Número 8 "Racismo"

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Editorial . En este nuevo abordaje, ya propiamente temático, nos dimos a la tarea de escudriñar un tema sumamente polémico, ya que tiene una enorme multiplicidad de aristas por las cuales puede ser interpretado, tratado, analizado e, incluso, ejercido. Sí, el racismo es un tema que genera todo tipo de posturas y críticas; sin embargo, vive con nosotros, en nuestra apreciación del mundo, en nuestro vocabulario, en nuestro trato hacia las personas. Solemos vincular los usos y costumbres, los modos, las prácticas, los defectos y las virtudes de las personas en relación con su raza, con sus rasgos físicos. Juzgamos sin interactuar, señalamos sin conocer el sentir de esos “otros” a los que vemos “diferentes” cuando somos parte del mismo conglomerado, ya que también somos juzgados jugando el papel de “otro”, de “diferente”. Es así que esperamos que con la lectura de nuestro fanzine compartan su sentir, su opinión en torno a los textos que aquí les presentamos. Esperamos contar con sus comentarios y con sus futuras aportaciones. Recuerden que este es un espacio abierto a cualquier manifestación escrita. Pues sin más, bienvenidos a otro profundo buceo por nuestras apreciaciones acerca de un mal humano, que más allá de servir únicamente como criterio categorización, ha sido utilizado para denigrar y deshumanizar en el amplio sentido de la palabra. Y recordemos que la reflexión debe también tener un impacto en nuestra conducta…AdrOM. Los Buzos Diamantistas

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/Alejandra López Silva 4 /Viviana Vizcaya 11

Marcos Alonso Cabello 20 /Adriana Toledano 30

/Ricardo Pérez 43 /Adrián Silva 46

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_Reflexión _Alejandra López Silva draezva42@gmail.com Cuando me comunica el editor que el tema para el siguiente número de la revista es sobre el racismo, le contesto que está bien, de acuerdo; así que me di a la tarea de investigar un poco acerca del origen de esta polivalente palabra y que tiene tras de sí un polvorín. Antes que nada, indagué en el maravilloso diccionario de la Real Academia, y nos marca lo siguiente: RACISMO: sentimiento de desprecio o rechazo hacia los individuos de razas diferentes a la propia; doctrina que sostiene la superioridad de la propia raza sobre los demás. Hurgando, los medios tecnológicos arrojan esto:

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Al alemán Magnus Hirschfeld se le atribuye la invención de este vocablo, mismo que utilizó para titular su libro "Racism", en donde trata una respuesta bastante controversial a algunas de las principales ideologías y teorías raciales del siglo XIX y XX. "Todos los seres humanos son parte de la misma especie, y que pueden mezclarse entre ellas, que son posibles las transfusiones de sangre entre razas, que no existe ninguna raza pura, y que las razas son idénticas en la vasta mayoría de las características físicas". También afirmaba que el racismo es provocado por el miedo, la baja autoestima y por otras patologías sociales y sicológicas. Bien por Magnus. Algo más que encontré en otra definición: RACISMO: palabra compuesta etimológicamente de la raíz RAZA y el sufijo latino ISMO: doctrina o partido. Presenta dos acepciones:

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1) Actualmente se designa como racismo positivo o racialismo, para diferenciarla de cualquier concepto negativo; se refiere al reconocimiento de la existencia de razas diferentes dentro de la especie del Homo Sapiens, es decir, el reconocimiento de la existencia de características

y

habilidades

distintivas

determinadas biológicamente,

así como

que el

son

propio

reconocimiento de un individuo dentro de un grupo racial humano. 2) Sentimiento de odio, desprecio, aversión en contra de otros grupos étnicos o raciales distintos del propio [...] Trato indigno que un grupo racial considerado como inferior, recibe de otro autoconcebido como superior (supremacismo) lo que motiva en ocasiones a la persecución, esclavización o exterminio de uno o más grupos raciales. Definiciones aparte, es bien sabido que a través de la historia, decenas de grupos han perseguido y asesinado a quienes, a su parecer, son diferentes o inferiores por el color de su piel. Como ejemplo de ello podemos mencionar a: Los Buzos Diamantistas

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NAZIS, NEONAZIS: grupo de ideología racista política surgida en los años 20 del siglo XX por su mentor Adolf Hitler; la creencia de sus miembros es que sólo existe una raza soberana: la raza pura ariana (aria); discriminan principalmente a los comunistas, judíos, indios, negros y homosexuales. Después de la Segunda Guerra Mundial, el grupo siguió actuando (neo, nuevo) en forma clandestina en Alemania. Actualmente se ha extendido en todo el mundo y los grupos se componen, en su mayoría, de jóvenes ociosos quienes echan la culpa a los negros, árabes, etc. por la causa de su desempleo, argumentando que son éstos quienes les roban sus oportunidades de trabajo. Viven en la cultura de la violencia. APARTHEID: iniciado en 1948, fue un régimen de segregación racial implantado en Sudáfrica. Apartheid significa en afrikaner segregación. Este régimen racista impedía principalmente el mestizaje de la población, prohibía matrimonios mixtos, es decir, personas "blancas" con las consideradas "no blancas", actos "inmorales" Los Buzos Diamantistas

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como las relaciones sexuales entre gente de distinto color. ANTISEMITAS: hostilidad hacia los judíos en una combinación de prejuicios religiosos, racial, cultural y étnico, también conocido como judeofobia. Durante el Holocausto se persiguió y asesinó a millones de personas, principalmente judíos, entre 1933 y 1945. En su libro "Mi lucha", Hitler pide la eliminación de los judíos en toda Alemania. KU KLUX KLAN: creado en 1865 por 6 importantes veteranos descontentos con el final de la Guerra Civil, se origina en Pulaski, Tennessee. En un principio era un grupo inocuo, dedicado a las parrandas y bromas, pero es en 1867 cuando el Klan comienza a volverse más violento participando en actos de intimidación contra los negros, maestros y defensores civiles, incluyendo en sus acciones palizas, linchamientos y asesinatos. En 1873, en Louisiana, en las celebraciones de Pascua, sucede la masacre de Colfax, ciudadanos negros se enfrentan a fanáticos del Klan resultando asesinados más de 200 personas de color. Los Buzos Diamantistas

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Podríamos seguir hablando de otros tantos grupos racistas,

encontrar

una

interminable

cantidad

de

información acerca del tema, y al final todo converge a un punto: la estupidez humana. Sí, es estúpido e inverosímil que existan mentalidades tan retrógradas, ¿para qué sirven los grandes y rimbombantes avances en tantas áreas si nada más miramos un poco hacia atrás y nos damos cuenta que, en mucho, algunas ideologías no han cambiado? Los linchamientos de la raza negra, los eurofóbicos

quienes

atacan

a

europeos

y

sus

eurodescendientes, el odio racial entre judíos y árabes, los menonitas que también han sido perseguidos a pesar de ser un grupo pacifista, etc. ¿A dónde nos llevan todos estos odios raciales? a la autodestrucción, al derramamiento de sangre en vano, a las venganzas heredadas, a una historia sangrienta sin fin. Inconcebible que exista gente matando gente con el inútil pretexto de la diferencia en el color de piel, religión, credos, preferencias. Si pudiéramos arrancarnos la piel, igual que se quita una funda a la almohada, ¿cómo nos veríamos? Idénticos en un montón de Los Buzos Diamantistas

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sanguinolientos, y debajo de éstos, un esqueleto, un armazón estructurado en la misma forma para todos. Cuando la tierra nos reciba, no mirará el color, étnia, raza, religión preferencia o ideología; al fuego que nos consuma le valdrá un comino si somos blancos, negros o amarillos, para ella, para él seremos los mismos, seremos equivalentes; la materia muerta homogénea será. RACISMO, una palabra que debería erradicarse del vocabulario y del corazón del hombre. La piel es sólo un forro; nadie tiene la culpa por el color que le asignó.

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_Viviana Vizcaya ssstrongirl@gmail.com Si es que existe alguien que aún considere que el ser racista significa

la

denigración

hacia

las

personas,

erróneamente para mi gusto llamadas "de color", quiero aclarar que desafortunadamente este acto abarca muchas más concepciones elaboradas y adquiridas por el hombre, con las que bajo determinadas actitudes de rechazo, resta valor a otros seres humanos pertenecientes a ciertos grupos, considerándolos en un nivel inferior por sus características antropomórficas o culturales de raza. Sin tener que ir tan lejos con una apreciación respecto a la raza negra u oriental, desafortunadamente en la propia Ciudad de México también existe el racismo hacia grupos indígenas que por cuestiones económicas, políticas y culturales se encuentran en las calles del Distrito Federal, en las cuales de acuerdo al censo del Los Buzos Diamantistas

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Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) del 2010, se calcula la estadía de 18 millones y medio de personas mayores de tres años que se asumen como indígenas, siendo cada una de ellas el más vivo producto de un capitalismo absorbente que margina a aquel que no cuente con los requisitos necesarios para entrar en un vértigo de apariencias, consumismo de productos que bajo

esta

concepción

individualismo y alabanza

proporcionan y

apropiación

"status", de culturas

extranjeras; lamentablemente con el menosprecio al indígena se van quedando atrás años de tradiciones, lenguas, artes y medios de supervivencia que la gente "civilizada" ya no requiere saber, porque lo que ahora importa es el auto más rápido o el dispositivo con más funciones inteligentes. Así es que, lamentablemente, además de los problemas de vivienda, comunicación, trabajo y alimentación deben enfrentarse a la mirada e incluso expulsión de determinados lugares por parte de su propia gente debido a que su manera de vestir y hablar no corresponde a la ambiciosa vida citadina. He tenido la oportunidad de tomar algunos talleres de artesanías en el Museo de Arte Popular (MAP), un lugar Los Buzos Diamantistas

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interesado en la difusión del trabajo artesanal, mismo que tiene el riesgo de ser realizado cada vez más en serie con imitaciones a bajo costo o bien con la utilización de herramienta que facilite su elaboración, pero con lo cual va perdiendo su valor manual y las horas de trabajo que implica una verdadera artesanía mexicana; lo anterior lo comento porque he sido testigo de gente que con gran asombro admira las piezas que se encuentran en la tienda del museo, a muy alto costo por cierto y ha adquirido algunos productos para presumirlos en la sala de su casa de estilo rústico y mostrar que tiene identidad y orgullo por su país, pero cuando ve a un indígena en el piso vendiendo sus piezas lo tilda de flojo, que huele mal y aquel que mejor actúa se interesa por comprarle algo pero con el famoso: “¿Cuánto es lo menos?”

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Para muchos indígenas además de la artesanía, el trabajar la tierra ya no es una opción, se les paga unos cuantos pesos ante un trabajo tan arduo e intermitente, esto último debido a que no siempre la cuestión climatológica les permite obtener los frutos de su trabajo, ese es otro tema que también da mucho de qué hablar para los adornitos que envuelven los "logros" del ser humano; por lo anterior y ante la necesidad de mantener a su familia estos grupos culturales en múltiples ocasiones dejan a un lado sus tradiciones y adquieren trabajos haciendo mandados o la limpieza de una casa, donde en la mayoría de las ocasiones terminan siendo una sombra de la cual a veces ni siquiera se sabe su nombre completo o su nombre verdadero; se asumen entre la sociedad como personas ignorantes y vistos de arriba abajo por su color de piel, sus rasgos faciales, su estatura o vestimenta; claro, ante un constante querer ser como el prototipo de belleza extranjero que indica que una persona alta, blanca y de cabello rubio luce mejor, no importa si para eso se tiene que echar mano de grandes tacones que terminarán por lesionar los tobillos, pupilentes azules, verdes, de dudosa procedencia que Los Buzos Diamantistas

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pueden terminar incluso con la visión de quién los use o hacerse esclavo de tintes para el cabello que al mes o menos se tendrá que renovar si no se quiere que el tono natural le delate como uno “del montón”. Así que te invito compañero a reconsiderar tu postura si alguna vez has caído en este tipo de actitudes y etiquetas, revaloremos nuestras raíces y la belleza que los envuelve. Se habla mucho de la palabra "puto" utilizada para señalar y denigrar a una persona que le agraden las personas del mismo sexo, pongamos en la mesa entonces palabras como "indio", "naco" o "prieto".

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_Santi Loret zooloreta@gmail.com La música es una de las expresiones humanas más multidireccionales

que

existe,

pues

una

melodía

cualquiera puede resultar del agrado de todo de personas, independientemente de su condición social, procedencia y por supuesto, de su raza. Así, no habría ninguna razón por la que un congolés no disfrutara con la misma intensidad que un danés una sinfonía de Beethoven o el último sencillo de Katy Perry; es decir, la música es capaz de homogeneizar lo que la sociedad divide, volviendo a los oyentes una masa uniforme que se mueve hermanada por las vibraciones producidas por los instrumentos.

Tal

fenómeno

puede

presenciarse

claramente en un concierto, pues si bien existen diferentes secciones de acuerdo a los precios de las localidades, todos se hallan conviviendo y respondiendo juntos a los estímulos de la banda en el escenario. Burgueses y proletarios, cultos e incultos gozan de las mismas emociones.

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No obstante no siempre fue así, pues en épocas pasadas, el statu quo de la sociedad determinaba qué música debía escuchar cada estrato de acuerdo a su posición en la escala, y así, los grupos acomodados se desenvolvían en salones de baile, con movimientos ensayados y reconocidos, volviendo el asunto una cuestión de sofisticación y alcurnia, característica de los que la practicaban, en algo que francamente era cuadrado, mojigato y quizá aburrido y tedioso. Por otro lado, el vulgo, la clase trabajadora, los sirvientes y demás broza, se divertían en tugurios y burdeles con alegres y desinhibidos ritmos que tenían la única finalidad de poner un ambiente de bacanal en el lugar. Era entonces, clara la diferencia entre uno y otro segmento. Dentro del grupo de música que era escuchado y creado por la clase trabajadora, uno en especial surgió de los campos de algodón del sur de Estados Unidos. Era interpretado por los pizcadores con botes de basura cubiertos por pieles de animales para las percusiones, palos de madera con una cuerda clavada y tensa para los sonidos graves, botellas de cristal a las que se les soplaba para simular instrumentos de viento, una tabla de madera Los Buzos Diamantistas

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con zurcos raspada para acompañar a las percusiones, y una guitarra o banjo para las armonías. Todo eso era guiado por una voz con el estilo peculiarísimo de la gente de piel oscura, llena de melancolía, de tristeza por la opresión de que eran presa; de sueños de libertad y del amor infinito a su pueblo y su raza. Como natural consecuencia de toda esa depresión, se le conoció como Blues, que quiere decir justamente “melancolía”. Eventualmente, el blues fue ganando fama, y comenzó a expandirse más allá de los campos algodoneros, llegando a las ciudades y sus centros nocturnos, que al sonar de los tristes acordes y las melodías deprimentes fueron atrayendo a más y más personas, ante la alarma de los grupos de élite que no podían concebir cómo esa música “negroide” podía ser del agrado de alguien decente. En fin, el blues cruzó el Atlántico y se fusionó con las trompetas inglesas y las guitarras eléctricas y regresó a América convertido en Jazz, que ya no tenía tan marcado el sentimiento depresivo del blues y que por el contrario, contenía ritmos mucho más alegres y bailables, además de arreglos y estructuras mucho más complejas, que convirtieron a sus ejecutantes en auténticos virtuosos, Los Buzos Diamantistas

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dignos de llenar auditorios e incluso de ser transmitidos en la radio. Posteriormente, el blues continuó con su evolución, y al llegar a manos de los blancos, que venían de otro contexto social, dejó atrás por completo la melancolía y se transformó en rock `n roll, término que se cree fue acuñado por un locutor de radio de Cleveland. El resto, es bien conocido por todos, pues ha llegado hasta el día de hoy en forma de música de masas. Así fue como el espíritu de la música consiguió vencer todo tipo de barreras, demostrando que la inspiración y el sentimiento plasmado en una partitura no es una cuestión de clases sociales ni de razas, sino de humanidad. Se ha usado en este espacio el ejemplo del blues, pero igual que él, otros géneros pudieron y podrán salir del subterráneo y emerger para continuar desplegando la fuerza unificadora que ha permitido a la gente conectarse entre sí a través de los años. La música debe escucharse, no juzgarse por el color de la piel de quien la interpreta. La música no tiene colores ni clases sociales, sólo espíritu.

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_Narrativa _Marcos Alonso Cabello marcosmico8@hotmail.com

Marcelo Chichilapa el mayor de siete crías de la unión de Leonila Acatic y Juan Chichilapa nativos de Jacala y de “pureza” náhuatl en sus ácidos nucleicos, ha tenido la fortuna o infortunio de recibir educación oficial dentro de la cual se le “civiliza” instruyéndole en ciencias, artes y lenguas occidentales. Él como otros chicos de su edad reciben los mismos conocimientos en la escuela, mas no educación. Los Buzos Diamantistas

Marcelo

acude

todas

las

mañanas

al

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CONALEP local y además de la travesía que implica el arribo al centro escolar, él debe lidiar con un fantasma que en toda su comunidad ha existido desde la llegada de los gachupines en el siglo XVI a sus tierras... Kevin Hernández es compañero de Marcelo, su madre Guadalupe Chirinos es lo que en las castas novohispanas se denominaba una “cambuja” y su padre Jacinto Hernández de padre mestizo y madre mulata sería en la misma taxonomía un “no te entiendo”. Los padres de Kevin son líderes de ambulantes de Jacala, lo cual les ha dado aires de cierta grandeza psicológica llevada a polo del cuasi fascismo. Kevin es la cabeza de una pandilla de neonazis en el CONALEP (gusto que el muchacho heredó al escuchar larguísimas sesiones de citas de don Jacinto al Führer y a la grandeza del Tercer Reich). Su pandilla porta pull overs con svásticas y símbolos de la SS y la Gestapo, así mismo portan orgullosos dijes con motivos nacional-socialistas hechas con aleaciones minerales de la huasteca y manufacturadas en la comunidad de Marcelo por manos nahuas. La pandilla se conoce como los Schutzstaffel del “cona” (mote que por cierto pronuncian como “chusafel” Los Buzos Diamantistas

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denotando su precario, por no decir nulo, conocimiento y manejo de las lenguas sajonas). Ellos hostigan a todos los “indios” que ensucian y estorban en su alma mater, los

golpean,

diciéndoles

humillan feos,

y

ridiculizan

hediondos,

nacos

públicamente y

animales

(paradójicamente los miembros de la “chusafel” son mestizos de tez morena y apiñonada con apellidos “tan germanos” como Pérez, López, Martínez, Ramírez, Gómez, etc., y son hijos de burócratas, obreros y campesinos). Jacinto Hernández como líder de ambulantes dedica su vida a subordinar y extorsionar a los indígenas locales, sin embargo, a su vez él debe rendir cuentas al regidor municipal, el señor Carmelo Cruz mejor conocido en la juerga política como “el negro”. Él es un mulato nativo de Yanga (poblado cercano a Orizaba y formado por negros durante las emancipaciones esclavas del siglo XVII), quien alcanzó su puesto con la tradición nepotista del Partido de la Revolución, al cual ha pertenecido toda su familia desde su bisabuelo miembro de la División del Noreste. Carmelo detesta a los “nacos” (él le llama así a cualquier moreno que no anda en auto del año, ni trae Los Buzos Diamantistas

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móvil de moda, ni toma buchannan´s en copa de cristal cortado), pero para su mala fortuna tiene que soportarles cada día, pues su municipio está infestado de esos “nacos e indios”. El negro no pierde oportunidad para hacerle saber a sus subordinados lo desagradables que le resultan y especialmente a ese “mugroso” de Jacinto Hernández al que detesta particularmente por ser un “indio renegado” con aires aspiracionales de grandeza, a quién siempre provoca refiriendo su inferioridad socio-racial y sobre todo su condición de subordinado e incivilizado. Carmelo es muy orgulloso de su tradición partidista y por ello trata de emular a sus superiores y sobre todo estar cerca de ellos y ser lo más servil posible. Particularmente es muy común verle detrás del diputado local Luis Fernando Fukuma, hombre al que idolatra, sirve, sigue y trata de aprenderle todo hasta excesos imitantes, para algún día dice: “ser como ese gran hombre, político y patriota”. El señor Fukuma es un nikkei, especificamente un sonsei; sus abuelos inmigraron a México durante el régimen de Hirohito a principios del s.XX e inmediatamente comenzaron a trabajar en el negocio restaurantero. Su Los Buzos Diamantistas

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padre se unió al citado Partido de la Revolución y Luis Fernando se forma en las juventudes del mismo. Al diputado Fukuma le interesa el progreso del país, sin embargo, considera que uno de los principales problemas es la existencia de personas que por genética son holgazanes, parranderos, borrachos e idiotas; y en ese saco de desvirtudes entran los indígenas, mestizos, pero sobre todo y muy en concreto los negros y toda su descendencia. Fukuma siempre refiere la superioridad y cualidades de la sociedad japonesa de la cual también se siente parte por su pasado. Su trabajo le agrada por múltiples y obvias razones, sin embargo, hay un momento particular que le produce nauseas, y es justamente cuando debe recibir al molesto regidor de Jacala, ese apestoso negro que además de ser un lame botas, pretende pertenecer a una estirpe, en la cual según Fukuma “solo se puede acceder cuando evolutivamente se anda en dos extremidades”. Siempre que se encuentran diputado y regidor, el primero no esconde su desagrado por “el negro”, desde la mirada hasta sus constantes invitaciones al regidor a reintegrarse a la sabana de la que escapó.

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Sin embargo, y a pesar de estos malos ratos, hay un gran beneficio que Fukuma ha logrado con su sacrificado puesto, el cual consiste en poder formar parte de esas cúpulas plutócratas que tanto le agradan y motivan, y a pesar de no ser precisamente un multimillonaro (lo cual desea con todas sus fuerzas) tiene el privilegio de ser invitado a las reuniones y eventos de la high society y de todos esos ricos de los que se rodea constantemente; y de todas esas familias a quienes más estima son sin duda alguna a los billonarios libaneses más acaudalados de Latinoamérica, los Jalifa. Ahmed Jalifa es bisnieto del llamado “zar de la construcción” Hakän Jalifa quien llegó a México durante el porfiriato y debido a una estrecha amistad con algunas élites científicas como los Betancourt, los Creel y los Romero Rubio pudo beneficiarse de las bondades de la Ley Lerdo y crear su Compañía Deslindadora haciéndose de inmensos territorios en el centro y sureste del país, y allí comenzó a amasar su enorme fortuna familiar. Ahmed heredero de ese imperio, ha diversificado el negocio, irrumpiendo no sólo en la construcción sino en telecomunicaciones, comercio, campo y hasta el sector financiero. Su poder económico, evidentemente, le ha Los Buzos Diamantistas

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permitido colocarse a la cabeza del gremio empresarial mexicano y, por supuesto, irrumpir en la política nacional. Ahmed

no

acostumbra

tener

sociedades

con

empresarios mexicanos, a quienes considera poco disciplinados y con nula visión de los negocios, él prefiere pactar con los grandes monstruos transnacionales y sobre todo con la comunidad judía ashkenazim, a los que Ahmed refiere como “una raza de gandores”. Al mexicano solamente le presta atención a la hora de tomar las riendas de su gobierno con afanes de obtener dádivas y concesiones para sus empresas y por supuesto con la finalidad de inducir en la población un consumo masivo de todos sus productos y mercancías. Jalifa mira y trata a todos los políticos mexicanos como sus subordinados y muy a pesar suyo debe interactuar con ellos. Considera esa “diplomacia” como un mal necesario para conservar su statu quo y mantener el control de lo que él considera su feudo nacional. Dentro de la polución política nacional, específicamente siente desagrado por “el chino” Fukuma, que en opinión de Jalifa es: “un amarillo de cafetería cuya única virtud es limpiar pisos y botas”, sin dejar de lado que una de sus más Los Buzos Diamantistas

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constantes citas es: “no entiendo por qué Thruman no le hizo un favor al mundo lanzando 50 bombas atómicas en lejano oriente y así se habrían evitado muchas guerras y sobre todo la plaga de chinos que azotan el mundo”. Ahmed Jalifa pasa la mitad de la semana en New York, Dubai y Jerusalén, en donde se reúne con sus verdaderos socios, aquellos con esa “emprendedora visión” de explotadores y teórico-practicantes de la filosofía del despojo que afanosamente él ha buscado ejercer en México. En esa hermética cúpula solamente entran los llamados “dueños del mundo”, los hijos de Abraham, Jacob y David, los elegidos de Jahvé, el citado poder judío. Familias como los Borowski, Ben Halil y Strocholowski son quienes encabezan las grandes firmas financieras, farmacéuticas,

periodísticas,

energéticas

y

de

telecomunicaciones; controlan a los gobiernos y a las instituciones crediticias mundiales y de los países del G-8. Ellos son denominados “millonarios de primer nivel”, manejan un bajo perfil, no son mediáticos y ejercen la realpolitik a partir del biopoder y los poderes fácticos. Este olimpo económico guarda un singular hermetismo respecto al resto del mundo, incluso de sus propios Los Buzos Diamantistas

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compatriotas y socios. Ese hermetismo responde a la simple razón de un sionismo extremista en el cual nadie que no lleve su sangre y linaje puede entrar. Su estilo de vida es propio de humanos de ciencia ficción, con todos los lujos imaginables y no imaginables, excesos y excentricidades ni siquiera plasmadas en las novelas de Clarck. A ellos, el mundo y sus tragedias les son indiferentes, las otras “razas” no valen salvo por su trabajo y consumo, las razas inferiores para ellos son todos, sin importar pasaporte, clase social o religión. Si bien las consideran necesarias, no las ven como iguales y mucho menos con derechos a las condiciones de vida, que según la liturgia judía les pertenece por antonomasia. La humanidad para ellos está condenada a servirles y a desaparecer,

cuando

sus

propias

contradicciones

antrópicas y por supuesto la “manita de dios” les haga caer en la peor de las catástrofes históricas, el odio del hombre hacia el hombre. Dentro de las muchas costumbres milenarias que celosamente guardan estos dueños

del

mundo,

la

que

conmemoran

más

emotivamente inmiscuyendo a todo el enajenado mundo es la conmemoración del Holocausto, en la cual recuerdan, lamentan y muestran a todo el orbe, los Los Buzos Diamantistas

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agravios sufridos por el nacional socialismo y su antisemitismo, esos daños irreversibles para su raza y para el resto del mundo, así mismo asumiendo un claro papel de víctimas de una de las más insensatas esencias ontológicas del hombre...EL RACISMO.

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_Adriana Toledano atolteniuk@yahoo.com

¿Qué me ves? –dijo Azul, por detrás de los rosales. Azul durante toda su vida fue descubriendo lo que significaba ser Azul. Los Azules habían tenido su momento, antes de que llegaran los Rojos. Los Rojos parecían ser diferentes sólo en color, pero Azul entendía que las diferencias eran más profundas. Los Rojos necesitaban

más

espacio,

más

comida,

más

entretenimiento, tenían siempre sed por viajar, conocer, conquistar. En la cultura Azul, cada ser vivo tenía su papel y debía ser respetado. En la cultura Roja, lo que más importaba era el bienestar de los Rojos. Nada- contestó Rojo, sólo estaba pasando por aquí. Cuando llegaron, los Rojos arrasaron con los Azules de la misma forma que arrasaron con las grandes milpas que por

siglos

Los Buzos Diamantistas

habían

cultivado

los

Azules

para Número 8


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proporcionarse todos sus alimentos y medicinas. Fueron tiempos sangrientos para los Azules, se rompieron vínculos

muy

antiguos,

y

casi

desaparecen

completamente. Los Azules que quedaron tuvieron que servir en el mundo de los Rojos, y pasaron a alimentarse de las sobras de la comida altamente procesada de los Rojos, y fueron perdiendo su color y vitalidad y todo lo que los identificaba como Azules, especialmente su capacidad de comunicarse con otros seres vivos.

¿Y qué haces en la Reserva Multicolor? –le pregunta Azul. Los Azules que viven pasando los rosales, del otro lado del puente, en la Reserva Multicolor, son un fenómeno muy especial: gracias al descubrimiento de un Rojo que reconoció el valor de la cultura Azul, se pudo re-crear Los Buzos Diamantistas

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una colonia en total libertad y a la vieja usanza. Como todo lo Rojo, era de alguna manera artificial (durante años, los ingenieros bioéticos trabajaron para crear los prototipos de cada especie y estructura ambiental), y claro

que

su

prosperidad

siempre

dependería

completamente de la voluntad de los Rojos, pero era un comienzo. Aunque el gobierno de los Rojos aceptó, por motivos políticos, crear la Reserva, a ningún Rojo se le explica en la escuela sobre la cultura Azul, así que la mayoría sólo los ve como una especie salvaje que fue rescatada de la extinción y metida en un lujoso zoológico. La mayoría de los funcionarios Rojos se oponen al proyecto porque sale de sus impuestos, y entre los niños chiquitos, “No seas Azul!” sigue siendo un insulto muy común. -Nada más le dije a mi mamá “voy a dar un paseo, hace mucho que quiero encontrar un árbol de manzanas que queda del otro lado del puente”. Un viejo morado me contó que donde crece ese árbol, se encuentran muchas maravillas. Mi mamá sólo me dijo “bueno mijito, no te tardes”.

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Este Rojo es más chiquito de lo que parece, y no sabe mucho del mundo. Nunca había estado fuera de su ciudad, y le emociona muchísimo conocer cosas y personas que jamás le enseñaron en la escuela. A Azul le sorprende el tono casual y amistoso del Rojo, pero le sorprende aún más que sepa del árbol de manzanas. Le sorprende que haya encontrado este camino detrás del puente, y que lo hayan dejado así nada más. Pero bueno, el mundo de los Rojos es un caos impredecible, piensa, incluso podría desaparecer sin previo aviso, porque es muy frágil su orden, y les encanta jugar con fuego. -Hmmm… pues suerte encontrando ese árbol, contesta Azul, con un tono poco amistoso. -Gracias! –contesta Rojo sonriendo, y se prepara para seguir su camino. -Me refiero a que el árbol no se dejará ver si no sabes hablarle.

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-Oh! No sabía que había que hablarle. Realmente sólo conozco los árboles artificiales del súper. Nunca había visto rosales tampoco. Azul no quiere ser como los Rojos: no quiere tranzar ni explotar ni humillar a nadie. Azul está seguro que debe haber amor en su corazón, pero no puede evitar despreciar a los Rojos, incluso los más moraditos. Todos, por más que lo intentaban superar, eran unos Rojos ciegos y malcriados. Claro, una parte de Azul siente ternura por él, y siente ganas de presumirle la riqueza de su cultura “salvaje” y todo lo que sucede bajo las narices de los Rojos en el mundo. Pero la otra parte de él sólo quiere que este Rojo desaparezca, que nunca haya existido. -Sí, pues aquí platicamos con las energías para vincularnos verdaderamente con las plantas que crecen. Pero no creo que le hagan mucho caso a un Rojo… ustedes son como esos árboles que dices, alimento del supermercado y dependientes de él. Nosotros somos orgánicos. 100% de la Tierra.

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Rojo parece no entender el insulto. -Voy a intentar con todas mis ganas comunicarme con ese árbol, seguro me escuchará

si intento imitar los

sonidos y le meto devoción. Azul siente un enojo inexplicable, pero comienza a guiar a Rojo hacia el árbol, ya que todas las normas fijadas en sus leyes de la selva originaria se basan en la hospitalidad y la apertura al forastero, y Rojo no da señales de ser un peligro para ninguno de los reinos de la reserva. Por el camino, los Azules que se van encontrando son muy amigables: hay unos que cortan frutas (susurran primero al arbusto), otros se bañan en el río, algunos practican

ceremonias

circulares,

donde

comparten

alimentos y medicinas… Mientras más se adentran en el terreno libre multicolor, más confianza y amor siente el Rojo, como nunca antes en su vida, tanto que se siente estallar, y se olvida de su mundo como si fuera un sueño lejano… aunque claro que todos los Azules lo ven como un Rojo Sonrojado tropezando y balbuceando sin poder articular lo que ve con lo que cree ver. Los Buzos Diamantistas

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Desde que se rescató la semilla cósmica azul, los Azules han podido crecer en protección. Ellos sólo conocen su propio bienestar. Los que se han interesado por su historia y hablan con los árboles más viejos, se van mucho más allá en el tiempo y en el espacio como para preocuparse por riñas con Rojos. El Azul del Rosal es diferente porque viene de la zona de rosales, la zona fronteriza, espinosa pero bonita. Él vive amargamente entre los dos mundos,

y se puede dar

cuenta de lo peligrosamente cerca que están de un color dominante, un color que ahoga todo lo que ve con sangre, un color violento, y que los Rojos amenazan con destruir su mundo, de alguna forma u otra, por segunda vez. Para el Azul del Rosal, ningún Rojo es inocente. Los Azules que se encuentran en el camino hubieran sospechado del Rojo si hubieran leído algo violento en su campo áurico, o si hubiera tenido un comportamiento errático amenazante a la armonía. Pero como ven un dócil niño, asombrado y entregado a las maravillas de la Los Buzos Diamantistas

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naturaleza, se sienten muy alegres, y quieren regalarle a ese niño algunos rincones del pueblo, para que cuando regrese a su ciudad, al mundo de los Rojos, donde quiera que fuera… pues quién sabe, tal vez recordaría. El Rojo se podía haber sentido amenazado por la intensidad y la crudeza de las cosas, pero también se deja guiar por lo que le transmiten: serenidad, interconexión, calma, sabiduría. Azul del rosal sólo mira perplejo cómo sus familiares y amigos le dan la mano y llenan la boca del Rojo con frutas bendecidas y yerbas del monte sagrado. El Rojo ya está fuera de sí, aunque en parte, gracias a los alimentos de poder, aflora una serenidad luminosa que lo contiene y lo hace sentir en paz. Siguen caminando, y un Azul especialmente alegre le va platicando al Rojo -Ya mero llegamos al centro dorado del bosque, por aquí si te asomas bien en los cuencos de los árboles, puedes ver el guardián rezando debajo de cada uno. Rojo se asomó. ¡Era verdad! Los troncos enormes de los árboles tenían una apertura bastante camuflageada, y eran Los Buzos Diamantistas

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como cuevas cubiertas debajo de las cuales se vislumbraban las piernas cruzadas, vestidas de blanco, de un anciano chamán que cantaba y murmuraba casi imperceptiblemente. Pero mientras más se adentraba, y más ponía atención, se daba cuenta que el momento mismo era conducido por numerosos y muy diversos cantos, y todo en el bosque parecía moverse al ritmo energizante. Los Azules le van señalando maravillas que sin su guía el Rojo no vería, como las luciérnagas que sólo ves si miras desde la esquinita de tu ojo porque si no desaparecen, o los seres alados casi transparentes que mueven las hojas y las dibujan y las cuidan. Azul del Rosal ya camina atrás, con una mezcla rara de sentimientos, entre divertimento y molestia. Le divierte que el Rojo esté tan boquiabierto y encantado al descubrir un mundo que va más allá de sus sueños más locos, pero le molesta que sea tan fácil para él acceder a una realidad que tantas (innumerables) generaciones cultivaron hasta su apogeo. Un Azul viejito pero de esos traviesos, con cara de fauno, va guiando al Rojo, y le dice, “el árbol de manzanas está Los Buzos Diamantistas

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adelantito. Es el núcleo de este bosque. La anciana más sabia, la Abuela Azul, es su guardián. Es tan grande su conciencia, que domina cada aspecto visual, sonoro, y tangible del árbol, y el árbol, que de por sí está guardado por un círculo de árboles con almas de lobo, parece un árbol negro muerto e infértil para quien llegue, y para que lo muestre en su real esplendor, tiene que verte, escucharte, y conceder”. Los demás Azules entusiastas empiezan todos a comentar sobre la Abuela Azul. “Al verla puedes sentirte como recién salido del vientre”. “La Abuela Azul no es sólo Azul, es de todos los colores y de algo más que color”. “La Abuela Azul lo puede ver y sentir todo, su cuerpo en realidad es el de toda la Tierra.” Rojo sonríe emocionado, y se encamina hacia los árboles circundantes. Son nobles y elegantes árboles, fértiles con frutas moradas, con troncos grandes de preciosa madera. El Azul fauno lleva de la mano al Rojo al pie del árbol, que como bien dijo, parece sólo un inmenso (pero inmenso) árbol muerto. El Rojo se mete por debajo de la cueva junto con el Azul fauno, que al parecer es un viejo consentido de la Abuela. Lo que sucede adentro no es Los Buzos Diamantistas

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visto salvo por los ahí presentes, pero todos los Azules lo sienten a su manera intuitiva, y se sorprenden al grado de conmoverse, porque nadie se lo esperaba. Todo hasta ahora marchaba como una linda y mágica expedición ara que este afortunado Rojo viera el espectáculo del árbol de manzanas. Nadie esperaba que Rojo se iba a desmoronar ante la Abuela Azul. A pesar de su confianza, amor, y ligereza, al momento de intentar hablar, su lengua fracasó y en llanto se rompió. Lloró y sintió la culpa de todo lo que le quedaba por renunciar para poder apropiarse realmente de esas palabras mágicas, poseer y emplearlas. A su tierna edad y con sus intenciones puras, sintió el veneno de todo lo que había consumido, dicho, todo en lo que había participado, que iba en contra de la vida y era muy claro cómo y por qué, realmente no había excusa para ignorarlo… pero se ignoraba. Rojo recordó los sonidos de su infancia, zumbido de microondas, molino eléctrico de café, televisor, claxon, radio, despertador, y parte de él sintió vergüenza, y parte de él deseó estar ahí. Se Los Buzos Diamantistas

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sintió solo, culpable y pequeño y lloró. Lloró y lloró, y la Abuela Azul sólo permaneció sentada, con su cara arrugada de tanto sentir todo tantos años, con los ojos calmados y casi indiferentes. Se veía cómoda y cálida en su gran cueva de luz. El Azul fauno al principio no sabía qué hacer, hasta que vio que era incontrolable, y lo cargó encima de su hombro, y lo sacó al exterior. Los azules que estaban ahí intentaron respetar su llanto, y sintieron muchas cosas, entre confusión, ternura, amor, risa… algunos hasta sintieron ganas de pintarlo de Azul y decirle que ya era parte de la tribu, pero bien sabían que no era tan sencillo. El Azul del Rosal no se sorprende tanto del hecho, le sorprende su propia reacción: por primera vez en su vida, siente más que desdén por un Rojo: siente compasión al ver la confirmación de lo absoluta y penetrante que es la vida, la fuerza de la vida misma en cualquier “ser”, causando su debido y real asombro. Después recapituló, pero en ese momento no sintió que fueran tan diferentes el Rojo y él. El rojo lloraba no sólo por él sino por todos los rojos, lloraba por no haberse escapado antes, lloraba por el asesinato de la parte Azul en este mundo. Lo que es el Los Buzos Diamantistas

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mundo….

Nunca había pensado que podía tener una

parte azul, como un órgano fantasma, una pieza olvidada, ausente, de ti. Lloró hasta agotarse sin saber por qué lloraba.

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_Lírica _Ricardo Pérez contactoricardoperez@gmail.com No puedo amar a mi raza no puedo odiarla no a mi raza que odia al mije y al europeo, no a aquella raza que ama al extranjero y se enorgullece de su propio color. No puedo amarla. Raza de bronce, de plata, de oro, de zinc, de petróleo y recursos naturales de manos jodidas y adoloridas, no te amo raza. No puedo odiarte con tu alegría, con tu carrera alrededor de la Victoria Alada No puedo amarte con tu debilidad, cuando golpeas al manifestante, no puedo odiarte. ¿cómo sentir amor por mi raza? Raza que odia al Zeltal, al Tzotzil al Zapoteco o al Huichól. Los Buzos Diamantistas

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naco de ciento veinte millones de cabezas Mulato, Cholo, Cambujo, Rubia, Anoréxica, Puta. No te amo, Chamizo, Coyote, Zambazo. Gay, lesbiana. Burgués. Homosexual puto. Qué bonito es hablar de racismo, cuando humillo a “la muchacha” qué sabrosas las palabras: “el indito” Te amo así, racista Raza. No puedo odiarte cuando no entiendo tu lengua cuando las lenguas de los otros son la nada y mi color el mismo. “No te asustes mi carnal, el I-pad no te quitarán” Raza virtual, raza de mierda ¿cómo odiarte? Si desprecias igual al desposeído y al millonario, ¡Mi raza es mi raza chinga’o! “Todos los días te quiero y te odio irremediablemente” Porque eres yo, amorfa. Y porque apestas raza, apestas a comercio en Polanco y a orines en la plaza Garibaldi, hueles mal, apestas, a niño con las patas meadas, meadas y a perfume de mujer, das asco raza hedionda. Y te amo. Puta raza, pinche taxista, maldito rico, pinche mugroso, vato anarquista, futbolero enajenado, pinchi jodido, Los Buzos Diamantistas

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gringo culero, indio ignorante, televiso, hippie huevón. Empresario estercolero, político ladrón, ¡hijo’eputa! Raza cabrona. No puedo hacerlo, no puedo serlo. Odio tu fiesta y tu recato. Amo tu magia, tus metamorfosis, tus sueños y cómo truncas los de los otros, ajenos a ti y a mí, Amo cómo me odias.

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_Adrián Silva adrianfilos@hotmail.com Recordó un brevísimo periodo de felicidad cuando era niño. Tenía cerca a su madre y a sus hermanos, a pesar de sus carencias, estaban juntos y se alimentaban, al menos, con abrazos y sonrisas provenientes de juegos simples, pero llenos de afecto. Cuando lo embarcaron hacía estas tierras desconocidas lloró en silencio, lloró a cántaros en su interior y el horrible calor y los desagradables humores de la embarcación los padeció con los ojos cerrados, recordando la sonrisa de su madre. Así pasaron meses de tortura, meses de desolación y extrañeza. Ndugu había emprendido un viaje que lo cambiaría para siempre, que lo transformaría en otro ser, un ser abandonado a las abstracciones de su pasado, un ser sin carisma, lleno de miedo y desconfianza ante un mundo que lo sepultó en vida.

Ya no era el mismo. Su carácter se endureció y en su mirada se podía notar una extraña mezcla entre odio y esperanza. Era un cimarrón. Viaje incierto, Incertidumbre, atisbo de esperanza. Los Buzos Diamantistas

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¡Maldita Nueva España!

Nuevo dolor, Nuevo sufrimiento, Nueva tierra, ¿Nueva piel? Ndugu abandonado sin bocado, insectos, ramas, agotamiento, pies deshechos. Soledad y rebeldía. Cimarrones, Cimarrones, Esperanza de vida, Esperanza de voz Y palabra.

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MALDICIÓN Y CATSIGO, EXISTENCIA MALDITA, Nacido con otro Color de piel, Piel oscura, Piel primigenia, Piel terrible, Denigrada y Denigrante, Ragos toscos, Cuerpo fuerte.

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¿por qué espíritus? ¿por qué nací con este color? ¿POR QUÉ ESTÁ MALDITO?

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"Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad� Herbert George Wells

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