Edición 23
Mayo de 2013
Periódico de los estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
“Usted que es politóloga…”
El debate sobre la identidad y el ejercicio, de estudiantes y profesionales de la ciencia política, se encuentra ya sobre la mesa. Opina Angelika Rettberg.
Imagen: Archivo SinCorbata
MAROMA Fiesta de Remate de Clases Uniandes. Invita SinCorbata Nada mejor para finalizar el semestre que una buena rumba de jueves por la noche. Armen sus parches y los esperamos a todos el 9 de mayo en Maroma. No se van a arrepentir! Consigan tambiĂŠn sus boletas en las fotocopiadoras Seneka y Hacecopias.
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NOTA DEL DIRECTOR CONTENIDO NOTA DEL DIRECTOR pg2 NUDO DEL DÍA pg3 VOX pg4 INTERNACIONAL pg8 RETROVISOR pg12 CRÓNICA pg14 COMUNIDAD pg16 CULTURAL pg19 EVENTOS pg20 COMITÉ EDITORIAL
Otro semestre que pasa y seguimos cumpliendo. SinCorbata celebra así el lanzamiento de su 23ava edición, atestada de artículos sobre la identidad y el ejercicio de nuestros profesionales y estudiantes como politólogos. Así mismo, contamos con publicaciones sobre las últimas noticias de mayor relevancia política, nacional e internacional. En nuestra reaparecida sección de Retrovisor, “El gobierno esmeraldero” recuenta cómo un buen fragmento de la historia política colombiana, puede ser narrado a través de un análisis sobre el negocio de las esmeraldas y sus consecuencias, tanto a nivel socioeconómico como político. Por otro lado, exhibimos también escritos de suma relevancia actual a nivel internacional, como lo son los casos del conflicto entre las dos Coreas y las pasadas elecciones presidenciales del 14 de abril en Venezuela. Esperamos también, apreciados lectores, se regocijen dándose una buena caminata por el centro capitalino y hasta la Plaza de Bolívar con nuestra sección de Crónica. En esta encontrarán “El golpe de los siete colores”, una narración en primera persona sobre cómo una estudiante de nuestra universidad vivió la marcha del 17 de abril, promovida por el LGBTI, en pro de la institucionalización del matrimonio igualitario en nuestro país y que, a pesar de haber sido casi que fulminada por el Congreso en los últimos días, contribuyó a una reflexión y un debate masivo sobre lo que de verdad representa la institución matrimonial y cómo esta podría cobijarnos a todos sin restricción alguna. Como bien lo menciona este escrito: ¡Los mismos impuestos, los mismos derechos! Por otra parte, esta vez nuestra sección de Comunidad ofrece al lector una especie de “rendición de cuentas” por parte del actual representante electo de nuestro departamento y quien, en los próximos días, entregará su curul en el Consejo Estudiantil. Espere también varios anuncios del Politikon, la última iniciativa conjunta de estudiantes de ciencia política de nuestra universidad que busca fomentar espacios y actividades tales como: foros semilleros de investigación y hasta un cineclub. Para concluir, no olviden echarle un ojo a la sección Cultural. Esta goza de una, corta pero contundente, reflexión acerca de las nuevas formas de representación mediática en nuestro país y cómo estas se encuentran, hoy por hoy, estrechamente ligadas a temas relacionados con la política y el conflicto interno armado nacionales. Encuentre además, como es de costumbre, una variada agenda de eventos al final de la sección; hay de todo y para todos. Gracias a todos y todas, como buenos críticos y lectores, por seguir formando parte de la familia SinCorbata. Un cálido saludo y nos vemos en la 24. Jules Almanya Gallego Director
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NUDO DEL DÍA
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“Usted que es politóloga…” Angelika Rettberg Directora Departamento de Ciencia Política. Universidad de los Andes
“Usted que es politóloga…” Siempre me causa escalofrío este preludio a preguntas o afirmaciones que pueden relacionarse con todo lo que pueda tener que ver con política: el comportamiento del Congreso, el futuro de la paz en Colombia, las implicaciones del TLC, la distribución de las regalías petroleras, los resultados de las próximas elecciones, el papel de los medios en la sociedad. Inevitablemente, cuando el interlocutor se da cuenta que de muchas de esas cosas uno no sabe o sabe poco, ocurre lo que temo más, quizás más que la pregunta misma: la mirada desconcertada, a veces decepcionada. “Entonces ¿Usted qué sabe?” piensan, pero no dicen. Lo bueno y lo malo de la Ciencia Política es que es una ciencia joven en el mundo pero, sobre todo en Colombia. Muchos no saben en qué consiste y se confunden cuando ven cómo, según la universidad que consultan, el plan de estudios varía y enfatiza unos aspectos y enfoques sobre otros. Por razones que tienen que ver tanto con la disponibilidad de profesores con la formación adecuada, como con la historia del desarrollo académico, existe una diferencia importante entre escuelas politológicas en diferentes países (a ello se debe, entre otras cosas, la eterna disputa por las denominaciones: lo que es ciencia política para la escuela anglosajona son ciencias políticas para la escuela europea). Las múltiples formas que ha adoptado este desarrollo puede explicar por qué en países como el nuestro, los politólogos sigan atrapados en una crisis de identidad. Los politólogos no son odontólogos o cirujanos, que aprenden a hacer una serie de cosas y cuya calidad se mide por cuánto dominan una serie de competencias prácticas. Los politólogos tampoco son abogados, cuya destreza reside en conocer normatividades y poderlas aplicar en determinados contextos. Los politólogos sí son miembros de una vasta comunidad que se ha formado en torno a lo que conocemos como las ciencias sociales—o de la sociedad—y que incluyen también la Psicología, la Antropología, la Economía y la Historia. No existe un protocolo de actividades y competencias como los que rigen las profesiones más operativas. El saber hacer del politólogo consiste en una forma de pensar estructurada a partir de la sensibilidad a la existencia y evolución de
relaciones de poder entre individuos, grupos y actores sociales y países. Por tanto, aunque no se sepa de la paz, del TLC o del Congreso, una persona entrenada como politólogo, que conoce y ha analizado las diferencias entre los múltiples marcos conceptuales desarrollados por los científicos sociales para identificar los factores que explican el surgimiento y las diferencias entre distintas formas de organización y acción política, puede rápidamente hacer las preguntas correctas acerca de cada uno de esos temas. Por eso, es improductivo comparar al politólogo con profesiones como las arriba mencionadas. Naturalmente, hay unos conocimientos básicos que cualquier politólogo debería tener, conocimientos en los cuales algunos se especializan. Pero más allá de un patrimonio de conocimientos puntuales, el activo principal de los politólogos es saber hacer preguntas pertinentes al ejercicio del poder. Eso explica por qué la Ciencia Política es una de las ciencias sociales de mayor crecimiento en el país en los últimos años, como lo constata un informe reciente de la Universidad EAFIT sobre la disciplina. Explica también por qué los politólogos se encuentran entre los profesionales de Ciencias Sociales con mayor demanda en un mercado laboral cada vez más versátil y multi-forme, que exige y premia el pensamiento innovador y la capacidad de análisis. Cada vez que veo una empresa minera lidiar con entornos y comunidades complejas, lamento que no hayan consultado a un politólogo para que explique lo que ocurre y diseñe respuestas pertinentes. O cuando veo a los medios de comunicación reportando al vaivén del proceso de paz, sin que un politólogo interprete y oriente el análisis para producir explicaciones que superen el centímetro de profundidad. O cuando se analicen los antecedentes e implicaciones de los tratados de libre comercio entre diferentes países. La pregunta por las formas que adopta el ejercicio del poder—que está en el corazón de la actividad politológica—es fundamental para entender las decisiones, las acciones y los resultados de la interacción entre múltiples sectores de la sociedad. Seguiré sintiendo pánico con frases que empiezan como este artículo. Pero yo no podría ser nada diferente.
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VOX
Mi Confesión Diego Benavides García Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Aunque el voto es secreto, les confieso que votaré por el Puro Centro Democrático (PCD) en las elecciones de 2014. Es la única alternativa viable que le queda a este país. Me parece que como movimiento de Centro se adapta a las necesidades de nuestra patria, que por estos días anda tan polarizada. Además, no soy una persona que tiende a los extremos. Como su nombre lo dice, es Puro, lo que sugiere que no tiene vínculos con políticos tradicionales, como su líder. Y es Democrático, lo cual me parece una maravilla, eso hace falta. Pero la principal razón por la que votaré ciegamente por el PCD, es por su líder, ese prócer de la patria llamado Álvaro Uribe Vélez. Según Roy Barreras, el ex presidente Uribe es de la talla histórica de Bolívar, algo con lo que estoy completamente de acuerdo, pues es difícil encontrar una talla que se acople al ex, recuerden como le quedaba el traje en su visita a los Reyes de España. Creo que el PCD es una alternativa que se distancia de los partidos tradicionales. No me gustaría seguir teniendo Congresistas que no leen las reformas. Menos aún, dos partidos iguales: Cambio Radical se parece cada vez más al partido Liberal y dentro de poco sus representantes en el legislativo tampoco sabrán leer, lo cual deja entrever cómo el sistema educativo anda de capa caída. Los miembros de la U pronto estarán renunciando a su curul para evitar ser investigados por la Corte y uno que otro se habrá auto-extraditado. Aunque eso sería una excepción, pues la mayoría de delitos que cometen no trascienden las fronteras nacionales (la ropa sucia se lava en casa) y hay pocos arriesgados -o emprendedoresque extienden su red de apoyo electoral (y financiero) hasta los Estados Unidos.
Ni qué hablar del partido Conservador, sabiendo que un familiar de uno de sus dirigentes tenía a cargo la administración de un Motel (sí, con M) de la Dirección Nacional de Estupefacientes. ¿Será que se les olvidó la importancia de la familia y el buen ejemplo que dejó el ex presidente Pastrana? Donde quedaba claro que la familia era muy importante, al afirmar que tenía conversaciones con “Nohra, [Tirofijo], los niños y yo” sobre la situación del país. Como si fuera poco, uno de sus congresistas estrella, y ex presidente del Senado, pedía limosna ante los medios de comunicación para echarle gasolina al carro. Lo que me parece aún más increíble -y me ratifica que vivimos en una Banana Republic- es que fue considerado el mejor congresista del año (¿será que le dieron esa distinción por pedir las cosas de frente y no por debajo de la mesa?). Para mí, es un partido en franca decadencia. Como dije anteriormente, no soy una persona de extremos, por lo que votar por un partido como el Polo o el movimiento Progresista, me parece inconcebible. El movimiento Progresista es el vampiro de la izquierda. No lo digo porque se esté apropiando del erario público, cosa que al parecer sí hizo el Polo, sino porque le chupó toda la sangre a este último y lo dejó anémico, es decir, sin gente. Pero en general no simpatizo con la izquierda, pues algunos de sus exponentes lo único que tienen en la izquierda es el Rolex -aunque uno de ellos (pidió total confidencialidad) me confesó que ya ni siquiera el reloj va a la izquierda, porque la inseguridad en Bogotá está tenaz- y ellos, que son gente del común, tampoco andan en carro blindado. Y si nos ponemos a hablar de los “partidos chiquitos” hay que sacar una baraja de cartas (o más bien un Tarot) para entender de dónde vienen, qué quieren y para dónde van. Además, con la reforma política en curso y con el cambio del umbral, seguro van a desaparecer. En últimas, mejor no gastarle tiempo, ni espacio, a nada de lo ya mencionado en este artículo. Mejor votar por el PCD.
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5 Liberal con Conservador, del mismo modo en el sentido contrario Marcela Han Acero Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Con base en las elecciones extraordinarias para Gobernador del departamento del Huila, el pasado 22 de Febrero del presente año, se concretó un pacto entre Jorge Eduardo Géchem, representante del partido de la U, y Hernán Andrade Serrano, cabeza principal del Conservatismo en la región. Esta alianza se sintetizó en aras de promover la reelección del presidente liberal Juan Manuel Santos, prevista para el próximo año. La noticia, si bien es un fiel reflejo de las intrépidas movidas de los distintos partidos con miras a las elecciones del 2014, nos lleva a cuestionarnos sobre el papel de la ideología en los partidos políticos de la actualidad.
Para creerse buen conocedor de la política actual colombiana, no hace falta tomarse muy enserio las ideologías de los distintos partidos políticos. No es un secreto que concentrarse en la multiplicidad de actores y factores, que respectivamente forman y repercuten en la arena de juego, resulta ser un ejercicio más pertinente. Si bien no es mi propósito determinar en qué medida es o no ideal, quisiera utilizar este espacio para llamar la atención sobre la endeble ideología de los partidos políticos hoy en día. Lo anterior se refleja en que son cada vez más los que le adjudican el adjetivo compuesto ‘de bolsillo’ al campo ideológico de los partidos.
Hoy en día, hablar de política resulta muy distinto a lo que era discutir sobre estos temas en los tiempos de nuestros abuelos. Me atreveré a decir que soy partidaria de aquellos que piensan que desde el Frente Nacional, la “cosa política” ha cambiado irreversiblemente. En el colegio nos asignaban, hasta la saciedad, lecturas sobre el protagonismo de los partidos políticos tradicionales en la construcción del Estado colombiano. Los partidos, Liberal y Conservador, fueron fundados basándose en los ideales de grandes e influyentes personajes históricos del siglo XIX, como Francisco de Paula Santander y el Libertador Simón Bolívar. Así mismo, fueron los fundadores de una historia de pugnas y rivalidades que luego causaron el derramamiento de sangre de miles de personas. Esto, sin embargo, como muchas cosas arbitrariamente desmeritadas, pasó a ser historia patria.
Las categorías que en algún momento propiciaron diferencias aparentemente irreconciliables, como lo fue ser liberal o conservador durante la violencia, hoy en día se nos antojan barrocas, quizás un tanto insulsas. Basta con echar una mirada al periódico del Huila, un departamento considerado tradicionalmente conservador, pero en el que hoy en día se dan esta clase de dinámicas. Sobra decir que, en los tiempos de nuestros abuelos, una alianza entre representantes del partido de la U (si bien en ese entonces no existía) y delegados del partido conservador, para respaldar una campaña liberal, resultaría no solo escandalosa, sino absolutamente inconcebible. Desafortunadamente, y muy a mi pesar, nos han enseñado que, de política como de religión, no se habla en la mesa. Aunque entiendo que esta advertencia nace del tiempo en el que una adhesión ideológica podía significar la diferencia entre la vida o la muerte, no creo que hoy esta afirmación sea incuestionable. De hecho, la considero profundamente perjudicial. La invitación es a que reconsideremos el papel de la ideología dentro de esos grandes movilizadores que son los partidos políticos en Colombia. Del mismo modo, a que fijemos la mirada no sólo en los extremos, sino más bien, en un punto en donde se reivindique la ideología como un mecanismo efectivo y transformador de la sociedad.
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6 Democratismo hasta el tuétano Santiago de Narváez Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
“Ahora todos somos demócratas” -Wendy BrownDecir hoy en día “soy demócrata” es equivalente a nada. No en vano, la palabra democracia se suele usar siempre acompañada: democracia liberal, representativa, radical, deliberativa, directa, social, restringida, participativa, etc. Quien use la palabra sin un adjetivo corre el riesgo de que no le entiendan a qué se refiere. Democracia, como tantas cosas hoy, pasó a convertirse en un significante vacío (algo que ya no nos dice nada), donde caben todo tipo de elucubraciones. Y es que ni siquiera hoy en día tiene sentido decir que alguien se volvió demócrata, o que se convirtió a la democracia. Nacemos demócratas y somos demócratas. Ser demócrata es algo que está implícito en las sociedades contemporáneas, es algo a lo que no hay que reparar, mucho menos algo que se pueda poner en duda. Pero es que en el saco de la democracia se pueden echar todo tipo de ideas, ideas que la mayoría de veces se contradicen entre sí. En el saco de la democracia caben personajes de distinta ralea. Desde Uribe hasta Rancière, pasando por Sarkosy, Habermas o Friedman, todos ellos entran en la misma bolsa. Lo único que sabemos de la democracia es que ella tiene un único enemigo…cualquiera que se atreva a ponerla en cuestión. “Puedes hablar contra lo que sea –reza la máxima democrática- salvo contra la democracia misma, ella es impoluta, intocable”. Y es que si fuéramos tan osados como para pretender definirla encontraríamos enemil interpretaciones distintas que se le han dado a esa palabrita que se inventaron los griegos. Para unos tiene que ver con libertad y libertad de prensa; para otros, tiene que ver con justicia; para algunos, con tolerancia; para cientos, tiene que ver con la voluntad del pueblo; para pocos, con respeto por las minorías; para otros, con el libre desarrollo de los intereses particulares; para los más demócratas, ella tiene que ver con el poder comprar la cantidad de rifles que se venga en gana; hay quienes dicen que ella tiene como objetivo construir consensos; y hay quienes dicen que no, que ella se trata de disentir; y evidentemente la gran mayoría piensa que la democracia tiene que ver con elecciones. Y así, todos tienen en su cabeza una vaga noción de lo que democracia significa, noción que no es en ningún caso la misma para todos.
El problema (uno de los tantos) de la democracia hoy en día reside en ella misma. Con el concepto de democracia se puede justificar todo tipo de intenciones, porque ella misma permite todo tipo de arbitrarias interpretaciones. No en vano, la repentina invasión y ocupación de cualquier país de Oriente Medio se justifica en nombre de la democracia. No en vano, tras cualquier elección sale el ministro o el registrador de turno a decir efusivamente, como si tuviese la verdad revelada, que “hoy la verdadera ganadora ha sido la democracia”. ¡Qué carajos significa eso, maestro! En épocas como las nuestras, nos jactamos de ser mejores personas que hace tres siglos, en la medida en que vivimos en democracias. Tachamos cualquier otra forma de gobierno (si es que acaso la democracia tiene que ver con gobierno) de autoritaria o, como mínimo, de menos civilizada. Vivimos en una época terrible porque endiosamos algo que no tenemos ni idea qué es. Creemos estar adorando a una única diosa, cuando de pronto lo que estamos haciendo es adorar, cada quien por su cuenta, a algo distinto, sólo que bajo el mismo rótulo. El problema no es mitificar algo que consideramos loable, el problema es hipostasiar cada quien sus propias convicciones y creer que todas salen de ese mismo término. El problema es enaltecer cada quien lo que le da la gana y no darnos cuenta. El problema de la democracia hoy en día es su ambigüedad. Cada quien se vale de ella para lograr los intereses más encontrados. Es difícil abanderar una causa cuando en el fondo no se la comprende. Es difícil defender algo que no sabemos qué significa. Mucho más difícil todavía defender algo que toma características de un significante vacío que lo cobija todo, o más bien de un significante universal que no cobija nada en particular. Por eso, es difícil declararse demócrata en la medida en que es un concepto ambiguo que llega a aceptar nociones enteramente opuestas. Y esa amalgama de conceptos y de ideas no tiene nada que ver con pluralismo –ya quisiera uno–. Tiene que ver, más bien, con la dictadura de lo desconocido. Ella se para sobre nosotros, con ojos vigilantes y nosotros, siervos, nos postramos ante ella sin conocer bien sus contornos. En eso consiste la democracia hoy en día, en rezarle a algo que nadie entiende a cabalidad, a algo que todos interpretan a su manera. ¿Será que esa tendencia a aceptarlo todo es precisamente lo propio de la democracia?
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7 LA CIENCIA POLÍTICA DEBE HACERSE “SIN CORBATA Y SIN GUANTES” Rafael David Nieto Bello Estudiante de Ciencia Política e Historia. Universidad de los Andes
Cada mañana al despertarme siento algo contradictorio al venir a estudiar. Por un lado, siento que la Ciencia Política es lo mío, me apasiona la belleza de lo imperfecto en la política. Por otro lado, pienso que debe replantearse el sentido de la Política como ciencia y como profesión, en especial en nuestra universidad.
No pretendo prescindir de los métodos de investigación, pero creo que ningún método por sí mismo garantiza la producción de conocimiento respetable, de conocimiento científico-crítico y emancipatorio. Debe hacerse explícito el interés al estudiar cada asunto. Debe devolvérsele el altar a la Teoría.
Todos recordamos que en el día de nuestra inducción llegamos con ciertos ideales. Desde el más ambicioso “voy a cambiar el mundo”, hasta el más egocéntrico interés de ser político, ambos muy respetables. Pero creo que ninguno pensó en el momento de entrar a la carrera en la posibilidad de enajenarse de sus intereses personales y de sus pasiones políticas internas. Esto es curioso: creo que a los politólogos se nos reconoce fácilmente en la universidad por andar tertuliando.
En efecto, al entrar a la carrera, como muchos, odié profundamente la teorización, la veía compleja, poco práctica e inútil. Sin embargo, ahora me doy cuenta que si entré a esto, así como ustedes, fue por el sueño de un mejor mundo posible, y que alienándome de mi ser pasional y de mis creencias, no iba a ser más que un burócrata sin pasión y sin compasión. Ahora me doy cuenta que el único camino responsable con la sociedad y con la emancipación, es la investigación que hace explícito su interés crítico y que tiene sólidas raíces en la teoría. Lo demás, es positivismo decimonónico. La política es tan imperfecta que en ello se haya su belleza; hay que desnudar esas imperfecciones. Por eso, la Ciencia Política se hace sin corbata y sin guantes, es decir, sin pretensión de hacerse desde arriba, desde el pedestal de los economistas, y sin pretensión de hacerse sobre urnas de cristal, laboratorios asépticos y “coherentes” regresiones lineales que ignoran las complejidades del pensamiento social y de la dinámica histórica. Es momento de que nos cuestionemos para dónde va nuestra carrera, puesto que el proyecto de Ley por el que peleamos el año anterior no se aleja mucho de esa realidad dantesca a la que, de seguir así, nos acercaremos. La nueva ciencia política no será más que una economía de quinta. ¿Es eso lo que de verdad quieren?
Existen múltiples posiciones entre nuestros compañeros: desde la más vehemente derecha hasta la más radical izquierda, aun conociendo la dificultad de categorizar ideologías dentro de una línea o plano cartesiano. Sin embargo, el investigador, o mejor dicho, el politólogo de los Andes, tiende a olvidar su ideología, y con ello, tiende a ignorar su misma historia. La Ciencia Política uniandina sin duda está regida por el paradigma gringo neopositivista y estructuralfuncionalista. Nuestros profesores, aunque muy preparados y hasta queridos por nosotros, en su mayoría están promoviendo una investigación cuantitativista, que instrumentaliza la teoría, reduce la complejidad del mundo de lo social y, en este caso, del mundo de lo político, a regresiones lineales. Siento que la Ciencia Política uniandina (y aquella que siga el paradigma gringo) tiene complejo de inferioridad y quiere ser como la economía: “exacta, objetiva, espuria”. ¡Pero ojo! Esa pretensión de objetividad implica asumir una posición, y seguramente esa posición parece distar de aquella ideología con la que cada uno entró; esa pretensión de objetividad, o por lo menos de conocimiento científico falseable, lo único que hace es legitimar el sistema tal y como está.
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INTERNACIONAL
8 Capriles no debe ser presidente Lilihana Lara Arévalo Periodista. Desde Venezuela
Veo caras largas a mi alrededor. Rostros desgastados y cuerpos preparados para una batalla de palabras. Un mínimo comentario los increpa, los enciende y acaba en una frase poco inteligente, de odio y desprecio por no pensar igual. Ha sido así las dos últimas elecciones presidenciales. Cuando Tibisay Lucena proclamó ganador a Chávez, el 7 de Octubre de 2012, yo estaba en el periódico. Sentí un pequeño frío en las piernas, me levanté y salí a ver la celebración de mis adversarios. Jorge, el compañero de farándula en la revista en la que trabajo, fue enviado a cubrir el calor de la calle. Él, opositor hasta la médula, estaba indignado. Sus ojos se convirtieron en flamas que quemaban todo a su alrededor. Iba pausado, pero inquieto al mismo tiempo. Su lenguaje corporal era de indignación y creció cuando frente a nosotros pasó la primera caravana chavista hacia Alta Vista. -¡MARGINALES! No pudo resistirse. Las palabras estallaron en su garganta en un grito de envidia, por ser ellos los que celebraban, y de dolor por el país. Un día después anunció que se iría del país. En febrero cumplió con su palabra. Siempre tuve claro que ese sería el resultado. Capriles no era (ni es) santo de mi devoción y su campaña, si bien hizo temblar la maquinaria chavista, no había logrado golpear las bases de un pueblo agradecido por educación, dinero, comida y salud. (Y son comentarios como estos los que me ganan el título de chavista...) Con esta votación, mi análisis era diferente, pero el resultado igual. Chávez, el magnánimo, el héroe de los pobres, socialistas e izquierdistas, se fue a Cuba sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida y que los 14 años de revolución debían continuar. Aún no comprendo por qué, pero Maduro se ganó ese gran regalo. Un “toma hijo, he aquí lo que he construido a punta de trabajo duro”. Fue el heredero de una gran fortuna con la misión de no despilfarrarla. En pocos días demostró que el cargo le quedaba grande.
Siempre creí que Nicolás no tenía ni que asomar el rostro en la campaña. La figura de Chávez le era suficiente para ir a calentar la silla presidencial. Él decidió hablar y esa fue su perdición. Cada vez que lo veía en un estado diferente (y no, Margarita no es un estado), iba en picada. El bailecito de Nicolás, el cuento del pajarito, la silbadera, las constantes equivocaciones... Día a día, Nicolás fue perdiendo la simpatía de los seguidores de Chávez. Fue víctima de intentar imitar a su antecesor con discursos larguísimos que requieren una mochila de cuentos y conocimientos que él no tiene (o no los demuestra). Perdió, además, por confrontar cada palabra de Capriles, cuando el gran Chávez era tan inteligente que respondía a la oposición días después, cuando se acordaba, cuando le daba la gana, si es que le daba la gana. Comprobé mi análisis con Armando, mi cuñado. Él, mega chavista desde siempre, iba a las concentraciones del Comandante feliz. Regresaba a casa agotado, pero con una emoción desbordante. -¿Qué te parece Maduro? - le pregunté. -La verdad no me gusta... pero hay que votar por él. Por Capriles, ni loco. He allí la gran verdad. Nicolás perdía popularidad, no así el voto chavista, aunque algunos de ellos se lo pensarían más, tal como ocurrió. Ahora leo en twitter amigos oficialistas que tildan de traidores a quienes no votaron, o a esas 700 mil personas que sumaron votos a Capriles y que seguramente vengan de la tolda roja.
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Yo no creo en fraude electoral. Las máquinas han sido auditadas y el sistema de votación avalado por organismos internacionales. Sí, Tiby es una cosa seria y sale en cadenas con el brazalete del 4 de febrero, pero no, no creo que los números se amañen. La mayoría de mis amigos opositores, parten de que “El Flaco” no cantó fraude antes y ahora sí y que debe tener pruebas. A mí el conteo de votos me tiene sin cuidado. Me importa muy poco porque Capriles no debe ser presidente. No en este momento. Le entregarían un país con todos los poderes públicos en contra y en un debacle económico que se nota en los anaqueles vacíos. Sería el Presidente en un país sin producción, sin dinero, quebrado y con ese reto, llegarán medidas económicas fuertes. Será el momento para que los rojos griten PAQUETAZO. Saldrían a la calle, la violencia arrasaría y Henrique tendría que dejar la presidencia por la puerta trasera. El chavismo ascendería nuevamente ante las alabanzas del pueblo y cualquier decisión que tome será entendida porque “el opositor nos dejó en ruinas”.
¡Qué bien que proclamen a Nicolás presidente! Este país me ha demostrado que las calles se encienden temporalmente, que los estudiantes salen a la calle a pintarse la cara de blanco sin mayor trascendencia. Veo violencia, pero no un estallido social. Veo que se resignarán, regresarán a sus casas y se quejarán desde Twitter. Prefiero que el país le explote al nuevo presidente en las manos para acabar con estos 14 años de gobierno. Aunque claro, hay que considerar otra variable: la volubilidad del discurso del primer mandatario. Ahora, lo que viene no será sencillo. Como dicen por allí: hay que ponerse las alpargatas, que lo que viene es joropo. Se acercan tiempo difíciles, aún más difíciles, pero como dije en estos días, es la tesis de un posgrado en venezolanismo que nos mantiene en vilo, nos hace acabar con las uñas y atragantarnos de café. Aunque las ojeras enmarquen el rostro, cuando se escuche el APROBADO la felicidad inundará el cuerpo, la sonrisa iluminará y llegará el momento de dormir. Venezuela todavía aguanta un poquito. Nosotros también.
Imagen: efectonaim.ntn24.com
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10 El fin del armisticio: un retorno a “la última frontera de la Guerra Fría” Marcela Han Acero Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Las declaraciones de Corea del Norte, del pasado 11 de marzo, han hecho que el mundo vuelva su mirada hacia el conflicto en el noreste asiático. Tras las “repetidas provocaciones” de Corea del Sur junto a EE.UU, el régimen norcoreano ha calificado de nulo el Armisticio de Panmunjong que puso un relativo “fin” a la Guerra en 1953. El posible retorno de un conflicto bélico en la región y el importante impacto que tendría a nivel internacional, han hecho que se disparen las alarmas. Para el Secretario General de Naciones Unidas, el coreano Ban Ki-moon, “la crisis ha llegado demasiado lejos”. Si bien las amenazas de Corea del Norte, un país empecinado en el rearme nuclear y en el desarrollo de armas biológicas, no deben ser tomadas a la ligera, es necesario salir de los análisis presentistas y comprender en perspectiva histórica el conflicto que todavía se enmarca en “la última frontera de la Guerra Fría”. Con el fin de la Guerra Fría en 1991, desaparecieron los dos grandes bloques ideológicos que contenían el conflicto. Al tiempo que se disipaba el vigor comunista, la legitimidad del régimen se debilitó considerablemente. Para entender la posición que hoy ha asumido Corea del Norte ante el mundo, es necesario remontarnos a las raíces que nutrieron el conflicto. El antiguo reino de Joseon (nombre oficial de Corea hasta la invasión japonesa) fue ocupado y anexado a Japón en 1910. Este período fue precedido por la ocupación de EE.UU y la URSS tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de Japón en 1945. La irrupción de las dos superpotencias divide a la península en dos países de ideologías antagónicas, tomando como referencia el paralelo 38º. Al norte, surge la República Democrática
Popular de Corea, una dictadura comunista dirigida por Kim Il Sung y fundamentada en el “apoyo” soviético. De la ocupación del bloque occidental al sur del paralelo, surge la “República de Corea”. La iniciativa norcoreana de reunificar Corea por la vía militar, lleva al estallido de una sangrienta guerra civil el 25 de junio de 1950. Los sucesivos avances y retiradas de ambas partes, durante los tres años del conflicto, desangraron desmesuradamente a la población coreana. Tras la firma del Armisticio de Panmunjong, el 27 de julio de 1953, se cierra la frontera demarcada por el paralelo 38º con la creación de la Zona Desmilitarizada. El fin aparente de la Guerra ha sido objeto de diversas opiniones. La palabra ‘armisticio’ resuena cada vez que se hace referencia al conflicto en la península y la relación entre las dos Coreas pone en evidencia la ambigüedad del término. Por un lado, aunque un armisticio no es un tratado oficial de paz, es un acuerdo que firman dos o más países a fin de establecer las condiciones para lograr el cese definitivo de la actividad bélica. Frente a las publicaciones del presente año del diario oficial norcoreano Rodong Sinmun, que invalidan el alto al fuego, los portavoces del gobierno surcoreano arguyen que los términos no pueden ser unilateralmente invalidados. De esta manera, Seúl mantiene su posición frente al acuerdo. Por otro lado, a través del armisticio la retórica belicista del régimen norcoreano ha legitimado ataques en contra de su vecino del Sur, como el bombardeo de la isla surcoreana de YeongPyeong en noviembre del 2010. Esta no es la primera vez que el régimen estalinista invalida el acuerdo entre los dos países. En 2003 y 2009, debido a los movimientos militares de EE.UU y a la unión de Corea del Sur al plan de antiproliferación estadounidense, el antiguo líder norcoreano Kim Jong-il, rompió dicho acuerdo. Y, con el nuevo líder, su hijo Kim Jong-un, el 11 de marzo se volvió a romper el armisticio, lo cual obliga a preguntarse sobre el rol de este instrumento en la retórica del conflicto.
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Kim Jong-un en la frontera con Corea del Sur. Imagen: noticiashoy.cc
Como respuesta a las recientes instigaciones, la Federación Rusa exhorta a Pyongyang a “garantizar” el pleno cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”. Así mismo, si bien en su momento la República Popular de China respaldó al régimen, hoy ha optado por el silencio que “atestigua tanto su creciente frustración con Corea del Norte como el reconocimiento de que su apoyo reflexivo a Pyongyang puede tensar sus relaciones con Washington”.
Transcurridos sesenta años, Corea del Norte es hoy la última frontera que queda de la Guerra Fría. El mundo ha cambiado irreversiblemente desde que fue pactado el “cese” de hostilidades y la hegemonía ideológica imperante entonces, hoy puede resultar un tanto obsoleta. El creciente retiro de apoyo al régimen no tiene concordancia con el incremento de las amenazas bélicas del actual líder norcoreano. Para algunos, el comunicado en el que se aconseja a los extranjeros evacuar Seúl y las recientes amenazas en las que estipula que no dará previo aviso antes de atacar Corea del Sur, son presagios de una Tercera Guerra Mundial. Para otros, medidas desesperadas en tiempos desesperados.
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RETROVISOR
El Gobierno esmeraldero Brenda Ardila y Julián Quiroga Estudiantes de Ciencia Política. Universidad de los Andes
La Guerra verde de la que tanto oímos hablar tras la muerte de Víctor Carranza tiene, como las muchas formas de violencia en Colombia, orígenes más antiguos de los que aparenta. Desde hace siglos, la explotación de la esmeralda ha estado de la mano con prácticas violentas. Sin embargo, fue hasta la segunda mitad del siglo XX que distintas decisiones gubernamentales generaron incentivos para que surgiera un grupo de personas conocido como ‘guaqueros’. Éstos no eran más que aventureros en busca de esmeraldas dentro de minas descuidadas o abandonadas por el gobierno. Tras adquirir cierto capital, los ‘guaqueros’ se convirtieron en lo que hoy conocemos como esmeralderos y anotaron a la cuenta los primeros mil muertos por el dominio de las minas. Misael Pastrana trató de poner orden a esta situación por medio de licitaciones, pero curiosamente estas se las ganaron las empresas de los ya polémicos empresarios. Las disputas no cesaron y la influencia del narcotráfico, el lavado de activos y la valorización del precio de la esmeralda en el mercado internacional, convirtieron a los aventureros en zares de las esmeraldas (Semana, 1992). Ya con grandes cantidades de dinero involucradas, las disputas se volvieron mucho más sangrientas. Según la base de datos del trabajo “Enterrar y Callar” de María Victoria Uribe y Teófilo Vásquez (1995), la última Guerra Verde iniciada en los años 80, entre los grupos esmeralderos de Borbur y Cozcuez, dejó cerca de 3500 muertos. Dentro del Cozcuez estaban su dirigente Luis Murcia, alias “El Pequinés”, Carlos Murcia, alias “Garbanzo”, entre otros dirigentes y empresarios boyacenses aliados con el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”. En el grupo de Borbur se encontraba el hasta hace poco zar de las esmeraldas Víctor Carranza, quien fuera el reemplazo de Gilberto Molina, asesinado por “El Mexicano”. Carranza se convirtió en la figura más importante de los esmeralderos debido a su gran influencia política, a la que se sumaba el apoyo del Ejército y las autodefensas de Puerto Boyacá. Los habitantes calificaron a esta guerra como una guerra entre familias, que en realidad eran redes criminales que controlaban las minas de extracción de la piedra preciosa en el occidente de Boyacá. (Uribe y Vásquez, 1995: 43-45).
Tras algunos acercamientos entre Carranza y Murcia, por medio de radioteléfono, se acordó una reunión en La Culebrera. Luego de algunas fiestas y borracheras entre los líderes, además de reuniones mediadas por la Iglesia, se logró firmar el acuerdo que pondría fin a la guerra el 16 de junio de 1990. Sin embargo, desde entonces distintos acontecimientos han puesto en tela de juicio la vigencia del acuerdo, acontecimientos que han amenazado con lo que sería la ruptura del pacto. (Díaz, 2010). Por ejemplo, a mediados de 2002, por medio de la Ley 756 del mismo año se modificó la Ley 141 de 1994, referente al derecho del Estado a recibir regalías. En el artículo 17 de la Ley de 2002, se estipuló que las regalías derivadas de la extracción de esmeraldas y demás piedras preciosas corresponderían a tan solo el 1.5% del material explotado puesto en borde de mina. De nuevo, un perverso incentivo para los grupos dominantes en las minas, entre ellos, el de Carranza. En la segunda mitad de 2002 hubo asesinatos selectivos que acontecieron en el occidente boyacense, como fue el caso del asesinato en Borbur del comerciante Jorge Elí Alvarado y el del expistolero alias “Porremico” en Mapirí. Algunos habitantes de la zona habrían calificado estos y otros hechos de violencia como consecuencias de la guerra y la no inclusión de un proceso de desarme en los municipios esmeralderos dentro del acuerdo. Autoridades locales afirmaban que cada vez que había una escalada en la cifra de muertes en la zona esmeraldera éstas se debían a crímenes pasionales o la existencia de trasteo de muertos. También, hacia el 2012 se volvieron a prender las alarmas con el asesinato de Jesús Hernando Sánchez y Mercedes Chaparro. Se convocó a cumbre de urgencia y se volvió a reafirmar el pacto intentando, de nuevo, mantener la calma. En la cobertura de los medios que se ha hecho sobre la muerte de Víctor Carranza, se le ha dado cabida a declaraciones de la Iglesia, los políticos y los empresarios que buscan dar un parte de tranquilidad sobre una posible lucha por el control de las minas. Los más osados afirman que la paz ha imperado desde que se firmó el pacto en 1990, cuando la evidencia muestra que la violencia sigue estando presente en el occidente de Boyacá. Aunque es cierto que
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a Carranza no lo asesinaron, como se intentó hacer muchas veces, el argumento en defensa de dichos sectores hacia el acuerdo ha sido el mismo cada vez que muere un “polémico empresario esmeraldero”. La defensa del pacto y su vigencia termina olvidando y obviando que, al ser una práctica dominada por las mafias y el control armado de las minas, la muerte de un líder o patrón necesariamente genera nuevos incentivos para adquirir, por cualquier vía, los bienes que este ha dejado. Las líneas de sucesión están dominadas por quién se encuentra mejor armado y no por la lógica del mercado legal. La defensa del sector parece intentar enmascarar una actividad que sigue estando dominada por la mafia y, que a su vez, es poseedora de un acuerdo que ha demostrado ser, más que todo, el mejor aliado de los intereses ilegales de la región. Entonces, el reto para el futuro de la esmeralda, más que quién va a reemplazar a Carranza, está en que el gobierno logre involucrarse en el occidente de Boyacá. De poco sirve el surgimiento de un nuevo líder que, como Carranza, mantenga el pacto en firme pues, como hemos visto, el sector sigue dominado por lógicas mafiosas. Si cada vez que ocurren hechos violentos que involucran esmeralderos, los sectores involucrados llaman a respetar los acuerdos y a tomar nuevas medidas superficiales (como pedir mayor presencia de fuerza pública), deberían ser ellos mismos quienes le pidan al gobierno que intervenga para evitar el estallido de una nueva guerra verde. Una intervención estatal permitiría la eliminación gradual de las actividades ilegales que giran en torno a la esmeralda.
Sin embargo, desde otra perspectiva, no todo ha sido penuria en cuanto a esta piedra preciosa. Para algunos, la falta de control y regulación estatal en el sector de las esmeraldas, y la poca eficiencia en la extracción debido al control patronal de las minas, han sido provechosas para el país en términos ambientales (Hoyos, 2013). Esto se debe a que no estamos hablando de gran minería, ni al uso de químicos tóxicos como el mercurio en la extracción, mucho menos de un recurso incluido en la “locomotora minera” (justamente, por las regalías irrisorias). No existen los grandes líos de licencias ambientales que encontramos en las minas a cielo abierto donde, por ejemplo, se extrae oro y carbón. Y si bien existe posibilidad de extraer la esmeralda mediante este método, la extracción por medio de túneles ha sido predominante. Parece que un macabro y corrupto trade-off del destino, ha permitido que cerca de 8000 muertos en toda la Guerra Verde según Helen Bloomberg (2008) y decenas de masacres fueran el precio a pagar por la conservación de los recursos naturales de Boyacá.
Imagen: derechos.org
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CRÓNICA
14 El golpe de los siete colores María Camila Pérez Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Desde la esquina donde está el Museo de la Casa de Llorente, observaba una Plaza de Bolívar invadida de gente, gente que estaba partida en dos por la estatua del Libertador. La primera mitad, aquella que estaba más cercana al Capitolio Nacional, vestía de blanco, azul y rojo. Niños, adultos, ancianos, judíos, testigos de Jehová y hasta un reducido grupo de Skin Heads, integraban este grupo. La mayoría portaba una banderita de papel blanco, que tenía impresa la consigna 1H + 1M. Estos colores combinaban a la perfección con el cielo de ese 16 de abril a medio día: era gris, pero contenía una luz solar que calentaba la tierra con fuerza. Todos gritaban y cantaban al unísono: ¡No callaré, No callaré, el matrimonio es entre el hombre y la mujer!, ¡No callaré, No callaré, el matrimonio es entre el hombre y la mujer! Por el contrario, la otra mitad, la que estaba más alejada del Capitolio, estallaba en los colores del arcoíris. Eran un poco más de la mitad de quienes vestían de blanco, pero se escuchaban el triple y saltaban el triple. Aunque todos estaban vestidos de formas diferentes, la mayoría tenía la bandera arcoíris puesta o pintada en algún lugar. Desde nuestra esquina, mi amigo y yo divisamos una bandera gigante con los siete colores: de sus bordes la agarraban y sacudían un grupo de aproximadamente 20 jóvenes. Hacía calor y se veía mucha piel. El cántico que más gritaban era: ¡LOS MISMOS IMPUESTOS, LOS MISMOS DERECHOS!, ¡LOS MISMOS IMPUESTOS, LOS MISMOS DERECHOS! Hasta que uno de esos clásicos musicales empezó a sonar desde un pequeño parlante llevado por unos mariachis: (…) al partir, un beso y una flor, un te quiero, una caricia y un adiós es ligero equipaje para tan largo viaje, las penas pesan en el corazón (…) La marcha por el matrimonio igualitario en Colombia fue convocada por estudiantes de la Universidad de Los Andes, el pasado 17 de abril. La idea era reunirse a las 11 AM en la Torre Colpatria para que todos aquellos que quisieran unirse a la manifestación salieran de un mismo punto. Al igual que algunos asistentes, mi amigo y yo nos enteramos de la marcha por Facebook y decidimos ir y aventurarnos. Después de almorzar, salimos de la universidad a las 12 PM y nos dirigimos hacia la Plaza de Bolívar por el eje ambiental. Como de costumbre, el eje estaba abarrotado de gente, pero nadie parecía involucrado en la manifestación, así que, cuando llegamos caminando a la Séptima, decidimos preguntarle a un celador si la marcha ya había pasado. “No mijo, por acá no ha pasado nada…. Ni siquiera sabía que otra vez iban a marchar, pero bueno, gracias por la información”, le respondió el vigilante a mi amigo.
Seguimos caminando por la carrera. Hacía muchísimo calor y la maleta me pesaba, empecé a pensar que no se había podido convocar la gente suficiente para marchar. Pero unos minutos pasaron y los sonidos de redoblantes, pitos y gritos empezaron a ahogar el sonido cotidiano en la Séptima. Estaba maravillada, era mi primera marcha. En la delantera había fotógrafos y un camarógrafo registrándolo todo: las futuras generaciones deben saber todo el esfuerzo que implicó, todo lo que lucharon por sus derechos. Toda la atención de las personas que mirábamos la marcha estaba centrada en la pareja que lideraba la manifestación. Ella lucía hermosa con sus tacones altos, con su pelo rubio que se movía con el ritmo de los gritos y corazones que la rodeaban. La blusa blanca y ajustada que cubría su tronco, iba bien con su cinturón negro y unos pantalones cortos con puntos negros. Unas medias veladas oscuras cubrían sus piernas y el improvisado velo, que iba desde su cabeza hasta sus talones, concluían esta escena maravillosa. Él por su parte no podía contener su alegría: era un pingüino gigante, un pingüino con un sombrero de copa, bastón y mocasines de charol. Parecía un clásico cachaco, caminando por el centro de Bogotá, feliz, con su nueva esposa y con miles de amigos que celebraban su idilio de amor: por un momento el tiempo se devolvía. El cielo nublado contrastaba con los trozos de papeles de colores que caían desde los edificios: miré hacia arriba y los pequeños trozos cortaban la luz que venía de un sol oculto. Este cuerpo gigante de personas, que en su gran mayoría eran estudiantes, gritaba: ¡LOS MISMOS IMPUESTOS, LOS MISMOS DERECHOS! ¡LOS MISMOS IMPUESTOS, LOS MISMOS DERECHOS! Sin darme cuenta, mi amigo y yo ya estábamos dentro de la marcha, también hacíamos parte de ella. No estaba muy segura de que él se sintiera cómodo allí dentro, hasta el momento que me miró y dijo emocionado: ¡QUÉ CHIMBA! Corrí unos cuantos metros para hacerme en la delantera de la marcha y sacar algunas buenas fotos… y me di cuenta. Ella, por lo menos físicamente, no era una Ella, era un Él, y él, también era un Él. Ahora, sentada escribiendo mi historia, me siento una ingenua. Si bien estoy completamente de acuerdo con el matrimonio igualitario, soy víctima de lo que en los estudios de género se conoce como la heteronormatividad. En pocas palabras, esto significa que las instituciones hetero son dominantes sobre aquellas pertenecientes a las minorías sexuales o, en otras palabras, a la cultura “Queer”. Estaba presente en una marcha de la comunidad LGTBI y, sin embargo, yo vi a su mayor símbolo como una pareja heterosexual: aunque legalicen el matrimonio igualitario, todavía queda mucho por cambiar.
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15 Empecé a observar a mi alrededor y me asombré por la cantidad de gente conocida que estaba viendo. Muchas de ellas veían clase conmigo y se sorprendieron por verme ahí. Sabía que gran parte eran homosexuales o bisexuales, pero lo que más me sorprendió fue la cantidad de gente heterosexual que gritaba con el mismo ímpetu que el resto. La aprobación del matrimonio igualitario no iba a cambiar nada en sus vidas, pero aun así, marchaban porque estaban de acuerdo, “porque es cuestión de dignidad”, me dijo una pareja heterosexual cuando les pregunte la razón por la que estaban ahí. Me sentí arrepentida, pues mi amigo y yo habíamos tenido la idea de cogernos las manos para dejar claro que nosotros, aunque marchábamos, éramos heterosexuales. Qué boba, ¿acaso eso nos hacía más dignos? Obviamente las“colombianadas”no faltaron. Cómo es característico de quién ha crecido en este país, los vendedores ambulantes aprovecharon para sacarle algún jugo a la manifestación. A la venta estaba el combo para la marcha: minutos para convocar más gente, “pintucaritas” para llenarnos de color e inclusive pitos y cornetas para aumentar algunos decibeles. Los animales también tuvieron su cuarto de hora. Conté tres perros que salieron a marchar junto a sus dueños. Todos eran de razas que, a primera vista, se ven rudas, agresivas, muy masculinas: un Bull Terrier, un Bulldog francés y un Pit Bull. Y aunque los tres perros se veían toscos, los tres llevaban puestas pañoletas o collares rosados. Al fin y al cabo, las mascotas se parecen a su dueño. Mi amigo y yo seguimos marchando hasta que ya sólo nos faltaba una cuadra para llegar a la Plaza de Bolívar. La gente nos miraba a veces con resentimiento, otras con curiosidad, pero sobre todo, con admiración. Sin embargo, debo admitir que sólo alcé mi voz junto a las demás voces cuando un grupo de mariachis se unió a la marcha tocando: “¡Sí nos dejan, nos vamos a querer toda la vida (…) Sí nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo, yo creo que podemos ver el nuevo amanecer de un nuevo día!”. Y fue en ese momento en el cual me sentí parte de algo mucho más grande que una crónica o una simple curiosidad. Por primera vez, yo, estudiante de ciencia política, que se supone que debe
ser catalizadora de cambio, estaba luchando junto a una multitud pacífica por un nuevo marco legal que le permitiera a muchos, por fin, salir y vivir dignamente fuera del clóset. Finalmente, llegamos a la Plaza de Bolívar, al lugar donde yacen aquellas instituciones que, como ciudadanos, nos protegen. Las dos fuerzas, la blanca y la multicolor, por fin convergieron en torno a la estatua del libertador. Perplejos, y un poco molestos, mi amigo y yo observamos cómo representantes de ambos bandos subían a la estatua elevando, por un lado, la bandera arco iris, y por el otro, una bandera blanca que tenía impreso el 1H + 1M. Ambos escaladores eran jóvenes y miraban orgullosos a quienes tenían los pies en la tierra, se sentían como héroes. Había una fila de policías con cascos y escudos como muralla divisora entre ambas partes. Era curioso el hecho de que miraban de frente a quienes marchábamos con la comunidad LGTBI, dándole la espalda a quienes no apoyaban el matrimonio igualitario, como protegiéndolos. Pero, ¿protegiéndolos de qué? Mientras tanto, adentro, en el Capitolio Nacional, la emoción no era mucho menor. Ese mismo día se estaba debatiendo en la plenaria del Senado el proyecto propuesto por el Senador Armando Benedetti. Por primera vez en la historia de Colombia, este proyecto de ley, el del matrimonio igualitario, había superado el primer debate en la comisión primera del Senado. Según la revista Semana, de ser aprobado en los tres debates restantes, la definición de “matrimonio”, establecida en la Constitución, sería entendida como “un contrato solemne por el cual dos personas de distinto o del mismo sexo hacen una comunidad de vida permanente y singular, con el fin de convivir, procrear o auxiliarse mutuamente”. Al finalizar el día, me enteré por los medios de comunicación que el debate había sido aplazado para el 23 de abril, porque, según el Senador de la “U”, Juan Restrepo, la “señal de televisión no estaba disponible” [1]. Afortunadamente, noticias de la marcha y varias fotos sí lograron llegar a los portales de diferentes medios de comunicación y estaciones de radio. Por lo menos, la señal llegó a mí y a varios conocidos que, esa misma noche, llenaron mi página de inicio de Facebook con publicaciones que defendían el matrimonio igualitario. Tuve conversaciones con mis papás y mis tíos que, aunque estaban de acuerdo con la medida, tenían razón en creer que no se iba a aprobar. Y aunque tenían razón y no pasó nada en el Congreso, mucho pasó fuera de él. Los siete colores han dado un golpe fuerte, un primer paso, y tal como dijo la activista de los derechos LGTBI, Martha Lucía Cuéllar: “Si ustedes no rompen con el paradigma, el paradigma los va a romper a ustedes, señores Senadores”.
Imagen: eltiempo.com
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COMUNIDAD
Sobre el representante María Adelaida Melo y Natalia Ramos Gaviria Estudiantes de Ciencia Política. Universidad de los Andes
En una charla que tuvimos con Fernando Posada, el actual representante estudiantil, nos contó que, este semestre, no se interesó en hacerse reelegir para un nuevo período. Como se sabe, lleva ocupando este cargo por un año y medio. Esto debido a que el anterior representante se retiró de la Universidad y en una disputa contra el voto en blanco, ganó. Posteriormente, Fernando fue reelegido por los estudiantes tomando ventaja sobre su rival pero, ¿qué hizo durante este tiempo como representante estudiantil? Le apostó a diseñar un modelo de transporte dentro de la Universidad en donde, según él y el estudio que realizó al respecto, el 99% de estudiantes aceptaría tomar un transporte ofrecido por la institución pagado por cada uno de ellos. El proyecto fue acogido por el Consejo Superior de la Universidad para ser estudiado en un plazo de 10 años, mas no fue aprobado para que se realizara. Adicional a lo anterior, Fernando quiso mejorar y crear nuevos canales de comunicación entre estudiantes de todos los semestres y, en la misma medida, con los profesores. Sin embargo, la mayoría de estudiantes aún no saben cómo. Al preguntarle qué opina sobre la percepción negativa del estudiantado en ciertos momentos, con respecto a su proyecto nos comentó que, aunque es normal que esto ocurra durante la carrera, es un tema que se evidencia de manera repetida en Ciencia Política. Para ello, propuso una reforma del pensum de Ciencia Política. Este consistía en disminuir la cantidad de Cursos de Libre Elección (CLE) de siete a cuatro. El pensum fue reformado recientemente y entre otros cambios se decidió que tendrá dos CLEs. Según Fernando, el cambio no se dio con base a su propuesta sino por otros motivos. Lo que interesa preguntar ahora es: ¿Qué tanto sabían los estudiantes de Ciencia Política sobre las propuestas, acciones y dificultades que tuvo el actual representante?
Las respuestas sobre este interrogante son, por lo general, que no se sabe quién ocupa el cargo, qué ha hecho o dejado de hacer el representante, entre otras. Los estudiantes no están interesados y los que lo están, son los únicos que tienen la información con respecto a los proyectos. El tema central aquí, y el cual debería preocupar a los estudiantes, es que evidentemente no hay un canal de comunicación entre éstos y su propio representante estudiantil. Los principales limitantes son: 1) Los estudiantes se muestran apolíticos en las elecciones, hay un alto grado de abstinencia en las votaciones para CEU y, debido a esto, los representantes son elegidos con un bajo porcentaje de votos. 2) El representante electo no tiene una base de datos con la información mínima de los estudiantes que representa y, por ende, no se puede comunicar directamente con ellos, sino que tiene que esperar a que cualquiera de sus anuncios sea reenviado por el coordinador académico de Ciencia Política. No todo es negativo. Uno de los principales avances del actual representante fue tomar la iniciativa para la creación de la ANECPO (Asociación Nacional de Estudiantes de Ciencia Política), cuya principal función es organizar el gremio de los futuros polítologos. Gracias a la convocatoria hecha por Fernando, la asociación (en proceso de oficialización) hoy cuenta con la presencia de estudiantes de diferentes universidades como lo son Andes, Rosario, Javeriana, Tadeo y Externado, entre otras. De esta manera, se espera que sus miembros compartan necesidades, discutan temas de interés y se consoliden como grupo. Esto, con el propósito de que a futuro los estudiantes de Ciencia Política adquieran mayor solidez en materia de intervención y debate público. Por ejemplo, una organización como ésta hubiera sido provechosa a la hora de presentar la opinión de los estudiantes de Cpol frente al proyecto de ley 073 (la ya pasada propuesta, por parte del Congreso, de exigir una tarjeta profesional a cada político colombiano que se encontrara ejerciendo).
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Fernando Posada. Actual representante del departamento de Ciencia Política. Imagen: archivo SinCorbata Ahora bien, independiente del candidato que se elija para los próximos dos semestres, lo que se espera es que se incremente el nivel de interés y participación por parte de los estudiantes, tanto en las votaciones como en el seguimiento de la realización y cumplimiento de cada una de las propuestas. Según el reglamento de la Universidad, el representante debe buscar canalizar los intereses de los estudiantes. Pero si estos no le comunican sus inquietudes, cómo puede ser posible que esta labor se realice con eficiencia. De otra parte, el representante debe, como lo indica la palabra misma, re-pre-sen-tar directamente a los estudiantes ante las otras estancias directivas de la Universidad y promover el bienestar estudiantil de la comunidad que personifica. Esto significa, que está en manos del mismo, interesarse por conocer las necesidades que tenemos los estudiantes y generar mecanismos que mejoren los canales de comunicación y, en esta medida,
posibilitar la creación de proyectos en pro de los estudiantes del Departamento de Ciencia Política. Pero, para ello se hace necesario que se creen nuevos métodos de propuestas y rendición de cuentas, además del correo institucional. También, deben existir campañas electorales más incluyentes, que los candidatos no se limiten a pasar de clase en clase exponiendo el mismo discurso una y otra vez, sino que se den a conocer por completo sus intereses, objetivos y retos frente al Departamento. Sería ideal que todos conociéramos qué tan involucrados están los candidatos a representantes en la universidad y, en la misma medida, que tuviéramos un mayor conocimiento de su perfil. Una vez se tenga una mejora en la campaña, podríamos empezar a pensar en que las votaciones no fueran electrónicas, sino más bien, que existiera un espacio de la universidad destinado a las mismas y, de esta manera, se genere poco a poco una consciencia y responsabilidad a la hora de tomar una decisión y elegir a la persona que se considera más idónea para que nos REPRESENTE.
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18 POLITIKON Usdin L. Martínez, Felipe Moreno y Stefannia Parrado. Estudiantes de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Politikon es una iniciativa colectiva de estudiantes del departamento de Ciencia Política cuyo objetivo principal es crear espacios de discusión y participación que permitan enriquecer la formación académica y profesional de los estudiantes, desarrollar un mayor sentido de pertenencia hacia la disciplina y fomentar el diálogo y la integración con otros departamentos y facultades de la universidad. Se trata de un espacio abierto donde pueden participar todos los estudiantes del departamento y que busca complementar su formación con actividades extracurriculares, que involucran foros de discusión, semilleros de investigación, cineclubes, entre otros. - Muestra de Estudiantes de Ciencia Política: esta iniciativa nació durante el segundo semestre de 2012 debido a la necesidad de crear un espacio donde los estudiantes del departamento pudieran presentar sus investigaciones ante los demás miembros de la comunidad académica dado que, por lo general, durante el pregrado los estudiantes sólo tienen una oportunidad similar en la Feria de Proyectos de Seminario de Investigación. Así pues, era necesario crear un espacio alterno donde ya no fueran sólo los estudiantes de séptimo semestre, sino todos los estudiantes de pregrado y maestría, quienes pudieran presentar sus trabajos y discutirlos con los profesores y con sus compañeros. Con esta idea en mente, la primera actividad realizada por POLITIKON fue la creación de la Muestra de Estudiantes de Ciencia Política como un foro donde se presentan y discuten ponencias, trabajos o investigaciones en cualquiera de las cuatro áreas del programa (Política Colombiana, Política Comparada, Relaciones Internacionales y Teoría Política). Con el apoyo de la coordinación del departamento y del Consejo Estudiantil de la Facultad de Ciencias Sociales, POLITIKON llevó a cabo la primera versión de dicha muestra durante los días 14 y 15 de Noviembre de 2012, donde se presentaron excelentes trabajos de investigación y en cuya discusión participaron diferentes profesores y estudiantes de la facultad. El presente semestre, se realizó la segunda muestra de estudiantes que tuvo lugar el pasado jueves 2 de mayo.
- Semillero de Investigación en Teoría Política: POLITIKON desea trabajar en el fortalecimiento del área de Teoría Política del departamento. En este momento existen diferentes espacios o centros de investigación que permiten a sus profesores y estudiantes profundizar en cada una de las áreas académicas de su preferencia: el Centro de Estudios Internacionales (CEI), el Centro de Estudios Estadounidenses (CEE), el Observatorio para la Democracia, el Programa de Investigación sobre Conflicto Armado y Construcción de Paz (ConPaz) y Congreso Visible (CV). Entre tanto, vemos la necesidad de promover un espacio de investigación que se ocupe de analizar las diferentes tradiciones teóricas del pensamiento político que compenetran el ejercicio de la Ciencia Política y de generar una reflexión acerca de la evolución teórica y metodológica de la disciplina: sus aciertos, limitaciones, retos, problemas, etc. Ahora bien, aunque en la Facultad de Ciencias Sociales existe un grupo de investigación en Teoría Social y Política, nuestro objetivo es crear un espacio que fomente de mejor manera el interés en la teoría o la filosofía política en los estudiantes de pregrado. Por tal razón, hemos impulsado la creación de un Semillero de Investigación en Teoría Política, que no solamente promueva la reflexión en dicha área de la formación académica, sino que además permita vincular a los estudiantes en las investigaciones en Teoría Política que desarrolla el departamento y desde allí contribuir posiblemente en otras áreas o programas de investigación. Específicamente, este semestre hemos dado inicio a las reflexiones del semillero alrededor del tema Hannah Arendt: política y acción. El objetivo en este caso es realizar un acercamiento a las reflexiones de dicha autora con respecto a la política, íntimamente relacionada con conceptos como acción, pluralidad, poder, violencia, moralidad, entre otros. De esta manera, esperamos traer a cuenta dichas reflexiones para repensar el contexto político que nos rodea (a nivel local, nacional e internacional) y para promover un mayor acercamiento entre la investigación empírica y la reflexión teórica o filosófica que pueda mejorar el ejercicio de la Ciencia Política. - Cineclub POLITIKON: a partir del segundo semestre de este año esperamos crear un espacio de proyección de cine que permita trazar diferentes relaciones entre las manifestaciones artísticas o estéticas y el análisis político y, por supuesto, ser también un lugar de esparcimiento para los estudiantes del departamento. Durante el segundo semestre de 2013 esperamos seguir consolidando todos estos espacios. Igualmente, estamos abiertos a cualquier propuesta o iniciativa que provenga de los estudiantes y profesores del departamento. Si deseas participar en POLITIKON, ya sea como parte del equipo de apoyo a la Muestra de Estudiantes, del Cineclub o como participante del Semillero de Investigación; o si tienes alguna idea, sugerencia o crítica que pueda contribuir a esta iniciativa, no dudes en escribirnos al correo politikon.uniandes@ gmail.com
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CULTURAL
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NUEVAS TENDENCIAS DE LA POLÍTICA EN LA CULTURA Viviana Andrea Sarmiento Peña Estudiante de Ciencia Política. Universidad de los Andes
Las manifestaciones culturales se ven influenciadas, en gran medida, por la situación social que vive una nación. De esta manera podría decirse que, en Colombia, recientemente se vive una tendencia de producciones literarias, televisivas y cinematográficas, marcadas por una fuerte representación de la política nacional y los conflictos sociales. Basta con ir a una librería, o haber asistido a las últimas ferias del libro de Bogotá, para observar la tendencia editorial que, en los últimos años, se ve en gran parte de la literatura nacional. El gran tiraje que han tenido las historias sobre narcotraficantes, biografías de ex presidentes, literatura sobre denuncias de excesos y corrupción y, hasta las crónicas de los ex secuestrados, podrían ser considerados como parte de este fenómeno. Muchos de estos textos, algunos de ellos best-sellers, han ayudado a representar la política nacional, ya sea cuestionando a partir de narraciones sobre el conflicto armado, la corrupción y la falta de presencia estatal en los sectores marginales del país, o recalcando sobre posturas e imaginarios sobre ciertos sectores y personajes del mundo político colombiano. Otro espacio en donde se ha desarrollado esta tendencia en los últimos años ha sido la televisión, en la que a partir de novelas y series sobre los temas y personajes más famosos del narcotráfico y el paramilitarismo ha logrado incrementar, de manera rotunda, su éxito con la teleaudiencia. Sin embargo, dicha práctica no ha estado exenta de críticas al considerarse que estas producciones proveen al televidente una apología sobre el delito; crean la ilusión en los televidentes de que se puede alcanzar el poder a través de crímenes atroces. Dado esto, una solución aparente es el planteamiento de nuevas formas y políticas de transmisión en las que las cadenas televisivas sean más responsables con estos productos, eso sí, teniendo en cuenta que el tratamiento que le den a las historias allí narradas puedan llevar a que nuevas generaciones vean en la delincuencia una forma de vida aceptada por la sociedad en general. Además, se debe considerar que estos temas, en lugar de aumentar el morbo y el amarillismo en los colombianos, deberían ayudar a crear conciencia sobre las problemáticas sociales y apoyo a las víctimas en sus procesos de reparación. Esta seriedad, con el fin de más que crear producciones para entretener y ganar rating a partir de la polémica, también debe procurar que se generen espacios para la construcción de una memoria histórica, en donde prevalezcan el rechazo hacia los actos criminales y, sobretodo, teniendo en cuenta que la transmisión de estas se produce en un espacio tan masivo y popular como lo es el de la televisión.
Imagen: sitioco.com Por otra parte, encontramos también el arte de las víctimas, algunas representaciones escénicas orientadas a la danza como “Inxilio”, son muestra de ello. Esta obra, que trata principalmente sobre el desplazamiento, de allí su nombre, se ha presentado en distintas conmemoraciones de fechas especiales para los dolientes, como el pasado 9 de abril en Medellín en donde “Hablaron del perdón, de la no repetición, de la paz y del arte como método de sanación” (El Espectador, 2013). También, se han realizado murales sobre la memoria en Bogotá, como por ejemplo la obra en la calle 26, en donde se rememora la impunidad sobre los crímenes en contra de la Unión Patriótica y el sindicalismo y, a su vez, se trae a la memoria escenas acerca del conflicto armado. Todo lo anterior nos recuerda que, si bien las producciones sobre el conflicto armado y la política en el arte van en aumento, éstas dependen de los espacios en los que son evidenciadas y de quienes las producen. Es decir, se debe configurar un mensaje en el que, por encima del rencor, el odio, la venganza y el espectáculo, pensemos el pasado como una lección para cimentar un futuro en el que quienes padecieron todas las atrocidades del conflicto sean favorecidos, no sólo a través del proteccionismo estatal, sino también a través de toda una sociedad que comprende el mensaje y es capaz de fundirse con las víctimas, sus mismos compatriotas.
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EVENTOS
20 Rolo Fest 2013
Los amantes del “Dance Music” se unirán en una fiesta de 18 horas. Este evento reúne a djs, empresarios, promotores, radio shows, portales, revistas y público en general. Contará con cuatro escenarios simultáneos: dance, break, chill entre otros. Fecha: 18 y 19 de mayoLugar: Casa de Campo (300 metros después del peaje sobre la séptima). Hora: Sábado desde las 12 p.m. hasta las 6 a.m. del 19 del domingo. Más información en rolofest2013@gmail.com
Imagen: 2type.co
Obra de teatro: “Nuestra Señora de las Nubes” Grupo Argott
“Nuestra Señora de las Nubes’ es una puesta en escena dinámica, cómica y, cuentan los organizadores de la obra, “de gran riqueza visual”. Está sustentada por un texto cargado de realidad y poesía, escrito por el dramaturgo argentino-ecuatoriano Arístides Vargas, que narra las vivencias de dos personajes exiliados del país de “Nuestra Señora de las Nubes.” Fecha: 13 de mayo Lugar: Teatro R 101 Calle 70 #11-29 Hora: 6:00 p.m.
Imagen: megamiopris.blogspot.com
Concierto Homenaje al Día de la Madre por la Orquesta Sinfónica de Colombia Fecha: Domingo 26 de mayo Lugar: Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo Hora: 11:00 a.m. Director: Irwin Hoffman (Estados Unidos) Solista: Arnaldo Pizzolante (Venezuela) Programa: Johannes Brahms (1833-1867). Concierto para piano No.2 en SI bemol mayor, Op.83. Sinfonía No.3 en Fa mayor, Op.90 Más información en: www.sinfonica.com.co
Imagen: actualidadartistica.blogspot.com
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Imagen: brokendoll.com
Imagen: elmercurio.com.ec
Sugar Man: “la voz que estremeció a un país” Serching for Sugar Man, documental dirigido por el sueco Malik Bendjelloul, cuenta la historia de Sixto Rodríguez, un compositor y cantante de origen mexicano en las calles de Detroit. Sixto jamás detentó éxito alguno en los Estados Unidos. A pesar de ello, y sin saberlo, este sí consiguió forjar un sentido de identidad entre los jóvenes sudafricanos que buscaban liberarse del Apartheid. La producción de Bendjelloul, entre otros premios, a la fecha ya ostenta un Premio Oscar y un BAFTA a mejor documental.
BEATLEMANIACOS!!! Colombia Canta a The Beatles El viernes 10 de mayo, se realizará uno de los grandes Tributos a los Beatles, en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, a las 8 de la noche. En este tributo se unirán 12 artistas nacionales con el propósito de recaudar fondos para la Corporación Síndrome de Down. Entre los artistas que participarán en es este evento se encuentran, Esteman, Miranda Compañía Limitada y Classicstone Tribute Band, mencionada como mejor banda tributo a The Beatles Latinoamérica en 2012. Las entradas ya están disponibles en los puntos tu Boleta. Precios y categorías: Let it be: 33,000 Revolution55,000 Day Tripper: 75,000 Come Together: 85,000
Andrés Calamaro, regresa a Colombia El “Salmón”, como muchos de sus fans lo conocen, regresa a Colombia para deleitarnos con su música. El evento se llevará a cabo en 3 ciudades distintas, en Medellín el 6 de Junio en el Coliseo UPB, en Bogotá el 8 de Junio en el Parque Salitre Mágico y en Cali el 13 de Junio en la Plaza de toros. Las entradas ya se encuentran a la venta en todos los puntos de Tu Boleta.
Imagen: es.jango.com
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