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Problemas del lenguaje en el niño

Cómo detectar problemas del lenguaje

Generalmente los niños comienzan a hablar cuando tienen aproximadamente un año. Que no lo hagan puede (o no) significar alguna complicación en el habla o en el lenguaje, por eso es necesario tener en cuenta ciertos indicios y consultar con el especialista adecuado. El diagnóstico y tratamiento precoz son indispensables.

Texto: Nora Vega

“Mi hijo no habla, pero es muy habilidoso con la motricidad”; “Mi hijo tiene dos años y solamente me señala los objetos, ¿tengo que preocuparme?”, “Mi hijo no habla tanto como el tuyo”; “Mi hijo no habla, pero entiende todo”. Estas son algunas de las frases que se escuchan con frecuencia, sobre todo en la primera infancia, respecto a un tema que preocupa verdaderamente a los padres.

Los expertos señalan que para desarrollar el lenguaje, un niño debe ser capaz de oír, ver, entender y recordar. Aunque cualquier persona nace con la capacidad de aprender un lenguaje, esta es una habilidad que lleva tiempo y esto varía en cuán rápido se dominan los indicadores del desarrollo del lenguaje y del habla. Dicen que la mayoría de los niños pueden usar el lenguaje fácilmente alrededor de los cinco años de edad.

Si se percibe que no está logrando desarrollar el habla, que es la expresión verbal del lenguaje, es fundamental primeramente descartar dificultades de audición, luego es importante poner

atención respecto de la capacidad de comprensión, particularmente en las etapas iniciales del desarrollo.

Hay que tener en cuenta que en la primera infancia, un niño es capaz de comprender más de lo que es capaz de expresar, pero desde el momento en que se observa que presenta dificultades para comprender o si avanza lentamente en la adquisición de nuevas palabras, es necesario consultar con un fonoaudiólogo, profesional especialista del lenguaje. Este será el profesional indicado para diagnosticar un posible problema en el desarrollo del lenguaje.

Cuando preocuparse y qué hacer

Las señales de alerta son varias y depende de la etapa en la que se encuentra el niño. Entre las más frecuentes se encuentran: ausencia o pobreza del balbuceo a los 10 meses, emisión de menos de 10 palabras diferentes entre los 18 y 24 meses, ausencia de enunciados con dos palabras entre los 24 y 30 meses, ausencia de enunciados de dos palabras de las cuales una es verbo a los 30 meses, lenguaje ininteligible a los 36 meses y los errores fonéticos a los 48 meses.

Los fonoaudiólogos dicen que los trastornos del lenguaje y del habla pueden presentarse juntos o por sí solos. Los problemas del lenguaje más comunes pueden ser desde la tartamudez, en el cual los sonidos, sílabas o palabras se repiten o duran más tiempo de lo normal y causa una falta de fluidez en el lenguaje hasta un trastorno mixto del lenguaje receptivoexpresivo o una dislexia y otros.

Uno de los tratamientos que se realiza consiste en una secuencia realizada especialmente para cada letra del abecedario para facilitar la producción de ésta. Son ejercicios que facilitan la articulación (pronunciación), en los cuales el chico tiene que repetir palabras y formar oraciones. La duración y el tratamiento depende de cada caso en particular. Consejo: no nos olvidemos nunca que cada persona es única.

¿De qué manera se puede ayudar a los niños a desarrollar el lenguaje?

Parece básico, pero hablándoles. ¡Sí! Se debe tratar de utilizar la mayor cantidad de palabras posibles, explicándoles desde pequeños las tareas que se están realizando, aunque parezcan obvias, hay que tener en cuenta que son muchas las palabras que el niño debe ir sumando de a poco a su vocabulario diario. También es importante no anticiparse a lo que el niño quiere decir. Hay que dejarlo que se exprese de manera autónoma.

Los chicos aprenden un lenguaje al escuchar a otros hablar. Los padres

pueden ayudar haciendo preguntas y escuchando las respuestas; leyendo libros, contando historias o cuentos, cantando e inclusive hablando sobre las cosas que el niño ve, repitiendo lo que dice y agregando palabras.

¿Qué hacer si surgen preocupaciones? Sea cual fuere el caso, no hay que agobiarse. El pediatra en su evaluación será el encargado de derivar a un especialista en el caso de que sea necesario. El fonoaudiólogo a su vez evaluará el habla del chico (lenguaje expresivo) y la capacidad de comprender el habla y los gestos (lenguaje receptivo), y será el que determinará qué tratamiento realizar. Lo importante es que los padres siempre estén atentos al normal desarrollo de sus hijos.

Recursos para saber más sobre el tema

Libro recomendado: Hablando nos entendemos los dos, de Jan Pepper y Elaine Weitzman. Este es un libro bien ilustrado y de amena lectura que ayuda a facilitar el aprendizaje del lenguaje a través de las conversaciones y rutinas cotidianas, mediante juegos, música, lectura y creando juntos por medio del arte.

App recomendada: Hablando con Nok es una app creada para estimular la escucha y la discriminación de sonidos similares. Se trata de diferenciar palabras que suenan parecido, reconocer objetos, formar parejas de palabras con sonido similar, buscar palabras que rimen. Estas actividades son muy importantes para mejorar la pronunciación y un prerrequisito básico para el inicio de la escritura.

Expertos en asesoramiento y gestión

La optimización de espacios mediante una eficiente gestión documental, digitalizada y de última generación, es lo que propone la firma Big Box.

Con 12 años en el mercado, y el respaldo del grupo empresarial Gical, Big Box se convirtió en el aliado estratégico de las empresas, organizaciones y entidades del Estado. “Nuestra compañía nació con la puesta en funcionamiento del servicio de guarda y custodia de archivos físicos, una prestación totalmente necesaria para ese momento”, explicó Mario Bocanegra, socio fundador de la firma.

Esta gran caja no solo guarda y custodia la documentación de más de 150 empresas, sino que también se encarga de la digitalización de los archivos, la restauración de la documentación patrimonial e histórica y la guarda de documentación sensibles en bóveda, entre otros servicios.

Gracias a su planta —con más de 7500 m2— Big Box administra un cantidad superior a las 500.000 cajas en guarda y custodia de documentación. Además, cuenta con un sistema de almacén especial para custodia de legajos de clientes (bancos, facultades, sanatorios, etc), siendo su principal objetivo el de mantener la documentación física actualizada y a la vez digitalizada, disponible en todo momento bajo plataforma de gestión documental web para la evacuación de consultas en el momento que se requiera.

Con la crisis sanitaria generada por el Covid-19, la compañía puso en marcha otro nuevo desarrollo orientado a cubrir las necesidades del departamento de RRHH de las distintas empresas clientes que buscaban un servicio integral para el control y gestión del talento humano, a través de la pantalla y con la guarda de toda la información y documentación en el centro de tratamiento, sin que coexista papel alguno, es decir 100% digital. Así nace la plataforma e.recursoshumanos, que permite a estas firmas acceder a sus datos en el momento que estas precisen.

A los servicios ya mencionados, Big Box suma otros pensados en el sistema bancario: Procesamiento y truncamiento físico de cheques de todo el sistema nacional bancario.

Además han habilitado un laboratorio de recuperación de documentación patrimonial e histórica y como servicio adicional, la empresa propone un sistema de logística de insumos.

Conscientes del impacto que toda organización genera en la comunidad que la rodea, la empresa también promueve iniciativas de responsabilidad social empresarial, contribuyen con el Hogar Roccio Cabriza para niños con cáncer, con el Centro de Veteranos de la Guerra del Chaco y con la Ong Hasta la Última Hoja. Asimismo desarrolla un plan de incursión de empleo para los jóvenes que están cursando su carrera universitaria, además de la diversidad de género dentro del plantel administrativo.

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