N.A.).


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‘estilo de vida’8 (Giddness 1994, p. 106), resulta que, por el otro, se clama, cada vez con más insistencia, la falta de referentes claros que ejerzan de adultos. Por supuesto que no se trata de añorar viejos modelos adultrocráticos o de figuras al estilo del ‘padre padrone’, sino de dar lugar, hacer posible, unas relaciones coherentes, en las que los adultos –sin más eufemismos- se sientan a gusto con su cuerpo y su forma de vida, y los adolescentes puedan ser lo que son, encontrar su lugar, “vivir su tiempo”, sin sentirse presionados ni proyectados en un mundo que no es el suyo y que han construido –y usurpado- los adultos para su propio beneficio, no solo económico. Contrariamente a lo que puede parecer, llama la atención el esfuerzo que han de llevar a cabo los adolescentes para poder diferenciarse, huir de un modo de vida (‘juvenil’) que no ven como propio, para zafarse de la uniformidad a la que, poco a poco, viejos y jóvenes, son convocados por el mercado. “No pretenderás que lleve unos vaqueros roñosos como los tuyos”, decía un adolescente ante la recriminación que le hace su padre por usar pantalones vaqueros rotos y enseñar los calzoncillos. Para decirlo de forma muy genérica: es un momento en el que a diferencia de épocas anteriores, tienden a desaparecer ‘etapas’ del ciclo vital, para concentrar el protagonismo en la juventud o, como mucho, en los adultos, a condición de que sean ‘jóvenes’. Se trata pues, de “una sociedad finalmente convertida en adolescente”, para usar la expresión de Finkielkraut9 (1987). Si la tendencia es, como señalaba el filósofo francés, a la indiferenciación de otras ‘formas de vida’, en pro de un estilo ‘siempre juvenil’, el resultado es que, aquellos que no se adapten

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a este patrón tienen muchas probabilidades de ser progresivamente ocultados o estigmatizados. Más directa o sutilmente –como pueden ser los requisitos que se han de cumplir para poder acceder a determinados puestos de trabajo-, lo cierto es que estamos ante un fenómeno de mayor envergadura que la idea bastante generalizada que pretende delimitar la cuestión de la apariencia y del uso social del cuerpo al ‘mundo de la moda y la publicidad’, exclusivamente. Se trata, por tanto, de una situación ciertamente compleja y que impregna otros ámbitos de la vida y del funcionamiento social de nuestros días. En este sentido, cada vez se percibe con mayor claridad, cómo la lucha por la liberación del cuerpo y la sexualidad, y su apropiación por parte de los individuos –frente al control que, a lo largo de la Historia, han ejercido diferentes instancias de poder (político, religioso-pastoral), sus discursos y “miradas” (médica, psiquiátrica, pedagógica, jurídica)– está siendo desplazada y, progresivamente, asumida por el poder económico, gracias a la mundialización del capitalismo (Sennett, 2000; Touraine, 2005), y la búsqueda de la felicidad (paradójica) que promete el hiperconsumo (Lipovetsky, 2006).

2. FAMILIAS PARTICULARES Hablaremos, a continuación, sobre lo que podríamos denominar ‘la cuestión familiar’, algo que, sin duda, está a la orden del día, ya sea a través de estudios empíricos, análisis teóricos, o de una importante producción de libros de ayuda y autoayuda relacionados con la crianza y el hecho de ser padres. Parentalidad, estilos parentales, el declive u ocaso del padre, las nuevas familias, son algunos de los aspectos

Si bien me parece una expresión acertada, no considero lo mismo sus argumentos porque además de un cierto regusto a que cualquier tiempo pasado fue mejor, en algunos casos achaca a los jóvenes toda una serie de males que, más bien, son ellos los que los padecen. (N.A.).


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que están siendo objeto de debate, y que nos hablan de las transformaciones que se están produciendo hoy. Se trata, pues, de una temática compleja, y con implicaciones que pueden ir, desde lo estrictamente doméstico y cotidiano hasta aspectos de orden normativo-judicial, pedagógico-clínico-asistencial, socioeconómico, etc. En este caso, lo que intentaremos desarrollar tiene un horizonte más modesto y se propone, básicamente, abordar los cambios que, en los últimos tiempos, se han ido produciendo en: I) La estructura o configuración de la llamada ‘familia tradicional’; II) en las relaciones de pareja, y III), en las relaciones paterno-filiales. Por supuesto que son aspectos que están íntimamente relacionados y que plantear y desarrollarlos de forma aislada solo tiene una pretensión puramente práctica. De todas las instituciones que hemos heredado del pasado –decía Bertrand Rusell, en el año 1939–, ninguna está en la actualidad tan desorganizada y mal encaminada como la familia. El amor de los padres a los hijos, y de los hijos a los padres, puede ser una de las principales fuentes de felicidad, pero lo cierto es que, en estos tiempos, las relaciones padres e hijos son, en el 90 por ciento de los casos, una fuente de infelicidad para ambas partes, y en el 99 por ciento de los casos son una fuente de infelicidad para al menos una de las dos partes. Este fracaso de la familia, que ya no proporciona la satisfacción fundamental que, en principio, podría proporcionar, es una de las causas más profundas del desconcierto predominante de nuestra época (2000, p. 148. Subrayado mío). No parece que sea una cosa exclusiva de nuestra época aludir al ‘fracaso o crisis de la

familia’. En este sentido y sin la rotundidad con la que se refería el autor de la cita anterior, hablaremos de procesos de cambio y, especialmente, trataremos de plantear cómo los parámetros que estamos utilizando para analizar la familia actual nos resultan cada vez más obsoletos. En otras palabras, posiblemente el desajuste radica en que estamos pretendiendo –¿añorando?– unas relaciones familiares que no son posibles porque ‘esa familia’ ya no existe o está en un proceso de franca transformación. Por tanto, sin pretender negar que los cambios que estamos viviendo generan riesgos, amenazas, inseguridades y, a menudo, son una fuente de ansiedad y temor, vaya por adelantado que no estamos del lado de quienes, en la actualidad, consideran que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni de quienes etiquetan o pronostican un negro futuro para la vida familiar y las nuevas generaciones.

3. NUEVAS CONFIGURACIONES FAMILIARES Su segundo marido tenía el pelo canoso desde la adolescencia, las cejas cruzándole la frente amplia, una boca de labios delgados y la punta de la nariz buscando el cielo. Era quince años mayor que ella y, desde que la conoció, era doctor en el Hospital Inglés. Cardiólogo, para mejor información. Era también, y quizá sobre todo, un hombre bueno, para efectos padre, como ella madre, de los cinco hijos que tenían entre ambos. Dos de ella con su primer marido, dos de él con su primera mujer y una que procrearon juntos en su época de oro (Mastreta, 2007, p. 195). Esta familia que describe Angeles Mastreta, en su reciente obra Maridos, viene a ejemplificar un modelo que lejos está de lo


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que, hasta hace relativamente pocos años, se consideraba prototípico: padre, madre e hijos. Este tipo de familia nuclear, con sus posibles variaciones10, continúa, no obstante, siendo mayoritaria y coexiste con nuevas formas, de manera que, más que un modelo único, lo que aparece es una constelación de agrupaciones familiares. Sin ánimo de hacer un listado exhaustivo, podemos hablar de cuatro grandes grupos: la familia biparental postradicional –heterosexual, urbana y cada vez menos numerosa-; la monoparental –cada vez más frecuente, con un solo progenitor, generalmente la madre-; la reconstituida, después de un divorcio o separación, como la que aludía la cita- y, por último, las familias homoparentales, de hecho o de derecho, menos habitual y en las que la presencia de hijos se debe, básicamente, a una relación anterior, puesto que las posibles adopciones, además de menos frecuentes en la legislación actual, son objeto de debate en varios ámbitos (Castillo et al, 2006; Moore, 200611). Si aceptamos estas agrupaciones –con más o menos matices- como tales ‘nuevas familias’ vemos que, en todas ellas, deja de estar presente un hecho que, hasta hace relativamente poco tiempo, siempre era constitutivo de la unión familiar en nuestra sociedad occidental católica: la indisolubilidad del matrimonio. Este hecho, característico de la familia premoderna, y fruto del papel hegemónico que ejercía la Iglesia

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en la vida social, impedía la separación de los cónyuges, además de establecer un lugar preponderante al marido (padre) y la sumisión de la esposa e hijos, a la vez que consagraba una sola forma de parentesco como legítima: la de los nacidos dentro del matrimonio. Como podemos ver, en la actualidad estamos lejos de este tipo de situaciones, y el divorcio o las separaciones han venido a introducir una profunda fractura dentro de un modelo hegemónico que, hasta hace pocas décadas, había estado vigente, al menos en nuestro país12. De cómo han cambiado las cosas en España en apenas tres décadas, lo pone de manifiesto el número de separaciones, que se ha triplicado entre 1982 y 200113, mientras que el de divorcios se ha doblado, para este mismo periodo, con todo y aunque las cifras siguen siendo de las más bajas de la Unión Europea (Jurado, 2005). Pero, junto con el incremento cuantitativo en el número de rupturas familiares, también hay que destacar las consecuencias o efectos que traen consigo, no solo en los proyectos de vida de los cónyuges –cambio de residencia, distribución de bienes, cambios en el estatus laboral, etc.– como de la prole. Según datos de 1991, en la mayoría (82%) de las parejas que se separaban o divorciaban habían hijos y en el 92,4% de las rupturas matrimoniales todos los hijos quedaban con la madre, porcentaje que pasa a ser del 95% en aquellos casos en que la ruptura se producía en las primeras uniones de hecho (Jurado, 2005).

Según el Censo de Población de 2001, el modelo familiar que predomina en los hogares de España es el de pareja con dos hijos (22,2%). Mientras en años anteriores, éste iba seguido del modelo de pareja con un hijo, en 2001 la situación ha variado y esta posición la ocupa el modelo de parejas sin hijos (19,4%). INE, 2004, p. 2. (N.A.). 10 Tanto la revisión de Castillo et al. como la reseña del libro Sullivan, ponen el acento en que no obstante lo reciente de las investigaciones y de la experiencia abierta de este tipo de familias, en general, no se detecta un “balance catastrófico” por lo que hace sobre todo la vida doméstica y la relación con los hijos. (N.A.). 11 Una visión apasionada sobre el Noviazgo y Matrimonio en la burguesía española, en el libro de Ferrándiz y Verdú publicado en 1975. (N.A.). 12 Concretamente en 2002, el número de separaciones y divorcios que hubo en España fue de 115.188 (73.567 separaciones y 41.621 divorcios), más del doble de los registrados en 1985. INE, op. cit. (N.A.). 9


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Sea como fuere, parece claro que, después de la ruptura, las situaciones vitales de los ex cónyuges, de los hijos e incluso de los abuelos y amigos comunes, siguen derroteros dispares y, a menudo, inciertos. Podemos destacar, pues, que frente a un modelo que imponía una inevitable ‘convivencia para toda la vida’, se ha derivado hacia formas en las que tiende a predominar el ‘mutuo acuerdo’, sobre todo, en función no de un mandato divino, sino de unas expectativas más modestas y, en ocasiones, como en las denominadas “’parejas de fin de semana’, en la búsqueda de una ‘convivencia lúdica’, con la que pretenden, así, alejarse de los problemas y dificultades que conlleva el vivir juntos cada día. Hasta qué punto estas propuestas llegarán a consolidarse o tendrán una viabilidad, más allá de los desiderátum de los interesados, es una cuestión que está siendo objeto de controversia, entre otras razones, por el carácter frágil o ‘líquido’ (Bauman, 2008) de los vínculos que establecen. Pero, además de mencionar estas nuevas formas de convivencia que, casi imperceptiblemente, se han ido colando en nuestras biografías, el otro aspecto para resaltar es, qué suponen estas nuevas situaciones para la prole. Decíamos, en la primera parte, que si algo caracteriza la llegada de la pubertad y la adolescencia son los diversos y profundos cambios y, por consiguiente, un gran esfuerzo si se quiere crecer y asumir lo menos traumáticamente posible el paso a la edad adulta. Pues bien, si aceptamos que este proceso es ciertamente difícil en sí mismo, cuánto más si acontece en una situación en la que la familia está en plena transformación. O cuando las figuras parentales no solo no tienen claro su propio papel –en relación a las anteriores que si lo tenían o al menos lo aparentaban-, sino que tienen que (re)construirlo –como puede ser el caso de algunas familias mono u homoparentales.

Muchas personas, mayores y niños, viven hoy en día en este tipo de familias que, por lo general, no se han formado, como en épocas anteriores, a consecuencia de la muerte del cónyuge, sino por la reestructuración de los lazos matrimoniales tras el divorcio. El niño, con un padrastro o madrastra, puede tener dos padres o dos madres, dos series de hermanos y hermanas, además de otros nexos de parentela complejos, a consecuencia de los múltiples matrimonios de los padres. La misma terminología ofrece ya dificultades: ¿debería el niño llamar ‘madre’ a su madrastra o, más bien, dirigirse a ella por su nombre? La dilucidación de estos problemas puede llegar a ser ardua y suponer un coste psicológico para todas las partes; pero, también existe, desde luego, la oportunidad de nuevas formas de relación satisfactorias. (Giddnes, 1994, p. 24). Por supuesto, no tenemos, todavía, una respuesta a las preguntas que se plantean en la cita anterior, y no es una cuestión menor encontrar una manera adecuada de dirigirse a quien sustituye al anterior miembro de la pareja; lo que sí parece claro es que, cuanto más ‘adulto’ sea el comportamiento de aquellos que ejercen las funciones parentales, mejor (Constante and Tanner, 2004). Se trataría de no trasladar o hacer repercutir en los miembros de la nueva familia, especialmente los más adolescentes, las dificultades que, obviamente, se han de encontrar en el camino hacia una relación en la que, en la mayoría de los casos, se parte sin una experiencia previa.

4. DE LOS CAMBIOS EN LAS RELACIONES DE LA PAREJA Con toda la precaución que supone entrar en el ámbito de la privacidad, donde,


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para decirlo de forma llana, “cada familia o pareja es un mundo”, un aspecto en el que podemos estar de acuerdo, es que la división y la organización del grupo doméstico pasaba por asignar a la mujer la condición de madre y esposa, y para el hombre la de ‘cabeza de familia’. Hasta qué punto la redefinición de los roles es una búsqueda –lucha, llaman algunos- marcada por una gran ambigüedad, contradicciones, avances y retrocesos es algo que supera nuestra posibilidades de entrar en ellas, ni siquiera someramente. Por tanto, teniendo presente estas limitaciones, nos centraremos en dos aspectos que consideramos importantes en la (re)ubicación que están llevando a cabo los miembros de la pareja. Por un lado, la consecución de una mayor simetría en la distribución de las tareas domésticas y, por otro, nuevas tentativas en el orden de los afectos o manifestaciones afectivas entre la pareja y con la prole. Decimos que, una de las características que destaca en las nuevas formas de convivencia, es la pérdida del papel patriarcal del hombre. Seguramente esta afirmación podrá ser objeto de muchas matizaciones, pero, lo que sí está fuera de dudas, es que la legitimidad que antaño se le otorgaba, y asumía, hoy en día está en franca decadencia (Flaquer, 1999; Anguera et al, 1999). Ahora bien, junto a esta afirmación también hay que destacar el hecho de que la búsqueda de una repartición más equitativa de las tareas domésticas, del cuidado de los hijos, la

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continuidad o discontinuidad de la vida laboral después de la maternidad, no siempre resultan del todo homogéneas14. Sea como fuere, lo que parece, a todas luces, más evidente es que, para la mujer, combinar la vida laboral y doméstica resulta en una verdadera odisea diaria (Tobio, 2002), a pesar de que algunas hipótesis dan el máximo protagonismo del cambio familiar, en España, a la mujer y, particularmente, a las más jóvenes15 (Jurado, 2005). El otro aspecto por considerar es el que tiene que ver con los afectos, o manifestaciones afectivas, entre los miembros de la pareja y con la prole. Por descontado, no es nada fácil precisar el papel de los sentimientos en la vida de las parejas, sea cual sea la época a la que nos estemos refiriendo. Damos por sentado que el amor, junto a otros valores –ayuda y sostén mutuo a lo largo de una vida; sacrificio para sacar adelante una prole, conseguir o aumentar un patrimonio– ha sido el cemento que animaba y les mantenía unidos. Sin embargo, una mirada más atenta pone de manifiesto muchos altibajos en este proyecto que, durante siglos, ha estado tutelado por los mandatos, ya sean divinos, de la tradición o del Estado. Hasta fechas recientes la figura de un hombre rígido, frío y distante, en la relaciones de pareja y con los hijos, ha sido no solo una imagen, sino un prototipo y un símbolo que encarnaba diversos valores, entre ellos el de la virilidad. Salirse de este papel, a pesar de que se deseara interiormente, era dar pie a

Además, a la hora de plantearse esta recomposición de roles las cosas se complican, pues de forma directa o indirecta intervienen una serie de factores como: el nivel de estudios de los miembros de la pareja –sobre todo de la mujer–, el status profesional, los ingresos y nivel social de procedencia o de la forma de emparejamiento según en nivel educativo de los cónyuges (sea homo o heterogámico). (N.A.). 14 En relación a una repartición más igualitaria de las tareas domésticas y, a pesar de las disonancias entre lo que se dice y se hace, un hecho innegable, más allá de la importancia que se le otorgue, es la expansión educativa de la mujer y, como una de sus consecuencias, su incorporación al mercado de trabajo. Por lo respecta a la generalización de la formación en la mujer, tan solo un dato: De todas las mujeres nacidas a finales de los años 40, un 28% no tenían estudios, las nacidas 40 años más tarde, solo un 1% estaban en esta situación (2005, p. 57). 13


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una serie de representaciones y atribuciones que, generalmente, se reservaban al mundo de la feminidad. La ternura y la vivencia de la sexualidad, aunque presentes, eran objeto de disimulo y, en muchos casos, de grandes recubrimientos y tapujos por parte de la mujer y, muchas veces, también de los hombres. Por encima de todo, la obediencia a los designios del esposo y padre se erigía como principio incuestionable y sagrado, cuyo cumplimiento comportaba el sometimiento de la mujer –incluso a disponer de su propio cuerpo- y de los hijos. No hace falta remontarse muchos años para encontrar relatos y vivencias que darían testimonio de esta situación, probablemente con mucha mayor crudeza. Más aún, es probable que en el proceso de transición hacia lo que se ha dado en llamar la familia postpatriarcal, situaciones de sumisión al ‘cabeza de familia’ convivan con otras más dialógicas y simétricas, cosa que llama al desconcierto, sobre todo a la hora de valorar hechos como la violencia doméstica. Sin embargo, sea cual sea el punto de vista que adoptemos, lo cierto es que, como señala Ferry, en Familia y Amor: La comparación del matrimonio moderno con su predecesor del Antiguo Régimen saca a la luz una serie de cambios fundamentales que, desde la perspectiva del homo democraticus en el que más o menos todos nos hemos convertido, dan ventaja al primero. Y añade, más adelante: Dentro de todos estos cambios, el más importante, la primera ruptura, por así decirlo, se halla sin duda alguna en el paso de un matrimonio ‘de conveniencia’ –casi siempre arreglado por los padres o por la comunidad, sobre la base de criterios económicos o de linaje- a un matrimonio elegido entre los contrayentes. (Ferry, 2008, p. 93).

Y si nos aproximamos en el tiempo, el vuelco es aún más notorio pues “en resumidas cuentas, de ahora en adelante, el amor ocupa un lugar central en el matrimonio: es su fundamento” (Prost, 2000, p.78). Si bien el autor habla de Francia y de mediados del siglo pasado, lo cierto es que, con sus avances y retrocesos, estamos ante un hecho inherente a las ‘relaciones de pareja’ en la modernidad (Giddnes, 1998). Lo diremos nuevamente en este proceso de transición –como en otros antes mencionados-: muchos son los factores que han intervenido de forma diversa e interrelacionada. Y con la intención simplemente de tenerlos en cuenta, convendría destacar, entre estos factores, el empuje de las ideas feministas, la independencia económica de la mujer, la generalización de la contracepción, todo ello en el marco de una sociedad cada vez más secularizada e individualizada. Pero, además de la búsqueda de nuevos posicionamientos en los roles de las parejas, también asistimos a transformaciones significativas en las relaciones paterno-filiales (Anguera, 2003). En este caso, y con una alta resonancia mediática, cada vez son más frecuentes las voces que se alzan contra la falta de autoridad en la familia, la ausencia del padre y los riegos que ello conlleva, en cuanto a la educación y comportamiento de los hijos, especialmente los adolescentes. Violencia, abandono y fracaso escolar, problemas psicológicos y de comportamiento, embarazos no deseados, son algunos de los comentarios que saltan frecuentemente a la opinión pública para tipificar la situación actual de los jóvenes. No vamos a negar que algunas de estas cuestiones sean realmente un problema y que preocupe, tanto a las familias implicadas como al conjunto de la sociedad. Pero, también es cierto que, frente a este panorama, que se dibuja desolador, cada vez son más los hombres que se ocupan de sus hijos, asumen tareas domésticas y que, junto a su


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pareja, se responsabilizan y siguen de cerca su crecimiento, cuando son pequeños y en una época tan delicada como la adolescencia (Marí-Klose et al, 200816). De nuevo, no hace falta retroceder mucho para comprobar, cómo hasta hace relativamente poco tiempo, cuando se hablaba de la situación de los hijos dentro de la familia, lo que aparecía de forma evidente eran los deberes de estos para con los padres, y casi nunca al revés. Del padre padrone que dirimía los conflictos con sus hijos, a veces, solamente con la severidad de la mirada, estamos asistiendo a una situación en la que los deseos, opiniones y decisiones de los hijos son habladas y respetadas (Kurz, 2002). Probablemente, se pueda objetar que, muchas veces, a lo que se asiste es a una delegación de la autoridad, y al sometimiento de los padres a los caprichos de sus ‘pequeños o jóvenes tiranos’. Puede ser, pero la preocupación por el cuidado de los hijos, no solo de los más básicos –salud física y mental, educación, socialización, etc. –, sino también de aspectos más intangibles, como el acceso a la cultura y el respeto a sus anhelos y proyectos de futuro, especialmente en los más jóvenes, son cuestiones que encontramos en la agenda de los progenitores actuales, cualesquiera que sea el tipo de familia que pretendan construir (Sayer, 2004; Lleras, 2008). También es verdad, que tampoco se trata de ignorar las dificultades e incertidumbres que se generan al iniciar un nuevo camino. En este sentido, compaginar la vida laboral y doméstica es una carga que, en muchos casos, ocasiona un enorme agobio en las mujeres que han visto cómo el peso de las responsabilidades y tareas

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aumentaban, tanto si asumen el cuidado de los hijos en pareja como, y más aún, si tienen que hacerlo en solitario. Por su parte, el hombre, frente a la pérdida de una legitimidad que le venía concedida directamente por delegación divina o el poder de la tradición, a duras penas trata de salir a flote en un ambiente que, cada vez, se hace más inestable en muchos frentes: la pareja, la familia, el trabajo, el futuro. Podríamos decir pues, que estamos ante un escenario en que lo viejo y lo nuevo confluyen, pero que a diferencia de otras épocas, esto último se mueve a una velocidad de vértigo y, difícilmente, se está suficientemente preparado para adoptar una postura óptima en todo los flancos que se abren, especialmente en aquellos que tienen que ver con las relaciones personales, y más si los protagonistas son, en este caso, los propios hijos. Tal vez uno de los mayores retos a los que se enfrenta esta ‘sociedad adolescente’ es la necesidad de encontrar su propia adultez, sin que para ello tenga que aferrarse o reivindicar modelos que difícilmente podrán regresar, pues, como bien señala Elisabeth Beck-Gernsheim: (…) esa leyenda de un pasado sano engaña, en este como también en otros puntos. En realidad, la familia de la época preindustrial era, sobre todo, una comunidad forzada por la necesidad y los imperativos, a la que el mucho trabajo y la amenaza de los golpes del destino (temporales, pillaje, hambrunas) mantenía unida. Por razones de supervivencia, estaban en primer plano los intereses materiales del hogar y de la aldea, y no la libertad del

Tems de les famílies es un trabajo que de forma rigurosa y exhaustiva, al menos por lo que respecta a Catalunya, ofrece datos suficientes que cuestionan los muchos tópicos sobre la situación actual de las familias –distribución de tareas domésticas, cuidado y seguimiento de la prole, etc.– y de los hijos –especialmente el tiempo de los adolescente, la relación con los iguales, etc. (N.A.).

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individuo. Dominaban entonces tales circunstancias, que quedaba poco lugar para actitudes de consideración, manifestaciones de ternura o comprensión (Beck-Gernsheim, 2003, p. 131). Claro está que crecer en estas condiciones no resulta fácil, pues, si bien es verdad que se ponen de manifiesto cambios positivos que hacen patentes modelos de relación paterno filiales de mayor cercanía afectiva y respetuosos con las decisiones individuales, también es cierto que, como se quejaba un chico ante unos padres ciertamente desorientados en como tenían que llevar adelante su separación: “con tanto jaleo no hay quien se aclare”. Más allá de la rotundidad con que suelen expresarse los adolescentes, resulta que, hoy por hoy, y a pesar de la proliferación de los libros de autoayuda, el manual no está escrito y hará falta, además de tiempo, mucha cautela para que, sobre los adolescentes, no recaiga parte de la confusión que viven los mayores, pues querámoslo o no, únicamente si se está en condiciones de adquirir y aceptar una mayoría de edad, se podrá ayudar a crecer a los que aún no la tienen. Hay que tener presente que, en España, las familias monoparentales, en las que la madre constituye el soporte económico principal y el padre aporta la parte complementaria, tienen apenas 30 años de recorrido, por lo que, todavía, pervive una cierta desconfianza sobre su capacidad de ‘sobrevivir’, de cumplir con los roles asociados a la familia tradicional. Por supuesto, todavía es pronto para prever la evolución que seguirán estas “nuevas familias” y qué derroteros marcarán los itinerarios personales en su esfera más íntima. Pero, lo que sí podemos observar, es que esta transformación no se está llevando a cabo de forma atraumática, y que las tensiones y conflictos derivados van más allá de los propios protagonistas, para abarcar a toda la parentela,

especialmente a los hijos, que se encuentran, ellos mismos, en plena vorágine de cambio. Para decirlo en palabras de la estudiosa de este tema, antes mencionada: La respuesta a la pregunta sobre qué es lo que vendrá después de la familia resulta de lo más fácil: ¡La familia! De otro tipo, mejor, la familia pactada, la familia cambiante, la familia múltiple, surgida del fenómeno de la separación, de nuevos matrimonios, de hijos pasados o presentes, familiares tuyos, míos, nuestros… (Beck-Gernsheim, 2003, p. 25).

5. LA ENTRADA EN EL MUNDO LABORAL: UNA CUESTIÓN CADA VEZ MÁS DIFÍCIL A los dieciocho años pudo haber sido poeta. Ahora no es poeta, ni escritor, ni artista. Ahora es programador informático, un programador informático de veinticuatro años en un mundo donde no hay programadores informáticos de treinta años. A los treinta años estás demasiado viejo para ser programador (Coetzee, 2002, p. 167). Coetzee nos describe magistralmente, en su novela Juventud, lo difícil que resulta hacer realidad un proyecto vital, entre otras cosas, porque no siempre se tiene la suficiente claridad para elegir de una vez y para siempre aquello que se pretende ser, sobre todo si tienes poco más de dieciocho años. Pero también, porque una vez que se ha tomado tal decisión –estudiar una carrera, aprender un oficio, buscar una ocupación cualquiera-, el panorama se presenta poco prometedor: dificultades para entrar, precariedad o inestabilidad mientras se está dentro, y la amenaza de una salida o


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expulsión del mercado laboral, cada vez más temprana. Como diría Sennett: “Nada a largo plazo”. Y si este es, de algún modo, el lema que define nuestra sociedad y especialmente el mundo del trabajo, se pregunta: “¿Cómo puede un Ser humano desarrollar un relato de identidad e historia vital en una sociedad compuesta por episodios y fragmentos?” (Sennett, 2000, p. 25). De la misma manera que señalábamos cambios acelerados en la vida familiar y cómo en muchos casos suponen una ruptura respecto de modelos que han pervivido durante largos periodos, sin apenas cambios en profundidad, en el caso de la vida laboral asistimos a transformaciones no menos radicales y paradójicas. No hace muchos años, la llegada de la adolescencia suponía el hecho de hacerse mayor y, con ello, una triple transición: familiar –nuevas relaciones-; económica –“ganarse la vida”– y domiciliar –marchar de la casa paterna-. Pues bien, este proceso –planteado esquemáticamente-, además de retrasarse, ha pasado a ser, en general, mucho más incierto. Acceder a un lugar dónde desarrollar tus conocimientos y habilidades –en muchos casos, después de un largo periodo de formación y la etiqueta de ‘joven suficientemente preparado’17–, está suponiendo, para los más jóvenes, un enorme esfuerzo que, muchas veces, se ve poco compensando o, lo que es peor, un ‘mundo laboral’ al que se teme y pospone su entrada. Más allá de la cautela con que se que puedan manejar las cifras y los motivos que se dan sobre el retraso en la emancipación de los jóvenes, una cuestión que difícilmente se podrá

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ignorar son los desequilibrios y contradicciones que acompañan la fase actual del capitalismo avanzado o mundialización de la economía. Si bien este nuevo ‘orden económico’ afecta por igual a jóvenes y adultos, hay algunos colectivos mucho más frágiles, sobre todo, a los imperativos del mercado. “Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo” (Sennett, 2000), “La precariedad del trabajo en la era de la globalización” (Beck, 2000), “Sobre la dignidad del hombre en un mundo de desigualdad” (Sennett, 2003) son, además de subtítulos, aspectos concretos que aluden a esta nueva realidad. En este sentido, una situación ciertamente paradójica es la que viven los jóvenes de nuestra época: por un lado, se exige una formación cada vez más sofisticada y, por otro, las oportunidades parar acceder a un puesto de trabajo son cada vez más inciertas. Al menos, por lo que respecta a nuestro ámbito más próximo, las cifras resultan suficientemente reveladoras. Un informe del Consejo Económico y Social (CES), del 2002, referido al conjunto de España, decía, entre otras cuestiones: Puede afirmarse, entonces, que la temporalidad ha venido siendo, desde finales de los años ochenta, la situación más habitual de los jóvenes que trabajan. Si a ello se añade las altas tasas de paro que, como se dijo más arriba, sufrieron estos jóvenes en buena parte del periodo, bien podría afirmarse, asimismo, que pocos habrán dispuesto, a lo largo de esos años, de una fuente de ingresos, mucho menos estable.

Una de las posibles opciones ante las dificultades de inserción laboral de los jóvenes es la prolongación del periodo de formación, lo cual, además de retrasar la emancipación, no garantiza mejoras evidentes por lo que respecta a la ocupación, pues se da la paradoja de que jóvenes “sobre-formados” terminan optando a puestos de trabajo de perfil bajo, tanto profesional como salarial. (N.A.).

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Y, más adelante, concluye: La temporalidad ha debido impulsar el retraso en la edad media de emancipación de los jóvenes españoles, desde finales de los años ochenta (CES, p. 48 y 50). Desde un ámbito más cercano, como Cataluña, los datos no pueden ser más reveladores: Así pues, al final del siglo XX, un sustancioso 65% de los hombres jóvenes, de 16 a 19 años, se encontraba fuera del mercado laboral, y un relativamente reducido 20% era activo laboralmente. Sin duda, esto ha supuesto para los hombres un mantenimiento de la inmensa mayoría de los menores de 20 años como jóvenes, no solo por lo que respecta a la edad sino también a la situación vital. Y por lo que respecta a la mujer, la situación no se vislumbra más halagüeña: La extensión de la juventud, como una etapa vital alejada del mercado de trabajo, es todavía más evidente entre las mujeres de menos de 20 años, que entre los hombre de la misma edad (Miret, 2004, p. 15-16. La traducción es mía). Ante este panorama, al margen de lo que pueda ofrecer una visión más exhaustiva cercana, no es casual que, ante las incertidumbres y dificultades reales con que se encuentran los más jóvenes para acceder al trabajo en nuestra sociedad, los plazos para la salida del hogar paterno, la vida en pareja y la fecundidad, se retrasen. “De acuerdo con los datos recogidos en el estudio CIS 2.370 para el informe sobre la Juventud 2000, tres de cada cuatro jóvenes españoles viven la mayor parte del año en el domicilio paterno o de quienes hacen sus

veces, lo que supone un descenso porcentual de cinco puntos respecto a 1985” (CES, p. 24). Como dice el protagonista de Juventud, después de encontrar trabajo y plantearse la posibilidad de pagar una hipoteca durante los próximos diez o quinces años, “lo único que haría falta ahora para completar el cuadro serían el coche y la mujercita” (Coeetze, 2002, 142). Al comentario anterior se podría añadir que, a menudo, tras una fachada aparentemente despreocupada o irónica de muchos jóvenes, lo que hay es visión desesperanzada sobre su futuro y su realización personal. Inestabilidad, precariedad, dependencia, son aspectos que, además de caracterizar gran parte de la oferta laboral actual, también vienen a condicionar otros ámbitos, como la vida relacional, o la posibilidad de encauzar proyectos más acordes con su formación o anhelos. No es casual, pues, que la mayoría (77%) de los jóvenes españoles consideren que los aspectos más importantes que debe tener un empleo sean la seguridad y la estabilidad (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Observatorio de la Juventud en España, Encuesta 2006). Junto a esta situación de precariedad laboral, otro aspecto llamativo es que, mientras en la adolescencia, incluso durante la infancia, se ha promovido la inmediatez y la facilidad para conseguir casi todo, en el momento de acceder a la vida adulta lo que se exige a los jóvenes es justamente lo contrario: madurez para saber esperar o capacidad y serenidad para adaptarse a las situaciones, cada vez más inciertas y cambiantes, como reclama el ‘orden económico’ actual. Es como si, de golpe, los destellos que acompañaban a la ‘edad dorada’ se apagaran y la sociedad, en su conjunto, rechazara, frenara su paso a la mayoría de edad. No deja de ser, como mínimo, contradictorio que se exija aquello que no se cultivó, justamente en el momento ideal para hacerlo.


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6. A MANERA DE CONCLUSIÓN Hemos hecho un recorrido, a grandes rasgos, por algunos aspectos que caracterizan la sociedad actual y sus repercusiones, directa o indirectamente, en la vida de los adolescentes, concretamente en su camino hacia la adultez. Básicamente se ha hablado de cambios sociales y de cómo muchos de ellos, de una u otra forma, están marcando nuestras biografías e itinerarios personales. Se ha señalado, también, que ante el desconcierto que generan estos cambios se echan (HAY OTRO AL INICIO) de menos las recetas, las soluciones definitivas. Lamentablemente no las hay, o al menos no parece que las haya, lo que supone, para los adultos y los adolescentes, la difícil, pero estimulante tarea, de moldear su propia vida; de buscar soluciones y salidas a retos que, hasta hace poco, parecían impensables. Pues como dice Alain Touraine, Cada vez que cambia nuestra mirada sobre nosotros mismo, nuestro entorno y nuestra historia, tenemos la impresión de que el mundo antiguo ha caído arruinado y que no hay nada que pueda reemplazarlo. Eso es lo que hoy sentimos, pero, como hicimos en el pasado, intentaremos construir una nueva representación de la vida social y así escapar a la impresión angustiosa de la pérdida de todo sentido (Touraine, 2005, 15-16). Ante este panorama muchas son las dificultades y amenazas que acechan este momento de doble transición –social y personal- que viven los adolescentes de hoy. En este sentido nos parece oportuno destacar dos riesgos que pueden aparecer a la hora de considerar esta etapa del ciclo vital. Por un lado, la excesiva dramatización de los conflictos adolescentes y, en consecuencia, la progresiva medicalización

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y judicialización de su vida. Nos parece que el intervencionismo, cada vez mayor, de los expertos, a menudo como única alternativa, justamente no favorece el crecimiento y la búsqueda de autonomía, sobre todo cuando las medidas que se tomen se dirijan exclusivamente a los adolescentes. El otro riesgo potencial, que se sitúa justamente en el polo opuesto, es una cierta tendencia a banalizar los conflictos de los jóvenes y, más concretamente, de los adolescentes. Quizá la necesidad de encontrar una respuesta rápida a los problemas que plantean, una cierta ambigüedad a la hora de considerar sus dificultades y la de aquellos que están más próximos –familia, docentes, iguales- hacen que los auténticos problemas –psicológicos, psiquiátricos, sociales- sean un terreno abonado para propuestas pseudoclínicas o discursos más cercanos a la trivialización, que no al sufrimiento que los y las adolescentes pueden padecer y/o estar ocasionando.

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PSICOANÁLISIS XXIII (2); 77-85, 2011

Artículo original

LA REACTIVACIÓN DE ABUSO SEXUAL INFANTIL EN LA MATERNIDAD La importancia de la Entrevista Perinatal Andrés Cabezas Corcione1, Recibido: 31 de agosto 20111 aprobado: 25 de noviembre 2011

RESUMEN Este trabajo tiene como propósito describir cómo, en la crisis vital y evolutiva del desarrollo -comprendida como maternidad-, surgen cambios psicoafectivos, relacionados directamente con la díada madre-hijo. Para ello, se discutirá si en este proceso se reactivan conflictos infantiles, entendidos como life events, en este caso, el abuso sexual infantil como suceso significativo que generará una nueva crisis que, directamente, desarrollará conflictos en el vínculo y, posteriormente, psicopatologías en el bebé. Para esto, el estudio estará dividido: una primera parte, para describir la maternidad y el maternaje; como segunda, se describirá el maternaje como crisis vital y el embarazo como reactivación de conflictos; como tercera parte la relación entre life events y desarrollo de psicopatologías del bebé. Finalmente, se aclarará la relevancia de la Entrevista Perinatal, como medida preventiva y auxiliadora en el desarrollo de la maternidad, en mujeres abusadas sexualmente en su infancia.

Palabras clave: Maternidad, abuso sexual infantil, acontecimientos de vida, reactivación de conflictos.

REACTIVATION OF CHILD SEX ABUSE IN THE MOTHERHOOD The importance of perinatal interview SUMMARY This work has as intention describe, how in the vital and evolutionary crisis of the development understood as maternity - there arise psychological changes which have a direct relation between the díada mother - son, for which will discuss that in this process infantile conflicts are reactivated understood like life events, being in this case the sexual infantile abuse the significant event that will generate a new crisis that of direct form will develop conflicts in the bonding and later psychopathologies in the baby. For this the study will be divided in the first part in describing the maternity and maternaje, since second will describe the maternaje as vital crisis and the pregnancy and reactivation of conflicts, to continue with the relation between life events and the development. Finely the Peri-natal Interview as an important and preventing main to assist pregnancy women victims of sexual abuse in their infancy.

Key words: Maternity, sexual infantile abuse, life events, reactivation of conflicts

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Andrés Cabezas Corcione, Psicólogo, Director de la Carrera de Psicología y Profesor Titular de Psicopatología de la Adultez, Universidad del Mar, Sede Centro Sur, Campus Zapallar Chile. andres.cabezas@udelmar.cl..: andres.cabezas@ udelmar.cl


Andrés Cabezas Corcione

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A REATIVAÇÃO DO ABUSO SEXUAL INFANTIL NA MATERNIDADE A importância da entrevista perinatal RESUMO2 O presente trabalho tem o propósito de descrever de que modo na crise vital e evolutiva do desenvolvimento, -compreendida como maternidade– life events surgem mudanças psicoafetivas, as quais têm uma relação direta entre a dupla mãe-filho, pelo que se discutirá que neste processo se reativam os conflitos infantis compreendidos como life events, sendo que neste caso o abuso sexual infantil é o evento significativo que gerará uma nova crise a qual desenvolverá de forma direta conflitos no vínculo e, posteriormente, psicopatologias no bebê. Para tal, o estudo se divide em uma primeira parte em que se descreve a maternidade e o maternar (maternagem); e uma segunda parte em que se descreverá a maternagem como crise vital e o desenvolvimento de psicopatologias do bebê. Finalmente, se esclarece a relevância da entrevista Peri-natal, como medida preventiva e auxiliar no desenvolvimento da maternidade de mulheres que foram abusadas sexualmente na infância.

Palavras chave: Maternidade, abuso sexual infantil, acontecimentos na vida, reativação de conflitos

1. MATERNIDAD Y MATERNAJE El concepto de maternidad puede ser entendido como un fenómeno que excede al hecho biológico; pues, al ser un proceso evolutivo y vital del desarrollo, tanto biológico como psicológico de la mujer, puede verse como una fase de su desarrollo psicoafectivo, que adquiere significados culturales, sociales y psicológicos, caracterizados por su contexto histórico (Oiberman, 2004). Dentro de este concepto se comprende el embarazo, parto y puerperio, así como, también, procesos del desarrollo vital, como: pubertad, fecundación, parto, lactancia, crianza, educación y separación (Ibíd.). Oiberman, Santos y Nieri la consideran como: “Una crisis vital y evolutiva, que produce un cambio psíquico, en la mujer y en el hombre que van a ser padres” (2011, p. 16). Esta crisis activa una serie de sensaciones, vivencias y emociones nuevas, que afectan al sistema familiar (Oiberman, 2005).

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Traducción al portugués Joanna Wilheim.

Otro concepto, que muchas veces es usado como sinónimo, ‘maternaje’ (Recamier, 1984), difiere del primero, en que comprende al proceso psicoafectivo que se desarrolla e integra dentro de la maternidad. Por lo tanto, es posible aclarar, que esta sería una fase del desarrollo psicoafectivo de la mujer, y aquél, el conjunto de los procesos que se desarrollan en ella, cuando vive la maternidad (Oiberman, 2004). Recamier (1984) considera al proceso de maternalización, como un fenómeno del desarrollo psicobiológico de la mujer, el cual evoluciona en la experiencia psíquica inconsciente de su historia personal, subordinado a la identificación con su propia madre. Con esto, se sostiene la idea de que, en la maternidad, no siempre existirá un proceso de maternalización, debido a que, muchas veces, puede ser interferido por los mecanismos defensivos, propios de la estructura de personalidad de la mujer y, no necesariamente, se desarrollará en la primera maternidad. También aclara, que este proceso psicobiológico -amor maternal- es ambivalente,


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ambiguo y complejo, y se refleja en las etapas evolutivas del bebé dentro de la realidad psíquica de su madre. Esto último, afirma que el amor maternal no es un sentimiento puro e ideal ni, mucho menos, simple y carente de conflictos, pues presenta una estrecha relación entre el amor, la agresividad, el investimento y el reconocimiento del otro, como también, la confusión con él (Fiszelew y Oiberman, 1995). Esta idea se contrapone a la posición de Freud (1905), cuando considera el amor maternal como el único sentimiento no ambivalente. La madre adquiere una importancia única, inalterable y permanente con el objeto de amor más importante dentro de su vida psicoafectiva y, a la vez, determinará sus posteriores relaciones amorosas. Esta idea no es compartida por Winnicott, quien alega la ambivalencia del sentimiento maternal en los primeros meses de vida del niño: “En fin, ese resentimiento de fondo puede resonar más fuerte, cuando la madre es, para su bebé, la persona que siente, no sin razón, el gran poder de vida o muerte sobre el otro” (Winnicott, 1984: 43).

2. MATERNAJE COMO CRISIS VITAL Al ser la maternidad una crisis vital y evolutiva, es, tanto reactivadora de conflictos del pasado como potenciadora de problemas en el presente, y además, se extiende sobre las relaciones vinculares con los otros. La mujer atraviesa estas crisis, mediante su historia de vida, estructura de personalidad, situación actual -conyugal, parental, social y familiar-, identificación con su madre, comportamiento del bebé y el acoplamiento de este en el momento histórico de su llegada a la familia (Oiberman, 2005). De suma relevancia es la postura de Erikson (1983) sobre el maternaje, al sostener, que representaría una nueva crisis de identidad y

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personalidad, vista como parte del desarrollo humano; pero, aclara, adolescencia y maternidad comparten puntos en común, como transformación del cuerpo y cambios hormonales, reposicionamiento del estatus social, disolución y reconstrucción de identificaciones precoces, transformación de la autoimagen -como autodefinición del sí-mismo- e imagen corporal y reactivación de conflictos infantiles. En muchos casos, la mujer también puede atravesar tres crisis: embarazo, identidad, y adolescencia y reactivación de conflictos infantiles -violación, por ejemplo, idea central de este estudio-.

3. EMBARAZO El embarazo, como proceso biológico, se divide en tres periodos de tres meses cada uno: El primer trimestre (semanas 1 a 12), segundo trimestre (semanas 13 a 24) y tercer trimestre (semana 25 hasta el parto). Este proceso representa, en los padres, la oportunidad de prepararse física y psicológicamente; no obstante, esta preparación, no sólo ocurre a nivel consciente, puesto que, el convertirse en madre o padre, conlleva una serie de transformaciones y vivencias que se activan automáticamente. Actualmente, este ha dejado de ser un asunto circunscrito sólo a la adultez; por lo tanto, la maternidad deja de ser un rol de esta edad, y resulta ser una crisis que se sobreimpone a la de identidad en la adolescencia; y comprende cambios somáticos y psicosociales, con incremento de la emotividad y acentuación de conflictos no resueltos. Brazelton y Cramer (1993) opinan, que los primeros tres meses se caracterizan por el proceso de toma de conciencia de los padres sobre el embarazo, lo que produce emociones como asombro, desconcierto, alegría, miedo e ilusión, y también, confusión y ansiedad, frente a esta nueva responsabilidad.


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El segundo trimestre se caracteriza por los movimientos fetales, que responden a la autonomía del bebé, como posibilidad de relación y vínculo con la madre. Por último, el tercero se define por el bebé percibido ahora como individuo separado y diferente de la madre. Ahora bien, se debe considerar que, en el embarazo, se inicia el vínculo, y no después del nacimiento, puesto que la mamá construye relaciones previas con un hijo o ‘cuerpo’ imaginario, como lo denomina Alaugnier (1991). En esta etapa, es común que se planteen fenómenos en el aparato psíquico materno, como la ‘preocupación maternal primaria’, que le permite ponerse en el lugar del bebé, identificarse con él y satisfacer sus necesidades básicas. Asimismo, se desarrollará progresivamente y se transformará en una sensibilidad exaltada -principalmente en el último trimestre-; por lo tanto, si el holding (apoyo yóico) es bueno, el bebé podrá comenzar a existir construyendo un yo personal. Sin embargo, es posible que la madre no logre alcanzar este grado de sensibilidad, producto de preocupaciones personales, como las madres que, involuntariamente, activan conflictos infantiles; puntualmente, una situación de abuso sexual único o reiterado en la infancia, lo que le generará fantasías y/o temores, lo cual influye, de esta forma, en su capacidad de maternaje.

4. EMBARAZO Y LIFE EVENTS: REACTIVACIÓN DEL CONFLICTO INFANTIL (ABUSO SEXUAL) Al sostener la idea de que, en el proceso de maternidad y, propiamente, en el desarrollo del maternaje, se generan una serie de cambios biológicos y psicológicos, cabe destacar que, en muchas ocasiones, se producirán problemas que activarán conflictos infantiles, los cuales saldrán a la luz durante este proceso vital y evolutivo. Estos conflictos pueden ser: Duelo,

trastorno y maltrato infantiles -maltrato psicológico o físico, negligencia, abandono en el cuidado y abuso sexual-, los cuales han sido reportados, por Oiberman, Santos y Nieri (2011), en un 18% de las mujeres entrevistadas en el año 2010. Estos conflictos jugarán un papel determinante en la vida psíquica, tanto de la madre como del hijo, y resaltan la dificultad que puede generarse al momento de desarrollar el vínculo en la ‘díada madre-hijo’, debido a que, las vivencias traumáticas de la infancia, son resignificadas ante la llegada del hijo. Con esto, es posible ver, que la crisis vital evolutiva, deviene en una nueva, identitaria y, en adición, en una activación de conflictos precoces, que darán lugar a una tercera, que agrava el estado de salud, físico y psicológico, de la madre. Esto, a su vez, conllevará consecuencias directas, tanto en el vínculo como en la psicopatología del bebé, en tanto sea posible determinar que el mundo intrapsíquico materno es determinante. En referencia, Lebovici (1985) postula, que existen tres bebés para la madre: “El bebé imaginario, el fantasmático y el real”. El primero se sitúa durante el embarazo, y es producto de los pensamientos de la madre. Será pensado en función de los patrones transgeneracionales, incorporando los recuerdos y vivencias de los cuidados maternos, en tanto madre, como en cuanto hija de sus padres. El segundo tiene relación con los deseos y fantasías inconscientes, que se remontan a la infancia; y el ‘bebé real’ es el producto directo de la interacción madre-hijo. Desde este momento, teóricamente, es posible relacionar la reactivación de conflictos infantiles (abuso sexual), con la teoría psicoanalítica de este autor, sosteniendo que esta nueva crisis se extenderá en los tres bebés, puesto que, si el bebé imaginario es pensado desde los patrones transgeneracionales de cuidado materno surgirá, inmediatamente, la idea de un niño que no fue protegido, para quien sus padres no lograron estar accesibles, para ofrecer


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seguridad y defensa frente al caso del abuso, y que lo situaría como indefenso, sin posibilidad de control de la situación, creando una serie de procesos psicológicos egodistónicos que, muchas veces, no son superados debido a su carácter traumático. Esta situación permanece en el inconsciente de la madre y reaparece muchas veces, en los sueños o como síntoma cognitivo (flashback), así que, nuevamente, aparecerá vivenciado con mucha angustia, temor y ansiedad en este bebé imaginario; además, el bebé fantasmático será experimentado como un sujeto vulnerable al abuso sexual, al proyectar sus deseos y fantasías inconscientes de no protección y de incertidumbre. Es de esperarse que el abuso sexual produzca diversas consecuencias psicológicas, biológicas y emocionales en el largo plazo; está documentado (Vitriol, Vásquez, Iturra y Muñoz, 2007) que, entre un 34 y 53% de las consultas por salud mental, están asociadas a trastornos afectivos, ansiosos, alimentarios, consumo de sustancias, desórdenes de la personalidad y gran comorbilidad con trastornos somáticos. Estos datos se relacionan con la idea de que, las mujeres que padecen abuso sexual, sufren un proceso de victimización secundaria en el embarazo, puesto que los contenidos inconscientes se activan -una clave puede activar el trauma-; además, sus hijos presentan mayor probabilidad de abuso, lo que se comprende al ver cómo el bebé imaginario, y el posterior real, estará determinado por pautas transgeneracionales y, como se ha visto desde hace años, el abuso sexual se vuelve un patrón de gran incidencia. En un estudio realizado en Chile, en el año 2007 en el Hospital base de Curicó, se analizaron casos de mujeres abusadas sexualmente y sus consecuencias a largo plazo. En la mayoría de las pacientes se pudo ver cómo el conflicto infantil se prolongó en el bebé imaginario y fantasmático.

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Vitriol, Vásquez, Iturra, Muñoz (Op. Cit.) ilustran el caso de una paciente, con historial de violación, que se casó, e inició sin problemas su vida sexual; durante su primer embarazo, comenzó a presentar angustia, relacionada con la idea de tener una hija (bebé imaginario), a la que le podría suceder lo mismo (bebé fantasmático), es decir, ser violada. De esta forma, la angustia se extendió y aumentó, cuando la beba nació. En el puerperio, se agregaron síntomas, como anhedonia, intolerancia, irritabilidad y labilidad emocional, y se aumentó, en un 6.3%, el riesgo de abuso sexual en sus hijos, al momento de resignificar esta situación. De esto se puede deducir, que la vulnerabilidad psicológica de las pacientes aumenta en el momento de la maternidad, pues permanecen conectadas con aquellos aspectos devaluados, en relación al género femenino, que reactivan, súbitamente, frente a estímulos olfativos y visuales: las imágenes de abuso sexual. Lo común, en estos casos, es que los síntomas estén asociados con el nacimiento o situación de vida relacionados con las hijas, y la transmisión transgeneracional e intergeneracional de experiencias traumáticas infantiles. No obstante, estas resignificaciones no sólo generan problemas psicológicos, sino que también son un factor de riesgo en la maternidad, como se ve en los estudios prospectivos realizados sobre la influencia e impacto de factores psicológicos en las complicaciones del embarazo y parto. Aquí se evidencia, que están directamente relacionados con la prematurez y la patología neonatal (Oiberman y cols., 1998). Asimismo, se ha comprobado la relación entre la reactivación de estos conflictos infantiles y sus consecuencias en prematurez, y se considera que, el estrés en el embarazo, actúa directamente sobre un órgano, el útero (Salvatierra, 1990), al pensar que las secreciones hormonales aumentan frente a los síntomas egodistónicos de tipo emocional, que se activarían directamente por los life events.


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5. LIFE EVENTS: FACTOR DE RIESGO EN LA PSICOPATOLOGÍA DEL BEBÉ Precisemos, que por life events se comprenderán los sucesos significativos de vida que puedan afectar el embarazo y parto, generando efectos en el área psicosocial del nacimiento en la maternidad (Oiberman y Galíndez, 2005). Se postula que, desde el vientre, el estado mental y la disposición de la madre para con su preñez, va moldeando una atmósfera de relación con su bebé y con el género que se está gestando, dependiendo de las experiencias previas con su propia madre y con su padre, y cómo ha sido forjada la historia de su desarrollo psicosexual. Esto sólo como preámbulo a la consideración del proceso de gestación, lo que evidencia la importancia que existe en la díada madre-hijo, desde la gestación y, como dice Botero: En este momento, no podemos abordar este tema sin imbuirnos en las comprensiones actuales de las neurociencias, que dan razón y sustancia a lo que, desde el Psicoanálisis, se ha comprendido siempre. Mi experiencia con madres gestantes me lleva a contemplar desde la misma disposición para la posibilidad de gestación. Es decir, que de acuerdo a como comience una gestación, esta misma tendrá un guión específico. Así, si sabemos que las experiencias tempranas despiertan, o mejor, se reactualizan, tendremos escenarios psíquicos, en los cuales se repiten obras teatrales, atribuyendo vida a personajes internos, momificados o como fantasmas persecutorios (H. Botero. Comunicación personal. 13 de junio, 2011). En el caso del abuso sexual en la infancia como life events, según la edad en la cual se llevó a cabo la irrupción violenta -pues las

huellas mnémicas son diferentes-, se plantea una posibilidad enorme de reactualización de vivencias traumáticas que, si no se han elaborado, corren el riesgo de que se personifiquen en el bebé, en la madre o en cualquier personaje en el teatro psíquico, a causa de la identificación proyectiva. Así, se generan las futuras conductas de maternaje y vinculación con el bebé, como elementos interactivos de un sistema diádico, los cuales, mediante la sintonía madre-hijo, irán moldeando el yo del bebé. Si estos estados son resintonizados, producirán displacer, tensión, e incertidumbre, conducentes a no confirmar el sí-mismo emergente, lo cual puede generar una amplia gama psicopatológica (Kimelman, 2008). Además, es posible que la accesibilidad materna y su competencia de reparación de estados desintonizados, pueda estar interferida por conflictos entre el bebé imaginario y el real, producto de la proyección de angustia frente a la reactivación del abuso sexual infantil, que generará un vínculo inseguro que produce, en muchos casos, el desarrollo de la psicopatología temprana. Es conocido, en las descripciones psicopatológicas del bebé, la influencia de la privación materna en la relación temprana, la importancia de la necesidad de vinculación primaria del bebé, y la unidad que conforma con la figura de apego primordial, que Winnicott confirma, cuando enfatiza la importancia de la reciprocidad entre la díada madre-hijo: Un bebé no puede existir solo, sino que, esencialmente, como parte de una relación; si vemos un bebé, vemos la previsión ambiental y, detrás de ella, vemos a la madre (Winnicott, 1969). Continuando con el punto en que la relación, imaginaria y concreta, entre madre-hijo será determinante en el desarrollo de un vínculo seguro, es posible entender que exista un componente subjetivo imaginario que constituya la trama de esta relación, pudiéndose plantear una disfunción entre el componente concreto


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(bebé real) e imaginario (bebé fantasmático), que puede influir en el desarrollo de trastornos vinculares, ya que la madre es la figura primordial del vínculo, y existe interdependencia entre su funcionamiento psíquico y el del bebé. Al entrever esta situación, será más fácil comprender que, en el caso de la reactivación del conflicto infantil durante el maternaje, se pueden producir trastornos reactivos de la vinculación en la infancia y preñez, como: trastornos de la expresión somática y negligencia hacia el niño, que se manifiestan como omisión

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de conductas de maternaje o insuficiencia en el cuidado, rechazo y abandono, por la angustia activada en la madre. De esta forma, existe la posibilidad de desarrollar distintos trastornos del vínculo (ver Tabla 1). En cuanto a la nosografía de la psicopatología del bebé, como se aprecia en la Tabla, es posible ver cómo la madre ocupa el lugar más importante en el desarrollo de trastornos vinculares y cómo la reactivación de los conflictos infantiles (abuso sexual) puede interferir en el desarrollo de un vínculo sano y seguro.

Tabla 1. Trastornos del vínculo

Trastornos del tipo de vinculación

a) Por ausencia de la madre o sustituto maternal b) Por discontinuidad de la relación con el objeto de vinculación. c) Por trastornos cualitativos de la interacción: hiperestimulación e hipoestimulación.

Trastornos del tipo vincular

a) Vínculo ansioso ambivalente. b) Vínculo ansioso evitativo c) Vínculo desorganizado.

Secuelas del trastorno de vinculación

a) b) c) d)

Trastorno reactivo de la vinculación en la infancia y niñez. Negligencia hacia el niño. Maltrato físico. Nanismo psicógeno.

Asimismo, es importante señalar, que puede existir la posibilidad de que se desarrollen trastornos somáticos, puesto que, en madres transgeneracionalmente carenciadas afectivamente, y que no logran efectuar el duelo normal del bebé imaginario, se entorpece el reconocimiento del real, pues proyectan el fracaso de sus expectativas no confirmando al bebé, lo que conllevará a producir trastornos somáticos. Un ejemplo de estos trastornos es el cólico de los tres primeros meses, que se presenta en nenés hipertónicos, sujetos a una preocupación materna primaria excesiva y ansiosa.

Frente al escenario de reactivación de conflictos infantiles (abuso sexual infantil) en el proceso de maternaje, surge la duda de cómo poder prevenir tal situación. Este es el último punto por abordar en este estudio.

6. LA IMPORTANCIA DE LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA Es de suma importancia comprender, que no sólo la medicina puede permitir controlar la morbimortalidad de madres y bebés, puesto que los aspectos psicológicos también pueden generar problemas obstétricos y perinatales.


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Frente a esto, Oiberman y Galíndez postulan: Se puede afirmar que la presencia médica en el acto de nacimiento en la sociedad occidental ha permitido disminuir el riesgo de morbimortalidad maternoneonatal. Pero este progreso no fue acompañado por la suficiente valoración de los aspectos psicológicos implicados durante este período (2005, p. 100). Se aclara, así, la relevancia de los aspectos psicológicos en el proceso de maternidad -embarazo, parto y puerperio-, al comprender que, en sí misma, esta situación genera una crisis vital y evolutiva, que la madre superará al enfrentarse a su historia personal, estructura de personalidad, factores psicosociales y posicionamiento del bebé en el sistema familiar (Ibíd.). A partir de esta idea, se construyó la ‘Entrevista Perinatal’ con el fin de incorporarla, ya en el año 1999, a la Historia Clínica Neonatal, y se ha posicionado como un instrumento de fácil interpretación para el equipo médico. En este, se registra los life events percibidos como preocupantes para la madre, clasificados en: pareja, muertes, social, problema actual y problemas con los otros hijos. También, se incorporaron problemas maternos físicos y psicológicos asociados al embarazo, conflictos infantiles, e impacto debido al nacimiento. En un estudio realizado el año 2010, Oiberman, Santos y Nieri evidenciaron, en una muestra de 232 madres pertenecientes a la Sección de Neonatología del Hospital Ana Goitia, distintas preocupaciones; percibieron, que en un 18% de las entrevistadas se presentaba, como preocupación principal, los conflictos infantiles, cifra considerable si proyectamos estos resultados en una muestra mayor. Al registrar estos life events, que aparecen como preocupación, no sólo se encontraron datos significativos del proceso de maternidad en el último año, sino que, también, se postuló la

incidencia de estos sucesos en los problemas en el maternaje, puesto que, desde la construcción de este instrumento, fue posible observar, que vivencias traumáticas en la infancia eran resignificadas frente a la llegada del bebé. La Entrevista Perinatal ha mostrado ser de gran utilidad para identificar y discriminar distintas problemáticas que pueden afectar el maternaje, como los conflictos infantiles; esto hace pensar en la relevancia que tiene su incorporación en las Unidades Neonatales con el fin de prevenir complicaciones en el embarazo, parto y puerperio, y sus consecuencias en el desarrollo del vínculo madre-hijo.

7. CONCLUSIÓN Este escrito tuvo como propósito describir el proceso de maternidad y maternaje, que se vive como crisis vital y evolutiva en madres abusadas sexualmente en la infancia. Se comprende que, en la mayoría de los casos, surge una reactivación de sucesos significativos, los cuales presentan una nueva crisis, que puede afectar directamente el vínculo madre-hijo, así como, también, el desarrollo de psicopatologías en el bebé, que generan, a su vez, una situación imaginaria que se activará en el plano de lo real, y que la madre vivencia como inseguridad, miedo, angustia y rechazo. Frente a esto, se planteó la importancia que la Entrevista Perinatal posee, dado que logra identificar conflictos infantiles, con el fin de sostener y apoyar el proceso de maternidad y participar en la detección precoz de problemas que puedan desarrollar conflictos vinculares y psicopatológicos en el bebé.

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ensayos



PSICOANÁLISIS XXIII (2); 89-96, 2011

INCONSCIENTE – SUEÑOS – SEXUALIDAD Aura Victoria Carrascal1

Introducción Hablar de Inconsciente, sueños y sexualidad en Teoría psicoanalítica, es como hablar de interpretación, transferencia y resistencia en técnica. Son conceptos nodales, que definieron nuestra disciplina y su impacto en un contexto amplio. En el contexto de cómo el psicoanálisis afectó nuestra cultura, el conocimiento que el Ser humano posee a cerca de sí mismo y de cómo ese conocimiento, históricamente, ha permeado y determinado a la sociedad. A continuación, haré unas reflexiones sobre el tema aunadas a unas observaciones clínicas.

1. Reflexiones Se ha afirmado que, con el surgimiento del Psicoanálisis, se marcó una ruptura epistemológica en cuanto al conocimiento y a la conceptualización de la salud y la enfermedad mental, hasta entonces enmarcada bajo los modelos de las mentalidades médicas de la época (mecanicista, anatomopatológica, y la naciente fisiopatológica, destacando las teorías Hipocráticas tradicionales de los humores, el modelo Kraepeliniano, entre otros); o, inclusive, las explicaciones mágico-religiosas, en términos de posesión o de brujería. Por primera vez se enuncia un modelo psicológico de comprensión, escapando a la dicotomía cartesiana cuerpo/alma y rescatando el concepto de un ‘aparato psíquico’ que es el que, justamente, ‘nos brinda Humanidad’;

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más allá de la teorización de una mente capaz de racionalidad, asentada en un cerebro que, evolutivamente, nos brinda esa posibilidad. Sin duda, es un momento histórico excepcional, en el que nace el Psicoanálisis, con el cambio del siglo XIX al XX, y aportando cambios fundamentales, en cuanto a la comprensión que el Ser humano tuvo acerca de sí mismo como objeto de estudio. La intencionalidad de Freud es simbólica: Dar a la luz pública su Interpretación de los Sueños en 1900, a pesar de haberla concebido casi diez años antes, como previendo, en su genialidad, el impacto y poder de transformación que traería el descubrimiento del Inconsciente, sus contenidos en términos de Eros y Tánatos, sus Leyes, del camino a descifrarlo, a través del lenguaje de los sueños, del determinismo psíquico, en últimas, de los profundos significados e influencias que tiene el mundo interno, o Inconsciente, para el desarrollo del individuo y, en general, para el de la civilización. El Psicoanálisis, con sus teorías, novedosas para su época, revolucionó el saber científico del momento, por ejemplo, en cuanto a la delimitación de los territorios de la Neurología y la Psiquiatría a través del estudio de la Histeria. Transformó a la sociedad, en cuanto al significado de la sexualidad, como motor, pasando de una moral victoriana a una era de libertad sexual, que posteriormente, con el descubrimiento de la píldora anticonceptiva, cambió por completo la forma de vivirla, diferenciando el sexo recreativo del reproductivo,

MD, Psq., Psc., Presidente Comisión Directiva APC. avcarrascal@gmail.com


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Aura Victoria Carrascal

avanzando en el conocimiento de lo masculino y lo femenino, impacto que aún se siente en nuestros días, dado que, con ello, transformó las familias, la cultura, esto es, las bases mismas de la sociedad. Otro tanto ocurrió con los descubrimientos acerca de la agresividad, del Instinto de muerte, Tánatos, pulsión vital tan fuerte como Eros, cosa que Freud pudo observar de cerca durante la guerra. Si bien el Psicoanálisis impactó altamente el campo de la Medicina, al introducir un modelo de comprensión y abordaje de la enfermedad mental, convirtiéndose en el antecesor de numerosas formas de Psicoterapia, y dejando el legado de la Psiquiatría dinámica, también desde el inicio se distanció de ella, por ser su campo de estudio mucho más amplio como lo hemos observado gracias a los numerosos desarrollos del pensamiento analítico a lo largo de todo este tiempo, que influyen no solo en nuestra labor terapéutica sino que trascienden a nuestra observación del Ser humano, la cultura, su devenir. Desde la misma conceptualización acerca de cómo estudiar Psicoanálisis, que pasa por el análisis individual como requisito fundamental -precepto que busca que ahondemos en nuestro autoconocimiento y que nos reconoce como instrumento para la observación y el tratamiento-, que busca la neutralidad técnica, tratando de eliminar los sesgos del observador, Freud hace un aporte inmenso a la Ciencia y a la investigación, que solo mucho tiempo después validan las Ciencias Exactas, reconociendo las posturas postmodernas a cerca de las dificultades con la ‘objetividad’, pues es difícil distanciar lo Observado del Observador. Las neurociencias actuales, con todos sus descubrimientos y avances, aún tratan de definir dónde está la ‘mente’, y a pesar de las distancias desde donde se enfocan las preguntas

y observaciones, cada vez más surgen puentes entre estas disciplinas. Inconsciente, sueños y sexualidad siguen siendo temas fundamentales en el pensamiento psicoanalítico moderno, 100 años después.

2. Inconsciente Es este uno de los descubrimientos más importantes de Freud, y sobre el cual han trabajado numerosos teóricos del Psicoanálisis, profundizando en su comprensión. Tiene el valor de ser una puerta al conocimiento profundo de lo Humano. Nuestro mundo interno, nuestro motor, el asiento de todas las pulsiones, deseos, fantasías, anhelos; de las emociones, de nuestras congruencias o nuestras disociaciones. De su conocimiento y de su integración a nuestra vida, de alguna manera, depende nuestra vinculación con nosotros mismos y con la realidad, y por ende, nuestra felicidad; o desde una mirada más Kohutiana, la integración de nuestro self, el desarrollo de nuestras potencialidades, nuestra inserción en el mundo, nuestra realización y creatividad. El conocimiento del Inconsciente, formulado, talvez, desde otras preguntas, ha sido una preocupación constante en la Historia de la Humanidad. Esta cuestión podría verse formulada desde el misticismo o desde las religiones, como cuál es nuestra verdadera naturaleza y nuestra relación con la divinidad. Desde las Ciencias Biológicas que exploran la misma pregunta, acerca de dónde reposa aquello que nos hace humanos, haciendo la diferencia con otras especies; desde las Sociales que buscan explicaciones desde otras perspectivas de lo Humano, desde la expresión de la misma en el Arte, en la cultura, en la forma como convivimos, en la sociedad.


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No creo estar exagerando en los límites del concepto, cuando hago estas extrapolaciones, que podrían estar en el campo del Psicoanálisis aplicado, sino que me remito simplemente a la evidencia de ese mundo interno que tamiza toda nuestra vinculación con la realidad. Ese mundo Inconsciente que se rige por otras leyes, muy bien descritas por Freud, de atemporalidad, no especialidad, de pensamiento en imágenes, de condensación del todo en la parte, de la simbolización, de la ausencia de causalidad lineal, etc., que está presente en nuestras conductas cotidianas más racionales, lógicas y civilizadas, y del cual podemos tener noticia gracias al lenguaje de los sueños, los actos fallidos, los lapsus, entre otros, y como ejemplos de fácil reconocimiento, pero que, si observamos más detenidamente, podemos darnos cuenta en todas las expresiones de nuestro actuar, si afinamos nuestra asociación libre y nuestra atención flotante, permitiendo a nuestra función analítica operar.

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Melanie Klein lo acercó y lo hizo evidente desde la infancia, mostrando cómo esto operaba de manera más directa en niños y psicóticos, realzando el énfasis en la interpretación que hacía consciente lo Inconsciente. Susan Isaacs retomó y amplió el concepto de Fantasía Inconsciente, para facilitarnos su exploración y su abordaje terapéutico y permitirnos la función de hipotetizar, ampliando los alcances de la función interpretativa en el campo de la terapia psicoanalítica. Bion extendió nuestras fronteras en el campo, ya que abordó el tema para mostrarnos cómo pensamos, cómo conocemos, cómo usamos nuestro aparato de ‘pensar pensamientos’, las funciones de continente-contenido, y marcó nuestra forma de aproximarnos al analizado, en no memoria, no deseo, para así poder sintonizarnos más fácilmente, a su Inconsciente y al nuestro, para poder acceder a un conocimiento que, de otra manera, sería más difícil de abordar.

Es por eso que, talvez, Freud mismo decía que el Psicoanálisis es una profesión imposible, pues mantener ese grado de consciencia permanente con el mundo puede ser agotador, complejo, difícil de llevar. Por eso mismo, nos instaba a circunscribirlo a manejarlo en el campo analítico, en la relación terapéutica, a observar la dinámica de las transferencias y contratransferencias, como un faro orientador en nuestro discurrir y navegar, enmarcados en un encuadre que nos delimite y funcione como ancla para poder regresar, es decir, llevar al observador a su punto de equilibrio, a su punto de origen, a anclarse con la realidad.

Al afinar nuestra función analítica y aproximarnos, de esta manera, al conocimiento del otro, nos modificamos a nosotros mismos como analistas, toleramos mejor las incertidumbres e, inclusive, modificamos nuestra propia relación con nuestra memoria, que en muchos casos pasa de ser visual a auditiva, de intencional y asociativa a dejar de serlo, a ampliarse en su capacidad, recordamos al no desear recordar.

En la historia del pensamiento psicoanalítico podemos encontrar cómo Freud demarcó el concepto, estudió las pulsiones básicas Eros y Tánatos, lo vio jugarse en Tótem y Tabú, evidenció su expresión en El Malestar en la Cultura, por hacer apenas unas cuantas referencias.

La tecnología, con el desarrollo de las computadoras, la Internet, el mundo de lo virtual, nos permiten tener nuevos modelos de representación de la mente, y, a su vez, cambian nuestras representaciones de lo interno y de lo externo, de la realidad.

La Neurología nos dice cómo funcionan nuestros estados de conciencia, descubre la fisiología del sueño, cómo interactúan la percepción y la memoria, explora la inteligencia y la cognición...


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Durante un tiempo, en mi consulta, y fiel al encuadre clásico, me resistí al uso de las tecnologías durante la sesión. Soy una profunda partidaria del encuentro de dos seres, del vínculo que se genera en esa intimidad especial, que solo lo permite el vínculo analítico. Sin embargo, poco a poco, y con los pacientes más jóvenes, tuve que ceder a la participación de la tecnología pues empecé a ver que funcionaba como un objeto transicional, que les permitía tratar de objetivar sus emociones. Varios pacientes empezaron a mostrarme sus conversaciones de Chat, o sus mensajes en el mail, como una manera de testear sus emociones, sus vínculos, como un parámetro de realidad. A estas comunicaciones las traté como una asociación más, pero empecé a preguntarme por cómo se ha modificado, hoy día, el sentido de identidad, cuando con un celular o una Blackberry o un I-pad podemos estar, “en contacto con el mundo a cualquier hora, en cualquier lugar”. Así, se vuelve más difícil renunciar a la omnipotencia, a la sensación de autocontrol, a tolerar la incertidumbre y aceptar nuestras limitaciones… Una adolescente en especial, que hace juegos de roles en un espacio que ella misma creó con amigos en todo el mundo, a quienes conoce por un interés común en un grupo de Factbook, y a quienes ella invitó a su Site, y con los que se siente profundamente vinculada, aunque, en realidad, no se han visto aún, me hace cuestionar todo el tiempo sobre sus núcleos psicóticos cuando vive en lo virtual, en un mundo claramente más rico en imaginación, en fantasía en lazos y contenidos, pero que, sorprendentemente, siempre logra, claramente, hacer los puentes con su realidad inmediata que, aunque no es tan rica, sí brinda los suficientes estímulos para abordarla y manejarla. Con ella he entendido, que para estas generaciones, en muchos sentidos, la tecnología ha brindado un espacio intermedio

donde depositar el Inconsciente, el mundo de los sueños y las fantasías, de las emociones, que ya no es un ‘adentro’, como pudiéramos nosotros experimentar, pero que finalmente sí lo es. Es una especie de mente externa con la cual ella misma se puede relacionar, a la que puede observar sin sentir la magnitud del dolor que implicaría reconocerla como propia, como interna, aunque, evidentemente, sí experimenta dolor. Siempre me evoca el espacio de la creación, por ejemplo, del escritor con su novela y sus personajes, a los que da vida y con los que convive por un tiempo, para luego despedirse y hacerles el duelo, pero entregándolos al mundo, dándoles un nacimiento, para que estos habiten luego a otros seres. Pensando en Kohut y en el “Hombre Vacío” de finales del siglo XX, y de este por oposición al “Hombre Culpable” de Finales del XIX e inicios del XX, observo cómo al perderse un poco la sensación de continente-contenido, emanada del reconocimiento en la mirada y en el contacto o abrazo del otro, se amplió esta barrera, o esta piel, hacia esos objetos transicionales, o más bien intermediarios con quienes se establecen vínculos muy profundos que vienen, inclusive, a mediatizar otros contactos humanos. Me pregunto, ¿cómo nos estamos transformando? Cuando, virtualmente, puede haber una realización de deseos anónima, desprovista de cierto grado de culpa, porque no es en la realidad donde sucede -aunque sí es realidad, para la realidad psíquica consciente y para las acciones-, a diferencia de como ocurre en los sueños, donde literalmente estamos en otro estado de conciencia, y que, por lo observado, aparentemente, refuerza cierta sensación de omnipotencia, de seguridad, permitiendo que se expresen los deseos fuera de tabús o represiones, incidiendo directamente en la configuración del aparato psíquico (YO- ELLOSUPERYO), brindando un campo para que se


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expresen más abiertamente las perversiones, por ejemplo; o que, también, en el mejor de los casos, puede convertirse esta misma tecnología en instrumento para la expresión de vinculaciones profundas, de la sublimación y de la creatividad. Tradicionalmente, el Ser humano ha expresado sus complejos, cuestionamientos y motivaciones más profundas a través de los Mitos, tal y como Freud lo demostró, por ejemplo, a propósito de los Mitos griegos. Siento que estamos asistiendo al nacimiento de nuevos mitos, o nuevas versiones de los mismos, y es nuestro deber, como analistas, conocer esos lenguajes para así poder acercar a nuestros pacientes a sí mismos. Es notorio cómo aparecen, a cada rato, ‘series’ o ‘películas de culto’, como Matrix, donde el héroe descubre que vive una realidad no real, creada por una matriz que experimenta como real, aunque de verdad sóolo ‘duerme’. Paradójicamente, es Morpheus quien le ayudará a ‘despertarse’ y a hacer consciencia, situación nada desprovista de peligros, para que pueda cumplir su misión mesiánica de ‘despertar’ al mundo… El hombre dormido. El hombre despierto. El hombre consciente, el hombre alienado por otros que se aprovechan de su inconsciencia. Harry Potter, un joven mago que ha acompañado a una generación que, literalmente, ha crecido con él; pasado de la niñez a la adolescencia, luchando entre el Bien y el Mal, que finalmente conviven dentro de sí mismo; él es, a su vez, el protagonista y el antagonista; posee una varita mágica, y cuenta con una gran familia sustituta, que son sus amigos, quienes luchan con él y por él, y por ellos mismos; a sus padres, no los conoció en la realidad, sin embargo, tiene la huella del amor, que es la verdadera arma contra el Mal, el amor, la amistad y el valor para luchar… Dos pacientes que crecieron, textualmente, con Harry Potter, me

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manifiestan que están en duelo, que no quieren llegar a la mayoría de edad, y cómo no quieren renunciar al mundo de la fantasía y la magia para crecer y afrontar los retos de la realidad aunque saben que lo harán. Se preguntan cómo será la vida sin este ‘compañero’ de su viaje interno, se están preparando para eso y respondiendo con sus obligaciones cotidianas. Traigo a colación apartes de sesiones con adolescentes, pues es justamente con ellos, por la etapa vital que están atravesando, con quienes puedo observar, de manera más gruesa o evidente, estas transformaciones en la forma de aproximarse a sus propios Inconscientes, a su mundo interno y a su realidad, y como su analista, me veo motivada a explorar sobre estos tópicos, a ‘abrir mis ojos’ y tratar de ampliar mi consciencia, que es mi instrumento analítico, para poder resonar con ellos.

3. Sueños Los sueños, como vía regia al Inconsciente, han sido motivo de numerosos escritos en el campo psicoanalítico, empezando por la Interpretación de Los sueños de Freud, instrumento fundamental para su comprensión. Destaco el valor del libro de Angel Garma al respecto, donde se esclarece mucho de su simbolismo, especialmente en cuanto a los contenidos sexuales. Igualmente, los aportes de Kohut en cuanto a los sueños narcisistas. En Técnica psicoanalítica, las posturas van desde el análisis exhaustivo de los mismos, resaltando su valor diagnóstico y pronóstico, según los momentos del tratamiento en que se presenten, su trato como regalo, confirmación o rechazo a una interpretación, hasta su valoración como una simple asociación más dentro del tratamiento. Las Neurociencias, con los estudios sobre la fisiología y los laboratorios del sueño, han


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ampliado nuestro conocimiento de ellos, y han confirmado la actividad onírica y su relación con la salud o la enfermedad, en el sentido de permitir o no que se hagan los procesos de reparación de neurotransmisores. Este conocimiento ha sido aplicado en campos menos afortunados como la tortura, donde es conocido que producir una interrupción sistemática del sueño va a generar un debilitamiento Yóico, con profundas consecuencias para la personalidad entera de un individuo. Un gran aporte del conocimiento de los sueños es el pensamiento en imágenes como lenguaje del Inconsciente, su función de traductor del mismo, a través de los contenidos manifiestos y los latentes, que pueden así ser descifrados. En los sueños podría decirse que repetimos ontogenia y filogenia, en el sentido del uso del pictograma como primera expresión simbólica, mantenemos engramas de cosas de las cuales no tendríamos noticia de otra manera. Nos quedaron grabados, sonidos, visiones, sensaciones, probablemente, experiencias muy tempranas que, de otro modo, no podríamos elaborar, sino tan solo evacuar, Función que, igual, cumple el soñar. Hoy día, el Psicoanálisis no puede sustraerse, en todo caso, a la interpretación de los sueños como una de sus herramientas fundamentales. Sin embargo, este conocimiento ha sido utilizado no solo con fines terapéuticos, sino con otros, más sociales. La publicidad, por ejemplo, ha capitalizado todo este conocimiento, para generar tendencias de consumo, transformando así a la sociedad. En estos campos, es mucho en lo que el estudio del Psicoanálisis aplicado nos podría orientar. Otra perspectiva implica la observación del soñar no solo del analizado, sino también la del analista. Es claro cómo el análisis individual nos modifica; de alguna manera, libera las represio-

nes y nos permite más fácilmente recordar los sueños, a los que, en todo caso, les ponemos más atención, pues conocemos de su valor y nos contactan con nuestro mundo interno. Generalmente, nuestros sueños son enteramente nuestros, pero ocasionalmente, tenemos sueños contratransferenciales, por llamarlos de alguna manera; es decir, el analizado se mete en ellos, generalmente por una identificación proyectiva profunda, o por que en la sintonía de Inconsciente-Inconsciente, captamos algún contenido importante que, de alguna otra manera, podríamos filtrar y el sueño se convierte en una especie de alerta para integrar este aspecto disociado, necesario al análisis. Una especie de rescatador de puntos ciegos. Igualmente, a todos nos ha pasado que, por ejemplo, pensamos o soñamos con alguien y curiosamente este aparece. Con lo sueños y los pacientes tengo una experiencia similar, ya no me asusto con ella, sé que es por esa sintonía que se ha creado, y que es posible que ocurra que el paciente pensó en mí y pida una cita. En su momento, estas experiencias me ayudaron a revisar y entender los propios aspectos psicóticos de mi personalidad… De hecho, me parece importante la capacidad de “soñar” a un paciente, en el sentido de capacidad de revèrie, para poder contenerlo y crear ese espacio psíquico analítico que se traducirá en el campo analítico que permitirá que se dé el proceso del tratamiento… A este respecto, recuerdo a un paciente, que me producía una gran frustración, pues su motivo de consulta era que no podía relacionarse con los demás pues él era aburrido, tímido, carente de brillo e inducía siempre el sueño en aquellos con quien interactuaba, lo que le producía gran tristeza, abatimiento y soledad; este ensimismamiento e lo condujo a presentar un juego patológico, pues era allí, únicamente, con las maquinitas, en donde lograba sentir algo de placer, de vitalidad.


INCONSCIENTE – SUEÑOS – SEXUALIDAD

Como se imaginarán, me empezó a ocurrir lo mismo, y durante sus sesiones yo me veía a gatas para poderme mantener alerta y no caer en un sopor que me embargaba y que, literalmente, me dejaba fuera de toda capacidad para poder contenerlo y seguirle en su discurso. La energía se me iba en pellizcarme para ver si el dolor me despertaba y me permitía contactarme, tenía abrumada la capacidad de pensar. Me producía mucha culpa que me ocurriera esto, y esa misma culpa me impedía llegar más allá. Un día, con gran temor, me aventuré a manifestarle mi contratransferencia, dispuesta a remitirlo con alguien que pudiera ayudarlo mejor y, entonces, este fue el camino para desatorarnos y empezar la verdadera labor analítica. Me confesó cómo él mismo se sentía así desconectado, como muerto, y pudimos elaborar sobre un objeto cadavérico, su abuelo, a quien quiso mucho y fue muy significativo en su infancia, con quien pasaba tardes enteras jugando cartas, parqués, rompecabezas y cuya muerte había sido muy difícil de superar, al punto en que estaba aletargado, opaco, semimuerto, como una forma de no separarse. Este paciente me producía sueño para no poder soñarlo, para ponerme como una muerta viva, aletargada, dormía mi función analítica. Cuando entendí la envergadura de la labor analítica, en su función terapéutica, bajó mucho mi furor curandis, pues, dada la magnitud del proceso y el conocimiento del compromiso que esto implica, me dí cuenta que esto a lo largo de nuestra vida no puede ser algo que hagamos con infinidad de personas, sino con unas cuantas, y que no siempre estamos en las mismas condiciones para establecer ese compromiso, que debemos ser muy conscientes de eso, cuidar de nuestro mundo interno, para evitar el burn-out. Lo que no implica, que renuncie a pensar que desde otras formas, no directamente la del campo de la terapia; el

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Psicoanálisis tiene mucho que seguir diciendo e impactando en la sociedad. Pero debemos salir del territorio del consultorio, de la comodidad de la relación bipersonal.

4. Sexualidad Es un tema tan amplio, y de tanta trascendencia en el campo psicoanalítico, talvez uno de los más polémicos y por el cual ha sido conocido, difundido y debatido el Psicoanálisis. De hecho, modificó a la sociedad del siglo XX, sacó a la luz pública un gran motor de la humanidad. Freud habló de la sexualidad infantil perverso-polimorfa, levantando con ello grandes ampollas y represiones. Enunció el Complejo de Edipo y, con ello, puso de manifiesto las tendencias filicidas y parricidas del Ser humano como especie, y del individuo en su lucha con ellas, en su proceso individual. Polemizó sobre el Tabú del incesto y de su rol fundamental en el desarrollo psicosexual. A través del estudio del desarrollo psicosexual entendimos mucho del desarrollo de la emocionalidad del individuo, de su capacidad de amor y de vinculación con otros También se enfocaron los temas de la masculinidad y de la feminidad. Mucho se le ha criticado a Freud su discurso sobre la sexualidad femenina, vista desde la masculinidad y el complejo de castración, pero, en todo caso, su mirada atrajo la atención sobre un tema que hoy en día ha tenido muchos y muy diversos desarrollos. Igualmente ha ocurrido con el tema de la homosexualidad. Insisto; es un campo tan amplio, que apenas se me ocurre enunciar, a manera de ‘titulares’, temas que darían para numerosas profundizaciones y debates. Si quisiera anotar algunas observaciones clínicas acerca de cómo están evolucionando estos tópicos en los jóvenes que hoy día in­­


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gresan a la sexualidad más tempranamente, están expuestos a la ‘escena primaria’ o sus equivalentes, también, más tempranamente. Han aumentado los embarazos en adolescentes, y la sociedad ha tenido que acomodarse a todos estos fenómenos. Pienso que, en una sociedad narcisista, como es nuestra sociedad occidental en la actualidad, con gran dificultad para establecer los límites de hasta dónde llega la individualidad, aquejada, en general, por una difusión de la identidad, se observa una gran preocupación por la corporalidad. Entendida y cosificada, hasta, en muchos momentos, generar sobre-identificación con la corporalidad: Soy mi cuerpo y, aunque eso es parcialmente cierto, la verdad es que el Ser es mucho más. Sin embargo, cuando los límites del self están diluidos, difuminados, retrotraerlos a los límites de la corporalidad da una sensación de tranquilidad y de confianza, y entonces vemos cómo aparecen, cada vez más, preocupaciones sobre esa corporalidad, en el sentido de cambiarla y de expresar, con ella y en ella, los aspectos de nuestro propio imaginario. No gratuitamente crece el uso de los tatuajes, en un sentido de tratarse a sí mismo como una obra de arte, como la propia creación. Aparece el uso cada vez mayor de la cirugía estética, para convertirse en lo que ‘realmente se es o se desearía ser’, y el sexo, que pasa, a su vez, a transformarse de un acto de vinculación en otro, en un acto de encuentro con uno mismo a través del otro, en cuanto es en el límite que

me pone el cuerpo del otro donde me encuentro con el mío, las sensaciones de dolor o de placer me devuelven a mis límites. Todos aquellos que hemos trabajado con jóvenes o con borderlines, hemos explorado estos significados dentro de sus procesos terapéuticos, por eso sabemos, que la labor analítica debe pensarse como un proceso amplio de restauración del self. Nos quedan muchos retos, pues esta labor es larga, de mucha tolerancia a la frustración, y en una cultura cada vez más fast, que exige resultados rápidos, contrarios a lo que observamos. Dada la magnitud de nuestro quehacer es fácil que perdamos, nosotros mismos, el interés y desdibujemos nuestra identidad. No nos es ajena la crisis del Psicoanálisis y de su enseñanza, pues cada vez hay menos candidatos dispuestos a invertir tanto tiempo, energía y dinero en una profesión imposible, como diría Freud, pero que, a mi juicio, está más viva que nunca, y debe mantenerse así, pues es de los pocos espacios que le quedan al Ser humano para pensarse a sí mismo, como individuo, como sociedad, como especie, para reflexionar sobre su futuro y sus derroteros. El Psicoanálisis trabaja en formularse esas preguntas y está en nuestra creatividad como Psicoanalistas que podamos seguirnos insertando en un mundo tan cambiante como el que nos ha tocado. Me parece muy útil que, para su congreso mundial, la IPA haya elegido estos temas teóricos, que ponen el dedo en la llaga de aspectos fundamentales de nuestra labor.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 97-106, 2011

LUCHANDO POR UN VÍNCULO Traumas Sutiles y Acumulativos Geny Talberg1

Sin embargo, cuando a pesar del sufrimiento, se murmura un deseo, basta que otro lo escuche para que la brasa vuelva a dar llama.

Boris Cyrulnik. El murmullo de los fantasmas (2003: 236)

Hace treinta años que existe el Curso de Observación de la Relación Madre-Bebé en el Instituto de la Sociedad Brasileña de Psicoanálisis de Río de Janeiro, iniciado por la Dra. Rosa Beatriz Pontes de Miranda Ferreira, quien estuvo bajo la supervisión de Esther Bick. Seguiremos la observación de una niña, desde su tercer día hasta hoy, cuando tiene seis años de edad. En el primer año la Observación se realizó semanalmente, durante una hora. La turbulencia con el nacimiento de un hijo es inevitable. El sentido que los padres atribuyen al beba tiene raíces en su propia historia e influenciará la forma como cada criatura es imaginada, concebida y acogida. Intentaremos acompañar, en las siguientes páginas, cómo esta familia lidió con esto. Partimos del vértice, no de las grandes experiencias traumáticas, sino de las marcas cotidianas de frustraciones repetidas que llevan a un efecto acumulativo traumático, según la definición de trauma de Masud khan. Embebidos en la atmósfera doméstica recibimos, como Observadores, el impacto de un complejo intercambio emocional. Sentimientos intensos son proyectados sobre el Observador

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Miembro Efectivo de la SBPRJ.

que, así como los cuidadores, debe ser capaz de ser continente de las angustias, y a la vez, poder pensar. La comunicación, delicada y sutil, entre el beba y sus cuidadores, ya en los primeros momentos de vida, es fascinante. Gestos, toques, suaves o no, intercambio de miradas amorosas o frialdad. Palabras, murmullos o silencio, es una conversación, un lenguaje que comunica, entre suspiros de cansancio, expresiones de alegría o tristeza. El Afecto es una necesidad tan vital que, si uno se ve privado de él, generalmente se enferma. Es fundamental que la madre y la beba puedan estar en resonancia afectiva sintónica. Es deseable, ante la fragilidad e inmadurez de la beba, que la madre sea capaz de ser tolerante a las frustraciones y ansiedades.

G y su familia Se trata de una madre de 29 años en su noveno mes de embarazo, profesora, quien, en ese momento, no quería tener un bebé, pues quería continuar sus estudios. Fue diagnosticada con una enfermedad cardiaca y, después de un desmayo, por consejo de su cardiólogo, queda encinta. El marido de 34, se alegra enormemente con la noticia. Nace una niňa grande y, según la Observadora, linda. Dice la madre, que no tuvo depresión ‘como muchas madres’, y que la beba es muy tranquila. Acepta la Observación, “pues me siento muy sola y sería bueno”. Los abuelos maternos viven cerca y todos los días ella y su beba están en la casa de aquellos. Dice que se


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lleva bien con sus padres y que su matrimonio es bueno. ¿De qué soledad estará hablando? Los abuelos, según la Observadora, son muy cariñosos y, hasta hoy, la abuela cuida mucho de su nieta. Desde recién nacida G, había un claro contraste entre el orgullo y amor del padre, la misma demostración de afecto por parte de la abuela y la falta de ‘Apego’ a la beba por parte de la madre. Madre y bebé vivieron 40 días en la casa de la abuela, “para ser alimentada según la tradición italiana”. Este alimento ritual, ofrecido por la abuela, ¿tendría un valor simbólico de algo bueno? ¿Serviría para aplacar ansiedades más profundas? Son muchas las preguntas que iré formulando a lo largo de este trabajo. Algunas señales me hicieron pensar en trazos depresivos de la madre. En casa, la Observadora fue recibida amablemente por la madre, pero sin entusiasmo, manteniendo siempre una aparente tranquilidad y la misma sonrisa. Su apariencia era descuidada, en su vestir, en su cabello y en la propia casa, pequeña y muchas veces llena de polvo. Fuesen días fríos o de mucho calor, la salita tenía siempre la ventana cerrada y la televisión encendida, en el mismo programa de culinaria o en cualquier charla sobre cualquier tema. La madre atendía a la bebita, pero poco la miraba. Algunas veces dormitaba, lo que se tornaba angustiante para la Observadora, quien se sentía impulsada a tomar en sus brazos a la niña. Veamos algunos trozos muy escogidos de las Observaciones:

a. 37 días La beba toma el biberón en la falda de su madre, lejos del cuerpo. La madre mira la televisión, como en todas las Observaciones durante el primer año. La nena intenta, con sus manos empuñadas, agarrar el biberón. Este gesto, que me parece un esfuerzo muy precoz,

se torna en un patrón. A medida que crezca, irá agarrando el biberón. Pienso, como hipótesis, en la Segunda Piel que propone Esther Bick (1968), una segunda piel, tanto para la madre como para la bebita: la madre que se “prende” al televisor y poco mira a la beba y la nena que, talvez, se mantiene cohesionada psíquicamente con sus enormes esfuerzos para atraer a la madre, usando su contención muscular que mantiene unidas las partes rudimentarias de su personalidad.

b. Dos meses 14 días El padre carga firmemente a la nena, luego la entrega a la madre. Ella la toma con desgano, parece poco hábil. Con una de las manos toma su cuello y con la otra la mantiene sobre sus piernitas. Éstas reposan flojas, los brazos caídos, su cuerpo acompañaba la curva de las piernas de la madre. Hacía frío. El padre trae dos cobertores, los pone en el piso y dice que la beba adora quedarse allí, y a él le encanta quedarse admirándola mientras se sienta a ver televisión. La madre comenta: “No es celosa, cuando las primas quieren llevar la beba a pasear, ella accede, es mejor así pues es mejor criar hijos sin que estén pegados a la madre.” La falta de Apego aparece aquí como el temor a estar pegada eternamente: ¿Dependencia emocional muy temida? ¿Y por qué? A los diez días se seca la leche, tiene los pezones agrietados y mucho dolor, y es evidente el alivio por el destete. Podemos preguntarnos: ¿qué vivencias tendría la madre de su propio nacimiento y destete? ¿Sentimientos de abandono? Habla del dolor físico, pero no habla de sufrimiento mental. No manifestaba sentimientos de placer o displacer. La niña, al contrario, en cada Observación estrenaba ropa y estaba muy arreglada. ¿Por qué el contrate, la división: madre descuidada/beba muy arreglada?


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La madre seguía cuidando la beba, y todos los días también la abuela. Había un momento en que la madre se animaba y hablaba mucho, cuando lo hacía de su trabajo como profesora. Entonces tenía más vitalidad, mayor tono emocional.

c. Tres meses y 17 días El padre trae la bebita en sus brazos, la sujeta de forma más encajada, firme y segura. No sabemos si por la presencia del padre, la madre, hablando del jugo que le va a preparar, se acerca a la beba más cariñosamente. Cuando deja de hablar, la beba empieza a agitar los bracitos y piernas y a hacer ‘hum’. Los padres se miran; G toma el jugo apretando la mamadera con las manos cerradas. Al terminar, comienza a llorar y la madre, en seguida, le pone la chupeta. Con la salida del padre, coloca a la niña en el piso y esta parece extrañar el cambio. Escupe la chupeta, y trata de meterse sus dedos en la boca, mientras la madre insiste con el chupo. Esta situación se mantiene hasta que, empujando los dedos con más fuerza, los chupa y parece insatisfecha. Es una lucha entre madre e hija. Aunque la primera no manifieste ninguna irritación evidente, insiste con la chupeta mientras la pequeña demuestra determinación por lo que quiere. La niña se atora y, finalmente, la madre la sujeta en los brazos dándole la chupeta. ¿La determinación de la beba por los deditos mostraría la compensación por la falta del pecho? El tomar la mamadera empezando a sujetarla con las manos cerradas ¿no será una exigencia de la propia niña, un comportamiento más precoz?

d. Cuatro meses Para esta época, la madre vuelve al trabajo, durante las mañanas. La nena queda en casa de la abuela, hasta la noche. En esta Observación,

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la beba está en el piso, duerme y la madre habla mucho sobre su faena. Timbra fuerte el teléfono, cerca de la beba, quien se asusta y llora. La madre atiende, es una amiga, hablan con entusiasmo. En este momento, no atiende a la criatura, sólo a distancia madre e hija se miran. Esta tiene las piernas flexionadas y mantiene los brazos junto a la cabeza. Respira hondo –parece un suspiro-. La Observadora nota que, dos veces, cuando la madre se ríe, alto, la beba sonríe. Cuando la madre termina, la niña vuelve a dormir. Parece muy tolerante hacia las frustraciones. ¿Corresponderá al bebé imaginado por la madre, sin caprichos y quietecito?

e. Cinco meses Ahora la beba está más despierta, activa y empieza a querer darse vuelta, lo que no le resulta fácil. Queda claro que quiere la atención de la madre y que le gustaría salir del piso. Cuando reclama mucho, la madre la pone sentada en el sofá, a su lado y, después, vuelve al piso. En un momento, trata de darse vuelta y consigue ponerse boca abajo y golpea su rostro en el piso. Llora, la madre la socorre y le da la chupeta. G intenta nuevamente y consigue quedarse boca abajo. La madre la ayuda a darse vuelta. La bebita repite el movimiento y ahora consigue darse vuelta pero aún con ayuda. Tiene un bichito de goma para morder y lloriquea cuando se le escapa. La madre, distraída, no ve cuando, al darse vuelta, se golpea la cabeza con el estante. La madre la toma en sus brazos, la coloca en su falda y la nena se calma. Logró la atención y los brazos de la madre. Demuestra tenacidad y, con esto, acercar a su madre.

f. Seis meses y ocho días Una sorpresa: ya no hay manta en el piso y la beba está en la falda de su madre. Según


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la Observadora, la madre aún la sujeta sin mucha habilidad. La nena está inquieta, como si quisiese pararse. La madre cuenta que el Pediatra dijo que no la dejase más acostada y, sí, en su falda; que tenía que aprender a afirmarse. Sin apoyo, su tronco se curvaba y era necesario fortalecerlo. Algo muy sutilmente comienza a transformarse. ¿El Pediatra habría tenido la sensibilidad de percibir que la niña precisaba de mayor contacto con la madre? El hecho es que no la remitió a un neurólogo ni al fisioterapeuta. ¿Es posible que, para esta madre, fuera el reconocimiento de que podría aproximarse a la beba, asegurarla más? ¿Tendría aún fantasías de que su leche no sería buena? Y la falta de tono emocional y de resonancia afectiva con la hija, ¿tendrían algo qué ver con el tono menos desarrollado de la beba? Se había establecido un vínculo, no sólo entre la beba y la Observadora, que se mantiene hasta hoy, sino entre madre y Observadora. Al llegar a casa, la madre ya la estaba esperando y, al terminar, preguntaba realmente sincera ¿ya se va? ¡Es temprano aún!

g. Seis meses y 14 días Una escena muy interesante. La beba está sentada en la poltrona y su cabecita está tumbada sobre su pecho. Madre y Observadora miran la tele y, de repente, se oye una risa de la beba que está mirando a la Observadora quien, sorprendida, le dice: “¡hola!” La Observadora desvía la mirada y ahora se oye como si fuese una carcajada, también dirigida a ella. La madre y la Observadora se sorprenden y la Observadora repite el “!hola!”. Entonces, el juego se repite: la nena inclinaba su cabecita, mirando a la Observadora y ésta también inclinaba su cabeza, la nena reía mucho. La madre pregunta: ¿Qué tienes hoy, G? Después de 40 min. se inquieta y se da vuelta hacia su madre, tocando su pecho con las manos. Lloriquea y la madre le dice:

¡Mira a M! De esta forma calla a la hija quien mira a la Observadora y ríe. ¿Qué significará para la niña el reír y el invitar a la Observadora a jugar? Sin duda, es un movimiento activo en busca de contacto. ¿Pero, qué pensaría? Siguen Observaciones en las que se evidencia que la niña está con su postura más firme. Durante varias Observaciones sigue con el juego de carcajear. La Observadora comenta que la madre, aún mirando la tele, sujeta a la hija en la falda o sentada en el sofá, y ahora, acompaña la mirada que la Observadora hace en dirección a la beba.

h. Siete meses La nena está ya más firme y juega con la madre a chocar cabezas, como había observado a su propia madre jugar con G Ríen ambas. La madre, talvez, estaba venciendo ansiedades encapsuladas, muy primitivas, que podrían estar en la raíz de su desapego hacia la bebita.

i. Después de los 10 meses Hay un significativo cambio en la relación de las dos. La madre charla más, juega con la nena y está con un aspecto más arreglado. En algún momento comenta que ella y su marido decidieron no tener otro hijo ya que esta resultó tan bien (¡!) La madre acerca el biberón y se lo da en su falda. Al terminar, la nena juega con el chupete del biberón y la madre entonces se lo quita. La beba hace un sonido: “rumm”. La Observadora recuerda algo que la abuela le contó: le había enseñado a enojarse con un perrito que ladraba haciéndole ¡rumm! La madre parece que ha ido encontrando una manera de acercarse a la beba a medida que fueron evidentes los progresos en su desarrollo, talvez se sentía tranquila de no haber dañado a su hijita, ni esta a ella. La nena, por su parte, parece tener en cuenta que puede demostrar su protesta.


LUCHANDO POR UN VÍNCULO. Traumas Sutiles y Acumulativos

j.

Un año y cinco meses

La madre está en el jardín, más arreglada. La beba recibe a la Observadora: ¡oiiii M. siéntate aquí! E inicia una curiosa actividad: convidaba a entrar a las personas conocidas que pasaban por la calle. ¡Entra aquí!, y tanto insiste que una señora conocida acepta. ¿Esaría la nena asumiendo un papel de adulto? ¿Sería una señal de la pseudo-madurez que Bick describió? Si la madre tiene dificultades con sus aspectos infantiles, ¿podría esto influenciar la precocidad de la hija?

Reflexiones Varias imágenes vienen a mi mente con estas Observaciones que, a falta de detalle por motivos de tiempo, darán una secuencia en la vida de esta bebita, su madre y su entorno: G es una niña que llegó gracias a una decisión basada en el temor por una enfermedad de la madre. Esto dejará, en la madre, pánico a vincularse, a estar íntimamente ligada a su hija. ¿La amenaza de muerte alcanzaría a su bebita también? Esto hará que la madre conserve una distancia emocional con su hijita, para, talvez, protegerla de sus partes dañadas o enfermas. El padre estuvo feliz por la llegada de su hija. Siempre fue muy cercano, cariñoso y con una actitud especial de cuidador. La madre aún no estaba preparada para un hijo, no había sintonía emocional para recibir a una nena, ni en su vida, ni en su mente. Ella estaba estudiando y quería seguir haciéndolo. Talvez, esto ayudó a crear un clima de desafecto en la madre, quien no quería, ni podía, mostrar sus emociones, lo cual marcaba sutilmente el desafecto hacia su nena, su casa, en fin, un estado que caracterizamos como depresión. Sus conflictos internos entraron en ebullición con la experiencia de la maternidad. Buscaba, más bien, encubrir este estado emocional

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mostrando siempre muy bien arreglada a su bebita, siempre estrenando ropa y accesorios. La lactancia se suspendió precozmente, la leche se secó y sus pezones se agrietaron. Me pregunto: ¿Qué sufrimiento mental le traerá amamantar a su hija? ¿Qué efecto tendrá este destete sobre el desarrollo psíquico de la nena? Este destete temprano estará poniendo en escena la necesidad que la madre tiene de mantener alejados sentimientos como el abandono, la soledad, la dependencia. Todo esto que ella denomina como “pegada”: “es mejor criar un hijo sin que esté pegado a la madre”. Curiosamente, tan pronto nace su hija se muda a casa de su madre, depende de que las alimente, a ella y a su nña. Las dos precisan estar verdaderamente nutridas, ya que ella no puede, cree que no tiene un pecho nutricio, pues sus pezones se agrietaron y su leche se secó. Había, en casa de los abuelos, una maternidad lista para acoger, en una envoltura psíquica, a madre e hija. A partir de los diez meses, la Observadora percibe, en la madre, una mayor facilidad para interactuar con la niña. Sin embargo, la distancia emocional permanecía, no había abrazos apretados ni juegos íntimos. En este tiempo la madre estaba ya trabajando y reanudar su vida laboral imprimió un cambio enorme en ella. Parecía revitalizada cuando hablaba de su trabajo, estaba alegre en su desempeño laboral, conectada con el mundo. Había una atmósfera diferente para esta mujer que no era solo madre, ahora trabajaba. Pienso que hubo para esta niña algunas figuras que ofrecieron continencia y calor afectivo, y, al mismo tiempo, la nena tenía una actitud especial de búsqueda de afecto y figuras que recibieran sus demandas. La Observadora, el padre, los abuelos y aún el pediatra, enmarcan estos personajes que dieron refugio y tono emocional a la capacidad de esta bebita para encontrar figuras de apego amorosas y continentes. La


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abuela describe a su hija como una bebita sin rabias, sin demandas excesivas, era una nena que aceptaba todo y no ponía problema. G no pone problemas, no muestra rabia, antes bien, parece ofrecer a la madre una capacidad de respuesta y acogimiento que ella no tiene. Talvez, una nena grande como dijo la madre a su nacimiento, era una nena con reservas físicas y psíquicas para interactuar con su madre y su entorno. Esos 3.900 gramos representarían, para la madre, su necesidad de fortaleza ante la tenacidad de construir un vínculo cuya contraparte era tan débil... ¡y débil de corazón! La Observadora termina sus Observaciones regulares y visita a la madre esporádicamente. Veamos sólo lo más relevante:

k. Cinco años Es el cumpleaños de G, M. lleva un regalo para la pequeña y un jarro de flores para la madre. La niña juega un poco con su regalo y luego se encanta con las flores. Abraza el jarrito, habla de las flores con su madre diciendo que le parecen lindas. En determinado momento la niña pregunta si la Observadora no quiere un café y ésta acepta. La madre continúa sentada y G va hasta la cocina pero no consigue abrir el termo y llama a la madre para que la ayude. Luego la niña trae el café… y está frío. La madre está más arreglada, más cuidada. Era una visita esperada, la Observadora la había anunciado, sin embargo, la madre permanecía pasiva y poco entusiasta, es la nena quien muestra entusiasmo por el regalo de la madre y por recibir cariñosamente a la Observadora. ¿Quiere darle algo, ella también, en retribución, talvez, de tanto que siente haber recibido de ella?

l. Seis años La Observadora, después de consultar con la madre, visita la escuela de G Cuando llega,

G la ve y corre a su encuentro abrazándola. La maestra cuenta que la niña es una criatura que no le da trabajo pues respeta las reglas de la escuela. Es muy participativa y hace observaciones, según la maestra, que son más maduras que las del resto de la clase. Dice que su conversación es un poco de adulta y que suele retar a los compañeros cuando hacen lío. La maestra dice que nunca conoció a la madre y que, en las fiestas de la escuela, la que viene es la abuela. Agrega que encuentra a G un poco tensa, muy preocupada por los otros. Por ejemplo, si el transporte no vino a buscar a una compañera, se preocupa. Repite que G tiene postura de adulto. Posteriormente, la Observadora visita la casa, estaba el padre, quien muestra los dibujos que la hija le regaló el día del padre. G no tuvo mucho espacio en esta visita. El padre habla bastante y, como siempre, la madre se mantiene reservada. Como hablan de la escuela, G reclama que va a haber una presentación de teatro y por qué la madre no va. Ella dice que tiene que trabajar. G protesta y dice que ella no va nunca. La madre dice que si la abuela va y le relata lo que pasó, ella se enterará de todo. La niña invita a la Observadora para que vaya, pero no resultaría pertinente asistir en lugar de su madre. La última visita de la Observadora, muy cercana a la anterior, no fue anunciada y la madre estaba sola en casa. Sorprendentemente, parecía otra persona. Amable, cariñosa, dedicada a atenderla, insistió para que volviera en otro momento, pues quería ofrecerle un café para disfrutar con la nena también. Estar sola con ella y no asistiendo a ‘Observar a la beba’ ¿tendría alguna influencia en la madre para sentirse cercana ella también a alguien, por ejemplo la profesional? ¿Ahora sí se sentía ella mirada y tenida en cuenta?


LUCHANDO POR UN VÍNCULO. Traumas Sutiles y Acumulativos

Algunos comentarios Creemos que la Observadora tuvo una función de continente para esta madre, ayudándola a encarar su desánimo o depresión al tener un bebé. Recibió las proyecciones de la madre, distante afectivamente de su bebita y de ella misma, el miedo a la muerte, su sueño a veces contagioso. ¿Aportaría esta experiencia algún significado a la construcción de su identidad como madre? Fue también continente para la nena, quien encontró acogimiento para su despertar, sus sonrisas y sus risas. Cuestiones muy importantes tendría esta madre para elaborar con relación a los vínculos, ¿posibles miedos de estar aprisionada emocionalmente? Recordemos que dijo que no se debería criar un hijo pegado a su madre. Su madre, la abuela, con tantos límites para ella, según cuenta a la Observadora, y ahora sin límites para G ¿Cómo habrá sido su historia y cómo será G de adulta? Pienso que la abuela tuvo una importante función en la tarea de cuidar a la nieta. La Observadora jamás la vio intrusiva o deshaciendo lo que la madre hacía. El padre era quien cuidaba de algunos aspectos de la niña, como ver que se lavara bien los dientes y, con orgullo, decía que su hija no tenía caries. Él, con su temperamento más alegre y amando a su hija, ciertamente fue también importante como “tutor” de su resiliencia2. Sabemos que las experiencias emocionales pueden generar inhibiciones en el desarrollo. ¿Podremos hablar de patrones, de Trauma Acumulativo? Es importante recordar que no existe ocurrencia aislada. ¿Cuál es la historia de cada persona? Lo que es traumático para uno no lo es para otro. Hay criaturas que se agarran a la vida y aprovechan pequeños instantes

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de atención, pequeños gestos, miradas, y en un mundo de carencia afectiva, hacen de eso ocurrencias mayores. ¿Qué condiciones internas permiten esto? Creo que el Psicoanálisis podrá traer un poco de luz sobre esto y reconciliar a las personas con su propia vida. Otras veces esto no es posible y, aún en tratamiento, encontramos personas irreconciliables con su historia y viviendo infelices, sintiéndose eternas víctimas. Algunas criaturas privadas de afectos construyen su identidad alrededor de pequeños momentos de ternura, cuando se sintieron amados, pudiendo transformarse en adultos resilientes, que pueden decir, por ejemplo “Yo tuve muchas oportunidades en la vida” (B. Cyrulnik, 2003). Otros, apenas consiguen un modo muy superficial de amar y viven resentidos, deprimidos o aún melancólicos. Muchas veces se trata de personas que construyeron su vida con éxito social, que tienen familia pero, al envejecer y tener que jubilarse, se deprimen profundamente, y es entonces cuando aparecen las carencias de antaño, como el vacío de la pérdida de la madre cuando era beba. Pérdida real o afectiva.

Algunos conceptos teóricos El concepto de Trauma comenzó a adquirir relevancia después de los horrores de la guerra de 1914. Freud, en su extraordinario trabajo Más allá del principio del placer, de 1920, desarrolla la idea de un escudo protector. Explica que el córtex sensible, más tarde, se transformará en el sistema Cs. y recibirá estímulos también del interior. Este escudo es menos eficiente en la defensa contra los estímulos internos, y una de las formas que el organismo usa como protección contra el displacer provocado por

Resiliencia es un proceso que permite retomar un tipo de desarrollo a pesar de vivir una situación traumática o en circunstancias adversas. Boris Cyrulnik (pág. 239).


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los estímulos internos es proyectarlos hacia el exterior y tratarlos como si actuasen, no desde dentro sino desde fuera, y así coloca un “escudo protector” como medio de defensa. También Freud, en Inhibición, síntoma y angustia (1926), postula que ciertas ocurrencias específicas del desarrollo son capaces de precipitar situaciones traumáticas: nacimiento, angustia de separación, angustia de castración, pérdida del amor de los objetos, pérdida de amor del superyó. Estas situaciones despiertan una ansiedad automática, cuya esencia es una experiencia de desamparo por parte del Yo como consecuencia de una situación interna o externa. Ferenczi, en 19323 escribió un importante trabajo, Confusión de lenguas entre adultos y niños. Atribuye un papel determinante a los objetos externos en la estructuración del aparato psíquico. Enfatiza cómo la realidad psíquica del otro puede generar traumas cuando mantiene el poder de imponer sus propios significados, no solamente en el evento traumático, sino en la vida entera del sujeto. Para Ferenczi, Trauma es la expresión de un disturbio en la comunicación entre el niño y el adulto, esto es la ‘confusión de lenguas’. Para el autor, la experiencia traumática, cuando genera una tendencia a la fragmentación, produce enseguida, como defensa, congelamientos y rigidez psíquica, estados de petrificación muy cercanos a la muerte, defensas esquizoides. Cuando el adulto puede asumir y acoger el sufrimiento del niño, el trauma puede ser, por lo menos parcialmente, aliviado. En caso contrario, cuando el adulto desmiente el sufrimiento y descalifica el dolor, cuando hay ausencia de esperanza de cualquier ayuda exterior, se crea una cierta

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precocidad disociada, una pseudomadurez hecha a costa de clivajes y disociaciones. Se crea una dilacerante duplicidad: una parte dolorida y atemorizada –lo infantil traumatizado—es dominada por otra pseudomadura, y esta parte tiene un recurso extremadamente eficaz y cruel: la identificación con el agresor. El individuo queda dividido entre la víctima y el verdugo. Masud Khan (1963) nos habla del Trauma acumulativo. Dice que resulta de las grietas observadas en el desempeño de la madre como escudo protector, durante todo el curso del desarrollo del niño hasta la adolescencia. Esto es, en todas las áreas de experiencia, donde el bebé necesita de la madre como un Yo auxiliar para sostener sus funciones aún inmaduras e inestables del suyo propio. Dice “quiero enfatizar que lo que estoy describiendo como grietas en el papel de la madre como escudo protector, es cualitativa y cuantitativamente diferente de aquellas violentas intromisiones hechas por la declarada psicopatología de la madre”. En su opinión las grietas no son exclusivamente traumáticas “sería más exacto decir que las grietas, repetidas con el correr del tiempo, entretejidas en el proceso del desarrollo, se acumulan de forma silenciosa e invisible. De ahí la dificultad de detectarlas clínicamente en la infancia” (1963: 57). Según este autor, solamente adquieren valor de trauma acumulativa y retrospectivamente. “Para un crecimiento sano, el niño necesita de un mínimo de estabilidad y coherencia afectiva, para desarrollar confianza en sus objetos internos y aprender a pensar” (Ibíd.). Solamente cuando los fracasos de la madre como escudo protector fueron importantes y frecuentes; cuando tuvieron el ritmo de un patrón; y cuando generaron invasiones en la

Conferencia pronunciada en el XII Congreso Internacional de Psicoanálisis en Wiesbaden, en septiembre de 1932. El título original era: Las pasiones de los adultos y su influencia sobre el desarrollo del carácter y de la sexualidad del niño. (N. de la Editora).


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integración psique/soma del niño, invasiones que ella no tenía cómo eliminar, solamente entonces estos fracasos fijan un núcleo de reacciones patógenas. Las ideas de Bion nos parecen particularmente valiosas para este paper, especialmente sus conjeturas al respecto de la vida prenatal y la importancia de la relación madre-bebé en la formación del psiquismo. Rêverie fue un término adoptado por Bion (1926) para referirse a un estado de la mente que el bebé exige de la madre. La mente de ella necesita estar en un estado de receptividad para recibir los sentimientos del niño y darles significado. En trabajos posteriores (1959, 1962) desarrolló la teoría del continente-contenido, refiriéndose a la comunicación entre el hijo y su madre, comunicación en la que, a través de las identificaciones proyectivas normales (realista), ella siente las aflicciones que el bebé necesita transmitirle. Una madre razonablemente sensible, en aquel momento, hace un trabajo mental dentro de sí misma y puede, entonces, decidir lo que es mejor para el hjo: conversar, tomarlo en brazos, etc. Con las experiencias repetidas y acumuladas a lo largo de un buen y comprensivo acompañamiento, el bebé desarrolla, dentro de sí, un objeto interno que posee la capacidad de comprender sus experiencias. Desarrollará, según todo lo hace creer, un objeto interno tolerante a las frustraciones y, por lo tanto, capaz de esperar y pensar. Evidentemente, ocurren muchos desencuentros que impiden que esta situación ocurra, como pérdidas, enfermedades, depresión o trabajo de la madre, en fin, ausencia física o mental. También el niño, por características propias, puede ser un bebé muy impaciente, y esto podrá llevar al desencuentro, si la madre también lo es impaciente y no aguanta sus demandas. Pienso que, algunas veces, es más fácil, como defensa, decir que los bebés no sienten dolor,

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que lloran por consentidos y que, los niños, no tienen que querer ni opinar. Es común que los adultos no se den cuenta de que es una persona que es, precisa serlo, diferente de ellos. Esto es asustador, porque, emocionalmente, es muy difícil encarar la singularidad de cada hijo, y el deseo de imponer el ritmo puede ser muy intenso, para algunos padres. Esther Bick (1968) postula su importante concepto de Segunda piel, que podría ayudarnos a entender el estado mental de G y su madre. Bick alude a las partes de la personalidad que, sin fuerzas para mantenerse cohesionadas, necesitan de un objeto externo capaz de cumplir esta función de piel primaria. La identificación con esta función del objeto, que sustituye el estado no integrado, da origen a la fantasía de los espacios internos y externos. Las disociaciones primitivas y la idealización del self y del objeto en la descripción Kleiniana serán posibles a partir de allí. Solamente cuando la función continente sea introyectada es que la noción de un espacio interno puede surgir. La identificación adhesiva es anterior a los procesos de proyección e introyección. Hay una diferencia entre la experiencia pasiva de no integración, como experiencia pasiva de total desamparo, y la desintegración defensiva, que se dará a través de los procesos de escisión, como operación defensiva activa al servicio del desarrollo. En el primer caso observamos las ansiedades catastróficas. La necesidad, en el estado infantil no integrado, de un objeto continente parece generar una búsqueda frenética de un objeto –una luz, una voz, un olor u otro objeto sensual-- que pueda captar la atención y de esta forma ser vivenciado, por lo menos momentáneamente, como un objeto que mantiene unidas las partes de la personalidad. {El bebé buscará algún equivalente psíquico de la piel física que envuelva su cuerpo, en el esfuerzo por crear, para sí mismo, un sentido de que las partes


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rudimentarias de su personalidad pueden, de alguna manera, mantenerse unidas}. El continente equivalente a esa piel primaria sería la formación de esta segunda piel. Boris Cyrulnik (2003) nos habla de Resiliencia. La recuperación del individuo enfermo, la retoma de su evolución psíquica, requiere de ella. Dice: observando un bebé y mirando cómo descubre su mundo y lo explora, podremos

comprender la “magnifica resiliencia natural que todo niño sano implementa ante los imprevistos que, inevitablemente, encuenntra a lo largo de su desarrollo” […] “En el curso de sus interacciones precoces quedó impregnada su memoria con el sentimiento e haber sido, cuando muy pequeño, socorrido en sus dificultades. La esperanza crea una capacidad para soñar el futuro”.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 107-113, 2011

A PROPÓSITO DEL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN* Eduardo Angarita R.**

El mito representa un instrumento científico primitivo para registrar el material analítico.

W. R. Bion (1963).

RESUMEN Se busca describir el mito personal de un paciente, a partir del material clínico, el cual se explica con referencia al Mito de la caverna de Platón. El autor cree que se debe considerar a este mito platónico como otro componente, adicional al de Edipo, del contenido de la mente, que le permitirá al analista lograr percibir los problemas que pertenecen al aparato primitivo del bagaje de aprendizaje de un individuo, en los estadios primitivos del desarrollo.

Palabras claves: Mito personal, Mito de la caverna, de Platón, contenidos de la mente, estadios primitivos.

I Es un día cualquiera de una semana analítica. Me encuentro en análisis con un paciente joven, de 22 años, a quien veo desde hace dos años. Este día, me cuenta que se ha tomado una foto con el Sol a sus espaldas y con el reflejo de su sombra en una pared. Esto, tanto al paciente como a mí, nos hizo pensar en la historia del Mito de la caverna de Platón. Empecé a creer que el paciente me estaba enunciando, como diría Bion, su mito personal. Este mito iba a ser necesario para concebir la posibilidad de la construcción de un modelo de este analizando.

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Con respecto a este mito, al paciente le llamó mucho la atención algo que había leído: “Ellos creen que su sombra es la realidad”. Inmediatamente se pregunta si será así; luego dice: “¿Será que usted es el Sol que está detrás de mí?” El inicio de la sesión había girado alrededor del funcionamiento mental del paciente, especialmente en lo que tiene que ver con la sensación de no-integración y, específicamente, de cómo llega a sentir su cuerpo como ajeno a su mente. El cuerpo es, para este paciente, el Otro, el que lo coloca en problemas, el que se enferma, el que es promiscuo. Luego, habla de la insoportable levedad del Ser, de la rabia que sentiría si Dios le diera para comer. “No se lo recibiría, lo vomitaría”, afirma, con mucha imponencia. Fue curioso observar cómo el paciente asoció lo de si yo seré el Sol a sus espaldas, después de que se había hecho alusión a lo que tiene que ver con la alianza terapéutica.

II Para Bion (1963) los mitos le ayudan al Psicoanalista, si se toman como un enunciado sucinto de las teorías psicoanalíticas que le permite percibir el crecimiento y alcanzar interpretaciones que iluminen aspectos de los problemas del paciente que pertenecen a dicho crecimiento.

Trabajo presentado en el XXV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis en Guadalajara, México. Septiembre de 2004. Médico Psiquiatra y Psicoanalista. eduardoangarita677@hotmail.com


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III El mito de la caverna es descrito de una manera muy gráfica por Gaarder: Imagínate unas personas que habitan una caverna subterránea. Están sentadas de espaldas a la entrada, atadas de pies y manos, de modo que sólo pueden mirar hacia la pared de la caverna. Detrás de ellas hay un muro muy alto, y por detrás del muro caminan unos seres que se asemejan a las personas. Levantan diversas figuras por encima del borde del muro. Detrás de estas figuras, arde una hoguera, por lo que se dibujan sombras llameantes contra la pared de la caverna. Lo único que pueden ver esos moradores de la caverna es, por tanto, ese ‘teatro de sombras’. Han estado sentados en la misma postura desde que nacieron, y creen, por ello, que las sombras son lo único que existe. Imagínate ahora que uno de los habitantes de la caverna empieza a preguntarse de dónde vienen todas esas sombras de la pared de la caverna y, al final, consigue soltarse. ¿Qué crees que sucede cuando se vuelve hacia las figuras que son sostenidas detrás del muro? Evidentemente, lo primero que ocurrirá es que la fuerte luz le cegará. También le cegarán las figuras nítidas, ya que, hasta ese momento, sólo había visto las sombras de las mismas. Si consiguiera atravesar el muro y el fuego, y salir a la naturaleza, fuera de la caverna, la luz le cegaría aún más. Pero, después, de haberse restregado

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los ojos, se habrían dado cuenta de la belleza de todo. Por primera vez, vería colores y siluetas nítidas. Vería verdaderos animales y flores, de los que las figuras de las cavernas eran malas copias. Pero, también entonces, se preguntaría, así mismo, de dónde vienen todos los animales y las flores. Entonces vería el Sol en el cielo, y comprendería que es el Sol el que da vida a todas las flores y animales de la naturaleza, de la misma manera que podía ver las sombras en la caverna gracias a la hoguera. Ahora, el feliz morador de la caverna podría haberse ido corriendo a la naturaleza, celebrando su libertad recién conquistada. Pero se acuerda de los que quedan abajo en la caverna. Por eso vuelve a bajar. De nuevo abajo intenta convencer a los demás moradores de la caverna de que las imágenes de la pared son sólo copias centellantes de las cosas reales. Pero nadie le cree. Señalan a la pared de la caverna, diciendo que lo que allí ven es todo lo que hay. Al final lo matan. (Gaarder, 1994:108-109)1.

IV Es el último día de otra semana analítica. El paciente habla de cómo, para él, fue muy fuerte haber pensado en lo de la caverna de Platón, y agrega: Me quedé pensando sí yo terminaba siendo la sombra de su luz. Eso lo puedo discutir mucho, y si yo lo he utilizado a usted, y pretendiendo que la sombra es

http://www.youtube.com/watch?v=nxVwsKNv08Q; http://www.youtube.com/watch?v=JWoIfttTUVg&NR=1


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lo real. Parece que para Platón, no. ¡Pero en los tiempos de hoy esas sombras son reales, ¡qué tal que no! Es como el mecanismo de proyectar cine.

moviera. Luego, aparecía una paloma, que más bien parecía un cuervo. Dicen que, cuando aparece un pájaro en una ventana es preludio de muerte.

Luego, se pregunta si será un fracaso que esté fantaseando o delirando con eso. En este momento, le interpreto que al sentir él que puede ser la sombra mía, sería igual a decir que los dos somos idénticos. Responde: “sí, aunque si de pronto me voy por el lado místico, al ser usted el Sol y yo la sombra, se explicaría mucho lo de este tratamiento.” “¿En qué se explicaría?”, le pregunto. “En el complemento”, responde, “en el Yin y Yang.”2 Le digo: “Es decir, que estaríamos pegados, adheridos, el uno al otro.”

En este instante, siento que el paciente quiere ver otro espacio, lo exterior. Es indudable que, en este momento, no puede hacer uso de la identificación proyectiva; sólo, por ahora, mira hacia fuera, pero con mucho temor. Por lo tanto, le digo que, tal vez, al despegarse de mí, lo mismo que de otras personas, el salir al mundo exterior, sea para él el equivalente a morir. Eso suena bastante fuerte, responde de manera inmediata. “Lo podría negar”. Sigue, “pero tengo que ponerle atención a eso, no vivirlo con orgullo; aunque despegarse de una persona significa más bien vivir. Eso lo veo ahora de una manera racional.” Luego, se pregunta que sí será que está pensando eso, que se muere si se despega, o que se ha pegado.

V Esta interpretación busca mostrar el funcionamiento narcisista del paciente en relación con el analista. Meltzer (1975a) basándose en el trabajo de Bick (1968), describió un segundo mecanismo de identificación narcisista, la identificación adhesiva, para definir una forma de identificación más primitiva que la introyectiva o la proyectiva, y mostró su relación con la bidimensionalidad. En ella, (Meltzer, 1975) existe una carencia de espacio interno dentro de la mente; es por eso que los objetos se perciben como inseparables de las cualidades sensuales que se pueden captar en la superficie. El paciente continúa diciendo: Es que de la luz del Sol, a la sombra, hay muchos pasos... el domingo miraba por la ventana de mi habitación las antenas de la televisión, los techos de las otras casas, el cielo, como si nada se

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VI Me parece que por ahora el mirar por la ventana sólo le sirve para copiar, imitar. Los procesos de identificación no funcionan muy bien, no puede usar la introyección (Bick, 1968). Tampoco puede todavía aprender de la experiencia. Existe en este paciente una gran intolerancia a la separación, necesita superficies contra las cuales pueda pegarse, pueda sentir, oler, tocar y que le proporcionen una sensación de sensualidad. Necesita apoyarse en el analista.

VII Pensando en la bidimensionalidad y adhesividad en que se encuentra este paciente,

Yang, el ligero, activo principio masculino y Yin, el oscuro, pasivo y femenino en su interacción son la base y constitución de todo el mundo de las formas (Campbell, 1949).


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donde el tiempo para él es circular, lo que le dificulta percibir cambios perdurables, atino a decirle que la sombra va a donde va el Otro; si el Otro no existe, la sombra tampoco. A eso responde que, desde este año, le ha caído tan bien el Sol, y que le gusta cuando hace bastante Sol. Y si no hubiera luz, tampoco habría sombra, termina diciendo. Ahora, toma un corto espacio para pensar, y dice: “Creo que es necesario que aparezca la luz para hacer conciencia de la sombra.” Luego, afirma, con cierta desilusión: “Y es que estar pegado a alguien no es una relación. Es como cuando uno tiene a alguien cerca de los ojos, pero no lo puede ver. Es como estar pegado al muro, con esa obsesión de subir, subir, subir, sin caerse.” Aquí pienso que uno, como analista, debe ser también un muro que el paciente pueda escalar para contactarse con los pechos-mente, y así logre salir de sus sombras.

VIII Una de las actividades recientes del paciente había sido la de escalar en un muro. En este momento, recuerda algo de otra sesión: algunas veces hablamos del muro con pechos, y es que las presas parecen pezones. Luego, como si cambiara a otro tema, me cuenta que en el día de ayer se encontró con una amiga que hace años no veía. Recuerda que, la primera vez que se acostó con esta amiga, ella le decía que parecía una mujer. Entonces, sigue, “ayer nos desnudamos, nos tocamos, no hubo penetración ¡y estuve tan excitado! Ella tiene una manera de tocar especial, utiliza toda la piel.” Le interpreto que fue un instante en el cual estuvo pegado a esta amiga, como quiere estarlo conmigo. Respon-

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de: “sí, era eso precisamente.” Yo agrego: “Y si estamos pegados no habría sombra de ninguno de los dos, seríamos uno Solo.”3

IX Me parece que ahora la transferencia predominante es con la madre, y con mi parte femenina. Yo soy el Yin, ¿él será el Yang? El problema es que el self de este paciente, que está viviendo en un mundo bidimensional, no puede introyectar objetos, y la memoria y el deseo están disminuidos. El paciente continúa: “... y fue muy raro. Al final del semestre tocó hacer una torre de Babel, y ayer le mostré mi trabajo a ella (la amiga) y fue el que más le gustó. El 90% de los palos de esta estructura son retorcidos, doblados, orgánicos.” De esta torre describe su forma, su contextura, pero no tiene internamente ninguna base para establecer su propia evaluación personal en términos significativos. En ese instante, recuerdo el temor del paciente a la castración del penepecho, su temor reciente a tener su pene dentro de la mujer. No logra introyectar ni proyectar, no puede distinguir realmente entre estar adentro y estar afuera. No puede conceptuar o experimentar un espacio que sea cerrado. No puede recordar qué sueña, no hay espacio. Sigue el paciente: “... pero, la sombra, la sombra…; me pongo a pensar, una sombra ¿soy yo? No me puedo conformar con eso, ojalá pudiera mirarme desde la sombra, como tener esa doble visión, como que la sombra pueda ver su origen.”

X Este material me hace pensar en la visión binocular de Bion, en la barrera de contacto,

Aquí es importante aclarar que este paciente ha querido imitar mi conducta, lo que se manifiesta al adoptar actitudes “analíticas” en las charlas que tiene con sus amigos. (Nota del Autor).


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en lo consciente e inconsciente, de estar dormido o estar despierto, de tener la noción de pasado y de futuro. Le interpreto que él quisiera poder estar despegado y así lograr mirar a la madre, a sus pechos, a sus pezones, pero le da temor hacerlo. Dice: “Me imagino que uno no ve nada. Aunque tengo la imagen de que el bebé ve los ojos de la mamá.” Después de un silencio, como adoptando una actitud filosófica se anima a decir: “Hay muchas cosas que se quieren esconder, sería bueno desarrollar esa capacidad de ver en la oscuridad.” A continuación, se pregunta sí será que el Psicoanálisis, por estar en occidente, tiene ese problema: a iluminar por observar. “Temes que yo te enceguezca”, le anoto. El: “Sí, como usted me dijo ayer. Anoche soñé, pero no sé qué. Paré de soñar con esto del hombre y la mujer, del género, de la identidad.” Hay otro silencio, algo largo, yo prefiero esperar. Al rato dice: “Me estoy imaginando a mi papá, se me vino a la mente el rostro de él.” Enseguida, con gran inquietud, afirma: “Terrible que yo fuera la sombra de mis papás. Que no pase lo de ¿Rita fue al supermercado? (una película), que decía que para qué tanto Psicoanálisis, si termina siendo como la mamá.”

XI La pérdida de la madre se vive como la pérdida de una parte de su cuerpo, y no como la pérdida de la madre y su pecho (Tustin, 1987). No existe la percatación de que se está corporalmente separado del objeto. Es por eso que, para este momento, el ambiente emocional de la sesión está muy cargado de temor, misterio y desesperanza. Al respecto, el paciente comunica lo siguiente: Siento que estoy metido en un terreno bastante misterioso, en una película de horror, con ganas de ir despacio, como

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de no saber qué estoy buscando. Es que, el decir que vengo a conocerme tiene un significado tan religioso, tan estéril... necesito sentir un despegue, aunque se supone que yo soy el que se aburre de las personas, el que las despega. En mi contratransferencia siento que busca una salida, tal vez pensar en otro espacio. Recuerdo lo que me decía que veía por la ventana y, entonces, le digo: “Y lo que alcancemos a observar por esa ventana es ese mundo que está afuera, al que no estás pegado.” Responde: “Y cuando vi eso por la ventana yo creí que me iba a morir, no podía soportar esa visión. Sentía que esa paloma estaba esperando a llevarme. Quería leer Fausto, el Cuervo de Poe. Me sentía como si yo hubiera hecho todo lo que hizo Fausto.”

XII Este paciente, desde muy pequeño, tuvo problemas con su piel. Presentó un acné� muy rebelde. Ahora, cuida mucho de ella, y con frecuencia se aplica una base en el rostro. Sin embargo, no se siente adecuadamente sostenido por una piel. Una forma de mantenerse unido es intelectualmente, con su pensamiento inteligente, para así superar esos estados de angustia. Otras veces se ‘pega’ a su walkman para que la música lo ‘envuelva’. Es un fanático de Pink Floyd y, en especial, de la canción The Wall.

XIII Pienso que estoy presenciando lo que pueden ser las ansiedades catastróficas de este paciente, su falta de integración, la parte psicótica de su personalidad, la cual habla ahora así: él (Fausto), pero en el alma... es el mismo, de sentir la sangre pesada. “Siento que estoy


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siendo demasiado pesado para el diván, como si me fuera a tragar. Quisiera ser una alfombra que vuela.” Ahora, su respiración empieza a ser muy agitada. En este momento se me ocurre decirle lo siguiente: “Temes que yo no te pueda tener en mis brazos, cerca de mi cara, de mis ojos, y te deje caer.”

XIV La respiración es más agitada. Al rato, dice: “Últimamente siento que el cuerpo se me está agrandando, que está pesado.” Prontamente, con mucha angustia, expresa: “Pero ¿yo qué hago? Qué hago con estas ganas de ser una araña, de tener pegante para hacer una telaraña, de ser un (papel) contac, de andar como una araña por su cuerpo.” Le complemento: “Tocándome, explorándome, oliéndome.” Se queda en silencio, y luego expresa que en el muro él también se vuelve una araña. Es como jugar a eso, termina diciendo. Le interpreto que sobre todo él quisiera pegarse a mis pezones. Responde inmediatamente: “Y, de hecho, es así; y de pensar que usted siente mucho placer que yo haga eso, como las mamás. Ayer me sentía como encantando serpientes, y buscando que usted también tenga su éxtasis.” Aquí está la arrolladora posesión y seducción de este paciente y la exigencia sensual que hace del objeto materno-analista. Él no quiere el pecho-pezón para nutrirse, sino para sostenerse, pegarse, a través de la sensación sensual que pueda obtener.

XV Muchas veces, hay sesiones en las cuales a uno, como analista, se le pueden ocurrir dos

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y hasta tres interpretaciones para formularle al paciente. Esta era una de ellas. Yo, en este momento, me sentía en una situación difícil, no tenía muy claro cuál interpretación sería la más pertinente. Pensaba en si la que le hice de pegarse a mis pezones lo habrá asustado. Pienso en si hay una atmósfera de seducción por parte del paciente hacía mí, o que mi interpretación la haya tomado de esa manera. Decido decirle: “Es decir, que sintamos lo mismo, y si sentimos lo mismo no somos diferentes.” Inmediatamente, expresa: “Es que esto tan mítico, de pareja, de las relaciones, de sentir lo mismo. Eso es muy bonito en la poesía, en las tarjetas... lo mismo que terrible.” Luego, observa las persianas de la ventana de mi consultorio, que son verticales, y dice: “Estas persianas parecen piernas de mujer.” Le interpreto que él necesita estar seguro de si yo seré una mujer. El paciente: “A mí me parece que usted no tiene mucho género, que a usted no lo percibo con un género definido... ¡Oh, sí, creo que es hombre!”

XVI Bueno, creo que el material clínico es suficiente4. Volvamos al mito. Bion (1963) ha considerado que el valor del mito radica en que es un instrumento que posibilita encontrar los hechos. Por eso pienso que el Mito de la caverna de Platón provee un modelo para la representación de la identificación narcisista, en especial de la identificación adhesiva. Asimismo, considero que el empleo psicoanalítico de este mito ayuda a la comprensión de mecanismos y emociones muy primitivas, como la segmentación o desmantelamiento y los estados de ausencia de integración, de aflicción, de pánico, de ira y de rivalidad depredadora, respectivamente (Meltzer, 1975a).

Este material se volverá a retomar en un próximo trabajo titulado La cápsula de vacío.


A PROPÓSITO DEL MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN

XVII En el Mito de Platón, se pueden aislar varios elementos y desastres. Entre los elementos están: a) la advertencia, desde el nacimiento, de no poderse mover, de modo de que sólo se pueda ver hacia un solo lugar; b) el pronunciamiento de que quien se desate de los pies y de las manos morirá; c) el enigma de qué serán esas sombras, con la consecuente curiosidad e indagación; d) la posición arrogante, omnipotente y omnisciente de los que se quedaron en la caverna. Para ellos, las sombras son lo único que existe. El desastre principal es el asesinato de la persona que quiso conocer algo diferente, del que se hizo preguntas y se animó a comprender la naturaleza de las sombras en la caverna. El otro, es la obstinación de los que decidieron quedarse y seguir creyendo que las sombras eran lo real.

XVIII En el escenario de la caverna, que se convierte en un refugio autista, el sujeto establece, con las sombras, un uso autista de los objetos (Tustin, 1987), sin la posibilidad de elaborar vínculos genuinos. Entre las sombras y el que las observa devienen, cada uno, el éxtasis del Otro. La sombra sería la madre que, junto con su hijo, se convierten en objetos autistas el uno para el otro.

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un éxtasis casi constante. Las sombras son un inductor de trance que distrae la atención del inefable dolor que el mundo exterior inflige. Es por eso que salir de la caverna implicaría, también, actividades simbólicas, tales como fantasías conscientes, recuerdos y pensamientos.

XX Por tanto, propongo considerar al Mito de la caverna como otro componente, como lo es también el mito de Edipo, del contenido de la mente, que brinda al analista la oportunidad de percibir (y diferenciar) los problemas que pertenecen al aparato primitivo del bagaje de aprendizaje de un individuo en los estadios primitivos del desarrollo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BICK, S. (1968). La experiencia de la piel en las relaciones de objeto tempranas. Revista de Psicoanálisis, vol. 27, 1970. BION, W. (1963). Elementos de Psicoanálisis. Buenos Aires: Hormé, 1988. CAMPBELL, J. (1949). El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1997. GAARDER, J. (1994). El mundo de Sofía. Santafé de Bogotá. Editorial Norma, 1995. MELTZER, D. (1975). Bidimensionalidad. En Exploraciones en autismo. Buenos Aires: Paidós, 1979.

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_____ (1975a). Identificación narcisista. En Exploraciones en autismo. Buenos Aires: Paidós, 1979.

La caverna es el ‘pecho autista’ que provoca al que está en ella, y en relación con su cuerpo,

TUSTIN, F. (1987). Objetos autistas. En Barreras autistas en pacientes neuróticos. Buenos Aires: Amorrortu editores, 1989.



rese単as



PSICOANÁLISIS XXIII (2); 115, 2011

DIVULGACIÓN Con la presentación de la película ¿Quién le teme a Virginia Woolf? del Director MIKE NICHOLS, el 26 de Noviembre de 2011 se inauguró CINE Y PSICOANÁLISIS, dentro de las actividades de divulgación del Pensamiento Psicoanalítico de la Asociación Psicoanalítica Colombiana dirigido, tanto a la Comunidad interesada en el Psicoanálisis como para aquellos que quieran conocer los aportes de nuestra disciplina al conocimiento de las emociones humanas. El Dr. Danilo Díaz Granados y la Dra. Luz Stella Núñez fueron los comentaristas. Adicionalmente, la Asociación participa como invitada en el Cineforo que convoca el Instituto Colombiano del Sistema Nervioso, en el espacio docente para los residentes de psiquiatría de la Clínica Montserrat. Presentamos, a continuación, el análisis y los comentarios de las películas El Cisne Negro a cargo del Dr. Fabio Eslava Cerón y Closer a cargo de la Dra. Luz Stella Núñez Sánchez.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 116-121, 2011

COMENTARIO DE LA PELÍCULA CLOSER (Cegados por el Deseo) Luz Stella Núñez Sánchez1

1. CARACTERÍSTICAS FILMOGRÁFICAS Mike Nichols, director alemán con residencia en E.U., presenta, tanto en este film, Closer (2004), como en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, y en Conocimiento carnal, aspectos psicológicos conflictivos de las relaciones de pareja. Escrita inicialmente como pieza teatral en Londres, por el guionista Patrick Marber, esta obra, por solicitud de Nichols, se adaptó para la pantalla grande. Este origen se aprecia en algunas características: 1. Diálogos elaborados discursivamente. 2. Lugares, en los que transcurren las escenas, pocos y bien delimitados. 3. Escenas temporalmente discontinuas. Enfatizan los momentos iniciales, en los que las parejas se sienten atraídas y se enamoran, y aquellos en los que entran en conflicto y se separan. 4. Elipse2: El espectador puede inferir lo que ocurrió en el intervalo que no se escenifica, y percibe con mayor impacto las transformaciones emocionales de las parejas. Voy a mencionar los comentarios que los actores hicieron de las características de

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sus personajes, cuando se rodó la película, para compartirles que, también para ellos, fue emocionalmente impactante representarlos. La primera actriz del casting elegida por Nichols fue Natalie Portman, con quien él ya había trabajado cuando adolescente. Además de bella, la considera una actriz talentosa. Con este papel, ganó el Globo de Oro 2005 como mejor personaje de reparto y fue nominada al Óscar en la misma categoría. Ella refiere que su papel le permitió representar a una mujer adulta, misteriosa, solitaria y polifacética. Aunque se muestra sensual y provocativa, considera que Cegados por el Deseo es una historia moral. "Examina la forma en que la gente lleva sus relaciones con los demás, y cómo, a veces, se pierden tanto en las relaciones que se convierten en insensibles a los sentimientos de la otra persona. Es decir, como estoy enamorada, puedo ser irracional. No importa el dolor que cause. El amor se convierte en una burda excusa para hacerle daño a la otra persona”. Julia Roberts comenta que se desafió a sí misma para representar el papel de Ana, le costó trabajo dejar que el personaje cobrara vida. Refiere que “Ana es una mujer dolida, que hace cosas terribles. Es muy mala, pero no creo que haga las cosas de forma calculada". Julia aparece como una mujer menos seductora, y más contenida que en otros papeles cinema-

Psiquiatra-Psicoanalista; Asociación Psicoanalítica Colombiana; lsnunez26@yahoo.es. Retórica: Supresión de un elemento de la frase, sobreentendido por el contexto (sin perjuicio de la claridad), dotándola de brevedad, energía, rapidez y poder sugestivo. Aporta rapidez e intensidad. (Nota del Editor).


COMENTARIO DE LA PELÍCULA CLOSER (Cegados por el Deseo)

tográficos. Dice que admira Cegados por el Deseo, "pienso que estos personajes intentan acercarse unos a otros, para estar más cerca de algo que tenga valor en la vida, para estar más cerca de una verdad que quizá ninguno de ellos llegue a conocer." Jude Law había visto, en varias ocasiones, la obra de teatro de Marber en Londres, y admiraba los diálogos. Opina que Dan es el personaje a través de quien se presentan todos los demás. Comenta que el trabajo en cuartos cerrados, con sólo tres actores, impedía que se pudiera relajar, puesto que todas las escenas tienen una gran carga emocional. El trabajo era intenso y exigente. Dice Law, "Estabas, o bien abriéndote y ofreciéndote a alguien o cerrándote e intentando deshacerte de alguien”. Clive Owen, había trabajado en la obra teatral, en donde interpretó el papel de Dan. Cuando Nichols lo llamó para su película, le pidió que le permitiera realizar el papel de Larry, que representaba un interesante reto para él. Piensa que es alguien al que, en la historia, le rompen el corazón y decide que nunca más volverán a herirle. Para defenderse a sí mismo, hace daño a otros. "Estas personas se enamoran y desenamoran y muestran lo duros y brutales que pueden ser. Al final, terminas pensando: “¿Por qué nos hacemos esto?". Con su papel, ganó, en el 2005, el globo de Oro como mejor actor de reparto y fue nominado al Oscar en esta misma categoría.

2. APORTES PSICOANALÍTICOS Los Psiquiatras y Psicoanalistas estamos en contacto con los sentimientos más profundos y contradictorios de los pacientes y, a través de ellos, entramos en contacto con los nuestros propios. El cine nos permite, en otro espaciotiempo, ampliar nuestra reflexión acerca del comportamiento humano.

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En esta película nos contactamos con las relaciones que establecen cuatro personas extrañas, solitarias, egoístas, con identidades difusas, deseosas de amor e intimidad, pero con grandes limitaciones para para cuidar y entender las necesidades del otro, para entregarse, para comprometerse, es decir, para intimar entre sí. Estas características se subrayan en torno a la palabra ‘extraño’. Alice le dice a Dan “Hola extraño”, Ana expone fotografías de ‘extraños’ y le dice a Dan que ella “no besa a extraños”. Alice se exhibe ante ‘extraños’ y Larry y Dan se chatean con ‘extraños’. Las relaciones entre ellos reflejan las características emocionales de las de pareja contemporáneas, sus sufrimientos, sus debilidades, sus soledades, los comportamientos defensivos ante las frustraciones y las vinculaciones cibernéticas, entre otras. Estas cuatro personas, establecen 12 relaciones de pareja claramente definidas. ANA-LARRY, ANA-DAN, ANA-ALICE ALICE-DAN, ALICE-LARRY, ALICE-ANA DAN-ALICE, DAN-ANA, DAN-LARRY LARRY-ANA, LARRY-ALICE, LARRY-DAN.

Larry el grandioso Larry es un apuesto y exitoso dermatólogo, viril, protector, fuerte, controlador, dominante, compulsivo con la prostitución y el sexo por internet. Podríamos decir, que ante la apariencia de un hombre atractivo y protector, se encuentra un hombre temeroso al abandono y al rechazo, que se defiende de estas inseguridades con la cruel necesidad de controlar.

a) Larry y Ana Conoce a Ana a través de Dan quien lo engaña por el chat, haciéndose pasar por


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RESEÑAS

Ana. Larry se le acerca a Ana en el acuario, convencido de que es la misma mujer que tuvo con él un intercambio sexual por internet. Se le presenta como todo un ‘Sultán’, dispuesto a disfrutar de los placeres eróticos prometidos cibernéticamente por ella. Aunque es una equivocación, Ana no lo rechaza. La relación se formalizó en matrimonio. Eso lo inferimos. No lo vimos. Volvimos a ver la pareja cuando Larry llega de un viaje y le confiesa a Ana que se acostó con una prostituta. Esperaba, como castigo, que Ana lo abandonara; para su sorpresa, ella sí lo va a abandonar, pero no por su confesión, sino porque ha tenido, durante un año, una relación clandestina con Dan. Se nos presenta magistralmente en escena el desencadenamiento de la furia narcisística. Larry la insulta, la ofende, le pide obsesivamente que le describa todos los detalles sexuales del engaño, quiere saber cómo es su rival. Es traumático para él saber que otro hombre ha sido objeto del deseo de su mujer, cuando se sentía único e irreemplazable. Es intimidante, quiere golpearla, y pone este deseo en ella, al decirle, que si ella se vistió porque creyó que iba a golpearla. Luego, le pregunta, desconcertado, que si ella lo amaba y le afirma que eran felices. No puede aceptar que ella lo haya engañado, y menos, con el desvalorizado ‘cupido secreto’ de la pareja. Después de un tiempo de separación, en el que Ana vive con Dan, Larry le pide que vuelvan, y se encuentran en un restaurante; Ana le pide a Larry que firme la separación y rechaza sus ruegos para que vuelvan. Larry recurre a la manipulación para dominar a Ana: ella debe reparar todo el sufrimiento que él ha tenido por su engaño. La trata como a una prostituta, le pagará una nueva relación sexual con la firma del divorcio. No va a ser una relación sexual por amor, sino por venganza; ahora él va a ser el amante de Ana para vengarse de Dan. Al final, se le ve triunfante, la puede perdonar,

recuperó su dominio y le pregunta a Ana si le va a contar a Dan. Los diálogos de Larry con Ana son sadomasoquistas. No desde la perversión, sino desde la crueldad de un obsesivo, con una mujer con masoquismo moral, como lo describió Freud. La golpea con las palabras, y ella lo permite y acepta el castigo que cree merecer, se somete. Finalmente, Larry y Ana quedan juntos. ¿Logró la dinámica sadomasoquista mantenerlos juntos? La escena de Larry y Ana acostados en la cama matrimonial es de desolación, mientras Damien Rice canta: Y así es/ La historia más corta/ No hay amor, no hay gloria.

b) Larry y Alice Larry es adicto a las prostitutas. En ese encuentro, acordado por lugar, precio y horario, todo está puesto al servicio de la dominación, la denigración femenina y, valga la aclaración, de la humillación masculina en aras del refuerzo de la virilidad. Esto se hace evidente en el club nocturno, cuando Larry se encuentra casualmente con Alice. Él intenta dominar a Alice con el dinero, le exige que le diga su verdadero nombre. Ante el fracaso de sus peticiones de tocarla, de entrar en la intimidad de su verdadera identidad, la insulta, la denigra. Desde otra perspectiva, en esta relación se evidencia el par antitético del instinto de ver y el exhibicionista. Alice define la pulsión en el ‘hacerse ver’, se ofrece como objeto de la mirada. Larry se ubica en el lugar del que goza en la mirada, del voyeurista, y es, a su vez, mirado por otro, a través del espejo en el techo, cuando está con Alice. Él no puede tocarla. La imposibilidad de dominar el objeto lo excita. Desea más, entonces paga. Desea ver más allá de la piel. Cree ser el amo, ignora la esclavitud de la que es objeto en su compulsión.


COMENTARIO DE LA PELÍCULA CLOSER (Cegados por el Deseo)

c) Larry y Dan Larry siente rabia con Dan, cuando se entera que él lo engañó en el chat, al hacerse pasar por Ana. Establece con él una rivalidad sexual, desea demostrarle que él es más poderoso. No fue suficiente la venganza de tener una relación sexual con Ana para firmarle el divorcio, ni tampoco lo fue el volver a vivir con Ana, para resarcir su dolor; él necesitaba agredirlo más. Cuando Dan va al consultorio de Larry, este último lo amenaza de muerte, si se le vuelve a acercar a Ana; lo ridiculiza diciéndole que ella le había dicho que él lloraba en las noches por la ausencia de su madre, fue demoledor al contarle que había poseído a Alice y que ella lo disfrutó. Después de demostrar su soberanía, y ante la fragilidad de Dan, le recomienda como un padre- protector que la busque y le informa dònde puede encontrarla.

Alice la huidiza

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y se permite evidenciar su necesidad de afecto y de protección. Se muestra infantil, insegura y dependiente. Su capacidad de amar, su sometimiento a las necesidades de Dan, el haber permitido que tomara prestada su vida, para construirle un pasado que cumpla con sus fantasías de escritor, no fueron suficientes y, nuevamente, revive su fracaso emocional. Dan la ha engañado con la fotógrafa. Engaño que ella supo desde un principio, pero que negó. Cuando él le confiesa su engaño con Ana, ella decide abandonarlo, cree que no puede competir con el éxito de la fotógrafa. Y vuelve a ser la mujer del club nocturno. Dan la busca en el club e intentan restaurar la relación. Pero todo fracasa, cuando Dan le pide a Alice que le cuente si ella estuvo con Larry. Alice en su simpleza expresa frases que evidencian el vacío afectivo del lenguaje amoroso, como cuando le grita: “¿Dónde está tú amor? ¿No puedo verlo, no puedo tocarlo? No puedo hacer nada con tus palabras fáciles.”

Alice es un personaje intrigante y ambiguo. Es la fracasada de los cuatro (más que Dan), la que no tiene ambiciones, acepta que su empleo de mesera no es algo temporal. Cuando renuncia a sus parejas, se marcha empobrecida, material y afectivamente. Se destaca por su juventud y belleza.

Paradójicamente, cuando Alice se encuentra prácticamente desnuda, con su piel expuesta, se fortalece con las miradas deseantes de los hombres, y puede decir su verdadero nombre.

Llega a Londres huyendo de un fracaso emocional con un hombre de Nueva York o quizá huyendo de sí misma. Luego, huye de Londres a Nueva York, para escapar del fracaso con Dan.

Con Larry en el club nocturno, Alice también se escinde, se muestra emocionalmente inquebrantable, le obedece a Larry sus caprichos, porque debe cumplir con su trabajo y porque él le paga.

a) Alice y Dan

c) Alice y Ana

Se encuentra con Dan, a quien percibe como tierno, romántico, sensible, protector. Para relacionarse con él, se escinde al adoptar una falsa identidad. Ya no es la mujer del club nocturno. Desde su falsa identidad, cree amar,

En el estudio de Ana, Alice le confiesa que escuchó la conversación que ella tuvo con Dan. Llora, ¿de rabia, de impotencia? Se deja fotografiar, pero no manifiesta abiertamente

b) Alice y Larry


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RESEÑAS

su rivalidad, no lucha por su amor, también huye. Se refiere a ella como la bruja cuando está con Dan.

Dan el difuso Dan es como el héroe romántico. Es el hombre bello, sensible, que hace el amor delicadamente, y cuyo semen, incluso, sabe “más dulce”. Sin embargo, su amor romántico resultó ser más lesivo. Es inseguro, no sabe qué hacer, no sabe quién es.

a) Dan y Alice Dan exalta a Alice; la convierte en una ‘visión’, en una figura idealizada, en la que pone anhelos e ideales que, difícilmente, podrán ser satisfechos por una mujer de carne y hueso. Encuentra a su Musa entre las multitudes, esa iluminación que le permitirá escapar de su monotonía. Pero, esta no tarda en evidenciar su imperfección: es dependiente de él, y tiene que ser remplazada. Damien Rice, en la canción que acompaña el principio y fin de la película, confiesa, desgarrado: “No puedo alejar mis ojos de ti / No puedo alejar mi mente de ti; para después aclarar: Hasta que encuentre alguien nuevo.” La sensibilidad y la ternura se acaban, cuando Dan, rivalizando, o tal vez, deseando a Larry, discute con Alice, presionándola, para que le cuente lo que ocurrió con Larry, y termina golpeándola.

b) Dan y Ana Dan conoce a Ana en su estudio fotográfico. Cae rendido ante su seducción. Ambos quedan cegados por el deseo. Ana lo rechaza cuando él le confirma que vive con la protagonista de su novela. Desde entonces, Dan la vigila

y persigue obsesivamente. Se vuelven a ver en la exposición fotográfica de Ana, y allí comienza una relación clandestina de un año. Luego, viven juntos y se separan, porque Dan no puede tolerar que Ana haya vuelto a tener relaciones sexuales con Larry.

c) Dan y Larry Dan seduce sexualmente a Larry por el chat, ‘tomando prestada’ la figura femenina de Ana. Luego, rivaliza con Larry, cuando establece la relación clandestina con Ana. Cuando se queda sin sus Musas, busca a Larry, de quién se deja desvalorizar y se somete a su poderío.

Ana la sometida Ana es una fotógrafa exitosa, pero, al mismo tiempo, es una mujer manipulable. Evita que la odien, que la dejen de querer; lo hace sometiéndose, mostrándose serena, no malintencionada, víctima de las circunstancias.

a) Ana y Larry Quizá se casa con Larry por conveniencia, y porque establece con él una relación sadomasoquista, en donde ella, para evitar que él la odie, reconoce la culpabilidad de sus engaños y acepta el castigo.

b) Ana y Dan Cuando Ana conoce a Dan, le pregunta si él vive con la protagonista de la novela, como si estuviera fantaseando salir de su soledad de divorciada, para unirse al hombre que cree que es Dan, por lo que leyó en la novela. La relación de Ana con Dan florece, mientras, es clandestina; pero cuando ella deja a Larry y, por fin, puede vivirla sin obstáculos, ni


COMENTARIO DE LA PELÍCULA CLOSER (Cegados por el Deseo)

culpas, se decepciona. Descubre que el poeta es débil y le teme a la sexualidad. La mujer independiente tiene que volver a los brazos del hombre protector, aunque odie sus manos y sus simplezas. “La amas como un amo a su perro,” le reclama Dan a Larry. “Y a cambio el perro ama su amo,” contesta Larry.

c) Ana y Alice Con Alice no rivaliza. Desea el amor romántico que ella tiene con Dan. Ana se separó de su primer esposo, porque él la abandonó por una mujer más joven ¿Será que se está vengando

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de esa mujer más joven en la persona de Alice? El director Mike Nichols ha representado, en forma teatral y psicológicamente profunda, las dificultades narcisistas humanas, que llevan a los integrantes de estas dos parejas a la infidelidad de una parte, y de otra, a la dificultad de sostener una relación con intimidad emocional. Son relaciones que buscan satisfacer las carencias afectivas infantiles y, por eso, se confunden, se hacen reclamos y se maltratan. Finalmente, cada uno vuelve a revivir las carencias que, fallidamente, han tratado de reparar con el otro.


PSICOANÁLISIS XXIII (2); 122-123, 2011

EL CISNE NEGRO Fabio Eslava Cerón1

Desde el mismo título de la película, evocamos nuestras claridades y nuestras oscuridades. Siempre está en el fondo de nuestras acciones la imagen de nosotros mismos, y aún más profundamente, la percepción central, nuclear, esencial de cada uno como persona. Nuestro narcisismo y nuestra confianza fundamentales, que, dicho sea de paso, se forjan en el crisol interpersonal de la primerísima infancia, se ven amenazados cada vez que nos exponemos a circunstancias de incertidumbre. Sabemos que el primero y más profundo de los miedos es el de ser aniquilados. El de perder toda diferenciación entre nuestra persona y lo que está por fuera de nuestra piel, física y psicológica. Esto pasa y se puede arraigar en nosotros, mucho antes de que aparezcan otros miedos fundamentales: A perder el objeto amado, a la pérdida de su afecto, a la castración, a los peligros de la vida actual... Ya entre líneas se han dado cuenta ustedes de mi esfuerzo para no mencionar de entrada las palabras omnipresentes en todo planteamiento psicoanalítico: Madre y Freud. Pero ustedes saben dónde están. El Director de esta película nos invita a aterrarnos de nosotros mismos. Parece querer enfatizar lo tenue de la línea entre realidad y alucinación. Nos hace visitar las regiones menos aceptadas de nuestra mente, a través de lanzarnos de frente nuestros impulsos y nuestras defensas contra ellos. En esta película, en la que lo erótico se ve particularmente unido a lo destructivo, se presenta la disciplina, el rigor, el perfeccionis

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mo, el sometimiento, como contrapartes de la libertad de los impulsos. Nina, la protagonista, es la niña controlada, precisa para estar luciendo un tutú blanco, con la pureza de alma que los padres a veces fantasean en sus hijas. Niñas adecuadas para ser modelos de Degàs, para vivir entre el fru-frú de las muselinas, los organdíes y las sedas almidonadas. Luego, serán mujeres cuyos precisos movimientos en el escenario no transmitan más que lo que el coreógrafo ha diseñado para ellas. El camino que las conducirá a descubrir su verdadero ser no estará exento de lágrimas ni de cristales rotos. A la manera de películas clásicas de terror, esta nos hace recorrer las diferentes etapas del desarrollo psicosexual con escenas que evocan ansiedades primitivas: Desde las que nos provoca la confusión (fusión con, decía el profesor Arturo Lizarazo). Aquí, Aronovsky nos hace perder en el estrecho campo que une y separa la realidad externa del mundo interno y, en Nina, del delirio, que no es más que la representación narrativa de los miedos, representados en las alucinaciones, que aquí más que nunca, son también los deseos. Luego aparecen las ansiedades orales, con la incorporación forzada del apego a la madre, por ejemplo, con un dedo con la crema de un pastel que esta amenaza con tirar a la basura, si se le rechaza, y con la expulsión de las emociones indeseables, a través del vómito. Érica, la madre, tiene emociones contradictorias, acerca de su

Miembro Titular, con Función Didáctica, de la APC; feslava@caable.net.co


EL CISNE NEGRO

hija y de sí misma. Aquí, también, la película nos invita al terreno de la ambivalencia, sutil pero incisiva, y dura como una hoja toledana. Érica quiere y odia a su hija, y le atribuye su fracaso y su paso gris por el ballet. La ataca con tijeras, con culpa, con depresión y con la prohibición de que la supere, sin sufrir por atreverse a hacerlo. La tienta con la promesa de protección a cambio del fracaso, que para el efecto consiste en permanecer refugiada en el ‘Cisne Blanco’ interior. El mandato inconsciente ‘no me superes’, aparece claramente en las invitaciones a la resignación al fracaso. En un espejo, aparece una acusación prostituta, pero también en la pregunta de Érica por las joyas (de fantasía) que Nina luce en la noche de su presentación. Érica sugiere que Nina las recibió a cambio de favores sexuales. Lo mismo que el papel de Reina cisne. Nina lleva la idea intolerable de haber impedido, con su presencia de bebé no deseada, el éxito de Érica como ballerina. Es víctima de una enorme culpa por haber nacido y arrastra el mandato final que coincide con el clímax de ‘El Lago de los Cisnes’: No vivas. Es necesario morir. El contacto entre madre e hija, como siempre, parte de la piel, que se destaca como el órgano de la transformación de “no-yo” a “yo”. Es el lugar corporal donde se percibe la unión, luego la separación y donde se da en esta película la batalla de la búsqueda de identidad. La Nina presa bajo la piel en la que está contenida y a la vez encerrada, trata de expresarse a través de toda la trama rompiendo el continente. Rasga su espalda, rompe con la niñez, (lanza los muñecos de felpa por el conducto de la basura) y con la madre, de manera explosiva, como ocurre siempre que la unión es tan íntima y la separación sucede a destiempo. El director insinúa elementos de las etapas anal, con la rigidez de la norma, la suciedad y sordidez de la experiencia con licor y drogas en

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una discoteca, fálica, con el palo (Falo) que Nina esconde en el armario como un arma, edípica, cuando la sumisión a la madre se convierte en rivalidad, en la que entra la propia y la desplazada a Beth, la reina anterior, en el trato de ‘pequeña princesa’, que conquista luego de la incierta, pero intensa, seducción a y de Thomas, incluido en una alucinación-percepción de relaciones sexuales, que la excluyen como en una escena primaria, y de rivalidades fraternas y con el mundo adulto. Si se tratara, como creo que se trata, de despertar las ansiedades de los espectadores, valiéndose de hacernos recorrer las imágenes que asociamos, más probablemente, con los diferentes puntos de fijación, cuyas huellas llevamos en el alma, creo que este cisne negro lo logra con creces. Beth, la exitosa pero declinante, de quien Nina quiere adquirir la perfección y el éxito, a través de los cosméticos, es otra madre sobre la que Nina quiere y teme triunfar. Ganar implica destruir y quizá perder el control. Ella, que se hiere la cara, dice, en su derrota: “No soy perfecta. ¡No soy nada!” Lily tiene, también en la piel, el cisne negro. El erótico, libre, rebelde sin amarguras, que inspira un modelo para seguir, no sin desconfianza. En la alucinación,, dice: ¿Y si yo danzara El cisne negro? Alucinatoriamente es asesinada y ocultada. El cisne negro es sádico y perverso... Thomas el seductor de una reina cisne tras otra, sufre un mordisco, que promete que en el interior se oculta lo negro que él busca para su propia gloria de creador. Y es que en este personaje, un poco Mr. Higgins, un poco Pigmalión, parece revelarse el director en su intención última: La de que nos identifiquemos con la búsqueda de nuestros propios aspectos controlados y ocultos. Con el cisne negro que todos alojamos en alguna parte.



COMENTARIO DE LA PELÍCULA CLOSER (Cegados por el Deseo)

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NOTas



PSICOANÁLISIS XXIII (2); 127-129, 2011

PRESENTACIÓN Para continuar con las actividades de Divulgación en el 2012, con motivo de los 50 años de LA Asociación, del 25 al 27 de mayo, fue invitado el Dr. RÓMULO LANDER, Presidente de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas, Miembro activo de la Asociación Internacional de Psicoanálisis Undefined y de la Federación Psicoanalítica de América Latina Undefined. El Dr. LANDER dictará el 25 de mayo dos conferencias para profesionales interesados en la Salud Mental, “La Estructura perversa” y “El objeto en Psicoanálisis”. El 26 de mayo dictará una Conferencia a la Comunidad “La lógica del sufrimiento humano”. El 27 de mayo se realizará una Supervisión colectiva para Psicoanalistas y Candidatos de la Federación Psicoanalítica Colombiana. A continuación, el Cronograma de esta actividad.


NOTAS

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50 AÑOS DE LA APC

CONVERSATORIO PSICOANALÍTICO CON EL Dr. RÓMULO LANDER JUEVES 24 DE MAYO 2012 Llega Dr. Rómulo Lander a Bogotá VIERNES 25 DE MAYO 2012 Para Psicoanalistas, candidatos y profesionales interesados en la salud mental 8:00 – 8:30 Inscripciones 8:30 – 9:00 Inauguración Palabras de la Dra Vicky Carrascal; Presidenta de la Apc 9:00 – 10:00 Teoría del Objeto desde el Psicoanálisis. Parte I. Dr. Rómulo Lander 10:00 – 10:30 Refrigerio 10:30 – 11:30 Teoria del objeto desde el psicoanálisis. Parte Ii 11:30 – 12:00 Discusión. Coordinador: Dr. Fabio Eslava; Psicoanalista Didacta Apc 12:00 – 1:30 Almuerzo miembros de la Apc 2:00 – 3:00 Estructura perversa desde el psicoanálisis. Parte I. Dr. Rómulo Lander 3:00 – 3:30 Refrigerio 3:30 – 4:30 Estructura perversa desde el psicoanálisis. Parte Ii 4:30 – 6:30 Conversatorio Coordinador: Dr. Mario González, Psicoanalista didacta de la APC SÁBADO 26 MAYO 2012

Conferencia para la comunidad 9:00 – 9:30 Inauguración. Palabras de la Dra. Vicky Carrascal, Presidenta de la Apc 9:3O – 11:00 Lógica del sufrimiento humano. Parte I. Dr. Rómulo Lander 11:00 – 11:30 Refrigerio 11:30 – 12:00 Discusión. Coordinadora: Dra. Luz Stella Núñez; Directora Divulgación Apc 12:00 – 1:30 Almuerzo Comisión Directiva Apc 2:00 – 3:30 Lógica del sufrimiento humano. Parte Ii. Dr. Rómulo Lander 3:30 – 4:00 Refrigerio 4:00 – 6:00 Conversatorio. Coordinador: Dr Alvaro Méndez; Psicoanalista Didacta Apc


Notas

127

Domingo 27 Mayo 2012 Psicoanalistas y candidatos de la Federación Psicoanalítica Colombiana. Supervisión Colectiva 9.00 – 9:45 Presentación del material clínico 9:45–10:30 Intervención del Dr. Rómulo Lander 10:30 – 10:45 Refrigerio 10:30 – 10:45 Refrigerio. 10:45 - 11:30 Discusión. Coordinador: Dr. Edgard Yamhure; Director Estudios Instituto de Psicoanálisis “Arturo Lizarazo” 11:30 – 12:00 Clausura – Copa de vino Palabras de la Dra. vicky Carrascal; Presidenta de la Apc Palabras de la Dra. Luz S. Núñez; Directora Divulgación APC.



actividades



PSICOANÁLISIS XXIII (2); 133-137, 2011

ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA 50 AÑOS TALLER “FUNDADORES” MARZO – OCTUBRE 2012

TALLER

TEMA

RESPONSABLE

FECHA

I

HISTORIA DE LA APC

Doctores Di Ruggiero, Marzo 12 2012 Márquez, Méndez, González.

II

OBRA Dr. ARTURO LIZARAZO

Dres. Diazgranados, Escobar, Abril 16 2012 Eslava, F.

III

OBRA Dr. ALFONSO MARTÍNEZ Dres. Niño, E. Gómez.

IV

OBRA Dr. HUMBERTO ROSSELLI Dres. Jiménez. Pinilla Liévano Junio 25 2012

V

OBRA Dr. ALVARO VILLAR

Dres. Sánchez., Laverde

Julio 30 2012

VI

OBRA Dr. HENRY GARCÍA

Dres. Yamhure. García

Agosto 27 2012

VII

OBRA Dr. DE ZUBIRÍA

Dres. Botero, Chávez, Núñez. Septiembre 17-2012 Syro. Dres. Robles,Yildiz

VII

OBRA Dr. ÁLVAREZ

Mayo 14 2012

Octubre 22-2012

Celebración de los 50 Años Noviembre 16/12 7:00 p.m. de la APC.

PARA MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN INFORMES 5227627


ACTIVIDADES

132

INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO CLÍNICA MONTSERRAT UNIVERSIDAD EL BOSQUE POSTGRADO DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA PROGRAMA VIERNES ACADÉMICOS PRIMER SEMESTRE 2012

FECHA

TEMA

PROFESORES

Febrero 3

Relaciones de la Psiquiatría y del Psicoanálisis Dr. Luis Eduardo Yamín Habib

Febrero 17

El Malestar en la Cultura Psiquiátrica

Dr. Fabio Eslava Cerón

Marzo 2

Neuromodulación en Psiquiatría

Dr. Guillermo Monsalve Duarte

Marzo 16

Algunas Aplicaciones del Psicoanálisis

Dr. Ricardo Aponte González

Marzo30

Sexualidad y Derecho

Dr. Roberto Solórzano Niño

Abril 20

Psiquiatría-Educación Experiencial y FormaDr. Juan Carlos Guaqueta Ardila ción en Valores

Mayo 4

La Salud Mental en las Políticas Actuales

Mayo 18

La Influencia de la Psiquiatría en la Educación Dr. Ember Estefenn Rodríguez y el Desarrollo Social Contemporáneo

Junio 1

Familia y Enfermedad Mental

Dr. Herminia Ángel de Tirado

Junio 15

Borges: Un encuentro con lo Mental

Dr. Oscar Ardila González

Dr. Rodrigo Nel Córdoba Rojas


ACTIVIDADES

133

SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANALISIS CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES I Semestre 2012

Febrero 18

Sábado

Jornadas Universitarias

Febrero 24

Viernes 12:00 m

Trabajo Dra. Laura Brainsky

Marzo 10

Mayo 28 – Mayo 31 12:00 m

Sábado

Cine Foro “El cisne negro” Dra. Laura Brainsky Semana del Candidato


134

ACTIVIDADES


La Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) y el Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) proporcionan tratamiento psicoanalítico a un costo reducido. Contáctenos para información completa Teléfono 522 7627 o visítenos en: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co

El Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) de la Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) Ofrece: Formación completa como Psicoanalista a médicos, psiquiatras y psicólogos. Encuentre toda la información llamando al teléfono 522 7627. Visite nuestra página web www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co



NORMAS DE PUBLICACIÓN Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana es la publicación oficial de la Asociación. Tiene como finalidad difundir el pensamiento psicoanalítico en sus aspectos teóricoprácticos y de reflexión, acerca de su ejercicio en la comprensión de la salud mental y emocional. Están invitados a contribuir con sus producciones escritas Psicoanalistas, candidatos en formación, y todos aquellos autores, tanto nacionales como internacionales, interesados en el pensamiento psicoanalítico, que contribuyan a mantener un espacio de diálogo, investigación y conocimiento.

Recomendaciones de Estilo Debe evitarse la repetición innecesaria (redundancia) de términos o conceptos, máximo dos veces por página. Igualmente, el abuso de las formas pasivas y/o del subjuntivo, singular o plural. También, el uso de falacias discursivas del tipo “Es sabido que...”, Los científicos han comprobado que...”, “Algunos autores sostienen que...”, etc. Los párrafos no deben exceder las 16 líneas y, preferiblemente, no ser menores de tres.

Descripción del material de publicación Los artículos postulados deben ajustarse a una de las siguientes modalidades: 1. Artículo de Investigación científica y tecnológica. Documento que presenta, de manera detallada, los resultados originales de proyectos de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes fundamentales: Introducción, Metodología, Resultados y Conclusiones (esquema IMRYC). (Que en el caso de las Ciencias Humanas, se puede traducir en: Introducción, Marco Teórico, Presentación de Caso (o Material Clínico) y Discusión, y Conclusiones). 2. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 3. Artículo de revisión. Documento resultado de una investigación donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por los menos 50 referencias. 4. Ensayo. Documento que constituye una forma flexible y abierta para exponer ideas o defender una tesis conceptual sobre cualquier tema desde varias ópticas. Por definición, es un texto en el que se apunta alguna idea y se reflexiona sobre ella, sin que se llegue a agotar el tema principal. Más que un texto de valor demostrativo, se trata de una invitación al pensar y a la reflexión sobre algún tópico, desde un nuevo enfoque más creativo. 5. Reseña Bibliográfica. Informe usualmente crítico sobre el contenido y cualidades de un libro; se puede también realizar una Reseña Hemerográfica cuando ésta se refiere al contenido de una artículo de interés, aparecido en alguna publicación afín.


6. Reseña Periodística o de Difusión. Información sobre eventos culturales, académicos y/o artísticos que puedan considerarse de interés para la comunidad psicoanalítica o, en general, para lectores de la revista. Se pueden comentar aspectos de obras de arte (Exposiciones, obras de Teatro o Cinematográficas, o incluso Documentales de TV) y eventos Culturales, que guarden relación, explícita o tácita, con los temas de interés dentro de la comunidad científica. 7. Además, la Revista publica en español Reporte de casos, traducción de artículos de revistas psicoanalíticas -previa autorización del autor- resúmenes de libros, tesis de grado en psicoanálisis, artículos de psicoanálisis aplicado, una vez sean aceptados por el Comité Editorial por su calidad e interés. Los trabajos deben presentarse en hoja tamaño Carta o A4, a 1.5 espacio; tipo de letra Arial 12 o Times New Roman 12; hasta 30 páginas; Título no mayor de ocho (8) palabras; Resumen de hasta 300, Español e Inglés, no menos de tres (3) Palabras clave; Inglés y en Español. Los autores deben enviar sus escritos a la Asociación Psicoanalítica Colombiana, dirección de la revista, por correo electrónico a apscol@gmail.com o revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co, o hacerlos llegar en medio magnético, con original y copia impresa a la Calle 134 No 17-71. Todas las contribuciones serán evaluadas por árbitros expertos asignados por el comité editorial, quienes dictaminarán acerca de la calidad, pertinencia, originalidad e importancia del trabajo sometido a consideración. El comité editorial comunicará su aceptación o no aceptación, así como las sugerencias para su modificación en un plazo máximo de dos meses a partir de su recepción. Los artículos serán sometidos a una revisión de Estilo con derecho a alterar el texto sin modificar su contenido. El autor deberá llenar la ficha de información que se anexará a la revisión de su escrito, y en la cual comunicará su dirección, teléfono y correo postal y electrónico para cualquier notificación y para la remisión del material físico de publicación. Cada autor recibirá dos ejemplares de la Revista en la cual se encuentra su contribución. Una vez la aceptación del artículo sea conocida por el, o los autores, éstos deberán enviar su artículo con Carta de aprobación y revisión propia del material, y comunicar si el trabajo ha sido publicado anteriormente. En caso de haberlo sido, total o parcialmente, en otro medio impreso, deberá anexarse la aprobación por parte de los editores para su publicación en Psicoanálisis. A su vez, enviarán carta al (la) editor (a) de la revista transfiriendo los derechos de autor a la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse, en general, al sistema Harvard-APA, que no requiere de citas a pie de página; sin embargo, también se debe tener en cuenta las siguientes recomendaciones.

1. Para citar en el texto principal a) Cita directa (o textual): Se utiliza el apellido del autor, seguido de coma, la fecha de escritura (si se conoce) o publicación, seguida de dos puntos y la página correspondiente, todo entre paréntesis. Ejemplo: Harrison (1968: 56) dice que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura.”


O bien, Es bien sabido que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura” (Harrison, 1968:56). Si un autor tiene más de una publicación en el mismo año, se acompaña la fecha con una letra minúscula, según el orden en que se cite en el texto: Ejemplo: Harrison, en dos estudios recientes (1968a, 1968b) sugirió que…. O bien, Harrisson, inicialmente (1968a), sostuvo tal proposición, pero luego (1968b), tras nuevos estudios, cambió de opinión, y… b) Cuando una cita es indirecta, es decir, que se menciona la idea del autor pero no se cita textualmente, no se coloca la página de referencia: Ejemplo: Es preciso tener en cuenta el estilo de vida, cuando estudiamos pacientes de edad avanzada (Harrisson, 1968). Si se trata de una parte de un libro colectivo o recopilación sobre un tema: [AUTOR, (año), en RECOPILADOR, año: página(s)]. Ejemplo: [Lemon (1966), en Harrison, 1968:33]. c) Para citar varios autores, hasta cinco, escriba los apellidos de todos ellos sólo la primera vez, de resto, utilice las siglas et al., o, y col (y otros/ y colaboradores). Ejemplo: La primera vez sería, (Harrisson, Lorimar y Muhler, 1969:55). Pero, posteriormente, (Harrisson, et al., 1969: 75). d) Cuando necesite citar como fuente a un autor desconocido o anónimo puede, en el primer caso, citar las primeras palabras del título, seguidas del año y la página; en el segundo caso, utilice la palabra Anónimo, seguida por el año y la página. Ejemplo: En una reciente publicación (Manual de epidemiología…, 1995: 3), se asegura… O bien, (Anónimo, 1546: 85) e) Cuando se trata de una cita de cita, es decir, cuando es necesario referenciar una investigación que se encontró en otro trabajo, el procedimiento es el siguiente: Lemon (1960; 45), citando a Stands (1958), quien recuerda que… Stands (1958), citado por Lemon (1960: 45), recordaba que… Se pudo establecer (Stands, 1958, citado por Lemon, 1960: 45) que… De hecho se sabe (Lemon, 1960: 45, citando a Stands, 1958) que… 2. Para presentar las Referencias Bibliográficas al final del trabajo

El listado debe organizarse alfabéticamente, según el apellido del autor. Los títulos de libros, nombres de revistas, enciclopedias, diarios, etc., deben destacarse utilizando siempre letra cursiva. Así:


a) AUTOR-apellido con mayúscula sostenida, nombre con mayúscula inicial o sólo las iniciales(año de escritura – si se conoce- o de edición), Título del libro, Editor, lugar de publicación, año de la publicación. Adicionalmente, nombre del traductor (cuando lo haya), número de edición, a partir de la segunda y, si se considera relevante, el nombre del prologuista (si lo hay), o cualquier otro dato que se considere relevante. Ejemplo: LEMON, John (1968), Mis años en el orfanato, Penguin Books, London, 1980, 2° edición corregida por el autor, traducción de Juan Pérez, prólogo de César Pagano. O bien, LEMON, J. (1968) Mis años en el orfanto, Penguin Books, London, 1980. HARRISSON, F. (1975), Mis años en el Tíbet, Penguin Books, Londres 1980. b) Igualmente, si hay más de un autor: LEHMAN, J., BANKS, G., MANN, H., (1980) Estudios sobre..., Harvard University Press, Cambridge, 1990. Para citar una parte o un capítulo de un libro o recopilación de artículos: AUTOR [del artículo o capítulo] (Año de escritura –si se conoce), Título del artículo (o capítulo), en AUTOR (Recopilador), Título del libro (o recopilación), editorial, ciudad, año de publicación, # de páginas del artículo citado. c) Si se trata de un artículo en una revista, el procedimiento es el siguiente: AUTOR, Nombre del artículo, en Nombre de la revista, volumen, número, año, p­ áginas. Ejemplo: NICK, Sergio, Rumbo a la subjetividad, en Psicoanálisis, APC, Vol. XX, N° 1, enero-junio 2008. Pp. 51 – 60. d) Para citar un documento en la red: AUTOR, Nombre del artículo, en línea, dirección URL, (fecha de consulta). Ejemplo: BOTERO, J. El Teatro en Colombia, en línea, http:www.academiacharlot.edu.co (Consultado en marzo 20 1998) e) Para citar un documento electrónico: Mcconnell, Wh. “Constitucional History”, en The Canadian Encyclopaedia, (CD-ROM). Macintosh versión 1.1. Toronto: McClelland & Stewart, 1993. ISBN 0-7710-1932-7.

DIAGRAMACIÓn e IMPRESIÓN: Editorial Kimpres Ltda. PBX: 413 6884 - FAX: 290 7539 Bogotá, D.C., Colombia, Julio de 2011



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