SEREN EPIA Del accidente a las letras
AĂąo: 01 NĂşmero: 01 Bimestral: Marzo-Abril revistaserendepia.art@gmail.com 1
EDITORIAL SERENDIPIA: ACCIDENTES Y COINCIDENCIAS LA RESPUESTA A LO INEXPLICABLE
En los seres vivos existen infortunados ciclos de los cuales no podemos escapar. El nacer es parte de ese infortunio, y bien valorado ciclo. Todos nacemos sin una visión de nuestras vidas. Nos conformamos a partir de lo que nos rodea, de lo poco o mucho que veamos, viajemos, leamos, escuchemos o imaginemos. Esta vez ha nacido una idea que promete ser un ser vivo; un incierto infortunio o fortuna de la vida que se ha conformado como parte de la ciencia, de las relaciones personales, del universo y podría atreverme a decir que de nosotros mismos, y es así como será nombrada “Serendepia”. Fleming en la suciedad de su casa y después de 3 semanas de estar fuera encontró las bacterias para producir la penicilina en su microscopio. August Kekulé supo cómo funcionaba el benceno en sus sueños atómicos. Algunas historias en la literatura se escriben porque se han soñado. Hemos conocido el amor por casualidad, amigos por accidente, y hallamos en sitios nunca vistos el mejor lugar de la ciudad. Así, un día domingo dos amigos se reunieron ante un infortunado suceso, mientras la casualidad creadora los hizo colegas de un afortunado proyecto que es este. La muy contradictoria coincidencia de nuestra existencia, es ahora la misma coincidencia de la creación, y nos hemos unido. Serendepia, es una revista en la que creativos <del sitio que provengan>, trabajamos en conjunto para crear una revista bimestral en la cual mostraremos, lo que bien o mal hecho hacemos. No tememos dar a conocer nuestras propuestas. Bastante hicimos con salir del caparazón. Pero aceptamos la crítica. Basado en una cooperativa que no busca fines de lucro se reflejará en ésta y en las ediciones póstumas para expresar ideas de todo tipo: arte, cultura, tendencias, críticas y demás. Sírvase entonces, de la simultaneidad de las palabras, la concomitancia de las líneas, de la compatibilidad de los creadores, que de una u otra forma cayeron, de este accidente a las letras.
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ÍNDICE (entre el corazón y el pulgar)
Explicaciones absurdas N.Nitzayé Hernández G.
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Encuentro accidentado Deisy C. Diaz Suarez
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Los tres príncipes de Serendip Horace Walpole
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Involuntario José María Arias Méndez
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Serendepia y creatividad Ruvb Camarena
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Camino Inti Sandino
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Una fuerza que nos empuja Osael Quiroz
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Libertad N.Nitzayé Hernández G.
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Escribo por accidente María Celeste Rodríguez Quijano
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La manzana que nunca cayó Ricardo Lozano Fernández
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Sueños de estar emplumado José María Arias Méndez
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Veintiún caminos Daniel Saldierna
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Caso México Carlos Javier Cruz Sánchez
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Accidentes Felices Francisco Quintana
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Los trabajos y los días (Mundos posibles) 27 Inti Sandino Introspectivo…palabras y nuestro significado 28 Los Subditos de Serendepia
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DIRECTORIO Directora N. Nitzayé Hernández García Diseño Emmanuel Antonio López Ilustración Iván Santiago Méndez Corrección de estilo Carlos Javier Cruz Sánchez Colaboraciones: José María Arias Méndez, Francisco Quintana, Ruvb Camarena, Osael Quiroz, María Celeste Rodriguez, Daniel Saldierna, Inti Hernández, Ricardo Lozano, Deysi Díaz, José Fredy Bartolo Contacto revistaserendepia.art@gmail.com www.facebook.com/revistaserendepia Taller Iguano Choco (TIC) Calle Sierra de Ixtlán Residencial los Mangos, Edificio I Depto 304 Santa Cruz Huatulco C.P 70989 Tel 01 9511825302
No. 1 Marzo – Abril 2015 con sede en Bahías de Huatulco Oaxaca México, elaborado y editado en Taller Iguano Choco (TIC). Serendepia es una revista bimestral cultural, que tiene como objetivo mostrar el trabajo artístico de sus autores; así que todo texto e imagen es creación y pensamiento de cada autor. Si te ha gustado todo o parte de su contenido y quieres tomarlo, es importante que cites la revista, los autores y preguntar con qué fin es suscitada la publicación. Somos un grupo bastante respetuoso así que podrás encontrar diversos puntos de vista de un solo tema, así también aceptamos las críticas, posibles disgustos y ¿Por qué no? Felicitaciones y colaboraciones que se quieran realizar directamente al correo electrónico revistaserendepia.art@gmail.com
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Explicaciones absurd s N. Nitzayé Hernández
... Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla. Tratamos de leer en ella como leen las gitanas las figuras formadas por el poso del café en el fondo de la taza... “La Insoportable Levedad del Ser (1984) Milan Kundera.
Discutíamos el poco tiempo que existimos comparándonos con estrellas; el paso veloz al que nos sometemos. La espera que dura hasta la muerte para conocer el verdadero valor de nuestra existencia. El ilustrador piensa que sus dibujos no tienen valor y los piensa decadentes como él. Un escritor abandona sus ideas sin escribir y, poco a poco, las olvida. Teníamos que hacer algo para no botar aquello que nos acompaña siempre. Teníamos una idea, algo que nos impedía abandonar nuestro arte, y así, esperar lo que en desventaja humana se conoce como destino. Nuestra idea sonaba como algo pasajero que daría sentido a nuestra existencia. Un folleto. Con imágenes claras y escritos cortos; con pocas explicaciones y anonimatos. Hace tiempo, buscando el amor en lugares imposibles, se encontró la determinación de hacer las cosas, el encanto de la soledad y la estructuración de una revista. Hace tiempo, buscando un escritor encontramos letras. Evitando sentir amor a un humano, conseguimos otro aún más enfermizo. Se construyó a partir de letras aquel ilusorio sueño que teníamos en mente. De forma personal se fue esparciendo; nadie lo hizo público, aun así, los textos comenzaron a llegar, no sé cómo se comporta la suerte de un artista, pero ahí estaban los textos e ilustraciones, en la bandeja de entrada, de un proyecto lejano, de un grupo extraño, de un producto sin nombre. Es increíble cómo los sucesos y accidentes se acomodan haciendo posible este proyecto, coincidimos que esto sólo podría ser producto de una serendipia, así que el sueño mismo debía llevar este nombre. El reflejo de lo inconcebible no se hizo esperar, haciendo visible nuestra acertado accidente, quién diría que una letra conforma al hombre y contempla una creación, la palabra original es Serendipia, nuestro proyecto Serendepia, la “e” es nuestra marca, y nuestra propia serendipia. Ahora nosotros conformamos la palabra, y la nombramos el azar del creador, sabemos que pueden existir millones de proyectos con este nombre, pero no el accidente. Ahora es real, ya no sólo es un sueño, el pensamiento se ha solidificado. Como presagio se han cumplido nuestros sueños y teniendo en cuenta el trabajo, ahora sólo falta un eslabón. Ahora SERENDEPIA es la pertinente equivocación del accidente a las letras.
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Encuentro accidentado Deisy C. Diaz Suarez Por accidente busqué la compañía errada y encontré esa paz en la soledad aquella tan anhelada, una que no esperaba, ni pensaba encontrar tan lejana e imposible se veía en el horizonte de mi vida aunque no lo creía posible, encontré la paz que mi alma necesitaba en la soledad que antes tanto odiaba el aislamiento no siempre es un tormento, en mi caso fue un gran alivio, casi podría llamarse un regalo y un error pensar que la compañía, a veces, trae paz, muchas veces, solo es cargante y estresante tantas veces tuve compañía, pero solo encontré malestar y tristeza necesitaba hallar soledad y ella me llevó a encontrar las letras que mi corazón quería sacar.
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Los tres príncipes de Horace Walpole
El discípulo miró al maestro en la profundidad de la tarde. - "Maestro, ¿es bueno para el sabio demostrar su inteligencia?" - "A veces puede ser bueno y honorable permitir que los hombres te rindan honores." - “¿Sólo a veces?” - “Otras puede acarrearle al sabio multitud de desgracias. Eso es lo que les sucedió a los tres Príncipes de Serendip, que utilizaron distraídamente su inteligencia. Habían sido educados por su padre, que era arquitecto del gran Shá de Persia, con los mejores profesores, y ahora se encaminaban en un viaje hacia la India para servir al Gran Mogol, del que habían oído su gran aprecio por el Islam y la sabiduría. Sin embargo, tuvieron un percance en su camino.” - “¿Qué les pasó?” - “Una tarde como esta, caminaban rumbo a la ciudad de Kandahar, cuando uno de ellos afirmó al ver unas huellas en el camino: “Por aquí ha pasado un camello tuerto del ojo derecho". - “¿Cómo pudo adivinar semejante cosa con tanta exactitud?” - “Había observado que la hierba de la parte derecha del camino, la que daba al río, y por tanto la más atractiva, estaba intacta, mientras la de la parte izquierda, la que daba al monte y estaba más seca, estaba consumida. El camello no veía la hierba del río.” - “¿Y los otros príncipes?” - “El segundo, que era más sabio, dijo: “le falta un diente al camello.”
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Serendip
- “¿Cómo podía saberlo?” - “La hierba arrancada mostraba pequeñas cantidades masticadas y abandonadas.” - “¿Y el tercero?” - “Era mucho más joven, pero aun más perspicaz, y, como es natural, en los hijos pequeños, más radical, al estar menos seguro de sí mismo. Dijo: “el camello está cojo de una de las dos patas de atrás. La izquierda, seguro" - “¿Cómo lo sabía?” - “Las huellas eran más débiles en este lado.” - “¿Y ahí acabaron las averiguaciones?” - “No. El mayor, picado en esta competencia, afirmó: “por mi puesto de Arquitecto Mayor del Reino que este camello llevaba una carga de mantequilla y miel.” - “Pero, eso es imposible de adivinar.” - “Se había fijado en que en un borde del camino había un grupo de hormigas que comía en un lado, y en el otro se había concentrado un verdadero enjambre de abejas, moscas y avispas.” - “Se trata de un difícil reto para los otros dos hermanos.” - “El segundo hermano bajó de su montura y avanzó unos pasos. Era el más mujeriego del grupo por lo que no es extraño que afirmara: "En el camello iba montada una mujer". Y se puso rojo de excitación
al pensar en el pequeño y grácil cuerpo de la joven, porque hacía días que habían salido de la ciudad de Djem y no habían visto ninguna mujer aún.” - “¿Cómo pudo saberlo?” - “Se había fijado en unas pequeñas huellas de pies sobre el barro del costado del río.” - “¿Por qué había bajado? ¿Tenía sed?” - “El tercer hermano, absolutamente herido en su orgullo de adolescente por la inteligencia de los dos mayores, afirmó: "Es una mujer que se encuentra embarazada, hermano. Tendrás que esperar un tiempo para cumplir tus deseos". - “Eso es aún más difícil de saber.” - “Se había percatado que en un lado de la pendiente había orinado pero se había tenido que apoyar con sus dos manos porque le pesaba el cuerpo al agacharse.” - “Los tres hermanos eran muy listos.” - “Sin embargo, su sabiduría les trajo muchas desgracias.” - “¿Por qué?” - “Por su soberbia de jóvenes. Al acercarse a la ciudad, contemplaron un mercader que gritaba enloquecido. Había desaparecido uno de sus camellos y una de sus mujeres. Aunque estaba más triste por la pérdida de la carga que llevaba su animal, y echaba la culpa a su joven esposa que también había desaparecido.” - “¿Era tuerto tu camello del ojo derecho?”, le dijo el hermano mayor. - “Sí”, le dijo el mercader intrigado. - “¿Le faltaba algún diente?” - “Era un poco viejo”, dijo rezongando, “ y se había peleado con un camello más joven.” - “¿Estaba cojo de la pata izquierda trasera?” - “Creo que sí, se le había clavado la punta de una estaca.” - “Llevaba una carga de miel y mantequilla.” - “Una preciosa carga, sí.” - “Y una mujer.” - “Muy descuidada por cierto, mi esposa.” - “Qué estaba embarazada.” - “Por eso se retrasaba continuamente con sus cosas. Y yo, pobre de mí, la dejé atrás un momento. ¿Dónde
los habéis visto?” - “No hemos visto jamás a tu camello ni a tu mujer”, buen hombre, le dijeron los tres príncipes riéndose alegremente. El discípulo también rió. - “Eran muy sabios.” - “Sí, pero el buen mercader estaba muy irritado. Cuando los vecinos del mercado le dijeron que habían visto tres salteadores tras su camello y su mujer, los denunció.” - “¡Pero, ellos tenían razón!” - “Los perdió su soberbia juvenil. Habían señalado todas esas características del camello con tanta exactitud que ninguno les creyó cuando afirmaron no haber visto jamás al camello. Y se habían reído del mercader, había muchos testigos. Fueron llevados a la cárcel y condenados a muerte ya que en Kandahar el robo de camellos es el peor delito, más que el rapto de esposas.” - “¡Qué triste destino para los sabios!” - “La cosa no acabó tan mal. La esposa se había escapado, y pudo llegar antes de que los desventaran en la plaza pública, como era costumbre para castigar a los ladrones de camellos. El poderoso Emir de Kandahar se divirtió bastante con la historia y nombró ministros a los tres príncipes. Por cierto, que el segundo hermano se casó con la muchacha, que estaba bastante harta del mercader.” - “La sabiduría tiene su premio.” - “La casualidad los salvó y aprendieron a ser mucho más prudentes a la hora de manifestar su inteligencia ante los demás.”
Involuntario D
José María Arias Mendez
ejé que mis ojos se volvieran a encontrar con la conocida punta del lápiz, pude ver su reflejo opaco lleno de brillantes. Me di cuenta de un pedazo de carbón podía darme un mayor espectáculo que un diamante, no sólo por su cromado natural, sino por la textura que llegaba a mis dientes y se escurría a mi paladar y mis manos. Me quedé con esa conexión mientras bajaba el lápiz al papel, no había más realidad que el descubrimiento que despertaba amor por la materia. Empecé a imaginar el microcosmo lleno de dinamismo, energía y violencia que era mi lápiz deslizándose en el papel; las enormes virutas que salían con amenazante fuerza para chocar con el eterno blanco que las espera abajo, creando olas gigantescas e impenetrables que sirven de trompetas para anunciar la aparición de un río negro que pareciera la destrucción del impecable paisaje. Me quedé mirando ese cuerpo de agua; fuerte, grande, pero al mismo tiempo silencioso. Daba la sensación de vértigo que acompaña la velocidad, ahora incontrolable. Él era el amo y yo el instrumento. Me atacó una serie de recuerdos tan rápida que ni siquiera los pude ver, sólo sé que como a manera de muchos colores en movimiento creando el blanco, esa avalancha de recuerdos me dio una sensación de humano, de un ser que percibe, de materia conectada a otra materia, de átomos disfrazados, de misterios insondables que terminaban siendo uno sólo. Rompiendo las divisiones de la realidad, se me cruzó fugazmente el pensamiento de que no tenía sentido ver la mesa, el papel o lo que fuera. Eso no existía. Sólo existía y existe una cosa. Ese rayo pasó y yo me encontraba exhausto. El lápiz se seguía moviendo pero yo sentía que ahora debía detenerme. Paré mi mano en seco y seca tenía la boca. Vi un garabato encontrándome un poco avergonzado con el producto de ese arranque de sinsentido que perpetué, volví a verlo antes de dejarlo tirado pero el asombro me pausó. Las líneas habían tenido vida propia todo este tiempo. Delante de mí no había un garabato sino una figura que se empezó a revelar con la lentitud que provoca la sorpresa: una persona, un ser semejante a un hombre, con ojos relajados pero con la frialdad de conocer lo que estaba haciendo. De su boca salía una especie de copa, no se parecía, pero sentía que tenía algo adentro.
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¿Acaso todos nuestros movimientos están calculados por el movimiento mismo? El azar son sólo los pasos de un imperceptible mandala que cubre y dirige no sólo nuestra existencia, sino que nos tiene en el mismo peldaño que a las piedras. Por eso lo pinté de azul y le llamé Krishna, porque ante la belleza de lo que no se puede comunicar -cuando se encuentra con un recipiente listo para dejarse poseer- sucede el arte que sorprende y mueve cada fibra del autor, lo hace redescubrir el mundo y esconde una idea hermosa que siempre querrá regalar a todo el que la quiera.
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Serendepia Ruvb Camarena
Como el azar de dos dados, nuestras huellas se solapan. Caminos de grava floja. Amantes ciegos que caminan a tientas… buscan neuróticos, un milagro de bolsillo; pues está en la casualidad escrita. Toda la historia que no planearon vivir, y hurgando en los prejuicios del otro, dieron con el amor que el azar ya no supo ocultar.
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Creatividad Ruvb Camarena
Será el parto más extraordinario, nacimiento del amor prohibido. De la oscuridad y un hilo de luz. Un estallido de colores inexplicables lo harán brillar entre lo opaco. Las sombras y los dioses han de llamarlo bastardo pero de él nacen mil amores. Él será todo fuego, de llama oculta. Será el soplido en tu cabeza que locuras te inculca. Unas iluminadas en el pecho y otras más en las alturas… grotesco, sublime. Hoy hay paridad, muerte a la estética. Sin islas de espejos, el artista creó universos.
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Ca mi no Inti Sandino
o supe una noche en que me dirigía a la estación del metro. Yo caminaba ligero, pero firme, buscando una salida por los pasillos que convergen hacia allá. Me había quedado estudiando hasta la hora en que cierran la biblioteca; eran casi las diez y no se veían coches por el circuito interior ni el autobús que yo esperaba. Pasé un buen rato en la parada, buscando a lo lejos la luz de los faros del último viaje. De repente, una mujer joven, de bellos rasgos, se divertía caminando por una imaginaria cuerda floja: pisaba una línea amarilla como si estuviera a metros de altura, balanceando los brazos como para mantener el equilibrio. Lo tomé como un signo de vulnerabilidad: sería sensible al peso de nuestras formas sociales; querría librarse de acartonamientos y durezas excesivas. Después de un rato, pareció tomar una resolución, y la vi irse hacia la rectoría. Seguí esperando. Calculé la hora, el día, y me pareció que lo mejor sería echarme a andar. Sentía una emoción creciente en el pecho, como la de un animal que despertara lleno de curiosidad.
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La noche tenía algo selvático: el viento mecía la fronda silenciosa de los árboles; se respiraba humedad por la reciente lluvia. Los faroles alumbraban a lo largo del circuito con una luz tenue, difusa. Del otro lado vi, como si fueran sombras, personas apuradas que tomaron la primera salida a la avenida por ese pasaje oscuro que parece absorberlas. Me pregunté si debía seguirlas, pero al pensar que lo haría para no estar solo, seguí la dirección que había elegido, sonriendo ante el pequeño riesgo que representaba: apostaba a que la puerta que buscaba estaría abierta o cerrada. La emoción me hizo trasladar el hecho simple de optar por una solución al terreno general de mi vida. Sabía que en ese tiempo me jugaba todo, que mi renuncia a la tradición me había dejado sin más que pensamientos y la aspiración de ser yo mismo. Empezaba un camino nuevo, llevado por la necesidad de comprensión. ¿Dónde está mi casa? –me preguntaba caminando, sonriendo al comprobar que cada puerta estaba encadenada–. Sentía una calma gozosa; el temor se había ido. Mis pasos eran míos. La vida es riesgo, decisión, acción en el mundo… Entonces vi su silueta aparecer al fondo de un pasillo. La oscuridad ocultaba sus formas, pero yo sabía que era ella. La escuché caminar detrás de mí, tomando la misma dirección. En poco tiempo me alcanzó. La conversación fue sencilla y agradable: había dado la vuelta a medio campus buscando un autobús. Y nada. Por eso regresaba hacia el metro. Sonreía, y en sus confiadas palabras hallaba una respuesta cabal a mis preguntas. De nuevo, no pude evitar la traslación. Había encontrado el sentido de mi vida; tenía una casa propia donde alumbra una luz constante y clara. En un camino largo y solitario, entre pasajes laberínticos con puertas cerradas, encontré a la fragante y joven, alegre y floreciente filosofía.
Una fuerza que nos empuja Osael Quiroz
E
n el mundo ocurren hallazgos y descubrimientos todo el tiempo. Algunos de ellos cambian el rumbo del mundo, haciendo de éste un lugar donde podemos observar las maravillas de sitios más pequeños donde podemos sanar los males de los cuales son presos los infantes y adultos. Un lugar donde, cada vez, son más los artefactos que hacen que el humano utilice menos las bondades del cuerpo con el que fue dotado. Otros muchos no cambian nada en el mundo, pero tienen una importancia increíble. Al hablar de estos pequeños hallazgos o descubrimientos -como prefieran llamarles- me refiero a éstos que nos cambian como personas, que nos hacen apreciar le maravilla del amanecer, la sonata de los músicos en el parque y la belleza de las líneas trazadas con aerosol. Según José Vasconcelos, hay libros que apenas se empiezan a leer nos levantan, como si sacasen una fuerza que nos empuja los talones y nos obliga a esforzarnos para subir. Éstos son precisamente los descubrimientos que nos hacen apreciar todo lo que nos rodea, por más pequeño que sea; y lo mejor de todo esto es que nunca sabes cuándo podrás encontrar un libro así, de los que te hacen levantarte de la silla, que te hacen leer una página tras otra como si no tuviera fin, que te hace no parar de imaginar y soñar con mundos extraordinarios que relata un simple y maravilloso libro. Muchas veces voy a la biblioteca sin motivo alguno. Sólo por el gusto de recorrer los estantes, perderme entre los libros que en ese lugar habitan y, sin razón alguna, tomar a uno de los vecinos. Lo velo y, como un reflejo que no puede contenerse, lo abro en una página cualquiera, como si el azar confabulara para abrirlo precisamente en ésta y es ahí donde ocurre lo que menciona Vasconcelos, convirtiéndose en un hallazgo, un descubrimiento, un agradable infortunio, una serendipia que me alegra el momento y el día, o en casos radicales, transforma mi ser y la forma de ver el entorno. Sin embargo, hoy en día veo con tristeza cómo nos vamos perdiendo en las presiones de la vida cotidiana, dejando pasar los paisajes que nos ofrecen los amaneceres y atardeceres, los acordes emanados por el violín de la esquina, la firmeza del trazo hecha por el joven, las oraciones encantadores que contiene aquel libro lleno de polvo. Todo esto lo estamos cambiando por un consumo insaciable que nunca está satisfecho, por un programa de televisión que nos indica hasta qué momento tenemos que ir al baño, convirtiéndonos en uno más de la manada. Ha llegado el momento, unamos fuerzas y colaboremos todos a hacer que la espontaneidad regrese a nuestros infantes y adultos. Ayudemos a elevar el sonido del violinista y de esta forma todos podamos escucharlos, a que la pintura del joven sea vista, a que las oraciones del libro sean leídas, recuperemos la alegría que nuestras almas han ido perdiendo.
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Fotografía: José Fredy Bartolo
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Libertad N.Nitzayé Hernández G. Los objetos son resentidos al abandono, los objetos no guardan la esencia de quienes; los agarran y luego los sueltan. Sólo retienen su propia masa, su propia esencia. Son resentidos a seres como tú, que un día los sostienes, y otros más, los abandonas.
Tal vez el gato se cansó de tantos mimos y corrió a divertirse. Tal vez el gato sólo me usa cuando está triste. Tal vez al gato le gustan mis caricias pero no mis demandas. Pensará el felino que siempre estoy con ganas, porque cuando él regresa siempre estoy esperándolo; lo acaricio un rato, ronronea y volvemos a la Lo sé porque busco tu silueta entre los rincones, pe- cama. gada contra del muro, dejando tu olor encima y traspasando las paredes. Ahora mi casa, mi pelo, mi ropa, Yo sabía que se iría. Lo supe desde el primer día que lo mi cama, las sabanas del cuarto ya no tienen ni rastro tuve entre mis manos, -es macho- pensaba en alto, es de ti. macho y los machos suelen irse, los machos buscan nuevas gatas, se creen autosuficientes, parranderos, Pensé que tus ojos decían “yo no me iré, yo me queda- sólo buscan comida y caricias en las casas, pero en ré contigo, si yo, no seré como aquellos que, buscando realidad, son de la calle. nuevas aventuras, encontraban caricias que no habían sentido, y tal vez no siendo mejores, decidieron aban- Mi amor por Monchis es desinteresado. Jamás me hice donarte. No seré yo así” interrogantes; si él me amaba, si había amado a alguien más, o si me amaba más que yo a él. De hecho Se fue, dejando la ausencia de sus besos, incrustados no me importaba qué pensara de mí, si me quería, o en los espacios solitarios de la casa. A veces creo ver no lo hacía, o si sus ojos sólo veían en mí comida y su sombra sentada a mi lado. Como antes, acaricia mi agua. Yo sabía de su independencia, sabía que debía rostro y duerme conmigo, otras veces le llamo y no en- ser así. La soledad es tan dulce cuando se valora, el cuentro en él respuesta, no voltea la cara, no mira mis trabajo en solitario también. ojos, su nombre, el que yo le he puesto, no se le hace importante, sólo es él. Él, un gato. Yo seré el nuevo objeto que no retiene esencias, seré Trato de recostarme y olvidar su dorado pelo, sus ojos la casa que contiene las paredes rasguñadas por afilar hermosos. Diferentes. Y entre el sueño, queriendo no sus garras, y él será sólo el recuerdo, ese recuerdo de rogarle, le imploro: alguien que se va y no regresa. -¡Vuelve! No me dejes sola- y no es que le tenga mie- No le puedo decir nada. Así son por naturaleza; tienen do a la soledad (aclaro), pero me he acostumbrado a su vida propia porque hay más cosas que le llenan, su maullido nocturno, sus caricias y su amor, sin que- pero esa es la locura de estar enamorada de un inrerlo dar, a sus besos por las mañanas teligente, tierno y traicionero gato, de esos que no se -Anda vuelvebasan en coincidencias.
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Escribo por accidente María Celeste Rodríguez Quijano
Escribo por accidente. Mis letras son el resultado de un impacto con la realidad. He tenido la fortuna-desgracia de que mi vida sea un constante vaivén de malos, buenos, excelentes, felices e intensos momentos que capturo con mi mente cual cámara instantánea, sin embargo, yo lo hago en papel y la imagen es mi conjunto de letras. He intentado dejar de escribir, el hacerlo supone un gran peligro para mí, expongo mis puntos más débiles, mis cicatrices aún con llagas y las partes indefensas que tengo. Siempre cargo con una armadura para evitar caer al abismo de la mortalidad ya anticipada, una armadura que al escribir se desvanece momentáneamente. Es por ello que he intentado dejar esto, me expongo demasiado y mi vida se vuelve tan frágil como las promesas que se dicen sin compromiso, se vuelve tan frágil como los «Te amo» que se dicen en la primera cita, tan frágil como la cordura de una enamorada... Pero no puedo, no puedo dejar de escribir, es como la droga para una persona en abstinencia, la lluvia para el campo que ha estado en sequía, el amor para alguien que nunca se ha sentido amado. Es la dosis de resurrección para quien no sabía que había estado muerto. Como una vez, mi mejor amiga había muerto y yo simplemente no podía llorar, en vez de lágrimas derramaba letras y así escribí un poema sobre la muerte y su maldita necedad de llevarse a quienes más quiero y con quienes más cuentas pendientes tengo. Después, encontré a un amigo, no paraba de reír e invitar al mundo a reírse conmigo, quería decir cuán feliz estaba de tener mi propio idioma con otra persona, de saber lo que era sentirse querida, comprendida y escuchada, entonces escribí un poema a la amistad, para evitar ahogarme con toda mi felicidad efímera que tenía atorada entre el corazón y la sonrisa. Una vez me sentí sola, no había nadie con quien hablar, el silencio me inundaba y mi corazón se sentía vacío, quería un abrazo de esos que te hacen recordar que los problemas se acaban y las despedidas a veces son buenas, necesitaba vomitar mis sentimientos. Por eso escribí un poema a mi saudade. Y así fue como me enamoré de mi propia soledad, después de eso ya no quiero separarme de ella. Luego, encontré a quien decía ser el amor de mi vida y yo le creí, pensé que los “para siempre” eran ciertos y que los cuentos de hadas podían salirse de los libros y formar parte de mi rutina, creí que la vida podía volverse, por un momento, color de rosa, y permitirme caminar entre nubes... Sin embargo, las nubes se despejan, la vida vuelve a tener las mismas tonalidades de siempre y los amores son sólo un instante que parpadeamos. Todo terminó mal. Con miles de cartas, un café frío a medio terminar y dos corazones rotos. Así fue como le hice mi primer poema al dolor. Llené cada letra de mí y de mi historia, nunca había escrito algo más desgarrador que el poema a la desilusión. No soy escritora, sólo escribo lo que vivo, lo que no puedo hablar y que me tortura, lo que tengo atrapado en los dedos y en la garganta. Escribir ayuda a que mis recuerdos no se me salgan por las grietas, a permanecer en el anonimato en un mundo represivo, a inmortalizar lo bueno y lo malo de mi travesía, a sanar un poco el alma, me ayuda a leerme, a comprender que escribir es el accidente más bonito que he sufrido. Escribir es mi serendipia favorita.
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La manzana que nunca cayó… Ricardo Lozano Fernandez La casualidad, a la que algunos llaman dios (el que sea) o destino (conformado por dios también en un anagrama posible), ha sido desde tiempos inmemoriales la llave al descubrimiento de cosas importantes. Esta importancia, claro está, debe traducirse en todos los campos: desde momentos cruciales como el ataque antibiótico a los estafilococos dorados que dio paso a la penicilina de Fleming, hasta insignificancias como el encuentro primerizo de dos desconocidos que se convierten, por obra y gracia del segundo preciso, en un dibujo estelar de puntitos para unir con un lápiz. Podemos pensar en las serendipias ocurridas a lo largo de la historia, cuyo número no sería descubierto ni con la aplicación de la misma serendipia, puesto que la probabilidad es poca y el tiempo no nos daría abasto -y siempre habría, siquiera, un hecho no registrado-, como, por ejemplo, el momento en que dios (o la partícula de energía) dio origen al universo. El caos y el orden se confabulan en una realidad/ficción que termina siendo una serendipia imposible de determinar, una casualidad eterna. Pero lo que se pretende es escoger un hecho que aporte luces más claras sobre el asunto. Hay uno crucial en la historia del hombre y que significó el punto clave para entender las cosas y su mecanismo de una manera distinta: de cuando Newton se fue a topar con una manzana en la cabeza. Se ha dicho mucho sobre el joven Isaac Newton y su encuentro fortuito con la manzana. Leyendo bajo un árbol fue a pararle una manzana en la cabeza, que
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desprendida de alguna rama pudo dar origen a las posteriores propuestas del genio inglés. Esta es la idea que se mueve, más o menos, en los libros de texto y redes. Y claro que la suerte (otra forma ligera de llamar a la serendipia) está presente en dicho acontecimiento: la manzana se suelta y cae en la cabeza de Newton en un acto de tiro al blanco hecho por el azar. Pero la historia no cuadra del todo. Era mediodía. Newton se había sentado como tantas otras veces, solitario él, bajo un manzano de frondosa copa. Leía mientras esperaba que llegara la hora del almuerzo. Las cosas alrededor no le importaban gran cosa. Era un gran observador, pero cuando se enfrascaba en sus libros y cuadernos de notas, nada valía la pena más que eso. Trabajaba en unos documentos sobre matemáticas, que escribía en latín. Miraba hacia abajo fijamente las letras sucederse unas tras otras en su cuaderno de apuntes (y unas sobre otras, era extremadamente desordenado, como casi todos los genios).
Una minúscula piedrita se pegó desde abajo a la parte inferior de la portada del cuaderno. Una hoja amarillenta, magullada por las pisadas de las gentes y el calor del sol, comenzó una extraña ascensión hasta la copa del árbol, donde la mayoría de verdosas compañeras suyas se erguían como mostrando respeto a su paso. Más allá, en la pileta de la plaza, el chorro de agua se detenía y comenzaba un anticiclo impropio de su naturaleza. En una vuelta al fotograma original de Isaac, los cabellos de este se rebelaban a la cotidianidad de su condición. Las cosas no iban bien, y la gente hace rato que ya se había dado cuenta. Pero Newton seguía en lo suyo. Podía ser el fin del mundo y a él no le importaba nada.
En un segundo impreciso, cuando ya todo era un caos seguramente, la distancia nula entre Newton y el suelo se disipó. Un delgado haz de luz se asomó debajo de él e iba creciendo segundo a segundo. Volvía a pasar la página. Pasaron varios segundos y ya se le podía ver levitando como un monje budista con las piernas cruzadas, con el libro en el regazo. No despegaba la vista del libro para nada. Las cosas a lo lejos, desenfocando la imagen, se iban de largo hacia arriba. Y Newton seguía subiendo.
El ascenso parecía interminable. Hasta que se topó con algo y se detuvo por un instante. Alzó el brazo por sobre su cabeza sin desprender la vista del libro y cogió algo de forma cuasi redonda. Bajó el objeto, lo Las cosas comenzaron a tornarse trágicas. En calles puso en primer plano, con el libro de fondo, y sonrío: lejanas se escuchaban gritos, las carrozas se despren- una manzana. dían del suelo y se llevaban caballos y cocheros con ellas. Las casonas crujían en sus cimientos. No le había dolido, y lo más sensato es que si una Nadie sabía qué estaba pasando. Mien- manzana hubiese caído sobre su cabeza el dolor hatras tanto, Newton pasaba de página bría sido notorio. Le tomó dos segundo pensar esto. Mientras tanto, en un movimiento vertiginoso del munemocionado. do entero, todo volvió a la normalidad. Las carrozas bajaban con los caballos trotando suavemente, las personas seguían sus pasos como si nada hubiera pasado, las hojas iban a parar al suelo, magulladas y secas… todo caía como en un sueño. El muchacho se levantó, se restregó los ojos, llevaba el libro bajo el brazo, dio un mordisco a la manzana y caminó hacia su casa. Algo diferente había en su ceño y en la sonrisa de lado que ahora llevaba. Eran las doce y uno.
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Sueños de estar emplumado esmeralda, con sonidos mudos pero sensibles para cada pedazo de piel. Algo parecido a una serpiente se elevó ante mí. Su vuelo continuó y desapareció tan rápido que la sorpresa fue más lenta en desaparecer. Destanteado y, al mismo tiempo, con la indiferencia que acompaña a los sueños, giré mi cabeza con el ánimo de irme pero la intención fue bloqueada porque atrás de mí estaba la serpiente mirándome. A comparación de su primera aparición, ahora era muchísimo más grande, no podía concebir sus dimensiones pero sí pude ver a lo lejos lo que parecía su cola. Siempre me han fascinado los diálogos de los sueños, en especial los de uno mismo porque cuando uno despierta, no se tiene ni la más mínima idea de las razoa no podía mantener los ojos abiertos. El pizanes por las que decimos determinadas oraciones. rrón tenía un blanco que noqueaba mis senti-¿Qué buscas? dos, aturdidos por la falta de sueño.
Y
-Poder Mientras aún conservaba mi voluntad de estar atento, sentía cómo mis ojos renunciaban a mi mando y, en un -¿Y para qué lo quieres? acto de rebeldía, jalaban sus nervios inferiores escondiéndose detrás de los parpados. -Para volar como tú Mi voz interior se callaba. Me encontré por un momento soñando con mi misma lucha por mantenerme despierto. Sabía que tenía la lucha perdida, y antes de haber logrado terminar esa idea, yo ya no estaba ahí. El color azul cielo me cegaba, pero me di cuenta que no era muy brillante, sin embargo, desbordaba intensidad, ahora que lo recuerdo, era como si la experiencia física se fusionara con el arquetipo del cielo glorioso; hogar de las almas y en ese momento para mí, espectáculo paralizador.
La serpiente me miró desde arriba, rápidamente empezó a deslizarse alrededor mío formando un círculo que enrollaba su cuerpo, dejándome con un espacio justo en medio. Empezó a girar y de repente su cuerpo parecía una enorme pared de escamas esmeraldas en movimiento. Mientras daba vueltas me dijo con voz firme que mirara las escamas. Empecé a mirarlas y seguía una escama por cierto tiempo hasta que otra tomara su lugar.
-¡No, así no! Tienes que dejar de ver escamas, tienes En medio de los destellos blancos y sólidos que relleque empezar a ver lo que realmente está delante de ti, naban -por pedazos- aquel azul, emergió una figura no sujetes tus ojos y tu tiempo a una sola parte, deja que me atemorizó por unos segundos. Grande, verde que fluya y mira su fluir. Mis escamas son como los momentos, y el movimiento es el tiempo.
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Estamos acostumbrados a darle forma a lo que pasa, sujetándonos de dichos momentos, dándoles nombre y empezando a crear ideas sobre una sola cosa, pero en realidad el espacio del momento nunca es estático, siempre hay otra cosa que viene detrás, y si estuviste viendo una escama, lo más probable es que cuando veas venir otra cosa, digas que es una escama más. Con una gran pisca de miedo por su voz, le hice caso a la serpiente. Comencé a dejar que mis sentidos absorbieran todo lo que pasaba sin dejar que se sujetaran a algo; podía sentir cómo mi mente luchaba por quedarse con el pedazo de algo. Por primera vez me di cuenta que mi pensamiento balbuceaba y quería ir en una dirección opuesta a mi voluntad. Pero persistí. Y de pronto, me estaba dando cuenta de la cantidad impresionante de estímulos que contiene cada momento, y más aún, que esa inmensidad no eran nada porque detrás de ella venía otra. Así, de entre inmensidades a inmensidades me empecé a sentir abrumado, sentía que la intensidad era de proporciones infinitas, me ahogaba en la sensación de estar ante el encuentro de lo infinito. -¡No tengas miedo!- Dijo la serpiente, como si pudiera leer mis emociones. -La mente que tú conoces no sirve para percibir el infinito. Tiene que morir o transformarse, pero no hay por qué tener miedo porque tú no eres sólo esa mente. Como ya te habrás dado cuenta, tienes también una voluntad y una existencia que puede estar y ser el infinito- déjate ir, acepta lo que venga porque todo lo que es, no está separado de ti.
segundo después, supe que había niveles de pensamiento rápidos como la luz en comparación al viento. El pensamiento del viento es el de la persona que aún tiene nombre. Ahora yo era la luz, no existía el nombre, sólo existía, y estaba listo para concentrarme en cosas de orden cósmico. Las escamas no existían más. Había ahora un espacio interminable de dimensiones que no puedo decir puesto que nuestro lenguaje está aún en el nivel de la tercera dimensión. Ya no necesitaba nada, yo lo era todo, y todo era yo. Sabía que volar era sólo un juego, pues ahora yo estaba en el espacio entero. En ese momento, oí por última vez a la serpiente. -Tú eras como las serpientes, por estar viviendo en una descripción de otras personas te arrastrabas por la tierra, dividías todo en cielo y tierra y nunca concebías que las cosas no son así ahí afuera. Ahora sabes que cielo, tierra y estrellas son un mismo misterio omnipresente que atraviesa, incluso, tu materia y se revela cuando abres toda tu existencia a la existencia misma. Ahora, la serpiente puede volar, descubre el mundo, los sentimientos y los sucesos. Descubre y mira por primera vez para que recuerdes siempre dónde estás y todo será inundado por el sentimiento más grande de todos que muchos llaman amor, porque cuando lo eres todo, no necesitas nada, das todo de ti y nunca te acabas.
Desperté en medio de una pequeña convulsión que nadie vio. Ya no estaba agotado, aún tenía la mirada de la serpiente. Me empecé a rendir ante lo que existía, en todo eso Ahora sabía que estaba suspendido en el centro de que estaba experimentando, mi cuerpo estaba para- todo, todo el tiempo, y así, salí caminando del salón lizado pero pude sentir cómo cada músculo o nervio de clase. se acomodaban en el lugar más cómodo. Me cruzó la idea de que debía dejarme poseer. No la había terminado cuando dejé que ocurriera. Una milésima de José María Arias Méndez
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Veintiún caminos Soy impulsivo, explosivo, y cargo con diez mil manías. Muchas veces me atormenta el estar solo, pero, poco a poco, disfruto estar conmigo mismo; soy un inexperto en el amor, cometo errores todos los días, otras veces no sé ni dónde estoy parado y la incertidumbre aniquila la poca certeza que traigo enredada en las manos. A veces, pasa que el miedo me invade y camino descalzo juntando los pedazos que quedan del ayer. Recordando todo lo que di de más. Contando coincidencias para que la soledad no se quede por mucho tiempo como inquilina en mi alma. Pasa que abro los ojos de golpe y a la piel de mi alma le escuecen las ausencias. El vacío de, un día, tener a tantos inquilinos en mi piel y verla, ahora desierta, desolada y llena de espinas ¿Cuándo fue que decidí lanzarme al vacío sin alguna certeza? ¿Cuándo dejé que el orgullo rasgara mi piel y derrumbara mis puentes? Caminaba en reversa para saber en qué parte me perdí, pero por más que me busco no me encuentro, por más camino, que recorro nunca logro avanzar más allá del horizonte. Entre más obscuro, más perdido, y fue entonces, en medio de tanta penumbra, cuando lo comprendí. No siempre tenemos que estar bien, no siempre tenemos que estar en el camino correcto y sobre todo, no siempre habrá alguien a quien podamos recurrir por ayuda. “Soy Daniel Saldierna, tengo 21 caminos bajo mis pies, mil historias que contar y un millón de lecciones por aprender.”
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Caso México Carlos Javier Cruz Sánchez ¿Se cancela Dragon Mart? En una más de sus “incongruencias” de prensa, el Gobierno anunció “implacable” la decisión de parar la construcción del Dragon Mart Cancún debido a la falta de permisos federales y al incumplimiento de una sanción ($$$) por graves daños al medio ambiente. O sea, dijo: así no sale. El plan -previsto desde 2013- consistía en construir el centro comercial de productos chinos más grande del globo. No obstante, ya había dos antecesores no muy gratos; uno en Dubai en 2004, con quejas relacionadas a piratería, derechos de autor e integridad del producto y otro en Suecia, cancelado en 2006, medio año después de acordarse su instalación. Así, ya empezábamos con el pie izquierdo. Con estos antecedentes y después de aplicar ciertos cambios en el contrato -sin consultar a las “respetables” autoridades y empresarios mexicanos- surge la pregunta del porqué la lentitud gubernamental para operar contra la empresa china si ya se sabía sobre el daño al prado El Tucán (lugar donde se deforestaron 150 hectáreas de terreno). La respuesta está en el modo de actuar de funcionarios públicos e inversionistas; y de sus respectivos intereses económicos. Lo invito a revisar quiénes son las personas que aportaron los capitales de la construcción. Genaro Villamil indica en uno de sus reportajes de Proceso del año pasado, que los que sostenían el 90% de inversión eran figuras empresariales vinculadas al Gobernador de Quintana Roo, Vicente Fox y el mismísimo Peña Nieto. Esto no ocurrió en Suecia durante el establecimiento de su Dragon Mart, sino que fue echado apenas se dieron a conocer sus irregularidades. Allá, el nivel de transparencia es más elevado. Fíjese que, según el Índice de Percepción de la Corrupción aplicado a 175 países el año pasado, los suecos ocuparon el cuarto puesto con menos afectación de este tipo. Por otro lado, a México le tocó el lugar 103 dentro del ranking (de los más corruptos), más alejado, incluso, que la propia China, quien se situó en el 100. Dado el caso Dragon Mart en Cancún, es primordial el desenvolvimiento sincronizado e íntegro de figuras públicas y empresariales para hacer efectiva una economía saludable para la sociedad entera. De lo contrario, la actual tendencia de enriquecimiento desigual en México seguirá inmóvil.
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Accidentes felices Francisco J Quintana.
Ya para las seis Durante la tarde Un hombre debe Estar conociendo Por feliz accidente A la mujer de la vida De otro pobre diablo Fémina sin rostro Que vibra en versos A las tres de la mañana. Temprano a las nueve Por la mañana Un escritor Se topa con importante Editor y este le deja Su nombre y dirección Quedan de ir por copas, Leerás la historia En una entrevista Que aún no concurre. A la hora veinticinco Del tiempo Que no tiene tiempo Usted lee este intento Coincide con un extraño Sin pálida cara No me meto en esas cosas Pero si me pregunta Es menuda casualidad.
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Los trabajos y los días
(Mundos posibles)
Inti Sandino. Cada mañana, al despertar, me preparo para las vicisitudes de la vida, monstruo de cien mil cabezas, hidra de lo posible: ¿Qué ocurrirá hoy, mañana? ¿Cómo se combinarán las cosas? Y sonrío, como quien ha podido olvidar -confiando- que vive en el formidable cruce de lo contingente. Cada noche, me dispongo a bajar a un mundo de sombras, lleno de formas vagas y proteicas. Allá viven los miedos, penando. Allá respira una vida distinta, extraña. Quiero estar despierto noche y día; saber, ver. Y en la última hora gritar, como el poeta: ¡más luz!, y entrar con un salto de tigre en la muerte.
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Introspectivo…palabra María Celeste
Francisco Q.
Osael Quiroz
Algo justo y justicia: Dar a cada uno lo que se merece, cada quien un día tendrá lo justo.
Algo justo y justicia: Algo justo y justicia: Ciega, sorda y muda pero La única forma de salir la esperanza nunca debe del vacío, mi vocación. morir. Música: Música: Música: Siempre presente en la Inspiración, mucho El idioma de los dioses vida. Ludovico Enaundi, One como dice Nach. Republic. Deporte: Deporte: Caminar sin rumbo, neceDeporte: Tardes viendo los juegos sario para el cuerpo. Un vicio; para mí el futbol. del Madrid o del Atleti. Artista y arte: Artista y arte: Artista y arte: No van de la mano neceEscritores, pintores y poe- La pólvora y el dedo en sariamente, todos somos tas, admirables personas el gatillo, en ese orden y artistas pero no todos ejemplos a seguir. viceversa. hacemos arte. Naturaleza: Lagos y mares, tranquilizantes. Adicciones: Libros, compro compulsivamente. Metáforas: Recurso literario. Casualidad: No creo en las casualidades todo pasa por algo.
Naturaleza: Tranquilidad e inercia. Adicciones. Un callejón con salida. Metáforas: La trasmutación de lo eterno a lo que no tiene tiempo. Casualidad: Fallas en el matrix.
N. Nitzayé Hdez García
Naturaleza: No dejarla a un lado, le pertenezco. Adicciones: Todas, mientras se puedan controlar. Metáforas: Nuestro mundo está lleno de ellas.
Música: Necesaria, mi gusto es ecléctico. Deporte: Ninguno, no importan. Artista y arte: El mejor Vincent van Gogh. El grito de Edvard Munch. Naturaleza: El aprecio, la cuido, me gusta observarla. Adicciones: Hablar en exceso. Metáforas: Un gran corazón, una blanca alma, en un pequeño cuerpo. Casualidad: La razón de mi ser ahora.
Emmanuel Antonio López Naturaleza: Conexión, uno mismo.
Música: Éxtasis para los oídos.
Adicciones: Colaciones desde el ADN. Música: Creatividad. Metáforas: Deporte: Lo poético. Disciplina que no tengo. Casualidad: A lo que no damos expli- Artista y arte: Artista es aquel que toma cación . el arte y recrea, no crea, todo está hecho.
Artista y arte: El artista no existe, es su obra el que habla por él, su arte.
Algo justo y justicia: Una igualdad.
Casualidad: Existe, me alegra dar con casualidades, estas nos ponen a pensar.
Algo justo y justicia: Algo justo esta revista, justicia la propia.
Deporte: Los que se practican en lugares fríos.
Deisy Díaz Suarez
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Algo justo y justicia: Algo justo es algo que se respeta, la justicia son imposiciones absurdas.
Naturaleza: Libertad. Adicciones: Libertad no controlada. Metáforas: ¿Qué es una metáfora? ¿Comparaciones? Casualidad: Errores casuales.
as y nuestro significado Ruvb Camarena
Fredy Bartolo
Algo justo y justicia: Exigencia necesaria a veces tergiversada.
Algo justo y justicia: Dar a cada uno lo que le corresponde.
Algo justo y justicia: Algo justo y justicia: Dar a cada quien lo que le Es algo demasiado intricado . corresponda (Ulpiano).
Música: Arte impalpable.
Música: El arte de los sonidos y los silencios.
Música: Bach, The Doors, armonía, proporciones matemáticas.
Música: Por donde nace primigeniamente la poesía la creadora de todas las artes.
Deporte: Salud, artes marciales, vida, amor, cura.
Deporte: ¿Play Station es un deporte?
Artista y arte: En todas partes hay buenos artistas. Música y literatura el arte.
Artista y arte: Todos hacemos arte todos los días, depende del ojo subjetivo del resto para evaluarlo.
Naturaleza: Sierra y las playas. Conocimiento, salud, amor. Adicciones: Cada vez menos.
Naturaleza: Lo absoluto.
Deporte: Lo terrenal que el alma clama. Artista y arte: Un loco y sus sueños. Naturaleza: Regalo ultrajado. Adicciones: Veneno necesario. Metáforas: La verdad del inconsciente. Casualidad: Milagros de bolsillo.
Ivan Santiago Algo justo y justicia: Lo justo es el resultado de lo que queremos día con día, y el esfuerzo para no seguir estancados, de la justicia no se espera nada, sólo no hacer lo que no quieres que te hagan. Música: Es un complemento para la vibración en la que nos encontramos.
Deporte: Fortalece nuestra capacidad lógica. Artista y arte: Expresión profunda del alma. Naturaleza: Vida. Adicciones: Pueden traer muchos problemas, o no. Metáforas: La vida es una metáfora. Casualidad: No sé aún si existen, quizás todo ya esté escrito.
Deporte: Adrenalina. Artista y arte: Lo visual ,la vida en libertad y con lo esencial. Naturaleza: Paz , es parte de mí , mi equilibrio Adicciones: Café y cigarros Metáforas: Mi vida en sí. Vivo mi muerte. Casualidad: No creo en casualidades.
Inti Sandino
Metáforas: Buenas maneras de decir algunas cosas importantes. Casualidad: Feliz. El azar está tejido de mil hilos cuya trama (o enredo) está oculta.
Ricardo Lozano
Adicciones: Libros viejos, coleccionar cómics, café, series y películas antiguas. Metáforas: la vida es una gran metáfora: solo hay que ser un buen lector( no lean basura). Casualidad: Lean mi texto para averiguarlo.
Carlos Javier Algo justo y justicia: Respeto y equidad.
Adicciones: Excesos y descontrol.
Música: Melodías para el alma.
Metáforas: Sabias comparaciones.
Deporte: Rutina/salud.
Casualidad: Incongruencias del destino.
Artista y arte: Desenvolvimiento sensorial. Naturaleza: Libre existencia.
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Los súbditos de Serendepia -Francisco J Quintana (Añasco, Puerto Rico) Sus andares de la vida cotidiana lo hacen proclamarlo un vampiro psíquico. Necesita sentirse parte del pueblo, de la ciudad y de su casa a partir de sus observaciones diarias. Sus textos reflejan lo impreciso de lo que se ve y no se toca, una realidad existencial imperfecta. Este joven, casi master en Psicología y autor de Misceláneas se ha enredado en nuestras manías de producir accidentes. -María Celeste Rodríguez Quijano (Querétaro, México) Si alguien sufre de poca pasión y perseverancia en aprender, es porque a temprana edad se lo ha robado ella. Niña cantante de letras mágicas. La proclamamos la amante de los libros y el café. Sus textos son frescos y joviales describiéndola perfectamente. Podemos encontrarla canturreando y bailando por Serendepia y Somos Letras (grupo diverso disciplinario de letras). -Osael Quiroz (Oaxaca, México) Él es quien dentro de poco nos sacará de las prisiones, nos remite a ideas claras y concisas en cada texto. Nos da la pauta al ejercicio propio del análisis y la crítica, El Fabuloso Mundo de Quiroz es su espacio. Booktuber comprometido y vivaracho es nuestro muy buen introspectivo Quiroz. -Deisy Díaz Suarez (Yaracuy, Venezuela) A temprana edad ha trabajado por lograr sus objetivos, su gusto por ver sonreír a los demás la han conducido a profesionalizarse en Comunicación Social, ella es una escritora transparente que da a conocer sus sentimientos haciendo partícipes a sus lectores. Ella es la excepción a todas las reglas, la única de su familia que ama las letras. -Ruvb Camarena (Guadalajara, México) Nuestro Jalisciense Ruvb es creativo, cualquiera juraría que es un artista plástico antes que un desarrollador de software independiente, balancea su vida entre la ciencia, arte, ingeniería y el deporte. Lo que caracteriza sus textos es la metáfora. El Editor Somos Letras se ha fugado un rato a Serendepia, lo presentamos aquí, para que observen como se construye a partir de milagros de bolsillo.
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-Inti Sandino (Oaxaca, México) No todo es tan obvio tratando de leer a un profesor de Lógica. Sus estudios revelan el acercamiento maestral a la filosofía. “Voraces” son sus textos, a veces “Agresivos”, a veces “Melancólicos”. Nuestro joven camarada, está en busca del saber constante, brindemos con mezcal su estadía. -Ricardo Lozano Fernandez (Lima ,Perú) Joven melómano-valorativo. Amigo de las tierras Vallejas. Su visión está contra corriente de las masas, crítico en todo momento, nos muestra su pensamiento en cada texto sin condescendencias. Este estudiante de Literatura del PUCP y amigo nuestro, se ha dejado llevar por las inexistentes coincidencias, llegando hasta las páginas de Serendepia. Pueden encontrarlo también en FB como: Yo, Dios y la revista Signos en rotación como administrador, editor y columnista. -Daniel Saldierna (Hidalgo México) La contradicción. Excéntrico y tímido a la vez, movido a conveniencia, huyendo de ser auxiliar contable en una distribuidora de agroquímicos corre hacia las letras y choca con Serendepia, quien lo recibe con molestos abrazos y trabajo. -Fredy Bartolo López (Oaxaca, México) Juchiteco que cuenta historias a partir de imágenes. Fija su lente en gestas comunes, formulándolas extraordinarias, retrata bellas flores frescas y la belleza de sus colores. Los escenarios predilectos son los fiesteros. Manipula las luces y también lo sueños, se nota su enérgica relación con el realismo. -José María Arias Méndez (Oaxaca, México) Músico guitarrista/cantante en la banda de rock polifacética Los curados carga su guitarra siempre ausente buscando el silencio. Tiene prácticas un poco extrañas, es el cobijo de un alma perdida, Huatulqueño inmerso en lo místico. Sus textos están llenos de la concepción de lo intangible y la muy sonada ya, expansión del conocimiento. Se compone a partir de experiencias y hechos heterogéneos que lo hacen hoy estar con nosotros.
Equipo voluntariamente a la fuerza Serendepia. Emmanuel Antonio López (Oaxaca, México) Comprometido con el proyecto desde sus orígenes, fotógrafo y Jefe del cine rodante La Iguana Nómada, soporta nuestros panchos y se encarga del diseño, trabaja altas jornadas de lo que ya no le corresponde, deja hurtar su comida, agua potable y pan con mantequilla mágica para la producción de Serendepia, sin él este proyecto no podría concretarse. Que su longevidad sea grande, y sus críticas llenas de sarcasmo también. Carlos Javier Cruz Sánchez (Oaxaca, México) El amigo de todos nos honra con su presencia, Juchiteco periodista y editor del periódico Oaxaca Informa, y bajista en Los curados es ahora nuestro corrector en redacción, en sus comentarios divertidos a pie, sutilmente nos hace reescribir escritos o en caso extremos deshacernos de ellos. Se ha compadecido, pero aceptamos su crítica y él la nuestra. Entrañable amigo quédate con nosotros. Iván Santiago (Oaxaca México) La fuerza y el ímpetu de la revista. Es él quien está al pendiente. Encargado de un restaurante Iván nos demuestra compromiso y trabajo en sus creaciones. Ilustrador predominante de la revista, trabaja con nosotros a la distancia, además de poner entrega desde la ciudad, apoyándonos. Gran amigo, colega y compinche, a ti debemos el accidente. Noemí Nitzayé Hernández García (Oaxaca, México) No se equivocaron los doctores al diagnosticarla. Su mente va más allá de su edad biológica. La pequeña estudiante de Comunicación, escritora por incidencia, y aprendiz de todo lo que pueda. Lo que piensa lo plasma. Sólo necesita un empujoncito o (inspiración) para llevar esas ideas extrañas y fantasiosas a la realidad. Trata de ver las dos caras de la moneda en algunos casos y apoya los proyectos de sus amigos, haciéndose participe, aunque no siempre sean sus ideales. Ella está a cargo de este accidente. Serendepia.
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SEREN EPIA Del accidente a las letras revistaserendepia.art@gmail.com www.facebook.com/revistaserendepia
La virginidad regresa cuando el amor caduca