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LA FORMACIÓN RECIBIDA EN LOS CFP LAS MOTIVACIONES Y LAS
ÍNDICE
RESUMEN EJECUTIVO................................................................................................................................. 7
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LA ASISTENCIA A ESCUELAS SECUNDARIAS TÉCNICAS: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES...................................................................................................... 14
1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CFP.. 14 2. CARACTERÍSTICAS EDUCATIVAS DE LOS ALUMNOS/AS DE CFP ................. 21 3. CARACTERÍSTICAS LABORALES DE LOS ALUMNOS/AS DE CEFP ................. 23 4. LA FORMACIÓN RECIBIDA EN LOS CFP LAS MOTIVACIONES Y LAS EXPECTATIVAS.................................................................................................. 35
Este documento se propone analizar características de los asistentes a la capacitación impartida en los Centros de Formación Profesional (CFP) en el año 2017, focalizando la mirada en las diferencias -y similitudes- que pudiera introducir el hecho de haber asistido o no a una escuela secundaria técnica. En una primera parte, la de las características sociodemográficas, se hace una referencia a los dos aspectos demográficos “básicos” y al principal sostén del hogar de quienes han participado de la mencionada capacitación. Luego, una segunda parte se refiere a los aspectos educativos y, una tercera, a los laborales. Finaliza la caracterización, centrándose en algunos aspectos de la formación profesional recibida (actual y anterior) y una mirada en las motivaciones y expectativas, que los encuestados1 tienen y proyectan.
Previo a ello se incorpora un Resumen Ejecutivo que presenta los aspectos más relevantes encontrados en el estudio; mayor información y detalles pueden encontrarse en el propio cuerpo del documento.
RESUMEN EJECUTIVO
Este documento propone caracterizar a los asistentes a la capacitación impartida en los Centros de Formación Profesional (CFP) en el año 2017, focalizando la mirada en las diferencias -y similitudes- que pudiera introducir el hecho de haber asistido o no a una escuela secundaria técnica. En la parte referida a las características sociodemográficas, se abordan los dos aspectos demográficos “básicos” (sexo y edad) y se alude al principal sostén del hogar de quienes han participado de la mencionada capacitación. La caracterización continúa con una segunda parte que refiere a los aspectos educativos y, otra, a los laborales. Finaliza el trabajo atendiendo a algunos aspectos de la formación profesional recibida (actual y anterior) y una mirada en las motivaciones y expectativas, que los encuestados tienen y proyectan.
Del total de alumnos que participaron de la Encuesta (292.013), para este estudio no fueron considerados quienes tienen Primaria completa o menos y quienes no respondieron a las preguntas sobre nivel de instrucción alcanzado y asistencia a un secundario técnico. Esto resulta en que el universo de análisis asciende a 236.305 casos, (91,5% del universo potencial), el que se constituye en el universo de la presente caracterización. De los alumnos de CFP que constituyen el universo recién indicado, la cuarta parte (24,4%) asistió a una escuela técnica. Su composición por género, muestra una importante diferenciación cuando se trata de mujeres, poco más de la décima parte (12,7%) y de varones, la tercera parte (33,1%). La mayor presencia de varones, se manifiesta también al comparar la composición genérica de quienes asistieron a una escuela técnica (77,8% son varones) con la de quienes no asistieron a una escuela de ese tipo (49,2% y 50,8% para mujeres y varones respectivamente).
1. En todo este documento cuando se habla de encuestados son aquellos que como máximo nivel de instrucción al menos tienen secundario incompleto y contestaron la pregunta sobre asistencia a escuelas técnicas en el secundario.
Respecto a la edad, el grupo de 30 a 39 años marca “un quiebre” en la proporción de los que en el secundario asistieron a una escuela técnica. En dicho grupo esa proporción casi duplica (para el total -30,8%-y para los varones -40,5%-) a la del grupo de 25 a 29 años (17,1% y 21,4%, respectivamente). Entre las mujeres también en aquél grupo se verifica un aumento, que no adquiere el carácter de “quiebre” y en todas las edades se mantiene relativamente estable, (ligeramente por encima de la décima parte), con algunas diferencias que se presentan en el apartado correspondiente del informe. Al atender a quién es el principal sostén del hogar -la persona del hogar de quien asiste al curso de capacitación que aporta el mayor ingreso- entre los varones se observa una mayor “autonomía” en el caso de los que asistieron al secundario técnico: la proporción de casos (59,4%) en que el mayor aportante es el propio entrevistado es más elevada respecto de los que no asistieron a un secundario técnico (45,5%). La proporción entre estos últimos es siempre mayor –vis a vis los primeros- cuando el principal sostén es el padre, la madre o la pareja /cónyuge. Entre las mujeres parece darse un comportamiento inverso; en el caso de la propia entrevistada, es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas no técnicas (26,9%) en relación a las que sí lo hicieron (21,1%). Por su parte en el caso de la pareja/cónyuge y de la madre es mayor la proporción entre las que asistieron a escuelas técnicas –vis a vis- las no técnicas. En alrededor de un tercio de las mujeres es la pareja/cónyuge el principal aportante, con independencia del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, mostrando el sesgo genérico que esta variable contiene. La incidencia de la edad de los asistentes a un CFP se manifiesta claramente en el caso de los que concurrieron a un secundario técnico, ya que a medida que se trata de grupos de edad más avanzada, la presencia del propio entrevistado en ese rol aumenta con diferencias importantes entre los grupos de edad (en particular en el de 25 a 29 y 30 a 39), probablemente vinculado a la inserción laboral y la consiguiente obtención de ingresos. También a partir de los 25 años el cónyuge/pareja adquiere cierta relevancia, aunque mucho menor que la del propio entrevistado.
Asimismo es importante la presencia que tienen el padre y la madre de los asistentes más jóvenes la que alcanza a casi 7 y 2 de cada 10 del grupo de hasta 19 años y a prácticamente 4 y 3 entre los de 20 a 24, para padre y madre respectivamente. El padre es principalmente quien resulta el mayor aportante en estos dos grupos. Entre quienes asistieron a un secundario no técnico también, a medida que se avanza en la edad, en particular en los grupos 25 a 29 y 30 a 39, aumenta la presencia del entrevistado como principal aportante. Respecto al principal sostén del hogar, entre los varones pareciera haber una menor “autonomía” en relación a quienes asistieron al secundario técnico. Entre las mujeres el comportamiento es inverso: mayor es la autonomía y menor es la presencia en el caso de pareja/cónyuge y madre. Independientemente del tipo de escuela secundaria a la que asistieron, en un tercio de ellas la pareja/cónyuge es la persona que más aporta en el hogar.
En cuanto a la situación ocupacional, la mayoría - poco más de tres cuartas partes- de quien es el principal aportante del hogar trabaja, sin encontrarse diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico y quiénes no.
En la caracterización de los aspectos educativos se consideran el nivel de instrucción alcanza-
do, el ámbito de gestión al que pertenecía la institución en que cursó dicho nivel, y la repitencia observada. Respecto del primero de los aspectos, la ligera mayor proporción de secundario incompleto entre quienes asistieron a una escuela técnica, se invierte en el siguiente nivel- en el cual tanto unos como otros son poco más de la mitad- reiterándose ese altibajo en los niveles que le continúan. También respecto de la repitencia se registra una presencia ligeramente menor entre los asistentes a un secundario técnico. No obstante, estas dos distinciones deben relativizarse ya que las diferencias son muy acotadas (entre 1,8 y 2,6 pp.).
Al atender al ámbito de gestión al que pertenecen las escuelas a la que asistieron en el secundario, se observa que entre los asistentes a escuelas técnicas, es algo más elevada la presencia de la gestión pública respecto de quienes concurrieron a escuelas no técnicas: en el primer caso alcanza al 86,7% y en el segundo al 81,3%.
En los aspectos laborales, son considerados la propensión y posibilidad de trabajar, la situación ocupacional actual, los ingresos laborales, el sector de actividad, la relación laboral y el nivel de relación que guarda el trabajo actual con la formación recibida ya sea formal como no formal. Al centrarse en la primera de las dimensiones –denotada a través de la experiencia laboral-, quienes concurrieron a una escuela técnica en sus estudios secundarios muestran una proporción algo mayor de los que alguna vez trabajaron, 92,3% frente al 87,5% de los que asistieron a una escuela no técnica.
La situación ocupacional actual resulta más favorable entre los que asistieron a escuelas técnicas respecto de los que no concurrieron a ese tipo de secundario, la cual se manifiesta por la mayor proporción de los que trabajan (62,8% y 54,1% respectivamente), la menor proporción de los desocupados -no trabajan y buscan una ocupación- (23,9% y 27,8%), de inactivos (5,5% y 7,3%) y de quienes no trabajan sin que pueda establecerse si buscan o no trabajo (5,6% y 8,9%).
Los ingresos laborales mensuales, los que se reciben por el desarrollo de una actividad económica2, también ponen de manifiesto la situación más favorable de quienes concurrieron a una escuela secundaria técnica. Éstos muestran una menor representación de los que obtienen ingresos inferiores a los 5 mil pesos (14,1%) y, a la inversa, una mayor representación de quienes tienen ingresos superiores a los 15 mil pesos (33,3%) frente al 22,6% y 20,8% respectivamente, de los que no asistieron a un secundario técnico. En los tramos intermedios entre esos valores, las proporciones que allí se ubican no difieren significativamente entre unos y otros (23,0% y 22,3%)3. El promedio de ingresos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas y quiénes no, permite confirmar la mejor situación relativa de los primeros. Atendiendo a las diferencias de remuneración que habitualmente existen entre las mujeres y los hombres, puede apreciarse entre las mujeres una situación inversa a la que se mostrara para el conjunto en el sentido de mayores ingresos de quienes asistieron a escuelas técnicas; en este caso resultan inferiores a aquellos que perciben las que no asistieron a escuelas de ese tipo: algo más de dos tercios de las primeras (68,5%) obtiene ingresos de hasta 7 mil pesos, en
2. En el caso que desarrollara más de una ocupación, se considera la principal, la que demanda más horas. 3 . Una situación “atípica” se verifica en el tramo 10.001-15.000 pesos, donde la relación se invierte y es mayor la proporción de los de los asistentes a escuelas no técnicas (18,0% y 12,3%).
tanto que entre las segundas este porcentaje disminuye al 53,2%. Por su parte, al considerar los mayores ingresos se observa que entre las primeras menos de una décima parte (7,4%) obtiene ingresos superiores a los 10.000 pesos en tanto que esa proporción asciende a algo más de la quinta parte (22,7%) entre quienes concurrieron a secundarios no técnicos. La situación de los varones es similar a la del conjunto -debe recordarse que la presencia de hombres es mucho más elevada entre los asistentes a escuelas técnicas y esto influye en el comportamiento del mismo-; casi una décima parte (8,7%) obtiene ingresos menores a 5 mil pesos, en tanto que entre quienes fueron a escuelas no técnicas este porcentaje se incrementa al 14,0%. Al considerar los dos tramos de mayores ingresos se observa que un 38,6% de los asistentes a escuelas técnicas obtiene más de 15.000 pesos frente al 26,8% de los no asistentes. Asimismo se pudo ver que la diferencia genérica prevalece sobre la que establece la asistencia a escuelas secundarias de una y otra índole; las diferencias porcentuales muestran que, dentro de quienes asistieron a escuelas técnicas como no técnicas, las disparidades de ingresos que existen entre varones y mujeres son siempre superiores a las diferencias que se encuentran cuando, dentro de ellos y ellas, se comparan los montos laborales de quienes asistieron a escuelas técnicas con los de quienes no lo hicieron.
En lo que atañe al sector de actividad en que se desempeñan los actualmente ocupados se observan diferencias entre los que asistieron a un secundario técnico y los que no y también diferencias entre varones y mujeres.
Entre quienes asistieron a cursos desarrollados en los CFP4, Industria y Construcción -conjuntamente - son las actividades que mayor presencia tienen (24,6%). Hay una clara distinción en la proporción de quienes allí se desempeñan según sean asistentes a escuelas técnicas (33,4%) y entre quienes no asistieron a un secundario de esa índole (21,3%); en este sector de actividad se encuentra la mayor diferencia entre ellos. Siguen en importancia, por la cantidad de ocupados, el sector Ventas/comercio (21,4%) y Servicios (17,3%). En estos casos es mayor la inserción de los que no asistieron a escuelas técnicas (23,3% y 18,7%) frente a los que sí lo hicieron (16,5% y 13,7%). Podría pensarse que las capacidades técnicas requeridas para desempeñarse en ellos serían menores que en Industria/construcción. En el sector Educativo/social -con características similares a Ventas/comercio y Servicios en ese sentido, pero de menor importancia cuantitativa- se reitera la situación descripta: mayor presencia entre quienes no fueron a escuelas técnicas (9,0%) que entre aquellos que sí lo hicieron (3,1%).
Los hombres muestran un comportamiento similar al detallado para el total mientras que varía considerablemente entre las mujeres. Entre ellas la mayor presencia se observa en Servicios (28,9%; 37,1% en técnica y 27,7% en no técnica) seguido de cerca por Ventas/comercio (27,4%; 30,8% y 26,9% para técnica y no técnica). Solo entre las mujeres adquiere cierta relevancia el sector Educativo/social: 16,3%, con mayor proporción entre las que no asistieron a un secundario técnico (17,3%) frente a quienes sí lo hicieron (9,7%).
En cuanto a la relación laboral, son la relación de dependencia y el cuentapropismo las dos formas en que una muy alta proporción de ocupados (9 de cada 10) establece en el desempeño de su actividad ocupacional.
4. Entre las alternativas de indagación presentadas a los encuestados, “Otra” fue indicada por una importante cantidad de ellos (24,2%).
La primera de ellas es la que predomina (61,1%) ya sea en forma permanente (41,1%) o temporaria (20,0%). Hay aquí una diferencia de cierta relevancia ya que en la relación laboral más favorable (el empleo permanente) casi la mitad de los que asistieron a escuelas técnicas (48,4%) trabaja bajo esa modalidad, en tanto que desciende al 38,3% en el caso de quienes no asistieron a ese tipo de secundario. En el caso del empleo temporal no aparecen distinciones entre unos y otros. La otra modalidad que adquiere cierta relevancia es la de cuentapropista, donde 3 de cada diez ocupados se inserta de esta manera. Entre quienes asistieron a una escuela técnica se insertan de esta forma en menor proporción (24,9%) respecto de quienes lo hicieron a una secundaria no técnica (31,3%). Dentro del cuentapropismo se han diferenciado dos situaciones: cuentapropista-microemprendimiento y cuentapropista–changa (más precaria); en ambos casos es algo menor la proporción entre los que concurrieron a escuelas técnicas, aunque en la segunda situación la diferencia entre unos y otros resulta ligeramente más amplia: 2,7pp. y 3,7pp., respectivamente.
Las restantes relaciones laborales, de poca magnitud, no presentan diferencias de importancia. En cuanto al grado de relación que guarda el trabajo que tienen los asistentes a los CFP con su formación ya sea formal como no formal, a partir de las manifestaciones de los entrevistados pareciera que quienes asistieron a una escuela técnica, encuentran trabajos más afines a la formación recibida. Una cuarta parte (25,8%) de los ocupados manifiesta que existe mucha relación entre trabajo actual y formación; el haber o no asistido a escuelas secundarias técnicas, incide en esa apreciación: poco más de una tercera parte (34,6%) de los que han cursado en escuelas técnicas encuentran que hay mucha relación, mientras que algo más de la quinta parte (22,4%) de quienes no fueron a este tipo de escuela encuentran ese nivel de relación. Es aquí donde el secundario al que se concurrió presenta al respecto el mayor grado de diferenciación, diferencia que deja de encontrarse entre quienes manifiestan que existe bastante relación. Poco más de la mitad (53,7%) son los que encuentran poca o ninguna relación entre la actual ocupación y la formación recibida; entre los que no asistieron a escuelas técnicas la proporción aumenta al 57,0% y disminuye (al 44,9%) entre los que sí asistieron a un secundario técnico. Entre los primeros, algo más de la quinta parte (22,4%) encuentra poca relación y poco más de un tercio (34,6%) ninguna relación, frente a un 14,6% y un 30,2% de los segundos.
En cuanto a la participación en los cursos de capacitación, las motivaciones y expectativas, específicamente se abordan la realización anterior o no de cursos de capacitación, la forma de acceso al curso actual, los motivos de su realización y finalmente si existe la intención de seguir estudiando. Respecto de la realización anterior de cursos de capacitación profesional, la mitad (49,4%) lo realizó; entre los que asistieron a una escuela secundaria técnica la proporción se eleva al 55,2%, y entre quienes no concurrieron a ese tipo de enseñanza secundaria, disminuye al 47,6%. ´
Referido a la cantidad de cursos realizados prácticamente la mitad (48,9%) de quienes informaron al respecto habían realizado uno solo; entre los asistentes a una escuela técnica resultan algo menos (46,5%) y se eleva al 49,8% entre los que no habían asistido a una formación técnica. Disminuye notablemente la proporción de quienes habían realizado 2 cursos (27,2%) sin verifi-
carse una diferencia significativa entre los asistentes (28,5%) y no asistentes a escuelas técnicas (26,7%). Existe por lo tanto una concentración de quienes realizan pocos cursos (hasta 2) sin que existan diferencias notorias entre ellos. Otra dimensión refiere a la manera como accedieron al CFP en el que realizaron el curso actual. No existen prácticamente distinciones en este aspecto entre quienes habían asistido a una formación técnica y quiénes no. En cerca de la mitad de los casos (48,8%, tanto en el total como entre asistentes o no a secundarios técnicos) fue un amigo o familiar quien le hizo conocer la oferta de cursos y una cuarta parte (26,5%) concurrió a ese CFP porque era el que ofertaba el curso en el que estaba interesado; estas dos formas concentran a las tres cuartas partes (75,4% para el conjunto, 76,3% y 75,0% para los que asistieron y no a una escuela técnica). Muy poco más de la quinta parte mencionó otro motivo de los indagados, sin que ninguno de ellos supere la décima parte.
Otra faceta en la que se centró la atención es la del motivo de elección de un curso de formación profesional. Como era esperable las menciones a los motivos de la elección de un curso ligadas a lo laboral son las que se destacan. Atendiendo a la frecuencia de menciones que realizaron los encuestados sobre cada uno de las alternativas presentadas, la mitad (52,5%) de ellas refieren a “estar más preparado para conseguir un trabajo o poder cambiarlo” y también refiere a lo laboral “adquirir un oficio para trabajar de forma independiente” (41,1%). Otros motivos no estrictamente ligados a ese aspecto cobran relevancia: “aprender temas de interés” (48,8%), “mejorar/actualizar conocimientos (42,4%) y, con mucha menor frecuencia, “tener un certificado/título” (25,9%).
Entre las menciones más frecuentes, las diferencias que pueden señalarse entre quienes fueron a un secundario técnico en relación con los que no asistieron, la referida al aprendizaje de temas que interesan es algo mayor entre los primeros respecto de los segundos (52,2% y 47,7%); también hay una diferencia en el caso de la mención sobre tener un oficio para trabajar independientemente, donde resulta algo más frecuente entre los que no asistieron a una escuela técnica (42,2% vs. 38,3%). Las otras diferencias resultan menores y ciertamente no adquieren una importancia significativa. También se indagó acerca del motivo específico por el cual estaba realizando el curso actual de capacitación. Es muy claro y también de prever ya que de formación profesional se trata, que la mayoría, dos tercios (66,9%), mencione cuestiones laborales, aunque de distinta índole y con algunas diferencias según se trate de quienes asistieron y no asistieron a escuelas técnicas. Que el curso le sirve para conseguir trabajo es visualizado por casi la mitad de los encuestados (47,3%) y más frecuentemente entre los que no asistieron a escuelas técnicas (48,8%) frente a los que sí lo hicieron (42,8%). Una quinta parte (19,6%) de los entrevistados, manifiesta que el curso que estaba realizando es de utilidad para su trabajo actual; aquí la diferencia entre quienes asistieron a un secundario técnico (27,8%) frente a los que no lo hicieron (17,0%) es la mayor de todos los motivos presentados. Con menor participación (9,6%) fue mencionada la razón del interés/gusto, verificándose una ligera diferencia según se trate de quienes asistieron y no a una escuela técnica (7,7% y 10,2%) y también el motivo del horario del curso como más conveniente (9,2%) sin haber diferencia entre unos y otros.
Finalmente al considerar la intención de seguir estudiando, como expectativa de futuro, ambos grupos muestran un interés similar en continuar sus estudios, siendo la mención más frecuente
(38,3%) la intención de realizar otro curso de formación profesional. La segunda respuesta que fue indicada por una parte importante (casi un quinto) de los encuestados fue la que expresaba desconocimiento o incertidumbre al respecto; en ambos casos no aparecieron diferencias según hayan sido asistentes a secundarias técnicas o no.