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Editorial (Directora Sandra Barbero
by Sentidos
EDITORIAL
TODO EMPIEZA por mí.
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¿Ya te quieres despertar de la pesadilla del 2020? ¿Quieres que la montaña rusa se detenga? ¿Ya te diste cuenta?
Estamos en un momento en el que se requiere un cambio de sintonía. Ya tenemos que ir aceptando en lo que estamos involucrados y por más que tengamos miedo, desesperanza, apatía, ira o lo que sea que estemos sintiendo, tenemos, sí TENEMOS, que hacer el esfuerzo de salir de la zona de resistencia a esta realidad llamada PANDEMIA, COVID-19, CORONAVIRUS, CONFINAMIENTO, DISTANCIAMIENTO. Y todo lo que hemos aprendido a la fuerza en estos meses que llevamos del 2020. Dejemos de hablar como médicos, presidentes, políticos, sociólogos o ministros y desde el lugar que a cada uno le toca, seguir con la vida. Ningún político va a salvarnos, ni siquiera va a salvarnos un médico o una vacuna, si no ponemos nosotros la materia prima necesaria para cambiar, la ACTITUD y tener los suficientes motivos para estar vivos y saludables. Y eso nos toca a todos, desde los más chicos hasta los más grandes.
La muerte de amigos, familia o gente querida es un hecho irreversible y debemos levantarnos para hacer frente a lo ineludible. No podemos seguir en un estado de conciencia de negligencia, negación o pánico. Es cierto que es una gran encrucijada que nos pone en jaque, y frente a la cual debemos responder con estrategias nuevas, con habilidades a potencializar, como la empatía, el auto liderazgo, el autocontrol y la adaptación al cambio. Asumirnos como seres integrales y dejar de sentirnos inmortales. Quizás es el punto en el que más necesitamos poner el acento. Por ahí creemos, o hemos creído en algún momento, que por alguna extraña razón a nosotros no nos tocaría ver el lado sufriente de la vida.
¿Es el ego? O quizás nos encanta jugar con fuego. En una ilusión en la que yo hago lo que quiero porque como es mi vida, cumplo si se me antoja; y si no se me antoja, me libero de la responsabilidad que conlleva cumplir las normas que me imponen. Y en este aspecto es donde se debe hilar fino, porque se escuchan muchas voces de que yo “necesito” salir porque trabajo, me angustio, me da ansiedad o aquella situación que me impida cumplir con lo que hay que cumplir ¿es excusa para dejar de lado el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, la limpieza, el orden, los límites impuestos en los que hay que solo a salir de la casa por algo estrictamente necesario? Entonces no hablemos de necesidad, hablemos de transgresión, rebeldía y atropello. No me atropelles, porque aunque no quisiera que te me cruces en el camino, en este vamos todos. Tampoco soy quien para decirte cómo ir, pero yo sí quiero apostar por el cambio.
Tú “me vales madres”, nos arrastra a todos. Y tampoco podremos (los que estamos del lado de los que sí les importa la vida y el otro) cambiar algo ¿o si? Para este punto, líneas más abajo, detallaré una estrategia, a ver qué opinan.
Si quizás por alguna situación me siento privilegiado o mejor que alguien, es momento de entender que no somos mejor que nadie, ni nadie es mejor que tú. La empatía no podrá ser desplegada en nuestra vida, si yo siento que “tengo suerte” o que tengo más posibilidades, por lo que sea, de zafar de lo que amenaza la vida o la salud en estos momentos.
Por eso es importante que la mayoría, porque somos mayoría los que aún no hemos sido tocados por la amenaza, nos pongamos creativos y activos para hacer el contrapeso e inclinar la balanza. Seguramente no evitaremos lo que debe ser, porque también podríamos sentirnos Dioses tratando de evitar lo que se impone, pero si vamos inclinando la balanza, la vida vuelve a sentirse VIDA, con el orden natural que tiene. Quizás los que hemos estado cerca de la muerte (no todos) y hemos tenido que agachar la cabecita (léase ego), nos acordamos de esta única certeza que es la de HABER APRENDIDO SOBRE la finitud de la vida,
frente a ello, los motivos para vivir emergen como agua de la fuente.
La salud se hace una forma de vivir, de estar en el mundo; el cultivo de la armonía, del equilibrio, el dominio de la mente negativa y su entrenamiento hacia lo ecuánime, que no se pierde en la exageración o en los excesos, sino que se dirige hacia algo mucho más minimalista y simple, se convierte en el sentido de la vida. Encomendarnos a una fe, sentirnos protegidos por una fuerza más grande que lo que nuestra mente presumida cree que conoce, se vuelve un aliciente, una calma, una esperanza. Saber que estamos rodeados de luz, prosperidad y abundancia también es una alternativa. Que el sol sigue saliendo, que el aire que ingresa es una bendición y que las emociones son nubes en el cielo que desaparecen, y así como llegan, se van. Todo esto nos muestra a la vida como una TOTALIDAD y hoy apuntalemos eso: LA
TOTALIDAD.
Lo profundo existe y hay que cavar hondo para sostenernos. Hoy toca en esta etapa conocer nuestras sombras y amarlas. Integrarlas sin miedos o con miedos sensatos que nos protejan de los peligros, que no nos paralicen y no nos dejen vivir, porque debemos seguir viviendo. Cada minuto es tan valioso, cada minuto de vida cuenta, en el presente, aquí y ahora, la mente no conoce el problema porque tu actividad mental está en tu dominio absoluto, hagamos la prueba.
Cierra los ojos, siente tu cuerpo, respira, agradece, siente paz, tranquilidad, conexión con tu corazón, con tu alma, siente la vida y como la sangre fluye por tus venas. Escucha los ruidos que te rodean, seguramente estás escuchando el trinar de un pájaro, la suave brisa que rodea tu rostro, el sabor de los últimos alimentos ingeridos, el aroma de algún perfume que emana de algún lado, puede ser el de tu propia piel. Siente la yema de tus dedos y haz que se toquen, abre y cierra las manos, los ojos que circulan dentro de las órbitas internas, conectando el nervio óptico al cerebro para una mejor integración, y así ahora, respira suavemente y dime ¿existió algo de lo que temías en este breve momento del presente?. En este breve momento del presente solo existió la
vida, tu ser, tu calma, tu bienestar. Y desde ahí puedes proyectarte al mundo, desde un lugar muy diferente, quizás.
Líneas arriba mencioné una estrategia que podríamos usar a ver cómo nos va.
Yo estoy plenamente convencida de 3 cosas: la primera es que aquellos que no valoran la vida (por historias de heridas y de falta de amor), no pueden amarse, valorarse y, por ende, no llegan a cuidar y a abrazar su existencia. En ese sentido, no sienten tener una misión más que la de sobrevivir. Su día a día se reduce a alimentarse en lo mínimo e indispensable, solo viven en la superficie, y por lo tanto, son los que causan más ruido, alboroto y confusión. No estoy juzgando, ni me pongo por encima de nadie, solo observo, y me doy cuenta de que tienen un sufrimiento a cuestas. No saben qué hacer con eso que les molesta, entonces eso es proyectado al mundo circundante, en el que estamos los otros. Yo los ubico en el tercio en contra, en un estado de conciencia en el que prevalece el egoísmo, el individualismo, el presentismo, la inmediatez y aquello que debe ser resuelto desde el impulso. En el fondo, prima la actitud de vacío y falta de responsabilidad. Hagamos desde afuera lo que hagamos, es el TERCIO EN CONTRA.
Considero que en este contexto hemos invertido mucha energía tratando con mil y un mensajes, comunicaciones y demás estrategias para mover y sensibilizar, sin resultados aparentes. Bien desgastante.
Luego está el tercio a favor, el que se puso las pilas y se compromete a hacer lo que haya que hacer, con disposición y compromiso, se entregan a la causa y a la misión de seguir adelante, proponiendo cuestiones creativas para hacer algo. Tienen una actitud proactiva ante la vida, disposición genuina, sienten empatía y saben que la vida es valiosa desde la propia, con la que tienen oportunidad PARA algo. Y por ende, valoran comunitariamente al otro. Desde la forma de vida más simple y sencilla, hasta la forma de vida más profunda y excelsa.
Este tercio a favor, día a día pone la nota de optimismo a pesar de todo, genera mensajes que difunden desde el alma, están golpeados también quizás muy de cerca, pero aun así no dejan de hacer lo que hay que hacer.
Y finalmente, observo que hay un último tercio, el fluctuante; es decir, un día están abrazando la vida y al otro día se caen en la desesperanza. A mi entender, es a estas personas a las que necesitamos acercarnos, porque son las que verdaderamente están necesitadas de orientación, guía y palabras que resuenen en su interior.
De esta manera, ya seremos dos tercios de esta gran comunidad humana los que podremos iniciar esta nueva forma de abrirnos al cambio. En el enfoque que siempre hemos difundido desde la Logoterapia, la SALUD, es definida como CAPACIDAD DE RESPUESTA, no como ausencia de enfermedad.
¿Qué harás para mantenerte saludable? ¿Qué cultivarás en ti como las nuevas habilidades para afrontar esta nueva etapa de la humanidad? ¿Cómo te acercarás ahora a tu fe, a tu religiosidad o a la conexión con lo superior? ¿Qué tipo de hábitos son los que deberás sostener para mantener tu sistema inmunológico estable? ¿Acaso solo es la vacuna la que nos inmuniza?
Hay una inmunidad que debemos contraer nosotros mismos, es la de ejercer nuestra libertad día a día, eligiendo CÓMO vamos a vivir de ahora en adelante. Porque como el mismo Viktor Frankl menciona, nos queda la última de nuestras libertades, que viene en nuestra génesis, la de convertir los fracasos en oportunidades, y eso lo podemos hacer desde adentro, desde lo profundo de nuestro ser.
Construye tu nuevo YO. Hazlo nacer. Re-ubícate en la vida otra vez. Nacer es desafiante, pero RE-NACER es una elección.
Sandra Barbero Directora académica de DAU Escuela de Vida y del Instituto Peruano de Logoterapia Viktor Frankl.