UNIVERSIDAD YACAMBÚ VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO DOCTORADO EN GERENCIA SEMINARIO AVANZADO LA GERENCIA EN LA PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA
LA ASOCIATIVIDAD EMPRESARIAL COMO FACTOR DINAMIZADOR DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA
Autor: Mg. Rixio Nuñez Carruyo
Lechería, Marzo de 2015
A consecuencia del proceso de globalización, especialmente del segmento económico, que ha venido propagándose indeteniblemente a escala planetaria, la dinámica productiva tradicional ha venido transformándose y adaptándose a las nuevas exigencias de un mercado multifactorial que no conoce fronteras. Es así como hemos presenciado, el surgimiento de novedosos mecanismos de cooperación entre los grupos humanos, lo cual ha permitido superar muchos de sus problemas, adaptarse a un entorno cada vez más competitivo y proponer esquemas de producción más beneficiosos y sostenibles. En este contexto socioeconómico que ha forjado nuevas formas de interacción social, evoluciona un modelo productivo en las comunidades que se fundamenta en un sistema de vínculos, condicionados por un propósito común y en el establecimiento de estrategias para alcanzar ese propósito. En otras palabras, me refiero a la asociatividad como mecanismo para dinamizar la cadena productiva comunitaria. Dentro de este marco, aprovechemos para precisar un concepto de asociatividad. Rosales, (1997), expresa: Es un mecanismo de cooperación entre productores, sean personas naturales o empresas micro, pequeñas y medianas, en donde cada unidad productiva participante, manteniendo su independencia jurídica y autonomía gerencial, decide voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes para la búsqueda del objetivo común que determina la asociación.
En atención a lo expuesto, se aprecia que la finalidad del trabajo cooperativo debe tender a lograr el establecimiento de un modelo asociativo, donde converjan los diferentes participantes cooperativos a fin de consolidar una organización productiva de mayor robustez y potencial humano-tecnológico, con la intención de trabajar colectivamente en los ámbitos local, nacional e internacional. En este mismo orden, Liendo y Martínez (2001), expresan: “la transformación requerida por las nuevas condiciones de la economía, con el fin de superar la insuficiencia de escalas
individuales, se orienta a incentivar los procesos asociativos entre las pymes o entre la pyme y empresas grandes” (p. 311). Dentro de esta perspectiva, veamos un pequeño ejemplo de cómo los trabajadores cooperativos o del sector PYME, aplicando modelos de asociatividad, pueden trabajar en una alianza estratégica para alcanzar un beneficio colectivo. En Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, tenemos un sector denominado “Aldea de Pescadores”. Allí conviven laboralmente cientos de hombres y mujeres que se dedican a la pesca, la cual es atrapada en altamar, a través de redes que son lanzadas desde pequeñas embarcaciones llamadas popularmente “peñeros”. El hecho es que el pescado, es llevado a la ribera de la playa y allí les esperan, otro grupo de personas que poseen vehículos para carga refrigerada, negocian la carga y luego es trasladada a otros sectores de la ciudad o fuera de esta. Este trabajo colectivo beneficia a los trabajadores que allí participan, ya que actuando de forma voluntaria y libre, mientras unos capturan el pescado con sus redes y peñeros, otros lo comercializan. El éxito de este modelo productivo es posible porque los trabajadores son al mismo tiempo, propietarios y gestores de la cooperativa, generando una mayor motivación e identificación con la actividad que realizan, pudiendo ampliarse a diversas áreas económicas de la sociedad, todo dependerá de la motivación y creatividad que desarrollen los miembros de las comunidades. Este proceso asociativo comprende varias etapas, las cuales son descritas por Liendo y Martínez (op. cit.). A continuación un extracto: a) Gestación. Creación e integración del grupo asociativo. Se analiza el potencial de cada una de las empresas y las ventajas de llevar adelante el proyecto. b) Estructuración. Luego de haber definido los roles de cada uno dentro del grupo, se definen las estrategias a seguir para alcanzar el propósito colectivo. c) Madurez. Se perfeccionan los planes y métodos de trabajo para consolidarse en el tiempo. Se define la forma jurídica que será adoptada.
d) Productiva o de gestión. Se materializan las gestiones operativas y administrativas según lo planificado. e) Declinación. Ocurre cuando los rendimientos disminuyen y la relación costobeneficio del grupo es negativa (p. 314). La argumentación anterior tiene mucha analogía con el ciclo de vida de las organizaciones, donde las entidades desarrollan su proceso evolutivo a través de una serie de etapas consecutivas y la asociación cooperativa se va transformando y adaptando al entorno donde se desenvuelve. El éxito dependerá entre otros factores, de la capacidad que tengan sus líderes para: 1) fortalecer la etapa de inicio, donde se afianzan las alianzas y se vislumbran escenarios (como el tamaño de la sociedad cooperativa); 2) capacitación de todo el personal en las áreas vulnerables del proceso productivo y; 3) impulsar la creatividad y visión innovadora de los integrantes cooperativos, para garantizar la consolidación de esquemas competitivos en el mercado. En este marco de ideas, enumeraré las características más significativas de la asociatividad cooperativa: a) Ingreso voluntario. Guarda relación con la participación espontánea de los socios cooperativos, lo cual proporcionará mayores beneficios a la hora de realizar acuerdos de naturaleza legal, financiera o la gestión propia de la organización. b) Autonomía. Consiste en que la toma de decisiones es realizada a lo interno de la asociación, de acuerdo con lo establecido al inicio del proyecto. c) Potencian el beneficio de la gestión. Se incrementa la producción ya que se dedican a diversas áreas del mismo segmento productivo. También pueden adquirir bienes e insumos a menor precio si compran buenas cantidades. d) Flexibilidad. La misma naturaleza y esencia del movimiento cooperativo, le confiere un nivel de flexibilidad en diversos ámbitos como el legal, estructural y el poder cambiar el campo de desempeño con sólo decidirlo en asamblea. Esta cualidad no pueden hacerla fácilmente las grandes empresas por lo engorroso de sus trámites.
En las generalizaciones anteriores, he intentado una aproximación a los beneficios que representa para el sector PYME en general y para la economía local o nacional de nuestro país, la estructuración de redes empresariales comunitarias, que promuevan la explotación endógena de nuestras riquezas naturales y poder contribuir con la disminución en las tasas de desempleo y la pobreza en general. La dificultad radica (entre muchas otras), que el sector PYME Venezolano tiene un limitado acceso a la tecnología lo cual perjudica su capacidad de innovación y por consiguiente, afecta la competitividad de las cooperativas en un escenario que tiende a expandirse hacia mercados internacionales. Considero que el reto para la gerencia del sector PYME del siglo XXI, surge de la resultante de tres grandes vertientes: 1) la gerencia social como catalizador en la relación economía-productividad-pueblo; 2) la capacitación como recurso esencial para emprender cualquier proyecto comunitario y por ultimo; 3) el factor ético, titánicamente necesario para consolidar las políticas gubernamentales dirigidas al desarrollo del sector productivo nacional. Ya finalizando, pienso que asumir el reto antes descrito, no es una tarea fácil para los líderes gerenciales en la actual sociedad venezolana, pues nos encontramos en una coyuntura de transición sociopolítica que ha desdibujado todo el sistema de valores que teníamos como sociedad, al quererse implantar un sistema político que ha fracasado en otras latitudes. Lo que queda por hacer es continuar preparándonos y orientar decididamente nuestros esfuerzos al resurgimiento de la ética con la finalidad de contribuir con el fortalecimiento del proceso productivo nacional y acoplar, el apoyo del Estado y la participación de las comunidades como un solo equipo. Por otro lado, asegurar el retorno de verdaderos beneficios a la colectividad (responsabilidad social), lo cual sin lugar a dudas, significará que hemos encontrado el camino correcto hacia el rencuentro y la paz de toda Venezuela.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Rosales, R. (1997). La asociatividad como estrategia de fortalecimiento de las Pymes. Revista Capítulos, (51). Liendo, M. y Martínez, A. (2001). Asociatividad. Una alternativa para el desarrollo y crecimiento de las PYMES. Sextas Jornadas de Investigaciones en la Facultad de Ciencias Económicas y Estadísticas. [Consulta en Línea]. Disponible: http://www.fcecon.unr.edu.ar/investigacion/jornadas/archivos/liendoasociativ01.pdf. Consulta: 2015, marzo 19.