1 minute read

VIVE TU FE

Next Article
TE ASESORAMOS

TE ASESORAMOS

Vive tu fe Maricruz Tasies Especialista en artes gráficas Blogger: Deo Omnis Gloria en blogger

niños social

Advertisement

sexualidad sin mentiras Solidaridad asesoría Emprendedores

blogueando entrevista prevención

Editorial a fondo Empresarios responsables geeks

tercera edad Un rato con Cocina Test Tecnologíanutrición Yo opino Vivencias con el Papa Año de la misericordia Navidad en boga Decoración Ante la pandemia todos debemos buscar una verdadera racionalidad en Dios.

Responsabilidad Sabias que Ser padres Viajes Hacer empresa Social Ni de la peor pesadilla hubiese uno esperado que

el mundo se volviera un lugar inseguro para vivir y, peor aún, que –de un día para el otro- cada uno se transformara en un medio por el cual le pudiera llegar

milagro

a la muerte a otra persona o a sí mismo.

Como quiera que se lo quiera ver o explicar, el caso es que se nos ha arrebatado el vivir seguros haciendo lo que normalmente hacemos.

No creerse lo que está pasando y vivir como si no estuviera sucediendo es lo que ha provocado la mayor cantidad de contagios. Salir de dicha etapa es crucial.

Cuando se acepta la pérdida de alguien o de algo preciado, estamos en mayores posibilidades de actuar sensatamente. Una real racionalidad en Dios

Salir de la irracionalidad es fundamental para detener el avance del contagio con el que, al menos por un tiempo, alejaremos el peligro. La racionalidad nos gana tiempo de vida.

La racionalidad es, sencillamente, ser razonable, utilizar el sentido común y el entendimiento (al que Dios ilumina) para que, alimentado de hechos veraLa razón nos acerca a la verdad ces pueda alcanzar juicios certeros con los que tomar decisiones sensatas.

Esto es tan cierto como que, el capellán de un hospital italiano, ha dicho que en el hospital ha presenciado grandes conversiones, al ritmo de uno o dos por semana; mayor cantidad de las que podría haber en una parroquia.

Ante la muerte inminente, algunos, con verdadero arrepentimiento, pedimos perdón a Dios.

Yo rezo para que, si algún bien pudiera arrojar este flagelo y, si algún fruto bueno pudiera tener la tribulación, sea el que muchos se salven. Nos salvemos.

Ningún otro milagro esperaría que vieran mis ojos que a Dios “venciendo el mal a fuerza de bien”.

This article is from: