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El amor no es turismo
El coronavirus paralizó al mundo de muchas formas, entre ellas los viajes de encuentros entre parejas binacionales. Sin embargo, los novios y casados de diversos países se unieron a través de un movimiento global para luchar contra las restricciones fronterizas y solicitar que las levanten a favor del amor.
“El mundo necesita más historias de amor”, me dijo el argentino Alejandro Sereño luego de charlar sobre lo difícil que ha sido para las parejas transfronterizas llevar una relación a distancia durante la pandemia. Su novia es francesa y se llama Julie Françoise. Se conocieron hace más de cuatro años en Valencia, España, en medio de un tour de bares que organizaba el hostal donde ambos se hospedaban. Ella había llegado hasta allí para aprender la lengua castellana y él andaba de paso, sin saber a dónde ir pero con ganas de estar cerca del mar, luego de andar por las calles de Reino Unido con guitarra en mano y una mochila al hombro.
Estuvieron juntos en Argentina durante todo el 2019 y principios de 2020, hasta que en febrero Julie tuvo que volver a Francia. Tenían planeado mudarse a Italia este año y así terminar con la burocracia propia de los viajes que constantemente los limita. Pero, al igual que otras parejas, no se han vuelto a ver debido a las restricciones en las fronteras y vuelos cancelados provocados por la actual crisis sanitaria.
La historia de Alejandro es una de las miles que se cuentan a diario en un grupo de Facebook llamado Love Is Not Tourism (El amor no es turismo), un movimiento global creado por parejas y matrimonios que están separados hace más de cuatro meses por la pandemia de Covid-19.
Muchos de los miembros de esta comunidad virtual coinciden en que, pese a las nulas respuestas o avances muy lentos sobre los ingresos a otros países, Love Is Not Tourism ha sido una cuota de esperanza en medio de la incertidumbre que viven, alejados de sus enamorados y sin saber cuándo finalmente ocurrirá el reencuentro.
Adán García (México) e Inga Schrick (Alemania)
El nombre del movimiento se debe al pedido de consideración que los miembros hacen a los gobiernos, con el cual aclaran que no se trata de una petición para hacer viajes de ocio, sino de una que está motivada por el deseo de ver a sus seres amados, para así retomar los proyectos familiares que fueron truncados por la pandemia. “Con Love Is Not Tourism buscamos hacer presión y, por supuesto, conocer otras historias como las nuestras para no sentirnos tan solos en esta lucha”, comenta Adán García, desde Querétaro, México.
Él está de novio con una alemana llamada Inga Schrick, a quien conoció durante sus vacaciones en Chiapas, estado del sur de México conocido por sus zonas montañosas y bosques tropicales. “El plan era pasar juntos todo abril en Querétaro, y luego, en junio y julio, estar en Hamburgo para decidir finalmente si vivir en mi país o el suyo”, relata.
“Alemania recomienda no salir. Ella puede venir a México, pero deberá hacer una cuarentena a su regreso, y con tanto viaje y cuarentena perdería su trabajo”, asegura García. Y agrega: “La comunicación no fluye de la misma manera al ser solo virtual. Escribí la canción Abran las fronteras al amor para colaborar con el movimiento, y más de 80 parejas se sumaron enviándome sus fotos para armar el video”.
México no cerró sus fronteras en ningún momento, por lo que ha sido el punto de encuentro de algunas parejas binacionales que han podido tomar un vuelo desde sus países. Es la idea que tienen Georgia Riffle, de Arizona (EE.UU) y su novio brasileño, Elano Silva, que reside actualmente en Portugal. “La última vez que nos vimos fue en enero, en Lisboa. Durante los ocho días que pasamos
Georgia Riffle (Arizona, Estados Unidos) y Elano Silva (Brasil, vive en Portugal).
juntos, nos dimos cuenta de que ya no queríamos estar separados, por lo que el plan era casarnos y mudarnos a Estados Unidos”, cuenta Georgia.
Elano tenía un pasaje comprado para visitarla en mayo, pero el castillo de naipes se derrumbó cuando la pandemia empezó. Ahora, mientras esperan que ese vuelo pueda ocurrir por lo menos para Navidad, planean reunirse en México durante una semana en septiembre. “Es la opción más económica y razonable. Estamos tan emocionados porque hace ocho meses que no nos vemos”, señala sobre cómo cada día no se despegaban de las noticias para ver qué decisión tomar.
Alexandre Bontemps (Francia) y Clara Almada (Paraguay).
Alejandro Sereño (Argentina ) y Julie Françoise (Francia)
“Constantemente estoy pendiente de las informaciones que pueden dar desde la DINAC”, dice Clara Almada, de Paraguay, quien junto con su novio francés, Alexander Bontemps, deseaban casarse este año. “Él tenía que venir en abril para presentarle a mi familia, comprometernos y empezar los planes del casamiento”, comenta Clara.
Ella asegura que la presión que ejerció Love Is Not Tourism sirvió para que algunos países de la Unión Europea levantasen las restricciones para los matrimonios y parejas que pudieran comprobar su vínculo a través de declaraciones juradas, facturas de viaje, fotografías, etc. “De hecho, en Francia, la semana pasada el grupo representante del movimiento tuvo una reunión con el gabinete de asuntos exteriores, de salud y los diputados para pedirles que se encuentre una solución rápida. Incluso Macron fue informado de la situación”, indica. Uno de los países que dejó de prohibir la entrada a las parejas que llegaban del otro lado del charco fue Dinamarca. Y aunque en los posteos de Love Is Not Tourism hay historias con un final feliz, otras muestran que no corrieron con la misma suerte. Es el caso de la danesa Heidi Ugleholdt y el costarricense Dariel Pérez. “Desde el 27 de junio, mi gobierno ha permitido la entrada para los novios. Y aunque casi no había vuelos desde Costa Rica, investigamos qué ruta podía tomar Dariel para llegar. La aerolínea Iberia anunciaba vuelos todos los sábados a Madrid (el doble de caros), por lo que finalmente compramos los billetes para que él pudiera salir el 11 de julio en dirección a Madrid, y de ahí a Reino Unido y Dinamarca”, relata Heidi.
“Averigué en Costa Rica, Madrid y Reino Unido sobre si Dariel iba a necesitar algún documento o visado en los países donde hacía escala. Y no, estaba todo en orden. Aún así, el día del vuelo no lo dejaron embarcar y hasta ahora no sabemos la verdadera razón”, agrega. Además, menciona que la aerolínea le dio miles de excusas y cuando finalmente comprobaron que sus papeles coincidían con las nuevas reglas, le avisaron que no podía tomar el vuelo porque este despegaba en 15 minutos.
“¡Estuve con Dariel al teléfono todo el tiempo y fue devastador! En el mostrador le indicaron una reemisión del pasaje y hace tres semanas estamos luchando para volver a ficharlo”.
Francesca (nombre ficticio), una chilena que viajó hasta Ámsterdam para encontrarse con su novio, también se encontró con un obstáculo durante su viaje, pero en el último minuto la situación dio un giro a su favor. “El mismo día en que me negaron embarcar un vuelo que seguía la ruta Chile-España-Holanda, tomé otro que hacía escala en São Paulo, Frankfurt y luego Ámsterdam.
Dariel Pérez (Costa Rica) y Heidi Ugleholdt (Dinamarca).
Al llegar a Frankfurt no me autorizaron el ingreso y me hicieron firmar un papel para deportarme”, recuerda.
Mientras le explicaban que la deportación implicaba tomar el vuelo que le asignaban al día siguiente, preguntó (ya con lágrimas en los ojos) si era posible salir de Frankfurt por la misma terminal que había llegado y buscar otra conexión para llegar a su destino. “La persona volvió de hacer la consulta y me dijo que la policía holandesa había contestado que sí era posible el tránsito. Al llegar a Ámsterdam sólo tuve que mostrar los papeles que exigen acá: una declaración de tu relación y pruebas de que esta tiene una duración de más de tres meses antes del inicio de la pandemia”, responde Francesca, que volvió a abrazar a su pareja luego de estar siete meses a la distancia.
¿El mundo necesita más historias de amor? Sí. Pero lo que necesitan aquellas que ya existen es ser contadas, más en un contexto como este, donde el amor es lo único que puede salvarnos.
Vender online: la reinvención de la moda
Si bien muchos paraguayos ya tenían el hábito de hacer compras en el exterior de manera online, la pandemia evidenció la necesidad de que las tiendas nacionales apuesten también a esta modalidad y ofrezcan una oportunidad diferente a sus clientes. Un servicio que llegó para quedarse, aún post COVID-19.
Por: Jazmín Gómez Fleitas Fotografía: Nath Planás Producción: Juan Ángel Monzón
En otras partes del mundo comprar online es una opción desde hace años. Hace mucho que varias marcas en Estados Unidos y Europa ven el hecho de que un cliente vaya hasta la tienda física como toda una experiencia y no como parte esencial de la venta. Esto llevó a las firmas a explorar también a profundidad el Diseño de Interiores, de modo a que la tienda ofrezca en cada detalle la oportunidad de formar un cuadro completo que haga sentir alguna emoción en particular al usuario y que todo esté pensado para reforzar esa experiencia.
¿Por qué ir hasta una tienda con tanto tráfico vehicular? ¿Por qué hacer el esfuerzo de ir hasta ahí si me queda lejos de casa? ¿Para qué ir si me saca tiempo? En el ritmo tan frenético de vida en el cual estamos inmersos, comprar desde la tranquilidad de la cama o sofá, debería ser una prioridad.
La cuarentena mundial obligada ante una enfermedad aún sin vacuna evidenció una nueva necesidad para las tiendas locales: ofrecer la posibilidad de realizar compras online para seguir en contacto con sus clientes, para seguir moviendo la economía, para cuidar la salud de sus colaboradores y clientes, para poder seguir en pie. Todo esto bajo el nombre de e-commerce.
Para adentrarnos en el área tenemos que tener en claro que estamos hablando de un sistema de ventas ya sistematizado: el e-commerce es una página web a la que el cliente entra, ve la prenda, talles, modelos, información adicional, política de devolución, período de tiempo de entrega y métodos de pago. Todo esto sin tener que estar preguntándole a alguien más en una llamada o por mensaje.
“El e-commerce pasó a ser muy importante y es un sistema de ventas que solamente va a tomar más impulso. En Paraguay todavía existen muchas empresas que no han incursionado en el área y muchas otras, que todavía no saben cómo gestionarlas”, explicó en mayo José Swako, titular de la Cámara Paraguaya de Comercio Electrónico (CAPACE).
Por eso nos adentramos a preguntarles a marcas de ropa nacional y clientes, cómo les fue con sus compras online desde que se decretó la cuarentena hasta ahora, que vamos avanzando en fases, y cuáles son sus expectativas a futuro.
E-commerce en marcas nacionales
Ilse Jara, marca nacional de diseño de alta costura y homónima de su diseñadora, se vio apremiada ante la pandemia y en plena cuarentena (finales de marzo), lanzó su tienda online Ilse Shop. “Hace ya un par de años que tuvimos la intención de lanzar el e-commerce, pero por otras prioridades siempre dejábamos la iniciativa en un segundo plano. Si bien era el camino que la marca quería adoptar años atrás, esta situación nos dio el impulso para acelerar los pasos, además de abrirnos a una nueva brecha de creatividad para explorar distintos horizontes”, relata su propietaria.
Para la marca, la reinvención implicó un cambio en la forma de trabajo, se replantearon el 100% del modelo que utilizaban anteriormente. Bajo esa ideología, ampliaron las categorías de productos ofrecidos, conservando la esencia de la marca, desarrollaron perfumes, kits de regalos o personales, prendas cómodas y atemporales, ya que vieron un crecimiento importante en cuanto al loungewear.
“Esta pandemia generó un camino disruptivo en los consumidores. En cuanto al hábito de compra en las plataformas digitales, podríamos decir que tuvimos un impulso que aceleró unos cuantos años el proceso de adaptación a estas plataformas, sin embargo, hay mucho por crecer y que pulir aún. La situación generó una necesidad latente de hacer pedidos a través de medios digitales y delivery de por sí, que si bien hubo un gran porcentaje de crecimiento, todavía hay una gran parte que aún no está habituado. Considero que será una cuestión de tiempo y de mayor oferta en cuanto a productos y servicios se refieren. Sugiero animarse a probar la compra online para los que aún no lo hicieron y, por nuestra parte, conservar también canales alternativos para que nuestros clientes puedan decidir la metodología de compra que consideren más cómoda para ellos”, añade la diseñadora.
Denise Genit, de la marca Oh! Sí, nos cuenta que la firma ya se había lanzado al e-commerce en 2019. “Era un canal necesario, en parte para volver a nuestras tareas más eficientes y también porque teníamos pedidos del exterior (coordinar los envíos uno a uno conllevaba mucho tiempo). Por otro lado, es la forma en la que nos gusta comprar, desde la tranquilidad de nuestras casas sin tener que ceñirnos a algún horario”, explica.
Al llegar la cuarentena Oh! Sí cerró rápidamente la tienda física para proteger a sus clientes, colaboradores y a ellas mismas, las socias. “Si hoy estamos acá es solamente porque la web ya estaba operativa en el momento y nos ayudó a paliar, en parte, esta crisis. Igual fuimos cambiando el tipo de producto que hacíamos y el contenido que ofrecíamos para adaptarlo más a lo que se está buscando y a lo que la gente necesitaba”, aseguran.
Sobre los hábitos de los clientes mencionan que semana a semana hay tendencias distintas, pero la gente está pasando más tiempo en sus casa y busca la comodidad mucho más que antes. “Me parece súper interesante ver como gente que antes no compraba por internet se está animando, de todas formas seguimos con ciertos códigos de acá, muchas ventas igual se terminan de concretar por WhatsApp por ejemplo, pero creo que esto va a robustecer mucho el hábito de compra online; cruzamos los dedos”, espera Denise.
chicas de Oh! Sí es mantenerse lo más flexibles posible, intentando alivianar costos y adaptándose lo más rápido que pueden a los cambios. “Nuestra marca sigue respetando su ADN, pero nuestra producción va a hacia la ropa cómoda y que se pueda usar en varios contextos distintos. Seguimos con la filosofía de comprar de forma inteligente: que a una prenda le puedas dar múltiples usos y que sobreviva al paso del tiempo”.
Mientras se sobrelleva esta situación, Denise menciona estar “súper agradecidas con toda la gente que estuvo apoyando el #artelocalybonito en estos meses. También fuimos sumando a las marcas que venden en la tienda física para que también tengan más visibilidad. Nos debemos completamente a nuestra lindísima comunidad que nos mostró su apoyo y siguió eligiendo lo local”.
Algo destacable en estos tiempos fue ver como la comunidad creativa se unió muchísimo, indica. “Se acercaron muchos amigos a colaborar, a dar una mano, cada uno va aportando con lo que tiene. Honestamente creemos que sólo vamos a salir de esta juntos y que es una buena oportunidad para empezar a ver más opciones y formas de trabajar”, reflexiona.
Comprar en casa
Desde el punto de vista del cliente local, comprar en línea es una experiencia con puntos a favor y en contra. Diana López, agente de viajes e inmobiliaria, adquirió en estos meses prendas de vestir y accesorios. Para ella, “la compra fue mayormente fácil; mucho se desarrolla aún vía mensaje directo en Instagram o WhatsApp —que a veces se demoran en responder—. Los pagos se realizan con transferencia bancaria o pago con tarjeta de crédito. En cuanto a la entrega en mi caso generalmente fueron en tiempo, pero sí hubo algunos retrasos. Post venta casi no hay”.
En su opinión, las páginas web deberían incluir opciones que vayan más allá de la exhibición del producto, “para no depender de que alguien te responda para comprar”, destaca, “así también las políticas de devolución. Comparadas con las tiendas de otros países, en Paraguay todavía no te pueden ayudar si la ropa no te quedó bien, querés cambiar o te arrepentís de la compra, simplemente no te lo permiten”, agrega.
Paola Martínez, comunicadora y especializada en mercado de lujo y lifestyle, nos relata que si bien compró online en estos meses, pensó muy bien cada una de sus compras. “Compré muy poco, como imagino que le pasó a la gran mayoría, me encontré haciendo foco en los gastos que iba a hacer entendiendo mis ingresos no solamente como el medio de subsistencia de mi familia y mío, sino como un apoyo para el impulso económico. Dicho eso, compré artesanía paraguaya de diseño, accesorios, bazar y ropa infantil”, explica. clientes para subsistir, pero la mayoría de ellos carecen de la formación o el músculo para ejercer mejores prácticas de Atención al Cliente. Lo normal es tener que enviar varios mensajes hasta que te atiendan, recibir respuestas poco corteses, no encontrar opciones de e-commerce, o si las hay, las plataformas son poco amigables, con escasas excepciones. Por ejemplo, la post-venta es casi inexistente, siendo que es una interesantísima oportunidad para establecer una relación a largo plazo con el comprador. Esta pandemia desnudó toda una rama del retail que Paraguay necesita mejorar con urgencia en orden de hacer crecer el mercado y la economía nacional”.
Por eso insta a que esto pueda mejorar: “La frase ‘si lo construyes, ellos vendrán’ se aplica acá. Necesitamos opciones de e-commerce mucho más amigables al consumidor, y empresas y emprendedores capacitados en gestión de Atención al Cliente. A partir de ahí, genuinamente creo que el boca en boca de las experiencias positivas, que facilitan el proceso de compra y rediman el tiempo del cliente —el valor más apreciado actualmente—, hará que la gente opte por esa modalidad de compra, además de la educación en uso de las plataformas, por supuesto”.
No solo las grandes marcas apuestan a la venta en línea. A nivel global proliferan tiendas y emprendimientos que impulsan la venta de prendas de segunda mano vía redes sociales. Esta tendencia global también cobró mayor protagonismo a nivel local desde que la pandemia llegó a nuestras vidas.
“La Economía Circular viene teniendo un crecimiento consistente en los últimos años y con la pandemia tomó fuerza de bola de nieve. Ahí tenemos casos de los gigantes de la moda como Gucci, Dior y otros, que movieron sus presentaciones en vivo a shows digitales y a escalas menorísimas y con enorme impacto. Particularmente dos de las compras que hice desde marzo fueron en este tipo de sitios, tiendas de segunda mano, que ofrecen artículos que puedo escoger según mi gusto o interés y a una fracción del costo de compra de primera mano”, señala Paola.
Vivimos tiempos distintos que exigen cambios, los cuales deben estar respaldados por visiones innovadoras pero sustentables. “Es un gran momento para seguir haciendo replanteos, del por qué hacemos las cosas como las hacemos, por qué aceptamos o decidimos comprar en establecimientos, cuáles son sus posturas con respecto al medio ambiente y la sustentabilidad. Como consumidores, nuestro dinero tiene igual valor en una tienda de lujo como en un mercado de pulgas. Somos nosotros los que movemos la economía”, reflexiona Paola y agrega: “Hagámoslo con la consciencia de que recibamos el valor de lo que pagamos, de que lo que compramos trabaje para nosotros y no al revés, con una mirada a largo plazo en el efecto que el consumo tiene sobre nuestro entorno”.
No caben dudas de que tanto marcas como consumidores aún tenemos mucho que aprender sobre esta nueva manera de vender y comprar que llegó para quedarse, más allá de que alguna vez todo vuelva a la vieja normalidad.