Crónica: Ojos que no ven, corazón que sí siente

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La admirable historia de Paolo Gonzalez, un cantautor invidente que sorprende al público en el Jirón de la Unión. El joven de 28 años de nacionalidad colombiana entona canciones de salsa en las calles del centro de Lima.

S

i algún día te asomas por el estrecho y colonial centro de Lima, no solo encontrarás ropa en remate, caros zapatos y uno que otro tatuador de aspecto desconfiable, pues el Jirón de la Unión se ha convertido en el principal atractivo tu-

rístico del sector comercial de la exvirreinal ciudad, con música y sabor, la gente se reúne para observar a los grandes talentos de la olvidada Ciudad de los Reyes, jóvenes y adultos, que con ingenio, dan vuelta a los escasos recursos que tienen y cumplen su sueño de re-

conocimiento en la calle. A las 3:30 pm de la tarde del sábado, cientos de personas caminan de reojo de tienda en tienda buscando la oferta y la rebaja más cómoda; sin embargo, otras se detienen. Sa-Sa-Sa-Salsa se escucha a unos metros de la Iglesia de la Merced, y es que la gen-

te acumulada en la cuadra número 6 ovacionan a un hombre de baja estatura, quien con micrófono en mano, entona una canción al ritmo de los aplausos de los espectadores. Este hombre con una gorra roja y los ojos cerrados, evoca


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su calurosa voz y sonríe ante la aclamación de la gente. Paolo, Paolito o simplemente parcero como le dicen sus compatriotas, es un joven invidente de 29 años de nacionalidad colombiana, quien nació sin poder ver la luz, pero que nació con el don de la música. Paolo González nació en la ciudad de Manizales y desde muy niño la música se fue adhiriendo a él, pero no cualquier género, sino el más fuerte e influyente en su país, la salsa, el ritmo de Latinoamérica y el Caribe. Fueron aquellos años los que despertaron su interés por el arte sonoro, sus padres al percibir la disposición de su hijo, deciden inscribirlo a sus 5 años en un curso de piano, pocos años después tocaría la flauta dulce y después la guitarra, Paolo perfeccionaría su habilidad y lograría ingresar a la universidad e incluso estudiar una maestría, a la cual solo le falta un ciclo para poder concluirla. La gente reclama a Paolo, piden una, otra, y él accede, mueve su parlante montado en un soporte metálico con ruedas, avanza dos breves pasos, y manipula su reproductor, la gente sonriente aplaude y se deleita con el espectáculo. Aunque Paolo González ha tenido la oportunidad de compartir escenarios con grandes grupos de salsa como Niche y cantautores como Maelo Ruíz, para Paolo no hay mejor forma de auspiciarse que el escenario del Jirón de la Unión; “Jironear”, como lo denomina, es un placer que muy pocos saben apreciar. El invidente cantautor, compositor y arreglista de canciones ha logrado la fama y el reconocimiento en su país natal en el programa Colom-

OJOS QUE NO VEN, CORAZÓN QUE SÍ SIEN bia tiene Talento “En Colom- ternalmente; el señor admibia la fama era mucha, pero raba a Paolo por su trabajo el amor por el y se mostraba Perú es más” como un seafirma Paoguidor fiel de “Jironear” lo sonriendo. aquella salsa es un placer de los años 70 Se acerca un y 80, aquellas que muy hombre alto canciones que pocos saben se reproducían moreno y felicita al cantante por discos de apreciar c o l o m b i a n o, Vinilo y son lo abraza fraconocidas por

escasos seguidores de este género caribeño. En plena interrupción de la entrevista, Paolo y su simpatizante confiesan mantener más de 700 canciones pertenecientes a una colección antigua, una completa reliquia Un niño se aproxima, temeroso ante la multitud, a echar una moneda en la lata de Paolo, quien ya había fi-


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nalizado una canción más. Los limeños aplauden contagiados por la sonrisa del “parcero”, aquella que nunca pierde, pues su felicidad se encuentra presente durante todo su espectáculo. Paolo reafirma el entredicho de que con buenas vibras y optimismo, las cosas resultan muy bien. Sin embargo, la felicidad no le fue eterna, ya que el cantautor abandonó su país por problemas que no quiso detallar, pero que sin duda alguna lo han hecho ver la vida desde otra perspectiva. Cuando llegó al Perú, conoció a una mujer que cambiaría su infelicidad de aquel entonces, Ruth, madre de sus dos hijos mellizos: Lucas y Taiz de 1 año y 9 meses, son el combustible que motiva su trabajo y su entusiasmo. Dos hombres impacientes con ropa deportiva y un

NTE Jirón de la Unión une la

Plaza Mayor con la Plaza San Martin. Por mucho tiempo fue la vía más importante de la ciudad, donde se reunían los mas celebres vecinos.

TRAYECTORIA MUSICAL - En el 2012 fue ga-

nador del concurso “Colombia tiene Talento” destacan-

do por su gran habilidad cone el piano.

Fue integrante de la orquesta el Gran Combo durante 1 año. En

-

aquella travesìa conociò muchos paìses de Latinoamèrica

- Su meta actual es lograr ser un cantante reconocido en el Perú y lograr fundar su propia orquesta


Escribe: Richard Velásquez / RichardVelasquezOfficial / rickd725@gmail.com acento extranjero se acercan a pedir una canción más. Paolo entusiasta, les pide unos minutos que aún no termina su descanso. El cantautor confiesa que admira mucho la cultura peruana, sobre todo su música, a la cual le tiene un profundo respeto y admiración. Eso sí, no hay un género tan particular para él como la salsa; según Paolo, en su país la salsa es parte de la gente, el ritmo se lleva en la sangre; Cali, Medellín, Bogotá son las ciudades con mayor apego a este género y destaca que en Perú, a pesar de la gran variedad y al mestizaje musical, los fieles admiradores de la salsa no

faltan y que incluso, sobran. Por ello se explica la gran conexión que Paolo González ha logrado con la gente: los serenos, las vendedoras y el público en general lo reciben como parte del atractivo del Jirón de la Unión, y no solo ello, son parte de su fraternal círculo de amigos y familia en su ámbito laboral.

La salsa es parte de la gente, el ritmo se lleva en la sangre

Paolo empuja sin mucha dificultad su equipo y camina a breves pasos hacía la siguiente cuadra, en ello, se acerca un sereno y recalca un dilema que padecen los artistas del jirón de la Unión:

el desalojo por parte de la bre que ha reconocido ante Municipalidad de Lima. El todo sus habilidades antes problema radica en que algu- que sus parámetros, ha sanos dueños argumentan que bido resurgir en su país y por cumplir con sus impues- con humildad se propone tos tienen derecho de recla- hacerlo en el Perú; “jiromar el espacio libre para su neando”, porque no hay venta. A pesar de ello, el can- nada más dulce que camitautor toma con muy poca nar por la calle, comprar importancia aquellas ofen- una pizza y un café a tres sosas y se limita a cantar; pues les y escuchar las melodías y la voz de para Paolo no una buena existe mejor canción de dicha que reUn dilema salsa ¡Sacibir aplausos que padecen en vez de grisa-sa-salsa! tos: “Siempre los artistas hay gente que del jirón de no me quiere, la Unión es el pero siempre hay mucho desalojo por más gente parte de la que me ama”. Paolo González es un hom-

Municipalidad de Lima


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