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Reciclaje químico de poliestireno en Chile: realidad que avanza a paso firme

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INNOVACIÓN RECICLAJE QUÍMICO DE POLIESTIRENO EN CHILE: REALIDAD QUE AVANZA A PASO FIRME

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CARLOS HORTUVIA

REVISTA VAS 4.0 CONVERSÓ CON EL GLOBAL FRESH FOOD R&D MANAGER DE COEXPAN, CARLOS HORTUVIA, QUIEN DETALLÓ LA INICIATIVA QUE BUSCA CONVERTIR EL ANHELO DE LA CIRCULARIDAD CERRADA ENTRE EL MONÓMERO DE ESTIRENO Y EL POLIESTIRENOAQUÍ, EN SUELO NACIONAL. DE POLÍMERO A MONÓMERO Y VICEVERSA, EN UN LOOP FUNCIONAL Y ALTAMENTE EFICIENTE..POR|Eva Débia CCoexpan es una compañía que una fracción importante de su oferta de packaging alimenticio está en el área láctea; Carlos Hortuvia, Global Fresh

Food R&D Manager, explica que “hay otras opciones, pero el poliestireno sigue siendo superior a la hora de envasar estos alimentos sobre las otras opciones”. Frente a qué motivó a Coexpan a trabajar en torno al reciclaje químico de poliestireno en Chile, Hortuvia explica que el año pasado “nos juntamos en torno a esta idea con el académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile Humberto Palza, la gerente de CENEM Mariana Soto y el socio director de PackagingXpert Fernando Álvarez, y empezamos a pensar en cómo hacer un proyecto en el cual a nivel piloto pudiésemos demostrar una economía circular usando el reciclaje químico y reconstituir lo que se llama pot to pot, o sea, circuito cerrado del pote de yogurt al pote de yogurt; ahí se establecieron diferentes rutas”.

Hablaron sobre el reciclaje químico y el mecánico, y de cómo la pirolisis en

Chile estaba un poco cuestionada por el campo legislativo; entonces, comenta Hortuvia, “hice un pequeño recuento de cuáles eran los procesos químicos, donde vi que el poliestireno tenía dos vías de salida en el área química fuera del mecánico: una era la solvólisis y la otra la pirolisis por cracking, entonces empezamos a pensar qué podíamos hacer en torno a tratar de transformar la pirolisis en un método que no generara combustible (que era la parte más cuestionada), sino como una manera de fraccionar el poliestireno y transformarlo en monómero, desde ahí seguir una cadena de refinación y un ciclo circular de diferente al nivel mecánico, pero complementario, y así a poder darle solución a la fracción más sucia del poliestireno”.

Polímero a monómero y viceversa

Si bien en estos momentos en Chile no existen circuitos circulares de tratamiento de residuos domiciliarios de muchas de las resinas de plástico, Carlos Hortuvia explica que “sí hay un pequeño circuito alrededor del polipropileno, del poliestireno y del PET, que en el reciclado mecánico incluye en primera instancia la recolección; luego tenemos la selección, donde las resinas de los diferentes plásticos se pueden separar por densidad, por rayos infrarrojos. Luego, viene el molido de estas fracciones por separado. Posteriormente a esto hay un proceso de lavado, en frío y en caliente, para separar etiquetas y pegamentos, y por último el secado y empacado”. Esto pasa normalmente en las economías más desarrolladas; “en el caso de nosotros, es decir, Chile – indica Hortuvia -, lo que buscaríamos es separar la fracción de

poliestireno de manera manual para este proyecto piloto para poder pasar luego al reciclado químico. Hoy, el paso químico no ocurre, solamente se desarrolla la separación en los materiales señalados, haciendo la distinción de si se destina a alimentos o a productos industriales”.

El representante de Coexpan en este proyecto comenta que en general, “cuando tenemos un polímero pensamos en una cadena, que tiene eslabones; si se va a utilizar una pirolisis, lo que va a hacer es un cracking, es decir, va a ir rompiendo eslabones a medida que va calentando el material y hay un punto en donde la reacción es óptima y con los catalizadores indicados es posible crackear este poliestireno en eslabones simples del material, esto es, en monómeros. En el caso de que se tenga monómeros contaminado, si se quisiera volver a un material para grado alimenticio, lo que se requiere es una refinación de los monómeros de estireno. Lo que se conoce a la fecha, los monómeros de estireno se sintetizan a través de distintos tipos de reacciones con catalizadores donde uno empieza a pegar un eslabón tras otro, hasta obtener cadenas largas de alto peso molecular lo que constituye el poliestireno en los pellets finales para conversión”.

“PODRÍAMOS COMPLETAR OTRA ETAPA DE LA CIRCULARIDAD DONDE SERÍA POSIBLE AHORRAR PARTE DE ESE FLUJO PARA HACER POLIESTIRENO EXPANDIDO INDUSTRIAL O DE EMBALAJE”. EL PROBLEMA ACTUAL ES QUE TENEMOS SISTEMAS DE RECOLECCIÓN GLOBALES QUE MEZCLAN TODO, Y TERMINAMOS ENSUCIANDO RECURSOS QUE PODRÍAN RESCATARSE”.

Ventajas y desafíos

Trabajar en este avance tecnológico para la industria de e + e posee ventajas fácilmente identificables; Hortuvia afirma que “poner la reciclabilidad química al lado de la mecánica nos permitiría, dado que el poliestireno que tiene dos variantes, una industrial y otra alimentaria, generar un puente y podríamos tener un circuito que es más complejo y más completo, en el sentido de que podemos tener una circularidad de materiales que son industriales que podemos volver al flujo de materiales para contacto con alimentos, extendiendo así una circularidad para no perder ningún tipo de poliestireno ni de monómero de estireno fuera del ciclo cerrado. Podríamos hacer upcycling y downcycling, podemos alternar el flujo aguas arriba y de regreso al origen; y por otro lado, Chile importa monómeros de estireno para el área industrial, por lo tanto podríamos completar otra etapa de la circularidad en donde nos podríamos ahorrar parte de ese flujo para hacer poliestireno expandido industrial o de embalaje de manera local; se genera una especie de red en torno al poliestireno que no importa el uso que le demos, siempre nos permite volver al origen monomérico y con eso reasignar este recurso al uso que en ese momento sea más indicado o el que tenga mayor valor de mercado o social”.

El representante de Coexpan para este proyecto piensa que “al estado del arte actual, el mayor problema que tenemos, como con la mayoría de los materiales plásticos, es su correcta disposición; que llegue al tarro de desechos y a su vez que entre a un sistema formal de recolección de residuos. Necesitamos tener una mejor recolección donde las fracciones no se tienen que mezclar (orgánicos, metales, cartones, plásticos y vidrios), sino recolectar por separado, para no terminar ensuciando recursos que podrían rescatarse y valorizarse”.

Los desafíos, para Hortuvia, son “que haya un marco regulatorio que no prohíba a priori ninguna resina, sino que más bien vea por comunidad y estableciendo un enfoque de los ciclos de vida de los productos para cada material, de manera de escoger por comunidad cuál va a ser el marco de referencia de materiales de empaque más adecuado para cierta comunidad; ya que no es lo mismo estar en Santiago que en Chiloé por ejemplo, además, en vez de tener un marco normativo, yo preferiría tener un marco que ponga incentivos económicos a través a ciertos materiales de manera de utilizar las fuerzas del mercado y la libertad de elegir de cada individuo para que los cambios que queremos generar en la sociedad ocurran y podamos hacer realmente del reciclado una actividad posible, que ahorre recursos, y que compita en igual pie con la industria de los materiales vírgenes”.

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