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Tequila

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Al visitar la ciudad de Guadalajara, Tequila es un destino del día que no debe dejar de visitarse. Toma una hora llegar y es preferible tomar un tour, aunque estos van recogiendo pasajeros de varios hoteles, lo cual es un poco engorroso, pero al fin ideal porque se conoce gente en el trayecto del bus. Los tours incluyen la visita a una finca de agave en donde se enseña el proceso básico de la producción de tequila y su cultivo, claro, incluye la “probanda” del sabroso elixir con rimas y juegos de copa, acompañado de mariachi, por cierto, originarios de esta zona del país. Este es el momento en el que recomiendo invertir en una botella y brindar con todo el mundo. El hielo no se rompe, se destroza y la amistad empieza para el resto del viaje.

Es recomendable comer algo pues el tequila sigue apareciendo el resto del viaje. Tequila es un pueblo pequeño y colorido y coincidimos con un desfile popular a la puerta de la famosa fábrica de José Cuervo. El estilo arquitectónico colonial de la fábrica es precioso y, entre otros atractivos, tienen una colección de los autos que usaron para la comercialización del producto a lo largo de los años.

Impresiona el proceso y el volumen de producción, esto solo nos da una idea de la cantidad que se consume de este licor a nivel mundial. El olor dulce del jugo de agave acompaña el recorrido por toda la fábrica y claro... ¡más tequila!

Los buses aparcan a unas pocas cuadras y es recomendable recordar bien el punto de encuentro pues es fácil desubicarse con unas copitas encima. Una comida generosa acompañó a nuestro tour y el regreso parece que se acortó a la mínima expresión mientras disfruta uno de las nuevas amistades.

Llama la atención la cantidad de turistas locales que se encuentran por doquier, muestra del amor y nacionalismo del mexicano.

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