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Tejedora de sueños y esperanzas

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Margarita Ardila

Margarita Ardila

ARTÍCULO DE OPINIÓN

TEJEDORA DE SUEÑOS Y ESPERANZAS Por: Sol Beatriz González Duque

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Me gradúo como diseñadora industrial contra todos los pronósticos, porque lo único que me gustaba hacer desde pequeña era tejer, bordar y pintar; en el colegio solo me gustaban los trabajos manuales. Mis padres solo me pedían que por lo menos terminara el bachillerato, pero nunca se imaginaron que mi historia profesional y laboral sería tan intensa, con muchos logros y otros desencantos, lo que me dio las bases para ser el apoyo de muchas familias de escasos recursos.

Salgo de la universidad y trabajo durante un año en Telares Santa María, un taller de tejidos manuales en lana y crin de caballo donde hacían tapetes de piso. Allí inicié como voluntaria, apoyándolas en diseño y ventas, teniendo la oportunidad de aprender mucho y de ayudarlas a incrementar sus ventas y contactos.

Luego nace mi taller en agosto de 1986 con el nombre de Fibras Naturales TAYTE con el apoyo de Ricardo Álvarez M (QEPD), mi socio y primer jefe, quien creyó en mí y en mi sueño. Él aportó $4.000.000 y yo, con mi poca experiencia y muchas ganas, pues estaba recién salida de la universidad, solo soñaba con ser una gran empresaria y generar muchos empleos.

En TAYTE, nos dedicamos a realizar objetos tejidos a mano en fibras naturales colombianas, tinturadas por nosotras mismas con tintes vegetales en su mayoría. Realizamos productos como tapetes de piso, tapices de pared, cojines, pufs, mobiliario tejidos, accesorios, entre otros objetos. Nuestra especialidad son objetos decorativos de gran formato y realizados sobre pedido, con carácter de piezas únicas, nunca trabajamos objetos en serie.

Durante estos 34 años hay una infinidad de historias que contar, felices muchas y menos felices otras, aprendizajes miles; en este camino me he encontrado con gente maravillosa y he tenido la gran fortuna de tener muchas oportunidades de viajar y conocer culturas maravillosas. He aprendido a valorar lo que me rodea, a conocer la verdadera Colombia y a querer trabajar con la gente. Hoy quiero enseñar lo que sé y dejar un granito de arena en este país para que alguien pueda aprovechar mi experiencia y generar ingresos para otras familias.

Trabajo con el placer de hacer lo que me gusta, trabajo cada día feliz, mi trabajo es mi hobby, vivo con una aguja en la mano, no puedo tener las manos quietas, y por eso me he embarcado en muchas iniciativas que me han dado experiencias maravillosas y grandes dolores de cabeza.

Durante algunos años tuve un almacén en Bogotá, con el cual me fue súper mal y perdí un montón de plata, luego montamos con unos amigos otro en Medellín - en Unicentro - por varios años que se llamó Grupo Manual, era hermoso, pero pusieron cobro de parqueo en el centro comercial y quebramos, hace 3 años volvimos a montar otro almacén llamado Local en Vía Primavera y fue todo un éxito, pero llegó el Covid-19. Sin embargo, no todo es malo, durante 12 años participé en las ferias de Artesanías de Colombia en Bogotá y con ellas aprendí mucho, exporté y tuve la fortuna de conocer la fundación Aid to Artisans, con quien

viaje a New York y Frankfurt, fueron épocas maravillosas, tuve 16 empleadas, todas mujeres a quienes yo capacité, y tenía el taller hermoso en el barrio Manila del Poblado, fue lo que llaman “época de las vacas gordas”.

También tuve un momento súper duro, llegó la famosa apertura económica al país y la entrada del contrabando, con lo que afronté otra pérdida económica muy grande pero no me dejé derrotar y al mal tiempo buena cara. La venta de nuestro producto estrella, los tapetes de piso, se vino abajo, por lo que nos dedicamos a elaborar bolsos y accesorios tejidos a mano con las artesanas de Tayte, y me dediqué a capacitar a mujeres rurales. Las ventas nos sacaron adelante de esta crisis, además que fue una maravillosa experiencia de la que surgieron nuevas oportunidades, dándose la gran fortuna de capacitar grupos de mujeres por todo el país y, a la vez, conocer una realidad colombiana un poco triste, aunque enriquecedora; vivía en sus casas o resguardos durante 20 días con cada comunidad. Aprendí más de ellos de lo que les enseñé. De ahí en adelante no he parado de enseñar y aprender cada día. También capacité grupos de mujeres tejedoras en México y Perú.

Con el gobierno nacional participé en un proyecto llamado OVOP, y entre muchos candidatos fuimos seleccionadas 12 iniciativas con la gran oportunidad de viajar al Japón a estudiar un mes sobre proyectos comunitarios, fue una experiencia increíble que de verdad me cambio mi manera de pensar con respecto al trabajo en equipo y a la importancia de enseñar y dar lo mejor de cada uno a las comunidades. En fin, tengo infinidad de anécdotas que contar en estos 33 años de tejidos, de gente linda, de muchas lágrimas y alegrías. Aquí sigo como el primer día, soñando y esperanzada en un futuro mejor para Colombia y sus campesinos e indígenas, con Felipe Velásquez, mi esposo, quien siempre me ha apoyado en esta terca labor apasionada, y aunque no tuve hijos, creo que dejo unas semillitas sembradas en este recorrido. Hoy en día estoy capacitando un grupo de mujeres rurales de Girardota en el proceso de hilado, tintura y tejido de fique donde tengo alumnas desde los 9 años hasta los 67 años; y me encontré un alumno de 85 años quien nos está enseñando la mochila tradicional paisa de 5 agujas que ya no quieren hacer los campesinos, y él como adulto mayor se siente feliz enseñándonos a todas este conocimiento que no se debería perder y yo estoy feliz de aprender.

TESTIMONIOS.

CLAUDIA PATRICIA RESTREPO (54 AÑOS) 1. ¿Cuantos años has trabajado en TAYTE? Inicio trabajando desde muy joven con tres compañeras más, por motivos ajenos de fuerza mayor debo salir del país en dos ocasiones, por lo que trabajo de 1986 a 1991, 5 años y me voy para Venezuela; luego regreso en el 2000 y trabajo por tres años más que vuelvo a salir del país para New York y regreso el año pasado nuevamente a trabajar en TAYTE, completando 9 años de labores con Sol Beatriz ahora en Santa Elena. 2. ¿Cuál ha sido tu aprendizaje en TAYTE y con Sol Beatriz?

En TAYTE aprendí los aspectos técnicos del oficio artesanal y a trabajar en equipo, a cumplir con mis obligaciones bajo presión y a reconocer siempre el valor el valor de la calidad, también aprendí sobre la importancia y la belleza de las artesanías y a sentirme orgullosa de un trabajo hecho en equipo. Con Sol Beatriz aprendí la importancia de la perseverancia en un proyecto y el empeño y la pasión que hay que tener para poder sostenerse en una actividad económica por tanto tiempo. La perseverancia es un sello que caracteriza a Sol Beatriz, esa misma perseverancia me ayudo a afianzar mis conocimientos como artesana durante muchos años trabajando bajo su liderazgo. 3. ¿Qué ha significado para ti trabajar en TAYTE? Para mi trabajar en TAYTE ha significado tener un sustento para mí y para mi familia, pero también ha significado darle un sentido a mi vocación como artesana y convertirla en un proyecto económico.

ANA DOLLY ZAPATA (58 años). 1. ¿Cuantos años has trabajado en TAYTE? 16 años hasta hoy. 2. ¿Cuál ha sido tu aprendizaje en TAYTE y con Sol Beatriz? He logrado reforzar los conocimientos en el área del tejido ya que el apoyo y colaboración de Sol Beatriz ha sido muy buena, con ella he logrado crecer en lo personal, familiar y social. 3. ¿Qué ha significado para ti trabajar en TAYTE? Orgullo al ver el crecimiento de la empresa de la cual he sido parte, obteniendo estabilidad laboral y personal.

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