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Fútbol en el Club
El fútbol en el Club es mucho más que un deporte
El fútbol en CLTC es una herramienta poderosísima que contribuye al desarrollo de nuestros socios en aspectos que van mucho más allá de la táctica y la técnica.
Para comprender los objetivos principales de este deporte en la Institución, hablamos con Miguel Moreira, profesor del Club hace 29 años, y con Andrés Rodríguez, quien supo dar sus primeros pasos del fútbol aquí, y tras terminar su carrera como jugador profesional, se unió a nuestro equipo de profesores para enseñar lo que aprendió, en estas paredes. Miguel Moreira
¿Qué siente como entrenador, después de tantos años al frente de los chicos del Club?
Para mí es un honor haber llegado al Club, considero que es el mejor club del país por todo lo que significa, por la infraestructura que tiene y los objetivos que fomenta en todas las áreas. Sin dudas, en todos estos años, mi mayor logro es el de haber hecho muchos amigos aquí. Hoy tengo alumnos que son hijos de alumnos de épocas pasadas. Es muy conmovedor para mí.
¿Cómo ve la evolución del fútbol en el Club?
El fútbol ha crecido mucho, a su vez también marca una diferencia con otros clubes e instituciones. Aquí, por ejemplo, juegan solamente los chicos que son socios, hay otros clubes que priorizan la competitividad y becan a chicos para obtener mejores resultados. Nosotros tenemos programas de trabajo con objetivos claros: este no es un club de fútbol, es un club de tenis, el fútbol tiene una meta social donde todos los chicos son iguales para nosotros. Y en base a eso, buscamos atender a todos por igual, queremos que cada uno sienta que aquí tiene su lugar independientemente de cómo juegue. ¿Cuál es su opinión acerca del desarrollo del fútbol infantil y juvenil?
Cuando comenzamos todavía no se había formado la parte juvenil, había una distancia entre lo que era baby fútbol y liga universitaria, y junto al profesor Julio De Armas, le planteamos en aquel entonces a Don Mario Tarabal la necesidad de formar divisionales juveniles para que los chicos siguieran vinculados al Club; así comenzamos. Sin dudas, hoy por hoy, el Club ha crecido mucho en número de socios que juegan, comparándolo con aquellos años.
¿Qué diferencia nota entre el fútbol infantil del Club, con el resto de los clubes de baby fútbol?
En nuestros objetivos está la formación integral de los chicos, no dependemos de resultados deportivos porque consideramos que a los socios les tenemos que dar todo nuestro apoyo para fomentarles las capacidades. Trabajamos más en fortalecer la autoestima que en otros aspectos.
La diferencia es que acá jugamos con los socios, tenemos por ende buenas generaciones y otras que no lo son tanto a nivel de fútbol, pero tratamos de apoyarlos a todos por igual. Normalmente la mayoría de los equipos de baby fútbol tienen por prioridad lograr que el niño sea un gran jugador, también existe la presión de los padres, y eso solo logra quemar etapas y tener niños presionados. Acá siempre tratamos de cuidar a nuestros socios.
¿Nos puede describir la importancia de participar en las escuelitas de fútbol de los domingos?
Sin dudas tiene una gran importancia; nuestros chicos tienen avidez por aprender y mejorar y ahí tienen sus tiempos para madurar deportivamente, para integrarse al grupo y tenemos experiencias de chicos que comienzan en la escuelita a jugar, y luego pasan a otros planteles porque han mejorado.
¿Qué significa para usted tener hoy como compañero de trabajo a Andrés, a quien dirigió en el baby fútbol del Club?
Para mí es una satisfacción enorme; a Andrés lo conozco desde la escuelita. Cuando él terminó la etapa de baby fútbol lo seguimos en su carrera como jugador profesional; para nosotros, ver chicos que se formaron aquí y que trascendieron al fútbol amateur, es una emoción muy grande. Y ahora volver a tenerlo de compañero es como que vuelva un hijo a casa.
Desde su visión como coordinador de fútbol formativo en un Club que siempre formó jugadores de buena técnica como lo es Wanderers, ¿qué aspectos destacaría del trabajo que se realiza en nuestro Club?
Son cosas diferentes; Wanderers es un equipo profesional donde se programa para tratar de conseguir buenos jugadores para el fútbol profesional; nosotros acá en el Club abarcamos otros aspectos; se trata de respetar al individuo más allá de su fútbol, y así y todo hemos tenido la satisfacción de haber formado jugadores como Diego Forlán, Sebastián Fernández, Ignacio Ithurralde, chicos que si bien siempre nos escucharon decir que era importante seguir con los estudios, pudieron amalgamar estudio y vocación y llegar a ser profesionales.
¿Qué le gustaría resaltar del fútbol del Club?
Yo lo que resalto más es el trabajo en equipo; es muy importante para que la actividad crezca y haya calidad de trabajo. Aquí todos los profesores son muy capaces y tienen la humildad de trabajar en conjunto, algo que no es fácil de conseguir. Andrés Rodríguez
¿Qué recuerdo tienes del baby fútbol en el Club?
El mejor. Fue una etapa hermosa de mi vida en la cual venir a jugar al fútbol era compartir con amigos. Tuve la suerte de tener buenos profesores, que hoy son mis compañeros de trabajo, que no solo te enseñaban la parte futbolística sino la importancia de ser una buena persona, de lo que requiere ser parte de un equipo, que no solo ganar es lo importante. Acá aprendí a querer la actividad; venir no era simplemente participar de la práctica, era estar con amigos, con el cuerpo técnico, era pasarla bien y crecer como persona.
Ahora como entrenador de formativas de Defensor y de CLTC en baby y en mayores, ¿cómo ves el entrenamiento de los chicos del Club, en comparación con aquellos que buscan ser jugadores profesionales?
Como te digo, después de haber jugado al fútbol, tuve la suerte de trabajar en dos lugares donde me formé. Tanto Defensor como CLTC tienen cosas en común. Aunque Defensor sea un equipo profesional, se busca mucho contribuir en la parte integral del jugador. Y eso acá en el Club lo tenemos incorporado a rajatabla, la importancia de seguir estudiando, de aprender valores de equipo, comprender que antes que un jugador está el grupo, son puntos de contacto que acercan a ambas instituciones. De todas maneras, no tiene nada que ver una cosa con la otra; este es un club de tenis donde buscamos formar jugadores de buen pie pero sobre todo buenas personas.
¿Cómo ves la evolución del fútbol en el Club?
En nuestra época había un equipo por categoría y hoy en día por categoría debemos tener 13 equipos de 15 a 20 futbolistas. Casi 60 por generación. Tratamos de que sigan arraigados al Club. Hay jugadores que nunca dejaron de pertenecer al Club, que han jugado desde niños y hoy lo hacen en las categorías más grandes; se logró algo que siempre se buscó: adhesión y amor por la camiseta de esta casa.
¿Qué opinión te merece la política participativa del Club, en la competencia del baby fútbol?
Ejemplar y espectacular. Nosotros no nos enfocamos en los resultados, nos enfocamos en la formación integral; cada socio tiene su techo y lo vamos a explotar al máximo, pero tratamos de dar además otros valores. Acá todos tienen oportunidades, los que tienen condiciones y los que no la tienen tanto, y aunque estemos peleando campeonatos, todos juegan. Hemos visto en partidos de fútbol cómo chiquilines entran a la cancha por cinco minutos; en esta Institución el niño que es bueno y el que no lo es tanto, juegan por igual. Acá todos pueden divertirse, competir y crecer.
¿Dónde jugaste como futbolista profesional? ¿En qué influyó la etapa en nuestro Club en tu desarrollo como persona y jugador profesional?
Después de jugar en el Club, jugué en las inferiores de Defensor Sporting, formé parte de la Selección Uruguaya en las categorías Sub 17 y 20 con la que participé de Sudamericanos, jugué también en la primera de Defensor, formé parte de cuadros de Colombia y Paraguay, y al regresar al país, después de jugar en algunos clubes del fútbol local, recibí la invitación para incorporarme a este grupo de trabajo y empecé un nuevo desafío, el de transmitir los mismos valores que ellos me enseñaron.