Crónica: 15 Años de Utopía - Caso del Incendio en la Discoteca Utopía

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15 AÑOS DE UTOPÍA

Roberto Valverde, vocero de los padres del Caso Utopía, relata la historia de su hija Milagros y habla sobre la injusticia que aún no cesa tras 15 años de lucha


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oberto Valverde no sabía escribir una carta, pues nunca le puso tanto esmero a las letras y prefería dedicarse a su rubro: la ingeniería. Sin embargo, con su voz rasposa y una sonrisa veloz, confiesa que su hija Milagros fue quien le enseñó la paciencia y la tolerancia que mucha vez le escaseaba. Milagros le mostró a su padre que había aspectos mucho más importantes que el derecho penal de empresas, ya que ella prefería dedicar su juventud a defender a quienes menos tenía y padecían de problemas de alimentación. Entonces cierto día, ante la sorpresa de su padre, decidió enfrentarse a una minera y hacer que esta indemnice a un niño quemado a causa de una explosión. Pocos meses después de que Milagros acabara su carrera de Derecho en la Universidad Católica, ella le propuso a su padre que postularía a San Marcos, que los gastos ya eran innecesarios y que buscaría salir adelante de otra forma, pues ella poseía aquel optimismo que su padre no imaginaba en sí mismo, sin embargo, el sonido del timbre y una carta de un profesor iniciarían la historia, que hasta el día de hoy, no

“La discoteca Utopía se había incendiado, y no solo ello, habían más de 100 heridos y 26 muertos encontrados”

Roberto Valverde está dispuesto a entregar los últimos años de su vida en la búsqueda d ha cesado este caso, al cual muchos denominan utopía. No era un sueño A las 5 de la mañana del 20 de julio del 2002, Roberto recibió a la madre de su mejor amiga de Milagros al borde de las lágrimas, la preocupación era inevitable, pues ambas hijas aún no habían llegado a casa. “Se han ido a la discoteca Utopía” le contó ella, pero él, era incrédulo e imaginaba que su hija estaba comiendo o paseando en el lugar más seguro de todo Lima, sin embargo, su pecado fue ese, la ingenuidad. Una llamada a la señora anunciaría el hecho: la

discoteca Utopía se había incendiado, y no solo ello, habían más de 100 heridos y 26 muertos encontrados, en los cuales se encontraba su hija, por lo que la señora solo atinó a salir corriendo del lugar en un mar de llantos y gritos al cielo. Roberto reaccionó en aquel instante, se había dado cuenta que este hecho realmente estaba sucediendo, que esto no era un sueño. Despertó a su esposa, tomó un taxi hasta la comisaría más cercana, pero la respuesta era negativa, su hija no se encontraba en aquel lugar. Roberto decidió ir a la morgue y entre decenas de médicos en apuros, lo-

gró encontrar un cuerpo carbonizado, que paradójicamente, no era su hija. La búsqueda se tornaba eterna y la desesperación, asfixiante. Roberto Valverde no hallaba el paradero de Milagros, hasta que una llamada le devolvería las esperanzas, pero desafortunamente, a medias. Milagros se encontraba en cuidados intensivos, el humo del incendio estaba asfixiando su cuerpo, al igual que sus sueños. La Noche fue una Utopía ¡Se quema, carajo, se quema Utopía! se escuchó entre las decenas de bomberos des-


desprecio a la prevención. Roberto Ferreyros se había quemado la cara días antes de mostrar su truco improvisado de fuego en la discoteca aquel día, sin embargo, aquella madrugada, con un spray de bencina y un encendedor, inició el fuego que determinaría su condena, pero él argumentó que no era el único culpable Los recuerdos aún asfixian Roberto Valverde, a sus 81 años, aún recuerda aquellas dos amargas noches, donde su hija, postrada sobre una camilla se esforzaba por dar sus últimos suspiros. “Se nos fue” le dijo a su esposa, quien resignándose a la muerte, lloraría 4 años de su vida consumiéndose por el cáncer esperando la justicia que le nubló los ojos.

de la justicia del caso Utopía esperados y el humo negro que invadía el Jockey Plaza. Cientos de jóvenes desconcertados salían en brazos de sus amigos y familiares con las prendas rotas y en busca de oxígeno, el cual escaseaba por la humareda que terminó con su noche y la vida de 29 personas. La noche era mágica, acompañada de un león, un tigre, un caballo y un chimpancé, el lugar brindaba la exclusividad que se merecía la mejor discoteca de Lima, con la fragancia Hugo Boss y malabaristas que prendían fuego, se inició el evento que daría inicio al infierno que 1500 jóvenes pasaron tan solo por un juego de palabras y el

Roberto Valverde coloca sobre una mesa la tesis de su joven hija y sobre esta se encuentran los lentes que simbolizan su lucha por la justicia y por la cual él jura, morir buscándola.

Fotografías de la familia de Roberto Valverde

Milagros se encontraba en cuidados intensivos, el humo del incendio estaba asfixiando su cuerpo, al igual que sus sueños. Una carta de un profesor fue el incentivo que le recuerda el carisma y la dedicación de Milagros, que ella podría ser la mejor abogada de todo Lima y que la mejor forma de honrarla, es luchando contra la misma justicia, que para él, no es una utopía. Dejar hacer, dejar pasar Según Roberto, la frase de Adam Smith se cumple, los directores descuidaron todo acto de prevención y son culpables por el hecho de que no decidieron actuar antes los posibles desastres. En el 2002, la discoteca


pertenecía a 4 accionistas: Faeth Mitre, Edgar Paz, Percy North y Allan Azizollahoff, de los cuales, estos tres últimos eran directores.

fuerte unión con la exprimera dama Ellian Karp, quien según Roberto Valverde, tenía una vinculación con Allan Azizollahoff.

El 20 de julio, tras el inicio de las flamas, la discoteca no contaba con ningún solo extintor, ni con expansores de agua, luces de repuesto y poseía un piso de caucho altamente inflamable, a pesar de ello y de las advertencias de Defensa Civil, la discoteca funcionaba con normalidad y sobrepasaba la capacidad del límite de personas.

Posteriormente, la fiscal Olinda Lavander, cometió un delito de prevaricato, pues solo consideró como culpable a Percy North, quien tenía la empresa en los registros públicos a su nombre. Sin embargo, la culpa era de los tres directores, pues ellos no solo eran accionistas, sino también dueños de la discoteca y deben asumir responsabilidad de la empresa según la ley.

La Municipalidad de Surco, liderada en aquel entonces por Carlos Dargent declaró que era un hecho previsto, sin embargo, desestimó estar enterado profundamente del caso. 15 años, 29 víctimas El caso era estremecedor y Roberto en conjunto con 28 padres, decidieron buscar la anhelada justicia en el Perú. En un inicio, el caso se retuvo por Nelly Calderón, la Fiscal de la Nación de aquel año, quien desestimó el hecho debido a una

Percy North y Roberto Ferreyros fueron condenados a 4 años de prisión, pero para los padres de Utopía, los verdaderos culpables aún seguían en las calles sin pagar condena alguna. El caso seguía en el aire libre, pues ningún fiscal, por razones desconocidas, decidía tomar acciones, hasta que un fiscal decidió darle luz verde, pero un Habeas Corpus presentado por el abogado de Azizollahoff hizo que la batalla llegara a la máxima entidad de

justicia: la Corte Suprema. En julio del 2013, los padres de Utopía deciden presentar el último recurso que estaba en sus manos, presentaron una Acción de Amparo, un recurso que permite cuestionar los dictámenes de las autoridades. Un año después, tras lágrimas de padres y la fotografía de sus hijos en las manos, la jueza Úrsula Ruiz dictó una sentencia de 4 años contra Allan Azizollahoff y Edgar Paz, quienes también pagarían 70 mil soles. Los padres se sentían insatisfechos, más de 10 años luchando para que los victimarios paguen una conde-

...Más de 10 años luchando para que los victimarios paguen una condena de 50 días por cada muerto era inadmisible para ellos y un golpe a su razón de lucha.

Roberto, padre de Milagros y los padres de Carlos Hakker, otra víctima del incendio

na de 50 días por cada muerto era inadmisible para ellos y un golpe a su razón de lucha. Allan Azizollahoff vive en los Estados Unidos y Edgar Paz en México, y aunque ambos están reportados en la Interpol, la policía internacional, aún no son extraditados. A pesar de ello, ambos siguen presentando Habeas Corpus, los dos últimos fueron presentados en Cajamarca, uno en el 2016 y uno en el presente año. El 11 de mayo del 2017, tras 15 años de lucha, la madre de Edgar Paz ha presentado un Habeas Corpus en la Florida, un pueblo alejado de Cajamarca, donde los padres han decidido levantarse judicialmente contra el juez Sergio Ríos Abanto, dispuestos a defender el más mínimo recuerdo de sus hijos. “Cuando un hijo pierde a su padre se llama huérfano, cuando un esposo pierde a su esposa se llama viudo, pero cuando un padre pierde a un hijo, eso no tiene nombre” recalca Roberto Valverde, quien tras el quiebre de su voz, se aguanta la lágrimas y promete escribir una carta.


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