Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela

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Me Urbe, BrevĂ­sima AntologĂ­a Arbitraria Chile-Venezuela

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Me Urbe

Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela

Compilación y selección Chile: Gladys Mendía Compilación y selección Venezuela: Ennio Tucci

Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela

© Copyright

de los autores del prólogo: Marcel Kemadjou Njanke

© Copyright

Paracaídas Editores de John Paolo Mejía Guevara, 2011 Mz. T, Lote 24, Urb. Flores de Lima 1ra etapa, Lima 36 paracaidas.editores@gmail.com www.paracaidas-editores.blogspot.com t. (511) 988 4247 58

Primera edición: tiraje:

edición al cuidado de concepto gráfico & diagramación:

octubre de 2011 500 ejemplares

Juan Pablo Mejía

Paracaídas Editores

Ilustración de portada:

Hecho el Depósito Legal Nº 201i-xxxxx en la Biblioteca Nacional del Perú isbn nº 978-612-xxxxx-x-2

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Se permite la reproducción de esta obra siempre y cuando se cite la fuente. Impreso en Perú | Perú llaqtapi qillqasqa

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Nota preliminar

Esta antología forma parte de un proyecto mayor, una colección titulada Vamos a brillar mi amor, donde se unen a dos países o dos continentes, en la búsqueda del diálogo y la multiplicidad de registros poéticos bajo una misma temática que los envuelva. Tenemos entonces como referencia a Me Vibra, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Panamá, en la que exploramos a nueve poetas de cada país y su encuentro con la identidad regional. Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela, expone una visión de los cantos que surgen a partir del habitante de una ciudad cualquiera, puede ser Santiago, Coro, Caracas… el poeta observa, siente, dice y con eso nos transporta a otras realidades que nos completan el alma. Les presentamos a doce poetas de cada país, a quienes consideramos representativos y agradecemos a ellos la buena voluntad al querer colaborar con este pequeño aporte a la posteridad creativa.

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Prólogo

Cada antología es una urgencia porque su objeto-objetivo, en líneas generales, es edificar un espacio para unos poetas entre muchos; es inventar una tribuna para unas voces entre muchas. Me Urbe es una urgencia que se dibuja con el alma de dos pueblos que a pesar de las fronteras siguen la misma senda de la historia y de la sangre. Me Urbe es una palabra que abraza los humos, rocíos y perfumes de la ciudad. Hay pues dos urgencias en esta suma poética. Primero: urgencia de caminar con la modernidad, modernidad como contemporaneidad. Así pues el ardor que corre en estos poemas no es azar, no es coincidencia. Este ardor muestra el compromiso de jóvenes en los grandes desafíos de sus tiempos. La segunda urgencia que es corolario del precedente, de buscar, construir «una forma de vivir» como lo subraya con precisión Dilmer Duno. Es decir, de caminar con la poesía en la «huella digital o ruido de fondo» (Christian Aedo) de la cotidianidad urbana, asignando desde «el noticiero de las nueve» de Gustavo Barrera un interés a cada cosa. Chile y Venezuela son los dos países que se encuentran en este campo de juego… Gladys González nos corta la palabra para recodarnos en su poema “Adiestramiento” que «Todas la ciudades son iguales / Todas las ciudades / se queman / al cruzar la frontera». Dos países, decíamos antes de que Gladys González nos adiestrara, se cruzan para vocear sus coloreadas diferencias en las voces de esta clase activa que la tierra tiene de más prometedor. Hablo de los jóvenes, dado que la juventud es un puente desde el pasado hasta el porvenir. 7

Lo maravilloso que brota de esta selección es que se lee en primer lugar como poesía, se lee también como una aventura humana novelada en las vías públicas del poeta venezolano Anthony Alvarado: vías de dos países tanto como vías en las ciudades íntimas, secretas, interiores de 24 poetas nacidos entre 1969 y 1988. En estas ciudades diversas y sin embargo unidas por la poesía en “Full color” (Ennio Tucci), Jhomar Loaiza nos dice que se puede encontrar «calles desiertas» y «políticos dementes». Se puede también ver una calle que «no tiene nombre» y una «urbe huérfana de hijos» que Gabriel Figuedero y los demás poetas nos invitan a pasear. Sí, estos poetas nos invitan a pasear la mirada sobre los silencios, las instantáneas, la soledad que lleva la vida ciudadana de hoy, nos invitan a escuchar los ecos, murmullos y gritos que nadie puede callar, nos invitan a bailar con realidades que se miran en sus ilusiones, nos invitan a «un partido de ajedrez» (Felipe Moncada), partido que sólo la poesía puede ganar. La urbe aparece aquí como un círculo que no tiene entrada ni salida sino en la poesía que viene, en la “Cédula de identidad” de Jairo Prieto, «escribiendo lo olvidado / lo sancionado». Entonces, si la poesía en la urbe es un credo como lo canta con dulzura Antonio Robles, Me Urbe es su primer artículo de fe.

Marcel Kemadjou Njanke Poeta, traductor y gestor cultural Camerún, África

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Chile

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Anita Montrosis (Santiago, 1969)

Tarde en Santiago

Una tarde en Santiago es difícil La lluvia se enluta aislada Y el sol se deja caer como un indigente Que reclama por una botella de vino Algo se pierde en esta imagen Algo que va más allá De un mosaico romanticismo

Ritual

No es necesario que me visiten Estoy obstruida e intratable El aislamiento es una salvedad Para expulsar al demonio Que convoca la vigilia del ángel Pero ellos poco saben de pecados capitales De pecados urbanos, de pecados itinerantes Tal vez, una plegaria milenaria Sea una deuda sofisticada a la suerte De sincronizar el día en la noche O disimular el siguiente ritual

Cruzo por calles donde los semáforos Simulan ser rayitas de terciopelo Y la competencia e insolencia No deja advertir La desnudez del hombre

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Deforme

Algo le falta a la procesión del cuerpo Algo medianamente subterráneo Algo que se desliza entre la grieta y la llanura El último coro de ángeles dice Que las estrías de una madre revelan La orfandad del vientre Se equivocan, el círculo vicioso Apacigua la tempestad agridulce Una vez que se sitúa en la custodia de las piernas Otro ángel intruso aparece y señala Que todo se comprueba en el primer llanto Y en la caída de las hojas del cementerio Yo creo que estás deformidades son mis rabietas Que se extienden cuando la noche No devuelve el zumbido que suele depositarse Entre la urbe y la nostalgia

De Mi último cuerpo (inédito)

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Cristián Berríos

Entre las sombras de la urbe

(Santiago, 1975)

Viaje

Busco el infierno en las miradas Desconfío de la justicia, El periplo del errante ofende Escapa al plan de poderosos.

Busqué misticismo entre paganos, Descansaba en catedrales. Recorrí librerías de San Diego, Solía pasarme horas sin bocado, Santiago liberó sus fieras Horrores afloraron en tugurios El dolor inundaba las calles Nadie más pudo advertirlo.

Nadie pega un ojo Incineran desposeídos. Su maldad impregna el alma, Caigo al piso y agonizo. Un demonio cargó sus armas, Huyen impunes tras el crimen. Bajo la complicidad del indolente Propagarán el odio como un virus.

Temí al silencio del hogar La muerte danzaba sobre manchas. Burdos giros del reloj Frente a un colchón vacío.

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El debutante

La neblina ocultaba el teatro Caupolicán, Los fenómenos recorrían las arterias de San Diego. Provistos de una guitarra o un bolso deforme Repasaban su carrera al incauto más cercano. ¡Tercero en la fila! Me pinto el cabello y dibujo arrugas, Interpreto a un anciano Que arranca risas entre aspirantes. ¡En que lío me he metido! La ambición es tan santiaguina Como el cerro San Cristóbal. Dudo que comprendan mi acto ¡El bochorno excede los planes! La actuación del literato da médula al bosquejo ¡Debí conformarme con leer en casa! Cada artista roza el patetismo, La grandeza constituye una prisión. ¡Examinadores idiotas! Tienen escarcha en las venas. Pasé sin pena ni gloria, Regresaba feliz.

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Enrique Winter

Cabos sueltos

(Santiago, 1982)

Soltar la cuerda

I Tragedias familiares. Llaman tarde a la puerta y buscan al hermano grande. Eslavo sin nietos.

Nunca aprendimos a saltar la cuerda. Mis padres la olvidaron en el bazar de Presidente Errázuriz dos nueve cero uno. Al techo del lugar sigue amarrada balanceando a mi abuelo.

Vuelven vacíos ciertos buques, nadie describe el timbre y su humarola en un pueblo sin gente, que viaja desde un continente a otro, cual vino de las copas a la caja marchita. Las cuerdas. Sé dónde las tiran. Los aparejos de los españoles los reciclaron en las mismas plazas. La Lira Popular pendió de los cordeles como de los cuadernos el colgado escolar. Nunca pensé hacer un periódico o un juego, tanta mi aversión a la falta del aire, la ley de gravedad cuando se muerde uno la lengua.

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II

IV

Tengo otro ramo el sábado al almuerzo donde se ata el murmullo de arrugas y relojes, de los viajes en barcos que se odiaron.

Tantas noches de bodas y de mis hombres no guardo ni el nombre, más que sus ritos de rasgarme el velo frente a la tos de aquel Mapocho, que es ésa de mi abuelo.

Yo me imagino ante esos buques copiando la mirada que al balón da el muchacho que eligen último. Traer más niños a este mundo… son mi abuela y mis padres tres puntos suspensivos posteriores al hecho que hay gente que se aburre de vivir de rodillas y prefiere colgar como un móvil de cuna.

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Bogan sobre su curso sentencias de mi madre —la más brillante llama es la primera en apagarse. Y lo admito: mi canto es huero como un globo en el cumpleaños del que infla mi vientre.

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Nelson David Zúñiga González

la ciencia del silencio

(¿?, 19xx)

sólo la fruta que cae madura

sólo la fruta que cae madura al calor de cuyos sueños desgranas deseos de naranjas y manzanas es copa de placer y de dulzura sólo la fruta que se ofrece pura abierta y olorosa de mañana se vuelve por las noches alacrana su beso es de serpiente mordedura la carne que se abre en agonía herida se desgaja hacia los cielos y el último gemido de su gozo

me dirás el silencio medirás la palabra muerte sin entender la muerte misma seremos el verbo contrapuesto de una lengua en silencio la muerte en la palabra me dirás sin saber que la víbora se enrosca oculta al doble filo del silencio en tu palabra con el mismo celo de tu lengua mordida de muerte mordida en silencio me dirás muerte dirás silencio medirás palabras en tu lengua sin saber que morir es verbo que únicamente conjuga la persona solitaria singular en perfecto pretérito en silencio

te embriaga con furor en la sombría codicia de apropiarte de su celo y darle tu semilla en el rebozo

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royendo quedas perro el hueso duro

royendo quedas perro el hueso duro clavado en el cadáver vanamente insistes con tu hocico con tu diente morder a la que muerde por oscuros rincones y callejas tras los muros escurres el pellejo con la suerte del pillo que se ríe de la muerte mas ríes sin motivo, te lo juro pues Ella está contigo en cada esquina acecha desde el fondo de tus ojos latiendo en tu latido la mezquina te siembra en los pulmones el gorgojo te lleva de a pedazos muy ladina o de un zarpazo perro eres despojo

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Gladys González (¿?, 19xx)

En frías bodegas Como fichas clínicas Todas las ciudades Son iguales

Adiestramiento

Todas las ciudades Se provocan En el mismo ejercicio

Todas las ciudades Son iguales Si haces el mismo ejercicio

Todas las ciudades se queman al cruzar la frontera

Buscar una cama Encontrar alguien en esa cama Construir una ciudad Dentro de otra ciudad Sin puertas Sin ventanas Sin salidas Dejar pasar el tiempo Con los ojos cerrados Como si todo Fuera familiar Como si los golpes Y los amigos muertos No estuvieran 27

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Naturaleza muerta

Con la boca sangrando Los ojos perdidos El rostro blanco Resplandeciente

Hubo noches En las que buscaba Con un cuchillo de cocina El origen de las voces Aterrorizada Con el rostro amoratado Y revuelto

Entre los reflectores De los automóviles

Hubo noches En las que hacía barricadas Para que no me asesinara Abriéndome lentamente Hubo noches En las que me golpearon tanto Que caí al suelo Con un diente destrozado Y la cabeza rota Como una granada hirviendo Hubo noches Sin dinero Sin cortes profundos Caminando por la carretera 29

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Ciudad

Y una hilera De sacos de harina Colgados para secarse al sol

La ciudad Se reconoce a si misma Después del derrumbe Marcas de lápiz labial En viejas cortinas de residencial Iniciales de nombres Y corazones trazados En paredes enmohecidas De baños de hotel Cigarrillos a medio fumar Sobre el lavamanos La ciudad y nosotros Nos reconocíamos Con una tristeza salvaje Apostábamos y bebíamos Mirando los fuegos artificiales Del nuevo año En un galpón Que tenía de fondo Un puerto 31

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Raúl Hernández (Santiago, 1980)

Polaroid

nos dejamos de mirar. Y vuelvo a la foto donde también aparezco a su lado de la mano sintiendo que no debería alejarme.

Los patines con alas en el polerón Playboy que lleva mi padre en una foto sacada el año 1982 parecieran resaltar en la imagen. Mi padre contemplando el horizonte inalterable como ahora que ve un partido de fútbol en el canal 7 mientras lo observo sentado en el sillón. Y de pronto voltea hacia mí y ahora soy el observado. Nos miramos 33

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Fresa salvaje

Esperanza

Nos arrinconamos contra la pared de posters.

Esta escena podría estar mostrando esa última palabra escrita por un lápiz incógnito o la estrechez en el metro de la muchedumbre citadina.

Recuerdo que hablábamos de la playa y de las aves que viajan hacia el campanario. Rompimos un vaso cuando nos reímos boté los vidrios rotos a la hora de tu pastilla y al volver estabas desnuda en mi cama cantando Camilo Sesto junto a un cigarro.

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O tal vez podríamos estar atentos al gato en la ventana o a la simple neblina de medianoche. Todo esto podría ser un enfoque en primer plano a una mujer que se asoma por la puerta. Mientras camino por la vereda / soñando la nueva vida de mañana.

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Felipe Moncada

Ciruelos y villanos

(Chiloé, 1973)

El tren

De barrios en la penumbra y trasnoche, cafeterías y balcones vacíos, cae un temblor de persianas. En rutas perdidas de taxi, una película de los setenta con policías de color, pandilleros y clubes con puerta de flúor.

Si sopla un domingo, si pálida muerde tu casa, el ciruelo que se moja en la lluvia, deja el partido de ajedrez, tu asiento en el teatro y sin rostro mira fijo hacia lo oscuro, hacia lentas lámparas de plasma que mantienen encendida la noche.

Todos se han ido del barrio y los ciruelos de la calle son la torcedura, han huido las ancianas que arriendan pieza y solo queda un tejedor de totora frente a un palacio cubista.

Toma el bus de la muerte a la hora que los terminales se barren, y los que viajan, ya olvidados por sus familias, ven pasar pueblos de agua bajo círculos eléctricos.

Trozos de sol recortados en la mesa: me siento en la plaza, metafísica de palomas y crujir de viento, pues la hora es siempre la misma, aunque los palomos corcoveen o neonazis pasen corriendo al paraíso del odio.

El tren de los desvelados cruza estaciones de madera, cementerios, ríos con nombre de pájaro, botillerías y bencineras, viejas catedrales de neón a la distancia. Y si por algún motivo nadie te espera, habrá una cafetería abierta y un maestro de cocina que relata la historia de un crack en la desgracia, y habrán moreros en el barrio de los turcos y una gitana te pedirá monedas cuando pases bajo el puente, pero tú ya sabes tu suerte, la de andar mojándose bajo las flores, pues la lluvia es una lámpara que alumbra desde adentro.

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Los ciruelos de la villa como parodia de un Japón de papelillo, con almacenes abiertos, grandes bebidas y dueño de boliche con parlantes, papas fritas y merca. Aunque los jardines vean caer una lluvia de pétalos sobre quiltros y señores de cien años poden un canelo, los muchachos fuman yerba en una caja de antibióticos y comentan las ventajas del Sol o una riña del fin de semana.

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Embarcaciones de invierno

se acumula un océano negro y salado de carbón. La que cae sin compasión por los vencidos, en los vagones devorados por óxido y neblina.

La lluvia de los barriales de Chillán, en poblaciones perforadas por el viento, harapo que espanta a los pájaros hambrientos y sin canto de los crepúsculos bíblicos. Las mediaguas enterradas en el barro, embarcaciones que los violines del viento hacen naufragar entre hielo y techos de lata que suben al cielo en espiral, imitando a la polilla que cae hacia el pobre sol de las velas.

Lluvias crueles de campamentos, filtrando la piel seca de cerros, vientos de poleo, fluor de algarrobo, espino en la nebulosa. Agua que la primavera en reposo, guarda en su médula de hembra herida.

La lluvia dura de Temuco, el monótono corazón de Arauco, manta negra sin deshacer la niebla donde trenes y caminantes se pierden hacia el ruido de balazos, que nadie sabe para quienes fueron, si fueron reales o si solo fue un martillo golpeando los metales del hambre y el despojo. La lluvia con sol a orillas del Cautín, colgando de un cielo verde, donde tiuques dan gritos de trueno y maldición de brujos, usando el aire para caer dando vueltas sin voluntad y con gran escándalo. La que moja los ciruelos que ayer gotearon escarcha y sostuvieron el beso de los amantes o la modorra del vino. La lluvia fina de Talca, señorita gris enferma de melancolía por los puentes y por el vapor de garza Piducana. Lluvia gigantesca de las Alamedas. Agua blanca de cementerio que se cuela hasta los náufragos que florecerán por la boca, donde 39

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Galo Ghigliotto (Valdivia, 1977)

bonnie&clyde avanza por la carretera siguiendo a un esquivo sol que cae sin fuerza más allá del cielo bonnie sonríe tras el parabrisas y el viento que entra por la ventana hace que su pelo quiera escaparse de su cabeza sin ser una premonición de muerte clyde ríe también con su puro en la boca y en las noticias de la radio no dejan de decir sus nombres y las palabras asaltantes, peligrosos, armados mientras clyde acaricia la pierna de bonnie en un ford que corre a todo lo que puede dar la velocidad de la época

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bonnie&clyde es un trapecista compitiendo con su sombra sin estar seguro de ser el trapecista o la sombra siguiendo una cuerda que se extiende desde el paraíso de la célula atravesando noches subterráneas hasta más allá de la cubierta rocosa del universo donde no podemos ver porque nuestros ojos bonnie&clyde es el fantasma de un antílope que corre sobre un lago creyendo que escapa del reflejo que cree es su alma en pena bajo la superficie del agua y viceversa la imagen unida por las patas del antílope gira en el eje del lago y es una sola continuación

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cuando bonnie luce su vestido enchispado de brasa caliente y le apunta a clyde que luce una chaqueta enchispada de estrellas podemos ver la fotografía de un universo en donde el sol es la cabezuela de un puro a punto de extinguirse en la órbita de los amantes si no fuera por esta fotografía paralizando el tiempo y haciendo de esta imagen la tumba de dos personas unidas más allá de toda cordura y realismo racional haciendo escuela en las cárceles a través de orgías misioneras.

cuando bonnie elige ser clyde apunta con la mano izquierda y sus tiros nunca fallan porque caen directo sobre corazones que se vuelven dragones cruzando el cielo en llamas hasta atravesarlo cuando clyde elige ser bonnie dispara con los ojos imágenes que transforman todo cuerpo en hologramas transfigurados bonnie&clyde también sabe de transformaciones y se vuelve la enigmática coincidencia de un animal salvaje depredándose a sí mismo

cuando bonnie sonríe clyde instala una plataforma de destellos de sol en superficie marina sobre todo su paisaje y puede escuchar granadas reventando al interior de su cabeza y el sonido de hibiscos hawaianos moviéndose al viento de playas oníricas donde ambos aparecen usando trajes de baño que comprarían en la tienda del hotel con parte del botín cuando clyde dice algo divertido con su perfil recortado sobre la ventanilla del auto bonnie reconoce que esa sonrisa la empezó a matar desde mucho antes que las balas del futuro y piensa en cuanta felicidad cargan los policías en sus cinturones 43

De Bonnie&Clyde (2007)

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Gustavo Barrera Calderón (Santiago, 1975)

El periodista y la relación de los hechos

En el noticiero de las nueve el periodista dice víctima (y nadie escucha) en el noticiero de las nueve en otra época o en otro mundo el periodista dice victimario (y nadie escucha)

(aplausos) De este modo asignamos un interés a cada cosa (risas) Cada noticia tiene un nombre que la identifica y relaciona con las demás noticias (aplausos) en el noticiero de las nueve (risas)

De Secretar (inédito)

El silencio que precede a las noticias contrasta el antes y el después con el silencio posterior a ellas De este modo la entrega noticiosa constituye un espejo áureo e invisible en forma de abanico o de plumas de pavo real Cada uno de los argumentos desplegados puede ser percibido como un ojo pintado o como una semilla plástica En el mundo de las cosas sin nombre asignamos un nombre a cada cosa (risas) De este modo nadie puede confundirse 45

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Alicia se multiplica La multiplicidad de momentos de una cosa es lo que hace que no transparezca su verdadero ser, y justifica la pregunta de cuáles son sus principios verdaderos. Xavier Zubiri

Alicia entra en su habitación se tiende sobre la cama y observa la vela sobre la mesa de noche tras la luz de la vela existe una luz más oscura Bajo la habitación una segunda Alicia entra en su habitación se tiende sobre la cama y observa la vela sobre la mesa de noche

Detrás de Dios un segundo Dios observa a través de la transparencia del primero los ojos de Alicia sobre la vela sobre la mesa de noche el segundo Dios no cree lo que está viendo y vuelve su mirada hacia un tercer Dios ubicado tras de él El tercer Dios observa a través de la transparencia del segundo y el primero los ojos de Alicia sobre la vela sobre la mesa de noche

tras la luz de la vela existe una luz más oscura Bajo la cama una tercera Alicia observa la vela sobre la mesa de noche tras la luz de la vela existe una luz más oscura Dios observa la situación seccionada desde fuera de la casa observa simultáneamente todas las habitaciones idénticas una sobre otra 47

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Así pues, Adorno se formula una pregunta antropológica Adorno se formula una pregunta antropológica (y le sudan las manos) ¿Soy hombre o soy máquina? lamentablemente no existe respuesta a esta pregunta antropológica hombre o máquina sólo existe el placer de funcionar Adorno se formula una segunda pregunta antropológica (y le sudan las manos) ¿Soy hombre o soy mujer? lamentablemente no existe respuesta a esta pregunta antropológica hombre o mujer en la relación con las máquinas sólo existe ambigüedad Así pues, Adorno deja atrás la antropología

De Adornos en el espacio vacío (2002)

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Christian Aedo Jorquera

los golpes acaban sobre la resaca del llanto

(¿?, 1976)

la ciudad despierta y corre la herida cierra La sensación de haber cruzado una gran distancia

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desaparece

(fragmento)

entre el invierno y la primavera cometimos un error Invierno - Primavera 2007

y nada evitara que cometamos el siguiente En la distancia

que separa a un objeto

de otro

existe una regla huella digital o ruido de fondo Donde la imagen se pixela rápidamente la ciudad se detiene por un momento (caerá nieve en el poema, será una discusión, el error necesario para lograr un efecto)

—Hace cuarenta años que no caía nieve en Santiago— decía el taxidermista, que fue durante la crisis del ochenta Que en algunos lugares de la ciudad alcanzó a formarse una costra pegajosa que le quitaba evidencia y realidad a la situación Un ruido de fondo fija los objetos

los suspende

alpasardeunaorillaaotradeunafrasealasiguiente

en la incertidumbre

sentir que la mercancía se pierde que todo el recorrido se olvida existe una regla

decía: donde las toallas ocupan su lugar

y las figuritas de porcelana van al centro de la mesa ahí 51

la discusión se detiene

un zumbido

une

las

imágenes

a la deriva que eventualmente la marea sumerge —¿en qué ronda tu cabeza?— La última vez que cayó nieve en Santiago

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fue un espacio de Transición

Qué es lo que se gana /

donde no alcanzó a tocar el piso

Lo que se pierde

se desvanecía en aire y nos conocimos

es invisible a la noción que tenemos de recuerdo

no podríamos decirlo de otra manera o con palabras en los sectores de la ciudad donde todo se pierde

la distancia se desborda en un velo de acontecimientos que a nadie pertenecen El discurso se hace insostenible

Hace diecisiete años y ahora nos enfrentamos eventualmente frágiles nos enfrentamos a esta discusión

en la nevazón un tapiz de Patrones se repite

—Cuáles serían las palabras correctas para comenzar— Entre las piernas de una chica un policía desde su motocicleta observa

De Recolector de píxeles (inédito)

piensa en el espacio florecido que se fragmenta en un grupo de pájaros el canto de una revolución suspendida en el entramado de líneas que definen la superficie de los objetos Recuerda el sabor de las peras piensa cómo se podría evocar realmente el sabor de las peras La unidad de las cosas permanecerá en el misterio Sus cualidades en los rigurosos mundos de la vista

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Marcelo Arce Garín (Santiago, 1976)

Exhumada (fragmento)

A mi muchacho le gustaban los Ex dime cuántas veces quieres que te lo repita sonaba en el dial dime cuántas veces quieres que te lo repita gritaba la putifrunci dime cuántas veces quieres que te lo repita vomitaba en el cuarto cuajado de luz Soy la exhumada oía la ronda de San Miguel mientras vendaban mis ojos Soy la exhumada calzones en los tobillos y no sé cómo mitigar la ausencia de vino en el pescuezo

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Tejo una bufanda para que abrigues tu cuello uso el punto que copié a mi madre tupidito para que no te resfríes Soy la exhumada no figuro en ninguna encuesta oculto el dolor en las arrugas de mi frente y el mapa de la provincia se me clava en las vértebras no soy tortillera no soy regodeona exhumada canera soy tiro la huincha con la flaca Alejandra. a cambio de las tardes, mis cassettes de Adamo y Perales la flaca lee a Neruda antes de cerrar sus ojitos es poeta la flaca muere cada noche al filo del neón empañado

El último pololo que tuve murió reciencito le dio un ataque de epilepsia y lo atropelló un camión la rueda trasera rompió su cabeza Solo hay un recuerdo que conservo de él este botón rojo que me cosió en el pantalón abrocho y desabrocho abrocho y desabrocho abrocho y desabrocho para sentirlo en mi vientre Ya no mas atardeceres bajo el 56


tendido eléctrico plagado de zapatillas ya no más cazuelas en Matucana ya no más Armando Hernández ¡¡Loquita por ti, loca loca!!

Soy la exhumada y te busco cada nochecita en los camposantos de la patria

Acaso la lluvia marca el calendario y corres como el bosque quemado en sus orejas la boca digiere surcos en tus ojos florecidos viven otros cutículas enclaustradas en la epidermis del sol

reflejo de arritmia soterrada en el sopor folletín angular espía el sistema brinco uno a uno el pistilo de tu piel y canto lingualmente el salitre de tu sexo

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Cristóbal Eduardo Gómez Ramírez (¿?, 1986)

Moda

Recuerdo que la mamá de un vecino hacía llegar a mi casa tarjetitas de cumpleaños con dibujitos muy tiernos, tristes y feos

ahora que todos empiezan a usar bigote

Extraño es que —al parecer— esta señora no se diera cuenta que su hijo me sacaba la cresta / cada vez que podía y no tenía / nada de tierno como sus tarjetitas que me hacía llegar

yo me lo quito (para mí esa es la moda)

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Poema sonoro

Cuando nos callamos y decimos escuchar el silencio

miles de empleados públicos coreanos se cortan su dedo meñique en señal de protesta

Lo que realmente escuchamos es el ruido de fondo

los reúnen todos y se los entregan al gobierno la mano derecha sosteniendo firmemente la empuñadura el dedo más chico de la otra en el filo del abismo un grito oriental y la fuerza del honor separando el dedo de la mano por gracia de la guillotina en un acto nacional

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Venezuela

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Anthony Alvarado

En la vía pública

(Paraguaná, 1982)

Vida suicida

En la autopista, debajo de los puentes, bajo el cobijo de un poste a punto de caer (con su tendido eléctrico pendiendo de un hilo), en el estacionamiento público, sujeto a las contingencias del clima, a las oscilaciones anímicas de los vecinos. Caminar por el laberinto asfáltico con la disposición inequívoca de que me peguen un tiro. Cruzar la calle entre la velocidad y la imprudencia, mantener la compostura ante el fantasma del hambre. ¿Quién necesita deportes extremos? Aquel que quiera el suicidio sólo precisa vivir.

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Andaba como un cráneo, sujeto de vértebras, tendones, tejidos. Andaba como un hueso, pendiendo, oscilando, siempre como péndulo de mármol y concreto. Andaba como un crucifijo, una línea que desgarra la carne y un travesaño que secciona el alma. Andaba en fragmentos, propios e impropios, sin sujeciones o bisagras que concentraran este cuerpo desecho. Desarmado por los pasillos, en la estación de buses. Desmembrado como hormiguero zigzagueante, a punto de putrefacción y huesos, sustituido por prótesis que robaban mis movimientos. Cosido por los músculos blandos y los tendones frágiles. Descosido entre las junturas y los pliegues del asco, entre cabillas y tuberías improvistas. Trastocado por los latidos y el recorrido de la sangre que escapa por las heridas practicadas a este occiso apuñaleado entre la noche y el alba, entrecortado y desmembrado como una flor sin pétalos.

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Mis modales ya no tienen remedio

Vivo atado a modales de simio. Salto huecos en la avenida, en las aceras me dejo llevar por la muchedumbre como en manada, hago malabares en el tendido eléctrico, le rasco la espalda y le extraigo los piojos, al jefe de la cuadra para que no me deje sin trabajo. Subo las escaleras a cuatro patas, —creo que la ciática me dará una certificación y me elevará a la condición de jorobado—. Me entrometo en los festines sociales donde otros, igual de simios, me dan pelea por las sobras. Sus modales no son los más indicados para una fiesta, llevan los cabellos cortos, el rugido ronco por los aerosoles del asma, un perfume barato que disimula olores residuales. En ninguna ocasión mi conducta de simio me ha sacado de aprietos, si no bastara, vivo bajo estricta vigilancia de la ley. Considéreseme un ciudadano alterno, pero ¡por favor! no quiera parecérseme.

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Gladys Mendía

Mundo

(Maracay, 1975)

Luces de peligro

el alma lleva las luces de peligro parpadeando la triste noche que por segundos se convierte en día la bruma y la arena en una misma orilla postes de cruces eléctricas parpadean sobre el camino las casitas perdidas en el barranco las casitas al borde del barranco el mar que es un plato de huellas brumosas detrás de las matas de plátano los maizales los mangos la poesía que no tengo y busco en todo los diminutos soles en el túnel por donde va el tren he visto los granos de arena arder en el asfalto los pies descalzos de los niños arder en el asfalto sus ojos de hambre y preguntas sus manitos y mejillas envejecidas al ver la vida correr sin ellos la escuela sin ellos la mesa servida sin ellos la madre buscando cobijo en la esperanza cuidando el niño ajeno al otro lado de la ciudad

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nuestro mundo son las voces hablan tan fuerte que es imposible no escucharlas nuestra diversidad asusta quieren que seamos una masa que hablemos igual que escribamos igual las voces guaraníes son una amenaza al neoliberalismo las voces mapuches son bombas a punto de explotar las voces mayas son un acto de subversión las voces wayúu son disparos al sistema las voces quechua son misiles explotando las instituciones nuestra diversidad es un atentado camino por las calles de mi barrio y los represores han hecho un excelente trabajo masificados todos uniformados todos anestesiados todos cosificados en el tránsito siguiendo la señalética acelerando en las autopistas estrellados sin luz soñando con la desobediencia

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Parpadeos del incendio

en el túnel a veces veo la mano a veces las piernas y luego salgo a la nieve negra parpadeo de luces entre ceguera y videncia parpadea la nieve en las montañas me encandila el relámpago que salta me hiere los ojos como hundiéndolos en los vapores oscuros la nieve es el mar se le salen los colmillos goteando quién es uno sino un poco de nieve el túnel es el parpadeo en sombras pero veo todo derretirse en sombras pero veo todo derretirse corriendo en el túnel intermitente los ojos parecen girar dar vueltas de ruleta las ventanas del túnel te permiten cosas asómate a la ventana qué es uno sino un asomarse el viaje comenzó aunque no te muevas el viaje comenzó desde las ventanas veo las semillas que aún no revientan y ya piensan en el fin el túnel me enseña la voz aprendo a usarla cómo será la voz es negra es india es blanca el túnel es la destrucción lenta el viaje es la mezcla entre sombras y luces entre paredes y ventanas no veré el sol de la voz pero el viaje ha comenzado

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Dilmer Duno (Coro, 1986)

Aquí si hay y a veces hay poco. Esta, es una de las casas del poeta.

De La cuarta casa del poeta, (¿?)

Aquí las aceras son tan grandes como las calles, hay autopistas, edificios, y el smog muy poco deja ver las estrellas. Aquí la gente va de prisa, los niños nacen siendo adultos y los adultos ya es la gente mayor. Aquí, la electricidad es indispensable el agua es racionada y el ruido te hace perder la paciencia, ¡Aquí si hay vida! exclama la gente, ¡Ja! se vive en todos lados. Aquí hay basura, indigencia, inseguridad, hambre y a lo sumo 20 muertes por semana. No se habla de política, aquí se vive, la gente viste de colores y a veces no visten, hay pocos árboles, poca conciencia, poca sensibilidad. 73

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La escarcela se adueño de mi espalda salí corriendo y no sentía nada huyendo de mí, de ti, sin arma alguna, cazando al mundo, cazándome, apuntando con mis dedos, señalando un hecho y otro hecho, conduciendo los huesos de mi cuerpo. Me detuve debajo de una teja el lugar, era un granja, si, una granja allí estaba fulano, mengano y zutano una granja muy grande, habían otras hormigas también insectos, smog y ruido.

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Apenas tengo un ideal, una forma de vivir, un modo de caminar, una forma para tomar le vaso del café, una posición para sentarme, una manía para dormir por las noches, un truco para abrir la puerta cuando olvido la llave, un solo libro de Quiroga, un poema que trata de la muerte. Tengo un disco de música clásica, una hoja de papel, una rosa marchita, un pañuelo rojo, una historio para dormir, una ventana en mi cuarto, una camisa blanca, un reloj. Una vida. Y en esta ciudad, en esta gran ciudad, muchas veces me siento como un gato.

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Antonio Robles (Coro, 19xx)

Prosa jíbara

es media noche / y en una esquina del ghetto prendo el destino dándomelas de gangster / hey mafiosos del barrio / miren que dije ghetto / miren que dije gangster / tengo noticias de todos los jíbaros de brooklyn hey choros del barrio/ miren que dije brooklyn / tengo años de amores con sandra bullock / hey inaccesible mujer de ensueño/ mira que dije sandra bullock / éste poema está arañao / igual que los cunaguaros busco sombras / con mi arrebato alucinógeno asistiré al gran foro cósmico / a la trinca fiesta de navajas encendidas / a partir de ahora éste legado es una danza escalofriante / una fiebre glaciar / que se vuelva sal y agua el lirismo cursi / que se evapore la llorantina psicológica / que se evapore el verso ñero / de aquí en adelante el verbo es un pasaje terrible / la poesía es un credo / «os vais sonriendo y os vais al infierno» me diría el fantasma del comerciante del norte de áfrica / hey letradas aves negras del sendero / que balurdez hacer un poemario y esperar turno de entrada 77

al gran salón de la fama / mujer que me obsesionas / dime en qué momento te desangras y yo danzaré en tu agonía / he de dejar constancia del ser humano que me rodea / de sus dolorosos pilares elementales / «dejad que los vivos desentierren a sus muertos» sigo persiguiendo a la fémina sombra que se me evapora / mis pasos neuróticos calculan el tiempo en siglos / suena la danza de navajas / afilo mis navajas y cantan con sensualidad / cruz de navajas / soy el oráculo que resbala en el templo de morfeo / la guerrilla iraquí seguirá atacando / el vietnam es eterno / en la jungla continúo divagando / esta ciudad se está quemando y yo me congelo por dentro / el mesías se exilió en la antártida / vagolandia es mi tierra predilecta / es cálidamente fría y humanamente inhumana / pana mío / hey intelectuales / dije pana mío / un zamuro negro está afeando el rostro de la bella platónica morfina / en un violento buitre volaré al jardín del cielo / y la platónica estampa me pregunta: ¿por qué el yukón? ¿por qué su lejanía? ¿por qué manhattan?

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¿Por qué el puente y el rio? ¿por qué el magreb y su beduino? ¿por qué pradera sioux? Y yo os pregunto estampa de humo: ¿por qué un viejo cine llamado alcázar se extinguió y mi Alma quedó ahí revoloteando con los búhos y mi torrente Sanguíneo quedó estampado en la pared con los grillos? ¿por qué humo? Cáliz de mi sangre — sangre alianza nueva Eterna ¿por qué el salmo 23? ¿por qué este valle de sombras? Se me extravió en toda la geografía de venezuela Una garúa que es cama / cuarto / sexo carnal / guarida etc etc / El buen ladrón está en el paraíso / Interesante oferta del capitalismo: si es de clase media para Arriba — si tiene cuentas bancarias millonarias — envían Contra reembolso una bella mujer en su paquete de lujo — De edad — estatura y color de piel a preferencia — Profesional universitaria o ejecutiva – de estricto cerebro Burgués — 1 año de garantía — se acepta tarjeta de crédito / A esta bella mujer hay que guardarla en Témpanos de hielo para que esa carne femenina No se descomponga / y los privilegiados se saciarán con carne Congelada marca «fashion» No futuro / no futuro / es de fábula navegar sobre carne congelada / no futuro / no futuro / Si naufragamos / será casi imposible flotar sobre carne congelada / Ángeles caídos / cuando cumpla mil años veré a la 79

«poetry house» volar en la estratosfera / Teluria — teluria mía / te he semienterrado pero no Te execro de mi espíritu / Los brujos siderales anuncian el gran choque cósmico / «hundid la informática en el océano» «desintegrad los celulares en el desierto» Y que la oscuridad nos ilumine / El caso de ésta procesión teórica / En ésta fríamente calurosa madrugada / En último término quería leer un poema trinca y Tuve que hacerlo yo mismo / oyendo a bruce springsteen Y su camino tormentoso / «nos vemos en la vía» por los siglos de los siglos / amén.

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Sin tiempo

entonces he aquí que un muerto salió a la calle y entró en un taller literario y el bahareque silencioso fue danza de palabras «no descanséis en paz criatura mía dadme a beber tu piel y os me aliviaréis éste delirio sicótico» entonces he aquí que un fantasma jíbaro se puso a caminar por la ciudad y diseñó símbolos figuras plegarias naturaleza elementos físicos alados «nuestro reino no es de éste mundo» apoteósico le diría a otro espantapájaros para no aburrirnos y recuerdo a jack nicholson en atrapado sin salida y en los años 50 james dean se fue en busca del paraíso estoy desubicado fuera de tiempo fuera de contexto vacía metáfora decir soy hoja seca en el viento entonces ave negra ¿me entregarás tu carne o me negarás tres veces antes que canten los cuervos? me inscribiré en el gran hall porque se me arrebató el espíritu

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Jenifeer Gugliotta

(Ocumare del Tuy, 1985)

Cuando hay odio y muerte en el mundo las palabras quedan en silencio. Cuesta escribir cuando vivimos en guerra, cuando en la mirada del compañero encontramos egoísmo y simpleza; un acto de superioridad, de poseer una verdad que mata. Las palabras en ellos hieren, es un misil que se estrella en la razón. Entonces el silencio en mí se humilla, se cuelga en la pasarela de la Intercomunal Coro-La vela, se disgrega y salta con la cuerda. Abajo la espera un camión, el asfalto y el perro muerto de la semana pasada.

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A veces las palabras no logran cavar y pasar del otro lado de nuestro patio. Porque hay otros sitios debajo de nosotros y mueren en ellos no sólo las hormigas. Desearía regar el árbol y saciar la sed de los desterrados. Pero vivimos en sequía, el espacio se reduce y sé que pronto las bombas estarán cayendo en el patio de la casa. A veces las palabras no logran alcance y nos cuelgan de los postes como fachadas políticas, nos dibujan en el cuello escombros de la guerra. Él no lucha por su cama, lo he oído murmurar, entra por la ventana y come sólo de las sobras del gato. Silencio, eso escriben los poetas en días de guerras, de hambrunas y sequías.

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De extensión libre propone ser la vida, para cada minuto algo distinto, alguna palabra que denote lo que hacemos y lo que realmente queremos. Una cuartilla que abarca la vida, un lapicero que cumple al no traicionar, una espera inconclusa, un adiós en extensión. Los sustantivos y verbos unidos, la infidelidad desapercibida, el caos en las plazas públicas, el amor, el sexo, el bebé que despierta y la llamada urgente de un cliente. Se ahoga, se hunde el director de su gabinete pensando en la maracucha, en la merideña, la margariteña, la cubana, en la inglesa. En esta tierra es el gallo quien resuena, se baja los pantalones y camina en ella hasta la plaza bolívar, mientras su vida se extiende en esta cuartilla libre de distinción, de acusaciones y moral.

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Ennio Tucci (Mérida, 1986)

¿De qué se trata esto?

Tal vez quieran irse de viaje probar el menú gourmet o visitar los lugares más emblemáticos del mundo tomarse fotos en todos lados para presumir con los amigos Yo debo decir que amé a esta ciudad antes de conocerla de conocerla de verdad en sus solares bajo sus árboles hablando con un buen amigo como también te amé antes de conocer tus lunares

Cuando el concierto empieza a sonar en este Coro todos bailan al mismo son del anarquismo por eso Camilo volvió a casa porque esta ciudad tiene más cerraduras que ninguna otra y cercas electrificadas y portones y ancianos y riñones porque para seguir aquí hay que tener riñones o tripas bien fuertes para los lunes de caraotas y todo con arepa y todo con guarapo de verdolaga y todo con mucho calor y mucha brisa porque así es del carajo estar aquí hasta que nos agarre la noche en una calle y nos salgan los fantasmas de nuestros queridos y se oiga el poema del papagayo con un sonido de guitarra y piense en la naturaleza y en el hombre en la cena y en mi antiguo par de zapatos la sarna de esta ciudad que nos lleva a casa

Esta ciudad se extiende por sus solares llora por sus avenidas se tira palos con Ciro Vargas y Gregorio Meléndez porque la muerte sólo es una parte del camino y esas brujas no los dejan vivir en paz entonces Meléndez no ve televisión pero sí asoma su cabeza por las cerraduras por las señoras por las casas por las vías

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Full Color

Poco a poco las rodillas regeneran nuestras ideas y las costras nos servirán de alimento es necesario beber de nuestra propia sangre para entender esto

Cuneta tú si me entiendes todo es a «Full Color» para la portada del libro «porque hay que venderlo»

Nunca pasaremos hambre no de ideas sólo esta vez

El espíritu se ha perdido —lo digo— Pero no lo persiga ¡siéntalo! O mejor Cómprelo en la esquina y tráguese dos pastillitas de felicidad Cuidado con el estreñimiento —dice la televisión— y afirma que nuestras casas serán prósperas este año pero nadie nos ve y seguimos con nuestros «Hot Dog» porque a la final ya montaron un banco de órganos y la vida nos «vale madre» y que se vayan a Perú a la final aun quedan pendejos para echarles cuchillo y ya no me importa el ciclo lunar el caminar del poeta o el mareo del barco y la copa

Pero seguimos siendo empleados y debemos guardar silencio —eso me preocupa— nadie debe saber que esto por dentro se ve peor Que la esperanza está pero no aquí Es momento de buscar la esperanza pues Nadie saliva más que el hambriento eso hay que tenerlo claro pero el libro sigue sediento dentro de su portada brillante «Full Color» y otros van con sus procesiones y sus cantos nosotros nos alegramos con San Benito y José Gregorio porque cuando hay que correr hacen falta milagros.

Seguimos cruzados de pies pero algún día caminaremos Lo aseguro

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Palabra de auto chocado Se espichan cauchos gratis

Si espero que la libreta aguante al poema que resulta de la mezcla de Sabines con el Chino espero que la letra salga terrible y los zancudos zumben en la mesa Yo sobre la mesa de las impresoras porque las cervezas están baratas y el celular descansa y tambalea al lado de la libretita de poemas Desangro la libreta y el bolígrafo calienta en mi mano a las tres de la mañana con sentido Esto a penas es la punta del iceberg dijo un amigo pero conozco el resto así que la libretita seguirá temblando en el poema irreverente porque me llama beligerante cada vez que puede y yo sólo quiero purificarme en la labor del trabajo en la vida diaria y el transitar de mis calles porque esta libreta sigue temblando bajo la tinta de cualquier cosa porque su sangre es poema aunque las páginas se ausenten y queden curtidas de trasnocho

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Mariana Chirino

Ella endulza sus dedos

(¿?, 19xx)

a Yngrid

Pájaros que no lanzan flores

Hay humo en el vaticano pájaros que no lanzan flores

Mi madre por las noches recarga su dulzura vierte en un vaso: agua, azúcar y hielo bien triturado Ella endulza sus dedos

Gasa empapada de llanto, humo, sangre Gasa empapada… Con una onda en mis manos he de tumbar el muro. Pájaros que no lanzan flores vientres negados al parto. Hay humo en el vaticano.

Por las mañanas sale a curar las heridas de pacientes que se disputan el azúcar de sus manos se rumora que algunos inventan sus males seres que vuelan por los aires, aterrizan en camillas en el suelo frió voltean sus ojos en señal de gravedad. Ella los reconoce, a quilómetros huele a los falsos moribundos

Sigue la vida en oriente Gaza empapada.

Sabia mujer que comparte los granos de su azúcar

Una mezquita en silencio…

Yo no critico a los mendigos de dulzura ellos nacieron en las salinas donde no existe la poesía, el arte

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Yo he comido de su dulce pedazos de panela en espera…

Poema cursi

Mi madre lleva el socialismo en sus manos Con este poema no se podrá salvar al mundo

Cuando sale a trabajar viste de blanco por fuera y de púrpura viste sus manos

Porque este es un poema cursi de esos que trepan por la piel y no se quitan al bañarse…

Cuando llega de trabajar viste de azúcar por fuera y de panela viste sus manos

desayunan en tu mismo plato hacen ecos en las paredes de tu pecho roban una gota de la lluvia de tus ojos y te hacen decir me muero

Ya no puedo dormir sin escuchar cada noche cucharadas de azúcar en agua bien fría.

me muero por verte…

Ya no puedo dormir sin saber que mi madre recarga su dulzura para salvar a los verdaderos —y a los que como yo— Se fingen moribundos

que para amarte el tiempo es tan corto corto como este poema. Poema cursi y necesario. Con el que no se podrá salvar al mundo

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ni destruirlo.


Gabriel Figueredo (Maracay, 1981)

El sueño de los ausentes

El ojo grande de la pared continúa con su danza intermitente aguijón recurrente de mis acelerados temores se hunde importunada la nave turca sin percatarse del sonido que proviene del apartamento de arriba los pálidos azules se diluyen con prisa sonidos de martillo, risas, vendedor de voces cuerpos gloriosos de la tarde paisaje urbano tráfico El analfabeto de los colores acelera su muerte en cada paso los ojos distraídos no procuran despedirse de sus prendas ante las volátiles manos de los apresurados

por los linderos del día que se resiste pronto se detendrá la rueda y no quedarán humores en la cesta para hilvanar el sueño de los ausentes sueños ilusorios de artificial progreso quimeras preñadas de demagogia en este rincón de cucío rincón de piras y ñemas que no se reducen a cuatro calles de asfalto que son conuco y río campesino y plátano resistencia de piel curtida canas parlantes del tiempo sí, buscar agua de lejos más que mitos cazadores de extraños los que se fueron sembrando caña prepararon el cocuy para el velorio y nos emborracharon de sueños con sonrisas de encías solitarias esperando la luz mañanera

Muere la noche en la ciudad la noria se fractura al bajar 97

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El bus de tus ojos

Esta calle no tiene nombre

Me dejó el bus de tus ojos en la parada incierta de los años vidriosos aturdido miro el humo de tus pies al despedirte sonriente. una maleta, un banco oxidado, ruinas de ego

Este árbol mula nunca supo cómo llamar sus frutos esta urbe huérfana de hijos mira a los de allá transitar absortos en los espejos de mano

se aglomera la ausencia en los rostros deambulantes ciudad sardónica, pantalón oxidado, placa amarilla.

un artista confundido una mujer sin marido un hombre descalzo, sucio, olvidado un pedazo de piel en cada esquina madrugada soleada del mes de mayo maldita ausencia de sentido común o comunismo

El camino a casa no es más que un buhonero vehemente, una alcantarilla rebosada, mis pies hundidos la lucha cotidiana por mantenerme entero la lucha clandestina para no matar a alguien siete mil, humo, gasolina. el perfume de los de a pie, el caldo muerto de hambre de los olvidados y un maldito nudo ajustado a la boca de las ganas

uno, dos, tres no vi al niño detrás de la pelota mancha de sangre en la calle uno, dos, tres no hacen falta gallos para anochecer uno, dos, tres gallinas tendidas en el árbol uno, dos, tres apoya el fusil contra la hoja porque esta calle no tiene nombre

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Jhomar Loaiza (Coro, 1977)

Un mal rato

(o Jodas de un adiós)

Destruyes sueños, disparas sobre ellos. El tiempo te dirá la razón. Complicada es tu vida, tú quieres que sea así. Desnúdate, inhala superficies del pasado que no olvidas. Lárgate con tus amigos, el mar te espera. Distrae tu tragedia como la arena borra tus pisadas, pero el tiempo dice lo contrario. Inmólate si quieres, pero no me jodas. Lenguas colgantes dislocan la tranquilidad. Cólera y odio te someten. Maldita maroma del payaso, incita a morder 101

la mano de quien te ama. El futuro no existe sin papeles, mi mente extraviada. No pienso sin tomar un trago. El frío somete a la muerte. Pretendo estar solo, envenenado. Tienes el antídoto, pues tú eres el veneno. Cuida de tus vestidos marrones. Debajo de mi cama están tus zapatos. Mi negra que siempre fue blanca, quiero olvidar dentro de la habitación donde logramos fusiones, donde llorabas al maestro, ahora pendiente de otra realidad. Cruzando el istmo corta la nada, piensa en las cenizas donde están tus piernas. Manchas blancas recorren el lienzo donde tu nombre se escribe despacio.

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Noche de lluvia

Muchas noches soñando, muchas deseando. Ha llegado el momento de despertar, de darme cuenta que no era un sueño sino una terrible pesadilla, pesadilla de la que amaba. Era como el dolor que uno no quiere dejar, era la espina del alma, la herida viva, sangrante. Creo haber despertado o quizás sigo dormido. Estoy resistiendo en dolor mayor. ¡Qué difícil la soledad! Andar solo en calles desiertas… Era un sueño, un deseo estar con ella, sin darme cuenta que su alma es negra. Es negra porque aún vive. No era la hechicera de los cuentos; era la bruja de manto blanco, 103

de ojos verdes como la hierba, de corazón seco, como de piedra. Será difícil volver a soñar en la arena. Ya la extraño. No quiero volver a verla, sólo dejar los mejores recuerdos. ¡Qué triste es la lluvia! ¡Qué triste la noche! ¡Qué triste los sueños!

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Eres tú la diosa

La lluvia recorre mis narices. Espero una luz debajo de la puerta indicando que estás allí; yo sé que aún estás. El teléfono descansa. Un insecto en mi almohada, el frío de la calle, la hierba creciendo en la ventana. Escapo de ti, vives en mi mente, te alimento con memoria. Ya no sopla el mar. Manos de acrílicos, políticos dementes, contaminada sociedad. Observo la luz en tus ojos, la arena descansa. Pinté tus senos de rojo. Deja las piernas abiertas; no soporto el silencio. Eres tú la diosa de la danta, la de lengua extranjera, la que desafiará mi vida.

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Jairo Prieto (Ocumare del Tuy, 1987)

con mi cadáver, con mis poemas. Vine de la trinchera más oscura, la ignorada Como vine no me iré.

Cédula de identidad A Aquarela Padilla y Edgar González

Vengo de la trinchera de la palabra sumergido de ecos

Vine a dejar mi delirio junto al tuyo en el fondo de la conciencia de la calle.

Soy causante del enfado del olvido me declaro inocente de todo amor mal logrado. Soy de la época de los diecisiete millones, hacen ya unos papeles atrás Vengo a colaborar en la renovación de la escritura aunque muera en el intento. Mis poemas no llevan ruedas corren poco pero rasguñan Vengo escribiendo lo olvidado, lo sancionado. Vivo en las calles matizadas por la angustia Dispuesto a matarte puta muerte 107

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Referencia personal

En el ocaso me diluyo en sangre Merma de huesos comprimidos Banderas y consignas

por las nostalgias de cada acto. Homicidio del amor entre las ocurrencias y el miedo.

Soy escribiente sin unicornios Alerto los abismos ocultos en nosotros No poseo tierra Ni mujer Ni cautivos Ni méritos Soy plagiario de mis actos, me alimento de los tuyos Considerándome como nadie lo haría entre mis venas Ahí me corren palabras indescifrables como tu esencia Ahí donde cada quien pasa y queda y es aliento de sí mismo como el nuestro que se extravió en las referencias de los amantes oscurecidos

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¿Dónde te has ido?

Vi cuando mordías la noche venciéndola, ocultando tu sombra Tus dientes malignos tallan en mis pupilas tu rostro Te busco debajo del sueño pulcro, tanteando las escaleras buscando tus pies Me levanto y no estás Se agotó el café y el pan duro Y aún las golondrinas carcajean en las noche ¿A qué juegas soledad? ¿Dónde te fuiste?

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Norys Odalía Saavedra Sánchez (Barquisimeto, 19xx)

Pócima de colibríes

Con el pecho tapado sudo flores Me pongo la cobija Tomo guarapo de colibríes al degüello

Un primer hombre es tronco El segundo se pierde en las ramas El tercer hombre es el aparecido En medio de todos su espalda se acrecienta como la montaña Y deja una estela de ventarrones huyendo al monte

Macerados con tres puntos de muerte.

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Perderemos las alas en las plumas de la vertiente Aún no desistas de la piel del azahar de los cantos En la distancia de los gusanos bajo el sueño oscuro habla y no leas sobre mi lengua No pronuncies la pupila de los grillos brincando En los relámpagos sombríos el ojo de lo vertido se abre el mantra escondido No levantes las pestañas Pandora está en la lluvia despierta Bañándose debajo de las gotas

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Marina Lugo (Valencia, 1988)

Me levanto una tarde juntando cada carta que llega a mi memoria cada hoja de recuerdos de un ayer cada gesto derramado en un pozo de agua desbordando sangre brotado de lágrimas perdidas en el tiempo. Oh! Esas lágrimas, nunca quisieron salir de casa les era suficiente asomarse a la ventana y tener que aguantar cada uno de los espectáculos de la función ya era demasiado soportar gota a gota las palabras extinguidas Cierran las ventanas y buscan el rincón más oscuro el más escondido de la casa. Unas veces las escuchaba merodear por los pasillos jugando a correr con la sangre por las venas, ocultadas entre cristales sombras y colores. Otras veces duraba tiempo sin saber de ellas, me parecía que se habían ido del lugar dejando este cuerpo inerte y solitario vagando con el día a día transcurriendo en el tiempo 117

esperando un no sé qué discutiendo un poco con el destino ese que mira con ojos de traición se ríe en mi cara Ese hombre es todo un cínico como se atreve a verme con la mirada de la burla a carcajearse del tiempo sin sentido de esperar la muerte de cada minuto y seguir aguantando sus gestos quiero que se marche de mi existencia no seguir dependiendo del insulto en que me tiene tiro la puerta de la rabia despertando cada pieza de este ser que ahora me grita en el silencio ahora retumba mis sentidos y me hace estremecer toman todas las cartas de los recuerdos se expulsan a la hoguera siendo devoradas milímetro a milímetro, desapareciendo entre el fuego que cobra cada vez mas vida pero al poco tiempo va agonizando en su muerte. La brisa sacude las cenizas se esparcen desvaneciéndose en el ambiente Por minúsculos segundos pierdo la memoria y el pasado sucedido Inicio otra historia… Desde cero.

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El terror con acto cumbre en tus sentidos el espanto que me hipnotiza como el momento al verte en que se me paraliza el corazón cuando vivo sin aire y muero sin vivir. Se me congela el alma se me enfría el cuerpo como cadáver esquelético con años de sepulcro puedo salir a la vida con el impacto del terror pero antes mátame y destroza mi corazón. Entiérrame en el campo santo, en la fosa más honda y profunda, para así yo poder… volver a nacer.

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Toma, cómete mi carne Bébete mi sangre Que tanto esperas caníbal a que se enfríe mi piel y crujan mis huesos a que pierda el sabor agridulce del corazón que exploten mis pulmones de un grito y se me paralice el cuerpo. Prefieres esperar que muera de un infarto antes de matarme tú O mejor comer de mi carne, y beber de mi sangre como todo un caníbal desgarrándome.

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Notas biográficas Christian Aedo Jorquera | ciudad, 1976 Es Director de Literatura en el Centro Cultural Espantagruélico. Ha publicado la plaquette Pornoestar (2004) y en diversas antologías de poesía como La Gran Capital (2005), Riesgo País (2007) y Muestra de Poesía (2006). Fue becado por el taller de poesía de la Fundación Pablo Neruda (2005). Desde 2006 es parte del Comité editorial de Ripio Ediciones, donde ha sido curador de la exposición Poesía + Plástica, en el marco de la colección “Nada se Escurre” (2008) y editor del libro Arte Andrógino de Roberto Echavarren (2008).

Anthony Alvarado | Paraguaná, 1982 Poeta y ensayista. Ha publicado Piedras Sobre la Cruz (año), Antología de la cueva (año) e Introducción al Manifiesto de los Muertos (año), además de artículos y poemas en diferentes publicaciones de Falcón. Pertenece al grupo Tiquiba, la Fundación Literaria León B. Weffer y colabora con el grupo Musaraña.

Marcelo Arce Garín | Santiago, 1976 Ha publicado Exhumada (año). Ha participado en diversos talleres literarios. Sus trabajos figuran en antologías, páginas web y revistas. Asimismo, ha sido invitado a diversos festivales poéticos como el III Encuentro de Poesía Actual “Poquita Fe” (Santiago, 2008) y el II Encuentro Nacional de Poesía “Riesgo País” (Valdivia, año).

Gustavo Barrera Calderón | Santiago, 1975 Licenciado en Arquitectura por la Universidad Católica de Chile. Ha publicado Exquisite (2001); Adornos en el espacio vacío, (2002), por el que recibió el Premio Revista de Libros del diario El Mercurio (2002); Creatur 121

(2006), la serie poética titulada Carácter, integrada por los libros Primer orificio, Papeles murales y tapices, y Mori Mari monogatari, (2007) y el registro fotográfico de Dinero, muerte y un rostro sin cejas, intervención poética realizada (2006). Miembro de la Red de Escritoras y Escritores por el ALBA. Formó parte del taller de la Fundación Pablo Neruda (1996). Ha participado en diversas manifestaciones públicas e intervenciones urbanas que integran música, poesía y puesta en escena. Obtuvo la Beca de Creación literaria para escritores noveles, otorgada por el Fondo Nacional del Libro y la Lectura (2002).

Cristián Berríos | Santiago, 1975 Edita y dirige la revista Puente de Saturno. Ha publicado Tórax (2009), y los libros digitales Chocolate Post Mortem (año), Cuentos de Sueñobscuro (año), La Cofradía (año), Santo Grial de un underground (año) y Breve sinfonía de un crimen sin remordimientos (año); además de textos en las revistas La Palanca, Espiral y Kala Editorial (México); Letralia (Venezuela); y Pluma Negra, El Puñal y Cinosargo (Chile).

Mariana Chirino | ciudad, 19xx Pintora y escritora. Es profesora de dibujo en la Escuela de Artes Plásticas “Tito Salas” en Coro. Integra el grupo Musaraña y la Fundación Wilmer Gutiérrez “Arte en la calle”. Es coeditora de la revista Cubile, la hoja poética Madriguera y Ediciones Madriguera. Ganó el X Concurso “Rafael José Álvarez” de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda en la mención Cuento (2008).

Dilmer Duno | Coro, 1986 Integra el grupo Musaraña. Ha participado en el Taller de escritura creativa dictado en la Casa de la Poesía de Coro (2007). Participó en el 4to “Festival Mundial de Poesía” (2007), en “La Vela de Coro” y en los ciclos de “Recitales Colectivos” organizados por ODARNOC editores. 122


Gabriel Figueredo | Maracay, 1981

Gladys González | ciudad, año

Es Director de Ediciones Verbos Subversivos, colectivo literario que reúne un considerable número de poetas y narradores abocados a la promoción de la literatura en las comunidades. Su obra es inédita y está compuesta por El emisario (narrativa) y El sueño de los ausentes (poesía). Ha sido publicado en diversas antologías, periódicos y revistas. Reside en la ciudad de San Felipe desde su infancia.

Ha publicado Conrimel, Antología de poetas mujeres del cono sur (2006), Gran Avenida (2004). Ha sido incluída en las antologías (SIC) de la Biblioteca Nacional de Chile (2004) y Cantares: nuevas voces de la poesía chilena (2004). Ha sido invitada al Festival de poesía “Latinale” (Berlín, 2006), “Poesía Bogotá XIV Festival Internacional: La poesía iberoamericana contemporánea escrita por mujeres” (Colombia, 2006), “Novissima Verba: V Festival de Poesía Joven Edición Internacional” (Perú, 2006), Encuentro de poesía iberoamericana “Estoy Afuera” (México, 2005), Encuentro de poesía latinoamericana “Salida al Mar I y II” (Argentina, 2004 y 2005). Recibió una beca del Consejo del Libro y la Lectura para realizar “Conrimel. Primer Encuentro Internacional de Mujeres Poetas del Cono Sur” (Chile, 2006), Mención Honrosa en los Premios Municipales de Santiago con el libro Gran Avenida en la categoría “Mejoras Obras Editadas año 2004” (2005), Beca Fundación Pablo Neruda (2004), Beca Taller Biblioteca Nacional (2003) y la Beca Fundación Gabriel & Mary Mustakis a Jóvenes Talentos (2001 y 2002).

Galo Ghigliotto | Valdivia, 1977 Es miembro del comité editorial de la Revista Latinoamericana de Poesía Los Poetas del 5, creador de la página web Registro Visual de Poesía Chilena y uno de los organizadores del Encuentro Nacional de Poesía “Pero en Talca!”. Ha publicado Valdivia (2006) y Bonnie&Clyde (2007). Mientras estudiaba la carrera de agronomía instaló un puesto de venta de artículos de malabarismo en el parque Gómez Rojas. Después de egresar, trabajó como fumigador, vendedor de tomates, cajero de un bar, visitador médico, encuestador, vendedor de licores, paisajista, cocinero, guionista, repartidor de pizzas y cajero de un café en el barrio Lastarria. Ha escrito reseñas de poesía en varios medios virtuales. Su poemario inédito Aeropuerto recibió el Segundo lugar del Concurso Nacional “Stella Corvalán”.

Cristóbal Eduardo Gómez Ramírez | ciudad, 1986 Estudió Tecnología en Sonido en la Universidad Vicente Pérez Rosales (hoy Universidad Tecnológica de Chile INACAP). Antologado en Poetas al Re-Verso (2005), Muestra de Poesía: 18 poetas jóvenes de la Región Metropolitana (2007) y Cosecha 2006 (2008). Ha sido parte de los talleres literarios impartidos por la corporación Balmaceda Arte Joven, los cuales han estado al mando de: Andrés Anwandter, Tito Escárate, Víctor Hugo Díaz, Kurt Folch, Jaime Pinos y Pablo Paredes. Participa regularmente en el grupo Foro de Escritores. Ha organizado los ciclos de lecturas poéticas “AMIGO” y “Sesión de Espiritismo”. 123

Jenifeer Gugliotta | Ocumare del Tuy, 1985 Cofundadora del grupo Musaraña. Es editora de la revista Cubile, la hoja poética Madriguera y Ediciones Madriguera. Es coautora del libro colectivo de edición artesanal Antología de la Cueva (2006). Ha publicado en revistas nacionales y regionales. Premio del XI Concurso “Rafael José Álvarez” de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda en la mención Poesía (2009).

Raúl Hernández | Santiago, 1980 Poeta y bibliotecario chileno. Ha publicado Poemas Cesantes (2005) y Paraderos Iniciales (2008). Ha sido becario de la Fundación Neruda (2002) y del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2004 y 2007). Obtuvo el Premio Biblioteca Nacional / Fundación Mustakis (2003) y el Primer Pre124


mio en el II Concurso Nacional de Poesía Chilectra (2004). Ha participado en variados encuentros literarios en Chile, Argentina y España. Como bibliotecario, ha sido pasante en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (Salamanca, España) y ha desarrollado variados proyectos de fomento del libro y la lectura.

Jhomar Loaiza | Coro, 1977 Es artista plástico. Su trabajo, que se encuentra en una constante investigación y conceptualización, fusiona el cubismo y el expresionismo; su paleta, vívida en pigmentos, parece resplandecer aún más ante la representación de figuras femeninas. Su relación con la poesía inicia a partir del taller dictado por Juan Calzadilla en el pueblo de La Vela, en donde nace el grupo Tinta Púrpura, del cual forma parte. Ha publicado y leído sus poemas en múltiples revistas y recitales.

Marina Lugo | Valencia, 1988 Es coeditora de la revista Cubile. Forma parte del grupo Musaraña. Ha trabajado en los proyectos impulsados por Ediciones Madriguera. Participó en la V y VI Bienal de Literatura “Elías David Curiel” en Coro, entre los escritores jóvenes que representaron al estado Falcón; y en los ciclos de Recitales Colectivos en Coro y el puerto de La Vela.

Gladys Mendía | Maracay, 1975 Técnico Superior Universitario en Turismo. Estudios de Licenciatura en Letras. Es editora de la Revista Literaria Latinoamericana Los Poetas del 5. Ha publicado El tiempo es la herida que gotea (2009), El alcohol de los estados intermedios (2009 y 2010) y La silenciosa desesperación del sueño (2010). Sus poemas figuran en diversas revistas literarias, así como en las Memorias del Primer Festival Internacional y Popular del Libro (Colombia, 2007); y en las antologías El Hacer de las Palabras (Argentina, 2007), El Mapa no es el Territorio (Chile, 2007) y Tránsito de Fuego, (Venezuela, 2009); así como 125

en la compilación bilingüe 51 autores contemporáneos (Francia, 2008). Fue becaria de la Fundación Neruda (2003). Poemas suyos han sido traducidos al catalán, portugués, inglés y francés. Es corresponsal del magazine Páginas de Nuestramérica, el programa cultural Los Impresentables, ambos de Colombia, y de la Revista Internacional de Teatro y Literatura Alhucema de Granada, España. Traductora del portugués al castellano, trabaja para el Projeto Editorial Banda Hispânica (Fortaleza, Brasil). Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía. Actualmente reside en Santiago de Chile.

Felipe Moncada | Chiloé, 1973 Estudia (¿?) en la Universidad de Santiago de Chile. Dirige la revista La Piedra de la Locura. Ha publicado la plaquette Salones (2008) y los libros Irreal (2004), Carta de Navegación (2006), Río Babel (2007) y Músico de la Corte (¿?). Obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2007). Actualmente, alterna su residencia entre Valparaíso y el valle del Aconcagua.

Anita Montrosis | Chile, 1969 Poeta y directora de la revista Pluma Negra. Gestora cultural de Otro Sur. Ha publicado algunos textos en revistas nacionales y extranjeras, y el libro de poesía Tacones bajo la luna (2007). Actualmente dirige el taller “Boris Calderón” y es columnista del diario Datos Sur.

Jairo Prieto | Ocumare del Tuy, 1987 Estudia Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa, en Caracas. Ha publicado el libro de poemas Cuánto pesa un río (2006). Participó en el I y II “Encuentro Nacional de Poetas Liceísta” (2006 y 2007), en la V Bienal Internacional de Literatura “Elías David Curiel” (Venezuela 2006) y en el XIV “Encuentro Binacional de Escritores Venezuela - Colombia, Gobernación Norte de Santander” (2006). 126


Antonio Robles | Coro, 19xx Ha publicado los poemarios Laberinto Beduino (año) y Callejón X (año). Integró el taller literario de la Casa de la poesía “Rafael José Álvarez” de Falcón, que coordinó el poeta Juan Calzadilla. Representó a Venezuela en el cuarto “Festival Mundial de Poesía” celebrado en Caracas (2007).

Norys Odalía Saavedra Sánchez | Barquisimeto, 19xx Técnico Superior en Turismo. Ha publicado De áridas soledades (año) y mantiene inéditos los libros Bisiesto, Naranjos largos de Viento, Caza de Animales en flor, 7 Corderos y Cuentos y relatos. Ha publicado en periódicos literarios, revistas y diarios entre otros. Fue antologada en Un canto a Venezuela” (2008 y 2009). Obtuvo la mención honorífica en el Concurso Universitario de Poesía “Andrés Eloy Blanco”. Ha participado como invitada en el Festival Mundial de Poesía (2007), el “Festival Mundial de Poesía” (Caracas, 2008), el “Filven Lara” (2008), Encuentro de Escritores del Alba (¿?), entre otras. Ha ofrecido recitales de poesía y ha organizado actividades poéticas y culturales en Barquisimeto. Estudió en Cuba en la Escuela de trabajadores sociales “Celia Sánchez Manduley” y en la Escuela de trabajadores Sociales de Matanzas “José Martin Sánchez”. En la ciudad de Holguín, integra el Taller de Poesía de la Escuela, bajo la tutela de escritores de esa ciudad cubana. Pertenece a la Asociación de escritores del estado Lara y Red Nacional de Escritores, Red del ALBA. Es brigadista y Luchadora Social del Frente “Francisco de Miranda”. Es activista de algunos Colectivos de vanguardia. Actualmente corrige sus primeros relatos.

Ennio Tucci | Mérida, 1986 Integra el grupo Musaraña. Es coordinador editorial de Ediciones Madriguera, coeditor de la revista Cubile y la hoja poética Madriguera. Coautor del libro colectivo de edición artesanal Antología de la Cueva (2006). Ha publicado en revistas nacionales y regionales. Poemas suyos figuran en los libros colectivos Esta Bolero es nuestra (2008) y el primer producto colec127

tivo de la Red de Escritores por el ALBA (2008). Premio del IX Concurso “Rafael José Álvarez” de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda en la mención Poesía (2009).

Enrique Winter | Santiago, 1982 Abogado de profesión. Es editor de Ediciones del Temple. Ha publicado Atar las Naves (2003) y Rascacielos (2008). Integra discos, revistas y antologías como El Vértigo de los Aires: Poesía Latinoamericana (1974-1985) en México y Hofstra Hispanic Review en Estados Unidos. Ha sido traducido al inglés y al portugués. Recibió el primer premio del XI Festival de Todas las Artes Víctor Jara (2003) y las becas de la Fundación Pablo Neruda (2002), del Premio Mustakis - Biblioteca Nacional (2003) y del Consejo del Libro y la Lectura (2005). Reside en Valparaíso. Pronto publicará una traducción de Philip Larkin.

Nelson David Zúñiga González | ciudad, año Estudiante de Letras Hispánicas en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha organizado diversos eventos culturales, como el “Primer Festival Medieval” (2005), para el cual escribió y dirigió una obra teatral. En 2007 la revista web Letras Quemadas publicó una selección de sus poemas. El mismo año participó en el taller de reescritura poética de Rafael Rubio y organizó la lectura “Poesía a la Vena”. Durante 2008, dirigió el videopoema SCL, que recorre las calles de la capital chilena inspirado en el poemario Introducción a Santiago, de José Ángel Cuevas, el cual fue estrenado durante el homenaje a Cuevas, por los 25 años del poemario mencionado. A fines de ese año participó en la organización del encuentro poético El 4º dedo en la llaga, que cuenta con la presencia de destacados poetas nacionales y extranjeros. Actualmente está dedicado al proyecto editorial Puntociego, y a su labor en el comité universitario para el encuentro nacional de poesía “Chile mira a sus poetas”.

128


índice

Gladys González

Nota preliminar

5

Adiestramiento Naturaleza muerta Ciudad

prólogo

7

Raúl Hernández

Anita Montrosis 11 12 13

Felipe Moncada

15 16 17

Galo Ghigliotto

Cristián Berríos Viaje Entre las sombras de la urbe El debutante

Enrique Winter 19 20 21 22

Soltar la cuerda Cabos sueltos, I II IV

Nelson David Zúñiga González sólo la fruta que cae madura la ciencia del silencio royendo quedas perro el hueso duro 129

33 35 36

Polaroid Fresa salvaje Esperanza

Chile Tarde en Santiago Ritual Deforme

27 29 31

23 24 25

37 38 39

El tren Ciruelos y villanos Embarcaciones de invierno

bonnie&clyde avanza por la carretera… bonnie&clyde es un trapecista… cuando bonnie luce su vestid … cuando bonnie elige ser clyde…

41 42 43 44

Gustavo Barrera Calderón El periodista y la relación de los hechos Alicia se multiplica Así pues, Adorno se formula una pregunta antropológica

45 47 49

Christian Aedo Jorquera 51

10 (fragmento)

130


Marcelo Arce Garín

55

Exhumada (fragmento)

Cristóbal Eduardo Gómez Ramírez Moda Recuerdo que la mamá… Poema sonoro miles de empleados públicos…

59 60 61 62

Venezuela

Jenifeer Gugliotta Cuando hay odio y muerte en el mundo A veces las palabras no logran cavar De extensión libre propone ser la vida

83 84 85

Ennio Tucci 87 89 91

¿De qué se trata esto? Full Color Palabra de auto chocado

Mariana Chirino

Anthony Alvarado Vida suicida En la vía pública Mis modales ya no tienen remedio

65 66 67

93 94 96

Pájaros que no lanzan flores Ella endulza sus dedos Poema cursi

Gabriel Figueredo

Gladys Mendía

69 70 71

Luces de peligro Mundo Parpadeos del incendio

97 99 100

El sueño de los ausentes El bus de tus ojos Esta calle no tiene nombre

Jhomar Loaiza

Dilmer Duno Aquí las aceras son tan grandes… La escarcela se adueñó… Apenas tengo un ideal…

73 75 76

101 103 105

Un mal rato Noche de lluvia Eres tú la diosa

Jairo Prieto

Antonio Robles

77 79 81

Prosa jíbara ¿por qué el puente y el río?... Sin tiempo 131

107 109 111

Cédula de identidad Referencia personal ¿Dónde te has ido? 132


Norys Odalía Saavedra Sánchez Pócima de colibríes Un primer hombre… Perderemos las alas…

113 114 115

Marina Lugo Me levanto una tarde… El terror con acto cumbre… Toma, cómete mi carne…

117 119 120

133

134


Me Urbe. Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela, se imprimió por primera vez sobre papel marfil de 83 gramos. Para su composición se utilizó la familia Adobe Garamond Pro. La tirada cumplió su tránsito por los talleres de Imprenta Maraví, Jr. Cailloma 224, en Lima, durante los primeros días del décimo mes de 2011, año del centenario del natalicio de José María Arguedas y Emilio Adolfo Westphalen, y de la publicación de Simbólicas de José María Eguren.

135

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