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Lecturas
Bajorelieve
Por cri S tina bajo
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Árboles y enredaderas
Cada vez que decido arreglar una de mis bibliotecas, me encuentro con algún libro olvidado y fascículos que he ido acumulando a lo largo de toda la vida. Esta vez encontré unos muy viejos, que eran de mi madre y ella debió regalarme en algún momento que purgó sus bibliotecas. El tema era algo así como una historia de las flores a través de jardines de China. Comencé a hojearlos por curiosidad y me topé con verdaderas lecciones de vida, goce, respeto y amor por la naturaleza. Según estas páginas, en las primeras obras de la literatura china ya aparecen textos que hablan de la contemplación de las flores, los árboles, las rocas y los arroyos. Uno de sus más viejos proverbios dice que, si se quiere ser feliz por un día, hay que emborracharse; y si se desea serlo por un mes, casarse… Pero si queremos ser felices toda la vida, debemos volvernos jardineros.
En un escrito de principios del siglo XVII -firmado por un estudioso de aquel paísse recopilan consejos para vivir en armonía con la naturaleza. Uno de ellos dice: “Es absolutamente necesario que las flores tengan mariposas, que las colinas tengan manantiales, que las rocas tengan musgos, que el agua tenga berros, que los árboles sostengan enredaderas…” Creo que es uno de los pensamientos más hermosos que he leído en los últimos años.
Algunas de sus frases me recuerdan a los Rubaiyat (poemas) de Omar Kahyyam, psico