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Precaución, zona roja

Por Elizabeth Díaz Navarrete @Liznomas

Hace falta también poner los pies sobre la tierra en este tema aéreo. Los autotransportistas que por años han encontrado oportunidades de negocio con las actividades logísticas que se producen en la terminal de carga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se encuentran frente a una incertidumbre sobre su futuro.

La coyuntura actual les encarna un importante reto: el Gobierno federal ha dispuesto mediante un decreto que las aerolíneas exclusivas de carga ya no podrán utilizar el aeropuerto capitalino, como una supuesta medida para evitar la saturación que actualmente experimenta este recinto. La actividad que ge- neran estas compañías aéreas representa por lo menos el 40% del total de la carga que se moviliza a través de la aduana del AICM.

Bajo esta circunstancia, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se ha colocado como un punto de migración “natural” para la mercancía que se moviliza por el AICM.

Miguel Juárez Luna, empresario autotransportista y delegado de la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar) en la aduana del AICM, detalla en entrevista que la decisión de prohibir los vuelos exclusivos de carga afectará al gremio en un tema toral para este sector: la inseguridad.

El Estado de México, donde se ha construido el AIFA, específicamente en el municipio de Zumpango de Ocampo, padece los más altos índices de robo al transporte de carga. Tan sólo en enero de este año, de los 129 vehículos de equipo pesado que fueron robados a nivel nacional, 29 se presentaron en esta entidad, lo que representó el 37% del total, según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protec- ción Vehicular (ANERPV). “Necesitamos soluciones”, manifiesta Juárez Luna.

En este punto coincide Emmanuel Salas, director general de Transcooler. “Vemos un riesgo alto en transitar por la entidad, la ubicación del AIFA es una zona roja para el transporte. Lo que nos obligaría a reforzar temas de seguridad, hecho que impactaría en las pólizas de seguro y, en última instancia, en los costos al cliente final por las inversiones que esto acarrearía”, puntualiza.

En segundo lugar, se estaciona el tema de la infraestructura, tanto carretera como al interior de la aduana. Actualmente, para poder acceder al AIFA se puede realizar por la carretera MéxicoPachuca, la México-Texcoco o el Circuito Exterior Mexiquense, vías de comunicación que también sufren de altos índices delictivos para el autotransporte.

“A la fecha no hay parques logísticos y almacenes, la zona no está preparada para recibir toda la carga que se espera llegue al aeropuerto”, indica Salas.

A decir de Juárez Luna, las áreas dispuestas para aparcar las unidades previo a la entrega o recibimiento de la mercancía en el AIFA no son las adecuadas, “las autoridades comentan que hay espacios para estacionarse, pero estos son de traspaleo, sin embargo, necesitamos tipo lanzadera, pues en caso de que las mercancías nos salgan a tiempo las unidades requieren un lugar seguro para esperar”.

Otra incógnita es la tramitología para poder acceder al AIFA. “Tenemos una gran incertidumbre, actualmente estamos ingresando a la aduana del AICM con el Gafete Único de Identificación para

1,200

Transportistas, pero no sabemos cuáles serán los pasos para actualizar dicho gafete”, destaca Juárez Luna. Entre las preocupaciones que aquejan a las empresas prestadoras de servicios de autotransporte de carga en el AICM, quizás la principal, es que muchos de sus clientes no han confirmado si aterrizarán en el AIFA, punto que también genera estrés a las operaciones, al no tener certeza de cuántos movimientos harán o si sus ingresos se verán afectados debido a que los clientes busquen otros aeropuertos.

Sumado a ello está el sobrecosto operativo que representará el mudar las operaciones. “Los incrementos en los costos será otro tema al que los transportistas tendremos que hacer frente, aunado a las modificaciones a las tarifas derivado de esto”, indica Juárez Luna. A la fecha no se tiene conocimiento de las rutas autorizadas para la circulación de las unidades de transporte de carga para evitar las multas por acceder a vías no permitidas.

Finalmente, y no menos importante, está el reto de mudar a los colaboradores que en su gran mayoría residen en las zonas aledañas al AICM. “No se ha tomado en cuenta que corremos el riesgo de perder a personal capacitado y, sobre todo, que estas personas pierdan su empleo al no ser viable su traslado al AIFA”, expuso el delegado de la Canacar en la aduana del AICM.

Ante los retos, Emmanuel Salas determina que el único camino para sortearlos es trabajar de la mano entre las cámaras y asociaciones con el gobierno, “si todos colaboramos podemos resolver los temas de inseguridad, urbanización, costos, etc. Nosotros como empresarios no estamos negados a invertir, pero solos no lo podemos hacer, necesitamos un esfuerzo conjunto”.

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