Volumen XXII No. 1, Enero - Junio 2010

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PSICOANALISIS

REVISTA DE LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA SOCIEDAD COMPONENTE DE LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA INTERNACIONAL

ENERO - JUNIO 2010 VOLUMEN XXII NÚMERO 1 EDITORA Hilda Botero Cadavid COMITÉ EDITORIAL Mario González Velásquez Italo L. di Ruggiero Cozzarelli

COMITÉ CIENTÍFICO Geny Talberg - Miembro Efectivo Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Johanna Trip - Miembro Titular Asociación Venezolana de Psicoanálisis Asovep VENEZUELA Sergio Nick - Miembro Asociado Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro. SBPRJ. BRASIL Eduardo Laverde Rubio - Miembro Titular Didacta Sociedad Colombiana de Psicoanálisis SCP. y Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Mario González Velásquez - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Fabio Eslava Cerón - Miembro Titular Didacta Asociación Psicoanalítica Colombiana APC. COLOMBIA Ismail Yildiz – Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Colombiana. APC. COLOMBIA

ASISTENTE EDITORIAL Alvaro J. Botero C. Dirección electrónica: revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co

ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA (A.P.C.) SOCIEDAD COMPONENTE DE LA INTERNACIONAL PSYCHOANALYTIC ASSOCIATION (I.P.A.) Calle 134 # 17-71 Teléfonos: (57 1) 522 7627 - (57 1) 259 6000 Ext. 6112 E-mail: apscol@gmail.com - Página web: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co Bogotá - Colombia

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ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA SOCIEDAD COMPONENTE DE LA ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA INTERNACIONAL MIEMBROS TITULARES Alberto Álvarez Arboleda Horacio Arias Duque Sonia Bialikamien Goldband Aura Victoria Carrascal Márquez Julio Roberto Correa Miranda Roberto De Zubiría Consuegra † Danilo Diazgranados Moncada Juan Manuel Escobar Guerrero Fabio Eslava Cerón Marcela Eslava de Ángel Henry García Moncaleano Eduardo Gómez Escallón Mario González Velásquez Iván Jiménez Rojas Eduardo Laverde-Rubio José A. Márquez Cuervo Álvaro Méndez Peñaranda Liborio Orejuela Devis Luz María Pinilla Perdomo Guillermo Sánchez Medina Pedro Vargas Navarro Edgard Yamhure Kattah Ismail Yildiz

MIEMBROS ASOCIADOS Hilda Botero Cadavid Gabriel Augusto Castillo Castelblanco Gladys Patricia Chávez Sabogal María Victoria Niño Villamarín Luz Stella Núñez Sánchez Diana Isabel Robles María Clara Syro Morales

MIEMBROS HONORARIOS Horacio Etchegoyen Jaime Heresi † Otto E. Kernberg Juan Francisco Jordán Romualdo Romanowski

MIEMBROS ADHERENTES Italo L. di Ruggiero Cozzarelli Robert Silverman

COMISIÓN DIRECTIVA PARA EL PERÍODO 2008 – 2010 PRESIDENTE: Aura Victoria Carrascal Márquez TESORERO: Henry García Moncaleano SECRETARIA: María Victoria Niño Villamarín DIRECTOR DE RELACIONES SOCIETARIAS: Fabio Eslava Cerón DIRECTORA DE PUBLICACIONES Y DIFUSIÓN: Hilda Botero Cadavid VOCALES: José A. Márquez Cuervo-Mario González Velásquez DIRECTOR DEL INSTITUTO DE PSICOANÁLISIS: Edgard Yamhure DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA: Italo di Ruggiero C.

Las opiniones expresadas en esta publicación corresponden a sus autores y no comprometen a los editores de la Revista.

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PSICOANALISIS Volumen XXII No. 1, Enero - Junio 2010

EDITORIAL Hilda Botero Cadavid .............................................................................................................................................

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ARTÍCULOS PEDRITO, LA SANGRE DE LOS ANCESTROS PEDRITO, THE BLOOD OF THE ANCESTORS PEDRITO, O SANGUE DOS ANTEPASSADOS Martha Bragin, Ph.D. Traducción Italo L. di Ruggiero ...........................................................................................................................

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LA TEORÍA DE LAS TRANSFORMACIONES Y LOS ESTADOS AUTISTAS; TRANSFORMACIONES AUTISTAS: UNA PROPUESTA THE THEORY OF TRANSFORMATIONS AND THE AUTISTIC STATES; AUTISTICS TRANSFORMATIONS: A PROPOSAL A TEORIA DAS TRANSFORMAÇÕES E OS ESTADOS AUTISTAS; TRANSFORMAÇÕES AUTISTAS: UMA PROPOSTA Celia Fix Korbivcher .................................................................................................................................................. 29 EL PODER DE LAS COMPARACIONES; ESTÍMULO U OBSTÁCULO THE POWER OF THE COMPARISONS; INCENTIVE OR OBSTACLE O PODER DAS COMPARAÇÕES; ESTÍMULO OU OBSTÁCULO Luis Kancyper .............................................................................................................................................................

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ENSAYOS

VERDAD / HIPÓTESIS Romualdo Romanowski Traducción Italo L. di Ruggiero ...........................................................................................................................

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RESEÑAS 2º COLOQUIO INTERNACIONAL DE FORMADORES EN OBSERVACION DE BEBÉS MÉTODO ESTHER BICK ............................................................................................................................................

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NOTAS UNA NOTA ACERCA DE SABINA SPIELREIN Josefina Sarmiento Nova ....................................................................................................................................... ACTIVIDADES INSTITUCIONALES CONGRESO MÉXICO ................................................................................................................................................ PROGRAMA DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS APC ....................................................................................... XXVIII CONGRESO LATINOAMERICANO DE PSICOANÁLISIS .................................................................... SOCIEDAD PSICOANALÍTICA FREUDIANA DE COLOMBIA ......................................................................... INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO ....................................................................................

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NOTAS ACTIVIDADES INSTITUCIONALES .........................................................................................................................

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NORMAS DE PUBLICACIÓN ..................................................................................................................................

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 5-6, 2010

EDITORIAL

REVISTA PSICOANÁLISIS HILDA BOTERO CADAVID*

Cada edición de nuestra revista Psicoanálisis formula un reto con relación a la calidad de nuestra publicación, a la selección de temas de interés y agrado para nuestros lectores. Así, ediciones anteriores, nutridas, interesantes, llenas de asombro y maravilla, dan entrada a una refrescante publicación, también plena de sensibilidad y riqueza de contenido. Hay una línea común tenue, delicada, que imprime armonía y estética hilando uno a uno los escritos de la presente publicación: El impacto de la vida y la muerte, la necesidad de transformar para sobrevivir, para confesar la creatividad contrapuesta a la destructividad. Todo ello narrado magistralmente en las líneas que alimentan tan valiosas contribuciones al conocimiento. La emotividad de la presencia humana, y la necesidad de comprender, encienden la Linterna de Diógenes en nuestro quehacer como pensadores de los estados mentales, como acompañantes de lo sublime y profundo que habita la mente humana. Contribuciones ricas en pensamiento, investigación, conocimiento, pero especialmente intuición, rigurosidad y seriedad, son las que ofrecemos ahora a nuestros lectores. Martha Bragin comienza esta exposición del pensamiento psicoanalítico en nuestra presente edición. Su artículo: Pedrito, La Sangre de los Ancestros nos muestra una realidad tan conocida por nosotros, que pareciera que no salimos de casa para entender esta verdad intensa y dolorosa de los niños en la guerra. Pedrito un niño-soldado en Angola reclutado

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desde sus 8 años por un grupo rebelde es el protagonista de esta historia, que se afirma en la contención de las creencias y aportes terapéuticos de su comunidad. El Psicoanálisis, como sustento teórico, va dando cuenta de la difícil recuperación de Pedro, un joven ya de 20 años. Es admirable la sensibilidad y la delicadeza con la cual la autora convive con esta historia, en la medida en que acompaña idas y venidas de la depresión de Pedrito, ahogado en la Sangre de sus Ancestros. Nos narra, como testigo doliente, la lucha por la salud emocional; nos acerca a la inefable experiencia del alma sumergida en el caos y la soledad. Pero también nos lleva a sentir cómo resurge la esperanza de una matriz que alberga la vida, con amor y conocimiento como zonas de paz. Talvez para Pedrito haya esperanza y no sea cierto, como decía Platón, que: “Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra”. Celia Fix Korbivcher se inicia en nuestras publicaciones con una muestra de su agudo conocimiento de Wilfred Bion. El tema que la ocupa aquí ha sido madre de varios artículos que se anidan en la Teoría de las Transformaciones (Bion) y que tendremos la suerte de disfrutar. Conocedora profunda de las ideas bionianas nos lleva de la mano sobre consideraciones acerca de los “fenómenos mentales en Psicoanálisis”, especialmente, investiga los estados autistas en pacientes neuróticos, pacientes descritos por otra psicoanalista ‘genial’ e intuitiva Frances Tustin. La Teoría de las Transformaciones y los Estados Autistas; Transformaciones Autistas

Miembro asociado de la APC. hildabotero@hotmail.com.

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HILDA BOTERO CADAVID

es un artículo que brilla con luz propia y nos anuncia su claridad de pensamiento y riqueza de comprensiones. Luis Kancyper una vez más nos sorprende, ahora, con una sutileza Psicoanalítica. Las Comparaciones, pan de cada día en nuestra cotidianidad, nuestra memoria, en nuestro trabajo, sucederes, y comprensiones… dan pie a una aguda mirada y un rico abordaje psicoanalítico. Diferencia, Comparaciones Estructurantes de las Patogénicas, Eros y Tánatos. Con Eros “garantizan la presencia de la diferenciación y la pluralidad, se hallan signadas por la lógica de la tolerancia, que posibilita el registro y la aceptación del Otro como diferente”. Tánatos inviste al otro “como un rival peligroso, del cual hay que salvarse y al que, entonces, es preciso combatir…” El Poder de las Comparaciones. Estímulo u Obstáculo, enfoca una mirada rica en profundidad y, como nos alerta el autor: “…son manifestaciones de un silencio atronador”. Un fértil ensayo de Romualdo Romanowski busca ubicarnos en el camino de la búsqueda de verdad, y, en sus palabras “en la necesidad de admitir el carácter provisional de lo que muchas veces es presentado como verdadero”. Así abre su presentación. Un asunto serio y riguroso. Nos plantea el derecho a refutar las verdades establecidas, como requisito para el desarrollo

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del conocimiento y condición de libertad para la crítica y el pensamiento. Verdad e Hipótesis, una clase magistral sobre ética, pensamiento e interpretación Psicoanalítica. Una Nota acerca de Sabina Spielrein, reseña sobre una de las primeras Psicoanalistas, paciente de Carl Gustav Jung en Suiza, y quien figura en varias páginas de la historia del Psicoanálisis, es un tema abordado por Josefina Sarmiento, quien, como disciplina investigativa aborda en esta nota datos muy interesantes acerca de las ideas de esta misteriosa mujer, tan íntimamente ligada al psicoanálisis y tan poco referida, por lo menos en nuestro continente. Sus estudios sobre Eros y Tánatos guiaron en ella, en 1911, comprensiones importantes, que también, en años posteriores, despertaron el interés de Sigmund Freud. En nombre del Comité Editorial y de la Asociación Psicoanalítica Colombiana reiteramos nuestra admiración y agradecimiento a quienes tan generosamente han contribuido en este nuevo número de la revista, haciendo posible dar continuidad a nuestro ejercicio de pensamiento y búsqueda de conocimiento. Es para nosotros un gran honor contar con autores reconocidos internacionalmente, quienes dan, con su presencia, un voto de confianza y simpatía con nuestra difícil tarea.

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LOS AUTORES MARTHA BRAGIN. PhD LCSW, profesora asociada en la escuela Hunter College de Trabajo Social y el Centro de graduados de la Universidad de Nueva York. Miembro del Grupo de trabajo de la IPA sobre los efectos psíquicos de la exclusión social, compañero del Programa de formación de investigación de IPA y candidata en IPTAR. Durante los últimos 25 años, ha servido como consultora para los Gobiernos, las Organizaciones internacionales y No gubernamentales en el diseño y evaluación de programas que ayudan a las comunidades para ayudar a las familias, los niños y los adolescentes afectados por la violencia para continuar creciendo mediante la correcta aplicación de conceptos psicoanalíticos, tal como ellos se entienden en todo el mundo. Especialmente interesada en aquellos que participan en conflictos armados y la violencia en la Comunidad, es autora de numerosas publicaciones diseñadas para ayudar a los profesionales que trabajan con estos jóvenes para ayudarles a transformar sus vidas y sus comunidades. marthabragin@verizon.net (marthabragin@verizon.net) CELIA FIX KORBIVCHER Instructora y supervisora de analistas, Analista de niños, de la Sociedade Psicanalítica Brasileira de São Paulo. Autora de numerosos trabajos en los que propone la aproximación de Bion referente a

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fenómenos autistas en pacientes neuróticos. Sus artículos son publicados en diarios locales e internacionales. Su trabajo ha sido merecedor de diversos premios y reconocimientos internacionales: • 2001- A Teoria das Transformações e os Estados Autísticos: Transformações Autísticas: uma proposta- Premio Fabio Leite Lobo y la categoria de temas libres, como Miembro efectivo concedido por la ABP en el XX Congresso Brasileiro de Psicanálise, São Paulo, 2001. • 2004 - A Teoria das Transformações os Estados Autísticos. Transformações Autísticas: uma proposta - Prêmio Parthenope Thalamo Bion concedido por la Sociedade Turinese de Psicanálise, la Sociedade Italiana de Psicanálise, y SBPSP, entreguado en el Encontro Bion 2004. • 2005 - The analyst´s mind and autistic transformations. IX Frances Tustin Memorial Prize. Trabalho apresentado no IX Annual Frances Tustin Memorial Lecture em Los Angeles, 2005. • 2007 - Bion e Tustin: O referencial de Bion e os fenômenos autisticos. Uma tentativa de aproximação. Premio Durval Marcondes concedido por la ABP en el Congresso Brasileiro de Psicanálise, Porto Alegre, 2007. celiafix@uol.com.br

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LUIS KANCYPER, médico psicoanalista, es miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Desde hace muchos años dicta seminarios y supervisiones en las sociedades de psicoanálisis de América Latina y Europa. Sus libros han sido traducidos a varias lenguas:

(IPA) – 1969. Miembro Honorario de la Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC), Bogotá. Miembro Honorario del centro de Estudos Psicodinâmicos de Santa Catarina (CEPSC) – Florianópolis (SC) – Brasil. Miembro Honorario do Instituto de Psicoterapia Dinâmica (IPD) de Campo Grande (MS). – Brasil. Algunas de sus publicaciones son:

• Jorge Luis Borges o el laberinto de Narciso (1989-Paidós).

• Resentimiento y Remordimiento (1991, Paidos y 2006,Lumen). • La Confrontación Generacional (1997, Paidos y 2003,Lumen). • Jorge Luis Borges o la pasión de la amistad ((2003, Lumen). • El complejo fraterno (2004, Lumen). • Adolescencia: El fin de la ingenuidad (2007, Lumen). • Resentimiento terminable e interminable (2010, Lumen). kancyper@uolsinectis.com.ar ROMUALDO ROMANOWSKI, médico de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (UFRGS) - 1957. Especialista en Clínica Psiquiátrica pela UFRGS – 1959. Especialista en Psiquiatría de la Associação Médica Brasileira (AMB). Psicoanalista de la Sociedade Psicanalítica de Porto Alegre (SPPA) y de la International Psychoanalytic Association

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“Níveis de Mudança e critérios de melhora” em colaboração com J. R. Escobar, R. E. Sordi e M. S. Campos in “Psicoterapia de Orientação Analítica” (Organizadores: C. L. Eizirik, R. W. Aguiar e S. S. Schestatsky), Porto Alegre, Artes Médicas, 2005.

• “Psicoterapia de Orientação Analítica: Origens” – Revista Brasileira de Psicoterapia (CELG, Psiquiatria e Medicina Legal/ UFRGS)- 2004:6(2). • “A presença de Freud” – Livro, org. com Fernando L. Kunzler e Marlene S. Araujo, Rio de Janeiro: Imago, 1989. • “Introdução às situações especiais em psicoterapia” in Eizirik, C. L.; Aguiar, R.; Schestatsky, S (org.) “Psicoterapia de Orientação Analítica”. Porto Alegre: Artes Médicas, 1989. • “Estudos psicanalíticos”, livro em colaboração com Annes, S. P.; Meneghini, L. C.; Pinto Ribeiro, R.; Vollmer, G. Porto Alegre: Ed. Ema (Autores), 1974 • “Inconsciente” – Revista Brasileira de Psicanálise, São Paulo, 1984.

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ARTÍCULOS

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 11-27, 2010

PEDRITO, LA SANGRE DE LOS ANCESTROS1 MARTHA BRAGIN, PH.D.2 Traducción de Italo L. di Ruggiero Recibido Enero 12/2010 Aprobado Mayo 5/2010

RESUMEN Alrededor del mundo, los psicoterapeutas dedicados a la clínica, luchan por tratar niños y adolescentes que hayan sufrido los efectos de la guerra y la violencia. La tarea de reinsertar antiguos ‘niños-soldados’ a la sociedad, se ha convertido en un reto particular. En el África Sub-Sahariana, los profesionales locales constataron que las terapias occidentales de corto plazo no eran adecuadas para esa tarea y buscaron complementarlas con una combinación de intervenciones con base en la comunidad, con tratamientos proporcionados por curanderos tradicionales. Este artículo explica de qué manera la efectividad de las terapias llevadas a cabo por el curandero, se debe a la aplicación de principios psicodinámicos. Entre las características importantes de sus técnicas de tratamiento están: la disponibilidad de un objeto constante en la persona del curandero, el reconocimiento de la importancia de los procesos ‘simbólicos’ y de los significados ‘latentes’ y las maneras de dirigir y manejar la agresión que ha sido evocada en los pacientes por la participación en la guerra y la violencia. El artículo describe el caso histórico de un “niño-soldado” de Angola, relata cómo fue reclutado, lo que experimentó y el complicado tratamiento que condujo a su recuperación. Para explicar el apuntalamiento psicodinámico del tratamiento terapéutico utiliza literatura psicoanalítica junto con el trabajo teórico de psicólogos angoleses. Palabras clave: Curandero3, principios psicodinámicos, guerra, niños-soldados.

PEDRITO THE BLOOD OF THE ANCESTORS SUMMARY Clinicians around the world struggle to treat the effects of war and violence on children and young people. The task of returning former child soldiers to society has been particularly challenging. In sub Saharan Africa, local clinicians noted that short-term Western therapies were not adequate to the task, and began to supplement a combination of community based interventions with treatment by traditional healers. This article explicates the ways in which the work of these healers owes its effectiveness to sound psychodynamic principles. Among the important characteristics of such treatment techniques is the availability of a constant object in the person of the healer, the recognition of the importance of symbolic processes and latent meaning, and the means to address and manage the aggression that has been evoked by participation in war and violence. The article chronicles the case history of one former child

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Publicado en: Journal of infant, child and adolescent psycotherapy, 4 (1) 1-20. 2005 Investigadora clínica de la Facultad de Trabajo Social del Programa Internacional de Trauma de Refugiados de Columbia University College de medicina y cirugía; profesora adjunta asociada de Psicología del John Jay College de Justicia Criminal. Consultora del Gobierno e internacional y de Organizaciones No Gubernamentales que diseñan programas psicosociales para mitigar los efectos de la guerra y de la violencia en niños y familias alrededor del mundo. E-mail: marthabragin@verizon.net

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soldier from Angola. It describes how he was recruited, what he experienced, and the complicated treatment that lead to his recovery. Psychoanalytic literature is utilized, along with the theoretical work of Angolan psychologists, to explicate the psychodynamic underpinnings of the healer work. Key words: Traditional Healers (curanderos), psychodynamics principles, war, child soldiers

PEDRITO O SANGUE DOS ANTEPASSADOS4 RESUMO Ao redor do mundo, os psicoterapeutas dedicados à clínica, lutam para tratar crianças e adolescentes que sofreram os efeitos da guerra e da violência. O trabalho de reinsertar antigos “meninos soldados” à Sociedade, converteu-se num desafio. Na África Sub-Sahariana, os psicoterapeutas locais constataram que as terapias ocidentais de curto prazo não eram adequadas para essa tarefa e procuraram suplementá-las com a combinação de intervenções que tinham base na comunidade,como os tratamentos proporcionados por “curandeiros” tradicionais. Este artigo explica de que maneira a efetividade das terapias realizadas pelos “curandeiros”,se deve a aplicação de princípios psicodinâmicos. Entre as características importantes de suas técnicas de tratamento citaremos: A disponibilidade de um objeto constante na pessoa do “curandeiro” ; o reconhecimento da importância dos processos simbólicos e dos significados“latentes” e o modo de conduzir e manejar a agressividade que foi evocada nos pacientes pela participação na guerra e na violência. O artigo descreve o caso histórico de um antigo “menino-soldado” de Angola, relatando como foi recrutado, o que experimentou e o difícil tratamento que levou a sua recuperação. Para explicar a sustentação psicodinâmica do tratamento terapêutico a autora utiliza a literatura psicanalítica juntamente com o trabalho teórico dos psicólogos angolenses. Esta união de forças de vida que une os indivíduos, não se rompe com a morte, é um contínuo. Palavras chave: Curandeiro, princípios psicodinâmica, guerra, crianças-soldados

Esa unión de fuerzas de vida que une a los individuos, no se rompe con la muerte, es un continuo. Los ‘vínculos de sangre’ generan una forma permanente de solidaridad. El ‘grupo’ existe más allá de la tumba, o más aún: se origina, se mantiene y se refuerza a sí mismo después de la muerte. Entre los vivos y los muertos no hay separación, hay continuidad de una forma particular de vida; los mundos visible e invisible se agrupan en participación e interacción conjuntas. (Carlinda Monteiro, 1996)

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INTRODUCCIÓN Los Psicoterapeutas dedicados a la clínica en el Sur de África, han estado luchando, desde el final de la Guerra Fría, por reintegrar jóvenes reclutados como ‘niños-soldados’ durante los años en que sus países fueron escenario del empoderamiento de los Estados Unidos y la Unión Soviética en sus guerras nacionales. Durante este arduo proceso de búsqueda descubrieron lo extremadamente útiles que resultaban las técnicas terapéuticas tradicionales, basadas en el saber médico heredado de los años previos a

Traducción al Portugués Geny Talberg.

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las invasiones coloniales. Este estudio de caso demuestra cómo dichas técnicas reflejan una aproximación al Psicoanálisis, aplicado en el tratamiento de uno de los llamados ‘niñossoldados’. Es un ejemplo de la creatividad con la que nuestros colegas africanos han enfrentado un problema infranqueable, que debe tener implicaciones en el trabajo con jóvenes involucrados en la violencia, ya sea en la guerra oficial de los países en desarrollo o en la violencia de pandillas en los países desarrollados. Cuando fuimos a visitarlo con el equipo del Fondo para los Niños Cristianos (Christian Children’s Fund.- CCF), Pedrito estaba acuclillado frente a su choza en un sector marginal de la ciudad de Benguele. Sus vecinos estaban ocupados cocinando y atendiendo a sus hijos, pero él andaba vagando. Se había desmovilizado de su unidad de combate alrededor de dos años atrás, y ya habían pasado seis meses desde el tratamiento con un terapeuta tradicional (curandeiro), que lo había aliviado de sus peores síntomas. Había sido soldado en el ejército rebelde desde que tenía ocho años de edad, y ahora, con veinte, su vida no marchaba bien. Desde su desmovilización, el equipo de la CCF había estado tratando de ayudarlo con la depresión. Le asistió para encontrar habitación en un vecindario donde fuera aceptado, a pesar de su pasado en un ejército rebelde conocido por las atrocidades que había cometido en el área. También lo contactó con la Iglesia local, donde podía encontrar oportunidades sociales. Por la época de esta visita, el equipo estaba tratando de enlazar la fase aguda de su tratamiento con el curandero, con el tratamiento actual propiciado por el equipo CCF, para los 5

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síntomas persistentes de depresión a menudo encontrados en jóvenes ex–combatientes.

1. DESCRIPCIÓN DEL PACIENTE Y DE LOS PROBLEMAS QUE PRESENTA Pedrito era un joven atractivo, alto y muy delgado, pero con unos enormes ojos vacíos que le daban a su cara una extraña expresión de ancianidad. El día que llegamos tenía puesta una camisa limpia y pantalones, y su cuarto estaba barrido, completamente vacío, con excepción de una escoba, una estera para dormir, una olla y un pequeño atado de ropa. Su existencia lucía empobrecida aún para los estándares de su muy pobre vecindario. Ocasionalmente, me miraba directamente a mí, pero generalmente miraba al trabajador del CCF a quien conocía bien; yo era solamente una visita. Contó su historia sin que se le preguntara, y contestó a todas mis preguntas; sin embargo, lo hizo de manera mecánica, sin vida. Parecía sorprendido cuando le averiguaba o discutía temas diferentes a sus experiencias en la UNITA5 o a su tratamiento tradicional. El equipo reportó que era raro que hablara socialmente; nunca jugaba fútbol o se divertía con otros jóvenes y no podían pensar en nada esperanzador para decir sobre su futuro. Cuando los miembros del equipo mencionaban el tema del trabajo o del matrimonio, miraba al suelo desalentado y decía que lo ensayaría, pero sin ningún ánimo.

2. HISTORIA DEL CASO Pedrito había nacido en Angola Central, una parte del país sometida a intensas luchas desde antes de su nacimiento. Su familia pertenecía

La resistencia nacionalista angoleña se organizó alrededor de un partido político convertido en guerrilla de derecha bautizada como Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, UNITA, patrocinada por los EE UU. Durante más de 35 años fue un movimiento armado en las guerras de Independencia (1957-75) y Civil (1975-2003) angoleñas. Su fundador y principal líder fue Jonás Savimbi (1934-2002). (Nota de la Editora).

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a uno de los nueve grupos etno-lingüísticos que componen la población indígena6. No recordaba a su padre quien, además de que era raro verlo en casa, murió en combate antes de cumplir dos años. Su madre se había bandeado lo mejor que pudo con sus dos hijos vendiendo cosas en el mercado: tenía el recuerdo de estar sentado a sus pies mientras ella vendía, o jugando y corriendo alrededor con su hermana mayor. Algunas veces, la familia escuchaba los ruidos de la guerra; recuerda la sensación de temor y de aprehensión en su pueblo. Cada día, su madre trataba de llevarlo al PIC (Centro Público Diario de Cuidado y Nutrición para Niños) donde ingería alimentos nutritivos y aprendía a cantar y a jugar. Le gustaba el PIC, pero algunas veces prefería estar con su mamá, y recordaba que no lo forzaba a ir cuando no quería. Ella se enfermó cuando él tenía cuatro años, y después de eso no quería ir tan frecuentemente. Desconoce la naturaleza de la enfermedad de su madre. Ella se adelgazó mucho y gastaron muchos días en largas filas en el hospital. Su hermana iba a la escuela todas las mañanas, pero, al poco tiempo, dejó la casa para ir a vivir con unos parientes lejanos. Pedrito, en sus palabras, dice que lo dejaron ‘para cuidar de su madre’. Desde cuando empezó a ir al hospital con ella, los días de ir al PIC se volvieron cada vez más escasos. Finalmente, dejó de ir, simplemente se quedaba a su lado.

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No está claro si algunos otros miembros de la familia eran demasiado pobres para cuidarla, si Pedrito era renuente a dejarla, si su madre insistía en que él se quedara; en ese entonces era muy joven, y su propio relato es confuso. Pero, como lo cuenta, a los cuatro años y medio estaba solo cuidando de una madre que se estaba muriendo, contando únicamente con visitas esporádicas de su hermana mayor, que tenía siete años, y una tía que le llevaba comida. Hacia el final, un soldado del campamento cubano (descrito más adelante) vino y se hizo cargo de él. Se aseguraba de que Pedrito comiera y de que alguien cuidara a su madre; finalmente, lo llevó al campamento con otros niños huérfanos que ya vivían allí. Este soldado lo ayudó a arreglar el funeral de su madre y le dijo lo buen niño que era por haber cuidado de ella como lo había hecho. También le dijo que su padre había sido un héroe y que podría crecer para, algún día, ser exactamente como él. Pedrito describe el campamento como una especie de gran PIC, excepto que los niños dormían allí.7 Los soldados estaban acuartelados en un lugar separado, pero el Protector de Pedrito gastaba una cantidad de tiempo con él y controlaba sus progresos. El niño jugaba y hacía deportes en el complejo habitacional, donde había doctores para ‘su salud’ y para su ‘mente’. Pedrito nos relató que su ‘doctor de la mente’ los ponía a dibujar los retratos de sus padres fallecidos y dibujos de ellos mismos

Hay seis grupos étnicos bien definidos: ovimbundu 37%, kimbundu 25%, bakongo 13%, tucokwe 13%, vangangela 9%, vanyaneka 5%. Cuando se considere el punto de vista del número de hablantes, es la lengua umbundu la que sobresale. El portugués se habla como lengua materna en un 80% de la población, y como segunda lengua por otros 20%. El dominio del portugués en los quimbundú nativa y otras lenguas africanas se debe a una fuerte influencia de Portugal, en contraposición a Mozambique, que están más alejadas de la Lusosphere, retuvo la mayoría de hablantes de lengua bantú. (http://es.wikipedia.org/wiki/Angola.)(N. de la E.) De acuerdo con trabajadores del CCF, el gobierno cubano, en esa época, estaba proveyéndole ayuda a Angola. Enviaron tropas para combatir y también utilizaron los campamentos para suministrar cuidados en salud, vestidos y alimentos para los niños no deseados y para huérfanos de guerra, que carecían de ‘familia extensa’ quienes eran remitidos por los hospitales o se encontraban durmiendo en las calles. A los niños se les proporcionaba la ayuda de médicos y psicólogos de niños que estaban haciendo su propia práctica de internado.

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creciendo. Se cantaba mucho y se organizaban cuentos de hechos históricos sobre su propio país y sobre otros alrededor del mundo. A los niños les llevaban a creer que eran parte de una familia grande y amorosa y que, en especial los líderes de toda África, estaban muy orgullosos de lo buenos niños que eran. El soldado protector de Pedrito lo visitaba cada día, cuando estaba en el campamento, para informarse sobre lo que había aprendido y darle ‘unos abrazos de oso Ruso’. Cuando partía para el frente, le enviaba cartas. Los ‘doctores de la mente’ se las entregaban y después se sentaban y hablaban con él; también lo visitaban otros soldados, cuando su protector estaba lejos. Pedrito deseaba una madre en este mundo masculino e imaginaba que su protector lo llevaría un día con él a su casa en Cuba, donde Pedrito haría parte de la gran familia del soldado (El equipo del CCF no sabía cuán real habría sido esa posibilidad). En los momentos en que no los estaban supervisando, los niños jugaban una variedad de juegos, unos sobre la curiosidad sexual y otros sobre la guerra. Recuerda los juegos de guerra en que los muchachos se turnaban el ser ‘niños malos’. Cuando eran niños malos, inventaban ‘atrocidades’; su especialidad era que su equipo atacara el hospital. Tropas depredadoras, siempre representadas por mercenarios blancos de Suráfrica, destriparan mujeres moribundas amputando sus pechos frente a sus niños indefensos que lloraban por leche. Cortaban el interior de sus cuerpos. Picaban las heces y los bebés con este procedimiento, mientras los generales reían diabólicamente. Estos jue-

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gos eran considerados ‘sintomáticos` por el ‘doctor de la mente’ cubano, quien alentaba los deportes y los juegos de paz y alertaba a los cuidadores para prohibir los otros. Relató que los ‘malos juegos’ fueron sobrepasados y descartados con el tiempo. Pedrito empezó la educación formal en la escuela pública local, a la edad de siete años, cuando empezó primero de primaria. Había terminado el segundo año, cuando el campamento fue asaltado por las fuerzas de UNITA. Los cubanos fueron masacrados, toda el área fue capturada y los niños fueron obligados a salir al campo para convertirlos en soldados de UNITA. A la sazón, no había cumplido todavía nueve años. La iniciación de los niños reclutas era muy severa. Ya eran huérfanos y sus más recientes cuidadores acababan de ser masacrados frente a sus ojos. El Comandante de UNITA, evidentemente, creía que estos niños eran ya soldados. Cuando mostraban no entender una tarea militar, el nuevo Comandante creía que estaban tratando de engañarlo y los castigaba severamente. Cuando mostraban su ignorancia sobre las armas, despreciaba a los muchachos por ser suaves, y les pegaba, llamándolos mentirosos y traidores.8 Estaban hambrientos, y los golpeaban y torturaban para sacarles información que no tenían o no entendían que fuera importante. Los enviaban de un lugar a otro llevando armas y cargas pesadas. Si un niño trataba de escapar, otro era forzado a dispararle, y todos los reclutas restantes tenían que beber la sangre del asesinado.9 Decía que se enfermó, por el

Los niños se fascinaban por las armas de los cubanos, pero se les había prohibido usarlas, en parte por la propia sensibilidad de los cubanos de ser acusados de explotar los niños. Los ‘Centros Modelos’ como en el que Pedrito estaba habían sido diseñados como Propaganda para ejemplificar la manera como el socialismo cuida los niños. Así que los niños, de hecho, no tenían entrenamiento militar prioritario y a menudo cometían errores ya que las órdenes les eran ‘ladradas’ en el campo de entrenamiento de UNITA. Beber sangre humana es tan inaceptable para la gente Bantú del Sur de África como lo es para nosotros en el mundo occidental y Pedrito describía este ritual como repugnante y horroroso.

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miedo y la tristeza acrecentados por fiebres, vómitos, diarreas, sarpullido y llagas supurantes mientras marchaba con el grupo hambriento, a través de terrenos llenos de maleza. Muchos de los niños murieron. Después de aproximadamente un año, los niños fueron enviados a acompañar hombres adultos en combates y a participar en ataques a aldeas pacíficas. Mataron muchos amigos de Pedrito. Finalmente, fue herido tan gravemente que no pudo seguir y fue enviado a un ‘lugar bajo control’ para recuperarse. Describe que sufría mucho y deseaba morir, pero cuando sus heridas sanaron fue enviado otra vez a la batalla. Le dieron a beber licor y sangre de los masacrados. Ahora era capaz de comer cualquier cosa, robar, saquear o ‘gorrearle’ como fuera a la comunidad local. Se había vuelto rabioso, temerario y violento. Su grupo secuestraba civiles, los obligaban a dar toda la información militar que tuvieran y entonces los mataban. Cuando llegó a los 16 años, le asignaron como ‘esposa’ a una de las muchachas capturadas en las aldeas. Relató que, a pesar de eso, no pudo consumar la unión, lo que lo estresó mucho. Se preguntaba si el daño era físico o espiritual y si ello sería permanente. En 1995, fue desmovilizado. Tenía 18 años y era considerado un hombre. Fue con su grupo al área oficial de asignación de vivienda, donde a los antiguos combatientes les daban herramientas y materiales para construir su propio campamento. Aún estaban bajo el comando de los líderes de UNITA; sin embargo, se asignó un funcionario de la oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de la Asistencia Humanitaria (OCHA) para averiguar sus nombres y lo que pudiera acerca de su procedencia. El funcionario de la OCHA le asignó un catequista

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o activista de la Iglesia (considerado neutral en el conflicto) para buscar los rastros de cualquier familia remanente que pudiera recibir al joven soldado. Pedrito fue enviado nuevamente a vivir con la hermana a quien no había visto desde que tenía ocho años. Al principio, su hermana se puso feliz de verlo porque trajo raciones adicionales de comida y un paquete para la asistencia familiar. A ella, sin embargo, no le había ido bien. La habían forzado a abandonar su aldea nativa y estaba viviendo en Benguele10. La tía y los primos que habían acogido a la hermana de Pedrito eran personas pobres, desesperadas. Ella envidiaba la vida de su hermano en el refugio con personas relacionadas con el campo cubano. No fue capaz de lograr mayor escolaridad por su necesidad de trabajar, de ayudar a la familia. Iban de sitio en sitio buscando seguridad, comida y refugio. Había perdido a sus padres de la misma forma que su hermano, pero a diferencia de él, ningún ‘doctor de la mente’ trató de ayudarla, sólo tuvo la dura respuesta de una pobre y sobrecargada familia atrapada en una guerra sin fin. Cuando Pedrito llegó, la lucha de ella por trabajar, por estudiar un poco y por lograr ajustar los gastos a las pocas entradas, se complicó con un hermano salvaje, que había matado, bebido sangre humana y, según contaban, estaba acostumbrado a estar embebido en droga y licor. Le fue difícil aceptarlo y se preguntaba por cuánto tiempo iba a poder tenerlo con ella. El catequista se ofreció a ayudarla emocionalmente y a estimular a su hermano para que la ayudara económicamente. Noche tras noche, Pedrito se despertaba gritando, con una pesadilla recurrente: lo habían enviado solo a excavar una gran zanja o trinchera, donde su grupo pudiera esconderse. Había una lluvia de

Benguele, era anteriormente una próspera población en la costa, que Milton menciona en el ‘Paraíso Perdido’ como una parada en la costa de África en la Ruta a las Islas de las Especias –Spice Isles-: (Navegando a vela al borde del mar saliendo de Benguele, o de las Islas, libro 2 línea 638).

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balas y, una vez más, se daba cuenta que de alguna forma había sobrevivido. Sin embargo, las almas de los cuerpos de aquellos que había matado, lo mismo que sus padres muertos, los cubanos que lo habían cuidado, y muchos de los de la aldea, volaban todos dentro de la zanja con él y estaba condenado a quedarse allí con ellos para siempre, vivo entre los muertos, sin poder salir. Después de cuatro meses de esta pesadilla, desarrolló una rabia violenta y lloraba por la noche; además, tenía dolores de cabeza muy fuertes que no respondían a los analgésicos o al té tradicional. Supuestamente, debía reportarse a un programa de entrenamiento de trabajo y continuar su educación, de acuerdo con los términos del acuerdo de LUSAKA. Le ofrecieron la opción de tener una tierra propia. No fue capaz, sin embargo, de aprovechar ninguna de estas oportunidades. Durante muchos días permanecía echado en la casa gimiendo con dolor, no plenamente despierto pero temeroso de dormirse. Su hermana le envió, primero, una enfermera practicante local y después al hospital para tratamiento médico y psiquiátrico. Nada funcionó. Finalmente lo enviaron a tratamiento tradicional.

3. CONSIDERACIONES CULTURALES 3.1 El concepto de sujeto en la cultura Bantú11 El hombre no nace libre. En el nacimiento está atado firmemente a la madre por el cordón umbilical. Físicamente lo cortan para liberarlo de ella. Pero dicha cortada liberadora no es meramente un acto biológico. Es simbólico y muy significativo. De ahí en adelante, será un individuo, quien, a través de su

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educación, se preparará para jugar su papel integral como miembro de la sociedad. (Okot p ’Bitek, 1985)

Uno de los conceptos más profundamente discutidos en el trabajo transcultural psicosocial, es la naturaleza de la subjetividad. Si una sociedad es comunitaria ¿cómo se situarán los Individuos dentro de ella? ¿Qué significa subjetividad para los africanos criados de forma tradicional o para el africano crecido en una sociedad dominada por una ideología colectivista (comunista)? Okot p’Bitek, el filósofo citado, se refiere a la ‘Sociabilidad del Self’: el Self que existe para la ‘participación social’. De acuerdo con p’Bitek, el comportamiento individual está culturalmente determinado y sancionado, pero la persona experimenta también el sentido individual de culpa, de amor, de rabia y demás. Los angoleños, como cualquier persona, tienen madre y, la mayoría, esposa. El amor por la madre y por la compañera demuestra esta paradoja: por una parte, son asuntos privados, pero por la otra, involucran diferentes responsabilidades sociales. El individualismo, tan valorado en Estados Unidos, no hace parte de la visión del mundo colectivista de Angola, ni de otras sociedades africanas con las que estoy familiarizada. Esto se evidencia en la forma diferente de hacer psicoterapia. Dowes y Honwana (1996) anotan que, en un sentido ritual o simbólico, la persona puede ‘limpiarse’ y ‘hacerse completamente’ a través de la interacción con otra persona (el curandero) en un acto mediado por y a través de la comunidad como un todo. De igual forma, la sociedad Bantú reconoce que las malas acciones individuales pueden ser expiadas, solamente, a través de la participación

El nombre Angola es una derivación portuguesa de la palabra bantú N’gola, que hace referencia al título de los jefes nativos de esa región en el Siglo XVI, en el tiempo de la colonización portuguesa.

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comunitaria, pero que pertenecen, sin embargo, al malhechor.12 Los problemas de Pedrito dieron entonces lugar a un proceso de diálogo constante entre el equipo del CCF, su familia, su comunidad y los demonios que parecían vivir dentro de él. Los participantes querían encontrar un tratamiento efectivo para él, en parte, para su propio beneficio, pero también para que pudiera participar libremente en provecho de un grupo social mayor.

3.2 Realidad externa y cosmología Bantú De acuerdo con Monteiro (1996) y Dawes y Honwana (1996) los Bantú consideran que la realidad existe de forma simultánea en dos planos, uno visible y otro no-visible. El plano ‘visible’ comprende la realidad externa, mientras el ‘novisible’ incluye los espíritus de los ancestros. Para la cosmología Bantú, hacer la distinción entre lo que es real porque es visible y lo que es real porque existe simbólicamente, no es importante. Monteiro (1996: 3) dice: “La sociedad Bantú tiene una relación continua de solidaridad entre vivos y ancestros [así como], entre los vivos, tiene relación lo personal y lo impersonal.” De hecho, estos conceptos han sido incorporados en los movimientos políticos y sociales que cubren hoy a Angola. Monteiro misma, entrenada en Psicología occidental, cita a Leopold Senhor: La solidaridad es la gran riqueza del pueblo africano y la característica cardinal de la raza negra. La solidaridad es una expectativa fundamental de la cultura Bantú y conforma los cimientos de un estilo de vida basado en la comunidad, 12

en las creencias religiosas y en la filosofía Bantú (1996: 2). Concluye: El principio básico de esta solidaridad es el de la participación [por parte de la comunidad] en la vida misma o unión de vidas. Este concepto de ‘unión de vidas’ incluye las vidas de los descendientes, de los familiares, del clan de familiares, de los parientes directos, los ancianos y un dios (1996: 2).

3.3 El tratamiento tradicional Bantú Dawes y Honwana señalan que hay numerosas similitudes entre los rituales terapéuticos de los curanderos africanos y las psicoterapias occidentales: Entre estos hay “confianza en la competencia del curandero, congruencia entre el paciente y el curandero en cuanto a modelos explicativos y expectativas de mejoría, y el uso de medicamentos. La interpretación, ya sea que se use la del inconsciente freudiano o la del mundo de los espíritus, es común a todos los sistemas” (l996: 11). Hay dos categorías amplias de tratamiento tradicional en Angola: una usa hierbas y otro tipo de medicinas psicotrópicas preparadas de forma natural, y la otra usa rituales diseñados para crear una sanación simbólica de la fuente de síntomas emocionales o espirituales. Durante el transcurso complejo de su recuperación, Pedrito recibió ambos tipos de tratamientos.

3.4 La historia de Pedrito resumida El primer tratamiento tradicional de Pedrito fue proporcionado por un experto práctico en hierbas, quien le dio varios brebajes diferentes

Esta paradoja puede verse en la importancia que le otorga el gobierno de Angola, en el status de Criminal de Guerra, a Jona Savimbi, el jefe de UNITA mientras que, al mismo tiempo, toma medidas conciliatorias frente a aquellos que, como Pedrito, participaron en la Rebelión.

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extraídos de una especie de calabaza seca; le pidió que los tomara dos veces al día y se quedara en casa en la oscuridad. El propósito de esto era facilitarle dormir, sin soñar. “El problema mayor con las personas” dijo el yerbatero que trató a Pedrito y a otros niños soldados, “es que recuerdan; algunas cosas, simplemente, deben olvidarse“(José da Silva, comunicación personal. Agosto 1999). El brebaje estaba dirigido a inducirle a dormir sin soñar, para lograr un adecuado descanso. El curandero de Pedrito sostenía que, bajo ciertas condiciones, sólo el suficiente descanso traía alivio, especialmente para los constantes y severos dolores de cabeza. En este caso, el tratamiento ayudó en algo, pero fue insuficiente, de forma que trajeron otro curandero para que le hiciera uno de tipo simbólico; éste duró dos meses más.

para que la tomara y utilizó otra raíz para hacer un cereal. Se llevó al joven a una choza impregnada con los vapores combinados de las raíces cocinadas. Le refregó el cereal en su cabeza, le hizo tomar el té y respirar los vapores durante cinco días y entonces repitió todo el procedimiento. En total, el proyecto tomó dos semanas y se ejecutó una y otra vez por un período de dos meses. Al muchacho le dieron, entonces, unas raíces purgantes y, después de eliminar todo lo que tenía adentro, lo llevaron al océano para un baño de limpieza. Se llevó a cabo una fiesta final de carne de chivo. Se le despojó de la vestimenta de piel de chivo, lo purgaron de todos sus contenidos, lo limpiaron otra vez después de la purga y lo vistieron con nuevos vestidos. En ese momento fue declarado curado.

El segundo terapeuta trdicional trajo un pollo y un chivo. Mató el chivo, lo despellejó, con la piel ensangrentada del chivo, envolvió a Pedrito. Convocó a todos los miembros de la comunidad para que se reunieran con la familia extensa de Pedrito, los miembros del equipo CCF y el catequista, quien estaba trabajando en la unificación familiar. Mientras permanecía sentado, envuelto en la piel del chivo y untado de sangre, todos compartieron la carne del chivo. Lo condujeron entonces a la choza del curandero, donde permaneció hasta la finalización del tratamiento.

Las pesadillas y dolores de cabeza de Pedrito desaparecieron. Sin embargo, dos meses después del tratamiento, lo echaron de la casa de su hermana por robar y se fue a vivir con el catequista del CCF donde lo encontraron deprimido, aunque sin beber ni sufrir rabietas incontrolables ni pesadillas. Estaba simplemente indiferente y casi sin vida, con pocas esperanzas para el futuro. Sin embargo, se emprendió otro tratamiento tradicional para manejar su depresión, como lo relataré más adelante en el resumen de la historia de Pedrito.

Entonces, cortó la cabeza al pollo, y le restregó a Pedrito la sangre por la cabeza. El joven le ayudó a preparar el pollo: le arrancó las plumas y le sacó las vísceras. Después ayudó en la preparación de las verduras y las especias. El curandero hizo un guiso con el pollo, puso la olla en la cabeza del joven e invitó a comerlo a sus tías y tíos, a su hermana, al catequista y al líder del equipo. Todos comieron de la olla hasta que quedó vacía. Volvieron a utilizar las hierbas, esta vez en un ritual prolongado de limpieza. Le preparó a Pedrito la raíz de té

4. APLICACIÓN CLÍNICA DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

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Actualmente ya no creemos que sea la magia la base del tratamiento tradicional, y sabemos que, aunque sólo sea algunas veces, el tratamiento tradicional es bastante efectivo. El resto de la historia de Pedrito demuestra que las prácticas tradicionales tienen, sin lugar a dudas, bases psicodinámicas que las hacen terapéuticas. De acuerdo con Wilfred Bion (1962), los seres humanos estamos conecta-

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dos unos con otros por uno de tres posibles vínculos: Amor (L), Odio (H), y Conocimiento (K)13. El sentido de la posibilidad de conocer es lo que debe establecerse para tratar los sobrevivientes de la extrema violencia, como en el caso de Pedrito. “Aquel que mata, cura y aquel que cura, mata: así es la naturaleza de la vida”, decía el segundo curandero de Pedrito14. De esta manera, empieza la tarea de establecer el vínculo ‘K’ con el paciente. Compra y mata dos animales: el pollo y el chivo. Envuelve al joven en la sangre del animal que ha matado. Después cocina el animal y hace que la familia festeje con la carne. El joven homicida, cubierto con la sangre y la piel del animal, recibe el calor de ellos, públicamente se admite que está ensangrentado y ensangrienta, al mismo tiempo que su curación se convierte en fuente de alimento para la comunidad. Esto simboliza aceptar que la persona que ha matado puede traer también cosas buenas, y que ambas capacidades existen en todos nosotros. Después, la sangre de la cabeza del pollo se coloca en la cabeza el joven, y se le lleva a ayudar en la preparación de la comida. En su previo estado ensangrentado, era solamente un observador, pero ahora participa activamente en la preparación de la comida. Más aún, la comida se toma de su cabeza recubierta de sangre para indicar que esta persona, que se ha ensangrentado a sí mismo, puede empezar a ser una fuente de alimento (esto es, empezar a participar en un acto de reparación), incluso mientras está todavía en tratamiento. Así, la reparación psíquica y, con ella, la posibilidad de redención, están insertas en el proceso mismo del tratamiento.

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Los significados de ser ensangrentado son muchos y variados. En la mente occidental, la sangre puede connotar culpa, como en el Macbeth de Shakespeare. También, como en el poema Invictus de William Ernest Henley (1875, “Mi cabeza está ensangrentada, pero no inclinada”) aguantar el sufrimiento. Para los Bantú, algunos significados son los mismos y algunos son diferentes. Los guerreros ensangrentados son los que han padecido, han experimentado privaciones y han sobrevivido a ello. Pueden haber cometido actos de violencia, inaceptables dentro de la comunidad. Pedrito fue claramente sangriento en este sentido. Sin embargo, la sangre también significa ‘linaje’, conexión con los que vinieron antes y con los que vienen después, como la sangre que acompaña al nacimiento de un niño. La cabeza de un bebé al nacer está cubierta de sangre. Así, a mi entender, mientras cubrirlo con la sangre del chivo significaba el participar en batallas, bañarle la cabeza con la sangre del pollo significa las dos cosas, continuidad y renacimiento.15 Esta sanación enfatiza la participación del joven en los homicidios, así como la participación que esperaba tener en la comunidad. Que los homicidios hubiesen sido voluntarios, o que un niño de nueve años tuviese o no la capacidad de resistirse, es irrelevante. Lo que importa es que éste y la comunidad, ambos, aceptan su culpa y su capacidad de reparación. No se le pide dejar sus experiencias atrás, en cambio se le pide arroparse con ellas y servir comida, de su ensangrentada cabeza, a los que han sobrevivido. En este acto, vuelve a nacer como parte del clan, como parte de su estirpe

Love (L), Hate (H), Knowledge (K). Citado en el archivo de casos de la CCF.

A la cabeza se le daba una gran predominancia en la ceremonia de sanación. Tiene importancia general como la primera parte del cuerpo en emerger al nacimiento y en el caso de Pedrito era también la fuente de sus dolores de cabeza, de sus sueños y de su voluntad propia.

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y en armonía con los espíritus ancestrales. “No hay presente sin pasado… Los ancestros están siempre entre nosotros aquí… No hay futuro que no incluya la historia…historia de la familia, de la aldea y futuro de todos nosotros”, le dijo el curandero a Pedrito.16 El siguiente paso en el proceso terapéutico es la ‘limpieza’ del Self recién nacido, para purgarlo de actos previamente cometidos. Representa un proceso prolongado y requiere de la asistencia del curandero. El joven no puede dejarse solo hasta que no lo purguen; debe acompañarlo como guía hacia su nueva vida y pasa meses con él mientras éste respira los vapores, toma medicaciones purgantes y se limpia por dentro y por fuera. Durante este período, sus pesadillas se intensifican y el curandero está allí para interpretarlas. Esto se parece mucho a cómo el analista, con su presencia tranquila y consistente, a menudo ‘acompaña’ al analizando a medida que se revela, en el tratamiento, el significado de la experiencia temprana. Este lenguaje lo utiliza en sus escritos Ignacio Martín-Baró, en El Salvador (1994). Durante los dos meses en que el curandero permaneció en la casa con el joven, cuidándolo, alimentándolo y dándole tranquilizantes y medicamentos purgantes, estableció, además, otro vínculo importante con él, el vínculo de ‘L’, o de ‘amor’. Al establecer esta conexión demuestra que ella es posible, incluso después del establecimiento del vínculo ‘K’, esto es, después del reconocimiento del muchacho por lo que es, incluyendo sus homicidios, reales y/o fantaseados. Es este vínculo el que crea la posibilidad de ‘contención’ en el sentido de Bion, y también, finalmente de holding (Seinfeld, 1993) de Pedrito, de manera que pueda aprender a tolerar este reconocimiento. D. W. Winnicott, en Algunos Aspectos Psicológicos de la Delincuencia Juvenil (1946), 16

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explica que robar es un acto complicado con el cual el niño intenta reclamar a la sociedad algo que alguna vez tuvo, a lo que siente que tiene derecho y que le quitaron prematuramente. En otras palabras, es un grito frecuente del adolescente ‘para pedir ayuda’ a la sociedad o a la familia, que el jovencito cree que le debe algo. Una manera de pensar el robo, en Pedrito, es verlo como señal de que una vez liberado de los tormentos de sus años de guerra, volvió a ser un niño otra vez. Uno que ha perdido ambos padres y a todos sus cuidadores, que se sintió desprovisto e incapaz de asumir la tarea de enfrentar su nueva vida. Su sobrecargada hermana tenía poco que dar. Aún sin sus síntomas originales, estaba muy solo. Melanie Klein en Las Tendencias Criminales en los Niños Normales (1927) ofrece otra explicación para el robo. Anota que robar a los miembros de la familia ocurre a menudo cuando el joven desea que lo castiguen por actos horribles llevados a cabo en su fantasía. El equipo técnico CCE se sentía cómodo aplicando este concepto a su trabajo con Pedrito y sentía que el nuevo síntoma no debería ser completamente separado del antiguo. ¿No había agresión en el robo? ¿Cómo debería haberse sentido este pequeño cuando a su protector y a todos los demás que lo habían cuidado los masacraron dejando que a él y a sus amigos los hicieran marchar a la guerra? Peor aun, él había participado en juegos de fantasía en los que había cometido el truculento asesinato de su madre. Incluso cuando no sabemos exactamente en cuál de estas situaciones participó, hubo ciertamente muchas espeluznantes violaciones y asesinatos de mujeres perpetrados por las tropas a lo largo del camino. También hubo asaltos documentados, como aquél perpetrado a un muy conocido hospital, cuando tomaron a los doctores y las enfermeras como rehenes y asesinaron a los

Felipe Ramos comunicación personal, Agosto 1999.

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pacientes en sus camas, probablemente junto con sus niños. Pedrito confesó su participación en esos crímenes cuando regresó por primera vez a la comunidad. Sin embargo, el equipo técnico de CCF se sentía inseguro sobre los actos que él y su grupo habían efectivamente cometido, en contraste con lo que había hecho solamente en fantasías inconscientes, no obstante lo culpable que pudiera sentirse. ¿Cuán literalmente, se preguntaban, lo reprimido había vuelto? ¿Cuán literalmente habían actuado sus tempranas fantasías infantiles? Melanie Klein señala: Hay una analogía entre algunos crímenes horribles que han sido cometidos recientemente y las correspondientes fantasías que se han encontrado en el análisis de algunos niños pequeños. …Un caso muy espeluznante fue el de un hombre que mató varias personas utilizando las partes del cuerpo para hacer salchichas.(1927: 177). ¿Ese sentimiento inconsciente de culpa, podría haberle llevado a pecar nuevamente para buscar castigo o reparar, en su primer tratamiento, algo que había sucedido, sólo simbólicamente, pero no de forma real? Ciertamente que se le expulse de la comunidad es un castigo real. Más aun, a pesar de que afirmo de manera consistente en este estudio que los símbolos pueden formarse y utilizarse incluso bajo las más desesperadas circunstancias, las manifestaciones perturbadoras que ahora ocurrían pudieron no haber sido el resultado de una falla en la formación de símbolos para ayudar en la recuperación. Es más posible que, mientras los crímenes de guerra habían sido simbolizados y expiados, los más tempranos crímenes de la fantasía de la infancia, alguna vez reprimidos y ahora actualizados, no se hubiesen atendido adecuadamente.

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El tratamiento de ‘niños soldados’ representa un gran desafío para los programas de reintegración psicosocial porque, a diferencia de otros sobrevivientes a las torturas, muchos no solamente han sido testigos sino que también han cometido las atrocidades. Cuando son niños, jóvenes, los que padecen estas experiencias, es difícil saber qué es real y qué imaginario, de manera que el equipo debe, frecuentemente, tratar todos los síntomas como si fueran tanto reales como imaginarios.

5. MODALIDAD DE TRATAMIENTO, CULTURA Y CIRCUNSTANCIAS PSICOSOCIALES DE LA REINTEGRACIÓN EN ANGOLA Carlinda Monteiro, ya citada en este artículo, Psicóloga y Trabajadora social, completó el entrenamiento universitario en Angola y encabeza el Programa Psicosocial de Reintegración del CCF. Cada equipo incluye Maestros, Psicólogos y Trabajadores sociales, además de los catequistas, quienes son activistas de la Iglesia pero no son profesionales. La CCF suministra una superestructura de apoyo Internacional, a través de un consejero psicosocial mayor (Michael Wessel del Randolph Macon College de Virginia) y a través del Programa Internacional para la Salud Mental y los Derechos Humanos de Chile. Alcinda Honwana es Antropóloga de la Universidad de Ciudad del Cabo, ha ayudado a Monteiro y su grupo en algunos aspectos técnicos para integrar modelos psicodinámicos nativos con los europeos (como el Psicoanálisis), y con otros modelos psicodinámicos nativos de Angola, como los representados por los curanderos citados en este artículo (Dawes y Honwana, 1996) No tengo ninguna asociación oficial con esta Organización pero gozo de una relación académica con sus miembros. Bajo esta calidad hice preguntas a los curanderos, relacionadas con los conceptos de sujeto, símbolo, fantasía,

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y el retorno de lo reprimido, lo mismo que al equipo tratante y, en algunas ocasiones (como cuando pregunté qué juegos habían jugado él y sus amigos de niños), al mismo Pedrito. El equipo de tratamiento incluye al catequista de la comunidad asignado al niño y a su familia, un miembro del equipo técnico y el terapeuta tradicional, cuando es indicado. Los tratamientos empiezan con intervenciones sociales a muchos niveles e incluyen grupos y talleres al servicio de la comunidad. Adicionalmente, puede haber visitas a la casa, para permitir las intervenciones de los niños, de la familia y de los vecinos. La terapia tradicional se proporciona cuando lo requiere el niño o la familia; cuando éste es el caso, el equipo se reúne regularmente con el curandero cuando la fase del tratamiento está en proceso, para permitir la continuidad de los cuidados. El tratamiento tradicional es frecuentemente aconsejado para los casos difíciles. Sin embargo, en casos como el de Pedrito, en los cuales aparecen nuevos síntomas después del tratamiento tradicional, el catequista proporciona soporte social y el equipo trabaja individualmente y en grupo con el niño.

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en los sueños. Con esto comienza el proceso de hacer consciente lo inconsciente. Una vez se conocen la necesidad de tratamiento y la existencia de una incalculable fantasía de rabia y violencia, el niño es llevado al curandero, que es una persona reconocida por poseer poderes y que tiene familiaridad con los espíritus violentos y con la muerte. Para el propósito de la curación, es una pantalla vacía en la cual la persona que va a ser sanada proyecta sus fantasías. El curandero, como se dijo antes, establece desde el comienzo un vínculo con el paciente, a través de ‘K’ (el conocimiento [Knowledge] compartido del mundo de la muerte y de la violencia). Utilizando símbolos bien conocidos por la comunidad, como matar el chivo, él y el paciente actúan el ritual del homicidio, que vuelve conocido un evento desconocido, y lo comparte con la comunidad. Entonces, a medida que el paciente vive y es cuidado por él, el curandero se pasa a ‘L’. La participación de la comunidad en la fase de compromiso es esencial. Si no estuviera participando en la curación, no experimentaría expiación ni perdón, y de ese modo no ayudaría al sujeto a recobrar ‘la socialización del Self, ‘el Self social’.

5.1 Aplicación de la teoría a la práctica: el papel de la interpretación en la fase de compromiso

5.2 La historia de Pedrito resumida

La fase de compromiso en el modelo CCF supone la interpretación de la necesidad de tratamiento después de la guerra, como una parte normal de la vida de África. Al niño se le dice que la guerra deja turbulentos a los espíritus de aquellos a los que se les infligió daño y que ni él ni ellos descansarán hasta que no se haya hecho la restitución correspondiente por la discordia que se ocasionó. Se le dice que los espíritus intranquilos viven dentro de él como seres rabiosos, porque ha actuado la violencia que debería vivirse sólo

Durante todo el proceso terapéutico tradicional, el catequista y el equipo de soporte de la CCF permanecieron en contacto con Pedrito y su hermana. Desde el día en que el segundo curandero finalizó el tratamiento, el catequista empezó el proceso de facilitarle la conexión con la comunidad y el ser miembro de los grupos de la Iglesia y de sus actividades; también estaba empeñado en buscarle oportunidades de empleo con el Gobierno y otros trabajos, para evitar que estuviera desocupado y que se convirtiera en una carga para la hermana.

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En el caso de Pedrito, como se describió antes, la primera fase del tratamiento incluyó hierbas medicinales para que pudiera dormir, luego un tratamiento de ‘limpieza’ y reparación, para ayudarle a él y a su comunidad, a integrar sus acciones sangrientas. Al final de esta fase, los síntomas de Pedrito habían remitido pero, fue sorprendido robándole a su hermana, cuatro meses después de que la curación hubo terminado y tampoco estaba bien integrado con la comunidad. Para la hermana de Pedrito esto era la prueba de que –curado o no- se había vuelto un matón sin ley durante los años en que estuvo con UNITA. Sus propios años de penurias la obsesionaban. Indignada, botó a su hermano de su casa. Los vecinos, también, estaban especulando sobre la eficacia de la sanación, lo que hizo difícil encontrar otra casa para él. El catequista volvió a ubicar a Pedrito en otro enclave pobre, no lejos de aquel en el que había estado antes, y lo introdujo en una nueva iglesia. Le encontró trabajo y lo presentó a la congregación como un huérfano que había sido secuestrado, pero también, que ahora había estado en tratamiento y estaba purificado. El catequista lo acompañó a la Iglesia, a las reuniones después de la misa, a la casa de otros muchachos jóvenes; también lo invitó a ayudar a los miembros de familia en el cuidado de los niños del barrio.

5.3 La elaboración en el contexto Pedrito fue un reto para el equipo técnico. No dio muestras de insight con respecto al comportamiento con su hermana; pronto fue despedido de su trabajo como jornalero y tuvo dificultades para conseguir otro. El equipo empezó a considerar qué otro significado podría tener su comportamiento, y si esto pudiese ser la sustitución de una serie de síntomas por otros o la aparición de un nuevo grupo de síntomas.

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El equipo decidió que sería provechoso analizar su vida antes del secuestro para determinar si había otros asuntos psicológicos dejados de lado que pudieran explicar, de forma concluyente, su nueva serie de síntomas. En ese esfuerzo, el equipo sintió que debía buscar las fuentes de agresión, culpa y la necesidad de castigo, indagando profundamente en experiencias más tempranas que las posteriores de la guerra, síntomas de los que ya estaba curado. Para lograr este fin, el líder del equipo desarrolló la transferencia de Pedrito con él, como el soldado cubano, e intentó trabajar con esa transferencia para encontrar asociaciones que le ayudaran. A través de la transferencia, encontró algo sobre las fuentes de su culpa psicológica: algunas veces había sentido instintos asesinos hacia su madre por no estar disponible para él en su enfermedad y por cosificarlo como ‘su pequeño hombre’, mientras enviaba a su hija afuera, para que la cuidara su familia. A pesar de que se había sentido orgulloso por su importante papel, también sintió que era injusta con él y se sintió aterrado. Así, había conocido el odio hacia ambas, su madre y su hermana, odio que actuó después en los juegos y en las historias que precedieron sus atrocidades de tiempos de guerra. (Pedrito jura, y nadie duda de eso, que él nunca cometió un acto violento, salvo cuando se lo ordenaban apuntándole con un fusil). El ‘doctor de la mente cubano’ sabía que aquellos huérfanos tenían resentimientos, pero había sido entrenado en una terapia más cognitiva y social y no manejaba esto directamente. Melanie Klein anota; “Esto, -la sublimación de las fantasías aterradoras- sucede en el análisis… pero no porque hayan aconsejado o alentado a al niño” (1927: 176-177). Aunque hubo algunos adelantos, Pedrito todavía sentía que estaba solo con su rabia inaceptable –como un paria. En su fantasía, antes de ser secuestrado, se había ima-

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ginado a sí mismo como un agente destructivo. ¿Sería por eso por lo que fue seleccionado su destino? Aquí, otra vez, los miembros del equipo del CCP interpretaron esas fantasías infantiles como parte del desarrollo normal. Grotstein (1997) afirma que los traumas extremos pueden forzar al sujeto a vivir una regresión a los momentos tempranos de su vida, cuando todo es su propia creación –esto es, cuando la fantasía es recreada en la realidad. De acuerdo con este pensamiento, el equipo sintió que era esencial permitirle sentirse responsable no solamente por los crímenes que había cometido en UNITA, sino también por los crímenes perpetrados en la fantasía contra sus objetos amados. Otra vez, la persona que trabajaba con él, le interpretó algo en este sentido. Adicionalmente, se le consultó al terapeuta tradicional. La segunda sanación se había convertido en el tipo de ceremonias ejecutadas tradicionalmente, para insertar nuevamente en la comunidad a los guerreros-de-primera-vez. Como Freud lo señaló en Totem y Tabú (1913), matar por primera vez afecta tanto al guerrero como a la comunidad, por consiguiente, el efecto de este matar por primera vez, debe ser manejado con un ritual. En este caso en particular se trataba de un niño asesino, además de huérfano, que había visto morir a su madre de cáncer, siendo incapaz de ayudarla, y había sido testigo de la masacre de los que lo habían cuidado después de su muerte. Por esta razón, opino que, aunque sea necesario aliviar los síntomas de la guerra, en el caso de Pedrito no es suficiente, pues esto, por sí solo, no haría que el joven se sintiera integrado y capaz de volver a entrar en la comunidad como un participante pleno -para casarse y comprometerse en un trabajo productivo. El terapeuta tradicional llegó, por su lado, a esta misma conclusión. Anotó que la cultura Bantú no provee tratamientos específicos para

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los huérfanos cuyos padres adoptivos hayan sido asesinados. Le recordó al equipo que mientras la guerra era un viejo y conocido fenómeno universal, el reclutamiento de niños para combatir y la masacre en los asilos para huérfanos, no. Sin embargo, el curandero pensó que tal vez una ceremonia de rito funerario para los cubanos, podía ayudar en el proceso o en su recuperación. También podría ayudar la evocación del espíritu de la madre y algunas otras ceremonias combinadas que podía concebir para las circunstancias especiales, o tomar prestadas otras de colegas que trataban problemas semejantes. ¿Podría llamar a su madre desde su tumba, y si fuera así, ella lo condenaría o lo absolvería y abogaría por él para honrar su memoria? El curandero, primero, consultó el espíritu de la madre y encontró que, como muchos de los muertos, ella había llegado a conocer la violencia en la parte no visible del espíritu humano. A pesar de los pensamientos violentos de Pedrito, ella convenía en que él había sido un buen hijo, le había proporcionado cuidados y un funeral apropiado. Las palabras que el curandero atribuyó a la madre fueron una forma de traer a la conciencia temores inconscientes relacionados con deseos prohibidos. Después de esto y de un funeral simbólico apropiado para los cuidadores del orfanato de Huambo, se inició otra serie de tratamientos. Esta vez las ceremonias contenían un castigo simbólico y ritualizado en el cual el joven era abandonado en una choza ardiendo y sus ropas se quemaban. Era entonces rescatado por el curandero quien lo limpiaba y vestía y hacía que lo abrazaran los miembros de la comunidad a quienes el catequista había organizado. Otras partes de la ceremonia incluían comunión con los ancestros, lo que el curandero no quiso compartir detalladamente. De acuerdo con el curandero y con el equipo CCF, esta parte de la ceremonia

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validaba también la violencia del mundo oculto que es parte de la vida y conduce a la vía de la purificación y de la luz solar, para el crecimiento de los alimentos y para la nutrición. A Pedrito se le pidió que buscara la comida que se tenía que preparar después de su purificación para una fiesta de la comunidad, aunque él tenía que ayunar durante su preparación y durante la comida. En una ciudad hambrienta, esto no era simbólico, sino el inicio de una restitución real. La madre muerta urgía a su hijo a casarse, a tener hijos y a honrarla a ella, a su padre y al soldado cubano, su Protector. Su incipiente capacidad para enfrentar y neutralizar la rabia, dirigida a ella en forma simbólica, le ayudaría en el funcionamiento sexual que iba a necesitar para escoger esposa. Aunque el curandero no me dio los detalles de esta parte del tratamiento, yo siento que era importante no ignorar su disfunción sexual. Oliner (1998) ha sugerido, y yo estoy de acuerdo con él, que tanto la agresión como la libido se afectan con experiencias extremas y que la relación de las dos en la vida de fantasía es importante para la simbolización y para su comprensión. Mientras los perpetradores de crímenes contra la humanidad permitan la libidinización de la agresión extrema, no debe excluirse de las consideraciones de los ‘curanderos’, si no, el alcance de la posible curación, será limitado.

5.4 Reparación e integración Pedrito fue capaz de aprovechar a los miembros del equipo para integrar la escisión de sus identificaciones tanto con los guerreros agresivos (en realidad asesinos) como con su padre biológico y con el soldado protector, a quienes veía como héroes. Estos le permitieron también hacer tanto un proyecto de reparación real, como el simbólico actual. Se le pidió ser voluntario en la asistencia a otros, conseguir

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donaciones y llevar la comida para las reuniones semanales de la iglesia que entrenaba a jóvenes como Activistas de Paz en otras comunidades rurales. Cada día, después del trabajo debía visitar almacenes y otras organizaciones para pedir donaciones de comida para los jóvenes en entrenamiento. Luego acompañaba al equipo CCF a los lugares donde se fueran a dar misiones peligrosas de entrenamiento. Después de un tiempo, se le permitió empezar a ayudar a niños que no podían leer o escribir para que expresaran sus pensamientos. Durante este período Pedrito estuvo más animado. Su manera afectada y mecánica de hablar empezó a mostrar algo de vida. Aunque no parecía entender siempre el humor y no participaba en bromas, empezó a mostrar talento para el fútbol. Tomó parte activa en reuniones sociales. Empezó a visitar a una joven local, y el trabajador social del equipo CCF tenía la esperanza de que ella pudiera considerarlo como candidato para casarse. Los miembros del equipo CCF no terminan formalmente los tratamientos individuales con los jóvenes soldados. Consideran que es crucial para los niños verse a sí mismos como siempre, y tener el equipo técnico a su alcance por si surge alguna dificultad. No desean que se sientan avergonzados si los síntomas vuelven a aparecer. (CCF está actualmente realizando una investigación longitudinal en esta área). El catequista permanece a disposición del joven indefinidamente, como mentor o como un tío mayor sabio, que está siempre ahí para dar consejos. El catequista a su turno tiene acceso a los expertos cuando los necesita. El líder del equipo de Pedrito empezó un proceso por el cual declaró que el joven era más un colega que alguien que requería ayuda y empezó a espaciar sus visitas, una vez por semana a dos veces por mes, hasta cuatro veces al año. Mientras el proceso de terminación o distanciamiento se inició, los trabajadores hablaban

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más informalmente con Pedrito, dirigiéndose a él como a un compañero trabajador social, a un compañero que ha imaginado ‘malas cosas’, pero que ha aprendido cómo utilizar sus impulsos para entender a otras personas y para ayudar a la comunidad. “Todos somos pecadores en nuestras mentes y corazones”, el catequista le recordaba, “pero cuando aceptamos eso, podemos hacer mucho bien y se nos permite tener una vida normal.”

RECONOCIMIENTOS Muchos agradecimientos y reconocimientos a Carlinda Monteiro, Consejera Regional Psicosocial del Fondo Cristiano del Niño, quien desarrolló el programa descrito, entrenó su equipo, y facilitó mi trabajo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bion,W. R. (1957), Attacks on linking, in: Melanie Klein Today, Vol. I: Mostly Theory, ed. E. Spillius. London: Routledge, 1988, 87–101. Pedrito: Blood of the Ancestors 19. (1961a), A theory of thinking, in: Melanie Klein Today, Vol. I: Mostly Theory, ed. E. Spillius. London, Routledge, 1988, 160–178. (1961b), Experiences in Groups. London: Tavistock. (1962), Learning from experience. Northvale, NJ: Aronson. Dawes, A. & Honwana, A. (1996), Children, culture and mental health: Intervention in conditions of war. Keynote address at Rebuilding Hope: Congress on Children, War, band Persecution, Maputo, Mozambique. Freud, S. (1974), Totem and taboo. Standard Edition, 13:1–162. London: Hogarth Press, 1913. Grotstein, J. (1997), Integrating one-person and two-person psychologies: Autochthony and alterity in counterpoint, in Internat. J. PsychoAnal., 10:404–428.

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 29-45, 2010

LA TEORÍA DE LAS TRANSFORMACIONES Y LOS ESTADOS AUTISTAS TRANSFORMACIONES AUTISTAS: UNA PROPUESTA CELIA FIX KORBIVCHER1 Recibido Marzo 3/2010 Aprobado Mayo 5/2010

RESUMEN El trabajo integra dos áreas de reflexión: una, en la que se desarrollan consideraciones acerca del método de observación de los fenómenos mentales en Psicoanálisis, partiendo de la Teoría de las Transformaciones de Bion; y otra, en que se investiga acerca de los estados primordiales de la mente, más específicamente los estados autistas presentes en pacientes neuróticos, descritos por Frances Tustin. Se reflexiona acerca de la postura filosófica subyacente a esta Teoría, y enfatiza que, en Psicoanálisis, un mismo fenómeno puede ser considerado a partir de diferentes vértices, siempre que se sitúe dentro del referencial teórico al cual pertenece. Se sugiere que este modo de observación forma parte del contexto más amplio del conocimiento humano, en el que la relatividad de los conceptos es el principal ingrediente. Al adoptar la Teoría de las Transformaciones como un vértice de observación de los fenómenos que permean el encuentro analítico, se indaga si es posible incluirle otros tipos de transformaciones de la experiencia emocional, además de las destacadas por Bion. Se propone, como hipótesis, que los fenómenos autistas presentes en pacientes neuróticos, puedan constituir un grupo particular de Transformaciones llamado ‘Transformaciones autistas’.

Palabras clave: Transformaciones autistas, neurosis, experiencia emocional.

THE THEORY OF TRANSFORMATIONS AND AUTISTIC STATES. AUTISTIC TRANSFOMATIONS: A PROPOSAL SUMMARY The work integrates two areas of reflection. One, in which considerations concerning the method of observation of mental phenomena in psychoanalysis are developed, based on Bion´s “Theory of Transformations”; in the other, the primordial states of the mind are investigated, specifically the autistic states present in neurotic patients described by Frances Tustin. The philosophical position underlying this theory is reflected upon, emphasizing that, in psychoanalysis, the same phenomenon can be seen from different points of view, as long as they are within the theoretical framework to which they belong. It is suggested that this mode of observation is part of the broader context of human knowledge, in which the relativity of concepts is the main element. By adopting the Theory of Transformations as a point of view for phenomena that pervade the analytic encounter, it is investigated whether it is possible to include in it other types of transformation of emotional experience, aside from those highlighted by Bion. It is proposed, as a hypothesis, that autistic phenomena present in neurotic patients may constitute a particular group of transformations called “Autistic Transformations”.

Key words: Autistic transformations, neurosis, emotional experience 1

Instructora y Supervisora de analistas, Analista de niños de la Sociedad Psicoanalítica Brasileña de São Paulo. E-mail: celiafix@uol.com.br.

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A TEORIA DE TRANSFORMAÇÕES E OS ESTADOS DE AUTISTAS TRANSFORMAÇÕES AUTISTAS: UMA PROPOSTA RESUMO O trabalho integra duas áreas de reflexão: uma em que a autora desenvolve considerações a respeito do método de observação dos fenômenos mentais em psicanálise, partindo da teoria das transformações de Bion; e outra, em que investiga acerca dos estados primordiais da mente, mais especificamente estados em que prevalecem núcleos autísticos presentes em pacientes neuróticos, descritos por Frances Tustin. A autora reflete acerca da postura filosófica subjacente à teoria das transformações, e enfatiza que um mesmo fenômeno em psicanálise pode ser considerado a partir de diferentes vértices, desde que se situe dentro do referencial teórico ao qual pertence. Sugere que este modo de observação dos fenômenos proposto por Bion (1965) faz parte do contexto mais amplo do conhecimento humano em que a relatividade dos conceitos é o principal ingrediente. Ao adotar a teoria das transformações como um vértice de observação dos fenômenos que permeiam o encontro analítico, a autora indaga quanto à possibilidade de incluir em tal teoria outros tipos de transformações da experiência emocional além das destacadas por Bion. Sugere como hipótese que ‘os fenômenos autísticos encontrados em pacientes neuróticos, possam constituir um grupo particular de transformações nomeado por ela de transformações autísticas’.

Palavras chave: Transformações autistas, neurose, experiência emocional.

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cristalización del proceso y la acomodación de la dupla a esta situación.

Para la experiencia clínica ha sido de especial interés investigar ciertos fenómenos psíquicos particulares en los que predominan estados primitivos de la mente, proto-mentales, muchas veces inaccesibles para el analista. Hay pacientes que, aunque predominantemente se comuniquen en niveles mentales neuróticos, conservan una parte de la personalidad en la que prevalecen ciertos núcleos encapsulados impenetrables, que impiden el acceso a determinados aspectos mentales, y a que, durante el análisis, cambios reales tengan lugar. (Tustin, 1986; Klein, S., 1981).

Se observa, también, que algunas manifestaciones específicas le pasan inadvertidas y son excluidas de su campo de observación. Me refiero a las manifestaciones sensoriales, en las que predominan fenómenos protomentales y donde no hay discriminación entre estímulos físicos y mentales. El impacto de estos estímulos sobre la mente del analista es considerable y, dado su grado de primitivismo, no adquieren representación, y se vuelven, por tanto, no pasibles de transformación. Por tanto, las reacciones del profesional a tales estímulos deben ser observadas e incluidas en su campo de trabajo como un elemento esencial que formará parte de él, ya que, muchas veces, esas reacciones -las manifestaciones corporales, la evasión- ocupan el lugar del pensamiento, y son expresiones de esos estados.

Frecuentemente, en estas situaciones, según mi experiencia, la relación que se establece entre analista y analizando tiene lugar dentro de ciertos ‘patrones repetitivos’ de comunicación, los cuales ofuscan la percepción de lo nuevo, por parte del analista, acarreando una 2

Traducción al Portugués Geny Talberg.

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Al adoptar la Teoría de las Transformaciones, formulada por Bion como un método de observación en la sesión analítica, se propone, como hipótesis, la constitución de un nuevo grupo, las Transformaciones autistas, en las que predominan estos fenómenos. Se piensa que esta categorización, tal vez, llegue a contribuir con una mejor aprehensión de estos fenómenos en pacientes neuróticos que, al ser confrontados con vivencias en las que el dolor mental no es soportable, recurren, como un medio para evitarlo, a ‘maniobras’ de tipo autista.

II Se sabe que, según el punto de vista que se adopte, un mismo fenómeno puede tener diferentes interpretaciones. En Psicoanálisis, podríamos decir que la aprehensión de un fenómeno psíquico y su significado atribuido se relacionan, entre otras variables, con el referencial teórico propio de cada analista. Para ilustrar la idea puede imaginarse, por ejemplo, dos trenes andando sobre rieles paralelos, a una misma velocidad, dirección y sentido, 100 Km/hora. Un observador, ubicado en la plataforma de la estación, al verlos pasar y registrar sus velocidades, dirá que ambos se mueven a 100 Km por hora. Si se supone que este mismo observador abandona la plataforma y se coloca en el interior de uno de ellos, al medir la velocidad del otro dirá que, desde su punto de vista, la velocidad es cero. Podemos concluir que la velocidad de los trenes varía conforme al referente: observador-inmóvil ubicado en la plataforma de la estación; u observador-móvil, ubicado en el interior de uno de los vehículos. Este ejemplo clásico permite pensar que un mismo fenómeno puede ser observado desde diferentes puntos de vista, y que todos son

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igualmente pertinentes. Esta idea no se puede considerar aisladamente, sino como parte de un contexto más general; caso contrario, se corre el riesgo de juzgar erróneamente. Es de conocimiento general que los descubrimientos en el campo de la Física moderna alteraron completamente la visión del ser humano en las áreas más diversas del conocimiento, como los conceptos de Espacio, Tiempo, Materia, Causa y efecto. Es de suponer que las ideas de Bion, al desarrollar la Teoría de las Transformaciones, forman parte de una ‘postura filosófica’ más amplia, influenciada por este nuevo modo de visualizar los fenómenos. Grotstein, J. (1981), con mucha propiedad, denominó Do I dare disturb the Universe?3 al libro que editó a partir de artículos de autores vinculados a las ideas de Bion, para resaltar que su teoría genera, muchas veces, gran perturbación y polémica en las conversaciones dentro del medio científico, y desencadenan un estado de inquietud. El principal tema, presente en sus ideas, vinculado al desarrollo del pensar, es, en sí, perturbador, una vez que ‘el pensar’, según mi entender, contrariaría la fuerte tendencia del ser humano hacia el ‘no-pensamiento’. El individuo, movido por la necesidad de evitar el dolor que proviene del desamparo inherente a su propia condición de impotencia y limitación frente al universo desconocido, es impulsado a organizar un mundo ilusorio, o incluso alucinado, para asegurar cierto equilibrio. Su teoría sugiere que la tarea del analista es la de alterar esta organización e intentar desarrollar su capacidad de tolerar el dolor psíquico, de modo que lo transforme para permitir darle cabida a los contenidos que su mente produce y, tal vez, pensarlos.

¿Osaré perturbar el Universo? (Nota de la autora).

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El campo de trabajo del analista, sugerido por Bion, es el del ‘aprendizaje por la experiencia emocional’ compartida por la dupla analítica, y la Teoría de las Transformaciones se propone como un vértice de observación de estos fenómenos, para permitirle al analista discriminar frente a qué tipo de transformación de la experiencia emocional se ubica. Si el analista adopta este vértice, pasa a incluir, en su observación, la distorsión intrínseca al acto de observar, puesto que es su propia mente la herramienta de la que dispone para el trabajo, y está sujeta a movimientos psíquicos equivalentes a los de su paciente. A partir del contacto con estos movimientos, el analista formula su versión de la experiencia emocional en curso, para, de esta forma, abandonar la posición de autoridad, de dueño de un saber, de portador de una visión absoluta del fenómeno mental. La participación del analista en la sesión está impregnada, pues, de elementos de su propia personalidad, por el bagaje acumulado a partir de experiencias vivenciadas a lo largo de su vida, por su intuición entrenada durante la formación psicoanalítica y por su análisis personal. Ese fue, a mi modo de ver, el punto en que Bion ‘osó perturbar’ lo que estaba establecido, introduciendo, en el campo analítico, la figura del analista en ‘movimiento’, ‘activo’, a merced del dinamismo que impone todo contacto vivo. Bajo la óptica de la Teoría de las Transformaciones, cualquier movimiento, tanto del analista como del analizando, se considera como un eslabón de una cadena de movimientos sucesivos, resultado de la interacción que se establece, desde el inicio, entre la dupla analítica. Las transformaciones del analista son efectuadas en este campo, y no le es más posible atribuir un significado absoluto

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a determinado fenómeno experimentado, sino ofrecer al analizando su transformación personal, constituyéndose ésta en apenas ‘una’ de las posibilidades para ser considerada en el abordaje del material. Como sabemos, el concepto de Transformación contiene la idea de ‘invariante’. Para que exista la transformación de una experiencia emocional, algunos elementos deben mantenerse, no deben variar; caso contrario, esta experiencia no sería más una transformación de la primera, sino otra experiencia cualquiera. No se trata, por tanto, de una transformación aleatoria, sino de una en la cual están conjugadas, entre otras, las invariantes propias del sistema teórico adoptado por el analista, sistema este que direccionará, en parte, el enfoque de su abordaje. Pienso que Bion, al proponer la Teoría de las Transformaciones como un método de observación de los fenómenos mentales, reproduce, en la situación analítica, la experiencia que más se aproxima a lo que sería un encuentro entre dos personas: dos mentes en movimiento, interactuando, modificando una a la otra con cada movimiento.

III Partiendo de la idea de que, en virtud de una experiencia compartida entre analista y analizando, el primero sólo tiene acceso a las transformaciones de la emoción presente, una vez que el contacto con la emoción en sí misma no le es accesible, se plantea: ¿Qué tipo de transformación de la experiencia emocional el analista está compartiendo con el analizando en cada movimiento? ¿Cuál sería su transformación de aquella vivencia? Bion propone las Transformaciones en movimiento rígido, las Transformaciones proyectivas, las Transformaciones en alucinosis, las

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Transformaciones en K y (-K) y las Transformaciones en O. Pretendemos detenernos apenas en las tres primeras. En las Transformaciones en movimiento rígido, el campo de los fenómenos observados abarca el de la transferencia clásica, descrita por Freud, en la cual situaciones del pasado son transferidas hacia la figura del analista sin ‘deformación’. (Symington, 1997). En las Transformaciones proyectivas, predominan los mecanismos de Fragmentación y de Identificación proyectiva propuestos por Klein (1946). La mente proyecta, en el interior del objeto, el aumento de estímulos internos, tratando de obtener alivio. Cabe al analista recibir las proyecciones del paciente, acogerlas y transformarlas, darles algún sentido, a fin de comunicarlas al paciente para posibilitarle que su contenido se mantenga en la mente y no sea expelido. En las Transformaciones en alucinosis, la experiencia emocional vivenciada, con la figura del analista como un objeto real, es transformada de tal modo, que éste es sustituido por otra figura creada por el analizando; a partir de ahí, toda la relación que el analizando establece con el analista se vuelve independiente de los hechos, y gana una existencia propia, autónoma, que desconsidera la realidad. Ese grupo de Transformaciones, como Bion (1965) postuló, se revela por la presencia de fenómenos en que: ... la rivalidad es una característica esencial de la relación. Las acciones hablan más alto que las palabras. El paciente se presenta como una persona ansiosa por demostrar su independencia de todo lo que no sea sus creaciones. Estas son el resultado de la habilidad para usar los sentidos como órganos de evacuación, involucrando así al analista en un universo generado por él mismo,

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vivenciado como un mundo perfecto. La imperfección es una señal para la intervención de fuerzas hostiles y envidiosas. Gracias a su capacidad de satisfacer todas sus necesidades, a partir de las propias creaciones, el paciente es totalmente independiente de cualquier persona o cualquier cosa que no sean sus productos (Bion, 1965: 161). Bion señala que, en cualquier grupo de Transformación, el fenómeno de la alucinosis se encuentra siempre presente, en mayor o menor grado, una vez que se la considera como una función de la mente. Dice, también: “rivalidad, envidia, avidez, robo, juntamente con su sentido de ser inocente, merecen consideración como invariantes bajo alucinosis” (: 157). Pienso que, cuando Bion introduce las Transformaciones en alucinosis, amplía el campo de observación psicoanalítico, porque este concepto ilumina la presencia de fenómenos psíquicos que contienen cualidades disímiles de aquellas consideradas hasta el momento, principalmente en lo que respecta a la Identificación proyectiva, descrita por Klein (1946). Igualmente, que el abordaje de la Teoría de las Transformaciones deja abierta la posibilidad de que otros grupos de Transformaciones puedan ser igualmente observados. Opino que Bion, a partir de la experiencia con grupos y con pacientes psicóticos, se fijó en el fenómeno de la alucinosis, evidenció la necesidad de la utilización de un concepto que pudiera dar cuenta de tales niveles de comunicación, y señaló que la presencia de este mecanismo, en pacientes neuróticos, es más frecuente de lo que suponemos. Al discriminar los diferentes grupos de Transformaciones, encaró su preocupación como un intento por auxiliar al analista clínico a orientarse frente a los diferentes niveles de comunicación propuestos por el paciente, además de facilitar el intercambio científico entre los colegas. Se

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indaga si fuese posible incluir, en la Teoría de las Transformaciones, otro grupo, en el cual el fenómeno preponderante posea características diversas de aquellas descritas por Bion. Nos referimos, particularmente, al Fenómeno autista presente en los estados mentales que serán discutidos a continuación.

IV Frances Tustin, entre otros autores, partió de la experiencia de análisis con niños autistas, para consagrar la investigación de los estados primordiales de la mente, particularmente, a los Estados Autistas. Como se mencionó, Tustin y Klein, afirman que, por detrás de la parte neurótica de la personalidad, hay una en la que predominan núcleos encapsulados, impenetrables, del self, resistentes a cambios, que acarrean la falta de contacto emocional. Esos estados emocionales producen fenómenos semejantes a las defensas autistas, cuya finalidad es proteger el self primordial de estados intolerables de no-integración. Según Tustin, los fenómenos autistas se caracterizan por la presencia de un estado de ‘recogimiento emocional’ en el interior de una ‘concha protectora’, auto-generada. Con el fin de evitar vivencias dolorosas que le acarrearían una sensación de disgregación, y vulnerabilidad intolerable, el self se retira del contacto afectivo con el objeto. Los estados autistas se manifiestan, principalmente, en individuos que presentan una sensibilidad extrema y una auto-sensualidad exacerbada. Para estos, la conciencia de la separación del objeto se dio de manera tan abrupta, que no hubo medios para soportarla; se vivió como si partes del propio cuerpo hubieran sido arrancadas, arrastrando la experiencia de aniquilamiento, de agujeros internos, “de agujeros negros, descrita por algunos pacientes” (Tustin, 1984,1990). La hipótesis central de Tustin (1990), al final de su vida, al referirse a los estados autistas,

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consiste en la observación de lo que denominó como “estados de conciencia, estados de sensación, en los cuales los sentidos son los órganos primarios de conciencia”. Dice: “La fluctuación de esos estados de conciencia será la base de los futuros estados de mente”. Tustin (1986) diferencia la mente del esquizofrénico de la mente autista. La primera se encuentra en un estado enredado, confuso, con el objeto, en el cual los mecanismos de Identificación Proyectiva son hiperactivos. El sujeto tiene conciencia de interior y de exterior y de que los objetos por él fantaseados se encuentran en el interior del cuerpo de la madre. Hay un ansia por el objeto. El funcionamiento de la mente autista, en cambio, se caracteriza por el hecho de que el individuo se ubica en un mundo dominado por las sensaciones. Su ansia es más por éstas, que por objetos, reacciona ante las personas por las sensaciones que ellas le provocan. No se constituye la noción de objeto interno, ni de objeto externo, debido a que su representación en el ámbito psíquico o la de las fantasías vinculadas a él, no se desarrollan. Las relaciones de objeto tienen lugar, principalmente, a través de relaciones con ‘objetos-sensación’, ‘objetos y formas autistas’, ambos fuertemente impregnados por sensaciones. Ahora bien, la noción de objeto –interno y externo-, en estos estados, es bien diferente de la que se establece en el ámbito de la parte neurótica de la personalidad. Las relaciones con los objetos autistas se caracterizan por experiencias con objetos duros y por el contacto con bordes. El contacto sensorial con estos objetos es esencial, no por representar otro objeto o por la fantasía que estos puedan desencadenar, sino por convertirse en el propio objeto. La conciencia de la falta del objeto es tapada por el objeto autista, de forma que los sentimientos de terror, que advienen por su ausencia, sean suprimidos. Las relaciones de objeto a través de formas

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autistas consisten en experiencias sensoriales que adquieren formas enteramente personales, particulares de cada individuo, creadas a partir de sustancias corporales o de objetos que se experimentan como tales. No se trata de formas compartidas con otras personas, son ‘formas sentidas’ que adquieren una función apaciguadora, y rudimentos de la noción de límites, y contienen en su interior un espacio. Constituyen, predominantemente, experiencias de objetos suaves y de sustancias corporales que calman y reconfortan (Tustin, 1980, 1984). Es frecuente que, en la clínica, nos encontremos con configuraciones como las que estamos considerando. A partir de la experiencia con algunos pacientes, pudimos notar que, por mucho tiempo, se desconsideraron, en la aprehensión de sus estados mentales, algunas comunicaciones pre-verbales expresadas a través de manifestaciones corporales. Posteriormente, percibimos que esas comunicaciones idiosincráticas, para las cuales el paciente no poseía un lenguaje verbal suficientemente desarrollado, revelaban vivencias muy profundas en la relación analítica. Dado el grado de no-integración de esas manifestaciones, el analista queda, muchas veces, enfrascado por la situación, y la evasión que encuentra se convierte en un modo de mantenerse en un estado coherente y de cierto equilibrio psíquico. El reconocimiento y la inclusión, por parte del analista, de tales fenómenos en la clínica amplían, considerablemente, el campo de observación de los estados mentales, y le permiten adentrarse en etapas primordiales del desarrollo emocional. La conciencia de estos estados de mente y el acceso a ellos, permiten que la separación entre el self y el objeto sea alentada, posibilitando que el análisis prosiga, de modo que se promueva la elaboración de esos estados y se evite su mera repetición. Si utilizamos la Teoría de las Transformaciones como referencia, pienso que la aprehensión

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de los estados autistas se modifica. Se abandona la visión descriptiva de un fenómeno aislado, en que el analista, como un observador externo, lo interpretará según los conceptos teóricos. El analista pasa a ser insertado en el contexto de la experiencia emocional compartida con el paciente y sus observaciones emergen como un eslabón de una cadena de sucesivos movimientos, provenientes de la interacción entre la dupla. Así, la tarea del analista queda circunscrita a vivenciar con el analizando los movimientos y sus ‘consecuencias’, presentes en el encuentro analítico. Al reunir los elementos descritos, y destacar los fenómenos que caracterizan la presencia de esos estados en la clínica, se observa que el paciente, inmerso en los estados autistas, no incluye ni excluye la figura del analista en la sesión; más bien ignora su presencia, y frecuentemente, permanece absorto en actividades vinculadas al propio cuerpo, a través de las cuales obtiene placer, confort y la sensación de bastarse a sí mismo. Estas ‘maniobras’ son generadas de manera tal que distrae la idea de continuidad con el objeto para mantener, así, un estado mental mínimamente organizado. La atmósfera que el analista vivencia en esta configuración es la de ‘ausencia de vida afectiva’, lo que provoca, en su mente, un alto nivel de angustia tendiente a la evasión, lo que le dificulta comunicarse y mantenerse en contacto con la situación. Tales vivencias requieren, por su parte, de una disciplina de auto-observación constante, condición esencial para rescatar su mente, y permanecer en la situación. Le resta, inicialmente, comunicar al paciente que sus maniobras autistas se deben a su estado de terror. Podemos conjeturar, en los términos de Bion, que el analista, al ser sometido a este tipo de experiencia, se encuentra frente a un tipo de Transformación de la experiencia emocional cuya especificidad se vincula a la presencia de fenómenos autistas, y si el término Trans-

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formaciones autistas pudiese ser utilizado para designarla.

V Para exponer la distinción cualitativa de la experiencia emocional compartida por la dupla analista-analizando entre las Transformaciones proyectivas, las Transformaciones en alucinosis y las Transformaciones autistas, se partirá de fragmentos clínicos de sendas sesiones con dos pacientes. a) Mariana, una niña de ocho años, llega al consultorio cargando una gran bolsa llena de papeles, carpetas y cuadernos. Aún afuera de la sala, en la puerta, inicia una conversación con sus alumnos: -¡Hola, gente! ¡La maestra llegó! Tira besos para todos, ignora completamente la presencia de la analista y, en medio de un clima de enorme satisfacción e importancia, desparrama todo sobre la mesa; de dedo en ristre y con un aire autoritario comienza a hablar, dirigiéndose a interlocutores imaginarios: -¡Gente! ¡Hoy la maestra los quiere a todos quietitos! ¡La maestra está cansada, silencio! ¡Voy a enseñarles a hacer cuentas!... A continuación, en forma muy molesta, dice: -ya conté hasta cuatro y quien guiñe, ya sabe: ¡va a quedar en penitencia! ¿Están todos hoy? André, Fernando, ¡Qué lástima, Carolina no vino! ¿Y tú, qué quieres de la maestra? ¡Mira cómo ella es linda! Rápidamente, la analista se encuentra en la sala acompañada por todos esos seres creados por ella, seres que adquieren existencia, vida propia. ¡La superioridad, el aire de triunfo demostrado por Mariana es inmenso! La analista, al intentar cualquier comunicación, es inmediatamente interrumpida y Mariana dice:

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-¡Tú ahí, quieta, ni una palabra, ya sabes! Golpea la regla sobre la mesa y, dirigiéndose a los otros alumnos, dice: -¡Mira qué bobita es, no sabe nada! ¡Es la peor de todas! Frente a esta situación, la analista permanece inmóvil, imposibilitada para pensar, reaccionar, trabajar; ¡sólo le queda esperar! Se halla atrapada por aquella atmósfera, sintiéndose impotente, sin acción, pues ni siquiera ‘guiñar’ podía. Vivencia momentáneamente el personaje que Mariana le atribuye: la peor de todas sus alumnas. La sesión transcurre en este clima. Terminado el tiempo, ella recoge sus pertenencias y, desde la puerta, les dice ‘chaucito’, y agrega: -Quédense todos quietitos; la maestra se va y, cuando vuelva, quiere encontrar todo en orden. En este fragmento clínico, pienso que la analista se encuentra predominantemente frente a las Transformaciones en alucinosis, aunque se observen también las Transformaciones proyectivas. La paciente crea, con mucha habilidad y astucia, un escenario en el que sus ‘personajes’ adquieren vida propia. La analista, como una persona separada, no forma parte de este escenario, a no ser como uno más de los personajes, desempeñando exactamente el papel que le es reservado en medio de sus alumnos: ¡La peor de todas! La atmósfera predominante en esta experiencia es de rivalidad y de superioridad de la analizanda en relación con la analista. Su empeño es mantener esta relación a cualquier precio, pues reacciona violentamente frente a cualquier amenaza de ruptura. El clima emocional de la sesión es intenso, la situación es muy viva. La acción se caracteriza por una actividad evacuatoria, cuya función es intentar mantener el control sobre la analista, de modo que la convierte en un objeto de su creación, y evita, así, el

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contacto con su presencia y su dinámica. Para eso, recurre a los mecanismos de la alucinosis, sin los cuales sería llevada a confrontarse con la vivencia de desamparo que acarrea su real condición de fragilidad e impotencia. El triunfo sobre la analista, al “confirmar la superioridad de sus métodos” (Bion, 1965), es significativo. Todos estos elementos reunidos nos indican que las Transformaciones efectuadas por la analizanda se caracterizan por la presencia de los fenómenos de alucinosis. En esta circunstancia, la analista se encuentra frente a Transformaciones en alucinosis. La analista vivencia un estado de impotencia impuesto por la intensidad de la situación. Manteniendo la distancia, sólo le resta a ella la posibilidad de, en el momento oportuno, informar a la paciente que, desde su punto de vista, toda su acción, y la emoción en la que se encuentra, es fruto de un estado de alucinosis. La conciencia de ese hecho, tal vez, permita que el estado alucinatorio se atenúe. La analista deberá, entonces, aguardar con paciencia hasta que surja la posibilidad de que la situación se altere, y emerja un interlocutor, de modo que la comunicación entre la dupla se establezca a otro nivel. En el fragmento clínico presentado se mencionó que predominaban los fenómenos en alucinosis, aunque algunos movimientos se caracterizaran por la presencia de transformaciones proyectivas. Destaco que, en éstas, se observa, por parte de la paciente, la proyección, sobre la figura de la analista, de sus contenidos internos indeseables. Es sometida al impacto de lo que es ser un niño pequeño sujeto a la violencia de un adulto autoritario. La intensidad llega a enfrascarla e incorporarla al escenario armado por la paciente, llevándola a perder, momentáneamente, la dimensión de la separación entre ellas y la dimensión de que es una acción que no le concierne. Estos elementos apuntan a la presencia de fenómenos

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propios a las Transformaciones proyectivas. En esta circunstancia, cabe al analista acoger las proyecciones de la analizanda y, con la capacidad de rêverie y el ejercicio de la función alfa, transformarla, dotarla de algún significado. La comunicación a la paciente de este significado, permitirá, tal vez, que aquellos contenidos proyectados, puedan, ahora, retornar de modo que se vuelvan más tolerables y pasibles de ser mantenidos en la mente. Sabemos que los fenómenos de Identificación proyectiva y de alucinosis permean, de cierto modo, cualquier comunicación. Pienso que lo importante es que el analista discrimine, según su punto de vista, cuál es el fenómeno predominante en curso, pues su abordaje diferirá frente a cada tipo de transformación. b) Ana es una paciente adulta, se encuentra en análisis desde hace varios años, actualmente con una frecuencia de tres sesiones semanales. Es una profesional competente en su área de trabajo, que opera, la mayor parte del tiempo, con lo que Bion denominó ‘parte neurótica de la personalidad’. Su apariencia es bastante cuidada; aunque mastica constantemente un chicle. De mirada distante, su expresión facial denota cierta ‘ausencia de emociones’. Al entrar en la sala, agarra su cartera, se ubica lentamente en el diván; se acuesta, se arregla la pollera de un lado y del otro, cruza los pies. Introduce temas vinculados a horarios, honorarios, próximas vacaciones, dando la impresión de estar ocupándose de algún aspecto práctico de la situación. No hay evidencias de que tales temas se vinculen con ‘ansiedades referidas a la separación’; parece, esto sí, que este es un medio que encuentra para comunicarse, toda vez que no dispone de otros recursos para compartir una experiencia viva. El asunto rápidamente se agota y ella se recoge. Permanece en silencio absoluto, y se mantiene prácticamente inmóvil por largo rato, parece estar bajo el efecto de un potente anestésico. Además del chicle,

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comienza a tocarse el lóbulo de la oreja casi todo el tiempo. Todas esas observaciones, al serle comunicadas por la analista, le provocan una reacción violenta, como si hubiera sido agredida. Se sumerge, a continuación, en un nuevo estado de recogimiento. Si la analista no interviene, formulándole alguna idea, esta situación se mantiene durante largo rato. En otras sesiones, al llegar, repite el ritual descrito, permanece inmóvil, sin decir una palabra, hasta que ella misma interrumpe este estado, se despereza, como si hubiera despertado de aquel estado anestesiado, y verbaliza que se da cuenta de que es necesario hablar alguna cosa. Inicia una larga narrativa, plena de descripciones minuciosas de hechos ocurridos, relatados con tal riqueza de detalles y desdoblamientos, que es imposible aprehender lo que está queriendo trasmitir. La analista trata de agarrarse del contenido de la narrativa para dar algún sentido a lo que está presenciando, pero, pronto, se torna claro que la función de aquella charla es propiciar un estado de protección y cierto gozo con aquello que la propia paciente produce, llenando así, su ‘estado de vacío’ interior. La analizada, al escuchar las observaciones de la analista en cuanto a la ‘ausencia de emoción’ y la función que sus providencias prácticas tienen en aquel contexto, reacciona, como si aquella intervención amenazara romper el precario equilibrio alcanzado a partir del confort auto-generado. La experiencia, con esta paciente, hace que la analista oscile entre vivencias de intensa emoción y un estado paralizado. Si no se mantiene en una disciplina auto-vigilante, su tendencia es la de desvincularse, distanciarse, abandonando a la paciente. Otras veces, sin embargo, la analista, al observarla en aquella situación anestesiada, sin tener con quien hablar, ni encontrar medios de afectarla, imagina ‘sacudirla’, en el intento por despertarla de aquel estado; nota, también, que su condición

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de permanecer en contacto con el ‘estado de vacío’ de la paciente no es estable, pues depende de la angustia presente, además de otros factores imponderables. Cuando este contacto es posible, la analista es capaz de rescatar su función de pensamiento, crear cierto retroceso con relación a la situación, y darse cuenta de que tales manifestaciones son providencias de la paciente para mantenerse protegida de un estado de extrema vulnerabilidad interior. En esta circunstancia, la emoción de la analista se modifica y pasa a observar que la charla minuciosa, el silencio prolongado, el chicle, la manipulación del lóbulo de la oreja, los movimientos corporales de la paciente, adquieren otra dimensión: expresan la vivencia de un estado de terror por la conciencia de existir psíquicamente separada del objeto. Siendo así, ella se recoge en un estado encapsulado, que genera un objeto a partir de sensaciones obtenidas en el propio cuerpo, entreteniendo la sensación de continuidad corporal con el objeto externo, para evitar el dolor mental intolerable provocado por la conciencia de la separación corporal del objeto y garantizar la preservación de cierta cohesión del self. La atmósfera emocional observada en el contacto con Ana es bien diferente a la descrita con Mariana. Ambas se encuentran inmersas en un mundo propio, en el cual no es considerada la presencia del Otro. Se hace evidente, sin embargo, que la calidad del fenómeno, en cada una de las situaciones, es bastante diferente y, por tanto, el abordaje también lo será. Con Mariana la analista comparte una experiencia en la que prevalece la presencia de emoción. El ambiente es intenso, vivo, impactante; predomina, en la analista, la sensación de impotencia por encontrarse desprovista de recursos para alcanzar a la paciente, la cual se mantiene envuelta en un clima en el que el fenómeno de la alucinosis es preponderante.

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En la relación con Ana, en cambio, se vivencia la experiencia de un ‘estado de vacío afectivo’. El contacto que se establece es con un objeto sensorialmente presente, pero psíquicamente ausente, ‘sin vida afectiva’ disponible para relacionarse. El clima predominante en la sesión es el de un estado de acentuado desconocimiento, por parte de la analista, del universo que puebla la mente de la analizanda. El grado de aislamiento que esta situación acarrea, es considerable. En esta circunstancia, la analista necesita desarrollar instrumentos adecuados para operar analíticamente. Se requiere, de su parte, discriminar el fenómeno en curso. Este conjunto de fenómenos reunidos apunta en la dirección de lo que estoy proponiendo que son Transformaciones autistas. En este tipo de configuración, la relación de objeto establecida por Ana tiene lugar a través de sensaciones corporales, o con objetos que son sentidos como físicos, tendiendo a agarrarse a estas sensaciones, que le dan un sentimiento de protección. Dependiendo de la condición del momento, el sentimiento de amenaza, frente a cualquier intento de la analista de aproximarse a su mundo mental, se exacerba, teme la analizanda que toda su organización se rompa abruptamente y que su vulnerabilidad quede expuesta.

VI A continuación, se introducen fragmentos de dos sesiones que se consideran útiles para ilustrar los movimientos de la dupla analistaanalizando y sus transformaciones, en un momento en que la paciente ya adquirió algún insight respecto de su estado mental. a) Ana llamó por teléfono para pedirme un cambio en su horario, pero no me fue posible atenderla aquel día. Llama la atención el hecho de no haber desmarcado la sesión, como habitualmente ocurría, y solicitar un cambio.

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Al día siguiente llega en su horario. Al llamarla, la observo sumida en una atmósfera de intensa depresión. Se mueve lentamente, arreglándose en el diván. Permanece largo rato en silencio, inmóvil, masticando chicle. Luego de algún tiempo, mientras manosea el lóbulo de la oreja, informa, con un tono de voz bajo y cargado, que está mal y que está con un zumbido en el oído. Comunica: voy a buscar al Dr. X. Quiero aumentar la dosis del remedio porque no puedo continuar así. Esta situación, debido a su carácter repetitivo, me desanima y suscita sentimientos de impotencia. Anticipo, así, lo que podrá ocurrir en la sesión. Decido aguardar, ya que no tengo nada para decirle. Luego de otro período de silencio, le pregunto sobre lo que estaría pensando. Se despereza lentamente y, en medio del manoseo de la oreja y el masticar chicle, inicia una conversación como si hablara consigo misma. Dice que estaba pensando en su alumno Pedro y pasa a hablar sobre él. Su narrativa es difícil de acompañar, debido a la abundancia de minucias. Inicialmente, noto que, dada la ausencia de emoción, debo esforzarme para mantener el interés en lo que dice. Poco a poco me doy cuenta de que su conversación es una armadura, dentro de la cual se abriga para impedir el acceso de quien esté a su alrededor. Noto, también, que aunque yo había hecho algunos cambios importantes en la sala, no mencionó nada al respecto. Experimento un sentimiento de impotencia cuando intuyo que comunicarle aquellas observaciones no la ayudaría, como ya ocurrió en muchas otras ocasiones. El estado mental en el que me encuentro es el de estar atenta, para no dejarme absorber por la situación y mantenerme en contacto. Le digo que me di cuenta de que ella no quiso perder su sesión de ayer, y que en la de hoy yo la veía bastante desanimada. A pesar

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de eso, notaba que conversaba conmigo sobre varios asuntos sin que registrase este hecho, insistiendo en que necesitaba recurrir al Dr. X para ayudarla con más medicación. Me escucha con atención y continúa su relato sobre Pedro, ahora con un poco más de ánimo: Pedro no quería venir a la escuela, no quería separarse de la madre, pero aun así resolví dispensarla y yo misma encargarme de la situación. Pedro lloraba desesperadamente, sin parar, hasta que decidí contarle una historia. Al iniciar el relato de la historia, su tono de voz cambia: parece estar más viva, más en contacto. La percepción de este movimiento suyo altera la dinámica, lo que me permite escucharla con más interés. Dice: la historia es sobre un chico que no quería salir de la cama para venir a la escuela porque tenía pensamientos que lo dejaban muy asustado. Temía que todos sus pensamientos ocurriesen de verdad y por eso se negaba a venir a la escuela, sólo quería quedarse en la cama. Comenta su observación de que, a partir de ahí, Pedro se fue calmando y quedó muy bien el resto del día. Agrega, con aire de pesar: A Pedro consigo contarle historias y calmarlo, pero a mí misma no consigo. El Fulano (su ex-marido) me buscó, me mandó una carta que me dejó pésima. Estoy pegada a esta situación, y como Pedro, no consigo salir de ella. Retoma su idea de aumentar la medicación y exclama: ¡No estoy más dando cuenta! Este era el asunto anticipado por mí, al cual se mantiene pegada, y que reiteradamente introduce en nuestra relación. Comento que el zumbido en el oído, mencionado al llegar, tal vez se ligaría a las historias

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que produce, con las cuales se entretiene y a las cuales permanece pegada. Tales historias forman una especie de zumbido, que le impide percibir dónde y con quién está. Llamo la atención hacia las alteraciones efectuadas en la sala de análisis, las cuales no había mencionado. Constato el impacto que causa en mí por la ‘historia’ contada a Pedro, contrastando con el efecto paralizante ocasionado por la ‘constante repetición’ de la narrativa de la situación con el ex-marido, al cual se mantiene pegada. En la narrativa de la historia, reconocía trazos de conversaciones mías con ella a lo largo de nuestra convivencia. Me daba cuenta de que retenía dentro de sí lo que yo le decía y, aun más, podía transformarla y comunicarme su valor. Me daba cuenta, también, de que a través de la figura de Pedro -un niño que llora desesperadamente por no poder separarse de la madre-, estaría expresando su vulnerabilidad, su dolor de verse frente a la analista como una persona separada de ella, con existencia propia, y que la expone muchas veces a las dolorosas vivencias de frustración. Esta experiencia era una total novedad entre nosotros. La ‘capa’ que la protegía al principio de la sesión parecía estarse removiendo. Le expreso estas ideas, ella me acompaña atentamente agregando con cierto aire de pesar que quería en verdad haber venido ayer. Enfatizo entonces, que notaba que, a medida que íbamos conversando, su estado de aislamiento inicial iba cambiando, hasta dar lugar a una situación muy diferente en esta sesión. Despuntaba un cambio vivo entre nosotras, lo cual le permitía estar más abierta. Le digo que esto me llevó a pensar que, tal vez, su pedido para aumentar la medicación pudiera interpretarse como su necesidad de que viviéramos más oportunidades como ésta de hoy. Le propongo que retomemos el ritmo anterior de cuatro sesiones semanales –que, a solicitud de ella, había sido alterado

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hace algún tiempo- de modo que vivamos más experiencias similares. Me escucha interesada, y observo que despunta en ella una atmósfera de cierta animación. Dice: yo incluso ya había pensado en esto, pero tengo dudas porque son tantos años de análisis y nada garantiza que alguna cosa vaya a cambiar. La sesión llega a su fin y le ofrezco el horario que había solicitado para reponer la sesión de la víspera. Acepta enseguida. Ana llega al día siguiente, temprano, y avisa: Sólo podré quedarme hasta la mitad de la sesión porque no me puedo atrasar; necesito estar en la escuela cuando Pedro llegue. Yo sabía que sería la primera de la mañana, entonces no quise dejarte esperando y no venir. Comienza a hablar con un tono de voz bastante deprimido: Ayer, en la sesión, nosotras conversamos de una forma que parecía ser diferente, más próxima. Recién ahora puedo escuchar lo que tú dices en cuanto a no involucrarme. Yo me animé con la posibilidad de vivir aquí algo diferente. Siempre uso la palabra ‘involucramiento’, pero yo no podía entender de qué hablabas cuando decías que yo no estaba presente. Cuenta de una alumna: Parece estar siempre en otra parte. Parece que no registra lo que se le dice. Por otro lado, cuando hablamos de algún asunto, ella, incluso, nos acompaña. Nos damos cuenta de que ella no está por fuera, pero tampoco está por dentro. Yo nunca entendí lo que decías. ¿Si yo estoy aquí de cuerpo presente, cómo es posible no estar presente?

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Le digo que está teniendo una visión que no podía tener antes. Tal vez aquello que parecía ser anteriormente una conversación fuera un zumbido apenas. La experiencia de un contacto diferente, el día anterior, la había traído de vuelta hoy. Tal vez la perspectiva de existir, de ser, la atraía aunque yo la notara bastante vacilante. Agrego, además, que posiblemente, el zumbido, el chicle, la protejan de escucharme, y esto porque vivencia lo que yo digo como algo que la amenaza con retirarla de ese estado protegido, por eso su reluctancia a estar aquí hoy. Dice percibir la gravedad de su situación, y que: no garantizo que viniendo aquí algo cambie. Demostrando perplejidad, agrega: mi alumna trae a la escuela una cajita llena de objetos y pasa el recreo absorta en ellos. Le digo que si su alumna pudiera estar involucrada con una persona, tal vez se sentiría más atendida que estando con los objetos de una cajita. Retomo la cuestión del aviso en cuanto a permanecer sólo la mitad de la sesión y que no me parece tener relación con los horarios, sino con un temor de existir como una persona que tenga una vida con emociones, con sentimientos. Digo que teme romper con este zumbido y tener que incluirme también como una persona viva. Menciono que éste me parece ser un momento de una percepción importante entre nosotras, en el cual se da cuenta de su miedo al cambio y a sentirse desamparada. En este momento se tranquiliza, se entrega al clima de la sesión y desiste de irse. Este material clínico permite aproximarnos a las ideas que venían siendo presentadas, tanto con relación a la Teoría de las Transformaciones como con un vértice de observación de los fenómenos en Psicoanálisis referentes a la inclusión de los fenómenos autistas en este modo de observación. Para eso, propongo la reflexión sobre algunos

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movimientos ocurridos en el primer fragmento. La analizanda pide un cambio de horario pero no es atendida. La analista permanece atenta a lo inusitado de la situación. En la sesión siguiente la analista nota que la paciente, inmersa en una atmósfera de intensa depresión, se involucra en actividades autosensuales: mastica chicle, manosea el lóbulo de la oreja, menciona el zumbido en el oído. Se da cuenta de su desesperación, sin vislumbrar otra alternativa, sino aumentar la medicación que la retira de aquel estado. El deseo de contacto con la analista, y su frustración por no haber sido atendida en la víspera, desaparecieron. Esta experiencia determina un impacto emocional sobre la mente de la analista, de tal suerte que le impide mantenerse en contacto con la situación, llevándola a recogerse y sumergirse en un estado de gran desánimo. Lo desconocido, que permea las circunstancias, se vuelve conocido ‘anticipando lo que estaría por venir’, aunque no se haya escapado la percepción de que la paciente mantiene la esperanza de poder salir de aquel estado, aunque sea con el auxilio del Dr. X. En este contexto, pienso que la analista se encuentra frente a lo que se enunció como una transformación autista. Hay un conjunto de elementos reunidos que caracterizan esta experiencia emocional: la analista se ve aislada, frente a un estado de vacío, de falta de contacto afectivo, provocado por el recogimiento de la paciente. No hay, de parte de la paciente, la noción de objeto separado. Ella genera, en el propio cuerpo, las sensaciones que le garantizarán la ilusión de mantener un estado de continuidad con el objeto, puesto que la conciencia de la experiencia de existir separada no le es soportable. Las transformaciones efectuadas por la analista, al someterse a ese tipo de vivencia,

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dado el poder de los estímulos involucrados, sugieren que se trata de transformaciones en alucinosis. Su distanciamiento con relación a la paciente, sin que pudiera permanecer en lo desconocido -que incluye la situación, y su ‘anticipación de lo que estaría por venir’, señalan en esta dirección. En el movimiento siguiente, luego de un largo período de silencio por parte de la paciente, hay una invitación de la analista a restablecer el contacto, señalándole el hecho de que están allí conversando sin que precise recurrir al Dr. X. La paciente responde a esta invitación e inicia una conversación como si hablase consigo misma; es difícil acompañarla, debido a las minucias de las que está llena la narrativa. Este movimiento produce, en la mente de la analista, un efecto paralizante, que le impide mantener el interés en lo que la ella dice. En esta otra cadena de movimientos hay, inicialmente, una interacción aparentemente diferente entre la dupla. La analizanda, al aceptar la invitación de la analista, sustituye el zumbido por la narrativa minuciosa. Considero igualmente que nos encontramos frente a transformaciones autistas, caracterizadas por la experiencia de aislamiento de la analista, ya que se encuentra con una situación en la que la paciente se involucra y goza, pero que no considera su existencia en el discurso. A partir de las sensaciones placenteras obtenidas por el acto de hablar, esta maniobra le asegura un estado de continuidad con el objeto, de la misma forma que el chicle y las otras sensaciones autogeneradas. En el movimiento que sigue, la analista, en otro estado de mente, crea algún retroceso en relación con la situación, pero trata de mantenerse en contacto, aunque sin dejarse involucrar. Cuando se aproxima a la paciente e intenta penetrar en esta ‘armadura’ suya, nota su reacción más animada, más viva.

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Relaciona la comunicación, en cuanto al zumbido en el oído, con las historias con las que queda pegada y observa que este fenómeno inmoviliza la díada. Enfatiza en el contraste, por la vivacidad presente en la narrativa de la historia contada a Pedro, además de la observación de elementos imitativos en su relato. La dinámica anterior se altera y surge lo inesperado, como dijo la analista: “La evidencia de que la paciente retenía dentro de sí lo que yo le decía y la posibilidad de comunicarme el valor y la falta que le hacía era una total novedad entre nosotras”. En esta secuencia de movimientos, analista y analizanda se mantienen en contacto y permanecen en la situación. Pienso que aquí predomina el vínculo (K) y las transformaciones de la analista son Transformaciones en (K). Este interjuego de movimientos descritos entre la dupla hizo que la armadura protectora con la cual Ana inició el encuentro se tornase más permeable y que se desarrollara un sentimiento de confianza con relación a la analista, lo que le permitió exponer su estado vulnerable -la niña que no dejaba de llorar y que no quería separarse de la madre-. Más adelante, la paciente expresa tímidamente su necesidad de estar con la analista, diciéndole: ¡yo quería realmente haber venido ayer! La analista destaca su observación de cambio en la calidad del contacto mantenido desde el inicio de la sesión, señala que en este punto “surgió un intercambio vivo” entre ellas, que le permite exponerse sin sentirse amenazada. Pienso que la consciencia de este hecho es de la mayor importancia para la analizanda, pues le posibilita experimentar y registrar ‘ser separada’ del objeto. En esta nueva cadena de movimientos, las transformaciones de la analista y de la analizanda adquieren, ahora, otra calidad; se aproximan a lo que Bion llamó transformaciones en (K O).

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En el movimiento siguiente la analista sugiere que “... el pedido para aumentar la medicación podría escucharse como una necesidad de que tengamos más oportunidades como esta de hoy...”, y la invita a que retomen el ritmo anterior, de las cuatro sesiones semanales. Dice la analista: “Observo que despunta una atmósfera de cierta animación de su parte”. La paciente menciona: yo, incluso, ya había pensado en esto, pero tengo dudas, porque son tantos años de análisis y nada garantiza que alguna cosa vaya a cambiar. En este comentario despunta su dolor, debido a la conciencia de su propia situación. Aquí, nuevamente, predomina, por parte de la paciente, el vínculo (K), Transformaciones en (K).

VII En este punto se tratará de compartir algunas inquietudes en cuanto a las ideas que fueron propuestas. Es útil señalar que no toda actividad autosensual en la sesión se vincula con las Transformaciones autistas, sino que lo que permitirá identificar la naturaleza de la transformación en curso será la calidad de la experiencia emocional determinada por el analista en aquel encuentro. Hay actividades auto-sensuales que producen en el analista emociones intensas, muy diferentes de aquellas que tienen lugar en las Transformaciones autistas. Otro punto importante para la discusión es que el impacto provocado por los Estados autistas no puede ser confundido con el fenómeno de la Identificación proyectiva. El grado de primitivismo presente en los estados protomentales provoca en el observador reacciones intensas, igualmente desorganizadas, dando margen a pensar que se trata de un fenómeno de Identificación proyectiva exitosa. Es un engaño, como dije, porque en los estados autistas, el objeto no se constituye como separado. De

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esta forma, no existe la posibilidad de que el paciente se libere de sus contenidos indeseables, proyectándolos sobre el analista. El paciente, inmerso en estos estados, está involucrado consigo mismo y con las sensaciones autogeneradas, sin que haya una diferenciación entre “yo” y “no-yo”. Esta es una distinción fundamental que debe hacerse, pues posiciona al analista frente al nivel de desarrollo mental en el que se encuentra el paciente. De manera que, tanto para el analista como para el analizando, es preferible estar consciente de lo desconocido que estas situaciones imponen y de las limitaciones para enfrentarse a los estados mentales involucrados en ellas. El riesgo de sustituirlas por algún abordaje engañoso y de entretener una situación que no evoluciona es considerable (Korbivcher, 1999). Sabemos que los estímulos mentales son poderosos en esta área en la que predomina la ausencia de emoción. Para el analista, puede ser intolerable permanecer frente al estado mental de vacío afectivo. La forma en que responda a la comunicación en curso varía, conforme el interjuego de movimientos compartidos por la dupla. Es frecuente que el analista cree en su mente “otro analizando” con quien comunicarse, ignorando así la condición mental manifestada por el paciente. Le ofrece interpretaciones fundamentadas en determinadas teorías, en el intento de alcanzarlo, sin darse cuenta del engaño. Este mecanismo lo libera del enfrentamiento con la situación tal cual ésta se presenta, sustituyéndola por otra creación suya: En esta circunstancia, los fenómenos de alucinosis estarían predominando. Hay situaciones, también, en las que el analista, atrapado por la angustia de no encontrar un interlocutor con quién comunicarse y sin poder contener los sentimientos que esta situación le provoca, tiende a liberarse de esta experiencia incómoda. Muchas veces, expele y proyecta,

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sobre la mente del analizando, sus impulsos hostiles derivados de esta experiencia, para presionarlo a operar con recursos que no están disponibles en aquel momento. En esta configuración, parecería predominar el fenómeno de la Identificación proyectiva exitosa. ¿Podríamos considerar las transformaciones del analista como proyectivas? Otras veces, de acuerdo al grado de angustia de la situación, se crea un abismo entre la dupla analítica. Cada uno de sus elementos permanece absorto en sí mismo, habitando su propio universo, sin conexión con el otro. Para hacer frente a esta situación, el analista puede involucrarse con actividades vinculadas al propio cuerpo, con actividades mentales suyas, desvinculadas del paciente. Puede tener también gozo por el acto de hablar, produciendo discursos largos que visiblemente atienden más a las propias necesidades que a las del paciente. Se Indaga si, en este caso, el analista estuviese operando en Transformaciones autistas. Otra posibilidad, aún por considerar, es aquella en la que el analista es capaz de mantener distancia en relación con la experiencia propuesta por el paciente, de operar una escisión en su mente, sin dejarse involucrar por ella, siéndole entonces posible discriminar la naturaleza de la transformación de la experiencia emocional en curso. En esta circunstancia, rescata su función de pensamiento, y permanece frente a este universo aislado del analizando. Si puede transformar esta experiencia en alguna comunicación y ofrecerla al paciente, tal vez se establezca, a partir de ahí, algún contacto. La experiencia del analizando al compartir con el analista este estado de vacío mental, de ausencia de vida afectiva, y ser informado por él, incluso en cuanto a su ignorancia en relación con las vivencias que habitan su mundo interior, puede serle extremadamente valiosa, pues sería esta una rara oportunidad en la cual

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LA TEORÍA DE LAS TRANSFORMACIONES Y LOS ESTADOS AUTISTAS TRANSFORMACIONES AUTISTAS

se sentiría acompañado. Pienso que en esta circunstancia el analista estaría operando en Transformaciones en (K). Las ideas desarrolladas en ese trabajo posibilitan, apenas, la reunión de un grupo determinado de fenómenos mentales, caracterizados por sus manifestaciones específicas. Tal grupo, una vez circunscrito, nombrado, e insertado en un referencial teórico ya consagrado, cobra existencia propia. Tengo plena conciencia, sin embargo, de que, a pesar del esfuerzo involucrado en el intento por reunir tales fenómenos -remitiéndome a la citación de Capra, en el epígrafe-, “este modelo no dará cuenta por entero de la descripción integral de la situación real.”

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bion, W. R. (1957), Differentiation of the psychotic from the non-psychotic personalities, in Second Thoughts. London: Heinemann, 1967. 43-64. (1962a), O Aprender com a Experiência. Rio de Janeiro: Imago, 1991.

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 47-66, 2010

EL PODER DE LAS COMPARACIONES ESTÍMULO U OBSTÁCULO LUISKANCYPER1 Recibido Junio 7 2009 Aprobado Enero 20/2010

RESUMEN En este trabajo parto de la hipótesis de que las comparaciones representan un aspecto asombroso de la vida anímica de los seres humanos. Son manifestaciones de un silencio atronador, generado a partir del accionar inconsciente de traumas e identificaciones múltiples. Las intentaré articular dentro de nuestro edificio teórico. Tienen una importancia significativa en los trastornos del carácter y en la producción de los síntomas. Su develamiento en la situación analítica puede ser empleado como un instrumento y un punto de partida para colegir, en una visión conjunta -como en el caso de Fabián, un adolescente que presentaba severos trastornos sexuales y de aprendizaje- los siguientes temas: 1) La historización de los traumas e identificaciones que subyacen tras las comparaciones. 2) La encrucijada narcisista-objetal. 3) La fantasía básica que comanda, inconscientemente, a las comparaciones. 4) El desdoblamiento del sujeto como sujeto y objeto; sus respectivas oscilaciones y los recurrentes juegos de dominio que se reactivan durante cada comparación.

Palabras clave: adolescencia, comparaciones, historización, campo analítico.

THE POWER OF THE COMPARISONS INCENTIVE OR OBSTACLE SUMMARY This paper assumes that comparisons are an amazing aspect of the emotional mental life of human beings. They are manifestations of a deafening silence, generated from the unconscious action of trauma and multiple identifications. I will try to articulate them into our theoretical building. They have significant importance in character disorders and in the production of symptoms. Uncovering them in the analytic situation can be used as a tool and a starting point for deducing, in a joint vision—as in Fabian´s case, a teenager who displayed severe sexual disorders and learning disabilities—the following topics: 1) The historization of trauma and identifications that underlie comparisons. 2) The object-narcissistic crossroads. 3) The basic fantasy that unconsciously commands the comparisons. 4) The splitting of the subject as subject and object, their respective oscillations and recurrent domination games that are reactivated in each comparison.

Keywords: adolescence, comparisons, historization, analytic field.

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Médico psicoanalista, Miembro Titular en función Didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Asociación Psicoanalítica Internacional. E-mail: kancyper@uolsinectis.com.ar

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O PODER DAS COMPARAÇÕES ESTÍMULO OU OBSTÁCULO2 RESUMO Neste trabalho o autor partiu da hipótese de que as comparações representam um aspecto assombroso da vida anímica dos seres humanos. São manifestações de um silêncio atordoador, gerado a partir do acionar inconsciente de traumas e múltiplas identificações. O autor tentará articulá-las dentro do nosso edifício teórico. Tem uma importância significativa nos transtornos de caráter e na produção de sintomas. Seu aparecimento na situação analítica pode ser empregado como instrumento e um ponto de partida para reunir,em uma visão conjunta- como no caso de Fabian, um adolescente que apresentava severos transtornos sexuais e de aprendizagem- os seguintes temas: 1) A história dos traumas e identificações que estão subjacentes às comparações. 2) A encruzilhada narcisista- objetal. 3) A fantasia básica que comanda, inconscientemente, as comparações. 4) O desdobramento do sujeito como sujeito e objeto; suas respectivas oscilações e recorrentes jogos de domínio que são reativados durante cada comparação.

Palabras chave: Adolescência, comparações, História e campo analítico

El saber popular afirma: “Todas las comparaciones son odiosas, pero algunas son más odiosas que otras”. Y, sin embargo, otras no lo son. Resultan ser, al contrario, elocuentemente necesarias, pues durante el acto mismo de la comparación, es decir, del cotejo y confrontación de lo semejante, de lo diferente y de lo complementario con un otro, que opera como modelo, objeto, rival o auxiliar, se promueve una ganancia en la configuración y consolidación de la identidad propia y ajena.

1. LAS COMPARACIONES: TOLERANCIA E INTOLERANCIA La intolerancia es natural en el niño, al igual que el instinto de apoderarse de todo lo que le agrada. La tolerancia se aprende poco a poco, desgraciadamente, si bien el control del cuerpo se logra a temprana edad,

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la tolerancia requiere la educación permanente de los adultos. Umberto Eco

Las comparaciones se presentan en todas las etapas de la vida y suelen re-significarse, de un modo muy elocuente, durante la adolescencia, llegando hasta el extremo de originar situaciones de acoso y violencia. En primer término, diferencio las comparaciones estructurantes de las patogénicas. Estas últimas ponen de manifiesto la encubierta vulnerabilidad de una identidad que ha sido insuficientemente consolidada y que, además, se sostiene con precariedad y con agresión, a partir de la ‘fabricación’ de un otro al que se lo inviste como si de un rival peligroso se tratara, del cual hay que salvarse y al que, entonces, es preciso combatir, a través de: denigración y triunfo (comparación maníaca); idealización y sometimiento (comparación masoquista);

Traducción al portugués, Geny Talberg.

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ofensa y contra-ataque (comparación paranoide); control omnipotente y sofocación (comparación obsesiva). Las comparaciones estructurantes, a diferencia de las tanáticas patogénicas, se hallan comandadas por Eros, pues garantizan la presencia de la diferenciación y la pluralidad entre los diferentes elementos. Además, posibilitan al sujeto desplegar su inalienable derecho para el ejercicio pleno de una libre elección y se hallan signadas por la lógica de la tolerancia, que posibilita el registro y la aceptación del Otro como diferente. Tolerancia no significa complacencia, indiferencia, ni renuncia a las propias convicciones, sino el respeto a un principio: aceptar la existencia y la diversidad del Otro, quien tiene el derecho a pensar y sentir distinto. Tolerar significa (Heritier, F., 2002: 24) “Aceptar la idea de que los hombres no se definen simplemente como libres e iguales ante el Derecho, sino que la categoría de hombre corresponde a todos los seres humanos”. La respuesta del sujeto a las comparaciones tiene lugar sobre la base de sus pulsiones, de la forma en que están imbricadas, del hecho de que entre éstas prevalezca Eros o Tánatos. Cuando prevalece este último, el cotejo de lo diferente y de lo complementario es reemplazado por el acto intolerante de la provocación, que al generar un desafío hostil, detiene al sujeto y al otro en sus posibilidades de evolución. Así, podemos ver que, en la comparación masoquista, el sujeto sobrevalora al otro y lo inviste como un modelo idealizado al servicio de acrecentar, precisamente, su megalomanía negativa: “Yo, cuando me comparo, soy el peor de todo y de todos”. A través de esta comparación compulsiva, satisface el deseo de revolver en la llaga de su autodesvalorización hasta convertirse en el “atormentador de sí mismo” (Terencio).

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En efecto, la sobreestimación de lo negativo propio desencadena, en el sujeto masoquista, sentimientos de culpabilidad, vergüenza y autocondena, y estos reaniman el despliegue de la fantasía de Pegan a un niño (Freud, 1919). En las comparaciones maníacas, obsesiva y paranoide el sujeto se identifica como un incuestionado amo, detentor de un poder soberbio. La soberbia, a diferencia del orgullo, implica siempre un sentimiento de superioridad arrogante, de satisfacción y envanecimiento por la contemplación de lo propio con menosprecio de los demás. En efecto, en la comparación maníaca se activan los mecanismos de: negación, denigración y triunfo sádico sobre un otro desvalorizado, mientras que en la obsesiva, la agobiante comparación compulsiva implementa los mecanismos de control y dominio cruel y sádico, que socavan, en forma gradual y progresiva, la subjetividad del otro y del sí-mismo propio, hasta llegar al extremo de la aniquilación. En la comparación paranoide, el sujeto se sobreinviste con una megalomanía persecutoria, y el otro suele ocupar el lugar de un rival y/o enemigo al que, con recelo, se debe atacar, y del cual se requiere huir defensivamente. En estas cuatro últimas comparaciones patogénicas, el sujeto adolece de una miopía afectiva. Fuera de la esfera de su sí-mismo no ve a nadie, atribuyéndose a él solo todo el poder, y permaneciendo finalmente como un ser intolerante, enaltecido y soberano, a la vez que incapacitado para respetar el poder y los derechos inalienables que detentan y poseen los otros junto a él. Paul Ricoeur sostiene: La intolerancia tiene su fuente en una disposición común a todos los hombres, que es la de imponer sus propias convicciones, dado que cada individuo no sólo tiene el poder para imponerlas,

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sino que, además, está convencido de la legitimidad de dicho poder. Dos son los aspectos esenciales de la intolerancia: la desaprobación de las creencias y convicciones de los demás, y el poder de impedir a estos últimos vivir su vida como les plazca. (2002: 23). La observación clínica nos revela que en vez de estas comparaciones patogénicas, del tipo puro, suelen presentarse las mixtas con mucha mayor frecuencia, configurándose, entre ellas, diversas y múltiples combinaciones como las maníaco-obsesivas, del tipo obsesivo-masoquistas o paranoide-obsesivas. Tanto en las puras como en las mixtas, se personifica una fantasía relacionada con la intolerancia narcisista, que denominé ‘fantasía del unicato’3. Con insólita frecuencia hallamos que el amor al poder absoluto que subyace en el deseo de permanecer en el lugar de la gloria y de la impiedad del ’unicato’4, se ha conservado en lo inconsciente y despliega, desde la represión, sus efectos particulares. Esta fantasía se edifica como el Yo ideal mismo -que es un cultivo puro de narcisismo- sobre la base de desmentidas y, en virtud de éstas, conserva su existencia. Frente a la muerte, eleva su pretensión de inmortalidad, y frente a las angustias del mundo y sus contingencias, se aferra al peligro con su invulnerabilidad. Él, en sí y por sí, es digno del amor, del reconocimiento y de un poder ilimitado, incuestionado e inquebrantable. La fantasía del ’unicato’ sería, entonces, la vigente escenificación imaginaria de la hipótesis freudiana de la horda primitiva, cuando

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se reanima, en el sujeto, la creencia psíquica de ser el elegido incuestionable para ejercer un poder absoluto, a imagen y semejanza de un padre primitivo, despótico y brutal, que intimida a los demás para someterlos a los caprichos de su dominio. En efecto, “A quien aspira a reinar, cada hermano es un estorbo” (Calderón de la Barca). Esta fantasía sempiterna del anhelo de un poder irrestricto que subyace en la naturaleza humana, representaría la continua oscilación entre la nostalgia de un padre avasallador y dictatorial, y la permanente lucha fratricida en pos de una herencia a la que cada uno se siente acreedor (Winocur: 269) . La fantasía del ‘unicato’ no representa la diseminación del poder, sino su antítesis: la acumulación del poder. No es lo múltiple, es lo Uno. Es la muerte de la multiplicidad y de la diversidad. Esta fantasía mortífera suscita, en cada sujeto, la reviviscencia de las comparaciones patogénicas. Y éstas se escenifican desde los tiempos primordiales de la Biblia, por ejemplo, en las representaciones oníricas de los sueños de José, el declarado hijo predilecto de Jacob que despertó los acérrimos celos fraternos, “y adónde pueden conducir estos celos, bien lo muestra la saga judía de José y sus hermanos” (Freud, 1938: 103). Las comparaciones patogénicas cobran una elevada importancia para el yo, porque le deparan una satisfacción narcisista de la que

Así como el Complejo de Edipo pone límite a la ilusión de omnipotencia del narcisismo (Faimberg), también el Complejo Fraterno participa en la tramitación y desasimiento del poder vertical detentado por las figuras edípicas y establece otro límite a las creencias narcisistas relacionadas con las fantasías del ‘unicato’. (Luis Kancyper. El Complejo Fraterno y sus cuatro funciones. Congreso Fepal 2002) (N. de la E.). El ’unicato’ es una denominación acuñada a fines del siglo XIX, aplicada al gobierno de un solo partido reaccionario y corrupto. El eje de ese sistema político era una concepción absolutista de un poder ejecutivo unipersonal que inutilizaba y avasallaba a los demás, impidiendo el establecimiento de una oposición organizada (Romero J. L. , 1956: 236).

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estaba privado. Así, podemos observar, según señala Freud (1926: 95), que en las neurosis obsesivas y en la paranoia: Las formaciones de sistemas de los neuróticos obsesivos halagan su amor propio con el espejismo de que ellos, como unos hombres particularmente puros o escrupulosos, serían mejores que otros; las formaciones delirantes de la paranoia abren al ingenio y a la fantasía de estos enfermos un campo de acción que no es fácil de sustituirles.

2. LA GENEALOGÍA DE LAS COMPARACIONES Para estudiar los orígenes y precedentes de las comparaciones estructurantes y patogéncias, se requiere diferenciar aquellas engendradas bajo el predominio de la propia elaboración del sujeto, de aquellas otras que provienen impuestas por traumas e identificaciones, no tramitadas, de otras generaciones. En un trabajo anterior (Kancyper 2007: 158), señalé los influjos traumáticos ejercidos por las comparaciones patogénicas parentofiliales impuestas en la vida de Stanislaus Joyce, denunciadas con dolor y humillación en su libro Mi hermano James Joyce. Mi padre me llamaba el chacal de mi hermano, y cuando se cansaba de repetir esto me explicaba científicamente que yo no tenía luz propia, sino que brillaba con la ajena, como la luna. Con este símil me molestó amorosamente hasta que le repliqué que en lugar de atormentarme con la luna, hiciera algo con su nariz, que comenzaba a brillar con luz propia (Joyce, S: 215). Estas comparaciones hostiles impuestas por los padres suelen fomentar, por un lado, profundos trastornos en la construcción de

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la identidad en los hijos y por el otro, ejercen el poder maquiavélico de dividir para reinar, impiden el establecimiento de una cooperación horizontal y solidaria entre hermanos, lo que, a su vez, permite a los padres continuar detentando, de este modo, un arbitrario poder vertical. Mijolla pone al descubierto, en Los visitantes del yo, el nexo que se establece entre la metapsicología transgeneracional, y la compulsión a la repetición de situaciones traumáticas e identificaciones impuestas, no superadas, por otras generaciones en las dinámicas parentofiliales. Lo ilustra a través de los efectos que ejercieron las comparaciones fraternas no resueltas de la madre de Simone de Beauvoir con la tía Lili y con el abuelo materno, en el proyecto identificatorio de la escritora. Simone de Beauvoir, en el conmovedor librito que ha consagrado a la memoria de su madre, nos presenta una muestra perfecta de la repetición impuesta a tantos niños de un drama conflictivo transmitido por la generación precedente: -De mi abuelo, mamá me decía a menudo con resentimiento: ‘No veía más que por los ojos de tu tía Lili’. Cinco años más joven que ella, rubia y sonrosada, Lili suscitaba en su hermana mayor unos celos ardientes e imborrables. -Hasta las proximidades de mi adolescencia, mamá me atribuyó las más altas cualidades intelectuales y morales: se identificaba conmigo; humillaba y rebajaba a mi hermana: era la menor, sonrosada y rubia, y sin darse cuenta se tomaba con ella su revancha. No nos engañemos, Simone de Beauvoir ha sacado múltiples ventajas, conscientes e inconscientes, de esta proyección en el pasado de los conflictos que la

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oponían a su propia hermana menor, aunque sólo fuese negando, de esta forma, su deseo personal de verla ‘humillada y rebajada’. Pero el juego de prestidigitación que nos describe se produce con mucha más frecuencia de lo que pensamos en familias donde los hermanos vuelven a representar entre ellos las escenas de tiempos pasados de los que, de hecho, sólo han adquirido un conocimiento fragmentario, transmitido y deformado por sus padres (Mijolla, 1986: 74).

3. LAS COMPARACIONES EN LA SITUACIÓN ANALÍTICA En la clínica, las comparaciones tienen un alto valor heurístico; pueden ser empleadas, durante el proceso analítico, como un recurso para el descubrimiento y elaboración de situaciones traumáticas y de identificaciones que se producen como intento de desenlace de tales situaciones, y que, de un modo latente, subyacen tras la manifiesta compulsión repetitiva de las comparaciones. Partiré de esta hipótesis: las comparaciones manifiestas y latentes en la situación analítica, representan un atajo privilegiado, porque abrevian el camino para reflexionar acerca de uno de los nudos predilectos, en donde se refugia la intimidad más escondida de la encrucijada narcisista-objetal de cada sujeto, dentro de un campo dinámico de fuerzas. En toda comparación fraterna, edípica y narcisista se coteja la falta y/o el exceso en uno mismo y en el otro, a partir del cual se puede llegar a establecer la asunción de la diferencia, de lo semejante y de lo complementario. En algunos casos, la falta o el exceso desencadenan sentimientos de compasión, ternura, amor y cooperación; en otros, en

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cambio, reaniman sentimientos de odio, celos, envidia, resentimiento, crueldad, sadismo y persecución. Así, la cualidad positiva de la comparación fraterna puede llegar a fomentar sentimientos de concordia y camaradería. Al decir de Sábato: “La solidaridad salvadora, que reabre la posibilidad de recuperar cuanto de humano hemos perdido”, y, además, promueve “la capacidad de imaginar al prójimo, que es un modo de inmunizarse contra el fanatismo” (Amos Oz, 2007). Este aspecto constructivo de la comparación fraterna es ilustrado en la antigua leyenda hebrea Los dos hermanos, en la que se pone en evidencia cómo la “salvadora riqueza de las diferencias” (Steiner, G.) puede llegar a ser fuente y, a la vez, motor de la búsqueda del sentido de justicia y de la exigencia de igualdad entre ellos, y que son, según lo sostienen Vallino, D. y Macció, M. (2004: 803), “las raíces de la conciencia social y del sentido del deber, del espíritu comunitario y de la identificación social”, manifestaciones derivadas del aspecto trófico del complejo fraterno. Mientras tanto, en la microficción de Brasca, Hermanos, presenciamos justo lo contrario: Cuando, a partir de la comparación, el otro permanece identificado en el lugar de un ominoso rival paranoide y no en el de modelo, objeto o auxiliar complementario (Freud, 1921: 67). Como consecuencia, se generan encarnizados aborrecimientos mutuos, que sólo siembran afectos comandados por Tánatos y que suelen ser desplazados a las relaciones con los pares y a los vínculos de pareja. A continuación, transcribiré ambos textos, para cotejar las cualidades positivas y negativas del uso y abuso de las comparaciones fraternas cuando están al servicio de estimular u obstaculizar la dinámica entre los vínculos humanos.

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la misma cantidad de trigo cosechado que habían dejado la noche anterior. Pero no se comunicaron el asombro que les había causado el suceso.

Los dos hermanos Hace mucho, mucho tiempo, en la región donde antiguamente levantábase Jerusalén, vivían dos hermanos.

A la noche siguiente repitió cada hermano lo que había hecho antes. Y a la madrugada tuvieron motivo nuevamente para asombrarse: el número de gavillas en cada campo no había variado. Pero la tercera noche, cuando ambos repetían el traslado de gavillas, se encontraron en la cima de una colina. Inmediatamente comprendieron lo que había ocurrido. Embargados por la emoción, dejaron las gavillas y se abrazaron, llorando de gratitud y felicidad.

Eran labriegos, y cultivaban la tierra que habían heredado del padre. El hermano mayor era soltero y vivía solo. El menor era casado y vivía con su esposa y cuatro hijos pequeños. Se amaban tanto que no querían dividir el campo entre ellos. Araban, sembraban y cosechaban juntos, y el producto del trabajo común era repartido por partes iguales. Cierta noche, en tiempo de cosecha, el hermano mayor se acostó a dormir, mas no pudo conciliar el sueño. “Heme aquí se dijo, solo, sin mujer ni hijos. No tengo que alimentar ni vestir a nadie. Mi hermano, en cambio, tiene la responsabilidad de una familia. ¿Es justo, entonces, que compartamos nuestras cosechas en la misma proporción? Sus necesidades son mayores que las mías”. A medianoche se levantó, tomó una pila de gavillas de trigo y las llevó al campo de su hermano. Luego volvió a su tienda y se durmió en paz. Esa misma noche, su hermano tampoco pudo dormir, pues pensaba en él. ”He aquí que cuando sea viejo mis hijos me cuidarán, pero ¿qué le sucederá a mi hermano? ¿Quién cuidará de sus necesidades? No es justo que compartamos nuestras cosechas del mismo modo”: Así que se levantó, reunió un montón de gavillas de trigo y las condujo al campo de su hermano, dejándolas allí. Hecho esto, acostóse nuevamente, durmiéndose en paz. Cuando vino el alba, ambos hermanos extrañáronse sobremanera de encontrar

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Hermanos Cuando la coexistencia se les hizo insostenible, dos hermanos muy competitivos llegaron a un acuerdo tácito, pero inquebrantable: aquello en lo que uno de ellos triunfara quedaría vedado para el otro; eso evitaría toda comparación entre ambos. Más que un alivio, el pacto resultó una condena. En la carrera por apropiarse de los triunfos más gratificantes y las privaciones menos penosas, el que mostró primero ser más inteligente relegó al otro a la estolidez y los trabajos duros. Consecuentemente, cuando el bruto, aunque apuesto, ganó con las mujeres, el intelectual tuvo que inclinarse por los hombres. Pero replicó haciéndose más rico, con lo que obligó al hermano a equivocarse en los negocios y arruinarse. No previó que tanta miseria haría que su rival deseara morir hasta lograrlo y que con ello le escamotearía el triunfo. Achacoso y

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cubierto de años, soporta aún la ruina de su cuerpo mientras clama por una muerte prohibida.

4. LA FANTASÍA INCONSCIENTE BÁSICA M. Baranger (2005: 54) señala: Cada vez que se establece una relación bastante duradera, donde los roles se distribuyen y se cronifican o se intercambian sobre un fondo constante, estamos justificados para hablar de una situación de campo –así, lo mismo en una pareja, una familia, un grupo profesional o institucional. En ese mismo sentido, también en las comparaciones reiteradas se establece una relación bastante duradera en la que se genera un campo dinámico de fuerzas, creador de una singular ‘fantasía inconsciente básica’ (Baranger, M., 1992: 223), a partir de la cual, ésta determinará la dinámica de la comparación. En efecto, el que se compara, lo hace desde una posición determinada por sus identificaciones inconscientes, en virtud de las cuales se coteja con un otro investido por él, quien a su vez, asume y reasume ese rol definido a partir de la historia de sus propios traumas e identificaciones que inconscientemente comandan su vida. La fantasía inconsciente básica que se origina previa y durante cada comparación, no tiene una clara existencia fuera de la situación de ese campo dinámico, si bien se enraíza en el inconsciente de cada uno de los participantes e incluye zonas importantes de la historia personal de los integrantes asumiendo cada uno un rol imaginario estereotipado. “Esta

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fantasía no es una suma ni una combinación de fantasías individuales de los integrantes de la comparación, es un conjunto fantasmático original creado por la misma situación del campo” (Baranger, M., 2005: 63). Por medio de esta fantasía inconsciente básica y de sus transformaciones, cuando se la entiende y la interpreta, podemos entonces comenzar a colegir el funcionamiento psíquico y la historia intrasubjetiva de cada uno de los integrantes. “Desde la intersubjetividad a la intrasubjetividad. Desde el hic et nunc5, al pasado y al porvenir. Desde esta comparación, aparentemente atemporal, a la temporalidad de la resignificación” (Kancyper, 1997: 347).

5. FABIÁN Y LAS COMPARACIONES MASOQUISTAS A continuación presentaré, a través de un caso clínico, cómo las comparaciones masoquistas regían fundamentalmente la vida atormentada de Fabián, un adolescente de 18 años, que presentaba severos trastornos sexuales y de aprendizaje. Fabián había sido identificado en el medio familiar como el hijo ‘vago’ y sufriente. Era el hermano mayor de otras dos hermanas: Jennifer de 16 y Mercedes de 12 años. También ellas presentaban dificultades en sus estudios. La madre de 45 y el padre de 52 habían interrumpido sus estudios universitarios Fabián había solicitado iniciar un proceso analítico, porque no podía gobernar sus accesos de angustia, que se exteriorizaban a través de afecciones psicosomáticas, de severos trastornos sexuales y en el área del aprendizaje. En las dos sesiones que transcribo a continuación, pertenecientes a su primer año de análisis, se ponen de manifiesto:

Aquí y ahora. (N. de la E.).

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a) Las comparaciones masoquistas de Fabián y sus oscilaciones.

sí, me gustaría poder tener un control sobre mí.

b) Los nexos íntimos que se traman inconscientemente entre la sexualidad y el aprendizaje.

Le señalo que cuando se compara no focaliza su mirada en lo propio y funciona entonces como un limpiaparabrisas mirando sin tregua hacia los costados, y, además, le pregunto cómo él se compara conmigo.

c) Las comparaciones compulsivas como manifestaciones de un trastorno narcisista, edípico y fraterno.

Siempre me gusta no ser yo Fabián: Yo me comparo constantemente. Cuando voy con amigos a bailar y veo que el otro puede hablar ‘pelotudeces’ con las ‘minas’ y yo no, me comparo y salgo perdiendo. Y cuando me comparo con un ‘pibe’ que no salió ni quince veces en toda su vida, salgo ganando; y así es con todo. Cuando veo televisión y lo veo a Brad Pitt digo: ‘Mirá qué ‘facha’ tiene el flaco y todas las minas que se le tiran’, allí salgo perdiendo y cuando lo veo a Tévez salgo ganando. Yo vivo comparándome y me molesta, porque cuando me siento superior me hago el ‘boludito’ para que el otro no se sienta mal. Analista: ¿Boludito o boludo? Fabián: Yo soy un ‘boludo’, porque no estudio, porque no me ocupo de lo mío, pero me hago el ‘boludito’ ante los demás para que no me envidien. Yo soy un vago, un ‘boludo’, un ‘pelotudo’ que todo lo analiza. Nunca llego a relajarme del todo. Con todos vivo comparándome. Veo un negro enorme y me imagino qué ‘poronga’ deberá tener y a mí me gustaría tenerla grande como la de él. ¿Y conmigo quién se comparará? A mí me gustaría poder dejar de compararme pero no lo puedo controlar. Esto

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Yo me imagino que cuando vos te ponés a leer un libro te concentrás en el libro. Yo no puedo estar concentrado en algo sin que me vengan otras cosas a la cabeza. Y hasta cuando estoy mirando TV e intento concentrarme, no acabo de ver un programa completo, no puedo concentrarme y esto me pesa. Intento leer. Leo y no me concentro y después no me acuerdo nada. Porque soy un ‘pelotudo de mierda’. Lo mismo me pasa con el tenis, no puedo estar concentrado todo el tiempo en la cancha. Yo no sé qué hacer. Las comparaciones son muy rápidas y me desconcentran. Yo no quiero tener más comparaciones. Yo veo a alguien y automáticamente lo pienso y empiezo a compararme con él y no lo puedo manejar. Me digo: ‘basta, no te comparés’. Pero hay otra parte de mi cerebro que está allí comparando todo. Es como un diablo que me ‘jode’ y no lo puedo dominar. Si voy caminando y no veo en los demás nada positivo, no pienso que yo tenga más que él. Yo nunca digo qué suerte tengo que yo soy así. Yo casi nunca me digo soy el mejor. No sé si alguna vez te conté que le tengo miedo al avión y cuando estoy esperando para hacer el check-in miro a la gente que está en la cola y me digo: ‘cómo me

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gustaría ser ese que no tiene miedo a volar’. Siempre me gusta no ser yo. Me gustaría tener la pinta de Brad Pitt, la poronga del negro, la capacidad de volar sin miedo que otro tiene y no yo y, además, poder hablar con las ‘minas’ sin problemas. Pero si tuviera todas esas cualidades no sería entonces yo. Estoy harto de vivir en la comparación.

Cambiarle el signo a mi confianza Fabián: El poco poder de la mente que tengo es enorme. Siempre trato de encontrar la excusa para no hacer algo, en vez de encontrar algo para incentivarme y hacerlo. Si tuviera más control sobre mi mente o sobre mi cuerpo me sentiría mucho mejor y podría hacerlo. Si yo tuviera una mente más fuerte podría aguantar mucho más y ‘garcharía’ mejor. El problema mío, el de la eyaculación precoz, me saca muchísima confianza en mí. Parezco un ‘boludito’, por eso me da miedo y me da vergüenza y no lo hago. Por ejemplo, me encanta la amiga de mi hermana y yo sé que le gusto a ella, pero no me acerco, y le tengo muchas ganas, pero no me animo, para que ella después no les diga a las amigas que estuvo conmigo y que yo estuve dos segundos con ella y que no pude. Esto me tira la autoestima por el piso y me siento un ‘boludito’, ‘un forro’. Cuando era chico me decía que quería tener 15 años porque pensaba que me las iba a ‘coger’ a todas, y ahora que tengo 18 y es el momento mío no ‘cojo’. Yo no ‘cojo’ no porque no quiera, sino porque no puedo. Me da muchísima bronca. Si cogiera bien sería distinto. Tendría más confianza en mí mismo.

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Le pregunto si él encuentra alguna relación entre lo que le pasa con el hecho de animarse y con el desanimarse cuando está con una mujer, y lo que le pasa cuando tiene que tomar un libro entre sus manos y animarse a penetrar en él. Fabián: Sí, seguro. Ante la menor dificultad lo dejo. Me digo: ‘igual no lo voy a entender’. Esto ‘me da por las pelotas’. También en el estudio me siento dos minutos y me levanto y me voy. Tampoco me concentro en las clases, me ‘tildo’, me voy enseguida para cualquier lado. Analista: Parece que es mucha tu confianza en que no podés conectarte y permanecer. Tenés una fuerte creencia armada acerca de tu fracaso ya antes de penetrar. Fabián: En casi todas las situaciones parto de la idea de que me va a ir mal. Cuando ‘cojo’ parto de la idea (de) que voy a acabar rápido, y cuando estudio, que no voy a poder estudiar mucho. No me gusta como yo soy. Yo, sinceramente te digo Luis, que si no tuviera alguna esperanza de cambiar, me tendría que pegar un tiro, porque la verdad es que todos los objetivos de mi vida dependen mucho de este cambio. Yo quiero estudiar bien y creo que el estudio es más fácil de cambiar que el problema mío en las relaciones sexuales. Con el estudio puedo ya empezar a dominar un poco más mi concentración, noto un cambio que no es suficiente para nada. Cambio que tiene que seguir progresando bastante, porque así no vamos a ningún lado; pero cuando cojo siempre me pasa lo mismo y me pega más para abajo. Analista: También cuando te comparás con los otros, que según vos son

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tan fabulosos, terminás finalmente sintiéndote un ‘boludito’, porque esa comparación es una otra manera que tenés para pegarte vos a vos mismo. Fabián: Creo que si tuviera la misma confianza en el éxito que en el fracaso sería muy distinto y estaría muy bien. Analista: Y cuando venís a sesión, ¿qué sentís antes de entrar? Fabián: En realidad es bastante raro lo que me pasa. Cuando estoy acá en sesión me veo en algunos puntos mejor. Tengo confianza en que voy a poder. Llego y salgo de la sesión esperanzado. Pero cuando me encuentro con las ‘minas’ y no les digo nada, me digo: ‘Yo no tengo cura. Soy un ‘boludito’, y me digo que, para mí, ‘cogerme’ a una mina es una utopía. Yo quisiera ’coger’ una hora sin parar. Analista (En tono chistoso): ¿Durante una hora continuada? Fabián: (Se ríe) Bueno, es un decir, una hora. Me conformo con media hora, con veinte minutos, pero algo normal. Algo que no me sienta tan mal, porque me ataca la vergüenza y me mata. ¿Yo siempre voy a tener esta mentalidad de un débil que me hace tanto sufrir? Yo siempre imagino que el otro es mejor que yo, y no sé cómo yo seré. Yo tengo más ganas de cambiar que confianza en mí. Mis ganas son enormes. Pienso que tengo todo a mi alcance, absolutamente todo lo que quiero lo puedo obtener. Pero a veces me digo si yo podré algún día cambiar y cambiarle el signo a mi confianza para pasar del negativo al positivo. A partir del discurso de Fabián me planteo los siguientes interrogantes:

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1) ¿Cómo rescatar a Fabián de la palabra–cautiva “boludo-boludito” que devastaba su sentimiento de sí (Selbstgefühl) y lo instalaba en la posición de un mero objeto de desecho? 2) ¿Cómo liberarlo de la comparación patogénica masoquista que tenía efectos vejatorios y ultrajantes a su identidad, pero que, además, él mismo provocaba, comandado inconscientemente por su devaluada autoimagen narcisista de ‘vago’? 3) ¿Cómo hacer consciente la fantasía inconsciente básica de campo de ‘el débil’, que promovía la génesis y el mantenimiento de investir a un otro en el lugar de un sujeto rival y fuerte, mientras que Fabián se posicionaba subjetivamente como un objeto inerme y expuesto a la derrota? Fantasía de disputa tanática, que se desplegaba imaginariamente entre los dos extremos, basada en la certeza absoluta y sin posibilidad alguna de posiciones intermedias, en la que él mantenía la creencia psíquica en su impotencia erótica e intelectual. Esta fantasía solía tener, además, un aspecto defensivo que encubría, en realidad, una convicción omnipotente de superioridad que intentaba mantener en secreto y evitaba poner en juego. Fabián, como primogénito, mantenía la creencia psíquica de detentar poderes mayores y legítimos sobre los otros quienes, para estudiar, requerían elaborar los conocimientos en forma gradual y sistemática. Mientras que él, con sólo dos noches previas a los exámenes, pretendía aprehender, mágicamente, lo que los demás, a los que denigraba y sobre los que triunfaba maníacamente, habían procesado, como ‘boludos’, durante varios meses. Fantasía de excepcionalidad narcisista del “elegido”, sostén de una legitimidad propia que le confería condiciones para suspender la validez de un orden establecido por las

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normas educativas, colocándose él mismo fuera de ese orden.

de la diversidad entre el sujeto y los otros complementarios.

Este estado de excepcionalidad (Agambén), autoproclamado por Fabián, por haber sido el hermano mayor, lo eximía de todo tipo de obligaciones, y pretendía, al mismo tiempo, que fuera aprobado por las autoridades, estar, al mismo tiempo, dentro y fuera de la ley.

Al decir de Levinas “Jamás existimos en singular, porque estamos relacionados con los seres y las cosas que nos rodean […] Yo no soy el Otro, pero no puedo ser sin él.”

Pero, cuando este deseo omnipotente de soberano y elegido se frustraba en la realidad material, Fabián regresaba entonces a su megalomanía masoquista tornándose en un ser superior y, a la vez ‘boludo-boludito’ y vago. Situación de víctima privilegiada (Kancyper, 1991) que promovía un movimiento libidinal regrediente en Fabián, para refugiarse, finalmente, dentro de un muro narcisista–masoquista (Kancyper, 2007), erigido por él mismo con autorreproches, y sostenido defensivamente a través de un acérrimo negativismo frente a estudiar. Pontalis (1974: 142) afirma que: “La fantasía es una realidad estructurante y actuante”, y señala, además, la frecuente colusión entre fantasmáticas. 4) ¿Cómo posicionarse, el analista, en la situación de ese campo dinámico como un aliado transitorio y no como un cómplice para que el analizando se anime a cuestionar y confrontar lo impuesto por otros y lo promovido y provocado por él mismo, desde el lugar de la responsabilidad, y no desde la culpa, del remordimiento y de la vergüenza? Para saltar, primero, el cerco de la lógica belicista engendrada por la reactivación de la fantasía inconsciente básica de campo de ‘el débil’ y fracasado versus el fuerte y exitoso, y poder recién luego acceder a construir una otra lógica, la de la solidaridad, que posibilita la admisión de la diferencia, de la semejanza y

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Fabián, en sus comparaciones fluctuantes con el otro, hacía un uso masoquista: (soy un vago, un boludito), y a la vez, maníaco y paranoide del otro (Yo, en dos días estudio lo que otros boludos tardan meses, además, a mí los profesores no me eximen porque me odian), que lo anegaba de angustia, vergüenza y dolor e interceptaban, de modo elocuente, sus procesos de aprendizaje. Se había parapetado, a lo largo del segundo año de su proceso analítico, en un complejo sistema de resistencias de difícil abordaje que hacían peligrar su continuidad. Desafiaba y obstaculizaba sistemáticamente mi función analítica, proyectando y escindiendo en mí una posibilidad remota de lograr un cierto cambio psíquico. La dinámica del campo analítico se hallaba comandada por el retraimiento y la desesperanza. Su atmósfera se asemejaba a la de un campo kafkiano en el que reina “una sensación de opresión, de angustia, de incertidumbre, de imposibilidad de arribar a la meta, de errar sin rumbo ni destino por caminos, no elegidos, de fracasos y de negación” (Modern, 1993: 7).

6. EL CAMPO ANALÍTICO KAFKIANO Y LA NECRÓPOLIS DE ANALISTAS DE FABIÁN El término kafkiano se emplea, en nuestra época, como un adjetivo ligado a situaciones de condena y tenebrosidad, de injusticia y ominosidad. Si bien se lo utiliza de un modo descriptivo, para referirse a los procesos circulares de encierro y sin posibilidad de salida

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en la realidad material desde diversos ángulos, teológicos, filosóficos, sociológicos, políticos, lingüísticos e históricos, puede también ser empleado, desde el Psicoanálisis, para describir el atormentado mundo interno de un sujeto que vive una existencia clausurada al cambio psíquico y signada bajo el peso de la desesperanza. Empleo el término ‘campo analítico kafkiano’ para describir la presencia de un severo obstáculo en el proceso analítico, que entorpece, y llega hasta a paralizar, la dinámica del campo: el baluarte kafkiano intersubjetivo. El baluarte intersubjetivo es, según M. y W. Baranger: (...) una formación artificial, un subproducto de la técnica analítica. Se manifiesta como obstáculo al proceso analítico. Es una estructura cristalizada o una modalidad de relación inamovible entre ambos participantes. Proviene de la colusión entre aspectos inconscientes del analizando y aspectos correspondientes del analista. Crea una zona de desconocimiento que ambos participantes comparten, como si se hubieran puesto de acuerdo entre sí para no ver lo que pasa en ella (1992: 225). En El canon occidental, H. Bloom (1995: 457) destaca la importancia que tienen, en la narrativa kafkiana, los recurrentes temas referidos a la indestructibilidad de la culpa, de la desesperanza y del castigo. Nos dice: “Freud, siguiendo furtivamente a Shakespeare, nos ofreció el mapa de nuestra mente; Kafka nos insinuó que no esperáramos utilizarlo para salvarnos, ni siquiera de nosotros mismos.” En nuestra práctica psicoanalítica, nos encontramos con ciertos analizandos que adolecen de la negatividad, retraimiento y desesperanza kafkianas, creándose con el analista un campo ominoso repetitivo. Campo

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que representa un preocupante reto para nuestra disciplina, ya que pone en cuestión los alcances y límites de la analizabilidad, y reabre, a la vez, la búsqueda de nuevos aportes metapsicológicos y técnicos. Empleo el adjetivo ‘kafkiano’ en la situación analítica para designar a un repetitivo desafío y provocación que ataca al objeto del análisis, generando con el analista un particular campo que oscila entre desesperanza y esperanza, entre culpa y condena, e interfiere con el despliegue normal del proceso analítico. Este campo ominoso se estructura a partir de una fantasía inconsciente básica, producto de un enganche inconsciente entre ambos integrantes de la pareja analítica que apunta a destruir la acción mutativa del Psicoanálisis. El analizando permanece aferrado, regresivamente, a una persistente y repetitiva actitud de desaliento, a una neurosis de destino de fracaso, e intenta derrotar, y hasta sepultar, el potencial rol terapéutico del analista, para reconducirlo a su privada necrópolis, en la que yacen otros analistas que han sido víctimas del accionar de una omnipotente fantasía mortífera. En esta fantasía el analizando se posiciona como un asesino serial de analistas. Obtiene un elevado goce narcisista a partir de un renovado triunfo sádico sobre ellos, manifestación elocuente de la megalomanía negativa de su narcisismo tanático: “Conmigo no van a poder”; poniendo en jaque al analista y promoviendo en él, mediante sofisticadas y variadas sorpresas y tácticas, comparaciones repetitivas con otros que ya han fracasado en sus terapias anteriores. El campo ominoso kafkiano se caracteriza por la presencia de los temas relacionados con la culpabilidad ubicua, la reparación y la desesperanza, temas que tienen un nexo íntimo con la historia del analizando, pero que también se enganchan, inconscientemente y en forma conjunta, con ciertas páginas ‘mal encuaderna-

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das’ de la historia del analista, estructurándose entre ambos una mortífera fantasía inconsciente básica del campo analítico de dos gladiadores, en donde uno debe morir. A diferencia del campo perverso sado-masoquista o voyeurista-exhibicionista, resulta difícil desentrañar, en el campo kafkiano, el placer relacionado con el ataque al análisis y al analista. Así como en el primer campo el analizando suele ser martirizado, el analista flagelado o viceversa, en el campo kafkiano, analista y analizando permanecen inmovilizados ambos en una regresiva y repetitiva desesperanza. Una de las últimas frases de Kafka a su amigo Max Brod fue: “Hay muchas esperanzas pero no para nosotros”. Lo kafkiano estaría constituido, probablemente, por identificaciones primarias insuficientemente estructurantes que han resentido en el sujeto su Selbstgefühl, provenientes del desenlace de traumas narcisistas tempranos que han marcado toda imposibilidad para acceder al conocimiento de la palabra. No son asibles, porque al no pertenecer a la conciencia, no pueden reaparecer por el levantamiento de la represión. Un desafío técnico consiste en cómo poder lograr poner en representación de palabra a estas identificaciones patógenas, e historizar los traumas repetitivos para que alcancen a ser resignadas por otras, porque constituyen –siguiendo la metáfora espacial de Wisdom– identificaciones nucleares y no orbitales en el sujeto resentido. Otro consiste en cómo lograr que el analizando tome distancia de las mismas, para efectuar el reordenamiento identificatorio de estas identificaciones alienantes, generadoras de un repliegue regresivo de difícil acceso y de un muro de resentimientos y remordimientos manifiestos y latentes, por la pervivencia de heridas narcisistas arcaicas, refractarias a la cicatrización, e infectadas por la memoria del desquite y del pavor de un invencible pasado

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que, al no poder ser mantenido a distancia, resulta incapaz de transformarse en historia.

7. LA REPETICIÓN DE LA FUGA EN EL CAMPO KAFKIANO En el campo kafkiano hallamos en el sujeto una discapacidad para el establecimiento de un vínculo estable que posibilite el despliegue de un sentimiento de pertenencia y de continuidad compartido con el analista; precondición básica para que el proceso analítico se constituya (Kancyper 1998: 349). En efecto, el analizando kafkiano es un inquieto pasajero en tránsito que nunca arriba finalmente a un destino preciso para establecerse con serenidad y seguridad. Su nomadismo se asemeja al del Señor K., protagonista de la última novela, inconclusa, de Kafka, El castillo. En esta ficción, el personaje no es su Majestad el Bebé de una Madre Reina, no es el Príncipe de los castillos, sino un Paria, un desarraigado e inasible forastero. Como forastero desvalido, permanece en un estado de errancia persecutoria, comandado por la nostalgia de llegar a encontrar la posibilidad de una nueva génesis. Tiene la sensación de que siempre está llegando y yéndose, pero no puede permanecer dentro del castillo, porque ni siquiera ha logrado ingresar en él. En un momento inesperado del campo analítico, analizando o analista saca la pala, comienza a cavar debajo de sus propios pies y de los del otro, transformando la dinámica del campo analítico en un repetitivo y regresivo campo singular poblado de incertidumbres y de una irreductible desesperanza y fuga. Con frecuencia, (...) el analista es investido con la irreal tarea de preservar la ilusión de que las

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necesidades insatisfechas pueden ser satisfechas y que los objetos perdidos pueden ser restituidos. Esta ilusión coexiste con un resentimiento constante por su incumplimiento. La esperanza se alterna con la desesperanza y la paradoja radica en la necesidad de lograr que estos opuestos coexistan. No hay un espacio intermedio alternativo entre “como era” y “como debería ser”; la esperanza patológica reemplaza a la esperanza realista y da lugar a la desesperanza (Argentieri y Mehler, 1990: 176). La presencia de un campo kafkiano en la situación analítica representa un severo obstáculo en la cura. Opera como una fuente de reacción terapéutica negativa, de baluarte, de impasse y de interrupciones. Expone al analista a una relación agonística, teniendo que sobrevivir a combates reiterados por las demandas, con provocaciones masoquistas por parte del analizando, que incitan, en el analista, una complementaria respuesta de ataques sádicos acompañados por un sentimiento omnipotente de esperanza, refutado, nuevamente, por el analizando con un encaprichado nivel omnipotente de una invencible desesperanza. Considero que el analista requiere efectuar y transitar por un trabajo psíquico propio, agregado y minucioso, para desengancharse de esa tanática colusión, en la que, inconscientemente, participa con su propia historia. Este trabajo psíquico adicional resulta ineluctable. Consiste, por un lado, en la detallada revisión de las dinámicas de su propio narcisismo y de su propia relación de dominio en las dimensiones intrasubjetiva e intersubjetiva que se enganchan y resignifican a partir de los oscilantes estados de desesperanza, fuga e inasibilidad del analizando. Por otro lado, el analista precisa instrumentar “la señal afectiva y el pasaje a la segunda

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mirada” del campo analítico. En efecto, según W. Baranger: Todo analista tiene, se lo haya propuesto conscientemente o no, su propio “diccionario” contratransferencial de reacciones afectivas e incluso corporales. No se trata (además, tampoco es así en los diccionarios) de una traducción término a término, sino de una orientación polisémica que viene a aclarar un contexto determinado. La señal que, de hecho, nos obliga a salir de la observación simple del analizando y de su relato, y a dirigir nuestra mirada hacia el campo intersubjetivo es sus aspectos inconscientes, es una señal afectiva (1982: 200). Este trabajo elaborativo tiene como propósito elucidar cuándo, como en el caso de Fabián, se instala un campo kafkiano, cuál es su participación como analista en la plasmación y mantenimiento de la mortífera fantasía inconsciente básica de los dos gladiadores en combate, en el que uno debe, inexorablemente, morir. Esta diferente lectura apunta a evitar que la cura pueda llegar a perder su dinámica y “a sofocar cualquier posibilidad de transformación, a causa del mal funcionamiento del mismo” (Ferro 2005: 91), hasta el punto de paralizar, defensivamente, la dinámica del campo analítico en los escollos de un baluarte perverso.

8. VENCERME: FABIÁN Y LAS COMPARACIONES INTRAPSÍQUICAS Fabián se había acantonado, en el decurso de la cura analítica, tras un resistente ‘muro narcisista–masoquista’ (Kancyper, 2007: 189). Su tormento se sostenía a partir de la creencia psíquica en que él jamás lograría consolidar una relación sexual feliz, y que, además, no alcanzaría a modificar sus fracasos repetitivos

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en el estudio. Su rendimiento intelectual se hallaba totalmente bloqueado. No estudiaba ni siquiera lo mínimo necesario. Por lo tanto, sumaba renovados fracasos en la Facultad, aumentando de este modo el tamaño de su desesperanza kafkiana. En la sesión siguiente, que intitulé Vencerme, sorpresivamente, salieron a la luz las comparaciones intrapsíquicas intrasistémicas de Fabián, manifestaciones del funcionamiento de escisiones en el interior de su Yo. Éstas, se diferencian de las comparaciones intrapsíquicas interinstancias que se traman entre el Yo con el Ello, con el Superyó, con el ideal del Yo y con el Yo ideal. En las comparaciones intrasistémicas de Fabián, se escenificaban las pugnas escindidas que se desplegaban entre sus posiciones conflictivas ante la ‘realidad’ de la castración, y su repetición transferencial en la situación analítica. Se presentó en la sesión, que transcribo a continuación, con una sonrisa amplia, y en sus ojos ardía un destello de victoria. Fabián: Creo que pude vencer el hecho de mentirme. Yo, en vez de estudiar dos días antes del parcial, como siempre hago, pude, por primera vez, llamar a un profesor para que me explique y realmente me sirvió. Yo antes me mentía diciéndome que no me hacía falta, que yo iba a poder solo, y la verdad es que me quedaba mirando televisión y no me movía de la cama. No sé cómo fue, pero ahora ya no estudio más en mi casa. Cuando siento que me va a agarrar el aburrimiento salgo de mi casa y me voy a estudiar a un bar solo. Yo cuando estoy solo en casa no estudio. Y, además, lo llamé a un amigo mío que tenía que estudiar derecho comercial. Y esto para mí es como un triunfo, es vencerme. Analista: ¿Por qué ‘vencerme’?

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Fabián: Hay una publicidad de los Pumas que tiene relación con esto de vencerme. En esa publicidad hay una embarazada que está a punto de parir y tiene que bajar una escalera que tiene quince escalones. Se la ve agitada y con miedo, pero para darse fuerza, se dice a sí misma: Soy una Puma y empieza a mirar con atención para pisar bien cada escalón, porque si no, se cae. Y así, también, los Pumas tienen que luchar contra la adversidad para poder vencer. Porque para lograr cosas tenés que tener convicciones para poder hacerlas. En cambio, yo veía la escalera y decía, ‘yo voy a vencer’, pero no miraba cuántos escalones tenía la escalera. Y me caía de culo y fracasaba. Analista: O sea, que antes pensabas que no necesitabas tomar muy en cuenta la realidad. Mientras que hoy pensás diferente: que para poder llegar se requiere no solamente ver, sino mirar cada escalón con atención. Pero, además, Fabián, en el rugby se requiere tomar en cuenta la presencia de los otros para poder llegar a formar un equipo. Y aquí conmigo, en la sesión, ¿pertenecemos los dos al mismo equipo o estamos enfrentados entre nosotros? Fabián: Quiero decirte, Luis, que yo te quería vencer. Yo me decía, ‘este analista que lo ayudó tanto a mi primo, y que dicen que es tan bueno, conmigo no va a poder’, por eso y no sé por qué recién hoy, te puedo decir un secreto: yo tenía un Yo malo que decía, ‘vos Luis que te crees un capo, conmigo vas a fracasar’, pero mi Yo bueno también me decía ‘estoy desesperado y necesito que Luis me ayude’. Lo que pasa es que los dos recién ahora estamos en el mismo equipo. Antes, necesito contarte que

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yo estaba presionado por mi Yo malo y no quería abrirme y aliarme con vos. Yo quería y venía con ganas a las sesiones, pero mi Yo malo era más fuerte que mi Yo bueno. A ver, cómo te puedo explicar: es como que… para darte un ejemplo, ayer vi una película sobre los campos de concentración. Había unos nazis que decidían qué judíos iban a llevar al campo de exterminio, pero entre ellos había unos judíos que eran aliados de los nazis para salvarse ellos mismos. Y yo ahora me siento que al estar con vos soy tu aliado para que las fuerzas de Estados Unidos y de Gran Bretaña me puedan ayudar contra los alemanes nazis que yo tenía guardados dentro de mí. Mi Yo negado, creía que era el vencedor, sentía que no iba a encontrar fuerzas para poder ser vencido por mi otro Yo poderoso, el bueno que quiere estudiar y que quiere relacionarse bien con una mina. Pero, cuando yo venía acá, pensaba que vos tampoco podrías ayudarme a mí, porque mi Yo malo era invencible y me empecinaba en que tampoco vos ibas a poder. Yo me decía, cuando venía caminando para acá: ‘estoy yendo a lo del psicólogo, estoy gastando mucha guita y él no va a poder’ y yo quería demostrarte a vos que conmigo, que con mi Yo malo, no ibas a poder. Yo sabía que con la mentira no iba a hacer ningún cambio, pero la verdad es que éste, mi Yo malo, mi contra, siempre fue mi peor enemigo. Yo viví en un campo de concentración y recién ahora siento que le gané dos pequeñas batallas. El martes rendí matemáticas y el viernes contabilidad. No sé cómo serán los resultados. Silencio. Se tiende lentamente en el diván, y la atmósfera del campo analítico se torna,

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por primera vez, un poco más confortable, luego de varios meses de un tenso y sostenido malestar. Cambia el tono de su voz, gira su cabeza para mirarme y pregunta: Fabián: ¿Te acordás la película “La vida es bella”, que cuando termina la segunda guerra mundial estaban el papá, el tanque y el ‘pibito’ junto con los aliados? Analista: Creo, Fabián, que en la sesión de hoy se produjo un giro, luego de varios meses de batallas entre nosotros dos. Tal vez viviste muchos años encerrado en tu propio campo de concentración guardando un secreto y una creencia que te avergonzaban. Fabián: Sí, la vergüenza para mí es lo peor. A mí me limita, me mata. Te pone un freno y lo peor es que no la podés ‘caretear’. Analista: Tal vez esa vergüenza que no se puede ‘caretear’ te generaba una comparación permanente con otros compañeros, y con personajes que luchaban dentro de ti y que recién te animaste a presentarlos en esta sesión, con tanta claridad y coraje. O sea, Fabián, que antes, se libraba una guerra mundial, no en Europa, sino dentro de vos mismo, entre lo que vos llamaste tu Yo malo y tu Yo bueno. Y hoy, parece que tu Yo bueno obtuvo sus triunfos sobre tu Yo malo; ese Yo malo que te traicionaba y funcionaba como un entregador. Por otro lado, hoy me ubicaste como en la película “La vida es bella“, junto a vos, en el lugar de un aliado y no como un enemigo. En esta sesión presenciamos cómo la desesperanza y el resentimiento operaban en forma conjunta, alimentando, en Fabián, un torrente

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de resistencias complejas e intensas que impedían el establecimiento de la transferencia positiva, “por la certeza interior de que la cura analítica no servirá para nada y de que no es posible obtener remedio” (Freud, 1937: 253). Además, en esta misma sesión, ‘vencerme’, se pone de manifiesto, por un lado, el comienzo de una cierta superación del campo ominoso kafkiano, sostenido por la penumbra secreta de un inconfesable tormento, que condenaba a Fabián a oscilar entre la inmovilización de la vergüenza y la mortificación de la culpa. Por el otro, la tramitación gradual del duelo acerca de su creencia psíquica relacionada con la indestructibilidad de su desesperanza y con su victoria ‘analicida’, posibilitó abrir algunas grietas en el espesor de su muro defensivo que impedía, a semejanza de una ‘roca de base’, la prosecución del proceso analítico. Es asombroso comprobar cómo el Psicoanálisis y la literatura “afrontan en común la ciclópea tarea de escrutar los abismos del alma humana. Comparten el material, pero difieren en la metodología” (Aguinis M.: 173). En este caso específico, relacionado con el tema del poder de las comparaciones intrapsíquicas e intrasistémicas, resulta sorprendente cotejar las semejanzas y diferencias entre la batalla que se libraba en el interior de Fabián, en la situación analítica, y la guerra desatada en el interior del autor de El proceso entre los dos combatientes, el malo y el bueno, relatados en la carta enviada por Kafka a su novia. El paralelo entre Fabián y Kafka no deja de asombrarme. El 30 de septiembre de 1917 Franz Kafka envió a Felice Bauer “la carta más desagradable que haya escrito jamás.” Como sabes, hay dos combatientes en la guerra que se desarrolla en mi interior. Los días pasados he tenido menos dudas que nunca de que el mejor de ambos te

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pertenece a ti. Por medio de palabras y silencio, y una combinación de ambos, te mantuve sobre la evolución de la guerra durante cinco años, y la mayor parte de ese tiempo has sufrido por ello. Tú eres mi tribunal humano. De los dos que están en guerra en mi interior, o mejor dicho, cuya guerra soy yo -excepto un pequeño remanente atormentado-, uno es bueno y el otro es malo… La sangre derramada por el bueno (el que ahora nos parece) para ganarte a ti está al servicio del malo. Porque secretamente no creo que esta enfermedad sea tuberculosis, sino, más bien, una señal de mi quiebra general. Creí que la guerra podía durar más tiempo, pero no es posible. La sangre no sale de los pulmones, sino de una estocada decisiva asestada por uno de los combatientes (Murray: 279). Para concluir, quisiera señalar que los poderes de las comparaciones estructurantes y patogénicas, que raramente son puras, sino más bien mixtas, operan no sólo en la Psicología individual, también ejercen sus influjos tróficos y/o tanáticos en la Psicología de las masas. Freud lo señala en El porvenir de una ilusión: Con demasiada facilidad se tenderá a incluir entre las posesiones psíquicas de una cultura sus ideales, es decir, las valoraciones que indican cuáles son sus logros supremos y más apetecibles. […] La satisfacción que el ideal dispensa a los miembros de la cultura es de naturaleza narcisista, descansa en el orgullo por el logro ya conseguido. Para ser completa, esa satisfacción necesita de la comparación con otras culturas que se han lanzado a logros diferentes y han desarrollado otros ideales. En virtud de estas diferencias, cada cultura se arroga el derecho a menospreciar a las otras. De esta manera, los ideales culturales

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EL PODER DE LAS COMPARACIONES ESTÍMULO U OBSTÁCULO

pasan a ser ocasión de discordia y enemistad entre diversos círculos de cultura, como se lo advierte clarísimo entre las naciones (1927: 13).

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ENSAYOS

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Varios autores han criticado las traducciones de la obra de Freud al inglés- Edoardo Weiss, Max Schur, Lewis J. Brandt, H. Frank Brull. Ernst Jones se lamentaba ante Freud diciendo que “era una pena” que su obra no fuera presentada de “mejor manera” ante el habla inglesa (B. Bettelheim, 1982: 117) y agrega cómo “algunas traducciones no sólo eran seriamente inexactas, sino que desmerecían el estilo de Freud y daban una engañosa impresión de su personalidad (Ibíd.:115) .La traducción de Trieb por Instinct por ejemplo, ha levantado crudas discusiones y revisiones que entran en la consideración de lo que San Jerónimo (374 – 420) –según

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Bettelheim- advertía: “algunas traducciones (de la Biblia) no eran versiones, sino perversiones del original.” Freud eludía hablar de Instinct cuando se refería a los seres humanos, era más bien el término para referirse a los animales. Strachey defendía su uso obstinadamente; sin embargo, decía: “en la elección de instinct […] la única pequeña complicación es que en una media docena de ejemplos el propio Freud utiliza la (palabra) alemana Instinkt, talvez siempre en el sentido de los animales”. ....

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 69-77, 2010

VERDAD / HIPÓTESIS ROMUALDO ROMANOWSKI1 Traducción Italo L. di Ruggiero RESUMEN El trabajo enfatiza en la necesidad de admitir el carácter provisional de lo que muchas veces es presentado como verdadero. El pensamiento de Popper sirve de base para razonamientos en torno al asunto, siendo también sintetizadas algunas de las teorías filosóficas sobre la verdad, tanto como las ideas de Freud, Bion y Lacan al respecto. Se afirma que, en la práctica clínica, la aceptación de la relatividad del conocimiento es lo que evita el estancamiento del proceso y conduce a descubrimientos. Para enfrentar, como mera hipótesis, lo que se quiere considerar como verdad alcanzada, se impone admitir una castración cognitiva, la omnipresencia de la paradoja y la coexistencia de los opuestos en el inconsciente. La concientización de la relatividad (y transitoriedad) del conocimiento obtenido, permite el progreso y la tolerancia para con las ideas de los demás y el pluralismo de teorías surge como inevitable y deseado. Se recuerda el problema de la inducción y de la vaguedad y dudas de los argumentos para defender la inducción. Se llama la atención sobre el riesgo de la generalización en la clínica, así como el respeto por la autoridad. La autoría, los aciertos de una teoría y la repetición de determinadas creencias basadas en la combinación autor-aciertos, acaban siendo determinantes para no ser cuestionada su aceptación y facilitan su uso como dogma. Lo que es llamado ‘verdad’ es, antes que un descubrimiento, una creación humana. Debe ser enfrentado como una ‘hipótesis’, lo que abre la posibilidad de que se efectúe una crítica, un cuestionamiento. Hay, por lo tanto, un derecho a someter todas las verdades establecidas a una refutación, que sería la condición básica para el desarrollo del conocimiento. La crítica sólo puede ser hecha si existe libertad para pensar. Sin libertad no es posible el progreso en las diversas áreas: intelectual, social y psicoanalítica.

Palabras clave: Verdad, hipótesis, paradoja, conocimiento, castración cognitiva, interpretación psicoanalítica.

1. EL TRABAJO Es increíble cómo un título tan pequeño puede abrir tantas ideas correlacionadas. De hecho, me surgieron inmensas posibilidades de pensamiento y, para tratar de mantener una línea expositiva, una dirección más o menos racional al escribir, resolví hacer una lista para mi orientación personal, tipo Key words.2

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Esta maniobra, a la inversa de facilitar las cosas, acabó por revelarse más perturbadora que el marco anterior. Veamos los términos que aparecieron: Verdad, hipótesis, tiempo, inducción, paradojas, antinomia, teorías, observación, objetividad, frustración, conocimiento, principio de autonomía, libertad, interpretación, pluralismo, tolerancia, castración cognitiva, capacidad negativa.

Analista Didacta de la Sociedad Psicoanalítica de Porto Alegre (SPPA) desde 1983. Miembro Honorario de la Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) E-mail: r.romanowski@hotmail.com Palabras clave.

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Probablemente, algunos no consiguieron espacio aquí, para ser examinados a fondo, sin embargo, la correlación entre ellos existe, a pesar de que algunos parecerían estar muy distantes, a primera vista. Al final, la estructuración escogida fue la de revisar puntos de vista y teorías sobre los tópicos pretendidos, procurando, a continuación, seguir haciendo una conexión con ideas psicoanalíticas y ver cómo sería posible, en el Trabajo Clínico, la utilización de los conceptos presentados. Vargas Llosa (1993, 1994) participó en un encuentro en Santander (España), en 1991 para discutir, con autoridades reconocidas en sus campos, cuestiones éticas y filosóficas (Filosofía general, del Conocimiento, de las Ciencias Sociales y de las Naturales). Era la celebración de los 89 años de Karl Popper. El título de su presentación fue: Mi deuda con Karl Popper. Refiere, entre otras cosas que, para el pensamiento filosófico del homenajeado, los conceptos de ‘verdad’ y de ‘libertad’ son centrales. Vargas Llosa recordó, en aquella ocasión, y aquí voy a transcribirlo, la parte inicial de uno de los grandes libros de antropología moderna, La Rama Dorada (The Golden Bough) de Sir James Frazer (1890). Se trata de una pequeña historia: en una cierta cultura del Pacífico (sic), el Rey daba vueltas, muy alarmado, en torno a determinado árbol, símbolo del ‘poder’ en su cultura, esperando a aquél que vendría a sucederle, aquél que, como él había hecho con su antecesor, un día aparecería, lo mataría y lo sucedería, heredando su poder3.

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2. EL PENSAMIENTO Popper advierte que la verdad tiene este carácter provisorio; reina mientras no surge otra que la supere, la liquide y la sustituya. El ciclo, sin embargo, no se cierra ahí, y la historia sigue, inexorablemente, de la misma manera. Hanly (1990) recuerda, y también Lander (2004), que en Filosofía serían dos las teorías sobre la verdad: a) La de la correspondencia (una cosa es verdadera cuando coincide con los hechos. Dependería, por lo tanto, de la observación y de lo que son considerados hechos. Peca por el factor de la subjetividad). b) La de la coherencia (debe haber una relación coherente entre los hechos verdaderos, unos con otros. Sería interdependiente del propio concepto de verdad que se propone, es un razonamiento circular, lo que la debilita). Lander nos sugiere que deberíamos incluir una tercera: c) Una teoría pragmática (Pierce, James, Dewey) que acepta como verdad lo que es útil y facilite el acceso a los objetivos, como la felicidad y el bienestar. No debería haber preocupación por la verdad o falsedad de las creencias. Relaciona también conceptos varios para la verdad, según Freud, Bion y Lacan. Todas estas tentativas, así como las filosóficas, llaman la atención por la precariedad y la imposibilidad, según mi punto de vista, de conseguirse una definición y no solamente un concepto. Para Freud (1915), la historia contada por el paciente sería la ‘verdad histórica’, expresión que vendría a ser sustituida

El germen de la tesis de Frazer era el rey-sacerdote prerromano en el festival de Nemi, el cual era ritualmente asesinado por su sucesor. Se trataba de explicar la norma que regulaba la sucesión del sacerdocio de la diosa Diana en Aricia, Italia. (Nota de la Editora).

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por la ‘verdad narrativa’, pues la percepción y la memoria de la persona ‘hacen su verdad’ y crearían la afirmativa de la ‘certeza histórica’. Por la confrontación con las teorías del analista (esto es, con la ‘verdad personal del analista’, lo que también perturba ya la objetividad del concepto) podrían revelarse ‘verdades’ no sabidas o no deseadas ser sabidas; esta formulación queda cercana a la teoría filosófica de la coherencia arriba recordada y, consecuentemente, le caben los mismo reparos. Bion nos alerta sobre el hecho de que la verdad absoluta (sería la letra ‘O’, el pensamiento sin pensador, el pensamiento no pensado) sería impensable, afirmando que ‘todo pensamiento, una vez formulado, es falso’. Debemos contentarnos con las verdades parciales, esenciales para el crecimiento y aun hasta para la supervivencia mental. Las interpretaciones psicoanalíticas ayudarían al crecimiento mental del paciente, porque buscan esclarecer algún aspecto de la realidad psíquica al colocar al analizando en contacto con ‘verdades parciales’. Lacan (1966) considera que la verdad de la persona es inaccesible, pues para él, la verdad es la del ‘inconsciente’ y, así, sólo podemos tener acceso a los efectos de la verdad a ‘medias’. Sus efectos dolorosos movilizan una de las tres pasiones del individuo: la pasión por la ignorancia, las otras dos serían el amor y el odio. Los posicionamientos de Bion y Lacan no son tan diferentes cuando diferencian verdad/ falsedad/mentira (Bion) o verdad/media-verdad (semi-dicho)/mentira (Lacan). Pienso que afirmaciones tan comunes y que nos ocurren frecuentemente a todos son muy sospechosas, aquello de que, ‘ya sé lo que pasa’, ‘ya comprendí lo que el paciente está diciendo’, etc. O de parte del paciente ‘…ya sé cuál va a ser la interpretación’…‘ya no hay dudas de lo que me hace actuar de tal manera’.

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Me refiero, invocando la nomenclatura de Bion (1936), a la posibilidad de que tales afirmaciones estén exteriorizando manifestaciones de ‘-K’. Aquél que dice ‘saber ya’, cierra la posibilidad de buscar, de saber más, o de saber algo diferente. Como consecuencia, la apertura para el conocimiento queda activamente bloqueada, la confabulación paciente-analista en contra del conocimiento es un riesgo que no debe ser menospreciado. En la relación analista-paciente, se puede decir que se registra una situación cuasi-psicótica. La parte psicótica del paciente procura huir de la realidad psíquica; el analista se empeña en aproximarse a ella. Cuando la función analítica es dañada, surge el problema de arriba: las afirmaciones de haber llegado a la comprensión, a la verdad. Creo que lo que puede estar predominando ahí es el huir de la búsqueda de la verdad (para evitarse el dolor del ‘conocimiento’) y el analista corre el serio riesgo de estar aproximándose a la actitud psicótica. Lacan (1966) alerta sobre ‘la pasión por la ignorancia’, que moviliza la represión, la negación y la desmentida. Considero que aquí, también, podemos arriesgarnos a decir que las afirmaciones de poseer el conocimiento, muchas veces, traen lo opuesto, esto es, el no querer saber; la ‘pasión por la ignorancia’ es, así, disfrazada por un ‘¡ya sé!’. La búsqueda de la verdad puede, talvez, explicar el ansia humana por conocer los orígenes de las cosas. B. Russell (2001: 3437) refiere que Parménides4, en el siglo V a.C. mostró la inconsistencia de preguntarse por la materia de que están hechas todas las cosas y, al mismo tiempo, hablar de ‘espacio vacío’. La materia puede ser descrita como ‘es’ y el espacio vacío como ‘no-es’. Preguntándonos dónde estaban las cosas antes de que existieran,

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estamos construyendo una paradoja. Aquello que ‘no es’ ‘no puede ni ser imaginado’; no se puede ‘imaginar la nada’ y de la nada no puede originarse ninguna cosa5. Lo que ‘existe’ no puede ‘venir a ser (de la) nada’, donde no hay nada no se puede originar cosa alguna. Estas inquietudes de Parménides fueron aquí traídas con el propósito de llamar la atención para la trampa en que pueden enredarse los que insisten en llegar a la comprensión total de las causas primeras. Parménides sintió este peligro y no sucumbió a él. Su retroceso, obviamente, no alteró a los humanos que lo siguieron (y muchos todavía lo siguen) sin conformarse con conocer sólo las causas secundarias de los fenómenos. No hay una admisión ni una posterior tentativa de elaborar la frustración por el límite impuesto al conocimiento. La frustración de no conseguir llegar al conocimiento de las primeras causas es, por consiguiente, negada y en esta negación está incluida la negación de la propia realidad. D. Najmanovich (1994: 186-187) relata que Newton (1642-1727) tuvo que aceptar una ‘castración cognitiva’ cuando renunció a procurar saber ‘por qué’ los astros se mueven, para entonces conseguir enunciar teorías geniales sobre ‘cómo’ los astros se mueven. Consiguió ampliar el conocimiento humano no insistiendo en preguntar sobre lo que causa la repulsión de los cuerpos, ni por qué son atraídos por una fuerza directamente proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa6. Sus seguidores, como también ocurrió con los de Parménides, no se contentaron con el conocimiento relativo, no aceptaron esta frustración y la limitación que de ahí se sigue. 5

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Siguieron sustentando enfáticamente, como lo hizo Laplace, que Newton había descubierto ‘todos’ los secretos del Universo. Esto lo ilustra el proyecto para el epitafio de Newton, escrito por el poeta Alexander Pope (1688-1744): La Naturaleza y sus leyes yacían escondidas en la Noche Dios dijo: ¡que exista Newton! y todo fue claridad. Tolerar la castración cognitiva puede auxiliarnos, como analistas que somos, para acreditar, en nuestras interpretaciones, no dogmas religiosos alcanzados, sino hipótesis, tentativas parciales de aproximación, mencionadas por Bion. Así, pregunto yo, tolerar la castración cognitiva ¿no será el ejercicio de la ‘capacidad negativa’? Entiéndase, como escribe Ferro (2005: 1536), como la capacidad de quedar con dudas sin sentirse perseguido. Esta aceptación, es bueno destacar, trae como consecuencia una feliz paradoja: Poder aceptar la limitación es un paso esencial para ampliar los propios límites de conocimiento, un paso más en la búsqueda de la verdad. Esto nos conduce a dedicar algunos parágrafos a la cuestión de las paradojas. Para nosotros es una gran dificultad admitir la existencia, casi constante, de las paradojas; pero, su presencia no es el problema más serio; sí lo es nuestra intolerancia con ellas, nuestra tendencia a la falta de aceptación de los contrarios o, incluso, el rechazo a reconocer su existencia como inherente a la realidad misma. Desde el final del siglo VI a.C., Heráclito de Éfeso7, sin embargo, destacó que “detrás de la lucha entre los opuestos, según ciertas normas, existe una oculta armonía o afinación”. Y “los hombres no saben que lo que está en

Nihil ex nihilo. Nada surge de la nada, o de la nada, nada proviene, expresiones de un principio metafísico, según el cual ningún ‘ente’ puede empezar a existir a partir de la nada. También se expresa con la locución latina ex nihilo nihil fit. Se atribuye al filósofo griego Parménides. (N. De la E.). Ley de la Gravitación universal. (N. De la E.) 535 – 484 a. C. (N. de la E.).

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desacuerdo, concuerda consigo mismo. Es una afinación de tensiones opuestas como las del arco y de la lira” (Citado por Russell, 2001: 30). La “Teoría de los contrarios” de Heráclito dice que los aspectos que parecen en conflicto son partes esenciales de una situación. Para él, el camino hacia la cima es la misma cosa que el camino hacia abajo, destruirse uno es destruir al otro. Afirma que, si conseguimos captar el principio subyacente de las cosas, que es la armonía de los contrarios, alcanzaremos la sabiduría. Con facilidad olvidamos lo escrito por Freud (1915) y posteriormente estudiado a fondo por Matte-Blanco (1975): una de las características del inconsciente es la coexistencia de los opuestos. En la lógica habitual, consciente, no es aceptado que algo pueda ser, al mismo tiempo, ‘p’ y ‘-p’ (p y no-p), lo que es perfectamente admitido en el inconsciente (“somos y no somos”, diría Heráclito). Si interpretamos o juzgamos interpretar contenidos inconscientes (en donde, según Lacan (1966), está la verdad de la persona), estas características tienen que ser tenidas en cuenta desde el mismo pensamiento inicial que conducirá a la formulación de la interpretación. Para esto, para satisfacer una exigencia de coherencia teórico-técnica en Psicoanálisis, la consideración constante de la existencia de los opuestos, la cuasi omnipresencia de las paradojas, no debe ser menospreciada ni aún olvidada. La noción de lo que conocemos como ‘tiempo’ ilustra la forma en la que los conceptos son gradualmente consagrados y preservados como ‘verdades’ indiscutibles. El uso continuado de ciertas creencias puede, poco a poco, imponer su aceptación como algo concreto, objetivo. Newton afirmaba que el ‘tiempo absoluto’ (así como el espacio absoluto) pertenece al ‘reino de Dios’ y es imposible conocerlo científicamente. La comparación artificial de espacios

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regulares, o de ’tiempo relativo’ es apenas lo que conseguimos alcanzar. El tiempo, el espacio, la masa, son términos que hoy imaginamos que representan entidades eminentemente concretas, pero no son más que una compleja construcción mental absolutamente abstracta, cuya única ‘concreción’ reside en que estamos acostumbrados a los relojes, a las reglas y a las balanzas, y olvidamos su origen (Najmanovich, 1994: 188). La relatividad de este tipo de conocimiento, que acaba siendo aceptado como realidad, verdad exenta de cuestionamiento, también fue detectada por los artistas. Vamos a ver qué escribió al respecto el escritor portugués José Saramago (2008: 37), premio Nobel de literatura 1998, en su estilo y ortografía peculiares, hasta irreverentes a veces: Ora, ora, ‘las leguas’, toda la gente sabe lo que son, dirán con la inevitable sonrisa de ironía fácil los contemporáneos que nos cupieron en suerte. La mejor respuesta que podemos darles es la siguiente: sí, también toda la gente lo sabía en la época en que vivió. La vieja palabra ‘Legua’ o ‘Leuga’, que al decirla parecía igual para todos y por todos los tiempos, por ejemplo, hizo un largo viaje desde los siete mil quinientos ‘pies’ o los mil quinientos ‘pasos’, que tuvo entre los romanos y la baja edad media, hasta los kilómetros y metros en que hoy dividimos la distancia, nada menos que cinco y cinco mil, respectivamente (hoy 5.572,7 m. y 5.555, 55 m, La Legua marina). Encontraríamos casos similares en cualquier área de medición. Y para que no dejemos la afirmación sin prueba, contemplemos el ‘almud’, medida

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de capacidad que se dividía en doce camadas o cuarenta y ocho cuartillos y que en Lisboa equivalía, en números redondos, a dieciséis litros y medio, y en Porto, a veinticinco litros. Lo que era considerado verdad ayer, hoy puede ser considerado un error y, más frecuentemente todavía, lo que se ve hoy como absurdo, errado, talvez llegue a ser visto como verdad mañana. La conscientización de la relatividad (y la transitoriedad) del conocimiento obtenido permiten el progreso y la tolerancia para con las ideas de los demás. Sin embargo, para obtener esta conscientización y aceptación de la misma, ha de ser enfrentado el inevitable narcisismo humano que nos conduce muchas veces a identificarnos con nuestras creencias. Las teorías pasan a ser defendidas como dogmas de fe y se transforman en ideologías. Ideología es un término aquí empleado como un sistema de ideas organizado, dogmáticamente, como un instrumento de lucha. Esta acepción tiene raíces en el significado político de la palabra, pero también sirve para ser utilizado con el mismo significado en la ciencia. Cuando varios autores de distintas áreas llegan a conclusiones coincidentes, somos llevados a creer que sus afirmaciones son la expresión de la verdad. De hecho, en estas situaciones el índice de seguridad para trabajar es bastante apreciable; con todo, indica una probabilidad y no una certeza, propicia una aproximación a la verdad, no una prueba de que la verdad fue conquistada. Pueden llevar a previsiones útiles, pero las previsiones (tanto en la ciencia en general como en Psicoanálisis) son, a lo máximo, expectativas y nunca certezas. Certeza significa conocimiento exacto; sin embargo, es forzoso aceptar que trabajamos con hipótesis y no con certezas. La propia interpretación psicoanalítica es una hipótesis que será puesta a prueba de refutación, ella

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no es el punto final de un descubrimiento. Cuando preguntamos si una interpretación es verdadera, estamos solamente preguntando si ella parece concordar con los hechos (teoría de la correspondencia en filosofía, mencionada al inicio de este trabajo), si es coherente con lo que el analista y el paciente conocen de la relación (teoría de la coherencia) y si ella es útil, facilitando el acceso a los objetivos de un análisis (teoría pragmática). La solución de un problema de vida en los seres en general representa el inicio de otro problema por ser resuelto; una interpretación exitosa, también origina nuevos enigmas para ser estudiados por la pareja, al que seguirá otro... Señalé arriba que, si una observación fue corroborada innumerables veces, en condiciones variadas y por un gran número de observadores idóneos, la tendencia es juzgar que las conclusiones resultantes son verdaderas. Dicho de otra manera: varias conclusiones acertadas, coincidentes, pueden llevar a la afirmación de que el principio de la inducción es correcto. Una historia, contada por Bertrand Russell y recordada por Chalmers, ameniza un poco nuestro ambiente de estudio e ilustra lo que yo pretendo: Se trata de la historia de un pavo que hacía inferencias inductivas. En su primera mañana en la hacienda, el pavo inductivo notó que fue alimentado a las nueve de la mañana. Con todo, no sacó conclusiones apresuradas, pues era un buen inductivo. Esperó hasta registrar un gran número de observaciones y verificó que era alimentado puntualmente a las nueve de la mañana e hizo esas observaciones bajo una amplia variedad de circunstancias, de domingo a domingo, en días calientes y días fríos, en días lluviosos y días secos. Cada día agregaba, otra serie de observaciones a su lista. Finalmente, su

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conciencia inductiva quedó satisfecha y llevó a cabo una inferencia inductiva para concluir: “siempre, a las nueve de la mañana, yo soy alimentado”. Pero esa conclusión demostró ser falsa, de modo inequívoco, cuando la víspera de navidad, en vez de ser alimentado, fue degollado (1993: 37-38). Una inferencia inductiva aún con premisas verdaderas y sin involucrar contradicción alguna ha conducido a una conclusión falsa. Chalmers (ibíd) observa que el principio de la inducción podría ser defendido, por derivarse de la experiencia. Recuerda que la observación de posiciones planetarias ha permitido prever con éxito la ocurrencia de eclipses. Otras leyes y teorías científicas que redundaron en previsiones y explicaciones, también fueron derivadas inductivamente, lo que podría ser visto como prueba, y justificaría el Principio de la Inducción. Entretanto, ya a mediados del siglo XVIII, David Hume (1711-1776) demostró que el argumento utilizado para justificar la inducción es circular, visto que emplea el propio argumento cuya validez está siendo cuestionada. El Principio funcionó bien con ocasión del X1; también del X2, el X3 y el X4.… Conclusión: el Principio funciona bien siempre. Varias observaciones singulares de aplicaciones que tuvieron buen resultado llevaron, en el ejemplo de arriba, a una afirmación Universal: el principio de inducción siempre funciona bien. Con todo, no es científicamente válido emplear el argumento de la inducción para justificar este mismo principio, que está necesitado de validación. Esta limitación, asociada a la justificación de la inducción, se llama ‘El problema de la inducción’. Además del problema de la argumentación circular, Chalmers (ibíd) afirma que hay otras deficiencias en las tentativas para justificar este principio: la vaguedad y la duda. Él pregunta: ¿cuántas observaciones constituyen ‘un gran número’? O ¿qué debe ser conside-

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rado como ‘una variación significativa en las circunstancias’? Claro que todas estas alertas pueden (y deben) ser tomadas en cuenta en nuestra clínica psicoanalítica. Evitar la generalización de las conclusiones, aunque basadas en un ‘gran número de casos’, y así sea bajo una ‘variación significativa de las circunstancias’, es fundamental: La forma de sentir el paciente, la manera de construir y de formular una interpretación estará extremadamente afectada por una generalización apresurada. La relación analítica, sabemos (pero a veces corremos el riesgo de olvidar) es, para Bion (1963), una relación inefable, en el sentido de irreproducible por palabras. El lugar común, ‘cada caso debe ser encarado como un caso único’, es de mucha utilidad. La experiencia y el conocimiento teórico son importantes; sin embargo, la relación actual, única, inefable, siempre puede aportar algo inédito. Otro punto de referencia para que determinada teoría sea considerada como ‘verdadera’ y no sólo como una hipótesis que podrá ser cuestionada, es la de su origen. Me refiero a la consideración y el respeto que puede existir en torno al autor de una teoría. La autoría, los aciertos resultantes de su teoría y la repetición de determinadas creencias basados en esta combinación autor-aciertos, acaban siendo determinantes para no ser cuestionada su aceptación y facilitado su uso como dogma. El origen de las teorías no puede ser tomado como comprobación de una verdad que ella pueda estar queriendo expresar. Sin embargo, esta confusión entre autor-verdad, ocurrió aún con el propio Kant. Kant (1724-1804) formuló, a propósito de una ética del conocimiento moral, un ‘principio de autonomía’, en el cual propugnaba por que nunca se debe aceptar como base de la ética, el imperativo de una autoridad. Era concluyente afirmando que siempre nos compete juzgar, críticamente, si es o no moralmente permitido

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ROMUALDO ROMANOWSKI

obedecer al imperativo de una autoridad, así ella sea la más elevada posible. Osó afirmar esto hasta en el ámbito de la Religión. Sin embargo, en su ‘Filosofía de la ciencia’ no consiguió adoptar la misma actitud de racionalismo crítico. Popper (1994: 175-177) considera que lo que impidió a Kant dar este paso fue su aceptación de la autoridad de Newton en el campo de la cosmología. A pesar de sus asombrosos aciertos, Einstein, posteriormente, vino a mostrarnos que Newton podría estar equivocado. Esto posibilitó un avance en el conocimiento y este avance consistió en la modificación y corrección de conocimientos anteriores que, dígase de paso, no son descartables. Podrán ser, eso sí, pilares esenciales, donde las nuevas teorías serán fundamentadas. Tenemos siempre teorías previas a la observación, estando ésta, evidentemente, contaminada por la teoría previa.

3. UNA CONCLUSIÓN APRESURADA Podría decir apresuradamente, entonces, que los científicos, los analistas, deberían abdicar de sus teorías previas para preservar la objetividad necesaria. Considero, por otro lado, que la ausencia de valores es negativa, no podemos evitar que esto suceda y, aunque sucediese, privaría al analista de una herramienta esencial: la emoción, la pasión. Si las teorías fueran consideradas como hipótesis y no como ‘verdades’, el riesgo de un dogmatismo científico quedaría debilitado. O’Shaughnessy (2005: 1527) es enfática cuando afirma: “Los textos sagrados admiten difícilmente exégesis, mientras que la ficción y los escritos científicos están sujetos a comentarios y a críticas”. Ferro (2005), De Bianchedi (2005) y O’Shaughnessy (2005) concuerdan, armonizan en esta asertiva, pues sus comentarios sobre

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el pensamiento de Bion expresan tal posición crítica. Los tres recuerdan que el propio autor blanco de sus comentarios, no aceptaba que alguien fuese o pudiese rotularse como ‘bioniano’. Sin embargo, respecto a sus obras no son unánimes. Mientras O’Shaughnessy elogia sus trabajos iniciales, y cataloga su período final de ‘menos disciplinado’ y de casi dudoso, las críticas de Ferro y de Bianchedi rotulan a este ‘último Bion’ como el representante de su fase más rica. Considero que ahora puedo volver a recordar a Vargas-Llosa (1993-1994), con su síntesis del pensamiento de Karl Popper sobre este tema: Lo que es llamado ‘verdad’ es, antes que un descubrimiento, una creación humana. Debe ser enfrentada como una hipótesis, lo que abre la posibilidad de efectuar una crítica, un cuestionamiento. Hay, por lo tanto, un derecho a someter todas las verdades establecidas a una refutación, que sería la condición básica para el conocimiento. La crítica sólo puede ser hecha si existe libertad para pensar. Sin ella no se llega al conocimiento, siendo, entonces, imposible el progreso en el área intelectual. En el área social, de esta idea deriva la gran virtud democrática de la tolerancia. Si todas las ‘verdades’ son conjeturas, por lo tanto efímeras, será difícil que seamos dogmáticos con nuestras verdades y, como consecuencia, tendremos que ser tolerantes para con las teorías ajenas. Si aplicamos estas formulaciones y comprensiones en nuestra área psicoanalítica, tendremos más posibilidades de no ser intolerantes con las teorías nuevas (y aún con las anteriores) que puedan sernos expuestas por analistas de otras líneas de pensamiento. La aceptación del pluralismo surge como inevitable y bienvenida. La práctica psicoanalítica, así como sucede en cualquier ciencia, no es inmune a los modismos. Si no damos por olvidado este carácter de transitoriedad que las teorías poseen, que

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aquello que es considerado cierto hoy podrá ser desafiado como error o impropiedad mañana, la tolerancia no es utópica, tampoco en nuestra área. Esto no significa aceptar que todos tienen razón, sino simplemente que tienen el derecho de expresarse. Faltaría mucha cosa para ser dicha todavía. Tengo que ser coherente con algunas de las cosas que expuse y terminar aquí, y reconocer que no puedo abarcar todo, ni ambicionar tener la palabra definitiva. No puedo, mientras tanto, dejar de recordar otra vez a Saramago (2008): El pasado es un inmenso pedregal, que muchos gustarían de recorrer como si se tratara de una autopista, mientras que otros, pacientemente, van de piedra en piedra y las levantan porque necesitan saber qué hay debajo de ellas (El viaje del elefante, página 33). En Psicoanálisis, lidiamos mucho con el pasado, verdadero o hipotético, y con teorías sobre él, sobre el presente y sobre el futuro, y mucho sobre la relación interpersonal. No es una autopista, pero, pensándolo bien, ¿no son esos caminos difíciles, que necesitan que sus piedras sean levantadas, los que frecuentemente acaban mostrando los paisajes más estimulantes?

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CHALMERS, A.F. (1993), O que é ciência, afinal? (What is this thing called science?). São Paulo: Brasiliense. De BIANCHEDI, E. T. (2005), Whose Bion? Who is Bion? In Int. J. Psychoanal., 86: 1529-1534. FERRO, A. (2005), Bion: theoretical and clinical observations. In Int. J. Psychoanal, 86: 1535-1542. FRAZER (1890), The golden bough:a study in magic and religion. New York: Mac Millan, 1963. FREUD, S. (1915), Trabajos sobre técnica. Buenos Aires: Amorrortu. V. 10. HANLY, C. (1990), The concept of truth in psychoanalysis. In Int. J. Psychoanal., 71: 375-383. LACAN, J (1966), La ciencia y la verdad. Escritos 2, Mexico: Siglo XXI, 1976. LANDER, R. (2004), Experiencia subjetiva y lógica del otro. Caracas: Editorial psicoanalítica. MATTE-BLANCO, I. (1975), The unconscious as infinite sets. Londres: Karnac, 1998. NAJMANOVICH, D. (1994), De “El Tiempo” a las temporalidades. In Bleichmar, S. (comp.) Temporalidad, determinación, azar: lo reversible y lo irreversible. Buenos Aires, Paidós. 183-206. O’SHAUGHNESSY (2005), Whose Bion? In Int. J. Psychoanal. 86: 1523-1528 POPPER, K. R. (1994), En busca de un mundo mejor (In search of a better world). Barcelona: Paidós. RUSSELL, B., História do pensamento ocidental (Wisdom of the west). Rio de Janeiro: Ediouro (2001).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

SARAMAGO, J. (2008), A viagem do elefante. São Paulo: Cia. das Letras.

BION, W. (1963), Elementos de Psicoanálisis. Buenos Aires: Hormé. 1966.

VARGAS LLOSA, M. (1993,1994), Mi deuda con Karl Popper. In Schwartz, P. (ed.) et alii. Encuentro con Karl Popper. Madrid, Alianza, p. 224-237.

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RESEÑAS

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..... Trieb podría traducirse como Drive, que, según la discusión, se declara tanto sustantivo como verbo. El Webster’s Dictionary nos ofrece como sustantivo: poder, o la fuerza para hacer las cosas, vigor entusiasta o agresivo; en psicología: ‘cualquiera de los impulsos o urgencias biológicas fundamentales como la autoconservación, el hambre, el sexo, etc. Esto es exactamente lo que Freud quería significar con Trieb. Y quienes leemos y hemos estudiado el pensamiento Freudiano sabemos la importancia de la justicia que reclamaba a las palabras, la mot juste. Se usa driven, la forma verbalizada para indicar la propulsión interna por medio de una fuerza, que corresponde al Trieb de Freud.

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Igualmente, leemos en el Webster’s ‘impulso’, como ‘fuerza impulsora, súbita inclinación de actuar, sin pensarlo conscientemente; motivo o tendencia que surge desde dentro’. La traducción de Trieb por ‘Instinto’... de Muerte, es, talvez, el menos afortunado de los términos que ha sufrido esta ‘versión’ del traductor. Citaré a Bettelheim: “Freud nunca habló de instinto de muerte; sólo de una pulsión o impulso, en su mayor parte inconsciente, que nos induce a cometer actos agresivos, destructivos y autodestructivos.” (Ibíd. 151) .....

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2º COLOQUIO INTERNACIONAL DE FORMADORES EN OBSERVACIÓN DE BEBÉS MÉTODO ESTHER BICK “El Método de Observación de Bebés según Esther Bick y su Transmisión: Desarrollos y Variaciones”. Con la representación de los países en los cuales se lleva a cabo la Observación de Bebés, este coloquio se realizó del 29 al 31 de Marzo de 2010 en México, D. F. Por segunda vez, los formadores tenemos oportunidad de intercambiar la experiencia de enseñar el método. Las diferencias culturales marcan un vértice de enriquecimiento y expansión, y las comprensiones acerca del desarrollo emocional del bebé y la relación madre-hijo hacen cada vez más evidente la urgencia de trabajar por el cuidado de esta relación primaria. La experiencia de observar cómo crece en el mundo el interés y la dedicación a esta tarea de contacto íntimo con la evidencia del desarrollo psíquico en el bebé humano, de la vital importancia de conservar esta díada maravillosa, imprime razón suficiente para impulsar el crecimiento del método y sus valiosos aportes al conocimiento. El objetivo de estos Coloquios, centrados en las reflexiones acerca del Método y su expansión mundial, es el de poder pensar, quienes formamos ‘Observadores’, en el cuidado de la técnica, en las posibilidades enormes de investigación y difusión, y en sus usos cada vez más abiertos y extendidos, según los diferentes contextos. La riqueza de articular la intervención como medida directamente terapéutica es otro de los aspectos estudiados y que van adquiriendo cada vez mayor relevancia en el crecimiento del Método. A su vez, la metodología en la cual se desarrollan estos encuentros, sigue la rigurosidad del Método mismo y el trabajo realizado durante el coloquio es Observado, por un Observador. Todos los aspectos relevantes de la interacción durante el trabajo y la puesta en escena de la mente grupal, es analizada, comprendida, e idealmente asumida como elemento de autoconocimiento del grupo

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formador, con el objetivo de mantener vivo el aprendizaje y la capacidad analítica. El programa se desarrolló pleno de discusión y pensamiento creativo. Comenzó el Coloquio con una Observación de bebés de un caso interesante en Colombia, presentado por el Grupo de Observación de Bebés que coordino. Abrimos la jornada con una impactante experiencia: Atando Cabos, Tejiendo Historia. La Interacción Observador-Observación-Seminario. Un caso de impasse en la práctica de observación. Presentadores: Hilda Botero, Coordinadora del Seminario y José Edwin Cuellar Observador en formación (Colombia). Moderador: Nohemí Reyes de Polanco (México). Comentarios: Rosella Sandri (Bélgica), Mariza Inglez Souza (Brasil). Las características de la Observación referidas a la configuración familiar, contexto social y sucesos psicológicos de los miembros de la familia, y de la mente grupal en sí misma, vividas durante el tiempo de la Observación despertaron discusiones nutridas, preguntas interesantes y contrastes enriquecedores con las experiencias de otras latitudes. El trabajo de pensamiento reflejó amplitud mental y disciplina de comprensión del ser humano. Segunda Observación de bebés. Presentan: Cecilia Pereira, Coordinadora del Seminario y Raquel Brandao Araujo Observadora en formación (Brasil). Moderador: Esperanza P. de Plá (México)

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2º COLOQUIO INTERNACIONAL DE FORMADORES EN OBSERVACIÓN DE BEBÉS MÉTODO ESTHER BICK

Comentarios: Jeanne Magagna (Gran Bretaña) Jorge Tizón (España). Raquel, La Observadora, lee sus notas, que abarcan un período de tres meses y narran su experiencia como Observadora de un bebé que, después de varias sesiones, se entera que es adoptado. Las vicisitudes en la relación con la madre, con ella misma y con el bebé, arman un escenario de intensas ambivalencias y sentimientos encontrados por parte de la Observadora como receptáculo de las ansiedades del núcleo familiar. Otra metodología necesaria para la formación es el Seminario de Discusión de Trabajo. Esta metodología fue representada por un trabajo que narró la experiencia de un equipo de una Casa Hogar para niños de la calle en Puebla (México). Gianna Williams presenta un hermoso material que narra la vivencia de usar una metodología extraordinaria en el trabajo con esta población; Tiempo Especial, llevado a cabo con un niño de la Casa Hogar Presenta: Gianna Williams (Gran Bretaña). Moderador: Jeanne Magagna (Gran Bretaña). Comentarios: Mónica Cardenal (Argentina). Primer Tema Libre: Investigación desde el método Observación de Bebés. Codificación o sistematización de los datos durante el análisis de los resultados. Presenta: Michael Rustin (Gran Bretaña). Moderador: Alba Graco (Italia). Discusión de todos los participantes. Segundo Tema Libre: Diversidad de los Impactos socioculturales en la Observación de Bebés. Presenta: Régine Prat (Francia). Moderador: Nara Caron (Brasil). Discusión general con los participantes. Nuevas Aplicaciones de la Observación de bebés. El surgimiento de la relación madre-bebé: Explorando la maternidad íntima a través del uso extendido de la Observación de Bebés.

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Presenta: Luigia Cresti (Italia). Moderador: Rosa Mascaró (Francia). Novedades, Proyectos aplicados en distintos países en torno a la Observación de Bebés. Moderador: Maria Rosa Díaz de Soullard. (México). Lectura de la Síntesis del Coloquio de Formadores de Observación de Bebés en Lille, France (2006). Régine Prat (Francia). Síntesis y Comentarios del Coloquio México 2010. Esperanza P. de Plá (México) Carolina Campos (México). Presentación de la ‘Observación del Coloquio’: Denise Mellier (Francia). En reunión administrativa se decidió la sede del próximo Congreso Internacional de Observación de Bebés Método Esther Bick la cual se adjudicó a Senegal. En el Coloquio hubo un espacio determinado para rendir Homenaje a Gianna Williams por su constante y generosa participación a lo largo del tiempo en el desarrollo de la Observación de Bebés, con vivo entusiasmo, y especialmente, con mente abierta a la continuidad y al enriquecimiento que la Técnica, el Método, la Teoría, han aportado al conocimiento, tanto al Psicoanálisis como al Método de Esther Bick. Los Observadores Mexicanos ofrecieron a Gianna un “árbol de la vida”, tradición Mexicana y símbolo del encuentro entre dos culturas. En este contexto de la Observación de Bebés representa el permanente diálogo entre culturas con el idioma común de la Observación de Bebés. Cierro esta nota con un comentario sensible con respecto a la sorprendente ciudad de México. Rica en hospitalidad, en oportunidades culturales, y con riquezas celosamente ‘cuidadas’ para compartir, tesoros arquitectónicos, herencias de ancestros y monumentos maravillosos, testigos aún del transcurrir de los siglos.

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..... Vida y Muerte, Eros y Tánatos. Freud, en la tradición ‘clásica’ de su pensamiento, expone cómo Eros y erótico evocaban el canto y la malicia de Eros (Hro»)) y su profundo amor por Psique (yuxh), el alma, a la que Eros estaba encadenado por perpetuo amor y devoción. Es imposible tener en mente a Eros sin tener presente a Psique, quien en un primer momento fue engañada haciéndosele creer que Eros era repugnante, en relación grosera, como sexual o monstruoso; esto visto así, puede, según el mito, conducir a la catástrofe. “Para

que el amor sexual sea una vivencia de verdadero placer erótico, debe estar imbuido de belleza (simbolizada por Eros) y ser una expresión de los anhelos del alma (simbolizada por Psique). Estas son las connotaciones que Freud aludía al usar Eros o erótico. Si no se conserva, de alguna manera, su vinculación a los orígenes clásicos, estas palabras pierden buena parte del significado con el cual Freud las propone y más bien dan lugar a equívocos desafortunados. Bettelheim, Bruno (1982) Freud y el Alma Humana, Crítica, Grupo Editorial Grijalbo, Barcelona, 1983

En el artículo de Luis Kancyper, de nuestra presente edición, reconocemos una propuesta sobre cómo pensar estos términos Eros - Tánatos: Pulsión de Vida y Pulsión de Muerte. Con Eros “garantizan la presencia de la diferenciación y la pluralidad, se hallan signadas por la lógica de la tolerancia, que posibilita el registro y la aceptación del Otro como diferente”. Tánatos inviste al otro “como un rival peligroso, del cual hay que salvarse y al que, entonces, es preciso combatir…” (Luis Kancyper, El Poder de las Comparaciones).

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PSICOANÁLISIS XXII (1); 85-90, 2010

UNA NOTA ACERCA DE SABINA SPIELREIN JOSEFINA SARMIENTO NOVA1

En el año de 1977 se descubrió en el Palacio Wilson de Ginebra (Suiza) una caja con documentos personales pertenecientes a Sabina Spielrein, quien fue profesora del Instituto Rousseau, centro pedagógico internacional que tuvo su sede en ese Palacio.

cina, labores como ayudante en el laboratorio psicológico que dirigían Jung y Riklin.

Sabina fue una de las primeras mujeres Psicoanalistas; inició su formación con Carl Gustav Jung de quien fue paciente en la Clínica Psiquiátrica de Burghözli en Zurich (Suiza), institución a la que ingresó el 17 de agosto de 1904 con un diagnóstico de “histeria psicótica”, y en la que permaneció hasta el 1 de junio de 1905.

La relación entre Sabina y Jung se hizo más cercana, llegando a trascender los límites de la relación analista–paciente. Cuando esta situación se hizo pública, Jung negó su relación con Sabina y escribió a Freud pidiéndole consejo; Sabina también le escribió para solicitarle ayuda por el comportamiento de Jung. Freud le contestó con evasivas, no quería poner en peligro su relación con Jung, pues él representaba la oportunidad de que el Psicoanálisis trascendiera las fronteras judías y se extendiera por Europa.

En abril de 1905 inició sus estudios de medicina en Zürich; una vez finalizados se hizo Psicoanalista.

Nació en Rostov del Don (Rusia) en 1885 en el seno de una familia judía de clase media alta; su padre era hombre de negocios y su madre odontóloga. Durante su infancia padeció varios trastornos psiquiátricos; al inicio de la pubertad “empezó a desarrollar fantasías de carácter profundamente perverso que la acosaban de modo obsesivo. Dichas fantasías poseían carácter compulsivo, no podía sentarse a la mesa sin pensar en la defecación mientras comía, ni podía ver comer a nadie sin pensar en lo mismo, sobre todo si se trataba de su padre. En particular, no podía mirar las manos de su padre sin experimentar deseo sexual; por la misma razón, ya no podía soportar tocarle la mano derecha” (Kerr, 1995: 27). Estos trastornos se intensificaron a raíz de la muerte de su hermana, razón por la cual sus padres decidieron llevarla a la, por ese entonces, mejor institución psiquiátrica de Europa, la Clínica Psiquiátrica de Burghözli.

Los escritos encontrados en el Palacio Wilson se convirtieron en la base de Una secreta simetría, libro del Psicoanalista italiano Aldo Carotenuto en el que relata la relación entre Jung y Sabina.

El tratamiento consistió en un breve Psicoanálisis (de agosto a diciembre de 1904) realizado por Jung, terapia ocupacional, y, considerando que Sabina tenía intenciones de estudiar medi-

A pesar de que ella hizo aportes valiosos a la teoría psicoanalítica, éstos fueron desconocidos durante largo tiempo debido, probablemente, al interés de Jung por ocultar esta relación ilícita.

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Cuando se produjo la ruptura entre Freud y Jung, Freud aceptó que Sabina tenía razón y la invitó a participar en las reuniones de los miércoles de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, desde finales de 1911 hasta comienzos de 1912. Spielrein ejerció como Psicoanalista en Ginebra (Suiza) entre 1917 y 1924, cuando emigró a Rusia; allí se casó con el médico ruso Paul Scheftel con quien tuvo dos hijas, Renata y Eva. Murió víctima de los soldados nazis en 1942 en Rostov (Rusia), su ciudad natal.

Candidata Instituto IDEAL, Cuarta promoción. E-mail: albasarmien@hotmail.com

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ALGUNAS DE SUS IDEAS PSICOANALÍTICAS En el artículo La teoría de la transformación y sus corolarios, de 1907, Spielrein afirmó que todo complejo lucha por devenir autónomo; así, la persona busca complejos similares en otras personas con la idea de objetivar el complejo y dominarlo. El hecho de compartir complejos genera una sensación de comprensión entre las dos personas, así como un sentimiento de similitud que puede convertirse en atracción sexual; esta situación puede presentarse entre médico y paciente. Aunque no habla de él explícitamente, podría estar refiriéndose al amor de transferencia del que habla Freud en su artículo publicado en 1914, y que había descubierto en el Caso Dora, historial publicado en 1905. Respecto a la sexualidad, Spielrein planteó que al funcionar a nivel de las especies, y depender únicamente de una similitud o identificación entre individuos, es opuesta al individuo diferenciado; por esta razón se la considera como algo destructivo que viene acompañada de sus propias resistencias, en un intento por conservar lo que el individuo ha logrado mediante la diferenciación. Aún en el acto de la copulación, una parte de la pulsión sexual permanece reprimida, de lo contrario, el acto sexual degeneraría en martirio y asesinato. Hizo énfasis en que la destrucción siempre está presente en toda conducta sexual interpersonal. Sus estudios sobre la esquizofrenia son el origen de la teoría de la dualidad de los instintos de vida y de muerte, que plasmó en un artículo de 1911 sobre Eros y Tánatos, ideas retomadas por Freud diez años más tarde. Según Spielrein solamente existían dos pulsiones importantes: la pulsión de autoconservación y la pulsión de conservación de la especie (sexualidad), y únicamente existían dos estructuras psíquicas: el yo y el inconsciente; el yo funciona gracias a la energía que le proporciona la pulsión de autoconservación.

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En la teoría de Spielrein el inconsciente no es importante para la conservación del individuo, es más bien colectivo; en él predominan los objetivos de la especie por encima de los individuales y su energía proviene exclusivamente de la sexualidad. En caso de presentarse una divergencia entre el yo y la sexualidad, esta última intentará anularlo, de manera que ante la sexualidad el yo siempre responderá con una actitud de resistencia. El instinto sexual tiene un componente que exige la disolución del yo, y los fenómenos sadomasoquistas representan un intento por controlarlo.

ALGUNOS DE SUS ESCRITOS • La teoría de la transformación y sus corolarios (1907). • Sobre el contenido psicológico de un caso de esquizofrenia (1911). Tesis de grado para optar al título de Médico. • La destrucción en tanto que factor del devenir (1912). En este trabajo continúa las ideas expuestas en su trabajo de grado. • La destrucción como causa del nacimiento (1913). • Vida y muerte en la Mitología. • Contribuciones a la comprensión del alma de un niño.

BIBLIOGRAFÍA Andwandter, R. (n. d.), Jung y Sabine: ¿Transferencia o relación de amor? En línea: www.ceoniric.cl Consultado el 21 de enero de 2009 Delahanty, G. (n. d.), Sabina Spielrein: juego sucio o amargo lamento. En línea: www.cartapsi.org Consultado el 21 de enero de 2009 Del Roso, P. (n. d.), Sabina Spielrein y Jung: una historia de amor en los avatares de un análisis. En línea: www.fundacion-jung.com.ar Consultado el 26 de enero de 2009 Kerr, J., La historia secreta del Psicoanálisis (1995). Barcelona: Crítica.

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ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA COLOMBIANA

Exploración de conceptos fundamentales: la sexualidad, los sueños, lo inconsciente IPA MEXICO CITY CONGRESS - 3 TO 6 AUGUST, 2011

PARA CONTACTARNOS Sitio Web del Congreso de la API www.ipa.org.uk Equipo del Congreso de la API Congress@ipa.org.uk

PROGRAMACIÓN DE ACTIVIDADES ACADÉMICAS SEGUNDO SEMESTRE AÑO 2010 FECHA Ago. 23/10 (Lunes)

ACTIVIDAD

PONENTE

Presentación trabajo Occidente y Oriente. Perspectivas históricas, culturales y psico- Dr. Ismail Yildiz lógicas

Sep. 23 al 25/10 (Juev.a Sáb.)

Congreso Fepal: Transferencia, vínculo y Alteridad (Hotel Dan Carlton-Bogotá )

Federación Psicoanalítica de América Latina

Oct. 25/10 (Lunes) Nov. 22/10 (Lunes)

Encuentro de Candidatos Presentación Trabajo

Dr. Pedro Oróstegui (Presidente) Dra. Luz Stella Núñez

Las actividades se realizarán los días lunes, de 12:00 m. a 2:00 p.m., en el Auditorio de la Clínica Montserrat.

FABIO ESLAVA CERÓN Director RELACIONES SOCIETARIAS ASOCIACIÓN PSICOANALITICA COLOMBIANA

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SOCIEDAD COLOMBIANA DE PSICOANÁLISIS DEPARTAMENTO DE ACTIVIDADES CIENTÍFICAS Cronograma II semestre 2010 Agosto 6

Viernes

Homenaje Dr. Carlos Plata - Dpto. Niños y Adolescentes

Agosto 13

Viernes

Trabajo Dr. Bernardo Álvarez Lafantasía en la Obra de Sigmund Freud

Agosto 23-27 Septiembre 10

Celebración Aniversario IPA Viernes

Septiembre 23-25

Trabajo Dr. Bernardo Álvarez La fantasía según M.Klein Congreso FEPAL

Octubre 8

Viernes

Trabajo Dra. Hilda Botero

Noviembre 5

Viernes

Comisión Directiva

Noviembre 19

Viernes

Comisión de Enseñanza - Dpto. Actividades Científicas

El Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) de la Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) Ofrece: Formación completa como Psicoanalista a médicos, psiquiatras y psicólogos. Encuentre toda la información llamando al teléfono 522 7627. Visite nuestra página web www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co

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SOCIEDAD PSICOANALÍTICA FREUDIANA DE COLOMBIA

LA SEXUALIDAD INFANTIL Y SU IMPORTANCIA EN LA VIDA DEL ADULTO Este curso tiene como objetivo realizar un recorrido desde el punto de vista psicoanalítico, de la la evolución libidinal del niño y el adolescente, con la intención de mostrar el correlato psíquico y biológico, los distintos caminos libidinales y las diversas manifestaciones corroboradas en la experiencia clínica de niños, adolescentes y adultos.

TEMAS • La sexualidad infantil, fundamentos teóricos. Agosto 21: Dra. Gladys de Sanclemente. • “La tormenta del adolescente”: Madurez biológica pero no psíquica. Septiembre 4: Dr. Hernán Santacruz • La sexualidad del adolescente, novela familiar del adolescente. Papel de la fantasía. Septiembre 18: Dra. María Inés Nieto Dra. Camila de Carvajal • Sexualidad infantil y clínica psicoanalítica. Octubre 2: Dra. Gabriela Guerrero Dra. Dalia Riachi • De la Genitalidad infantil a la Genitalidad adulta. Octubre 16: Dr. Rafael Hurtado. Duración:

5 jornadas, frecuencia quincenal.

Horario:

Sábados 3.30 pm.

Dirigido a:

Profesionales interesados en el tema, Padres, Educadores.

Lugar:

Carrera 17 No. 135-55. Sede de la Sociedad Psicoanalítica Freudiana de Colombia.

Costos:

$50.000 por jornada. Descuentos para grupos.

Informes:

En el 258 4539 difusion@sopsifreudiana.com

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INSTITUTO COLOMBIANO DEL SISTEMA NERVIOSO CLÍNICA MONTSERRAT UNIVERSIDAD EL BOSQUE

POSTGRADO DE ESPECIALIZACIÓN EN PSIQUIATRÍA PROGRAMA VIERNES ACADÉMICOS SEGUNDO SEMESTRE 2010

FECHA

TEMA

PROFESORES

Julio 23

Controversias en Trastorno Bipolar.

Dr. Rodrigo Córdoba Rojas

Agosto 06

Estructuración de una prueba de tamizaje para riesgo suicida. Informe preliminar.

Dra. Lilian Morales Puerto Dr. Jorge González Ortiz

Agosto 20

Crisis epilépticas. Diagnóstico diferencial con patología psiquiátrica

Dr. Luis Carlos Mayor

Septiembre 03

Neurociencias y psicoanálisis.

Dr. Ricardo Aponte González

Septiembre 17

Psicodinamia Psicoanalítica de las Psicosis.

Dr. Mario González Velásquez

Octubre 01

Avances en farmacodepencia. La experiencia en Yopal.

Dr. Alfredo Montenegro Chamorro

Octubre 29

Diagnóstico en psiquiatría Perspectivas alrededor de DSM V.

Dr. José Posada Villa

Noviembre 12

Tres agujeros negros de la psiquiatría en el Siglo XX. Segunda parte.

Dr. Felipe Prieto Bernal

Noviembre 26

Cuaresma y carnaval. La encrucijada del deseo

Dr. Carlos Arteaga Pallares

Diciembre 10

Psiquiatría Dinámica. Psicoterapia en Psicosis.

Dr. Ricardo Yamin Lacouture Dr. Arturo Valencia Fernández

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La Asociación Psicoanalítica Colombiana (APC) y el Instituto de Enseñanza Arturo Lizarazo (IDEAL) proporcionan tratamiento psicoanalítico a un costo reducido. Contáctenos para información completa Teléfono 522 7627 o visítenos en: www.asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co

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NORMAS DE PUBLICACIÓN Psicoanálisis, Revista de la Asociación Psicoanalítica Colombiana es la publicación oficial de la Asociación. Tiene como finalidad difundir el pensamiento psicoanalítico en sus aspectos teórico-prácticos y de reflexión, acerca de su ejercicio en la comprensión de la salud mental y emocional. Están invitados a contribuir con sus producciones escritas psicoanalistas, candidatos en formación, y todos aquellos autores, tanto nacionales como internacionales, interesados en el pensamiento psicoanalítico, que contribuyan a mantener un espacio de diálogo, investigación y conocimiento.

Descripción del material de publicación Los artículos postulados deben ajustarse a una de las siguientes modalidades: 1. Artículo de Investigación científica y tecnológica. Documento que presenta de manera detallada, los resultados originales de proyectos de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes Fundamentales: Introducción, Metodología, Resultados y Conclusiones (esquema IMRYC). (Que en el caso de las Ciencias Humanas, se puede traducir en: Introducción, Marco Teórico, Presentación de Caso y Discusión, y Conclusiones). 2. Artículo de reflexión. Documento que presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. 3. Artículo de revisión. Documento resultado de una investigación donde se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no, sobre un campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por los menos 50 referencias. 4. Ensayo. Documento que constituye una forma flexible y abierta para exponer ideas o defender una tesis conceptual sobre cualquier tema desde varias ópticas. Por definición, es un texto en el que se apunta alguna idea y se reflexiona sobre ella, sin que se llegue a agotar el tema principal. Más que un texto de valor demostrativo, se trata de una invitación al pensar y a la reflexión sobre algún tópico, desde un nuevo enfoque más creativo. 5. Reseña Bibliográfica. Informe usualmente crítico sobre el contenido y cualidades de un libro; se puede también realizar una Reseña Hemerográfica cuando ésta se refiere al contenido de una artículo de interés, aparecido en alguna publicación afín. 6. Reseña Periodística o de Difusión. Información sobre eventos culturales, académicos y/o artísticos que puedan considerarse de interés para la comunidad psicoanalítica o en general para lectores de la revista. Se pueden comentar aspectos de obras de arte (Exposiciones, obras de Teatro o Cinematográficas, o incluso Documentales de TV) y eventos Culturales, que guarden relación explícita o tácita con los temas de interés dentro de la comunidad científica.

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7. Además, la revista publica en español Reporte de casos, traducción de artículos de revistas psicoanalíticas -previa autorización del autor- resúmenes de libros, tesis de grado en psicoanálisis, artículos de psicoanálisis aplicado, una vez sean aceptados por el comité editorial por su calidad e interés. Los trabajos deben presentarse a 1.5 espacio; tipo de letra Arial 12 o Times New Roman 12; hasta 30 páginas; Título; no menos de tres (3) Palabras clave; un Resumen de hasta 200 palabras. Todo esto en inglés y en español. Los autores deben enviar sus escritos a la Asociación Psicoanalítica Colombiana, dirección de la revista, por correo electrónico a: apscol@gmail.com o revista@asociacionpsicoanaliticacolombiana.org.co, o hacerlos llegar en medio magnético, con original y copia impresa a la Calle 134 Nº 17-71. Todas las contribuciones serán evaluadas por árbitros expertos asignados por el comité editorial, quienes dictaminarán acerca de la calidad, pertinencia, originalidad e importancia del trabajo sometido a consideración. El comité editorial comunicará su aceptación o no aceptación, así como las sugerencias para su modificación en un plazo máximo de dos meses a partir de su recepción. Los artículos serán sometidos a una revisión de Estilo con derecho a alterar el texto sin modificar su contenido. El autor deberá llenar la ficha de información que se anexará a la revisión de su escrito, y en la cual comunicará su dirección, teléfono y correo postal y electrónico para cualquier notificación y para la remisión del material físico de publicación. Cada autor recibirá dos ejemplares de la Revista en la cual se encuentra su contribución. Una vez la aceptación del artículo sea conocida por el, o los autores, éstos deberán enviar su artículo con Carta de aprobación y revisión propia del material, así mismo comunicar si el trabajo ha sido publicado anteriormente. En caso de haberlo sido, total o parcialmente, en otro medio impreso, deberá anexarse la aprobación por parte de los editores para su publicación en Psicoanálisis. A su vez, enviarán carta al (la) editor (a) de la revista transfiriendo los derechos de autor a la Revista Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Colombiana. Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse, en general, al sistema Harvard-APA, no se escriben a pie de página, además, deben tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones.

1. Para citar en el texto principal a) Cita directa (o textual): Se utiliza el apellido del autor, seguido de coma, la fecha de escritura (si se conoce) o publicación, seguida de dos puntos y la página correspondiente, todo entre paréntesis. Ejemplo: Es bien sabido que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura” (Harison, 1968:56) O bien,

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b)

c)

d)

e)

Harrison (1968: 56) dice que “la consecuencia de una vida desordenada es una vejez prematura.” Si un autor tiene más de una publicación en el mismo año, se acompaña la fecha con una letra minúscula, según el orden en que aparezca en el texto: Ejemplo: Harrisson, en dos estudios recientes (1968a, 1968b) sugirió que…. O bien, Harrisson, inicialmente (1968a), sostuvo tal proposición, pero luego (1968b), tras nuevos estudios, añadió… También, separadamente: Harrison (1968a), sostuvo que… […] Nuevos estudios (Harrisson, 1968b) demostraron Cuando una cita es indirecta, es decir, que se menciona la idea del autor pero no se cita textualmente, no se coloca la página de referencia: Ejemplo: Es preciso tener en cuenta el estilo de vida, cuando estudiamos pacientes de edad avanzada (Harrisson, 1968) Para citar varios autores, hasta cinco, escriba los apellidos de todos ellos sólo la primera vez, de resto, utilice las siglas et al., o, y col (y otros/ y colaboradores). Ejemplo: La primera vez sería, (Harrisson, Lorimar y Muhler, 1969:55) Pero, posteriormente, (Harrisson, et al., 1969: 75) Cuando necesite citar como fuente a un autor desconocido o anónimo puede, en el primer caso, citar las primeras palabras del título, seguidas del año y la página; en el segundo caso, utilice la palabra Anónimo, seguida por el año y la página. Ejemplo: En una reciente publicación (Manual de epidemiología…, 1995: 3), se asegura… O bien, (Anónimo, 1546: 85) Cuando se trata de una cita de cita, es decir, cuando es necesario referenciar una investigación que se encontró en otro trabajo, el procedimiento es el siguiente: Lemon (1960; 45), citando a Stands (1958), quien recuerda que… Stands (1958), citado por Lemon (1960: 45), recordaba que… Se pudo establecer (Stands, 1958, citado por Lemon, 1960: 45) que… De hecho se sabe (Lemon, 1960: 45, citando a Stands, 1958) que…

2. Para presentar las Referencias Bibliográficas al final del trabajo El listado debe organizarse alfabéticamente, según el apellido del autor. Los títulos de libros, nombres de revistas, enciclopedias, diarios, etc., deben destacarse utilizando siempre letra cursiva. Así: a) AUTOR-apellido con mayúscula sostenida, nombre con mayúscula inicial o sólo las iniciales- (año de escritura – si se conoce- o de edición), Título del libro, Editor, lugar de publicación, año de la publicación.

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Adicionalmente, nombre del traductor (cuando lo haya), número de edición, a partir de la segunda y, si se considera relevante, el nombre del prologuista (si lo hay), o cualquier otro dato que se considere relevante. Ejemplo: LEMON, John (1968), Mis años en el orfanato, Penguin Books, London, 1980, 2° edición corregida por el autor, traducción de Juan Pérez, prólogo de César Pagano. O bien, HARRISSON, F. (1975), Mis años en el Tíbet, Penguin Books, Londres 1980. b) Igualmente, si hay más de un autor: LEHMAN, J., BANKS, G., MANN, H., (1980) Estudios sobre..., Harvard University Press, Cambridge, 1990. c) Si se trata de un artículo en una revista, el procedimiento es el siguiente: AUTOR, Nombre del artículo, en Nombre de la revista, volumen, número, año, páginas. Ejemplo: NICK, Sergio, Rumbo a la subjetividad, en Psicoanálisis, APC, Vol. XX, N° 1, enerojunio 2008. Pp. 51 – 60. d) Para citar un documento en la red: AUTOR, Nombre del artículo, en línea, dirección URL, (fecha de consulta). Ejemplo: BOTERO, J. El Teatro en Colombia, en línea, http:www.academiacharlot.edu.co (Consultado en marzo 20 1998) e) Para citar un documento electrónico: Mcconnell, Wh. “Constitucional History”, en The Canadian Encyclopaedia, (CD-ROM). Macintosh versión 1.1. Toronto: McClelland & Stewart, 1993. ISBN 0-7710-1932-7.

DIAGRAMACIÓN E IMPRESIÓN: Editorial Kimpres Ltda. PBX: 413 6884 Julio de 2010

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